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RELATOS DE AVENTURAS

Clase de 5ºA

CEIP José María del Campo


Curso 2012-2013
2 CEIP José María del Campo. Curso 12-13
Índice de textos y autores

¡CORRE WILLY, CORRE! Arias Hidalgo, Ramón.........................................................................3

EL DETECTIVE Y LOS CRIMINALES Benmasoud Gil, Ismael................................................6

EL SÓTANO MISTERIOSO Bentrika García-Contreras, Ismael.............................................10

EL VALOR DE LA VERDAD Calero Fernández, Aida...............................................................12

EL REGRESO A CASA Carballar Moreno, Andrea....................................................................15

LA MOMIA DEL FÚTBOL Correa Salas, Noel..........................................................................20

LA CUEVA DEL TESORO De Castro Fernández, Manuel........................................................23

EN BUSCA DEL FANTASMA González Carrasco, José.........................................................26

LA ATLÁNTIDA, UNA ISLA PERDIDA Laplaza Izaguirre, Miguel.........................................28

LOS BUSCADORES DE ESTATUILLAS López Fernández, Pedro......................................31

EL TESORO Medina Fernández, María Guojuan........................................................................34

LAS AVENTURAS DE LA CALLE Okhiria Nieto, Anthony Uyi ...............................................36

AVENTURAS DE RUGBY EN PARIS Pallatier Mesplede, Leo Lorenzo...............................40

LA PERSECUCIÓN Pavón Álvarez, Nicolás...............................................................................43

UN AMOR DESCONCERTADO EN BERLÍN Pino Castellano, Cristina.............................46

EL DESAFÍO Ramos Blanco, Álvaro.............................................................................................50

LA AVENTURA SOÑADA Rivera García, Juan.........................................................................53

LAS AVENTURAS DE LOS CUATRO Rubio Arcos, Cristian.................................................55

LA MANSIÓN ENCANTADA Sosa Corral, Alejandro..............................................................58

EL BOSQUE PERDIDO Van Lith Herrera, Celia........................................................................62

LOS NIÑOS DESAPARECIDOS Vargas Rivas, Carolina.......................................................66

¿HOGAR OLVIDADO...? Yera Cobo, Andrea.............................................................................69

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¡CORRE WILLY, CORRE!

Era el día de Navidad, Wil y toda su familia vestía de etiqueta


mientras celebraban el 2020 comiendo pavo relleno. Todos contaban chistes y se
reían, excepto Wil, tenía un mal presentimiento y para quitárselo de la cabeza
puso las noticias. Anunciaban una nueva cura para todas las enfermedades, pero
él no la quería, no se iba a inyectar nada, ¡le dan miedo las agujas!
Pasados tres años todos los que se inyectaban sufrían efectos secundarios,
se les caía el pelo, la piel se les ponía muy blanca, lloraban lágrimas de sangre y
lo peor de todo es su apetito. Tres años después todos los que son inyectados, o
como a mí me gusta llamarlos, los infectados, porque a eso no se puede decir
que hayan sido humanos como yo o Wil.
Yo pienso que él debe de estar contento por una parte y triste por otra;
contento porque no hay nadie en el mundo que le quite el desayuno de la
cafetería y triste porque no había ninguna cafetería.
Wil visitó todas las casas en busca de alguien que quisiera ser su
compañero no el causante de su muerte, mientras decía:
- Hola ¿hay alguien? ¡Hoooooooooooooooolaaaaaaaaaa!
Ya había estado en todas las casas de la ciudad. Y cuando estaba entrando
en la última casa, no era una casa, eso en mi pueblo es una mansión y ¿a que
nadie sabe cómo se lo tomo Wil?
-Oh dios mío ¿qué es esto? ¡si parece la casa de Justin Bieber cuando tenía
20 años!
Nada más entrar le saltaron dos infectados a la espalda, consiguió

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quitárselos de encima, sabiendo que ellos eran más ágiles que él. Corrió como
nunca lo hizo y saltó por la ventana. Cayó en la playa.
Se había hecho una brecha en la espinilla, y cada gota que caía a la arena
para un infectado, sonaba como para Wil cuando a la de la cafetería, se le caía la
bandeja con el café y los bollos y le entraban ganas de tirarse al suelo y empezar
a lamerlo.
Él observaba el horizonte para ver si venía un infectado miró delante para
no chocarse con nada y cundo volvió a mirar atrás todo estaba lleno de
infectados volvió a mirar hacia delante y de la nada apareció un todo-terreno se
abrió la puerta del coche y un brazo lo agarro por la parte de atrás de la camisa,
no sabía que era lo que le había salvado porque gracias a su falta de sangre el no
veía nada pero de todos modos estaba agradecido por salvarlo.
Cuando despertó no sabía cómo pero estaba en su propia casa. Le había
salvado una mujer llamada Linda que era una mujer bajita ,con el pelo rizado, los
ojos marrones y morena, junto a su hijo que se llamaba Noel, que era clavado a
su madre pero mucho más delgado, no sabía por qué pero tenía un mal
presentimiento, como que se iba a arrepentir por haberles dejado habitar su casa,
así que tuvo una idea: echarlos de su casa.
-Fuera -así de claro se lo dijo.
-¿Por qué nos echas? -preguntó Linda mientras Noel se escondía detrás de
la puerta de Wil.
-¡Porque me pesaba cargar con mi propia carga, no voy a cargar con la
vuestra ahora!
Linda dio un suspiro y golpeó la mesa. De repente unos golpes hacían
temblar el suelo. Wil dio un gran golpe en el suelo que hizo temblar toda la casa.
Paro de sonar y al cabo de diez segundos los golpes eran mucho más rápidos y
fuertes. Wil giró la cabeza y cogió el rifle y dijo:
-No bajaré solo sabiendo lo que me espera ahí abajo.

Linda miró a Wil con cara de preocupación. Los dos bajaron con miedo. Wil
sin pensar en su propia vida saltó apuntando hacia los dos lados, solo con el batir
de su chaqueta. Algo se asustó e hizo caer cuatro botellas de vino, los dos
subieron las escaleras de nuevo, cerraron la puerta con pestillo y empezaron a
poner muebles delante de la puerta y dieron un suspiro. Sonó el teléfono, Wil lo
cogió, pasaron diez minutos y fue cuando colgó y dijo:

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-Estáis salvados.
-¿Y tú no ? -dijo Linda sonriendo.
-No
-¿Por qué?
-Porque solo os buscan a vosotros.
Todos pusieron una cara triste y bajaron las cabezas. Wil rompió el silencio
de la sala.
-Corred.
Wil cogió una granada, salió por la puerta, mientras Linda y Noel se iban,
pero por todo el camino se preguntaban si Wil seguiría vivo o no. Yo sí lo sé
porque ¡soy, Wil!

Ramón Arias Hidalgo

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EL DETECTIVE Y LOS CRIMINALES

Inglaterra, año 2011,1 de diciembre. Era una noche muy fría, la niebla
rozaba la acera, en la calle Park nº 37, estaba la cárcel de mayor seguridad, con
más de 2000 presos. El encargado era Miguel “el temeroso”, era rubio, ojos azules,
musculoso, tenía tatuajes por todo el cuerpo y era muy listo. Un día Miguel se fue
un momento a su casa para ver a su mujer, Andrea, era regordeta y feilla, además
de marimandona, y lo más raro, tenía bigote.
-Hola Andrea, ¿qué tal? -dijo Miguel.
-Muy bien, ¿ y tú? -contestó con mal humor.
-Yo también estoy bien.
-¿Has traído el pan? -le preguntó la mujer.
-“Ups”, no, lo he olvidado -dijo con voz muy aguda.
-¿Cómo?, ¿No has traído el pan? - gritó Andrea.
Miguel se fue rápidamente a la prisión. Al día siguiente, no se olvidó de
comprar pan y zumo, y cuando regresó a la cárcel…¡paf! Todos los prisioneros se
escaparon, Miguel se volvió loco, se mordía las uñas. Cogió el teléfono, llamó al
detective John, de New York, E.U. y sus ayudantes de España.
-Empresa del detective John.
-¡Hola clara! Os necesito enseguida a ti y John.
-¿Que ha pasado? -dijo Clara gritando.
-Se han escapado todos los prisioneros.
-Estoy ahí en cinco minutos. Avisaré a John.
-¡Si estás en New York!

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-Soy la ayudante de un detective, tengo mis trucos.
-Ya, ya, haz lo que sea pero rápido.
Cinco minutos después, llamaron al timbre de la cárcel de mayor
seguridad. Miguel se fue abrir la puerta, y ahí estaban John, alto, castaño, con una
chaqueta de cuero, ojos castaños, soltero y siempre estaba fumando pipa y
siempre llevaba una pistola encima y Clara, ojos azules, rubia, camiseta corta,
pantalones cortos, pálida y muy dura.
-Hola John, cuánto tiempo.
-Ni que lo digas ¡la cárcel a cambiado! Está muy chula.
-Y... hola, soy baja no invisible -dijo Clara.
-Hola Clara, sigues estando tan guapa como siempre.
-Qué te crees, que no se diferenciar el sarcasmo de la verdad -dijo como si
estuviera enfadada.
-Allá tú, te estás llamando fea.
-Oye, para el carro nene -dijo con voz de creída.
John intentó detener la pelea. Andrea y Miguel se pusieron de acuerdo y no
se iban a pelear más. Después revisaron las cámaras de seguridad para ver quien
era el culpable de todo. Vieron el vídeo pero no veían la cara del culpable, así que
ampliaron más el vídeo y vieron la cara; era una persona que nadie creía capaz
de liberar a todos los prisioneros. ¡Era Andrea!
-¿Pero por qué les has dado las llaves a Andrea? -preguntó Clara
extrañada.
Miguel respondió que no.
-¿Entonces como a podido liberar a los 300.387 prisioneros?
-Esperad que recuerde -dijo Miguel pensativo-. Las llaves y la tarjeta
estaban en la caja fuerte de la prisión, a lo mejor uno de los soldados me espiaba
mientras yo ponía la combinación.
-Llamaré al FBI -dijo John- y tú, Clara, llama al CNI, atraparemos a esos
criminales como sea, nosotros nos encargaremos de Andrea y del soldado que la
haya ayudado.
Dos horas después la policía seguía buscando a los criminales, mientras
Clara, John y Miguel se fueron a buscar a Andrea.
-Vamos a Nueva York -dijo John.
-¿Ahora?
-Sí, ahora.

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Cogieron el helicóptero privado de John; cinco minutos después estaban
en Nueva York, fueron a una cueva a las afueras, cuando llegaron era casi de
noche y estaba todo muy oscuro, a John le daba la sensación de que Andrea
estaba allí.
-Nos vamos a separar -dijo Clara-, tú por allí. Miguel, tú ven conmigo.
Después de unos diez minutos oyeron una voz ahogada que pedía ayuda.
Era la voz de Clara, estaba en peligro.
-La habrán secuestrado y le habrán tapado la boca -dijo Miguel.
-¿Y a qué esperamos? ¡Corre, vamos a salvarla! -dijo John.
Poco después vieron una casa cerca del bosque.
-Está lleno de sangre -dijo Miguel.
-¿El qué?
-La casa. Vamos a esperar que salga la señora o el señor “X”.
Se escondieron tras unos arbustos. Una hora después apareció una mujer
feilla, regordeta y con bigote, a Miguel le resultaba muy familiar, era Andrea.
Cuando la mujer se fue, John y Miguel entraron sin hacer ruido, porque ellos
sabían que había alguien vigilando, y así era, estaba Rafa Alto (dos metros) era
castaño y odiaba a todos los buenos. Él era malo y siempre estaba muy serio.
-Vaya, esto parece una mansión.
-Calla Miguel, silencio, por favor.
-Calla tú, ¡coge la pistola, es Rafa, unos de mis prisioneros!
John y Miguel cogieron rápidamente las pistolas, le dispararon los dos a la
vez, uno en cada pierna. Miguel cogió las esposas y lo detuvo. Al cabo de cinco
minutos John recibió la llamada del FBI Y de la CNI, le dijeron que ya habían
cogido a los 300.387 prisioneros pero les faltaba uno, John les dijo que él había
atrapado al que faltaba.
Miguel había atrapado al soldado que había ayudado a Andrea a coger las
llaves y la tarjeta de la prisión, se llamaba Pablo y era un soldado inútil. Después
de detenerle Pablo pedía un abogado o sino no iba a decir ni una palabra. Miguel
aceptó y le pidió un abogado. Minutos después decidieron cuántos años de
prisión le iban a poner: 38 años.
John llamó a Miguel y le dijo que había localizado a Andrea, estaba en Las
Vegas. Los dos quedaron en una cafetería, después cogieron el coche y se fueron
a Las Vegas. En un bar vieron a Andrea y le dispararon en la pierna por
todos los delitos que había cometido. Al día siguiente la iban a decapitar, tal que

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así. Todos los bienes de Andrea fueron quemados y los millones fueron para
Miguel.
Al día siguiente obligaron a Andrea a subir a la terraza de un duodécimo
piso y justo cuando se estaba arrepintiendo de todo lo que había hecho, la tiraron
(en ese mismo instante). Miguel fue directamente hacía John y le preguntó dónde
estaba Clara. Le dijo que estaba de paseo por la calle Park, Miguel corrió
rápidamente en su busca y allí estaba ella, le miró a los ojos y se besaron.
Pasados tres años Miguel y Clara se casaron y vivieron juntos. Hasta que la
muerte los separe.

Ismael Benmasoud Gil

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EL SÓTANO MISTERIOSO

Unos niños de doce años estaban jugando al fútbol en el patio del instituto
cuando uno de los niños chutó muy fuerte y el balón salió fuera del campo. De
repente, pareció ¡como si hubiese atravesado la pared! Se acercaron al sitio y
vieron que la puerta del sótano estaba abierta. Entonces la empujaron
cuidadosamente y sin que la directora los viera, entraron. El sótano estaba oscuro,
había humo y olía raro, de pronto algo se movió entre las sombras de los
escombros y escucharon una voz.
Un hombre con barba negra, con una camiseta vieja, unos pantalones
sucios y rotos les dijo con un acento raro:
-¿Querrrrrreis probarrrrrrr de mi cachimba? -mientras se acercaba con la
pelota en una mano y la cachimba en otra.
Ellos se lo negaron con la cabeza, con los ojos muy abiertos e incapaces de
hablar del susto que tenían. Después cogieron el balón y se fueron corriendo, sin
atreverse a mirar atrás.
Al día siguiente se pusieron a hablar de que les había parecido simpático y
en el recreo hicieron como que se les volvía a caer el balón y fueron por él. Luego
de ir en busca de la pelota, encontraron al hombre y se pasaron con él hablando
como una media hora sin darse cuenta de que había sonado el timbre del final
del recreo. El hombre los tenía entusiasmados contándoles las historias que le
habían pasado en Rusia. Ya no escuchaban los ruidos de los niños gritando en el
patio (porque hacia mucho que había sonado el timbre) y se fueron para la clase.
El profesor les preguntó dónde habían estado y ellos le dijeron que se habían
quedado encerrados en el baño.

