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El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en
la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo
año litúrgico en la Iglesia.
Primera Parte
Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico (Parte de
la teología encargada del análisis de los conocimientos de los últimos tiempos, pero no solo el
fin del mundo sino todos los acontecimientos cercanos o de alrededor), mirando a la venida
del Señor al final de los tiempos;
Segunda Parte
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías
(primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento
señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de
creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en
prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara
con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición
para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La
corona está formada por una gran variedad de símbolos:
La forma circular
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin
fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe terminar.
Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los
pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras
vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de
Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de
salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se
disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más
cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro
domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán
y Eva que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador
Universal.
El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
Sugerencias
b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un
lugar fijo donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la
venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.
c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta
planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo
importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante,
estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.
d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo
que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.
Por ejemplo:
un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con
esta tradición navideña.
Adviento viene del latín “ad-venio”, que quiere decir “venir, llegar”. Comienza el domingo más
cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de noviembre) y dura cuatro semanas.
El Adviento está dividido en dos partes: las primeras dos semanas sirven para meditar sobre la
venida final del Señor, cuando ocurra el fin del mundo; mientras que las dos siguientes sirven
para reflexionar concretamente sobre el nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del
hombre en Navidad.
Muchos comercios ya lucen decoraciones navideñas y nos bombardean con publicidad. Aquí te
explicamos de qué trata realmente el Adviento y en quién debe estar nuestro corazón.
En los templos y casas se colocan las coronas de Adviento y se va encendiendo una vela por
cada domingo. Asimismo, los ornamentos del sacerdote y los manteles del altar se tornan de
color morado como símbolo de preparación y penitencia.
Muchos católicos conocen del Adviento, pero tal vez las preocupaciones en el trabajo, los
exámenes en la escuela, los ensayos con el coro o el teatro de Navidad, el armado del
nacimiento o pesebre y la compra de regalos, hacen que se olvide el verdadero sentido de este
tiempo.
+Primer domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Ambientación: No dejemos que los acontecimientos que padece el mundo y la crisis que vive
nuestro país nos hagan adormecer y perder conciencia de lo que sucede. Jesús viene a nuestro
encuentro y nos dice: ¡permanezcan despiertos!
Oración inicial: “Señor Jesús, queremos hoy armar la Corona de Adviento y encender la
primera vela morada, para reconocerte como la luz del mundo que ha triunfado sobre las
tinieblas y la muerte. Amén”.
Bendición de la corona: “Señor, te pedimos que derrames tu bendición sobre esta corona, para
que nos recuerde domingo a domingo que debemos estar despiertos esperando a Cristo que
nos trae la salvación. No dejes que los males que nos rodean nos impidan comprometernos con
la realidad para cambiarla. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.”
+Segundo domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Ambientación: Al iniciar este segundo domingo de Adviento nos hemos reunido alrededor de
la corona para dejarnos iluminar por la Palabra de Dios y rezar en familia, esperando con
alegría que Jesús nazca en nuestro corazón.
Oración inicial: “Señor Jesús, estamos cerca de vivir un gran acontecimiento: tu nacimiento en
medio de nosotros. Juan el Bautista anunció tu llegada pidiendo a los hombres que se
arrepintieran de corazón. Hoy, nosotros, arrepentidos, te pedimos perdón a Ti, que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amén”.
Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la segunda vela morada,
además de la semana anterior). “Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El viejo tronco está rebrotando,
florece el desierto. La humildad entera se estremece porque Dios se ha sembrado en nuestra
carne. Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas,
para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor!
¡Ven, Salvador!”
Oración final: “Querida Virgen María, Tú sabes que nuestro camino al corazón está lleno de
piedras, que no dejan que tu Hijo Jesús pueda venir a nosotros. Te pedimos tu ayuda para sacar
estos obstáculos del camino y permitir que Él pueda nacer en nosotros esta Navidad. Amén”.
+Tercer domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Ambientación: La razón más grande de nuestra alegría es Jesús que ya está entre nosotros y
esperamos su segunda venida. Este domingo nos recuerda que la Navidad que festejamos
todos los años nos trae a la memoria, que Jesús vino al mundo a través de María.
Oración inicial: “Señor Jesús, no dejes que la alegría de tu presencia se borre de nuestro
corazón, a pesar de los acontecimientos dolorosos que estamos viviendo en nuestra patria.
Que la razón de nuestra alegría sea siempre el sentirnos amados por Ti. Tú, que vives y reinas
por los siglos de los siglos. Amén”.
Oración: “Señor Jesús, nosotros queremos ser portadores de alegría, llevando en nosotros
mismos una profunda alegría, una alegría que tenga su fuente en la fe y en el amor que nos
tiene el Padre Celestial. Oscuridades e inseguridades no nos pueden quitar la alegría. Señor, te
pedimos que seas la causa de nuestra alegría. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.”
Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende la vela rosa, además de las
que ya se encendieron los otros dos domingos). “En las tinieblas se encendió una luz, en el
desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: el Señor va a llegar. Preparad sus
caminos, porque ya se acerca. Adornad vuestra alma como una novia se engalana el día de su
boda. Ya llega el mensajero. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz. Cuando
encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, ¡caliéntanos en tu
amor”!
