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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y SOCIALES


COMISIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
POSTGRADO EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS
DOCTORADO EN GERENCIA

LA TEORÍA DEL PENSAMIENTO COMPLEJO DE EDGAR MORIN,


MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD

Jenny Guédez Vielma*

RESUMEN

Este documento consiste en un recurso reflexivo, para el aprendizaje de la


complejidad desde la bitácora filosófica del principal representante del
pensamiento complejo Dr. Edgar Morin, y la dimensión dialéctica de la
complejidad en lo referido a la acción humana, a través del análisis histórico,
la emergencia de este nuevo paradigma, dentro de la llamada crisis de la
modernidad y la posmodernidad, como las postura filosófica que dan origen
a la corrientes disconformes a los postulados de las ciencias clásicas y la
perspectivas positivista dentro de las ciencias sociales. Se trata de un
recurso interpretativo que toma el concepto, los principios de este postulado,
para entender la actividad gerencial, especialmente la referida a la gestión
humana y a las organizaciones en su praxis diaria para la toma de
decisiones.
PALABRAS CLAVE: modernidad, postmodernidad, complejidad,
pensamiento complejo, paradigmas, gestión humana de en la complejidad.

ABSTRACT
This document is a reflective resource in order to learning complexity from the
loggings philosophical of the main representative of complex thinking, Dr.
Edgar Morin, and the dialectical dimension of complexity in relation to human
action, through historical analysis, the emergence of this new paradigm,
within the so-called crisis of modernity and postmodernity, as the
philosophical stance that give rise to currents that are not in conformity with
the postulates of the classical sciences and the positivist perspectives within
the social sciences. It is an interpretive resource that takes the concept, the
principles of this postulate, to understand managerial activity, especially that
referring to human management and organizations in their daily decision-
making practice.

KEY WORDS: modernity, post modernity, complexity, complex thinking,


paradigms, human management of complexity
Introducción

De la aproximación a la complejidad, modernidad y postmodernidad

Entender el debate acerca de la modernidad, posmodernidad y la


perspectiva transformadora del pensamiento complejo, demanda una mirada
exploratoria a la incertidumbre de la realidad y a la comprensión de la
multidiversidad de un mundo globalizado, en el cual presenciamos “un
conocimiento desbordado por la rapidez de los cambios contemporáneos”,
como lo expresa Morin en su más reciente libro La Vía para el futuro de la
humanidad.

Vivimos tiempos de transformaciones dentro de un proceso dialéctico y


asimétrico, dentro de una dinámica compleja entre lo interno y lo externo,
entre el individuo y la sociedad, con “innumerables inter-retro-acciones, entre
procesos extremadamente diversos” (Morin, 2011, p.19) donde convergen el
saber inobjetable de la ciencia clásica y las alternativas emergentes al
paradigma modernista.

Modernos y posmodernos apuestan a esa transformación de la


realidad, pero es el contexto el que define hacia donde se producirá el
cambio, y ello evoca la manera en que el ser humano produce conocimiento
en un entramado filosófico, que abre espacio a grandes descubrimientos, la
ciencia y la investigación, a través de un cambio de paradigma.

Morin emplea la frase de Michael Lowy “No se trata de encontrar


soluciones para determinados problemas, sino de hallar un modo de vida
distinto, que no sea la negación abstracta de la modernidad, sino su
superación”

Es el necesario repensar del paradigma histórico planteado por Zeraoui,


que rompa con las visiones eurocentricas, y la ruptura total de nuestra
perspectiva actual del devenir de la humanidad, basado en la tesis de Kuhn

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sobre la inconmensurabilidad de las teorías y la reformulación de la
periodicidad de la historia, que conlleve a un paradigma nuevo
verdaderamente universal.

La vigencia de la doctrina modernista, en el quehacer y saber humano,


hace imposible predecir el futuro a través de la racionalidad y el empirismo
científico. La configuración actual ha cambiado el sentido de la realidad, la
aptitud humana frente a las cosas y a la ceguera propia del conocimiento y
de los saberes.

