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Al examinar la práctica del vídeo desde finales de los años sesenta y principios de los
setenta, destacan tres
tres vertientes principales del compromiso técnico-estético con el vídeo. Una de ellas
incluye las cintas de vídeo y las instalaciones, que ponen en relación la institución y el
formato de la televisión o el vídeo y el arte y abordan, sobre todo, una crítica pictórica
de los medios de comunicación che y sus instituciones. Las obras de vídeo -que se refieren
sobre todo a che
y las diferencias estructurales entre la imagen, el texto, el sonido, la música, etc.,
constituyen otra
dirección. En su lugar, se pretende crear transiciones a hipermedios no secuenciales, así
como a medios inreractivos.
así como a medios inreractivos e incluso a otras formas de vinualización. En la medida en
que las car
de vídeo se convierten en rasgos formativos en un orden hipermedia, las formas fílmico-
videográficas
formas de imagen, que existen en estipulaciones lineales, también pueden convertirse en
un componente de una estructura de imagen capaz de combinarse secuencialmente. En
este contexto, los experimentos de che figuran
con enlaces y transformaciones de señales electrónicas de imagen y sonido, que utilizan
la estructura procesal del vídeo como medio para modificar elementos individuales de
forma permanente.
Por último, el trabajo sobre la diferencia entre las imágenes analógicas de la cámara y las
imágenes digitales del ordenador
digital conduce en la tercera dirección a visiones de una piccorialidad tecnológica, que
abren
que abren nuevas dimensiones escultóricas en la síntesis de la imagen. Por ejemplo, esto
ocurre
cuando se realizan tratamientos paralelos pero diferentes de segmentos individuales,
como la ampliación y la reducción. Estas obras también ponen de manifiesto la posición
del vídeo en las diferenciaciones en curso, en las que el vídeo como medio se ve empujado
hacia sus límites.
A partir de este contexto mediático-histórico de superposición de formas mediáticas, que
se
de los medios de comunicación, que se basan en diferentes condiciones técnicas previas,
surgen cuestiones generales sobre la determinación de las relaciones dialógicas de la
tecnología y la estética al situar el vídeo en la teoría de los medios de comunicación. Tal y
como ponen de manifiesto las principales orientaciones de la práctica del vídeo, el
desarrollo tecnológico
de la aparición, transmisión y presentación de las formas de vídeo está marcado por lo
que
características "específicas de los medios" y surgen en la confrontación con formas de
formas mediáticas relacionadas y en la referencia delimitadora co las precondiciones
técnicas de sus funciones. En particular, las referencias a los medios cinematográficos y
televisivos, pero también a formas artísticas como
como la performance y el happening, se han incorporado de forma variada a los
experimentos videográficos para Pstahlish thf' capacidades particulares del vídeo a través
de la comparación de medios.
Mientras que una tendencia de la tecnología de la imagen trabaja más intensamente en
las posibilidades de la tecnología
posibilidades que se derivan de la audiovisualidad y se desvía de sus posibilidades
anteriores,
otra tendencia pone a prueba las formas representativas del vídeo en experimentos
performativos con
diferentes configuraciones de chat que acentúan el carácter vivo del medio y demuestran
las múltiples prácticas de visualización del vídeo en diversas constelaciones del aparato.
De aquí surge la necesidad de que el discurso mediático-teórico en los medios
electrónicos che
establecer factores comunes y diferencias entre el vídeo y los medios de referencia
pertinentes en una
discusión reconstructiva de la práctica videográfica. Esto también es necesario si
queremos co
entender cómo las construcciones estéticas se derivan de las posibilidades específicas de
generar
manipular y presentar el vídeo y de los desarrollos de un vocabulario electrónico que se
basa en ellos. Para hacer justicia, en los aspectos técnicos y estéticos, a las interacciones
intermedias entre los medios de comunicación, el cine, el vídeo y los ordenadores, todos
los cuales contribuyen
fundamentalmente al desarrollo del vídeo como medio independiente, las transiciones
figuran principalmente como lo significativo en las perspectivas teóricas de los medios. Se
trata, por tanto, de
cuestión de enmarcar comextualmente las relaciones estructurales y las diferencias en los
medios de comunicación tan
chat, a partir de estas periferias, seamos capaces de definir los principales aspectos de la
identidad específica del vídeo como medio, de modo que también se observen los
cambios técnicos en el medio. En el centro de
la discusión mediático-teórica, por tanto, se sitúan los procesos reflexivos que participan
en la
construcción, o reconstrucción, de la videografía en y con el vídeo y pueden hacer visibles
las especificidades de las formas mediáticas audiovisuales en diversos procedimientos. La
base técnica de la
audiovisual constituye el punto de partida de este debate sobre la especificidad del vídeo
como
como medio.