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Todos los recreos iban a verlo, el hombre fue ganándose su confianza. Un día hizo
como que le llamaban, después colgó, puso una cara triste y dijo que alguien de
su familia había fallecido en su país, Rusia. Les preguntó que si querían
acompañarle, ellos dijeron que sí porque el hombre les caía bien. Les dijo que
también les llevaría a ver un oso.
Quedaron en la puerta del instituto el lunes a las doce de la noche. Se
escaparon de sus casas por las ventanas y juntos fueron a aquel sitio. Allí había
un coche negro. Montaron en él, dentro estaba el hombre fumando hierba, se
dirigieron hacia Rusia y los tres amigos se quedaron dormidos en el viaje.
Se despertaron en un sitio oscuro y frío, era una cárcel, donde se oían las
gotas caer al suelo: “plic, plic, plic…” Pasaron horas, minutos, segundos, estaban
agobiados pero con un poco de intriga y tenían mucho miedo. Hasta el día
siguiente no vino el hombre diciendo con una sonrisa maliciosa:
–¡El desayuno!
Todos se pusieron en pie porque tenían hambre y vieron desilusionados
que era un trozo de pan y agua. Él se echó a reír y les dijo:
-Ha sido tan fácil como quitarrrrrrrle un carrrrrrramelo a un bebé.
Los niños pensaron que realmente les había engañado. Entonces encendió
una luz de color morado y pudieron ver que estaban en un sótano, con las
ventanas tapadas con maderas, el suelo estaba con charcos y olía mal, muy mal,
como a tubería de un váter. El hombre dijo antes de irse:
–¡Calladitos! ¡si no os sacarrrre el oso que os prrrrometi! ¡Jajajajajajajaja!
Los niños obedecieron sus órdenes. Había un colchón sucio en una
esquina y se tumbaron, mantuvieron silencio, no sabían como salir. El hombre no
paraba de amenazarles, les decía que les iba a matar. Cuando se fue, se
tumbaron en un sucio colchón. Estaban agotados. Vieron una escotilla en el
techo. ¿Podrían escapar por ahí? Intentaron hacer como una escalera humana.
De repente, los niños escucharon al oso rugir, miraron para atrás y vieron una
gran puerta negra. El hombre pulsó un botón y la puerta se empezó a elevar. El
oso se lanzó hacia uno de los niños y…¡pum!
Entonces el niño se despertó. Todo había sido un sueño, tenía abrazado su
osito de peluche. A la mañana siguiente, en el colegio, estaban jugando al fútbol,
uno chutó muy fuerte y la pelota desapareció misteriosamente.

Ismael Bentrika García-Contreras

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EL VALOR DE LA VERDAD

Hugo tiene doce años, es rubio, alto, siempre lleva un chándal y es


hermano de Amanda. Amanda tiene trece años, es morena y tiene los ojos
marrones. Hugo y Amanda son los hijos de Carlos, un gran arqueólogo. Un día en
el colegio les mandaron de deberes conocer el trabajo de algunos de sus padres.
Eligieron el de su padre porque su madre era ama de casa.
Su padre era arqueólogo, trabajaba en el desierto del Sáhara y ellos vivían
en Estados Unidos. Cuando solo quedaba una semana para entregar el trabajo,
que valía toda la nota del curso, sonó el teléfono, era su padre. Este les dijo que le
habían cambiado de destino (del desierto del Sáhara al del Colorado) y ahora
podría vivir con su familia. Los niños se pusieron muy contentos porque estarían
con su padre y podrían hacer el trabajo.
Se fueron a donde trabajaba su padre y mientras les explicaba lo que hacía,
tocó algo duro, era un fósil muy raro, un animal nunca visto. Nicolás era el
compañero de Carlos, tenía el pelo castaño, los ojos azules, siempre llevaba un
amuleto de la suerte y tenía treinta y ocho años. Cuando se enteró que Carlos
había descubierto un fósil muy raro le robó el mérito y se lo dijo a la prensa. Carlos
era tan bueno que decidió no decírselo a la prensa y además si lo hacía,
seguramente no le creerían. Sólo lo sabían sus hijos y Nicolás.
Cuando Carlos falleció, Hugo y Amanda querían decírselo a la prensa y
contar toda la verdad, pero era difícil que los creyeran. Al día siguiente, a Amanda
se le ocurrió una idea, con entusiasmo le dijo a su hermano:
-¡Hugo! Se me ha ocurrido algo, Nicolás tiene un criado, que se llama Jake,

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y en verano siempre le pregunta donde podría ir de vacaciones; podemos
sobornar a Jake para que se fuera en verano a una isla deshabitada, y cada año
podríamos ir a verle para ver si ya había cambiado de idea, sobre decirle a la
prensa la verdad.
-¡Vale!, es una buena idea -le dijo su hermano.
-Es un poco enrevesada la idea, pero está bien.
Hugo y Amanda se fueron a casa de Nicolás e hicieron todo lo que se les
había ocurrido. Como era febrero, tuvieron que esperar unos meses para que
llegaran las vacaciones y cuando llegó junio, se fueron a la casa de Nicolás para
hablar con Jake y preguntarle si ya le había dicho que se fuera de vacaciones a
una isla deshabitada. Jake con una sonrisa en la cara (por que no le caía muy
bien Nicolás) dijo que sí, pero le había costado un poco porque no sabía el
nombre de la isla ni donde se encontraba.
Cuando llegó a la isla notó que olía a limpio, a tranquilidad y a paz. Solo
quería sobrevivir. Los primeros días aguantó porque tenía la reserva de comida
que le habían dejado Hugo y Amanda. Si no le hubiesen dejado nada no duraría
ni un mes. Pero se le iba acabando la comida, así que tuvo que coger fruta de
algunos árboles. En la isla había muchos árboles pero ningún animal, solo
papagayos, en ningún caso personas, aunque todavía no estaba seguro del todo.
-No están tan mal, saben a fresa, plátano y kiwi -pensó Nicolás y siguió
comiendo de esa fruta tan rara. Era marrón con pintitas verdes y moradas.
Cuando pasó un rato comiendo empezó a estornudar y a hincharse, se dio cuenta
de que era alérgico a esa fruta, dejó de comer y buscó otra.
Un día pensó que le tenía que poner un nombre a la isla. Se le
ocurrieron nombres como la Isla de Nicolás, la Isla Hermosa (porque era muy
bonita y tenía árboles muy especiales, con hojas de diferentes colores), la Isla de
los Papagayos, la Isla de la Vida… Pero pensó que era mejor no ponerle ningún
nombre.
Pasado un tiempo empezó a explorarla. Se preparó para la excursión
porque no sabía si había alguien o estaba deshabitada. Estuvo cuatro horas
andando, pero no descubrió nada nuevo y se rindió porque sabía que sería
imposible que hubiese alguien por allí.
Cuando pasó un año, Hugo y Amanda volvieron a la isla para seguir con el
plan. Llegaron y tuvieron que andar un poco para encontrarle. A los tres cuartos
de hora le encontraron, estaba hecho un desastre: tenía el pelo revuelto, mucha

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barba y parecía un animal. Hugo le preguntó:
-Nicolás ¿estás bien?, ¿te ha pasado algo?
-No estoy bien, llevadme a mi casa -le respondió Nicolás suplicándoles.
-¿Has cambiado de idea y vas a decirle a la prensa toda la verdad? -le dijo
Amanda.
-¡Sí, sí, diré toda la verdad!
Hugo y Amanda, satisfechos y felices se abrazaron, pero su felicidad se
acabó pronto... ¡les habían robado el helicóptero para salir de allí! Se
desesperaron mucho. Nicolás les preguntó si tenían móviles. Ellos se alegraron
mucho de tenerlos, pero al descubrir que no tenían cobertura se desanimaron
otra vez. No sabían qué hacer, solo se les ocurría buscar en la isla alguna pista
para saber quien había sido y dónde estaba el helicóptero. Recorrieron toda la isla
y solo encontraron un pañuelo negro manchado de barro.
-¡Mirad, algo se mueve! -dijo entusiasmado Hugo.
Amanda se acercó al arbusto, lo apartó… ¡ahí estaba Jake!
-¿Qué haces aquí? -le preguntó Nicolás.
-Yo quería que tú no volvieses y por eso robé el helicóptero.
-¿Dónde está el helicóptero? -le preguntó Amanda.
-Detrás de aquellos árboles.
Se montaron todos y se fueron a sus casas. Nicolás confesó y como a Jake
lo despidieron, montó una empresa de aviones y helicópteros.

Aida Calero Fernández

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EL REGRESO A CASA

Noelia era una niña muy divertida, fiel, alta y guapa. Tenía 11 años, le
encantaban las aventuras y tenía un perro llamado Yaqui, que era muy cariñoso y
muy juguetón. Noelia tenía un hermano que se llamaba Ignacio, era muy
cabezota pero muy buena persona y también le encantaban las aventuras. Tenía
trece años. Su padre se llamaba Manuel. Tenía cuarenta y cuatro años, era muy
inteligente y se dedicaba a la agricultura. Le gustaba mucho hacer excursiones y
dormir en camping. Vivían en una casa chiquitita, era de color marrón, estaba
hecha de madera y era muy acogedora.
Un día estaban en la “chiquitita” (que así le llamaban a su casa). Ya eran las
ocho en punto y el padre de Noelia siempre venía a esa hora, ni un minuto más
ni un minuto menos. Ignacio y Noelia esperaron hasta las nueve en punto y su
padre todavía no había llegado. Ellos empezaron a preocuparse. Noelia le dijo a
su hermano:
-Ignacio me estoy empezando a preocupar, vamos a coger las mochilas y
las tiendas de campaña y vamos al bosque a buscar a papa, y Yaqui que se vaya
a buscarlo por la ciudad.
Y así fue, cogieron las mochilas y las tiendas de campaña y Yaqui su perro
se fue a buscar al padre. Pasaron tres horas seguidas caminando y no habían
encontrado nada todavía, Noelia le dijo a su hermano:
-Ignacio no puedo más vamos a parar y vamos a ir a esa cueva de allí que
tiene sombra.
Ignacio cogió a su hermana en brazos. Noelia cogió su mochila y sacó una
botella de agua cuando escuchó un ruido. Se puso de pie y empezó a andar y
llegó hasta una extraña roca que era dorada y resbaladiza, detrás de la roca había

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algo, ella alzó la vista y vio algo negro y extraño. Llamó corriendo a su hermano y
él le preguntó qué pasaba. Noelia dijo:
-Hay algo detrás de esa roca.
Su hermano se acercó y vio que era un niño que estaba muy asustado.
Ignacio acercó su botella de agua y se la ofreció al niño. Este la cogió
rápidamente y bebió mucha agua. Ignacio le pregunto cómo se llamaba y el niño
muy asustado le dijo:
-Me llamo Pablo y tengo diez años. Estoy perdido en esta cueva, llevo tres
días sin comer ni beber.
Ignacio le pregunto qué por qué estaba allí y Pablo le dijo:
-Estaba buscando mi pelota que se me cayó por aquí y me llevé dos horas
buscándola hasta que la encontré, pero se hizo de noche y no encontraba mi
casa y no sabía cómo salir de aquí.
-Tranquilo, mi hermana Noelia y yo te vamos a ayudar a encontrar tu casa.
-¿Y vosotros que hacéis aquí?
Ignacio le respondió: -Estamos buscando a mi padre que no ha vuelto del
trabajo todavía.
-Os voy a ayudar a encontrar a vuestro padre y después vosotros me
ayudáis a mi. ¿Vale?
Ignacio dijo: - ¿Vale?
Ignacio y Pablo se fueron a buscar agua mientras que Noelia se quedó en
la cueva intentando hacer fuego. Noelia no se fiaba mucho de Pablo. Al día
siguiente se pusieron en marcha. Se separaron para encontrar al padre. Pablo se
fue por el norte, Noelia por el sur e Ignacio por el este. Pablo tenía un secreto, se
trataba de que le gustaba Noelia.
Pablo iba por un sitio muy extraño, hacia frío y había mucha humedad.
Siguió andando y de repente se encontró con un acantilado enorme. No tenía
por dónde seguir, y no quiso volver hacia atrás porque le prometió a Noelia que
encontraría a su padre. Mientras tanto, Noelia iba por un sitio muy soleado y muy
bonito cogiendo frutas para Pablo y su hermano. Ignacio iba por la orilla de un
lago, sacó su cantimplora que llevaba en su maleta y la llenó de una deliciosa
agua para todos.
Pablo seguía sin saber que hacer, le temblaba todo el cuerpo. Se acercó a
la punta del acantilado para ver que había, muy asustado puso un pie adelante y
un pie hacia atrás, se asomó y de repente, un ruido espantoso le hizo caer al

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acantilado. Tuvo mucha suerte, antes de caerse se agarró a un palo, pero el palo
era demasiado fino; no tenía mucho tiempo. Con todas sus fuerzas empezó a
gritar: -¡Socorroooooo, socorrooooo, ayuda por favor!
Ignacio y Noelia se encontraron mientras buscaban alimentos. Noelia tenía
un oído excelente y escuchó el grito de Pablo.
-Ignacio ¿has escuchado eso?
-Si lo he oído, creo que es Pablo ¡vamos!
Noelia e Ignacio fueron corriendo en busca de Pablo. Ignacio lo encontró y
Noelia preguntó: -¿Qué ha pasado Pablo?
-Pues mira, que yo iba en busca de tu padre y de repente me encontré este
acantilado enorme, me acerqué un poquito a la punta del acantilado para ver lo
que había y oí un grito espantoso, me asuste y me caí, pero tuve suerte porque
me agarré a este palo. Pero no aguantará mucho más.
Ignacio dijo: -Tranquilo te sacaremos de aquí.
Noelia cogió una liana, se abalanzó y no pudo llegar hasta Pablo. Noelia se
calló, pero antes de que se cayera Pablo le dio la mano. El palo crujió. Ignacio
estaba harto de pensar pero seguía sin conseguir alguna idea. No sabía que
hacer. Mientras tanto Pablo le dijo a Noelia:
-Noelia sé que de todas formas voy a morir.
Antes de que Noelia dijera una cosa, Pablo le dio un beso. Noelia no sabía
que decir. De repente a Ignacio se le ocurrió una idea: cogió muchas ramas y
hierbas, hizo unos nudos y pegó unas ramas con sabia de cactus y formó una
cuerda muy resistente. Lo malo es que no se podían agarrar los dos porque era
muy corta y no tenía más palos. Pablo le dijo a Noelia:
-Noelia que sepas que siempre te he querido.
Después Pablo cogió la cuerda y la mano de Noelia, él le puso la cuerda en
la mano de Noelia, ella se agarró pensando que él también venía. Pablo se tiró,
mientras Noelia decía: - ¡Nooooooooooo!
Ignacio subió a Noelia, después le dio un fuerte abrazo. Noelia fue
corriendo hasta la orilla del lago, hay estaba Pablo tirado en la arena muy herido.
Noelia corrió hasta él, le quitó la camiseta y pensó “¡Qué fuerte está, tiene unos
abdominales increíbles!” Le puso la mano en el pecho y sintió que su corazón
seguía latiendo.
Noelia llamó a su hermano y le contó que Pablo seguía vivo. Ignacio fue a
por hojas para quitarle la sangre y Noelia fue a por sabia de cactus para