En las reflexiones de Sábato (1951), ese pensamiento cientificista y


progresista de las ideas, se encuentra en una profunda crisis que según sus
propias palabras:

En cuanto a la Ciencia, que iba a dar solución a todos los


problemas del cielo y de la tierra, había servido para facilitar
la concentración estatal y mientras por un lado la crisis
epistemológica atenuaba su arrogancia, por el otro se
mostraba al servicio de la destrucción y de la muerte. Y así
aprendimos brutalmente una verdad que debíamos haber
previsto, dada la esencia amoral del conocimiento científico:
que la ciencia no es por sí misma garantía de nada, porque a
sus realizaciones les son ajenas las preocupaciones éticas.
(p.2)

El surgimiento de la complejidad como ideal de superación de la


simplicidad, el determinismo clásico y la concepción eurocentrica del
conocimiento. Tiene el carácter holístico, de cosmovisión y
transdisciplinariedad que vincula al aprender y desaprender, al conocimiento
en sí mismo “Conocimiento del conocimiento” que como señala Morín; ve el
tejido en su conjunto, contempla la incertidumbre, el caos, que no solo se
centra en el sujeto, ni es un reflejo proyectado del objeto (Ugas, 2012.p.11).

Es un modo de pensar que implica cómo y hacia dónde se orienta el


pensamiento para vincular el orden, desorden y organización, que tal como lo

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expresó Bachelard significa “penetrar más allá de la máscara, más allá de la
apariencia real, allí donde el fenómeno se torna más complejo” (Bachelard en
Ugas, 2012, p.5)

Es que la complejidad entra en un nuevo paradigma que busca cubrir


las cuestiones que la ciencia positivista apartó durante años. De este modo,
la acción y el pensamiento humano se muestran como algo complejo, que
desde luego se debate en la razón centrada en el sujeto característica de la
modernidad a la identidad diluida de universo equívoco de la
postmodernidad.

Sobre la modernidad y la corriente positivista, Morin, señala lo


siguiente:

El saber no es producido para ser articulado y pensado, sino para


ser capitalizado y utilizado de manera anónima. Las
cuestiones fundamentales son rechazadas como cuestiones
generales, es decir, vagas, abstractas, no operacionales. La
cuestión original que la ciencia arrebató a la religión y a la
filosofía para asumirla, la cuestión que justifica su ambición
de ciencia: ¿qué es el hombre, qué es el mundo, qué es el
hombre en el mundo?, la remite [...] a los no sabios,
descalificados a priori. Sólo tolera que, a la edad de retirarse,
sus grandes dignatarios adopten cierta altura meditativa
(Morin, en Guzmán, 2012, p 25).

Para Guzmán, Morin pone sobre la mesa el hecho, quizás trivial para
algunos, aunque tal vez no para los propios estudiosos de la naturaleza, de
que la ciencia occidental es una elección sobre una forma de mirar al mundo
y de comprendernos a nosotros mismos y que lleva implícitamente una serie
de dogmatismos, ataduras y carencias (p.21).

En este sentido, la complejidad, tal como reseña Ugas, “es


paradigmática en tanto articula y reordena el conocimiento. Una

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autoorganización del conocimiento que vincule lo desvinculado y lo que
Morin denomina pensamiento complejo” (2012, p. 13) en el que el sujeto
debe introducirse de manera autorreflexiva en el conocimiento de sus objetos
y para el cual, el propio Morin, en su serie de libros El método, propone tres
principios que delinean el proceso de auto-eco-organización en el
surgimiento de la complejidad: el operador dialógico, el operador recursivo y
el operador holográmico.

Por su lado, Zeraoui sostiene que los términos de modernidad,


posmodernidad y crisis de valores, se han convertido en referencias
obligatorias cuando nos referimos a la sociedad del siglo XX (2006, p.7),
realidad que conjuntamente con el pensamiento complejo de Edgar Morin,
tienen más vigencia que nunca en el siglo XXI.

Tanto los tres principios propuestos por Morin, desde la óptica de la


complejidad, como las definiciones de modernidad y postmodernidad de
Zeraoui serán los cimientos de este artículo, como aproximación a las
tendencias, en los enfoques del conocimiento de la sociedad actual y su
articulación con la teoría y praxis de la gestión humana, obteniendo una
descripción valorativa de los paradigmas en la configuración de un nuevo
orden mundial y los desafíos organizacionales.

