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CURSO DE EXTENSION UNIVERSITARIA: HISTORIA E HISTORIOGRAFIA DENTRO DEL MANGA Y

EL ANIME

CLASE 5

PERIODO EDO

La batalla de Sekigahara cambio por completo el mapa político de Japon, aquellos fieles
a Hideyoshi, con el asistente de el, Ishida Mitsunari a la cabeza, se enfrentaron a Ieiasu
Tokugawa. A pesar de contar con superioridad numérica, el bando sureño de Ishida
carecia de coherencia: los Shimazu estaban enfrentados con los Mori, sus comandantes
se odiaban entre sí, los Uesugi prefirieron quedarse en Echigo por miedo a una invasión
de Date Masamune antes de acudir al campo de batalla común, las traiciones y los egos
hicieron que el bando de los Tokugawa ganara la batalla y desencadenara una sangrienta
persecución de los derrotados. Tokugawa si llegó a ser Shogun, sus antepasados eran
parientes de los Minamoto por lo tanto, podían establecer el shogunato. No por nada,
Ieiasu es considerado el padre del Japón moderno, no solo por ofrecer más de 2 siglos
de unidad, no solamente porque durante su gobierno el país amalgamó gran parte de su
cultura, sino además porque, para cierta historiografía nacionalista, fue el nacimiento
del pensamiento patriótico.
Con la derrota de los ejércitos del sur, su caza y posterior sometimiento, Tokugawa
debió organizar el país. Su gobierno suele ser considerado “baku-han” es decir, la
existencia del bakufu como autoridad nacional era algo real, pero también, se basó en él
Han, los señoríos, estos señores gobernarían a nivel local y acatarían las ordenes de el
Shogunato, pero con cierta autonomía. La distribución de las tierras corrió de nuevo, por
Tokugawa. Usando el famoso sistema de los koku, dividió el país entres esferas, la
primera Shinpan era las tierras de los familiares de Tokugawa: los Goteneke, los
Matsudaira y todas sus familias de diversas tierras estaban ubicados en posiciones
geográficas estratégicas y, al ser familiares directos de los Tokugawa, aseguraban que
los demás daimyos acaten las órdenes del shogun, los segundos en la escala son los
Fudai, los colaboradores de Tokugawa: Los Honda, los Sakai, los Hayashi, los
Sakakibara, los Mizuno, los Ii, estos recibieron tierras por sus servicios a la casa
Tokugawa . finalmente, los Tozama, estaban en su mayoría en las periferias de Japón,
pero eso no les impedía ser ricos, los Date, los Maeda y los Shimazu eran
extremadamente ricos, apunto tal de ser más ricos que el propio Shogun. Los daimyos
tozama no tenían acceso al poder, por lo general, solo un tozama entraba al consejo de
ancianos (Wakayoshidori)
Para explicar mejor este sistema vayamos a las cuestiones de fondo (Hall, 1991) la crisis
del shogunato Ashikaga proviene de la erosión del sistema de gobierno de los shogunes
Minamoto: el bakufu perdió legitimidad ante los señores feudales y esta constante
erosión causo la implosión del sistema de los Ashikaga, basado en los gobernadores de
provincia. Estos no terminaron representando el poder real en sus provincias, sino los
señores locales, y solo necesitaron una chispa para destruir el polvorín y esa chispa fue
la Guerra Onin. Con esa guerra y el sengoku se creó una nueva legitimidad política, los
han, los dominios. Los Han estaban a merced del señor, ahora Daimyo. La estructura del
pan del sengoku implicaba una cadena de mando, el daimyo encima, por debajo sus
vasallos más cercanos y estos tenían en su control distintas áreas del dominio y a su vez,
tenían a su cargo sus samuráis y su campesinado. Al conquistar otro territorio, los
daimyos solían despreciar a los samuráis que lo gobernaban o por lo general,
reemplazarlos y dejarlos en puestos más bajos o trasladarlos a partes de su dominio. El
sistema de los Han previo a Tokugawa se basaba en las relaciones entre el daimyo y sus
allegados. Tokugawa tuvo su primer bautismo de organización al quedar a cargo de las
tierras de los Hojo luego de su caída tras el largo asedio de Odawara en 1590 por las
fuerzas de Hideyoshi. La administración de este enorme territorio le permitió a
Tokugawa poner en practica algunas ideas de administración que tenía: en lugar de des
feudar a los señores locales, Tokugawa los integro son los suyos, cambió y mejoró la
administración al implantar el sistema de los koku por el sistema monetario de kandaka,
Al ganar la batalla de Sekigahara, Tokugawa apunto a ganar el reconocimiento del reino
(Tenkai) y esto fue diseñar el sistema de las tres clases de daimyos y la vez, reforzar el
sistema de los han. Esta fue la transferencia de tierras más grandes en la historia
japonesa, que alcanzo incluso a Hideyori, el hijo y heredero de Hideyoshi, y sus
dominios en Osaka, aunque Tokugawa le otorgo otros dominios en otras provincias.
