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Revista Estudios, Universidad de Costa Rica. No. 21, pág.

137-148, lSSN: 1659-1925 I 2008

EL CONTRATO SOCIAL DE ROUSSEAU: EL PROBLEMA DE LA NATURAL


ENEMISTAD ENTRE LA SOBERANÍA Y EL GOBIERNO

Roberto Cañas Quirás

RESUMEN

Este artículo versa sobre el Contrato Social de Rousseau, a fin de analizar el choque entre la soberanía,
representada por el pueblo reunido en corporación, y el gobierno, como su ministro o representante,
siempre dispuesto a usurparla. Este enfrentamiento insoluble conduce a replantearnos los conceptos de
representación política, libertad e igualdad, ley, legislador, formas de gobierno, democracia, anarquía
política, entre otros.
Palabras clave: representación política, libertad, igualdad, ley, legislador, formas de gobierno, democracia
y anarquía política.

ABSTRACT

This article deals about Rousseau's Social Contract, which analyzes the confrontation between the
establishment of a Sovereign, represented by the people joined as a political body, and the government, as
the magistrate or chief chosen by them, which is always abusive. This insoluble confrontation leads us to
redefine our concepts of political representation, liberty and fraternity, law, legislator, different forms of
government, democracy, political anarchy, and many others.
Keywords: political representation, liberty, fraternity, law, legislator, different forms of government,
democracy, and political anarchy.

INTRODUCCIÓN deber es la libre sumisión a la ley moral impuesta


por la propia razón. En otro ámbito, Rousseau es
La obra de Rousseau es inclasificable, el gran teórico de la pedagogía moderna, en el
pues aparece caracterizado con rasgos contra- que la educación está basada desde la infancia en
dictorios: ilustrado y romántico (o antiilustra- el desarrollo sensorial, en experiencias programa-
do), individualista y colectivista, idealizador del das y en los intereses y necesidades de la persona.
«buen salvaje» y del «contrato social», reformista Es incluso considerado un precursor indiscuti-
y revolucionario. Para algunos es precursor de ble de pedagogos románticos como Pestalozzi
Marx, al establecer la total absorción del indivi- y Froebel, de la «escuela activa» de Dewey y
duo por parte de la vida social y de la cancela- Montessori, y de las «pedagogías libertarias».
ción de los intereses antagónicos en el seno del En todo caso, Rousseau es uno de los filósofos
Estado. Por otra parte, Kant lo llamó el «Newton más importantes del siglo XVIII y ha habido
de la moral». De Rousseau se remonta la idea de en nuestro tiempo una especie de renacimiento
una autolegislación, de que la obediencia a la ley roussoniano, pues también se lo percibe como un
autoimpuesta es libertad, mientras que en Kant el precursor de las polaridades existencialistas de la
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autenticidad y la mala fe, o como un precursor caverna a Ulises y sus compañeros con el fin de
de la posmodernidad, al haber sido un crítico del devorarlos, y que éstos en lugar de aguardar con
progreso y la cultura moderna. tranquilidad a que les tocara su turno, más bien
El Contrato Social de Rousseau significa se revelaron picándole su único ojo mediante
un prisma desde el cual pueden verse los diversos un engaño.
colores de la realidad política. Pero no sólo de Otro argumento que tampoco tiene vali-
su tiempo, porque también nos permiten repen- dez es que la obligación social está fundada en la
sar nociones que se enfrentan como libertad o autoridad del padre, y que el gobernante vendría a
derecho del más fuerte, participación política ser su sustituto. Todas estas son tesis absolutistas,
del pueblo o representatividad, bien común o que creen que «el género humano pertenece a un
interés privado, unidad política o divisibilidad centenar de hombres», o que «la especie humana
de poderes de la república, voluntad general o se divide en rebaños de ganado, cada uno con su
pluralismo político, soberanía o gobierno. Estas jefe que lo guarda para devorarlo», y «que los
problemáticas se analizan en este artículo, prin- reyes son dioses y los pueblos animales».
cipalmente relacionándolas con aspectos de la El único fundamento legítimo de la obli-
política contemporánea, sobre todo para destacar gación se encuentra en el contrato establecido
la necesidad de fomentar Estados cada vez más entre todos los miembros que se integran en
soberanos y donde el gobierno ejerza un papel sociedad, con el fin de no perder la libertad origi-
menos protagónico. nal y ganar los beneficios que derivan de la vida
asociada. En esta línea Rousseau se traza como
objetivo: «Encontrar una forma de asociación
I. EL PACTO SOCIAL Y LA VOLUNTAD que defienda y proteja de toda la fuerza común
GENERAL la persona y los bienes de cada asociado, y por la
cual, uniéndose cada uno a todos, no obedezca,
«El hombre ha nacido libre, y sin embargo, sin embargo, más que a sí mismo y quede tan
en todas partes se halla encadenado. Hay quien libre como antes».
