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Juan Sebastián González Pérez

El arte pop como movimiento artístico que rompió los paradigmas del arte moderno, y
además, empezó a pensar diluir las barreras entre arte y vida (eliminando completamente
los relatos del arte moderno y clásico), sufre una gran paradoja que quisiera mencionar.
A pesar de utilizar símbolos reconocibles por la cultura de las masas, e ir en contra de las
nociones de espectador que planteaban críticos como Greenberg (el mayor promotor del
expresionismo abstracto), el arte pop no se podría entender a cabalidad si no hay un
bagaje cultural previo.

El arte pop nace como antítesis del expresionismo abstracto, por ende, es necesario
conocer previamente en qué consistía el expresionismo abstracto y cuales eran los
discursos que promovía dicho movimiento, que entre otros no es nada más que una
“pureza del arte”.

Por otro lado, el arte pop pregonaba el uso de ídolos pop, símbolos mediáticos y el uso de
la mercancía, es decir, todo lo contrario al relato de modernidad que pretendía una
reflexión a través de la autorreferencialidad. El movimiento que rompió el relato moderno
y pretendía llegar a las masas, terminó siendo un movimiento que sólo entienden unos
pocos, y que además, sólo podían producir unos pocos, pues el usar los medios de
producción masivos como elemento creativo, terminó por elitizar aún más la producción
artística.

La paradoja-al igual que la del arte moderno-, es que queriéndose alejar de una élite
cultural, se terminó creando otra.

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