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SINDROMES
GERIATRICOS
UNIVERSIDAD CRISTOBAL COLON

FACULTAD DE MEDICINA

02/03/2011

DRA. CELIA URBINA LOPEZ

ALUMNO: MIGUEL ANGEL CHAGOYA TRIANA


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INDICE

INTRODUCCION …………………………………………………..3

TRASTORNOS DE LA MARCHA ……………………………..4

SINDROME DE CAIDAS ………………………………………..7

INCONTINENCIA URINARIA ………………………….……..10

DEPRIVACION SENSORIAL …………………………………..12

COLAPSO DEL CUIDADOR…………………………………….14

DEPRESION ………………………………………………….……..16

POLIFARMACIA …………………………………………………..19

MAREO O VERTIGO ……………………………………….…….21

SINDROME DE INMOVILIDAD ……………………….……..23

ABUSO Y VICTIMIZACION ………………………………..…..26

CONCLUSION ………………………………………………………29

BIBLIOGRAFIA ……………………………………………….……30
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INTRODUCCION

El viejo aforismo senequiano de «la vejez es en sí misma enfermedad» ha planeado


desde siempre sobre el campo de la gerontología, y aunque la moderna
gerontología confirma el cará cter fisioló gico del envejecimiento humano, también
es cierto que la caída de la vitalidad condicionada por el envejecer aumenta la
vulnerabilidad del anciano a padecer enfermedades e incapacidades.

El envejecimiento será fisioló gico cuando cumpla pará metros bioló gicos aceptados
para los distintos tramos de edad y mantenga la capacidad de relació n con el
medio social, y será patoló gico cuando la incidencia de enfermedad altere dichos
pará metros bioló gicos y dificulte las relaciones sociales.

La Organizació n Mundial de la Salud (OMS) define la salud como «un estado en el


que existe una situació n ó ptima de bienestar físico, mental y social y no
meramente como una ausencia de enfermedad»; esta definició n adquiere en
geriatría un relieve especial a Síndromes geriá tricos. Justificació n, concepto e
importancia de los síndromes geriá tricos incluir tanto las alteraciones físicas y
mentales como las circunstancias socioeconó micas y personales.

El concepto de anciano sano no está ligado siempre al de ausencia de enfermedad,


y quizá s, como bien recuerda también la OMS, «la salud del anciano se mide en
términos de funció n».

Con el envejecimiento se producen cambios fisioló gicos en todos los sistemas del
organismo que determinan disminució n de la reserva funcional limitando la
capacidad de respuesta ante un aumento de la demanda o un estrés. También se
produce un deterioro de los procesos reguladores que mantienen la integració n
funcional entre los diferentes ó rganos y sistemas del individuo. Así, pues, el
envejecimiento no es só lo la suma de la reducció n individual de la reserva
funcional de cada ó rgano, sino también de los mecanismos de funció n que integran
sus funciones.

El fenó meno del envejecimiento de forma global, y principalmente sus aspectos


bioló gicos, fisioló gicos y patoló gicos obligan al personal sanitario a conocer las
peculiaridades del anciano enfermo para mejorar la calidad de su asistencia, así
como la necesidad de crear recursos específicos que ubiquen al anciano en el lugar
adecuado segú n sus necesidades sociosanitarias, gestionando ó ptimamente los
medios de los que disponemos.
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I. TRASTORNOS DE LA MARCHA
La marcha y el balance son dos capacidades determinantes para la locomoció n del
ser humano; gracias a ellas es posible desplazarse de un lugar a otro, lo que
permite llevar acabo actividades de la vida cotidiana.

En el adulto mayor el mantenimiento de ambas capacidades cobran en forma


gradual una importancia mayor por su estrecha relació n con la funcionalidad y con
el grado de independencia.

DEFINICIÓN

El balance o equilibrio se puede definir como la capacidad de mantener estable el


centro de gravedad corporal sobre una superficie determinada, capacidad
adquirida y que es permite mantener el equilibrio ante cambios en las condiciones
ambientales.

La marcha se define como la capacidad aprendida que consiste en movimientos


repetidos programados por medio de patrones coordinados que comprenden las
extremidades y el tronco. Estos movimientos coordinados de los tobillos, rodillas y
cadera hacen la oscilació n y la estancia de cada pie de manera respectiva,
permitiendo las fases de caminar.

EPIDEMIOLOGIA

Son un problema comú n en el anciano estimá ndose que el 15% de los mayores de
65 añ os y 255 de los mayores de 75 añ os tienen trastornos de la marcha y de igual
forma 80 % de las caídas está n relacionadas con trastornos de estas capacidades,
donde el 5% se complican con fracturas

ASPECTOS FISIOLOGICOS DE LA MARCHA

El envejecimiento normal se caracteriza por cambios en los sentidos y en los


sistemas neuroló gicos y mú sculo esqueléticos, afectando a diversas tareas
motoras, como son el balance postural y la marcha

PATOLOGIAS ASOCIADAS CON LOS TRASTORNOS DE LA MARCHA

Los trastornos de la marcha se pueden clasificar en tres niveles de acuerdo con su


jerarquía sensorio motora, bajo, medio y alto. En el nivel bajo solo esta afectado
uno de los sistemas aferentes mayores (visual, propioceptivo o vestibular) o
algunos de los sistemas osteomusculares periféricos.

Los trastornos de nivel medio causan distorsió n de la postura apropiada y


sinergias locomotoras; no hay dificultad para iniciar la marcha, pero el patró n de
marcha es anormal, incluye la mielopatia por espondilosis cervical, marcha
hemipléjica, hemiparetica espá stica
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De acuerdo con Wettstein hay seis grupos de alteraciones


neurogeriatricas de la marcha:

1. Mielodisplasia cervical
2. Infarto cerebral mú ltiple
3. Déficit sensorial mú ltiple
4. Trastornos extrapiramidales
5. Trastornos aislados de la marcha
6. Trastornos psicó genos

ABORDAJE DIAGNOSTICO DE LOS TRASTORNOS DE LA


MARCHA Y EL BALANCE

EVALUACIÓN MEDICA GENERAL

Requiere de una evaluació n estructurada que abarca de manera general aspectos


neuroló gicos (bradicinesia, marcha parkinsoniana, diadococinecia, propiocepció n
del pulgar y propiocepció n de la vibració n del tobillo; aspectos oftalmoló gicos,
aspectos otorrinolaringologicos, aspectos ortopédicos y aspectos podoló gicos.

Indagar en la prescripció n de fá rmacos como antihistamínicos, hipnó ticos,


sedantes, ansiolíticos, antidepresivos, antipsicó ticos y diuréticos.

EVALUACION FUNCIONAL DE LA MARCHA Y EL BALANCE

La evaluació n funcional se basa en la aplicació n de test funcionales motores


orientados a la clínica. Los test funcionales se pueden agrupar en varios tipos; los
primeros a tratar son enfocados a valorar la funcionalidad en general como son el
índice de independencia de Barthel, el índice de actividades bá sicas de la vida
diaria de Katz y el índice de actividades instrumentales de la vida diaria de Lawton.