se cree amo de los demás, cuando no deja de ser Existe un giro vertiginoso que se opera del
más esclavo que ellos. ¿Cómo se ha producido Discurso sobre la desigualdad al Contrato Social,
este cambio? Lo ignoro. ¿Qué puede legitimarlo? pues ya no se focaliza los factores negativos de la
Creo poder responder a esta cuestión». Estas sociabilidad, sino que se subrayan las prerrogati-
líneas famosas dan apertura al Contrato Social y vas de vivir en comunidad:
su autor es claro de que no trata de referirse a un
asunto de historia, sino de legitimidad, de dere- «Este pasaje desde el estado de naturaleza
cho a la libertad humana como una característica hasta el estado social produce en el hombre un
natural e inalienable. cambio muy notable, reemplazando en su con-
Nadie debe atentar o despojar de la liber- ducta el instinto por la justicia y otorgando a
tad a ningún ser humano bajo ningún pretexto sus acciones unas relaciones morales de las que
y, en caso de hacerla, su dominio es ilegítimo. antes estaban exentas. Sólo así, cuando la voz
Por eso la obligación social no podría fundarse del deber sustituye el impulso físico y el derecho
legítimamente en la fuerza. Así las cosas, no hay sustituye el apetito, el hombre que hasta enton-
derecho del más fuerte. Se obedece por necesi- ces se había limitado a contemplarse a sí mismo,
dad y no por deber, incluso se deja de obedecer se ve obligado a actuar según otros principios,
cuando la fuerza cesa. consultando con su razón antes de escuchar
Rousseau critica la máxima de San Pablo, a sus inclinaciones. Sin embargo, aunque en
según la cual «todo poder viene de Dios», reco- este nuevo estado se prive de muchas de las
mendando la obediencia pasiva a los esclavos ventajas que le concede la naturaleza, obtiene
(Colosenses, III, 22-25). En su lugar, se antepone compensaciones muy grandes, sus facultades se
el ejemplo del Cíclope que había encerrado en su ejercitan y se amplían, sus ideas se desarrollan,
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sus sentimientos se ennoblecen y su alma se eleva moral, pues es «en cada individuo un acto puro
hasta un grado tal que -si el mal uso de la nueva del entendimiento que razona, permaneciendo
condición a menudo no le degradase, haciendo las pasiones en silencio». Significa renunciar a
que baje más abajo incluso de su nivel origi- los intereses egoístas y particulares, en beneficio
nario- tendría que bendecir sin pausa el feliz del bienestar colectivo. No se trata de la tota-
instante que lo arrancó para siempre de allí, con- lidad absoluta, sino de la mayoría moralmente
virtiendo al animal estúpido y limitado que era, calificada, para decidir sobre el bienestar general
en un ser inteligente, en un hombre» (pp. 26-27). o el bien común. La voluntad general implica
un estado de conciencia moral para decidir el
He aquí la recuperación de la antigua destino general de la comunidad. Así lo explica
naturaleza, esta vez bajo condiciones sociales. Hampsher-Monk: «La voluntad general es aque-
Ello consiste en una traslación de un estado a llo que la Asamblea soberana de todos los ciuda-
otro, donde no se puede dejar de ganar. En torno danos debe decidir, si sus deliberaciones fueran
a estos puntos comenta Chevallier (1972, 152): tal como deben ser» (1996, p. 216).
«La transformación del hombre natural en ciu- Puede apreciarse que de acuerdo con
dadano transformó sus instintos, los modificó Rousseau existen tres períodos sobre los cuales
químicamente. El hombre fue, para su bien y pasa el ser humano: el estado de inocencia, carac-
para el bien de todos, desnaturado por la institu- terizado por el estado natural, el de decadencia,
ción social legítima (opuesta a la sociedad falsa caracterizado por el estado social vigente, y el de
e injusta, estigmatizada en el famoso Discurso restauración moral, caracterizado por el contrato
sobre el origen de la desigualdad, anterior al social. Asimismo, en el estado de naturaleza pre-
Contrato). El hombre transportó su "yo a la uni- dominaba la obediencia humana a los instintos
dad común, de suerte que cada particular no se naturales, en el estado social predominan las
cree ya uno, sino parte del todo"». pasiones y voluntades particulares, y en el contra-
Este principio de regeneración estaría dado to social predominaría la obediencia humana a la
por un nuevo orden social, cuyo poder legítimo voluntad general y a los derechos legítimos.
que garantiza el verdadero contrato está constitui- La verdadera libertad, que supone una
do por la voluntad general: «Cada uno de nosotros previa moralidad, es la facultad de hacer prevale-
pone en común su persona y todo su poder bajo cer sobre la voluntad particular la voluntad gene-
la suprema dirección de la voluntad general, y ral, eliminando el amor de sí mismo en beneficio
recibimos en cuerpo a cada miembro como parte del amor del grupo. Su origen se remonta de la
indivisible del todo» (p. 23). Esta frase apunta piedad natural hacia el prójimo, transformada
a que cada asociado se priva por completo, con mediante la educación moral al plano político del
todos sus derechos, a favor de la comunidad. Por interés común, al de la solidaridad como el valor
consiguiente, la condición es igual para todos, más elevado.
pues cada uno se compromete hacia los demás. La teoría política de Rousseau es una
O dicho en otros términos, cada uno dándose a radical socialización humana, una total colecti-
todos, no se da a nadie en particular. Por eso la vización, con el propósito de que no aparezcan
elaboración de un nuevo tipo de sociedad con y pululen los intereses privados. En este sentido
derechos legítimos sólo puede darse con plena el contrato social garantiza una igualdad, pues
libertad de parte de sus contratantes, tratándose todos los asociados tienen iguales derechos en el
de un acto de deliberación previa. En este sen- seno de la comunidad.
tido Grimsley considera: «La constitución de la
sociedad depende de una opción racional y no de
sentimientos espontáneos» (1977, p. 119). 11. LA SOBERANÍA
¿Pero qué es exactamente la «voluntad
general»? La idea de la voluntad general El soberano es la voluntad general,
presupone una alta moralidad o una regeneración y como voluntad, es actividad, decisión. El
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soberano quiere el interés general, constituyén- como si hiciesen del soberano un ser fantástico,
dose como un cuerpo, como un todo, cuya exis- formado de partes unidas. Su equivocación es
tencia activa se da cuando el pueblo está reunido. haber tomado los poderes como «partes», cuando
La soberanía, o poder del cuerpo político sobre no son ni pueden ser más que «emanaciones» de
todos sus miembros, se identifica con la voluntad la soberanía. Teóricos como Montesquieu, que
general, y sus características fundamentales son: dividen la república en poderes autónomos en
inalienable, indivisible, infalible y absoluta. condición de igualdad, siguen una lógica que no
Inalienable. En los Estados mal dirigidos es favorable al pueblo en su conjunto.
