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NAVIDAD: 2018
El día de Navidad
Es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén segú n los evangelios
de san Mateo y san Lucas. Después de la Pascua de Resurrecció n es la fiesta má s importante del añ o
eclesiá stico.
Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesú s naciera ese día. De hecho, el día de
Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el añ o 345, cuando por influencia de san Juan Crisó stomo
y san Gregorio Nacianceno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos
paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la
llegada de la primavera.
La fiesta pagana má s estrechamente asociada con la nueva navidad era el Saturnal romano, el 19 de
diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de
bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de
invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y
cintas en honor de los dioses para conseguir que el sol brillara con má s fuerza.
Edad Media, Nacimiento y villancicos
Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añ adió posteriormente en la edad media el nacimiento
y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las
celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretañ a cuando, en 1552, los puritanos
prohibieron la navidad. Aunque la navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales
desaparecieron hasta la época victoriana
Siglo XIX, Árbol y postales de Navidad
La navidad, tal como la conocemos hoy, es una creació n del siglo XIX. El á rbol de navidad, originario de
zonas germanas, se extendió por otras á reas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y
se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes,
procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la
década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.
Santa Claus y el espíritu de navidad
La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invenció n
estadounidense de estos añ os, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en
parte de san Nicolá s y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad.
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Recuperar en: http://www.oblatos.com/historia-de-la-navidad/
PRIMERA PARTE
LITURGIA DE LA NAVIDAD
Para este guión encontrarás algunos elementos propios del día 16 de diciembre, el resto de elementos se
pueden agregar según la necesidad.
1. CANTO INICIAL.
2. RITO DE APERTURA.
a. + En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo. R/. Amen.
c. Oración de contrición:
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisió n. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María,
siempre Virgen, a los á ngeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios,
nuestro Señ or.
9. ALELUYA: (Se canta un Aleluya u otro canto adecuado. En adviento se canta “Tu Palabra me da vida”
u otro canto adecuado.)
11. REFLEXIÓN SOBRE LAS LECTURAS: (Se prepara una explicación del mensaje que dan las lecturas
de la Sagrada Escritura que se han leído, que ilumine la vida de la Comunidad.)
a. CREDO BAUTISMAL:
+ ¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? R:/ Sí, creo.
+ ¿Creen en Jesucristo, su ú nico Hijo, nuestro Señ or, que nació de Santa María Virgen, murió , fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre? R:/ Sí, creo.
+ ¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Cató lica, en la comunió n de los santos, en el perdó n de
los pecados, en la resurrecció n de los muertos y en la vida eterna? R:/ Sí, creo.
+ Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesú s, Señ or
nuestro.
Creo en Jesucristo, su ú nico Hijo, nuestro Señ or, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y
sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y
está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia cató lica, la comunió n de los santos, el perdó n de los
pecados, la resurrecció n de la carne y la vida eterna. Amén.
c. CREDO NICENO:
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible.
Creo en un solo Señ or Jesucristo, Hijo ú nico de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma
naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los, y por nuestra salvació n bajó
del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por
nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado y resucitó al
tercer día segú n las Escrituras; subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo,
Señ or y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoració n y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, cató lica y apostó lica. Confieso que hay un solo Bautismo para
el perdó n de los pecados. Espero la resurrecció n de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
13. ORACIÓN DE LOS FIELES: (A las peticiones que se encuentran en el esquema del día 16 de diciembre,
se pueden añadir otras que se adapten a las necesidades especiales de la comunidad.)
14. OFRENDAS: (Se recogen las ofrendas de la comunidad y antes de ello se hace una oración
espontánea, pidiendo bendiciones para toda la comunidad.)
+ Señ or, tú eres santo. Tú eres siempre bueno con nosotros y misericordioso con todos.
Te damos gracias, sobre todo, por tu Hijo Jesucristo: É l es tu Palabra que nos mantiene despiertos; y en
las cosas pequeñ as y en las grandes nos ayuda a descubrir las pruebas de tu amor y la alegría que viene
de ti. Por eso, Padre, estamos contentos y te damos gracias. Nos unimos a todos los que creen en ti, y
con los santos y los á ngeles te cantamos con gozo:
II. Fieles a la recomendació n del Salvador y siguiendo su divina enseñ anza, digamos con
confianza:
III. Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oració n que Cristo nos
enseñ ó :
IV. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos
ha dado; digamos con fe y esperanza:
b. ORACIÓN:
R: Padre nuestro que está s en el cielo; santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; há gase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentació n, y líbranos del mal.
a. + Señ or Jesucristo que dijiste a tus apó stoles, la paz les dejo, mi paz les doy, no mires
nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia y conforme a tu Palabra, concédenos la paz y
la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
19. CORDERO DE DIOS: (Se canta o se recita el Cordero de Dios, mientras se coloca sobre el altar el
copón con hostias consagradas).
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
- Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
+“Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados a la cena del Señ or”.
R/. Señ or, no soy digno de que vengas a mí, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
(Con toda libertad comulgan quienes estén bien dispuestos a recibir al Señor sacramentado.)
21. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN. (Del domingo o día que se celebra).
22. CONCLUSIÓN.
+ Que el Señ or todopoderoso nos bendiga, nos libre de todo mal y nos lleve a la vida eterna, en
el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo.
R/. Amen.
MONICIÓN DE ENTRADA2:
La Navidad nos reconcilia con Dios, nos acerca a É l, para unirnos entre nosotros por medio del amor.
En este primer día de la novena de Navidad queremos sentirnos como comunidad eclesial, como familia
de fe, para prepararnos y celebrar la Navidad como fiesta de la familia, en el calor del hogar.
PRECES
Presidente: Con nuestra confianza puesta en Dios, que siempre escucha las plegarias de sus hijos,
supliquémosle diciendo:
1. Por el Papa Francisco, nuestro obispo N., nuestros sacerdotes y diá conos, para que su servicio
pastoral en esta Navidad ayude eficazmente a la renovació n de este pueblo que espera la salvació n de
tu Hijo Jesucristo. Oremos al Señ or.
2. Por los religiosos (as) y laicos comprometidos en los equipos y comités de pastoral, que la
celebració n de la Navidad en sus respectivas comunidades animé y fortalezca el compromiso eclesial y
social de todos. Oremos al Señ or.
3. Por las entidades de gobierno y de la Iglesia, por las agrupaciones campesinas e indígenas que se
preocupan por la defensa de los recursos naturales y junto con ellos nosotros, para que entre todos
salvemos la naturaleza, nuestra casa comú n. Oremos al Señ or.
4. Por nuestras familias que buscan encontrarse en la Navidad el fin y comienzo de añ o, para que
fortalezcan su relació n con Dios, con sus hermanos y con la naturaleza. Oremos al Señ or.
Peticiones voluntarias.
Presidente: Estas sú plicas y las que quedan en nuestro corazó n te las hacemos, Padre de todos, en la
confianza de ser escuchados, por Jesucristo, Hijo tuyo y Señ or nuestro. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA
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DÍA 17 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
La Navidad es reconciliació n con Dios y con los hermanos para vivir en paz. El primer fruto de la
Navidad fue acercarnos a Dios. En este segundo día de la novena de Navidad, el mensaje de san Pablo
que presenta la obra de Cristo como reconciliació n y paz, nos invita a superar las barreras, a buscar la
paz, para esperar a Dios. La paz es el aguinaldo anhelado por todas las familias.
PRECES
Con nuestra confianza puesta en Dios, que siempre escucha las plegarias de sus hijos, supliquémosle
diciendo:
1. Señ or, te pedimos por nuestro santo padre, el papa Francisco, por nuestro obispo N., los sacerdotes y
laicos comprometidos para que, iluminados por el Espíritu Santo, nos muestren el camino que debemos
seguir para salvarnos.
2. Por las familias, para que permanezcan unidas en la fe que profesan y lo demuestren en sus obras.
3. Por los gobernantes de nuestra patria, para que trabajen en proyectos de paz y justicia social, en
donde se haga posible una vida digna para todos.
4. Por todos los que estamos aquí, junto al pesebre, para que la novena que celebramos aumente
nuestra fe y la expresemos en nuestra vida y obras de cada día.
Peticiones voluntarias.
Dios compasivo, que enviaste a tu Hijo para liberarnos del egoísmo, te pedimos nos ayudes a escuchar
tu Palabra para vivir con coherencia nuestra fe. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Gracias, Señ or, porque hoy nos das razones para vivir y para amar, para llenar nuestro vacío existencial,
para vencer incansables la perenne mezquindad humana, para iniciar hoy la apasionante tarea que nos
confías: El Adviento inacabado de un hombre y un mundo nuevo. Ayú danos, Señ or, con la fuerza de tu
Espíritu.
DÍA 18 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
Todo el tiempo del Adviento ha sido un constante llamado a mejorar lo que somos y vivimos, para
reencontrarnos como hermanos y vivir en comunió n. En la familia está el lugar preciso para aprender a
vivir en comunió n fraterna. En este tercer día de la novena de Navidad queremos disponer nuestra
familia para que, “siendo casa y escuela de comunió n”, espere y encuentre a Dios.
PRECES
Porque tenemos un Padre que nos ama y nos envía a su Hijo redentor, roguémosle diciendo:
1. Oremos por la Iglesia cató lica, por el Papa y todos los ministros, para que junto al pueblo de Dios,
esperen la llegada del Mesías y sean testimonio de fraternidad y solidaridad con los má s pobres.
2. Oremos por Nuestra dió cesis de N., los pastores, las estructuras parroquiales, grupos de familia y
misioneros laicos, para que vivamos la espiritualidad comunitaria en las relaciones cercanas con
nuestro pró jimo y participemos en la construcció n del pueblo de Dios.
3. Oremos por los gobernantes y jefes de las naciones para que la llegada de Dios en Navidad, los
impulse a buscar la paz para el mundo, la solució n a los conflictos y el progreso material y espiritual de
los pueblos má s olvidados y empobrecidos.