Lo anterior, revestido al análisis de Silva (2013) en su artículo


Tendencias, retos y oportunidades en la gestión humana, en el que señala
que la comprensión de la realidad compleja de la gerencia en Venezuela,
“solo es posible teniendo un fundamento teórico-epistemológico, que nos
ayude a comprender las complicaciones del mundo sin perder la perspectiva
global, desde las elucubraciones que demanda la teoría y la practica
gerencial” (p.113).

De este modo, el ensayo se orienta a reflexionar sobre esos cambios


paradigmáticos que se vienen desarrollando en el mundo y el surgimiento de

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la obra de Morin sobre el pensamiento complejo y la complejidad, dentro de
un enfoque epistemológico, que propicie la construcción de un conocimiento
transdísciplinario, orientado a entender la interacción de los sujetos y las
organizaciones.

MODERNIDAD Y POSTMODERNIDAD

El entorno mundial en el siglo XXI, marcado profundamente por la


globalización y la tecnología de información, presenta transformaciones y
constantes cambios, trayendo consigo grandes retos para el individuo y la
sociedad como un todo. La crisis de la modernidad heredada desde el
turbulento siglo XX continúa y aún sin un claro horizonte que nos oriente
hacia una nueva identidad.

La tesis de Habermas sostenía que, “la modernidad es un proyecto


inacabado… La modernidad es una época que se define a partir de haber
alcanzado conciencia de sí misma” (Innerarity, 1989, p.217) y según esto la
posmodernidad no propone sentidos nuevos, solo viene a romper los
dogmas de la utopía irrealizable, donde al hombre le quedó demasiado
grande encargarse de entender y controlar todo en el mundo.

Esa modernidad que tiene como cimiento la racionalización del mundo,


en donde nuestra razón se convierte en el fundamento último de todas las
cosas, desplazando a lo metafísico y a Dios, se sostiene sobre la corriente
positivista, que hoy por hoy sigue en pie, pero que no ha logrado dar
respuesta a grandes interrogantes y que se manifiesta con la sensación de lo
que López Herrerías (2013) refiere como el “Problema del yo” que define los
estilos de identidad dentro del ámbito psíquico y el ámbito cultural.

En La crisis de los grandes relatos, Lyotard refiere que la


posmodernidad es el abandono de los metarrelatos y grandes ideologías que
eclosionaron en el siglo XX, como lo son el liberalismo, el socialismo, el

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fascismo, etc. Para Lyotard el sujeto posmoderno construye sus pequeños
relatos, que pueden ser construidos muchas veces de manera contradictoria,
al no tener propósitos generales sino un propósito particular.

Regresando con López Herrerías y sus clasificaciones dentro de los dos


complementarios ámbitos de ejecución, este autor analiza cuatro tipos de
identidades, de las cuales se enumeran las dos primeras, para entender el
contraste entre lo moderno y posmoderno.

Identidad:

a) Moderna: conciencia como sustancia,


i. Universalismo unívoco
ii. Razón centrada en el sujeto
iii. Conocedora de la verdad de lo real
iv. Canon de medida de los hechos
v. Poder jerárquico del fuerte sobre el débil
b) Post-moderna: estilo reactivo crítico de la modernidad
i. Identidad diluida
ii. Universalismo equívoco (oportuno, interesado)
iii. Ajeno a las grandes ideas, los metarrelatos
iv. Carencia de patrones fundamentales
v. Oportunismo y barroquismo de las acciones
vi. Debilidad y vaciedad psicoética.

Esa modernidad que Trevino en sus Apuntes para la definición de


modernidad, delimita en tres grandes etapas históricas teniendo sus primeros
rasgos entre el año 1400 d.C. y 1650 d.C,, para tomar forma entre los años
1650 d.C. y 1800 d.C., e iniciarse como paradigma a partir del siglo XIX,

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alrededor del año 1800 d.C. hasta mediados del siglo XX abarcando la
mayoría de los aspectos de la vida humana.

Las manifestaciones de estas tres etapas pueden observarse, a su vez,


desde aspectos específicos que Trevino clasifica de la siguiente manera y
que sintetizamos a continuación:

Desde el aspecto cultural marcado por la expansión colonialista y la


conquista, la creación de la sociedad secular y posteriormente la creación de
utopías.

