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Este documento discute el relativismo cultural y los derechos fundamentales en relación con las tradiciones culturales que discriminan a las mujeres. Explica prácticas culturales como la infibulación que involucran la mutilación genital femenina y violan los derechos humanos. Aunque reconoce la importancia de entender otras culturas, argumenta que las tradiciones no deben ir en contra de la dignidad humana ni los derechos fundamentales.
Este documento discute el relativismo cultural y los derechos fundamentales en relación con las tradiciones culturales que discriminan a las mujeres. Explica prácticas culturales como la infibulación que involucran la mutilación genital femenina y violan los derechos humanos. Aunque reconoce la importancia de entender otras culturas, argumenta que las tradiciones no deben ir en contra de la dignidad humana ni los derechos fundamentales.
Este documento discute el relativismo cultural y los derechos fundamentales en relación con las tradiciones culturales que discriminan a las mujeres. Explica prácticas culturales como la infibulación que involucran la mutilación genital femenina y violan los derechos humanos. Aunque reconoce la importancia de entender otras culturas, argumenta que las tradiciones no deben ir en contra de la dignidad humana ni los derechos fundamentales.
Medellín 2022 Cuando hablamos de cultura, pensamos inmediatamente en nuestro alrededor, en las cosas, creencias, ámbitos, gustos y comportamientos que compartimos con las diferentes comunidades que nos incluyen y de las que nos sentimos parte, pudiendo hablar de una cultura familiar, escolar, universitaria, religiosa, municipal, nacional e incluso Internacional. Por otro lado, cuando hablamos de derechos fundamentales, nos referimos a las mínimas condiciones que podemos exigir, hablando de dignidad humana en un grupo social. Aunque es posible encontrar una relación entre los dos términos anteriores, no significa que esta sea positiva siempre, ya que en medio de la diversidad cultural se ven atentados en muchos casos estos derechos. No es nuevo para nadie saber y entender que la mujer desde el día en que nace ha sido objeto de discriminación, desigualdades y torturas a lo largo del tiempo, lo que, si es increíble, es darse cuenta que en pleno siglo XXI aún en tantas culturas, se degrade la mujer de maneras inadmitibles. Esto de inadmitible, se cree desde la perspectiva cultural en donde a pesar de tener costumbres arraigadas drásticas quizá, se respetan mínimo los DDFF. Álvarez (2013) en el artículo del diario El Correo, llamado “Siete tradiciones que matan a las mujeres” menciona múltiples acciones culturales que denigran la mujer como la acogida con insultos y estiércol a las mujeres masái cuando se casan ( un matrimonio planeado por el padre de la novia desde que esta está pequeña) , en la casa del esposo para simbolizar lo difícil que será su vida; la mujer tailandesa que nace y crece con la idea de que entre mas alto y largo sea su cuello, mas hermosa será, por lo que desde niña se cubre el cuello con anillos de metal y mediante crece agrega más, lo realmente triste es que si una de estas mujeres es justiciada por adulterio, el castigo es el retiro de los anillos y por ende pueden morir de desnucamiento o son condenadas a tenerse la cabeza con sus manos por el resto de su vida; también, menciona el caso de las mujeres mauritanas que son obligadas en campamentos desde los 5 años a engordar comiendo excesivamente e incluso obligándolas a vomitar para poder comer más ya que de acuerdo a su tamaño es el espacio del hombre en su corazón para ella, los pies vendados de las niñas chinas, a las que por dos años les quiebran los dedos de los pies para darle una forma estética de media luna como símbolo de belleza; la lapidación a mujeres como castigo, una práctica que consiste en enterrarlas hasta el cuello y lanzarles piedras, no tan grandes para matarlas pero tampoco tan pequeñas para no ser consideradas piedras, en medio de tantos casos menciona uno en particular que aunque no desmerita las múltiples violaciones arriba mencionadas, quizá sobrepasa una barrera de dolor y estremecimiento, esta práctica cultural es la INFIBULACIÓN, también conocida como mutilación femenina, la cuál consiste en mutilar los genitales , cercenando el clítoris y cociendo la vagina, dejando solo un pequeño paso para la orina y el flujo vaginal menstrual. La infibulación Cabe aclarar que la práctica se lleva a cabo en más de 28 países y que no se sabe claramente de donde proviene, aunque se dice que proviene de hace más de 4000 años ya que se encontraron momias femeninas con este tipo de incisiones que lo comprueban, y desde entonces se promueve a lo largo de ciudades africanas, por lo mismo se dice y se sostiene que no proviene de ninguna religión ya que para este momento no existían, además de que no se menciona en libros cristianos y tampoco en islámicos. Aunque este método tiene mayor albergadura y acogida en África, también hay pruebas de su implementación en diferentes países de Latinoamérica y de que en Europa en el Siglo XIX se utilizaba como método clínico para el manejo de enfermedades como epilepsia, ninfomanía, histeria y algunas otras ginecológicas. Se justifica entonces el acto en 4 fundamentos 1. Por motivos Psicosociales y reproductivos: Se considera que una mujer a la que se cosa la vagina, tendrá menores deseos sexuales y proveerá al hombre mayor placer, también hay creencias como que el rose del clítoris con el pene puede provocar la muerte del hombre o que incluso al momento del parto este puede causar la muerte del bebe. 2. Higiene y belleza: En algunas culturas se considera que la mujer que no pasa por este proceso es sucia y tanto así que no se le permite tocar alimentos ni agua. 3. Religión: las mujeres o niñas que se nieguen a realizarse este procedimiento son discriminadas por su religión y por ende no pueden pertenecer a ella. 4. Socio culturalidad: Se suele hacer con motivo de ser aceptadas por la sociedad y se considera que el aguantar el dolor es prueba de madurez y fuerza, además de dejar atrás la etapa de la infancia. (Lucas, 2006) Teniendo en cuenta todo lo anterior, y que no necesariamente el hecho que algo haga parte de una cultura es malo, me parece importante entender y promover el entendimiento de las culturas a las que pertenecemos, de conocer y estudiar el porque de nuestras creencias y actos simbólicos de las mismas, ya que en medio de la ignorancia podemos estar juzgando, promoviendo, accionando y/o señalando situaciones que pueden pasar por encima de la dignidad humana e incluso de algo tan importante como lo son los DDFF. Que pertenezcamos a una cultura o grupo social, no nos confunda ni trasverse la razón y mucho menos la acción.
Referencias Álvarez, I. (2013). Siete tradiciones que matan a las mujeres. El Correo.
Lucas, B. (2006). Aproximación Antropológica a la práctica de la ablación o mutilación
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