Dos años después de ser declarado Shogun, Tokugawa se retiró para darle el título a
Hidetada, su hijo. Este movimiento era más para cimentar su dinastía en el poder antes
que alejarse del poder. Usando el título de Oshogun, es decir, shogun retirado, tomo a
sus asesores más leales, entre ellos Willam Adams, el almirante ingles anticatólico y
miembro de la VOC (compañía de las indias orientales holandesas) . Sus temas eran
varios: los templos y santuarios, la situación de los campesinos y los chonin (los
habitantes de la ciudad) y el problema de los europeos y chinos. Pero el primer escollo
realmente importante de Tokugawa fue sin dudas Hideyori. Debió construir muy rápido
su autoridad antes de que Hideyori pueda desafiar su autoridad. Sus miedos se hicieron
reales ante el cumpleaños del emperador Go-Mizuno donde Hideyori juro lealtad al
emperador como “líder de la casta guerrera”. Esto llevó al trágico asedio de Osaka,
donde los pocos ronin que el heredero de Hideyoshi pudo juntar (el 9 % de ellos
católicos desencantados con las políticas prohibitivas de Tokugawa) se enfrentaron a
verdaderas hordas de enormes cantidades de soldados leales al régimen Tokugawa e
incluso a daimyos que se sabía que eran católicos como Date Masamune. Tras casi 2
años de asedio, Osaka cayó en 1615 y la última resistencia de los Toyotomi se hundió
con él. Tokugawa murió en 1616 dejando el escollo más importante para el poder de su
familia resuelto. Hidetada como Shogun comenzó con una orden que suena más a
Ieyasu que a él, la Kinchu Narabinii Kuge Shoatto o mejor dicho” el tabu de la política
en la clase nobiliaria”, cerrando la vía a los nobles para meterse en asuntos nacionales y
reduciéndolos al ceremonial del palacio del emperador y a las artes tradicionales.
Hidetada fue el arquitecto de la progresiva expulsión de cristianos y otros extranjeros
del país. Esta medida, que en toda regla es propagandística le permitió obtener cierta
legitimidad, además, las leyes de un castillo por daimyo fue una imposición dejada por
Ieyasu para llevarse a cabo durante su gobierno. Por otro lado, Hidetada agarró la
autoridad y la cercanía que él tenía con el emperador como otra forma de legitimarse.
Fue un verdadero patrono de la corte imperial construyendo casas y monumentos a la
corte de Kyoto, e incluso le dio una de sus hijas al emperador, cosa que terminó dando
frutos puesto que la próxima emperatriz era la hija de Go-Mizuno con ella: la emperatriz
Meisho. No solo eso, el emperador declaró que Ieyasu se transformó en una deidad, el
Tosho Daigongen, es decir, fue transformado en un buda. Su hijo, Iemitsu, terminaría
construyendo un santuario a Ieyasu en Nikko con el mismo nivel sagrado que el
santuario de Ise dedicado al emperador.
Por otro lado, la construcción del régimen del bakuhan tomó fuerza con el gobierno de
Hidetada y Iemitsu, las confiscaciones y reasignaciones fueron más notorias a punto tal
que 200 daimyos fueron destruidos y centenas de terrenos reasignados dejando solo
menos de 30 daimyos tozama
En Aomori, la familia Tsugaru tuvo su domino. Esta familia nació gracias al colapso del
clan Nambu. Formalmente su nombre fue Oura y fueron aliados de Date Masamune,
esto les garantizó entrar al reparto de tierras de Hideyoshi como también el de Ieiasu,
quedándose con el antiguo territorio de los Nambu, el castillo de Hirosaki. En Iwate se
ubicó a los Nambu, estos también deben su supervivencia a los Date y, de hecho, se
quedaron con parte del territorio ancestral de los Date. Este clan no era precisamente el
más rico y de hecho, el castillo de Morioka no tuvo ciudad sino hasta principios de la
era Meiji. En Akita se ubicó a los Satake. Este clan debe también su supervivencia a los
Date, pero fueron trasladados desde Ibaraki hasta la lejana Akita. Aun hoy, los Satake
siguen gobernando su provincia. En Miyagi ubicaron a los Date. Estos perdieron su
espectacular expansión por Tohoku, pero su Han en Sendai fue uno de los tres más ricos
