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Segundo cuatrimestre

TEORIA DE LOS RASGOS


GORDON
W.ALLPORT
PSIC. M. COATLICUE GONZÁLEZ MÁRQUEZ
GORDON W. ALLPORT
Según Allport, los rasgos de la
personalidad están influenciados por
nuestras experiencias de la infancia,
nuestro entorno actual y la interacción Cardinal
entre ambos.
Central
secundario
Creía que la personalidad
estaba compuesta por tres tipos
de rasgos:
Allport nunca negó que las variables inconscientes
e históricas pudieran jugar un papel relevante
como motivadoras de determinados
comportamientos, su trabajo siempre enfatizaría
las motivaciones conscientes y relacionadas con el
contexto actual.
Rasgos cardinales
Allport sugirió que los rasgos cardinales son raros y tienden a desarrollarse con el
paso de los años.
Cuando están presentes, los rasgos cardinales dan forma a la persona, al
sentido que tiene de sí misma, a su composición emocional, a sus actitudes y
a su comportamiento.
Esto tan así, que podemos llegar a identificarlas históricamente por ellos.

Algunas figuras históricas que habrían demostrado tener marcado un fuerte rasgo
cardinal habrían sido Abraham Lincoln por su honestidad, Marqués de Sade por el
sadismo y Juana de Arco por su heroico autoservicio.
Las personas con tales personalidades pueden llegar a ser tan conocidas por estos
rasgos que sus nombres a menudo están muy asociados a estas cualidades.
Rasgos centrales
Son las características generales que forman los fundamentos básicos de la
personalidad.
Estos rasgos centrales, aunque no son tan dominantes como los rasgos
cardinales, serían las principales características que se pueden utilizar para
describir a otra persona.
Hablamos de rasgos presentes e importantes, pero no absolutamente
dominantes.
Según la teoría de los rasgos de la personalidad de Allport, cada persona
tiene entre 5 y 10 rasgos centrales, y están presentes en diversos grados en
cada persona.
Estos incluyen rasgos comunes. tales como inteligente, tímido, honesto y
serían condicionantes principales en la mayoría de nuestros
comportamientos.
Rasgos secundarios
Son los rasgos que a veces se relacionan con actitudes o preferencias, es
decir, las disposiciones que son significativamente menos generalizadas y
menos relevantes. A menudo aparecen solo en ciertas situaciones o bajo
circunstancias específicas.

Por ejemplo, una persona cuyo rasgo cardinal es la asertividad, puede mostrar
signos de sumisión cuando la policía lo detiene de exceso de velocidad. Este es
solo un rasgo situacional que puede o no mostrarse para otros encuentros
interpersonales.

Según Allport, estos rasgos secundarios son difíciles de detectar porque son
estimulados por un rango más estrecho de estímulos equivalentes y emiten en
un rango más estrecho de respuestas equivalentes.
La teoría de los rasgos de la personalidad de Allport no se basa directamente
en la investigación empírica, y este es su mayor talón de Aquiles. De hecho,
publicó muy poca investigación para apoyar su teoría. Sin embargo, en su
primera publicación, junto a su hermano, el psicólogo social Floyd Allport,
examinó a 55 estudiantes universitarios varones basándose en sus rasgos
centrales. Después de la investigación, concluyeron que los rasgos eran
mensurables en la mayoría de los individuos. El objetivo principal de esta
prueba fue desarrollar una escala de medición de la personalidad.
Después Allport tuvo la iniciativa curiosa de analizar una serie de cartas de una
mujer llamada Jenny Gove Masterson, y solicitarle a 36 individuos que
caracterizaran a Jenny en función de los rasgos que eran capaces de identificar.

Allport concluyó que los rasgos no existen de manera independiente. Además,


en un momento dado los comportamientos que motivan los determinados
rasgos pueden llegar a entrar en conflicto, de manera que en jerarquía se
impondrá uno sobre otro.
Sin embargo, se considera a la investigación de Allport junto a
su teoría de los rasgos de la personalidad, obras pioneras en
el campo de la personalidad.
Él confió en datos estadísticos u objetivos, en lugar de en su
experiencia personal.
También hay ciertas críticas a la teoría de los rasgos de
personalidad de Allport, como, por ejemplo, que no aborda el
estado de una persona o la forma en la que puede
comportarse de manera temporal.
Allport define la personalidad como:
“la organización dinámica en el
interior del sujeto de los sistemas
psicofísicos que determina su conducta
y su pensamiento característicos.”
ESTRUCTURA DE LA PERSONALIDAD

Se define la personalidad como “la organización de rasgos que definen


al sujeto”.

