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La Colmena

ISSN: 1405-6313
lacolmena@uaemex.mx
Universidad Autónoma del Estado de
México
México

Parent Jacquemin, Juan María


Cuerpo, alma, espíritu
La Colmena, núm. 53, 2007, pp. 40-48
Universidad Autónoma del Estado de México
Toluca, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=446344563005

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• Juan María Parent Jacquemin

Cuerpo, alma, espíritu

eilhard
eilha de Chardin' escribió: "Lagrandeza del río se compren
de en su desembocadura, no en su manantial. El secreto del Hombre, igual
mente, no está en los estadios rebasados de su vida embrionaria (ontogenética
o filogenética); está en la naturaleza espiritual del alma. Ahora bien, esta
alma, llena de síntesis en su actividad, escapa a la Ciencia, cuya esencia es
analizar las cosas en sus elementos y sus antecedentes materiales. Solos, el
sentido íntimo y la reflexión filosóFica pueden descubrirlo" (De Chardin,
1956: 81). La reflexión de este científico positivista es un soplo, como el
ruah del Génesis, que nos impulsa hacia este horizonte.
San Pablo, en otro contexto, habla del alma en términos perturba
dores. Las citas que indican su creencia en tres elementos (espíritu,
alma y cuerpo) son las siguientes: I Cor. 14:14-15, Tito 1:15, Ef. 4:23,
Heb. 8:10, 1 Tes. 5:23, Heb. 4:12, 1 Cor. 15:45, 2 Tes. 2:2 (¿ ?).
Revisaremos solamente tres, entre las cuales está la más importan
te y clara. "Oraré con el espíritu, pero oraré también con la mente;
cantaré salmos con el espíritu pero también los cantaré con la mente"
(1 Cor. 14:14-15). "Para los limpios todo es limpio; más [i'r'c] para los

1 Teilhard de Chardin {Sarcenot. Francia Í881-Nueva York 1955. paleonrólogo descubrió


el Homo pekinensis).

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contaminados y no creyentes nada es limpio, objeto de estudio de las ciencias naturales).
pues su mente y conciencia están contamina El "cuerpo" verdadero es este otro [Leib. en
dos (1 Tito 1:15). alemán) que no es visible, pero sí cognosci
Finalmente, la cita claramente afirmati ble. (Stein, 1964)
va de esta visión tripartita del ser humano: Añadir al sustantivo cuerpo el adjetivo
"Que Él. el Dios de la paz. os santifique ple "propio" permite distinguirlo de este cuerpo
namente. y que todo vuestro ser, el espíritu, biológico, tal como lo conocemos y tratamos
el alma y el cuerpo se conserve sin man habltualmente. El cuerpo material y sensi
cha..." (1 Tes. 5:23) ble se llama en alemán Kórper, es decir, el
La teología católica hace interpretaciones cuerpo que nos permite acercarnos a la rea
de este texto y niega la existencia de la mis lidad compleja que es el ser humano. En otras
ma afirmación en las otras citas. La razón palabras, afirmamos que este cuerpo, pro
de este rechazo reside en la fe en la inmorta piamente dicho, es el que verdaderamente le
lidad del alma. Si existe un espíritu que goce corresponde al ser humano; el otro se ase
de la inmortalidad, puede haber una confu meja al de los animales y. en general, a la
sión en la fe de los cristianos que creen sólo materialidad del mundo (ver los avances en
en dos componentes, según Santo Tomás: el el estudio del ADN), Esta característica no
alma y el cuerpo. Aquí accedemos a una vi nos afecta, aun cuando en algunos casos
sión distinta, pero que en nada ofende a la parece humillante la comparación con se
fe cristiana, como lo veremos, res claramente inferiores; de ahí, el inte
Max Scheler,^ cristiano durante una épo rés en hablar del espíritu, que es la fuerza
ca de su vida, tomó por su cuenta esta divi del hombre.
sión y la analizó fenomenólogicamente en El 'alma' goza de unidad (dato importan
varias de sus obras. Ahora bien, en la an te, si se considera que el estudio de la psico
tropología de dicho autor no es posible ha logía humana desmenuza varias facultades
blar del "alma" sin referir un concepto de que, escolarmente, son tratadas de manera
orden superior: el "cuerpo propio" {Leib). En independiente una de la otra). Esta unidad
efecto, "alma" y "cuerpo" pertenecen al mun se logra gracias al yo individual que se da
do de la corporeidad. (Nótense las comillas, con el cuerpo propio [Leib), y que aglomera
necesarias para indicar que hablamos de los elementos aparentemente dispersos: Me
conceptos distintos de los empleados por la moria, inteligencia, razón, conciencia... Este
religión cristiana y. consecuentemente, iden cuerpo no es fundamento de este yo al que le
tificados dentro de nuestra cultura damos un nombre más completo para reco
judeocristiana. que adoptó también esta no nocerlo en su originalidad: el yo-propio-cor-
menclatura y marco teórico.) poral [Leibich), que forma parte del cuerpo
El 'alma' en este sistema de pensamiento propio y juega el papel de sentido interno;
no posee la característica de espiritualidad por él. la persona percibe su ser y su vida
que otros sistemas filosóficos le confieren, como experiencia vivida o vivencia. Dato im
ya que lo psíquico y lo físico no se diferen portante en esta revisión: la vivencia es una
cian con tanta nitidez: son considerados dos demanda de nuestras capacidades que no son
puntos de vista de una misma realidad, la pasivas. Esta percepción merece ser anali-
del cuerpo, que ha sido llamado "propio";
más cuerpo, en efecto, que el llamado cuer 2 Max Scheler (Munich, 1874-Frankfort, 1928). Se for- Q
po biológico (concebido sólo como una masa. mó con Husserl en la fenomenología.

