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La Intervención de Terceros en el Proceso

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A. Precisiones Conceptuales y Terminológicas

     Así como la noción de “parte” no es exclusiva del Derecho procesal, de igual modo,
el conocimiento de lo que es un “tercero” no se circunscribe a un proceso judicial, en
efecto, de parte hablamos en el Derecho civil, en materia de obligaciones y los
contratos, y en el Derecho internacional, para hablar de las “partes de un Tratado”;
también hablamos de “parte” en relación con un “todo” al cual pertenece. De manera
que, la primera tarea que debe emprenderse en esta materia es precisar
conceptualmente o lograr las definiciones necesarias que nos permitan el conocimiento
de la institución.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Pág.: 538.

1. La relatividad de los contratos y del proceso  

     En el Derecho sustantivo, en particular, el Derecho civil, la noción de partes y


terceros adquiere dimensiones importantes; el artículo 1.166 del Código civil establece
que “los contratos no tienen efecto sino entre las partes contratantes; no dañan ni
aprovechan a los terceros, excepto en los casos establecidos en la ley”.

     Es decir, los contratos constituyen para los terceros “una relación que no le compete
o en la que las partes no pueden comprometerlo, pues no les es permitido lesionar
aquel derecho o invadir su universo particular o propio”.

     No obstante, se admite en casos excepcionales la estipulación a favor de terceros.


Pues bien, se conoce como principio de relatividad de los contratos la situación por
medio de la cual las personas pueden celebrar contratos entre sí pero sin afectar,
aprovechar o perjudicar a quienes no tienen ningún interés en esa relación jurídica;
constituye (por otro lado) una consecuencia del principio de la personalidad de las
obligaciones previsto en el artículo 1.163 del Código Civil.

     El tercero, desde el punto de vista sustancial, será aquella persona que no tiene
ningún interés y sobre quien, las relaciones jurídicas constituidas, extinguidas o
modificadas por un contrato, le son indiferentes; ello sin desconocer algunas
circunstancias en las cuales se pueden hacer estipulaciones a favor de terceros. A
partir de esta visión del tercero sustancial se puede llegar a la definición de terceros en
su aspecto procesal.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 538 y 539.
·    “La Intervención de Terceros en el Proceso Civil”. Autor: Oswaldo Parilli Araujo.
Pág.: 19.

2. La noción de terceros en la causa

     Partiendo de la definición de parte procesal como “aquel status o posición jurídica
que ocupan una o varias personas, al inicio del proceso o durante el desarrollo de éste
y que, en virtud del ejercicio de sus derechos procesales, para postular o frente a
quienes se postulan pretensiones, en atención a un interés jurídico cuya tutela se exige
de los órganos jurisdiccionales”. Desde esta perspectiva: ¿Quiénes son terceros en el
proceso?

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 539 y 540.

a. Definición latu sensu

     En un sentido sumamente amplio puede decirse que tercero es quien no es parte en
una causa o en un proceso judicial.

     Esta definición se construye de hecho en oposición al concepto de parte procesal;


sin embargo, se trata de una configuración meramente externa y una definición
negativa que no ayuda en mucho a la configuración procesal del tercero, pues si nos
quedamos con esta noción entrarían dentro de la definición el juez, el fiscal del
Ministerio Público, peritos, testigos, etc., ya que estas personas tampoco son partes en
el proceso.

     Sin embargo, tales personas no son terceros procesales en el sentido que será
estudiado en este curso. Por eso la definición se nos presenta como ambigua e
insuficiente.

     Al respecto debe señalarse que las personas totalmente ajenas al conflicto entre
partes, si bien son terceros no lo son en el sentido procesal, pues, como veremos, los
terceros procesales son aquellos que tienen algún interés legítimo en las resultas del
juicio entre partes. Igualmente debe descartarse aquellas personas que intervienen en
el proceso en calidad de auxiliares de justicia (peritos, testigos, Ministerio Público, etc.)
pues éstos tampoco son terceros en el sentido procesal del término.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 540 y 541.

