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Compartimentación del espacio interior

1. Definición
2. Entrepisos
3. Particiones
3.1. Tabiques y paredes
3.2. Puertas
4. Envolvente del espacio interior
4.1. Pisos
4.2. Revestimientos de paredes y techos
5. Escaleras
5.1. Clasificación
5.2. Diseño
5.3. Material de los escalones

1. Definición

En la casi totalidad de los edificios, el espacio delimitado por la envolvente y la


estructura se subdivide en espacios de menor tamaño. El conjunto de
elementos que aporta esta subdivisión se denomina compartimentación, y se
compone de:

 elementos horizontales o entrepisos


 elementos verticales o particiones

Al igual que la envolvente, los elementos que los constituyen deberán ser
estables, controlar el ambiente y organizar las relaciones de uso entre los
espacios. Pero demás, dichos elementos deben facilitar las actividades
cotidianas de los usuarios –ya que son con los que entramos en contacto cada
día- y, en particular los verticales, aportar flexibilidad a los cambios de uso.
Además, la compartimentación es la parte del edificio que soporta el equipo y
aloja las instalaciones.

2. Entrepisos

La delimitación en vertical de los diferentes espacios se organiza mediante las


particiones horizontales, que denominamos entrepisos. Con este término
definimos al conjunto compuesto por el piso o suelo, el techo o revestimiento
inferior y el elemento resistente que permite salvar la luz del espacio que cierra.
De hecho, estos tres elementos actúan en forma conjunta en los aislamientos,
especialmente acústico y contra incendios.
Su función espacial es bien clara: definir los espacios horizontales que sirven de
apoyo a todas las actividades a desarrollar en el edificio. La estabilidad es un
problema de primer orden ya que, sometidos a la acción gravitatoria, deben
tener suficiente inercia para ser rígidos y apoyos en sus extremos; esto nos
conduce a la losa de Hº Aº como solución habitual. Su forma será horizontal
prácticamente en la totalidad de los casos, y muy difícilmente deba variar en el
tiempo el nivel de apoyo de las actividades. Sus terminaciones superficiales
vienen dadas por sus revestimientos, ya sean pisos o techos.

Respecto de la aislación acústica, la construcción tradicional de piso cerámico,


losa de Hº Aº y cielorraso de yeso cubre las exigencias tanto frente al ruido
aéreo como el de impacto, estimados en 45 dB(A) y 80 dB(A), respectivamente.

Mas adelante veremos su función como separadores de separadores de


incendio.

3. Particiones

Al igual que las fachadas, las divisiones interiores verticales se componen de


aberturas y partes ciegas. Estas últimas serán paredes y tabiques, y aquellas
quedan controladas por las puertas.

Existen dos cuestiones fundamentales que las afectan y cuya respuesta es


función de su comportamiento conjunto. Una es la adaptabilidad a los cambios
de uso; la solución va desde los muros portantes hasta las puertas corredizas de
grandes dimensiones (donde desaparece la diferencia entre parte ciega y
abertura), pasando por paneles desmontables. La otra es la aislación acústica,
que en principio estará determinada por la parte más débil, la puerta.

También deberemos tener en cuenta si la partición delimita o no un sector de


incendio al proyectar puerta y parte ciega.

3.1. Tabiques y paredes

La diferencia entre tabiques y paredes está dada por su espesor; sin estar bien
delimitados, los primeros tienen hasta 10 cm y las segundas mas de 15 cm;
aunque también se llaman muros aquellas paredes de mayor espesor, e.g., a 30
cm.

En su composición distinguimos:

 la parte central que aporta el procedimiento portante propio


 su configuración de una o dos hojas
 los revestimientos de sus paramentos
Las particiones de mampostería podrán construirse de ladrillos cerámicos
(huecos o macizos), bloques de cemento o placas de yeso; también podrán ser
de hormigón, armado o proyectado.

En cuanto a su revestimiento, en general las particiones van revestidas, excepto


las piezas diseñadas para quedar vistas, como ciertos tipos de ladrillos, Hº o
bloques de vidrio.

