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Ser Feliz Contigo Mismo (Darío Lostado)
Ser Feliz Contigo Mismo (Darío Lostado)
Biografía
Planeta
Primera edición en esta colección: noviembre de 1997
ISBN 84-08-02318-7
Depósito legal: B. 41.641 -1997
Fotomecánica cubierta: Nova Era
Impresor: BIG, S. A.
Impreso en España - Printed in Spain
Prólogo ............................... . 9
I. ¿QUÉ ES LA FELICIDAD?........................................................... 13
10
mos y vivamos desde fuera de nosotros mismos. Yo te
hablo de mirar las cosas desde ti. No desde fuera de ti.
No habrá manera de ponemos de acuerdo si hablamos
desde perspectivas distintas.
Yo sé que resulta difícil mirar todo desde ti porque
los 15, 20, o 40 o más años de nuestra vida hemos es
tado viviendo, desde la mañana a la noche, con los ojos
puestos fuera y no dentro de nosotros.
Yo te estoy invitando, le dije, a experimentar algo
distinto. Te invito a mirarte a ti como sujeto de tu ac
ción, de tu pensamiento, de tu preocupación...
Pon la atención en ti como capacidad de ser feliz.
Cuando lo hagas no te refugiarás en la inactividad
sino que tendrás una postura muy distinta frente a la
acción y harás mejor lo que tienes que hacer.
Cuando intentes centrarte en ti y en tu propia aten
ción verás que todos tus problemas, tus proyectos, tus
trabajos... se agolparán en tu mente. No luches contra
ellos. Míralos llegar a tu mente y pasar por el cielo de
tu conciencia como ves trasladarse una tras otra las
nubes que se deslizan por el espacio.
Rechazar o luchar contra algo es reforzar ese algo.
La dificultad para hacer lo que estoy diciendo y lo
que trato de expresar en estas páginas está en relación
y proporción directa con la identificación que cada
uno tenga con su propio cuerpo, con sus cosas y con el
rol que ejerce en su vida.
En las páginas que te presento vas a encontrar
siempre variaciones sobre el mismo tema, como se
dice en música.
Es que si logras comprender el mensaje principal y
prácticamente único que quiero transmitirte tendrás
en tu mano la clave de tu felicidad porque estarás en el
centro de ti mismo, que es la causa, origen y fuente de
tu felicidad.
He tratado de exponer los temas con la mayor cla
ridad, como siempre he hecho en todos mis libros, evi
tando términos y frases que podrían ser más brillantes
pero que resultarían en perjuicio de la claridad.
He mezclado temas que pueden ser o resultar algo
difíciles de comprender para quienes no estén acos
tumbrados a ellos, con otros asequibles a toda clase de
personas.
11
Mi intención ha sido que estas páginas sean útiles
tanto para quienes están ya en el camino de su realiza
ción personal como para quienes empiezan a dar sus
primeros pasos en él.
12
I. Qué es la felicidad
16
En este mundo traidor
nada es verdad ni mentira.
Todo es según el color
del cristal con que se mira.
VIVENCIAS Y HECHOS.
NO PALABRAS
19
Olvídate de las palabras. Ponte ahora a sentirlo.
Ponte ahora a amar.
Ponte ahora a vivenciar que la felicidad es amor ac
tivo, efectivo, práctico, vivo, sincero, generoso y actual.
Y no pasivo, de palabras, teórico, muerto, hipócrita,
interesado y pasado o futuro.
Tú puedes vivirlo ahora si quieres.
EQUÍVOCOS
DE LA FELICIDAD
20
dan jamás como resultado un estado de felicidad y paz
inquebrantables.
Todos los goces sensibles son quebradizos e inesta
bles como la causa que los produce.
Cuando la paz y felicidad se encuentran en lo que
no es voluble y transitorio, uno se convierte en felici
dad permanente.
Suele llamarse felicidad a ciertos estados placente
ros sensibles que con la misma facilidad y rapidez con
que llegaron se van.
Son los equívocos de la felicidad que son múltiples
y variados.
La felicidad verdadera es una y única. Cuando se la
encuentra se la reconoce como tal y no tiene parecido
alguno con las excitaciones placenteras de los senti
dos.
Es frecuente llamar felicidad a lo que no es sino un
estado de ánimo eufórico, placentero o exitoso en cier
tos momentos en que todo va saliendo según los gustos
y planes deseados.
La felicidad verdadera no está ni consiste en nada
exterior a ti mismo.
PARÁBOLA
LA RELATIVIDAD DE LA FELICIDAD
26
RELACIONES FELICES E INFELICES
30
do dejan de lado las creencias y empiezan a pensar,
sentir y ver por sí mismas, olvidando la autoridad de
quienes les impusieron esas creencias.
La persona se siente libre, autónoma, cuando ve las
creencias como un conocimiento más en su existencia.
Llegará un momento en que verá algunas de esas creen
cias como absurdas o irracionales y las abandonará
como un lastre en el camino hacia La Verdad. Otras,
las verá como lógicas y aceptables.
Pero si la persona ha decidido ser auténticamente
ella misma, esas creencias que considera lógicas y
aceptables pasarán por el crisol de la propia acepta
ción.
En las personas maduras y conscientes, las creen
cias por sí mismas no se constituirán en pauta intoca
ble o norma infalible de su vida, sino en una orienta
ción hacia su encuentro con La Verdad por la propia
comprensión. En ese caso no se rechazan. Pero tampo
co se aceptan ciegamente, sino libre y conscientemen
te. Entonces dejan de ser creencias para convertirse en
convicciones personales.
Sobre La Realidad invisible que es la base de todo
lo visible sólo puede haber una postura y es la de estar
a la espera, en atención constante para que Ella se
haga presente por medio de la intuición interior que
constituye la seguridad de la fe profunda en tu propia
visión interior.
No es posible vivir con felicidad auténtica mientras
se está dependiendo de creencias que otros te han im
puesto sin la aceptación consciente y voluntaria sin
condicionamiento alguno.
Llegar a la vivencia directa e inmediata de la propia
realidad y de La Realidad Absoluta o Dios es disfrutar
y sentir el gozo profundo de La Verdad sin sombra al
guna de duda.
Eso es La Felicidad verdadera.
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FELIZ CON NADA
32
LA FELICIDAD ESTÁ MÁS EN DAR
QUE EN RECIBIR
35
La razón de nuestra alegría profunda y auténtica
reside en la convicción de que cada uno es una fuente
de vida, de inteligencia, felicidad y amor.
Y no es suficiente que esta verdad sea aceptada in
telectual o teóricamente aunque para muchos ya sería
bastante importante.
Esa verdad es La Realidad y hay que sentirla como
realidad y no como una bella teoría.
Cuando esa verdad brilla y repiquetea en nuestra
mente y se hace presencia constante y permanente en
nosotros, empiezan a aparecer los primeros rayos de
alegría estable y serena.
Cuando esa presencia se hace vida en cada momen
to, la existencia se convierte en alegría y gozo.
No hay que darle muchas vueltas. No podemos en
gañamos por más que lo intentemos tratando de ser
joviales y vivir siempre contentos con migajas de vanos
halagos o satisfacciones externas.
Si quieres ser alegre siempre, apóyate en el gozo de
tu realidad, que nunca falla.
Cuando tu plenitud esté dando sentido a tu vida en
cada instante del día y de la noche, te sentirás alegre y
feliz.
No es una idea abstracta. Es una realidad ahora, en
este instante en que lees, en cada instante de tu exis
tencia, incluso en los momentos en que te agobia algún
problema extemo concreto.
También entonces tú eres plenitud de alegría y
gozo.
En cada instante tú participas del gozo absoluto, in
faliblemente. Lo sepas o no, eres siempre gozo y amor.
Los razonamientos y frases optimistas, las lecturas
estimulantes, pueden mejorar momentáneamente tu
estado de ánimo. Pero la alegría real, efectiva, durade
ra, sólida y auténtica, sólo puede originarse y encon
trarse en Lo real y auténtico. No en ideas y palabras.
Siente tu realidad. Contacta con ella, más allá de
tus pensamientos.
Siéntela centrándote en ti mismo y al mismo tiem
po sentirás la alegría que no se pierde jamás.
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ERES MÁS Y MEJOR
LA DESVALORIZADA BONDAD
40
¿LA FELICIDAD EN PEQUEÑAS COSAS?
42
No es por las cosas por las que tú has de ser feliz
sino por ti mismo.
Tú eres ya la felicidad.
43
tables. Unos buscan amigos o personas que les com
prendan. Otros buscan el modo de satisfacer mejor
ciertos gustos o deseos. Unos buscan el éxito, la fama.
Otros el placer sensual...
Unos pocos, muy pocos, buscan La Verdad, La Rea
lidad. A estps buscadores sinceros de La Verdad hay
que decirles que:
La Verdad no hay que buscarla.
La Verdad es omnipresente. Está en ti y está en
todo.
La Verdad la encuentran, la ven y la comprenden
los sencillos y limpios de corazón y mente.
La Verdad la encuentran los que la aman más y so
bre todas las cosas y no la buscan con las elucubracio
nes y marañas de la mente sino en el silencio interior.
La mente siempre está buscando algo nuevo. Es su
trabajo natural.
Pero no se puede buscar lo que uno ya tiene y Es.
Eso se comprende cuando se paraliza la mente y se
mira en silencio hacia dentro.
Todo, cualquier cosa o situación puede ser un me
dio u ocasión para ver La Verdad.
No hay que ir a ningún maestro, a ningún lugar.
Únicamente hay que estar alerta para ver y sentir
La Verdad, La Realidad detrás de todas las apariencias
y ropajes con que se expresa.
Pero para verla fuera, para verla en las cosas exter
nas hay que mirarla, verla y sentirla primero en La
Realidad de uno mismo, en esa plenitud interna que ya
somos aunque no la gozamos porque no la vivimos
cada día, cada momento.
La Verdad no se encuentra jamás por los vericuetos
mentales, en conversaciones «racionales y filosóficas»,
en grupos de trabajo, en conferencias, en libros...
En el mejor de los casos estos medios pueden dispo
nerte para ver. Si estos medios llenan tu mente de com
plejos y difíciles conocimientos, puedes sospechar que
no son buenos ni el mejor camino hacia La Verdad.
Únicamente «los sencillos de corazón y de mente
verán a Dios o La Verdad».
La Verdad aparece por sí misma a todos aquellos
que con sencillo corazón y mente abierta se disponen a
recibirla como el don más valioso, como la perla pre
44
ciosa, dejando en segundo o tercer término todo lo de
más, que suele constituir para la mayoría el primer ob
jeto de búsqueda y deseo.
La Verdad se hace presente cuando se la anhela en
primer lugar. Jamás cuando se la busca como un hobby.
SERENIDAD INTERIOR
46
vación atenta. Por la no-acción. Evitando toda acción y
todo pensamiento.
En el silencio.
En la percepción intuitiva o, si se quiere, en la ex
periencia interna que obtiene quien se dispone quitan
do de sí todo lo complejo, todo lo complicado, todos
los razonamientos.
Para muchas personas esto puede parecer raro e
inasequible.
Pero es posible, cuando uno quiere y ama por enci
ma de todo La Verdad, lo único necesario.
Cuando encuentras La Verdad de ti en ti has conse
guido «la única cosa necesaria», has encontrado la pie
dra preciosa, la piedra filosofal.
Todo lo que estoy diciendo serán puras y bellas pa
labras si tú no lo intuyes y experimentas por ti mismo.
No necesitas nada para hacerlo sino esmerarte en
conseguir el silencio interior para que la luz aparezca.
Hazlo.
TODO ES ESPIRITUAL
EL PLACER DE VIVIR
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Año tras año, sin saborear La Vida en su vivir diario.
La Vida, con mayúsculas, es el Ser (Dios) manifes
tado en los seres vivientes.
Saber gustar y disfrutar de La Vjda en cada insigni
ficante y minúsculo ser vivo es ya un gozo profundo.
Pero sentir que uno mismo es La Vida infinita e ili
mitada, aun cuando esté accidentalmente confinada y
circunscrita en este reducido y endeble cuerpo físico,
es para sentir alegría sin sombra alguna.
El tedio y la tristeza en el vivir provienen de la in
consciencia e ignorancia.
Cuando eres consciente de la futilidad y banalidad
de todas las insignificancias que te suelen provocar esa
tristeza y preocupación en comparación con la grande
za y esplendor de La Vida, que está vibrando y expre
sándose en nosotros, te da risa y lástima de ti mismo.
Es gozoso saber que somos La Vida.
No tenemos vida. Somos La Vida. La entidad sus
tancial que somos y sostiene toda esa personalidad que
llamamos nuestra es La Vida. Ésa es nuestra sustancia
esencial y natural.
¿Qué puede haber, qué puede suceder que sea ca
paz de disminuir el gozo de ser tú y yo La Vida misma?
Únicamente la ignorancia estúpida.
Todos los errores o pecados que cometemos en
nuestra existencia tienen como causa y origen la igno
rancia y la inconsciencia.
Pero el no saber Ver y disfrutar La Vida que somos,
como la base fundamental de nuestro ser, es el colmo
de la estupidez y necedad.
Nos han dicho muchas veces que vivimos para tra
bajar y no sé para cuántas cosas más. Pero la finalidad
de la vida es Vivirla en su totalidad. No limitándonos a
estrujar el pequeño y limitado goce de los sentidos sino
vivirla y disfrutarla en su dimensión más amplia y pro
funda.
Nos pasamos los años de nuestra existencia traba
jando para conseguir dinero y más y más cosas y es
forzándonos para cuidar nuestro caparazón, nuestro
envoltorio y no tenemos tiempo de disfrutar del gran
regalo de La Vida.
Si nos ocupásemos de vivir a cabalidad La Vida, La
Vida se ocuparía de mantener nuestro cascarón y en
51
voltorio con todo lo necesario. Como lo hace con las
margaritas del campo y con el ruiseñor y la mariposa.
Al abrir los ojos por la mañana debiera brotar de
nuestro pecho un canto mucho más sonoro que el gor
jeo multiforme y cantarín de los dulces y vivaces paja-
rillos.
Pero no. Los «enormes y graves» problemas de la
subsistencia nos agobian y paralizan el intento de la son
risa no nacida.
¡Sonríe, amigo, sonríe!, me digo a mí mismo, por
que vives, porque no vives de prestado. Eres tú La
Vida, que se está expresando en esto que llamo mi per
sona.
Pero mi persona sólo es mi disfraz.
Yo soy La Vida que se viste con este disfraz.
¿Puede haber algún motivo mayor y mejor para dis
frutar del gozo de vivir?
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Dios. Eso divino es lo que está palpitando en mí y hace
que todo cuanto se expresa en mí tenga su origen en
ello.
