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KARL RAHNER

ORACIONES
DE VIDA
Recopiladas por Albert Raffelt
Introducción de Karl Lehmann

PUBLICACIONES CLARETIANAS
MADRID
ÍNDICE
Traducción castellana de la quinta edición de la obra
de Karl RAHNER Gebete des Lebens.

Introducción, por Karl Lehmann 7


Comienzo 13

I. ANTE DIOS 15

Ante Dios 17
Dios de mi vida 22
Dios del conocimiento 29
Dios de mis oraciones 35
Dios de la Ley 41
Dios de mi Señor Jesucristo 50
Alabanza de la creación 56

II. C O N CRISTO 59

Cristo todo en todas las cosas 61


Oración de Nochebuena 63
Meditación de la Pasión 64
© Publicaciones Claretianas, 1986 Las siete palabras de Jesús 66
Juan Alvarez Mendizábal, 65 dupl., 1.° El presente de Jesús y de su vida 77
28008 MADRID - Teléf. (91) 241 31 65 La presencia de la agonía de Jesús en Getse-
© Verlag Herder Frciburg im Breisgau, 1984 maní 82
La presencia de la agonía de Jesús en nos-
ISBN: 84-86425-15-8 otros 88
Depósito Legal: M. 35.868-1986 Ascensión y presencia del Señor 94
Seguimiento de Cristo 95

Imprime: Anzos, S. A. - Fuenlabrada (Madrid)


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Seguimiento en el amor al prójimo 98
La palabra de Dios, como promesa para mí . . 99 INTRODUCCIÓN
Encuentro con Jesús 101

III. EN EL ESPÍRITU SANTO 103

Espíritu Santo 105


Liberado por Dios 108
Dios de mi vida cotidiana IO9
Vivir por la gracia 115
Oración para pedir la esperanza 119
Oración de mi apostolado 124
Dios de mis hermanos 131
Miseria y pecado 137
Por la Iglesia 140
Hacia el sacerdocio 143 Un tema importante de la teología actual es el dis-
Oración de un candidato en la víspera de su tanciamiento que existe entre sus métodos científicos
ordenación sacerdotal 146 y la espiritualidad de la fe cristiana. Hans Urs von
Oración para implorar el verdadero espíritu Balthasar, en un famoso artículo del año 1948, que
del sacerdocio de Cristo 154 conserva todavía hoy todo su valor, puso de manifies-
El Sacramento del altar 158 to la separación que se inicia en la Alta Edad Media
Eucaristía y vida cotidiana 161 y se pronunció a favor de una nueva unidad. La dog-
Oración de un laico 162 mática tradicional aparecía como huesos sin carne,
Para pedir la justicia y la fraternidad 164 mientras que la literatura ascético-espiritual se les
Oración por la paz 167 antojaba a muchos como carne sin huesos. Una y otra
Oración por los que se dedican a una actividad vez, sin embargo, se ha ensayado por diversas par-
creadora en el campo del espíritu 171 tes el superar esta escisión. Basta pensar en los pro-
María 175 gramas de la teología «arrodillada», de la teología
Oración a Santo Tomás de Aquino 179 «orante» y de la teología «kerigmática» (o de la predi-