de Japón. Sus terrenos ancestrales quedaron repartidos tanto en Iwate como en
Fukushima, pero, aun hoy en día, Sendai se enorgullece de su pasado con la casa de los
Date, a punto tal de que sus fiestas regionales pasean a la actual cabeza de la familia con
la armadura original de Date Masamune. En Yonezawa, antigua Dewa, se ubicaron a los
Uesugi, hoy este territorio se lo conoce como Yamagata, por la ciudad cabecera debajo
del castillo de Yonezawa. Los Uesugi tomaron bando a favor de Ishida, por lo tanto,
fueron alejados de su territorio ancestral y ubicados en una región particularmente
áspera. Yonezawa es uno de las regiones más pobres de daimyos tozama, a esto se le
tiene que sumar que la región de Shonai, dentro de Yonezawa estaba otorgada a la
familia Sakai, una familia emparentada con los Tokugawa. Recién en Kanazawa
encontramos otra familia tozama, los Maeda cuyo dominio es el más rico de Japón no
solo por las venas de plata de la península de Noto, sino también por la cantidad de
arroz que se producía en sus tierras. En Tsu, antigua Iga, se encuentra el dominio de los
Todou, a pesar de haber sido el más leal de todos los colaboradores de Tokugawa, a
Takatora Todou le otorgaron esta pequeña provincia más conocida por sus shinobis sin
embargo, los Todou lograron no solo mejorar la economía, sino también cambiar la
capital de Iga a Tsu creando una ciudad más prospera. En Tosa, ubicaron a los
Yamauchi, gracias al giro repentino de esta familia a favor de los Tokugawa y por la
muerte de los Chosokabe , estos recibieron el feudo de Tosa. Fundaron la ciudad de
Kochi, en Shikoku y actualmente la prefectura se llama como la ciudad cabecera. En
Tottori ubicaron a los Ikeda, en tiempos de Tokugawa se la conocía como Inaba. En
Akou, antigua provincia de Aki, de los Mori ubicaron a la familia Asano. Acá ocurriría
el famoso episodio de los 47 ronin que tendría consecuencias espantosas a largo plazo
para los Tokugawa, ya que los Mori la recuperarían obteniendo una provincia
extremadamente rica. En Hagi redujeron el territorio de los Mori, familia que estuvo en
contra de Tokugawa y los expropiaron de Aki pero le dejaron Hagi donde la ciudad
Yamaguchi y Nagano eran extremadamente prosperas, con la recuperación de Aki,
ahora Ako, los Mori tendrían muchísimo poder en el sur de Japón. La unión de estos
dos dominios se conocería como Choshu. En Tokushima, Shikoku ubicaron a los
Hachitsuka. Este clan tiene la particularidad de haber servido a Nobunaga, a Hideyoshi
y también a Tokugawa. Su dominio en Awa fue agrandado con la inclusión de la
provincia de Sanuki, dando origen a Tokushima, aun hoy se llama así la prefectura. En
Kyushu los cuatro grandes tozama de esta región fueron los Nabeshima en Saga (Actual
Nagasaki) Este clan tenía el derecho de controlar la isla de Dejima , único lugar donde
los Holandeses podían negociar. El clan Nabeshima tiene unas cuantas particularidades,
siendo una el secuestro de varios alfareros coreanos durante las invasiones de Hideyoshi
que fueron trasladados a Nagasaki. Aún sigue existiendo el catálogo de “cerámica
Nabeshima”. En Fukuoka ubicaron a los Kuroda. Esta familia se hizo famosa por
Kanbei Kuroda, el táctico de Hideyoshi. Kuroda era otro daimyo cristiano cuyo nombre
de bautismo fue Don Benito Kuroda, haber estado del lado de Tokugawa le garantizó
mantener sus tierras en Kyushu. En Kumamoto sobrevivieron los Hosokawa, también,
tuvieron el tino de ponerse del lado de los Tokugawa, por último, Satsuma, rebautizada
como Kagoshima era uno de los dominios más ricos y le pertenecía a los Shimazu, que
fueron perseguidos durante la batalla de Sekigahara por los Tokugawa. La riqueza de
este dominio proviene de la conquista de Okinawa y la plantación de azúcar en todo su
territorio.
Las reasignaciones, recortes, y expropiaciones hicieron que el poder de los Tokugawa
fuera realmente enorme a nivel de capital político. Considerando que cada región tenía
un daimyo tozama, dos fudai y uno proveniente de la familia Tokugawa, el control que
poseían era total.