Debe recordarse que las particiones están destinadas a alojar las instalaciones,
lo que conlleva el consecuente ranurado y recortes de las mismas, generando
escombros y trabajos adicionales en la obra. Si bien se intentan nuevos
procedimientos para mejorar esta situación, ninguno resuelve adecuadamente
la incorporación de dichas instalaciones.

En cuanto a las prefabricadas, brindan mejores soluciones a los cambios de uso.


En relación a esta exigencia, podemos dividirlas en fijas y desmontables;
también pueden clasificarse según el material y el procedimiento de soporte.
Los usos de los paramentos fijos y desmontables son bien diferentes: los
primeros buscan sustituir a los tabiques tradicionales, mientras que los
segundos son de utilización casi exclusiva en edificios destinados a oficinas.
La solución más difundida actualmente es la utilización de paneles de placas de
yeso, que aportan una terminación superficial de gran calidad, resolviendo
adecuadamente los problemas de unión entre los mismos; su limitación está en
la incorporación de equipos pesados, ya que las soluciones reforzadas para
aumentar su capacidad de carga de forma similar a un tabique incrementa
notablemente su costo.

En cuanto a la aislación acústica, dependerá –si es de una sola hoja- de su masa


superficial: para un tabique de 200 kg/m², aportará una R aproximada de 40
dB(A). Si las exigencias fueran mayores, acudiremos a la doble hoja, que aísla
mas cuanto mas liviana, siempre que sea considerable la separación entre
ambas, siendo ésta su limitación ya que al aumentar su ocupación en planta
implica una repercusión económica negativa.

3.2. Puertas

Las puertas asumen el papel de organizadores y controladores de los


desplazamientos interiores, al tiempo que pueden establecer conexiones
visuales si disponen de vidrio todas o en parte.

Su ancho depende del uso a que está destinada: si es el acceso a la vivienda será
mas ancha que una interior, y lo será mayor aún si debe permitir el acceso a
personas con dificultades contando con mayor espacio delante y detrás de las
puertas. También están las de dos hojas desiguales –una de paso habitual- que
permiten el paso esporádico de muebles o maquinaria de mayor anchura.

Respecto de la aislación acústica, las aberturas son las que permiten con mayor
facilidad el paso del ruido ya que presentan una masa bastante inferior a las
paredes o tabiques que las rodean, pero además porque es más difícil lograr la
estanqueidad que en las carpinterías exteriores. Los valores habituales oscilan
alrededor de 20-25 dB(A) de aislamiento.
4. Envolvente del espacio interior

El revestimiento de las superficies tiene gran importancia, ya que comprende las


partes del edificio que envuelven gran parte de nuestra vida y con las que
entramos en contacto directo a través de nuestros pies y nuestras manos. Por la
misma razón de proximidad, adquiere mayor importancia el concepto de
terminación de las superficies o acabado, y su calidad.

Definimos como acabado superficial al aspecto visual y táctil que tiene un


elemento constructivo una vez finalizado. Por su cercanía, es mucho mas
intenso en los interiores que en los exteriores, y configura definitivamente el
ambiente del espacio en que vamos a desarrollar nuestras actividades. A este
variado conjunto lo denominamos como la envolvente del espacio interior.

Son excepcionales los casos en que los paramentos de las partes ciegas de la
compartimentación o la parte interior de la envolvente quedan sin revestir, y
menos aún en los pisos. En función de la proximidad de la piel humana, es
necesario casi siempre revestir los paramentos.

Tradicionalmente, se dieron dos tipos de revestimientos en nuestro entorno: los


continuos de yeso o cal aplicados sobre paredes y techo, los de pequeños
elementos, baldosas o piezas de madera con los que se revestían los suelos.
Hoy, la gama es mucho más amplia y se añaden nuevas formas de aplicación de
productos.

Todos los tipos de revestimientos tienen, además de un paramento sobre el que


extenderse:

 un procedimiento de fijación
 una o varias capas intermedias
 una capa visible de terminación

Las capas intermedias aportan características que ni el paramento ni la capa de


acabado son capaces de dar, especialmente de nivelación en pisos y techos, y de
planeidad en todos los casos.
Las capas de terminación dan el aspecto final, tanto visual como táctil, que será
consecuencia directa de la técnica de puesta en obra, ya sea totalmente
continua o con juntas si se trata de piezas colocadas.

