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Pineda(1)
2 Indiscutiblemente, que un estudio sobre las C:E, debe partir del conocimiento del contexto
que las alberga, e impide o estimula su desarrollo. En tal caso, vale la pena recordar que las
comunidades científicas representan una categoría social reflejo de realidades específicas, en
donde el saber se categoriza de acuerdo a la apreciación y al reconocimiento que el Estado y la
sociedad en general manifiestan sobre valor social estratégico del conocimiento. En tal sentido,
el afán de reconocimiento así como la factibilidad de poder aplicar sus saberes, choca con los
estrechos marcos de apreciación del conocimiento, en sociedades poco desarrolladas. Así
autoestima, estímulos, desestímulos, reconocimiento y desconocimiento juegan su partida en la
baraja de la opinión pública y del Estado con relación a la I+D, unas veces a favor y otras en
contra, de la sostenibilidad de comunidades científicas especialmente en contextos periféricos.
Indagar un poco en las interioridades y nexos internos, así como en la dinámica de las
conexiones externas de nuestras comunidades, requiere como dijimos del conocimiento sobre
la realidad interna de cada país. En tal caso, Colombia ofrece un caldo de cultivo, bastante
atractivo para la investigación social sobre el desarrollo de la ciencia y la tecnología y muy
especialmente, de sus protagonistas; los investigadores y sus consecuentes grupos y centros
de investigación. Puede ser tan heterogéneo este estudio, que podríamos afirmar que el mismo
requiere de una aproximación regional diferenciada, al interior del país. Porque los patrones
culturales, desempeñan un papel muy importante, así como el grado de reconocimiento
institucional y social que haya alcanzado la ciencia y la tecnología, en cada espacio territorial lo
que bien podíamos describir como periferias regionales. En consecuencia, los problemas del
conocimiento, son tan locales como nacionales. En este orden de ideas se les exige a las
comunidades investigativas, partiendo del conocimiento de sus propias realidades que sepan
cuándo, cómo y dónde aplicar la ciencia y la tecnología con el fin de mitigar las convulsiones
sociales, producto de la deficiente calidad de vida en un país en donde diariamente se
acuestan con hambre 10 millones de colombianos, en medio de un conflicto que poco a poco
se transnacionaliza. De otra parte, es importante considerar que en sociedades inmersas en la
complejidad de un conflicto bélico como Colombia, la agenda investigativa adquiere un orden
de prioridades específico. En tales circunstancias, la presencia internacional de nuestra
comunidad científica no solo se dificulta notablemente, sino que debe involucrar estudios sobre
el exilio incluyendo el de orden político de nuestros investigadores. En condiciones tan
adversas, nuestro conocimiento debe estar al servicio de las grandes y urgentes necesidades
sociales. Lamentablemente, la situación en que se desarrolla la ciencia deja mucho que desear,
y nos coloca en condiciones desventajosas, para enfrentar los urgentes retos sociales, con el
fin de contribuir a la paz y al desarrollo nacional. La ciencia y la tecnología en Colombia, están
llamadas a participar activa y creativamente en la construcción de nuevas alternativas
paradigmáticas, basadas en el desarrollo humano.