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desinfectarle las heridas. Dos horas después Ignacio cogió a Pablo en brazos y lo
llevó a un sitio de la selva muy cómodo y muy soleado. Pasados tres días Pablo
se recuperó. Ignacio fue a buscar frutas mientras Pablo y Noelia se quedaron
solos. Se quedaron un minuto mirándose mutuamente, Pablo dijo:
- Cada vez que te veo mi corazón vuelve a ser otro diferente, mucho más
nuevo, Noelia, te quiero mucho.
Noelia toda roja, con un sentimiento que ni siquiera podía expresar, le dio
un gran beso a Pablo. Al día siguiente fueron todos juntos en busca del padre de
Noelia y su hermano. Anduvieron tres horas seguidas, vieron una casa que daba
escalofríos, entraron y encontraron una cosa muy espantosa. De repente vieron
una puerta abriéndose y cerrándose sola. Noelia se asustó y abrazo a su hermano
y él la consoló. Después de un rato entraron en la casa y lo primero que vieron fue
unas escaleras enormes y escalofriantes. Subieron las escaleras y cada vez que
pisaban los escalones se oían crujidos. Llegaron hasta una habitación, Ignacio
abrió la puerta y lo primero que vieron fue una mujer sentada en una silla tocando
el piano, tenía el pelo moreno y muy largo, llevaba una túnica blanca. De repente
dijo: -Se lo que estáis buscando.
Y los niños preguntaron: -¿El qué?
-Buscáis a vuestros padres .
Los niños sorprendidos dijeron: -¿Cómo lo sabes?
Y ella respondió: -Yo lo sé todo, pero esa no es la cuestión, la cuestión es
que si queréis que os ayude a encontrar a vuestros padres ¿sí o no?
Los niños muy contento dijeron:
- ¡Pues claro!
-Si queréis que os ayude tenéis que hacer un favor por mi ¿vale?
Los niños contestaron: -Vale, ¿en qué consiste?
-Tenéis que ir a la habitación 64 y coger una poción que es azul, lo malo es
que hay un gato enorme vigilando la puerta, puede que tengáis suerte y esté
dormido, bueno, ¿queréis hacer la misión?
Los niños dijeron que sí y se pusieron en marcha, pero al cabo de un rato
Ignacio cayó en una trampa. Noelia y Pablo le ofrecieron su ayuda pero él la negó
y dijo que siguieran ellos y no perdieran el tiempo. Noelia y Pablo le hicieron caso
y siguieron adelante. Pablo le dio a un botón rojo por curiosidad y salió una
cuerda gigante que lo ató. Él le dijo lo mismo que Ignacio, que siguiera adelante y
no perdiera el tiempo. Noelia le hizo caso y siguió hacia delante teniendo en

20 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


cuenta las trampas, hasta que por fin llegó a su destino, abrió la puerta muy
lentamente y efectivamente, como dijo la mujer, había un gato enorme pero
Noelia tuvo suerte porque el gato estaba dormido.
Intentó abrir la puerta sin que se despertara, cogió la poción pero tiró un
plato y el gato se despertó. Fue corriendo hacia la habitación de la mujer pero el
gato corría más que ella, vio una habitación abierta e hizo como que iba a entrar
pero no entró, así que el gato se lo creyó, entró en la habitación y cerró la puerta
con llave.
Yendo hacia la habitación de la mujer cogió a Pablo y a Ignacio. Al cabo de
un rato llegaron hasta la mujer y le entregó la poción. La mujer a cambio le
entregó un mapa donde estaba marcada una cruz roja en un árbol. Los niños se
pusieron en camino y le dieron las gracias. Después de horas y horas seguidas
caminando llegaron hasta el árbol y ahí se encontraron dos hombres. Ignacio y
Noelia se dieron cuenta de que era su padre con Yaqui, su perro.
Fueron a darle un fuerte abrazo mientras Pablo muy triste estaba con la
cabeza agachada. El otro hombre que estaba al lado del padre de Noelia dijo:
-Pablo, ven hijo mío.
Pablo levantó la cabeza y miró bien a ese hombre y resultó que era su
padre. Fue corriendo a darle un fuerte abrazo. Todos estaban felices. Llegaron al
pueblo, Pablo e Ignacio se separaron, aunque les dio mucha pena. Mientras,
Noelia y Pablo fueron al mismo colegio y siguieron con su amor.

Andrea Carballar Moreno

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 21


LA MOMIA DEL FÚTBOL

En New York, en el año 2012 (el año en el que acababa el mundo), un niño
llamado Freki lleno de pecas, con 12 años y con ilusión por el fútbol que jugaba
en un equipo llamado los Red Socks (los calcetines rojos). Él era el portero.
Iban los últimos en liga hasta que vino un nuevo jugador, de repente
apareció un niño lleno de vendas y muy musculoso con pasión por el fútbol:
¡Momia! Momia les llevó hasta la cima de la liga, sólo quedaba la final, y faltaban
tres días para la grandiosa final, entonces Momia recibió una carta que decía:

Querido Momia: 27\3\2012


A tu padre y a mí nos han secuestrado, ven a ayudarnos por favor estamos muy
preocupados por ti y como me quedo sin papel, adiós.
Un beso tus queridos y secuestrados padres.

Al leerlo, a Momia, se le saltaron las lágrimas y se fue a casa de su amigo


Freki y dijo:-Freki, tío, tienes que ayudarme.
-¿Por qué Momia? ¿Te han vuelto a quitar el chocolate en el recreo?
-¡No tío!, fuera de bromas, han secuestrado a mis padres.
A Freki se le quedó la cara en blanco y entonces se pusieron a hacer las
maletas y se fueron a Egipto, entonces Momia dijo: -Freki quédate ahí, que voy a
hacer pis detrás de la Esfinge.
-Vale, te espero Momia.
Después de que Momia hiciera pis, se dio la vuelta y en vez de su amigo del

22 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


alma, vio una nota tirada en el suelo:

“Querido huerfanito”:
Soy el que ha secuestrado a tus padres y como me gusta verte sufrir, despídete
de ese tal Freki.
Firmado: el Diamante Rojo

En ese momento se escuchó el viento frío y gritos ahogados, y de repente


se oyó una risa maligna. Entonces Momia corrió y corrió hasta que dijo: -No
encontraré su base y están muertos por mi culpa.
Entonces se tiró al suelo y se echó a llorar. Después de llorar más o menos
cinco minutos lanzó una piedra a un libro que había en el suelo y se abrió una
entrada que decía: “Base del Diamante Rojo entren y limpien los pies”.
Entonces dijo con aires de superioridad: -¡Qué fácil!
Nada más entrar vio láser infrarrojos. Lanzó una canica y se desconectó
todo y otra vez con aires de superioridad:
-¡Qué fácil!, creía que solo se desconectarían los láser.
Entonces anduvo, anduvo y anduvo hasta que encontró a sus padres
atados a una silla con cuchillos acercándose a la espalda lentamente y a Freki
cayendo lentamente a un cubo de ácido sulfúrico y entonces, de la nada,
apareció un chaval azul con la frente muy grande y dijo: -¡Por fin nos
encontramos, Momia! Pobre Freki, pobre Xavier, pobre Ashe, ¿no?
Momia se giró y le dio con una canica hasta dejarle inconsciente, desató a
todos y se fueron al partido. Todo parecía perfecto, pero entonces el avión que los
llevaba de vuelta a casa, se estrelló contra la Esfinge. A nadie le pasó nada,
excepto a Momia que se había roto la pierna y no podía jugar el partido. Al
estrellarse tuvieron que retrasar el partido y todo el mundo los esperaba. El
ambiente se quedó en blanco.
De repente aparecieron los dos héroes, uno al lado del otro como
hermanos. El público gritó y gritó hasta quedarse sin aliento. Ya contentos todo el
mundo empezó el partido sacando los diablos rojos, corrieron la banda hasta la
portería de los Red Socks donde el jugador con el dorsal 7 llamado Fiti marcó el
primer gol de chilena: -!Goooooooooool!
La emoción había terminado en los Red Socks. Todos tristes corrían ya sin
aliento. A los 12 minutos de partido sin pensarlo, el portero de los Red Socks cogió

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 23


y corrió con el balón, después de una parada, hasta llegar a su portería donde
antes de que pudiera tirar el numero 2 de los diablos rojos le lesionó. No tenían
portero y el banda izquierda llamado Noel, como hace dos años había sido
portero, sin pensarlo se puso.
El penalti lo tiraría Freki, todos callados en el campo y ese héroe mirando el
cielo donde estaban sus padres tiró un pelotazo y metió por toda la escuadra: !
Goooooooooool de los Red Socks 1-1!
Ya por los 88 minutos tiraron al suelo a Freki, quien aprovechó esa falta y
desde el centro del campo dejó al portero en el suelo, rebotó en el poste y de
cabeza el capitán del equipo llamado Ramón metió el mejor gol de la historia. Ya
en el final, el capitán levantó la copa y dijo: -Somos los Red Socks y no será
nuestra última copa.
En el autobús que les llevaba, en un acto de torpeza, al medio centro del
equipo llamado Pepe, se le cayó la copa y el autobús la partió.

Noel Correa Salas

24 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


LA CUEVA DEL TESORO

Zack era un hombre de pelo moreno, alto, tenía 28 años y trabajaba de


explorador. Vivía en una selva de Nepal, quería encontrar un tesoro que había en
una cueva. Rockat era un tipo malo, tenía 46 años, era rubio, alto y vivía en una
casa a las afueras de la selva. Cuando se enteró de que Zack quería encontrar el
tesoro salió a buscarlo.
Zack estaba muy nervioso porque tenía que caminar demasiado. Cuando
estaba preparado, salió de su casa y se puso en marcha hacia la cueva. A mitad
de camino se encontró con un montón de animales: arañas, monos serpientes,
loros etc. Frunciendo el ceño, sacó de su mochila una brújula que le regalaron sus
padres antes de morir, la brújula señalaba al norte, así que iba por buen camino.
Después de andar un buen trecho, se encontró con Rockat, su enemigo.
Zack, sorprendido al verlo, pensó que su aventura se complicaba. Rockat le
preguntó con voz de pocos amigos:
-¿A dónde vas?
-A la cueva Haklen, dicen que hay un tesoro.
-¡Eh! ¡Ahí es donde voy yo! ¿Acaso sabes que hay un tesoro? -preguntó
Rockat con cara de enfado.
-Pues claro que sí -contestó Zack, muy enfadado.
-De todas maneras te voy a impedir que encuentres el tesoro -increpó
Rockat.
-Eso ya lo veremos.
Zack se escondió en un matorral que olía muy desagradable, sacó de su

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 25


mochila una navaja vieja y mojada y se la enseñó a Rockat como si se la fuera a
clavar en el corazón, pero Rockat cogió la navaja y se la tiró al suelo. Entonces
Zack se enfadó y se abalanzó sobre Rockat, pero éste antes de que Zack le tirase
al suelo salió corriendo y llegó hasta un desierto. Cuando Zack llegó al desierto
sintió que la arena estaba muy caliente, vio a Rockat tirado en la arena, entonces
Zack le dijo a Rockat:
-Si quieres el tesoro tendrás que cansarte menos y ser más rápido.
Entonces Zack empezó a caminar a paso normal. Rockat se levantó y
empezó a correr, pero no alcanzó a Zack. Zack se paró, se dio la vuelta, se fue
donde estaba Rockat y le dijo:
- Aquí será tu fin.
- ¡No!
- ¿Ah no, y si te mato?
- No lo harás.
Entonces Rockat se levantó y salió corriendo pero se resbaló, Zack le
alcanzó, sacó una pistola de su mochila y ¡pum!, Zack mató a Rockat y siguió
corriendo. Cuando ya era de noche Zack acampó. Sacó de su mochila un saco
de dormir, se puso a comer un poco y después se durmió.
Al día siguiente Zack empezó a caminar y por fin encontró la cueva, sacó su
mapa y comprobó que era la cueva Haklen. Después cogió su brújula para no
perderse, porque la cueva Haklen era la cueva más grande del mundo, y su
linterna, para ver por donde pisaba y se dispuso a entrar.
Cuando Zack entró en la cueva vio que pisaba barro, la cueva olía muy mal
y había muchos ruidos de cuando las gotas se caían al suelo. Costaba mucho
andar porque había muchos agujeros, pero merecía la pena porque allí había un
tesoro oculto. Mientras miraba su brújula se tropezó y se cayó al suelo, y se dio
cuenta de que se le rompió la brújula y empezó a llorar un poco porque recordó a
sus padres cuando se la regalaron.
Al rato se animó un poco pero pensó dónde tendría que ir para encontrar el
tesoro. Vio que había muchos caminos y cogió el del medio. Por el camino se
encontró con una serpiente y se asustó, pero no mucho, porque en cuanto la
enfocó con la linterna se metió por un agujero. Siguió andando, y casi se cae en
un agujero, pero en ese mismo momento se agarró a la pared, en unos agujeros
que parece que sirven para escalar. Vio que se terminaba el camino y se encontró
que en una esquina había una pala y pensó que el tesoro estaba cerca, entonces

26 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


cogió la pala y se puso a excavar.
Cuando estaba excavando oyó la risa de alguien. Parecía estar muy cerca y
rápidamente se dio la vuelta. No había nadie, siguió excavando y por fin encontró
el tesoro, se llenó de alegría, pero cuando lo iba a abrir se acordó de la llave. Se
dio cuenta de que la cerradura del tesoro estaba rota, así que solo tuvo que hacer
un poco de esfuerzo y la abrió. Entonces dijo:
-¡Soy rico!, el tesoro está lleno de oro.
Al tiempo, le entro una enfermedad y tuvo que viajar a Londres. Le operaron
de emergencia y al mes volvió a su casa felizmente.

Manuel de Castro Fernández

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 27


EN BUSCA DEL FANTASMA

Hola amigos, soy Gabriel, tengo diez años, siempre llevo a mi perro Delta
conmigo a todas partes. Tengo gafas, mi comida preferida son los espaguetis, mi
deporte favorito es el fútbol. Estoy en una casa pasando el verano con mis padres.
Me gusta la casa porque tiene jardín, un patio muy grande, una piscina y está en
Ribadesella (Asturias).
Cuando íbamos a Asturias me levantaba a las 06:00 de la mañana.
Cogíamos el coche. Mi perro siempre se pone encima de mí y la mayoría de
veces me mareo y paramos en la gasolinera para repostar y desayunar.
Mi primo Rafa vive cerca de aquí, es alto tiene la misma edad que yo, le veo
solo en verano, tiene el pelo largo y le gustan mucho los macarrones con tomate.
Cerca de aquí hay una casa muy antigua y abandonada. Dicen los vecinos
que hubo un fantasma y por eso la abandonaron. Mi primo y yo fuimos a visitarla
aunque nos daba un poco de miedo porque nos contaron que se oían ruidos
extraños y se veían luces que se movían lentamente detrás de los cristales. Pero
de todas maneras fuimos.
-¡Ya hemos llegado!
-La puerta está cerrada ¿cómo entramos?
-No sé.
-Vamos a dar una vuelta a la casa por si hay una ventana abierta.
-Vale.
Dimos unas vueltas a la casa por si hay una ventana rota para poder entrar
pero no había ninguna ventana.

28 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-Qué raro, no hay nadie.
-Qué hacemos.
-No sé.
-¡Mira una nota!
-¿Qué pone?
-Dice que han secuestrado a tu ¡padre!
-¡Qué!
-¿Qué haremos?
-¿No sé? -contestó Gabriel.
Empezamos a buscar a mi padre por toda la casa, no lo encontramos. No
teníamos ni agua, ni comida, no teníamos nada. Salimos a buscar algo de comer.
Nos alejamos tanto de la casa que nos perdimos. Estábamos desesperados
porque se estaba haciendo de noche. Echaba de menos a mi padre pero no
sabía que podíamos hacer. De pronto mi perro Delta no estaba. Delta nunca se
separaba de mí, me sentía confuso. Totalmente agotado me quedé dormido sin
darme cuenta.
Me levanté, pero Rafa seguía dormido. Lo intente despertar. Por fin se
levantó, teníamos un hambre increíble. Nos dimos una vuelta con la intención de
encontrar comida. Encontramos un almendro y así pudimos saciar nuestro
apetito.
-¡Mira mi perro Delta! -dijo Gabriel.
-A lo mejor nos pude llevar con tu padre -contestó Rafa.
Le dije a Delta que buscara a mi padre. Con su olfato nos llevó a casa.
Abrimos la puerta y allí estaban mi padre, mi madre y los padres de Rafa. Estaban
atados con una cuerda. Rafa y yo los desatamos y felizmente nos dimos un
abrazo.
De pronto apareció la policía y nos contó que ya habían detenido al
fantasma y que resultó que no era un fantasma, se trataba de un hombre que se
hacía pasar por fantasma y se dedicaba a secuestrar a personas y pedir dinero a
cambio.