4. Oremos por nuestras comunidades, barrios, veredas y por todas las familias, para que el tiempo de
Navidad sea ocasió n para crecer en buenas relaciones, basadas en la fe y el amor a Dios, que sea tiempo
de reconciliació n entre todos.
Peticiones voluntarias.
¡Oh Dios!, Tú que eres bueno con todos, atiende nuestras oraciones y sú plicas, para que en esta Navidad
progresemos todos en vivir el mandamiento del amor, manifestado en las nuevas relaciones cercanas
basadas en la fe y en amor a Ti, y que como hermanos nunca olvidemos de los que nos necesitan. Te lo
pedimos por Jesucristo, nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Gracias, Señ or, porque en esta novena nos das un cariñ oso y amigable toque en el hombro, a fin de
despertarnos de nuestra habitual somnolencia: ¡Estén alerta porque es inmediata su liberació n!
¡Gracias! Tú eres la ú nica esperanza que no nos defrauda. Queremos vivir preparados, esperá ndote
siempre alegres, como si cada día fuera el definitivo para tu esperada venida. Ven a nuestros corazones,
ven no tardes tanto Amén.
DÍA 19 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
La novena de Navidad nos prepara para el encuentro con Jesú s. La ú nica “feliz Navidad” es aquella por
la que recibimos la gracia que Jesú s quiere traernos. “Dios es amor” y nos comunica su amor para
hacernos capaces de amar. En este cuarto día de la novena, queremos que nuestra familia se una en
caridad para recibir la visita de Dios, que se hace hombre para nuestra salvació n.
PRECES
Con la alegría que nos trae la navidad oremos, a quien es nuestra esperanza diciendo:
1. Divino Niñ o Jesú s, en este añ o hemos tenido grandes bendiciones a nivel diocesano, ayuda a todos
sus gestores y laicos a continuar con el mismo á nimo.
2. Niñ o Jesú s, celebramos contigo que las mujeres han sido las protagonistas de la pastoral, han surgido
muchos misioneros y han crecido visiblemente las vocaciones religiosas, sacerdotales y misioneras.
3. Divino Niñ o, en esta Navidad nos has bendecido con nuevos sacerdotes y ha crecido la solidaridad
con nuestros hermanos pobres y necesitados, ayú danos a valorar tu generosidad.
4. Divino Salvador, ayú danos a vivir má s la espiritualidad comunitaria, ayú danos a inclinarnos
pastoralmente por un compromiso social y a cuidar má s decididamente la naturaleza.
Peticiones voluntarias.
Gracias, Padre Dios, por habernos regalado los procesos pastorales en nuestra dió cesis, esto hace
permanente la redenció n en nuestra Iglesia. Te lo agradecemos por Cristo nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Haznos, Señ or, creyentes vulnerables a tu encanto: De fe robusta, esperanza alegre y caridad ardiente,
siempre en camino, que no duermen ni se venden, ardiendo como lá mpara inagotable al servicio de la
vida, del amor, de los derechos humanos y de los pobres, con la vista fija en el reino de Dios que apunta
en Adviento como fermento de conversió n personal y cambio estructural.
DÍA 20 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
Al acercarse la Navidad, en la Iglesia, pueblo de Dios, los esposos creyentes está n invitados a prepararse
para que, bien dispuestos en una actitud de respeto y de amor bendecido por Dios con la gracia
sacramental, sepan acoger la gracia que Jesú s quiere darles, para el beneficio de toda la familia. Sigamos
nuestra peregrinació n hacia Belén, con el quinto día de la novena de Navidad.
PRECES
Confiadamente elevemos nuestras plegarias al Dios de amor y de la paz, para que derrame abundantes
bendiciones sobre cada uno de nosotros, y digá mosle:
1. Te pedimos por nuestra santa Iglesia cató lica, por sus ministros, para que con su ejemplo y
testimonio de servicio enseñ en al mundo el verdadero significado de la paz a semejanza de Jesú s que
vino al mundo a traer la paz a los hombres de buena voluntad.
2. Te pedimos por los gobernantes de las naciones, para que dirijan sus esfuerzos en la bú squeda de la
igualdad y la equidad social, privilegiando en sus acciones el bienestar y la paz de sus comunidades, en
especial de los má s pobres.
3. Te pedimos por todos aquellos líderes sociales y políticos que han dedicado su vida al servicio
desinteresado del bien comú n, la justicia, la verdad y la paz, haciendo valer los derechos humanos en
defensa de los excluidos y violentados.
4. Te pedimos por los que estamos aquí reunidos, para que logremos vivir a cabalidad las
bienaventuranzas de Jesú s, especialmente la de los que trabajan por la paz, porque será n llamados hijos
de Dios.
Peticiones voluntarias.
Te pedimos, Señ or, que orientes nuestros pasos hacia la bú squeda del auténtico bien y que nuestro
ideal sea la construcció n de tu reinado, fundado en la fe, la esperanza y el amor. Por Jesucristo nuestro
Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Te glorificamos, Cristo Redentor, porque tú eres nuestra ú nica esperanza y salvació n en los momentos
de tribulació n. ¿A quién iremos? Só lo tú tienes palabras de vida eterna. Estamos dichosos porque nunca
nos sentimos defraudados por ti. Amén.
