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Trabajo Final de Fenomenología

de las religiones
Tema: El Hinduismo y El Catolicismo

Osmín OFR. Falcón Rivera


3RO DE FILOSOFÍA
Introducción
Todas las religiones presentan la salvación como unión con un Dios. No es tanto la liberación de las
dificultades y males de este mundo, sino el paso a una forma de ser o de vida diferente de la vida
sobre la tierra nueva, en la que el Ser Supremo será todo en todos.

Es así que en este breve trabajo de Fenomenología de las religiones, intentaré mostrar mediante la
religión del Hinduismo y el Cristianismo (Catolicismo), las expresiones de relación personal que el
hombre utiliza para relacionarse con el Absoluto.
Desarrollo
¨La vocación de la India es al de manifestar al mundo la eficiencia del espíritu¨

La civilización india, de esencia puramente religiosa, se revela a medida que se va levantando el


misterio en que se envuelve, como una de las más altas realizaciones de la historia de la humanidad.

Por la amplitud de las perspectivas que abre acerca del destino del hombre, la religión de los vedas
(quiere decir el saber por excelencia), permite enriquecerse con una experiencia espiritual que
ilumina al pueblo indio desde el alba de las edades.

Considerado por sus adeptos como fruto de una revelación divina, hecha con bastante anterioridad al
periodo histórico, el Vedismo, tal como aparece en los Himnos de los Vedas, dominará toda la vida de
la India desde los tiempos inmemoriales hasta nuestros días por la permanencia de su tradición
primordial, a pesar de la evolución de sus formas y cualquiera que sea el nombre con que se le
designará a través de las diversas sectas a las que dará nacimiento.

El ideal védico habrá sido el metal puro que sirvió a los habitantes de la India para forjar los eslabones
de una civilización llamada a extenderse y a diversificarse según las regiones y épocas.

La noción de Absoluto es actitud fundamental de la filosofía india, a pesar de las innumerables


expresiones religiosas que coexisten en el Sanathana Dharma o Hinduismo, teniendo como
consecuencia una impasibilidad serena ante el desarrollo de las contingencias humanas. Se
comprende que ni la historia, ni la cronología hagan presa sobre el espíritu indio.

El Hinduismo en su forma védica primitiva aparece como religiosidad natural y popular de carácter
politeísta en la que desempeñan un carácter preponderante los dioses como: Indra, Soma, Agni,
Varuna, Rudra o Visnú junto con otra serie de divinidades, demonios y potencias. En este politeísmo
se destacan una serie de rasgos en los que se hace presente una clara tendencia a la unificación de las
representaciones de lo divino.

Buscar la salvación mediante el conocimiento supone una concepción del conocimiento en el que este
no se reduce a la contemplación de una realidad exterior al sujeto, sino que consiste en la plena
coincidencia del sujeto con lo conocida como ideal que salva, y desembocará necesariamente en la
identificación del sujeto con el todo y del todo con el sujeto.
El conocimiento se hace aquí mística como tendencia a la unificación con el todo, que es lo único que
puede salvar plenamente. Los Brahamanes insistían en el sacrificio y la acción ritual; las Upanishads
insisten en el conocimiento, en ellas el sacrificio se va hacer un sacrificio del entendimiento.

La unificación de los dioses como principio de todo, se acompaña de la unificación de la multiplicidad


de este todo en su principio y así, se llega a las fórmulas de que Brahaman es el todo y a la
comprensión del mismo en término de fuerza primordial impersonal nacida de sí misma que
constituye la base de todo.

Existen fórmulas de la visión religiosa monista que revisten a su vez 3 formas importantes que nos
hacen comprender el significado de esta religión:

a)-¨Este atman es el Brahaman¨ o ¨el atman es el todo.¨ se trata aquí de la afirmación general de la
identidad entre el principio del hombre y el principio de todo.

b)- ¨La sustancia fina que tú no ves, de ella es de la que ha nacido la gran riqueza…, esa sustancia es
lo real, esa sustancia es el atman, eso eres tú ¨. Esta serie contiene las enseñanzas de los maestros
que, tras haber llegado a ese descubrimiento, enseñan a sus discípulos el camino para realizarlo a
través de la fórmula: ¨Eso eres tú.¨

c)- ¨Yo soy Brahaman¨. Comprende las expresiones en las que el propio sujeto, al final del proceso de
purificación y profundización del conocimiento, termina por ver su identidad con el todo, se formula
en 1ra persona el resultado de un largo proceso de purificación y conocimiento.

En estas fórmulas se contiene la más clara expresión de la identidad del yo con el Absoluto y, de la
convicción de que el fundamento de todo es uno y único principio. En ella se expresa claramente una
visión monista de la realidad, aun cuando esta visión monista debería matizarse de acuerdo con las
diferentes expresiones contenidas en los mismos textos sobre la relación de esta realidad absoluta
con la pluralidad mundana.