lo que se transmite es el poder, pero no la volun- Infalible. La voluntad general no puede
tad. La voluntad general no puede alienarse, errar, porque ésta «es siempre recta y siempre
o sea, cambiar de naturaleza, cederse o repre- tiende a la utilidad pública» (p. 35). El principio
sentarse. Una voluntad no puede encadenarse democrático es que el pueblo que se ha colectivi-
para el futuro delegándola en un representante zado, que ha silenciado los intereses particulares,
o diputado: quiere siempre y necesariamente el bien de todos
y de cada uno. Sin embargo, ello no implica
«El soberano puede muy bien decir: en este que las deliberaciones de otros pueblos tengan
momento quiero lo que quiere tal hombre, o, al siempre la misma rectitud, pues a menudo se les
menos, lo que él dice que quiere; pero no puede engaña y parece querer su mal.
decir: lo que este hombre quiera mañana, lo Hay que distinguir, por tanto, dos tipos
querré yo también; puesto que es absurdo que la de voluntades, la «voluntad de todos», que mira
voluntad se encadene para el porvenir» (p. 32). hacia el interés privado, que es la suma de las
voluntades particulares, y la «voluntad general»,
El modelo de Rousseau es el de la demo- que mira hacia el interés común, formado por el
cracia ginebrina, con sus plebiscitos en que cada pueblo calificado, que no se ha dejado manipular
cual decide, sobre las leyes propuestas por los en su elección.
magistrados. Rechaza en cambio el régimen Para que haya voluntad general cada
representativo, no impresionándole el Parlamento ciudadano debidamente informado «sólo opi-
inglés: «El pueblo inglés cree ser libre, pero se nará por sí mismo», y se eliminará la «sociedad
equivoca; sólo lo es durante la elección de los parcial en el Estado». Ello significa extirpar
miembros del Parlamento; una vez elegidos, se del seno social los partidos, asociaciones o
convierte en esclavo, no es nada». Por eso no se facciones, que se constituyen en contra del gran
debe de identificar «soberanía del pueblo» con cuerpo político. La postura roussoniana estaría
«representación electoral». en contra de la tendencia moderna basada en el
Indivisible. Por la misma razón que la «pluralismo», que considera que la esencia de
soberanía es inalienable, es indivisible. Cuando un Estado democrático se halla en la prolifera-
la voluntad es general se refiere al cuerpo del ción de una rica variedad de organizaciones y
pueblo, se declara un acto de soberanía y se con- grupos de presión que buscan influir sobre el
vierte en ley. Por el contrario, cuando la voluntad electorado y la opinión pública. Ello generaría
no es general se refiere solamente a una parte del un contrafuerte contra la «dictadura de la mayo-
pueblo, siendo una voluntad particular, un acto ría», a fin de que la diversidad de los grupos
de magistratura o un decreto. garantice hasta cierto punto a los ciudadanos el
Dividir la soberanía es matarla. Y aún que sus puntos de vista sean llevados a la arena
reconociéndola una en su principio, pero en la política. Pero la soberanía del filósofo ginebrino
práctica dividiéndola en poder legislativo, ejecu- no podría permitir una «competencia entre par-
tivo, judicial y ministerios, es también debilitar- tidos», una elección periódica entre líderes polí-
la. Los políticos realizarían desde la perspectiva ticos, pues todos ellos no son más que enemigos
roussoniana un Frankenstein político, como si del conjunto social, al buscar llevar a la práctica
compusiesen al hombre con varios cuerpos, sus intereses particulares.
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La filosofía política roussoniana, que pre- unidad de la libertad, la igualdad, la fraternidad


tende eliminar las sociedades parciales dentro y la tolerancia, que impiden precisamente una
del Estado, no concordaría con la perspectiva de conducta «tiránica» por parte de la mayoría.
Maquiavelo, quien no considera que los «tumul- Absoluta. La soberanía es un poder abso-
tos» que protestan o las facciones que pugnan luto, sin límites en lo que respecta a su propia
con intereses contrarios a los que tienen el poder, supervivencia y bienestar:
sean nocivos para la libertad de una república.
Tanto el filósofo florentino como Rousseau esti- «Si el Estado o la Ciudad no es más que una
man que la antigua Roma fue el mejor gobierno persona moral cuya vida consiste en la unión
que ha existido. Sin embargo, Maquiavelo en los de sus miembros, y si el más importante de
Discursos dice que Roma, como cualquier otra sus cuidados es el de su propia conservación,
república, hubo en todo tiempo «dos disposicio- necesita una fuerza universal y coercitiva para
nes distintas», la de la plebe y la de sus adversa- mover y disponer cada parte de la forma más
rios las clases superiores, el senado o patricios. conveniente al todo. Igual que la naturaleza da a
En el conflicto de estas clases antagónicas se cada hombre un poder absoluto sobre todos sus
formó un equilibrio tensamente establecido, que miembros, el pacto social da al cuerpo político
incidió para que ninguno de los dos bandos un poder absoluto sobre todos los suyos, y es
pudiese oprimir o pisotear los intereses del otro. este mismo poder el que, dirigido por la volun-
Su conclusión es que «quienes condenan las pug- tad general, lleva como he dicho el nombre de
nas entre nobles y plebeyos están denigrando las soberanía» (p. 36).
