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y coNSTRUccróx___64 3
expresa de
-.:leración La relación de la tercera generación con el pasado se
modo diferente; aparece en su actitud hacia las construcciones
anónimasqueentodaspartessonvínculosvivosconelpasado.
La g.n.ración anterior -con ciertas excepciones- se mostró indi-
ferente con respecto a la arquitectura anónima. con la tercera
ge-
neración la cosa es muy distinta' Dondequiera que vayamos en-
contramos un renacef del deseo de vivir en un lapso de tiempo
más amplio; esta generación se rebela ante la insensata destruc-
ción de los edificiós antiguos en un periodo de gran prosperidad'
Esto está ligado a algá más: una actitud diferente hacia el edi-
ficio singular. Un tema recurrente en los proyectos de.la genera-
ciónmásjovenesquenosecentfanenunedificioindividual,sino
que su esencia radicaen una interacción de distintos edificios' al
ilual que en las acrópolis de Grecia o en el ágora de Atenas' Los
hace tiempo que llaman group design' 'proyecto en
"-rqrr.élogot
g,.,po',a'lasrelacionesexistentesenlasacrópolisoenelágora.
japonés inclu-
É,rt. plurrt."miento apatece ahora en el urbanismo
so más que en Occidente.
Laactituddelatercerageneraciónconrespectoalpasadono
consiste en extraer detalles de su contexto original. Se trata
más
bien de una afinid.ad interior, un reconocimiento espiritual de lo
que' en la abundancia del conocimiento arquitectónico' está rela-
cionadoconeltiempopresenteyescapaz,enciertosentido,de
refotzar nuestra seguridad interna'
La actitud hacia-el pasado de la generación de Jorn utzon di-
fiere de la de los historiadores, al menos de la de esos historiado-
res que carecen de una relación interna con el escenario
coetáneo.
A los arquitectos les interesa poco saber cuándo se levantó deter-
minado o quién lo hizo' Sus preguntas son másbien: ¿qué
"difi.io
quiso lograr el constructor y cómo resolvió sus problemas? En
otr", prl"bras, lo que interesa a los arquitectos es examinar el co-
nocimiento arquitáctónico anterior, de modo que puedan compa-
rar inmediatamente los obietivos arquitectónicos coetáneos con
losdeunperiodoprevio.Yiajarofrecelamejorposibilidadpara
esa indagación inmediata'
La aproximación al pasado siempre gira en torno a la misma
pregunta: ¿cómo resolvió el hombre, en otros tiempos y en otras
6++ ESPACIO. TIEMPO Y ARQUITECTURA
J orn [.Jtzon
Hemos seleccionado la figura de Jarn Utzon porque en él están
nítidamente delineadas varias características apreciables de la ter-
cera generación. Utzon nació en r 9r8 y creció en Dinamarca; en
la Reál Academia de Arte de Copenhague recibió la influencia del
excelente historiador y urbanista Steen Eiler Rasmussen, que des-
de el principio trat6 de ampliar las dotes de percepción de su
alumno. En :-945 Utzon estudió con Alvar Aalto y Erik Gunnar
Asplund, a quienes consid eruba sus maestros nórdicos y cuyas
ideas contin uaría posteriormente. Durante un breve periodo, IJt-
zontuvo su propio estudio; en :-948 conoció en París a Fernand
Léger y a Le Coibusier, pero sobre todo entró en contacto con el
escultor Henri Laurens. De éste aprendt6 Utzon cómo construir
formas en el aire y cómo expresar la suspensión y la ascensión.
Le Corbusier fue casi el único integrante de la primera gen era-
ción que visitó museos etnológicos , y akededor de r 9ro recorrió
Europa y Asia Men or. lJtzor, como muchos de sus coetáneos, si-
guió i,.rr pasos con una revisión más directa a escala mundial. En
ig+s f". a Marruecos. Lo que más le interesó allí fue la unidad
de la aldea y el paisaje conseguida gracras a su material idéntico:
la tierra. Esro cleaba una unidad escultó úca ininterrumpida en-
tre el enrorno y las viviendas de has a dtez alturas. Cuando más
tarde Utzon proyectó sus conjuntos de viviendas, como los de
Kingo y Fred.rrsbnrg, con muros uniformes de ladrillo amarillo,
tenía en mente la unidad de las construcciones primitivas.
En 19 49 ) úna beca de estudios le llevó primero a los Estados
Unido, y i,r.go a México; pasó un breve periodo con Frank Lloyd
\Trighr en Taliesin \7est y Taliesin East; y entró en contacto con
lud1¡¡ig Mies van der Rohe. En México quedó impresionado por
1" arqritectura maya y azteca. En sus santuarios reconoció algo
que desde hacía tiempo dormía dentro de é1: los amplios planos
horizontales como elementos constitutivos de la expresión arqui-
tectónica (figuras 426 Y 427).
