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Libra

Símbolo: ♎ Elemento: Aire Planeta Regente: Venus ♀

Modalidad: Cardinal Energía Masculina

Número 7 Fase Zodiacal: Complementación

En Libra la energía se vuelve a liberar, se abre, se libera, se exterioriza en búsqueda de nuevas


relaciones, motivada por un tipo de relación que ya no hace foco en lo racional, en el entender, ni
en el ordenar, sino en la Armonía, la exteriorización libriana es en búsqueda de la armonía
estética. Es un estado de contemplación, en donde todo está al presente en armonía, a la distancia
exacta en la que todo revela su máxima belleza y apertura. En Libra aparece la primera captación
de la totalidad, desde Libra puede verse con claridad todo el proceso que se ha dado para llegar
hasta aquí, y se da justamente porque no hay una identificación con ninguna de las partes, sólo
hay contemplación, percepción, en equilibrio y armonía.

Libra es un Signo de Aire, es decir, Masculino, y al igual que en Tauro, se produce una paradoja
muy compleja por el entrecruzamiento simbólico. En Tauro, un Signo Femenino, el símbolo que lo
representa como cualidad, es un Toro, un animal masculino y en Libra, que es un Signo Masculino,
el símbolo que lo representa es un Mujer. Aquí hay algo muy complejo de comprender para el
psiquismo humano, tan adherido a la forma y que tiende a confundir Masculino/Femenino con
Varón/Mujer.

El Planeta Regente es Venus, al igual que en Tauro. Por lo que habrá muchas conexiones entre
ambas caras de lo venusino, exaltando aquí sus aspectos aéreos y vinculares, más que sensoriales
y terrenos.

Su número es el 7, y éste representa una totalidad (siete notas musicales, siete días de la semana,
siete colores). Un ciclo completo se ha desplegado. De Aries a Libra, hemos recorrido exactamente
la mitad del Zodíaco, es decir que hemos llegado lo más lejos posible en el camino de ida del
Mandala, a partir de aquí, comienza el retorno de la energía, “el camino de regreso” que la energía
hace para volver a Piscis. De Aries a Libra, la energía está de ida, recorriendo, descubriendo,
probando, explorando, experimentando, investigando. A partir de Libra, hasta Piscis, la energía
hará un proceso por entero diferente. Primero aparece lo contemplativo, la posibilidad de tomar
contacto con una dimensión más abarcativa del proceso que se venía haciendo. Luego, tendrá que
sumergirse en los polos para luego ir desplegando una síntesis, y comprender, y estructurar, y
hacer todo el proceso necesario hasta agotar completamente el impulso de experiencia que nació
en Aries, para que, en Piscis, surja nuevamente el Aries del ciclo siguiente. Es decir que, en Libra, la
energía acentúa el giro que comenzó en Virgo, y comienza a ponerse de relieve la profundidad de
esa curva, la verdadera dimensión de lo que está en juego en este movimiento circular que el
Zodíaco implica.

Libra es el primer Signo que puede ver a “Otro” en tanto que “Otro”, es el primer Signo que puede
ver aquello que es “totalmente diferente de mí”. “Lo que está del otro lado del valle”. Virgo intuye
la existencia de “lo Otro”, pero en Libra “lo Otro” se hace visible y evidente. Donde además la
captación de “lo Otro” se revela como algo que me complementa. La visión de “lo Uno y lo Otro”
como dos aspectos en una relación constante de complementación permanente. Lo Uno (Aries) y

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lo Otro (Libra), el Deseo y lo Deseado, en un juego de complementación, dinámico e interactivo,
que revela la estructura de la primera captación de la totalidad de la realidad. En Libra aparece un
intervalo, un descanso, una pausa, “el Séptimo Día”, donde Jehová contempló su creación, donde
todo está en perfecta armonía y orden.

Podríamos decir que el Creador y lo Creado, los dos polos de la realidad, llegan a un punto de
equilibrio perfecto, en donde no hay predominio de ninguno sobre el otro.