cosas mismas que fueron la causa básica de que
Roma conservara su libertad». De la discordia Rousseau anteriormente había hecho la
civil es de donde surgen leyes que benefician el distinción del doble rol de los individuos como
conjunto de la comunidad y los «tumultos», que «ciudadanos», como partícipes en la autoridad
«merecen el mayor elogio», fueron en la antigua soberana, y como «súbditos», en cuanto someti-
Roma la consecuencia de una intensa participa- dos a las leyes del Estado. El carácter de absoluta
ción política y de las virtudes cívicas más eleva- de la soberanía implica este último aspecto.
das. Por consiguiente, «toda legislación favorable Con ello Rousseau no niega los derechos
a la libertad es producida por el choque entre las naturales del individuo, los que deben de gozar
clases», siendo el conflicto de los intereses de en calidad de seres humanos. Pero el soberano,
clases no el elemento corrosivo, sino más bien los como cuerpo colectivo y persona moral, tiene
pilares de una sociedad activamente política. también derechos, en el que todos sus miembros
A partir de estos aspectos, surgirían las al haber aceptado el pacto social que los bene-
preguntas: ¿La cancelación los intereses dis- ficia, deben cumplir con todas las obligaciones
tintos de las clases sociales en el seno de una que se les demande, siempre que no sea «ninguna
comunidad, no implicaría sino un único punto cadena inútil a la comunidad».
de vista que podría conducir a una dictadura? El término «absoluto» ha sido quizás poco
¿Podría ocurrir una «tiranía de la mayoría», feliz, pero Rousseau le quiso otorgar a la sobera-
donde éstas voten para despojar a las minorías de nía del pueblo, a los ciudadanos en corporación,
sus legítimos derechos, actuando de una forma un carácter por el cual éstos nunca corren peligro
opresora y transgrediendo el sustento igualitario en manos de un absolutismo monárquico. A la
de la democracia? El autor del Contrato Social frase de Luis XIV «el Estado soy yo», se le ante-
argumentaría que esa posibilidad se da cuando pondría el Estado somos activamente nosotros.
prevalece la «voluntad de todos», como reunión La soberanía roussoniana, además de ser
de intereses particulares o masas engañadas por inalienable, indivisible, infalible y absoluta, es
las «sociedades parciales». La voluntad general también sagrada e inviolable. Los atributos reli-
acontece cuando el pueblo participa por razones giosos le confieren mayor aceptación en el pue-
morales y comparte el principio de preservar la blo. Incluso se convierten en «dogmas positivos»,
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que hacen que se «arraiguen en el fondo de los «¿Cómo una multitud ciega, que con frecuen-
corazones», como lo es la «santidad del contrato cia no sabe lo que quiere porque raramente
social y de las leyes». sabe lo que es bueno para eLLa,ejecutaría por
sí misma una empresa tan grande, tan difícil
como un sistema de legislación? Por sí mismo
111. LA LEY Y EL LEGISLADOR el pueblo siempre quiere el bien, pero por sí
mismo no siempre lo ve. La voluntad general
La ley, expresión de la voluntad general, es siempre recta, pero el juicio que la guía no
es la más importante realización de la socie- siempre es esclarecido. Hay que hacerle ver los
dad, otorgándole su movimiento. A los ojos objetos tales como son, a veces tales como deben
de Rousseau la ley tiene un carácter sagrado y parecerle, mostrarle el buen camino que busca,
debe sentirse hacia ella un respeto prácticamen- garantizarle contra la seducción de las volunta-
te religioso. Gracias a las leyes los individuos des particulares, aproximar a sus ojos los luga-
obedecen y sirven sin tener un «amo». Las leyes res y los tiempos, contrapesar el atractivo de las
otorgan al que las cumple libertad, porque su ventajas presentes y sensibles con el peligro de
observancia se da a partir de su propio consenti- los males lejanos y ocultos. Los particulares ven
miento. Cinco años después del Contrato Social, el bien que rechazan; el público quiere el bien
en 1767, le escribió al marqués de Mirabeau: que no ve. Todos tienen por igual necesidad de
«Según mis viejas ideas, el gran problema de la guías. Es necesario obligar a los unos a confor-
política, que yo comparo al de la cuadratura del mar sus voluntades (particulares) con su razón;
círculo en geometría, es encontrar una forma de es necesario enseñar al otro a conocer lo que
gobierno que coloque la ley por encima del hom- quiere. Entonces, de las luces públicas resulta
bre» (1994, p. 157). la unión de la voluntad y del entendimiento en
La ley no puede ser manifestación arbi- el cuerpo social; de ahí la exacta concurrencia
traria porque la materia hacia la cual estatuye de las partes, y.finalmente, la mayor fuerza del
es general, al igual que la voluntad que la cris- todo. He aquí de donde nace la necesidad de un
talizó. Así, la ley considera a los súbditos como legislador» (pp. 44-45).