José González Carrasco

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 29


LA ATLÁNTIDA, UNA ISLA PERDIDA

Hola, me llamo Julio Verne, hace poco que empecé a escribir este libro, os
contaré todo lo que pasó.
Era una mañana en Nantes, donde vivía un tal Julio Verne, escritor, no muy
alto, veinticinco años, pelirrojo y en forma. Pero era un escritor sin aventuras que
escribir, es decir, estaba ansioso por vivir una de ellas.
Un día oyó hablar de una isla perdida, que salía cada cinco años y se
hundía cada diez. Uno de esos días fue al puerto de Marsella, en el mar
Mediterráneo. Esperaba a su amigo Bob, un pescador, para cogerle prestado su
barco.
Por cierto se me olvidó deciros que la isla se llamaba “La Atlántida”. Bueno
a lo que íbamos, Bob llegó. Era un hombre no muy alto, con un solo ojo,
corpulento, de unos sesenta años, pelo negro con canas y piel curtida por el sol y
la sal; y tuvieron esa aburrida conversación de cuando quieres que te presten
algo:
-Hola Bob, ¿cómo estás?
-Bien gracias.
-¿Has pescado algo?
-¡Qué va!
-He venido a pedirte prestado el barco de pesca.
Bob, algo contrariado, dijo que sí, pero que lo cuidara, porque la última vez
que se lo prestó, lo dejó hecho un desastre. Bob le preguntó que cuándo saldría
con el barco, y Julio le contestó:

30 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-Mañana a las 6:00 de la mañana.
Al día siguiente se retrasó la salida porque tenía que terminar de guardar
las provisiones. Cuando llegó al puerto vio a Bob que le miraba con la frente
arrugada, parecía enfadado.
-Hola Bob.
Bob no respondió.
-No tienes derecho a enfadarte conmigo, no sabía que vendrías a
despedirme.
-¿Qué estabas haciendo?
-Estaba guardando las provisiones. Y ahora, ¿me dejas irme?
Julio se despidió y se marchó con su barco, pensando en su próximo
destino. Dos noches después, Julio recordó que se había traído unas hojas, una
pluma y tinta con las que empezó a escribir un relato de aventuras. Esa noche vio
que el agua estaba un poco movida, al poco rato se desató la tormenta, entonces
se aseguró de que la comida y los materiales de escribir estaban a buen recaudo.
Al mirar por la ventana vio que se acercaba un tornado, en ese momento, al
darse la vuelta, se dio un golpe seco y perdió el conocimiento. Cuando despertó
era de día y estaba sobre una tabla de madera a pocas brazadas de la orilla, a
donde llegó con facilidad.
Cuando empezó a fijarse en la isla, vio que había inundaciones, que estaba
totalmente al nivel del mar, rodeado de gaviotas. Todo estaba mojado y había un
fuerte olor a sal y algas. Al fijarse en el suelo, entre la arena, vio que había una
inmensa piedra medio enterrada donde ponía “Atlántida”. En ese momento oyó
unos pasos en la arena y las gaviotas salieron volando, de repente, sin saber
cómo, unas grandes y forzudas manos cogieron al muchacho. Intentó volverse
pero recibió un puñetazo. Al mirar desde el suelo vio a un hombre alto, rudo, sucio
de haber vivido allí, con una gran fuerza que se le notaba en sus anchos brazos.
-¿Quién eres? -dijo Julio, y con una voz profunda. El hombre le respondió:
-Soy Nemo, el capitán Nemo. Ya que has descubierto esta impresionante
isla deberás ahogarte con ella, porque no hay escapatoria para ti.
Julio entendió que Nemo tenía una forma de escapar, pero para poder
encontrarla, e irse, debería hacer caso a lo que decía Nemo.
-Tú te quedas conmigo para asegurarme de que no haces nada raro.
A la segunda noche, Nemo se durmió tras haber estado vigilando a Julio
todo el día. Julio descubrió que había algo que sobresalía del agua, corrió hacia

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 31


allí donde se encontraba una tecnología desconocida llamada submarino, que
reconoció por las grandes letras que tenía pintadas: “SUBMARINO”.
El agua estaba muy movida, y por eso a Julio le costaba nadar hacia el
submarino. Nemo se despertó por el ruido de las olas que rompían contra las
rocas e intentó ir a por él. Nemo tenía más facilidad al nadar que Julio por lo que
consiguió alcanzarle agarrándole de una pierna. Julio, con la otra pierna, le dio
una patada en la cara y lo dejó inconsciente. Por fin consiguió subir al submarino.
Abrió la cápsula donde se encontraban los mandos y se adentró en el mar
mientras veía a Nemo ahogarse.
Al llegar al puerto de Marsella, encontró a Bob y le dio un abrazo, dejándole
el submarino a cambio del barco que había sido destruido.
Después se fue a Nantes, donde comenzó a escribir en limpio los fragmentos
rotos y sucios de su relato de aventuras.

Miguel Laplaza Izaguirre

32 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


LOS BUSCADORES DE ESTATUILLAS

En un pueblo había un chico llamado Quique. Tenía ojos azules, cara


sonriente y vestía con un chándal de pantalones cortos de aventurero. Le
llamaban: “El buscador de estatuillas”.
Y estos son sus amigos, que tienen más o menos 20 años: Laura; con ojos
marrones, cara pensadora y vestida con una falda, camiseta Justin Beber y unas
gafas bien grandes: “La aconsejadora”. Robotiqui; un robot con ojos de hojalata,
cara metálica y vestido con ropa de acero: “El fuerte”. Emily; con ojos verde
botella, cara graciosa y vestida con un disfraz de carnaval.
Estaban en el aeropuerto para ir rumbo a la montaña: Los Pirineos.
Cuando se montaron en el avión, al rato empezó a pasar algo raro y el
avión descendió. ¡Había turbulencias!
El motor se averió y cayeron en picado delante de una cueva. Todos los
pasajeros heridos salieron del avión y el copiloto estaba con la palanca clavada
en la pierna. Cogió el maletín de urgencias, mientras se curaba el copiloto.
Quique y sus amigos vieron una cueva delante del avión y se fueron a
explorarla. Era larga, estrecha y oscura. Notaron que les caían gotas de agua,
miraron asustados hacia arriba y vieron que había estalactitas. Estaba
anocheciendo y todavía no habían salido.
Tenían miedo pero…, vieron una puerta formada por rocas y tierra. Entraron
y se encontraron con una lumbre que se estaba apagando. ¡Estaban salvados!
Pero una cosa les pareció muy rara, estaban extrañados. Vieron unas huellas en
la tierra, miraron hacia todos los lados pero no vieron nada. ¿Estaría buscando lo

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 33


mismo que ellos?
Decidieron coger un trozo de roca para cavar. Intentaban encontrar tres
estatuillas con forma cuadriculada como la de un barco, y encontraron una salida
que alguien había descubierto antes. De repente se encontraron con una de las
tres estatuillas.
Era de noche y todos pensaron: -¡menos mal que tenemos a Robotiqui!, él
nos dará alimentos.
Laura tenía ganas de seguir buscando las otras dos estatuillas que faltaban
y Quique le dijo:
-Vamos a esperar a que amanezca.
Al rato, a la estatuilla se le iluminaron los ojos. Salió de la maleta, y saltó
encima de los cuatro amigos para avisarles de que la otra estatuilla estaba cerca
y la tenían que coger rápido, porque los malos estaban aproximándose. Eran tres
de unos treinta años. Tenían una de las estatuillas y querían conseguir otra más,
atacando a los cuatro. Pero no fue así, los amigos salieron antes, fueron entre
ramas, barro... y la consiguieron antes que los malos.
Les quedaba la tercera que estaba muy cerca de ellos. Siguieron a la
estatua. Que les llevaba al lugar donde estaba la siguiente. Pasaron por muchas
piedrecitas. Quique se cayó en un agujero, se agarró a una piedra que sobresalía,
pero la piedra poco a poco se iba saliendo y el chico se cayó dando vueltas en
una laguna subterránea. Hacía tanta calor que a Quique se le iba derramando
una gotita de sudor y el agua se evaporaba. Quique fue agarrándose a rocas para
subir arriba. Media hora más tarde ya estaba arriba. Le dio un abrazo a sus
amigos. Era un abrazo inseparable.
Después se fueron andando día y noche hasta que llegaron a la estación
de parapentes. Robotiqui se cayó porque un pájaro le estropeó el ala y vio todo
tipo de pájaros hasta que llegó al suelo. Se rompió en pedazos, sus amigos
bajaron a buscarlo pero no lo encontraron. Al día siguiente fueron otra vez a
buscarlo. Ya era demasiado tarde, se habían llevado las piezas de Robotiqui.
Quique dijo:
-Pues tenemos que ir a buscar las piezas.
Vieron una tribu que tenían muchos artilugios y les preguntaron:
-¿Dónde habéis encontrado todas esas piezas? -y respondieron.
-¡Han caído del cielo!
Quique les preguntó si podían llevarse las piezas y respondieron los de la

34 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


tribu que sí, pero que a cambio curasen a una niña que estaba enferma. Y dijeron
que vale.
A los dos días siguientes se fueron y formaron a Robotiqui. Le tuvieron que
enseñar todo de principio a fin. Volvieron al aeropuerto y alquilaron una avioneta.
Llegaron a su pueblo tres días siguientes. Tranquilos, fueron a sus casas y
durmieron como nunca.

Pedro López Fernández

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 35


EL TESORO

Hace muchos años una familia se fue de viaje. Nicolás, el hijo mayor, tenía
10 años y le encantaba buscar tesoros. La familia se fue de viaje a primera hora
de la mañana. A la madre, Ivana, le encantaba viajar a diferentes partes del
mundo. Después de haber hecho todo el viaje, tras bajar del avión, se dieron
cuenta de que se habían equivocado de billetes y se dieron un gran susto. El
padre, Lucas, el hombre al que tanto le gustaba hablar dijo:
-Entonces, ¿dónde estamos?
-Estamos en una isla -dijo la hija pequeña, Lucía, a quien tanto le gustaba
jugar.
Lucía tenía 8 años, era bajita y tímida.
-¿Qué tal si buscamos un refugio? -dijo la madre.
Mientras todos se fueron a buscar un refugio, Nicolás fue a buscar y
encontró un tesoro.
-¡He encontrado un tesoro! -dijo gritando.
Cuando se enteraron que Nicolás había encontrado un tesoro, fueron
corriendo a buscarlo.
-¿Qué pasa? -dijo el padre, a quien además de gustarle hablar, era muy
alto, tenía el pelo castaño y unos preciosos ojos azules.
-¡He encontrado un tesoro! -gritó Nicolás; un niño simpático, alto y por
supuesto buscador de tesoros.
Al poco apareció un hombre bajito y feo que dijo:
-Soy Pedro, vengo a llevarme el tesoro.
A lo que respondió Ivana, la madre competitiva, bajita y alegre:

36 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-Pues si no me lo das te lo arrebataré.
Empezaron a pelear y mientras tanto Nicolás y Lucía maquinaron un plan;
pero Pedro ganó la pelea y se llevó el tesoro.
-Tenemos que ir tras él -gritó Lucía, la niña bajita de ojos marrones y rubia
igual que su madre.
A lo lejos vieron que Pedro se metía en una cueva en el extremo de la isla,
y Lucas pensó: “¡qué mal hombre y qué egoísta!”
Tramaron un plan pero las dificultades para recuperar el tesoro eran muy
grandes. La cueva estaba rodeada de guardianes de día y de noche. Lo primero
que había que hacer era idear trampas y pensar en la forma más rápida para
recuperarlo. Se acercaron a la cueva y los ruidos que hicieron despertaron a los
malos que rápidamente cogieron sus armas para defender el enorme tesoro
robado. La pelea entre todos duró bastante tiempo, hasta que Nicolás, en un
intento desesperado por salvar sus vidas, gritó:
-¡Alto! Tengo una idea. ¿Por qué no compartimos el tesoro?
Todos se miraron y asintieron con sus cabezas a excepción del malo de
Pedro, que como era tan egoísta, y a la vez malo, no quería ni oír hablar de esa
idea. Así, en aquella preciosa isla de peces de colores y árboles frondosos de un
verde espectacular, aquellas gentes pelearon por aquel tesoro.
-Me llevaré el tesoro como sea -respondió el malo.
-No! Es nuestro tesoro -dijo Nicolás.
El tesoro olía a madera antigua. La pelea continuaba mientras que los dos
niños tramaban algo para que el malo no se quedara con el tesoro. Lucía, como
era tan lista, convenció al malo para que no se quedara con el tesoro.
-Vale, me pensaré si podemos compartir el tesoro -dijo el malo.
Por la noche la familia estaba nerviosa, sin poder dormir pensando en el
tesoro. De madrugada, Nicolás se despertó y miró su reloj. La familia estaba
nerviosa y esperando la llegada de Pedro. Cuando llegó dijo:
-He pensado que el tesoro lo compartiremos. Como sé que vosotros habéis
encontrado el tesoro y yo estaba celoso y me habíais ofrecido compartirlo, por
eso os he dicho que sí.
-¡Bien! -contestó la familia.
Todos contentos abrieron el tesoro que contenía dinero y un montón de
oro.
María Guojuan Medina Fernández

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 37


LAS AVENTURAS DE LA CALLE

En un día nublado y a punto de llover, salieron del colegio dos amigos


llamados Alejandro y Manolito. Alejandro, acalorado y bastante cansado le dijo a
Manolito:
-Por fin fuera del cole, ¿no?

-Sí, pero… me pregunto que estará haciendo Smoke.

-Seguro que estará jugando a la consola, o haciendo los deberes. ¡Que


suerte tiene de no quedarse en el comedor!

-¡Oh, oh…! creo que está empezando a llover.

-¡Va!, la casa de Smoke estará a media manzana. ¡Vamos!

Los dos corrieron a toda prisa y consiguieron llegar a la casa de Big Smoke.
“Toc, toc, toc”. Los dos llamaron a la puerta.

-¡¿Hay alguien en casa?!

Alguien con un pasamontañas dijo:

-Por fin fuera del cole ¿no?

Los chicos no sabían quién era. Intentaron abrir la puerta, pero no se abrió.
Los dos amigos no pararon de gritar y seguían intentando abrir la puerta. El
encapuchado reconoció sus voces y les dijo:

-Tíos parad que soy Smoke, Big Smoke.

38 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-¿Y que haces con un pasamontañas? -preguntó Alejandro.

-Es que estoy huyendo de la banda de Rubén.

A lo lejos vieron a Rubén con un bate de beisball, y con una cara bastante
amenazadora. Se acercó y les dijo:

-¡Ya os tengo malditos renacuajos!