Sin embargo, a la luz de la diferenciación concomitante de los géneros de vídeo, hay que
recordar que tales divisiones no se aplican generalmente al ámbito experimental. Allí,
desde
desde sus primeras fases, el carácter reflexivo del vídeo sigue inscribiéndose de forma
destacada en el chat que combina diversos aparatos técnicos y medios de comunicación
de tal forma que el resultado es una performance de vídeo, en la que
el resultado es una performance del vídeo, en la que el medio audiovisual se hace
estructuralmente discernible en sus componentes. La capacidad performativa del medio
vídeo
se hace evidente cuando la formación de la pictorialidad electrónica se produce en
competencia
o en paralelo con los tipos de imágenes digitales.
La autorreflexividad de los aparatos y el desarrollo de un vocabulario electrónico
ocupan el primer plano, sobre todo en las direcciones experimentales, que también
extienden
el vídeo como medio hacia la instalación y hacia una dimensión escultórica. Para la fase
inicial
Para la fase inicial del medio, dividirlo en géneros como la videocinta y la videoinstalación,
la videoperformance y la videoescultura tiene poco sentido y apenas contribuye a
determinar las
específicos del vídeo. Como criterio rector para investigar las características específicas del
vídeo, es necesario establecer las circunstancias relativas a la faceta de la exploración de
los medios
e intervención con la nueva tecnología emerge. Desde esta perspectiva, el diálogo
las conexiones intramediales en el ámbito del vídeo, que están guiadas por el interés
reflexivo en
el medio, deben separarse de las fusiones situadas de forma similar chat deben situarse
en el ámbito de la performance, el teatro y la televisión y, posteriormente, en los medios
interactivos.
Esto se debe a que allí el pocenrial del vídeo se coopta en aras de presentar otros
problemas mediáticos e intermedios, principalmente, por ejemplo, en el cine
electrónico/vídeo
de Jean-Luc Godard, que reestructura las Histoire(s) du cinema (1988-1998) en un
bricolaje electrónico de sus
un bricolaje electrónico de su propia imaginería.
A modo de comparación, a efectos de la presente discusión sobre el medio vídeo
las iniciativas de la práctica del vídeo en las que la aplicación de los medios electrónicos se
relaciona de forma autorreflexiva con los formatos de los medios elegidos, por ejemplo, la
performance y la instalación.
e instalación. Esto también se aplica a la inrenión replicable de poner en consideración el
lenguaje formal estético del vídeo y sus múltiples modalidades expresivas y vínculos
sintácticos.
Dado que estos factores incluyen panicularmente experimentos de combinación de
diversos dispositivos (en
un modelo de orden dispositivc de la visión comparable al de la cinematografía (y a la
construcción perspectivista del Renacimiento) no puede tener éxito, porque el vídeo no
establece ningún orden dispositivc de la visión.
porque el vídeo no establece ningún lugar de exhibición comparable al del cine.
El modo de presentación modular del vídeo se opone estructuralmente a tal presentación
institucional desde el principio. Tampoco es posible partir de una estructura dispositiva
de ver, porque el vídeo -en su diferencia con el sistema de construcción perspectivista
por ejemplo- no produce ninguna conexión sistemática entre el despliegue del equipo y
los modelos cispositivos para la construcción de la visibilidad (algo que habría co
que implicaría la dirección relacional de un sujeto observador).
El vídeo se aparta de estos sistemas de medios cerrados, con sus ajustes dispositivos. En
es menos útil en la homogeneización imaginaria de la diferencia entre el ver y lo que se ve
que para hacer visible de forma reflexiva la construcción visual de las posibilidades
heterorópicas
de las manifestaciones del aparato, que incluyen también la transformabilidad audiovisual
como
de una estructura sistemática abierta y no fija en la pluralidad de las relaciones espaciales
del aparato.
relaciones espaciales del aparato. 5 Esto se aplica aún más cuando varios dispositivos
técnicos se conectan entre sí
en numerosos conjuntos experimentales tempranos, que generan señales electrónicas de
imagen y sonido
parcialmente sin la entrada de la cámara. El vídeo también puede demostrarse en la
realización de una actuación y en la grabación externa de efectos.
Debido a que la estructura autorreflexiva inscrita en la presencia medial -donde esa
scmtura
emerge en la generación de la pictorialidad en la pantalla como resultado de la
construcción y reconstrucción de la exploración de la señal-juega aquí un papel particular,
permite simultáneamente che
presentación de la pictoricidad transformadora en el medio analógico como puente hacia
el medio informático. A medida que se multiplican las posibilidades de lo visual en los
procesos de señalización videográfica
de la señal videográfica se multiplican, la ubicación del vídeo puede definirse finalmente
como chis: el vídeo es el
medio predestinado de la figuración, en el que los elementos de la piccorialidad analógica
y digitalmente codificada pueden hacerse visibles en una relación ambivalente. La
ambivalencia inherente al
medio del vídeo emerge también en la cualidad audiovisual de la transformación, de la
que se desprende que la realización exhaustiva de la
de lo que se deduce que la realización exhaustiva del vídeo como medio de
transformación puede ofrecer una captación anticipada de la cualidad digital de la
simulación. En definitiva, el vídeo marca esta
frontera entre los medios de comunicación en dicha transición. Las imágenes de los
medios electrónicos pueden, pues, ser
de simulación en la medida en que el vídeo muestra reflexivamente este paso de lo
analógico a lo digital.
muestra este paso de lo analógico a lo digital. Esta ponderación de los componentes
transformadores y similares
en el vídeo depende, por último, de la medida en que los dispositivos y tecnologías
relacionados posean una función de programación.
