Está en la página 1de 6

EXAMEN DE CONCIENCIA

EXAMEN DE CONCIENCIA presencia de Dios, para descubrir lo que


hay en él y en sus obras que no se corres-
1. El examen de conciencia en el contexto ponde con su vocación de hijo de Dios en
del diálogo entre el hombre y Dios. 2. Co- Cristo, llamado a la santidad. El conoci-
nocimiento de Dios y conocimiento propio.
miento alcanzado le dispone a la contri-
3. Examen general y examen particular.
ción –al dolor por sus faltas y al propósito
En el ámbito de la conversión interior de enmendarse–, a pedir perdón a Dios, a
a Dios, el examen de conciencia suele ser valorar los bienes que de Él ha recibido, a
considerado bajo dos aspectos, muy rela- dar gracias y a buscar los medios adecua-
cionados entre sí: como parte de la pre- dos para mejorar en las circunstancias en
paración –individuación diligente de los las que se encuentra: “Mira tu conducta
pecados cometidos– para recibir con fruto con detenimiento. Verás que estás lleno de
el sacramento de la Penitencia (cfr. CCE, errores, que te hacen daño a ti y quizá tam-
n. 1454), y en cuanto práctica ascética bién a los que te rodean. (...) –Necesitas
necesaria para el progreso en la vida es- un buen examen de conciencia diario, que
piritual. Nos ceñimos al segundo aspecto, te lleve a propósitos concretos de mejora,
cuya finalidad queda bien centrada en es- porque sientas verdadero dolor de tus fal-
tas palabras de san Josemaría, que ponen tas, de tus omisiones y pecados” (F, 481).
en conexión la llamada y el seguimiento de El examen es una necesidad para el
Cristo con la necesidad de examinar el co- cristiano que quiere responder a la lla-
razón en el amor de Dios: “Los primeros mada divina: “Si luchas de verdad, nece-
Apóstoles, cuando el Señor los llamó, es- sitas hacer examen de conciencia. Cuida
taban junto a la barca vieja y junto a las re- el examen diario: mira si sientes dolor de
des rotas, remendándolas. El Señor les dijo Amor, porque no tratas a Nuestro Señor
que le siguieran; y ellos, «statim» –inmedia- como debieras” (S, 142). San Josemaría
tamente, «relictis omnibus» –abandonando pone de relieve la finalidad fundamental
todas las cosas, ¡todo!, le siguieron... Y del examen: el dolor por la falta de corres-
sucede algunas veces que nosotros –que pondencia al Amor de Dios, y advierte que
deseamos imitarles– no acabamos de el verdadero examen de conciencia debe
abandonar todo, y nos queda un apego en terminar en la contrición. Por eso aconse-
el corazón, un error en nuestra vida, que no ja: “Acaba siempre tu examen con un acto
queremos cortar, para ofrecérselo al Señor. de Amor –dolor de Amor–: por ti, por todos
–¿Harás el examen de tu corazón bien a los pecados de los hombres... –Y conside-
fondo? –No ha de quedar nada ahí, que no ra el cuidado paternal de Dios, que te quitó
sea de Él; si no, no le amamos bien, ni tú los obstáculos para que no tropezases” (C,
ni yo” (F, 356). 246). El examen no termina en sí mismo,
En esta última frase queda reflejado tiene su acabamiento en el dolor de amor
el punto hacia el que se dirigen todas las y, precisamente porque es de amor, en el
consideraciones que hace san Josemaría pesar por los pecados propios y ajenos. Es
sobre el examen de conciencia: la necesi- inspirado por el amor a Dios y lleva, ante
dad para el cristiano de crecer siempre en el Amor de Dios, al dolor por las faltas y al
el amor a Dios y de evitar todo aquello que agradecimiento. Y de ahí, a la rectificación
pueda ser un obstáculo a ese amor. de la conducta: “«Lo que debo a Dios, por
cristiano: mi falta de correspondencia, ante
esa deuda, me ha hecho llorar de dolor: de
1. El examen de conciencia en el con- dolor de Amor. ‘Mea culpa!’» –Bueno es
texto del diálogo entre el hombre y Dios que vayas reconociendo tus deudas: pero
El cristiano, mediante el examen de no olvides cómo se pagan: con lágrimas...
conciencia, se sitúa ante sí mismo en la y con obras” (C, 242).

