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Universidad Tecnológica de los Andes – Andahuaylas

Escuela profesional ciencias jurídicas, contables y sociales.

Carrera profesional de Derecho.

Representantes:
 Aguilar Oviedo, Ronald
 Añanca Trinidad, Edy.
 Lujan Tintaya, Kimberly A.
 Vargas Velasque, Jhoel.

Docente del curso:


 Guizado Mendoza, Percy E.

TRABAJO MONOGRAFICO PARA LA ASIGNACIÓN DE TEORÍA GENERAL


DEL PROCESO.

PERÚ – 2021
índice

INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................3

EL PROCESO CIVIL EN ROMA...................................................................................................4

EL SISTEMA ORDINARIO......................................................................................................5

Las legis actiones.............................................................................................................5

La etapa apud in iudicem o in iudicio..............................................................................6

Descripción de un proceso durante la legis actiones......................................................6

EL PROCEDIMIENTO FORMULARIO.................................................................................7

Diferencias entre la legis actiones y el procedimiento formulario.................................7

EL SISTEMA EXTRAORDINARIO............................................................................................8

EL ARBITRAJE EN ROMA......................................................................................................9

EL PROCESO EN HISPANIA, PROVINCIA ROMANA...............................................................9

LA SÍNTESIS CREADORA DEL PROCESO ROMANO Y DEL PROCESO GERMÁNICO.............10

EL PROCESO CANÓNICO....................................................................................................11

EL PROCESO EN EL DERECHO FORAL.................................................................................12

LA PARTIDA III....................................................................................................................12

EL PROCESO EN LOS ORDENAMIENTOS ESPAÑOLESPOSTERIORES A LA PARTIDA III.......13

EL PROCESO EN LA COLONIA.............................................................................................13

EL PROCESO CIVIL EN EL PERÚ y EN LATINOAMÉRICA......................................................14

CONCLUSIÓN.........................................................................................................................15
INTRODUCCIÓN

El punto de partida del presente trabajo es la historia del proceso civil en un

contexto histórico y mundial, ello implica la caracterización de dicho concepto y

sus alcances, así como la revisión de la tradición jurídica en donde funda sus

raíces y se establezcan sus perspectivas. Sin embargo, antes de llegar a una

teoría del proceso civil, hay que retomar cuestiones como la existencia de un

marco histórico para el Derecho procesal general, sus instituciones, los problemas

derivados de la identificación de su objeto como ciencia y sus alcances

doctrinarios que en la historia ya se desarrolló.

En este trabajo se proponen dos momentos para la revisión, el primero un Estado

del arte que pretende dar cuenta de los estudios más significativos sobre la

evolución histórica de la doctrina procesal en Roma, en segundo lugar, una

aproximación a los temas centrales de la teoría procesal civil. Algunas

consideraciones de orden metodológico se presentan antes de desarrollar los

puntos centrales de este capítulo de la tesis doctoral: el problema de investigación

y la apuesta metodológica.
EL PROCESO CIVIL EN ROMA

En Roma existieron dos grandes sistemas procesales desde la formación,


desarrollo hasta la decadencia del imperio. Los cuales son; el ordinario y el
extraordinario.

Fueron enmarcado históricamente desde los origines de Roma hasta el reinado de


Diocleciano en el siglo III D. C. Donde se analiza dos fases importantes: legis
actiones y la del procedimiento formulario.

A fines de la república, el ejercicio de la violencia por parte del titular del derecho
se reduce casi a mínimo. La ley Julia de Vi pública et privata, dad durante la época
de Augusto, castigó a acreedor con la Pérdida de su crédito si este ejercía
violencia contra el deudor para cobrarse. Como al mismo tiempo el decretum divi
marci, dictado por Marco Aurelio, que contiene los antecedentes de la prohibición
al pacto comisario.

Finalmente, conviene advertir que esta tendencia a prohibir a los ciudadanos la


tutela directa de sus derechos, tiene como correlato la progresiva decisión del
Estado de arrogarse con carácter exclusivo la solución de conflictos, es decir, la
función jurisdiccional.