Otros instrumentos de evaluació n de la marcha y el balance mas específicos son


através de pruebas dirigidas como; POMA de Tinetti, la escala de balance de Berg.

Existen pruebas sencillas para valorar la marcha y el balance; timed up and go,
Tandem walk test.

ABORDAJE TERAPEUTICO DE LOS TRASTORNOS DE LA MARCHA Y EL BALANCE

Se inicia en forma inmediata posterior a la evaluació n geriá trica integral, en la cual


se detectan dichas alteraciones y con frecuencia se detectan las posibilidades
diagnosticas causales de las mismas, pretendiendo iniciar el tratamiento
farmacoló gico respectivo, el proceso de rehabilitació n especifico por parte de la
fisioterapia puede dar comienzo, así como la adaptació n de auxiliares de la marcha
de acuerdo con la s necesidades del anciano afectado.
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REHABILITACION DE LOS TRASTORNOS DE LA MARCHA Y EL BALANCE

La marcha precisa de fortalecimiento muscular, reactivació n de los arcos de


movimiento articular y reentrenamiento personalizado por parte del
fisioterapeuta de la diná mica de caminar.

La introducció n de auxiliares de la marcha como dispositivos hechos de diversos


materiales y diseñ os con la finalidad de auxiliar a las personas con problemas para
caminar o con trastornos del equilibrio, permitiendo mantener la movilidad de los
ancianos afectados. Otros factores importantes en la selecció n de un auxiliar para
la marcha son la funció n cognoscitiva, juicio, visió n, funció n vestibular, fuerza del
cuerpo superior, resistencia física y ambiente donde se utilizara.

BASTONES

Brindan una mayor base de soporte, lo que permite mejorar el balance. Se utilizan
cuando se requiere una extremidad, la diferencia de bastones no difiere en su
desempeñ o funcional.

ANDADERAS

Auxiliar de la marcha de mayor impacto en la recuperació n de la funcionalidad del


anciano, ya que permiten mejorar el balance aumentando la base de soporte, sobre
todo lateral y de la misma manera permiten un mayor desplazamiento de su peso

ASPECTOS BASICOS DE UN AUXILIAR DE LA MARCHA EN UN ANCIANO

1. El paciente necesita una o ambas extremidades superiores; esto se puede


valorar acompañ ando al anciano al caminar, permitiéndole apoyarse en una
o en ambas manos del terapeuta.
2. Si solo requiere una, su auxiliar será un bastó n.
3. El tipo de bastó n a escoger dependerá de cuanto peso desea distribuir sobre
este.
4. Si requiere de las dos extremidades, se seleccionara andadera, y el tipo
dependerá del peso que se requiera distribuir.
5. La altura del bastó n o de la andadera debe ser igual a la distancia entre el
trocá nter mayor y el piso, medido cuando el paciente este con zapatos que
usa al caminar, el codo del paciente deberá estar flexionado 15 a 30º
cuando el aparato este en contacto con el piso.
6. Otra forma de medir es tomar la longitud que existe entre el piso y el
pliegue de la muñ eca con el brazo relajado de un costado.
7. El bastó n se utiliza en la mano opuesta a la pierna mas afectada, para
avanzarse junto con la misma.
8. Las andaderas comunes requieren que las cuatro patas hagan contacto de
manera simultanea con el piso.
9. La andadera de ruedas frontales es para ancianos que caminan mas de prisa
que la velocidad requerida para un andador comú n.
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II. SINDROME DE CAIDAS


INTRODUCCIÓN

Caídas se define como precipitació n a un plano inferior, de manera repentina,


involuntaria e insospechada con o sin lesiones secundarias confirmada por el
paciente o un testigo. Esta condició n es conocida a nivel mundial como uno de los
problemas de salud mas importantes en pacientes ancianos, lo que se debe a los
factores involucrados en su origen y las graves consecuencias que acarrean en este
grupo de edad.

EPIDEMIOLOGÍA

En todos los países los ancianos son el grupo de edad con mayor incidencia de
caídas asociadas a complicaciones graves. Los accidentes son la quinta causa de
muerte en el mundo y 66% corresponde a caídas; de este total 75% ocurren en
pacientes de 65 añ os o mayores. Por fortuna solo el 20% de las caídas requiere
atenció n medica, de estas el 50% de los pacientes solo tienen lesiones leves y 10%
presentan lesiones importantes, de modo principal fractura de muñ eca en 5%,
fractura de cadera 2 y 3% otras lesiones. Existe una relació n bien definida entre el
aumento de la mortalidad y caídas en personas de 70 añ os, pero en las personas de
85 añ os o mayores que se encuentran institucionalizadas, uno de cada 5 muere a
consecuencia de la caída.

CAUSAS DE LA CAÍDAS

El origen es multifactorial en la mayoría de los pacientes ancianos, debido a que


existen condiciones propias del paciente (intrínsecos), aunado a factores de su
entorno(extrínsecos)

a. Alteraciones de la función neuromuscular y la marcha

Estos son los problemas secundarios a mú ltiples enfermedades como trastornos


circulatorios periféricos, enfermedades cardiovasculares, pulmonares, lesiones en
á reas especificas del SNC (á rea motora), o secundario a Síndrome de caídas o de
inmovilidad, incrementado la debilidad muscular de los miembros inferiores,
condició n que se presenta en 50% de los ancianos que viven en la comunidad y
80% de los institucionalizados

b. Alteración de los reflejos posturales

Enfermedades como el mareo y vértigo que tienen alta prevalencia en los ancianos
y pueden ser el reflejo de un sinnú mero de enfermedades, para lo cual se requiere
de un minucioso estudio para identificar la causa. La hipotensió n ortostatica con
una prevalencia de 5 a 25 % en este grupo de edad es mucho mas frecuente si
existen factores como enfermedad de parkinson, enfermedad vascular cerebral o
exacerbados por fá rmacos
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c. Déficit sensorial

Alteraciones visuales, auditivas, ya que mantienen en desventaja a los pacientes


para interactuar con su medio ambiente.

d. Asociado a enfermedades preexistentes

Enfermedades cronicodegenerativas son las que se ven exacerbadas con el


envejecimiento, produciendo debilidad muscular, disminució n de los reflejos,
dando como resultado alteraciones de la marcha y balance;

Osteoartritis, artritis reumatoide, EVC, secuelas de fracturas mal consolidadas en


extremidades inferiores o en el esqueleto axial, déficit sensorial, sincope, delirium,

e. Fármacos

Algunos fá rmacos producen efectos secundarios que predisponen a sufrir caídas,


de modo principal en pacientes ancianos; como son las bezodiacepinas,
antidepresivos, antipsicó ticos, neurolépticos; produciendo alteraciones en la
capacidad de coordinació n, disminució n de los reflejos y obnulacion del estado de
alerta.

f. Obstáculo ambientales

La principal causa son las barreras arquitectó nicas en el hogar; como son las
bañ era, escaleras, altura de la cama, muebles, tapetes o alfombras etc.