4.1. Pisos

El piso es uno de los pocos elementos del edificio que tanto puede ser interior
como exterior, aunque no resulte la misma solución para ambos casos,
fundamentalmente porque la ausencia de agua de lluvia, da mayor libertad al
uso de diferentes materiales en los interiores. Por otro lado, la forma en el
exterior es mas libre en el exterior, ya que en el interior solo es admisible el
plano a nivel, a excepción hecha de las escaleras.

La técnica de los pisos se basa en la realización de capas sucesivas, agregadas a


la superficie de soporte, cada vez más depuradas y agradables a la vista, al
tacto, y al duro uso a que serán sometidos.

Generalmente, la última capa es la más densa y rica en colores o texturas y, en


consecuencia, más cara; por ello la realización en capas procura reducir al
mínimo su espesor, ya sea ejecutada in situ o mediante piezas manufacturadas.
Así ocurre con los mosaicos con capas bien diferenciadas o en actuales
sustitutos del parquet. Como contrapartida, se desgastan con mayor velocidad o
de manera diferenciada según sean o no zonas de paso.

Una vez colocados, algunos pisos requieren unas operaciones de terminación


que buscan mejorar el acabado que tienen las piezas o materiales básicos al
llegar a la obra. Podrá ser el pulido en mosaicos o maderas, o laqueado en estas
últimas.
4.2. Revestimientos de paredes y techos

Los revestimientos de paredes y techos tienen la misma composición que vimos


anteriormente: sobre un paramento que sirve de soporte, mediante un sistema
de agarre variable según los casos y la interposición de las capas intermedias, se
tiende el acabado final. En ciertos casos son necesarias cada una de estas partes
y en otros se resuelve con una sola operación las tres cuestiones: agarre, capa
intermedia y acabado.

Las condiciones de agarre dependen tanto del revestimiento como del soporte;
así, e.g., el enlucido de yeso se fija sin problema sobre una pared de ladrillos
cerámicos, pero para poder hacerlo sobre un muro de Hº realizado con
encofrados metálicos, requerirá previamente el picado de la superficie del
mismo para darle mayor rugosidad.

Las capas intermedias, en general, aportan la regularidad geométrica que no


pueden aportar ni el paramento soporte ni el propio revestimiento. En
consecuencia, su necesidad será función de la mayor o menor irregularidad del
soporte por un lado y del poder cubriente y exigencia de planeidad final del
acabado.

Si el revestimiento es de piedra, no será necesaria la capa intermedia, mientras


que todo lo contrario ocurre con la terminación de pintura, que en general
requiere una capa intermedia de yeso o enduido.

Una de las maneras más usuales de conformar la capa intermedia es mediante


aplicaciones de yeso, con una primera capa con mayor aporte de cemento y
otra final de yeso blanco; dada la poca resistencia del yeso a la humedad se
evita revestir con este elemento los locales de humedad relativa alta o los que
se puedan salpicar con agua, como baños y cocinas.

En locales con mayor agresividad, agua o roce, se utilizan revestimientos de


mortero de cemento, con o sin agregado de cal. Se realiza primeramente un
revoque grueso y un acabado final, también de mortero o se aplica un
revestimiento; el grado de rugosidad de la primera capa dependerá de la
terminación escogida.
Primeramente se ejecutan unas franjas con el espesor final del revoque (fajas)
sobre las que se pasa una regla de 2 metros de longitud que permite obtener la
planeidad de la superficie ejecutada; a esta operación se la denomina
maestreado. Si se realiza directamente la aplicación del mortero sobre el
paramento, dadas las menores exigencias de terminación, se lo denomina a
buena vista.

El revoque fino consta de cal aérea hidratada, áridos de granulometría fina y


aditivos orgánicos e inorgánicos. Su espesor habitualmente no supera los 2 o 3
mm, y permite diversos acabados superficiales en los que interviene el color y la
textura, rugosas o lisas, según la herramienta que se utilice para su aplicación.

El revestimiento de los paramentos interiores también puede realizarse


mediante la colocación de baldosas cerámicas, de las que existen multitud de
productos en el mercado. Son piezas de formato generalmente rectangular, de
poco grosor, que constan de un bizcocho cerámico y una de sus caras
esmaltada, impermeable y resistente a los ácidos.

