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El consentimiento informado se fundamenta, en el respeto a la autonomía de los

pacientes y en la obligación de beneficencia que tienen los profesionales.


(Castilla & Castilla, 2001).
El paciente es un individuo autónomo y, por tanto, con capacidad para tomar sus
propias decisiones, para dar o no su consentimiento a procedimientos
diagnósticos o terapéuticos; y, además, por razones de beneficencia, se le debe
facilitar que exprese lo que entiende que es mejor para él, permitiéndole que
participe del modo más amplio posible en el proceso de toma de decisiones.
(Castilla & Castilla, 2001).
En la medida en que el consentimiento informado va dirigido a la protección del
individuo, es expresión del principio de no-maleficencia: no tener en cuenta el
consentimiento informado podría derivar en un daño para el paciente, como en el
caso de ausencia de los resultados esperados por el paciente de una actuación
terapéutica (Castilla & Castilla, 2001).

Castilla García, Aurelio, & Castilla San José, M.ª Loreto. (2001). El consentimiento
informado en psicoterapia. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría,
(80), 23-35. Recuperado en 11 de octubre de 2021, de
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-
57352001000400003&lng=es&tlng=es.

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