EL SISTEMA ORDINARIO

Llamado ordo iudiciorum privatorum (ordenamiento de los juicios privados).

Las legis actiones

Solución de conflictos para uso exclusivo de los ciudadanos romanos, tanto


cuando estos se encontraban en Roma como también dentro del perímetro de una
milla de esta, es decir, se presentó una forma de competencia exclusiva por razón
de la persona y del territorio.

Podía desarrollarse en determinados días, llamados fastos. Su actuación estaba


prohibida en aquellos dedicados a las ceremonias sacras, llamados por ello días
nefastos. En esta fase el procedimiento consta de dos etapas: la in iure y la apud
iudicem o in iudicio. Cada cual es dirigida por personas distintas: la primera por el
magistratus (magistrado) y la segunda por el iudex juez).

La etapa in iuri.

A cargo del magistrado y se iniciaba con un acto privado de citación al demandado


hecho por el demandante y llamado in ius vocatio. Si el demandado no se
presentaba, dado que la concurrencia personal era indispensable, el magistrado
investía al demandante de la facultad de llevar por la fuerza al demandado de
donde lo encontrara. Al encontrarlo se dirigía a él en términos consagrados (in ius
te voco o in ius sequere); si no obedecía, tomaba testigos y lo llevaba a la fuerza,
inclusive arrastrándolo. Esto último era el obtorto collo.

Si el demandado era anciano o enfermo, el demandante debía proporcionarle una


litera; inclusive si su situación era delicada, se permitía que el demandado no
concurriera hasta que se encontrara en mejor condición, para lo cual tenía que
nombrar un garante llamado vindex.

La audiencia se desarrollaba ante el magistrado, y es ante él que las partes


exponían su pretensión y su defensa, en presencia de testigos.

La comparecencia debía ser personal ante el magistrado, es decir, no cabía la


representación (Nemo alieno nomine lege agere potest: Nadie puede actuar por
ley en nombre ajeno). Sin embargo, esta prohibición empezó progresivamente a
tener excepciones. Una de ellas fue el agere pro populo, verdadera pretensión
popular destinada a defender los intereses colectivos, los derechos del pueblo.
Este es un antecedente de lo que la doctrina contemporánea ahora denomina
patrocinio de los intereses difusos, aunque no precisamente en referencia a los
intereses de un grupo o sector específico como era en la tradición romana.
La etapa apud in iudicem o in iudicio.

Ante el juez, se realiza la segunda etapa (apudin iudicem), consistente en que este
actúa los medios probatorios; entre ellos, escucha la versión de los testigos sobre
lo actuado ante el magistrado, y luego procede a resolver.

Este juez (iudex) podía ser unipersonal o colegiado. Fijada la fecha para la
audiencia, si alguna de las partes no iba, se le esperaba hasta el mediodía.
Pasada dicha hora, se expedía sentencia en favor del otro. Si las partes iban, cada
quien sintetizaba su posición (la causae conectio) y si era necesario los abogados
podían aclarar la posición de sus clientes (la causae peroratio), luego se actuaban
los medios probatorios y todo quedaba listo para que se expidiera sentencia.

Descripción de un proceso durante la legis actiones.

Era la legis actio per manus iniectionem (acción de la ley por aprehensión física
del deudor). era el procedimiento por el cual el acreedor solicitaba al magistrado le
concediera el derecho de cobrarse su crédito usando la persona física del deudor.
Precisar que la manus iniectio era más despiadada y expeditiva cuanto más libre
estuviera el acreedor para actuar, es decir, en el ámbito privado.

EL PROCEDIMIENTO FORMULARIO.

Hubo una época en que el procedimiento de la legis actiones coexistió con el


procedimiento formulario, sin embargo; ya en esa época este se empezó a
caracterizar por quebrar la competencia por razón de la persona, establecida de
manera firme por aquel como ya se expresó.

