0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
64 vistas1 página
La radio ha transformado la sociedad humana al retribalizarla y convertir el individualismo en colectivismo de forma casi instantánea. Aunque parece un medio íntimo entre personas, en realidad es una fuerza subliminal con poder mágico para influir en las personas. La radio reduce el mundo al tamaño de un pueblo pero no lo homogeneiza, sino que revitaliza lenguas antiguas como el gaélico, el escocés y el galés. Lejos de ser solo un evocador del pasado, la radio es una fuerza descentralizadora y pluralista.
La radio ha transformado la sociedad humana al retribalizarla y convertir el individualismo en colectivismo de forma casi instantánea. Aunque parece un medio íntimo entre personas, en realidad es una fuerza subliminal con poder mágico para influir en las personas. La radio reduce el mundo al tamaño de un pueblo pero no lo homogeneiza, sino que revitaliza lenguas antiguas como el gaélico, el escocés y el galés. Lejos de ser solo un evocador del pasado, la radio es una fuerza descentralizadora y pluralista.
La radio ha transformado la sociedad humana al retribalizarla y convertir el individualismo en colectivismo de forma casi instantánea. Aunque parece un medio íntimo entre personas, en realidad es una fuerza subliminal con poder mágico para influir en las personas. La radio reduce el mundo al tamaño de un pueblo pero no lo homogeneiza, sino que revitaliza lenguas antiguas como el gaélico, el escocés y el galés. Lejos de ser solo un evocador del pasado, la radio es una fuerza descentralizadora y pluralista.
Para el estudioso de los medios de comunicación resulta difícil explicar la indiferencia
humana ante los efectos sociales de [los medios] como fuerzas radicales. El alfabeto fonético y la palabra impresa que hicieron explotar el cerrado mundo tribal transformándolo en sociedad abierta […] nunca han sido estudiados en sus papeles de transformadores mágicos […]. El poder de la radio para retribalizar al género humano, su inversión casi instantánea del individualismo para convertirlo en colectivismo, fascista o marxista, ha pasado desapercibido […]. La radio posee su manto de invisibilidad, como cualquier otro medio de comunicación. Nos llega en apariencia con la franqueza de persona a persona, que es privada e íntima; mientras que como hecho más apremiante, es, en realidad, una cámara de resonancia subliminal de poder mágico para tocar cuerdas lejanas y olvidadas […]. La radio contrae el mundo al tamaño de una aldea, y crea gustos aldeanos insaciables por el cotilleo, el rumor y la malicia personal. Pero mientras que la radio contrae el mundo a las dimensiones de una aldea, no tiene el efecto de homogeneizar los barrios de la misma. Bien al contrario […]. Irlanda, Escocia y Gales han experimentado el resurgimiento de sus antiguas lenguas desde la llegada de la radio, y los israelíes presentan incluso un ejemplo incluso más extremo de resurrección lingüística. Hablan ahora una lengua que ha permanecido muerta en los libros durante siglos. La radio no es sólo un poderoso evocador de recuerdos, fuerzas y animosidades arcaicos, sino una fuerza descentralizadora y pluralista, tal y como ocurre realmente con toda la energía y medios de comunicación eléctricos.
Marshall Mc Luhan, «Understanding Radio»,
en David Crowley y Paul Heyer (eds.) Communication in History: Technology, Culture and Society. Nueva York: Longman, 1995 [ed. cast.: «La comprensión de la radio», en D. Crowley y P. Heyer La comunicación en la Historia. Tecnología, cultura y sociedad. Barcelona: Bosch, 1997, pp. 320-323].