475

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


EXAMEN DE CONCIENCIA

Para san Josemaría, “el examen de adelante un negocio requiere la contabili-


conciencia responde a una necesidad de dad de gastos e ingresos, detectar qué y
amor, de sensibilidad” (F, 110). Es la deli- cómo se puede mejorar, poner remedio a
cadeza del alma enamorada de Dios, que los fallos, etc. Alcanzar la vida eterna es
busca agradar a su Señor hasta en los más la finalidad del gran negocio del cristiano,
pequeños detalles: “Cómo entiendo la pre- que se concreta en la pelea diaria por co-
gunta que se formulaba aquella alma ena- rresponder a la gracia divina. Paso previo
morada de Dios: ¿ha habido algún mohín y punto de partida para esa lucha es el
de disgusto, ha habido algo en mí que te examen de conciencia. Descuidarlo es un
pueda a Ti, Señor, Amor mío, doler? –Pide serio peligro: “Hay un enemigo de la vida
a tu Padre Dios que nos conceda esa exi- interior, pequeño, tonto; pero muy eficaz,
gencia constante de amor” (F, 494). por desgracia: el poco empeño en el exa-
Ese diálogo, fruto de la amorosa rela- men de conciencia” (F, 109). Nada importa
ción personal entre el cristiano y Dios, es tanto al cristiano como acercarse más y
el lugar propio del examen de conciencia más a Dios, por lo que procurará siempre
(cfr. CECH, p. 431). Para san Josemaría, el “hacer a conciencia el examen de concien-
examen no es simple introspección, una cia” (Del Portillo, Carta 8-XII-1976, n. 8:
especie de monólogo interior que versa Fernández Carvajal, 2004, III, p. 391).
sobre uno mismo y sus obras, para cali- El examen es tarea diaria. “No me de-
brar, incluso hasta la exageración, si va jes todos los días, por la noche, el examen:
bien o si va mal, pues “el cristiano no es un es cuestión de tres minutos” (CECH, p.
maníaco coleccionista de una hoja de ser- 422), recomendaba san Josemaría a uno
vicios inmaculada” (ECP, 75). El examen es de sus hijos, sugiriendo el momento y el
una forma de oración, en la que el hombre tiempo para llevarlo a cabo: al final de la
considera su propia vida en la presencia jornada y con brevedad. Para un examen
de Dios, en diálogo con el Señor, y con la más detenido, con “más hondura y más
ayuda de su gracia: “Jesús, si en mí hay extensión” (C, 245), quedan los días de
algo que te desagrada, dímelo, para que retiro mensual y del curso de retiro anual:
lo arranquemos” (F, 108). En este ambiente “Días de retiro. Recogimiento para cono-
de trato amoroso con Dios queda descar- cer a Dios, para conocerte y así progresar.
tado el peligro de las rigideces o de una Un tiempo necesario para descubrir en
estima excesiva del esfuerzo humano en qué y cómo hay que reformarse: ¿qué he
el progreso espiritual: el alma se confía a de hacer?, ¿qué debo evitar?” (S, 177). En
Dios en su caminar, pues de Él recibe la luz la quietud y recogimiento de los días de
para saber dónde luchar y la fuerza para retiro, a solas con Dios, en esa “bendita
hacerlo. soledad que tanta falta hace para tener en
El examen de conciencia es tarea que marcha la vida interior” (C, 304), el cristia-
requiere empeño serio, pues el bien que no, lejos de los afanes de la jornada, tiene
está en juego es el más alto. Para ilustrar la oportunidad de considerar con más de-
esta realidad, san Josemaría acude a la tenimiento y amplitud su vida espiritual, y
comparación con la gestión de los nego- buscar la conversión: “¿Hay algo en tu vida
cios humanos: “Examen. –Labor diaria. que no responde a tu condición de cristia-
–Contabilidad que no descuida nunca no y que te lleve a no querer purificarte?
quien lleva un negocio. ¿Y hay negocio –Examínate y cambia” (F, 480).
que valga más que el negocio de la vida San Josemaría insiste también en la
eterna?” (C, 235). La comparación, ya usa- importancia de estar vigilantes en todo
da desde antiguo en la Iglesia (cfr. CECH, momento: “Acostumbraos a ver a Dios
pp. 423-424), es sencilla e ilustrativa: llevar detrás de todo, a saber que Él nos aguar-