No debe olvidarse que las legis actiones consistían por lo general en el


cumplimiento de un conjunto de formalidades rigurosas, casi rituales, regularmente
orales, a la par de la apertura democrática antes descrita, determinó que su uso
fuera ganando adeptos hasta convertirse en el procedimiento más reconocido.
Diferencias entre la legis actiones y el procedimiento formulario

Una diferencia significativa entre ambas fue la formalidad como ya se adelantó,


aunque conviene desarrollarla. En el procedimiento formulario se reemplazaron los
actos solemnes regularmente orales de la legis actiones por un documento escrito
en el que las partes preciaban el tema materia de controversia y designaban al
juez encargado de resolverlo.

Otra diferencia, tal vez la más importante, es que en el procedimiento formulario el


pretor estuvo en aptitud de adecuar al proceso un conflicto que no estaba previsto
en el derecho civil romano lo que hubiera sido imposible en las legis actiones; para
ello creó una variante de la fórmula clásica. Esto equivale a salirse del sistema de
derecho conocido, es como crear derecho. Por ello suele hacerse referencia a la
justicia pretoriana, para describir aquellas teorías que consideran que la función
judicial es en esencia una actividad creadora de derecho.

El procedimiento formulario se iniciaba con una comunicación extrajudicial de


demandante al demandado, llamada editio actionis, por la que le hacía conocer la
fórmula que iba a intentar en su contra. Después se le notificaba formalmente a
través de un acto llamado in ius vocatio, para que se apersone. Esta notificación
contenía una sanción pecuniaria por incumplimiento llamada vademonium. Si no
se apersonaba ni nombraba a quien lo garantice (vindex), el demandado (reus)
debía pagar la multa antes citada. Además, si la desobediencia se mantenía, el
pretor podía dar al demandante la posesión de los bienes del demandado, al
extremo de que podía autorizar su venta. En este procedimiento, la fase in
iuretranscurre sin formalismos, se pide lo que se desea y se espera la conducta
del demandado.
EL SISTEMA EXTRAORDINARIO.

procedimiento extraordinario o cognitio extraordinem, se caracteriza por oposición


al sistema antes descrito- porque no presenta dos etapas procesales (in iure y
apud in iudicem), sino solo una. Por otro lado, la organización judicial se torna
directamente tributaria del poder central, asimismo, se nombran jueces
competentes que se hacen cargo directamente de la solución del conflicto que se
les encomienda.

El juez es en este sistema un funcionario del Estado, como en la actualidad. Por


otro lado, en las distintas ciudades otros funcionarios como el prefecto de policía y
los gobernadores de provincia, pasaron a conocer directamente algunos asuntos,
utilizando el procedimiento extraordinario. Es de advertirse que este procedimiento
mantuvo vigencia simultánea con el procedimiento ordinario durante el Alto
Imperio, lo que deja de ocurrir durante el siglo III cuando el extraordinario pasa a
ser el único.

Al margen de ser solo un dato curioso, en sus inicios el procedimiento


extraordinario carecía de límites de lugar y de tiempo, por ejemplo, todos los días
eran hábiles. Posteriormente, durante Constantino, se prohibió la actividad judicial
los domingos. Con el cristianismo el feriado alcanzó a todas las festividades
religiosas, por ello los días hábiles se redujeron a 240.

EL ARBITRAJE EN ROMA.

Este acuerdo (Pactum) de someter el conflicto a un árbitro se llamaba stipulatio o


compromissum, y se convertía en un receptum arbitri, cuando el árbitro aceptaba
el encargo, para lo cual regularmente exigía que las partes se comprometieran a
aceptar la ejecución de lo que resolviera el árbitro. Si no obedecían, el árbitro,
basándose en una commissa est estipulatio, le concedía al ganador una actio
incerti.
El árbitro tramitaba el conflicto de acuerdo con su criterio y admitía como reglas de

actuación solo las que las partes pudieran haber convenido. Si la decisión
expedida por el árbitro no era aceptada por el perdedor, el ganador tenía el
derecho de recurrir al procedimiento oficial para lograr su ejecución, al ser titular
de la stipulatio. Es en fecha posterior que Justiniano le dio al fallo arbitral la calidad
de título de ejecución, inclusive dispuso que el acuerdo de las partes contemplara
siempre una sanción por incumplimiento de la decisión del árbitro.