La Vida se reviste con la forma de mi cuerpo y en el
cerebro de mi cuerpo se almacenan mis pensamientos
que, como empezaron, dejarán de existir.
Yo no soy lo que deja de existir.
Yo soy lo que existirá siempre.
La existencia es temporal.
El Ser es eterno.
Si te das cuenta de esta verdad que parece tan sim
ple, ¿no tienes el máximo motivo para ser feliz?
Aquellos que están identificados con su cuerpo y
sus ideas dicen: cuando uno muere, se acaba todo. No
queda nada.
En su perspectiva tienen parte de razón.
Si creen que son su cuerpo con ese montón de pen
samientos que es la mente, cuando se destruye el cuer
po, todo se acabó.
Pero aunque lo ignoren, Lo que ellos Son, como Lo
que Es cada uno, Eso que siempre fue, que es La Vida,
eso sigue siendo sin la forma ni el ropaje del cuerpo.
Si los que creen que todo se acaba con la muerte no
han de tener miedo ante ella, los que sabemos que se
guimos viviendo La Vida, que nunca acaba, tenemos
más motivos para estar no sólo tranquilos sino felices,
porque sabemos que al deshacerse el cuerpo nos inun
damos en La Vida, en La Felicidad.
¿Hay algo mejor?
54
El Cristo dijo tajantemente que el reino de Dios está
dentro de nosotros, ¿por qué hemos de buscarlo lejos o
en un futuro incierto?
Y ese reino de Dios está dentro de todos. No sólo de
los creyentes. De todos sin distinción. Lo creas o no.
Cualquiera que intuya su propio ser interno reco
noce que la felicidad está ahí donde el Absoluto o
Dios es, quiérase o no, sépase o no el protagonista. No
importa cómo se lo llame. Eso superior que es la esen
cia, la fuente y origen de todo cuanto se expresa en mí,
Eso es el Ser Absoluto. Eso es mi felicidad.
No esperes que te llegue un rayito de felicidad. La
tienes total y Absoluta.
CADA DÍA
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LA HONESTA SINCERIDAD
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PRESENTE VS. PASADO
EL RÍO Y YO
PLENITUD Y VACÍO
TÉCNICAS Y DESCUBRIMIENTO DE SÍ
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desarrollada. Y allí donde debía haber amor, hay desa
mor o falta de amor. Esos 7 puntos que nos faltan para
la capacidad máxima de 10 son nuestro defecto de
amor.
Cuando una persona desarrolla una cualidad en su
grado casi perfecto, por ejemplo la energía o laboriosi
dad, decimos de ella que es muy trabajadora. Si tiene
una pequeña deficiencia en el ejercicio de esa cualidad
decimos que es un poco vaga u holgazana o perezosa.
Si por el contrario la deficiencia de su energía o su ca
pacidad de esfuerzo y trabajo es muy considerable, de
cimos de ella que es muy vaga o muy holgazana.
Las tres cualidades fundamentales y básicas a las
que se pueden reducir todas las demás que constituyen
nuestra naturaleza humana son: energía o capacidad de
hácer, inteligencia o capacidad de conocer y amar, y fe
licidad o capacidad de gozar en la unión con los otros.
Nuestra vida, nuestra existencia actual en este pla
neta Tierra, es el tiempo y espacio donde debemos
ejercitar nuestras cualidades.
El fin de nuestra existencia es desarrollar esas cua
lidades potenciales y convertirlas en actuales.
Nuestra preocupación principal en la existencia de
bería ser ésta: desarrollar con el ejercicio diario esas
cualidades que somos. No tendríamos que ir buscando
cómo ser felices, mendigando aquí y allá migajas de sa
tisfacciones o felicidad.
Nuestra existencia debe plantearse, pues, en todos
los aspectos en forma positiva porque positiva es nues
tra naturaleza real.
No hay que trabajar como nos han dicho siempre
«contra» nuestros defectos sino a favor de nuestras
cualidades. En la medida en que vamos desarrollando
nuestras cualidades van desapareciendo los defectos.
Aunque pueda parecerlo, no es lo mismo trabajar
positivamente a favor de nuestras cualidades que con
tra nuestros defectos. Porque en general todo esfuerzo
compulsivo «contra» algo lo refuerza y agranda en lu
gar de eliminarlo.
Ser conscientes de la deficiencia de nuestra inteli
gencia debe llevamos a un mayor y mejor ejercita-
miento y desarrollo de ella para conocer y comprender
más y mejor.
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Ser conscientes de nuestros estados de rencor y de
samor debe conducimos a tomar conciencia de que
hemos de ejercitar en cada momento el amor que ya
somos potencialmente pero necesitamos desarrollar
en un grado mayor.
Ser conscientes de nuestra pereza o debilidad o re
chazo al esfuerzo y trabajo debe animamos a ejercitar
la energía que somos, como base de nuestro ser.
Pero la educación que hemos recibido se funda
mentó en luchar contra nuestros defectos.
Nos hemos pasado la vida dando golpes de ciego
contra fantasmas inexistentes.
Ejercitar todas las capacidades es realizarse como
personas. Es hacer reales las cualidades que son po
tenciales.
Creo que no es necesario explicar que lo que somos
como realidad son esas cualidades que hemos señala
do. Basta con observarse. Toda la capacidad y posibili
dad de hacer y querer hacer algo es expresión de la
energía que somos. Toda esa tendencia que sentimos
hacia la verdad, hacia el conocimiento de todo cuanto
nos rodea, es la exigencia de la inteligencia que quiere
expresarse. Todo el sentido de sociabilidad y la ten
dencia a unimos con alguien y compenetramos con al
guien no es sino la exigencia del amor que somos que
anhela manifestarse tanto activa como pasivamente.
Dando y recibiendo. Sobre todo dando, porque ésa es
la manera de expresar lo que se tiene y se Es.
Así pues, ¡no tienes defectos! ¡Enhorabuena!
Pero tienes algunas cualidades muy poco desarro
lladas. Eso es lo mismo que decir que tienes algunos
defectos gordos. Pero recuerda que esos defectos son
únicamente deficiencias en el desarrollo de tus cuali
dades respectivas.
¿No es acaso una causa de felicidad el saber que
todo lo que somos es, en sí, bueno, positivo? No es un
halago ni una idea optimizante. Es la realidad. Somos
Felicidad.
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TODO ES COMO TIENE QUE SER
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II. Vivir la felicidad
CANTAR SIEMPRE
Está lloviendo.
Los alegres y bullangueros pajarillos cantan y lle
nan con sus trinos los árboles húmedos.
Para ellos ni las nubes negras, ni los fragosos true
nos, ni la incesante lluvia resultan impedimento algu
no para expresar su alegría y regocijo. Saben que el sol
está por encima de esas nubes negras cargadas de tor
mentas.
Los pajarillos en su instintivo conocimiento natural
saben que luego o mañana los bañará el sol radiante y
cálido.
Saben también que su naturaleza es gorjear a pesar
de todo, sobre todas las contrariedades, sobre todos los
inconvenientes y molestias.
Ahora no pueden salir de sus leves y reducidos co
bijos bajo las ramas. Pero cantan. Siguen cantando.
Trinar y gorjear es lo suyo. Y eso es lo que hacen.
¿Aprenderemos algún día de los pajarillos?
Lo nuestro es ser conscientes, amar, ser felices.
Pero no somos conscientes ni de lo que está más
cerca nuestro: nosotros mismos. Quizás ni nos ama
mos a nosotros mismos.
Cualquier pequeña y exigua nubecilla nos ahuyenta
la alegría, cualquier minúscula contrariedad nos apa
bulla y nos hunde.
¿Por qué no cantar siempre si somos gozo y alegría?
Pasan los días y los años y nosotros seguimos igno
rando lo más simple y lo más importante: lo que somos.
Nos llenamos la boca y la cabeza de palabras y pa
labras y hasta de frases e ideas bellas como que «somos
hijos de Dios», «somos los reyes de la creación», etcé
tera, pero seguimos viviendo como pobres infelices
condenados a la tristeza.
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¿Qué nos pasa?
La lluvia sigue cayendo y los pajarillos siguen can
tando.
YO SOY EL UNIVERSO
La materia no es material.
Sí. Parece una contradicción. Es una paradoja.
Acostumbrados a ver y pensar como se nos ha en
señado, vemos únicamente la superficie de las cosas.
Cuando los científicos investigan en profundidad lo
que llamamos materia, encuentran que eso que es visi
ble y exteriormente vemos como materia física, exten
sa, no es sino una serie de interacciones y procesos que
en sí mismos no tienen nada de material.
La más mínima partícula de materia no es sino
energía. Y la energía en sí no es una cosa, no es algo ex
tenso.
La actividad de los «hadrones» con el proceso de
sus protones y neutrones nos enseña que no hay que
buscar ningún ser exterior ni distinto de ellos para su
causación.
Cuando la mente humana no conoce o intuye lo
Uno, el Ser Uno, se refugia y encierra en el principio
de causalidad: «Todo tiene una causa.» Pero hasta el
principio mismo de causalidad ha de admitir su excep
ción: todo tiene una causa menos la causa incausada.
La mente no llega a la comprensión de esta causa
incausada.
Desde una simple observación superficial del Uni
verso que vemos y nos rodea hasta la más profunda in
vestigación de la energía, de la luz y las partículas
subatómicas, nos vemos obligados a admitir que ese
Universo que llamamos material o físico no es sino un
infinito y eterno juego de interacciones. Interacciones
de energía y no de materia.
La interacción crea lo que llamamos materia y no a
la inversa.
Cada uno de nosotros es en el fondo únicamente
81
energía consciente de su propia interacción. Esa ener
gía en sí no tiene forma alguna. Pero se manifiesta en
formas infinitas. Cada célula, molécula o átomo es ya
la expresión de nuestra energía. Porque la energía es
Una y única, aunque sean infinitas las formas en que
se expresa.
Eso por lo que yo soy yo, eso es también el Universo.
La afirmación: «yo soy el Universo» no es solamente
verdadera en el sentido de que para mí el Universo es en
tanto y en cuanto yo tengo conciencia de él, sino que la
energía indivisible y única que sostiene y crea el Univer
so es la misma energía en mí. La realidad de la energía
en mí es la misma realidad del Universo. Esa energía es
indivisible. Por lo que no puedo decir: soy parte de la
energía del Universo. Y una partícula de tierra podría
pensar y decir lo mismo, si fuera consciente de sí misma.
La energía que me constituye a mí es la misma que
te sostiene a ti. La misma que hace florecer el rosal,
mantiene a las estrellas en su giro infinito por el espa
cio y dirige el movimiento de protones y neutrones de
los átomos que constituyen todos los seres cuantitati
vos del Universo.
Si en lugár de estar detenidos y aprisionados en los
esquemas mentales en los que hemos sido instruidos
nos decidiéramos a ver e intuir por nosotros mismos,
nuestra conciencia se expandería y respiraríamos los
aires frescos de nuestra realidad superior, fecunda
mente brillante y gozosa.
La expansión de la conciencia es la gran aventura.
84
permanente compañero de viaje que es nuestro pensa
miento.
Quedarse solo para estar presente ante sí mismo.
Cuando eso se logra, uno es libre.
Ahí no hay presión alguna. No hay nada ni nadie
que interfiera en nuestra vida. Es el aprendizaje de la
libertad interna.
No nos engañemos. Sin esa libertad interior no lo
graremos nada verdaderamente eficaz. Sólo y única
mente en libertad interior puede encontrar el ser hu-
. mano paz y gozo.
Cualquier apariencia de dicha y felicidad sin liber
tad interior es un nuevo espejismo fugaz.
Cualquier momento en que se consiga ese «estar a
solas consigo mismo», hasta sin pensamientos, es cau
sa y origen de paz y armonía. No es solamente válido
para ese momento sino que la persona vive luego los
hechos de la vida diaria con una luz especial, con una
iluminación y fuerza distintas.
Si el lograr esa quietud de la mente y esa libertad
interior no fuera posible, todo lo que decimos sería
una bella teoría pero inútil. Pero no. Lo que propone
mos es algo factible.
"Nos han enseñado a pensar pero nunca nos enseña
ron a «no-pensar». Y en el «no-hacer» y el «no-pensar»
está la clave y el origen para pensar y hacer correcta y
libremente.
Después de tanto hacer y pensar, necesitamos entrar
en el reposo de la «no-acción» y el «no-pensamiento».
De ese reposo surgirá un nuevo pensar y un nuevo
hacer.
Cuando nos deshagamos del lastre, nuestro barco
podrá navegar, ahora está inundado y sumergido. O
a lo sumo navega sin timón y sin rumbo fijo. O en el
mejor de los casos con un rumbo impuesto, prefijado y
falto de libertad.
En sí mismo, lo que propongo es o debería ser lo
más simple, lo más fácil. Pero resulta lo más complica
do porque estamos hechos y educados en la compleji
dad de las ideas y pensamientos.
Ver es más fácil que juzgar. En cambio casi nunca
y casi nadie ve sin juzgar. No suele darse la mirada
simple e inocente. Siempre la coloreamos con el juicio
85
de ideas preconcebidas, de las apariencias y aprendi
zaje del pasado.
Nos saltamos lo fácil y simple para ir a lo complejo
y difícil. Así resulta que lo fácil lo hacemos difícil. Y
todo por culpa de los pensamientos, de las ideas y jui
cios. Pensamientos y juicios que son o deben ser útiles
instrumentos se convierten en graves obstáculos para
vivir libremente.
Al quedamos a solas con nosotros mismos, sin ideas
ni juicios, debemos prescindir también de cualquier
deseo o expectativa de lo que vayamos a conseguir.
Hay que estar a solas consigo mismo. Sin esperar
nada. Sin desear nada. Lograrlo es estar en el principio
de la transformación de la vida. Todos los valores y es
quemas anteriores se dan vuelta, y la vida empieza a
ser vivida con ojos nuevos, con ánimo nuevo, con valo
res nuevos, con dirección nueva.
En ese estado de silencio interior se tiene el má
ximo contacto con El Ser, con La Vida, con Lo Abso
luto.
Los goces y sufrimientos existenciales, temporales
y pasajeros están en la mente. Son, como es la mente,
inestables, fugaces, imprevistos unas veces, previsibles
otras, pero siempre irreales, mentales, ilusorios.
En ese espacio silencioso de nosotros mismos, en
cambio, está el gozo permanente, sin sombras, siem
pre vivo y real.
La energía consciente y amorosa, unitaria y total
que somos se percibe, se siente y se goza únicamente
en el silencio interior.
Acostumbrados a movemos y valemos en la vida
únicamente de la energía física y mental, hemos olvi
dado que la más valiosa y auténtica energía de donde
brota y se origina todo cuanto se mueve en nosotros
está en el silencio interior, en el vacío fecundo de Eso
que somos como base y fundamento, como eje de
todo cuanto aparece como forma y manifestación.