COMPLICACIONES DE LAS CAIDAS

Lesiones en tejidos blandos: lesiones que se producen en la piel, tejido celular


subcutá neo y mú sculos; estas pueden ser equimosis que solo requieren unos días
en desaparecer o excoriaciones que tardan mas tiempo en sanar.
Fracturas: perdida de continuidad de un hueso, los sitios mas frecuentes en orden
decreciente; Muñ eca cadera, fémur, humero, arcos costales.

Traumatismo craneoencefá lico: se debe considerar la opció n de un hematoma


subdural secundario al traumatismo, lo cual puede presentar signos y síntomas 14
días después, con un cuadro clínico; deterioro cognoscitivo, estado confusional,
delirium.

Caídas por tiempo prolongado: pacientes que se encontraban solos o no pudieron


recibir ayuda al momento de la caída y permanecieron inmó viles en el á rea donde
cayeron, produciendo lesiones de tejidos por compresió n, lesiones vasculares,
rabdomiolisis, hipotermia, deshidratació n y el retraso del tratamiento de la lesió n.

Muerte: los pacientes que han sufrido caída que requirió manejo intrahospitalario
por fractura tienen rango de mortalidad de 20 a 30% dentro del primer añ o
posterior a la fractura.
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TRATAMIENTO

El manejo es brindado por un equipo


multidisciplinario; por este motivo a
todo paciente anciano al que se le realiza
una valoració n geriá trica integral.

En los pacientes con lesiones graves por


el traumatismo, estas al inicio toman
prioridad como las fracturas, siendo una cadera una de las de mayor relevancia
debido al manejo que requieren y a la repercusió n funcional que puede tener.

Existen tres regiones anató micas en donde se localizan las fracturas y son: cuello
femoral, regió n intertrocanterica y se divide en trocanter mayor y menor y la
regió n subtrocanterica y dependiendo su localizació n será el manejo definitivo de
la fractura.

Esta indicado la realizació n de un electrocardiograma o un Holger, determinar


enzimas cardiacas y un ecocardiograma.

Para detectar las alteraciones de la marcha y balance se cuenta con métodos tan
complejos y sofisticados como posturografia diná mica computarizada, mediciones
de fuerza muscular por medio de dinamó metros, pruebas de organizació n
sensorial, pruebas de coordinació n; escala de marcha y balance de tinetti.

En los pacientes con polifarmacia deben indagarse todos los medicamentos y


verificar su indicació n, conocer las interacciones entre lis diversos fá rmacos para
realizar cambios pertinentes así como el retiro de los medicamentos.
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III. INCONTINENCIA URINARIA

INCONTINENCIA

La continencia es una funció n bá sica que se adquiere en la infancia, y que en el


anciano sano se debe mantener con independencia de su edad. Por tanto la
pérdida de esta funció n bá sica debe ser interpretada como síntoma de la
disfunció n de algú n sistema integrado en el mantenimiento de la continencia.

INCONTINENCIA URINARIA

La incontinencia urinaria es un síndrome multifactorial, cuya prevalencia aumenta


con la edad, pero no es una consecuencia inevitable de la edad.

Algunos cambios en el sistema genitourinario relacionados con la edad pueden, de


manera parcial, explicar el aumento en la prevalencia relacionado con la edad. La
integració n y el funcionamiento de muchos sistemas está n involucrados en el
mantenimiento la continencia. Con la edad, disminuye la capacidad vesical,
disminuye el flujo urinario má ximo y aumenta el residuo posmiccional, entre otros.

DEFINICIÓN Y PREVALENCIA.

La IU es la perdida involuntaria de orina que condiciona un problema higiénico


y /o urinario, y que puede demostrarse de manera objetiva.

La IU es un problema frecuente en mujeres hasta los 80 añ os de modo posterior la


prevalencia entre hombres y mujeres es la misma. Dependiendo del tipo de estudio
de la població n y definició n se calcula que la prevalencia en adultos mayores varía
30 % a 50 % en mayores de 64 añ os de edad es de 15 a 30 % en mayores de 95
añ os hasta 73.7 % y hasta 50 % de los ancianos que residen en instituciones
geriá tricas.

FACTORES ASOCIADOS

Existe gran variedad de factores que se han asociado a la IU. Uno de los mas
importantes es la funció n cognoscitiva, se ha observado mayor prevalencia de IU
en sujetos con demencia comparado con sujetos con buena funció n cognoscitiva. la
inmovilidad es un factor importante que se asocia a aumento en prevalencia de IU
comparados con pacientes auto insuficientes.
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PRESENTACIÓN CLINICA

Existen dos categorías bá sicas de incontinencia urinaria:


aguda o transitoria y cró nica.

La IU cró nica es de forma posterior clasificada en IU de


estrés, de urgencia, mixta, por sobreflujo y funcional.
Esta clasificació n no incluye todas las posibles etiologías,
pero es ú til en la evaluació n y tratamiento de esta patología en la prá ctica clínica.

DIAGNOSTICO

El primer paso y el má s importante para establecer un diagnostico debe ser una


buena historia clínica, con el fin, de obtener todos los datos posibles en relació n a
la enfermedad.

Es importante determinar la posible etiología, y de modo principal el tipo de IU ya


que de eso dependerá el tratamiento má s adecuado.

El estudio bioquímico bá sico deberá incluir la realizació n de citología hemá tica,


glucosa, electrolitos, funció n renal y sobretodo examen urinario completo.

El ultrasonido vesical es ú til para identificar el residuo vesical.

TRATAMIENTO

El tratamiento del anciano con incontinencia urinaria se basa en diferentes


aspectos terapéuticos, que debe ser usado en forma complementaria para obtener
los mejores resultados. El tratamiento se establecerá en funció n del tipo de
incontinencia que presenta el paciente por esta razó n, será fundamental que el
medico haya hecho un diagnó stico correcto.
El ofrecer alternativa terapéutica a un anciano significa a veces no resolver el
problema al 100 % pero si ganar en calidad de vida.

Modalidades de tratamiento:

 Tratamiento fisioterapéutico.
 Terapias de comportamiento.
 Ejercicios del suelo pélvico.
 Ejercicios de kegel.
 Biorretroalimentació n.
 Trabajo manual.
 Tratamiento farmacoló gico.
 Tratamiento quirú rgico.
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IV. DEPRIVACIÓN SENSORIAL

Los dos principales ó rganos de los sentidos involucrados son el ojo y el oído. Estos
dos sentidos permiten un buen conocimiento del medio ambiente que rodea a la
persona, que interrelaciona con las actividades de la vida diaria y son la principal
fuente de conocimientos conscientes que requiere el ser humano para poder
desarrollarse.

VISIÓN

La deprivació n sensorial es un auténtico problema geriá trico tanto por su


prevalencia como por la repercusió n que tiene la vida de estos pacientes, ya que el
déficit visual suele asociarse con otras enfermedades que afectan a otros ó rganos
de los sentidos con efecto sumatorio como la incapacidad final.