DÍA 21 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
Toda la historia del pueblo de Israel es una larga espera del cumplimiento de la promesa de Dios en un
camino de muchas dificultades. Fueron muchos siglos de expectativa, de preparació n, pero también de
esperanzas y de fundamentales experiencias. Hasta que llegó el momento en que esa historia alcanzó el
punto culminante, su coronació n perfecta. Hoy, en familia estamos en el sexto día de esta peregrinació n
que nos prepara a la celebració n gozosa de este acontecimiento extraordinario de “Dios-con-nosotros”.
PRECES
1. Por la Iglesia, para que con tu llegada renueve su misió n de llevar esta buena nueva a todos aquellos
que aú n no te conocen.
2. Por el Papa, los obispos, los sacerdotes, los religiosos y los consagrados, para que se mantengan fieles
en tu servicio.
5. Por esta Iglesia doméstica unida en torno a Ti, se mantenga firme en tu amor. Haz que crezca y se
multiplique. Concédele reunirse de nuevo para recordar tu llegada a este mundo.
Peticiones voluntarias.
Señ or, ante el misterio de la Navidad, te pedimos que escuches nuestra oració n. Haz, Señ or, que llegue
a toda la humanidad tu mensaje de amor, de paz y de fraternidad. Y llénanos a todos de tu luz, tu alegría
y tu paz. Te lo pedimos por Jesucristo, Nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
En el umbral de tu inminente venida, Señ or, el gozo, el asombro y la alabanza inundan hoy nuestro
corazó n, como el de san José, la figura silenciosa del Adviento. Gracias, Señ or, por tanta bonanza de tu
amor. Mantén alerta nuestra fe en la radiante oscuridad de tu noche, porque ya está a la vista el Dios-
con-nosotros. ¡Aleluya!
DÍA 22 DE DICIEMBRE
En este séptimo día de la novena de Navidad, son los pastores los que nos van a dar una lecció n que
ellos aprenden en la escuela de la familia de Nazaret: Nos enseñ ará n aquellas virtudes que guardan el
secreto de la verdadera felicidad. Son las virtudes que se ocultan en el corazó n de los pobres, los
sencillos de corazó n y los humildes así como lo fueron los pastores. Vamos a aprender a esperar a Dios
con humildad, al estilo de la familia de Nazaret.
PRECES
Hermanos, oremos a Cristo, el Señ or que viene a salvar a todos los hombres, y digá mosle
confiadamente:
4. Tú que lo gobiernas todo con tu poder, ayú danos, por tu bondad, a alcanzar la herencia eterna.
5. Tú que está s sentado a la derecha del Padre, alegra con la visió n de tu rostro a nuestros hermanos
difuntos.
Peticiones voluntarias.
Acoge Señ or nuestras sú plicas y escucha nuestra oració n por mediació n de tu amado Hijo, nuestro
Señ or Jesucristo que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Dios Padre de todos, que te defines como Amor y que quisiste que tu Hijo, Cristo Jesú s, creciera al calor
del amor familiar al lado de María su madre y de san José, bendice con tu Espíritu a nuestras familias
cristianas, que en medio de cansancios y esperanzas, dudas y alegrías, gozos y temores, ilusiones y
desencantos, caminan hacia ti. Llena nuestros corazones de tu amor. Amén.
DÍA 23 DE DICIEMBRE
MONICIÓN DE ENTRADA:
Cada Navidad Jesú s pasa por nuestro camino para invitarnos a ser felices. Nosotros, en familia,
sentiremos pasar a Jesú s. “Le temo a Jesú s cuando pasa – decía san Agustín- sí, temo que pase y por mi
indiferencia yo no pida la gracia que É l quiera darme”. Para recibir esta gracia de la alegría verdadera
que el Señ or quiere darnos, es necesaria la disponibilidad de la fe, como la tuvo María. Participemos del
octavo día de nuestra novena de Navidad.
PRECES
Con alegría, elevemos nuestra oració n a Dios que nos trae la paz con el nacimiento de su Hijo y
pidá mosle que atienda nuestras necesidades. Respondamos diciendo:
2. Por las naciones del mundo, especialmente por nuestra patria colombiana, para que el nacimiento de
Jesú s Niñ o permita que en el corazó n de nuestros gobernantes y del pueblo nazcan el espíritu del
perdó n, justicia, servicio y hermandad, haciendo posible construir el reino de la paz.
3. Por los pobres, los enfermos, los encarcelados, los desplazados y todos aquellos que sufren, para que
la buena nueva del Mesías Salvador sea posible desde la cercanía, el cariñ o y la solidaridad de los
hermanos.
4. Por las familias, los padres y los hijos, para que a ejemplo de la sagrada familia de Nazareth vivan en
el amor, el diá logo, la solidaridad, la verdad y especialmente en este tiempo fortalezcan la unidad
familiar.
Peticiones voluntarias.