Desde el aspecto humanista con el redescubrimiento de la cultura


clásica; el surgimiento del racionalismo y empirismo, (unidas por Kant) y la
era de la nueva cultura de la modernidad, posteriormente la filosofía de
Hegel, la construcción de un Estado alternativo por Karl Marx, Teorías de las
clases sociales, la revolución francesa, el positivismo y la primacía de la
economía como fuerza motriz del mundo.

Desde el aspecto científico–tecnológico, con el “Método” como triunfo


de la razón y de la lógica, seguidamente del papel de la ciencia y la
tecnología como materia prima para el progreso, la teoría de selección
natural y la confrontación de la ciencia y la religión.

Desde el aspecto económico–socio–político, con el nacimiento del


Eurocentrismo, el mercantilismo y acumulación de riquezas, revolución
industrial, la separación de la iglesia del Estado, Revolución Bolchevique y el
Estado Moderno en su máxima expresión.

Todo lo anterior caracterizó la consolidación de la modernidad hasta


que surgieron nuevas corrientes filosóficas, basadas principalmente en
Nietzsche con su “Dios ha muerto”, cuyos aportes de pensadores tales como
Russell, Lyotard, Derrida, Foucault, Deleuze, Agamben, Vattimo marcan la
crisis de la modernidad o Posmodernidad a partir de la primera mitad del

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siglo XX, así como las revoluciones científicas y cambios de paradigma
propuesto por el científico Thomas Kuhn, filósofos como Edgar Morin, entre
otros.

Posmodernismo que desde la visión de López Herrería (2013), “es un


cuestionamiento de nociones como ‘Verdad y razón’ y los estándares
tradicionales de objetividad hacia un conocimiento relativo y siempre
provisional, donde no sabemos mucho de nosotros, ni hacia donde queremos
ir” (pp.14) y que casi un siglo después cuando transitamos en el III milenio en
pleno siglo XXI, sigue transformándose hacia una paradigma metamoderno
que tenga una nueva visión de identidad reconocida la crisis de la
modernidad y la insuficientes respuestas de la postmodernidad.

Hacia un nuevo paradigma

En la obra realizada por el profesor e investigador argelino-mexicano,


Dr. Zidane Zeraoui, sobre la Modernidad y posmodernidad y la crisis de los
paradigmas y valores, se analizan los aportes del científico norteamericano
Thomas Huhn en la compresión y entendimiento de la transición hacia una
nueva visión de la historia o un nuevo paradigma histórico.

“La situación que Kuhn llama de transición-confusión es un periodo en


donde todavía permanecen los viejos paradigmas, pero se imponen nuevos
paradigmas.” (Zeraoui, 2006. p.31). En su tesis sobre los nuevos paradigmas
Kuhn propone los elementos determinantes para entender los cambios
actuales.

En efecto, según él son los modelos que tenemos del mundo lo que
determinan lo que vemos y no al contrario. Precisamente esta fase de
cambio paradigmático, etapa de transición que vivimos, se define sobre la
base de la incertidumbre. Después de la era del progreso continuo de la fe

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en la infalibilidad de la ciencia, el hombre se plantea la complejidad de la
realidad. (Zeraoui p.32)

Es en ese cambio donde cobra fuerza el paradigma de la complejidad,


que si bien tiene sus orígenes remotos en los pensamientos de Heráclito o
Platón y se va formando como una estructura teórica dentro del campo de la
física o la matemática, se reviste de importancia con el trabajo y los aportes
de Edgar Morin, especialmente en el campo de las ciencias sociales y en la
formulación de la filosofía o epistemología de la complejidad.