corporación y a las acciones como abstractas,
jamás a un ser humano como individuo parti- El giro inesperado hacia la figura del
cular ni a una condición específica para nadie. legislador, como personaje singular, después de
Por ejemplo, la ley puede establecer privilegios, hablar del carácter general de la voluntad y de la
pero no darlos nominalmente a nadie. La ley ley, se basa en razones históricas. Alaba a Moisés,
está diseñada para el beneficio de la colectivi- que otorgó leyes a los judíos, Solón que lo hizo
dad y no de particulares. Aquí la ley no puede con Atenas, Licurgo con Esparta y Calvino con
ser injusta, porque «nadie es injusto hacia sí Ginebra. El legislador debe poseer un genio ele-
mismo». Nuestros Parlamentos y Asambleas vado, una inteligencia superior más allá de las
Legislativas modernos no son más que el reflejo pasiones humanas. Su cargo tiene condiciones
desordenado de pasiones e intereses privados, diametralmente opuestas al de los legisladores de
cuyos proyectos de ley están por lo común des- los parlamentos actuales, pues sus actos no son ni
tinados al disfrute de una minoría en perjuicio de magistratura ni de soberanía. El que hace la
de la mayoría. ley no debe beneficiarse de ella y por eso no debe
Si no son los «representantes del pueblo» mandar a los hombres:
los encomendados a labor tan trascendente,
¿a quién o a quiénes se les dará esa sagrada «Quien redacta las leyes no tiene, pues, ni debe
tarea? ¿Será acaso el propio pueblo? El mismo tener, ningún derecho legislativo, y el pueblo
Rousseau al principio nos desconcierta, o, más mismo no puede, aunque quiera, despojarse
bien, nos lanza a una tempestad de la que des- de este derecho intransferible; porque según
pués encontramos puerto seguro: el pacto fundamental sólo la voluntad general
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obliga a los particulares, y nunca se puede asegu- éste «no empieza por redactar leyes buenas en sí
rar que una voluntad particular es conforme a la mismas, sino que antes examina si el pueblo al
voluntad general hasta después de haberla some- que las destina es apto para soportarlas». Lo más
tido a los sufragios libres del pueblo» (p. 47). importante de las leyes, ya sean fundamentales
o constitucionales, civiles y criminales, es su
El legislador es parte del Estado, pero las observancia. El hecho que se cumplan es algo
leyes que realiza no las aprueba ni ejecuta, a ello «que no se graba ni en el mármol ni en el bronce,
le corresponde únicamente a la soberanía del sino en los corazones de los ciudadanos»; cuando
pueblo. Con frecuencia el legislador puede ser las leyes, las instituciones y la autoridad pierden
un extranjero, pues no hay profeta en su propia su fuerza, ésta es reanimada por el hábito. Es en
tierra, como en el caso de Calvino en Ginebra. las costumbres, usos y la opinión que depende
Pero existen dos elementos que parecen el éxito de la política. El legislador es un genio
incompatibles: por un lado, el hecho de que un creativo que sabe formar leyes convenientes
personaje tan fuera de serie aparezca, que surja según las costumbres del lugar, mientras que
alguien por encima del común de la humanidad, los meros imitadores realizan injertos que no
y, por otro, que haya una autoridad que lo respal- florecen, como Pedro el Grande, quien se dio a
de. Tampoco el pueblo suele entender el lenguaje la tarea de europeizar a los rusos, cuando debió
de los sabios, y resulta complejo transmitirle las primero por «empezar por hacer rusos».
ventajas que se derivan de algunas privaciones
que imponen las buenas leyes. Se describe que en
los Estados nacientes, al no apelarse ni a la fuerza IV. EL GOBIERNO COMO SOSPECHOSO
ni al razonamiento, se ha recurrido a simular una DE ANTENTAR SIEMPRE CONTRA
intervención divina. Los «padres de las naciones» LA SOBERANÍA
han invocado la intervención del cielo, a fin de que
los ciudadanos «obedeciesen con libertad y porta- Después de hablarnos de la dificultad de
sen dócilmente el yugo de la felicidad pública». El encontrar esa figura extraordinaria, de ese profe-
legislador hábil ha «puesto sus decisiones en boca ta altruista de la política, aparece otro obstáculo,
de los inmortales, para arrastrar mediante la auto- que es la aplicación de la ley. La excelencia de
ridad divina a aquellos a quienes no podía poner ley estriba en que está por encima de los seres
en movimiento la prudencia humana». humanos y su objeto es lo «general». Pero eje-
¿Pero el legislador lo resume Rousseau en cutar la leyes «reducirla a actos particulares»,
un mero impostor? De ninguna manera, porque implicando que hombres determinados den órde-
«no a todo hombre corresponde hacer hablar a nes particulares a otros hombres.
los dioses, ni ser creído cuando se anuncia como Se tendrá que recurrir a un gobierno, que
su intérprete». Desde época inmemorial la reli- es distinto al soberano. Se trata de la tajante dis-
gión ha servido como instrumento de la política y tinción entre el soberano, pueblo en corporación
resultaría difícil encontrar una comunidad donde que vota las leyes, y el gobierno, grupo de hom-
no exista del todo esa injerencia. El último capí- bres particulares que las ejecutan. El soberano
tulo del Contrato Social se titula De la religión como voluntad general quiere, mientras que el
civil, que es la «religión del ciudadano», carente gobierno obra, ejecuta por medio de actos parti-
de un contenido dogmático, de donde nace la culares. En el poder legislativo como manifesta-
intolerancia. Cada cual puede tener las opiniones ción de la voluntad general, «el pueblo no puede
que le plazcan y lo más importante de la religión ser representado; pero puede y debe serio en el
es extender los lazos de sociabilidad. poder ejecutivo, que no es más que la fuerza apli-
Si consideramos la analogía de que antes cada a la ley». Sin embargo, el gobierno tendrá
de construir un gran edificio se hace un estudio un papel subordinado con respecto al soberano,
de suelos que determine la factibilidad de su rea- pues siempre será sospechoso de «esforzarse»
lización, en el caso de la labor de un legislador por naturaleza en contra de él.
