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Las células eucariotas, al igual que las procariotas, llevan a cabo tres funciones esenciales: la nutrición, la relación con
el medio y la reproducción. Veamos en qué consiste cada una de ellas.
Relación con el medio. Las células se relacionan con el medio que las rodea, recibiendo distintos estímulos (como
variaciones de temperatura, humedad o acidez) y elaborando las respuestas correspondientes a cada uno de ellos
(como la contracción o la traslación). Esta capacidad de reaccionar a los estímulos del medio se conoce como
irritabilidad.
Reproducción. Es el proceso de formación de nuevas células (o células hijas) a partir de una célula inicial (o célula
madre). Existen dos tipos de procesos de reproducción celular: mitosis y meiosis. Mediante la mitosis, una célula
madre da lugar a dos células hijas idénticas, es decir, con la misma cantidad de material genético e idéntica
información hereditaria. Por otra parte, mediante la meiosis, una célula madre da lugar a cuatro células hijas
genéticamente distintas entre sí y que además tienen la mitad del material genético que la célula inicial. La mitosis
interviene en los procesos de crecimiento y reparación de tejido, y en la reproducción en el caso de los seres vivos
que se reproducen asexualmente. La meiosis tiene otro objetivo: únicamente ocurre para dar lugar a los gametos.
Las funciones de nutrición, relación y reproducción son llevadas a cabo por todas las células, pertenecientes tanto a
organismos procariotas como eucariotas. Sin embargo, estas no son las únicas funciones celulares: existen otras que
dependen de cada tipo de célula y el tejido u organismo al cual pertenecen. Por ejemplo, las neuronas (que forman parte
del tejido nervioso) son capaces de comunicarse a través de impulsos eléctricos.
La endocitosis es un proceso por el cual la membrana plasmática de la célula se invagina englobando las partículas del
medio y forma una vesícula.
Una vez en el interior de la célula, las vesículas de endocitosis pueden seguir dos caminos:
- Digestión. En general, las vesículas de endocitosis se fusionan con lisosomas primarios para formar vacuolas
digestivas. Los productos de la digestión se incorporarán posteriormente al metabolismo celular.
- Tránsito intracelular o transcitosis. Algunas vesículas de endocitosis simplemente transportan su contenido desde un
punto a otro de la célula. Por ejemplo, en las células que revisten los vasos sanguíneos se transportan sustancias desde
la sangre hasta los tejidos periféricos.
Algunos procesos de endocitosis (endocitosis mediada por receptor) implican la selección de macromoléculas
específicas, especialmente importantes para el organismo, para lo cual se produce la asociación de las mismas a puntos
determinados de la membrana. La cara externa de la membrana contiene receptores específicos de la molécula en
cuestión, mientras que su cara interna está asociada a una proteína filamentosa (la clatrina). Las vesículas así formadas
se denominan vesículas revestidas. El revestimiento se pierde una vez que se internaliza la vesícula, que posteriormente
se unirá a distintos compartimentos celulares.
En función del tamaño y la naturaleza de las partículas ingeridas, la endocitosis puede ser de dos
tipos: Pinocitosis y fagocitosis.
Pinocitosis. Es la ingestión de pequeñas partículas o líquidos, mediante la formación de vesículas muy pequeñas, solo
visibles al microscopio electrónico. Se da en todo tipo de células.
Fagocitosis. Consiste en la ingestión de partículas de gran tamaño, organismos vivos o restos celulares que forman
unas vesículas, visibles al microscopio óptico, denominadas vesículas o vacuolas de fagocitosis (fagosomas). Este
proceso de endocitosis es característico de ciertas células del sistema inmunitario, como los macrófagos y neutrófilos,
que ingieren partículas extrañas. Constituye, así mismo, el mecanismo de captura de alimento de algunos grupos de
protistas, como amebas, flagelados y ciliados, que son organismos fagótrofos.
La fagocitosis se produce tras la formación de grandes pseudópodos (expansiones hialinas y transitorias del citoplasma y
la membrana celular), que rodean las partículas que van a ser ingeridas hasta originar una vesícula de fagocitosis.
Composición química de los organismos vivos:
La materia constituyente de los seres vivos está compuesta por moléculas, también denominadas biomoléculas,
formadas a su vez por la unión de átomos de ciertos elementos químicos. Estos elementos presentes en las biomoléculas
reciben el nombre de bioelementos o elementos biogénicos, de los que existen unos 70 diferentes.
Todos los bioelementos están incluidos en la tabla periódica, es decir, no hay elementos especiales o distintos a los que
se encuentran en las moléculas que conforman la materia general del universo. No son, por tanto, elementos químicos
exclusivos de los seres vivos.
