Está en la página 1de 43

1

DOCTRINA DEL ESPÍRITU SANTO

INTRODUCCIÓN: Históricamente, los seguidores de Jesús siempre han creído en la


Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Pero en la práctica, un miembro de la Trinidad es
una persona olvidada. El olvido es la Persona del Espíritu Santo. En gran parte del mundo
cristiano, la Persona del Espíritu de Dios ha sido ignorada, descuidada y olvidada.

Dwight L. Moody dijo una vez: "Es cierto que hemos oído hablar del Espíritu Santo, y que
hemos leído de él, pero tenemos poco conocimiento personal de sus atributos y su
relación con nosotros."

Martyn Lloyd-Jones: “Todos estaríamos de acuerdo en que desestimar o pasar por alto la
doctrina del Padre sería terrible. Todos estaríamos de acuerdo en que también es terrible
pasar por alto la doctrina y la verdad concerniente al Hijo eterno ¿Nos percatamos
siempre de que es igualmente pecaminoso desestimar o pasar por alto la doctrina del
Espíritu Santo?”

I. IMPORTANCIA DEL ESTUDIO

¿Por qué dedicar tiempo al estudio de la persona y obra del Espíritu Santo?

a. Porque la Biblia lo enseña. En el Nuevo Testamento hay cerca de 300 referencias


al Espíritu Santo y a su ministerio.
b. Porque la obra del Espíritu Santo está directamente relacionada con la
experiencia (vida) cristiana. Sin la obra del Espíritu no hay nuevo nacimiento
(Juan 3:8) “El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a
dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” ,
santificación, fructificación,
instrucción, dirección, capacitación, iluminación, oración, ni garantías de
salvación para el cristiano.
c. Porque el entendimiento de la obra del Espíritu Santo nos ayuda en la
comprensión de la obra del Señor Jesucristo y el alcance de su humillación. El
Señor Jesús vivió su vida sobre la tierra en dependencia al poder del Espíritu.
d. Porque la fiabilidad de la Biblia no sería una realidad sin la labor del Espíritu
Santo. Al Espíritu debemos la revelación, la inspiración, la preservación y la
iluminación de las Escrituras.
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 P. 1:21).
e. Porque sin dependencia de la asistencia del Espíritu Santo el evangelismo sería
un fracaso. Es él quien convence al mundo de la realidad del evangelio.
f. Porque hay mucha ignorancia acerca de esta enseñanza bíblica. Por un lado,
muchos de los que constantemente hablan del Espíritu entienden poco de lo que
la Biblia dice acerca de él. Por otro lado, los que casi nunca hablan del Espíritu,
2

tienen grandes dudas acerca de lo que realmente es. Por todos lados hay mucha
confusión.

II. LA PERSONALIDAD DEL ESPÍRITU SANTO

A. EL ESPÍRITU SANTO ES UNA PERSONA. Uno de los rasgos distintivos del cristiano
es creer en el Espíritu Santo como persona. A través de los siglos muchos han
negado la enseñanza bíblica de la personalidad del Espíritu. Arrio (256-336 d. C.)
llamaba al Espíritu “la energía desplegada de Dios”. Muchas sectas en nuestros
días se hacen eco de esta mentira, diciendo que el Espíritu Santo es una fuerza
impersonal, como por ejemplo la electricidad.

R.C. Sproul dice lo siguiente: La noche que se convirtió mi esposa exclamó:


“Ahora sé quién es el Espíritu Santo”. Hasta ese momento ella había pensado en
el Espíritu Santo como “algo” y no como “alguien”.

¿Cómo sabemos que el Espíritu Santo es una persona y no una energía


impersonal?

1. EL ESPÍRITU SANTO TIENE LOS ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD. Se le


atribuye:

a. Intelecto. “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios (1
Co. 2:10, 11). Pablo atribuye conocimiento al Espíritu Santo, y el
conocimiento lo tiene una persona, pero no una influencia o poder. Is.
11:2; Ef. 1:17; Ro. 8:27; 1 Co. 2:13 7
b. Emociones o sensibilidad. Efesios 4:30 da por sentado que el Espíritu
puede contristarse (entristecerse) porque nos manda: “Y no contristéis al
Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención”. En Ro. 15:30 Pablo invoca “el amor del Espíritu” para hacer
una exhortación.
c. Voluntad. Leemos que cuando Pablo, Silas y Timoteo querían ir a Bitinia, el
Espíritu no se lo permitió.
“Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el
Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia,
intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió” (Hech. 16:6-7).

Pablo nos dice que el Espíritu dio muchos dones a los cristianos, repartiendo a cada
uno en particular, como él quiere. “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
3

Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Co. 12:11).


¿Pastores graduados…?

2. EL ESPÍRITU SANTO REALIZA ACTOS CORRESPONDIENTES A LA


PERSONALIDAD. Se atribuyen al Espíritu Santo acciones que no podrían
atribuirse a una mera cosa, influencia, emanación o fuerza activa.

a. Enseña. “Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en


mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os
he dicho” (Jn. 14:26).
b. Testifica. “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del
Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio
acerca de mí” (Jn. 15:26). “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro
espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16).
c. Guía. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios” (Ro. 8:14).
d. Convence. “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque
si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo
enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y
de juicio” (Jn. 16:7-8).
e. Manda y dirige a los hombres. “Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y
júntate a ese carro” (Hch. 8:29).
f. Realiza milagros. “Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató
a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino” (Hch. 8:39).
g. Escoge para servicios especiales. “Ministrando éstos al Señor, y ayunando,
dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los
he llamado” Hch. 13:2).
h. Envía para el servicio cristiano. “Ellos, entonces, enviados por el Espíritu
Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre” (Hch. 13:4).
i. Intercede. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26).

¿Pueden ser estas acciones realizadas por un algo impersonal? ¡NO! Tienen que ser
realizadas justamente por un ser personal y ese ser es el ESPÍRITU SANTO.

Una iglesia viva es aquella que escucha la voz del Espíritu Santo. La iglesia muerta es
la que se desentiende de lo que el Espíritu comunica. “El que tiene oídos oiga la que
el Espíritu dice a las iglesias” (Ap. 2:7, 11, 17,29; 3:6, 13,22).
4

3. EL ESPÍRITU SANTO RECIBE TRATAMIENTO PERSONAL. El Espíritu Santo es


objeto de ciertos actos que resultarían incongruentes, si no poseyese una
verdadera personalidad. Al Espíritu Santo se le puede:

a. Obedecer. “Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He


aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir
con ellos, porque yo los he enviado. Entonces Pedro, descendiendo a donde
estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo
soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?” (Hch. 10:19-
21)
b. Mentir. Y dijo Pedro: “Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que
mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” (Hch.
5:3)
c. Resistir. “¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros
resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también
vosotros” (Hch. 7:51)
d. Contristar. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención” (Ef. 4:30)
e. Blasfemar. “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a
los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada”
(Mt. 12:31)
f. Menospreciar (injuriar). “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el
que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en
la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (He. 10:29)

4. EL ESPÍRITU SANTO MANTIENE RELACIONES PERSONALES. Si el Espíritu Santo


tiene personalidad, sería natural que estuviese relacionado con otras personas,
como persona independiente e identificable. Veamos algunos ejemplos:
a. Con los Apóstoles. “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros,
no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias” (Hch. 15:28).
La relación que tiene con los apóstoles es la de una persona. Al mismo
tiempo se distingue de ellos como persona independiente. Si fuera una
influencia o una fuerza, sería antinatural asociarlo con los apóstoles.
b. Con el Señor Jesucristo. “El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo
hará saber” (Jn. 16:14).
c. Con el Padre y el Hijo. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo” (Mt. 28:19). “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (2 Co. 13:14).
Aquí podemos observar que el Espíritu Santo está relacionado con las otras
5

dos personas de la Trinidad, de modo tal que se desprende que tiene


personalidad propia.

III. LA DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO

La Palabra de Dios revela que el Espíritu Santo tiene personalidad no una cosa, una
fuerza impersonal. Lo llamamos “él” en lugar de “eso”. Al mismo tiempo, la Biblia
revela también que el Espíritu Santo es una persona divina.

A. EL ESPÍRITU SANTO ES UNA PERSONA DIVINA. ¿Cómo sabemos que el Espíritu


Santo es Dios?

1. AL ESPÍRITU SANTO SE LE DA EL NOMBRE DE DIOS. En el Nuevo Testamento,


Pedro acusa a Ananías de haber mentido al Espíritu Santo, y declara que eso es
mentir contra Dios: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón
para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?
Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por
qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hch.
5:3-4).
Una mentira dirigida al Espíritu Santo es una mentira dirigida a Dios mismo
(algunos dicen que mentir es cultural).

Del mismo modo, en 2 Co. 3:17 se dice del Espíritu que es el Señor, nombre que
es claramente el título de Jehová: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el
Espíritu del Señor, allí hay libertad”.

En Isaías 6:9 Dios habla y dice: “Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no
entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis”. El apóstol Pablo cita este texto
en Hechos 28:25 y lo presenta diciendo: “Bien habló el Espíritu Santo por medio
del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo, y diles: De oído
oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis”.

En 1 Co. 3:16 Pablo dice que somos templo de Dios: “¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

Y en 2 Co. 6:16 “Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo”.
B. LOS ATRIBUTOS DEL ESPÍRITU SANTO REVELAN SU NATURALEZA DIVINA. ¿Qué
es un atributo? Un atributo es una cualidad o característica inherente (que está
inseparablemente unido) al ser. Los atributos de Dios son aquellas cualidades o
6

características que le son propias. La Biblia, naturalmente, relaciona muchos


atributos con el Espíritu Santo.

1. El Espíritu Santo es Omnisciente.  “El Espíritu todo lo escudriña, aun lo


profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre,
sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las
cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1 Co. 2:10-11).

Vemos aquí que el Espíritu Santo posee un atributo de Dios. La


omnisciencia es una marca de la Deidad, no de las criaturas. Hay
profundidades en el Ser del Dios infinito y eterno que <<son de Dios>> sin
ser tema de revelación.

2. El Espíritu Santo es Omnipresente. El salmista pregunta retóricamente


(que no esperas respuesta). “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde
huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol
hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás” (Sal. 139:7-8).

La presencia del Espíritu se identifica con la presencia de Dios. Donde está


el Espíritu, allí está Dios. El Espíritu Santo está en todas partes. (¿Qué
lugares frecuentamos…?)

3. El Espíritu Santo es Omnipotente. Cuando pensamos en la obra de la


creación, normalmente lo hacemos teniendo en mente la actividad de Dios
Padre y del Hijo. Del mismo modo la Biblia incluye al Espíritu Santo en la
obra de creación. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra
estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,
y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Gn. 1:1-2).