Los tres amigos se espantaron al verle tan enfadado con el bate en la


mano. Manolito tartamudeando y tan pálido como un vampiro le pregunta:
-O.., o.., o.. oye, ¿podemos hacer esto de otra forma? ¿No?
Rubén rojo como un tomate y con voz ronca les grita:
-¡Por que sois tan imbéciles, sobre todo tú!
-¿Quién? -pregunta Alejandro muy decidido. De repente Big Smoke, rápido
como una serpiente, dio un empujón a sus amigos fuera de la casa y exclamó:
-¡Lo siento, pero no quería que me pegaran!
Big Smoke estaba triste y desolado pero a la vez un poco contento de que
no le hubieran pegado.
-¡Vamos! -grita Alejandro a Manolito mientras corren hacia las bicis. A los
cinco minutos, ya sudando, le pregunta Manolito a Alejandro:
-¿Alex, por qué dábamos vueltas?, y lo que mas importa… ¿¡Dónde
estamos!?
-Tranquilo, tranquilo vamos a la casa de Antonio.
-¡Qué! Tu estás loco… ¡Bueno vamos!
Los dos se dirigieron a la casa de Antonio, pero cuando creían que ya
estaban llegando, aparece Rubén por detrás de la casa y les grita:
-¡No! No entréis.
-¿Por qué? -le pregunta Manolito aturdido y en posición de escape.
-Yo de pequeño entré ahí y me amenazó con matarme, primero me lanzó
contra la pared y me puso una navaja en el cuello, menos mal que vinieron mis
amigos.
-Mentira cochina. -afirmó Alejandro mientras aparcaba su bici.
Manolito confuso le dice a Rubén:
-Por favor acompáñanos.
-Bueno… solo por esta vez.
Manolito, hurgándose la nariz, le preguntó a Rubén cómo salió de detrás de
la casa. Rubén lo ignoró como si hablara con la pared.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 39


Los tres chicos entraron en la casa solo para buscar comida. Cada paso se
oía por culpa de las tablas de madera viejas y cuando entraron en la cocina se oía
el ruido de las ratas y decidieron ir al pasillo.
-Jo tío, huele a sobaco de anciano -dijo Alejandro con cara vomitiva.
-¡Qué va!, si no es tan malo. Un día escondí un yogur en mi cuarto, lo huelo
pero no lo veo.
-Eres un caso perdido. Por cierto, ¿dónde esta Rubén?
Los dos amigos corrieron al dormitorio, y se lo encontraron encadenado y
herido.
-Iros de aquí “echando leches”. -les dijo Rubén con voz floja y desolada.
La puerta de madera vieja y destartalada chirrió abriéndose lentamente.
Rubén les dijo que se escondiesen debajo de la cama y lo hicieron reptando
como una higuana. La puerta se abrió por completo y resultó ser un gato con
pelo sucio y enredado, que caminaba lentamente para subirse a la cómoda. En
ese momento se escuchó en la planta de abajo un ruido parecido al de una
motosierra y el gato con los pelos de punta, saltó por la ventana muy asustado.
-¡¡Maldita sea, desatadme rápido y salgamos de aquí!! -gritó Rubén
desesperado intentando romper las cadenas.
Alejandro, golpeando la cadena con una llave inglesa intentaba abrir las
cadenas.
Manolito, torpemente, salió de la casa, pero en el camino se encontró a
Antonio.
-Chico, no saldrás de aquí con vida.
-¡Anda ya!
Manolito hizo lo más valiente de su vida... ¡correr despavorido por toda la
casa casi abandonada! Gracias a su apreciable vista, encontró un agujero en el
que se metió y escapó de la casa buscando su bicicleta. Roxo, el perro de
Antonio, estaba dormido pero con el simple sonido de la cadena de la bicicleta
abriéndose se despertó.
-Oh dios... por favor perrito -dijo Manolito temiendo que el perro le causaría
heridas graves.
El roadbeiller se dirigía hacia él pero estaba atado. Manolito corrió con
todas sus fuerzas hacia la casa de Noelia, que era donde se reunían las chicas.
Mientras en la casa de Antonio:
-Bueno...si ese enano estaba arriba los otros también deberían de estar.

40 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


Antonio solamente se equipó con una escopeta de plomos, lo que en él es
muy raro. Subió por las escaleras lentamente y se escuchaba el crujido de los
escalones.
Noelia, Alba y Manolito llegaron a la casa de Antonio cuando él ya estaba
en la planta de arriba. Las chicas hicieron demasiado ruido abajo y Antonio no
tuvo más remedio que ver lo que pasaba en la planta de abajo.
Los chicos aprovecharon para subir y salvar a Rubén pues tenían unos
alicates bastantes fuertes para romper la fina cadena que retenía a Rubén. Todo
el grupo quemó la casa de Antonio con él dentro. Manolito fue corriendo a coger
el teléfono para llamar a la policía y en cuestión de segundos llegaron. Detuvieron
a Antonio y lle dieron las gracias a los chicos por haber atrapado a ese
delincuente.
Gracias a su inteligencia consiguieron llegar a sus respectivas casas.

Anthony Uyi Okhiria Nieto

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 41


AVENTURAS DE RUGBY EN PARIS

Nami, un niño de seis años, vivía en Mont-de-Marsan. Un día, se fue a una


tienda de deportes con su padre François y su madre Sylvie. Nami vio un balón de
rugby, le entró ganas de probar este deporte y se apuntó a clases. Le gustó
mucho y se hizo buen jugador. Rápidamente, Nami quiso ser jugador de rugby
profesional, pero su padre no quería. Quería que fuese tenista .
-Debes de ser tenista -dijo François a su hijo.
-Tengo que ser jugador de rugby -respondió Nami.
-¡Sí eres demasiado flaco!
-¡No necesito ser fuerte para este puesto de media mélée, papá!
-¡Ah sí, pues demuéstramelo!
Se fueron los dos al campo de rugby . El padre se quedó pasmado y dijo:
-Vale, tu ganas. Me has convencido.
Así pasaron unos cuantos años. Cuando cumplió 19 años el entrenador Guy
Bonnifas le dijo:
-Nami, tu juegas muy bien al rugby, ¿te quieres venir a jugar a mi equipo?
Podrías ser profesional y además te podrían seleccionar en el equipo nacional.
Nami era pequeño y sus amigos se reían de él, porque de verdad era
pequeño. Pero aunque lo fuera, a él no le importaba porque se metía por
cualquier agujero en la defensa del equipo contrario. Cuando jugaba, siempre
llevaba un brazalete negro en honor a sus abuelos que murieron unos años antes.
Hizo partidos, partidos y partidos hasta que se clasificó para la copa del mundo
en el equipo nacional. Llegaron hasta la final contra Nueva Zelanda. Pero, un día
antes de la final, se perdió en París.
Nami, paseaba solo por las calles y se encontró con los padres del jugador

42 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


que no había sido seleccionado por su culpa. Porque Nami era mejor que él.
Esa gente lo quería matar para que su hijo tuviese la oportunidad de jugar
esta final. Este día, de repente lo cogieron y lo llevaron a un lugar misterioso y
escondido de la capital. Olía a ratas y se escuchaba el agua del río que se
chocaba contra la pared. Le agarraron una cosa a su pié, que no sabía lo que era.
-¡Soltadme! -grito Nami.
-Estamos muy cerca de la victoria -dijeron los malos.
-¡Y qué!
-¡Pues que queremos ganar! -dijo con una sonrisa malvada el malo.
Namí se dio cuenta que ganar para ellos era eliminarle, para que jugará la
final su hijo. También se dio cuenta que lo que le agarraron al pie eran, ¡pesas!
-¿Que me vais a hacer?
-Matarte.
-¿¡Como!?
-Agarraremos las pesas y te tiraremos al agua, así no soportarás el peso de
las pesas y te hundirás.
Y lo tiraron al agua. Al caer, Nami se agarró al borde pero Antoine, le pisó la
mano y Nami se cayó al agua. Él alucinó, ¡las pesas eran de madera! Nunca
había visto pesas de madera.
Pasó un barco y Nami escapó por poco a las hélices del barco. Intentó
nadar pero con las bolas de madera se le complicaba la cosa. Una vez fuera del
lugar misterioso, los malos, viendo que las pesas eran de madera, no lo dejaron
salir del río. Entonces Nami rompió un trozo de madera de las pesas y se lo lanzó
como si estuviera jugando a los bolos.
Logró escapar pero se quedó solo, sin nada que comer, y sin una sola
moneda. Mojado, desesperado y llorando vio un estadio y le volvió la esperanza,
pero era el estadio de Racing Metro.
Entonces, Nami continuó andando por la calle, y se encontró con un
hombre de unos 80 años, vestido de Ninja. El hombre no se veía muy bien por
culpa de la niebla. De repente salió de la niebla, preparado a luchar. Pero cuando
vio las cachas y los músculos de Namí, se fue corriendo, gritando:
-¡Ahhhhhhhh!
Namí suspiró y dijo:
-Todavía hay gente anormal en el mundo, pero que le vamos a hacer.
Pasó un grupo de gente, él corrió hacia ese grupo y se dio cuenta que

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 43


conocía a todos. ¡Aquí estaba su mejor amigo! Eran los jugadores de su equipo,
entrenando para la final. Se puso a correr y a entrenar con ellos. ¡Que alegría!
Por fin llegó la hora del partido. Namí estaba contentísimo. Empezó la final
en un estadio lleno hasta las banderas. Vincent Clerc, compañero de Nami hizo
desgraciadamente una falta y Nueva-Zelanda marcó 3 puntos. Algunos minutos
después, ¡cuidado! se escapa un jugador neozelandés y... ensayo, transformado
enseguida… 0 – 10. Al minuto 25, Nami se metió por un agujero y ¡ensayo de
Nami! 7-10. Justo antes antes del descanso, otro ensayo de Francia, de mano de
Trin-dhuc, pero Nami no lo transformó. 12-10. Fin de la primera parte.
En la segunda parte, metió un drop Nueva Zelanda: 12-13. Así perdió
Francia la final de la copa del Mundo. Como dice todo el mundo, gana él que se
divierte y sus padres le dijeron a Nami, consolándolo:
-No pasa nada, ganarás la próxima copa del mundo.

Leo Lorenzo Pallatier Mesplede

44 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


LA PERSECUCIÓN

Unos amigos y yo fuimos de vacaciones a Miami Beach. ¡Uh perdón!, se


me olvidó presentarme: soy Nicolás y mis amigos son Alex, Marco y Uyi. Os los
describiré: Nicolás (o sea yo) soy bajito, de pelo castaño y con ojos marrones. Soy
rápido y mi piel es de color tostada. Alex es listo pero tonto, su pelo es castaño y
los ojos marrones. Uyi es fuerte y algo despistado, su pelo es moreno y sus ojos
marrones. Marco es bruto y tonto, no tiene delicadeza con nada pero es mi amigo.
Tenemos cada uno 12 años.
El escenario era cálido y muy habitable. El cielo azul, sin ninguna nube. La
arena está caliente y te duermes al instante, pero lo mejor es el mar caliente por
una parte y por otra fría. Después de bañarnos fuimos al hotel para secarnos y
ducharnos. Esa tarde nos había invitado una estrella de cine porque habíamos
ganado un concurso que echaban en la tele y el premio era conocer a la
superestrella Álvaro Ramos Blanco.
Llegó la hora y fuimos al restaurante “La Serpiente Floja”.
Sin querer nuestros amigos tendrán que huir de la policía por un accidente
del ordenador. Nuestro archienemigo Jesús, ha vuelto y ha saboteado el
ordenador de la policía para que nos lleven a la cárcel y él sea el que conozca a
la estrella “Álvaro”. Nuestros amigos tendrán que irse dejándolo todo al Amazonas.

El Amazonas.
Nicolás, Alex, Marco y Uyi llegaron al Amazonas, ese lugar era húmedo y
poco conveniente y era muy triste, olía a animales muertos.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 45


Nicolás dijo ¿qué es eso que brilla? ¿oro? y Marco cegado por la avaricia se
metio en un templo de oro .
-¡No! -dijo Nicolás.
-¡Hay que rescatarlo! -dijo Uyi.
Y entonces los tres muchachos se metieron en el templo de oro.
-No se ve nada -dijo Alex.
-¡Encended la linterna! -dijo Uyi.
-¡Vale! -dijo Nicolás.
-Pues ya estas tardando -dijo Alex.
-No le quedan pilas -dijo Nicolás.
-Jope hermano -dijo Alex.
-Un momento creo que tengo otra en la mochila -dijo Uyi.
-¡Pues corre sácala! -dijo Nicolás.
-Vale ya, la saco pesado -dijo Uyi.
-Oh, oh -dijo Alex.
-Que pasa -dijo Nicolás.
-Hay unos ojos raros -dijo Marco.
-¡Ah! -gritaron los tres a la vez.
-Idiotas soy Marco.

La vuelta.
Los niños salen del Amazonas y se dirigen a New York para rencontrarse
con un amigo que puede ayudarlos. Al llegar a casa de su amigo Henry, les
preguntó el nombre y Nicolás descaradamente le dijo: ¡abre! Henry lo reconoció y
lo dejó entrar.
-Qué pasa -dijo Henry.
-Venimos a pedir ayuda -dijo Alex.
-De qué tipo -dijo Henry.
-Porque nuestro archienemigo -dijo Uyi.
Y Henry le interrumpió: -Jesús ha vuelto ¿No?
-Si , ha vuelto.
-Creía que lo mandaste al inframundo.
-Y yo también amigo Henry -dijo Marco.
-¿Qué hacemos? -pregunto Alex.
-Hay que idear un plan.

46 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-Cual -dijo Nicolás.
Marco y Alex dijeron a la vez lo pensaremos mientras comemos.
-Vale me parece bien -dijo Henry.
-Yo preparo la comida -dijo Nicolás.
Mientras Nicolás hace la comida los niños jugaban a la WII
-¡La comida! -dijo Nicolás.
-¿Qué hay de comer? -preguntó Alex.
-Hay macarrones a la carbonara -dijo Nicolás.
-Me he encantan -dijo Uyi.
-Bien -dijo Marco.
-Y de segundo -dijo Henry.
-Sorpresa -dijo Nicolás.
-Vamos a hacer barbacoa -dijo Uyi.
-Si -dijo Marco.
-Pues vamos a que estamos esperando -dijo Alex.
-Ahora a por Jesús -dijo Nicolás.
-Los chicos fueron a Miami Beach a por Jesús.
Los chicos vencieron a Jesús y se fueron a conocer a la estrella Álvaro
Ramos.