Hay aspectos del arbitraje en Roma que permanecen inalterados en el derecho


contemporáneo, tales como la elección de árbitros en número impar y el que la
decisión deje de tener eficacia, si se expide fuera del plazo previsto sin que éste
hubiera sido prorrogado. Como se advierte, la "actualización" de la función arbitral
es solamente eso, una recuperación de un medio de solución de conflictos de
antigua data, caracterizado por ser complementario con la función jurisdiccional
auténtica, es decir, la estatal, y finalmente dependiente de esta cuando la decisión
arbitral definitiva no es cumplida voluntariamente.

EL PROCESO EN HISPANIA, PROVINCIA ROMANA

El proceso en Roma, nos encontramos al final con su expresión procesal más


avanzada, el proceso extraordinario. Producida la expansión del Imperio Romano,
se difunden también sus claves culturales. Es el caso del derecho y, para nuestro
tema, es lo que ocurrió con el proceso. No debe olvidarse, sin embargo, que la
difusión y, en algunos casos, la imposición del derecho romano se hizo en pueblos
que también tenían sus propios métodos de solución de conflictos y sistemas
normativos.

Por otro lado, para que el análisis de nuestros antecedentes resulte correcto, es
necesario advertir que ese derecho romano ambientado por las costumbres de los
pueblos invadidos, sufre una nueva y profunda transformación con la invasión de
los pueblos germánicos, quienes aportan también su propio derecho. Esta mezcla
maravillosa de dos corrientes distintas del pensamiento jurídico produce una
síntesis particular, atendiendo además al derecho que los pueblos europeos que
sufrieron la afectación tenían como propio, como ya se anotó.

En cualquier caso, resulta definitiva la distinción entre uno y otro proceso. El


proceso romano, como ya fue expresado, concebía la actividad de juzgar como
una función estatal, pero reconocía el carácter privado de los derechos discutidos.
En cambio, el germánico tuvo un perfil básicamente comunitario: consideraba que
los derechos en disputa eran más públicos que privados, aunque la función judicial
como tal careciera de perfil estatal.

El proceso romano está basado en la racionalidad de los participantes; el proceso


germánico se sostiene en una concepción mítica de la función judicial. La prueba
en el proceso romano es útil para persuadir intelectivamente al juez; en el proceso
germánico lo es para acreditar que la divinidad nunca se equivoca, por eso la
prueba del fuego o del agua hirviente eran fórmulas basadas en la infalibilidad de
los dioses. No se olvide que a diferencia del proceso romano que es casuista y
práctico, el proceso germánico tiende a buscar normas trascendentales, con una
vocación acentuadamente mística.

LA SÍNTESIS CREADORA DEL PROCESO ROMANO Y DEL PROCESO


GERMÁNICO.

El proceso en las regiones colonizadas por el Imperio, que reconocía como fuente
al proceso romano con las variantes que sus costumbres e idiosincrasia le
impusieron, es nuevamente removido desde sus cimientos con la aparición del
proceso germánico. Como fruto de esta nueva y lenta influencia (dura casi dos
siglos), que no fue sangrienta ni negativa como algunos textos las informan, se fue
forjando en estos pueblos entre ellos los que después van a formar el reino de
España un nuevo tipo de derecho y de proceso.

El proceso en las regiones colonizadas por el Imperio, que reconocía como fuente
al proceso romano con las variantes que sus costumbres e idiosincrasia le
impusieron, es nuevamente removido desde sus cimientos con la aparición del
proceso germánico. Como fruto de esta nueva y lenta influencia (dura casi dos
siglos), que no fue sangrienta ni negativa como algunos textos las informan, se fue
forjando en estos pueblos entre ellos los que después van a formar el reino de
España un nuevo tipo de derecho y de proceso.