Esta forma y manifestación es nuestra persona o per
sonalidad.
Eso que somos es pura energía inteligente y amoro
sa. Una inteligencia que es visión y comprensión pura
de la totalidad y no una nueva percepción de formas o
manifestaciones concretas.
86
La mejor calidad de vida se conseguiría si lográra
mos deshacemos de tanta complejidad y tantas necesi
dades superfinas.
De nada sirve mejorar la calidad de vida física y
material si seguimos esclavizados por las ambiciones
sin medida y por la esclavitud de ideas, formas y com
plejidades de cualquier tipo que sean.
La mejor calidad de vida consiste en lograr vivir
con plena libertad interior.
88
Es evidente que existe una interdependencia gene
ral en el mundo espacio-temporal.
Es igualmente cierto que cuando uno toma con
ciencia de su verdadera naturaleza, se da cuenta de
que no depende de nada exterior, pero sin depender
del otro se siente más Uno con los otros y con Todo.
Se da la paradoja de que cuanto más independien
te, más Uno con los demás te sientes, y cuánto más
Uno, menos dependiente de nada ni de nadie.
La relación de los «egos» es enriquecedora y «en-
gordadora» de la idea falsa, vanidosa y necia de la pro
pia autoafirmación por lo que los otros piensan y sien
ten sobre nosotros.
Yo soy yo, aparte de todo lo que me venga del exte
rior en forma de aprecio, estima, juicios valorativos
positivos o negativos, halagos o improperios.
Cuanto más consciente soy de mi verdadera natu
raleza, menos necesito apoyarme en nada exterior y
más puedo comunicar mi riqueza y plenitud sin espe
rar recompensa alguna y con una mejor aceptación
comprensiva por parte de los demás, sea el que fuere el
nivel de conciencia en que se encuentren. Porque en
tonces mi comunicación no es competitiva sino gene
rosa y amorosamente comprensiva.
90
realizar con lo mejor de sí mismo lo que se está ha
ciendo hoy, aunque parezca impropio, inútil, anodino
y aburrido.
Si no estás haciendo lo que amas, ama lo que haces
para que puedas hacer siempre lo que amas y quieres.
Lo que hoy tienes que hacer es lo mejor del mundo,
si lo. haces con lo mejor de ti mismo.
No busques otra cruz distinta de la que La Vida ha
puesto hoy sobre tus hombros. Ésta es la mejor porque
es la tuya.
Si hoy llevas bien ésta, quizás mañana La Vida te dé
la que tú deseas y esperas.
A veces hay que tener paciencia.
Si no obstaculizas el plan de La Vida sobre ti, segu
ro que obtendrás lo que es mejor para ti.
Dios o La Vida escribe siempre recto, incluso cuan
do a nosotros nos parezca torcido.
A veces, no frecuentemente, se encuentran algunas
de esas personas excepcionales que se sienten conten
tas con su vida y su situación, totalmente contentas a
pesar de estar su vida llena de duras pruebas y sufri
mientos.
Es fácil estar conformes con La Vida cuando todo
rueda y se desarrolla según nuestro gusto y agrado.
Pero no lo es tanto cuando la carga es pesada y desa
gradable.
Aceptar la vida que nos toca vivir tal como ella es y
no como nosotros quisiéramos que fuera es un elevado
grado de sabiduría.
A veces lo que ocurre en nuestra vida es porque no
sotros lo hemos provocado haciendo lo que no debía
mos hacer o dejando de hacer lo que debimos haber
hecho. Quizás la Vida nos tenía reservado otro destino.
Pero con nuestra torpeza lo trastocamos. Entonces,
únicamente nos queda ser responsables de lo que hici
mos mal y aceptar sus consecuencias.
Sea como sea, siempre las cosas son como tienen que
ser. Tanto si hemos sido nosotros los responsables como
si es La Vida la que ha señalado que es así como debe
ser, lo único sabio y sensato es aceptarlo tal como es.
91
¿CUÁL ES LA CAUSA DE LOS TEMORES?
94
melancólicos del pasado ni se crean e imaginan peli
gros y amenazas en cada momento y en cada cosa.
La mente es una magnífica servidora, pero una de
sastrosa y tiránica dueña.
La mente es la ayuda y medio indispensable para el
desarrollo de nuestra vida existencial espacio-tempo
ral. Pero es funesto y nefasto no trascenderla y quedar
atrapado en sus redes engañosas.
La mente puede ser un medio para encontrar tam-
■ bién el camino de la verdad. Pero puede constituirse
igualmente en la cárcel de los tormentos y temores
imaginarios.
Además de todo lo dicho, es necesario advertir que el
problema que subyace en todos los temores es el apego.
Estamos apegados a cosas, personas, objetos, ideas,
fantasías. Estamos apegados a la vida física, a la idea
que tenemos sobre nosotros mismos, a nuestros afec
tos. Y este apego crea el miedo y la ansiedad.
En la filosofía oriental existe como base para en
contrar la felicidad el camino del no-apego. Y en la en
señanza occidental cristiana se propone como camino
y norma para la perfección lo que se ha llamado la in
diferencia ignaciana, por haber sido Ignacio de Loyola
quien la enseñó especialmente. Esta indiferencia, igual
que el desapego, nos lleva a poseer y tener como si no
tuviéramos. Tener cosas, afectos, preferencias, pose
siones, relación con personas sin estar apegados o de
pendientes de nada, como si no tuviéramos nada.
Quien vive así jamás tiene temor de perder nada.
Es la gran enseñanza de la sabiduría oriental y occi
dental.
Siempre es lo mismo.
La ignorancia y la inconsciencia son siempre las
causantes de la infelicidad.
Lo podemos observar cada día. En los demás y en
nosotros mismos.
95
Lo solemos ver más fácilmente en los demás pero
con un poco de sincera honestidad lo advertimos tam
bién claramente en nosotros mismos.
A veces resulta patético y grotesco ver con qué aires
y gestos ridiculamente orgullosos muchas personas in
tentan sentirse y mostrarse superiores a los demás.
Es de sobra evidente que quienes intentan parecer
superiores a los demás, lo hacen porque en el fondo se
sienten inferiores.
La actitud, porte y gesto orgulloso son el signo más
evidente de la debilidad y vulnerabilidad de una per
sona.
Cuanto más se esfuerza el orgulloso por conseguir
sentirse superior a otros y manifestarse de esta mane
ra ante los demás, mayor es su sufrimiento al ver que
los otros son superiores a él, por lo menos en algunos
aspectos.
A mayor orgullo, más sufrimiento.
Las manifestaciones orgullosas son variadísimas.
Desde el vanidosillo en su apariencia física o forma de
vestir, hasta el prepotente borracho de poder y dinero
o el pseudo-altruista generoso o pseudo-místico reli
gioso. Todos ellos se creen en la cima del poder, de la
bondad o la verdad y miran con ojos compasivos a los
demás, a quienes consideran arrastrándose en la mise
ria, el vicio y el error.
El orgullo siempre camina de la mano de la envidia.
Hay una ley en psicología que habla de las compen
saciones. Cuando alguien se ve o se siente inferior en
algo a los otros con quienes convive, se esfuerza por
compensarlo tratando de ser o parecer más en otra
cosa.
En sí misma, esta ley de la compensación podría ser
útil y provechosa si se reconoce con honestidad la ver
dad en el afán de compensación. Pero suele ser una ten
dencia sutilmente subconsciente y por tanto patológica.
Hay que reconocer como muy natural la tendencia
de la persona a superarse y ser más y mejor de lo que es.
Pero el orgulloso tiene siempre como meta el cre
cer, y que los demás crean, que él es superior a ellos.
Todos conocemos personas con cualidades muy de
ficientes que se esfuerzan por todos los medios en lla
mar la atención de las maneras más peregrinas. Se ha
96
cen casas llamativas y frecuentemente de mal gusto,
adquieren automóviles diversos y ostentosos, alardean
de tener dinero y fanfarronean de las formas más in
sospechadas.
Quien se esfuerza por aparecer superior a los de
más en algo, lo hace porque en el fondo se siente infe
rior en eso mismo de lo que alardea o porque quiere
compensar de esa manera la inferioridad que siente en
otros aspectos más importantes y trascendentes.
En esa carrera por querer aparecer más y mejor, el
orgulloso se siente siempre sumido en el tormento de
una competencia envidiosa que desemboca en disgus
to, rabia, malhumor e infelicidad.
Quien tiene aspiraciones de superación de sí mis
mo no compite ni se compara con los demás. Le basta
con llegar a su propia meta.
Orgullo, ambición de dinero, honores, envidia,
odio, deseo de apariencias, fanfarronería... de cual
quier manera que se mezclen y combinen en la cocte
lera dan como resultado siempre descontento, tristeza
e infelicidad.
Quien sabe lo que Es no se ocupa de parecer nada.
Quienes tienen y sienten vacío interno tratan de lle
narlo con apariencias y fruslerías.
El sencillo, llano y modesto no necesita competir ni
compararse con nadie.
El orgulloso siempre se encuentra en el fondo del
infierno de su vacío.
«Dime de qué te glorias y te diré de qué careces.»
Esto es cierto incluso en los casos en que aparente
mente una persona se jacta de algo que evidentemente
tiene, como puede ser por ejemplo dinero. Los que se
glorian de tener dinero no lo tienen en la medida en
que les está exigiendo su ambición desenfrenada. Se
ufanan porque en el fondo se sienten más pobres que
los demás por lo lejana que ven la meta de su ilimitada
ambición. Por eso se sienten pobres, en relación y
comparación con lo mucho más que ambicionan llegar
a tener.
El orgullo es un mal compañero de viaje para reco
rrer con felicidad el camino de la vida.
97
¿ES BUENA LA SOLEDAD?
100
lenciarla y liberarla de toda la actividad a que se ve so
metida en el bullicio y ajetreo diarios.
En esa quietud y silencio mental encontrarás tu
cielo. Y en él verás y comprenderás todo con total cla
ridad.
¡Bienvenida, soledad con amor!
A veces parece
que todos los caminos se cierran,
que la noche es eterna,
que el invierno ha congelado los corazones,
que np existen más rosas,
que tu destino son las lágrimas,
que no hay sino soledad para ti,
que hasta han desaparecido las estrellas,
que la sonrisa se apagó sobre la tierra,
que los días son cortos y lluviosos y las noches intermi
nables y sin luna,
que no hay espacio alguno para tus pies,
que no hay salida en la calle de tu vida,
que la indiferencia aprisiona tu corazón...
104
que hasta en el desierto más árido y seco hay alguna
flor,
que las lágrimas, como el agua, dan vida y fecundidad,
que tú eres el mejor amigo de ti mismo,
que tu alma es un cielo lleno de luz y de estrellas,
que dentro de ti el rostro de Dios sonríe,
que en ti está el sol radiante. Sólo es noche si le das la
espalda,
que el mundo es ancho y no ajeno sino tuyo porque tú
eres el mundo
que norte, sur, este y oeste son puntos para tu elección,
que tú eres amor pleno.. Estás destinado a dar más que
a recibir.
AMOR-VIDA
108
tal cosa», ya está expuesto a error. Lo que afirmo o nie
go acerca de lo que percibo está condicionado y conta
minado con los conceptos y valores que tengo del pa
sado.
Todo lo que pensamos y hablamos acerca de la so
ciedad, de la juventud, de la educación, de la política,
de la economía, del deporte, de la religión, del modo de
ser de una persona... todos los juicios que tenemos o
hacemos acerca de cualquier tema, los consideramos
juicios y pensamientos nuestros. A veces, incluso nos
sentimos muy orgullosos de tener una determinada
opinión que nos parece original y llamativa. Y hasta la
mantenemos o la exponemos, no sin un cierto senti
miento de orgullo.
Pero todo eso que pensamos u opinamos es lo que
nos han enseñado en la Universidad, en la escuela, en
la iglesia, en casa... Todo suele ser impuesto por otros.
Son conocimientos de segunda mano. Y en el mejor
de los casos, cuando creemos que hemos sido noso
tros los autores auténticos de nuestras ideas y pensa-
- mientos, hemos estado condicionados por otras ideas
del pasado.
Reconocer esto es un duro golpe a nuestro orgullo
personal. Pero hemos de aceptarlo.
Nosotros sólo somos sujetos autores de nuestra
percepción.
De ahí que el conocimiento de nuestro yo verdade
ro únicamente puede adquirirse por la visión directa,
intuitiva de nosotros mismos.
Los juicios que hacemos sobre nosotros mismos ya
están desvirtuados con conceptos recibidos del pasado.
En la visión directa y personal hay verdad total. En
el juicio no.
Pocas cosas son mías de verdad si es que hay algu
na totalmente mía.
Los conceptos, ideas y pensamientos que tengo so
bre personas, situaciones y cosas, claramente no son
míos.
Lo único auténticamente mío soy yo mismo. Y en
ese caso el poseedor y lo poseído son lo mismo.
Mi visión y percepción podría llamarlas mías. Pero
en realidad yo soy mi percepción. Yo soy la conciencia
que ve y percibe. Soy la percepción misma.
109
Tengo motivos más que suficientes para estar con
tento y feliz de mí, de mi realidad verdadera, de mi
«yo» profundo. Pero no tengo ningún motivo para glo
riarme y enorgullecerme de mis cosas, de mis pensa
mientos, ideas... Puedo aparecer legal o jurídicamente
dueño de esas cosas que poseo. Pero auténticamente y
de verdad no soy en el fondo dueño de nada sino de mí
mismo.
El necio y estúpido hijo del rey se gloria de poseer
harapos y trastos viejos que ni siquiera le pertenecen
en lugar de sentirse dichoso y afortunado por su natu
raleza real.
¿Y nosotros qué?
110
Es cierto también que entre las personas con las
que uno se relaciona se eligen algunas con las que se
tiene una mayor confianza, amistad o intimidad. La
selección de unas personas para relacionarse habitual
mente no está en contra del sentido de unidad del que
hemos hablado antes. Incluso se puede evitar para uno
mismo o para otros el trato con ciertas personas, que
puede resultar perjudicial. Lo que no impide que el
sentimiento hacia ellas sea amoroso. Evitamos enton
ces el trato con dicha persona porque su conducta, no
ella, puede resultar perjudicial.
La expresión tan manida del Amor Universal no tie
ne sentido para quien comprende claramente lo que es
la Conciencia de Unidad.
Si la Conciencia de Unidad no está suficientemente
arraigada en nosotros, nos sentiremos fundamental
mente pérsonalidades separadas unas de otras, y en
ese contexto el Amor Universal puede ser una bella
pero utópica expresión.