El estado visual se clasifica en tres categorías:

 Ceguera.
 Deterioro visual.
 Visió n normal.

Ceguera se define como la pérdida de 20% de la visió n central o bien, agudeza


visual de 20/200 en la prueba de Snelle, mientras que el deterioro visual se
considera a partir de 20/40.

REPERCUSIÓN DEL DETERIORO VISUAL.

El auténtico significado de la ceguera y del deterioro visual se ve en el impacto que


produce en el estado psicosocial, en la posició n funcional y en la calidad de vida
relacionada a la salud de las personas mayores.

El deterioro visual se asocia con dependencia y progresió n funcional de las


incapacidades. Los individuos con deterioro visual y alguna otra limitació n
funcional tienen un riesgo mayor del triple, en comparació n a los que no la tienen.

Por otro lado todas las actividades de ocio se ven afectadas por la deprivació n
sensorial, las relaciones sociales se ven mermadas en frecuencia y tiempo, lo que
provoca el aislamiento.

Se recomienda tener dos lentes para el anciano: de visió n cercana y otros de visió n
lejana.

ENVEJECIMIENTO DE OIDOS

El oído es uno de los sentidos que má s va a sufrir cambios, pero por fortuna en la
mayoría de los casos puede haber una correcció n parcial de esta alteració n.
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Los oídos tienen dos funciones: la audició n y el


mantenimiento del equilibrio.

Otra causa comú n de problemas auditivos que


se presenta de modo regular con el
envejecimiento es la impactació n de cerumen
en el oído debido a una atrofia y
deshidratació n de la piel del conducto auditivo
externo que favorece a la acumulació n de secreció n ceruminosa junto con restos
epiteliales de descamació n aunado s la falta de educació n sobre como limpiar el
conducto auditivo externo.

Se estima que 30 % de las personas de má s de 65 añ os de edad presentan un


deterioro auditivo significativo, 40 % a los 70 añ os. La pérdida auditiva conductiva
se presenta cuando el sonido tiene problemas para pasar a través del oído externo
y medio. La pérdida auditiva neurosensorial comprende dañ o del oído interno, del
nervio auditivo o del cerebro y puede o no responder al tratamiento.

PRINCIPALES ALTERACIONES AUDITIVAS EN LA VEJEZ

OÍDO EXTERNO OÍDO MEDIO OÍDO INTERNO


 TAPÓ N DE  OTOESCLEROSIS.  PRESBIACUSIA O
CERUMEN SORDERA SENIL.

 CUERPOS  ENFERMEDAD  ACUFENOS.


EXTRAÑ OS DE PAGET

 OTITIS EXTERNA  OTITIS MEDIA


BACTERIANA AGUDA

 OTITIS MEDIA
CRÓ NICA.
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V. COLAPSO DEL CUIDADOR

INTRODUCCION

Los elementos determinantes de la vejez provienen de condiciones de degradació n


de la salud por enfermedades cró nico-degenerativas, que propician muchos
padecimientos y requieren de cuidadores. Pocas afecciones repercuten tanto sobre
la calidad de vida del enfermo y su familia como los padecimientos demenciales, y
en particular el má s frecuente de ellos: la enfermedad de Alzheimer.

En funció n al origen de los recursos para el cuidado brindado al anciano, existen


dos tipos: los recursos formales, que comprenden las prestaciones y servicios
sociales que proporcionan los organismos pú blicos y privados (atenció n
institucionalizada); y los recursos informales, que comprenden la atenció n que
brindan los familiares, amigos, vecinos, así como organizaciones de voluntarios.

Estas personas ofrecen cuidados no remunerados, siendo la familia la principal


unidad de apoyo para el anciano. Ancestralmente, el cuidado econó mico y
asistencial del anciano lo asumía un familiar (có nyuge o hijos).

DEFINICIÓN DEL SÍNDROME:

El término colapso del cuidador engloba un síndrome geriá trico que representa el
costo físico, psicoló gico, emocional, social y econó mico que puede experimentar la
familia o el cuidador primario de un paciente discapacitado o con una enfermedad
cró nica. Aunque el "cuidar" no es una enfermedad en sí, es un problema que
requiere adaptació n; y es tan complejo que es deber del médico conocerlo a
profundidad como parte de la enfermedad misma para desarrollar empatía.
Hablamos de colapso del cuidador cuando éste ha estado sometido a un
agotamiento por la sobrecarga de su capacidad y recursos.

RECONOCIMIENTO TEMPRANO Y DIAGNÓSTICO:

El cuidador colapsado es un costo oculto en la atenció n al anciano. Y los cuidadores


deben ser considerados en la consulta de primer contacto como pacientes en
potencia. Dada la alta incidencia de trastornos afectivos como depresió n y
ansiedad entre cuidadores, de manera rutinaria se debe buscar la presencia de
estos padecimientos.
15

Es importante que la detecció n se realice en


forma temprana tanto para el cuidador como
para el paciente. Varios estudios han
demostrado que el grado de agotamiento en el
cuidador no se correlaciona en forma directa
con el tiempo utilizado para la tarea asistencial
por sí sola. Tampoco tiene que ver con el
deterioro progresivo de la memoria de anciano
ni por el nivel de deterioro funcional. Sin embargo, el grado de problemas de
conducta en el paciente con demencia, sí contribuye en forma proporcional al
agotamiento del cuidador.

Se han encontrado factores que influyen en el agotamiento del cuidador, a saber: la


cantidad de estrés que causan las demandas del paciente, la manera en la que el
cuidador maneja y afronta el estrés, la cantidad de ayuda social-familiar que el
cuidador recibe, el nivel de interacció n
social negativa y la cantidad de
actividades suspendidas; la percepció n
de agotamiento del cuidador y el
resentimiento que esto ocasiona; la
presencia de personalidad optimista y
la propia percepció n de la calidad de
relació n que existe entre el cuidador y
el paciente.
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VI. DEPRESIÓN
INTRODUCCIÓN

La depresió n es el problema de salud mental má s frecuente en


los sujetos mayores de 65 añ os de edad. En la actualidad se
considera un problema de salud pú blica con serias
implicaciones en la discapacidad, morbilidad, mortalidad y
calidad de vida de los ancianos que la padecen. El anciano con
depresió n presenta dos a tres veces má s probabilidades de
muerte Y es también una causa comú n de polifarmacia.
Por desgracia, es difícil llegar a establecer el diagnó stico de depresió n oportuno en
este grupo de edad, y es aú n má s difícil que lleguen a recibir un tratamiento
antidepresivo adecuado.
Los pacientes ancianos tienden a informar má s síntomas somá ticos que afectivos
("depresió n sin tristeza"), otros síntomas como apatía, pérdida del interés, fatiga y
trastornos del sueñ o, son el comú n denominador de este padecimiento.
Lo má s importante es sensibilizar a la població n y al personal de salud en la
detecció n oportuna de un padecimiento modificable si se establece un diagnó stico
y un tratamiento adecuado.