Que Jesú s, el Hijo de Dios nacido para nuestra salvació n, siempre ilumine nuestro camino y guíe
nuestros pasos por los senderos de la fe, esperanza y caridad, siendo nuestro compañ ero en el camino
diocesano. Por Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA:
Haz, Señ or, que crezca siempre má s y má s el amor mutuo de los esposos y de los padres e hijos entre sí.
Consolida la unió n de quienes llamaste al matrimonio y la familia, haz que nuestros hogares reflejen
fielmente las virtudes domésticas de la familia de Nazaret.
25 de Diciembre
Solemnidad
El pregón de navidad, la monición al gloria, la homilía, las preces y la monición de salida se presentan como elementos
comunes tanto para la misa de media noche como en la del día 25 de diciembre. Las lecturas se presentan propias
para cada celebración.
Según una antigua costumbre en la Iglesia, en el día de la solemnidad de la Natividad del Señor, se puede remplazar el
acto penitencial por la entonación o aclamación del pregón de Navidad. De no ser así, se recomienda emplear los
tropos o invocaciones propias para cada tiempo.
PREGÓN DE NAVIDAD
Os anunciamos, hermanos y hermanas, una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo.
Escuchadla con corazó n gozoso: Habían pasado miles y miles de añ os desde que, al principio, Dios creó
el cielo y la tierra e hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Sopló sobre él el Espíritu de la
vida, y después de la desobediencia y del pecado prometió la venida de un Salvador.
Habían transcurrido muchos siglos desde que la luz y la vida fueron suscitados por el poder de Dios, y la
tierra se llenó de á rboles y plantas, los mares de peces, el aire de pá jaros, los bosques de animales.
Miles y miles de añ os habían transcurrido desde que cesó el diluvio y el Altísimo hizo resplandecer el
arco iris, signo de alianza y de paz.
Dos mil añ os después de que nuestro padre Abraham salió de su país de Hur de Caldea, para llegar a la
tierra prometida como primicia del pueblo elegido.
Quince siglos después de la liberació n del pueblo de Israel, cuando Dios lo hizo salir de Egipto,
atravesando admirablemente el mar Rojo y a lo largo del desierto lo condujo a la tierra prometida.
Mil añ os después de la unció n real de David, el pastor humilde, elegido por Dios e indicado por el
profeta Samuel para ser rey del pueblo de la promesa y antepasado del Mesías y Pastor de Israel.
Después de añ os de larga espera y destierro, cuando Dios mandaba profetas a su pueblo para mantener
despierta la esperanza en las promesas de un Mesías que debía liberar a Israel del yugo de sus
opresores.
En este día Belén recibe aquél que está sentado eternamente con el Padre. En este día los á ngeles y
toda la creació n cantan con jú bilo y aclaman a este niñ o como el Dios de Israel y de toda la
humanidad; unamos nuestras voces a los coros angélicos para ensalzar y glorificar al que es tres veces
santo, al Uno y Trino, al Eterno por los siglos sempiternos.
LECTURAS DE LA PALABRA DE DIOS
Misa de la vigilia
Estas lecturas se emplean en la misa vespertina del día 24 de diciembre, ya sea antes o después de las
primeras Vísperas de Navidad.
PRIMERA LECTURA
El Señor te prefiere a ti
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 16-17. 22-25
Aleluya
EVANGELIO
En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los formularios aquí señ alados; noobstante, se
permite elegir las lecturas má s aptas de una de las tres misas: Misa de medianoche, Misa de la
aurora o Misa del día, teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea.
PRIMERA LECTURA
SEGUNDA LECTURA
Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvació n para todos los hombres, enseñ ándonos
a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria,
honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparició n gloriosa del gran Dios y
Salvador nuestro, Jesucristo.
É l se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo
purificado, dedicado a las buenas obras
Palabra de Dios.
Aleluya Lc 2, 10-11
En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del
mundo entero.
É ste fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a
inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en
Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María,
que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo
primogénito, lo envolvió en pañ ales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la
posada.
En aquella regió n había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su
rebañ o.
Y un á ngel del Señ or se les presentó ; la gloria del Señ or los envolvió de claridad, y se llenaron
de gran temor.
El á ngel les dijo:
—«No temá is, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la
ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señ or. Y aquí tenéis la señ al:
encontraréis un niñ o envuelto en pañ ales y acostado en un pesebre».
De pronto, en torno al ángel, apareció una legió n del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo:
—«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señ or».
Palabra del Señor.
Misa de la aurora
En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los formularios aquí señ alados; no obstante,
se permite elegir las lecturas má s aptas de una de las tres misas: Misa de medianoche, Misa de la aurora
o Misa del día, teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea.
PRIMERA LECTURA
SEGUNDA LECTURA
Cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las
obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que segú n su propia misericordia nos ha
salvado, con el bañ o del segundo nacimiento y con la renovació n por el Espíritu Santo; Dios lo
derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador.
Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de vida eterna.
Palabra de Dios.
Aleluya Lc 2, 14
EVANGELIO
Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señ or».
Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niñ o acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho de aquel niñ o.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas
estas cosas, meditá ndolas en su corazó n. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a
Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Palabra del Señor.
PRIMERA LECTURA
SEGUNDA LECTURA
Aleluya Lc 2, 14
EVANGELIO
Cuando los ángeles los dejaron y subieron al cielo, los pastores se decían unos a otros:
—«Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señ or».
Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niñ o acostado en el pesebre. Al verlo,
contaron lo que les habían dicho de aquel niñ o.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas
estas cosas, meditá ndolas en su corazó n. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a
Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
Para las siguientes preses se propone un esquema de dialogo entre en comentador y el presidente.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno que hace 2018 añ os revelaste en Cristo tu gloria a todas las
naciones; dígnate por los méritos de la encarnació n de tu amantísimo Hijo que la Iglesia extendida por
los má s diversos pueblos de toda la tierra, viva la verdadera unidad de los que se hacen llamar
cristianos. Por Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno has que con una fe viva e íntegra todo tu pueblo santo
renacido en las aguas del bautismo acoja a tu Hijo nacido de María la virgen; y que tus ministros
ordenados aviven la gracia de la ordenació n recibida por el maravilloso nacimiento de tu Hijo en la
carne. Por Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno que sondeas y conoces los corazones de los hombres, dígnate
dirigir los proyectos y acciones de nuestros gobernantes, para que en todo procuren el progreso
integral y la tranquilidad de los pueblos, usando recta y justamente los bienes temporales. Por
Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno has que todos los hombres te reconozcan a Ti como Padre y a
tu enviado Jesucristo como su hermano y Salvador, para que guiados por el mensaje del recién nacido,
implanten en este mundo tan deshumanizado el reinado de justicia y paz. Por Jesucristo nuestro Señ or.
Amén.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno dígnate escuchar el clamor que tu Iglesia te dirige en esta
Noche Santa, que ha sido bendecida por el gran acontecimiento de la Natividad de tu Hijo, a favor de los
enfermos y todo el mundo penitenciario, para que el gozo de esta nueva Navidad se convierta para ellos
en promesa de salud y de libertad. Acuérdate también de nuestros hermanos difuntos que has llamado
a tu presencia, permíteles disfrutar en plenitud lo que en esta vida anunciaron. Por Jesucristo nuestro
Señ or. Amén.
Presidente: Dios todopoderoso y eterno concede a esta comunidad reunida aquí en tu nombre para
celebrar con gozo esta noche de Navidad el misterio insondable del nacimiento de tu Unigénito en la
carne, un espíritu de verdadera conversió n que los lleve a fomentar la caridad como exigencia de la fe y
la esperanza. Por Jesucristo nuestro Señ or. Amén.
MONICIÓN DE SALIDA
“Se manifestará la gloria del Señ or y toda carne verá la salvació n de nuestro Dios” (Is 40,5). Después de
haber contemplado y celebrado este misterio de gozo, salgamos renovados en el espíritu, siendo
portavoces de la buena nueva de salvació n que nos trae este pequeñ o Niñ o desde lo má s alto de los
cielos, capaz de liberarnos de nuestros yugos má s pesados.
SEGUNDA PARTE
GUIONES PARA EL TRABAJO COMUNITARIO
En esta segunda parte “guiones comunitarios para el trabajo con familias” se
presentan seis actividades para la integración en sectores y veredas.
ACTO PENITENCIAL
LAS LLAVES QUE ABREN PARA ACOGER LA PAZ
1. AMBIENTACIÓN
Para esta actividad estaría bien el disponer los bancos y las sillas del local en forma
circular, dejando un espacio central libre. En el centro se coloca una mesa cubierta con
mantel blanco.
(Se recomienda que el organizador tenga algunos llaveros para el que no tenga)
MONICIÓN
Bienvenidos de todo corazó n, hermanos. Hoy vamos a vivir esta celebració n con un
signo poco usual. Todos los que queramos podremos depositar, dentro de un
momento, nuestro llavero sobre la mesa central.
¿Por qué esto? En primer lugar, para que tomemos conciencia de nuestra
personalidad y de nuestra intimidad. Las llaves de casa y de nuestra habitació n nos
permiten entrar en el calor del hogar, de la intimidad “en nuestra casa”. Es algo
precioso que todos sentimos muy dentro. Para llegar a ese espacio, necesitamos
experimentar la entrada y la salida.
Tras esa puerta invisible, está la sede de nuestro amor, de nuestra fe, de nuestra
fraternidad.
¿Esa puerta la tenemos siempre abierta? ¿Dejamos fá cilmente la posibilidad de entrar
y salir? ¿La tenemos cerrada quizá con llave, condicionando el acceso? ¿Tenemos
cabida para muchos o para pocos? ¿A quiénes nos gustaría de verdad darles acceso?
(Se deja tiempo para que los participantes depositen las llaves tal como se indicó más
arriba.)
Bienvenidos, hermanos, nuevamente a esta casa en la que el Señ or nos reú ne a todos y
anhela abrir los deseos de su corazó n. Que esta cercanía del Señ or esté siempre con
todos ustedes.
