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ORACIONES
DE VIDA
Recopiladas por Albert Raffelt
Introducción de Karl Lehmann
PUBLICACIONES CLARETIANAS
MADRID
ÍNDICE
Traducción castellana de la quinta edición de la obra
de Karl RAHNER Gebete des Lebens.
I. ANTE DIOS 15
Ante Dios 17
Dios de mi vida 22
Dios del conocimiento 29
Dios de mis oraciones 35
Dios de la Ley 41
Dios de mi Señor Jesucristo 50
Alabanza de la creación 56
II. C O N CRISTO 59
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fieles a su vocación, de soportar el dolor y el peso de encontrarán su origen en lo ordinariamente verda-
esta vocación, de no traicionar su misión por alcanzar dero. Hazles decir lo que tu Espíritu ha depositado en
dinero o el aplauso de hombres superficiales, que sólo sus corazones, no lo que quieren oír los poderosos, en
buscan la distracción. Cuando dicen en sus palabras los que se ha agrupado cerradamente la mediocridad.
o en sus imágenes, en sus notas o en sus gestos lo que Cuando experimenten que sus esfuerzos han sido va-
hay en el hombre —porque proclaman lo que ellos nos y sientan la decadencia de su creación, la mala
mismos han experimentado—, haz que lo digan todo: acogida por parte de sus contemporáneos, concédeles
Dales la experiencia de que el hombre no es solamen- creer que ante ti nada es vano, que Tú has visto con
te el infierno herméticamente cerrado de su propia entusiasmo su obra y que has tomado en el tuyo su
nada, sino también la tierra bella y bendecida, sobre corazón roto.
la que se extiende el cielo de tu propia infinitud y li- Tu Palabra eterna, el Esplendor de tu esencia y la
bertad. No tienen por qué llevarte siempre en sus la- Imagen de tu grandeza ha venido personalmente a
bios: sólo deben llamarte por tu nombre cuando los nuestra carne, ha asumido todo lo humano como su
llena el aliento de la pura felicidad o del más duro propia realidad. Con más poder y más amor que el
dolor. Fuera de esos casos deben honrarte con tu si- que puede poner cualquier otro en la creación que ha
lencio. Fuera de esos casos deben alabar a la tierra. salido de sus manos, ha puesto su propio corazón en
Pero al mismo tiempo deben llevarte siempre callada- medio de lo que sus manos han formado, para que el
mente en sus corazones, de los que brota su obra. hombre mismo sea la imagen y la expresión de tu
Y entonces la canción más modesta será un eco de jú- grandeza. Y por ello, independientemente de que lo
bilo de tu cielo, y lo que narren sobre los más tene- sepamos o no, toda creación de la cultura es un frag-
brosos abismos estará abrazado por tu misericordia mento de la propia historia de tu Palabra, porque to-
y por una añoranza de la luz y del amor eterno. Y das las cosas han quedado transformadas en su propio
hasta su intento de entretenernos será un reflejo de la mundo, al que vino pai + vivirlo conjuntamente con
suave paciencia con la que nos amas en nuestra vulga- él, para sufrirlo conjuntamente con él y para glorifi-
ridad de todos los días. Dales el valor de buscar la luz carlo, de forma que tu Palabra ya jamás estará sin ese
y la alegría. Ese valor es tu gracia en las tinieblas de mundo por toda la eternidad. Haz que aquellos por
nuestros días y en la vacía pobreza de nuestros cora- los que pedimos comprendan todo esto. Todo lo que
zones. Pero dáselo, porque necesitamos ese elevado crean es inexorablemente o un trozo de la cruz, en la
valor. Dales el valor de distinguir y de decidir. No que se clava con propia culpa a tu Hijo, y por tanto es
tienen por qué enredarse en largos razonamientos. condenación, o una fase de la venida del reino eterno
Pero sus obras deben dar a conocer que las ha creado de este Hijo, y por tanto es gracia. Porque ese reino
un corazón no partido, que está abierto a todo, pero no sólo viene de fuera como fin y juicio de este mun-
que en todo solamente te busca a ti y lo busca todo do. Desde el momento en que tu Palabra descendió a
en ti, que no conoce una paz cobarde entre el bien su creación y se hizo corazón de todas las cosas, ese
y el mal, entre la luz y las tinieblas. Dales el valor de reino viene del centro de la realidad terrena, como
saber comenzar siempre de nuevo, porque sólo así misteriosa gracia. Por eso todo lo que los hombres
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crean puede y debe ser una promesa de que tu rei- MARÍA
no eterno está viniendo, el reino de la verdad y del
amor, el reino de la glorificación del hombre no divi-
dido en alma y cuerpo, tierra y cielo. Por eso concé-
deles también que proclamen y fomenten ese reino,
en el que se salvarán eternamente, transformadas y
glorificadas, todas las cosas que ha creado el hombre
como partícipe de tu poder creador. Que venga sobre
ellos el Espíritu de tu Hijo, para que tu nombre sea
alabado ya ahora en este tiempo y por los siglos de los
siglos en la eternidad. Amén.