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El gobierno es un mal necesario. Éste no ejerce usurpación sobre el soberano, sino que se
debe tener la preponderancia que históricamente limita a ser su ministro, su dependiente, su ejecu-
se le ha asignado, pues es sólo «el ministro del tor fiel de su voluntad general.
soberano». El gobierno no es más que un «cuer- También Rousseau rompe con la antigua
po intermedio establecido entre los súbditos y el discusión sobre cuál es la mejor forma de gobier-
soberano para su mutua correspondencia, encar- no, porque eso es un asunto relativo en cada caso
gado de la ejecución de las leyes y del manteni- y porque ningún autor antes de él le asignó un
miento de la libertad, tanto civil como política». carácter subalterno con respecto a la soberanía.
Este cuerpo lo conforman magistrados, reyes, En el análisis de las formas de gobierno la
príncipes o gobernantes, y no son legítimamente democracia es el «poder legislativo y ejecutivos
«soberanos». No existe tampoco ningún «contra- unidos», designa al pueblo en corporación que no
to» con el gobierno, pues el único pacto social es sólo vota las leyes, sino también las medidas par-
el que fundó a la sociedad y creó la soberanía. ticulares requeridas para su ejecución. Confusión
Con respecto al gobierno no puede haber ningún de poderes, gobierno directo en el que el mayor
«pacto de sumisión», por el cual la sociedad le número de ciudadanos realizan al mismo tiempo
transfiere poderes dándose a sí misma un supe- los actos generales (leyes) y los actos particula-
rior, un amo, un soberano. El único sometimiento res (aplicación de las leyes). Es un mal gobierno,
del Estado es hacia la ley. Por eso «los deposi- porque «no es bueno que el que hace las leyes
tarios del poder ejecutivo no son los amos del las ejecute, ni que el cuerpo del pueblo desvíe su
pueblo, sino sus oficiales; él puede establecerlos atención de las miras generales para volverla a
y destituirlos cuando le plazca; no se trata para los objetos particulares». No hay nada más dañi-
ellos de contratar, sino de obedecer». El gobier- no que la corrupción del poder legislativo, «con-
no no tiene «en absoluto más que una comisión, secuencia infalible de las miras particulares».
un empleo, en el cual, como simples oficiales Este gobierno supone muchas cosas difíciles de
del soberano, ejercen en su nombre el poder de conciliar, como un Estado muy pequeño donde
que les hizo depositarios, y que él puede limitar, el pueblo constantemente se reúna, así como una
modificar y recobrar cuando le plazca». igualdad en las clases sociales y las fortunas,
Este «depósito» del poder da origen a y soportar la inestabilidad de las agitaciones
diversas formas de gobierno. Se trata de un internas y las guerras civiles. La desaprobación
criterio numérico en cuanto a la cantidad de roussoniana del gobierno democrático por su
miembros que fungen como cuerpo intermedio peculiaridad de impráctico y alejado de la natu-
encargado de ejecutar las leyes. Cuando ha sido raleza humana se refleja en el texto:
«encomendado» a todo el pueblo o a su mayor
parte, se le da el nombre de democracia; cuando «Tomado la palabra en el rigor de la acepción,
se le asigna a un pequeño número, es una aristo- jamás existió verdadera democracia, ni existirá
cracia; y cuando recae en manos de uno solo es nunca. Es contra el orden natural que el mayor
una monarquía. número gobierne y los menos sean gobernados.
No se trata de la clásica división de No es concebible que el pueblo permanezca
Aristóteles de los gobiernos legítimos. Ello incesantemente reunido para ocuparse de los
porque Rousseau distinguió de forma radical, negocios públicos, siendo fácil comprender que
soberano y gobierno, y en la subordinación del no podría delegar tal función sin que la forma
segundo hacia el primero reside la legitimidad de administración cambie [. . .] Si hubiera un
del poder. El Estado, en el que el pueblo como pueblo de dioses, se gobernaría democrática-
cuerpo soberano aprueba o rechaza las leyes pro- mente. Un gobierno tan perfecto no conviene a
puestas por el legislador, funciona directamente los hombres» (p. 72).
como poder legislativo. Si esto se cumple todo
gobierno resulta legítimo, funcionando como Este tipo de democracia absoluta, que se
poder ejecutivo. Así las cosas, el gobierno no implantó en la Atenas antigua, con sus asambleas
CAÑAS: El Contrato social de Rousseau: el problema de la natural enemistad ... 145

tumultuosas que además de aprobar leyes, caían sencillos; 2) electiva, es la mejor, porque el pue-
en el desacierto de realizar actos particulares blo elige a un pequeño número en función de su
referidos a personas, es algo que le disgusta a integridad, su conocimiento y experiencia; y 3)
Rousseau. Pero no debe malentenderse sus afir- hereditaria, la peor de todas, como los gobiernos
maciones sacando la conclusión de que es antide- absolutistas del siglo XVIII.
mocrático, ni mucho menos que su colectivismo La aristocracia electiva podría ser uno de
social conduce a un totalitarismo. Lo que critica los mejores gobiernos. Pero debe cumplir con
Rousseau es la democracia únicamente vista el requisito de que «los más sabios gobiernen
como gobierno, porque la soberanía, «el corazón a la multitud cuando se está seguro de que la
mismo del Estado», implica una constante parti- gobernarán en provecho de ella y no para el
cipación, una corporación activa del pueblo que suyo particular; no hay que multiplicar vana-
aprueba las leyes conducentes al bien común. mente las competencias, ni hacer con veinte mil
La democracia representativa moderna hombres lo que cien hombres escogidos puede
posee, desde la óptica roussoniana, un nivel infe- hacer aún mejor». Sin embargo, la aristocracia
rior al de la democracia directa antigua, porque exige «la moderación en los ricos y contento en
el pueblo no cuenta con el poder legislativo y eje- los pobres», que es difícil de cumplir. También
cutivo. Sólo se limita nombrar periódicamente a la aristocracia riñe con la igualdad rigurosa, lo
sus «representantes», que lo que hacen es usurpar cual terminaría atentando contra la soberanía
una soberanía de un pueblo que no está acostum- del pueblo. Además habría que educar al pueblo
brado a la libertad, porque no se lo ha «obligado para que entienda «que hay en el mérito de los
a ser libre». En nuestro tiempo con medios tecno- hombres razones de preferencia más importantes
lógicos cada vez más sofisticados las limitacio- que la riqueza».
