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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

TEMA:
“EL VALOR DE LA HONESTIDAD EN LOS TRABAJADORES DE LIMPIEZA”

1. JUSTIFICACIÓN

Nuestro estudio acerca del valor de la honestidad en los trabajadores de limpieza de la


USAT nos ayudará a distinguir lo importante que es tener presente este valor ya que la
honestidad expresa respeto por uno mismo, entre compañeros de trabajo y hacia la
institución en que laboran. Teniendo en cuenta que la honestidad tiñe la vida de apertura,
confianza y sinceridad es que valoramos cuán importante es trabajar con este valor, que nos
ayuda a expresar la disposición de vivir en la luz de la verdad.

Los motivos que nos llevaron a realizar esta investigación es darles a conocer e
impregnar en la mentalidad de los trabajadores que Honestidad laboral significa no hacer
nunca un mal uso de lo que se nos confía, no mentir continuamente, no simular trabajar, no
cumplir con los compromisos hechos, no dar información confidencial a un tercero, no aceptar
sobornos, no trabajar bajo el efecto del alcohol o las drogas y no utilizar los recursos de la
empresa para beneficio personal, entre otros.

La importancia de esta investigación se basa en determinan el rumbo y los patrones


de comportamiento de los trabajadores de limpieza de la USAT que diferenciaran a una
organización de otra. Uno de esos valores fundamentales que deberían regir en esta casa de
estudios, es la honestidad, un concepto tan pregonado como golpeado con las noticias que
vemos todos los días acerca de robos, trampas, sobornos y corrupción en todo tipo de
organizaciones públicas y privadas.

2. OBJETIVOS
2.1. OBJETIVO GENERAL
Medir el grado de honestidad en los trabajadores de limpieza de la USAT.

2.2. OBJETIVO ESPECIFICO


Evaluar los factores que influyen en el beneficio personal de los trabajos de
limpieza de la USAT.
Determinar el nivel de engaño de los trabajos de limpieza de la USAT.

3. MARCO TEORICO
3.1. LA HONESTIDAD

En su sentido más evidente, la honestidad puede entenderse como el simple respeto a


la verdad en relación con el mundo, los hechos y las personas; en otros sentidos, también
implica la relación entre el sujeto y los demás, y del sujeto consigo mismo, ser honesto es ser
real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos;
es ser genuino auténtico, objetivo.
La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, esta actitud siembra
confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La
honestidad no consiste en franqueza, sino en asumir que la verdad es solo una y que no
depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como
innegable e imprescindible de conocer.

Para Yarce (2005) la honestidad es una conducta recta, que lleva a observar conductas
y compromisos con un cumplimiento exigente por parte de sí mismo, teniendo en cuenta
principios y valores éticos.

La práctica de los valores, y muy en especial de los de tipo ético, busca que el mejor
“negocio” de las empresas sea contar con gente honesta, es decir, moralmente íntegra,
coherente, recta, leal a prueba de corrupción. En la práctica, la integridad es la prueba de
fuego de todos los valores; si se da, el proceso de construcción, de la vivencia estable en una
organización, acaba bien.

De lo contrario, se llega a organizaciones “técnicamente” perfectas, que responden al


sistema formal de manera adecuada, pero cuya debilidad proviene de un sistema humano
deficiente, que no es coherente en cuanto a práctica de los principios y valores que se
profesan o, tan sólo, porque no se les da importancia. No es extraño hoy en día encontrarse
funcionarios con un alto desempeño profesional que se han dejado arrastrar por un ambiente
de corrupción y roban con guante blanco en el estado o en la empresa privada. O que se
hacen nombrar para lograr sus objetivos torcidos.

Se ha vuelto tan común registrar en los medios de comunicación los fraudes, chantajes,
sobornos, desfalcos, enriquecimientos ilícitos y demás delitos y violaciones a la ética, que la
sociedad se ha acostumbrado a pasar por alto las altas condiciones Morales que deberían
exigirse a gobernantes, políticos y funcionarios públicos. Casi en cierto momento el criterio de
selección favorece al que ha robado menos, porque no hay con quien contar “comisiones,
participaciones, adelantos, tajadas, mordidas, puntadas, sobres, estímulos” y otras
“curiosidades” que se emplean para inclinar la balanza en favor de determinados intereses,
contra el bien común y contra los principios y valores éticos.
En los procesos de selección de personal en las empresas no se suele ser muy
riguroso en este punto, porque parece que no es fácil detectarlo. Lo sería, si las elecciones
en general tuvieran más en cuenta una serie de valores y antivalores que, sometidos a
comprobación de forma adecuada, pueden arrojar indicios de que una persona tiene
debilidad en el campo de la honestidad. Y hacer esto no como fruto de una preocupación
aislada sino como resultado de una política de valores en toda la organización.

El ambiente de permisividad social y la creciente corrupción ayudan aflojar los resortes


Morales de una comunidad. La familia es el primer ámbito en el que se observan conductas
que si no se corrigen a tiempo, hacen carrera en la vida de la persona (pequeños robos,
mentiras sobre el manejo del dinero, esconder lo que se daña culpablemente, deslealtad de
la amistad, falta de sinceridad con padres y maestros, etcétera).

