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PRÓLOGO
CAPÍTULO I
LA RADIODIFUSIÓN
¿Qué es la radio? La radiodifusión: concepto de radio La radiodifusión hoy
¿QUE ES LA RADIO?
La radio es el medio de comunicación y expresión plural (público,
colectivo o de masas) más importante en situaciones de emergencia. En
caso de catástrofes, como terremotos e inundaciones, en tesituras tan
dispares como una guerra o un apagón generalizado de una ciudad, la
radio sirve para informar de la situación, mantener la alerta y difundir
normas e instrucciones necesarias para la población. Aunque sólo fuera
por este motivo, valdría la pena tomar en consideración a la radio.
Con este «arranque» expositivo queremos entrar en materia atrayendo la
atención del lector o lectora, a quien suponemos oyente ocasional o
habitual de la radio. Si lo que busca en este libro es conocer la radio, tiene
que comenzar por poner en cuarentena la mayor parte de los tópicos que
se le atribuyen, tópicos que han despistado a los simples curiosos y han
obstaculizado la tarea de investigación de quienes se acercaban al medio
desde otros ámbitos, como los teóricos de la comunicación, los docentes,
los sociólogos o los historiadores.
Se ha dicho que la radio es un medio que utiliza elementos expresivos ya
existentes en otros medios y que sus contenidos no revisten especificidad:
que la noticia, por ejemplo, puede ser escrita o hablada, pero no deja de
ser información lineal y periodística; que el concierto radiado no es más
que la multiplicación de la audiencia potencial de una orquesta merced a
la radiofonía; que el radiodrama es fruto de la adaptación de un género
propio de la literatura... Se concede, en suma, a la radio la consideración
de medio de expresión vicario.
Esta calificación es injusta. La radio no es ni más ni menos vicaria que
cualquier otro sistema colectivo de comunicación y expresión. Todos y
cada uno de ellos toman de lo anterior contenidos y fórmulas expresivas,
los transforma o enriquece y origina a su vez técnicas, códigos, fórmulas y
géneros nuevos o distintos.
Por ejemplo, la prensa utiliza la palabra escrita: igual que los monjes
amanuenses; la imprime: como cualquier impresor del siglo XVII; la procesa:
como la tecnología informática; la fotocompone: como la industria de artes
gráficas... En todo el proceso físico de plasmación de los mensajes de un
periódico en el papel puede no intervenir un solo elemento específico de la
prensa como medio. Alguien puede argumentar que la rotativa es propia de la
prensa, como instrumento creado precisamente para multiplicar la tirada de
los periódicos. Cierto, pero ¿puede mantenerse con un mínimo de rigor que la
rotativa constituye un elemento definitorio o esencial de la prensa? La mayor
parte de los periódicos modernos han sustituido las antiguas rotativas por
otros mecanismos más rápidos y eficaces de reproducción y no por eso han
perdido su condición de medios de prensa.
Ya hemos encontrado, así pues, otro tópico que rechazar. No sólo se puede
constatar que el mensaje no es el medio (o únicamente el medio), sino
también que el medio no es la técnica. La prensa no es la imprenta ni la
radio son las ondas. De hecho, los avances tecnológicos han motivado que
los medios no equivalgan ya a sus nombres originales. Prensa, Radio y
Televisión son ya nombres simbólicos. Cualquiera de los medios de
comunicación social es el resultado de un cúmulo de elementos técnicos y
creativos heterogéneos, heterocrónicos y en su mayor parte inespecíficos: no
han sido creados para ser prensa o para ser radio o televisión. El
descubrimiento científico de la posibilidad de transmitir sonidos a través de
ondas electromagnéticas, la posibilidad de captarlas a gran distancia en
buenas condiciones acústicas, no fue motivado con el propósito de inventar
la radio. El medio radio se fue conformando a partir del aprovechamiento de
ese sistema de transmisión, canalizando a través del mismo mensajes
sonoros progresivamente complejos, dotándolos de medios
complementarios o potenciadores que a su vez daban pistas para nuevas
utilizaciones, aportando métodos más o menos originales de captación y
reproducción del sonido, e incorporando paulatinamente contenidos
creativos.
BIDIRECCIONAL
RECIENTE REMOTA
Esquema de la comunicación. Según este esquema, la radio es un medio de
comunicación unidireccional y bidireccional (puede emitir en dirección emisor-
receptor y también recibir respuesta), instrumental, a distancia, colectiva,
directa (en el sentido de recepción en el momento mismo de la emisión), y
reciente.
LA RADIODIFUSIÓN: CONCEPTO DE RADIO
LA RADIODIFUSIÓN HOY
CAPÍTULO II
LA COMUNICACIÓN EN LA RADIO
DE LA COMUNICACIÓN RADIOFÓNICA
LA INFLUENCIA COLECTIVA
CAPÍTULO III
EL LENGUAJE RADIOFÓNICO
Por lenguaje entendemos «el sistema de signos con los que el ser humano
se pone en comunicación»; es decir, manifiesta lo que piensa o siente, o
aquello que quiere dar a entender que piensa o siente en un momento
determinado.
Así, tenemos un lenguaje corporal, hablado, escrito..., radiofónico.
Existe un lenguaje radiofónico no como un calificativo más del lenguaje
humano, sino por los signos que utiliza el medio radio para poner en
comunicación al emisor con el receptor a través de unos mensajes creados
por el primero.
El lenguaje radiofónico es «el conjunto de elementos que intervienen en
la radio para crear imágenes».
En principio estas imágenes son sonoras, auditivas, pero casi siempre
estas imágenes se convierten en visuales en la mente del receptor.
Prácticamente las imágenes sonoras son estímulos que se transforman en
representaciones visuales en el pensamiento del oyente.
El lenguaje radiofónico no es más que el lenguaje del sonido a través del
medio radio.
Es conveniente definir aquí el sonido: «Sensación producida en el órgano
del oído por el movimiento vibratorio de los cuerpos, transmitido por un
medio elástico como es el aire».
LA CREACIÓN DE IMÁGENES
¿Cuáles son los elementos o los signos que se utilizan en el lenguaje radiofónico
para crear imágenes?
Tradicionalmente se ha contestado a esta pregunta con tres expresiones:
palabra, música y ruido. Es hora de añadir los efectos y el silencio.
La palabra
La música
Los efectos
Si los ruidos en radio se producen por sonidos reales, los efectos son
«creaciones de los técnicos surgidas de la manipulación de múltiples
instrumentos que utilizan: naturales, mecánicos, electrónicos,
etcétera». Sin olvidar su propio cuerpo o su propia voz.
En un estudio para la grabación de programas dramáticos (los más
adecuados para la utilización de ruidos y de efectos) existen multitud
de elementos: desde puertas a timbres, pasando por diferentes tipos
de suelo e incluso varios tipos de paneles recubriendo las paredes
para facilitar su adecuada realización, al variar la reverberación de la
sala.
Acudimos, por su contenido enriquecedor para este epígrafe, a las
definiciones que el Diccionario de la Lengua Española (que tantas
veces deberíamos consultar los profesionales del medio) ofrece de
«efectos» y de «especiales».
- «Efecto: En la técnica de algunos espectáculos, truco o artificio
para provocar determinadas impresiones.»
Si se acepta -y nadie podría no aceptarlo seriamente- que la radio es
capaz de atraer la atención, la contemplación intelectual y mover el
ánimo infundiéndole deleite, asombro, dolor u otros efectos más o
menos vivos o nobles, habrá que aceptar que la radio es uno de los
muchos espectáculos que en el mundo actual se ofrece a las
personas, se denominen éstas espectadores, oyentes o radioyentes.
- «Especial: Muy adecuado o propio para algún efecto.»
Supongamos que las acciones del lector desde que ha comenzado a leer
este texto las tuviéramos que llevar a un programa de radio. Pueden ser
tratadas de formas muy distintas; cada uno lo haría a su manera. Unos
pensando en lograr el éxito; otros sólo por satisfacer su necesidad de
comunicar.
Alguno colocaría el micrófono delante de su boca y captaría las palabras
del libro leídas en voz alta, incluso las que, si ha sonado el teléfono, ha
pronunciado en su conversación. En este caso el tiempo y el espacio
coinciden con el tiempo cronológico y con el espacio de observación.
También pueden coincidir con el tiempo y el espacio reales.
Pero ese sonido se va a reproducir en un altavoz, con lo que tanto el tiempo
como el espacio se ven afectados, ya que el oyente tiene sus propias
percepciones del tiempo y se imagina un determinado espacio que no ve.
Realmente estamos ante un tiempo y un espacio que son reconstrucciones. Un
tiempo y un espacio que, coincidan o no con los conceptos anteriores, son
reconstruidos tanto por el emisor (según lo seleccionado) como por el receptor
(según sus factores personales).