La fórmula de identificación con el Absoluto puede ser descrita como Uno, más allá de todos los seres.

El Brahman de los textos de upanishádicos constituye ciertamente una representación del Misterio y
no solo una explicación del Absoluto. En ella se ha expresado con claridad su primacía ontológica, su
densidad absoluta, su valor sumo, que suscita en el hombre la necesidad de su búsqueda a través de
la renuncia a todo lo que no es él.
Esta representación del Misterio habla elocuentemente de su parentesco con el espíritu y de su
condición de realidad en la que este encuentra su perfección definitiva. En pocas representaciones de
la divinidad consigue la experiencia religiosa expresar mejor que en esta la densidad espiritual que
supone su ejercicio.

La religión hindú, en la medida en que ha unido lo personal y lo trascendental, para representar lo


divino, constituye una de las cimas de la religiosidad humana.

¨Para el Catolicismo el núcleo principal de su enseñanza no es fruto de la investigación del fruto


humano, o del pensamiento filosófico, sino dato recibido de Dios mediante la revelación¨

El monoteísmo es un fenómeno de orden religioso y puede entenderse literalmente como fe en un


solo Dios o fe en un Dios supremo.

Para que un fenómeno religioso pueda calificarse de monoteísmo se requiere en 1er lugar que el
término de la actitud religiosa sea un Dios. Para que se pueda hablar de monoteísmo se requiere
además que ese Dios sea uno solo, sea único. Ahora, ese Ser, en la medida en que es considerado
superior a todos los otros poderes, es de alguna manera único y unifica en su veneración el mundo de
esas poblaciones primitivas que creen en Él.

El monoteísmo con la insistencia de la unicidad con Dios, constituye así la más clara afirmación
práctica de la trascendencia de lo divino. En el monoteísmo podemos distinguir dos momentos
estructurales:

I)-El reconocimiento de Dios como único. El hombre con fe ardiente reconoce a Dios como el único
apoyo. Él reconoce la trascendencia de Dios en un acto de relación afectiva y vivida con ella.

II)-El condensar la absoluta soberanía del Dios único en una representación única del mismo para
reconocer en ella a Dios.

Estos dos momentos estructurales del monoteísmo se han dado históricamente en un orden inverso
al que nosotros hemos propuesto. El hombre ha comenzado por reconocer a su propio Dios, al Dios
del pueblo al que pertenecía y cuando este reconocimiento ha llegado a su plena madurez religiosa ha
interpretado desde ese Dios su propia historia y la historia de los demás pueblos, haciendo que todo
dependiera de su propio Dios y confesándolo así como Dios universal y único de forma refleja,
consciente y expresa.
Lo decisivo en el monoteísmo es la calidad de la actitud religiosa. Esta actitud se distingue por unir la
afirmación más decidida de la trascendencia del Misterio con la más viva relación personal con ella.
Tal unión es posible gracias al reconocimiento de esa Trascendencia en la actitud personal de la más
plena confianza. El monoteísmo es una tarea siempre difícil que cada generación y cada creyente está
llamado a realizar.

El Catolicismo como religión, lo interpreta todo, lo que es exclusivamente terreno y lo mira al más
allá, relacionándolo con el mismo Dios.

La religión católica es en último resultado, una relación entre un Yo y otro yo, un puente espiritual
entre Dios y el alma. Así, cualquier actividad que aspire al nombre de religión debe pertenecer o servir
a estas relaciones personales.

El catolicismo considerado en su complejidad no es solo un sistema doctrinal, sino un sistema práctico


religioso, una institución que tiene por objeto facilitar las relaciones del alma humana con Dios. Por
esta razón, abraza en sí naturalmente ciertos presupuestos y elementos gnoseológicos, algunas ideas
y concepciones, postulados de fe, doctrinas teológico-filosóficas que por razón de su objetivo final se
refiere a Dios, a sus decretos divinos, a sus obras. Pero además como el Catolicismo se precia de ser
una religión práctica, profesa una determinada opinión acerca del mundo en que viven los hombres,
de su origen y de su fin, de su valor, de su evolución y de su término, de sus necesidades y de sus
exigencias.

La estricta conexión demostrada en la historia de las religiones entre el cristianismo y la época


precedente hebraica es así mismo aceptada y defendida dogmáticamente y teóricamente por la
iglesia católica; y el Catolicismo mismo rechaza el ser considerado como un fenómeno
completamente nuevo que surge de improviso y exige ser mirado como el encauzamiento oportuno
de una corriente continua de revelación y de fe que comenzó a fluir en los días del primer hombre y
tomó después del pecado una dirección y forma particular sin experimentar interrupciones .
Reconociendo azas significativos de la continuidad de la historia del espíritu humano. De aquí que la
concepción católica del mundo resulte la sabiduría más antigua de la Humanidad, poseedora de la
semilla de la verdad divina esparcida ya desde el principio del mundo.