·    “Intervención de Terceros en el Proceso, en Estudios de Derecho Procesal”. Autor:


Manuel Serra Domínguez. Págs.: 207 y ss.
b. Definición strictu sensu

     “Entendemos por terceros procesales aquellas personas que, en principio, no figuran


en el juicio como actor o demandado pero que, debido a su especial posición jurídica,
se encuentran unidas con los sujetos o con el objeto de ese proceso judicial, de tal
manera que tienen un interés legítimo en las resultas de la sentencia que allí se dicte”
(Rafael Ortíz Ortíz).

     De lo antes expuesto se desprende que el tercero, interesado por naturaleza, asume


una situación en la cual no fue postulado como parte pero que muy bien pudiera
ostentar la misma posición que una parte procesal, es decir, debe asumir una posición
de defensa y ataque en el proceso en tutela de sus propios intereses jurídicos, aun
cuando tales intereses coincidan con el de alguna de las partes. Es por ello que la
doctrina contemporánea ha terminado por señalar que los terceros no son más que
partes procesales sobrevenidas a lo largo del proceso.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 541 y ss.

·    “Enjuiciamiento Civil”. Tomo I. Autor: Francisco Ramos Méndez. Pág.: 90.

·    “La Intervención de Terceros en el Proceso Civil”. Autor: Oswaldo Parilli Araujo.


Pág.: 19.

·    “Derecho Proceso Civil”. Tomo I. Autor: Enrico Redenti. Págs.: 151 y 449.

·    “Código de Procedimiento Civil”. Tomo III. Autor: Ricardo Henríquez La Roche.


Págs.: 166 y ss.

c. El interés legítimo del tercero

     Si lo que define a un tercero es el interés legítimo que una persona tenga en un


proceso en el cual no es parte inicial del mismo, conviene señalar algunos aspectos
sobre ese interés.

     En efecto, se habla de un interés jurídico y legítimo, en el sentido de que debe


tratarse de: a) un interés jurídicamente relevante; y b) un interés que sea propio aun
cuando el mismo consista en ayudar a alguna de las partes.
     En consecuencia, razones morales, de amistad, curiosidad o simples expectativas
no son suficientes para justificar que un tercero se inmiscuya en los litigios de las
demás personas.

     Una persona que carezca de interés jurídico no puede ser admitida o asimilada a la
noción de tercero procesal sino la de un extraño al proceso.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 543 y ss.

·    “Compendio de Derecho Procesal Civil”. Tomo I. Autor: Hernando Devis Hechandía.


Pág.: 257.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Enrique Véscovi. Pág.: 204 y ss.

·    “Apuntaciones sobre el Procedimiento Civil Ordinario”. Tomo II. Autor: Román José
Duque Corredor. Pág.: 61.

3. Regulación legal de la intervención de terceros

     La intervención de terceros se encuentra regulada en el Código de Procedimiento


Civil, en los artículos 370 al 387 de la referida Ley Adjetiva Civil. A su vez, se divide en
dos (2) secciones: la primera dedicada a la intervención voluntaria (arts. 371 a 381) y la
segunda a la intervención forzada (arts. 382 a 387).

     El maestro Duque Corredor (siguiendo a Couture) afirma que la característica común
de todas estas formas de intervención en las causas, es que quien no es
originariamente demandante o demandado se hace presente, voluntaria u
obligatoriamente, al ser llamado por alguna de las partes originales, en un proceso
pendiente, para oponerse a las pretensiones de los litigantes, o para coadyuvar y
sostener las razones de alguno de ellos y a ayudarle a vencer en el proceso.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 545 y 546.

·    “Vocabulario Jurídico”. Tomo II. Autor: Eduardo Couture. Págs.: 56 y ss.

B. Formas de Intervención de Terceros   


     La doctrina venezolana ha indicado que la regulación positiva de las formas de
intervención de terceros en la causa en las distintas legislaciones es muy variada, en tal
grado que impide hacer una sistematización general de la institución capaz de
comprender las particularidades que destacan en cada una.

     A continuación analizaremos la clasificación que utiliza el legislador venezolano y


con posterioridad cada una de las posibilidades de intervención de terceros que se
desprenden del artículo 370 del Código de Procedimiento Civil.

·    “Teoría General del Proceso”. Autor: Rafael Ortíz Ortíz. Págs.: 546 y 547.