Las clases sociales en este contexto de dictadura shogunal fueron fijadas gracias a
distintos edictos que, tanto Hideyoshi como Tokugawa promulgaron para cortar todo
tipo ascenso social al campesinado. Esta jerarquía establecida tiene relación con los
idearios confucianos (Mikiso, 2003) donde se plantea que existe estamentos donde el
emperador esta en primer lugar, luego los sabios, luego los campesinos, los artesanos y
la gente de la ciudad. En el caso del samurái, estos reemplazan a los sabios y, además
del emperador, están los nobles y el propio shogun. Vamos a ver las clases sociales. Por
un lado, el Campesinado que era un 80% de la población de Japón a principios de la era
Tokugawa. Estos estaban afincados a la tierra, solo tenían media hectárea para su
cultivo. No había impuestos fijos, pero se calcula que entre un 50% y 60% de su
producción debía ir al daimyo, incluso aumentar las cuotas de tributo era algo normal, a
eso se le suma trabajos de construcción, reparación y limpieza no remunerados pero
requeridos por el señor. Por otro lado, los Chonin, los habitantes de las ciudades. Acá
podemos mezclar a dos clases, los propiamente dicho burgueses y los artesanos. Los
Tokugawa los despreciaban, amparándose en la luz de la filosofía confuciana, pero, sin
embargo, auspiciaron el comercio interno y a la vez, auspiciaron la manufactura y la
creación de “Ciudades-Castillo”, buenos ejemplos de esto son Sendai, Kagoshima o la
propia Osaka donde, debajo del castillo, florecía una ciudad con sus burgueses y sus
artesanos. Una clase dentro de esta fueron dos cuya diferencia no era notoria en un
primer momento, los hinin y los burakumin. Los primeros literalmente se los llamaba no
humanos y agrupaba una cantidad heterogénea de personas, desde vagabundos, artistas
itinerantes, prostitutas, geishas etc. Estos podían ascender a ser directamente gente de la
ciudad. Caso contrario de los Burakumin o eta, los impuros. La clasificación de impuro
es bastante particular, no solo implica a los cortadores de pescado, carniceros, matarifes
y curtidores, sino también algunas profesiones inexplicables como los trabajadores del
bambú y del cáñamo. El nivel social de esta clase era tan bajo que hasta debía
arrodillarse ante un campesino, tenían prohibido usar calzado o ropa tejida, y aun hoy,
los descendientes de los burakumin sufren discriminación. Esta cuestión de los buraku
es espinosa hasta el día de hoy (Asaji & Hirooka, 2021) en particular por las visiones
occidentales y conservadoras con respecto a la cuestión de los buraku en particular,
asociando su carácter de “criminales” como algo realmente plausible, sin haber hecho
ningún tipo de critica contextual a las fuentes, así también, el creer que este orden social
resultaba beneficioso para ellos. La mujer estuvo relegada durante el gobierno de los
Tokugawa, a punto tal que las mujeres samurái podían ser asesinadas por su marido sin
penas para el por ser perezosa o ser infiel. Sin embargo, estas cuestiones no pasaban en
la ciudad, donde el mayorazgo no se respetaba y la mujer solía tener mejor trato,
amparada, sobre todo, por el hecho de que en el estrato social los citadinos estaban más
debajo de todo, por lo que no tenían presión social de “respetar las normas”. Una de las
consecuencias más atroces de la política económica de los Tokugawa fue la
proliferación de burdeles, como por ejemplo, el entero distrito de Yoshiwara en Edo,
donde las niñas de familias campesinas eran vendidas y postuladas a los mejores
postores. Estas mujeres recibían tratos inhumanos. Por otro lado, también aparecen las
casas de Geishas y casas de Té, esta fue una evolución de las prostitutas ya que estaban
entrenadas en artes como música, pintura, poesía y baile, sin embargo, no contaban con
las autorizaciones del bakufu. Volviendo a la organización política. La maquinaria
estatal del bakufu estaba extremadamente aceitada con varios niveles de funcionarios
que actuaban como oficinistas o como agentes de campo. Los jukenshi eran
funcionarios encargados de revisar las cuentas de los dominios, estos fueron instituidos
por Iemitsu en 1633 y entre sus deberes no solamente estaba el control financiero del
pan, sino también revisar sus fuerzas armadas, por otro lado, los metsukes eran agentes
de tierra adentro que se dedicaban a la seguridad de los dominios. Podrían ser
asimilados como comisarios generales de policía, pero sus deberes iban un poco más
allá, ya que también controlaban la sucesión de tierras y también mantenían otra serie de
inspectores debajo de él, encargados de hacer los mapas o de llevar la cuenta de los
tributos. Estos estaban controlados por el ometsuke, el jefe de los metsukes. El tema de
las fuerzas armadas fue algo que los tres primeros shogunes se preocuparon, las leyes de
“un solo castillo por dominio” de Ieyasu y la ley de “limite de levas” de Iemitsu
regulaba un tope de fuerzas militares, en los dominios basados en una fracción del koku.
Un dominio de 10000 koku tendría aproximadamente 2156 soldados de los cuales 170
debían ir a caballo. Iemitsu también ordeno el sistema de pesos y medidas a nivel
nacional y movilizaba mano de obra de todos los dominios para la reparación de
castillos.
La segunda parte de la periodización de la era Edo comienza con la muerte de Iemitsu y
su sucesor, Ietsuna. Este, al ser físicamente débil cayó en manos de los daimyos fudai
que encontraron en el joven e inexperto shogun una herramienta para perseguir sus
objetivos personales.