3 Las comunidades científicas deben por lo tanto, asumir un compromiso ético con el futuro del
país. Porque de continuar la precaria situación actual frente al desarrollo científico técnico,
corre serio peligro de naufragar el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que sustenta sus
posibilidades de desarrollo. En tales circunstancias el desarrollo de la ciencia debe convertirse
en un mega proyecto de carácter prospectivo, que cuente inclusive con el apoyo de amplios
sectores de la política nacional. No se trata de entregar los laboratorios de investigación a la
clase política, la idea es alfabetizar a la dirigencia política y empresarial en los contenidos
básicos del conocimiento, así como de sus ventajas implícitas. Construyendo así agendas
prospectivas concertadas, lo que exige un arduo trabajo de divulgación y apropiación pública
del conocimiento y más que ello, de los beneficios derivados del mismo. En las actuales
circunstancias de desarrollo tecnocientífico mundial, los políticos no se deben conformar con
ser asesorados por científicos, deben ir mucho más lejos; aprendiendo y apropiándose de los
beneficios de la ciencia y de las innovaciones tecnológicas para así poder asimilar el valor
estratégico de la misma, a través de los planes regionales y nacionales de desarrollo. De otra
parte, llegar a todos los espacios del tejido social no es tarea fácil, cuando tradicionalmente se
ha considerado que la ciencia y la tecnología, están por fuera y por encima de la sociedad. Esto
representa un grave desenfoque porque en las realidades nacionales sucede todo lo contrario,
ambas son productos sociales, que crecen o se estancan de acuerdo a determinadas
circunstancias históricas. Las comunidades científicas deben entonces aprender a llegar a la
comunidad, escuchar sus demandas y traducirlas en soluciones técnicas y científicas. Para ello
se exige un equipo investigativo comprometido con su entorno, conocedor de sus necesidades
y ampliamente receptivo frente al valor de las sabidurías locales. Tiene que romper esquemas,
aprender un nuevo lenguaje, popularizar su saber y demostrar la eficiencia social de su
aplicación. Esto implica una alianza estratégica entre ciencia, tecnología, popularización del
conocimiento y sociedad. En tales condiciones, los científicos tienen que aprender a hablar y
más que ello interpretar el lenguaje de su tejido social inmediato. Demostrar las bondades de la
teorización científica a través de aplicaciones prácticas. Deben estar igualmente, al tanto de
todas las convulsiones sociales y políticas del país, trabajar con la industria, la educación, los
Sistemas Locales de Innovación (SLI) Así interactuando en diferentes espacios, el científico
aprende y enseña, valora y autovalora sus aportes, es crítico y autocrático, reconoce y se
reconoce a sí mismo como agente social de transformación, paz y desarrollo. En Colombia el
rol asignado a nuestro personal científico es diferente por su contexto y por sus alcances,
porque debe asumir riesgos y compromisos, construir alternativas, saber correr riesgos, ser
comprometido y propositivo desarrollando habilidades, aprendiendo a moverse en diferentes
espacios, conjugando los escenarios locales con los nacionales y a su vez con el desarrollo del
conocimiento a escala mundial.
5 Frente a los enormes problemas políticos y militares, que convulsionan al mundo moderno, el
dilema ético sobre la ciencia necesariamente se convierte en tema obligado de debate
científico. Surgen entonces serios interrogantes: qué tipo de ciencia necesitamos? Cómo salir
del subdesarrollo? Cuál debe ser la visión misión de las comunidades científicas de la periferia?
Cómo encontrar la utilidad social del conocimiento? Cuáles son las reglas que debemos
seguir? Existen modelos a imitar? Cuáles son las prioridades? Cómo definir las agendas
investigativas? Para qué sirve el conocimiento en un mundo de marginalidad? Todo esto
sucede en un mundo de complejidades y rupturas en donde los agregados científicos y
tecnológicos desempeñan un gran papel. Cambiando así los escenarios, los actores, la
producción, el consumo, los patrones de conducta y de comportamiento social frente a la
tecnociencia. En un mundo de tecnocultura, tecnoproducción, tecnoindustrialización,
tecnoguerras, etc. cuando el conocimiento adquiere nuevas características económicas y la
tecnología tiene que rendirle cuentas a la humanidad y muy especialmente a las naciones
marginadas de la misma. Porque el desarrollo de la tecnología llegó para quedarse, marcando
las fortalezas de unos y profundizando las debilidades de otros. Pareciera que el presupuesto
de Eduardo Galeano que divide a ganadores y perdedores se convirtiera hoy en la esencia
misma del paradigma de la globalización. Por esta razón necesitamos hacer grandes cambios
en el aprendizaje, producción y socialización de los conocimientos, de acuerdo a las
características de nuestra historicidad. La alternativa de mirar y copiar lo ajeno, debe ceder
espacio a la originalidad, autonomía y soberanía de los saberes locales.
Bibliografía: ACEVEDO PINEDA, Elsa Beatriz. Deben los científicos participar en política?
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académicos con clientes externos GALLOPIN, Gilberto, FUNTOWICZ, Silvio, O CONNOR,
Martín, RAVETZ, Jerry. Una ciencia para el siglo XXI: del contrato social al núcleo científico.
Nota: (1)Titular del Departamento de Humanidades e Idiomas de la Universidad Tecnológica de
Pereira. Miembro de la Cátedra Colombia de CTS+I