EPIDEMIOLOG ÍA

En població n abierta la prevalencia de síntomas depresivos oscila entre 15 y 20% y


de trastorno depresivo mayor de 1 a 5%. En pacientes hospitalizados en salas de
cuidados agudos, la prevalencia aumenta de 20 a 30% y de 10 a 15% de manera
respectiva. En pacientes institucionalizados la prevalencia de síntomas depresivos
es de 30 a 40% y de depresió n mayor de 12 a 16%.

ETIOLOGÍA

Al igual que en el adulto joven, el origen de la depresió n en el anciano permanece


aú n desconocido. Se han propuesto factores bioló gicos, psicoló gicos y sociales que
contribuyen en conjunto a la aparició n de este padecimiento.

En la edad tardía tienen má s peso los factores físicos y de disfunció n cerebral que
los factores genéticos. El efecto combinado de la comorbilidad, sobre todo neuro-
ló gica, la alteració n de neurotransmisores, la disfunció n del eje hipotá lamo-
hipó fisis-adrenal, alteraciones en los ritmos circadianos, el efecto de fá rmacos y los
eventos estresantes en la vida del anciano (pérdidas y mala red de apoyo familiar,
entre otros) ha sido involucrados en su etiología; sin embargo, la funció n exacta de
cada uno de ellos permanece aú n incierta
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y DIAGNÓSTICO

Entre 8 y 15% de los casos de depresió n en ancianos no cumplen con los criterios
de depresió n mayor establecidos por el DSM-IV.
El anciano, a diferencia del joven, tiende a expresar mayor nú mero de quejas
somá ticas y a minimizar la presencia de á nimo triste; con frecuencia presenta
síntoma hipocondríacos (hasta en 65%).
Síntomas: Disminució n de la satisfacció n, Pérdida de intereses, Llanto,
Irritabilidad, Miedo y ansiedad, Preocupaciones desproporcionadas,
Desesperanza, Sensació n de fracaso, Sentimiento de soledad, Baja autoestima,
Pesimismo, Autoacusaciones y críticas, Pensamientos suicidas, Ideas delirantes,
Alucinaciones, Dificultad de concentració n, Fallas en la memoria y la
concentració n, Anorexia,, astenia, Trastornos del sueñ o, Pérdida de la libido,
Inquietud y Síntomas somá ticos importantes.
Signos: Postura inmó vil, Expresió n triste, Falta de cooperació n, Retraimiento social
Hostilidad, Variaciones del humor Aspecto desaliñ ado, Crisis de llanto o gemidos,
Pérdida de peso, Bradilalia, Movimientos lentos, Gesticulació n minimizada, Marcha
lenta y torpe, Mutismo, Estupor, Sueñ o , inquieto y Brotes de agresividad.

TRATAMIENTO FARMACOL ÓGICO

Sin tratamiento, la depresió n en el paciente anciano se convierte en un


padecimiento cró nico que de forma independiente impacta en la morbilidad y
mortalidad. La piedra angular en el tratamiento de la depresió n mayor es la
farmacoterapia, capaz de mejorar los síntomas depresivos hasta en 80% de los
casos, con independencia del tipo de antidepresivo utilizado.
En general se acepta iniciar siempre con 50% de la dosis recomendada para
adultos y realizar aumentos de forma lenta y progresiva cada semana en relació n
con la tolerancia del paciente hasta llegar a la dosis ó ptima con la cual se obtiene
mejoría de los síntomas. Un periodo de seis a ocho semanas es lo que se
recomienda para llegar a una dosis adecuada y esperar una respuesta favorable.
Objetivos del tratamiento: Disminuir los síntomas de la depresió n, Reducir el riesgo de
recaída o recurrencia, Disminuir la morbimortalidad, Aumentar la calidad de vida,
Disminuir los costos de los servicios de salud.

Fármacos antidepresivos utilizados en el anciano

Antidepresivos tricíclicos: Desipramina, Nortriptilina, Protriptilina.


Inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS): citalopram, Inhibidores de
la recaptura de noradrenalina: Reboxetina, Antidepresivos con acció n dual:
inhibidores de la recaptura de serotonina y noradrenalina: Venlafaxina,
Inhibidores de la monoaminooxidasa: Moclobemide y Psicoestimulantes
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Recomendaciones para el tratamiento farmacológico


En el anciano se recomienda que el fá rmaco y la dosis
utilizada durante la fase aguda se continú e por seis meses
como mínimo después de la remisió n de los síntomas,
esto en aquellos pacientes con un primer episodio de
depresió n mayor y de 12 meses para los pacientes que
presentan un segundo episodio depresivo o tiene factores
de riesgo para recaída o recurrencia. Alrededor de 80% de
los pacientes que completan un periodo adecuado de
terapia de mantenimiento logran una remisió n completa
del cuadro. El objetivo principal de la terapia de
mantenimiento es prevenir una recaída y evitar la recurrencia.

Tratamientos no farmacológicos

Terapia electroconvulsiva (TEC): es un tratamiento que puede y debe aplicarse en los


pacientes ancianos si es necesario, la edad no es una contraindicació n para su uso.
Está indicada en los ancianos que no han respondido al tratamiento farmacoló gico,
cuando hay poca tolerancia a los psicofá rmacos, cuando existe comorbilidad física
importante y cuando existe una depresió n grave con riesgo suicida o con
síntomas catató nico o de melancolía importantes. El procedimiento se realiza bajo
anestesia general de duració n ultracorta.
Psicoterapia: La intervenció n psicoterapéutica sola o acompañ ada de un
tratamiento farmacoló gico mejora los síntomas de la depresió n en el anciano. La
psicoterapia cognoscitiva conductual y la psicoterapia interpersonal han
demostrado en ensayos clínicos al azar ser tan eficaces como la terapia
farmacoló gica en casos seleccionados, como en la depresió n leve a moderada. La
combinació n de psicoterapia y tratamiento farmacoló gico es eficaz en la depresió n
moderada a grave.

Pronóstico

La depresió n es una enfermedad con tendencia a la cronicidad y a la recurrencia.


La tasa de recurrencia acumulada se calcula de 30% a dos añ os y de 85% a cinco
añ os

Factores de mal pronóstico

Presencia de deterioro cognoscitivo, Mayor co-morbilidad física, Falta de soporte


social, Cuadros má s graves, Mayor cronicidad, Má s incapacidad funcional,
Personalidad premó rbida y Comienzo má s tardío.
19

VII. POLIFARMACIA

En algunos países la població n geriá trica llega a ser mayor del 12% y má s del 25%
de las medicaciones está n prescritas en este grupo de edad. Cuando se formula a
un anciano el médico debe tener presente, entre otros, el fin terapéutico, la calidad
de vida y los potenciales efectos adversos

Estudios epidemioló gicos muestran que la iatrogenia es muy frecuente entre los
viejos institucionalizados. Una de las principales complicaciones es debida al uso
de mú ltiples medicamentos, segú n los diferentes investigadores puede oscilar
entre 4 y 44% de los ancianos hospitalizados, y para la població n general puede
llegar hasta el 18%, principalmente en instituciones dedicadas a la enseñ anza. El
Estudio colaborativo de Boston evidenció que 1 de cada 1.000 ancianos muere por
complicaciones medicamentosas. La calidad de la evaluació n médica, junto con la
interdisciplinariedad, pero a la vez la coordinació n por un ú nico médico tratante,
constituyen los factores principales para la prevenció n de la iatrogenia.