Por otro lado, el comercio durante los primeros Tokugawa fue cerrándose hasta
restringirse solo a China y la a VOC establecida en Dejima, Iemitsu tuvo interés de
comerciar con Corea, pero una posible traición política del daimyo de Tsushima, Sou
Yoshinori denunciada por uno de sus allegados ante el shogun hizo que Corea quedase
fuera de los permisos del shogunato para comerciar, pero no que mantuvieran
relaciones. Los coreanos enviaron más de 10 embajadas a Japón para mantener las
relaciones diplomáticas, siendo Corea el único país con el que Japón permitía tener
relaciones diplomáticas. El otro “país” era Okinawa, aunque no se trataba de un país
independiente sino de una colonia establecida luego de la brutal conquista y secuestro
del rey Sho Nei por parte de los samuráis de Satsuma. (Turnbull, 2000) Dos años
después fue liberado, pero los reyes de las Ryukyu quedaron subordinados a Japón y a
China y, por otro lado, a Satsuma que mantenía fuerzas militares dentro de sus islas.
Satsuma violo constantemente los edictos del bakufu para restringir el comercio, usando
a las Ryukyu como estación comercial con China que, en cierto punto, le fue
beneficioso al bakufu, pero fue su tumba ya que los Shimazu usarían esta conexión para
enriquecerse y dar el golpe al bakufu en 1865.
En cuanto a la religión y el pensamiento, en el aspecto religioso se disemino el budismo
zen de raíz confuciana y esto tiene que ver con los aspectos intelectuales, ya que el neo
confucianismo fue la raíz de pensamiento intelectual general del Japón, en efecto, las
historiografías desarrolladas durante este periodo hacían énfasis en las virtudes
confucianas de los daimyos o las figuras históricas, además de mantener el sistema de
estratos y sus valores a la hora de ser comentados. Puede dividirse el pensamiento del
periodo Edo en dos partes, una la de los nobles de la corte y la de los budistas Zen, que
tenían contacto con pensadores chinos y solían tomar la glosa de Chu Hsi de los
periodos Tang y Ming, con lo que podemos asegurar que el neo confucianismo japonés
es eclético y que servía para que todos los estratos sociales guiaran su vida. Además, el
neo confusionismo estaba imbricado en un concepto crucial: el tendou, el camino
celestial. El concepto de cielo es algo que surgió socialmente luego de los siglos de
crisis que Japón debió enfrentar, por ejemplo, el concepto de gekukujou que ocurrió
durante el sengoku surgió como explicación histórica en el periodo Edo y detrás de ese
concepto, se encontraba el tendou. Y esto no es otra cosa más que la realización ideal de
la sociedad, es un conjunto que alcanza el ideal de harmonía. La explicación sobre la
vida de los samuráis ocurre básicamente con este contexto teórico y que se va a
prolongar hasta el día de hoy. La idea de tendou implicaba sumisión y resignación, en
otras palabras, si se alcanzaba ese camino, uno solo tenía que resignarse y seguirlo. El
origen de las explicaciones históricas japonesas (Y su historiografía) parten varios
académicos confucianos que explicaron la historia basándose en el concepto de camino
celestial.
Ietsuna fue un shogun muy débil, debió enfrentar más rebeliones, como el
levantamiento de ronins en 1651, conocido como levantamiento keian. Esto se debió al
descontento de gran parte de la clase samurái que quedo sin señor o quedo desvinculada
del ejército, perdiendo sus estipendios. Se intentó tomar el castillo de Edo y hacerlo
volar con varios barriles de pólvora. La rebelión fue sofocada y resuelta por los Roju de
manera racional, desarrollar una serie de políticas para ayudar a esos samuráis a
encontrar un trabajo digno. No fue la única rebelión de ronin que ocurrió durante el
gobierno de Ietsuna, algunos ocurrieron en lugares donde los Tokugawa tenían serio
interés, como en la isla de Sado, la fuente de todo el oro de Japón. Además, en su
gobierno ocurrió el gran incendio de Edo en 1657 que dejo en ruinas la ciudad y que
tardo 2 años en reconstruirse todo de nuevo. Su debilidad no le permitió gobernar
mucho más y murió en 1679. Tras una muy dura deliberación sucesoria, donde se
sugirió ya que Ietsuna no pudo dar hijos, su hermano Tsunayoshi, que padecía algún
tipo de discapacidad fue nombrado nuevo shogun. Por sus leyes de protección de perros,
se lo conoce popularmente como el Inu kubou, o el shogun perro. Pero durante su
gobierno floreció el pensamiento confuciano e incluso intentó establecer relaciones
internacionales, e incluso dio habilitación a los teatros No, Kabuki y Bunraku, siendo
muy aficionado a esta forma de arte. El crecimiento de estos teatros fue exponencial y
durante el gobierno de este shogun, los grandes del teatro Kabuki llegaron a su fama:
Monzaemon Chikamatsu, Ihara Sakaku, Ichikawa Danjuro entre otros entretenían a las