Dios de los vivos 181 cación), tal como se proyectó en los años treinta y cua-
Dios que ha de venir 187
renta.
Entre la gracia y el juicio 194
Resurrección de los muertos 197 Entretanto, han surgido nuevos desarrollos que han
Bendición final 201 conducido a otra forma de la teología sistemática.
Oración por la unidad de los cristianos 204 El influjo, por ejemplo, del pensar dialógico-persona-
Conclusión 207 lista y de la filosofía existencial, así como la visión bí-
blica e histórico-salvífica, han llevado a la superación
Epílogo del editor 209 entre espíritu y vida, razón teórica y práctica. Natu-
ralmente, entran también en juego una serie de razo-
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parte de una justicia desinteresada; haz que la Iglesia ORACIÓN POR LOS QUE
sea capaz de proponer con claridad cómo es preciso SE DEDICAN A UNA ACTIVIDAD
actuar en favor de la paz por la aceptación de la lo-
cura de la Cruz. Convierte el corazón de los podero- CREADORA EN EL CAMPO
sos para que dejen de tener como justas las bastardas DEL ESPÍRITU
apetencias que irremisiblemente los llevan a la pura
autodefensa; que no se traicionen a sí mismos ni trai-
cionen a los demás cuando dicen que prestan algún
servicio a la causa de la paz, almacenando armas cada
vez más horrendamente sofisticadas. Por último, te
pido que seas Tú mismo quien nos enseñe a cada uno
a vivir en la exigencia de todo cuanto conduce a una
paz interior desinteresada e incondicional. Dios eterno, creador de todos los hombres y de to-
das las cosas, de las visibles y de las invisibles, Dios de
toda la historia, señor y objeto, fuerza y luz de toda
cultura, te presentamos hoy nuestras súplicas por to-
dos los que crean esa cultura.
Señor, ¿quién pide por ellos? Y, sin embargo, sa-
bemos que Tú quieres ser su objeto y su fuerza crea-
dora, su trabajo y su obra. Porque Tú quieres al hom-
bre en el pleno y siempre nuevo desarrollo de su ser;
Tú quieres al hombre que es la propia obra de sí mis-
mo. Tú amas al hombre que en su obra realiza, en-
cuentra y expresa su propio ser, el ser que es una ima-
gen de tu propia grandeza. Los hombres sólo pueden
ser con tu gracia lo que han de ser conforme a tu vo-
luntad, padre de todo autor, eterno origen de toda
luz, espíritu de toda verdadera inspiración.
Por eso te rogamos e imploramos que descienda so-
bre ellos tu Espíritu Santo: despierta entre nosotros
hombres de fuerza creadora, pensadores, poetas, ar-
tistas. Los necesitamos. También se refieren a ellos las
palabras de que el hombre con sólo el pan corporal
sigue hambriento si no se alimenta con la palabra de
tu boca. Da a esos hombres jóvenes el valor de ser