Otros pasajes que nos hablan de la actividad del Espíritu en la creación, o se


alude a ella son:

(Sal. 104:27-30) “Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su
tiempo. Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien. Escondes tu
rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo.
Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra”.
Observamos como el Espíritu Santo es también la fuente de la vida de las
plantas y los animales.
7

Job ve al Espíritu Santo como al Autor de su vida: “El Espíritu de Dios (que
participa en la creación del hombre) me hizo, Y el soplo del Omnipotente me
dio vida” (Job. 33:4).

Él es la fuente de poder para la concepción de Jesús en la matriz de María


La palabra encarnación significa el acto por el cual la segunda Persona de la
Trinidad, sin dejar de ser Dios, “fue hecho carne y habitó entre nosotros”
(Jn. 1:14) Este acto lo realizó el Espíritu Santo de forma milagrosa en el
vientre de la Virgen María (He. 10:5; 2:14, 16; Mt. 1:18-20; Lc.1:35).
“Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que
nacerá, será llamado Hijo de Dios” (Lc. 1:35).

C. OTROS ARGUMENTOS QUE REVELAN LA DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO.

1. Se afirma que el Espíritu es la verdad. "Y el Espíritu es el que da


testimonio; porque el Espíritu es la verdad" (1 Jn. 5:6b).

El Señor Jesús hizo la misma afirmación en Juan 14:6 Jesús le dijo: “Yo


soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Si la segunda persona de la Trinidad es Divina, también lo es el Espíritu
Santo.

2. El Espíritu recibe el nombre de Espíritu Santo (Lc. 11:13) “Pues si


vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se
lo pidan?”.

Mientras que el hombre puede poseer una santidad relativa, la


santidad absoluta pertenece a Dios; y desde que al Espíritu se le
atribuye santidad en su mismo nombre, se desprende que esto
constituye indicación de su deidad.

3. Se afirma que el Espíritu es dador de vida. (Ro. 8:2,11) “Porque la ley


del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte.; 11 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a
Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús
8

vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora


en vosotros”. Solamente la deidad puede impartir vida.

Vemos por lo tanto, que el Espíritu Santo posee atributos que


pertenecen a Dios, lo cual sólo es posible si él mismo forma parte de la
deidad.

D. ACCIONES DEL ESPÍRITU SANTO. Muchas de las obras del Espíritu Santo
son las que solamente Dios mismo puede realizar. En consecuencia, tales
actos constituyen demostraciones de la Deidad del Espíritu.

1. La obra de convencer. "Y cuando él venga, convencerá al mundo de


pecado, de justicia y de juicio" (Jn. 16:8).

Nadie puede salvarse sin la obra regeneradora y de convencimiento


del Espíritu Santo. La Biblia revela que por naturaleza todas las
personas son rebeldes a Dios y hostiles a Jesucristo. Están muertos en
[sus] delitos y pecados” (Ef. 2:1), son “por naturaleza hijos de ira”
(v.3).

Tienen el “entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por


la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales
después perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para
cometer con avidez toda clase de impureza” (Ef. 4:18-19).

Son enemigos en [su] mente, [hacen] malas obras” (Col. 1:21); están
cegados por Satanás de modo que no pueden entender la verdad
espiritual (2 Co. 4:4; cp. Lc. 8:5, 12).

Están indefensos en esa condición, son incapaces de creer la verdad e


incluso son culpables de suprimirla (Ro. 1:18-32).

El ministerio del Espíritu Santo es penetrar en esos corazones y vencer


la resistencia de los pecadores al Evangelio y llevarlos, por medio de la
fe salvadora en el Señor Jesucristo a la comunión con Dios. Hasta
llegar a exclamar como Job: “…me aborrezco, y me arrepiento en
polvo y en ceniza” (Job. 42:6).
9

En Juan 6:44 Jesús declaró: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que
me envió no le trajere”.

2. La obra de regenerar. "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que


es nacido del Espíritu, espíritu es" (Jn. 3:6).

(El diccionario define la “regeneración” como ser formado o creado de


nuevo. En términos espirituales, de acuerdo con la Biblia, la
regeneración es un nuevo nacimiento interior que procede de lo alto).

Tal como la naturaleza humana solo puede engendrar naturaleza


humana, así también solo el Espíritu Santo puede efectuar la
transformación espiritual. Solo el Espíritu Santo puede producir el
nacimiento espiritual requerido para entrar en el reino de Dios. La
regeneración es completamente una obra suya, sin ayuda de esfuerzo
humano alguno (cp. Ro. 3:25).

3.  La obra de consolar. "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,


para que esté con vosotros para siempre" (Jn.14:16).

Consolador, significa literalmente, “alguien llamado a estar a tu lado


para ayudar” y tiene la connotación de un ayudador, consolador,
exhortador, intercesor, alentador y abogado (defensor).

4. La obra de interceder. "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en


nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles" (Ro. 8:26).

Pablo presenta aquí al Espíritu Santo intercediendo por nosotros. El


Señor Jesucristo está a la diestra del Padre intercediendo por nosotros
también. El Espíritu Santo es el paracleto o abogado que media por
nosotros aquí en la tierra (Jn. 16:7) y el Señor Jesucristo es el
paracleto o abogado que media por nosotros en la presencia del
Padre (1 Jn. 2:1).
10

“Con gemidos indecibles”. Para estos gemidos indecibles no hay


expresiones humanas adecuadas para explicarlos.

5. La obra de santificar (o de apartar). "Pero nosotros debemos dar


siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el
Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación,
mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad" (2 Ts.
2:13).

Santificación es la obra soberana del Espíritu Santo que separa a los


creyentes del pecado y los une a la justicia (c.p. Ro. 15:16; 1 Co. 6:9-11
(leer); 1 P. 1:2). Este milagro comienza con la salvación e incluye la
transformación total, de forma tal que el creyente nace de nuevo (Jn.
3:3-8) y se convierte en una nueva criatura (2 Co. 5:17; gá. 6:15).

Quienes hemos sido apartados del pecado para Dios es la de llevar


vidas de santificación progresiva, de santidad creciente hacia la
semejanza de Cristo (Jn. 17:17; Ro. 6:1-22; 2 Co. 3:18; Gá. 5:16-25; Fil.
3:12; Col. 3:9-20; 1 Ts. 4:3-4; 5:23; 1 P. 1:14-16; 1 Jn. 3:4-10).

E. EL ESPÍRITU SANTO MANTIENE ASOCIACIONES DIVINAS.


1. Con Jehová - Hch. 28:25 con Is. 6:1-3; He. 10:15-17 con Jr. 31:31-34
2. Con Dios - Mt. 12:31, 32
3. Con el Padre y con el Hijo, Mt. 28:19; 2 Co. 13:14; Ef. 3:16; 1 P. 1:2; Ef.
2:22; 1 Co. 12:4; Ef. 3:4; 4:4.
4. Se dice que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, Jn. 15:25;
Gá. 4:6; Ro. 8:9; Jn. 16:7

CONCLUSIÓN: Hemos visto que la Biblia atribuye deidad al Espíritu Santo. El Espíritu
Santo es una persona. El Espíritu Santo es Dios. Es: Omnipresente, Omnisciente,
Omnipotente y Eterno. Vemos así que el Espíritu Santo posee atributos que
pertenecen a Dios, lo cual sólo es posible si él mismo forma parte de la deidad.
11

EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO


(Hechos 1:5; 2:1-13)

INTRODUCCIÓN: El nuevo nacimiento del creyente, su seguridad al ser sellado por el


Espíritu Santo de la promesa, el disfrute de la vida abundante, la plena comunión con el
Padre, sus dones y capacidad de servicio en los variados ministerios, su lugar en el cuerpo
de Cristo, que es la Iglesia del Dios vivo es el resultado de haber sido bautizado por el
Señor con el Espíritu Santo.

La Iglesia que el Señor está edificando sobre La Roca de los siglos, que es Su Persona
(Deut. 32:3-5), nace en Pentecostés con el cumplimiento de la promesa del Padre dada
por el Señor mismo. Nadie puede ser hijo de Dios, si no es engendrado por Dios mismo
(Juan 1:12 y 13). Ni puede llamar a Dios, Padre, si no es por su Espíritu, del cual "bebió"
en el mismo instante en que fue incorporado a la Iglesia. (1* Cor. 12:12 y 13).

I. EL USO DE LOS TÉRMINOS “BAUTISMO”.


En todos los casos expresa la idea de sumergir, cubrir, ya sea en agua o algún
preparado para teñir (Apoc. 19:13). "Ropa teñida en sangre", en gr. es "bapto", de
donde tiene su raíz el término "baptizo" que describe el acto de sumergir.

A. BAUTISMO en el N. Testamento es usado para describir la acción de ser


sumergidos en:
1. AGUA PARA ARREPENTIMIENTO: Mat. 3:6 y 11. Habiendo escuchado
el mensaje de Juan, se bautizaban confesando sus pecados.
Preparándoles el camino para el encuentro con el Señor Jesucristo: "El
reino de los cielos se ha acercado" y "Toda carne verá la salvación de
Jehová", "De Dios" (Lucas 3:4 a 6).
2. EN ESPÍRITU SANTO: Lucas 3:16; Juan 1:33; Marcos 1:8 y Mateo 3:11.
En los cuatro evangelios queda claramente establecido que quien
tiene la facultad, el derecho de bautizar con o en Espíritu Santo, es el
Señor Jesucristo.
3. EN FUEGO: (Mat. 3:11 y Luc. 3:16-17): Este bautismo sólo está
registrado en estos dos evangelios, por lo tanto debe ser interpretado
y entendido a la luz del mensaje del profeta Juan el Bautista. Y en los
dos evangelios el precursor del Señor Jesucristo menciona el fuego
para "Los árboles que no dan buen fruto", Mat. 3:10 y Luc. 3:9 y "La
paja en fuego que nunca se apagará", Luc. 3:17 y Mat. 3:12

B. PROMETIDO: El Señor reiteró la profecía y la confirmó como promesa lo


anunciado por Juan, su heraldo.
12

“Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará


otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de
verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”
(Juan 14:15-16).

Antes de consumar su obra en la cruz (Jn. 14:15-23): Habló del Espíritu


Santo como una persona y le llamó EL CONSOLADOR (Gr. Parakletos). Uno
que se pone a la par, ayudador, fortalecedor, que alienta, anima. Por esto
su ministerio es:
 Estar con nosotros para siempre: Compañero, Juan 14:16.
 Morar en nosotros: Control y poder de la nueva vida y hacer un
tabernáculo o templo de Dios en cada creyente, Jn. 14:17; 1º Cor.
6:19-20.
 Hacer real la presencia del Señor en cada creyente, Jn. 14:18: "No os
dejaré huérfanos; vendré a vosotros". El Espíritu Santo es Cristo en
nosotros: ver Rom. 8:9 a 11.
 Experimentar la comunión con el Padre, Jn. 14:23; 1º Jn. 1:3: "Nuestra
comunión es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo".
C. Vendría como resultado de su obra en la cruz : “Pero yo os digo la verdad:
Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré” (Jn. 16:7); “En el último y
gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno
tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de
su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de
recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo,
porque Jesús no había sido aún glorificado” (Jn. 7:37-39).