masas citadinas. Esta nueva cultura de ciudad contrastaba violentamente con el campo
japonés la legendaria pobreza de los campesinos afincados a los han y los ronin
desempleados que vivían de lo que podían. La ciudad a partir del gobierno de
Tsunayoshi fue un verdadero crisol donde samuráis empobrecidos terminaban casados
con citadinas por conveniencia, dada la pobreza de cierta parte de los samuráis y el
deseo de ascenso social por parte de los citadinos y en ninguna ciudad la mezcla se
daba más que en Kyoto. Edo en cambio era la ciudad de los samuráis, dado el Sankin
Kotai, la procesión anual de los samuráis hacia Edo, estos siempre estaban en la ciudad
(Vaporis, 2008) y de hecho, la ciudad tenia instalaciones y barrios donde solo la clase
guerrera podían vivir. Este tour no solo actuaba como una fuente interesante de ingresos
proveniente del turismo, sino también, la propia ciudad crecía abasteciendo el consumo
y entretenimiento de los samuráis, a juzgar de los 4 burdeles en cada entrada de la
ciudad y la infame Yoshiwara. Aun así, el teatro kabuki en si encierra un problema,
primero que nada, las pasiones desatadas por los actores en el publico chonin era algo
que a el bakufu le preocupaba, como menciona Álvarez Iris (Álvarez iris, 2018) el teatro
kabuki generaba sensaciones eróticas entre la audiencia, esto implicaba situaciones nada
apreciables, como la venta de favores sexuales de niños (llamados iroko) y de los
actores de onnagata (los varones travestidos que actuaban como mujer) lo más
preocupante para el bakufu era que estos teatros eran extremadamente populares, por los
que lo solían colocar en lindes o en lugares aislados (el barrio kabuki de Tokio lleva su
nombre por esa razón) y aun ms le preocupaba las funciones privadas en casas de nobles
o samuráis. A la muerte de Tsunayoshi, todos los shogunes trataron de limitar y reprimir
esta forma de arte.
El problema de los Perros de Edo fue tal que la ciudad entera olía a perro, lo que
impulso una cantidad de leyes draconianas sobre el cuidado de los perros, e incluso
estableció una perrera gigante donde los perros fueron alimentados a pescado y arroz
pagado por los tributos. Dos hechos muy importantes ocurrieron en los últimos años de
Tsunayoshi, primero la venganza de los 47 ronin de Ako donde mataron al ahora
daimyo Kira Yoshikage en venganza de la muerte de su señor, Asano. Esta situación fue
totalmente criticada por fuentes de la época (Yamamoto, 2014) una muy famosa fue la
critica que Tsunetomo Yamamoto realizo sobre la acción, recriminando a los samuráis
haber elegido el asesinato en lugar de la resignación, en clara luz neo confucianista, por
otro lado, la erupción del monte Fuji en 1706, el tsunami de Edo en 1707, dos
catástrofes naturales que difundieron presagios funestos. Ienobu ascendió a la muerte de
Tsunayoshi apenas meses de haber sido nombrado su sucesor. Se lo conoce como el
shogun liberal por las distintas leyes más flexibles con la censura que se generaron en su
gobierno, su hijo, Ietsugu fue todo lo contrario, no solamente reguló los puertos y la
cantidad de barcos a llegar, 30 barcos chinos y solo 2 holandeses por año. Fue un títere
de su favorito, Arai Hakuseki quien se aprovechó de que tan solo tenía 5 años al asumir.
Murió de muerte natural a los 7 años causando una crisis sucesoria. Esta crisis fue
totalmente tomada por una facción que se volvería infame, los oniwabanshu. Estos
guardias de palacio tenían un candidato en mente, Tokugawa Yoshimune, que se
desprendía de una línea paralela a la de Tokugawa Ieyasu, los Tokugawa Kii.
Yoshimune fue uno de los shogunes más activos y comúnmente se lo ubica como “el
shogun viajero”. La seguridad que el Oniwabanshu le daba, le dio un poder
inconmensurable en el bakufu, echando a todos los anteriores consejeros shogunales. Se
enfrentó a los monjes confucianos al promulgar las famosas reformas Kyoho.(1736)
estas reformas aflojaron aún más ciertas restricciones, como la de importar libros y
comerciar con los extranjeros, la formación de gremios de comercio . Autorizó entes
cambiarios, como la junin ryogae en Osaka, un grupo de cambistas que se podían
organizar como gremio. Además, recorrió Japón buscando espadas legendarias para
armar un catálogo y, además, promovió concursos de herrería para que no se perdiera la
tradición de armar espadas. Su sucesor fue Ieshige en 1745, su delicada salud, su
incapacidad para gobernar y su preferencia por dejar que su consejo tome decisiones
hizo de este shogun uno de los más cuestionables de la historia japonesa. Su sucesor fue
su hijo Ieharu en 1760, la debilidad de este shogun fue aún mayor, ya que durante su
gobierno ocurrió la primera gran hambruna japonesa, la de tanmei en 1782 y para
empeorarlo, la erupción volcánica el siguiente año hizo aún más difícil la recuperación.
