Está en la página 1de 3

Afuera están matando personas

Nicolás Peña Posada

Afuera están matando personas


como nosotros, María
tienen este mismo corazón 
que se hincha con la lluvia
llevan nuestros ojos negros heredados del barro
y también comen pan en la mañana
A diez cuadras una mujer 
ha dejado de respirar 
y ahora besa el piso en silencio
como si fueran las manos de su hijo
Lo que dijiste alguna vez parece cierto:
este país está condenado a la violencia
No sabe uno qué hacer cuando se levanta

bajo qué árbol sentarse a cantar


en qué horario hacer silencio y pedir perdón
No sabe uno limpiarse las manos
alistar la muda, salir a trabajar
quedarse callado, escribir un poema
eso no sirve para nada
me dijo el otro día un amigo
¿escribir un poema para qué?
¿qué hace un poema en un país con hambre?
¿qué hacen unos versos contra un ejército ciego?
¿qué puede un poema cuando el cuerpo
es un animal que huye y se desangra?
Amarnos, María, tal vez amarnos
sirva de algo en estos momentos
Hay personas que lo han perdido todo
hay mujeres que no tienen brazos 
y se acuestan en el pasto 
a esperar un diluvio de granizo
hay niños que han quedado huérfanos
y buscan entre la basura sus nombres
hay ancianos que piden comida
en los bordes afilados de la noche
hay una luz que llora al medio día
y se derrama sobre nuestras cabezas
Dicen algunas personas 
que ya no tenemos miedo
pero yo sí tengo miedo, María
de que un día no vuelvas
porque te llevaron los policías 
mientras caminabas por la ciudad
de que un día, como tantos,
tu cuerpo no valga nada
y te rajen y te rompan y te olviden
en cualquier potrero
en cualquier sonido de pájaro extinto
de que un día la vida pase a un segundo plano
y los muertos ya no tengan 
un espacio bajo las piedras
una esquina con flores blancas
Tengo unas manos que en las mañanas me ahorcan
tengo unas rodillas que se quiebran con el viento
tengo unos dedos que desesperadamente
buscan algo para sostener 
Yo si tengo miedo, María
y me aferro a tu cuerpo 
como a un amuleto antiguo
me aferro a tu cuerpo
para andar por estas calles
me aferro a tu cuerpo
para sobrevivir a las largas horas
de esta interminable circunstancia del café
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde
yo no sé si eso es cierto, María
a veces me pongo a llorar en el bus
a veces me cuesta sonreírles a mis padres
a veces las palabras se me pierden
se me enroscan, se me vuelven humo
María, hay un país en mis manos que se abre
hay una herida en las plantas de mis pies
que todos los días crece un poco más
hay un mapa de fuego en mi espalda
y me voy volviendo ceniza
Amarnos, tal vez amarnos
para hacerle frente a los hombres
que andan de noche por los barrios
dejando cartas de muerte en las puertas
amarnos para poder sostenernos
y que nuestros huesos todavía
no se vuelvan piedras secas y mudas
Amarnos, María, amarnos
como única forma de aplacar
esta tristeza negra que aletea 
como mil polillas en el pecho 
Afuera están matando personas como nosotros
afuera el cuerpo es un campo de batalla
afuera la vida es un milagro oscuro 
afuera los que ríen apagan el sol
Amarnos, María, tal vez amarnos
para poder caminar juntos a un día 
donde la tierra deje de ser ese abismo sin luz
al que van a parar todos nuestros amigos
                                        antes de tiempo.

También podría gustarte