Nicolás Pavón Álvarez

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 47


UN AMOR DESCONCERTADO EN BERLÍN

Al principio del año 1946, una pareja se dividió. Mila, la chica, tenía veintidós
años, tenía el pelo castaño y unos grandes ojos verdes que conquistarían a
cualquier persona y, con muchas posibilidades de triunfar en la vida. Mila,
siempre llevaba encima un colgante muy especial que le regaló su madre y que
venía de generación en generación.
Max, el chico, que también tenía veintidós años, tenía los ojos azules y una
sonrisa que conquistaba a todas las chicas de allí. Era leñador y tenía un buen
futuro en su vida.
Mila y Max, para avisarse de algo siempre se tocaban la ceja y eso les decía
que algo pasaba o que tenían que irse de algún lado a otro.
Fue en Berlín, cuando la ciudad se dividió en dos; Mila vivía en la parte oriental y,
Max, en la occidental. Mila, tenía un admirador secreto, que mataría a toda la
ciudad solo para enamorarla. Este era al mismo tiempo el aliado de Mainfhurer y
vivía con él en su palacio. Él se llamaba Lukas; era un joven inglés con demasiada
maldad en su mente y que nunca nada le salía mal; todo menos su amor hacia
Mila.
En aquellos tiempos Berlín era una ciudad de más de cien mil habitantes,
gente honrada y muy trabajadora y, hasta entonces, una ciudad muy alegre.
Ahora las cosas habían cambiado, tanto por el muro que había separado a las
familias y amigos, como por lo de Mainfhurer, el sobrino de Hitler que gobernaba
el país.
Un día, Mila salió a hacer la compra, pero algo pasaba, había algo raro. Al

48 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


día siguiente Max fue al bosque a por leña, como todos los días. De repente Max
tuvo el mismo presentimiento que Mila, y no pudo retener esa ira que le venía.
Tres días después, Lukas pidió a Mainfhurer un día libre para ir a ver a Max.
Cuando llegó a casa de Max, llamó y dijo: -Soy Lukas, abridme si tenéis coraje.
Max abrió la puerta y dijo: -¿Qué haces aquí?
-Vengo a hablar contigo.
-¿De qué?
-De Mila.
-Está bien, pero no digas nada a nadie. Pasa, te prepararé un té.
Lukas entró y empezaron a hablar:
-Verás... -dijo Lukas.
-¡Déjalo ya! ¡Ve al grano!
-¡A mi nadie me habla así!
-Lo siento mucho; mira, quiero mucho a Mila y no quiero que le pase nada.
-Te entiendo, yo también la quiero.
-Toma el té.
-Gracias.
-Bueno, ¿qué es lo que querías?
-Verás, como ya te he dicho antes, yo también quiero a Mila, y quiero que la
dejes en paz.
Entonces Max se quedó asombrado y no supo que decir.
-Ah... Pero… ¿Porqué? -dijo Max.
-¡Porque la quiero y la quiero para mi!
-Mira, Mila es mi chica, es lo único que tengo, y lo único que tendré.
-Max déjalo ya, no sabes lo que haré si no me la das y te recuerdo que soy
Lukas, el aliado de Mainfhurer. Me voy y quedas advertido.
Max se quedó pensativo. A continuación, cuando Lukas se fue, salió
disparado a casa de Mila, pero como no podía pasar a la parte oriental, quedaron
en el único lugar en el que podían verse.
-Vale, ¿qué está pasando aquí? -preguntó Mila.
Max se lo contó todo y acordaron salir de Berlín. Una vez fuera, ambos
estaban preocupados por si su relación pudiese estropearse con todo lo que
estaba pasando, pero nunca se rindieron y siguieron intentándolo.
Cuando ya casi habían llegado a su destino, Mila se dio cuenta de que le
faltaba algo: su colgante. Volviendo a la casa a por él, oyeron un extraño ruido, un

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 49


ruido de mandíbula que solo Lukas sabía hacer. Ambos se asustaron porque
sabían que nadie más podía hacer ese ruido; y estando en lo cierto, Lukas les
sorprendió.
-¡Ah-ah-ah! mira a quien tenemos aquí… Max, te advertí de esto y no me has
hecho caso.
En ese momento se dieron cuenta de que Lukas tenía todo planeado y que
había robado el colgante. Entonces, dos hombres se escondieron detrás de una
planta e intentaron coger a Max por la espalda. Este intentó defenderse, pero no
pudo hacer nada.
-¡Mila, dile a Lukas que aceptas, que irás con él!
Pero Mila no le hizo caso e intentó salvarlo.
-No te molestes Mila, no vas a conseguir nada, llevo mucho tiempo
planeando esto y nadie me lo va a impedir. Si no quieres problemas, ven
conmigo.
-¡Nunca! -dijo Mila.
Unos minutos más tarde, llevaron a Mila y a Max a un sitio muy raro donde
los tuvieron retenidos varias horas; después de todo eso apareció Lukas diciendo:
-Esto es lo que haré con vosotros, os llevaré a mi campo de prisión donde
trabajaréis separados para la eternidad, u os mataré a los dos. Vosotros elegís,
pero no tardéis, y si no lo tendré que elegir yo. Veréis, también estaba pensando
en envenenar a Mainfhurer, porque…
-Preferimos trabajar en el campo de prisión -dijo Max interrumpiendo a
Lukas mientras que cerrando los ojos pensaba ya en su plan de huida.
Lukas aceptó su decisión, pero como estaba tan enfadado por su
interrupción, ordenó a sus hombres para que los llevasen a un lugar oscuro antes
de su larga y dura rutina. Entonces Mila miró a Max y ambos se tocaron la ceja .
-¡Ahora! -gritó Max corriendo hacia la salida.
Entonces dos hombres gigantes se abalanzaron hacia Mila sin dejarla
escapar. Max se dio cuenta y se fue corriendo hacia Mila, aunque nada salió bien.
De repente las luces se apagaron, y cuando se encendieron no había nadie
excepto Max y Mila; pero, eso no era lo peor, un gas oscuro y amarillento salía de
unos tubos en las paredes que poco a poco los durmió.
Cuando se despertaron estaban en una celda. Se hacían preguntas como
que dónde estaban y cosas así. Se sentían mareados, no podían ni moverse; se
encontraban extraños, no se acordaban de nada; pero, sobretodo por el lugar en

50 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


el que se encontraban: no les gustaba su celda, era diminuta, como de unos
cinco metros cuadrados y muy oscura. Entonces entró un rayo de luz por las rejas
de la ventana y vieron algo: a Lukas envenenando a Mainfhurer. Intentaron
impedirlo pero su cuerpo no se lo permitía. Y ahí fue cuando se dieron cuenta de
todo, del plan de Lukas. Empezaron a recordar cosas: el humo, el plan, ¡todo!
Después de un largo día, Lukas se acercó a la celda y les invitó a cenar.
Mientras comían observaron el líquido que estaba bebiendo Mainfhurer: era el
veneno. Este, cuando se empezó a sentir raro, se fue a la cama, mientras Lukas
intentaba no sonreír y se llevó a Max y a Mila al cuarto de Mainfhurer para que
vieran su cara de sufrimiento a la hora de partir. De repente, Mila vio un cuadro en
el que estaban ella, su padre y Mainfhurer. ¡Era Mathías! Mila recordó, y
comprendió; Mathías y Mainfhurer eran la misma persona. El mejor amigo de su
padre.
-¡Mathías! -dijo Mila.
Mainfhurer sorprendido pensó en la única persona que sabía su nombre y
preguntó:
-¿Quién eres tú realmente?
-Soy yo, Mila; Mathías créeme.
-Si de verdad eres Mila, ¿dónde está el colgante de tu madre? -dijo
Mainfhurer casi llorando.
Entonces Mila, sin pensarlo dos veces se lo quitó a Lukas del bolsillo.
-Aquí, aquí lo tengo -dijo Mila.
-¡No, no puede ser! He malgastado mi vida haciendo el mal todos estos
años -contestó Mainfhurer.
Durante unos minutos se quedó pensando en todo lo que había hecho, y se
arrepintió. Entonces Lukas quiso reaccionar a todo esto y gritó:
-¡Señor! ¡Mainfhurer!
-¡No! ¡Yo me llamo Mathías! y no, no volveré a ser como fui.
Más tarde, Mathías, a punto de morirse, ordenó destruir el muro y liberar a
todas las personas prisioneras por la traición de Lukas; y además, ordenó
encarcelarlo y por muchos años se quedó en prisión.

Cristina Pino Castellano

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 51


EL DESAFÍO

Había una vez, hace tiempo, cuatro niños que eran muy amigos. Álvaro, el
más bajito, llevaba siempre ropa normal, era listo y poco atrevido; Sami, de
mediana estatura, era deportista, llevaba siempre chándal y era muy atrevida;
Jake, era un chico rápido y Ayla, la más fuerte. Los dos últimos eran los más
grandes, llevaban ropa como de chulitos y atrevidos. Todos tenían diez años,
odiaban Educación Física (E.F.), preferían Artística, Lengua… Un día el profesor de
E.F. dijo:
-El catorce de marzo, tendréis un reto muy impresionante y sobre todo
difícil, así que ¡preparaos! Debéis estar aquí a las 17:00 h.
-Profe -dijo Álvaro-, en parejas, ¿no?
-Sí, porque si no, no vais a sobr…
El profesor se quedó callado con cara de ocultar algo.
-¿Sobrevivir? –dijo Jake.
-¿Pasa algo profe? –dijo Sami intrigada.
-No solo…. Nada. Y yo ¡no he dicho sobrevivir!
-Vale te creemos –dijo Ayla.
Jake estaba impaciente, quería que llegase ese día, en cambio Ayla no,
porque decía que corría muy poco. Álvaro se puso un poco nervioso y Sami
quería arrasar a todos. Los días fueron pasando hasta que llegó el catorce de
marzo. Habían entrenado mucho para no suspender. Pasaron las horas, vino el
profe y dijo:
-¡A ver!, tendréis que ir por el castillo encantado y el cementerio

52 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


abandonado...
Al escuchar eso se les quitaron las ganas de participar:
-Maldito profesor -dijo Álvaro.
-Mira, no pasa nada, quedamos hoy para practicar -dijo Sami.
Ya eran las 16:45 h, estaban todos allí. Formaron las parejas (Álvaro con
Sami y Ayla con Jake) y empezó el reto.
-¡Vamos a ganar Álvaro! -dijeron Ayla y Jake que tenían confianza en sí
mismos.
-¡Oh, no! ¡El castillo encantado! -dijo Álvaro, que sentía un escalofriante
temor.
-Déjate de tonterías, ¡entra! -dijo Sami, como si fuese la jefa del equipo.
Los dos entraron en el castillo. Era muy grande, con viejas armaduras y
todo sucio, sin nadie. Vacío.
-Esto es repugnante. ¿Qué es eso? -dijo Álvaro.
-Eso… nada, solo ¡alguien muerto!
-¡Ahhh! -gritaron los dos al ver la sangre del muerto, con todo su olor a
muerte.
-Espera, ahora..., ¿cómo salimos de aquí? Ya sé, por la ventana -dijo Sami.
Los chicos salieron. Jake y Ayla estaban espiándolos y los siguieron porque
ellos no sabían el camino. Álvaro y Sami no sabían nada, salieron y se
encontraron con el cementerio, que era muy grande en comparación con el
colegio. Todo tumbas, solo un caminito para pasar, pero muy corto. Estaban
emocionados con todas las tumbas que había y además con el moco verde
apestoso.
-Esto es terrorífico Álvaro.
-¡Ahhh!, ¡ayúdame!
-¿Qué pasa? -preguntó Sami, al escuchar el grito de su amigo-. Pero
¿cómo...?
Sami estaba asustada. Su amigo se había caído dentro de una tumba que
parecía una mazmorra, con un moco muy apestoso, y plantas carnívoras que
acercan a las personas para intentar morderlas y provocaban que se cayesen.
Los chicos siguieron buscando, pero algo les detuvo, un escalofriante olor
venía hacia ellos. Estaban nerviosos y vieron una sombra en la que se escondía
algo.
-¡Jake y Ayla! -gritó Álvaro, ya emocionado al averiguarlo.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 53


-¡Nunca vamos a poder hacer algo malo, siempre nos descubren! -dijo Ayla
rindiéndose.
-¡Pues no lo hagáis más!
Los chicos se enfadaron tanto que decidieron hacerles un reto: había que
pasar por el castillo cogiendo la mano del muerto. Álvaro y Sami se fueron y,
claro, Jake y Ayla no hicieron el reto, se fueron ellos también.
La prueba siguió:
-¡Allí está la meta!, ¡vamos a ganar! -dijo Álvaro.
-¡No si podemos evitarlo! -le respondió Jake.
Los chicos ya no tenían fuerza y Jake y Ayla ganaron. Ellos estaban muy
contentos pero cuando llegaron Álvaro y Sami le explicaron al profe lo que había
pasado:
-Espera profe, nos han espiado, deberíamos haber ganado nosotros.
-Déjate de tonterías Álvaro -dijo Ayla mostrándose inocente.
-Quiero pruebas -dijo el profe.
-Toma, ¡hicimos recuerdos! -dijo Sami mostrándose listilla.
El profesor, al ver las fotos, se dio cuenta de todo lo que pasaba.
-Bueno, un sobresaliente para Sami.
-¡Ehhh!
-Y para Álvaro también.
Jake saltó encima del profesor para cogerle las notas y cambiarlas y
aunque él corría, Jake cogió el lápiz y puso un cero para todos menos a ellos.
-¡Espera! ¡Bórralo! -dijo Ayla algo preocupada.
-¿Por qué?
-Han ganado, nosotros no.
Jake las puso como estaban antes. Ya estaba convencido. Después Álvaro
las cogió y les puso un sobresaliente: -Sois nuestros amigos, os lo merecéis.
-Gracias -dijo Ayla impresionada.
-¿Abrazo de grupo? -dijo Sami.
-¡Síiiii!
Con ese abrazo de grupo nada iba a impedirles su amistad, nunca se
separarán y si hay que hacer algo, nunca lo harán para pelear. Y claro, nunca se
sabrán las misteriosas cosas que puede pasar, una chispita, un tren encantado, el
misterio de Álvaro…

Álvaro Ramos Blanco

54 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


LA AVENTURA SOÑADA

En la ciudad había un niño llamado Jones jugando con sus amigos. Se


encontraron un mapa del tesoro. En el mapa había una pirámide y un camino
señalado de azul que llevaba hasta un dibujo de un tesoro. Nada más mirarlo, se
dieron cuenta que había un tesoro enterrado en una pirámide, en Egipto. Unos
policías secretos tenían el mismo mapa, pero Jones y sus amigos fueron en
busca del tesoro. Nada mas llegar a Egipto, Jones y sus amigos se encontraron
que los policías secretos ya estaban excavando con grúas y científicos expertos
en pirámides, explorando la zona.
Ellos fueron a la acción, le dieron puñetazos a los guardias y cogieron sus
trajes y entraron en la pirámide como si fueran “polis”. Cogieron el mapa y fueron
en dirección este. Se encontraron con un túnel, pero estaba cerrado. Había una
especie de llave al lado del túnel. La abrieron y estaba todo oscuro, pero había
antorchas en la pared. Sacaron el mapa y lo miraron, el camino azul iba en
dirección oeste. Los guardias estaban en el lado contrario. Estaba todo oscuro
pero Jones llevaba una linterna. La encendió y había una trampilla, la abrieron y
se colaron.
Había como un laberinto y al final del todo una luz dorada. Pero todo el
camino estaba lleno de trampas: flechas, hachas, pinchos y dijo Jones :
-Bueno, ¡a atravesarlo!
-Primero toca las flechas -dijo un amigo de Jones.
Mientras, los policías secretos se habían dado cuenta que los guardias no
eran sus guardias de verdad. Se habían dado cuenta de que eran los niños.
Fueron en busca de ellos y los alcanzaron. Se quedaron pasmados. En ese

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 55


momento había mucha tensión entre los niños, así que Jones le dio una patada al
jefe de los policías y huyeron por el túnel. Llegaron al fin a la luz dorada.
Los niños entraron por la puerta y vieron que estaba todo lleno de oro. Esa
era la recompensa de todo el esfuerzo. Jones había cumplido su sueño: encontrar
oro. La puerta se abrió y eran los ``polis´´, otra vez. Los niños corrieron y corrieron
hasta que se escaparon y se llevaron muy poco oro pero todo esto era un simple
sueño.