D. Reiterada la promesa antes de ser recibido en gloria (Hech. 1:4-5) Y aquí el


Señor lo llama "La promesa del Padre". “Y estando juntos, les mandó que
no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la
cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días”
(Hch. 1:4-5).

II. SIGNIFICADO DEL BAUTISMO EN/CON EL ESPÍRITU


¿Qué enseñan las Sagradas Escrituras sobre el bautismo en (con) el Espíritu
Santo?
A. BAUTIZADOS EN (por) UN SOLO ESPÍRITU (1 Co. 12:13)
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo”.
13

1. Bautizados por Cristo. El Espíritu Santo es el medio (agente) del


bautismo, pero Cristo es quien bautiza. Juan el Bautista anunció
acerca de Cristo Jesús: “Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy
digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu
Santo y fuego” (Mt. 3:11). También… (Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn. 1:33; y
Hch. 1:5).

Notad que dice “todos” (sin excepción) “fuimos” (pasado). No es


posible ser un cristiano y no ser bautizado por Cristo con el Espíritu
Santo. Tampoco es posible tener más de un bautismo con el Espíritu.

Dice Macarthur: “Solo hay un bautismo del Espíritu, el bautismo de


Cristo con el Espíritu que reciben todos los creyentes en la esfera de la
Persona y el poder del Espíritu, dentro de un nuevo ambiente, una
nueva atmósfera, una nueva relación con otros y una nueva unión con
Cristo Jesús”.

El término “bautizar” se usa en el Nuevo Testamento para referirse a


la inmersión. Así como podemos ser sumergidos en agua, el creyente
es sumergido (incorporado, introducido, colocado) espiritualmente en
el cuerpo de Cristo en unión espiritual con Él y en unión espiritual con
los creyentes.

Dice John Piper: “El bautismo con el Espíritu Santo significa que Jesús
sumerge a las personas en el Espíritu. El Espíritu es derramado sobre
nosotros de tal manera que somos envueltos en él. La idea del
bautismo es que el Espíritu se vuelve profunda e intensamente
influyente en nuestras vidas. Cuando usted está sumergido en algo, es
tocado en todo su ser por aquello en que está sumergido. Así que
cuando Juan dice que Jesús va a bautizar con el Espíritu, quiere decir
que se acerca el día en que las vidas de los hijos de Dios estarán
hundidas en la vida del Espíritu con efectos profundos y penetrantes”.

B. PROPOSITO: El cumplimiento de la profecía de Juan, promesa del Padre,


y confirmada por el Señor Jesucristo, tiene como propósito:
1. Capacitar al creyente para ser testigo de Cristo : “Pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo
último de la tierra” (Hech. 1:8).
14

Este poder no reside en la capacidad del instrumento humano, sino en


la presencia de Dios por su Espíritu en cada creyente. Hasta este
momento, el Espíritu de Dios había estado con los discípulos, pero
ahora tomó Su residencia en ellos (Jn. 14:17). Seremos ineficaces si
carecemos del poder de Dios.
2. La llenura del Espíritu Santo. En el día de Pentecostés, los creyentes
no sólo vinieron a ser morada permanente del Espíritu Santo, sino que
fueron también llenados con Él: “Y fueron todos llenos del Espíritu
Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen” (2:4).

El bautismo con el Espíritu Santo nos coloca en el Cuerpo de Cristo. La


llenura del Espíritu Santo nos da el poder para vivir la vida cristiana
que agrada a Dios.

El bautismo con el Espíritu Santo sucede una vez y para siempre. La


llenura del Espíritu Santo es algo que sucede repetidas veces en la
experiencia cristiana y tiene que ver con el control del Espíritu Santo
en nuestras vidas (2:4; Pedro 4:8; 4:31; Esteban 6:5; 7:55; Pablo 9:17;
13:9).

Después de la salvación, no hay ningún mandamiento ni ninguna


instrucción en todas las epístolas acerca de buscar el bautismo en el
Espíritu Santo. Los Apóstoles ni una sola vez dicen a las iglesias que
busquen dicho bautismo.

Sin embargo, el mandamiento que el Apóstol Pablo nos da en cuanto


al Espíritu Santo es ser lleno de Él: “No os embriaguéis con vino, en lo
cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre
vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por
todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Ef 5.18).

3. Consecuencias de la vida llena del Espíritu . “Cuando el Espíritu de Dios


nos controla, Él pondrá cántico en nuestros corazones y labios, nos
dará gratitud a Dios y nos hará sumisos a otros. Lo primero es interno
en un principio, lo segundo se dirige hacia arriba y lo tercero hacia
afuera. La llenura del Espíritu Santo nos coloca en la relación correcta
con nosotros mismos, con Dios y con los demás” (John MacArthur).
15

CONCLUSION: Los creyentes no necesitan buscar una experiencia espectacular


posconversión. Lo que verdaderamente necesitamos es ser continuamente
llenos del Espíritu Santo que mora en nosotros. Experimentemos toda la riqueza
de la unión con Cristo. Echemos mano, por la fe, de los infinitos recursos que en
Cristo tenemos. Que el Espíritu Santo nos llene con su plenitud cada día, y que
nuestras vidas reflejen su resplandor.
16

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO: UNA INTRODUCCIÓN

El autor de la Epístola a los Hebreos describe todo lo que Dios ha hecho por nosotros en
Cristo Jesús como "una salvación tan grande" (2:3). Para salvamos, Dios tuvo que
atender a muchas necesidades nuestras.

Para salvamos, el Padre nos eligió antes de la fundación del mundo para ser hijos Suyos
(Ef 1:4). Cristo nos redimió, pagando con Su sangre el precio de nuestra libertad de la
esclavitud al pecado (Ef 1:7). Nos regeneró, dándonos vida eterna, ya que estábamos
muertos en nuestros delitos y pecados (Ef 2: 1; Tito 3: 5). Nos justificó, imputando a
nuestra cuenta la justicia de Cristo (Ro. 3: 19- 24; 4: 5). Nos bautizó con el Espíritu Santo,
colocándonos en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia (1 Co. 12: 13). Nos adoptó en Su familia
como hijos Suyos (Ef 1:5). Nos selló con la presencia permanente del Espíritu Santo como
garantía de que entraríamos en la plenitud de nuestra salvación en el día que le veamos
cara a cara (Ef 1: 13-14). Nos santificó, apartándonos para Su uso (1 Co. 6: 11). Ahora,
Cristo aboga delante del Padre a nuestro favor (1 Jn. 2: 1).

Luego, podríamos hablar del amplio ministerio del Espíritu en la vida de cada creyente,
guiando, santificando, llenando, y morando permanentemente en cada uno.

Hay tres capítulos claves que tratan el tema de los dones del Espíritu Santo Romanos 12,
1 Corintios 12, y Efesios 4. En cada uno de estos capítulos el Apóstol Pablo subraya el
tema de la unidad, usando como ejemplo la función y naturaleza del cuerpo humano. El
precio que una iglesia local paga cuando los miembros no entienden el tema de los dones
es la falta de unidad, fricción, contiendas, competición, y división.

LA NATURALEZA DE LOS DONES

1. La definición. Los dones espirituales son capacidades (responsabilidades) dadas por


Dios para el servicio espiritual, otorgadas de forma sobrenatural a los creyentes
solamente.
La palabra “dones” proviene de dos palabras griegas. La primera es “carismata”, que
nos ha dado la palabra carismático. La raíz de la cuál es “caris”, de donde proviene
la palabra castellana “gracia” o favor inmerecido.
La otra palabra es “pneumata”, que significa “espiritualidades” o “algo del espíritu”,
indicando que el origen es de Dios, perteneciente a la esfera del Espíritu.

La distinción entre el Don del Espíritu y los dones del Espíritu. El Don fue dado en
Pentecostés cuando el Espíritu fue enviado por el Padre como Cristo había
prometido (Hch. 1:4-8). Los dones son dados en la actualidad (cuando una persona
se convierte).
17

La distinción entre don espiritual y talento humano. Los dones difieren de los
talentos, aunque ambos tienen su origen en Dios. Los talentos naturales provienen
del nacimiento natural. Tocar instrumentos, cantar, hacer trabajo artístico, son
talentos dados por Dios, pero no son mencionados como dones espirituales. El
inconverso puede tener estas cosas.
Los dones provienen del segundo nacimiento. Y son diferentes del fruto del Espíritu
(Gál. 5:22,23).

2. El origen. Toda buena dádiva y todo don perfecto es de Dios (Stg. 1:17). Así también
los son los dones espirituales.

PRINCIPIOS GENERALES

A. Cada creyente ha recibido por lo menos un don

Ro 12:3 (en el contexto de dones), 1 Co 12: 7, 11,18; y Ef. 4:7 afirman que cada creyente
ha recibido por lo menos un don.

“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no
tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura,
conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Ro.12:3).

“Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. “Pero todas
estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como
él quiere”. “Más ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo,
como él quiso” (1 Co. 12:7, 11,18).

“Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”
(Ef. 4:7).

¿Cuándo recibe el creyente su don? Si cada creyente ha recibido por lo menos un don,
entonces no es posible ser creyente sin tener un don. Si cada creyente tiene un don,
entonces tiene que recibirlo al convertirse. Este concepto no se explica explícitamente en
el N.T., sino que representa una conclusión lógica.

Hay muchos creyentes que no saben cuál es su don, a pesar de haberse convertido hace
muchos años, y hay otros que saben cuál es su don, pero no lo usan. Pero, todos tienen
por lo menos un don. Si alguien no tiene un don, es que no tiene al Don, el Espíritu Santo.
(Ro. 8:9).

Los dones provienen de la gracia de Dios y no son un premio por nuestra santidad o
esfuerzo (Ef. 4:7).
18

El hecho de que cada creyente ha recibido al menos un don significa que cada creyente
tiene algo que ofrecer, sirve para algo, vale para algo, no tiene que ser un mero
espectador.

B. Dios reparte los dones según Su voluntad

Dios reparte los dones según el plan que tiene para "cada uno en particular" (1 Co. 12:
11). Aunque cada una de las tres Personas de la Trinidad tienen un papel en la cuestión
de los dones (I Co. 12:4-6), parece que el Espíritu Santo tiene la responsabilidad mayor
por ser la Persona que distribuye los dones.

Puesto que los dones son distribuidos según la voluntad divina, como Él quiere, el
creyente no debería...

 Tener envidia o quejarse por carecer de un don que otro hermano tiene.
 Sentirse orgulloso porque su don parece más importante (l Co. 4:6-7).
 Recibir honor de los hombres como si fuese mejor que los demás (Ro. 12: 3).
 Alabar a los hombres que poseen dones espectaculares como si fuesen personas
superiores o mejores (l Co. 3:3-6, 21).
 Entrar en competencia con otros creyentes. La meta de cada creyente no es
demostrarse que es mejor que los demás, sino la de hacer lo mejor que pueda
en cumplir con el ministerio que Dios le ha encomendado.