Si además se manipula el tiempo de lectura, omitiendo parte de lo ocurrido
(elipsis) o se añaden historias, tales como, siguiendo ejemplos anteriores, lo
imaginado por el lector ante la sugerencia de la última media hora del
condenado a muerte o lo que hará si logra pasar el examen de oposición, la
reconstrucción del tiempo y el espacio es evidente. Por si fuera poco, estos
tiempo y espacio reconstruidos son percibidos de formas distintas por quienes
escuchan.
Todo arte supone selección y orden. Elegir, seleccionar, ordenar y, sobretodo,,
saber hacer llegar sus intenciones a los oyentes son varios de los problemas
planteados a los que hacen radio.
El espacio y el tiempo integrados
La radio, la literatura, el cine y la televisión han conseguido tratar el espacio y
el tiempo de una forma propia aunque con líneas comunes. La radio integra al
tiempo y al espacio en un relato que escucha el oyente, que percibe una realidad
formada por espacios y tiempos distintos y alejados de él. Esta integración está
relacionada con el concepto continuo de la geometría y física modernas.
El espacio y el tiempo en el medio radiofónico no se corresponden con
los reales, sino que forman una realidad nueva que es ofrecida al oyente
y éste la interpreta. El espacio radiofónico suele ser dinámico, no como
el teatral que es estático. La radio trata el espacio de dos formas
distintas: o bien se limita a reproducirlo haciéndolo sensible por los
movimientos de los actores y de los micrófonos, o bien lo produce
creando un espacio percibido por el oyente como único, pero compuesto
por la unión y sucesión de espacios fragmentados que pueden no tener
ninguna relación entre sí.
En la radio, la creación del espacio queda reducida, prácticamente, a los
programas documentales y dramáticos, dejando un margen muy amplio
a la imaginación del oyente. Pero importa más el ambiente, el clima, que
el escenario en sí, que por mucho que trate de explicar un locutor, nunca
estará narrado al completo.
Con la estereofonía se ha ganado en posibilidades de creación de
ambiente e incluso de escenario (anchura-amplitud) pero se utiliza poco
el espacio radiofónico en profundidad. Raro es el programa que ofrece
otra cosa que voces a mayor o menor volumen y cercanía.
El dominio del tiempo en radio nace fundamentalmente del montaje; es
excepcional ofrecer grabaciones reproducidas a distinta velocidad o
invirtiendo el comienzo por el final de la grabación. Cuando se realizan
no son más que experimentos para lograr efectos cómicos, enmascarar
sonidos, o mostrar efectos ya grabados en discos; por ejemplo,
comprobar si en la canción titulada «Revolución Nº 9», incluida en el
LP doble «The Beatles», más conocido por «Album blanco», se
escucha, reproduciéndola al revés, la frase «Paul ha muerto». El
mencionado álbum fue editado el 21 de noviembre de 1968, siendo
número uno en muchas listas de emisoras de radio. Veinticinco años
después uno de los Beatles, Paul Mc Cartney, alcanzaba los primeros
puestos de las listas con «Paul is live» («Paul está vivo»), álbum editado
el 13 de noviembre de 1993.
Conviene recordar aquí a uno de los teóricos más representativos del
Séptimo Arte, el húngaro Bela Balazs, quien dijo, refiriéndose al cine,
que el montaje introduce una triple noción del tiempo: a) Tiempo de
proyección: duración del filme (en este caso programa). b) Tiempo de
acción: duración de la historia.
c) Tiempo de percepción: impresión de duración sentida por el espectador
(aquí oyente), eminentemente variable y subjetiva.
Es el momento de aplicar las nociones estudiadas anteriormente.
El tiempo objetivo o cronológico equivale a la duración del programa:
cincuenta y ocho minutos, por ejemplo.
El tiempo subjetivo o psicológico equivale al tiempo percibido por el
oyente: ciento veinte minutos, treinta minutos, etcétera.
El tiempo de acción tiene valor propio: el que ocupa la historia narrada en
el tiempo objetivo: cincuenta y ocho minutos, o cuarenta años.
De igual forma, el espacio de acción es aquél en el que se desarrolla el
programa; un estudio radiofónico, por ejemplo.
El espacio de observación equivale al que parecen reproducir los altavoces. Por
ejemplo: la mesa donde están sentados el locutor y el invitado. Este espacio está
impregnado por el de acción, sugerido total o parcialmente por el locutor o por
los sonidos ambientales.
Por medio de estos espacios, al igual que con los tiempos distintos que hemos
analizado, creamos unas sensaciones espaciales y temporales específicas.
Reproducimos un espacio ideal a través de la posición de los micrófonos, los
movimientos de los locutores o actores, a través del montaje, etcétera.
Estos espacios y tiempos, como ya hemos comentado, se ven luego
reproducidos (y por ello están sujetos a modificación) en lugares y momentos
determinados de escucha: un coche, un salón; de noche, de día, etcétera.
LA UTILIZACIÓN CORRECTA DE LA PALABRA
1) Claridad.
La radio prefiere las formas y los tiempos que más «vitalizan» las
imágenes y los relatos: en casos de equivalencia semántica, mejor las
formas simples que las compuestas, el presente que el pasado, la activa que
la pasiva.
4) Hiperrealismo.
6) Brevedad de períodos.
la voz.
9) Ausencia de abreviaturas.
(La literatura tiende a no comprimir los mensajes, pero nada impide a la
palabra escrita la utilización de apócopes, contracciones, abreviaturas y
siglas, que pueden ser fácilmente descodificadas en el contexto o explicadas
mediante simples-paréntesis.)
(En los diarios y las revistas proliferan las siglas y las abreviaturas de
toda índole.)
Una vez más, la ausencia de información visual y la diferente «duración»
-fugaz, en este caso- en el proceso de transmisión de la palabra, marcan
unas determinadas exigencias. En la radio no se ven los paréntesis, por lo
que el impacto del sonido de unas siglas es de escasa o nula eficacia
comunicativa si no son universalmente conocidas (como la «ONU») o de
utilización repetida entre determinadas audiencias (la «UEFA», por
ejemplo, en un espacio deportivo). Basta con hacer la prueba de decir en
voz alta y fuera de todo contexto algunas de las muchas siglas que manejan
habitualmente los medios («OEA», «OPA», «COAG», «CEI», «GATT»...)
para comprobar que muy pocas personas se enterarían de qué se trata si no
se explica.
10) Reiteración.
Hay muchas personas que tienen dificultad en pronunciar las erres entre
consonantes. Si quieren decir «precio» les sale un sonido semejante a «pge-
cio». También tiene solución: intercalar una vocal entre la consonante y la
erre. He aquí dos ejemplos: para decir la palabra «tranvía», dígase
«taranvía»; para pronunciar «dentro», dígase «dentoro». Si se imprime
cierta velocidad en la dicción, suenan prácticamente igual; cuando menos es
difícil que el oyente advierta el truco si no está apercibido.
• Los extranjerismos. ¿Por qué decir «amater», «buró» o «parking» cuando
cada palabra tiene su equivalente en castellano? Las excepciones,
lógicamente escasas, se limitan a las palabras de aceptación universal (por
ejemplo, el «stop» como señal de circulación, admitida en el lenguaje
administrativo) o a los términos intraducibles y de significado unívoco que
provienen de la tecnología contemporánea (el «bit» de la informática).
o La zafiedad. El lenguaje grosero, soez o malsonante no es signo de
libertad ni de progresismo, sino de mal gusto. Nadie puede negar a la BBC
un altísimo techo de libertad de expresión. Ello no obsta para que en su
Manual de empresa afirme que es un deber para con el público «mantener la
vigilancia sobre las palabras malsonantes utilizadas sin venir a cuento». La
Junta de gobierno de la BBC considera que «es perfectamente posible hacer
una labor artística seria sin elementos innecesarios».
o Errores de concepto. «Reticencia» no es correcto como situación de
resistencia o repugnancia a adoptar alguna actitud. Ese es en realidad el
sentido de la palabra «renuencia». El significado de «reticencia» es el de
ocultación -generalmente maliciosa- de parte de lo que se dice o de hacer
creer que se sabe más de lo que se sugiere. «Problemática», refiriéndose a
conjunto de problemas cuando la palabra se refiere a dificultad. «Por toda la
geografía española», como muletilla con mala utilización del término
geografía. Estas tres palabras (reticencia, problemática y geografía) están
presentes, generalmente mal usadas, con mucha frecuencia en la actualidad.
ridad tiene como límite la cortesía. Es habitual escuchar cómo el locutor
despide con un abrazo a su invitado, a quien no conoce más que de la
charla concluida. .
o Las aseveraciones y exclamaciones en los diálogos ante el micrófono, y
especialmente en las entrevistas radiofónicas. Hay que evitar la profusión de
expresiones innecesarias («sí, sí...», «ya...», «claro...»), mientras están en uso de
la palabra otras personas.
De actitud
o La retórica gratuita.
frente.)
4. ¿Qué tal se oye? (La mano izquierda abierta junto a la oreja y hacia el
frente.)