Sin embargo, los bioelementos mayoritarios no coinciden (salvo el oxígeno) con los elementos químicos más abundantes
en la corteza. Así, mientras que el O, el Sí, el Al y el Fe son los elementos más comunes en la composición del planeta,
los bioelementos que se encuentran en mayor proporción en las moléculas biológicas son el C, el H, el O, el N, el P y el
S.
La razón por la que el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre componen los bioelementos
mayoritarios de las moléculas biológicas reside, precisamente, en las propiedades que presentan:
1. Los seis elementos tienen capas electrónicas externas incompletas. De este modo pueden formar enlaces covalentes
fácilmente y dar lugar a las biomoléculas que constituirán las estructuras biológicas y llevarán a cabo las funciones
vitales.
2. Poseen un número atómico bajo, por lo que los electrones compartidos en la formación de los enlaces se hallan
próximos al núcleo y las moléculas originadas son estables.
3. Dado que el oxígeno y el nitrógeno son elementos electronegativos, muchas biomoléculas son polares y por ello
solubles en agua, requisito imprescindible para que tengan lugar las reacciones biológicas fundamentales de la actividad
vital.
4. Por último, los bioelementos mayoritarios pueden incorporarse fácilmente a los seres vivos desde el medio externo, ya
que se encuentran en moléculas (CO2, H2O, nitratos) que pueden ser captadas de manera sencilla. Este hecho asegura
el intercambio constante de materia entre los organismos vivos y su medio ambiente.
Entre los bioelementos, el carbono desempeña un papel fundamental. Tiene cuatro orbitales con electrones
desapareados que se disponen en una estructura tetraédrica.
La existencia de los electrones desapareados hace posible la formación de enlaces covalentes con otros átomos de
carbono, lo que origina cadenas estables cuya morfología y tamaño variables les permite adquirir, a su vez, estructuras
espaciales complejas. Estas moléculas, características de los organismos vivos, son también responsables de algunas de
sus propiedades más importantes.
Esqueléticas: El esqueleto de un ser humano adulto tiene, aproximadamente, 206 huesos, sin contar las piezas
dentarias, los huesos suturales o wormianos (supernumerarios del cráneo) y los huesos sesamoideos. El esqueleto
humano participa con el 12 por ciento del peso total del cuerpo, así una persona que pesa 75 kilogramos, 9 kilogramos de
ellos son por su esqueleto.
El conjunto organizado de huesos —u órganos esqueléticos— conforma el sistema esquelético, el cual concurre
con otros sistemas orgánicos (sistema nervioso, sistema articular y sistema muscular) para formar el aparato locomotor.
El esqueleto óseo es una estructura propia de los vertebrados. En Biología, un esqueleto es toda estructura rígida
o semirrígida que da sostén y proporciona la morfología básica del cuerpo, así, algunos cartílagos faciales (nasal,
auricular, etc.) debieran ser considerados también formando parte del esqueleto.
Esqueleto humano.
El esqueleto humano es el conjunto total y organizado de piezas óseas que proporciona al cuerpo humano una firme
estructura multifuncional (locomoción, protección, contención, sustento, etc.). A excepción del hueso hioides —que se
halla separado del esqueleto—, todos los huesos están articulados entre sí formando un continuum, soportados por
estructuras conectivas complementarias como ligamentos, tendones, músculos y cartílagos.
Funciones
El sistema esquelético tiene varias funciones, entre ellas las más destacadas son:
1. Sostén mecánico del cuerpo y de sus partes blandas: funcionando como armazón que mantiene la morfología
corporal;
3. Soporte dinámico: colabora para la marcha, locomoción y movimientos corporales: funcionando como palancas y
puntos de anclaje para los músculos;
4. Contención y protección de las vísceras, ante cualquier presión o golpe del exterior, como, por ejemplo, las
costillas al albergar los pulmones, órganos delicados que precisan de un espacio para ensancharse,
5. Almacén metabólico: funcionando como moderador (tampón o amortiguador) de la concentración e intercambio
de sales de calcio y fosfatos.
6. Transmisión de vibraciones.
Además, en la corteza esponjosa de algunos huesos, se localiza la médula ósea, la cual lleva a cabo la hematopoyesis o
formación y diferenciación de las células sanguíneas.
Catilicas: Las enzimas son biomoléculas capaces de catalizar (acelerar) la velocidad de determinadas reacciones
químicas sin formar parte de la reacción, por tanto, no constituyen ni un reactivo, ni un producto. Estos tipos de
biomoléculas regulan un numeroso grupo de procesos químicos y biológicos que ocurren en el cuerpo humano, de los
animales y las plantas. También existen los inhibidores, que son moléculas que disminuyen la velocidad de determinadas
reacciones químicas y, por tanto, también intervienen en la regulación de los procesos químicos y biológicos. Ejemplos de
enzimas son la amilasa, que se produce en la boca y permite descomponer moléculas de almidón, y la pepsina, que se
produce en el estómago y permite descomponer proteínas en aminoácidos.