Tras su regreso a Dina marca,lJtzon se presentó a numerosos
concursos. N; le preocupaban mucho los términos y las condi-
ciones; le interesaban sólo los problemas que había que resolver:
ESPACIO-TIE\{PO EN ARTE, ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIóN 61
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" The Eternal Present: The Beginnings of dation, t964); versión española: Madrid:
Architectzre (Nueva York: Bollingen Foun- Alianza, r98r.
ESPACIo-TIEMPo EN ARTE, ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIÓN 6+Z
Las relaciones con el pasado pueden ser tanto positivas como ne- seuc
el p:
gatrvas. En los Estados Unidos, una serie de conocidos arquitec-
tos de la generación intermedia trataron de incorp oÍar en sus edi-
ESPACIo-TIEMPo EN ARTE, ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIóN 6+g
Más allá de lo Esta objeción da pie a una cuestión básica, una cuestión que nues-
puramente funcional tra época debe contestar y decidir de nuevo, una cuestión de con-
crencia: ¿estamos preparados para ir más allá de Io puramente
Algunas personas han objetado la falta de una relación 'funcio- Techos y bóvedas
nal'entre el techo y las bóvedas del teatro de la ópera. Pero el te-
cho colgante de madera tiene una función totalmente distint a a Ia
de las bóvedas, que atraen a un público de j.ooo personas hasta
la sala no a lo largo de un único eje, sino como abejas a una flor.
Tal como se proyectó, el techo ligero que daba libremente sus-
pendido, con su superficie curva formada por tableros prefabri-
cados de madera con complejos perfiles definidos acústicamente,
producidos también con Ia ayuda de una forma geomé trica, ba-
sada esta vez en el cilindro.
La idea de un techo colgante -tal como afirmabaUtzon en una
de nuestras charlas- se remontaba al proyecto de Le Corbusier
para el Palacio de los Sóviets, de 193r, aunque en éste se expre-
saba de una manera muy diferente y más primitiva. El techo de
Le Corbusier para la gran sala estaba suspendido de cables de
acero sujetos a un elevado arco parabólico de hormigón (figu-
ra 433).
El veredicto del historiador es muy distinto al del político. Es El papel del historiador
obligación moral del historiador defender las ver daderas cualida-
des de una de las obras más sobresalientes de este periodo.
Desde Finlandia hasta Italia, actualmente ht)' una tendencia
general a desarrollar simultáneamente las cualidades escultóricas
y el espacio interior. En su auditorio de la Philharmonie de Berlín
(tg S6), con su excelente interior, Hans Scharoun mostró que son
necesarios diferentes métodos para conferir a un edificio una ex-
presión ranto espacial como plástica. Scharoun trabaló con ma-
queras escultóricas, no con dibujos bidimensionales, er un taller
cercano al solar del edificio, tal como había hecho Antonio Gau-
dí. Con todo, Scharoun no logró plenamente crear un volumen
plástico y también un buen espacio interior. Lo difícil que resulta
conseguir esto puede apreciarse en la capilla de peregrinación de
Roncháffip, de Le Corbusier, y en la Ópera de Sídne¡ de Utzon.
La arquitectura siempre ha tenido un estrecho contacto con las
proporciones de la geom etría, con independencia de sus distintas
formas: las Pirámides, el Partenón, el Panteón, etcétera. Esto ha
sido así con formas sumamente geométricas y con formas suma-
mente orgánicas (como las del Barroco tardío), ,v sigue valiendo
para la arquitectura contemporánea. Por ejemplo,, comparando
los dibujos expresionistas de Hermann Finsterlin con las figuras
orgánicas creadas por Utzon, no cabe duda de que representan
dos tendencias completamente distintas. E,l verdadero secreto de
la Ópera de Sídney es que obedece a una ley arquitectónica eter-
na: las estrechas relaciones entre la arquitectura y Ia geometría.
El historiador necesita poner de manifiesto otro aspecto que
no deb ería olvidarse: siempre han existido diferencias entre el ex-
terior y el interior de un edificio monumental. El ejemplo más fa-
moso es el Panteón de Adriano en Roma (comienzos del siglo II
d.C.), punto de partida de toda la posterior arquitectura con cú-
ESPACIS-TIEMP9 EN ARTE, ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIÓN 6 Sg
El edificio como Debemos enrender la Ópera de Sídney como una totalidad ¡ so-
una totalidad bre todo, debemos entender cómo cumple su propósito humano.
Su único objetivo es prep atar al público para un festival.