El rasgo como unidad de análisis

Allport conceptualiza el rasgo como: sistema neuropsíquico


generalizado y focalizado con capacidad para convertir muchos
estímulos en funcionalmente equivalentes y de iniciar y guiar formas
coherentes de comportamiento adaptativo y expresivo.
Como “sistema
Como “disposición de Como explicativo de
neuropsíquico”:
conducta”: el rasgo “patrones coherentes de
sistema hace expresa tendencias de conducta”: Inferimos la
referencia a las comportamiento, presencia de un rasgo
interrelaciones adaptativo y sobre todo, cuando observamos la
existentes entre un expresivo. Pero estas repetición de conductas que
conjunto de tendencias sólo se poseen el mismo valor
elementos, en este traducen en conducta adaptativo para el sujeto
caso, los procesos y efectiva cuando se dan, al (equivalencia de respuestas)
funciones psicológicas mismo tiempo, las y que tales patrones
y el sustrato físico y circunstancias coherentes de conducta se
biológico apropiadas; luego el desarrollan en situaciones
rasgo no es la única funcionalmente equivalentes
correspondiente.
fuerza determinante del (son percibidas y valoradas
comportamiento. de la misma manera)

Hay que entender el rasgo como “predisposición generalizada de conducta”,


diferenciándose de otras tendencias más específicas como el habito y la actitud.
Integración de la personalidad: el concepto de sí mismo

Allport emplea el concepto de “propium” para dar cuenta de la integración de las características que
definen a un sujeto.

El concepto de “propium” se refiere a la percepción que el sujeto tiene de sí mismo ( lo que soy, lo que debo
ser y lo que quiero ser).

Al proceso de diferenciación personal que implica el “propium”, contribuyen:


La percepción de la realidad corporal
La identidad
La autoestima: el “ser capaz”
La extensión de Yo: amplitud de intereses que diferencian al adulto del niño.
Imagen de sí mismo: valoración de uno mismo a partir del contraste entre la propia conducta y la
valoración que los demás hacen de ella.
La racionalidad: la percepción de si mismo como solucionador de problemas.
El sí mismo intencional: la focalización de la conducta en unos objetivos
EXPLICACIÓN DE LA CONDUCTA

La conducta depende de 4 condiciones:


1. Características persistentes de la personalidad
2. Defensas y modos de disimulación usado por el sujeto.
3. Modo en que percibe la situación presente y relación de esta
situación con él.
4. Qué requiere de él la tarea del momento y qué puede
esperarse de él respecto a esta tarea.
Las dos primeras son producto de la personalidad
las dos segundas de la situación.
¿ Cómo se mueven las características que definen la personalidad
para dar lugar a conductas específicas ?

Principio de autonomía funcional de los motivos: la autonomía


funcional se refiere a todo sistema de motivación adquirido, en el
que las tensiones implicadas no son del mismo tipo que las
tensiones antecedentes, a partir de las cuales se desarrolló el
sistema adquirido.
La conducta, en sí misma, puede ser fuente motivacional en dos
sentidos:

La conducta, que en momento dado fue instrumental, vía de


satisfacción de algunos motivos, puede llegar a convertirse, en el
curso del desarrollo, en fuerza motivacional en sí misma.

La conducta que se está considerando pudo tener un origen, una


base motivacional determinada, pero lo que interesa conocer son
las razones que en ese momento siguen siendo relevantes para
entender la conducta en cuestión.
En qué medida en la determinación de la conducta hay que
contar con factores externos al sujeto ?

Hay que considerar el papel de la situación.


La conducta es el fruto del ejercicio conjunto de factores
de personalidad y de situación.
La situación es más importante cuando los deberes, las
tareas y las funciones están rígidamente prescritos.
Los determinantes personales son más importantes
cuando la tarea es más libre y menos estructurada.
En terapia las consideraciones más destacadas a trabajar de
Allport son:
1. Énfasis en la individualidad
2. Explicación de la conducta teniendo en cuenta factores
personales y situacionales (pero concediendo más
importancia a los personales conscientes)
3. El uso de estrategia idiográfica
4. La reinterpretación del concepto de sí mismo como marco
conceptual desde el que interpretar la conducta individual.

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