Juan Rivera García

56 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


LAS AVENTURAS DE LOS CUATRO

En el año 1969, unos niños vivían tranquilos con sus padres. Todo era muy
bonito. Un día se fueron muy temprano al colegio. Cuando iban a salir, un hombre
llamado Miguel (el secretario de asuntos sociales) les dijo a Andrea, Celia y
Cristian, que sus padres habían muerto.
Andrea era la segunda más mayor, era una chica lista, tenía el pelo marrón,
su ropa era como la de los niños. Celia era pequeña, muy graciosa y muy
juguetona. Cristian era el mayor (tenía 18 años ), el guapo y el fuerte. Los tres se
montaron en el coche de Miguel, que los llevó a su casa para que vieran cómo
quedó después del incendio.
Cuando llegaron, vieron que su casa estaba destruida. De la pena se fueron
otra vez al coche y por el camino se encontraron un perrito y se lo quedaron.
Entre los dos mayores decidieron el nombre:
-Se llamará Lleic.
Se metieron en el coche y Miguel los llevó con su nuevo tutor. Llegaron a su
nueva casa y les pareció extraña. Miguel llamó a la puerta y abrió Ramón. Parecía
un loco pero se tenían que quedar con él. Entraron en la casa y el tío Ramón les
dio la habitación más guarra, además comía habichuelas y a todos les daban
asco.
Por la tarde, Ramón le dijo a los niños:
-¿Vamos a dar una vuelta?
-Sí tito Ramón -contestaron ellos.
Los llevó a una tienda al lado de una vía de tren. Ramón había aparcado en
la vía y dejado a los niños dentro del coche. Los niños no sabían como salir y

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 57


Cristian vio la puerta un poquito abierta. Andrea miró debajo de los asientos y se
encontró una navaja con la que abrieron la puerta. Se dieron cuenta que el tío
Ramón les quería matar.
Bajaron del coche y empezaron a correr para la ciudad. Se metieron en un
callejón y vieron a un hombre fumando en frente de una discoteca y allí entraron
para bailar. Cristian estuvo hablando con una chica de su edad y de esa
coincidencia se hicieron novios. Esa niña era rubia, su nombre era Marta y vestía
una minifalda con una camisa rosa. La niña se juntó a la banda de Andrea, Celia y
Cristian y los cinco (Lleic también era otro miembro) se marcharon de la
discoteca y se fueron a la casa de Marta.
La madre de Marta se llamaba Aida y estaba loca. Tenía los pelos
desbaratados y los pantalones rotos, porque se cayó desde un segundo piso de
cabeza. Los niños se metieron en el cuarto de Marta y estuvieron hablando de sus
cosas. A los diez minutos, Marta le dijo a su madre: - ¡mamá nos vamos!
Los niños salieron hacia la casa del tío Juan. El tío Juan era muy bueno con
sus sobrinos pero tenía una adicción con la Esteisi Malibú. Todas las niñas
estaban contentas con las muñecas pero Cristian estaba aburrido. Se le cayó la
cabeza a una muñeca y el tío Juan se volvió loco. Los niños salieron de la casa
corriendo, se fueron a la ciudad.
Cuando iban por la calle, Cristian se encontró cuarenta millones de euros
con los que se compró un Ferrari rojo con cuatro plazas. Él conducía y a su lado
iba su novia. Lleic iba atrás, entre las piernas de Celia y Andrea. Todavía le
quedaban veinte millones y se compró una Ducatti 999; con lo que le quedaba se
compró una casa.
Al rato llegaron a su nueva casa, guardaron la moto en el garaje, se
montaron en el coche otra vez y se fueron de viaje. Pasaron por un puente y el río
olía a pescado muerto. Cristian aceleró y en un instante llegaron a un bosque
donde había una casa en la que vivía un hombre y su familia. El hombre se
llamaba Alex, la mujer Caro y sus dos hijos Álvaro y Pepe. Alex les invitó a pasar.
La casa olía muy bien. Pasadas tres horas Cristian les dijo a sus hermanos y a su
novia que tenían que marcharse. A los veinte minutos estaban en su casa y se
fueron a la cama.
Por la mañana se levantaron muy temprano, se metieron en el coche y se
fueron de viaje a Zombilandia. Al llegar, un hombre le dio la llave de un castillo
que estaba a las afueras del pueblo. Cuando llegaron al castillo abrieron la puerta

58 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


y cada uno se fue para su habitación. Desde la ventana de Andrea se veía un
cementerio y del miedo que tenía le dijo a su hermano que si podían bajar al
pueblo. Entraron en un bar y un hombre les dijo que por la noche salían zombis.
Todos los habitantes del pueblo tenían armas para matar zombis. A cada niño le
dieron un arma porque si no los zombis los podían matar por la noche.
Volvieron al castillo y empezaron a salir zombis de las tumbas del
cementerio. Los zombis se reprodujeron y se fueron a la ciudad donde ellos
vivían, mataron a la gente, pero sobrevivieron dos personas. Los niños dejaron el
castillo y todos juntos volvieron a la ciudad, les salían zombis por todos lados y a
lo lejos vieron a dos personas sin armas e indefensas. Empezaron a matar zombis
y entre todos pudieron aniquilarlos y salvar a los dos jóvenes.

Cristian Rubio Arcos

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 59


LA MANSIÓN ENCANTADA

Corría el año 2013. Alex, un joven de dieciocho años de gran altura y un


experto en tecnología, junto a su hermano de la misma edad, Mark, un chico
avispado y algo bruto, iban a visitar a Nico, un amigo (quizás su MEJOR amigo)
muy acérrimo que conoció a Alex y Mark en la guardería. Cuando estaban al
llegar oyeron a un niño, que llevaba un montón de periódicos, gritar:
-¡Extra, extra, un estudio demuestra que hay una mansión encantada en
esta ciudad!
-¡Bobadas! -dijo Alex-. ¡Seguro que ese tal estudio es una gran mentira!
Cuando llegaron a casa de Nico lo encontraron junto con Uyi, otro mejor
amigo, nacido en África y un genio jugando al fútbol.
-Hola Uyi, ¿Qué haces aquí? -dijo Alex.
-He oído lo de la mansión. ¿Creéis que es verdad? -dijo Uyi.
-Pues claro que no, es un timo gordo.
Entonces Mark tuvo una idea:
-¡Ya se, podemos ir allí para investigar!
-De acuerdo. Mañana -dijo Alex.
Al día siguiente cogieron el autobús hasta allí.
-Tened cuidado -dijo el conductor del autobús.
-No pasará nada -dijo Nico.
Tras bajar del autobús este se fue muy rápido. Los chicos se extrañaron al
ver el comportamiento del conductor. Al final entraron en la mansión.
-Todo está muy tranquilo -dijo Alex.
De repente la puerta se les cerró en las espaldas.

60 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-¡¿Pero qué?! -dijo Nico.
-Chicos, creo que estamos… atrapados -dijo Uyi.
Los chicos no sabían qué hacer.
-Este sitio me da escalofríos –dijo Mark observando la puerta de entrada
cerrada, asustado.
Sabían que tenían que trazar un plan para escapar de allí pero no les salía
nada. Nico intento hacerle algo a la puerta lanzándole una piedra que encontró.
No funcionó.
-¡La puerta es indestructible! -exclamó
-“¿Saldremos de aquí?” – pensó Mark.
Mark encontró unas linternas.
-¿Solamente eso? –dijo Nico-. No creo que funcionen.
-Podemos intentar encenderlas a ver si funcionan -dijo Alex
Mark encendió las linternas y las bombillas iluminaron la entrada.
-Mira, no me esperaba eso… -dijo Nico.
Los cuatro se adentraron en la mansión.
-No hay nada.
-¡Tiene que haber algo! –dijo Nico.
-Vamos al salón –dijo Uy-. A lo mejor hay algo.
Los cuatro entraron en el salón.
-¿Veis?, no hay nada.
-¡Mirad una televisión! –dijo Mark .
Mark la encendió.
-No ponen nada… - dijo Uyi.
De repente oyeron un ruido. Los chicos se alarmaron. No sabían lo que
tenían detrás. De repente Uyi gritó al ver lo que tenía detrás.
-Vale, ya sé que hay fantasmas… ¡¡Corred!! –gritó Alex.
Todos corrieron, menos Mark que con su linterna alumbró al fantasma. Al
parecer al fantasma no le gustaba loa luz… y explotó.
-No sabía que eran tan fácil de vencer –dijo Nico.
-Esta casa tan inquietante está llena de sorpresas… -dijo Alex.
Salieron del salón y entraron en la cocina. Era un lugar muy sucio que
parecía no haber sido limpiado nunca.
-Oye, ¿Qué hacemos en la cocina? –preguntó Uyi.
-Buscamos una salida, tonto –dijo Mark.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 61


Alex vio un cuchillo en una mesa. Estaba oxidado y muy sucio aunque muy
afilado y puntiagudo. Tenía un mango de madera vieja. Alex vio que estaba
afiladísimo. De repente el cuchillo se levantó solo y se lanzó contra Alex, quien,
por suerte, lo esquivó.
-“¡Esta mansión me tiene manía!” – se dijo para sus adentros.
-Sigamos adelante –dijo Nico.
Los chicos salieron de la cocina y se fueron a otra habitación.
-Creo que estamos en el baño… –dijo Uyi.
A Mark le daba un asco tremendo entrar ahí así que se quedó fuera. Estaba
todo hecho un asco y lleno de algo que se suponía que era caca. De repente
algo golpeo la puerta del baño.
-¿Quién es? – dijo Alex.
Solo se oyeron gruñidos.
-¡¿Quién es?!
Se siguieron oyendo gruñidos hasta que Alex ya harto abrió la puerta del
baño.
-¿¡¡¡QUIEN E… -freno en seco.
Lo que acababa de ver no se lo esperaba.
-¿Qué es eso? – preguntó Uyi temblando.
- No lo sé ¿¡Qué usamos para defendernos!? -dijo Alex asustado.
Nico opinó que sería mejor usar las linternas.
-¿Otra vez?
-Pues sí…
-Vale… ¡Pero rápido!
Mark intento encender las linternas rápido. No funciono.
-¡Estamos muertos! – exclamó Nico al ver la situación.
-¡No!
Uyi cogió una aspiradora que encontró y absorbió al fantasma con ella.
-Sabía que funcionaría.
-Ya hemos explorado 3 habitaciones y nada… -dijo Alex.
-¡Mirad, unas escaleras! –exclamó Mark
-Subamos. –dijo Nico.
Ya arriba Uyi opinó que sería mejor que descansaran en algún sitio.
-Mirad, una habitación. Podemos descansar aquí –dijo Alex.
A medianoche se escuchó un ruido como de fiesta que despertó a Alex y a

62 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


Mark, quienes no sabían que era eso. Mark y Alex bajaron las escaleras para
investigar pero de repente las escaleras se transformaron en una rampa y se
deslizaron hasta abajo. Ya abajo dijeron que no creían que hubiera sido una
bajada disimulada. Pero los fantasmas les descubrieron.
-Genial… ¡¡HAY QUE AVISAR A NICO Y UYI, Y RÁPIDO!!
Alex y Mark subieron a toda velocidad las escaleras y llamaron a Nico y Uyi.
Ya abajo cada uno por su parte se pusieron a luchar contra los fantasmas cada
uno a su manera. Uyi pateó un balón que con su habitual puntería le dio a un
fantasma en los morros. Nico por su parte también le daba caña al balón y Mark
(se sabía) se liaba a puñetazos con los fantasmas. De repente Alex encontró una
cosa parecida a un ordenador.
-¡Mira, un ordenador!
-¿Y de que nos sirve? -dijo Mark aporreando fantasmas.
-Puedo entrar y ver lo que hay...
-¡Pues hazlo rápido!
Alex encendió el ordenador pero tenía una contraseña. No sabía cual sería.
Alex escribió “Fantasma” y el ordenador entró en una base de datos. Había un
signo que ponía: “Encender luces.”, Alex clicó y todas las luces se encendieron.
Los fantasmas explotaron.
-¡Toma ya! -gritó Nico.
-Pero todavía tenemos un problema -dijo Mark.
-¿Cuál? ¿Cómo salimos...?
-Yo lo sé.
Uyi le pegó un patadón al balón y con su habitual puntería rompió
una ventana.
-¿No podías haberlo pensado antes? -preguntó Nico irritado.
-Bueno...
Los cuatro salieron hasta la ventana y saltaron fuera. Estaban salvados.
-¡Salvados al fin! -gritó Alex.
-¡Podemos estar libres! -dijo Nico besando el suelo.

Los cuatro se fueron a sus respectivas casas sabiendo que si querían


acción ya tenían un sitio al que ir.

Alejandro Sosa Corral

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 63


EL BOSQUE PERDIDO

Un día Espika, Carly, Jake y Mali iban a dar una vuelta por su ciudad. Espika
era la líder del grupo, o sea la más popular. Una chica muy guapa con el pelo de
color rubio y unos ojos de color verde botella. Tenía trece años y siempre llevaba
encima una llave que le dio su abuelo. Era una chica amable y le encantaban los
animales, pero lo más curioso es que podía hablar con ellos. Ese era su mayor
secreto. Sus mejores amigos eran Carly, Jake y Mali.
Cuando estaban andando por la ciudad se encontraron con un viejo y este
les dijo:
-No os acerquéis al bosque porque está encantado.
Los chicos salieron corriendo porque ese hombre nunca mentía. Pasaron
unos minutos, se perdieron por la ciudad y se toparon con un bosque. Jake, Mali y
Espika convencieron a Carly de que entrase en el bosque porque Carly era la más
joven del grupo, tenía doce años y por eso era la más miedica. Su pelo era de
color negro, con ojos marrones y también era guapa. Siempre llevaba una
pulsera.
Al final entraron en el bosque y Espika pensó: “Debo decirles mi secreto”.
Finalmente se lo reveló y todos se rieron de ella menos Jake porque la quería.
Siguieron andando y se encontraron con un zorro que le dijo a Espika, que el
bosque se llamaba “El Bosque Perdido”, que estaba encantado por la bruja más
malvada del mundo y que ellos tenían que derrotarla para salvar a los animales y
a los elfos.
-¿Por qué nosotros? -le preguntó Mali dándose cuenta que él también
entendía su lenguaje.

64 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-Porque sois los únicos que podéis salvarnos y los únicos que podéis ver
este bosque y a nosotros -respondió el zorro.
Al cabo de un minuto el zorro llamó a sus amigos. Todos los animales les
dieron comida y un sitio donde dormir, dos cabañas de madera hechas por los
castores, con unas mantas y camas hechas por los elfos. Los chicos en una y las
chicas en otra.
Jake le contó a Mali que quería a Espika. Jake no era un chico ni guapo ni
feo. Tenía el pelo castaño, ojos marrones, llevaba un collar de diente de león y era
de la misma edad que Espika. Mali era un chico un poco más feo que Jake, tenía
el pelo negro, con ojos azules, su edad era de catorce años y lo que más le
gustaba era un par de zapatos que pertenecieron a su hermano mayor.
Esa noche, Carly tuvo una pesadilla horrible. Al día siguiente Espika se
despertó.
-Que cansada estoy… ¡Pero si son las siete de la mañana, es demasiado
temprano! -se dijo.
Salió de la cabaña y encontró a Carly con una espada. Parecía que estaba
luchando con el zorro.
-Coge una espada -dijo el zorro.
Espika estaba sorprendida de que Carly tuviera una espada en sus manos.
-¿Por qué tenemos que entrenar? -pregunto Espika.
-Porque dentro de unos días tendréis que luchar contra la bruja y sus
guerreros –respondió el zorro.
Espika no sabía manejar una espada y cogió un arco con sus flechas.
Cuando los chicos se despertaron Jake cogió una espada y Mali prefería luchar
con sus puños. Al cabo de muchas horas de entrenamiento descansaron. La ropa
de los chicos estaba muy sucia y los elfos les hicieron una ropa nueva. Cenaron
una comida que olía a pies de gigante muerto, pero tenían tanta hambre que se lo
comieron todo.
Mali se dio un paseo antes de que amaneciera y se encontró con un castillo
muy feo. Tenía una puerta enorme y llena de mugre. Mali intentó abrirla pero la
cerradura era muy chica y volvió a la cabaña para dormir.
Carly le contó a Espika que la pesadilla de la noche anterior era que todos
habían muerto y que la bruja mataba a todo el mundo y explotaba La Tierra.
–Es horrible, pero tú tranquila que eso nunca va a pasar.
Lo más raro es que Carly volvió a tener la misma pesadilla esa noche.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 65


Por la mañana, en la cabaña de las chicas entro una elfa que se llamaba Mora y
les dijo que tenían que salir de la cabaña.
-¿Por qué? ¡Son las seis de la mañana! -dijeron a la vez.
-Vosotras, ¡seguidme!