En Libra, ya no se trata de una captación de la realidad como un orden mental, ya no son matrices
lógicas lo que está en la base, sino que aparece una sensibilidad a una lógica activa de la
existencia, según la cual, todo es complementario. La manera de percibir el orden libriano, es a
través de “polos en complementación constante”.

En Libra, aparece una captación muy profunda que tiende a ver como las cosas están apoyadas
unas en las otras, como están vinculadas de un modo complementario, en donde una cosa surge
de la otra, y se apoya en una siguiente, y sigue complementándose de diversas maneras en una
danza infinita de polarizaciones complementarias. La percepción libriana es no ver nada disociado,
“todo está junto”, no desde una asociación, como en Géminis, sino aparece unido, ligado en una
estructura complementaria.

La complejidad de la psicología libriana justamente es ésta, ya que “para que yo sea, tiene que
haber otro”. La primera definición libriana es “yo soy en relación, ya soy complemento”.

Otra complejidad de la energía libriana es que el equilibrio de Libra es siempre dinámico, hay una
oscilación constante, esa es la naturaleza de lo aéreo, el equilibrio es movimiento. El equilibrio es
un instante dentro de un movimiento que se desequilibra y se reequilibra constantemente,
equilibrio y desequilibrio son complementarios y en tanto tales están en equilibrio como una
dinámica, es decir, para Libra es una obviedad que perder el equilibrio es parte del equilibrio, pero
en la psicología humana, la comprensión de esto puede llevar muchísimo tiempo. Por lo tanto, es
de esperar que la persona de Libra, intente “congelar” o “cristalizar” ciertas vivencias que llama de
“equilibrio”, aunque por supuesto no pueda hacerlo por demasiado tiempo, ya que su misma
energía buscará seguir su oscilación constante entre la complementación de los polos.

La naturaleza de esta oscilación trae consigo una percepción de lo móvil, de lo sutil y de lo efímero
que es vital para comprender Libra. Libra es el instante en el que la balanza se posa en el punto
exacto, y se produce el éxtasis total de la apertura y la percepción de la belleza, por un instante,
para luego volver a la oscilación.

Para Libra, toda experiencia va a estar dada por un otro que es estructuralmente distinto de mí, al
mismo tiempo que ligado a mí, porque ambos somos parte de una estructura complementaria. El
otro, como diferencia y como estructura, asociado a mí por definición.

Libra es el primer Signo que “ve” a otro Signo (a Aries). Por eso en Libra siempre hay algo que
complementa a otra cosa. Libra es Cardinal en tanto abre la percepción a que hay otro distinto a
mí, tan importante como yo. Donde Yo estoy en una estructura vincular y donde “no Yo” es Otro. Y
donde “Yo no soy independiente de esa interacción”.

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En Libra vuelve a aparecer la dimensión de la experiencia, donde lo importante no es “Entender y
Explicar el Orden” sino “Vivir la Relación”. Libra es mucho más Existencial que Racional. Esa es la
Complementariedad con Virgo.

En Libra, el hecho de que no exista nada independiente, no implica que sean “dependientes”, sino
que son “Interdependientes”. En Libra hay un juego de ir descubriendo la realidad a partir del
juego interdependiente de las diferencias, provocando la diferencia y siendo movido por la
diferencia. Hay una provocación de la realidad, y una escucha, de donde surge la información para
hacer el próximo movimiento.

En Libra, siempre hay otros antes y después, siempre hay un juego de relaciones de las cuales
emerjo y genero otras relaciones que producen a otros. Y esto no es dependencia, sino
complementación.

En Libra, aparece una acción muy sutil y sensible a las reacciones que genera, porque es, en
relación a lo que produce. Hay aquí una enorme sensibilidad al afuera, al mudo vincular y social, al
entorno, al contexto. Porque se define a sí mismo en relación a lo que provoca, pero es una
definición efímera, que luego buscará reequilibrarse en el movimiento siguiente, no hay
cristalización en Libra, hay una dinámica constante. Y en esa dinámica hay diferenciación y vínculo
como un pulso constante, no hay simbiosis o indiferenciación, sino una diferenciación permanente
que no permanece fija a ningún estado. Es una danza con la realidad. Por lo tanto, nada puede
durar demasiado.