Quien visita el teatro de Delfos, en Grecia, situado por encima
de los santuarios, primero ha de realizar una \arga y lenta subida
por el sinuoso camino sagrado. Ya en el teatro, es allí donde se
aprecia por primer a vez toda la maiestuosidad del paisaje. A una
escala menor, algo similar se intentó en Sídney. El acceso pausa-
do y solemne asciende por distintos niveles mediante escalinatas
tan anchas como las de los monumentos de los aztecas o los ma-
yas (figura 4zB). Como decía Utzon: "El edificio tiene la posibili-
dad de abrir todas las salas y los vestíbulos durante los interme-
dios, de modo que el público, aI moverse por los vestíbulos,
pueda tener plena conciencia de las conchas voladas, que ofrecen
una vista panorámica del puerto.,, Eero Saarinen reconoció des-
de el principio que Ia Ópera de Sídney sería uno de los grandes
edificios de nuestra época.
traslucen
ntzactón más libre del espacio interior, sino que también
cierta elasticidad interna -un expresivo sentido del movimiento-,
una es-
como las estructuras de Robert Maillart. Su forma ofrece
pina dorsal estructural a todo el edificio.
El vestíbulo, con sus planos horizontales adaptados a una es-
calamenor, tiene escaleras que se extienden en toda su anchura,
como en Sídney. Esto crea un preludio del escenario, en el
que
en actor > . La
convierte
-como dice utzon- el ,, espectador se
elevadas
atraccrón del público no se iealizaen este caso mediante
bóvedas, sino mediante <<una entrada desarrollada en profundi-
dad,, (en palabras del jurado del concurso)'
con
Nos gusre o no' lJtz'onno trabajó ni en Sídney ni en7úrich
parte a las condiciones del
un escenario variable. Esto se debió en
lugares, Utzon creó el espa-
programa arquitectónico. En ambos
(en
Lio ,." tralcomo un anfiteatro; (<colllo una concha excavada"
sus propias palabras).
En cuanto a su combinación de la empatía con una situación
dada y la defensa implacable de su propia libertad de expresión,
utzon no estaba soloen su generación. Por ejemplo, en el reatro
Municipal de Helsinki (.-g59), esrratificado horizontalmente,
Timo penttilá (por enronces con tan sólo z8 años) talló parte
de
sulta cada vez más urgente. Son pocos los que han conseguido ex-
presar esta relación de forma arquitectónica. Entre los edificios
de Utzon en Din amarca h^y dos conjuntos de viviendas: las 63
casas Kingo (tg S6), cerca de HelsinBñf , y un proyecto más pe-
queño para daneses repatriados, cerca de Fredensborg, cincuenta
kilómetros al norte de Copenhague (figuras 442-444.Ambos
conjuntos muestran una gran sensibilidad en su composición del
emplazamiento. La situación de las casas responde de buen gra-
do a los ligeros cambios de la pendiente del terreno; los edificios
se enlazan como las escamas del ala de una mariposa, mientras
que la planta flexible de cada una de las casas tiene plenamente
en cuenta la intimidad individual.
Las casas de ambos proyectos se basan en la planta en forma
de L, empleada con mucha frecuen cia, pero que aquí se usa de una
maner a partrcular. Las casas se disponen en el conjunto de modo
que compartan Ia mínima longitud de medianería (figura 444).
Esto es posible al form ar cada casa un cuadrado con su propio
patio abierto. Este patio es el espacio abierto privado de la casa.
Los detalles del proyecto de Fredensborg muestran que Utzon
sabía cómo modelar el espacio: cortó un rectángulo en cada muro
del 1 ardín, de modo que el pais aje, el espacio exterior a modo de
jardín,pudiese fluir libremente en las zonas privadas (figura 4$).
En ciru gía, todo depende de la seguridad del corte; lo mismo ocu-
rre con el arquitecto. En lugar de un paisaje de pequeña escala de
jardines minúsculos, el emplazamtento despliega una gran gene-
rosidad espacial . La misma forma de pensar, aunque formulada
de modo muy diferente, dio como resultado los jardines colecti-
vos de las squares del barrio londinense de Bloomsbury en la pri-
mera mitad del siglo xlx.
Steen Eiler Rasmussen, profesor de Utzon en la Academia de
Arquitectura de Copenhague, me dijo una vez que tenía muy bue-
na opinión de él porque poseía una doble capacidad: podía dar
una solución espacial a proyectos monumentales con medios ple-
namente mec antzados, y también a proyectos sociales con los me-
dios más sencillos posibles.
Imaginación ), dplicación
En su propia personalidad Utzon refleja nuestra época en toda su
complejidad. En la arquitectura, Utzon significa el derecho a Ia
expresión como le1 suprema, como supremo ha sido siempre ese
derech o pana todos los espíritus creadores.
Jorn Utzon combina un poder poco habitual de imaginación
espacial con la capacidad de expresarlo gráfrcamente . Detrás de
esre poder imaginativo hn). un impulso primario a apantarse de la
bidimensionalidad del tablero de dibujo y llegar a formas escul-
tóricas tridimensionales. Por eso las maquetas a escala natural de-
sempeñan un papel importante en su obra. En el estudio de Mies
664 ESP-\CIO, TIEfIPO Y -{RQUITECTURA
11i. \'tL'tendJs en
lreclensborg, r962.
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