A la luz de la cualidad ruidosa del vídeo, su audiovisualidad y su rendimiento, el concepto
de la
imagen, tal y como predomina en la discusión del vídeo dentro de la historia de los medios
de comunicación y del arte, es insuficiente. En este contexto, el vídeo se muestra como
una imagen superficial que se genera
que se genera sobre -o, más técnicamente preciso, en- la superficie de una pantalla y que
no posee ninguna dimensión de profundidad.
de profundidad.6 Aunque el vídeo pertenece a los medios lineales basados en el tiempo,
la diferencia decisiva radica en su potencial de extensión dimensional derivado de la
circunstancia de su
fuente de ruido. Además, como el vídeo no es fijo, no puede asignarse a
a un modo de visualización concreto, como la imagen del monitor, o a un soporte, como el
grabador de vídeo, disco de vídeo, etc. En este sentido, se puede observar que la forma en
que se realiza el vídeo
de vídeo expresa principalmente una imagen de superficie, que satisface estas
especificaciones. Sin embargo, esto no permite sacar ninguna conclusión sobre la
precondición medial del
vídeo en la realidad, ya que permite principalmente declaraciones multidimensionales y
multimodales, aunque éstas no se agoten a menudo en las aplicaciones estéticas.
Sin embargo, la confusión de las características de los medios de comunicación y las
aplicaciones también debe
evitar en otro punto, en el que las posibilidades de intervención situadas en el uso de la
grabadora de vídeo se hipotetizan con arreglos mediáticos generalizados, que pretenden
co demonsrrare la idoneidad parricular del vídeo para las condiciones de producción y
recepción de
programas alternativos. Sin querer descartar la dimensión política de una intervención en
las estructuras de los programas, esto es, sin embargo, precisamente lo que no se quiere
decir cuando la
cuando la cuestión se refiere a la condición previa de la realización del medio y no a lo que
hace que una variante sea válida.
simplemente sobre lo que hace válida una variante. Las posibles aplicaciones de los
grabadores de vídeo documentan un uso cultual del vídeo, pero no ninguna premisa para
su especificidad mediática.
Por el contrario, comprender precisamente su apertura estructural como aparato es
fundamental para denotar la especificidad del medio vídeo. En este caso, las formas
plurales del vídeo
En este caso, las formas plurales del vídeo no se oponen a la especificidad de los medios,
sino que la aportan precisamente por su diferencia con la especificidad de otros medios.
de las especificidades de otros medios, especialmente de los estrechamente relacionados
como la televisión, los ordenadores y el cine. La aparente pluralización de las formas
mediáticas y el reconocimiento
de los medios de comunicación y el reconocimiento contextual de que los avances
tecnológicos se manifiestan en varios medios de comunicación, como el vídeo y la
televisión.
medios, de modo que el vídeo y la televisión tienen características básicas de
transferencia de señales en común.
Sin embargo, en el reciente debate sobre el arco y la estética, se producen malentendidos
al evaluar la especificidad de los medios, sobre todo cuando se omiten las diferencias
discursivas entre la tecnología y un medio y entre un medio y sus formas de
representación. 7
Por un lado, se trata de saber cómo se relacionan las premisas tecnológicas y las formas
mediáticas de representación.
y las formas mediáticas de expresión que se dan en el surgimiento de los nuevos medios
cambian en su dinámica y en sus etapas al enfrentarse competitivamente a tecnologías
afines y a medios ya existentes. Por otra parte, los procesos intermedios y las formas
abiertas, aún no
formas aún no completadas de aparición del vídeo (incluyendo el acoplamiento de
dispositivos) afirman una capacidad dinámica y potencialmente ampliable de visualización
en las características específicamente audiovisuales del vídeo.
de transformación del vídeo. Comprueban la especificidad del vídeo de tal manera que es
necesario un concepto dinámico de los medios para captar las características estructurales
tecnológicas y mediáticas
en los procesos de surgimiento o desarrollo en comparación con otras características de
los medios. Un medio tampoco aparece como tecnología pura, sino siempre en formas de
expresión culturalmente semióticas que no sólo comunican las características particulares,
específicamente
características tecnológicas, sino que también genera aquellos rasgos que un determinado
medio
tiene en común con otros medios. De ello se deduce que la diferencia entre la
manipulación tecnológica
de los procesos de la señal en el vídeo (su autorreflexión técnica) y sus modos de aparición
específicos de los medios (en el formato de la imagen de vídeo) debe dibujarse con mayor
precisión
precisamente.