Cuando nos sentimos uno con el Universo y con el
Uno que sostiene y anima todo cuanto existe, nos da
mos cuenta de que ya no hay «otros» sino que todos so
mos Uno. Entonces sólo hay amor. Ni Universal ni par
ticular. Sólo hay amor, unidad.
Cuantos más adjetivos calificativos o determinati
vos demos al amor, más inauténtico es.
Cuanto más exclusivo y limitado a un círculo deter
minado de personas es el amor, más pequeño, pobre,
destructible y destructivo es.
Antes que amar a nadie hay que amar el amor, la
unidad que nos identifica y unifica.
Cuanto más se ama el amor, menos exclusividades
y predilecciones amorosas existen.
Muchas personas piensan que para amar mucho o
demostrar que aman mucho a una persona en especial
ha de existir mucha diferencia entre el amor que tie
nen a esa persona y el que tienen a los demás.
El incluir en su amor a las demás personas no dis
minuye el amor que sienten hacia el ser más querido,
sino que lo aumenta y le da categoría de verdadero y
auténtico.
Sí, sí, me decía una persona, todo eso es muy eleva
do pero muy teórico.
111
Eso no es ni elevado ni teórico. Cuando uno lo mira
y observa detenidamente se da cuenta de que es muy
lógico y evidente. La gente sencilla lo ve sin que nadie
se lo haya enseñado.
Es mucho más teórico ese supuesto amor que una
persona dice tener a otra, pero que al menor contra
tiempo o embate de la vida se derrumba y se convierte
en odio o indiferencia. Ése sí es un amor teórico, de
puro sentimentalismo o palabra.
Al amor basado en la comprensión y visión de la
unidad no lo destruye nada.
Quien cree amar a una sola persona y excluye a los
demás de su amor no puede disfrutar de la felicidad
fruto del amor verdadero, porque el temor a que se
desvanezca o desaparezca el objeto de su amor le ate
naza permanentemente.
La felicidad que se basa en un amor pequeño, úni
co y exclusivo a una persona es tan inestable que no
merece el nombre de felicidad sino el de placer mo
mentáneo.
El amor exclusivo hacia una sola persona no es El
Amor sino una idea pequeña y raquítica del amor. Y
las ideas como vienen se van.
El amor es Lo que Es: Eso invisible que hace que
todo lo existente visible se conserve en la existencia.
Si el Amor o, lo que es lo mismo, ese sentido o ten
dencia a la unidad desapareciera, los seres visibles o fí
sicos también desaparecerían por desintegración. El
amor los mantiene en esa existencia unitaria.
Solemos manejarnos en esta existencia espacio-
temporal con el concepto del amor entre personalida
des. O lo que es lo mismo, con el amor basado en la
dualidad o multiplicidad. Pero aun dentro de ese amor
relativo existen grados. Entre ellos, uno de los grados
más endebles y menos auténticos es el amor exclusivo
a alguien.
El amor que se dice tener a una persona excluyen
do a los demás es tan débil e inconsistente, por intenso
que parezca, que es más un sentimentalismo que amor
verdadero.
112
LA GRAN TAREA: LIBERARSE
LA ILUMINACIÓN
116
Mientras subsiste la idea de personalidad indivi
dual en alguien, no está iluminado.
Cuando llega la iluminación, desaparece la idea de
personalidad. O dicho a la inversa: cuando una perso
na sabe, comprende y siente que ella no es una indivi
dualidad separada, cuando se da cuenta y siente que
ella no es esa manifestación visible e individual que la
distingue de los demás, entonces está iluminada, está
instalada en el centro de su realidad impersonal. Se da
cuenta que lo que ella es trasciende todo lo que es su
manifestación individual.
Quien busca la iluminación no la encontrará jamás.
Cuanto más se esfuerce en buscarla y perseguirla, más
se aleja de ella.
La iluminación en sí no puede ser objeto de bús
queda.
La iluminación sobreviene cuando uno anhela,
busca y desea más que ninguna otra cosa en el mundo,
La Verdad de sí por encima de todo.
Cuando se llega a la verdad de sí, uno se da cuen
ta de que no es distinto de La Verdad, que él no es el
buscador y La Verdad lo buscado. Se da cuenta de que
no hay dualidad. Sólo hay conciencia de ser lo que
se es. Eso es La Verdad. Uno es La Verdad, La Rea
lidad.
Cuando alguien se da cuenta de esto y ve que no
hay «una persona» que haga esto o aquello, que reciba
esto o lo otro, está comprendiendo que él no es esa per
sona separada e individual. Lo individual, lo personal,
no es sino la manifestación del sí mismo, del «yo» ver
dadero impersonal, de La Realidad.
Cuando alguien comprende esto con claridad le
está sobreviniendo la iluminación. Pero entonces ya no
dirá: «yo estoy iluminado», ni «yo he conseguido la ilu
minación». Porque el «yo» personal ya no existe. Si to
davía existe, es que no ha comprendido. No ha habido
iluminación.
¿Qué hacer entonces para recibir la iluminación?
Simplemente estar siempre atento para conocer y
Ver la verdad. Cuando esa actitud es permanente, cuan
do hay un sincero amor a La Verdad, ésta se hace pre
sente. Entonces tú y La Verdad formáis un matrimonio
donde no hay dos sino una sola realidad.
117
Desear la iluminación es propio del «ego». Y el «ego»,
aunque tiene tanta importancia en la vida existencial de
la mayoría de las personas, es Don Nadie. El «ego» es
una pura idea falsa, una estructura mental de nosotros
que desaparece o queda reducida a su función elemen
tal pitra la supervivencia natural y personal.
DESEOS Y SUFRIMIENTO
120
Sé que a pesar de todas las injustas y sucias profa
naciones que se cometen contra el Amor, detrás de
cada acción humana está palpitando e impulsando
todo, aun lo que parece sensual y egoísta, la fuerza in
finita del amor.
Cuando se eleve el nivel de conciencia y se salga del
error, la misma fuerza del amor hará que del cieno
surja el rosal florido y oloroso y que la informe oruga
se convierta en vistosa y multicolor mariposa.
EL DESALIENTO
122
CONOCERSE
126
absolutamente indispensable conseguirlo y tenerlo sin
apego febril y paranoico.
Resulta difícil pero es posible conseguirlo y tenerlo
con el sentido moderado y relativo a su necesidad.
El dinero no da la felicidad ni ayuda a conseguirla.
Sólo se consiguen cosas y confort material con él. La
felicidad es totalmente de otro orden y nivel.
¿Desenmascararemos algún día al demonio vende
dor de estiércol?
TIEMPO DE OCIO
128
vertencias que se le hicieron, ahora debía ser capaz
también de asumir las consecuencias.
El uso del libre albedrío es así. Libertad para elegir
y decidir y también para asumir las consecuencias.
A veces este reconocimiento y aceptación puede re
sultar doloroso. Pero es la mejor terapia. Es la mejor
enseñanza.
Cada uno puede y debe aprender de la experiencia
si es honesto y sincero consigo mismo.
130
ran, que no le gritaran, que ya sabía que ellas eran la
manifestación de Dios o Dios manifestado en ellas.
El mismo Francisco veía y sentía que cada persona
era expresión viva de Dios. No sólo lo veía en el rostro
cándido de un niño o en la bondad y cordialidad de al
gunas personas justas y santas sino también en el in
justo, el torturador, el malvado y el antipático.
El Absoluto también se manifiesta en las deformi
dades, en la fealdad y la anormalidad.
El Ser y los seres no son Uno solamente en lo que
vemos de apariencia buena y bella. El Ser es Uno tam
bién en todo lo que nos desagrada. Allí también hay
que ver y sentir al Ser Absoluto o Dios como base de lo
que llamamos deforme o feo o enfermo o malo.
Ver al Ser Absoluto o Dios en la sonrisa de un niño
o en un perfumado jazmín o en la sublime belleza de
un atardecer de primavera, o en la mariposa multico
lor o en los acontecimientos gratos, bellos y armonio
sos, resulta fácil.
Pero no resulta tan fácil ver el rostro del Dios bue
no y amoroso en la furiosa destrucción de un volcán
en erupción, en el cruel dolor de un canceroso, en la lí
vida cara de un enfermo de SIDA, en la obscena vileza
de un violador o en la ferocidad mortal de un animal
salvaje.
EÍ Ser Absoluto también se expresa a través de todo
ello. Si Dios es Absoluto lo es en todo y no sólo en lo
que me parece agradable y bello.
A muchos puede resultarles difícil de entender.
Pero basta con mirarlo detenidamente y todo aparece
como lógico y necesario.
Los orientales representan a Shiva como el Dios de
infinitas caras y manos. Ésa es la verdad.
La idea del Dios falso que se nos ha inculcado se re
fiere a parcialidades del Ser Absoluto según la conve
niencia o adaptación a nuestra mente humana limita
da y egocentrada.
El Ser Absoluto o Dios es Todo.
Nada hay ni puede haber fuera de Él. De lo contra
rio no sería absoluto.
Él es la base de todo. No sólo de lo que nos resulta
bello, bueno y agradable sino también de lo repugnan
te, cruel y desagradable.
131
Tenemos por negativo y llamamos malo todo aquello
inconveniente q ingrato. Es el juicio mental humano.
Las cosas, la realidad en sí misma, son siempre
buenas. Es lo que tiene que ser.
Quien sabe ver y comprender que todo, tanto lo que
llamamos bueno y bello como lo que llamamos malo,
feo y desagradable, son diversas formas o manifesta-
cionés del mismo Ser Absoluto, tiene conciencia de
unidad.
Y sólo quien tiene conciencia de unidad es amor y
respira amor.
Sólo quien tiene conciencia de unidad ve y siente a
todos en sí y a sí en todos.
Quien tiene conciencia de unidad sabe que somos
Uno, que somos Amor. En él no hay lugar para el de
samor.
El desamor es propio de la dualidad, de la división,
de la rivalidad.
Sabemos que aún en el concepto más común y ge
neralizado entre las personas, amor significa siempre
tendencia a la unión con otro.
Hay armonía y paz cuando hay acercamiento, deseo
de unión. Por el contrario la desarmonía y la guerra se
manifiestan en alejamiento y distancia.
Vivir con sentido de unidad es vivir con amor.
No solemos vivir en nuestra vida diaria según este
sentido de unidad, de amor profundo. Pero estamos
llamados a ello.
Solemos relacionamos y amamos con ese amor re
lativo o de personalidad.
Pero aun dentro de esa clase de amor no perfecto
o relativo hay grados y niveles diversos. Y aun rela
cionándonos con amor de personalidad podemos
conseguir amar con un amor de generosidad cada día
más limpio de egoísmo y más perfecto, como veremos
luego.
132
AMOR RELATIVO O DE PERSONALIDAD
136
Si se analiza con sinceridad y calma, veremos que
es aquí,, en esto, donde radican muchos o todos los pro
blemas de celos y apegos amorosos.
Muchas personas no aman ni viven en libertad por
que son prisioneros o juguetes del apego de su amor.
Muchos aman con intención de amor generoso.
Tanto, que serían capaces en algunos casos de dar su
vida por la persona amada. Pero de hecho Son prisio
neros de su propio amor o del objeto de su amor. Y por
más que se quiera cantar y ensalzar esa esclavitud de
amor, toda esclavitud o dependencia es signo de un
amor no puro, no totalmente auténtico.
O se transforma y purifica ese tal amor-esclavitud o
estará siempre expuesto a los vaivenes del estado de
ánimo y quizás hasta condenado al fracaso.
El amor, para que sea fecundamente gozoso, ha de
liberar tanto a quien ama como a quien es amado.
Cuanto más va madurando la persona en su evolu
ción, más libremente ama y menos dependencias tiene
con respecto a la persona amada.
Í42
«TE CONOZCO MUY BIEN»
148
No es posible que una persona llegue a su realiza
ción personal, ni siquiera a sentirse ella misma, si se
divide, si no integra en una unidad esos aspectos de su
vida total: lo físico, afectivo, mental y espiritual.
Quizás resida ahí el fracaso de algunas técnicas o
terapias para el mejoramiento de la persona.
Recuérdese que la sabiduría oriental tiene desde
hace milenios las diversas clases de yoga para la realiza
ción personal y armonía consigo mismo. Aunque cada
una de las clases toma como base uno de los aspectos de
la personalidad, como el Hata-yoga lo físico, el Bakty-
yoga lo afectivo y el Raja-yoga lo mental, cada uno de los
caminos debe hacerse con la persona total. Así, resulta
absurdo e incoherente llamar yoga a esas técnicas que
tanto están proliferando entre nosotros comercialmente
en que apenas si existe el barniz exótico del nombre de
yoga y ciertas posturas del cuerpo o asanas.
Ninguna actitud superficial o parcial, por positiva o
afirmativa que ella sea, cambiará a la persona en su to
talidad.
El cambio de las ideas y pensamientos, si es a un ni
vel profundo, puede y de hecho resulta efectivo en al
gunos casos al menos por un tiempo. Pero para que sea
realmente práctico y duradero debe conseguirse una
actitud positiva total de la persona, con lo que se con
sigue una verdadera transformación.
SIEMPRE EL EQUILIBRIO
ENVIDIA
152
quiere ser, ese personajillo vanidoso se disuelve y desa
parece como una pompa de jabón.
Como siempre la solución de este problema, como
la de todos, está en reconocer ese «yo» falso que esta
mos viviendo y vivir en cambio desde nuestra realidad
verdadera.
La felicidad se asienta siempre en esa verdad.
LA MANO INVISIBLE
No hay azar.
Tampoco hay destino ciego.
Todo está dirigido por una mano invisible, sabia y
bondadosa.
Lo que llamamos casualidad es la coincidencia de
hechos sabiamente dirigidos por la Conciencia Pura y
Absoluta de La Vida o Dios.
¿Cómo puede Dios, me decía una persona, ocupar
se de millones y millones de acontecimientos simultá
neos del Universo?
Es la ignorancia y limitación de nuestra mente la
que así piensa. Y se proyecta sobre La Vida.
«Ni un cabello de vuestra cabeza se cae sin la vo
luntad de vuestro padre», decía el Cristo.
Falta mucho sosiego y paz en las mentes y los cora
zones.
Cuando haces «lo que tienes que hacer», quédate
tranquilo.
Lo que ocurra después es lo que te conviene, aun
que de momento no lo entiendas.
Esa mano invisible mueve los hilos de tu vida y de
toda vida con amor.
Todo es para tu bien. Jamás por tu mal.
Si haces «lo que no debes hacer» o no haces «lo que
tienes que hacer» puede sobrevenirte algo inconveniente
o negativo. Pero aun entonces tendrás que saber que la
mano invisible está dirigiendo ese inconveniente «para
tu bien»; para que comprendas que hiciste lo que no te
nías que hacer o dejaste de hacer lo que tenías que hacer.