476

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


EXAMEN DE CONCIENCIA

da siempre, que nos contempla y reclama ve prevenido contra el demonio mudo” (C,
justamente que le sigamos con lealtad, sin 236). Se trata del demonio –“del que nos
abandonar el lugar que en este mundo nos habla el Evangelio” (F, 127; cfr. Mt 9, 32-33,
corresponde. Hemos de caminar con vi- Mc 9, 24)– que impide al cristiano ser sin-
gilancia afectuosa, con una preocupación cero tanto consigo mismo en el examen de
sincera de luchar, para no perder su divina conciencia como en la dirección espiritual
compañía” (AD, 218). Con esa actitud de y en el sacramento de la Penitencia (cfr.
“vigilancia” no hace referencia a un hábito AD, 188-189; CECH, pp. 416-417). Si falta
de autocontrol permanente, sino más bien la sinceridad, no se reconocen las faltas y
a una actitud del espíritu, a una disposi- pecados, y el alma se cierra al dolor, a la
ción de ánimo propia del alma enamorada, petición de perdón y a la gracia divina. De
pues “cuando se ama de veras..., siempre ahí la recomendación taxativa: “Ten since-
se encuentran detalles para amar todavía ridad “salvaje” en el examen de concien-
más” (F, 420). Es una vigilancia serena que cia; es decir, valentía: la misma con la que
procede del amor a Dios, que busca amar- te miras en el espejo, para saber dónde te
le más y mejor en todo momento, y que has herido o dónde te has manchado, o
se concreta en la amorosa resolución de dónde están tus defectos, que has de eli-
“comenzar y recomenzar [la lucha] en cada minar” (S, 148).
momento, si fuera preciso” (AD, 219; cfr. Es la valentía que procede de una
AD, 214). El camino para formar en el alma esperanza firme en el amor de Dios: “Las
ese espíritu de examen es la buena realiza- miserias nuestras no nos deberán mo-
ción diaria del examen de conciencia y el ver nunca a desentendernos del Amor de
crecimiento en el amor de Dios. Dios, sino a acogernos a ese Amor (...). No
San Josemaría recoge –como luego hemos de alejarnos de Dios, porque des-
comentaremos con más detalle– la dis- cubramos nuestras fragilidades; hemos de
tinción clásica entre examen general, que atacar las miserias, precisamente porque
implica una mirada dirigida al conjunto de Dios confía en nosotros” (AD, 187).
la jornada, y examen particular, que dirige
la atención hacia un punto concreto en 2. Conocimiento de Dios y conocimiento
el que se desea mejorar. Ocasionalmen- propio
te hace diversas sugerencias, y entre los El examen de conciencia ha sido consi-
varios métodos que han sido propuestos derado tradicionalmente como medio para
para hacer los exámenes de conciencia, el conocimiento propio, y éste, a su vez,
no otorga primacía a ninguno de ellos en como camino necesario para la unión con
concreto, ni directa ni indirectamente, ni Dios (Delchard, 1961, cols. 1831-1838). Así
tampoco señala uno propio. “No se pue- lo señala también san Josemaría, cuando
den dar reglas fijas. El examen que va bien afirma que “el propio conocimiento nos
a una persona no va bien a otra; y aun a lleva como de la mano a la humildad” (C,
una persona le va bien durante una tem- 609). Y, con ella, a la confianza y al amor
porada, y después no. Eso depende de las de Dios en reconocimiento de su Bondad
circunstancias de cada uno. Cada cual se infinita: “No olvides que eres... el depósito
arregle con su director espiritual” (Del Por- de la basura. –Por eso, si acaso el Jardine-
tillo, Carta 8-XII-1976, n. 14, en Cartas de ro divino echa mano de ti, y te friega y te
familia, II: AGP, Biblioteca, P17). limpia... y te llena de magníficas flores..., ni
Sea cual fuere el modo de hacer el el aroma ni el color, que embellecen tu feal-
examen de conciencia, san Josemaría avi- dad, han de ponerte orgulloso” (C, 592).
sa de un peligro siempre presente en este Sin embargo, resulta notable la ante-
ejercicio espiritual: “A la hora del examen posición, que propone san Josemaría, del