7. ¡Más alto! (Con la mano abierta hacia arriba, elevarla varias veces.)
17. Dame paso. (Como abrir el micro, pero señalando con una flecha
hacia uno mismo, con el dedo algo separado a la altura del cuello.)
18. Unidad móvil. (Movimiento de manejar un volante.)
21. Ráfaga. (Se dibuja en el aire una onda con el movimiento de la palma.)
22. Quedan cinco minutos. (Con los dedos de las dos manos, indicar
cinco -o menos, quitando dedos; o más, aumentándolos-).
23. Despedir. (Abrir y cerrar la mano con la señal de «adiós».)
CAPÍTULO IV
INTRODUCCIÓN
La primera, que existe una previsión. Por ello, existe una persona, o un grupo
de personas, que tienen capacidad de decisión sobre qué programas se
emitirán, a qué hora y de qué forma. Si no existe previsión, difícilmente
podrá hablarse de programación; en todo caso, de emisión. Este es uno de los
aspectos que a veces diferencian las emisoras profesionales de las de
aficionados, sin entrar en valoraciones. Las primeras prevén cómo llegar a los
oyentes de la manera que les interesa; las segundas (por ejemplo, algunas
piratas, frecuentemente denominadas radios libres) abren sus micrófonos a lo
que se les ocurra o esté a su alcance en el momento de emitir.
La segunda cuestión es que la programación nace con conciencia de su
finitud. Ninguna sirve para siempre por muy perfecta que sea. Varían las
circunstancias, los hábitos de los oyentes, la competencia, etcétera. Rara
será la programación que se mantenga más de un trimestre; incluso será
extraña una programación que no sufra retoques a lo largo de esos tres
meses.
La tercera cuestión importante afecta a la ideología, objetivos, criterios y
medios de la empresa.
Una programación presupone una emisora con sus características propias; es
decir, no existe una programación válida para todas.
Hay que plantearse que una emisora no es más que una empresa que se
dedica a difundir programas; una empresa que puede tener el lícito fin del
lucro, sin más, o fines meramente altruistas de servicio a una determinada
comunidad, pasando por multitud de supuestos.
Se ha dicho que el montar una emisora y emitir es barato; es verdad. Pero
no se dice que emitir buenos contenidos originales es caro. Además es
demasiado elevado el número de emisoras con personas que trabajan sin
contraprestación económica o con cantidades simbólicas.
TIPOS DE PROGRAMACIÓN
Idea
Toda idea puede ser válida para la radio, pero algunas no pueden ser
llevadas al medio por múltiples causas, entre las que está la falta de
recursos.
La idea debe estar presente en todas las fases de elaboración del programa.
Todo lo que se haga en el proceso radiofónico, en cuanto a sus aspectos
artísticos y de contenidos, estará al servicio de esa idea; nunca puede ser
traicionada porque se estaría construyendo otro programa con otra idea.
La idea no tiene por qué ser complicada ni mucho menos larga o difícil de
explicar.
Una idea puede ser «la muerte» o «la vida». En ocasiones irá acompañada
con algo más: «la muerte de un no nacido» o «la vida de un muerto
nihilista». También una idea puede ser «un programa sin palabras».
Como algunos teóricos señalan, hay tres tipos de ideas: temática, narrativa
y poética.
La idea t e m á t i c a es la que está relacionada directamente con el
contenido de una obra. Es el núcleo central a cuyo servicio actuarán los
diversos elementos de todo programa: diálogos, realización, etcétera.
La idea n a r r a t i v a es aquella por la que se determina el modo de contar
una historia (una idea), real o imaginaria, sin interpretar lo que sucede.
La idea poética pretende lograr que los signos e imágenes tengan
significación estética sobre los contenidos y la narración.
Existe una total interrelación entre estos tipos de idea. Así, unas veces
tendremos una idea temática en función narrativa; otras, una idea estética en
función temática y narrativa, etcétera.
Las ideas pueden ser originales o inspiradas en obras artísticas precedentes. En
este último caso estamos ante una adaptación que consiste en llevar la obra
original (novela, teatro, etcétera) a las características propias del lenguaje
radiofónico. En este supuesto no es lícito traicionar el espíritu original. Pero
también puede darse el caso de una idea consistente en crear algo original a
partir de una obra preexistente. Por ejemplo: realizar un programa sobre Don
Quijote de la Mancha que finaliza en boda feliz con Dulcinea.
Existe otra posibilidad, consistente en que la idea no es más que utilizar la
radio como medio de transmisión: emitir una obra de teatro sin adaptación
alguna, tal y como se representa en un escenario.
En ocasiones las ideas son modificadas de tal forma que resultan distintas a
las originarias, una vez estudiadas por quienes las pondrán en marcha.
Así, el propietario de una tienda puede plantearse el pagar un programa en
una emisora comercial para aumentar sus ventas. Piensa que le interesa un
determinado sector de clientes. Acudirá a un interlocutor válido (jefe de
programas, un profesional de radio, un agente de publicidad, etcétera) al
que planteará su idea. El interlocutor, interpretando su sentir, ideará un
programa con cante folclórico popular aflamencado. El cliente aprobará (es
un supuesto) el espacio. Quien haga el programa tendrá un concepto de ese
tipo de música y seleccionará autores, intérpretes y canciones. Incluso
pensará en aderezarlos con unos textos apropiados que podrán variar desde
los de un gran poeta a coplillas populares. Según quién lo realice, el
espacio podrá variar desde lo más popular a lo más elitista; de útil para el
cliente a contraproducente para su establecimiento. Por fortuna, supuestos
como el narrado se producen cada vez menos por la generalización de las
cuñas publicitarias en detrimento de los programas patrocinados.
La idea, en otras ocasiones, nace de un directivo. Su idea puede ser muy
abstracta: conseguir audiencia masiva, por ejemplo. Por estudios de
audiencia sabe que las amas de casa son, numéricamente, el grupo social
más interesante para captar. La idea abstracta, con los datos manejados,
serán trasladados a los profesionales que la desarrollarán.
Una variante del punto anterior, y que se practica no sólo en el mundo
radiofónico, es el llamado «torrente de ideas». Consiste en la reunión de un
grupo de personas con el objetivo único de lograr una serie de ideas, algunas
de ellas fruto de experiencias pasadas y otras fruto del momento de la
reunión, que serán desechadas, aprobadas o hibernadas. Estas ideas sufrirán
modificaciones por los miembros del grupo en la reunión o posteriormente;
en algunos casos serán aceptadas desde el principio.
El sistema del torrente de ideas es útil, pero tiene inconvenientes. No todos
los miembros de cualquier grupo tienen ideas creativas y las reuniones
pueden concluir en el vacío más desolador. Por otra parte, esta forma de
trabajo en equipo precisa entrenamiento, falta de sentido del ridículo y
respeto por las opiniones de los demás, condiciones que no se encuentran
siempre.
Además, lo normal es que las ocurrencias se transformen en proyectos de
programas excesivamente cerrados prematuramente. No obstante, la riqueza
que algunas ideas adquieren por este método es notable si llegan a término,
aun con el sacrificio de tiempo que exige.
Lo normal es que esta fase sea muy individual. El tiempo, los intereses y la
burocracia se encargarán de modificar l a ocurrencia de una persona. No
obstante, el profesor César Gil logró resultados muy interesantes aplicando
tanto el torrente de ideas como el trabajo en equipo en fases posteriores con
alumnos universitarios y de formación profesional de imagen y sonido para
la realización de varios programas radiofónicos.
Sinopsis
Escaleta
1. Plan de preparación.
2. Plan de grabaciones.
3. Plan de montaje:
La grabación
Los bloques grabados, siempre que no sirvan para la emisión tal como
están, pasan a una etapa final previa a su puesta en antena: el montaje.
El montaje es la «operación por la que todos los sonidos que forman un
programa quedan en el orden y calidad previstas por cuantos intervienen
en su proceso de creación bajo la responsabilidad y decisión final del
director o realizador». Esta etapa también es denominada «edición»,
posiblemente por influencia del lenguaje utilizado en el mundo de la
televisión. En esta fase final intervienen fundamentalmente el técnico de
sonido-montador, el realizador y, en su caso, el productor y el director.
Técnicamente, en radio profesional se utilizan una consola de mezclas,
dos magnetófonos reproductores, uno de grabación y dos reproductores
de discos, así como generadores de efectos si se precisan y no se
utilizaron en la grabación.
Los bloques grabados en el orden marcado por el plan de trabajo pasan en esta
fase a ser colocados en una cinta virgen u otro soporte técnico elegido, tal y
como están previstos en el guión. También sufren las modificaciones oportunas
en cuanto a perspectiva sonora e, incluso, cambios de tonalidad. Por último, se
mezclan con otras voces, músicas, ruidos y efectos, lo que produce unos sonidos
iguales (pero a la vez distintos) a los previamente grabados.