Uno de sus Wakayoshidori, este shogun tenía un plan para recuperar que implicaba
relajar las medidas del sakoku, el oniwabanshu respondió matando al hijo del ministro.
A la muerte de Ieharu le sucedió su hijo Ienari en 1787 y fue el shogun que más tiempo
gobernó, hasta 1837. También fue el shogun con mayor cantidad de hijos ya que tenía
un harén de 900 mujeres y tuvo 75 hijos, algunos de ellos tuvieron papeles muy
importantes durante el bakumatsu como Narihiro Hachitsuka, un ferviente imperialista
de Tokushima, o el propio Iemochi, del cual hablare más adelante. Su gobierno
comenzó con las protestas del arroz en Osaka y en Edo, otro síntoma más del declive
del bakufu como sistema. Su gobierno fue recordado como el más ineficaz y corrupto,
estuvo más preocupado por la visita de Titia Bergsma, la primera mujer en visitar Japón
que por las constantes hambrunas en el país, que acabaron en la brutal hambruna
Temmpo (1830-1854) y que suele marcar el inicio del final del gobierno de los
Tokugawa, el Bakumatsu. Esta hambruna no fue simplemente una más, implico una
revuelta, la de Oshio Heihachiro, un filósofo en Choshu, y no solo eso, distintos
extranjeros asomaron por Japón, el buque de guerra Morrison por ejemplo fue echado
de Shikoku por la batería costera, en Hokkaido, los Matsumae mantenían relaciones con
los rusos a espaldas del shogunato con el pretexto de ser marineros perdidos. Ieyoshi
sucedió a su padre en 1837 y mediante una batería de leyes de consumo conocidas como
las leyes Temmpo trato relajar el gasto suntuario para poder responder a la hambruna,
una de estas leyes fue la prohibición del rangaku, los estudios holandeses. El gobierno
de Ieyoshi es recordado porque termina precisamente donde llegan los norteamericanos,
en 1853. Se cree que el murió de un paro cardiaco producto del stress provocado por la
presión de los extranjeros y por la presión política que implicaba aceptar extranjeros. Su
hijo Iesada debió aceptar todos los tratados desiguales de amistad y comercio con todas
las potencias extranjeras, ganándose el odio del emperador Komei que inicio las
revueltas sonno joi (reverenciar al emperador, expulsar a los extranjeros). Su gobierno
fue políticamente inestable, sus tairos y rojus iban y venían y el clima de inestabilidad
era total, sumado a pestes como la plaga de cólera en 1856 y la infame purga de ansei
donde Ii Naosuke, el principal instigador se cobró la vida de opositores a la política
shogunal, entre ellos Yoshida Shoin, un pensador cuyos alumnos estaban nucleados en
el feudo de Choshu, sumadas a otras figuras de como daimyos, que permanecieron en
prisión o en prisión domiciliaria. El principal instigador, Ii Naosuke fue asesinado en la
puerta Sakura en 1860 este episodio se repitió en varios lugares con otros partidarios del
shogun, e incluso un extranjero, Richardson que murió destajado en las calles de
Kagoshima y que provocó que la Royal Navy británica bombardeara esa ciudad en
1862. La muerte de Ii Naosuke causo una crisis de la cual el shogunato no pudo salir e
hizo que la facción del hitotsubashi presionara para que el próximo shogun se nombrara
en su facción, pero el hijo de Iesada, Iemochi tenía derecho de sucesión. Este shogun
intento por todos los medios mejorar las relaciones tanto con el emperador como
también con las potencias. Pero a los 20 años falleció de forma súbdita en medio de la
guerra boshin. Yoshinobu, el hitotsubashi, finalmente pudo hacerse con el poder,
emprendió reformas militares encargadas a los rusos y a los franceses y compro armas
norteamericanas (Nakatsu, 2018) (Heón, 2010) pero poco pudo hacer ante los ejércitos
ya modernizados de Satsuma, Choshu y Tosa por lo que debió entregar Edo
pacíficamente y retirarse de la política.

Samurai champloo.