La integridad se relaciona directamente con la justicia, que se ve vulnerada con las


acciones poco honradas o qué revelan la discordancia con los principios y valores. Este valor
arraiga en la persona y da lugar a unas convicciones sobre lo que está mal y lo que está bien
hacer. De cara a los demás, surge un mecanismo de confianza en la persona íntegra y da
tranquilidad porque se sabe que ella respeta el bien ajeno Y los derechos de los demás. Aquí
el precepto kantiano: “obra de tal manera que tus actos se conviertan en regla para los
demás”, se aplica plenamente.

Un trabajo profesional en el que se falta a los principios y valores que uno dice haber
aceptado como guía de su conducta, es una forma de faltar a la integridad: queda incompleta
nuestra rectitud y obramos con una ética a medias.

En este valor no se puede ser más o menos honesto o medio honesto, más o menos
recto o más o menos honrado. La corrección propia de la persona honrada es auxiliada por la
existencia de un código o acuerdo ético en la organización, que motiva la vivencia de los
valores por invitación, no por imposición. Eso lleva a que una persona viva de acuerdo a
cómo piensa y no a que piense de acuerdo a Cómo vive.

Ante las faltas de ética de los demás, la persona honesta es franca y directa: no entra
en negociaciones sobre los principios, sino que reclama su vivencia, con respeto pero con
firmeza. Como es obvio, si se trata de una persona que vive la honestidad apoyada también
en sus valores religiosos, tendrá como testigo de sus actos a Dios y procurará no deshonrar
lo con faltas a la rectitud en el obrar. Su peor engaño sería hacer cosas indebidas pensando
que están bien, porque le daría carta de naturalidad a la deshonestidad y revelaría poca
formación de su conciencia moral.

La persona honesta produce en torno a si una atracción basada en la credibilidad que


generan sus actos y su conducta. Si se trata de una persona en función de liderazgo, con
mayor razón se le sigue en virtud de su integridad moral más que por otra de sus cualidades.
“El secreto de mantenerse joven es ser honesto…” (L. Ball)

Cada día vemos en la prensa como caen ciertos ídolos deportivos fruto de la
deshonestidad al romper las reglas del juego y usar, por ejemplo, drogas que les permitan
resistir el cansancio físico. Esas personas, además de producir en sus seguidores un
completo desencanto, se están haciendo a sí mismas un enorme daño. El hecho de que
quizá la primera vez un acto deshonesto se Cometa con la falsa Disculpa de que no lo están
viendo los demás, más temprano que tarde se vuelve contra la persona que así razona.

La persona honesta vive ante todo la justicia en palabras y acciones, así como en sus
compromisos profesionales, de amistad y sociales, en especial los deberes ciudadanos y de
solidaridad con los demás. Parte del estricto cumplimiento de sus deberes para dar ejemplo a
los demás. Por eso la persona honesta no sólo es, sino que lo parece, porque los demás lo
pueden comprobar muy fácilmente. Además, la persona honesta No se limita a tan sólo a lo
mandado por las normas legales. Aunque lo que es objeto de su conducta no es demandado
por las leyes, sino incluso permitido, no lo hace por delicadeza de conciencia, por
convicciones éticas. “Aquello que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la conciencia
honesta”. (Séneca)

La honestidad se convierte, entendida como valor inseparable de la integridad, en un


buen “negocio”, en el sentido de que la persona nunca se arrepentirá de ello Aunque
económicamente pueda acarrear le la pérdida de oportunidades económicas. El aparente
Triunfo de los que negocian sus principios y de quienes ponen en segundo lugar la
honestidad en sus actuaciones, es muy pasajero. Cuando se descubre de qué estaba hecho
ese logro, quedan marcadas esas personas para siempre con el sello de la deshonestidad.

También es inseparable de la entereza, de la lealtad, de la veracidad, de la transparencia, de


la rectitud, de conciencia. Y se enfrenta al engaño, la deslealtad, el fraude y el robo, la
corrupción la mentira, y a toda actuación que margina los principios y valores para regirse tan
sólo por el interés propio y por una ética relativista y acomodaticia.

En la adversidad se pone a prueba la honestidad (persecución, calumnia, difamación,


deshonra, injusticia, fracaso, enfermedad, dolor, etc.). “La adversidad es el juicio de los
principios. En él una persona conoce de verdad sí es honesto o no”. (H. Fielding)

3.2. EMPRESA DE SERVICIO

Según Keropyan (2018), Son las que proporcionan servicios, es decir, elementos no
tangibles que cubren necesidades específicas. Los ejemplos más habituales los
encontramos en sectores como la electricidad, el agua, el gas, el transporte de mercancías,
las comunicaciones, la cultura, el espectáculo, los hoteles o el turismo, entre otros.

Esto implica que las empresas de servicios cuentan con un alto nivel de


especialización en su rama o actividad. Aunque existen excepciones o incluso ejemplos de
empresas que ofrecen tanto servicios como productos tangibles, por lo general se centran
en dar respuesta a una sola necesidad entre su público.