4. Duración.
5. Velocidad de grabación.
Otros datos técnicos de interés; por ejemplo, algún momento en que existe
algún fallo imposible de mejorar en grabación, ajuste de señal, etcétera. Esta
ficha se incorpora a la caja que lo contiene. Es evidente que el número de la
caja debe coincidir con el fijado en algún punto de la bobina de la cinta.
Pero para evitar posibles errores, sobre todo si se trata de programas
incluidos en una programación diaria, conviene que en una etiqueta figure,
tanto en el núcleo como en la caja, el título del programa, fecha, hora de
emisión y duración. Conviene explicar que, aunque son términos que se
utilizan indistintamente, «bobina» es el carrete donde se enrolla la cinta y
«núcleo» es la parte central de la bobina.
La cinta grabada, con su ficha correspondiente, será entregada en la
fonoteca para su correspondiente archivo.
En algunos casos interesa sacar copias para su comercialización o análisis
por los responsables de la emisora (director, jefe de programas, etcétera).
No hay que olvidar que la cinta destinada a emisión debe sufrir las
menores manipulaciones posibles para que no merme su calidad; el
momento más indicado para esta operación es aprovechar la audición del
programa que suele realizarse inmediatamente después de haber finalizado
el montaje final.
Emisión
La cinta grabada será situada por el jefe de emisiones, el encargado de
continuidad o el encargado de la fonoteca en el control de continuidad
para, en el momento previsto en el índice de programas (documento diario
de carácter ejecutivo en el que figuran los títulos de los programas y su
horario de emisión) ser puesto en antena a través del Control Central, o
también en el lugar técnicamente apropiado para permitir la correcta
sucesión de programas, situándolos en antena de la forma adecuada y
prevista.
Evaluación del producto final
Archivo
Una vez completado el ciclo de un programa con su emisión y posibles
audiciones posteriores, su grabación debe archivarse en la «fonoteca»
(dependencia donde se registran, clasifican y conservan de forma ordenada
las cintas magnetofónicas, discos y demás soportes con sonidos
registrados). No obstante, l a mayoría de los programas grabados se borran
con posterioridad para volver a utilizar las cintas. Algunas emisoras
registran la totalidad de sus emisiones, guardando los programas emitidos
durante unos días (para atender posibles reclamaciones u otros motivos:
«archivo temporal») o de manera definitiva si se consideran de interés (en
RNE ). Algunas grabaciones tienen interés pero, al no tener una emisora
derechos de reproducción intemporales por ejemplo, un concierto-, se
deben borrar para no caer en ilegalidad, con sus correspondientes
consecuencias, al ser utilizadas por descuido o frivolidad. Suelen utilizarse
magnetófonos de muy baja velocidad de grabación y, en los casos de
difundir varias programaciones simultáneas, magnetófonos multipistas; si
bien este procedimiento tiene la ventaja del ahorro de material y ocupación
de menos espacio en las estanterías, se caracteriza por su incomodidad (se
precisa un magnetófono de iguales características para reproducir) y por
los peligros de manipulación, que afecta no sólo a un programa sino a
varias programaciones.
CAPÍTULO V
LA INFORMACIÓN
Introducción La actitud del informador Los informativos radiofónicos
Proceso de elaboración de un informativo radiofónico Fuentes de
información
INTRODUCCIÓN
Las calles céntricas de Nueva York despiertan cada mañana con el ruido del
helicóptero de una emisora de radio que sobrevuela la ciudad contando en
directo a sus oyentes cómo está la circulación, en qué puntos se forman
atascos y por qué calles se puede rodar con fluidez. Aquí es donde la radio
encuentra su expresión más genuina y ostenta clara ventaja en relación con
los demás medios: en la información instantánea. Recordemos que,,para
Maurice Siegel, reconocido experto tanto de radio como de televisión, la
radio es antes que nada la permanente agencia de noticias de los ciudadanos.
En el campo de batalla de la información, la televisión es la artillería
pesada; la prensa, la infantería; las revistas semanales de política e
información general pueden comparárse a la caballería. Las revistas
especializadas, que lanzan sus mensajes «desde arriba»; desde su autoridad
de expertos, equivaldrían a la aviación. Las agencias abastecen a los
distintos ejércitos informativos como los servicios de intendencia. ¿Y la
radio? La radio es la guerrilla: llega a todas partes, en cualquier momento,
con facilidad de maniobra, gran movilidad y ligera impedimenta.
¿Qué es la información? No existe una definición unívoca y
omnicomprensiva de este concepto. Los estudiosos de las ciencias sociales
equiparan a menudo información y comunicación. Sin embargo, mientras la
comunicación se refiere a la transmisión de mensajes en sentido general y
amplio, la información es la comunicación de mensajes más específicos, de
carácter periodístico. . Para el que fue profesor de la Universidad de
Estrasburgo e investigador sobre Comunicación, Abraham Moles, en el
sentido corriente del término, información es sinónimo de noticia o de
mensaje, por lo que se halla vinculado al contenido de una cosa significada a
un individuo receptor. Pero hay otros muchos enfoques de ese concepto. En
materia de comunicación social es irrelevante pretender deslindar de manera
absoluta el significado de cada vocablo. Información, cultura, formación,
publicidad, entretenimiento, propaganda... son conceptos que a menudo
tienen elementos coincidentes, que se entrecruzan y hasta se confunden. Por
ejemplo: la noticia de un determinado invento (información periodística, sin
duda) lo «publicita”, al mismo tiempo que puede entretener al oyente y
documentarle e instruirle acerca de cuestiones científicas que desconoce.
PROCESO DE ELABORACIÓN
DE UN INFORMATIVO RADIOFÓNICO
* Edición:
- Distribución del material por bloques, secciones o áreas. Ordenación
según su importancia, actualidad e interés.
* Puesta en antena:
- Se ha impuesto la fórmula de que el informador que ha redactado una
noticia se. encargue de leerla ante el micrófono.
FUENTES DE INFORMACIÓN
El foco de la noticia
La fuente básica de información es el foco del que parte una noticia. La
información más real, viva y auténtica es la que se recoge en origen. Esta es
la primera tarea de la redacción, tanto de mesa como de calle. Los
redactores de mesa, con la ayuda imprescindible del teléfono, deberían
efectuar sondeos periódicos -y tan asiduos como lo permitan la dimensión y
los medios del equipo informativo- a los puntos donde surgen novedades
con cierta frecuencia, como son los centros oficiales (del Estado y
gubernamentales, autonómicos y municipales) y las entidades de auxilio
público y urgencias (fuerzas de seguridad, bomberos, clínicas y hospitales,
Cruz Roja, etcétera).
Los reporteros tendrán en los primeros datos obtenidos en tales fuentes una
base para completar después la noticia sobre el terreno, recogiendo en vivo
nuevas informaciones, entrevistas y testimonios.
La rueda de prensa
Este sistema de obtención de informaciones se ha extendido en demasía en los
últimos diez años, hasta el extremo de forzar a los informadores a seleccionar
entre la multitud de convocatorias 'que con cualquier motivo y ocasión llueven
sobre las redacciones. Muchas veces tales convocatorias no revisten interés
general ni facilitan novedades periodísticas; se limitan a ser reclamos
propagandísticos, plataformas de difusión pública a través de la prensa, la radio
y la televisión. Este riesgo es mayor en asuntos políticos.
Desde la perspectiva norteamericana, el experto en ciencias políticas y
comunicación Michael Nelson entiende que otro riesgo del denominado
«periodismo objetivo» se deriva de su carácter de estímulo-respuesta. Las
ruedas de prensa promovidas por los políticos para presentar proyectos,
proclamar éxitos propios o polemizar con sus oponentes, acaban por
trasladar a los convocantes las iniciativas periodísticas: «Si las reglas
dictan que para escribir de un tema hay que esperar a que un funcionario
público hable o actúe al respecto, entonces los medios noticiosos han
cedido gran parte del control sobre la definición de noticia a aquellos que
son sus protagonistas».
Damos aquí por sentado que el término «rueda de prensa» es la cita informativa
de un personaje o personajes a todos los medios de comunicación colectiva:
prensa; radio y televisión.
Los espectáculos
Son fuente habitual de la sección de sociedad. La información acerca de temas
de ocio, y más específicamente la de espectáculos, se presta al tratamiento en
todos los géneros radiofónicos, pues conlleva elementos sonoros y
complementos ilustrativos de considerable riqueza expresiva.
Además de la crítica de cine o teatro, las crónicas de un recital o de
un musical extraordinario y la crónica taurina, la información puede
enriquecerse con entrevistas a los personajes de estos mundillos,
interesantes para el gran público en función de su popularidad, y
reportajes en los que, al margen de los datos fríos de la actualidad, es
apropiado recoger los detalles ambientales.
Salta a la vista que el mundo del deporte es uno de los que mayor
tiempo y atención recibe de la radio. Ante la proliferación de
programas deportivos que basan su contenido en la investigación de los
trapos sucios de este ámbito y en la polémica, puede resultar original
retomar el sentido lúdico y enriquecedor del deporte y enfocar la
información de estos temas destacando sus facetas más positivas:
espectacularidad, suspense, esfuerzo, espíritu de superación, poder de
convocatoria, llamada a la emulación del ejercicio físico y valor del
juego limpio.
institucional.