nes de población y territorio ya no son obstáculo La monarquía es el poder ejecutivo reuni-
para la constante participación ciudadana, ya do en manos de un solo hombre. Este gobierno
sea para una Asamblea Nacional Constituyente representa, por un lado, la mayor unidad y vigor
a fin de efectuar reformas constitucionales o la porque «todo camina hacia el mismo fin». Esta
realización continua de referendum, votación del sería la monarquía legítima, la electiva, donde
pueblo por la que éste aprueba o rechaza un pro- el pueblo en corporación es el soberano y el rey
yecto que le presenta el gobierno. El Estado suizo no es más que el depositario único del poder
en la actualidad es uno de los mayores ejemplos ejecutivo. Este sería el caso ideal, pero el real, o
en el mundo del uso constante del referendum y de hecho, es el que vivió Rousseau y al que lanza
de la gran responsabilidad y poder que tiene el sus mayores dardos antimonárquicos. En este
pueblo en sus decisiones. gobierno predomina «el que la voluntad particu-
Rousseau es un defensor de la libertad lar tenga mayor imperio y domine más fácilmen-
e igualdad, pero en su tiempo predominaba un te a las demás». Esta última característica hace
liberalismo asociado a la propiedad y a la des- que no se busque la felicidad pública y la fuerza
igualdad. Por eso Touchard (1999, p. 329) inter- de la administración se vuelva en perjuicio del
preta que como las condiciones de la democracia Estado. Los monarcas quieren ser absolutos,
todavía no existían ni en los hechos ni en las nunca desean dejar de ser los amos. Si su afán es
ideas, Rousseau elabora una utopía racional, que solo gobernar su Estado, prefiere un pueblo débil
el mismo autor nunca creyó que pudiese llegar a y miserable que no pueda nunca oponérsele; o si
realizarse. prefiere hacerse temer o conquistar a sus veci-
La aristocracia es el gobierno dirigido por nos, hace poderoso al pueblo cuando ese poder
un pequeño número. Esto fue propio de las pri- es el suyo.
meras sociedades, donde los jefes de familia deli- En conclusión, no hay, pues, un gobierno
beraban los asuntos públicos y donde se valoraba en esencia bueno, ni siquiera si se hacen mez-
la autoridad de la experiencia. Hay tres tipos de clas entre ellos como en los casos de gobiernos
aristocracia: 1) natural, que conviene a pueblos mixtos. ¿Cuál es el mejor gobierno? Eso es algo
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relativo y es mejor en ciertos casos y peor en Ginebra, representado por el Pequeño Consejo,
otros. Cualquier forma de gobierno no es conve- cuerpo restringido de magistrados ejecutores,
niente para cualquier país, porque «la libertad, siempre impulsados a usurpar al soberano o
por no ser un fruto de todos los climas, no está al Consejo general, compuesto de la totalidad de
alcance de todos los pueblos». La discusión sobre ciudadanos.
el mejor gobierno posible es un tema estéril, pues La degeneración del gobierno significa
resulta inconveniente querer imponer una forma «la muerte del cuerpo político», y son los abu-
única en todas partes. Por eso el problema del sos del gobierno en contra del Estado, los que
gobierno es secundario, lo más importante con- toman el nombre genérico de anarquía. Aquí la
siste en estar prevenidos a observar su tendencia democracia degenera en oclocracia (mandato de
a degenerar y a traicionar a la soberanía. la muchedumbre o plebe), la aristocracia en oli-
Rousseau nos enseña a prevenirnos en garquía (mandato de los ricos), y la monarquía en
contra del gobierno, pues en éste existe una tiranía, como sinónimo de despotismo.
propensión natural a corromperse, incluso en Cuando se cae en estos niveles anárqui-
caso de que empiece siendo un mero deposita- cos, la autoridad soberana puede retomarse,
rio ejecutivo del poder soberano del pueblo. La pues la voluntad general es «indestructible».
máxima del vicio esencial del gobierno es: «Así Para ello pueden aplicarse remedios normales y
como la voluntad particular obra sin cesar contra excepcionales. El modelo roussoniano es el de
la voluntad general, así el gobierno se esfuerza la Roma antigua, con sus comicios y dictaduras
contra la soberanía». Mientras esto no se entien- temporales.
da con toda su evidencia, los pueblos seguirán El remedio normal ante el caos políti-
esclavizados. El gobierno es solo un cuerpo co son las Asambleas frecuentes de todos los
intermedio entre el soberano y los súbditos, un ciudadanos, pues la soberanía la constituye la
grupo determinado de hombres en el seno del Asamblea del pueblo en corporación y el fin
gran cuerpo político que es el Estado, una socie- último de tales congregaciones es mantener el
dad parcial en la grande. Este cuerpo intermedio pacto social:
tiene su «yo particular», su propia naturaleza de
cuerpo parcial, su tendencia a aumentar su poder «Al no tener el soberano otra fuerza que el
a expensas de la gran sociedad. Así la mayor poder legislativo, no actúa más que por leyes,
parte de los gobiernos no han sido más que la y no siendo las leyes más que actos auténticos
usurpación y apropiación de la soberanía: «Este de la voluntad general, el soberano sólo podría
es el vicio inherente e inevitable que desde el actuar cuando el pueblo está reunido. ¡El pue-
nacimiento del cuerpo político tiende sin tregua a blo reunido], dirá alguien. [Que quimera! Es
destruirlo, de igual forma que la vejez y la muerte una quimera hoy, pero no lo era hace dos mil
destruyen el cuerpo del hombre». Panorama des- años. ¿Han cambiado los hombres de naturale-
alentador. Si la Roma antigua pereció, que cuidó za?» (p. 93).