Meditación: Meditar en silencio las palabras de Juan el Bautista y dialogamos en familia con
esta pregunta ¿Qué actitudes y gestos son las que alegran nuestro corazón?
+Cuarto domingo
Todos: Hacen la Señal de la Cruz.
Oración inicial: “Señor Jesús, hoy la liturgia nos invita a mirar a María embarazada, que te ha
llevado en su seno durante nueve meses y que pronto te dará a luz. Ayúdanos a vivir con fe este
misterio llamado “Encarnación”. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.
Oración: “Señor Jesús, nuestros corazones y también nuestro hogar te abren las puertas,
para que, así como entraste en el seno de María, puedas entrar en nuestra vida personal y
familiar. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén”.
Oración frente a la corona: (algún integrante de la familia enciende las cuatro velas de la
corona tomando luz de la vela que está delante de la Virgen). “Al encender estas cuatro velas,
en el último domingo de Adviento, pensamos en ella, la Virgen, tu madre y nuestra madre.
Nadie te esperó con más ansia, con más ternura, con más amor. Nadie te recibió con más
alegría. Te sembraste en ella como el grano de trigo se siembra en el surco. En sus brazos
encontraste la cuna más hermosa. También nosotros queremos prepararnos así: en la fe, en el
amor y en el trabajo de cada día. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven a salvarnos!”
Meditación: Meditamos en silencio y dialogamos en familia con esta pregunta: ¿Cuáles son los
motivos por los que Isabel se alegra ante la visita de María?
Oración final: “Querida Madre de Dios, te pedimos que nos hagas sentir aquella misma alegría
y gozo que sentiste al dar la vida humana a Jesús. Nuestra familia quiere llevar esta felicidad a
todas las personas que más sufren. Amén”.
Ambientación: Esta Navidad queremos aprovecharla como un tiempo de gracia, para sentir
que Dios quiere habitar en este hogar y nacer en cada uno de nuestros corazones.
Oración inicial: “Concede, Señor todopoderoso, que hoy brille para nosotros y todas las
familias del mundo, la luz de tu Palabra. Amén”.
Encendemos la Corona de Adviento y una vela blanca: Encendemos las cuatro velas de la
Corona de Adviento y una vela blanca que ponemos al lado de la imagen de la Virgen (en el
pesebre).
Canto: Entonamos algún alegre villancico mientras nos disponemos a agregar al Niño Dios en el
pesebre. Cuando ponemos al niño, todos aplaudimos.
“Esperábamos la gloria deslumbrante del Señor y tú nos mandaste un tierno niño, en el silencio
de la noche. Esperábamos un guerrero y tú nos has enviado un príncipe de la paz. Esperábamos
al Dios fuerte y omnipotente, y tú nos has dado un manso cordero. Teníamos mucho miedo y tú
nos has dado el amor, la paz y la vida. Esperábamos recibir mucho de ti y tú has superado
nuestra capacidad y deseo, tú mismo te nos has dado, todo entero y para siempre”
Peticiones: Mientras el Niño Dios pasa de mano en mano, la persona que le toca tenerlo, hace
una petición y todos responden: ¡Hoy nos ha nacido el Mesías, el Señor!
Oración final: “Hoy la Virgen da a luz al Trascendente. Y la tierra ofrece una cueva al
inaccesible. Los ángeles y los pastores le alaban. Los magos caminan con la estrella; porque ha
nacido por nosotros, niño pequeñito, el Dios de antes de los siglos. Amén”
Ambientación: Antes de que comiencen los festejos dando la señal que un año más ha
finalizado y comienza uno nuevo, vale la pena, iluminados por la luz del Señor, hacer un
sencillo balance de lo que ha significado para cada uno de nosotros el año viejo y lo que
esperamos para el año nuevo.
Oración inicial: “Señor, te damos gracias por el año que termina, porque a pesar de tantas
dificultades y tropiezos en todos los casos hemos mantenido la fidelidad y la fe. Te pedimos al
comenzar este nuevo año que nos bendigas en abundancia. Te lo pedimos por Cristo Nuestro
Señor. Amén”.
Encendemos la Corona de Adviento y marcamos en las velas la cifra del año: Colocamos la
Corona de Adviento en la mesa familiar y a cada vela le ponemos un número correspondiente
al año nuevo que va a comenzar en pocos días. Encendemos las cuatro velas de la corona. Poco
antes de las doce de la noche, encendemos la quinta vela de color blanco (que está junto al
pesebre desde Navidad o que hemos colocado en el centro de la corona).
Peticiones: Damos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido en este año que termina.
Respondemos: ¡Te damos gracias, Señor!
-Por los alimentos que siempre estuvieron presentes en nuestra mesa. Oremos.
Nos damos la paz y el perdón: El primer día del año, la Iglesia celebra la “Jornada Mundial de
la Paz”, por eso es apropiado que en este momento nos demos mutuamente la paz y nos
pidamos perdón por las veces que nos hemos ofendido.
Oración final: “Señor, Creador del Universo, al comenzar este nuevo año, queremos ser en tus
manos instrumentos de tu paz: para que donde haya odio, sembremos amor; donde haya
ofensa, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desaliento, esperanza; donde haya tristeza,
alegría. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.”
Canto: Terminamos con un canto