La prensa escrita
Es imprescindible examinar cada día las noticias publicadas por todos los
periódicos o revistas de la misma zona de cobertura que la emisora.
Evitaremos así que se nos escape alguna cuestión de primera magnitud. Si
se extrae de un diario o revista alguna primicia o exclusiva, lo justo es citar
su procedencia. Esta práctica es habitual en todos los medios de
comunicación; es decir, la prensa escrita también oye la radio y ve la
televisión, que, a su vez, busca pistas en los otros soportes informativos.
En ocasiones son también provechosas las publicaciones no diarias, de alcance
local o comarcal, que por su proximidad a temas muy localizados pueden
aportar noticias, ideas u orientaciones de indudable interés humano.
La publicidad
El mensaje publicitario contiene en sí mismo, ocasionalmente, elementos
informativos. Sin embargo, aquí no nos referimos a esa posibilidad comunicativa,
sino a los datos o pistas comerciales, financieras, de política de mercado o de
modas y comportamientos sociales, que pueden reportarnos desde las grandes
campañas a la guía comercial de la propia emisora, pasando por los anuncios por
palabras de un modesto periódico local.
Asimismo, las conquistas y actividades positivas de empresas o marcas en el
campo técnico (por ejemplo, perfeccionamiento notorio de algún sistema de
producción o trabajo), comercial (récord de exportaciones), social (dotación de
fondos para jubilados), cultural (patrocinio de certámenes artísticos y
culturales), científico (promoción de investigaciones) o actividades y productos
de evidente repercusión social, pueden ser noticia tan valiosa como cualquier
otra y no debe considerarse publicidad indirecta o encubierta el hecho de
mencionarlas en un noticiario cuando realmente lo merecen.
Si una marca o una empresa son noticia con pelos y señales en casos negativos
(crisis, fraudes, conflictos laborales, etcétera), ¿por qué no va a serlo igualmente
cuando su actividad revierte de modo especialmente positivo en la sociedad?
La propaganda
INTRODUCCIÓN
EL FLASH
LA CRÓNICA
La identificación clara de que se trata del punto de vista del comentarista, con
su nombre y apellidos o seudónimo por el que sea conocido.
La ausencia de prejuicios. Evitar a toda costa la tentación (en la que tanto caen)
de los recursos fáciles, tales como la demagogia, el maniqueísmo, los tópicos
étnicos y morales y el sofisma.
- Precedentes y antecedentes.
- Explicaciones técnicas.
- Aportaciones documentales.
La entrevista de personaje
Son las entrevistas en las que el primer factor a considerar, por encima del
contenido o el tema de la conversación, es la figura del entrevistado. Encaja
preferentemente en programas de entretenimiento o mixtos, tipo magazine y
ómnibus.
* De personalidad:
Cuando el objeto de la conversación es el propio entrevistado en cualquiera de
sus facetas. La entrevista de personalidad se subdivide, a su vez, en las
siguientes modalidades:
- Retrato: El micrófono se convierte en pincel, mediante el cual el
entrevistador pinta una imagen lo más certera posible de su interlocutor. Es
importante crear un clima de confianza entre entrevistado y entrevistador.
* Biográfica: En este caso el objeto de la conversación es relatar la vida del
personaje, procurando que lo esencial de sus recuerdos y vivencias se
expresen en la voz ': del entrevistado y no del entrevistador. De cualquier
modo, éste marca referencias a lo largo de la conversación (por ejemplo,
fechas clave, acciones destacadas, acontecimientos históricos) para facilitar
al entrevistado un hilo narrativo y no olvidar cuestiones sustanciales.
La entrevista de actualidad
El detonante de la conversación es la búsqueda de una noticia o la
ampliación de una información que ya se conoce. Se entrevista al
protagonista o protagonistas de cualquier acontecimiento, a personajes que
intervienen significativamente en el mismo (aun de modo pasivo, como es
el caso de los testigos de un suceso), autoridades, expertos y, en suma, a
quienes se encuentran vinculados a un tema de actualidad informativa y
pueden contribuir a esclarecer alguna de las preguntas que conlleva toda
noticia: quién, qué, dónde, cuándo, cómo y por qué.
La extensión de una entrevista de actualidad está condicionada a la
trascendencia del acontecimiento que se investiga y del tiempo que se
conceda al tratamiento del mismo en el conjunto del programa. Este tipo
de entrevistas tampoco se circunscriben a los espacios informativos. Si se
trata, por ejemplo, de un suceso inesperado que merece interrumpir la
emisión para ofrecer una crónica de urgencia, quedará más completa la
información si la complementamos con manifestaciones recogidas in situ
lo más inmediatamente posible, sin esperar la hora del siguiente noticiario.
Lo que estas impresiones de urgencia pueden perder en cuanto a precisión,
lo compensan casi siempre en espontaneidad e intensidad emocional.
La entrevista de opinión
EL REPORTAJE
El reportaje radiofónico es un género que comparte las tres formas de
expresión periodística -la información pura, la interpretación y la opinión-
para narrar o profundizar sobre un acontecimiento reciente sin las
limitaciones de la noticia, el comentario o la crónica.
- Información lineal
- Ambiente.
- Acción.
- Testimonios.
- Ilustraciones sonoras.
- Realización y/o montaje.
Información lineal
Ambiente
Acción
Testimonios
La presencia y la intervención humana en los acontecimientos se hacen
patentes en la radio por medio del ruido (parte fundamental del ambiente) y,
sobre todo, a través de la voz. En el reportaje se pueden incluir:
- Impresiones: Manifestaciones breves e improvisadas de los protagonistas o
testigos de un hecho.
- Declaraciones: Extractos de manifiestos, discursos o ruedas de prensa.
Ilustraciones
EL DOCUMENTAL RADIOFÓNICO
Pierre Perrault -de Radio Canadá y uno de los profesionales que más
contribuyó a difundir este género- define el documental radiofónico como
«la palabra vivida». Se trata de recoger el valor documental y testimonial de
la palabra-mediante el montaje de entrevistas realizadas en el ambiente
natural de sus protagonistas- y reforzar ese valor con el añadido de textos de
animación e ingredientes propios del reportaje, como música y breves
ilustraciones sonoras.
Considerado por algunos tratadistas como una variante del gran reportaje, el
documental tiene, sin embargo, peculiaridades que le confieren el carácter de
auténtico género radiofónico. Nació con la aplicación de los magnetófonos
portátiles a la radio y tiene su medio idóneo en los programas culturales.
A diferencia del reportaje:
LA RUEDA RADIOFÓNICA
CAPÍTULO VII
LA CULTURA EN LA RADIO
Comunicación no equivale a cultura ¿Cuándo es cultural un mensaje? Función
cultural de la radio La programación cultural específica
CAPÍTULO VIII
EL ENTRETENIMIENTO
Este tipo de programas son los que ocupan el mayor porcentaje del
tiempo de antena en las emisoras de radio, incluso justificando a
determinadas emisoras y llenando completamente su programación (Radio
fórmula o radios especializadas).
En España tenemos múltiples ejemplos: Radio 3 (RNE), Cadena 40
Principales (SER), Cadena 100 (COPE), Top Ibérica (Cadena Ibérica con
Radio España de Madrid como cabeza) y Onda Cero Música. Suelen tener
una buena parte de su programación realizada por las emisoras de cada
localidad, aunque procurando un estilo parecido y, evidentemente,
contenidos análogos.
Son los programas que ofrecen temas melódicos aceptados por la
mayoría de los oyentes como modernos, aun en el caso de haber sido
compuestos algunas decenas de años antes. Es decir, tienen un corte
diferencial aún impregnado de ritmos distintos. Cabe recordar aquí a
profesionales que crearon un estilo en los años sesenta, como Raúl Matas,
Angel Alvarez y Pepe Palau.
Algunos los definen como programas de música ligera, término
equívoco que ha venido a transformarse en el muy aceptado de música
pop.
Su preponderancia en la radio nace de muchas causas. La más importante es la
de ser reflejo de la sociedad o de los individuos de la sociedad que la produce.
Otra no menos importante es la de inducir al movimiento: suele ser rítmica. Un
aspecto a tener en cuenta es la creación de ídolos o estrellas que interpretan esta
música (a pesar de la no comprensión por gran parte de la audiencia del idioma
en que cantan; no se sabe qué dicen, pero se siente lo que dicen: comunican)
gracias a una hábil política de promoción de imagen a través de todos los
medios de comunicación que les hacen ser deseados por jóvenes y no tan
jóvenes; es decir, se da un fenómeno de transferencia de muchos oyentes hacia
quien canta, bien porque quieren alcanzar sus metas o fama o, en algunos casos,
tener unos hijos o amantes tan brillantes como ellos.