153
Serénate. Sosiégate siempre.
La mano invisible inteligente y bondadosa está
siempre dirigiendo tus pasos.
A veces tú te sueltas de ella. Te escapas.
La infinita mano, también entonces, dirige todo
para que tomes conciencia de tu huida, de tu ignoran
te necedad.
Tranquilízate porque la bondadosa mano invisible
no castiga jamás. Únicamente dirige el castigo que tú
mismo te infliges cuando te sueltas, te alejas de ella,
cuando te escapas por caminos y derroteros desviados.
El efecto de tu huida te ofende a ti. No a ella.
Tú debes entonces reconciliarte contigo mismo re
conociendo tu error. Tu castigo ya es tu propia huida.
Vive tranquilo.
Haz lo que tienes que hacer y sabe que todo lo de
más está bien dirigido por la bondadosa mano invisi
ble siempre para tu bien.
ME OCUPO MEJOR DE MÍ
CUANDO ME DESPREOCUPO DE MÍ
154
El «yo» verdadero no necesita ocuparse en progre
sar ni en autocomplacerse porque es ya la plenitud.
Que no nos aceptemos los altibajos de nuestra per
sonalidad con entera sencillez y naturalidad y nos eno
jemos con nosotros mismos al «vemos» defectuosos o
malos es una señal evidente de que no estamos en el
buen camino de nuestra transformación.
Estar atento al sujeto que trabaja, que respira, que
piensa, que siente, es acercarse a su centro verdadero.
Estar atento a lo que pasa en mí, a mis reacciones
ante una ofensa o un halago, ante una desgracia o un
éxito, ante una ingratitud o un gesto de amabilidad, es
discernir y descubrir si soy yo o es mi ego el que sufre
o se alegra.
Cuanto más me despreocupo de los éxitos o fraca
sos de mi ego, mejor me estoy ocupando de mí, de mi
verdadero «yo».
Me doy cuenta de que cuanto más alto y elevado es
mi punto de mira más cerca estoy del Ser Absoluto que
anima mi ser verdadero y se expresa a través de él. En
tonces las pequeñeces egoístas se me antojan tan mi
núsculas y pueriles que hasta comprendo mi necia vani
dad y preocupación insensata sin enojarme contra ella
como el fruto natural de mi egoísta individualidad vana.
Cuando vamos aprendiendo a despreocupamos de
los avatares de nuestra personalidad empezamos a go
zar con naturalidad la plenitud de Ser Absoluto en no
sotros, y entonces no nos queda más remedio que tomar
en broma y con humor nuestras insustanciales peque
ñeces e incluso nuestras propias debilidades personales.
Un mal enemigo de nosotros mismos es el gesto
dramático con que muchos ven sus propios defectos y
fragilidades.
Quienes no tienen humor sobre sí mismos y no to
man con humor las bromas que se hagan sobre sus de
fectos y debilidades están muy pegados y subordina
dos a su ego vanidoso que no admite bromas sobre él.
Cuanto más desarrolladas y más maduras están las
personas, más sentido del humor tienen consigo mis
mas y todo lo que les afecta.
Los inmaduros en cambio no permiten que se les
toque ni remotamente lo que ellos entienden como su
fama o su honor.
155
La mejor manera de estar ocupados en lo esencial
de uno mismo es despreocuparse de las trivialidades e
infantilismos de nuestro ego.
¿Por qué hacer tanto drama con esas nimiedades ri
diculas que sólo afectan al estúpido orgullo del ego?
Cuanto más te despreocupes de los necios y orgu
llosos caprichos del ego, más te estarás ocupando de lo
mejor y más fundamental de ti.
INSEGURIDADES
156
III. Observando la vida
YO = TÚ
160
Yo tengo distinta forma que tú.
El símbolo «yo» es distinto del símbolo «tú».
Yo y tú somos la misma realidad aunque tenga
mos distintas formas, distinta expresión, distintos sím
bolos.
¿Por qué damos en nuestra vida más importancia a
la forma que a la realidad del contenido?
Tanto «a» como «1» son dos símbolos. Lo mismo
que «x» y «0».
También «yo» y «tú» son símbolos.
Si en la ciencia exacta de la matemática no se le da
importancia a la forma, al símbolo, ¿por qué hemos de
dárselo en la vida al yo y al tú?
Somos poco lógicos. Somos ilógicos, irracionales y
absurdos cuando damos más importancia a los signos,
a las formas, que a la realidad.
¿No es ése un crasísimo error y un grave sinsentido?
En cambio vivimos habituados a ese sinsentido.
Tú y yo, los otros y nosotros, son identidades de
fondo, de la realidad significada. Aunque sus símbolos,
sus signos, sus apariencias, sean distintas.
Yo soy igual a ti.
Tú eres igual á mí.
¿Qué importa que tu nombre, tu cuerpo, tus formas
de pensar o de sentir, sean distintas?
Todo eso es únicamente el símbolo de ti o de mí.
Tú y yo somos lo mismo.
Cuando nos demos cuenta bien de ello nos sentire
mos Uno. ¿Cabe más amor que esa identidad?
Somos Uno en la esencia y el fondo.
Suegra = nuera.
Argentino = chileno.
Mexicano = venezolano.
Cristiano = budista...
Las formas, los símbolos, los nombres, las bande
ras, son distintos. El contenido en cambio es el mismo.
Lo significado por los signos es la misma realidad.
Hemos sido educados en las diferencias accidenta
les. Y hemos sido orientados para defender todas esas
formas accidentales a tal punto que nos peleamos y
destruimos por defenderlas.
Así, a lo accidental lo hemos convertido en esencial,
en lo principal.
161
Es un grave error. ¿Por qué no salir del error?
¿Por qué no dejar de lado las diferencias de formas
y símbolos y quedamos con la identidad esencial?
¡Cuántas resistencias irracionales orgullosas ma
madas desde nuestra infancia!
Tú = yo.
Los de este país = los de otros países.
Los de esta religión = los de otra religión.
Los de esta ideología = los de otra ideología.
La ciencia exacta de las matemáticas nos lo enseña.
Hay símbolos distintos que son lo mismo, que equi-
\ alen a la misma realidad.
¿Cuándo abandonaremos la irracionalidad?
EL EJEMPLO DE SUSI
Preguntó el discípulo:
—Maestro, ¿por qué hay gente mala?
—No hay gente mala —respondió el maestro.
—Pero hay personas que hacen daño a otros. Ca
lumnian, hieren, oprimen, matan...
—No son ellos. Es su ignorancia. En realidad ellos
no saben lo que hacen. En su nivel de. conciencia, los
demás apenas existen. Es más importante su placer
egoísta que el respeto de los otros.
—¿Qué diferencia hay entre quienes obran bien y
los que actúan mal?
163
—Es la diferencia del nivel de conciencia en que
vive cada uno. Unos se desenvuelven en el nivel infe
rior, en el que únicamente cuenta su propio interés, sin
pensar que existen otras personas con sus derechos.
Otros reconocen los derechos ajenos y tratan de respe
tarlos. Es el nivel humano de la justicia conmutativa.
Otros, en fin, están en un nivel superior. Para ellos sólo
existe la ley del amor. Saben que son amor y sienten a
los demás en sí mismos. El bien propio es el de los
otros, y el de los otros es el propio.
—Pero en la vida triunfan los que oprimen y explo
tan a los demás...
—Es un triunfo pasajero, aparente y superficial. En
el fondo de sí mismos sienten el tormento y vacío de su
ignorancia. Todos los que viven en ese nivel, aunque
aparentemente son triunfadores, tienen la mayor des
gracia. Son esclavos de su propio egoísmo. ¿Crees que
alguien puede ser feliz siendo esclavo de un señor tan
tirano como el egoísmo?
—Pero eso la gente de la calle, la gente común, no
lo ve ni lo entiende. La mayoría envidia a esos triunfa
dores, aunque se desenvuelvan a ese nivel inferior de
conciencia.
—Los que envidian a esa clase de personas están
también en un nivel muy primario. Es normal que los
envidien dentro del mismo nivel.
—Entonces la mayoría de la gente está funcionan
do en ese nivel inferior...
—Teóricamente, no. La mayoría de las personas
que tú conoces, incluso los que envidian a esos triunfa
dores, saben teóricamente que existen los otros con sus
derechos. Pero en la práctica, las más de las veces se
desconocen esos derechos y prevalece el interés egoísta.
—Pero estamos en un mundo civilizado. ¿Acaso la
gente civilizada no debe respetarse mutuamente?
—Los que tú has dicho que triunfan en el mundo co
nocen las leyes de convivencia. La sociedad tiene leyes
represivas contra los que las transgreden. Pero como
tú ves, no sirven las leyes humanas demasiado. Ocurre
que cuando una persona no tiene el conocimiento in
terno de sí mismo, de su naturaleza, está sometida a
los impulsos egoístas de la ley de la selva, la ley del más
fuerte o más hábil contra el más débil.
164
—Pero la civilización...
—La civilización no es el nivel de conciencia más alto.
Tal como se está extendiendo en el mundo, civilización
es sinónimo de progreso material, técnico, científico,
cultural... Pero hay mucha gente con esta clase de civili
zación que se mueve en la vida diaria, en un nivel muy
bajo de conciencia. Y a la inversa. Hay muchas personas
con muy poca cultura, pocos conocimientos, poco desa
rrollo tecnológico, que viven en un nivel superior de con
ciencia. Son las personas desarrolladas y realizadas hu
manamente. No son conocidas ni triunfan en los negocios
ni en la cultura. Pero son las personas auténticamente
conscientes de sí mismas y auténticamente felices.
—Pero esas personas son muy escasas y no tienen
ningún ascendiente en la sociedad. Nadie las conoce,
nadie las escucha, nadie las imita...
—Y, ¿por qué crees que está el mundo con tantos
problemas sociales de delincuencia, de explotación, de
injusticias, de vicios, de atropellos, de guerras, de in
tranquilidades, de competencias crueles en el mundo
comercial, en el cultural, racial y hasta en el religioso?
—Sí. Pero si no hubiera civilización, ¿no estaría peor?
—Yo no hablo en contra de la civilización. No estoy
en contra de nada sino de la inconsciencia e ignorancia
más funesta que es la ignorancia de sí mismo. El nivel
de civilización es totalmente independiente del nivel de
desarrollo de la conciencia. Lo ideal sería que sub
sistieran ambos conjuntamente en nuestro mundo.
Pero quiero que veas con claridad que el hombre, el ser
humano, será feliz en relación y proporción del nivel
de desarrollo de conciencia y no por el desarrollo tec
nológico o cultural o de cualquier otro orden.
—La mayor parte de los gobiernos se esfuerzan per
manentemente por conseguir una mayor y mejor cali
dad de vida, según ellos mismos dicen.
—Mientras los dirigentes de las naciones se desen
vuelvan entre unos determinados valores de adelanto
material y económico como meta .suprema para sus
pueblos, no se adelantará mucho en el nivel más hu
mano, más cordial, más bondadoso...
—Y ¿por qué no suben al poder las personas más
desarrolladas humanamente para que desde los pues
tos de gobierno impulsen el desarrollo más humano?
165
—Por dos razones: porque al poder acceden los que
tienen ansias de poder, y las personas desarrolladas no
las tienen y porque la ignorancia imperante en la socie
dad engendra y produce un ambiente espeso como un
magma viscoso que envuelve a la humanidad y la tiene
como encarcelada y oprimida por él. Ese ambiente
hace que no se admita a tales personas desarrolladas en
el poder. Recuerda lo que ha ocurrido a través de la his
toria con los profetas o enviados de Dios. O se les mata
o se les relega al olvido y desprecio. Ésa es la razón tam
bién por la que resulta tan difícil liberarse de las in
fluencias del ambiente y el entorno en que se vive. Y
ésta es también la razón por la que es conveniente bus
car ambientes apropiados para un mejor desarrollo
fuera de la influencia directa e inmediata de ese am
biente esclavizador, contaminado y viciado.
—Y ¿qué se debe hacer con esa gente que yo llamo
mala y usted llama ignorante que tanto abunda en el
mundo?
-—Ante todo comprenderla. Si no la comprendes es
señal de que tú estás en un nivel semejante al de ellos.
Después de comprenderla, trata de no contagiarte con
su influencia. Puede haber ocasiones en que sea nece
sario evitar su compañía habitual y fija. No con o por
desprecio, sino por no llegar a pensar y ser tú de la mis
ma manera. No rechaces a la persona. Rechaza su con
ducta, su filosofía de vida, su valoración de las cosas,
del mundo.
—Pero si ese ambiente es tan general, ¿cómo haré
para aislarme de él?
—Cuando estés centrado en ti mismo te darás cuen
ta de que aunque estés en medio de tal ambiente sabrás
mantenerte fiel a ti mismo. Eso requiere que en silencio
percibas y vivencies tu naturaleza verdadera y sientas la
seguridad que da esa vivencia. Entonces podrás obser
var lo que hay en tu entorno sin ser afectado por ello.
—A pesar de todo lo que dice me parece que es en
la Biblia donde se dice que «por sus frutos los conoce
réis». Eso quiere decir que las personas con malas ac
ciones son malas.
—Otra vez te repito que las obras malas son efecto
de la ignorancia. Voy a ponerte un ejemplo. Un vaga
bundo ha recibido en herencia una inmensa fortuna.
166
Pero él no lo sabe. Vive harapiento, hambriento, come
los desechos que encuentra por la calle. Incluso roba
para comer. Siempre anda sucio, desarreglado... Este
modo de vivir, ¿se debe a que es pobre? Evidentemente,
no. Se debe únicamente a que es ignorante de su rique
za. Él es rico pero sus actos son de un pobre de solem
nidad. La causa de todo este modo de vivir es su igno
rancia. Si se diera cuenta de que es rico, sus actos serían
otros. Lo mismo le ocurre al que tú llamas malo. Si se
diera cuenta de lo que él es en el fondo de sí mismo, si
se diera cuenta de que es participación de la Inteligen
cia y Amor infinitos, con toda seguridad que en lugar de
actuar incorrectamente actuaría con honradez, bondad
y honestidad. Sería bueno según tus términos.
Más que mala, hay gente ignorante de sí misma.
¿Qué hacer para salir de la ignorancia? Tratar de
conocerse en profundidad, no sólo nuestros modos de
conducta sino nuestra realidad, nuestra naturaleza au
téntica. El que quiere de verdad encuentra el modo de
hacerlo.
TÚ Y TU MANIFESTACIÓN
168
cia vuelve a integrarse y fundirse en el Ser Absoluto o
Conciencia Pura Absoluta.
Somos conciencia.