·    “La Intervención de Terceros en el Proceso Civil”. Autor: Oswaldo Parilli Araujo.


Pág.: 24.

·    “Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano según el nuevo código de 1987”,


Tomo III. Teoría general del proceso. Autor: Arístides Rengel-Romberg. Págs.: 143 y ss.

1. Clasificación

        Como se ha señalado, las normas que regulan la intervención de terceros en la


causa se dividen, en el texto procesal civil, en dos secciones dedicadas,
respectivamente, a la intervención voluntaria y la intervención forzada u obligatoria, lo
cual depende de la necesidad del tercero en intervenir en la causa; adicionalmente, la
doctrina también ha diferenciado la intervención principal o excluyente y la intervención
secundaria o coadyuvante, en atención al contenido de la pretensión del tercero, sea
que excluya a las partes originarias o sólo a una de ellas.

a. Intervención voluntaria

     Dentro de esta noción se comprende diversas y disímiles situaciones en que puede
manifestarse el interés de un tercero (excluyente, adherente, coadyuvante, etc.) pero, a
los efectos de la clasificación sólo diremos que ésta apunta al espectro de libertad que
una persona puede exhibir en la decisión de intervenir o no en un proceso entre otras
personas.
     Si la libertad es total y no es apremiada o exigida por alguna de las partes o el juez,
estamos en presencia de la intervención voluntaria; si, en cambio, la necesidad de
intervención viene dada por una exigencia, se trata de la intervención forzada.

     “Se entiende por intervención voluntaria de un tercero en un juicio entre partes


aquella en la cual una persona, procediendo con entera libertad, despliega una
actividad procesal tendente a tutelar un interés jurídico propio que, con respecto del
interés de las partes, puede ser un interés concordante con el de alguna de ellas o
excluyente del interés de las partes en el proceso donde se interviene” (Rafael Ortíz
Ortíz).

     La intervención voluntaria del tercero se refiere a cualquier situación en la cual una


persona que no ha sido parte inicial en un proceso (como actor o demandado), sin
embargo, interviene en él en razón de un interés propio cuya tutela exige; tal interés del
tercero puede ser excluyente y principal (juicio de tercería) o intervención adhesiva, en
cuyo caso esta intervención adhesiva puede ser:

     a) Coadyuvante (cuando lo que se pretende es que una de las partes venza en la
controversia) y;

     b) Litisconsorcial (cuando el tercero interviene in solidum con una de las partes, es


decir, con el mismo interés y en la misma posición de parte).

·    b. Intervención forzada  

     También denominada provocada u obligatoria, constituye aquella “actividad procesal


del tercero compelido por una orden judicial y, en el cual, el interés jurídico del tercero
es arrastrado por la solicitud de las partes al pretender del tercero un derecho de
saneamiento o de garantía” (Rafael Ortíz Ortíz).

2. Modalidades y caracteres de la intervención voluntaria

     La intervención voluntaria de terceros está regulada, en nuestro CPC, en los


artículos 371 hasta el 381.

·    a. La intervención principal o ad excludendum


     La intervención voluntaria, cuando es principal, se contrae a la pretensión del tercero
que excluye el interés de ambas partes en el proceso, es decir, es una intervención que
se dirige contra el derecho de ambos competidores.

     A este tipo de intervención voluntaria se conoce con el nombre de tercería o “juicio
de tercería” que es una demanda dirigida contra las partes originales en un proceso y
se tramita por cuaderno separado del juicio principal, regulado en los artículos 371 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil.

b. La intervención adhesiva o ad adiuvandum

     “Entendemos por intervención adhesiva o adherente aquella intervención del tercero


con interés jurídico actual en la decisión de una controversia pendiente, que pretende
ayudar a una de las partes a vencer en el proceso, sea porque la causa le es común
con una de las partes o porque teme sufrir los efectos indirectos o reflejos de la cosa
juzgada” (Rafael Ortíz Ortíz).

     Como se desprende de la definición, la intervención adhesiva puede ser intervención


adhesiva simple o coadyuvante y, por otro lado, intervención adhesiva litisconsorcial.