El concepto artista se mezcla así con otras vertientes un tanto especiales que
hacen que la realidad o el invento funcione poco o mucho tiempo.
Unido con lo anterior está la determinante influencia en este tipo de
programas de las casas de discos (sobre todo las multinacionales). El
principal medio de promoción para discos modernos y sus intérpretes es la
radio; nada más natural y lógico.
Pero el abuso hegemónico que se produce (y que algunos profesionales
admiten) es uno de los principales problemas de la radiodifusión, con el
agravante de tener una solución difícil incluso a largo plazo.
La música, como tantas otras facetas, entra en las personas a base de
repetición. Esto es lo que buscan los promotores, consiguiéndolo casi
siempre. Después llegarán las ventas, las actuaciones en televisión y los
recitales o conciertos.
Por fortuna, no todos los programas de música moderna se dejan influir
por intereses extra-radiofónicos. Existen profesionales que ofrecen discos
poco radiados y a veces no existentes aun en el mercado, con comentarios
que comunican gustos y experiencias a los oyentes, aunque algunos pequen
de sermoneo.
En ocasiones, la independencia de algunos disc-jockeys se estrella con los
intereses comerciales e, incluso, con los niveles cuantitativos de audiencia. Un
ejemplo está en un conocido profesional, que al ser contratado por una cadena
de emisoras de FM trató de establecer una lista de éxitos confeccionada por él.
Las presiones de las casas de discos (y también de algunos directores de
emisoras locales de la cadena, que afirmaban el no interés de escuchar una
canción en catalán en una zona como la andaluza) hicieron modificar el sistema
por el normal: confeccionar listas de discos pegadizos o que interesaran a la
mayoría. Pese a esto, no hay que olvidar que algunos realizadores de programas
musicales tienen vinculaciones discográficas, e incluso intereses, en conciertos
organizados.,
Esto enlaza con la elaboración de listas. En su inmensa mayoría son
confeccionadas por una única persona o, en el mejor de los casos, por un equipo
reducido, que establece qué canciones deben figurar, qué orden y, a veces,
cuánto tiempo. Son las listas subjetivas, sujetas a grandes influencias e intereses
de casas discográficas y de cadenas de emisoras o, como poco, a gustos
personales. En algunas emisoras han coexistido varias listas distintas, incluso
con igual o parecido tipo de música. Cada responsable quería tener su cuota de
influencia o de independencia.
Las listas de ventas ofrecen la relación de grabaciones más compradas.
Debían ser el resultado de las listas anteriores, ya que se vende aquello
que más se escucha, pero las listas no siempre tienen garantías en su
elaboración. La lista del Instituto Alef para TVE sí poseía rigor desde
su creación, en 1991; sus datos se reproducían en revistas
especializadas internacionales, aunque en las emisoras españolas se los
ignorase. Su fiabilidad no interesaba, salvo excepciones.
Otro factor interesante es la dotación de las discotecas de las
emisoras. Algunas adquieren los discos que consideran oportunos. Pero
otras se nutren de aquellos que (solicitados o no por las emisoras)
envían (con el sello de promoción y el aviso de «prohibida su venta»)
las casas editoras. Dados los discos que aparecen en el mercado, puede
resultar rentable económicamente, aunque ya se sabe que «quien regala
bien vende». Existen emisoras que tienen establecido un sistema de
valoración de los discos de promoción recibidos y, a cambio, emiten
cuñas de promoción de canciones convenidas e, incluso, de la emisión
de esas canciones en horarios pactados.
Por último, es conveniente señalar dos formas de intervención directa
de las casas discográficas. Cada realizador de programas musicales recibe
las novedades incluso bastante antes de salir al mercado, con lo que se
establece una lucha por conseguirlas antes que nadie. La segunda es la de
llevar al intérprete a determinados programas antes que a otros, para
presentar su último trabajo o cuando se les requiera.
En ocasiones, la rivalidad entre emisoras lleva a ignorar totalmente un
disco por no haber dado el artista su exclusiva.
Los disc-jockeys de moda saben bien de beneficios de este tipo y también de
olvidos inmediatos, al pasar a un segundo término (o desaparecer) por
conveniencia de las emisoras.
El tono utilizado por los locutores varía según su estilo. No obstante,
hay dos líneas maestras sobre las que giran modos de hacer variables.
La primera se limita, en tono tranquilo y sonriente, a dar el título y el
intérprete, aderezado por indicativos de la emisora, la hora (no siempre exacta
en época de relojes de cuarzo) y la temperatura. Los programas se parecen como
una gota de agua a otra aunque el locutor varíe. Incluso pueden escucharse
comentarios idénticos de un día a otro, a la misma hora, con igual estilo. Alguno
busca la originalidad en la sintonía o canción con la que abre o cierra el
programa, así como con frases brillantes que repiten con alguna frecuencia
tratando de unir el título de la canción a escuchar.
La segunda busca un tono de entrega (a veces parecido al de un
locutor en un apasionante encuentro deportivo). Suele intercalar
comentarios personales al disco presentado, incluso haciendo apuestas a
que llegará a un determinado puesto del hit-parade (lo que no tiene
mérito alguno al ser él mismo, en ocasiones, quien confecciona la lista).
A veces su entrega roza con la agresión en forma de grito al oyente, o de
un aullido de hombre-lobo en un intento de copiar ejemplos de la radio
norteamericana hoy pasados de moda.
En ambas líneas se utiliza un lenguaje coloquial (a veces con mala
pronunciación), con utilización del tuteo o, en el mejor de los casos, evitando
el usted.
La realización suele cortar la melodía, bien para presentarla o bien
pisando el final con un comentario que una con la siguiente canción, o
encadenando un disco con otro. Estos cortes buscan, además de un ritmo
mayor en el programa, evitar la grabación completa de la canción en las
platinas de los oyentes.
Los niveles de sonido suelen variar entre la perfección y lo inadmisible. No
es ajena a esta circunstancia la moda de muchas emisoras, en las que el locutor
hace también funciones de técnico de sonido, con lo que existen más fallos y
mayor deterioro del material, que no es cuidado debidamente, entre otras
razones, por falta de tiempo del profesional pluriempleado.
Los tipos de programa de música moderna son tan numerosos que su
estudio sería interminable.
2. Programas de conciertos.
Programas TAURINOS: Son los espacios que procuran ofrecer los temas
de interés para el aficionado a los toros.
El aficionado busca en el dial casi todas las emisoras que ofrecen estos
contenidos y que pocas veces se solapan. Es decir, escuchan casi todos los
espacios taurinos.
Actualmente no se ofrecen íntegras, salvo excepciones, las corridas de toros,
novilladas o festivales, como ocurría en los años sesenta. Es normal ofrecer
informaciones en directo de los festejos más importantes dentro de la
programación y, más tarde, programas que recogen, como crónicas o simples
lecturas de télex, lo acaecido en casi todas las plazas, aderezados con entrevistas
a toreros, ganaderos, empresarios, etcétera. Las crónicas se caracterizan por la
subjetividad ante un espectáculo irrepetible y, como arte, de distinta
interpretación. Los oyentes suelen identificarse con un crítico al que siguen con
atención y lo comparten en detrimento de otro que también escuchan para
generalmente estar en desacuerdo. Esto está unido a las manifestaciones del
crítico en favor o en contra de determinado torero, determinada ganadería o
determinada forma de ver la fiesta.
Son habituales, sobre todo coincidiendo con las ferias de Madrid y de
Sevilla, los coloquios de análisis exhaustivos de lo ocurrido en cada festejo.
Los directores de los programas moderan esos coloquios en los que, en
algún caso, quienes intervienen son siempre los mismos, de parecidas
opiniones, para así poder reafirmar sus criterios.
Rindiendo aquí homenaje a los críticos de Radio Madrid -cabecera de la
SER«Curro Meloja» (seudónimo de Carlos de Larra) y de RNE, Rafael
Campos de España, hoy muchos cronistas y críticos realizan sus funciones
en diversas emisoras coincidiendo con un auge muy importante de la fiesta
de los toros: Manuel, Molés, Juan Posada, José Luis Carabias, Pedro Javier
Cáceres, Miguel Angel Moncholi y un largo etcétera.
También existen programas híbridos entre la información taurina y el
relato social cogido de forma ocasional aprovechando la vertiente más
folclórica de este mundo, intentando lograr una audiencia superior
(pocas veces alcanzada si es que alguna vez se consiguió) y la
participación de personajes a los que les place hablar por el medio
radiofónico sin saber muy bien por qué ni para qué. Claro, que esto no
es sólo privativo del «Planeta de los foros». Por fortuna, el «sobre»
(cantidad que los profesionales del toreo entregaban, presuntamente, a
los cronistas para-«mejorar» o «tapar» su actuación) ha desaparecido,
salvo excepciones insinuadas por algunos pero por nadie demostradas.