“Esta forma de pensar identificada como pensamiento complejo y el


cual intenta recuperar lo empírico, la incertidumbre, la dificultad de adquirir
certezas, de concebir un orden absoluto…no significa disipar las paradojas,
significa profundizar en la realidad, buscando otros niveles, que faciliten la
comprensión del objeto de estudio” (Graterol. 2013. p.98)

En ese orden de ideas y extrapolado al campo de la Gerencia, Silva


(2013) señala que:

El pensamiento complejo lleva a comprender e integrar los


diversos periodos de la organización del trabajo del hombre y
por ende, la gerencia en todas sus manifestaciones, evitando
caer por la rutina en la falta del espíritu crítico, zonas de
confort, reduccionismos, en simplicidades de una maraña de
situaciones que se adentran en un mundo aleatorio,
azarístico y de grandes transformaciones que ha
caracterizado a las sociedades, sus organizaciones y las
conductas de sus hombres, de sus directivos, expresados
específicamente en sus gerentes en gestión humana (p.113)

Por consiguiente, entender el cambio de paradigma hacia lo complejo y


sus implicaciones en la realidad humana, que abarque el campo de las
ciencias sociales y el de las ciencias administrativas, requiere pasearse
desde los cimientos del paradigma hasta la conceptualización y

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categorización de su principal representante Edgar Morin, dentro una
metodología epistemológica sistémica de lo simple y lo complejo

La ciencia de la complejidad y el pensamiento complejo

Ubicar el paradigma de la complejidad dentro de la realidad, es


reconocer la realidad misma, desde la gnoseología del conocimiento, del
saber formal y del saber hacer. De la práctica humana y sus distintos
enfoques, que abarcan lo científico, lo filosófico, lo ético, político, y
humanista, con énfasis en las consecuencias y emergencias, en lo
transdiciplinar y en la cosmovisión de la vida, que no es la pretensión de un
saber total, pero es la reforma del pensamiento mediante la teoría general de
la organización y principios los generativos del conocimiento. Es una
epistemología dentro del ámbito de la ciencia y más allá de las ciencias, de
una realidad que no es puramente racional y es la reflexión filosófica
profunda para el actuar sobre la civilización que esperamos.

Es esa multipluralidad del paradigma emergente de la complejidad, que


hace pertinente la distinción entra las ciencias de la complejidad y el
pensamiento complejo, que aunque son términos que pueden
complementarse presentan un matiz de diferencia “La primera constituye una
aproximación científica al estudio de los sistemas complejos, su novedad es
de orden metodológico y técnico y no implica necesariamente una
renovación epistemológica.” (Rodríguez y Roggero, 2011., p.151). En este
caso la complejidad, se relaciona con la lógica del mundo real y la interacción
de sus elementos, se desarrolla con importantes teorías como la cibernética,
la teoría sistémica o de información, la termodinámica, la física o mecánica
cuántica, etc.

Por otra parte el pensamiento complejo constituye en sí mismo, “un


enfoque epistemológico que intenta repensar y recomponer la relación entre
ciencia y filosofía. (Rodríguez y Roggero, 2011., p.151). Por lo cual el

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pensamiento complejo se refiere a una característica o propiedad
epistemológica de interpretar la realidad, en el cual “el sujeto debe
introducirse de manera autorreflexiva en el conocimiento de los objetos”
(Morin 1998. P.17) y funciona no como una metodología sino como la
estrategia del paradigma de la complejidad.

Grandes pensadores e investigadores como Henri Laborit, Nober


Weiner, John Dewey, Henry Atlan, Jean Piaget, Alan Turin, Gerard
Weisbuch, Ilya Prigogine por mencionar algunos, han abordado desde un
aspecto científico y filosófico el paradigma de la complejidad, como
respuesta racional al determinismo, mecanicismo y reduccionismo de la
ciencia tradicional y han sido partícipes de revoluciones en la física o la
matemática o las ciencias clásicas.

Por ejemplo, el profesor Belga Ilya Prigogine, incursiona en la ciencia


de la complejidad, desde la físico-química, (especialista en termodinámica),
con su modelo de los sistemas abiertos y los procesos irreversibles de las
estructuras disipativas, con la cual realiza grandes aportes sobre el orden,
caos, azar, auto-organización de los elementos y lo que denomina como
sistemas complejos, donde incluye la evolución misma y los
comportamientos biológicos.