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fieles a su vocación, de soportar el dolor y el peso de encontrarán su origen en lo ordinariamente verda-
esta vocación, de no traicionar su misión por alcanzar dero. Hazles decir lo que tu Espíritu ha depositado en
dinero o el aplauso de hombres superficiales, que sólo sus corazones, no lo que quieren oír los poderosos, en
buscan la distracción. Cuando dicen en sus palabras los que se ha agrupado cerradamente la mediocridad.
o en sus imágenes, en sus notas o en sus gestos lo que Cuando experimenten que sus esfuerzos han sido va-
hay en el hombre —porque proclaman lo que ellos nos y sientan la decadencia de su creación, la mala
mismos han experimentado—, haz que lo digan todo: acogida por parte de sus contemporáneos, concédeles
Dales la experiencia de que el hombre no es solamen- creer que ante ti nada es vano, que Tú has visto con
te el infierno herméticamente cerrado de su propia entusiasmo su obra y que has tomado en el tuyo su
nada, sino también la tierra bella y bendecida, sobre corazón roto.
la que se extiende el cielo de tu propia infinitud y li- Tu Palabra eterna, el Esplendor de tu esencia y la
bertad. No tienen por qué llevarte siempre en sus la- Imagen de tu grandeza ha venido personalmente a
bios: sólo deben llamarte por tu nombre cuando los nuestra carne, ha asumido todo lo humano como su
llena el aliento de la pura felicidad o del más duro propia realidad. Con más poder y más amor que el
dolor. Fuera de esos casos deben honrarte con tu si- que puede poner cualquier otro en la creación que ha
lencio. Fuera de esos casos deben alabar a la tierra. salido de sus manos, ha puesto su propio corazón en
Pero al mismo tiempo deben llevarte siempre callada- medio de lo que sus manos han formado, para que el
mente en sus corazones, de los que brota su obra. hombre mismo sea la imagen y la expresión de tu
Y entonces la canción más modesta será un eco de jú- grandeza. Y por ello, independientemente de que lo
bilo de tu cielo, y lo que narren sobre los más tene- sepamos o no, toda creación de la cultura es un frag-
brosos abismos estará abrazado por tu misericordia mento de la propia historia de tu Palabra, porque to-
y por una añoranza de la luz y del amor eterno. Y das las cosas han quedado transformadas en su propio
hasta su intento de entretenernos será un reflejo de la mundo, al que vino pai + vivirlo conjuntamente con
suave paciencia con la que nos amas en nuestra vulga- él, para sufrirlo conjuntamente con él y para glorifi-
ridad de todos los días. Dales el valor de buscar la luz carlo, de forma que tu Palabra ya jamás estará sin ese
y la alegría. Ese valor es tu gracia en las tinieblas de mundo por toda la eternidad. Haz que aquellos por
nuestros días y en la vacía pobreza de nuestros cora- los que pedimos comprendan todo esto. Todo lo que
zones. Pero dáselo, porque necesitamos ese elevado crean es inexorablemente o un trozo de la cruz, en la
valor. Dales el valor de distinguir y de decidir. No que se clava con propia culpa a tu Hijo, y por tanto es
tienen por qué enredarse en largos razonamientos. condenación, o una fase de la venida del reino eterno
Pero sus obras deben dar a conocer que las ha creado de este Hijo, y por tanto es gracia. Porque ese reino
un corazón no partido, que está abierto a todo, pero no sólo viene de fuera como fin y juicio de este mun-
que en todo solamente te busca a ti y lo busca todo do. Desde el momento en que tu Palabra descendió a
en ti, que no conoce una paz cobarde entre el bien su creación y se hizo corazón de todas las cosas, ese
y el mal, entre la luz y las tinieblas. Dales el valor de reino viene del centro de la realidad terrena, como
saber comenzar siempre de nuevo, porque sólo así misteriosa gracia. Por eso todo lo que los hombres
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crean puede y debe ser una promesa de que tu rei- MARÍA
no eterno está viniendo, el reino de la verdad y del
amor, el reino de la glorificación del hombre no divi-
dido en alma y cuerpo, tierra y cielo. Por eso concé-
deles también que proclamen y fomenten ese reino,
en el que se salvarán eternamente, transformadas y
glorificadas, todas las cosas que ha creado el hombre
como partícipe de tu poder creador. Que venga sobre
ellos el Espíritu de tu Hijo, para que tu nombre sea
alabado ya ahora en este tiempo y por los siglos de los
siglos en la eternidad. Amén.

¡Virgen santa, verdadera madre del Verbo eterno


que ha venido a nuestra carne y a nuestro destino-
mujer que has concebido en la fe y en tu seno ben-
dito la salvación de todos nosotros; madre, pues, de
todos los redimidos, siempre viviente en la vida de
Dios, cercana a nosotros, pues los unidos a Dios son
los que nos están más próximos!
Con agradecimiento de redimidos alabamos la eter-
na misericordia de Dios que te ha redimido. Cuando
comenzaste a existir ya te había prevenido la gracia
santificante, y esa gracia que no tuvo en ti que arre-
pentirse ya no te ha dejado de su mano. Tú has se-
guido el camino de todos los hijos de esta tierra, los
estrechos senderos que parecen serpentear sin sentido
fijo a través del tiempo, caminos de vulgaridad y de
dolores hasta la muerte. Pero caminos de Dios, sen-
deros de la fe y del incondicional «hágase en mí según
tu palabra».
Y en un momento que ya no se borrará de la his-
toria, sino que permanece por toda la eternidad, tu
palabra fue la palabra de la humanidad y tu sí se con-
virtió en el amén de toda la creación al sí decidido de
Dios, y tú concebiste en la fe y en tu seno al que es al
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