Segú n la Organizació n Mundial de la Salud se le llama polifarmacia al uso


concomitante de tres o má s medicamentos, aunque en la clínica cotidiana se ha
visto que es la toma de 5 o má s de ellos, lo que trae las consecuencias adversas de
la misma.

Los ancianos toman tres veces má s medicamentos que los jó venes y es la


comorbilidad frecuente del viejo; así como las mú ltiples manifestaciones que
presenta.

Algunas manifestaciones del envejecimiento se confunden con patología y


terminan atrayendo prescripciones que a veces son innecesarias, dentro de estas
se encuentran la fatiga, inestabilidad de la marcha, el mareo, la confusió n, el
nerviosismo y el insomnio.

Estas consecuencias negativas son las reacciones adversas, la poca adherencia al


tratamiento, la prescripció n inapropiada de medicamentos, los altos costos de
atenció n y la “cascada de la prescripció n” por mencionar algunas.

Estudios realizados han demostrado que má s de 90% de los ancianos toman


cuando menos un medicamento por semana, má s de 40% usan 5 diferentes y 12%
má s de 10 medicamentos por semana en aquellos mayores de 65 añ os de edad y
ambulatorios; sin embargo sise estudia a ancianos que viven en asilos, 80% de
ellos toma por lo menos un medicamento todos los días, estando 30% en riesgo de
interacciones medicamentosas.

Algunos de los medicamentos má s utilizados está n los antihipertensivos, los


analgésicos y antiinflamatorios; las vitaminas y laxantes, los tranquilizantes del
tipo benzodiacepinas así como los protectores gá stricos.
20

Por lo comú n la dosis de medicamentos en los ancianos pueden ser excesivas y se


debe considerar su ajuste para reducir los efectos secundarios sin perder la
eficacia.

En realidad los ancianos padecen mú ltiples enfermedades, lo que lleva a la


prescripció n de mú ltiples medicamentos en un mismo individuo con determinados
riesgos.

CAMBIOS EN LA COMPOSICIÓN CORPORAL EN LA VEJEZ QUE PUDIERAN INFLUIR


EN LA FARMACOCINÉTICA DE MEDICAMENTOS

 Disminució n del tamañ o total corporal


 Disminució n del volumen corporal de agua
 Disminució n de la masa magra total
 Aumento del tejido graso total
 Disminució n del tamañ o hepá tico
 Disminució n del tamañ o renal

CAMBIOS EN EL TRACTO GASTROINTESTINAL EN LA VEJEZ

 Disminució n en la salivació n
 Presencia de terciarismo esofá gico
 Reducció n de la acidez gá strica
 Lentitud en el vaciamiento gá strico
 Disminució n de la superficie de absorció n
 Retraso en el trá nsito intestinal
 Posibilidad de cambios en el transporte activo intestinal
 Reducció n del volumen sanguíneo hepá tico
 Disminució n de la masa hepá tica

REACCIONES ADVERSAS A LOS MEDICAMENTOS (RAM)

El riesgo de sufrir reacciones secundarias con la ingesta de medicamentos se


incrementa en funció n del nú mero y cantidad de medicamentos que se toman. Las
RAM son 7 veces má s comunes en personas de 70 a 79 añ os de edad que en los de
20 a 29 añ os, ademá s que tienden a ser má s severas en ellos.

Los cambios relacionados con el envejecimiento influyen tanto en la


farmacocinética como en la farmacodinamia de los medicamentos; si a esto se le
añ ade que por varias situaciones es el anciano quien má s los consume, puede
deducirse la importancia que tiene el conocerlos.
21

VIII. MAREO O VERTIGO

DEFINICIÓN

Se define al mareo como la sensació n anormal de desequilibrio o movimiento en el


espacio o desbalance. Se divide con base en el periodo de duració n como agudo si
es menor de uno a dos meses y cró nico si es mayor de este periodo. Se utilizará
como sinó nimo de vértigo.

Se caracteriza por inestabilidad de la posició n, desorientació n espacial inmediata y


hasta sensació n de rotació n.

EPIDEMIOLOGÍA

La prevalencia en mayores de 65 añ os de edad va de 4 a 30%, pero se ha reportado


hasta en 47% en hombres y 61% en las mujeres, y se ha referido un incremento a
partir de los 65 añ os en 10% cada cinco añ os.

El mareo cró nico es má s comú n en el anciano y se suele asociar con caídas,


discapacidad funcional, hipotensió n, sincope, enfermedad vascular cerebral y
depresió n. Muchas patologías no vestibulares se incrementan en la etapa
geriá trica y pueden afectar el control de la postura, como son: trastornos
metabó licos, musculoesqueléticos, psicoló gicos, enfermedades cardiovasculares,
vasculares cerebrales, visuales, anemia y muchos medicamentos que en el anciano
con su multipatología y polifarmacia son de uso comú n.

CLASIFICACIÓN

VÉRTIGO OBJETIVO

Mareo con sensació n de dar vueltas; el individuo percibe la sensació n de


movimiento del ambiente en relació n con su cuerpo.

VÉRTIGO SUBJETIVO

Se supone que es causado por alteraciones del sistema vestibular y alteraciones


cervicales.

DESEQUILIBRIO

Se refiere a la sensació n de inestabilidad o desbalance que involucra tronco y


cabeza debido a alteraciones del sistema de la propiocepció n, musculoesqueleticos
o cerebelopatías.

CAUSAS

Enfermedades asociadas
22

Se encuentran desordenes vestibulares, causan hasta 71%(vértigo cró nico), está n


involucrados: enfermedad de Méniére de 2 a 8%de los casos, vértigo benigno
postural paroxístico de 4 a 34% de los casos, vestibulopatía recurrente, neurinoma
del acú stico.

Otras causas son, desordenes del sistema nervioso central, reportados en 4 a 40%
de los casos, hipotensió n ortostá tica involucra de 2 a 15% de los ancianos con
mareo postural.

CAUSAS SISTÉMICAS

Las má s importantes: hipotiroidismo, anemia, desequilibrio hidroelectrolítico,


hipertensió n, insuficiencia cardiaca congestiva, diabetes mellitus, infarto del
miocardio y cá ncer.

MEDICAMENTOS QUE CAUSAN VÉRTIGO

Antihirpentensivos (calcioantagonista, nitratos…), antiarrítmicos,


anticonvulsivantes, antidepresivos, ansiolíticos y antibió ticos (aminoglucosidos),
antihistamínicos, analgésicos no esteroideos y anticolinérgicos.