tanto de sus leyes, «¿qué Estado puede esperar
durar siempre? Si queremos establecer uno dura- Cuando la ley manda la realización de la
dero, no pensemos, pues, en hacerla eterno». Así Asamblea, el poder del gobierno cesa, el poder
como el cuerpo humano empieza a morir desde ejecutivo queda suspendido. Estos actos políticos
que nace, de la misma manera el Estado lleva en significan el horror de los jefes, la coraza del
sí mismo las causas de su destrucción. Lo impor- gran cuerpo político y el freno del gobierno.
tante es hacer una constitución robusta cuya vida El remedio excepcional que aplicó Roma
política se sustente en la autoridad soberana o para salvar sus instituciones fue la «dictadura»,
poder legislativo del pueblo, y que prevalezca y donde se le entregaba el poder al más digno y
se le subordine alguna de las formas de gobierno capaz para que restaurara el orden y salvara al
mencionadas. El ejemplo histórico de la aristo- Estado de perecer. Una medida extrema en cri-
cracia Rousseau la visual izó en el gobierno de sis extremas. Así como se apeló a un personaje
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extraordinario, al legislador, aquí también se excesos de su autor, como su extrema unidad, su


apela a un individuo excepcional para una tarea Todo social casi sagrado, la exclusión de parti-
excepcional. Debe recordarse que en la Roma dos, restringir el fenómeno religioso a un asunto
republicana, el dictador era un magistrado que civil, recomendar la dictadura para la salud
ejercía todos los poderes durante un máximo de pública apelando a personajes extraordinarios, o
seis meses, a fin de restaurar el antiguo orden. a la figura de un ser inspirado como el legislador.
Sus mayores aportes son, quizás, la soberanía del
pueblo y la ley como expresión de la voluntad
CONCLUSIÓN general, así como de la constante sospecha de
atentar en su contra por parte del gobierno.
El Contrato Social es una de las obras de
teoría política más sabias y menos entendidas.
Para algunos es un sueño político, una utopía, BIBLIOGRAFÍA
que el propio autor sabe que es irrealizable. No es
en modo alguno un liberalismo, porque ese siste- Chevallier, Jean-Jacques. (1972). Los grandes textos
ma hace perder la unidad del Estado y las ideas políticos. Madrid: Editorial Aguilar.
sociales roussonianas se orientan hacia una cierta
equivalencia en la propiedad y en acercar los Della Volpe, Galvano. (1975). Rousseau y Marx.
Barcelona: Ediciones Martínez Roca.
extremos en las clases sociales, en que no haya
una distancia tan abrupta entre ricos y pobres.
Ebenstein, William. (1969). Los grandes pensado-
También su obra se la interpreta desde una doble res políticos. Madrid: Editorial Revista de
óptica no compatible: como un puro colectivis- Occidente.
mo, donde se renuncia a los intereses particula-
res con vistas al bien común, a pesar de que su Echandi Gurdián, Marcela. (Agosto de 2002). «El
propio autor era un individualista, un «paseante origen y naturaleza del Contrato Social en
solitario». Como un antepasado lejano del totali- Juan Jacobo Rousseau». Revista de Ciencias
tarismo, es quizás, una de las perspectivas menos Jurídicas, Universidad de Costa Rica, n," 98,
prometedoras. No es tampoco una obra revolu- 75-98.
cionaria, siendo inexactas las palabras del poeta
Grimsley, Ronald. (1977). La filosofía de Rousseau.
alemán H. Heine cuando situó a Rousseau como
Madrid: Alianza Editorial.
«la cabeza revolucionaria de la cual Robespierre
no fue más que el brazo ejecutor». Su contribu- Groethuysen, Bernhard. (1985). J. J. Rousseau.
ción es más bien indirecta y no de causalidad, al México: Fondo de Cultura Económica.
haber significado una inspiración que enriqueció
el conjunto de ideas que fueron el trasfondo de la Guéroult, Martial y otros. (1972). Presencia de
Revolución Francesa. Rousseau. Buenos Aires: Ediciones Nueva
No se puede negar que el concepto de Visión.
libertad roussoniana como inalienable, en donde
«renunciar a la libertad es renunciar a la cualidad Hampsher-Monk, lain. (1996). Historia del pensa-
de hombre», fue recogida por la Declaración de miento político moderno. Los principales pen-
sadores políticos de Hobbes a Marx. Barcelona:
los Derechos del hombre y del ciudadano en su
Editorial Ariel.
artículo 1: «Los hombres nacen y permanecen
libres e iguales en derechos». Tampoco se puede Hunter Wright, Ernest. (1929). The meaning of
dejar de ver cómo penetró la obra del filósofo Rousseau. Londres: Oxford University Press.
ginebrino sobre los líderes de las revoluciones y
nacimientos de las repúblicas americanas. Maritain, Jacques. (1938). Tres Reformadores. Lutero-
Estudiar el Contrato Social es fortalecer Descartes-Rousseau. Santiago: Editorial
nuestra percepción del Estado, a pesar de los Letras.
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