Y psicológicamente esto es muy complejo, porque puede llevar a una melancolía por los estados
de apertura y plenitud que se pierden constantemente. Del mismo modo, que en la psicología
Cáncer-Leo, el hecho de concebirse a partir de una presencia del Otro muy marcada, puede
despertar muchas dificultades a la hora de “saber quién soy”. Por ello, en un mundo que exige
tener una personalidad clara y definida, darle demasiada importancia al otro, hará parecer a la
persona como insegura, poco definida o vacilante. De este modo, la interpretación psicológica
básica de la energía, será que necesito la atención del otro para existir, por eso la seducción en
Libra podrá ser una actitud básica de existencia: “atrayendo la atención y el deseo del otro,
existo”.

Libra capta inconscientemente el deseo de los otros y está siempre ateto para responder a él. Ya
que su deseo se define por armonización de deseos, por eso tiene una sensibilidad particular para
captar la circulación del deseo de los otros. Así verán a las personas librianas como las más
atentas, amables, siempre dicen lo que uno quería escuchar y se acuerdan de lo que a uno le gusta
o necesita. El “regalito” más exacto siempre es el de Libra.

Ahora, esta extrema atención y cuidado al deseo ajeno, desdibuja la circulación del juego de
atracciones, y así como en Virgo el estado enfermizo es la “obsesividad”, en Libra se encuentra la
“histeria”. Es decir, provocando, seduciendo y ubicándome en relación al deseo desde la
percepción del otro, sin saber lo que quiero.

La persona de Libra, tenderá a percibir los movimientos del deseo y las contradicciones en el
“afuera”, puesto que de esta manera es más fácil compensarlos y de este modo intentar
armonizarlas y equilibrarlas, esto da, psicológicamente la garantía de que todo está en “armonía”.
La función de Libra es la de “armonizar”, tanto como en Virgo es “ordenar”. La persona de Libra

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hace que se neutralicen los polos opuestos: ese es su anhelo. La persona de Libra, preferirá
siempre intervenir como mediador entre la discusión entre otros, que tener que ponerse en el
“otro platillo” para compensar una situación, situación que le resulta muy incómoda, porque
asumir un deseo produce un desequilibrio y eso es lo que naturalmente va a querer evitar.

Corporalmente aparece la elegancia, la belleza, lo estético. La sonrisa libriana es un rasgo


apreciable. Tienden a generar un campo agradable para abrirse ellos y que los demás también
puedan abrirse.

El nivel emocional no es muy afín a Libra. Si es demasiado intenso y absorbente, agitado,


subjetivo, deja poco margen para que lo libriano se despliegue. El “compromiso” de lo emocional y
de lo concreto, con Libra, será algo que irá surgiendo, que se irá despertando en el vaivén de las
relaciones, no es algo que le surja fácil, aunque sí le es de vital importancia estar en pareja,
complementarse con otro.

Lo propio de Libra es la “vacilación”, que no es necesariamente inseguridad o indefinición, sino


que hay un pendular, un movimiento que tendrá que irse definiendo en el andar de los polos, ya
que para que Libra defina, tiene que tener todo desplegado. En Géminis lo que aparece es la
“duda”, ante la multiplicidad de posibilidades que se le abren.

El mundo de Libra, es un mundo de tonos sutiles y tenues, colores pastel, de climas y ambientes.
La persona de Libra es esa suavidad en movimiento. En el plano del pensamiento, van a ver un
pensamiento muy profundo y abarcador. Heidegger es libriano y Nietzche es un libriano
polarizado.

Las actividades van desde la diplomacia, las relaciones públicas, lo estético, la cosmética, la moda.
Lo libriano va desde lo “histérico” a “Lao Tsé, el Tao o el I Ching” y toda la filosofía china. Ya que
China es de Libra

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