Samurai Champloo fue una obra escrita y dirigida por Shiniichiro Watanabe, quien para
ese entonces trabajaba para Manglobe, una animadora de vanguardia y transmitida por
Fuji TV en 2004. Nos narra una épica donde se mezcla la cultura samurái del periodo
Edo con la cultura callejera del Hip Hop. Desde el titulo se nos está anunciando que
esto, más que una obra histórica, es una mezcla. Champuru es una comida Okinawense
donde se mezcla ingredientes. Desde el primer momento, Watanabe nos anuncia que
esta serie no pretende ser histórica sino más bien, una celebración a la cultura popular
(Park, 2014) por lo tanto, lo que habrá serán guiños del mundo del periodo Edo en el
épico viaje de Fuu, Jin y Mugen buscando al samurái que huele a girasoles. Desde el
primer momento, se nos plantea dos cuestiones, por un lado, un contexto diacrónico que
está representado, y por otro la trama de discursos y estéticas contemporáneas (Perron,
2017) por lo tanto, este viaje se trata de un mestizaje. La idea de mezclar contextos es la
llave de la estética de esta serie, donde se nos muestra samuráis peleando con ritmo de
hip hop y donde artistas de la escena de Lo Fi como el caso de Nujabees encuentran
sentido en un contexto totalmente anacrónico. Lo que se puede ver, es la subersion de la
idea de un tiempo histórico. La subversión del tiempo histórico va más alla al construir
el periodo Edo con terminología y locaciones actuales, como Roppongi, la
consideración de “distritos rojos” o diálogos que referencian a la cultura popular actual,
como frases de películas de Quentin Tarantino.
Por otro lado, la concepción de la serie esta, en este caso, sometida a la idea central del
autor. Es una serie sobre hip hop (Arad, 2015) de hecho mezclar el periodo Edo, las
series chambara, él Lo fi, Quentin Tarantino y otras cuestiones anacrónicas crea la idea
de un “remix”, que en la terminología del Hip Hop es remezcla canciones para darle
otro sonido y otro toque. Esta subversión que menciona Perron se expresa desde las
comparaciones entre historia japonesa y cultura occidental, e incluso, la aparición de un
barco norteamericano y el famoso episodio del baseball donde se caricaturiza la cultura
extranjera bajo ojos japoneses, incluso reduciendo el kendo a mero arte de batear. Pero
más allá de eso, es una serie que habla en profundidad de la absoluta pérdida de
identidad nacional y de la mezcla de la cultura juvenil. De ahí que el bushido
interpretado por esta serie este más relacionado a los códigos callejeros y estéticos que a
la cuestión más ancestral. Los samuráis no son más que meros MC batiéndose a duelo,
la censura, la persecución policial no más que un mero escollo, ya que en esta serie
aparecen extranjeros como el holandés homosexual, los norteamericanos y los curas
católicos. Por otro lado, hay una cuestión puntual de la imagen de los marginales, algo
común en la filmografía de Watanabe. En este sentido, existe una identidad marginal,
como Mugen siendo Okinawense (Cortes, 2014) una identidad queer en la construcción
del ronin Jin para esta autora y también, una feminidad presente y tradicional como Fuu.
Pero esto va más allá porque el trio protagonista también es marginal en el sentido de
que en la sociedad en la que habitan, no tienen lugar: Mugen es un ex pirata, encima
Okinawense y racialmente diferente a los japoneses, Jin es un ronin y Fuu es una mujer,
encima cristiana, por lo tanto, doblemente marginal en la sociedad de Edo. (Benzon,
2008) en estos protagonistas marginalizados se construye alrededor de ellos las dos
ideas de nacionalidad japonesa, la tradicional y la moderna y sin embargo, en ninguna
encajan.
Por último, hay que hablar del “anti- Orientalismo” que la serie desarrolla. Planteemos
que el orientalismo (Said, 2020) es la visión occidental sobre oriente, que desarrolla una
otredad y que silencia a oriente mientras que occidente habla por oriente. Watanabe leyó
esta obra, y no solo eso, sino también, Orientalismo reconsiderado (Said, 1987) donde el
debate contra Lewis, un académico especializado en oriente que le recriminaba que su
postura era anti islámica, anti árabe, siendo el, sionista y con clara ideología de
cruzada. En Samurai Champloo se cumple una cuestión que Said advirtió sobre como
revertir el orientalismo, y es simplemente fundir oriente con occidente, el pasado con el
presente, mostrando una cara multicultural multirracial y multi-genero. Al representar
todo tipo de marginales en pantalla, la serie no solo está educando a como armar un
relato sin caer en las dicotomías oriente y occidente, sino mostrando a la audiencia un
mundo muchísimo más amplio y con personajes más diversos de lo que suele mostrarse.
De ahí que es tan importante esta serie como educación a occidente así también como
referencias hacia oriente construyendo puentes entre lo que se conoce de cada parte de
la civilización, hacia occidente, la narrativa de los samuráis y el atractivo estético del
exotismo japonés, pero para oriente, el hip hop, la cultura urbana y las películas de
acción occidentales. Detrás de esas narrativas, se encuentra el corazón de la serie que es
la reconciliación y resonancia del multiculturalismo no solo como forma de vida, sino
como celebración de lo humano.

Bibliografía
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Hall, J.W: “Cambridge History of Japan: Tomo 4”, Cambridge University Press,
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