Sus ideas tuvo incidencias directas sobre en análisis de la realidad, no


solo desde la físico química, sino en otros ámbitos de la vida siendo los
cimientos y la inspiración del filósofo Edgar Morin, quien más tarde importaría
los conceptos de las teorías científicas del caos, de la complejidad y teorías
como la de la incertidumbre que formuló Heisenberg hacia las ciencias
sociales y más allá de eso aportar valor reformulándolos, extrapolando los
términos de entropía, el caos, la auto-organización, la de los sistemas
abiertos, a otros campos del conocimiento.

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De ese traza epistemológica y contextualizando la vida Morin, que él
mismo introduce en su obra La Via para el futuro de la humanidad, evidencia
como Morin propone desde el campo epistemológico una nueva perspectiva
de la realidad social, desde todos sus ámbitos y la reconstrucción y
centralidad del sujeto y su relación con el objeto y visceversa.

De ese modo y tal como lo enfatiza Morin (1994):

La complejidad no es un fundamento, es el principio regulador que


no pierde nunca de vista la realidad del tejido fenoménico en
el cual estamos y que constituye nuestro mundo. Se ha
hablado también de monstruos y yo creo efectivamente que
lo real es monstruoso. Es enorme y está fuera de toda
norma, escapa en última instancia a nuestros conceptos
reguladores, pero podemos tratar de gobernar al máximo esa
regulación (p.146)

Principios de la complejidad y ámbito de acción

Al reflexionar sobre los ámbitos de acción de la complejidad,


primeramente nos paseamos por el lenguaje de las ciencias puras, los
sistemas, la termodinámica, por la acción de un universo más pluriverso, de
la biología pura del ser humano y de todas las variaciones que en el
quehacer histórico han ido evolucionando para entender nuevas lógicas
científicas, que como expresa Germibillo (2018)

Es científica en el sentido de ha creado un nuevo criterio de


cientificidad y tiene una base, un contenido en la
termodinámica, la ciencia del calor, en nuevas ciencias que
han entendido que el mundo real es intrínsecamente
impredecible porque está en continua evolución. La ciencia
de la complejidad en sus resultados se articula de forma
cada vez más evidente, desarrollándose hacia la dirección de
una visión rigurosa pero indeterminista de lo real, concreta y
que, por esto, no se puede generalizar. Toda la ciencia

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innovadora del último siglo va evidentemente hacia esta
dirección y lo hace dialogando, de forma concreta, con el
mundo real y deconstruyendo el “Mundo de papel” de la
ciencia clásica. (p.185)

Pero a su vez el pensamiento complejo cruza la franja de lo científico


para encontrarse con la profundidad de los saberes y del conocimiento, que
de acuerdo con los principios del pensamiento complejo Morin (1997) “no
deben convertirse en una metodología, son la estrategia de un paradigma de
la complejidad, el cual no existe, está en el horizonte. En este sentido, el
paradigma de la complejidad comprende en su proceso los modos
simplificadores ya que se simplifica por razones prácticas y heurísticas, no
para buscar verdades ultimas”. (Morin en Ugas. 2012. p.15)

De este modo el ámbito de aplicación del pensamiento complejo se


extiende a todos los ámbitos de interacción humana, la educación, las
ciencias humanísticas, las ciencias sociales, la historia, las ciencias
administrativas, las artes, etc. y como expresa Morin (2004) “Cuando se
habla de complejidad, se trata de enfrentar la dificultad de pensar y de vivir”
(p.224). La complejidad está en todo, incluso en nosotros mismos.

Esas consideraciones se encierran en tres principios que delinean el


pensamiento complejo propuesto por Morin y que Silva (2013); resume en
su análisis como:

- Principio Dialógico: Mantiene la dualidad en el seno de la


unidad que asocia dos términos a la vez complementarios y
antagónicos, orden y desorden, aunque son dos enemigos uno
suprime al otro al mismo tiempo y ciertos casos, colaboran y
producen la organización y la complejidad.
- Principio de Recursividad Organizacional: Proceso en el cual
los productos y los efectos son al mismo tiempo causas y
productos de aquellos que los producen. La sociedad es

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producida por la interacción entre individuos, pero la sociedad
una vez producida retroactua sobre los individuos y los produce.

