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REPRESENTACION HEREDITARIA

El derecho de representación consagrado y reglamentado en los artículos 1041


a 1044 del Código Civil, tiene como características propias las siguientes: se
establece solamente en línea descendente; es menester que falte el
representado ya por incapacidad, indignidad, desheredamiento o repudio de la
herencia; el representante necesariamente debe ser descendiente legítimo; el
lugar del representado debe encontrarse vacante; y el representante debe tener
en relación con el difunto las condiciones personales de capacidad y dignidad
indispensables para heredarlo.

Siendo un modo excepcional de suceder, en virtud del cual se busca determinar


una preeminencia en la vocación hereditaria no fundada tanto en los fueros de
sangre sino en las prerrogativas de la línea, el representante no deriva sus
derechos del representado, quien no los tuvo ni pudo transferirlos por haber
quedado vacante su lugar, sino que recibe dichos derechos directamente del de
cujus y por imperio de la ley, aún cuando aquel ocupa el puesto y se reputa que
tiene el parentesco y los derechos hereditarios del representado.

El Código Civil define el derecho de representación hereditaria como aquel que


tienen los parientes de una persona para sucederle en todos los derechos que
tendría si viviera o hubiera podido heredar. La doctrina ha hecho ver como
aunque el Código habla de que los representantes suceden al representado en
realidad a quien suceden es al causante en cuya herencia ocupa el puesto que
le correspondería a la persona a quien representan. De este modo se puede
decir que en un herencia se puede suceder por derecho propio, que es el que
ostenta el heredero, sea legal o voluntario, que lo es en atención a sí mismo, o
por derecho de representación, que se produce cuando el llamamiento se realiza
a favor de alguien para que suceda al difunto haciendo las veces de la persona
que debía heredar, en cuya posición se coloca.
La primera condición para tener derecho de representación es que el
representante ha de ser siempre descendiente del representado, los hijos en
lugar del padre y así sucesivamente en la línea recta, los sobrinos en lugar del
hermano. Esto supone que los que heredan por representación no toman, de la
herencia, sino lo que le correspondería a su ascendiente, lo que tiene
importancia a los efectos de la partición ya que no todos tendrán derecho a la
misma porción; así, muertos todos los hijos, cada grupo de hijos que cada uno
de aquellos deje, heredará del abuelo lo que a su padre le habría correspondido,
que puede ser igual a lo que corresponda a los primos con los que concurran,
pero que puede ser más o menos en función del número de representantes que
ocupa la posición de cada representado.

El representante hereda de forma directa del causante, no a través del


representado cuya función es solo la de individualizar a los que tienen tal
derecho, es por ello por lo que ha de tener aptitud para heredar al causante
aunque puede no tenerla para ser heredero del representado de tal manera que
si respecto del representado concurre en el representante alguna causa de
indignidad para suceder, o aquel ha desheredado al representante, su derecho
respecto de la herencia del causante no se ve afectado.

Cuando hablamos de la sucesión testada la ley solo regula el derecho de


representación cuando se trata de descendientes pero no en el supuesto de
colaterales, ello significa que aquellos que el causante dejó a su heredero, si éste
no puede llegar a tomarlo, pasará por derecho de representación a sus
sucesores y en caso de que no existan, o no puedan heredar, o repudien la
herencia, esa parte pasará a acrecer la cuota que les corresponda a los demás
herederos.

El que no exista derecho de representación en la línea colateral puede producir


situaciones que pueden resultar injustas porque si se instituye herederos a los
hermanos, y uno de ellos premuere al causante, puesto que no existe derecho
de representación los sobrinos del causante hijos del hermano premuerto, no
heredan, sino que la parte que corresponde al heredero premuerto acrece la
parte que les corresponde a los demás hermanos, pasando luego a sus hijos,
sobrinos también del primer causante.
Para la Corte es evidente que en el supuesto de la representación hereditaria
regulado en el artículo 1042 del Código Civil, no se incurre en violación alguna
al principio fundamental de la igualdad. En efecto, habiéndose establecido que
la situación fáctica del representante es totalmente distinta de la del heredero
que representa en la sucesión del causante, es evidente que aquél no puede
pretender que se le asimile a éste sino a costa de transgredir, paradójicamente,
el tuitivo de la igualdad, puesto que en todos los casos en que ocurre la pre-
muerte del representado pero no la de los demás coherederos, habría que
repartir la herencia por cabezas disminuyendo la porción correspondiente a estos
últimos, solución realmente contraria a la equidad.

Igualmente en el evento en que concurren representantes de coherederos, pero


en distinto número por cada uno de éstos, se llegaría a la misma situación de
inequidad, por cuanto el derecho de todos los representantes es de igual
naturaleza en el sentido de que, no obstante diferir en número por cada
representado, tratan de hacer valer un derecho personal que les reconoce la ley
y no un derecho propio como el que le asiste al heredero en relación con el de
cujus.

Randy Jose Rios Meza


Estudiante de Derecho
Derecho Constitucional de las Minorías
22 AGOSTO DE 2021.

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