     Con relación a la intervención adhesiva simple o coadyuvante, el tercero pretende


ayudar a una de las partes a que salga victoriosa porque teme sufrir los efectos
indirectos o reflejos de la cosa juzgada.

     Por otro lado, la intervención adhesiva litisconsorcial, la causa es común entre el
tercero y la parte por lo cual puede ser llamado a ella (intervención forzada
litisconsorcial) pero puede ser voluntaria si el tercero sólo pretende concurrir con la
parte en el derecho alegado o cuando, según las disposiciones del Código Civil, la
sentencia firme del proceso principal haya de producir efectos en la relación jurídica del
interviniente adhesivo (art. 381 CPC).

c. La apelación de la sentencia definitiva

     El ordinal 6º del artículo 370 del CPC dispone que el tercero puede intervenir en la
causa pendiente entre otras personas, para “apelar de una sentencia definitiva, en los
casos permitidos en el artículo 297”.

     En principio, y a tenor de lo preceptuado en la norma transcrita, el tercero puede


“apelar” de las sentencias definitivas cuando resulte perjudicado por la decisión, sea
porque pueda hacerse ejecutoria contra el tercero o porque, de alguna forma,
desmejore o menoscabe sus derechos e intereses.
3. La intervención forzada  

     La intervención forzada del tercero es consecuencia de la solicitud de una de las


partes sobre la necesidad de que el tercero intervenga en la causa por dos razones:

     a) Cuando la causa es común entre la parte solicitante y el tercero, produciéndose


un litisconsorcio necesario; y

     b) Cuando la parte pretenda un derecho de saneamiento o de garantía respecto del


tercero.

a. El litisconsorcio necesario

     El principal elemento para determinar que estamos en presencia de un litisconsorcio


constituido por la intervención del tercero está en que la causa es común tanto a la
parte original como con respecto de otra persona diferente.

1) Definición

     El tercero litisconsorcial puede ser voluntario en aplicación del artículo 370, ordinal
1º del CPC (cuando el tercero pretenda concurrir con la parte en el derecho alegado) o
cuando, según las disposiciones del Código Civil, la sentencia que habrá de dictarse en
el proceso principal puede producir efectos en la relación jurídica del interviniente (art.
381).

     Por otro lado, el tercero litisconsorcial también puede ser forzoso cuando, en virtud
de lo dispuesto en el artículo 370, ordinal 4º eiusdem alguna de las partes “pida la
intervención del tercero por ser común a éste la causa pendiente”. En este último
supuesto, conocido también como “llamada del tercero por comunidad de la causa”, la
intervención del tercero es forzosa por la exigencia de una de las partes y
es litisconsorcial porque el tercero acude en tutela de intereses y derechos propios.

2) Características y procedimiento

     Propuesta por la parte en la contestación de la demanda, la llamada del tercero por
comunidad de causa se ordenará en forma de citación en las formas ordinarias
previstas en el texto procesal, para que comparezca en el lapso de tres (3) días más el
término de la distancia. Para producir estos efectos, la parte debe acompañar prueba
documental de la comunidad de intereses alegada y que justifica la llamada del tercero
a la causa. Efectuada esta citación se procede a dar contestación a la cita (artículo 383
del CPC).
     Todas las cuestiones relativas a la intervención se resuelven en la sentencia
definitiva.

     Como características centrales de este tipo de intervención tenemos:

     1) La intervención consorcial del tercero tiene lugar por solicitud de parte y no por
iniciativa del juez o  de oficio, para lo cual la parte debe acompañar prueba documental.

     2) Esta intervención hace que el tercero deba ser considerado como parte
procesal en el juicio principal por la necesidad de integrar el contradictorio y la
bilateralidad del proceso.

     3) El tercero debe contestar la demanda o las observaciones que tenga con respecto
de la solicitud de la parte solicitante de su intervención, caso contrario incurre en
confesión ficta; por disposición expresa de la ley no puede promover cuestiones
previas.

     4) La sentencia que se dicte produce los efectos de cosa juzgada no sólo con
respecto de las partes naturales sino también con respecto del tercero litisconsorcial.

b. La cita en saneamiento y garantía           

     De igual manera, la intervención forzosa puede ser la “llamada en garantía” o cita de
saneamiento y garantía prevista en el artículo 370, ordinal 5º del CPC.