Esa conciencia que somos actúa en cada uno a tra
vés del cuerpo que cada uno tiene según las caracte
rísticas propias de la composición y estructura de ese
cuerpo.
Esto explica los diferentes comportamientos de las
personas en los que también interviene como factor
determinante de la conducta la educación e influencias
recibidas del exterior desde la infancia.
El Ser Absoluto, la energía creadora es Una. Pero
cuando este Ser, esta energía se manifiesta, se crea la
dualidad.
Nuestra conciencia es una con la conciencia Abso
luta. Pero al manifestarse a través del cuerpo se crea
también la dualidad: la conciencia que conoce y su ma
nifestación o lo conocido.
Con esta dualidad aparece en nosotros una estruc
tura mental que llamamos «ego». Es el concepto que
tenemos sobre nosotros mismos.
Cuando nos identificamos con este «ego» y nos. cree
mos una individualidad independiente y autónoma,
nos estamos saliendo de nuestra casa, estamos abdi
cando de nuestra naturaleza auténtica, estamos come
tiendo el error o pecado madre y causa de todos los de
más errores o pecados. En el momento que creemos
ser un cuerpo con una mente y nos identificamos con
ese cuerpo o mente hemos abandonado nuestro pa
raíso, nuestra verdadera naturaleza y empezamos a
vivir con el disfraz de esa idea falsa sobre nosotros
mismos.
El trabajo de realización consiste simplemente en
damos cuenta de que somos una realidad muy supe
rior y distinta a esa idea o ese yo-idea que nos hemos
formado de nosotros mismos.
Cuando esto se logra la vida de la persona da un
giro de 180 grados. Su perspectiva cambia y sus valo
res adquieren una justa y adecuada jerarquía.
Entender lo que somos, lo que son los demás, lo
que es el mundo, es estar situado, ubicado correcta
mente en el camino.
Nadie puede ser feliz fuera de su camino.
169
OBJETIVOS PARCIALES
Y OBJETIVO TOTAL
170
ido dividiendo y fragmentando La Vida y el planeta
que habitamos, marcando límites geográficos, ideoló
gicos, racistas, religiosos...
Así, el hombre ha ido limitándose y encerrándose
entre unos barrotes totalmente artificiales que le impi
den disfrutar de La Vida total con corazón expandido y
mente abierta.
Es cierto que la vida diaria de cada uno de nosotros
suele desarrollarse en unos ciertos límites de lugar, de
ocupaciones y relaciones.
Pero en cada lugar, en cada trabajo y en cada rela
ción podemos y debemos sentimos como miembros de
la totalidad del planeta y de La Vida.
Todo trabajo y toda relación personal son ocasio
nes concretas y siempre oportunas para la propia rea
lización personal.
La persona no se realizará jamás como tal persona
huyendo y alejándose de las circunstancias, el trabajo
y las relaciones que La Vida le ha señalado, sino en el
descubrimiento de sí mismo a través de las circunstan
cias en que a cada uno le ha tocado bregar y vivir.
Podrá seleccionar dentro de ciertas posibilidades
algunas circunstancias que favorezcan su trabajo y su
realización. Pero siempre se sentirá en unión y rela
ción con La Vida Total.
Es urgente recobrar el sentido de orientación en la
vida y el mundo.
Es necesario darse cuenta de que los pequeños ob
jetivos inmediatos de cada día tienen todos una meta y
finalidad última.
Es necesario también no quedarse perdido y enre
dado en las marañas de las preocupaciones triviales
diarias para no perder el lugar que corresponde a cada
uno.
Cualquier trabajo y actividad puede ser útil y debe
ser un peldaño para llegar a la cima de la propia pleni
tud.
171
SABER POSEER Y SABER USAR
172
¿POR QUÉ QUIERES SER BUENO?
174
Tus hijos no son esos cuerpos que se formaron con
aquellas células. Tus hijos son La Vida que se mani
fiesta a través de las formas de ese embrión que duran
te unos meses está en el pequeño y reducido mundo de
la placenta, como después cuando nace está en este
otro pequeño mundo de este planeta Tierra que es
como otra placenta un poco mayor, más amplia.
Tus hijos son La Vida. Son Hijos de La Vida. Son
manifestación y expresión de La Vida.
En alguna ocasión en que yo he quitado o he re-
lativizado la importancia del parentesco de consan
guinidad o el sentido patriótico o patriotero, algunos
llegaron a pensar que era una aberración o una exa
geración.
Por encima de todos los pensamientos patrióticos y
familiares yo me considero ante todo ciudadano del
mundo y pariente de cada ser humano.
No desprecio a quienes me engendraron. Ellos fue
ron los instrumentos por los que La Vida me dio este
ropaje, que es mi cuerpo.
Los padres son únicamente los donantes o transmi
sores (no demasiado conscientes ni voluntarios en mu
chos casos) del ropaje con que La Vida se reviste du
rante la existencia limitada de espacio y tiempo en esos
que llaman sus hijos.
¿Por qué no empezaremos a ver y comprender las
cosas más a fondo por nosotros mismos en lugar de es
tar siempre con los valores, conceptos y juicios que he
mos oído de otros?
Tus hijos no son tus hijos. Son de La Vida.
¿FUERZA DE VOLUNTAD?
176
Lo otro, aunque sea en algunas ocasiones efectivo
parcial y temporalmente en la consecución de sus fi
nes, es poco humano.
Si quieres ser un robot metálico, hazlo por «la fuer
za de voluntad».
Si quieres ser una persona humana, hazlo todo por
convicción y comprensión.
LA INSPIRACIÓN ES DE TODOS
Y PARA TODOS
Tranquiliza tu mente.
Haz un descanso en tu actividad.
Serena tu corazón.
Deja fluir lo que hay en ti. Deja que algo de lo mu
cho bueno que hay en ti salga espontáneamente. Des
préndete de ataduras y convencionalismos.
Sí. Es cierto que para que el agua brote del manan
tial muchas veces es necesario horadar la dura roca que
lo cubre. La rutina mecánica de la inconsciencia habi
tual en el quehacer diario, es la roca que recubre tu sen
sibilidad, tu humanidad, tu creatividad, tu sabiduría.
Es necesario perforar o destruir la costra que recu
bre la sensibilidad para que la inspiración se haga pre
sente. Para ello lo mejor es centrar tu atención en la
fuente de donde brota tu energía, tu capacidad de mo
verte, tu capacidad de hacer, sentir, amar y gozar.
Cuando te desprendas de ese automatismo rutina
rio con que te levantas cada mañana, te mueves duran
te el día y te acuestas por la noche, empezarás a sentir
que algo se está moviendo dentro de ti, algo está pre
sionando por manifestarse, algo quiere expresarse.
La inspiración no es patrimonio de unos pocos ge
nios elegidos. No.
La inspiración está en ti como en los más eximios y
geniales creadores.
Cuando se va desgastando la costra de la inatención
inconsciente y rutinaria puede brotar súbita e instan
táneamente la luz inspiradora. Porque la inspiración
177
no viene de arriba ni de abajo ni de afuera. La inspira
ción viene de dentro. Está muy cerca. Está en mí, en ti,
en todos.
No te sientas jamás impotente o incapaz de ser un
inspirado.
Entrénate y disponte con la atención concentrada
sobre ti mismo. Atención en cada momento y en cada
cosa. Atención cuando haces algo y cuando no haces
nada. Atención permanente a ti mismo. Atención a la
energía, el amor y la sabiduría que hay en el fondo
de ti.
Por esa energía que tú eres te levantas por la maña
na, caminas durante el día, trabajas, comes y se movi
liza todo en ti.
Por el amor que hay en ti gozas y sufres, sientes,
proyectas, anhelas, eres amigable, amas y eres com
prensivo.
Por la sabiduría que hay en ti reconoces a las per
sonas y cosas, sabes distinguir lo conveniente de lo in
conveniente, sabes valorar lo más útil sobre lo super-
fluo, sabes dónde estás, a dónde vas, qué debes hacer y
qué debes evitar.
Todo está en ti. Eres todo eso.
De ahí, de Eso que eres, puede surgir la inspiración.
Inspiración etimológicamente significa la acción
de soplar dentro.
Deja que soplen dentro de ti la energía, el amor y la
luz que son el fondo y esencia de ti.
La inspiración no viene de un paisaje, de un objeto,
de un lugar, de un acontecimiento o un libro.
Todo eso, todo lo de fuera puede disponer y ayudar
a romper el caparazón inconsciente y rutinario de tu
visión interior.
La sensibilidad, el amor y la luz vienen únicamente
de allí donde se encuentran, del fondo de ti.
La inspiración puede surgirte en cualquier momen
to espontáneamente. Lo importante es que estés cen
trado en ti, atento a ti mismo.
No me resisto a contarte una experiencia propia
con el único objeto de que te des cuenta de que la ins
piración es un hecho normal que puede darse de muy
variadas formas pero que no requiere ninguna clase de
habilidades o dotes especiales.
178
Una noche yo estaba leyendo el «Canto de mí mis
mo» de Walt Whitman. En un momento determinado
me quedé relajado, atento a algo que acababa de leer.
De pronto sentí un impulso a escribir. Tomé un bolí
grafo y una libreta y dejé que brotara de mí lo que es
taba presionando por expresarse.
El bolígrafo corría sobre el papel casi sin darme
cuenta de lo que estaba escribiendo. Puedo asegurar
que no corregí ni una palabra de aquellos versos libres
que brotaban con facilidad y fluidez de dentro y los iba
escribiendó automáticamente sin poder apenas dete
ner mi mano que se deslizaba sobre el cuaderno.
Sé que aquél fue uno de tantos casos de inspiración
espontánea.
Aunque esos versos ya están escritos en un libro
mío anterior, los transcribo nuevamente aquí para que
el lector de estas líneas vea que la inspiración no tiene
por qué ser siempre extremadamente elevada o casi
inaccesible, sino todo lo contrario.
La inspiración es algo que surge espontánea y na
turalmente del fondo de uno mismo y se expresa tal
como va saliendo con la sencillez inocente propia de su
origen y con una gran carga de autenticidad y verdad.
Este es Mi canto y tu canto:
180
que camina cabizbajo
lamentando y renegando
de esas horas mal vividas
de su vida, que no es vida de persona
que no es nada...
Tú., yo y esos otros
que se embriagan con palabras democráticas,
que alardean de ser pueblo
y se sirven siempre del pueblo
al que explotan, aunque dicen que lo aman.
Tú, yo y tantos otros
que caminan por las calles
sin saber qué son, ni a dónde van.
Tú, yo y tantos otros
que se llaman cultos y científicos
con las alforjas llenas de palabras rebuscadas
y nombres llamativos de extranjeros
que nos hablan por los transistores
y se asoman a nuestra casa
por esa indiscreta ventana de color...
Tú, yo y esos otros
que se queman las pestañas
tecleando números y más números
en esos pequeños artilugios matemáticos...
Tú, yo y esos otros
que recorren las noches
tras migajas de sexo furtivo
en salones elegantes
o en tugurios malolientes y baratos...
Tú, yo y esos otros
que apenas viven de desechos,
en pobres e inmundas barracas infrahumanas,
incapaces de ver
y sentir que son personas
ocupados apenas en vivir
como seres cualesquiera
que se arrastran por la tierra
sin conciencia de sí
con estómagos vacíos
deseosos sólo de estar llenos...
Tú, yo y esos otros
que cada día como autómatas
van aquí, van allá
181
trabajan aquí, trabajan allá,
disconformes de sí, disconformes de la vida,
como presos, obligados a un trabajo odiado,
que se quejan de sí mismos,
que se quejan de los otros,
que se quejan de la vida
con lamentos siempre en su boca
amargura en el alma
y tristeza en su mirada.
Tú, yo y esos otros,
los que explotan,
los que oprimen a los débiles,
prepotentes y orgullosos
creyentes sólo en la fuerza del dinero
adoradores del becerro de oro,
de corazón seco y frío,
con la dureza del metal
que los ata y esclaviza.
Tú, yo y esos otros
los buscadores
de eso bello, de eso noble,
de lo divino que anida dentro
que lo intuyen
pero lo sienten lejano
estando cercano.
Los que sienten calor en el alma
amor muy humano,
quizás sólo humano...
Pero el amor sólo es Uno
el que es el Amor.
Tú, yo y...
para qué seguir recorriendo
las calles de la vida...
Somos todos, los humanos,
los divinos,
los conscientes o inconscientes,
los que estamos aquí
caminando,
buscando...
Somos todos.
Nadie queda fuera
porque todos somos humanos,
todos somos hermanos.
182
Somos todos.
Cantemos, amigos, cantemos.
¡Somos personas!
Aunque habitemos inconscientes
en el sótano
negro de nuestro palacio.
Que tu canto, que mi canto,
despierte a los dormidos,
que libere a los cautivos
de sus cárceles,
de las cárceles que ellos mismos se han creado.
Que mi canto y que tu canto
sea también su canto.
184
Así, nos movemos y vivimos en un mundo inestable
de egos frívolos y casquivanos en permanente rivalidad
y competencia.
Dios suele ser concebido como el árbitro en este
juego veleidoso de egos rivales.
Pero Él no es, en nuestra apreciación, sino uno más
entre los egos volubles y cambiantes del juego. Por eso
lo vemos triste, alegre, enojado, complacido, vengativo
o compasivo. Como nos vemos a nosotros mismos.
Como son nuestros egos.
Con esta concepción acerca de nosotros mismos y
de Dios, se explica fácilmente el desequilibrio y desar
monía en nuestra vida diaria tanto a nivel individual
como en nuestras relaciones humanas a nivel social.
Los psicólogos y sociólogos, los pensadores filóso
fos sobre la sociedad actual, dan vueltas y vueltas bus
cando explicaciones y dando soluciones para nuestros
males sociales.
Pero la sociedad está compuesta de personas que se
rigen por egos variables y constantemente cambiantes.
Cuando se da una solución para unas ciertas acti
tudes, aparecen otros egos con nuevos problemas.
La vida social es un juego permanente de egos.
Se trata de conocer y comprender el insustancial y
pueril juego de los egos, sin involucrarse en él.
En esa comedia de egos fantasmas, a Dios le damos
también su papel. Pero siempre a nuestra imagen y se
mejanza.
No somos, entonces, nosotros semejantes a Dios
sino que hacemos a Dios semejante a nuestros frívolos
y tornadizos egos, en nuestra rocambolesca comedia
humana.
Esta falsa y absurda concepción de Dios y de noso
tros mismos tiene un dramático y triste peso y efecto
en nuestro estado anímico, nuestra conducta y rela
ción con el mundo.
El sentido religioso es diametralmente opuesto si
nuestro concepto de Dios es antropomórfico, un ego
más, aunque sea el árbitro en este juego de personajes
figurantes o si es el Dios-Amor-Realidad auténtico.