¿Se puede escoger un don? Algunos creyentes apuntan a 1 Co. 12:31 “Procurad, pues,
los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.”, como indicadores
de que depende de nuestras aspiraciones y de pedírselo a Dios. Notad que está
dirigiéndose a los corintios como iglesia local, no como individuos. Sabemos esto porque
el verbo está en plural. Los dones provienen de la gracia de Dios y no son un premio a
nuestros méritos. Es la libre voluntad del Señor, y no la nuestra, lo que gobierna la
distribución de los dones. ¿A caso nos creemos lo suficientemente sabios para decirle a
Dios cuál es nuestro lugar en Su cuerpo? Desde luego, no se trata de "no me gusta el don
que tengo; a ver si Dios tiene otro".

C. El propósito de los dones es el provecho y bienestar espiritual de los demás


creyentes.

Los dones siempre tienen que ver con las necesidades de los demás (1 Ped 4:10-11; 1 Co.
12:7). Ef 4:11-12 subraya la responsabilidad de los líderes de la iglesia local de edificar a
los creyentes y de entrenarles para el ministerio de la Obra: “Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a
fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo
de Cristo”, mientras que el v 16 hace énfasis en la necesidad de que todos participen:
19

“de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se
ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor”.

Puesto que el don que se recibe es para el beneficio espiritual de los demás, cada
creyente es importante aunque su don pueda parecer insignificante (1 Co 12:15-17,21).
Es prácticamente imposible vestirse sin el uso de las dos manos, o atar los cordones de los
zapatos sin el uso de los dedos pulgares Así anda la iglesia local cuando el miembro más
insignificante no participa.

Cuando un creyente no usa su don, roba a los demás creyentes puesto que su don no le
fue dado para su propio provecho, sino para el beneficio de los demás Por tanto, cuando
un creyente se hace miembro de una iglesia, en vez de preguntarse, "¿qué me ofrece
esta iglesia?", debería reflexionar seriamente sobre la pregunta, "¿qué puedo ofrecer a
esta iglesia?"

D. Cada creyente tiene la responsabilidad de participar en todos los dones, sea el que
sea su don en particular

Algunos creyentes tienen el don de dar (repartir, 1960); pero todos tienen la
responsabilidad de ofrendar a la iglesia local y la Obra. Algunos tienen el don de servir;
pero todos deberían estar dispuestos a ensuciarse las manos cuando sea necesario.
Algunos tienen el don de enseñar; pero todos los padres tienen la responsabilidad de
enseñar a sus hijos.

¿CUÁNTOS DONES HAY?

Los eruditos de la Biblia no concuerdan en el número exacto de los dones. Se reconocen


tan pocos como nueve y tantos como veintidós. Además, no hay acuerdo en que si los
que encontramos en las Escrituras forman una lista completa. Muchos creen que los
dones mayores son los mencionados, pero pueden haber otros que no se encuentran
aquí.

Hay cuatro listas de dones en el N. T. Si entendemos que servicio/ayuda,


enseñanza/maestro, y administrar/dirigir (presidir, 1960) se refieren al mismo don, nos
quedamos con 18 dones.

Los 18 dones citados no se encuentran en todas las listas de los 18 dones mencionados.

 Sólo uno se encuentra en las 4 listas: profecía


 Sólo uno se encuentra en 3 listas: enseñanza/maestro
20

 Siete se encuentran en 3 listas: servir/ayuda, administrar/dirigir (presidir, 1960),


sanidad, milagros, hablar en lenguas, interpretación de lenguas, apóstoles.
 Nueve, la mitad, se encuentran en sólo 1 lista: exhortación, dar (repartir, 1960),
hacer misericordia, palabra de conocimiento (ciencia, 1960), palabra de
sabiduría, fe, discernimiento de espíritus, evangelista, pastor).

Ro. 12:6-8 1 Co 12:8-10 1 Co. 12:28-30 Ef. 4:11


Profecía Profecía Profecía Profecía
Servir/Ayuda Sabiduría Servir/Ayuda Maestros
Enseñanza/Maestro Conocimiento Enseñanza/Maestro Apóstoles
Exhortación Fe Dirigir/Administrar Evangelista
Dar Sanidad Sanidad Pastores
Dirigir/Administrar Milagros Milagros
Misericordia Discer. Espíritus Hablar en lenguas
Hablar en lenguas Apóstoles
Interp. Lenguas

Algunos comentaristas sugieren que el celibato voluntario (1 Co. 7:25-38), la pobreza


voluntaria, y el martirio (1 Co. 13:3) son dones en el mismo sentido que los dones
encontrados en las 4 listas de 1 Co 12, Ro 12, y Ef. 4.

LA DEFINICIÓN DE CADA DON

Mientras que la definición del don de maestro /enseñanza es obvia, éste no es el caso del
don de profecía. Prueba de ello es la gran variedad de definiciones que se le da. Las más
comunes son: (1) predicar; (2) predecir eventos futuros. No hay muchos que reclaman el
don de profecía en este sentido. Si su profecía no se cumple, se ven "pillados"; (3)
comunicar un mensaje de condena, llamando al pecado por su nombre, exhortando al
pueblo de Dios a arrepentirse; (4) entender el significado de los eventos mundiales; (5)
recibir una comunicación especial de Dios en forma de ideas que vienen a la mente
espontáneamente y que representan una palabra de guía o exhortación para la iglesia u
otro creyente que atraviesa un momento importante o crítico en su vida. Esta definición
roza la idea de... (6) recibir una revelación directa de Dios cuyo contenido no se podría
saber de otro modo.

LA VIGENCIA DE LOS DONES

Tristemente vivimos en una época, que los dones del Espíritu Santo, que son dados a los
creyentes con el fin de promover el crecimiento espiritual y numérico de los miembros de
la Iglesia de Jesucristo, se han convertido en un motivo de debate rencoroso, de
confusión, de separación entre hermanos, y de la división de iglesias.
21

En principio nuestra definición de un don debería determinar nuestra posición en cuanto


a su vigencia. Por ejemplo, si el don de profecía consiste en recibir revelación directa., no
es vigente puesto que el canon está cerrado (Judas 3; Jn. 16: 13; Gál. 1:8). Misión
cumplida, don desaparecido. Es justamente en este punto donde las sectas cometen su
mayor error. Puesto que creen que Dios continúa dando revelación directa en nuestro
día, los adventistas tienen a su Helen White, los mormones a su Joseph Smith, etc. Por el
contrario, si su definición es la de predicar, entonces es vigente.

Para algunos dones la cuestión de su definición no siempre explica claramente la cuestión


de su vigencia. Sabemos en qué consiste el don de milagros; pero la cuestión de su
vigencia es un tema de mucha discusión. Por milagros hemos de entender algo más que
la conversión de un gran pecador, una herencia amplia inesperada que llega justamente
cuando nos hacía falta, o la respuesta de Dios a una oración nuestra muy atrevida.
Mientras todos estos eventos incluyen intervenciones divinas, y en ese sentido son
eventos sobrenaturales, no suelen llamarse milagros. Definimos un milagro como una
manifestación del poder divino que va tan allá de las leyes de la naturaleza que no puede
explicarse como un producto de la coincidencia, la autorreformación humana, la
manipulación humana., o un accidente o fenómeno ocasional de la naturaleza.

Evidentemente, todos los dones mencionados en el N. T. eran vigentes en los tiempos


apostólicos. Sin embargo, en el siglo IV los Padres de la Iglesia se preguntaban entre sí
por qué había cesado la manifestación de dones milagrosos en su día. Notamos un
posible preludio a este hecho en las tres Epístolas que contienen las cuatro listas de
dones. 1 Corintios fue escrita c. 55-57 d.C., Romanos c. 58, y Efesios c. 62. El don de
milagros no aparece en las listas de Romanos y Efesios. ¿Es posible que este don ya
empezara a desaparecer hacia el final del siglo I?

Al indagar más en la historia de la Iglesia, notamos que "hay una falta de documentación
sólida para soportar la idea de que milagros como los que encontramos en la Biblia se
hayan producido a lo largo de los siglos". También, la historia parece confirmar la
desaparición paulatina de las lenguas. No se oyó nada en cuanto a las lenguas desde,
aproximadamente, el año 100 hasta cerca del año 1900. "La única referencia clara a algo
que se parece al fenómeno está asociado con el hereje Montana y aquéllos que estaban
influenciados por su interpretación errónea en cuanto al Espíritu Santo.”

Entonces, cuando a principios del siglo XX se empezaban a oír reportajes de personas que
afirmaban haber hablado en lenguas, y más tarde de otros que testificaban haber
presenciado un milagro, la Iglesia tenía que estudiar de nuevo las Escrituras para ver qué
decían al respecto.

Cuestionar si todos los dones son vigentes no es sinónimo de negar el poder de Dios, sino
de reconocer que la Palabra de Dios es la única plomada válida en cuanto a nuestra
22

doctrina y práctica se refiere. Sería ingenuo creer que cualquier experiencia o fenómeno
es vigente meramente por encontrarse en las páginas bíblicas.

Dios no nos envía maná desde el cielo, como lo hizo para el pueblo de Israel en el
desierto, ni preserva nuestra ropa y zapatos del desgaste normal de la vida (Exo 16; Dt.
29:5) ¿Cuántos reportajes hemos oído de un ministerio de "sanidad en reverso", como el
caso de Elimas por oponerse a los esfuerzos evangelísticos del Apóstol Pablo (Hch. 13: 8-
11)? ¿Cuántos miembros de nuestras congregaciones han muerto por mentir como
Ananías y Safira (Hch. 5: 1-11) o han enfermado o muerto como algunos corintios por
abusar de la Cena del Señor (1 Co. 11: 27- 31)? Dios es soberano y puede actuar cómo
quiere y cuándo quiere Pero, no es Su forma habitual de actuar.

Al escudriñar las Escrituras, descubrimos que Dios ha usado varias maneras de


comunicamos Su voluntad. Sin embargo, cada forma de comunicación no goza de la
misma claridad y contundencia. En orden de claridad encontramos:

1. Declaraciones específicas que no dejan ningún lugar a duda.

2. Sugerencias o insinuaciones que brotan del mismo texto o contexto.

3. Conclusiones basadas en el propósito o la particular misión de la experiencia o evento.

4. La forma en que Dios ha obrado a lo largo de los tiempos bíblicos.

5. Interpretaciones basadas en escuelas de teología como la teología del pacto y el


dispensacionalismo, etc.

En cuanto a la vigencia de los dones, no existe ningún texto que pertenezca a la primera
categoría de declaraciones claras. Aún en el caso de 1 Co. 13: 1 0, el texto que más se
acerca a una declaración clara, los estudiosos de las Escrituras no están de acuerdo en
cuanto a su interpretación. Por tanto, hemos de basar nuestras conclusiones en una
manera menos clara de comunicación, a saber, cualquier sugerencia o insinuación que
pueda brotar de los textos bíblicos que tratan el tema de los dones.