CAPÍTULO IX
LOS DRAMÁTICOS
Introducción
Algunos datos en la historia de los espacios dramáticos
Fórmulas de los dramáticos
Los seriales radiofónicos
El docudrama
La acción y los planos sonoros
El factor humano
INTRODUCCIÓN
EL DOCUDRAMA
Los planos sonoros en radio pretenden dar mayor o menor presencia de los
sonidos en los receptores. Estos planos sonoros no sólo existen en los
programas dramáticos; están también presentes en las mezclas de los distintos
instrumentos musicales en una grabación e, incluso, en la mezcla de un locutor
presentando sobre la música una canción determinada. La mayor o menor
presencia de la voz o de la música lleva a una audición absolutamente
ininteligible o a una buena combinación de palabra y música. Los gustos del
realizador darán una determinada mezcla final un tanto subjetiva.
El plano sonoro es «la distancia aparente que separa la fuente sonora del
micrófono que la recoge». Queda claro que se trata de distancia aparente, ya
que no siempre un sonido que parezca cercano o alejado del micrófono se
encuentra realmente próximo o lejano. Micrófonos de características muy
determinadas pueden ser capaces de tomar un sonido muy alejado de ellos como
si estuvieran pegados, y el sonido producido por un locutor que se come el
micrófono puede parecer muy lejano si la regleta de la mesa de mezclas es
bajada para atenuar ese sonido que, además, será mezclado con otros que se
encuentran teóricamente cercanos.
El tema se complica porque un receptor puede estar más o menos cercano
al oyente, por las características del lugar donde se reproduce el sonido o,
incluso, por el volumen con que se reproduce. Aun no se ha encontrado el
sistema que dé las condiciones ideales para escuchar un programa de estas
características a través del medio radiofónico.
Otra cuestión es la de las audiciones especiales, sobre todo en certámenes,
que tampoco pueden ser tomadas como ejemplo, ya que la atención de quienes
escuchan no es igual a la de la audiencia media.
Teniendo en cuenta que plano sonoro es la distancia aparente que separa la
fuente sonora del micrófono y, por extensión, de quien escucha, los planos
sonoros en radio se pueden clasificar en:
1) PRIMER PLANO: Cuando la fuente sonora está prácticamente pegada
al micrófono o, lo que es lo mismo, al oyente. El sonido va directamente
a quien lo recibe. No existe sonido reflejado, al menos en origen. Los
micrófonos deben estar protegidos por una funda antiviento para evitar
que determinados sonidos produzcan el llamado efecto de proximidad
(chasquidos o explosiones al llegar el viento al micrófono en
determinados sonidos, especialmente si el locutor pronuncia sonidos con
p o t). En el caso de un locutor o actor, es lógico que hable de una forma
especial, muy suave, sin alzar la voz, casi en un susurro, como en una
confesión o en una declaración de amor, ya que si no se puede producir
una agresión al oído del oyente. Por eso algunos teóricos denominan a
este plano como «íntimo», otros lo llaman «primerísimo plano»; estas
últimas denominaciones no dejan de referirse a lo que es; en realidad, una
interpretación dramática.
2) PLANO NORMAL: Cuando la fuente sonora aparece reproducida como si se
tratara de una conversación normal en un ambiente normal; es decir, como si
quien habla estuviera aproximadamente a dos metros de quien le escucha. El
sonido apenas se refleja, pero se puede notar alguna reflexión (el sonido,
además de ir directamente al oído de quien oye, va con otra componente que
llega unos instantes después). El micrófono suele estar a pocos centímetros de
quien habla, variando la distancia según las características técnicas del
micrófono. También se le conoce como «plano medio».
3) PLANO GENERAL: La fuente sonora es recogida dentro de un ambiente, con
presencia apreciable del sonido reflejado. La fuente sonora aparece como lejana
al micrófono y, por tanto, de quien escucha. No existen diferenciaciones
profesionales en cuanto a planificación y ajustes técnicos. El realizador o el
mezclador los dispondrán con una mayor o menor lejanía aparente según su
estética o sus fines, pero sin especificaciones diferenciales en cuanto a
nomenclatura. También se le conoce como «plano lejano».
Hoy está casi en total abandono la clasificación de Plano 0, Plano 1,
Plano 2, etcétera.
Un plano más, muy habitual, debe ser comentado aquí aunque no tenga
relación directa con la clasificación anterior. Es el llamado PLANO DE
FONDO: aquellos sonidos que acompañan a otro principal con mayor o menor
presencia. Con este plano se consigue un ambiente, un acompañamiento, que
complementa a veces de manera imprescindible al sonido más importante.
Puede, incluso, que este sonido tenga en algún momento el carácter de principal
o de protagonista y, también, que existan varios planos sonoros con varios
sonidos y planos de fondo diferentes.
Jugando con este tipo de planos (alejando o acercando los personajes o los
locutores al micrófono) se produce la sensación de movimiento, tan importante
en los programas dramáticos.
En el sistema de captación y reproducción «monoaural» no existe otra
posibilidad real de producir movimiento, aunque algunos han conseguido
parecidos resultados jugando con la subida o bajada de las regletas de las mesas,
pero no hay que olvidar que lo que da auténtica sensación de proximidad o
lejanía es la relación —entre sonido reflejado y sonido directo; al atenuar con la
mesa de mezclas, no sólo baja el sonido directo sino también el reflejado, por
ello, no siempre funciona el procedimiento. La sensación así es igual a la que se
produce al subir o bajar el volumen del altavoz. Escuchar sonidos fuertes o altos
en intensidad no significa, necesariamente, cercanía.
En el «procedimiento estereofónico» no sólo se puede dar sensación de
movimiento merced a los planos sonoros. Si en monofonía se escuchan los
sonidos en profundidad como más cercanos o lejanos, en estereofonía pueden
oírse localizados espacialmente. El hecho de que nuestros dos oídos reciban los
sonidos con un ligero retraso entre sí, permite poder situar la fuente sonora en
un punto determinado. En estereofonía (al existir dos altavoces a una distancia
entre ellos) se juega con un movimiento real o aparente de la fuente o de las
fuentes sonoras.
Para una correcta toma y reproducción del sonido estereofónico se precisan
dos micrófonos como mínimo en la toma, y dos altavoces como mínimo en la
reproducción, salvo si la toma de sonido se realiza en un magnetófono
multipistas o un DAR (Digital Audio Research, cuya traducción equivaldría a
«búsqueda de sonido digital», instrumento informático que permite «ver» el
sonido grabado digitalmente, así como determinadas y prácticas aplicaciones:
cortar en un punto exacto, adelantar sonidos, «comprimirlos» en el tiempo,
etcétera). En estos supuestos sí se puede grabar con un único micrófono siempre
que se separen los sonidos grabados en pistas distintas que posteriormente
mezcladas de forma adecuada, y enviándolas a los canales adecuados,
permitirán una reproducción y audición estereofónicas. Este sistema de
grabación no siempre es posible ni económicamente aconsejable por su
complejidad y tiempo de producción. Pero tampoco debemos olvidar que,
aunque se utilicen dos o más micrófonos y los sonidos captados por cada uno de
ellos vayan a canales separados, es necesario utilizar cabinas o, como mínimo,
paneles de separación que impidan que un micrófono capte sonidos no deseados
(los que debe captar sólo el otro) produciendo un sonido no totalmente
«limpio».
No debe confundirse el DAR con el DAT (Digital Audio Tape:
términos que sirven tanto para el soporte como para el sistema y los
aparatos de grabación y reproducción de sonido digital conocido por estas
siglas en todo el mundo profesional).
Si la toma es en directo, difícilmente se va a poder eliminar que los dos
micrófonos tomen todo el sonido en mayor o menor intensidad, por muy
direccionales que sean. Esto lleva a un sonido no del todo localizado, a
veces sucio, que (unido a las características habituales de reproducción) no
siempre es el apropiado. Por ello es conveniente la grabación en
magnetófonos multipistas y, a ser posible, grabando cada fuente sonora por
separado. Cada sonido irá a una de las pistas y luego en las mezclas (en el
montaje definitivo) ese sonido irá a un canal (altavoz) o a otro, o a los dos
en mayor o menor intensidad. En este montaje final se podrá, incluso, crear
un movimiento que en su origen no existía gracias a los «potenciómetros
panorámicos». También se podrá crear otro tipo de planos reverberando los
sonidos por procedimientos técnicos cada día más sofisticados.
Es curioso notar que las emisiones estereofónicas en radio por medio de la
FM (aunque no sólo se puede lograr el estéreo en esta modulación) quedan
reducidas a la emisión de discos en estereofonía, escuchándose las voces en
ambos canales sin separación, ni intento de separación alguna, como si de una
emisión monofónica (sólo que con dos altavoces) se tratara, salvo interesantes y
honrosas excepciones. No utilizar adecuadamente las posibilidades de la
estereofonía es casi tan injustificable como escuchar acoples y fallos técnicos
frecuentes en emisoras profesionales. Estamos, prácticamente, en el siglo XXI.
