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XVI Jornadas Regionales de los CID Noa.

Jujuy-Salta-Santiago del Estero-Tucumán

“Amor sin Red”

Amor en red

Que el tema del amor concierne al psicoanálisis es cosa ya sabida. Interesó, por
supuesto, a los filósofos mucho tiempo antes. Es Freud, con su doctrina clásica
sobre el amor, quien nos enseña las variantes del narcisismo: amo al otro como a
mí mismo, amarse a uno mismo a través del otro, amar al otro que es mi Ideal del
yo, amar al otro como fui amado, y también que el tema se vuelve operativo al
volverlo concerniente a la clínica, en su precioso texto Amor de transferencia, se
pregunta a quién ama el paciente cuando ama al analista y de allí, mediante la
noción de falso enlace, plantea que el analista será un subrogado del amor que el
sujeto tuvo por sus primeros objetos. El Edipo y el amor al Padre estaban en el
horizonte. Quizás por esto, cuando se plantea las conclusiones de los análisis,
encuentra al Padre y a la biología como tope.

Jacques Lacan formaliza el planteo freudiano a través del estadio del espejo e
intenta ir más allá del registro imaginario del amor, el que conocemos como a-a ́, al
articular el amor al falo y por lo tanto a la castración. Propone entonces una
articulación bien precisa entre el amor y la castración “amar es dar lo que no se
tiene “, a alguien que no lo es, el amor relacionado directamente con el falo faltante,
un poco a distancia de Freud quien había propuesto la ecuación niño=falo a lo que
se agrega el hombre por desplazamiento en su condición de portador. Para Lacan
no se trata del falo como presencia sino del falo como carencia, la castración
entonces es la condición del amor. Hace primero una dialéctica. Operativiza algo de
la filosofía tomando el banquete de Platón como el paradigma del amor: Erastes y
Eromenos, la disimetría en el amor, la metáfora del amor. Luego, el saber: el amor
al saber desplaza para el análisis a la “persona” del analista para referir un tercer
término que media entre analizante y analista: el saber inconsciente. En este
movimiento, saca también al inconsciente de un oscurantismo filosófico que hay que
ir a buscar en las profundidades para plantearlo en términos de lenguaje.

Con la “biología”, Lacan ubica otro destino posible; la idea de un cuerpo que se
goza. Que desplaza el asunto del síntoma como metáfora reservado para las
neurosis, al arreglo que cada uno pueda hacerse en la vida. Este movimiento
permite al psicoanálisis salir de las ficciones que vienen a taponar la no relación
sexual; ficciones de discurso como las relaciones familiares, las relaciones sociales
y las relaciones sexuales, todas haciendo un uso del semblante. Cuando puede
operativizar que “no hay discurso que no sea de semblantes” se revela que los
semblantes fallan, fracasan en su intento amoroso de hacer existir la relación
sexual. Esto revela que hay un misterio que enlaza el goce al amor, no ya en la vía
de lo fálico sino un éxtasis que se experimenta como Otro, Otro goce.

Lacan hace otra cosa que un destino para la cura. La referencia al goce lo lleva a
plantear un cuerpo vivo, que se goza. Entonces del amor de transferencia freudiano
al a- muro de su seminario Aun. El amor tiene un tope, el objeto a, en tanto que sólo
es posible gozar del cuerpo propio. El Uno encuentra así un lugar donde el amor no
hace lazo al otro por toparse con algo que más bien “goza solo”. En las
profundidades del gusto, parafraseando a JAM, el amor no hace lazo. ¿Será posible
un nuevo amor, que se revele como saldo de un análisis? De eso testimonian los AE
de la Escuela.

De este modo observamos un desplazamiento fundamental: del amor con red. Del
amor como cara imaginaria, tapón de la no-relación sexual, del amor incluso como
amor cortés, del amor simbólico al saber, también como tapón de la no relación al
amor sin red.

De la red

Resuena de inmediato la clase 4 del seminario 11[i], que Jacques Alain Miller tituló
“De la red del significante”, donde Lacan trata de incluir la sexualidad en la red del
significante. El significante hace una red, que tiene puntos que hacen de plomada,
donde el sujeto se orienta ya que pasa varias veces por el mismo lugar. Por
supuesto que aquí no estamos lejos del horizonte de la repetición y de una noción
de real como lo que “siempre vuelve al mismo lugar”. Las redes fueron planteadas
como lo que teje el significante. La materialidad incluso de la red era de significante
mismo. El amor con red, entonces es S1 – S2 haciendo cadena, generando una red
significante donde el sujeto, como efecto de la cadena lograba representación. Pero
¿es este el sujeto de la hipermodernidad?