1) Definición

     “La cita en saneamiento es la institución mediante la cual, dentro del ámbito de un


proceso pendiente, puede realizarse también el derecho que afirma una parte del
mismo o ambas a ser saneadas o garantizadas por un sujeto extraño y distinto de los
que integran la relación procesal” (Luis Loreto).

     La pretensión de la parte contra el tercero es considerada accesoria de la pretensión


objeto del proceso principal, porque está subordinada a ella en la misma relación que
está una garantía con respecto de lo garantizado; la demanda en garantía es
propiamente una demanda condicional o eventual, propuesta in eventum.

     Siguiendo a Parilli diremos que “sanear” significa reparar o remediar, se utiliza en los


contratos de compraventa como medio para obligar al vendedor a indemnizar al
comprador por los vicios ocultos de la cosa vendida o por evicción.
     Por otro lado, la “garantía” significa aseguramiento, fianza o afianzamiento. En el
sentido que debe ser entendido a los efectos de este tema, en la relación de garantía
hay dos (2) sujetos: una persona que se llama “garantizada” o “garantida” y otra
persona que se obliga a garantizar el cumplimiento de una obligación asumida por el
garantida llamado “garante”. De esta manera, el fiador garantiza el cumplimiento de una
obligación asumida por el garantida.

     Cuando el tercero es llamado “en garantía” o la “cita en garantía”, se refiere a que se
interpuso una demanda contra alguna de las partes y ésta solicitó el llamamiento de un
tercero “garante” de la obligación que le es exigida.

2) Tramitación procedimental     

a) Oportunidad de la proposición

      La cita en saneamiento o garantía puede proponerse como demanda principal pero
ante el mismo tribunal donde curse la causa donde se hará efectiva la garantía o
saneamiento. En tal caso ambas causas se acumulan en estado de sentencia si ambas
se encuentran en ese mismo estado y, además, sólo se procede de esta manera en
primera instancia (artículo 387 del Código de Procedimiento Civil).

     La segunda posibilidad del saneamiento o garantía se hace mediante el mecanismo


de intervención de terceros que puede proponer la parte inicial interesada, en la
contestación de la demanda, en cuyo caso deberá acompañarse, como fundamento de
la solicitud, la prueba documental.

b) Contestación de la cita     

     El tercero llamado en garantía o saneamiento debe presentar por escrito su


contestación a la cita y proponer en ella las defensas que le favorezcan, tanto respecto
de la demanda principal como respecto de la cita, sin que pueda promover cuestiones
previas.

     La falta de comparecencia del tercero produce su confesión ficta tal como se
dispone en el artículo 362 del CPC.

c) Legitimación pasiva  

     ¿Quiénes pueden ser llamados en garantía?


     De acuerdo con lo establecido en el artículo 385 del CPC, la parte puede pedir, a su
elección, la intervención de su causante inmediato o la del causante remoto, o la de
cualesquiera de ellos simultáneamente.

3) Características generales   

a) Conexidad

     Existe entre una de las partes y el tercero citado en garantía una conexidad
procesal en el sentido de que las pretensiones de este tercero deben ser resueltas junto
a las defensas de las partes en la sentencia definitiva.

     La conexidad estriba en que el tercero se convierte en demandado que


salvaguardará sus propios intereses pero que, en caso de resultar vencido, deberá
cumplir con el deber de garantía o el deber de saneamiento.

b) Indivisibilidad

     La indivisibilidad se nos presenta desde dos (2) perspectivas:

     1) La intervención es indivisible con respecto del proceso en el sentido de que todas
las cuestiones relativas a la intervención deben ser resueltas por el juez de la causa
(tanto si se presenta en proceso principal o en la intervención en un juicio entre partes)
(artículos 384 y 387 del Código de Procedimiento Civil).

     Se habla de indivisibilidad en el sentido de que no puede haber pronunciamientos


parciales sobre las diferentes intervenciones posibles o en diferentes sentencias.