Energéticas: La nutrición de los organismos vivos puede ser autótrofa, cuando son capaces de sintetizar los compuestos
fundamentales para su metabolismo a expensas de moléculas inorgánicas (sin depender de otro ser vivo), o heterótrofa,
cuando obtienen la materia orgánica necesaria para su metabolismo a partir de la materia orgánica sintetizada por otros
organismos autótrofos o heterótrofos (dependiendo de otro ser vivo). En ambos casos, la energía necesaria para sostener
la vida en los organismos vivos se obtiene mediante un proceso denominado oxidación, que consiste en degradar la
glucosa a formas más simples para obtener energía. Los lípidos también son una fuente esencial de energía
Osmóticas: La presión osmótica puede definirse como la presión que se debe aplicar a una solución para detener el flujo
neto de disolvente a través de una membrana semipermeable.1 La presión osmótica es una de las cuatro propiedades
coligativas de las soluciones (dependen del número de partículas en disolución, sin importar su naturaleza). Se trata de
una de las características principales a tener en cuenta en las relaciones de los líquidos que constituyen el medio interno
de los seres vivos, ya que la membrana plasmática regula la entrada y salida de soluto al medio extracelular que la rodea,
ejerciendo como barrera de control.
Cuando se colocan soluciones de distinta concentración, separadas por una membrana semipermeable (membrana que
deja pasar las moléculas de disolvente pero no las de los solutos), las moléculas de disolvente, pasan habitualmente
desde la solución con menor concentración de solutos a la de mayor concentración. Este fenómeno recibe el nombre
de ósmosis, palabra que deriva del griego osmos, que significa "impulso".2 Al suceder la ósmosis, se crea una diferencia
de presión en ambos lados de la membrana semipermeable: la presión osmótica.
Electrolíticas: Los electrolitos son minerales que poseen una carga eléctrica. Se encuentran en tu sangre, orina, tejidos y
fluidos corporales, y son clave para el funcionamiento normal del cuerpo humano.
El sodio, el calcio, el potasio, el cloro, el fosfato y el magnesio son algunos tipos de electrolitos que se absorben de los
alimentos que consumes y de los líquidos que bebes.
Las siguientes razones por las que estos minerales son de vital importancia para nuestro organismo:
Las biomoléculas son indispensables para el nacimiento, desarrollo y funcionamiento de todas las células que conforman
a los organismos vivos. Cumplen funciones vitales de sostén, de regulación de procesos y de transporte de sustancias en
cada una de las células que forman los tejidos, órganos y sistemas de órganos.
La falta de determinada biomolécula en algún organismo vivo puede provocar deficiencias y desequilibrios en su
funcionamiento, provocando su deterioro o la muerte.
Bioelementos y biomoléculas: Se denomina bioelementos a los elementos químicos a partir de los cuales se componen las
biomoléculas, por tanto, son los elementos presentes en los seres vivos.
Bioelementos primarios. Componen el 99 % de la materia viviente de todos los seres vivos conocidos. Son:
carbono (C), oxígeno (O), hidrógeno (H), nitrógeno (N), azufre (S) y fósforo (P).
Bioelementos secundarios. Son aquellos que, si bien son indispensables para la vida y para el correcto
desempeño del cuerpo, se requieren en cantidades moderadas y con fines específicos. Son: sodio (Na), calcio
(Ca), magnesio (Mg), potasio (K), cloro (Cl) y flúor (F).
Además, existen los oligoelementos que son necesarios para la vida, pero en cantidades muy bajas (0,1 % de los
bioelementos del cuerpo). Algunos ejemplos son: hierro (Fe), yodo (I), cromo (Cr), cobre (Cu), Zinc (Zn) y Boro (B).
CONFIGURACION ELECTRONICA DE LOS BIOELEMENTOS
C.E: 1s22s22p63s23p3 C.E: 1s22s22p63s23p4 C.E:1s²2s²2p⁶ 3s² 3p⁶ 4s² C.E: 1s22s22p63s1
Un nucleófilo Un electrófilo
Es una especie que reacciona cediendo un es un reactivo químico atraído hacia zonas
par de electrones libres a otra especie (el ricas en electrones que participa en una
electrófilo), combinándose y enlazándose reacción química aceptando un par de
covalentemente con ella. Un nucleófilo electrones formando un enlace con un
puede ser un anión o una molécula neutra nucleófilo. La mayoría de los electrófilos
con un par de electrones libres. están cargados positivamente, tienen un
átomo que lleva una carga positiva parcial o
bien no posee un octeto de electrones.
Para determinar si un elemento es nucleofilo o electrófilo se tiene que tomar en cuenta si su valencia es positiva o negativa
Na K Mg Ca Cu
Cr Mn Fe H O2
BIOELEMENTOS ELECTROFILOS
Cl Br I
S N P
B C Si