Para Thompson (2006), "Los servicios son actividades identificables, intangibles y


perecederas que son el resultado de esfuerzos humanos o mecánicos que producen un
hecho, un desempeño o un esfuerzo que implican generalmente la participación del cliente y
que no es posible poseer físicamente, ni transportarlos o almacenarlos, pero que pueden ser
ofrecidos en renta o a la venta; por tanto, pueden ser el objeto principal de una transacción
ideada para satisfacer las necesidades o deseos de los clientes"

Las empresas de servicios tienen características únicas que las define y diferencia


entre sí. Existen cuatro atributos clave de este tipo de negocios que son los siguientes:

1. Intangibles: A diferencia de los productos, la mayoría de los servicios no se


pueden experimentar ni consumir hasta que se realiza el contrato y esto puede
suponer un reto para los negocios de este tipo, ya que los clientes pueden sentir
que deben tomar una decisión de compra sin la información adecuada.
2. Inseparables: Los productos pueden producirse por partes e incluso en diferentes
localizaciones, sin embargo, los servicios son únicos porque generalmente se
brindan y se consumen al mismo tiempo en la misma ubicación.
3. Efímeros: Los servicios, a menudo son perecederos, lo que significa que la
capacidad no utilizada no se puede almacenar para su uso o venta en el futuro.
Por ejemplo, un restaurante podría estar lleno una noche y medio vacío el
siguiente. Si el restaurante funciona con un modelo de personal inflexible, los
gastos serán, a pesar de todo, los mismos en ambos casos.
4. Variables Los productos manufacturados tienden a basarse en procesos
automatizados y procedimientos de garantía de calidad que resultan en un
producto consistente. Sin embargo, la calidad de un servicio puede variar según
muchos factores, incluido quién lo proporciona, dónde se proporciona, cuándo se
proporciona y cómo se proporciona. Cuanto más dependa un negocio de los seres
humanos para proporcionar servicios, más susceptible será a la variabilidad.

3.2.1. Tipos de empresas de servicios.


a. Empresas de actividades uniformes:
Son aquellas que mantienen estables los valores esenciales del negocio. Por ejemplo,
los gastos en mano de obra, los costes de producción, las vías de ejecución del servicio y,
sobre todo, la actividad en sí misma.
Los ejemplos más destacados de este tipo de empresas los encontramos en sectores
como la limpieza, la reparación y mantenimiento de ascensores, las consultorías, la asesoría
o la entrega de paquetería, entre otros.

b. Empresas de gestión de proyectos:


En este caso, además de prestar un servicio puntual y definido, se trata de empresas
que desarrollan proyectos de duración media o corta, es decir, con unas actividades y fases
definidas de antemano, como por ejemplo la programación web, la consultoría especializada
o los procesos de selección de personal, entre otros.

A diferencia de las primeras, estas empresas no necesariamente mantienen sus


costes de producción; como se trata de proyectos, sus perspectivas iniciales pueden variar,
al igual que su presupuesto e inversión. Y aunque pueden operar en diversos campos, su
línea de servicios no se modifica en absoluto.

c. Empresas de servicios combinadas:


A esta última categoría pertenecen aquellas empresas que combinan la oferta de un
servicio con la venta de productos. Es bastante habitual encontrarlas en sectores como la
hostelería, los servicios de reparación del hogar o las funerarias, entre otros.

3.2.2. Empresas de servicios, ¿en qué se diferencian del outsourcing?

Podría ocurrir que a las empresas de servicios se las asocien con el outsourcing. Que
corresponde con el hecho de delegar en terceros, actividades o funciones que nuestra
empresa no puede o no quiere ejecutar.

Sin embargo, no es lo mismo. El outsourcing es, en efecto, una forma de servicio que


pueden ofrecer las empresas, pero de ningún modo la única.

Esto es, las empresas de servicios pueden dedicarse al outsourcing, pero también cubren
servicios básicos que nada tienen que ver con esta práctica: la mensajería, la distribución
de recursos, las reparaciones, etc.

4. CONCLUSIONES
5. ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN

6. DESARROLLO DE CASOS

 Devolver aquello que se encuentra, ya sea dinero u objetos, tengan estos valor
monetario o no
 Acceder a puestos laborales por mérito propio, no por medio de otras personas o a
través del engaño
 Aceptar cuando se ha cometido un error o equivocación. No resulta honesto culpar a
otras personas
 Es honesto narrar los hechos tal cual sucedieron y no manipularlos con tal de cumplir
con ciertas expectativas o excusarse de los actos
 Diferenciar y reconocer explícitamente los méritos de los demás, sobre todo si podrían
parecer nuestros
 Pagar en tiempo y forma las obligaciones contraídas
 Brindar siempre un buen servicio/labor
 Aceptar la situación, posición social o condición en la que se vive
 Tener un comportamiento adecuado
 Realizar el trabajo o tareas que han sido encomendadas mismo si no hay ninguna
persona que lo verifique
 Es también un acto de honestidad mantener las posturas ideológicas o de cualquier
índole, sin importar lo que las otras personas piensen

7. DIAGRAMA DE GRANTT
8. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
9. ANEXOS

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