     2) La indivisibilidad lo es también con respecto de la obligación de sanear o garantir


porque puede oponerse a enajenantes previos o a sus herederos (artículo 385 del
CPC).

c) Accesoriedad    

     Esta intervención de terceros es accesoria al juicio principal existente entre partes
aun cuando se promueva por vía principal, y se concreta en el hecho de que la
obligación de sanear o garantir dependerá de los resultados del proceso principal; así,
si el demandado (en el juicio principal) lo es por evicción y el tercero debe sanear la
cosa objeto del pleito, resulta obvio que tal obligación se hará efectiva con respecto del
tercero si la parte garantida resulta vencida.
C. El Juicio de Tercería

     El llamado “juicio de tercería” se corresponde con la intervención de tercero ad


excludendum y es conocida también como “intervención principal”, porque se presenta
en la forma de una demanda dirigida “contra las partes contendientes” en un juicio
existente entre otras personas.

     Lo importante es conocer desde ya que la expresión “juicio de tercería” o “tercería”


alude a un verdadero juicio que tiene como parte actora al tercero y como parte
demandada a los sujetos quienes, a su vez, intervienen como actor y demandado en
otro proceso diferente.

1. Definición y clasificación

     “La tercería es la intervención voluntaria y principal de un tercero constituida por una
pretensión jurídica que interpone una persona contra las partes originarias en otro
proceso, alegando sus propios derechos e intereses sea para excluir al demandante en
el derecho alegado, para ser preferido en el derecho alegado o para concurrir con
alguna de ellas en el derecho alegado fundándose en el mismo título” (Rafael Ortíz
Ortíz).

a. Tercería excluyente o de dominio

     “La tercería excluyente o tercería de dominio es aquella pretensión de un tercero por


medio de la cual aspira la propiedad o la titularidad del bien o cualquier otro derecho o
interés jurídico sobre el objeto discutido en otro proceso, y por lo cual pretende excluir a
las partes originales si se trata de la propiedad o el respeto al derecho alegado” (Rafael
Ortíz Ortíz).

     La base legal de este tipo de tercería se encuentra en los artículos 370, ordinal 1º y
371 del Código de procedimiento Civil.

b. Tercería concurrente    

     “Se entiende por tercería concurrente la pretensión de un tercero por medio de la


cual aspira que se le reconozca, conjuntamente con la parte actora de otro proceso,
algún derecho sobre la cosa objeto del mismo, de modo que su pretensión no excluye
el derecho de la parte actora sino que conjuntamente con la del actor pretende que sea
satisfecho su interés por dimanar del mismo título” (Rafael Ortíz Ortíz).
     El artículo 370, ordinal 1º del CPC contiene la consagración de esta tercería
concurrente.

     Si el tercero no fundamenta su intervención en el mismo título, entonces carece de


legitimación o cualidad para intervenir como tercero y sólo podrá intentar su pretensión
por vía principal contra el demandado.

c. Tercería de mejor derecho o preferente

     “Se define como aquella tercería mediante la cual se persigue relegar la pretensión
del demandante en el juicio principal, alegando el tercero su mejor posición o derecho
preferente al de aquél, fundamentándose en un “mejor derecho” que excluye el derecho
del demandante originario del juicio principal” (Rafael Ortíz Ortíz).

     El artículo 370, ordinal 1º del CPC permite que el tercero pretenda no “concurrir” ni a
“excluir” al demandante sino que “el tercero pretenda tener un derecho preferente al del
demandante”.

2. Características procedimentales  

     El hecho de que una persona, en principio ajena al pleito entre otras, hace que tal
situación sea excepcional en el mundo de los procesos, y presenta algunas
características procedimentales que deben ser puestas de manifiesto, tales como la
autonomía del proceso, la suspensión del juicio principal, la sentencia que se dicta
cuando se produce la acumulación y la especial situación de que la tercería se
proponga una vez que se ha dictado sentencia en el juicio principal.

a. Independencia y autonomía

     La tercería es una pretensión independiente de las diversas pretensiones jurídicas


de las partes originarias de un juicio principal; sin embargo debe guardar cierta
conexidad con respecto de aquel juicio en virtud del objeto del proceso principal.