Por ejemplo, Heb. 2:3-4 afirma que en los inicios de la Iglesia Dios confirmó el mensaje
del Evangelio y a los Apóstoles y primeros misioneros (apóstoles) "tanto por señales,
como por prodigios, y por diversos milagros, y por dones del Espíritu Santo según su
propia voluntad". Textos como Hch. 14:3; 2 Co 12:12; y Ro. 15:18-19 confirman esta
estrategia divina. Sería lógico suponer que los "dones" se refieren al don de milagros u
otro don sensacional como el de sanidad, ya que los dones como maestro y misericordia
no tendrían la tendencia de convencer al inconverso de la verdad del Evangelio.
23

Pero, a la hora de aplicar estos textos a la cuestión de la vigencia de milagros, hay una
variedad de opiniones. Mientras que algunos creen que sigue vigente la necesidad de que
Dios confirme el mensaje del Evangelio y de sus siervos mediante milagros, otros insisten
en que una exégesis sana de estos textos nos obligan a aplicarlos sólo a los tiempos
apostólicos.

¿Es Dios capaz de hacer milagros hoy? Por supuesto. ¿Hace milagros en tiempos
modernos? Por el testimonio de personas de toda confianza, es evidente que Dios ha
hecho milagros en nuestro día, aunque parece que suelen producirse en países del Tercer
Mundo donde el enfrentamiento entre las fuerzas de Satanás y el Evangelio es
particularmente duro y los hijos de Dios son una mi noria bajo mucha persecución.

La cuestión no es tanto si Dios hace milagros o no en nuestro día, o si Dios sana en la


actualidad. Si no, si Dios realiza estos milagros mediante creyentes con el don de milagros
o de sanidad, y si tenemos el derecho de esperar estas intervenciones divinas de forma
habitual.

EXPERIENCIAS SOBRENATURALES

Complicando el debate se da el hecho de que vivimos en un tiempo en el que hay un gran


afán por lo subjetivo y cualquier experiencia sobrenatural, y muy poco interés en la
objetividad y la doctrina bíblica. No seamos ingenuos como creyentes. Aunque Satanás
no es todopoderoso, tiene mucho poder y la capacidad para otorgar experiencias
sobrenaturales a los seres humanos, incluso imitando experiencias legítimas. El creyente
no debería tener en poco la capacidad e interés del Enemigo de nuestras almas de
facilitar a quienes sea, creyentes incluidos, cualquier experiencia con tal de desviar y
apartarles de la verdad de Dios. Creer que Satanás no tiene ningún acceso al creyente es
ingenuo y contradice textos como 2 Co. 12:7.

Conclusiones:

Tome la posición que tome el lector en cuanto a estas cuestiones, quisiera rogarle
encarecidamente que acepte los principios siguientes como un reflejo de la sabiduría
global de muchos líderes de la Iglesia:

1. La Palabra de Dios debe ser la base de nuestra doctrina y práctica, no una


experiencia subjetiva.

La experiencia es secundaria y debe supeditarse a las enseñanzas de las Escrituras. La


Palabra de Dios tiene preferencia y debería interpretar la experiencia del creyente, no al
revés. El proceder correcto es el de descubrir primero en las Escrituras las experiencias
que Dios tiene preparadas para el creyente, y después procurar duplicar esas
24

experiencias en la vida cristiana. La práctica tan común de algunos de perseguir primero


una experiencia sobrenatural, y después buscar una justificación bíblica para la misma,
debe resistirse como errónea.

2. Hemos de aprender a respetar a otros hermanos en la fe, aunque mantengan


posiciones diferentes que las nuestras en cuestiones secundarias.

Hemos de esforzamos en practicar la doctrina de la unidad del Cuerpo de Cristo siempre


que sea posible. Esto puede significar que algunos hermanos tengan que separarse para
mantenerse unidos. Pero, si una persona reclama a Cristo como su único Salvador, y
mantiene los fundamentos de la fe, es hermano mío.

3. La unidad de una iglesia local está por encima del ejercicio de un don personal.

El creyente que se encuentra en una iglesia que no comparte su posición en cuanto a los
8 dones que hemos citado, debería desistir de minar dicha posición o crear problemas
dentro de la iglesia. Si es incapaz de convivir gozosamente con esa diferencia opuesta a la
suya, debería unirse a otra congregación que reconozca la validez de su entendimiento
de los dones.

En vez de una congregación dividida y enfrentada, más vale que hayan dos iglesias en la
misma ciudad, separadas debido a posiciones distintas, pero unidas dentro de sí, y que
las dos busquen oportunidades para mostrar su unidad y amor ante el mundo que las
rodea. No hay ninguna justificación para dividir una iglesia.

Suponiendo que el don de milagros y otros dones espectaculares parecidos fuesen


vigentes, en la mayoría de los casos el creyente sabría si tiene dicho don o no. Sería más
que evidente. Sin embargo, éste no es el caso con los 10 dones. Por tanto, dedicaremos
nuestra atención a estos dones.
25

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO (Definición)

INTRODUCCIÓN: Vamos a estudiar los dones en cuatro grupos. Los primeros estaban
activos durante el inicio de la Iglesia (Cuerpo de Cristo), y los dos últimos continúan
vigentes hasta el día cuando Cristo regrese a recoger a su esposa, la Iglesia, para llevarla a
su presencia.

I. DONES DE REVELACIÓN. Los llamados dones de revelación contribuyeron a


iniciar el crecimiento de la Iglesia, eran dones que proporcionaban revelación de
verdades que no fueron dadas a conocer antes.
Cuatro de esos dones fueron: Apostolado, profecía, sabiduría y conocimiento
(ciencia). Debido a su conexión con el don de profecía, un quinto don, el
discernimiento de espíritus, pertenece también a esta categoría.

(1 Co. 12:28-30) Los dos primeros ministerios mencionados en el versículo 28,


los de apóstol y profeta, tienen tres responsabilidades básicas:

(1) Echar los cimientos de la iglesia (Ef. 2:20) “edificados sobre el fundamento
de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo
mismo”.
(2) Recibir y declarar la revelación de la Palabra de Dios (Hch. 11:28; 21:10-11
[profecía de Agabo] y Ef. 3:5 “…misterio que en otras generaciones no se dio
a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos
apóstoles y profetas por el Espíritu.
(3) Confirmar la Palabra por medio de “señales, prodigios y milagros” (2 Co.
12:12) “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en
toda paciencia, por señales, prodigios y milagros”.

Los primeros hombres dotados en la iglesia del Nuevo Testamento fueron los
apóstoles, de los cuales Cristo Jesús mismo es el más importante: “Por tanto,
hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol
y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (He. 3:1).

a. Apóstol. El significado básico de apóstol es sencillamente el de “enviado a


una misión”. En su sentido primario y más técnico se usa apóstol en el
Nuevo Testamento solo para referirse a los doce, incluido Matías, que tomó
el lugar de Judas (Hch. 1:24-26) y de Pablo, quien fue apartado de forma
única (en circunstancias inusuales) como apóstol de los gentiles (primer
grupo).
26

El término apóstol se usó también en un sentido más general para referirse


a otros hombres, tales como Bernabé (Hch. 4:4), Silas y Timoteo (1 Ts. 2:6) y
unos pocos más dirigentes sobresalientes (Ro. 16:7; 2 Co. 8:23; Fil. 2:25).

Los apóstoles verdaderos en el segundo grupo fueron llamados


“mensajeros de las iglesias” (2 Co. 8:23) “En cuanto a Tito, es mi compañero
y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son
mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo”, mientras que los trece fueron
apóstoles de Cristo Jesús (Gál. 1:1; 1 P. 1:1; etc.).

El libro de Hechos destaca de forma especial que el número de los apóstoles


debía de mantenerse en 12 por el reemplazo de Matías por Judas (Hch.
1:21-26). Este pasaje es importante porque da dos requisitos para el
apostolado: (1) El haber sido instruido directamente por el Señor Jesús
desde el principio de su ministerio (vv. 21-22), y (2) ser testigo presencial de
la resurrección de Cristo (v. 22).

El don de apóstol requería varios requisitos (calificaciones).

1. El apóstol tenía que haber estado en contacto personal con Jesús


durante su ministerio para poder ser un candidato a ocupar la vacante
apostólica causada por el suicidio de Judas Iscariote: (Hch. 1:21-22) “Es
necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con
nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre
nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de
entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros,
de su resurrección”.
2. Tenía que ser un testigo presencial de la resurrección de Cristo de los
muertos: “…y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo
padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase
en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las
naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de
estas cosas (Lc. 24:46-48). “¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he
visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
“(1 Co. 9:1-2).
3. Un tercer requisito tenía que cumplirse: el haber sido directamente
designado para ese oficio por el mismo Jesús: “En aquellos días él fue al
monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó
a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó
apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano,
Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo,
27

Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que


llegó a ser el traidor” (Lc. 6:12-16).
4. Algunos añaden un cuarto requisito , que la persona tenía que realizar
señales, prodigios y milagros que fueran credenciales del apostolado:
“Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en
toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Co. 12:12).
(También Ro. 15:15-19). Esta no sería una calificación natural. Sin
embargo el Espíritu Santo derramaba estas capacidades sobrenaturales
como regalo.

b. Autoridad de los apóstoles. Los apóstoles poseían el grado más alto de


autoridad en la iglesia del primer siglo. La influencia de los apóstoles se
extendía a todo el Cuerpo de Cristo, no solo a una iglesia en una localidad.
Quienes tenían ese don eran recipientes de la revelación divina y
responsables de transmitirla a los cristianos.

Hechos 8:14-17 ilustra la autoridad del oficio apostólico. Sin la presencia de


apóstoles, Dios se abstuvo de impartir el Espíritu Santo a los samaritanos
que creyeron en Cristo. Cuando Pedro y Juan llegaron, y avalaron el
ministerio de Felipe y la respuesta de los samaritanos, el Espíritu Santo
descendió sobre los nuevos creyentes tal como lo hizo con los apóstoles y
otros creyentes en Jerusalén el día de Pentecostés. Eso fue debido a la
autoridad divinamente otorgada a los dos apóstoles.

A los apóstoles les pertenecía la tarea de colocar los fundamentos de la


Iglesia cristiana: (Ef. 2:19-22) “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos,
sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien
vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el
Espíritu”.

Su autoridad, sin embargo, no era equivalente a infalibilidad. Gálatas 2:11-


14 refleja los errores cometidos de parte de algunos apóstoles en algún
momento. Sin embargo, cuando los apóstoles actuaban como caudales de
revelación divina, la posibilidad de errar desaparecía. Por esa razón, los
libros del Nuevo Testamento escritos por ellos estaban libres de error (La
Biblia es inerrante).
28

Se cree firmemente que el don de apostolado era el rey de los dones por el hecho de
que se realizó una enorme contribución al crecimiento del Cuerpo de Cristo (1 Co.
12:28).