El sistema de agarre al soporte se basa en la utilización de morteros, según sea


el grado de perfección del soporte, que podrán ser tradicionales o morteros-
cola, siendo estos últimos productos industriales obtenidos mediante la adición
de resinas a los morteros normales lo que les confiere una especial capacidad
adhesiva.
El procedimiento finaliza con el rellenado de las juntas; las dimensiones de éstas
dependen de las irregularidades que presenten las piezas, ya que cuanto
mayores resulten requerirán juntas de mayor espesor. El material para el
rellenado de las juntas será un mortero líquido sin arena o algún producto
industrial especialmente preparado para este fin, comúnmente llamado pastina.

Las terminaciones de pintura interior surgen de la combinación de los distintos


materiales, pudiendo ser: pintura a la cola, plástica o esmalte. Las pinturas a la
cola fueron las utilizadas hasta hace pocos años, compuestas por una cola de
origen vegetal o animal disuelta en agua y pigmentos o colorantes. Las pinturas
plásticas se obtienen por emulsión en agua de ligantes formados por resinas
acrílicas o vinílicas y pigmentos resistentes a la alcalinidad. La pintura al esmalte
sintético está compuesta de resinas sintéticas obtenidas por la combinación de
aceites con resinas sintéticas duras disueltas en aguarrás y pigmentos
adecuados.

El proceso de pintado siempre incluye como mínimo dos manos, y según los
casos, requerirá una imprimación o una reparación de irregularidades.

La terminación de los cielorrasos difiere dependiendo de que se ejecuten


directamente sobre la cara inferior de la losa o separados de la misma o de otro
tipo de cubierta. En el primer caso se denomina aplicado, y es válido lo
señalado anteriormente para los revestimientos con yeso o revoque de los
paramentos, sin las exigencias mecánicas de éstos ya que no están en contacto
con los usuarios de los locales. La otra variante corresponde a los cielorrasos
suspendidos, elemento constituido por piezas colgadas que forman una cámara
de aire de mayor o menor espesor.

Los tipos mas usuales se pueden clasificar en dos grupos según el tipo de
superficie que determinan: continua y homogénea, equivalente a una pared
enyesada; o discontinua, con piezas y placas cuyas juntas quedan vistas
formando, o una superficie plana, o una celosía calada.

Los continuos pueden ser con una superficie base continua en si misma o
formada con placas con bordes diseñados para que sus juntas queden ocultas al
cubrirlas con una capa de terminación. El método tradicional consiste en aplicar
una capa de yeso sobre metal desplegado colocado sobre bulines, con un
enduido final de terminación. La segunda opción se realiza mediante placas con
un núcleo de yeso revestido con una lámina de papel de celulosa especial en
ambas caras, de un espesor de 9,5 mm inferior al utilizado para la ejecución de
paramentos, con un acabado final que uniformiza la superficie.

En cuanto a los cielorrasos discontinuos, su función puede consistir en organizar


la superficie inferior a una cubierta ligera, aportar una terminación inferior a
una losa –horizontal o inclinada- de Hº Aº o crear una cámara de aire. Consisten
en piezas cuadradas o rectangulares fijadas sobre una retícula de perfiles que
constituyen el soporte de todo el conjunto; éstas pueden ser de yeso, de
materiales metálicos (acero lacado o aluminio), de fibras minerales aglomeradas
o lana de vidrio. Las primeras dos se perforan para mejorar su absorción
acústica, cualidad que ya presentan por sí mismas las dos restantes. La perfilería
podrá ser vista u oculta, permitiendo la primera la accesibilidad para el paso de
instalaciones.
También podrán ejecutarse en vainillas metálicas con juntas cerradas o a la
vista.

5. Escaleras

Las escaleras están formadas por escalones, barandas para evitar posibles
caídas y elementos que le dan soporte estructural. Si tienen más de un tramo
tendrán descansos y pueden tener un hueco entre los diferentes tramos
denominado ojo.

5.1. Clasificación

Según su forma en planta, pueden ser rectas, curvas o mixtas.


La alzada depende de la pendiente y forma de los escalones, que podrán ser
macizos (con contrahuella vertical o inclinada) o calados.