ESTUDIO DEL VÉRTIGO

Historia clínica: Estado general, cefalea, problemas auditivos o visuales, tinnitus,


datos de neuropatía periférica, artritis, alteraciones del cuello, de la respiració n,
palpitaciones, hipotensió n, ná useas y vomito, así como factores que lo precipiten.

Exploració n física: Observar nistagmus, explorar nervios craneales, agudeza visual


y auditiva; presencia de cerumen, diplopía, disartria, parestesia facial, presió n
sanguínea en decú bito, sentado y de pie; restricciones del movimientos del cuello;
soplos cardiacos, alteraciones de la marcha y balance, signos como el de Romberg,
hay que realizar pruebas provocativas como la maniobra de Dix-Hallpike. Deben
tomarse pruebas de laboratorio y gabinete.

TRATAMIENTO

FARMACOLÓGICO

Enfocado a su etiología. Se puede utilizar supresores vestibulares como los


antihistamínicos como meclizina 12.5 a 25mg cada 8 0 12 h; difenidol y
dimenhidrato, anticolinérgicos (escopolamida); benzodiacepinas. Son ú tiles las
fenotiazidas (prometazina, 12.5 a 25mg), diuréticos (hidroclorotiazida 12.5 a 25
mg).

NO FARMACOLÓGICO

Añ adido al manejo farmacoló gico, se deben modificar y resolver barreras


arquitectó nicas para prevenir el dañ o, inactividad y miedo a moverse en su
ambiente habitual (evitar escaleras, poner barandales y pasamanos, suelos
antideslizantes); procurar el uso de suelas antiderrapantes.
23

IX. SINDROME DE INMOVILIDAD

El movimiento es un componente esencial de la vida del hombre, pues todos sus


sistemas corporales funcionan con mayor eficacia cuando está activo. El anciano
inmovilizado es considerado un paciente de alto riesgo, por ello, la capacidad de
movilizació n es un indicador del nivel de salud del anciano y su calidad de vida.

Podemos definir el inmovilismo como el descenso de la capacidad para


desempeñ ar actividades de la vida diaria por el deterioro del sistema
musculoesqueléticos.

El envejecimiento conlleva ciertos cambios fisioló gicos: atrofia muscular,


enfermedades articulares...; cambios psicoló gicos: soledad, depresió n, deterioro
cognitivo...así como cambios socioeconó micos: limitació n de recursos, aislamiento
social...que todos ellos pueden inducir a una cierta limitació n de la movilidad.
La inactividad y la inmovilidad resultan problemas relativamente comunes en la
població n anciana. De ahí que el inmovilismo agudo, entendido éste como el
episodio de declive rá pido de la independencia en la movilidad (vida silló n-cama),
durante un mínimo de tres días, constituye una auténtica emergencia médica que
requiere atenció n inmediata, tanto por su pronó stico funcional, como por la
elevada mortalidad que conlleva, pues se asocia éste con una mortalidad del 33% a
los tres meses y hasta un 55% al añ o.

DEFINICION

La inmovilidad se define como la disminució n de la capacidad para desempeñ ar las


actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras.

INTRODUCCION

La movilidad o capacidad de desplazamiento en el medio que rodea al individuo es


imprescindible para tener autonomía, siendo un componente esencial de la vida
del hombre.

La capacidad de movilizació n es un indicador del nivel de salud del anciano y de su


calidad de vida ya que determina el grado de dependencia. El paciente
inmovilizado es considerado un paciente de alto riesgo que puede llegar a
desarrollar complicaciones médicas.

CARACTERISTICAS

Las características del síndrome de inmovilidad son:

A. Inmovilidad relativa, en la que el anciano lleva una vida sedentaria pero es


capaz de movilizarse con mayor o menor dependencia.
24

B. Inmovilidad absoluta, que implica el encamamiento cró nico, estando muy


limitada la variabilidad postural
C. Debilidad muscular progresiva y en casos avanzados perdida de
automatismos y reflejos posturales necesarios para la deambulacion
D. La reducció n de la tolerancia a la actividad física manifestada por
taquicardia, hipertensió n arterial, disnea, etc.

El cuadro clínico del síndrome de inmovilidad por lo general es multifactorial, en


potencia reversible y a distintos niveles, prevenible

CAMBIOS FISIOLOGICOS EN EL ANCIANO QUE CONDICIONAN INMOVILIDAD

A. Sistema musculoesqueletico: disminució n de masa, fuerza y velocidad de


contracció n muscular. Marcha senil, la cual consiste en pasos cortos menor
velocidad y aumento en la base de sustentació n.
B. Sistema nervioso: disminució n de la sensibilidad propioceptiva y vibratoria.
Enlentecimiento de los reflejos posturales. Presbicia. Presbiacucia.
C. Sistema cardiovascular: disfunció n de la distensibilidad del VI, disminució n de
la frecuencia cardiaca mínima.
D. Sistema respiratorio: disminució n de la elasticidad de la pared torá cica y
pulmonar. Disminució n de la capacidad aeró bica. Disminució n de la presió n
parcial de oxigeno

ANCIANOS EN RIESGO DE SINDROME DE INMOVILIDAD

Anciano sedentario: es el que no ha incorporado a su actividad de vida cotidiana un


ejercicio físico vigoroso.

Anciano frá gil: mantiene un nivel adecuado para vivir en comunidad pero ha
limitado sus actividades extras. Tiene una reserva funcional apenas suficiente y
una fuerza, resistencia y flexibilidad muscular escasas.

COMPLICACIONES

Piel: ulceras por presió n

Neuroló gico: deprivació n sensorial, alteraciones de la percepció n, delirium,


ansiedad

Mú sculo: disminució n de la fuerza, debilidad, atrofia de fibras, contracturas y


rigidez.

Osteoarticular: disminució n de la densidad ó sea, fx patoló gicas, anquilosis


25

Cardiovascular: hipotensió n ortostá tica, reducció n del volumen circulante.


Trombosis venosa profunda, tromboembolismos.

Respiratorio: disminució n de la movilidad ciliar

Gastrointestinal: hiperoxia. Anorexia. Trastornos de la deglució n y disminució n


peristá ltica.

Genitourinario: retenció n. Vaciado incompleto. Incontinencia, IVU. Litos.

DIAGNOSTICO

De suma importancia efectuar una historia clínica detallada, debiendo recurrir a


familiares y cuidadores para completar los datos.

TRATAMIENTO

Con el objetivo de evitar las consecuencias de la inmovilidad, la actuació n


diagnostica y terapéutica debe de ser muy rá pida.

Antes de iniciar cualquier tratamiento deben asegurarse unas adecuadas


condiciones de hidratació n, nutrició n, ritmo intestinal, control del dolor, sueñ o
adecuado.

