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Las funciones de la percepción

Advertencia: esta lección atenta contra algunas nociones intuitivas. Dependiendo de cuánto
te guste ahondar en las consecuencias filosóficas de tus ideas, puede generarte cierta
incomodidad. Estás avisado/a.

Un breve repaso
Volvamos una vez más sobre el ejemplo de una persona percibiendo visualmente a su
mascota. Viendo la figura (abajo) podemos identificar: a) el perro, que es el estímulo en el
ambiente; b) la persona, que es quien percibe; y c) el percepto que tiene la persona, que es
la experiencia de estar viendo al perro:

Partiendo de analizar lo que


sucede en las ilusiones visuales,
concluimos que la percepción
no nos muestra una versión
auténtica del entorno, sino su
propia versión. Aun más,
dijimos que, aunque no sean
exactamente lo mismo, percibir
y alucinar presentan algún
parentesco, al menos para
quien las experimenta en primera persona. Dicho en abstracto, puede que esto te haga
algún ruido. Pero pasémoslo ahora a nuestro ejemplo mascotil y verás que te hace aún más
ruido: si la percepción no muestra una copia fiel (verdadera) del ambiente, entonces nada
lo que la persona del ejemplo experimenta sobre el aspecto de su mascota: la forma del
perro, su tamaño, el brillo en sus ojos, la textura y color de su pelo, etc., nada de eso está
ahí afuera. Ninguna de esas propiedades sería inherente a la mascota real, sino que serían
la mascota “versionada” (como diría un músico) por la percepción de la persona. Y así, lo
más común del mundo se convierte en algo fuera de lo común.

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Los sueños, sueños son
La vida es sueño es una obra teatral del español Pedro Calderón de la Barca estrenada en
1635. La obra relata el conflicto de Segismundo, un hombre que, por las cuestionables
acciones de su padre, duda constantemente, entre otras cosas, si está despierto o está
soñando1.

El sueño (Rousseau) 1910. La obra del pintor francés se caracteriza por su intención tanto “realista” como “onírica”.

Parecido a Segismundo, si vienes siguiendo la lógica de nuestro argumento, podrías


preguntarte: si todo lo que percibo, sin excepción, es un producto de mi percepción, ¿no
termina siendo todo un invento de mi mente? ¿Dónde está la diferencia entre percibir,
soñar y pensar?

Esta es una pregunta válida que debemos responder para:

a. Explicar cómo puede estudiarse la percepción.

b. No caer en una postura filosófica llamada “solipsismo”. El solipsismo asume que


cada persona puede solamente estar segura de su propia existencia, de nada más.
Esta postura puede llevarnos a una trampa, porque pone en duda cualquier criterio
de validación del conocimiento (excepto el propio criterio). El solipsismo insta
también a comportamientos cuestionables desde todo sentido común, como seguir

1
Si el teatro barroco español no es lo tuyo, puedes pensar en la película de ciencia ficción Matrix (1999),
escrita y dirigida por los ex hermanos (ahora, hermanas) Wachowski. El dilema del personaje principal, Neo,
al comienzo de la película no es tan distinto al de Segismundo.

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caminando a pesar de ver un auto que se nos acerca porque “como se trata de una
creación de mi mente, no puedo estar seguro de su existencia”.

Para responder, seguiremos aquí los planteos del psicólogo cognitivo Donald Hoffman, de
la Universidad de California2. Hoffman lleva décadas estudiando la visión, interesándose por
fenómenos como la consciencia y la evolución de la percepción. En primer lugar,
asumiremos que la percepción sigue reglas. En otros términos, afirmar que la percepción
crea nuestra experiencia del ambiente no equivale a decir que es un proceso azaroso o
caprichoso, completamente diferente de una persona a otra. Por el contrario, es el
resultado de la aplicación sistemática de reglas o principios. De hecho, uno de los grandes
intereses teóricos de la psicología de la percepción es identificar y describir esos principios
de funcionamiento.

A su vez, evitaremos el solipsismo al reconocer que, si bien nuestra experiencia perceptiva


“crea” su producto, nos permite sobrevivir (es decir, la percepción es una construcción que
mantiene un vínculo con el ambiente que nos rodea ya que nos permite tener un efecto en
el ambiente).

¿Cómo puede la percepción escondernos la realidad, pero mantener un vínculo con ella?
Recordemos el resultado del proceso perceptivo.

Como ya hemos visto, el


proceso tiene dos resultados:
la experiencia consciente de
estar viendo un estímulo y los
movimientos que realizamos
para interactuar con ese
estímulo. Podemos, así,
pensar que la percepción
tiene dos funciones:

 Generarnos una experiencia perceptiva, consciente y subjetiva.


 Permitirnos interactuar con lo que nos rodea.

2
Hoffman, D.D. (2000). Inteligencia visual. Cómo creamos lo que vemos. Paidós
Hoffman, D.D. (2019). The case against reality: how evolution hid the truth from our eyes. Penguin.

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Si la percepción fuese solo una experiencia subjetiva, pues entonces todo sería un invento:
nada de lo que experimentamos estaría realmente ahí. Parecido a Segismundo, no
podríamos diferenciar percibir de soñar ni de imaginar. Como la percepción también es
acción (con consecuencias) en el ambiente, la percepción se “separa” del sueño y la
imaginación para convertirse en una capacidad que no se queda mirando su ombligo, sino
que nos vincula con lo que nos rodea.