ORACIÓN
Dios Padre nuestro, ¡cuá nto deseo llegar a ti, para sentir tu llamada! Físicamente estoy
aquí, pero desde mi fe, quiero estar dentro de ti. Ayú dame a amarte por encima de
todo y a quedarme contigo. Muchas veces he olvidado tu cercanía y me he cerrado a
tus secretos en intimidad. Y por eso, he bloqueado mi corazó n a muchas personas
necesitadas. Á breme a ti, para que puedan entrar todos mis hermanos. Ven, Señ or.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señ or. R/. Amén.
PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
SALMO:
limpia mi pecado.
Te gusta un corazó n sincero,
R/. Crea en mí un corazón puro.
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Pues yo reconozco mi culpa,
Rocíame con el hisopo: Quedaré limpio;
“Estad atentos y vigilad, porque ignorá is cuá ndo será el momento. Al igual que un
hombre que se ausenta: Deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su
trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuá ndo viene
el dueñ o de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de
madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a
vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!”. Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Todas las viviendas, grandes o pequeñ as, tienen una puerta de acceso. Por ella
entramos para encontrarnos dentro de un hogar; por ella salimos, tras haber
fraternizado. Hay viviendas a las que es muy difícil acceder, ya que está n cerradas con
doble llave.
Hay otras muchas en las que el acceso resulta sencillo, fá cil y familiar. Parece como
que superar un umbral fá cil de abrir nos hace descubrir el acceso confiado de las
personas que habitan dentro de ella. Y así mismo, es bastante normal encontrarse con
que, a la dificultad para abrir una puerta, se añ ade la dificultad para relacionarse con
quienes así se encierran. Como si la seguridad exterior indicara también las barreras
interiores que las personas tienen.
Hay personas, que con su mirada, con su fiabilidad, con su sencillez, con su acogida
cariñ osa, permiten el acceso a muchos, de modo que compartir la cercanía en su
interior resulta riquísimo, fraternal, profundo, religioso y cá lido.
Muchas veces es verdad que la vida nos va endureciendo con sus experiencias críticas.
Y poco a poco, renunciamos a la apertura, renunciamos a seguir dando confianza, y
preferimos “encerrarnos” solos.
Entonces, no só lo entran muy pocos o nadie dentro de nosotros, sino que también nos
alejamos de la necesidad que tenemos de los demá s. Con nuestra soledad, sobreviene
la dureza, la frialdad...
Con Jesú s se abren los bienes divinos (Jn 10, 9); con É l tenemos acceso al Padre (Ef. 2,
18); É l entrega las llaves del perdó n, de la misericordia y de la alegría a Pedro (Mt 16,
19); en su bautismo se abre el cielo (Jn 1, 51); mediante É l tiene lugar el encuentro
pleno entre Dios Padre y la humanidad (Ap. 21, 12-27; 22, 14-15).
¿Por qué no intento ser como Jesú s hoy entre los hermanos?
PRECES
(Las personas que antes depositaron su llavero, vuelven a la mesa, y, al tiempo que
recogen su llavero, libremente expresan una petición. Ponemos un ejemplo a
continuación)
Señ or, perdó nanos por haber cerrado con llave el acceso a la fe a...
Señ or, ayú dame a confiar estas llaves a...
GESTOS
Tras la participació n de los presentes en las preces, a todos se les invita a expresar el
gesto de la acogida y la apertura confiada mediante el signo de la paz (con
espontaneidad).
DESPEDIDA
VILLANCICO: El tamborilero.
CENAS FAMILIARES
ILUMINACIÓN BÍBLICA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 13, 1-8
Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los á ngeles, si me falta el amor
sería como bronce que resuena o campana que retiñ e. Aunque tuviera el don de
profecía y descubriera todos los misterios, -el saber má s elevado-, aunque tuviera
tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy. Aunque repartiera
todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin
tener el amor, de nada me sirve. El amor es paciente y muestra comprensió n. El amor
no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actú a con bajeza ni busca su propio interés,
no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza
en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El
amor nunca pasará . Las profecías perderá n su razó n de ser, callará n las lenguas y ya
no servirá el saber má s elevado. Palabra de Dios.
REFLEXIÓN
¿Qué piensas del amor? ¿Alguna vez te has sentido amado?
Jesú s es el amor, por lo tanto es la paciencia, la bondad, el perdó n, nunca se acabará el
amor, pues si ocurriera esto nuestra vida no tendría sentido, la verdadera razó n de
vivir, es vivir para amar y servir. María y José tenían siempre en su corazó n el deseo
de agradar a Dios, ellos siempre buscaban servirle en sus hermanos y su
disponibilidad para cumplir la voluntad de Dios fue radical y sorprendente. Por esto el
hogar de Nazaret fue escogido para que allí naciera el amor verdadero: JESÚ S.
¿Quieres que tu hogar sea morada, refugio para el amor? ¿Có mo está tu hogar para
recibir al Salvador?