CONCLUSIÓN: En el sentido primario o limitado no puede haber sucesores. Tarde o


temprano el don deja de existir al no haber testigos del ministerio y resurrección de
Cristo. En el uso general, no usaría hoy la palabra apóstol, puesto que la gente suele
entenderlo en otra forma.

¿Reúnen los carismáticos estos requisitos? Teniendo en cuenta estos requisitos,


podemos decir, que en los tiempos actuales no existen apóstoles, es decir, este don ¡no
está vigente en la actualidad!
29

EL DON DE LENGUAS (estudio)


(1 Co. 14)

INTRODUCCIÓN: Probablemente nunca un tema como el que nos ocupa, ha sido motivo
de tanta controversia y división en la iglesia evangélica. El interés en el don de lenguas
ha tenido un crecimiento fenomenal en los últimos años. Multitudes afirman tener el don
de lenguas (En el año 2.013 habían en el mundo 900 millones de creyentes. El 70% son
Pentecostales-carismáticos 630 millones. Y para el año 2.025 se cree que serán más de
1.000 millones, lo que representará el 45% de todos los cristianos del mundo –incluidos
católicos, ortodoxos y protestantes en general-). Esto significa que el fenómeno de hablar
en lenguas cada vez será más difundido. ¿Estamos preparados para dar una respuesta
bíblica? ¡TENEMOS QUÉ ESTUDIAR!

RECORDATORIO: El propósito de los dones es el provecho y bienestar espiritual de los


demás creyentes (edificación).

I. LA NATURALEZA DEL DON DE LENGUAS (definición).


a. Bíblica: El don de lenguas era una capacidad sobrenatural divinamente
otorgada para hablar en un idioma humano que no había sido aprendido por
el que lo hablaba.

“El Espíritu Santo tomaba el completo control de la lengua de alguien y el


Espíritu Santo hablaba en otros idiomas humanos no conocidos por el que
hablaba”.

Esto lo vemos en Hechos 2:6-11 las lenguas habladas el día de Pentecostés


fueron idiomas. Los allí presentes dijeron, “¿Cómo, pues, los oímos nosotros
hablar cada uno en nuestra lengua en la cual hemos nacido?” El don no fue
dado a los oyentes no creyentes para facilitar su capacidad para escuchar
(como afirman algunos carismáticos), fue dado al remanente creyente en
aquel gran día con el propósito de capacitarles para hablar otros idiomas con
el fin de proclamar el mensaje de salvación.

Veamos algunas características del don de lenguas: El propósito de Dios es que


el Evangelio sea predicado a todas las personas (Hech. 1:8; Mat. 28:19).

1. El don de lenguas resolvió un problema lingüístico . Hechos 2:5 nos


dice…”Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas
las naciones bajo el cielo”. Los discípulos querían obedecer el mandato
del Señor Jesucristo (predicar el evangelio), pero había un problema, ellos
30

no hablaban todos esos idiomas, ellos hablaban hebreo. Sin embargo, el


don de lenguas resolvió un problema lingüístico.
2. Las lenguas eran idiomas conocidos (2:6; 8-11). Don de lenguas y don de
idiomas es lo mismo a pesar de lo que digan los carismáticos.
3. Los discípulos hablaron otros idiomas. No es que ellos hablaban en hebreo
y los que escuchaban, escuchaban en diferentes idiomas (v. 12). El don lo
recibieron los discípulos no los oyentes.
4. El don de lenguas fue dado para la proclamación del Evangelio (v. 11). Los
oyentes entendían lo que escuchaban. El mensaje, la predicación era
comprendida, de tal manera, que estaban atónitos y perplejos (v. 12). Y
como resultado de la proclamación del Evangelio todos los que lo
recibieron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas (v.
41). ESTE ES EL VERDADERO PROPÓSITO DE LAS LENGUAS.

A pesar que el término glossa (“lengua”) se usa en el Nuevo Testamento


normalmente para referirse al órgano físico o a un lenguaje humano (idioma),
hay quienes ponen en duda tal sentido cuando se trata de los pasajes que
tienen que ver con el don de lenguas. Nos dicen que allí glossa quiere decir
“hablar extático” o “ininteligible”.

¿Es sostenible esta posición? La posición de que el don de lenguas consistía en


manifestaciones incomprensibles (ininteligibles), es difícilmente sostenible.
¿Por qué? Porque las multitudes en Jerusalén el día de Pentecostés
difícilmente hubieran prestado la más mínima atención a gente que solo
producían sonidos que no podían entender. (Saltando, gritando…)

Los carismáticos dicen que las lenguas de Corinto deben ser diferentes ya que
Pablo habló en lenguas angélicas:
(1 Co.13:1) “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe”.

La mayoría de los carismáticos cree que el don de lenguas es un idioma privado


de oración, un “lenguaje celestial” conocido solo por Dios, “discurso celestial”
o alguna otra clase de “idioma no terrenal”. ¿Es eso lo que dice el texto?
Importante, leer 13:1-2

Dice Macarthur: “Se desprende claramente de la expresión lenguas…


angélicas que el apóstol está hablando en términos generales e hipotéticos.
No hay ninguna enseñanza bíblica que se refiera a un lenguaje o dialecto
angélico único o especial. En los numerosos registros que tenemos en las
Escrituras de cuando los ángeles hablan a los hombres, siempre lo hacen en el
31

idioma de la persona a quien se dirigen (Luc. 1:11-20, 26-37; 2:8-14). Pablo


simplemente está diciendo que si él tuviera la capacidad de hablar con la
habilidad y elocuencia de los mejores oradores, aun con la elocuencia
angelical, pero no tengo amor no sería otra cosa que metal que resuena, o
címbalo que retiñe”. ¡Las lenguas eran temporales el amor es permanente!

Lo que hace Pablo es reprenderlos por su jactancia. Los corintios eran orgullos,
tenían el ego inflado. Por eso hubo tantas divisiones y tantos problemas. Y Pablo
los tiene que exhortar a buscar la edificación de los demás a través del amor (13:1-4).
Así que, lo que dice el apóstol es “si no tengo amor y edifico a mis hermanos soy como
metal que resuena”. ¿No es jactancia, orgullo espiritual lo que vemos en algunos
carismáticos? ¿Dónde está el amor? “¡LOS CORINTIOS NO SE REUNIAN PARA LO
MEJOR, SINO PARA LO PEOR!” (2ª Co. 11:17)

 La epístola a los Corintios fue escrita veinticinco años después del día de
Pentecostés. Darle una naturaleza (un significado) diferente a las lenguas
en Corinto, es poco práctico. No existe el más mínimo indicio de que la
naturaleza del don haya cambiado durante esos veinticinco años.

 Además, el libro de los Hechos, escrito como un registro del día de


Pentecostés, fue redactado unos siete años después de 1 Corintios,
indicando que aún en esa fecha tardía era todavía una referencia a
idiomas extranjeros.

b. Carismática: El don de lenguas es una experiencia extática sin paralelo, que


excita el espíritu en una manera que debe ser experimentada para ser
apreciada.

ÉXTASIS: “Estado de unión del alma con Dios, caracterizado por la suspensión
temporal de las funciones corporales”

A muchos carismáticos les dicen que deben desconectar su mente para


permitir que el don funcione. Charles Hunter les dice:

“Cuando ores con el espíritu, no pienses en los sonidos del idioma. Solo confía
en Dios, pero haz sonidos cuando yo te diga. En un momento, cuando yo te
diga, empieza a amar y alabar a Dios hablando muchos sonidos silábicos
diferentes. Al principio haz los sonidos rápidamente para que no trates de
pensar como lo haces al hablar en tu idioma natural… Haz los sonidos en voz
alta al principio, de modo que puedas fácilmente escuchar lo que estás
diciendo”.
32

¿Qué clase de lenguas se hablan hoy día? ¿Son lenguas bíblicas?

Muchísimos carismáticos testifican que hablar en lenguas ha enriquecido su


vida. Por ejemplo:
“Hablar en lenguas me ha llevado a una elevación absoluta, puro gozo
inefable, y con él salud y paz y descanso y liberación de cargas y tensiones”.

Y esto:
“Cuando empecé a orar en lenguas me sentí veinte años más joven, y la gente
me decía que lo parecía…Estoy vigorizado, tengo gozo, valor, paz, el sentido de
la presencia de Dios, y yo suelo ser una personalidad débil que necesita esto”.

Si las lenguas pueden dar salud y felicidad y hacerlo a uno más joven, no debe
extrañarnos que tantos carismáticos se empeñen en hablar en “lenguas”.

“Para mi…el don de lenguas resultó en el don de alabanza. Al usar el idioma


desconocido que Dios me ha dado yo sentí que me elevaba en el amor, en el
asombro, en la adoración pura e incontingente que yo no había podido obtener
en una oración pensada “(Robert V. Morris)

“Lo envuelve a uno con alguien con el que está profundamente enamorado y al
que está consagrado… No entendemos la verbosidad, pero si sabemos que
estamos en comunicación. Esa conciencia está “más allá de la emoción, más
allá del intelecto. Trasciende el entendimiento humano. Es el corazón del
hombre hablando al corazón de Dios. Es un entendimiento profundo, interno
del corazón.” (Bill L. Villiams, de San José).

Pero… ¡CUIDADO! Recordemos una vez más lo que nos dice la Palabra con
respecto a Satanás (2 Co. 11:13-15). Pablo nos advierte en 1 Tim. 4:1 “Pero el
Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la
fe, prestando atención a espíritus engañosos y a doctrinas de demonios”.

Ben Byrd, que hablaba en lenguas y lo dejó, cree que alguna de sus
capacidades extraordinarias eran “poderes síquicos y posiblemente satánicos”:

“Muchas, muchas veces he caminado entre líneas de enfermos orando por


personas, con los ojos cerrados mientras oraba en lenguas. Podía actuar como
si mis ojos estuvieran abiertos. Era consciente de todo lo que sucedía en
derredor de mí, PERO MIS OJOS ESTABAN CERRADOS. Yo sentía como si
estuviera en un estado de sueño, extraño, pero vívido… casi dormido en el
cuerpo, pero muy consciente y alerta en la mente. Actuar en otro ámbito ES
33

POSIBLE, pero RECUERDE POR FAVOR QUE NO TODOS LOS DONES SON DE
DIOS”.

El hablar en lenguas no es nuevo, es una tradición de muchos siglos que


continua hoy entre paganos, herejes y adoradores de lo oculto. LA
POSIBILIDAD DE INFLUENCIA SATÁNICA ES UN ASUNTO SERIO QUE LOS
CARISMÁTICOS NO DEBIERAN HACER A UN LADO SIN UNA SEVERA
REFLEXIÓN.