Íconos en una pantalla


Para dejar más clara la relación entre estas dos funciones, recurramos a una metáfora,
propuesta por Hoffman, llamada “la metáfora de los íconos”3. Según esta metáfora, la
percepción se parece a una interface que nos muestra íconos en una pantalla (como en una
pantalla de celular o en una PC). Los íconos son imágenes simples que nos permiten,
cliqueando sobre ellos, obtener algún resultado (abrir un programa, enviar un mensaje,
descargar un archivo, etc.). Esto es posible porque los íconos son más que meras imágenes:
aunque no se ve, los íconos están vinculados a un conjunto de instrucciones que permiten,
al interactuar con los íconos, obtener algún resultado. La metáfora plantea que la interface
con íconos hace algo similar a nuestra percepción: así como la interface está diseñada para
esconder la complejidad de los programas mientras permite a los usuarios interactuar con
esos programas (mediante los íconos), nuestra percepción escondería la compleja realidad
del ambiente al tiempo que nos permite movernos e interactuar con este (mediante
nuestras experiencias conscientes del ambiente). En el caso de los programas, los íconos
son diseñados por el hombre. ¿Quién diseñó la interface de la percepción? La evolución, a
lo largo de millones de años. Así, cada especie contaría con su propia “interface” perceptiva,
es decir, su propia versión del ambiente, en función de lo que resulte más adaptativo, lo
que aumente las chances de supervivencia de esa especie. De este modo, es fundamental
tener siempre presente las dos funciones de la percepción. La percepción nos muestra el
mundo (al menos, una versión de este), pero también no permite interactuar con ese
mundo.

Veámoslo con un ejemplo concreto4. La mayoría de los seres humanos podemos ver una
buena cantidad de colores en el ambiente. Nuestros parientes más cercanos dentro de los

3
Una metáfora es una manera de expresar algo mediante otra cosa. Por ejemplo, decir, “esos luceros” en
lugar de decir “esos ojos” es usar una metáfora. Las metáforas se apoyan en una comparación: se asume que
una cosa se parece a otra y eso justifica la metáfora.
4
Ejemplo adaptado de: Bressan, P. (2008). Los colores de la luna. Ariel (fecha de publicación original: 2007).

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primates (chimpancés, orangutanes y gorilas) también ven la misma cantidad de colores.
Sin embargo, la mayoría de los mamíferos (los perros, gatos y todos los monos de América
y Asia, por ejemplo) ven menos colores que los humanos y nuestros parientes más cercanos.
Entonces, ¿por qué nuestra percepción nos muestra más colores en comparación con otros
mamíferos? La explicación más aceptada es que un antepasado del hombre presentó una
mutación genética en los receptores de luz de sus ojos y esto le dio más sensibilidad al color.
Esa mayor sensibilidad tuvo una consecuencia concreta: permitió a ese antepasado
encontrar alimento más fácilmente y, por lo tanto, las generaciones con esa mutación (de
las cuales descendemos humanos, chimpancés, orangutanes y gorilas) tuvieron más
chances de sobrevivir. Como ves, la percepción nos muestra la versión del ambiente que
resulta más adaptativa para que interactuemos con ese ambiente.

Ahora hablemos de las ilusiones y las alucinaciones. En términos de la experiencia sentida


y consciente del ambiente, no hay diferencia entre percepción normal, ilusión y alucinación
(todo se experimenta igual). No obstante, en términos de la posibilidad de interactuar con
el ambiente, hay una diferencia importante: los efectos son adaptativos en la percepción
normal y no-adaptativos en las ilusiones y alucinaciones.

Volvamos una vez más al ejemplo


con el que iniciamos, pero
atendiendo ahora a lo que
acabamos de decir. En primer lugar,
vemos que el estímulo en el
ambiente (la mascota) ha sido
reemplazado por un signo de
interrogación. Esto es porque
asumimos que la percepción no nos
está mostrando el mundo tal cual (y desconocemos su verdadera esencia). La experiencia
de estar percibiendo algo sigue estando representada por el círculo en la cabeza de la
persona, que continúa incluyendo todas las propiedades percibidas: tamaño, forma,
textura, color, etc. La interacción con el ambiente no está representada en la figura.
Ocurriría, por ejemplo, cuando la persona quiere acariciar a su mascota y su percepción le
permite realizar las acciones y movimientos necesarios para lograrlo, esfumando así
cualquier cuestionamiento sobre su “realismo”.

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Comentario final: si nunca te interesaron los planteos filosófico-existenciales, puede que te
estés preguntando cómo llegamos a este punto. La respuesta es que reflexionar sobre la
naturaleza de la percepción es un tema obligado en cualquier curso sobre esta temática.
Esta reflexión provee un punto de partida y ayuda a entender mejor lo que veremos en los
próximos módulos. Pero no te preocupes, dejaremos la actitud filosófica en segundo plano.

Repaso
 Revisando el ejemplo presentado en la lección 3, nos preguntamos acerca de las
consecuencias de asumir que la percepción crea el mundo que experimentamos.

 Vimos argumentos que nos permiten continuar asumiendo a la percepción como un


acto constructivo sin que pierda su capacidad para ponernos en relación con el
ambiente.

 Relacionamos esos argumentos con las dos funciones perceptivas principales:


mostrarnos el ambiente y permitirnos interactuar con él.

Después de leer este material, deberías poder…


 Explicar qué consecuencias tiene afirmar que la percepción no nos muestra el
ambiente tal cual es.

 Explicar la metáfora de los íconos de Donald Hoffman.

 Diferenciar las dos funciones de la percepción.

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