El concepto de red es una “Malla de hilos, cuerdas, alambres, fibras sintéticas, etc.
tiene diferentes usos y funciones según el material empleado en su confección, su
forma y su tamaño”. Es interesante encontrar la palabra cuerda en esta definición de
red que por supuesto es de Google, el gran S2 contemporáneo que los gadgets
ponen al alcance de la mano, incluso cuando ya no hace falta preguntarle “Hey
Google” responde. El amor en red es la versión romántica del amor, el amor del
discurso, del lazo. Es el amor también en su faz imaginaria donde el sujeto se
relaciona a-a´ un yo con su imagen especular. Hasta aquí todo cierra. Porque la
función del imaginario, dice Lacan hacia su última enseñanza, es cerrar. Sobre la
cuerda, podemos pensar que la materialidad que le interesa luego es la que
compone el nudo. Situaremos entonces que de la red al nudo hay un movimiento
importante.

Amor sin red

Podríamos pensar una ruptura abrupta de la red que sostenía la trama del mundo, a
partir de la irrupción del Coronavirus, y con esto la interrupción de la vida cotidiana
de la gran mayoría de los sujetos, a nivel mundial. Observamos efectos de esta
irrupción, vinculados al aislamiento (primer recurso de los gobiernos para hacerle
frente al virus ante la inexistencia de vacunas). En algunos casos se verificó un
acontecimiento subjetivo, revelando figuras de presentificación de un Otro
insoportable. Así se precipitaron las violencias familiares y los femicidios. Otros
sujetos se las arreglaron de otro modo con su soledad, incluso permitiéndoles el
aislamiento apaciguar ciertas formas de su goce. De esta manera podríamos decir
que algunos seres hablantes dan cuenta de lo traumático que les implicó esta
situación, esta irrupción les devino trauma, algunos otros buscaron resguardarse en
goces mortíferos que no parecen tener límites, comiendo, bebiendo, fumando,
drogando-se hasta el extremo. Llamamos a esto, en uno de los ejes “goces
pandémicos” cuya característica más singular es el sin límite.
A partir de entonces, los sufrimientos que se escuchan a través de los zooms,
llamadas de WhatsApp y otros medios, hablan del S1 sólo, cuyas lógicas desarrolla
Miller en su curso todavía inédito El ser y el Uno. Nunca la tecnología entró en un
punto tan íntimo en nuestra práctica, por lo tanto podemos entrar en su juego, hacer
uso de ella sin dejarnos aplastar. Estamos llamados a la invención a seguir
conectados a partir de esos objetos que antes nos desconectaban - los gadget- Hoy
hacemos uso de estos, ya que nos permiten continuar con los análisis y aceptar
nuevas demandas de tratamiento.

En la comunidad analítica debatimos sobre las posibilidades de la presencia del


analista mediante los dispositivos electrónicos. La voz, la mirada del analista
¿pueden prescindir del encuentro de los cuerpos? Proponemos indagar estas
cuestiones en el eje “La práctica analítica ¿Aun?” y si pertenecemos a una
comunidad que debate, que no acepta rápidamente una perspectiva única, es
preciso indagar sobre “Una política lacaniana del amor”.

La perspectiva del amor sin red, indaga la posibilidad del amor a través de las redes
virtuales, cuyas preguntas se alojan en el eje sobre “La actualidad del amor”. La
virtualidad ¿permite una trama, una red? O más bien invita al sujeto a una
autoexplotación[ii] brutal donde se pierden los límites y las referencias temporo
espaciales para servir a un amo sin rostro?, ¿qué podemos decir los analistas, a
casi ya dos años de este nuevo gran encierro, de las experiencias de nuestros
analizantes?

Indagar estos interrogantes es la propuesta y el desafío.

Ejes: 
1) La actualidad del amor.
2) La práctica analítica ¿Aun?
3) Goces Pandémicos.
4) Una política Lacaniana del amor.

Referencias Bibliográficas

[i] Lacan, Jacques El Seminario. Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del
psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires.
[ii] Término estudiado por el filósofo norcoreano Byun Chul Han.

Bibliografía

Dargenton, G. La experiencia de un nuevo amor, en Lacaniana N° 17, Grama,


Buenos Aires.

Freud, S. Obras Completas. Tomo 12. Amorrortu, Buenos Aires.

Lacan, J. El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del


psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires.

Lacan, J. El Seminario. Libro 20. Aún, Paidós, Buenos Aires.

Lacan, J. El Seminario. Libro 23. El sinthome, Paidós, Buenos Aires.

Miller, J-A Piezas sueltas. Paidós, Buenos Aires.

Miller, J-A Sutilezas analíticas. Paidós, Buenos Aires.

Textos preparatorios para el X Enapol Lo nuevo en el amor.

A realizarse los días 29 de Octubre de las 18:00 hrs. a 21:15 y 30 de Octubre de


10:00 hrs. a 12:00 hrs.

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