II. EL USO DE LAS LENGUAS

A. Normas para hablar las lenguas en los cultos.


1. No debemos anhelar un don sino es para edificación (básica e importante)
v.26. Los dones han sido concedidos por Dios para la edificación del Cuerpo
(1 Co. 12). Pablo lo ilustra con el cuerpo humano. Así como en el cuerpo
todos los miembros son necesarios, en la Iglesia, todos somos necesarios
(14:12).

¡LOS DONES SIEMPRE TIENEN QUE VER CON LAS NECESIDADES DE LOS
DEMÁS! (1 Ped 4:10-11; 1 Co. 12:7). Ef 4:11-12 “Y él mismo constituyó a
unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo”, mientras que el v 16 hace énfasis
en la necesidad de que todos participen: “de quien todo el cuerpo, bien
concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor”. El don que se recibe es para el
beneficio espiritual de los demás,

2. Como máximo tres personas podían hablar en lenguas durante un culto (v.
27). No debían permitir que más de tres personas hablaran en lenguas. Si
hablaban en lenguas más de tres, el resto estaba pecando.
3. Debían hablar por turno (v. 27). Las dos o tres personas no podían hablar
en lenguas simultáneamente como estaban acostumbrados a hacer. El
mismo mandato que tenían los profetas (v.31). Durante el culto no podían
hablar simultáneamente (tertulias). ¿Qué sucede en los cultos
carismáticos?
4. En la iglesia las lenguas siempre debían ser traducidas (v.27). Todo lo que
se hablara en lenguas debía ser interpretado porque eran idiomas que los
oyentes en la iglesia no entendían. En Corinto hablaban griego y si no
entendían no podían ser edificados (hágase todo para edificación).
34

¿Y cómo lo argumenta Pablo? (v.s. 6, 8-12). Si no entendemos no podemos ser


edificados. Y si no edificamos, algo va mal. Por eso Pablo en el vs. 19 dice:
“pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para
enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida”. Pablo
quiso edificar a sus hermanos. Así que, los vs. 26-27 son claves porque son
normas bíblicas.

1ª Corintios 14:4 es probablemente el versículo más mal entendido y favorito


de los carismáticos: “El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica”.

Dice Macarthur: “Creo que la intención aquí de Pablo es sarcástica (burla o


ironía [burla sutil y disimulada]). Debido a que aún las lenguas verdaderas
necesitan ser interpretadas a fin de entenderlas, no hay posibilidad de que
edifiquen a los demás, incluso a la persona que habla, sin dicha interpretación.
La intención de Dios no puede ser, por tanto, para uso devocional privado,
como afirman muchos pentecostales y carismáticos. Pablo se está refiriendo
aquí al supuesto valor que los corintios le dan a su estilo propio de hablar en
lenguas. La satisfacción que muchos de los creyentes experimentaban en su
abuso de las lenguas era pura autosatisfacción, que venía de la emoción
inducida por el orgullo, no de la edificación espiritual. Es una edificación propia
ilegítima, que a menudo es solo la edificación del orgullo espiritual”.

Otro versículo favorito de los pentecostales es 1ª Corintios 14:2, “el que habla
en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios”.

Él le habla a Dios porque ningún otro le entiende. Esto no es una exhortación a


hablar en lenguas para comunicarse con Dios. Al contrario, es una reprimenda
(reprensión) por hablar en público en una lengua que nadie entiende, ya que el
contexto de 1ª Corintios 14 es el discurso público. Dios, siendo multilingüe, es
el único capaz de entender.

Para entender el capítulo 14 tenemos que leer los trece anteriores, y ver que
Pablo los está reprendiendo, todo el libro es una reprensión (no se reunían
para lo mejor, sino para lo peor).

Los capítulos del 1 al 4 nos hablan de divisiones internas. Capítulo 5,


inmoralidad en la iglesia, se jactaban de que un hombre tuviera relaciones
sexuales con la mujer de su padre (madrasta). Capítulo 6, tenían pleitos
(demandas) que estaban dispuestos a llevar ante los tribunales. Capítulo 7, mal
entendidos acerca del matrimonio y la fornicación. Capítulos 8 y 9, abusos del
débil en la fe. Capítulo 10, idolatría. Capítulo 11, perversión de la Cena del
35

Señor, estaban emborrachándose. Capítulos del 12-14, abusos de los dones.


Capítulo 15, algunos negaban la resurrección. La cosa más básica del
cristianismo.

Así qué, todo esto lo que hace es reforzar lo que el apóstol Pablo está tratando
en el capítulo 14. No es una aprobación de lo que los corintios estaban
haciendo (los carismáticos se basan en este capítulo), sino una reprobación.

Aunque oigamos hablar de sanidades, milagros, señales, lenguas, etc. no


pensemos que sea un moverse del Espíritu Santo (adulterio, fornicación que
hubo en Corinto).

Ellos dicen que el hablar en lenguas es una prueba de haber recibido el Espíritu
Santo (falso). Gálatas 5:22-23 es la prueba de haber recibido el Espíritu Santo:
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”.

III. EL PROPÓSITO DE LAS LENGUAS. ¿Cuál era el propósito del don de lenguas?

A. Señal para los judíos incrédulos (vs.14:22). “Así que, las lenguas son por señal,
no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino
a los creyentes”.

“Porque los judíos piden señales” (1 Co. 1:22). Esto es característico de los judíos.

El propósito de las lenguas era hacer una rápida transición.

1. Hasta aquel entonces Dios había estado tratando con una nación
determinada, y el Señor Jesús, mientras estaba en la tierra, dijo: «No soy
enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt 15:24). También
les dijo a Sus discípulos: «Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de
samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de
Israel» (Mt 10:5, 6).

Dice Spurgeon: Desde Abraham, Dios les había hablado en hebreo; pero
ahora, después de Cristo, Dios les estaba hablando en otras lenguas –
lenguas gentiles – para mostrar a los judíos que sus privilegios nacionales
estaban llegando a su fin; los gentiles iban también a participar del pacto de
la gracia. El fin de la nación judía se completó plenamente con la
destrucción de Jerusalén en el año 70 A. D. En ese momento la señal de
juicio nacional, es decir, las lenguas, dejó de ser relevante y necesaria.
36

2. Pero ahora, En Hechos 2, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo


descendió, conforme a la promesa de Hch 1:4, 5 (véase también Jn 7:39;
16:7), iba a comenzar algo nuevo. El Señor Jesús había dicho: «Edificaré mi
iglesia» (Mt 16:18), y esta iglesia iba a estar constituida por judíos y gentiles
(1 Co 12:13). La pared intermedia de separación entre judíos y gentiles iba a
ser derribada (Ef 2:14) y ¿qué señal se podía dar más idónea para ello que
mediante el don de lenguas?

3. El mensaje de las maravillosas obras de Dios, es pronunciado en muchos


lenguajes a judíos procedentes de todas partes que no habían escuchado el
nombre de Jesús (2:7-11). El Espíritu Santo dotó a muchos con el don de
lenguas para anunciar que Jesús es el Salvador del mundo “Y todo aquel que
invocare el nombre de Señor, será salvo”. (Hch. 2:21); “Y en ningún otro hay
salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en
que podamos ser salvos” (Hch. 4:12).

En Hechos vamos de la sinagoga a la iglesia, de la ley a la gracia, de los santos


del A.T. a los santos del N.T. de un cuerpo de creyentes judíos a un Cuerpo que
es la Iglesia compuesto de gentiles y judíos.

Esta transición no iba a durar para siempre, solo por un tiempo:

IV. LA DURACIÓN DEL DON DE LENGUAS. ¿Cuándo dejaron de existir las lenguas?

A. Evidencia de la Escritura. ¿Qué evidencia bíblica o teológica hay de que las


lenguas han cesado?
1. En primer lugar, el don de lenguas era un don milagroso, de revelación, y la
época de los milagros y la revelación terminó con los apóstoles. Los últimos
milagros registrados en el Nuevo Testamento ocurrieron alrededor del 58 d. de
C., con las sanidades en la isla de Malta (Hechos 28:7-10). Del 58 al 96 d. de C.,
cuando Juan terminó el libro de Apocalipsis, ningún milagro se registra.

Los dones milagrosos como las lenguas y la sanidad son mencionados


únicamente en 1 de Corintios, una de las primeras epístolas escritas. Dos
epístolas que se escribieron más tarde, Efesios y Romanos, discuten los dones
del Espíritu a detalle— pero no se hace mención alguna de los dones
milagrosos.
Para ese entonces los milagros ya se veían como algo en el pasado (He. 2:3-4).
La autoridad apostólica y el mensaje apostólico ya no necesitaban más
confirmación. Antes de que el primer siglo terminara, el Nuevo Testamento
había sido escrito en su totalidad y estaba circulando por las iglesias. Los dones
37

de revelación habían dejado de servir propósito alguno. Y cuando la época


apostólica terminó con la muerte del Apóstol Juan, las señales que identificaban
a los apóstoles ya habían pasado a la historia (cf. 2 Co. 12:12).

2. En segundo lugar, las lenguas tenían la intención de ser una señal para la Israel
incrédula (1 Co. 14:21-22; cf. Is. 28:11-12). Significaban que Dios había iniciado
una nueva obra que incluía a los gentiles. El Señor ahora hablaría a todas las
naciones en todo idioma.

Las barreras habían sido derribadas. Y entonces el don de lengua simbolizaba


no sólo la maldición de Dios sobre una nación desobediente, sino también la
bendición de Dios sobre el mundo entero.

Las lenguas eran por lo tanto una señal de transición entre el Antiguo y el
Nuevo Pacto. Con el establecimiento de la iglesia, un nuevo día había llegado
para el pueblo de Dios. Dios hablaría en todo idioma.

Pero una vez que el periodo de transición había quedado en el pasado, la señal
ya no era necesaria.

B. Evidencia de la historia
1. La evidencia de la historia también indica que las lenguas han cesado. Es
significativo que las lenguas sólo son mencionadas en los primeros libros
del Nuevo Testamento que fueron escritos. Pablo escribió por lo menos
doce epístolas después de 1 de Corintios y nunca volvió a mencionar las
lenguas. Pedro nunca mencionó las lenguas; Santiago nunca mencionó las
lenguas; Juan nunca mencionó las lenguas; ni Judas las mencionó. Las
lenguas aparecieron sólo brevemente en Hechos y 1 de Corintios conforme
el nuevo mensaje del evangelio estaba siendo esparcido. Pero una vez que
la iglesia fue establecida, las lenguas ya no existían. Dejaron de existir. Los
libros que se escribieron más tarde en el Nuevo Testamento no vuelven a
mencionar las lenguas, y tampoco nadie lo hizo en la época post-
apostólica.