477

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


EXAMEN DE CONCIENCIA

conocimiento de Dios al conocimiento de de deseos de corresponder mejor en ade-


sí mismo: “Invoca al Espíritu Santo en el lante (cfr. AD, 215).
examen de conciencia, para que tú conoz-
cas más a Dios, para que te conozcas a ti 3. Examen general y examen particular
mismo, y de esta manera puedas conver-
San Josemaría conoce y hace suya
tirte cada día” (F, 326; cfr. ECP, 58, 164; S,
–como ya dijimos– la distinción entre exa-
177; F, 184).
men general y examen particular, clásica y
No se trata de una novedad, sino de bien conocida en la ascética católica (cfr.
un modo de plantear la finalidad del exa- Liuima - Derville, 1961, cols. 1838-1849).
men de conciencia, que lleva a poner de Con un símil que se remite a la conside-
relieve la primacía del Amor de Dios por ración de la vida cristiana como lucha
nosotros (cfr. 1 Jn 4, 19). Para vivir vida so- –“guerra de paz”, “contienda de amor”,
brenatural, es necesario conocer la propia “combate espiritual”, “torneo de amor”
realidad del ser cristiano: tanto la propia (cfr. ECP, 73-77)–, presenta gráficamente la
humanidad, con su limitación y con su mi- naturaleza y finalidad de ambos modos del
seria, como –y de modo más fundamen- examen de conciencia: “El examen general
tal– la participación en la vida divina que parece defensa. –El particular, ataque. –El
recibimos con la gracia: “Saber que hemos primero es la armadura. El segundo, espa-
salido de las manos de Dios, que somos da toledana” (C, 238).
objeto de la predilección de la Trinidad El examen general, parangonado a la
Beatísima, que somos hijos de tan gran armadura que protege y defiende a su por-
Padre. Yo pido a mi Señor que nos decida- tador, tiene como objeto el combate diario
mos a darnos cuenta de eso, a saborearlo en su conjunto. Su ejercicio ofrece al cris-
día a día” (AD, 26). tiano la posibilidad de luchar con continui-
El cristiano ha de mirarse a sí mismo dad, sin bajar la guardia ni abandonar la
en el examen de conciencia a la luz de es- contienda, de “comenzar y recomenzar” (F,
tas verdades; de otro modo, alcanzará una 384; cfr. C, 292), de modo que la vida es-
visión parcial y con frecuencia poco positi- piritual sea activa y fuerte, y, por eso esté
va de sí mismo y de su obrar, en contraste protegida de las asechanzas del enemigo:
con la realidad querida por Dios: “Echa le- “Ese modo sobrenatural de proceder es
jos de ti esa desesperanza que te produce una verdadera táctica militar. –Sostienes la
el conocimiento de tu miseria. –Es verdad: guerra –las luchas diarias de tu vida inte-
por tu prestigio económico, eres un cero..., rior– en posiciones, que colocas lejos de
por tu prestigio social, otro cero..., y otro los muros capitales de tu fortaleza. Y el
por tus virtudes, y otro por tu talento... enemigo acude allí: a tu pequeña mortifi-
Pero, a la izquierda de esas negaciones, cación, a tu oración habitual, a tu trabajo
está Cristo... Y ¡qué cifra inconmensurable ordenado, a tu plan de vida: y es difícil que
resulta!” (C, 473). De ahí el consejo de san llegue a acercarse hasta los torreones, fla-
Josemaría: “Que cada uno de nosotros cos para el asalto, de tu castillo. –Y si llega,
medite en lo que Dios ha realizado por él, llega sin eficacia” (C, 307).
y en cómo ha correspondido” (AD, 312). El examen particular se centra en un
Al tener presentes las gracias recibidas de punto concreto en el que se quiere mejorar:
Dios –la vida, la filiación divina, la reden- “Con el examen particular has de ir dere-
ción–, en ese coloquio de amor con Dios chamente a adquirir una virtud determina-
que ha de ser el examen, el alma queda al da o a arrancar el defecto que te domina”
descubierto, con dolor de amor por las cul- (C, 241). Es el “arma de combate” (C, 240),
pas, agradecida por los dones recibidos, que mantiene vivo el espíritu de lucha a lo
esperanzada por la ayuda divina, y se llena largo de la jornada, concentrando las fuer-