Se debe de realizar una valoració n complete de la situació n de inmovilidad para


establecerse un plan de actuació n con objetivos a corto y mediano plazo. El
abordaje terapéutico de los adultos mayores que presenten el síndrome de
inmovilizació n dependerá del grado de movilizació n del paciente. Si la
rehabilitació n total no es posible, el objetivo es recuperar la situació n previa.
26

X. ABUSO Y VICTIMIZACIÓN
INTRODUCCION

El maltrato físico a las personas mayores es un problema universal. En la


actualidad se está reconociendo como un importante problema de graves
consecuencias para la salud y el bienestar de los adultos mayores.

La violencia contra los ancianos suele ser un problema recurrente y no un evento


aislado que tiene consecuencias negativas tanto por su prevalencia elevada como
por sus efectos dañ inos para la salud con disminució n de la calidad de vida.

DEFINICION Y TIPOLOGIA

Segú n la definició n de la Declaració n de Toronto el maltrato contra las personas


mayores es un acto ú nico y repetido, o la falta de acció n apropiada que ocurre
dentro de cualquier relació n donde existe una expectativa de confianza que causa
dañ o o angustia a una persona mayor.

Existen varias formas de abuso: físico, psicoló gico, sexual, financiero o negligencia.
Este puede ser intencional o por omisió n.

Las manifestaciones físicas del maltrato son reconocibles con facilidad pero la
detecció n es difícil por la falta de denuncias.

ABUSO FISICO

El abuso físico consiste en actos (golpear, abofetear, quemar, encerrar a una


persona mayor, uso inapropiado de medicació n, etc.), con una intenció n de causar
dolor o dañ o físico. Los actos violentos mas comunes contra los ancianos son
bofetadas, golpes y objetos lanzados. Por lo general resultan en hematomas,
contusiones, luxaciones o abrasiones.

ABUSO PSICOLOGICO

Es definido como actos verbales o no verbales con la intenció n de causar dañ o


psicoló gico o aislamiento de amigos o familiares en donde se incluyen agresió n
verbal, amenazas, humillació n e intimidació n, e infantilizació n. Por lo general
ocurre junto con el abuso físico. También incluye amenazas de abandono, o
institucionalizació n.

ABUSO SEXUAL

Se define como el contacto sexual de cualquier tipo sin el consentimiento del


anciano o si está imposibilitado para dar su consentimiento. Incluye desde
exhibicionismo a las relaciones sexuales como caricias orales, anales o vaginales
ademá s de violació n, sodomía, obligarse a desnudarse o a ver fotografías a nivel
sexual explícitas.
27

EXPLOTACION MATERIAL

Es definida como el robo o el uso ilegal o inapropiado de cualquier recurso de una


persona anciana, incluyendo ahorros, bienes o patrimonio. Incluye apropiació n de
fondos o bienes bajo presió n, actos de amenaza para forzar a la persona a firmar
documentos o cambiar testamentos para el beneficio de un tercero.

NEGLIGENCIA

Consiste en el rechazo o falla del cuidador en dar asistencia adecuada al adulto


mayor incluyendo alimentació n, medicamentos u otras necesidades. Puede ser
clasificada en razó n de la intencionalidad en activa o pasiva. Activa: ocurre de
forma intencional como cuando el cuidador de forma intencional no cumple con
sus obligaciones; Pasiva: el cuidador de modo involuntario no proporciona el
cuidado necesario debido a que ignora las necesidades de la persona bajo su
responsabilidad o tiene incapacidad real para completar la tarea.

AUTONEGLIGENCIA

Se caracteriza por la falta de atenció n a la salud e higiene personal que puede ser
debida a la falta de capacidad (mental o física).

FACTORES DE RIESGO

En general son características personales, familiares, laborales, sociales o


culturales cuya presencia hace que aumente la probabilidad de que se produzca un
fenó meno determinado

DIAGNOSTICO

Una historia cuidadosa es crucial para el abordaje del abuso y los profesionales en
salud deben de estar familiarizados con la problemá tica y las técnicas existentes
para obtener informació n necesaria, sin olvidar que el adulto mayor normalmente
se avergü enza de ser víctima de abuso y lo niega.

La historia clínica complete y el examen físico exhaustivo, incluyendo la evaluació n


cognoscitiva es fundamental en la valoració n del anciano con sospecha de
maltrato.

La apariencia general del paciente y su relació n con el cuidador puede ayudar en la


evaluació n. La exploració n física de toda la superficie corporal es necesaria para
precisar la presencia, el tamañ o, el sitio y el nú mero de lesiones. La evaluació n
cognoscitiva también debe de ser realizada para identificar si hay demencia o
delirium.
28

CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA SOBRE LA SALUD DEL ADULTO MAYOR

Los malos tratos tienen una serie de consecuencias negativas sobre la salud y las
capacidades funcionales del anciano. Las consecuencias dependen del tipo de
heridas o dañ os inflingidos y de la intencionalidad, gravedad, intensidad,
frecuencia y duració n de los malos tratos. Los efectos pueden ser acumulativos
cuando se comete má s de un tipo o mú ltiples tipos de maltrato.

CONCLUSIONES
29

El hecho de que mayores grupos poblacionales hayan logrado mejores niveles de


bienestar, y que los avances médicos produjeran tratamientos mas eficaces para
distintas enfermedades, han dado como resultado cada día se aumente el numero
de personas que viven mas añ os.

Los síndromes geriá tricos son signos y síntomas que ocurren de forma frecuente
(aunque no exclusiva) en los ancianos. Pueden ser manifestaciones de diversos
padecimientos, o bien ser enfermedades per se; pueden ser causa o efecto de
distintas afecciones, frecuentemente se correlacionan entre sí, y tienen grandes
repercusiones en la morbilidad y mortalidad del anciano.

La presencia de cada síndrome traduce tanto el estado actual de un paciente


geriá trico como su potencial pronó stico.

Entre los síndromes geriá tricos má s comunes se encuentran: caídas, depresió n,


fragilidad, delirio, inmovilidad, trastornos de la marcha y equilibrio, deterioro
cognitivo, incontinencia, constipació n y pérdida de la autonomía, entre otros

Por ende, es de vital importancia tener conocimientos de los síndromes geriá tricos
mas frecuentes en la població n, a si mismo el hecho de saber su fisiopatología,
diagnostico y tratamiento de dichos síndromes geriá tricos.

La finalidad de este documento es hacer una síntesis acerca de los síndromes


geriá tricos y forjar como médicos generales la prevenció n y diagnó stico oportuno
de los padecimientos de los adultos mayores.

BIBLIOGRAFIA
30

-Geriatría; Carlos d´hyver, Luis Miguel Gutiérrez Robledo, manual moderno, 2º


edició n 2009.

-Manual Merck de Geriatría; segunda edició n, 2001

-Factores de Riesgo en la Patología Geriá trica; Edit. Clínicas Geriá tricas, Madrid
1996.

-Justificació n, concepto e importancia de los síndromes geriá tricos; Carmen


Luengo Má rquez, Leonor Maicas Martínez

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