El Dios antropomórfico del Antiguo Testamento
no se diferencia mucho de los dioses y diosecillos de las
varias mitologías y supuestas cosmogonías antiguas.
185
El Dios verdadero, el que no puede ser nombrado
ni definido, no sufre caprichosos cambios de ánimo, ni
necesita nada ni espera nada. Él es Todo. Él Es. Sin
predicado alguno.
Todos los predicados o atributos que le asignemos
son proyecciones de nuestra mente limitada.
Todo el enojo que le atribuyamos no es sino nues
tro enojo proyectado sobre Él. Nuestro ánimo de ven
ganza también lo proyectamos sobre Él.
Todo eso es lo más opuesto a la verdad. Debería
mos vemos en Él como en el espejo y damos cuenta
que lo que Él es, lo somos nosotros y no a la inversa.
Donde todo es amor no hay ni recelo, ni desamor,
ni venganza.
Donde todo es luz y sabiduría no hay ignorancia ni
dudas ni cambios de parecer.
Donde todo es energía no hay debilidades rii inse
guridad ni miedo.
Dios no es nuestra imagen sino nosotros de Él.
No es nuestro curandero ni el solucionador de nues
tros problemas. Es mucho más y mejor. Es Él.
186
Ser auténtico consiste en pensar, decir y hacer todo
cuanto se piensa, se dice y se hace desde el fondo de
uno mismo, sin interferencias ni condicionamientos,
de tal manera que cada palabra y cada acción sean la
expresión directa de tu ser verdadero, de tu ser espe
cial, profundo. Lo que no es fácil ni frecuente.
Ser auténtico supone que uno está libre de los con
dicionamientos mentales de ideologías y estereotipos
sociales.
Para ser auténtico es necesario que haya una inte
gración, una unión y armonía interior sin divergencias
entre la mente y la afectividad, sin multiplicidad de
«yos» o «egos» tironeando cada uno en direcciones di
versas.
Para ser auténtico hay que estar libre no sólo de las
influencias y condicionamientos de unas ideas deter
minadas, sino libre también de los propios impulsos y
tendencias inconscientes o subconscientes de la instin-
tividad.
Ser auténtico quiere decir estar situado en el centro
de sí mismo con libertad interior para tomar la direc
ción que la visión interna señala sin sentirse obstaculi
zado por presiones externas o internas egoístas parti
culares.
Ser auténtico es ser simple, claro, espontáneo con
la espontaneidad original e interior y no con la espon
taneidad instintiva, inconsciente, sensual y automática
dirigida por algún interés mediocre, sensual o egoísta.
Ser auténtico significa no sólo ser veraz y sincero
en lo que se piensa y se dice sino en pensar y hablar sin
posiciones ideológicas preestablecidas ni influencias
ajenas sino por la propia visión y el propio sentir.
Recuerdo que un día en una reunión medio social y
medio profesional se suscitó la discusión sobre el fenó
meno moderno del hippysmo y en general de la actitud
desenfadada de la juventud moderna.
Algunos defendían con ardor «la autenticidad» de
la juventud de hoy frente al tradicionalismo reglamen
tado y estricto del pasado.
Otros por el contrario decían que esas mal entendi
das autenticidad y rebeldía no eran sino el disfraz de
un vulgar esnobismo para llamar la atención y signifi
carse de alguna manera ante los demás.
187
Es evidente que cuando en un cierto ambiente o so
ciedad no existe libertad para expresarse y manifestar
se no puede haber autenticidad, al menos externa.
Pero el hecho de romper moldes y costumbres tradi
cionales no significa por sí mismo que se es auténtico.
Frecuentemente existe el esnobismo de querer apa
recer como distinto. Esos pelos estudiadamente des
greñados, esos atuendos y vestidos rebuscadamente
rotos y deshilachados... son signos de una actitud es
trafalariamente inauténtica.
La persona auténtica no pretende aparecer de una
manera o de otra. Simplemente Es.
La persona auténtica no piensa o actúa distinto que
los demás por la única razón de «ir en contra» ni para
distinguirse por su rebeldía.
La persona auténtica es inocente y limpiamente es
pontánea con la alegría que se siente de sentirse uno
mismo desde el centro de su propio ser.
La persona auténtica no tiene posiciones prefijadas
o preestablecidas si*o que actúa en cada situación con
la fresca espontaneidad que le da el sentirse en el cen
tro de sí mismo con una inquebrantable imparcialidad
y libertad interior.
La persona auténtica no está comprometida con
nada ni con nadie.
La persona auténtica «no se repite» en sus pensa
mientos, palabras, expresiones... porque cada situa
ción la vive como nueva, como única.
Aunque la vida siempre es la misma, cada instante
puede vivirse con un impulso nuevo, porque las cir
cunstancias, que son infinitamente variadas en cada
momento, pueden estimular de un modo siempre nue
vo y renovado.
Ser auténtico es vivir un eterno gozo porque es vivir
desde el fondo de uno mismo. Y allí somos gozo, paz y
felicidad.
Ser auténticamente uno mismo no es cosa fácil.
Hay que estar muy atento siempre para ver; pensar
y decidir desde sí mismo frente a las innumerables for
mas, burdas o sutiles, de manipulación con que nos ve
mos bombardeados y presionados día a día.
Algunas formas de condicionamiento son tan suti
les que suelen considerarse como un blasón, como un ,
188
honor o como un signo de garantía, de bondad y segu
ridad.
Cualquier cosa que se haga no llevará el signo de
autenticidad si existe alguna presión o condiciona
miento externo o interno.
Muchas personas mantienen ciertas creencias, ideo
logías o ritos porque así fueron instruidas y educadas
para pensar y practicar. Como aquella educación data
de la infancia, todo aquello se considera de uno mis
mo. Pero aquello es adquirido, aquello no es auténtico,
por más que se diga que se es libre al pensar así.
Oímos con mucha frecuencia decir a muchas per
sonas: «esto lo siento desde lo más profundo de mi ser»
o «te amo desde lo más profundo de mi alma».
Cuando una persona cree que sus pensamientos y
sentimientos son lo más profundo de ella, es lógico que
crea que un pensamiento o un sentimiento muy fijos y
acendrados son de su ser profundo, del centro de su ser.
Es necesario darse cuenta de que la autenticidad no
se origina ni en los sentimientos ni en los pensamien
tos, por firmes y profundos que parezcan.
La autenticidad proviene de la energía inteligente y
amorosa del ser interno, de aquello que es nuestro
«yo» verdadero, origen y causa de todos los fenómenos
que se manifiestan a través de nuestra persona.
Digamos para terminar que la autenticidad de una
persona está en relación directa con su realización
como persona.
A mayor realización personal, mayor autenticidad.
Y a la inversa.
Y la realización personal es ante todo una toma de
conciencia del propio ser, del propio yo, de lo que so
mos más allá de nuestra conducta y nuestra personali
dad.
Una persona que ni siquiera tiene una aspiración
hacia su realización personal podrá ser sincera, podrá
ser coherente en su modo de pensar y obrar. Pero no
podrá ser auténtica en un sentido profundo y estricto.
Una persona es auténtica cuando expresa lo que es
en sí misma, por sí misma. Y, como ya sabemos, ella
no es ni sus pensamientos ni sus sentimientos. Ella es
esa energía e inteligencia amorosa que es el origen de
todo cuanto hace y puede hacer.
189
Solamente cuando dejamos que nuestra verdadera
naturaleza esencial inteligente y amorosa se exprese
somos auténticos.
La sociedad no ve con buenos ojos muchas veces a
los auténticos de verdad porque son -una denuncia pa
tente de las hipocresías y falsedades sociales.
Sí. Son pocas las personas auténticas. Como son
pocas también las personas realmente despiertas.
Pareciera que la sociedad en cierto sentido obliga a
vivir con caretas, con máscaras cambiantes según las
distintas situaciones.
Los más habilidosos en usar y cambiarse las más
caras suelen ser los más exitosos en el mundo. Y son
tenidos además como ingeniosos, inteligentes y diplo
máticos.
La autenticidad no es una cualidad más de la per
sona. Es la expresión de la verdad de uno mismo.
EL PASADO PASÓ
190
Sus ideas, las ideas de nuestros antepasados se es
fumaron antes que sus cerebros se paralizasen porque
las ideas también son transitorias y cambiantes por
fuertes y fijas que parezcan. Nacen y mueren. Apare
cen y desaparecen como blancas nubes en un cielo de
otoño.
Lo que un día creimos como verdad inobjetable se
desmoronó y fue sustituido por otras ideas distintas y
hasta opuestas.
Las ideas de nuestros antepasados alimentaron
nuestros cerebros y mentes por un tiempo. Algunas de
ellas como si fueran verdades intocables e inobjetables.
Son muchos los que sienten orgullo por los harapos
ideológicos de los antepasados. Vino viejo en odres
nuevos.
¿Por qué no creer que nuestros odres deben conte
ner su propio vino?
¿Por qué no confiar en que nuestros cerebros y
mentes pueden albergar nuestros propios y exclusivos
pensamientos?
Respeto por el pasado, complejos, ignorancia, mie
do, desconfianza, dudas, inseguridades, tópicos y mi
tos de ideologías y creencias... todo eso ha ido creando
el lastre que nos ha ido manteniendo pegados y atados
al pasado.
Es como querer apoyarse en huesos viejos y descal
cificados.
Yo estoy aquí, tú estás aquí.
Nuestros antepasados son lo que siempre fueron.
Sus harapos desaparecieron como desaparecerán
los nuestros. Todas sus cambiantes formas físicas,
mentales y sentimentales se esfumaron.
Yo estoy aquí, tú estás aquí, ellos están aquí.
Dicen algunos epitafios: tu recuerdo perdura eter
namente en nuestra memoria. Es una bella frase con
poco de verdad.
Únicamente «lo que es», lo que tiene subsistencia
por sí mismo permanece. Todo lo demás queda arrum
bado y olvidado en el pasado.
Ellos, nuestros antepasados, son lo que siempre
fueron.
Sus apariencias, a las que tanto nos aferramos, se
esfumaron y desaparecieron como la espuma de la ola
191
que se rompe en la arena mientras el mar permanece
idénticamente, inquebrantablemente, el mismo.
Unas olas son breves, humildes y suaves. Otras en
crespadas, altas, llamativas... Pero unas y otras desa
parecen y se funden en la infinita y consistente masa
del océano.
Yo estoy aquí. No importa si la cresta de mi ola es
alta o baja. No importa si la espuma se desvanece
pronto o tarde.
Ni siquiera importa si soy consciente o no de que
soy ola de un océano infinito. Lo soy siempre a pesar
de mi inconsciencia.
Yo soy el mismo océano de mis antepasados. El
mismo de todos aquellos que formarán sus olas el año
tres mil.
Las olas de nuestros huesos, pensamientos y senti
mientos se habrán diluido < como las de nuestros ante
pasados. Pero nuestro océano será el mismo.
¿Por qué nos empeñamos en mantener el recuerdo
de lo accidental, corruptible, impermanente y fútil de
nuestros antepasados?
Nos han enseñado y hemos llegado a crecer que ése
era el modo de ser agradecidos y demostrar el amor a
los que nos precedieron en la vida.
¡Cuántos ramos de flores en las tumbas para que
«otros vean» que los deudos de quien allí yace son per
sonas agradecidas!
¡Cuántos ramos y coronas de flores para «sentir la
conciencia tranquila» y engordar el propio «ego» sin
tiendo que se ha cumplido con un «deber»!
El amor verdadero no sabe de «deberes». El Amor
Es. Sin exigencias propias ni ajenas. Sin querer ni ne
cesitar demostrar nada a nadie. Ni a sí mismo.
Algunos dicen que no se debe prescindir de las ma
nifestaciones externas para demostrar nuestro amor
porque también somos un cuerpo sensible y debemos
demostrarlo también sensiblemente.
La demostración externa en sí misma no tiene nada
de reprobable.
Lo que resulta absurdo e incoherente es que se ha
gan tantas manifestaciones con fines oscuros y espu
rios en lugar de albergar y alimentar el simple y senci
llo amor de unidad por el que nos sentimos Uno con
192
las personas que fueron nuestros parientes y conoci
dos igual que con todos los que existieron y existirán.
No hace mucho tiempo murió un amigo mío. Le es
cribí unas letras a su viuda expresándole que, a pesar
del sentimiento humano normal, en estos casos era
conveniente que recordara que la muerte no es sino
una palabra para indicar el fin de algo secundario de
nosotros como es el cuerpo. A pesar de ser esta mujer
una persona muy «creyente cristiana» parece que mis
palabras le parecieron improcedentes y como un des
propósito. En realidad no le dije más que lo que dice el
Evangelio, pero con otras palabras.
Las teorías y creencias, por muy bellas y religiosas
que sean, sirven de muy poco mientras no son una
comprensión y visión muy nuestra.
Somos eternos.
Sólo muere lo que nace.
Lo que somos como realidad permanente lo sere
mos siempre. Lo demás, la manifestación y aparien
cia de nuestros cuerpos, ideas, pensamientos, senti
mientos... desaparecerá como las olas cambiantes del
océano.
Pero el océano será siempre el mismo.
ENCONTRARSE A SÍ MISMO
196
La energía más fina, sutil y plena es la que está más
allá de los límites de la materia extensa.
Los físicos, incluso, han llegado a decir que la ener
gía no reside en las partículas de materia, por finas y
sutiles que éstas sean, sino en la «función de onda» del
movimiento subatómico.
Eso que mueve, vitaliza, sostiene, anima y organiza
inteligentemente mi cuerpo soy yo.
Cuando se pierde el sentido de sí mismo y se tras
tocan los papeles del cuerpo como instrumento para la
expresión y manifestación del yo, los desatinos, inco
herencias y aberraciones se suceden unos a otros.
No son pocos los que califican y valoran a las per
sonas por su apariencia física. Conocí a alguien que
aceptaba o rechazaba a las personas y las juzgaba mo
ralmente según su apariencia externa.
No es raro ver que muchas personas eligen su com
pañero o compañera por la belleza y atractivo físico
fundamentalmente.
La dependencia y servilismo de muchas personas a
su apariencia física sirve de parámetro para conocer la
superficialidad y nivel frívolo de su personalidad.
Muchas mujeres, principalmente, tratan de dar ex
plicaciones y justificaciones a esa neurótica obsesión
por su apariencia física.
Quien tiene una clara conciencia de sí y del sentido
y valor de su cuerpo sabe cuidarlo adecuadamente sin
artificialidad ni exageración alguna.
El montaje de la vida moderna con sus desfiles de
modas, exaltación de la apariencia física, concursos de
belleza, spots publicitarios en revistas, TV, los incenti
vos todos del consumismo mercantilista, la frivolidad
generalizada de los medios de comunicación y la vida
social diaria apoyan y refuerzan esa desatinada y ab
surda sobrevaloración de la apariencia física.