EL PROCESO CANÓNICO.

En la Primera Epístola a los Corintios, San Pablo requiere a los cristianos de esta
manera: "¿Osa alguno de vosotros, teniendo algo con otro ir a juicio delante de los
injustos, y no delante de los santos?". Se dice que esta advertencia es el punto de
partida del derecho canónico, en tanto la pregunta de San Pablo cuestiona a la
justicia común, atendiendo a la imposibilidad de encontrar en la sociedad personas
con la aptitud moral como para ser Jueces.

En un principio la jurisdicción eclesiástica -a cargo de los obispos- solo abarcaba


las controversias entre los miembros de las comunidades religiosas.
Posteriormente el emperador Constantino amplió la validez de las sentencias
expedidas en este fuero, para cuando las partes estaban de acuerdo en acudir
donde el juez eclesiástico. Luego, se ingresa a un período en el que el ámbito de
aplicación del tribunal eclesiástico se vuelve a ampliar, tanto que en una epístola
decretal de Inocencia III se afirma que, dado que toda usurpación de bienes es un
pecado y dada la calidad religiosa del acto, surge el derecho de someter las
cuestiones civiles, aunque sea entre legos, a dichos tribunales. Es pertinente
precisar que el procedimiento usado por esta jurisdicción fue el extraordinario.

Es España el lugar de Europa donde la influencia de la Iglesia es mayor. La


conversión al catolicismo del hijo de Leovigildo determinó un auge de tal magnitud
que, por ejemplo, los obispos pasaron a resolver asuntos de negocios de gran
importancia y, además, a supervisar a los jueces. Siendo la función de solucionar
conflictos una expresión trascendente de poder, como ya se expresó, los
tribunales eclesiásticos empezaron a eclipsar la importancia de los tribunales
comunes, dependientes del poder central. Por esa razón se produjo una reacción
de este último, preocupado por defender sus competencias. Esto explica por qué
un rey de Castilla, Enrique II, dispuso: "Porque as si como nos queremos guardar
su jurisdicción á la Iglesia, y a los Ecclesiásticos juezes: assaz razon, y derecho
es, que la Iglesia, y juezes Ecclesiásticos, no se entremetan en perturbar la
nuestra jurisdicción real".

EL PROCESO EN EL DERECHO FORAL

Este derecho, llamado foral, se caracterizó por la redacción de documentos en los


que se describía la actividad jurídica a partir de los casos presentados y sus
soluciones. Estos documentos, llamados fueros, cartas pueblas o fazañas,
tendrían en la actualidad su equivalente en las revistas o libros de jurisprudencia.

Otras manifestaciones del derecho foral son las Leyes del Estilo, el Fuero Real y el
Ordenamiento de Alcalá, este último expedido durante el reinado de Alfonso XI.

LA PARTIDA III

También es un dato importante que la Partida III haya sido un ordenamiento


promulgado por Alfonso el Sabio para el futuro, es decir, no para su aplicación
inmediata. Para esto, sancionó otro código procesal, el Fuero Real de España. Es
este el que se aplica durante el siglo XIII.

Sin embargo, con el tiempo, las necesidades de justicia del reino intentaron ser
satisfechas a través de un derecho mucho más sofisticado, teórico, académico,
romano, concretamente el cual se hallaba contenido en la Partida III. Pero la
notoriedad alcanzada por esta, no deja de ser, en nuestra opinión, un mito más.
Su excelencia no puede ser técnica, por ejemplo, si nos atenemos a sus 633
larguísimas normas, densa, llena de referencias casuísticas, que la convierten en
una obra monumental, pero no necesariamente práctica o útil.
EL PROCESO EN LOS ORDENAMIENTOS ESPAÑOLESPOSTERIORES
A LA PARTIDA III.