Las chicas salieron de la cabaña y encontraron a los chicos, rodeados de


cientos de guerreros. Los cuatro amigos cogieron sus armas y empezaron a
luchar pero se confundían y, en vez de darle a los guerreros, le daban a los
árboles. Todos los guerreros se quedaron quietos como piedras y se echaron a
reír de ellos porque no sabían luchar. Mora les dijo que los guerreros solo eran
una prueba para comprobar si sabían luchar. Entonces el zorro les dijo que tenían
que seguir entrenando.

Ya eran las once de la noche y los chicos se durmieron en sus cabañas.


Cuando se despertó Mali, ya eran las dos de la tarde, la hora de comer. Los chicos
fueron a dar un paseo por el bosque. Cogieron sus armas por si se encontraban
con los guerreros. Al final se encontraron con millones de ellos y esos si eran
auténticos.
Los elfos y los animales del bosque les ayudaron a luchar porque eran
muchos. Al cabo de muchas horas de lucha no quedaba ningún guerrero más. Lo
más curioso es que la bruja no salió de su escondite.
Los chicos encontraron el castillo de la bruja. Mali les contó a los demás
que la cerradura era muy chica y no se podía abrir. Pero Espika recordó lo que le
dijo su abuelo; que esa llave (la que ella siempre llevaba) podría servirles algún
día. Entonces Espika metió la llave en la cerradura y la puerta se abrió lentamente.

Encontraron a la bruja sola en su trono. Los chicos estaban preparados


para luchar contra ella, pero la bruja como tenía magia les despistó, menos a
Espika. Ella, disimuladamente, cogió su arco y disparó. La bruja dolorida y
enfadada cogió una mota de polvo y se la tragó. Los chicos no sabían que estaba
haciendo y al final se murió. Al salir del castillo los chicos se encontraron con el
zorro muerto y no sabían cómo había podido morir. Carly suplicó al zorro que se
despertase pero no había manera.
Los chicos se fueron a las cabañas y Jake les contó todo de lo que había
pasado. Los elfos y los animales lloraron pero Mora no lloró. Mali y Espika miraron

66 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


fijamente al zorro y creyeron que estaba vivo.
-Os habéis equivocado, no está vivo sino muerto -dijo una ardilla.
Mora y los chicos enterraron al zorro y se fueron. A la hora de dormir, dos
elfos entraron en cada cabaña, cogieron una espada y se la clavaron a los chicos.

Cuando se despertaron se encontraron en sus casas. Espika pensó que era


un sueño y notó que al lado suyo había un animalito.

Celia Van Lith Herrera

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 67


LOS NIÑOS DESAPARECIDOS

En el año 1989, se encontraban cuatro chicos que se llamaban: Caro, Jorge,


Ana y Diego. A Caro le gustaba el deporte, sobre todo el baloncesto ya que era
alta, delgada y con un pelo castaño siempre alborotado. Su pasión eran los
animales, por eso tenía un perro como mascota. Para Jorge sin embargo, era el
fútbol su afición favorita, lo sabía todo sobre ese deporte aunque sus padres le
hicieran practicar el kárate. Era alto como Caro, pero moreno y con ojos claros. Al
contrario que a sus amigos, a Ana no le gustaba nada el deporte, lo suyo era el
baile y le encantaba disfrazarse de cualquier cosa. Su pelo era negro como sus
ojos y a pesar de ser la más pequeña del grupo era casi tan alta como los demás.
Diego, por el contrario, era más bien bajillo para su edad, siempre llevaba unas
gafas enormes y a pesar de que la natación se le daba bien en lo demás era muy
patoso.

Caro y Diego tenían la misma edad, diez años. Jorge tenía doce años y Ana
nueve, aunque parecía tener más edad. Vivían en un orfanato. Se querían portar
bien pero de todas maneras nadie los quería adoptar, entonces, con la rabia
(como todo el mundo), se enfadaban y se portaban mal. Siempre les pegaban a
los demás y cosas así, pero una vez a Diego se le ocurrió una idea:
-¿¡Por qué no nos escapamos!?
Todos a coro dijeron: -¡Si,vale!
Por la noche fueron hacia la salida pero estaban los guardias y no podían
salir.

68 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


-¡Vamos por la puerta de atrás! -dijo Caro.
Caminaron con cuidado y por poco los pillan, pero lo consiguieron, llegaron
a la puerta de atrás. Estaba destrozada. Jorge le pegó una patada tan fuerte que
el cerrojo se rompió y la puerta se abrió, todo iba bien hasta que su profesor que
estaba durmiendo se despertó y miró por la ventana. Vio a los cuatro chicos
corriendo hacía las afueras de la ciudad.

Corrieron y corrieron hasta que llegaron a un bosque donde había una casa
que estaba abandonada. Entraron y como no tenían casa se quedaron a vivir.
Todo iba bien hasta que la casa se despertó. Caro sabía que pasaba algo pero no
sabía el qué .
-Oye, ¿no creéis que pasa algo? -preguntó Caro.
-Sí, yo también lo creo -dijo Jorge.
Ana pensaba lo mismo. A Diego le estaba pasando algo, se giraron porque
se había abierto la puerta. Cuando volvieron a mirar, Diego ya no estaba, había
desaparecido. Caro, Ana y Jorge tenían miedo porque habían visto una sombra
que no era la de Diego.
Buscaron en el sótano donde vieron un cadáver y su espíritu sentado en él.
Jorge se hecho para atrás. Caro era valiente y le preguntó:
-¿Dónde está mi primo?

El espíritu estaba llorando. Ana era muy sentimental y fue a consolarla pero
el fantasma que estaba entre rejas se levantó y le dio a una palanca. Los tres
niños se fueron por una trampilla donde veían a su primo llorando y el fantasma
en un triciclo. El fantasma cunando los vio se acercó a ellos, y les dijo:
-No quiero haceros daño, solo quiero que os vayáis de mi casa .
Caro le preguntó: -¿Por qué no quieres que estemos aquí?
-Porque un día cuando yo estaba viva y era periodista, me desahuciaron
porque creían que estaba loca y pensaban que no podía llevar una casa. Pasó un
tiempo y me llevaron a un hospital y me pincharon con algo que me mató.
Caro le dijo al fantasma:
-Nosotros nos vamos si tú nos devuelves a Diego.
El fantasma, alegre, les devolvió a Diego pero les dijo:
-No le digáis a nadie que aquí hay un fantasma.

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 69


Cuando llegaron al orfanato, los cuatro chicos estaban llenos de heridas.
Allí los cuidaron hasta que un día por la noche, el fantasma fue hacía el orfanato.

Cuando llegó a la habitación de Diego, este estaba dormido pero el sonido


de la puerta lo despertó. El fantasma le dio un abrazó con todas sus fuerzas, pero
lo atravesaba. Luego se despidió y le dijo que le diera un buen beso a Caro, Jorge
y Ana por haberles hecho sufrir tanto y le dio un amuleto para que Caro tuviera
suerte en su siguiente aventura.

Carolina Vargas Rivas

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¿HOGAR OLVIDADO...?

Corría el año 2000, una chica paulistana llamada Miyami (más conocida
como Yami) planeaba un viaje para reencontrarse con unos viejos amigos de su
infancia, que no veía desde hacía unos veinte años, año arriba, año abajo. Era
joven, estaba cerca de cumplir los treinta y dos años; esbelta, con un elegante
pelo castaño y ojos marrones como la miel. No se puede decir que fuese pobre,
más bien era rica; pero, claro a ella no le gustaba presumir de su dinero, era
honrada y simpática. Yami estaba nerviosa por el viaje por dos cosas: una, porque
quería volver a ver a sus antiguos amigos y dos, porque era un viaje muy
peligroso, ya que tenía que atravesar la selva volando en un pequeño avión
pilotado por un piloto sin licencia.
Pasaron dos meses y llegó el día. Yami temblando, respiró, agarró su
maleta y dijo:
-Si no vuelvo, que mis pertenencias se las queden los más necesitados.
Hizo prometer a los allí presentes tal cosa. Y cedieron. Subió al avión,
agarró su colgante de la suerte, que se lo dio su difunta madre, y se sentó en un
polvoriento asiento al que le chirriaban los muelles al sentarse. Yami alzó la voz y
dijo:
-¿Y los cinturones?
-Los arrancaron cuando transporté a unos viejos amigos del siquiátrico
-respondió el piloto con una grave y ronca voz.
Yami, asustada, se agarró e intento relajarse. Despertó exaltada por las
turbulencias. Su corazón empezó a acelerarse, respiraba rápido, el piloto le dijo

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 71


que cogiera un paracaídas, que se agarrara bien y que respirara lentamente. Yami
se sentó bien, se colocó la mochila con su equipaje, agarró bien el paracaídas y
apretó muy fuerte los ojos. El avión dio un fuerte giro y se estrelló contra el pico de
una montaña y...¡¡boom!!!, explotó dejando sin vida al piloto y a Yami, cayendo en
paracaídas herida hasta dejarla inconsciente.
A la mañana siguiente Yami empezó a abrir los ojos. Veía sombras muy
borrosas y estaba algo mareada. Pestañeó dos veces, respiró suavemente y se
fue levantando poquito a poco. Dio un par de vueltas y encogió los hombros. No
sabía donde estaba ni qué hacía ahí. Anduvo unos metros entre los altos árboles,
que tenían una fragancia a flores tropicales que olían genial. Encontró el avión
hecho añicos y al piloto muerto; parecía que no quería abandonar su avión. Yami
dio un paso hacia atrás, se sentó y pensó: “¿Por qué me tenía que pasar esto a
mi? Yo no he hecho nada malo para que me pase esto".
Vio que se acercaba la noche y pensó que debía construirse un refugio.
Cogió algunos asientos del avión, que no estaban muy dañados por la explosión,
y algunas hojas de los plataneros para darse calor. Se tumbó y pensó que debía
descansar.
Al día siguiente, por la mañana temprano:
-¿Quién es esta?
-No lo sé.
Yami se despertó exaltada:
-¡¡¡Aaah!!! Espera, espera -dijo mientras se frotaba los ojos.
-¿Quienes sois?
-Yo Linyú, y él, Malén.
-Encantada.
Malén dijo:
-Vivimos en un pequeño poblado de por aquí cerca. Si vienes con nosotros
te curaremos la heridas que tienes, son como si..., ¡no sé!, son bastante raras,
nunca había visto a nadie con tantas heridas.
Yami se sentía con suerte porque, ¿a cuántas personas, que se salvan de
una explosión en un avión, que cae en medio de la selva, las encuentran un par
de chicos muy majos que le ofrecen su hospitalidad?
Linyú era aprendiz de "saocawa"; así es como se dice médico/a en su
lengua, que no sé muy bien cuál es. Le puso un par de hojas curativas que tenían
un tacto bastante rugoso, con un olor parecido al orégano, que le ayudarían a

72 CEIP José María del Campo. Curso 12-13


aguantar el camino hasta el poblado. Cuando llegaron, Yami fue atendida durante
unos meses por los aprendices del poblado, que le ayudaron a recuperarse en
esas circunstancias.
Dos meses después, le preguntaron si quería hacerse miembro del
poblado, y ella, que no tenía esperanzas de poder volver a su ciudad (Saô Pablo),
aceptó. Le dijeron que tenía que superar unas pruebas esenciales y hacerse
saocawa, y que estas pruebas eran muy duras, pero de todos modos les dijo que
sí.
-¡Comienza el mes de las pruebas! -gritó el jefe del poblado-. Primera
prueba: debe dejar que una cobra le inyecte veneno y ¡sobrevivir!
-Ten cuidado -añadió Linyú.
Yami dio unas vueltas y miró desafiante a la cobra, se sentó en el suelo
agitándose para los lados, para que la viese como un peligro, y rápidamente le
mordió inyectándole su veneno. Se encogió lentamente del dolor, pero tenía que
salvarse, así que cogió un cuchillo y se cortó la venas de la pierna (donde le había
mordido), para que no circulara el veneno hasta llegar al corazón y morir.
Después se cosió con hilo y aguja la herida y se puso unas hierbas curativas que
encontró a su lado.
-¡Prueba superada! -gritó el jefe.
Llegó la segunda prueba. Debía curar a un enfermo que sufría una picadura
de la mosca del sueño.
-Yami, ¿estás lista? -preguntó Malén.
-Sí, creo que sí.
Solo disponía de unos pocos minutos para hacerle despertar. Le puso una
planta que olía muy, muy fuerte, y despertó rápidamente. Pero todavía no había
terminado. Aún debía salvarlo. Machacó rápidamente unos frutos y algunas
especias y se los dio. Así le consiguió curar.
-Bien hecho, lo has curado -le dijo Linyú.
-Bueno lo he conseguido con mucho esfuerzo y disciplina.
-La tercera prueba consiste en correr 100 m. en 20 segundos, pero no te
creas que va a ser tan fácil, tendrás que esquivar muchos árboles. Será difícil
-afirmó el jefe del poblado.
¡Comenzó la carrera! Yami empezó a correr con todas sus fuerzas y ganas.
Esquivó un árbol, esquivó los otros y ¡llegó a la meta! ¡Y le habían sobrado seis
segundos! El jefe del poblado, muy orgulloso, le dijo a Yami que ya formaba parte

CEIP José María del Campo. Curso 12-13 73


del poblado y que había demostrado que era una gran saocawa.
-¡Enhorabuena!, lo has hecho genial. Bueno, si quieres, nos podrás ayudar a
partir de ahora a cazar y a cultivar.
- Sí, me encantaría. Bueno, ya soy una de vosotros -afirmó.
Pasaron los años y Yami seguía en el poblado. Cada noche recordaba Sao-
Pablo, su ciudad desde que era una niña, su familia,sus amigos, su gente... Todo
enterrado en el pasado. ¿Aún la recordarían?, o la habrían olvidado.
Yami estaba contenta en el poblado con su nueva vida, pero es que aún no
lo había superado del todo, ya que de ser una chica "rica", a ser alguien común
en un poblado perdido en medio de la nada...
Unas semanas después, llegó el tercer aniversario de su llegada al poblado
y Yami no se imaginaba lo que le iba a ocurrir. Le hicieron un ritual tradicional
alrededor del fuego, cantando y bailando danzas tradicionales. A las doce en
punto, un silencio interrumpió la noche y... un sonido extruendonso rompió el
silencio. ¡Era un helicóptero dispuesto ha llevar a Yami a su casa! Estaba
ilusionadísima así que se despidió de todos y subió al helicóptero, pero todos sus
amigos rompieron a llorar porque se iba uno de los suyos. Yami, al ver a sus
amigos, se tiró en paracaidas del helicóptero y dijo:
-Ya perdí mi hogar una vez y no volverá a suceder.

Andrea Yera Cobo

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