     Desde luego, la característica de independencia y autonomía lo que implica es que


se trata de dos procedimientos: el principal u originario y el procedimiento de tercería
que, en virtud de la conexidad existente, deben ser resueltos en una misma sentencia si
se hayan en la misma instancia.

b. Suspensión del juicio principal


     La segunda nota característica del juicio de tercería se refiere a la obligación de
“suspender” el curso de la causa principal en estado de sentencia y a la espera de que
el juicio de tercería alcance a tal estado, pero antes del acto de informes para que todos
los intervinientes puedan realizar los análisis que consideren conducentes a sus
respectivas pretensiones.

     En otras palabras, si el juicio principal avanza al estado de sentencia, allí se produce
la “suspensión” de éste; y cuando se encuentren en el período de pruebas, se produce
la acumulación de los expedientes para que todos puedan participar en el acto de
informes y el juez pueda dictar una sentencia que abrace todas las pretensiones
(artículo 373 del CPC).

c. Acumulación para la sentencia

     Sobre la acumulación ya se ha señalado que la misma se produce cuando la causa


principal se encuentra en estado de sentencia y termina el lapso de evacuación de
pruebas de la tercería; si se encuentran en segunda instancia sólo se acumulan si “se
encontraren en segunda instancia para sentencia”.

     La necesidad de acumular las causas responde a la finalidad de evitar decisiones


contradictorias o que puedan influirse respectivamente.

     Tanto la suspensión del juicio como esta acumulación responden a un elemental


sentido de seguridad jurídica y economía procesal pues, precisamente, lo que se quiere
es que el mismo juez que ha tramitado las diversas pretensiones pueda, en una misma
sentencia, pronunciarse sobre todas las pretensiones de os intervinientes en ambos
procedimientos.

3. Requisitos para el juicio de tercería

     No toda persona puede intervenir como tercero sino aquél que tenga un interés
jurídico actual y vinculado, objetiva o subjetivamente, con un juicio que funge como
“principal”; ello implica que deban existir algunos requisitos mínimos para la óptima y
justa intervención de terceros en una causa ajena: el interés o legitimación y el juicio
preexistente.

a. Interés y legitimación del tercero


     Para que una persona pueda intervenir como tercero procesal debe tener cualidad,
es decir, la ley debe prever que esa persona pueda ejercitar sus derechos en juicio. A
esta exigencia se conoce como legitimación ad causam, legitimación o cualidad.
Además de ello, el tercero debe tener “interés”, lo cual significa que debe precisarse en
concreto cuáles derechos o intereses se hacen valer y la conexión que tenga con las
pretensiones jurídicas de las partes.

b. La existencia de un juicio pendiente

     Si la anterior exigencia es de carácter material, esto es, en cuanto al fondo de la


controversia, este requisito se concentra en que debe existir un juicio pendiente entre
partes. Éste es el hecho básico y primario para la existencia de la tercería, es decir, la
tercería sólo puede existir cuando existe un juicio principal o un pleito pendiente.

D. La Oposición de Terceros a las Medidas Cautelares

     Otra forma de intervención de terceros se da cuando éstos puedan hacer “oposición”
a las medidas cautelares que se dicten, en particular, contra la medida de embargo
preventivo y el embargo ejecutivo, tal como se desprende de una lectura concatenada
de los artículos 370, ordinal 2º, 377 y 546 del Código de Procedimiento Civil.

     El tercero puede pretender la tutela de un derecho de propiedad (con lo cual


coincide con el mismo objeto material que la tercería de dominio ad excludendum), pero
puede también tutelar otros derechos, como el de la posesión (aun cuando sea un
poseedor precario), con lo cual coincide con el mismo objeto material de la tercería de
dominio pura y simple.

     Se ha discutido si el tercero puede oponerse a las medidas de secuestro, prohibición


de enajenar y gravar o las medidas cautelares innominadas consagradas en el artículo
588 del Código de Procedimiento Civil. A pesar de la resistencia de un gran sector de la
doctrina y de la jurisprudencia mayoritaria se ha llegado a la conclusión que el tercero
pudiera hacer oposición a cualquier medida cautelar que se dicte en su contra (sea que
se lesione su propiedad o su posesión) para lo cual pudiera utilizarse el procedimiento
previsto en el artículo 346 eiusdem.

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