Los historiadores nos dicen que todo lo que se oye hoy acerca de las
lenguas se inició el año 1.900. Entre los siglos I al XX no se hablaba en
lenguas. Y sobre todo con el surgir del Neopentecostalismo (1960).
38

LOS DONES DEL ESPIRITU SANTO


(Sanidades y milagros)
1 Co. 12:8-11

INTRODUCCIÓN: (Hacer énfasis) Un don espiritual es la capacidad dada por Dios al


creyente para el servicio en la iglesia. La enseñanza sobre los dones del Espíritu Santo se
centra en cuatro pasajes del Nuevo Testamento: Romanos 12, 1 Corintios 12, Efesios 4 y
1 Pedro 4. Los dones del Espíritu Santo son indispensables para la edificación del Cuerpo
de Cristo.

I. DON DE MILAGROS Y SANIDADES

A. MILAGROS.

Definición del don: Es la habilidad/capacidad dada por Dios para autenticar el


mensaje proclamado a través de acciones sobrenaturales del poder divino.

Definición del milagro: Un milagro es una acción sobrenatural en el mundo


natural y en sus leyes naturales, explicable solamente por la intervención
divina. (Suceso extraordinario y maravilloso que no puede explicarse por las
leyes regulares de la naturaleza y que se atribuye a la intervención de Dios).

Propósito: Los dones de sanidades y milagros, como otros dones-señales,


fueron temporales, dados a la iglesia para autenticar el mensaje apostólico
como Palabra de Dios. Estos dones cesaron juntamente con la era apostólica,
cuando cumplieron su propósito en el plan y en el diseño de Dios. ¿Cómo
podemos argumentar esto?

A lo largo de la historia Dios ha capacitado a ciertos hombres para realizar


milagros portentosos. Y en cada una de esas ocasiones con un propósito
fundamental: “Atestiguar que tales hombres eran enviados de Dios y que a
través de ellos Dios traía revelaciones a Su pueblo”.

1. Señales en el A.T.
 Moisés ocupa un lugar de preeminencia en el A.T., no solo como
profeta, sino también como hacedor de prodigios y milagros: “Y nunca
más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido
Jehová cara a cara; nadie como él en todas las señales y prodigios que
Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus
siervos y a toda su tierra, y en el gran poder y en los hechos grandiosos
39

y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel” (Dt. 34:10-12).


Nunca hubo uno como él.
¿Por qué razón el Señor invistió a Moisés con esas capacidades
extraordinarias? La respuesta la tenemos en Éxodo 4:1-5: “Entonces
Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán
mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Jehová dijo: ¿Qué
es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. Él le dijo:
Échala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés
huía de ella. Entonces dijo Jehová a Moisés: Extiende tu mano, y
tómala por la cola. Y él extendió su mano, y la tomó, y se volvió vara en
su mano. Por esto creerán que se te ha aparecido Jehová, el Dios de
tus padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob”. ¿Qué
es esto?

Los milagros eran credenciales que probaban que Moisés era un


profeta enviado de Dios, con un mensaje divino. Dios no le dio a
Moisés estas capacidades para que hiciera un espectáculo. Eran
señales que le acreditaban como portavoz de Dios.

 Elías. Cuando Elías se enfrentó con los profetas de Baal y vio que el
pueblo estaba claudicando entre dos pensamientos (Baal o Jehová),
pidió en oración a Dios que validara su ministerio profético enviando
fuego desde el Cielo (1 R. 18:36-38) “Cuando llegó la hora de ofrecerse
el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de
Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en
Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas
estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este
pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón
de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la
leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la
zanja”.

Como sucedió con Moisés, Elías no desea dar un espectáculo, su deseo


era que Dios diera testimonio que él era en verdad su profeta. Dios lo
hizo no solo en esta ocasión, sino a través de todo su ministerio.
Veamos 1 Reyes 17:22-24) [viuda de Sarepta] “Y Jehová oyó la voz de
Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. Tomando luego Elías al
niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías:
Mira, tu hijo vive. Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú
eres varón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca”.
40

¡Todas estas señales acreditaban que él era verdaderamente el


enviado de Dios!

 Eliseo. Elías le dijo que pidiera lo que quisiera. Entonces Eliseo tuvo la
sabiduría de solicitar una doble porción de la sabiduría de Elías.
 Vio cómo el carro de fuego arrebataba a su amo; tomó el
manto que Elías había dejado caer, y con él golpeó el Jordán,
el cual se abrió. Eliseo atravesó el río, y pasó a la ribera
occidental 2Reyes 2:1-18.
 Multiplicó el aceite de una viuda 2 Reyes 4:1-7.
 Durante una hambre, el profeta alimentó a 100 hombres con
20 panes de cebada y algunas espigas nuevas 2 Reyes 4:42-44
 Eliseo hirió de ceguera a los hombres que el rey de Siria había
enviado para que lo detuvieran 2 Reyes 6:18-23.
De la misma manera que los milagros de Elías, los de Eliseo tenían el
propósito de manifestar la autoridad del profeta y de presentar al Dios
viviente.

2. Señales en el N.T. En el Nuevo Testamento nos encontramos con la misma


enseñanza. Los milagros son usados para acreditar a los mensajeros de
Dios.
 El Señor Jesucristo. El ejemplo máximo lo encontramos en la persona
del Señor Jesucristo. Las obras realizadas por Él sobrepasaron en
mucho a todos los profetas que le precedieron, incluyendo a Moisés.
A pesar de que todas obras fueron hechas para mostrar misericordia a
los afligidos, sanar a los enfermos, alimentar multitudes, resucitar
muertos, etc. El propósito fundamental y esencial de todos los
milagros era acreditar al Señor en su calidad de Mesías.

“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus


discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han
escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para
que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:30-31).
¿Para qué se escribieron todos estos milagros? ¡Para testimoniar y
acreditar que Jesús no era otro que el Mesías profetizado en el A.T.!

“Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. Más si las hago,


aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y
creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre” (Juan 10:37-38).
41

“Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón


aprobado/acreditado por Dios entre vosotros con las maravillas,
prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como
vosotros mismos sabéis” (Hch. 2:22).

¿Cómo fue acreditado? Por medio de maravillas, prodigios, señales. El Señor no


fue un milagrero. Él hizo todas esas señales porque eran sus credenciales de
Mensajero Divino. Eran sus credenciales mesiánicas.

3. La era apostólica. Cuando el Señor Jesucristo ascendió a los Cielos se inició


la era apostólica. ¿Quiénes eran los apóstoles? Los apóstoles fueron los
hombres comisionados (delegados) por Cristo para poner el fundamento
de la Iglesia.

Durante esa era se realizaron muchas señales, siendo el propósito como


hemos visto, traer la revelación completa de Dios.

 Pablo. Pablo ejerció ese don cuando produjo la ceguera de Elimas


(Hch. 13:8-11). Esa era su credencia para lograr audiencia para su
mensaje (Hch. 13:12). Resucita a un muchacho (Hechos 20:7-10)
 Pedro. Pedro resucitó a Tabita (Dorcas) Hch. 9:36-43.
 Esteban (Hch. 6:8).
 Felipe (Hch. 8:6-7).
El don proporcionaba un medio especial para “llamar la atención a los oyentes”.
Una vez que la revelación inspirada de Dios para la iglesia fue completada, el
don de milagros y sanidades dejaron de tener propósito.

(Hoy tenemos falsos profetas y apóstoles, ministros de Satanás…) Los


pentecostales argumentan que el silencio de estos dones en el transcurso de
dieciocho siglos se debe a la falta de fe de la Iglesia.

“Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como
ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Co. 11:13-15).

¡Todo tiene que ser examinado a la luz de la Palabra de Dios¡

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos sino el que
hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel
42

día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera


demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?” (Mt.7:21-23).

Los falsos maestros reclamarán haber realizado los siguientes actos


sobrenaturales: 1) mensajes proféticos, 2) actos de exorcismos, 3) realización de
milagros. Todos estos actos serán “señales y prodigios mentirosos” y “engaño de
iniquidad” (2 Ts. 2:9-10).

B. SANIDADES

Definición: Era una capacidad/habilidad sobrenatural para curar todas las


enfermedades corporales, fueran de origen físico, mental o demoníaco.

Quienes poseían tal don podían curar instantánea y completamente a cualquier


enfermo, -presente o distante- independientemente de la fe de éste.

Los apóstoles no reprochaban falta de fe a nadie, la fe la tenían los apóstoles.


"...muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus
inmundos; y todos eran sanados" (Hch. 5:16).

1. El don de sanidad no podía ser ejercido de forma indiscriminada . Tenía que


estar en armonía con la voluntad de Dios. Era la voluntad de Dios que el
paralítico a la puerta del templo fuera sanado por Pedro (Hch. 3:6ss), pero
no era la voluntad de Dios que Pablo fuera librado de la enfermedad de la
vista que lo afligía (2 Co. 12:8-9). Epafrodito, un amigo y compañero de
Pablo, se puso muy enfermo y habría muerto de no ser por la intervención
divina (Fil. 2:27). Timoteo, otro colaborador de Pablo, nos dice la Palabra
de Dios que tuvo problemas de estómago y otras dolencias, Pablo no lo
sanó, sino que le aconsejó que tomara un poco de vino (1 Ti. 4:20). A
Trófimo, otro colaborador de Pablo, lo “dejó enfermo en Mileto” (2 Ti.
4:20).

¿Por qué no ejerció el don de sanidad siempre? Lo hizo en casos


necesarios para confirmar el poder del evangelio, no para hacer saludables
a los cristianos.

Eso lo vemos en la curación del paralitico en Hch. 3:6-8 (leer), fue un


hecho totalmente público que produjo gran asombro y atrajo mucha
atención. “Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido
sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos (a Pedro y Juan) al pórtico
que se llama de Salomón” (Hch. 3:11).
43

Quizá razonaron así: “Cualquiera que puede efectuar una obra tan
maravillosa como ésa, seguramente tiene que ser un portavoz de Dios, y su
mensaje a nosotros tiene que ser precisamente lo que Dios quiere que
escuchemos”.

2. El don no debe confundirse con la promesa de sanidad en respuesta a las


oraciones del pueblo de Dios (Stg. 5:15).

El Nuevo Testamento menciona tres tipos de sanidad física:


a. Sanidad natural, como en 1 Tim. 5:23.
b. Sanidad sobrenatural en respuesta a la oración, como en Fil. 2:27.
c. Sanidad carismática como en 1 Co. 12:9.

El segundo tipo representa el privilegio y la responsabilidad de cada cristiano de


orar por la sanidad física. No tiene nada que ver directamente con el don de
sanidad. Todavía está vigente el día de la sanidad divina en respuesta a tales
oraciones, pero el período de los sanadores divinos como portavoces
acreditados de revelación divina directa, es cosa del pasado.

Cualquier cosa que sea representada hoy como el don de sanidad, tiene varias
posibles explicaciones; curas psicosomáticas, fraude, engaños satánicos o
sanidades en respuesta a la oración. Ninguno de esos califica como el don de
sanidad, tal cual se ejerció durante los días del inicio de la Iglesia.

También podría gustarte