478

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


EXPANSIÓN APOSTÓLICA DEL OPUS DEI: VISIÓN SINTÉTICA

zas en un frente concreto. Pero no se trata EXPANSIÓN APOSTÓLICA


de cualquier frente de batalla, sino que el DEL OPUS DEI: VISIÓN SINTÉTICA
objeto del examen particular ha de estar
bien definido para la situación del alma 1. Primera expansión por España (1928-
hoy y ahora. El cristiano ha de pedir ayuda 1945). 2. La expansión fuera de España:
a Dios y en la dirección espiritual para de- primeros países europeos y americanos
(1946-1953). 3. Nuevos continentes: África
terminar lo más conveniente para su alma:
y Asia (1954-1962). 4. La llegada a Oceanía
“Pide luces. –Insiste: hasta dar con la raíz
y a otros nuevos países (1963-1975).
para aplicarle esa arma de combate que es
el examen particular” (C, 240). Y luego, una Cuando en 1928, san Josemaría vio el
vez fijado el punto, determinar también los Opus Dei, tuvo el convencimiento de que
medios para conseguir ese objeto: así po- éste era y tenía que ser universal. Esta cer-
drá “ir derechamente” a adquirir la virtud o tidumbre no pudo materializarse hasta dé-
a arrancar el defecto. cadas después. En las líneas que siguen se
San Josemaría acentúa el aspecto procurará sintetizar cómo el Opus Dei fue
positivo de la lucha ascética, presentan- expandiéndose por los cuatro puntos car-
do como objeto o finalidad, en primer lu- dinales. Con ese fin dedicamos un apar-
gar, “adquirir una virtud determinada” (C, tado a la primera expansión en España
241). Aun cuando en ocasiones se aspire (1928-1945), que constituye el fundamento
a “arrancar un defecto”, será, de ordinario, de su difusión internacional comenzada en
más atractivo y eficaz dirigir la atención no 1945, cuando el fin de la Guerra Mundial lo
a ese defecto, sino a la virtud contraria a hizo posible. A partir de ahí nos centramos
ese defecto y esforzarse por adquirirla. “El en su extensión a otros países.
movimiento del alma hacia el bien –escribía
santo Tomás de Aquino– es más fuerte que 1. Primera expansión por España (1928-
el encaminado a apartarse del mal” (S.Th., 1945)
1-2, q. 29, a. 3), y san Josemaría en su en-
señanza sobre el examen está de acuerdo Durante sus primeros diecisiete años
con esa observación antropológica. de existencia, el Opus Dei se desarrolló
únicamente en España. Sin embargo, su
destino universal se manifestaba ya, apar-
Voces relacionadas: Contrición; Conversión;
te de otros muchos aspectos, en la insis-
Dirección espiritual; Humildad; Lucha ascética;
Plan de vida; Sinceridad.
tencia con la que san Josemaría recomen-
daba el estudio de idiomas a los primeros
miembros del Opus Dei. Efectivamente, el
Bibliografía: CECH, pp. 423-431; Agostino fundador les animó y consiguió material
Cappelletti, “Examen de conciencia”, en Erman-
para que estudiaran inglés, francés, ale-
no Ancilli (dir.), Diccionario de Espiritualidad,
II, Barcelona, Herder, 1983, pp. 68-73; Antoine
mán, e incluso japonés y ruso, también du-
Delchard et al., “Examen de conscience”, en rante los años de la Guerra Civil.
DSp, IV, 1961, cols. 1789-1838; Francisco Fer- Desde 1928 hasta el inicio de la Gue-
nández Carvajal, Hablar con Dios. Meditaciones rra Civil española (1936-1939), el único
para cada día del año, Madrid, Palabra, 2004; Centro del Opus Dei había sido la Acade-
Antanas Liuima - André Derville, “Examen parti- mia y Residencia DYA, en Madrid, aunque
culier”, en DSp, IV, 1961, cols. 1839-1849.
ya estaban previstas las personas que irían
Juan Ramón AREITIO a Valencia, y se estaban organizando los
preparativos para desembarcar más allá
de los Pirineos, en París (Francia). Sin em-
bargo el comienzo de la Guerra Civil truncó
esos planes de expansión (cfr. CONV, 32).

479

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei


Aviso de Copyright

Cada una de las voces que se ofrecen en esta Biblioteca Virtual


forma parte del Diccionario de San Josemaría Escrivá de Balaguer y
son propiedad de la Editorial Monte Carmelo, estando protegidas
por las leyes de derecho de autor.

Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei

También podría gustarte