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Relativismo Cultural

Sara Isabel Baena Gómez


Estudiante de Ingeniería Ambiental

Colegio Mayor de Antioquia


Medellín
2022
Cuando hablamos de cultura, pensamos inmediatamente en nuestro alrededor, en las cosas,
creencias, ámbitos, gustos y comportamientos que compartimos con las diferentes
comunidades que nos incluyen y de las que nos sentimos parte, pudiendo hablar de una
cultura familiar, escolar, universitaria, religiosa, municipal, nacional e incluso
Internacional. Por otro lado, cuando hablamos de derechos fundamentales, nos referimos a
las mínimas condiciones que podemos exigir, hablando de dignidad humana en un grupo
social.
Aunque es posible encontrar una relación entre los dos términos anteriores, no significa que
esta sea positiva siempre, ya que en medio de la diversidad cultural se ven atentados en
muchos casos estos derechos.
No es nuevo para nadie saber y entender que la mujer desde el día en que nace ha sido
objeto de discriminación, desigualdades y torturas a lo largo del tiempo, lo que, si es
increíble, es darse cuenta que en pleno siglo XXI aún en tantas culturas, se degrade la mujer
de maneras inadmitibles.
Esto de inadmitible, se cree desde la perspectiva cultural en donde a pesar de tener
costumbres arraigadas drásticas quizá, se respetan mínimo los DDFF.
Álvarez (2013) en el artículo del diario El Correo, llamado “Siete tradiciones que matan a
las mujeres” menciona múltiples acciones culturales que denigran la mujer como la acogida
con insultos y estiércol a las mujeres masái cuando se casan ( un matrimonio planeado por
el padre de la novia desde que esta está pequeña) , en la casa del esposo para simbolizar lo
difícil que será su vida; la mujer tailandesa que nace y crece con la idea de que entre mas
alto y largo sea su cuello, mas hermosa será, por lo que desde niña se cubre el cuello con
anillos de metal y mediante crece agrega más, lo realmente triste es que si una de estas
mujeres es justiciada por adulterio, el castigo es el retiro de los anillos y por ende pueden
morir de desnucamiento o son condenadas a tenerse la cabeza con sus manos por el resto de
su vida; también, menciona el caso de las mujeres mauritanas que son obligadas en
campamentos desde los 5 años a engordar comiendo excesivamente e incluso obligándolas
a vomitar para poder comer más ya que de acuerdo a su tamaño es el espacio del hombre en
su corazón para ella, los pies vendados de las niñas chinas, a las que por dos años les
quiebran los dedos de los pies para darle una forma estética de media luna como símbolo de
belleza; la lapidación a mujeres como castigo, una práctica que consiste en enterrarlas hasta
el cuello y lanzarles piedras, no tan grandes para matarlas pero tampoco tan pequeñas para
no ser consideradas piedras, en medio de tantos casos menciona uno en particular que
aunque no desmerita las múltiples violaciones arriba mencionadas, quizá sobrepasa una
barrera de dolor y estremecimiento, esta práctica cultural es la INFIBULACIÓN, también
conocida como mutilación femenina, la cuál consiste en mutilar los genitales , cercenando
el clítoris y cociendo la vagina, dejando solo un pequeño paso para la orina y el flujo
vaginal menstrual.
La infibulación
Cabe aclarar que la práctica se lleva a cabo en más de 28 países y que no se sabe
claramente de donde proviene, aunque se dice que proviene de hace más de 4000 años ya
que se encontraron momias femeninas con este tipo de incisiones que lo comprueban, y
desde entonces se promueve a lo largo de ciudades africanas, por lo mismo se dice y se
sostiene que no proviene de ninguna religión ya que para este momento no existían, además
de que no se menciona en libros cristianos y tampoco en islámicos. Aunque este método
tiene mayor albergadura y acogida en África, también hay pruebas de su implementación en
diferentes países de Latinoamérica y de que en Europa en el Siglo XIX se utilizaba como
método clínico para el manejo de enfermedades como epilepsia, ninfomanía, histeria y
algunas otras ginecológicas.
Se justifica entonces el acto en 4 fundamentos
1. Por motivos Psicosociales y reproductivos: Se considera que una mujer a la que se
cosa la vagina, tendrá menores deseos sexuales y proveerá al hombre mayor placer,
también hay creencias como que el rose del clítoris con el pene puede provocar la
muerte del hombre o que incluso al momento del parto este puede causar la muerte
del bebe.
2. Higiene y belleza: En algunas culturas se considera que la mujer que no pasa por
este proceso es sucia y tanto así que no se le permite tocar alimentos ni agua.
3. Religión: las mujeres o niñas que se nieguen a realizarse este procedimiento son
discriminadas por su religión y por ende no pueden pertenecer a ella.
4. Socio culturalidad: Se suele hacer con motivo de ser aceptadas por la sociedad y se
considera que el aguantar el dolor es prueba de madurez y fuerza, además de dejar
atrás la etapa de la infancia. (Lucas, 2006)
Teniendo en cuenta todo lo anterior, y que no necesariamente el hecho que algo haga parte
de una cultura es malo, me parece importante entender y promover el entendimiento de las
culturas a las que pertenecemos, de conocer y estudiar el porque de nuestras creencias y
actos simbólicos de las mismas, ya que en medio de la ignorancia podemos estar juzgando,
promoviendo, accionando y/o señalando situaciones que pueden pasar por encima de la
dignidad humana e incluso de algo tan importante como lo son los DDFF.
Que pertenezcamos a una cultura o grupo social, no nos confunda ni trasverse la razón y
mucho menos la acción.

Referencias
Álvarez, I. (2013). Siete tradiciones que matan a las mujeres. El Correo.

Lucas, B. (2006). Aproximación Antropológica a la práctica de la ablación o mutilación


genital femenina. (pp. 15–16).

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