- Principio hologramático: Es un holograma físico, el menor punto


de la imagen del holograma contiene la casi totalidad de la
información del objeto representado. No solamente la parte está
en el todo sino el todo está en las partes. (p.114)

Estos tres principios nos comprueban que el pensamiento


complejo busca incorporar lo concreto de las partes a la totalidad de las
mismas, y articula los principios de orden y desorden, de separación y
de unión, de autonomía y dependencias. De ese modo reconoce lo
simple y lo concreto, rompe con los tradicionales esquemas de
pensamiento y da paso a una corriente que se impone ante las
carencias de las ideas modernistas mencionadas anteriormente.

La complejidad en la teoría y praxis de la gestión humana

De acuerdo con el planteamiento de Silva para abordar el tema de


gerencia, se debe tener un fundamento teórico-epistemológico que permita
comprender las complicaciones del mundo sin perder la perspectiva global,
desde la elucubraciones que demanda la teoría y la práctica gerencial, para
entender los antecedentes, la actualidad y lo que depara el futuro y dar
sentido a las acciones y decisiones estratégicas en el contexto
organizacional. (p.113)

Las complejidades de nuestro actual contexto social y económico,


requieren de una profunda transformación del conocimiento, que permita
vincular el postulado epistemológico con la práctica humana, más allá de una
simple lógica racional. Las organizaciones, como unidades de análisis, están
sometidas a una dinámica constante de interacción con su entorno y son
afectadas directamente por los cambios que en él se generen. Entonces, el

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entorno se comporta como un todo que rodea la empresa y por ende no se
puede separar de su operatividad.

Para interpretar los comportamientos dentro a las organizaciones, debe


considerarse su contexto, a través de la evaluación de los factores sociales,
económicos, políticos y regulatorios, ambientales, culturales, tecnológicos,
demográficos, religiosos, etc., que influyen considerablemente en la toma de
decisiones y en la planificación de la empresa en el tiempo. Es menester
destacar que “Todas las organizaciones se derivan de la acción
especializada de personas, (Barnard, en Turriago, 2009. P11.) y en ellas
pone en evidencia la complejidad del todo y que puede traducirse en el
aspecto administrativo a la organización como un sistema que lleva la
polivalencia lógica en su direccionamiento y en torno ese proceder epistemológico
se combinan procedimientos analíticos y procedimientos sintéticos donde el
Gerente se debe conocerse a sí mismo, para poder conducir a otros, con una
gestión humana enfocada en resultados, con gente integrada y
comprometida que trabaje con la organización y no para la organización

La gestión humana tiene que construir un espacio de confianza,


participando de forma empática y activa, incorporando la atención de los
aspectos personales del trabajador, conocer sus valores y desarrollar un
lenguaje emocional para el trabajador. El elemento clave es la confianza,
para poder influir y poder liderar, dentro de las organizaciones y que
entendiendo lo expresado por Silva (2013) la gestión humana debe usar las
ventajas de los métodos cualitativos, rompiendo con el método cuantitativo
muy arraigado en la racionalidad del mundo de los negocios.

La teoría administrativa – gerencial sobre el cambio y la política de la Psico-


socio-cultura de esa transformación organizacional, se enmarca en un
proceso dialéctico, asimétrico y de continua interacción que resulta en
distintas variaciones de orden estructural y comportamientos que definen la

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dinámica de poder entre las fuerzas internas y externas, individuos y grupos
de personas. Ese proceso no es otro, que el contenido en la complejidad.

Finalmente esta perspectiva sistémica, en la cual, se comunica


información, manejan patrones de conductas y comportamiento, se genera
un lenguaje común y se fijan normas, rituales y ceremonias organizacionales,
que son contemplados dentro de la cultura organizacional y que será la
variable intangible que le diferencie la praxis de la gestión humana, que
transforme el Homo œconomicus hacia el campo de las relaciones humanas,
con un nivel de integración social, reconocimiento y demás resultados que
refiere Chiavenato del trabajo de Elton Mayo en Hawthorne.

* Jenny Guédez Vielma. Doctorando en Gerencia


Lic. Comercio Internacional/Especialista en Negocios Internacionales/Magister en
Administración Mención Finanzas
jencgv@gmail.com

Fecha de entrega: 24 de Noviembre de 2020.


Para revisión del Prof. Jesús Silva Pacheco del Seminario de Gestión Humana de la
complejidad

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