Decía el papa Pablo VI: “Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de
Jesú s, es la escuela donde se inicia el conocimiento de su evangelio. Có mo quisiéramos
ser otra vez niñ os y volver a esta humilde pero sublime escuela de Nazaret. Có mo
quisiéramos volver a empezar junto a María y José nuestra iniciació n a la verdadera
ciencia de la vida y a la má s alta sabiduría de la verdad divina”.
El Niñ o Dios quiere que desde hoy empieces una nueva vida, É l quiere nacer en tu
corazó n para encender en ti el fuego de su amor, del amor que te lleva a servir a los
demá s, a entregar tu vida haciendo de ella un cielo lleno de alegría y de esperanza, no
tengas miedo de entregarle la vida a Dios porque só lo É l le puede dar sentido a
nuestra existencia, pues É l es nuestro creador y hoy nos ha querido mandar a su Hijo
amado para que naciendo en cada uno de nosotros, sea É l quien guíe nuestras vidas,
siempre movidas por el amor, prolongando su vida en la tierra de tal forma que los
que nos vean, no nos vean a nosotros, sino que vean a Jesú s niñ o. Nuestra familia debe
ser la familia de Dios que ama y vive para amar.
ACTIVIDAD
(Tener previsto los materiales a utilizar para esta actividad)
Todos reunidos en familia elaboran la cuna del pesebre donde nacerá el niñ o Dios
como signo de acogida del amor, del Salvador en nuestro hogar. Ademá s escriben los
nombres de los integrantes de la familia en papelitos o en el material que se desee y
depositarlos en la cuna. Es importante que los padres hagan la actividad con sus hijos
y le expliquen que la cuna es signo de nuestra familia donde recibiremos a Jesú s como
nuevo integrante de ésta.
COMPROMISO
A partir de esta Navidad la familia asume el compromiso de renovar este misterio,
participando activamente de la Eucaristía dominical o elegir un día entre semana,
para que así unidos a la Iglesia también celebren, renueven y vivan el misterio magno
de la Navidad.
ORACIÓN
Te pedimos Señ or para que en esta Navidad visites nuestra casa y nos alegres con tu
presencia, que derrames tu amor en nuestros corazones para que cada día estemos
má s unidos y dispuestos a escuchar tu voz, queremos que nos acompañ es en todas
nuestras labores. No permitas que te abandonemos y regá lanos la paz.
¡Ven Jesú s con tu madre María y con tu padre José! AMÉ N.
RECOMENDACIONES
Asistir a las actividades navideñ as en familia con mucha entrega y regocijo.
Realizar la novena de Navidad con todos los integrantes de la familia.
(En este momento se comparten los alimentos)
GUIÓN DE VISITA A LAS FAMILIAS
1. SALUDO
2. LECTURA DEL TEXTO BÍBLICO
en la humildad, no en la grandeza;
(Pietro di Celle).
7. DESPEDIDA.
ORACIÓN DE LA NOCHEBUENA
La siguiente oración, se propone para el día 24 de Diciembre en la cena de Navidad...
Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.
Señor, te damos gracias.
Gracias Jesú s, por haberte hecho niñ o para salvarnos.
Señor, te damos gracias.
Gracias Jesú s, por haber traído al mundo el amor de Dios.
Señor, te damos gracias.
Señ or Jesú s, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a
los demá s,
Señor, te damos gracias.
Señ or Jesú s, Tú viniste a decirnos que da má s alegría el dar que el recibir,
Señor, te damos gracias.
Señ or Jesú s, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demá s te lo hacemos a Ti.
Señor, te damos gracias.
Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesú s.
María, te damos gracias.
Gracias San José, por cuidar de Jesú s y María.
San José, te damos gracias.
Gracias Padre, por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a
tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu
bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon.
EL CREDO DE NAVIDAD
(La siguiente oración puede ser leída al inicio de cada encuentro)
Creemos en Jesucristo y en el poder del Evangelio que comenzó en Belén.
Creemos en Aquél cuyo Espíritu glorificó una pequeñ a aldea, de cuya venida los
pastores dieron aviso, y para quien no hubo lugar en un mesó n.
Creemos en Aquél, cuya vida cambió el curso de la historia y a quien los reyes de la
tierra despreciaron y los hombres orgullosos no pudieron comprender.
Creemos en Aquel al que los pobres, los oprimidos, los tristes, los enfermos, los ciegos
y los leprosos le dieron la bienvenida y lo aceptaron como Señ or y Salvador.
Creemos en Aquél que por medio del amor cambió los corazones de hombres
soberbios y
malvados; que con su vida les demostró que es má s importante servir que ser servido
y que
la mayor gloria está en dar la vida por los demá s.
Creemos en la paz, que no es só lo ausencia de guerra, sino justicia entre las personas y
las naciones.
Creemos en la reconciliació n, el perdó n y el poder transformador del Evangelio.
Creemos que la Navidad es fuerza y poder, y que este mundo puede cambiarse si con
humildad y fe nos arrodillamos ante el retablo de Belén y seguimos a Aquel que, por
amor a nosotros, murió en la cruz.
Creemos que nosotros debemos ser los primeros en hacerlo. Amén.