Una norma importante promulgada por los Reyes Católicos después de La Partida
III son las Ordenanzas Reales de Castilla. De la misma época y promulgada por
los mismos monarcas son las Leyes de Toro, norma curiosa porque no busca
derogar otras leyes sino simplemente aclarar las dudas que provocaba la lectura
de las vigentes.

EL PROCESO EN LA COLONIA

Como en el caso de la información sobre el Estado Inca, los cronistas que detallan
la actividad judicial en la Colonia "encontraron" un gran defecto en el poblador
americano: descubrieron que tenía una tendencia a usar exageradamente los
'juicios". Esta fue la razón por la que se expidió un conjunto de disposiciones
legales tendentes a limitar esta predisposición al conflicto. Una vez más, se imputa
al poblador andino un vicio que, aun en la hipótesis negada de que lo padeciese,
sería consecuencia del invasor, pues resulta discutible aseverar la existencia de
un sistema procesal previo a la presencia española.

La organización del servicio de justicia en la Colonia. Para efectos judiciales, el


territorio conquistado por España fue dividido en doce distritos judiciales, los que a
su vez tenían como órgano nuclear a las audiencias, las que dependían del
Supremo Consejo de Indias con sede en España, ya su vez estaban divididas en
gobiernos o regimientos y alcaldías. Las audiencias, específicamente la de Lima,
que era considerada la más importante, cumplían diversas e importantes
funciones, desde asegurar los derechos de España en sus colonias hasta vigilar
que los virreyes y demás autoridades ejercieran su autoridad sin incurrir en
abusos.

Dada la presencia de los virreyes en la conformación de los tribunales, y a fin de


evitar que la función ejecutiva afectara el ejercicio de la función judicial, se
establecieron reglas. Así, por ejemplo, a pesar de que los virreyes
EL PROCESO CIVIL EN EL PERÚ y EN LATINOAMÉRICA

Solo años después de concluidos los movimientos independentistas, se iniciaron


los intentos codificadores propios de las repúblicas nacientes. Esto significa que
en casi todas las naciones sudamericanas como el Perú continuaron rigiendo los
ordenamientos españoles después de declarada la independencia.

En lo que respecta al proceso civil, el primer logro en el Perú debe adjudicarse al


general Andrés de Santa Cruz. El Congreso Constitucional de Bolivia sancionó en
1833.

Se trata de un ordenamiento de excelente factura para la época. Es un ejemplo,


por otro lado, de cómo algunos hitos históricos se repiten aun en ámbitos
geográficos distintos. En la estructura y contenido de este código se advierte la
influencia de tres fuentes distintas. Por un lado, la racionalidad de algunas
instituciones del proceso romano, como la lógica en el ofrecimiento, actuación y
valoración de las pruebas, la autoridad de la cosa juzgada, entre otras. Por otro, la
influencia del proceso germánico expresada en la exigencia de una audiencia de
conciliación previa al inicio del proceso, para citar un ejemplo. Y, finalmente, como
no podía ser de otra manera, el Código recibió la influencia de la práctica procesal
colonial, por lo que, por ejemplo, empezó a ser estricta y penosamente escrito,
más allá de sus antecedentes.
CONCLUSIÓN

Resulta indudable advertir, por lo demás, que, en este crisol de influencias, es muy
complicado separar el aporte positivo de la distorsión, es decir, la realidad del
mito. El aprovechamiento de los estudios procesales no puede reposar
únicamente en la conquista y en la apropiación, más O menos inmediata, de una
institución procesal novedosa y con excelencias teóricas. Es importante variar el
enfoque investigador, y dirigirlo a rutas casi inexploradas a la fecha. N os
referimos, por ejemplo, a los estudios jurisprudenciales o al uso de técnicas de
investigación social, a fin de conocer qué está significando el proceso en la
realidad. En definitiva, y refiriéndonos en concreto al contenido de este capítulo,
resulta urgente apreciar con una nueva perspectiva nuestros antecedentes
históricos. Para los latinoamericanos saber realmente quiénes hemos sido, es
trascendente para saber qué somos y, sobre todo, qué podemos ser.

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