EL FACTOR HUMANO
CAPÍTULO X
LA PUBLICIDAD
Funciones de la publicidad
Las formas de inducción publicitaria
La publicidad según el objeto del anuncio
La publicidad según la forma de presentación
La publicidad según el formato radiofónico
La publicidad según el método de aparición de los mensajes
La publicidad según la duración de la acción
Los elementos de la realización en la publicidad radiofónica
La publicidad en la radio: más cantidad que calidad
El mensaje publicitario y la audiencia
CAPÍTULO XI
LA PROPAGANDA
Concepto de propaganda
La propaganda política
La propaganda religiosa
Imagen de país, imagen de marca
CONCEPTO DE PROPAGANDA
LA PROPAGANDA POLÍTICA
LA PROPAGANDA RELIGIOSA
CAPÍTULO XII
LA AUDIENCIA
La escucha.
El feed-back
Audiencia
Es, en términos generales, el conjunto de la población susceptible de
recibir los mensajes de los medios de comunicación.
Audiencia potencial
personas que han recibido un mensaje al menos una vez, a través de uno o
varios medios.
Audiencia específica
Audiencia duplicada
El conjunto de personas que han recibido un mismo mensaje a través de
varios medios distintos.
Audiencia acumulada
Auditorio
Audiencia activa
Share
Concepto que profesionalmente no ha encontrado equivalente en castellano
(reparto, distribución, cuota, etc.). Es incluido en este epígrafe por su
actualidad, fundamentalmente en el mundo de la televisión. Hoy se busca
más -sobre todo en los períodos de gran audiencia- el share que la audiencia
total: porcentaje de la audiencia que escucha la radio y que sintoniza una
emisora determinada.
LA ESCUCHA. FORMAS DE ESCUCHA RADIOFÓNICA Se denomina
escucha al hecho de estar en disposición de recibir los mensajes
radiofónicos; es decir, a la situación de percepción física del sonido que se
emite a través del medio radio.
El interés del oyente y las circunstancias ambientales ocasionan que la escucha
no sea siempre igual, ni se mantenga la misma actitud ante todo tipo de
mensajes. Aunque cabe diferenciar entre «oír» (sentir el sonido) y «escuchar»
(aplicar el oído para oír), se pueden distinguir dos formas de escucha
radiofónica.
- La escucha pasiva se da cuando se perciben los mensajes de manera
desatenta. Durante el día, y también durante una misma emisión, se
producen períodos de atención más o menos intensa y períodos o momentos
de desinterés. Algunos estudiosos consideran que existe también una forma
de «atención pasiva», ya que es posible leer, conducir, realizar las tareas
domésticas y trabajar en el taller o la tienda escuchando música, noticias y
mensajes publicitarios sin dejar de atender sus contenidos.
- La escucha sostenida, o activa, es la propia de los oyentes interesados en un
espacio o espacios determinados, manteniendo la atención en sus contenidos de
modo voluntario y consciente. Esta forma de escucha es propia de los
programas especializados (oyentes de los programas culturales, por ejemplo) y
no debe confundirse con los momentos esporádicos de atención que se producen
durante una escucha pasiva.
CARACTERÍSTICAS DE LA AUDIENCIA
RADIOFÓNICA
Próxima
Variable
La multiplicidad de la oferta
El número de canales de radio es muy superior en todo el mundo al de la
televisión. El oyente sabe que el dial, por poco potente que sea su aparato
receptor, le ofrece diversas alternativas a la emisión que recibe en un
momento determinado y que puede buscar otra frecuencia que se adapte
mejor a su gusto o conveniencia en ese momento.
La actividad compartida
Factores estacionales
Factores cronológicos
La audiencia constatada por los sondeos es diferente cada uno de los días
de ~ .. semana. En España, las oscilaciones son muy ligeras entre lunes y
viernes y más acusadas, en descenso, los sábados y domingos. También a
lo largo del día se registran variaciones. En España la audiencia se
concentra habitualmente por la mañana, sobre todo por su condición de
actividad compatible con otros quehaceres. Por ejemplo, entre las diez y
las doce el número total de oyentes es casi el doble que el de las seis de la
tarde a las nueve de la noche.
Geográficos
Las emisoras locales cobran cada día mayor importancia. Jorge Xifra
(director del Instituto de Ciencias Sociales y profesor de Periodismo)
sintetiza las causas en el hecho de que «ofrecen una selecta información
sobre el área que abarcan, favorecen el fomento de las lenguas autóctonas,
sirven de contrapeso a las noticias oficiales que ofrecen las emisoras
nacionales y facilitan la participación de los ciudadanos relacionándolos con
los funcionarios, los políticos, los líderes locales, etc.». Es la constatación
práctica de la teoría de la proximidad de los mensajes.
La edad
El sexo
Educacionales
Culturales
Su expresión más característica son los Terceros Programas, vigentes en
cadenas nacionales de numerosos países, y a los cuales aludimos en el
apartado sobre programación específica del capítulo sobre la Cultura.
Lingüísticos
Sociales
Laborales
Utilitarios
Audiencias desatendidas
EL FEED-BACK
El término feed-back procede de la cibernética, pasó a ser utilizado en
psicología y hoy se usa universalmente en materia de comunicación social.
Los psicólogos aplican esa expresión a la percepción social o mecanismo
de retrotransmisión en el proceso de comunicación interhumana.
La teoría de la información denomina feed-back a la respuesta que el
receptor de un mensaje da al emisor inicial del mismo. Es el eco constatado,
la reacción -favorable o desfavorable- en dirección inversa a la del proceso
convencional de la comunicación pública. La respuesta puede ser a través del
mismo canal o medio o a través de cualquier otro (por carta, en manifestación
callejera...).
En mayor o menor medida, esta patentización de las opiniones, las
actitudes y los intereses de los receptores influyen en los emisores,
produciéndose así un fenómeno de retroalimentación.
La proximidad que caracteriza a la comunicación radiofónica (en cuanto a la
distancia imaginaria emisor-receptor) convierte a la audiencia de este medio en
especialmente propensa a la respuesta, a exponer sus opiniones sobre los
mensajes. La radio británica recibe casi el doble de cartas que la televisión. La
mayor parte de las mismas son protestas por el uso de un lenguaje considerado
ofensivo o incorrecto por los oyentes y por el tratamiento de temas polémicos.
En algunos países occidentales
FEED-BACK
El término feed-back procede de la cibernética, pasó a ser utilizado en
psicología y hoy se usa universalmente en materia de comunicación social.
Los psicólogos aplican esa expresión a la percepción social o mecanismo
de retrotransmisión en el proceso de comunicación interhumana.
La teoría de la información denomina feed-back a la respuesta que el
receptor de un mensaje da al emisor inicial del mismo. Es el eco constatado,
la reacción -favorable o desfavorable- en dirección inversa a la del proceso
convencional de la comunicación pública. La respuesta puede ser a través del
mismo canal o medio o a través de cualquier otro (por carta, en manifestación
callejera...).
En mayor o menor medida, esta patentización de las opiniones, las
actitudes y los intereses de los receptores influyen en los emisores,
produciéndose así un fenómeno de retroalimentación.
La proximidad que caracteriza a la comunicación radiofónica (en cuanto a la
distancia imaginaria emisor-receptor) convierte a la audiencia de este medio
en especialmente propensa a la respuesta, a exponer sus opiniones sobre los
mensajes. La radio británica recibe casi el doble de cartas que la televisión.
La mayor parte de las mismas son protestas por el uso de un lenguaje
considerado ofensivo o incorrecto por los oyentes y por el tratamiento de
temas polémicos. En algunos países occidentales
se han establecido mecanismos para canalizar las quejas contra la radio y
la televisión estatales, al margen, naturalmente, de las vías que ofrece la
legislación normal. En Suiza, por ejemplo, se creó en 1984 un Tribunal
independiente del poder político ante el que los ciudadanos pudiesen
presentar sus protestas y denuncias contra las emisoras federales de radio
y televisión, integrado por nueve miembros y con la limitación expresa de
no poder formar parte de este organismo ni parlamentarios, ni
funcionarios, ni el personal de la radiotelevisión.
LA INVESTIGACIÓN DE LA AUDIENCIA
Los sondeos
Constituyen el procedimiento de encuesta más idóneo para conocer los
datos cuantitativos y cualitativos de la audiencia. Los individuos escogidos
para la encuesta constituyen la muestra. Uno de los problemas propios de la
encuesta por sondeo es que éste sea representativo: que el conjunto de las
unidades tomadas en consideración tengan la mismas características que la
población o colectivo global que se desea conocer. El método más utilizado
consiste en hacer un muestreo al azar, con ciertas condiciones: que el objeto
de la encuesta sea relativamente simple, que las unidades de la encuesta
sean lo bastante numerosas como para que la suerte se eche conforme a las
leyes del azar y que estas unidades tengan la misma probabilidad de
aparecer en la muestra.
Los detectores técnicos