El Catolicismo sabe que las nociones del mundo y de Dios que él ofrece son aprendidas en sustancia
de la revelación divina. La fe es un elemento esencial de la religiosidad y un servicio divino y además
un 1er paso hacia la unión con Dios. El ser declarado sagrado por sí mismo, se da tan solo en lo
sobrenatural, perteneciendo al mundo que está inmediatamente unido con la vida personal de Dios.
Así es posible reconocer en el alma humana la existencia de valores religiosos hasta en el recién
nacido o el idiota, con tal que hayan recibido en sí el signo de la gracia divina.

El valor religioso se convierte en acto divino más que en obra del hombre; el sacramento tiene la
primacía sobre la profesión de fe; el ser aparece de mayor categoría que el nacer.

El Dios que la religiosidad católica busca y adora es un Dios hecho hombre, un Dios que habita en el
mundo, Él en persona se mueve dentro de esta cerrada envoltura, de esta sinuosidad por la cual se
introducen el pensamiento y la fe católica.

Jesús se acerca tanto al alma humana como solo puede aproximarse un hombre; él está siempre
materialmente presente y por tanto más vecino del alma espiritualmente; Él la ama con amor vivo,
eterno, que no se cansa, no rechaza, no rehúsa comprender.

Pero este hombre Jesús, que centra en sí todo el atractivo de una relación personal y encadena las
almas a su Persona, es Dios mismo. Su Humanidad es el lugar geométrico personal de Dios donde lo
podemos tocar en Persona. Su Humanidad viene a ser el cristal convergente que recoge todos los
rayos de la veneración y del amor y los centra en Dios en un haz luminoso de veneración y de culto.
Así, todo lo que le hagamos a Él se lo hacemos a Dios mismo. Por tanto, el servicio humano se
convierte de necesidad en servicio divino.

En este paso a través del Hijo del Hombre, la religiosidad misma recibe una impronta particular: se
convierte en relación de amorosa confidencia, de amigable igualdad, más aún, de ternura, para con
Dios.

El sagrado temor, el escalofrío del terror, el sentimiento angustioso de la sumisión, del cual nace toda
religión, es absorbido por una alegre y tranquila conciencia de estar seguros.

La religión del Catolicismo se transforma, en algo humano que no puede evaporarse en lo


trascendente, sino que está inserto como una relación inmanente en el mundo y en el hombre.

El Catolicismo en cuanto religión es un aferramiento de lo humano, una superación de lo terreno, lo


que nos es más vecino, lo que es más humano, se hace religioso porque es de Dios.
Por eso, el Catolicismo es necesariamente una religión social, una religión eclesiástica, porque no
conduce a cada una de las almas a lo infinito, sino que las recoge en el punto central de la energía y
de la masa, en el binomio Hombre Dios—Iglesia terrena.

La religión cuya peculiar actividad fue lanzarse a lejanas regiones sobrenaturales para fundar un
mundo nuevo, retorna precisamente, por medio de este nuevo mundo, a ser un centro de acción
intenso en el mundo terreno.

Entre la religión del Hinduismo y el Catolicismo, hay mucha diferencia, entre la más notable ya
remarcábamos la situación dada en el politeísmo de la primera (Hinduismo) y monoteísmo en la
segunda (Catolicismo.).

A primera vista, monoteísmo se distinguirá fundamentalmente de del politeísmo por el número de las
figuras en la que se representa la divinidad, singular en el primero y plural en los segundos. Este
detalle es el signo de unas diferencias más profundas en lo que se refiere a la configuración de la
divinidad, que tiene su raíz en la forma más perfecta de realización de la actitud religiosa que supone
el monoteísmo.

Es de esta manera en la que el Hinduismo deberá cuestionar al Catolicismo, pues como ya se


comentaba, para el hombre religioso de la segunda forma, no hay un trasfondo de divinidad más allá
de la propia representación, sino que en esta se hace presente la única y absolutamente trascendente
divinidad. Este tipo de hombre, se atreve a confesar como Dios único a su propio Dios.

Del Hinduismo como religión, se puede aprender de su fidelidad, o sea, de la manera tan rigurosa en
la que los hombres aman a sus divinidades, sin dar cabida a otros dioses que no sean los que
pertenecen al panteón propio de esta religión, que más que el modo de profesar una fe es una forma
de organizar una sociedad.
Conclusiones
El anterior trabajo final de Fenomenología de las religiones me permitió explicar un tanto las
peculiaridades existentes entre las religiones del Hinduismo y el Catolicismo, en las que sus
diferencias son bien marcadas.

Se trató de describir algunas cuestiones que podían resultar importantes para el lector y considero
que en alguna medida han dado al traste con lo que se deseaba.

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