Es curioso que junto al endiosamiento del cuerpo
existe también un abuso excesivo de él con el descon
trol al comer, beber, practicar sin amor y orden el sexo
y consumir abusivamente las drogas perjudiciales y
hasta mortales.
Es el sinsentido de la vida moderna.
Los poderes públicos de las naciones aparentemen
te han declarado una guerra sin cuartel a la comercia
197
lización de la droga. Pero por sus efectos y resultados
no parece que tal guerra esté correcta y adecuadamen
te organizada y dirigida.
Ello da lugar a que muchos empiecen a sospechar
que los intereses económicos son mayores y más influ
yentes que el propósito de la erradicación de la droga-
dicción.
Existe un abuso generalizado de la salud corporal.
Incluso en las dietas para adelgazar se ha perdido el
sentido que en Oriente han tenido desde la antigüedad
para guardar el equilibrio de comer y beber lo que es
útil y necesario para la salud.
Los orientales han cultivado siempre un sentido
que los occidentales apenas conocemos. Es el «appes-
tat».
Por este sentido escuchan o perciben la necesidad
que tiene el cuerpo en cada momento. Es claro que
este sentido únicamente lo pueden percibir quienes vi
ven con moderación. Cada uno debe estar atento a la
voz del propio organismo que en cada momento nos
dice lo que necesita y lo que lo perjudica. Es silgo se
mejante al instinto automático animal. Pero en el ser
humano se hace consciente.
Mientras en este mundo nuestro muchos millones
de personas no tienen lo indispensable para subsistir,
otros despilfarran y abusan de los alimentos. Es uno de
los tantos contrasentidos humanos.
Bueno y necesario es cuidar el propio cuerpo. Pero
es absurdo y torpe esclavizarse a él.
202
ver y observar la vida con atención, imparcialidad y de
seo de encontrar la razón de los hechos.
Si he citado las palabras de Cristo es porque Él fue
sabio, un hombre despierto a La Verdad, identificado
con La Verdad y no con el error en que solemos estar
sumidos nosotros.
El sentido y finalidad de vivir es llegar a la plenitud.
La capacidad de conocer y amar debe ser satisfecha
con la plenitud de La Verdad y el Amor.
La capacidad de desarrollo físico tiende a esa rela
tiva plenitud de salud física, siempre limitada, tempo
ral y quebrantable como todo lo físico y limitado.
Aspirar a la plenitud del Amor y La Verdad no pue
de crear jamás desilusión alguna porque la Plenitud a
la que estamos destinados y llamados no es falible ni
quebradiza sino segura, firme e inefable.
Nuestro destino a esa relativa plenitud física debe
asumirse con la convicción de que todo lo físico es li
mitado y por tanto falible.
Si conocemos nuestro lugar y misión en la vida nos
daremos cuenta de que la plenitud a la que estamos lla
mados y destinados consiste en la realización de nues
tro «yo» superior o ser interno que es una infinita ca
pacidad de inteligencia y amor.
Quizás a alguno le parezca una exageración el que
digamos que somos una capacidad infinita de inteli
gencia y amor. Pero no es así. No es ninguna hipérbo
le. Nuestra capacidad es infinita como nuestro propio
Ser auténtico. Nos han dicho tantas veces que somos
limitados y muy poca cosa, que hemos confundido
nuestro cuerpo o apariencia física con nuestro Ser in
terno verdadero.
En nuestra existencia y en el Universo, todo tiene
sentido, todo tiene una razón de ser, lo entendamos
o no.
Todo tiene sentido si tenemos el conocimiento ele
mental de una justa jerarquía de valores y se compren
de la interrelación de todo, en el universo concreto hu
mano y en el Universo total.
w
EL VERANEO
EL ERROR DE COMPETIR
206
Si se tienen en cuenta los pros y contras de esas
competencias y métodos de valoración se advertirá
que se está sembrando en el ánimo de los muchachos
esa competencia cruel, injusta y destructiva que presi
de casi toda nuestra sociedad moderna.
La tendencia hacia algo más y mejor no debiera al
canzarse por el camino de la lucha del más hábil y más
fuerte sobre el más débil. Ésa es la ley de la selva por la
que se rigen los animales, que llamamos irracionales.
Nosotros estamos llamados por la ley de nuestra
naturaleza a aspirar a algo mucho mayor, a la supera
ción del raquitismo de nuestros «egos» individuales
que siempre están en lucha y rivalidad con los otros.
La competencia realizadora es aquella en que no se
lucha contra otros sino que se trabaja consigo mismo
para mejorar nuestra capacidad inteligente y amorosa.
OBSERVA
208
¿PIENSA MAL Y ACERTARÁS?
NUESTRAS DIFERENCIAS
216
Sabemos que lo cultural, lo político, las ideas reli
giosas, raciales, etcétera, son programadas.
Sabemos que lo programado no ha surgido de den
tro.
Sabemos que lo programado viene siempre de in
fluencias externas a nuestra mente y se convierte en
idea conductora de nuestra conducta, de nuestro ver y
sentir.
Sabemos que eso externo, a pesar de ser externo y
ajeno a nosotros, lo hemos convertido en «nuestra
identidad».
Sabemos que sólo somos auténticos y libres por lo
que somos por nosotros mismos y por lo que vivimos
sin presiones de condicionamiento alguno...
Y sabiendo todo esto seguimos prisioneros entre
los barrotes de los errores de nuestras programaciones
mentales.
Nuestra identidad como raza humana, como seres
humanos, es mucho más y mejor que todas las cultu
ras, ideas, tradiciones, cultos religiosos...
Se hace urgente y necesario liberarse del condicio
nante peso de nuestra historia, del lastre del pasado, si
queremos ser libres.
Sólo siendo libre puedes ser feliz.
No es necesario despreciar nada del pasado. El pa
sado fue así, y así hay que aceptarlo y respetarlo.
Pero es urgente liberarse de él, liberarse de su peso
condicionante, para ser uno mismo en el presente,
para que surja de dentro de cada uno la fresca espon
taneidad de lo que somos como inteligencia y amor sin
barreras, sin colores, sin partidismos, sin la dependen
cia de las particularidades totalmente accidentales.
Hemos de amar nuestro pequeño entorno y el gran
entorno del planeta.
Al liberarse del pasado no hay que odiar absoluta
mente nada. Se trata de amar todo de tal manera que
lo concreto y particular no nos impida amar lo univer
sal.
La Tierra es la casa común.
¿Qué importan las peculiaridades de las habitacio
nes dentro de la casa que nos cobija a todos?
El cobijado en esta casa es el ser humano. Sin más
adjetivos.
217
No importa cómo vista, cómo piense, cuáles sean
sus costumbres y tradiciones. Yo mismo no siento ni
orgullo ni desprecio por el país en que nací. Considero
que tal circunstancia en mi nacimiento fue totalmente
accidental. Lo mismo que nací allí podría haber naci
do en cualquier rincón del mundo. Me considero ciu
dadano del mundo. Todos somos los habitantes de la
misma casa, del planeta Tierra y del Universo entero.
218
EDUCACIÓN UTILITARIA
220
ñado el cumplimiento o, lo que es lo mismo, el cumplo
y miento.
Adorar a Dios por obligación resulta, además de in
concebible, tragicómico en la práctica.
Si la adoración es un acto de amor reverencial,
¿cómo puede hacerse por obligación?
Si el acto de amor no es libre, voluntario y sentido
internamente, no es amor.
Todo el esfuerzo que se hace en imponer leyes mo
rales debería usarse en enseñar, ayudar a comprender
que el ser bueno, el ser amoroso, el ser honesto, el ser
veraz, el ser amigable, es lo único razonable para un
ser consciente de sí mismo y lo único que nos puede
hacer felices.
Recuerdo que muchas veces siendo niño me dije
ron que tenía que ser bueno. Pero jamás oí decir a na
die que eso debía ser para mí tan natural como para un
manzano dar manzanas o para un rosal dar rosas o
para un pez vivir en el agua.
Nunca jamás oír decir a nadie que yo era ante todo
conciencia amorosa como lo más básico de mí mismo.
Me decían que era hijo de Dios pero al mismo tiempo
que era un demonio. Nunca entendí aquellos contra
sentidos.
¡Es tan sencillo ver que no hay que ser buenos por
que nadie te lo mande sino porque ésa es tu naturale
za! Y cuando somos malos es porque somos ignorantes
y estamos dormidos, sin damos cuenta de lo que so
mos.
Imponer la obligación de ser bueno es como obli
gar al pez a vivir en el agua.
Nos salimos del agua, nos salimos de la bondad,
porque aún no hemos visto, no nos han hecho ver que
lo nuestro es estar en el bien como para el pez lo es es
tar en el agua.
Sobran leyes e imposiciones y falta conocimiento
comprensivo vivencial.
221
ÉSA ES LA VERDAD Y NADA MÁS QUE ÉSA
Lo oí en una conversación.
Todos lo hemos oído muchas veces.
Muchas personas son tajantes: ésa es la única ver
dad, dicen. Lo demás es falso...
Hay momentos en que uno cree estar en la verdad
total y absoluta. Daría su vida por defender que eso
que piensa y dice es la única verdad, la verdad apodíc-
tica, incontrovertible.
Algunos, para no parecer demasiado pretenciosos y
orgullosos, le ponen a la frase una sordina y dicen: al
menos ésa es mi verdad.
Psicológicamente puede hablarse de «mi» verdad o
«tu» verdad. Porque significa la adecuación de lo que
se dice con lo que se piensa. Mi verdad psicológica es
decir lo que pienso.
Pero, ¿puede alguien conocer la verdad total y real
de algo?
Sabemos que existe el mundo de los objetos y he
chos concretos fenoménicos, visibles o perceptibles.
Pero para expresar esos objetos y fenómenos per
ceptibles hemos creado un mundo mental de concep
tos, ideas y palabras que son los signos o símbolos con
los que señalamos o significamos las cosas y los he
chos fenoménicos. Y este mundo de conceptos y signos
es muy variable.
Como el mundo de las cosas y hechos fenoménicos
está también en permanente cambio, existe una gran
dificultad para que los conceptos y palabras, cambian
tes y polivalentes en sí mismos, de una persona coinci
dan con los de otra.
Existe por tanto una doble dificultad para encerrar
y definir esa relativa realidad de las cosas y los hechos
en un marco concreto de conceptos y palabras.
Eso, en lo que se refiere al mundo de los hechos y
cosas sensibles y perceptibles.
Pero existe por otra parte el mundo de La Realidad,
de lo invisible, el mundo de lo inmutable, el mundo de
La Realidad siempre idéntica a sí misma, que es la au-
222
téntica y eterna Verdad. Es el mundo de 10 no percep
tible por los sentidos.
El mundo de lo fenoménico sensible resulta indefi
nible tanto por la variabilidad de las cosas y los hechos
en sí como por los diferentes significados y conceptos
con que los simbolizamos y significamos.
De ahí que sea pretencioso afirmar que lo que uno
piensa y dice de las cosas y los fenómenos sea la única y
total verdad sobre ellos. A lo sumo podrá decir que ésa es
su verdad psicológica, la verdad de lo que él ve y piensa.
Y en lo que respecta al mundo de lo Invisible o Ab
soluto, es indecible e inexpresable por su infinitud.
Las palabras y conceptos limitados no pueden
abarcar lo ilimitado e infinito.
De ahí que La Verdad puede ser percibida o sentida
o intuida. Pero no encerrada en palabras y conceptos.
Y ese misterio de la vida humana, ese desafío que
tenemos planteado los seres humanos, es lo que da ma
yor estímulo, sabor y gracia a nuestra existencia.
Ese «puedo pero no puedo», ese puedo ver e intuir
pero no puedo expresar ni abarcar, es lo que da encan
to a nuestra existencia y constituye la piedra de toque,
la señal orientadora hacia La Verdad.
Nadie puede tener, y mucho menos expresar, toda
la verdad de algo. De lo visible por su variabilidad. De
lo invisible por su inabarcabilidad e infinitud.
La Verdad del ser interno, del Ser Absoluto, se pue
de percibir e intuir. Pero nunca definir ni expresar.
En la vida existencial y concreta, tiene la verdad
quien cree no tenerla. De lo contrario ya no la tiene.
Todo lo que sabemos y expresamos de la verdad de
algo es una parcialidad de la verdad. Nadie es dueño
exclusivo de la verdad total.
Cuando la expresamos, estamos jugando con el
mundo mental que por definición nunca coincide con
el real.
Por tanto, ¿puede decir alguien: ésta es la verdad?
Ni siquiera puede decir con exactitud: ésta es mi ver
dad. Lo que él piensa no es necesariamente «lo que es».
Si se comprende bien esto, no seremos tan dogmá
ticos y absolutistas de la verdad como solemos ser.
No nos queda otro camino que la comprensión, la
flexibilidad y la tolerancia.
223
Cuanto más conocedor es uno de lo que estamos di
ciendo, más comprensivo e indulgente es. Y al contra
rio. Cuanta mayor es la ignorancia, más dogmático y
absolutista.
Decía el maestro oriental: el que sabe no habla. El
que habla no sabe.
225
Y algunas montañas con aire limpio y puro.
Y nidos de pájaros horneros en los postes del telé
fono y la electricidad.
Y golondrinas revoltosas revoloteando al atardecer.
Y noches tranquilas y calladas con estrellas claras y
brillantes.
Y algunos higos maduros en las higueras.
Y flores silvestres no pisoteadas.
Y algunas personas sin ambiciones posesivas, odios
recelosos y prisas febriles.
Y colibríes picoteando las flores.
Y mañanas serenas y radiantes.
Y amor sincero en algunos corazones.
No sé hasta cuándo.
Pero ¡todavía hay primaveras!
226
Impreso en BIG, S. A.
Manuel Fernández Márquez, s/n.
Sant Adriá del Besós (Barcelona)
Todos podemos alcanzar la felicidad,
hasta el ser más desgraciado, aquel que
ha perdido toda esperanza, el que ha
caído en el pozo más profundo de la
depresión, de la soledad. No hay que
irse muy lejos para conseguirlo ni hacer
oscuros pactos con seres surgidos del
fuego eterno, simplemente hay que
mirar en nuestro propio interior y
aprender a encontrar la manera,
sólo eso.
A menudo pensamos en el dinero, la
salud o las grandes comodidades como
el motor que nos acerca a la felicidad a
mayor velocidad. ¿Y si empezásemos a
ver el mundo desde otra perspectiva?
El amor, créanlo, nos puede acercar
mucho más rápido a la felicidad, sólo
hay que saber preguntarle a nuestro
corazón cómo empezar.