En cuanto al material, podrán realizarse en losas de Hº Aº o elementos lineales


resistentes. Las primeras asumen el papel portante y los escalones solo tienen el
papel de piso; en las segundas, en cambio, se resuelve simultáneamente la
estabilidad y rigidez de los escalones.

Las escaleras ejecutadas mediante losas de Hº Aº podrán estar apoyadas en sus


dos extremos o empotradas lateralmente en una pared o viga lateral. Los
escalones podrán formar parte de la losa o realizarse posteriormente utilizando
ladrillos; la losa podrá adoptar inferiormente la forma del propio escalón,
quedando como el negativo del escalonado.

Se deberá tener en cuenta al ejecutar la losa de escalera de HºAº


conjuntamente con los escalones, que en el arranque inferior deberá tener una
altura mayor que contemple el espesor previsto para el contrapiso y la carpeta y
–a la inversa- una menor en la llegada al nivel superior donde se agregarán
estos elementos posteriormente.
En cuanto al segundo grupo, se pueden considerar tres casos: escalones
apoyados en elementos de soporte inclinados, empotrados cada uno de ellos en
un elemento lateral o en uno central. Los escalones requieren una rigidez y una
resistencia que pueden aportar la piedra, madera o chapas de acero, y tienen
como característica el no cerrar la visión a través de ella durante el ascenso o
descenso.

Todos estos casos pueden combinarse dando lugar a escaleras caracol o


helicoidales.

5.2. Diseño

El aspecto que más incide en su diseño será el cómodo desplazamiento del


usuario; pero como además deberá ser seguro, las consideraciones sobre la
integridad de las personas se suman a las de simple comodidad. Su aspecto
formal estará además totalmente condicionado desde el inicio si forman parte
del recorrido de evacuación en caso de incendios.

Si los tramos tienen más de 16 peldaños, habrá que interponer un descanso,


con suficiente extensión de modo que no altere el paso normal de la persona.
En cuanto al ancho, debe permitir el paso de muebles o camillas en caso de no
contar con otro medio de evacuación.

La proporción entre huella y contrahuella debe cumplir la siguiente regla: dos


pedadas mas una alzada deben sumar 63 o 64 cm, con 62 cm como mínimo y 65
cm como máximo.
En función del destino, generalmente se aplican las medidas siguientes:

destino alzada huella


salas de reuniones/ teatros/ escuelas/ edificios públicos 16/17 30/32
escaleras principales de casas de vivienda 17/18 28/30
escaleras de servicio < 20 > 24
escaleras a sótanos y desvanes < 22 > 20

Siempre es más difícil bajar una escalera que subirla: si la huella tiene mas de 32
cm, se puede chocar el taco con el borde del escalón anterior; si tiene menos de
25 cm ya no se puede apoyar el pie de forma completa. Es importante que el
tamaño de los peldaños no sufra variaciones dentro de un mismo tramo, para
evitar tropiezos ya que el ascenso o descenso de una escalera se realiza con un
cierto automatismo definido por la pendiente.

Para agrandar la superficie y evitar al subir dar con la punta del pie en la alzada,
se acostumbra hacer sobresalir la huella o rehundir la alzada.

Si la escalera tiene algún tramo curvo, la clave reside en la línea de huella,


siendo ésta la que sigue una persona al ascender o descender una escalera; se la
considera paralela al pasamanos y a 40 cm de distancia de éste. En esta línea se
deben cumplir las condiciones enunciadas anteriormente.

Finalmente, hay que resaltar que la altura mínima y el filo de la losa de la planta
superior es de 2,10 m.

5.3. Material de los escalones

Definidos los parámetros anteriores, el material de terminación de los escalones


estará en relación con los pisos con que está en contacto. La condición previa es
que el peldaño ha de ser seguro para el usuario y evitar absolutamente el
resbalón sobre ellos.

Para suelos pétreos y baldosas se estila revestir huella y alzada del mismo
material, disponiendo de un dispositivo de borde que impida resbalar. Si es piso
de mosaico granítico, el fabricante suele proveer piezas con forma de peldaño.
Finalmente, para pisos delgados se coloca ambas partes del mismo material
pero protegiendo el canto con una nariz de un material mas resistente y
antideslizante.

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