Cuerpo, alma, espíritu Juan Mana Parent Jacquemin


zada. entonces, en la vivencia. No necesita en nuestra visión del mundo es confundida
mos el contacto sensible (dado por los cinco con espíritu. Tenemos, así, un paradigma
sentidos) para captarlo: percibimos este cuer antropológico ya anunciado en San Pablo,
po desde dentro. pero abandonado por las demostraciones de
Este yo pertenece a la esfera de la corpo \diSumma Theologica que se impuso en el pen
ralidad no física o material, a la dimensión samiento de la Iglesia cristiana. El yo apa
del cuerpo verdadero, y es la forma (en el rece, por ta!, como receptor de la percepción
sentido aristotélico) de todas las funciones interna de mí mismo. Recoge lo que la per
psíquicas que, también para Max Scheler, cepción deja al que percibe. Tal vez sea el
pertenecen a este mundo (cabe mencionar que noema de la relación fenomenológica de la
dichas funciones son diferentes de las fun conciencia con su objeto.
ciones espirituales). Una característica del modo de ser del yo
Detengámonos un momento en el concep es la "inclusión mutua", término creado
to filosófico de "forma", que en su sentido —como los ya vistos— para describir lo que
original significa horma del zapatero, y cuyo desde el ángulo de la fenomenología se per
sentido profundo refiere un principio que de cibe. Significa esta unión entre las partes que
termina (pone términos, delimita) la mate no están separadas, aun cuando para nues
ria, le permite ser como esencia. tro entendimiento es preciso aislar estas di
El yo unifica las vivencias psíquicas en versas funciones. Las experiencias vividas
cuanto que es un influjo: no es. por tanto, se hacen una sola cosa en el yo. El estado de
espíritu ni cuerpo {Korper o Leib), ya que re recogimiento o de concentración sobre sí mis
úne las sensaciones que el hombre experi mo, en torno a lo que somos capaces, es una
menta mediante sus sentidos externos (vis manifestación de esta inclusión total en una
ta, oído...) e internos (sensibilidad). El yo sola categoría. Esta inclusión es "la esencia
no nace con estas sensaciones, puesto que pura de lo psíquico" (Dupuy, 1959: 395). Es
las precede; por consiguiente, éste no es co decir que el mundo psíquico se vive y se co
nocido en la sensación interna de tener cuer noce como una unidad, Su esencia es ser uno.
po. La sensación interna es esta percepción Al estudiar el 'alma' en Max Scheler, de
que tenemos de nuestro cuerpo y hasta de bemos alejarnos, por una parte, del concep
nuestro ser a través de él, cuando, sin con to racionalista que hacía del alma una sus
tacto sensible con el exterior, palpamos una tancia que disponía en sí las vivencias; ale
existencia distinta de la materialidad. Ex jarnos también de otras tendencias en las que
periencia magníficamente descrita por Edith el alma es considerada como principio vital
Stein en su tesis doctoral sobre la empatia. compartido con ei cuerpo. Max Scheler sabía
(Stein, 1964) que la idea del yo no podría apoyarse en ta
El yo se conoce, entonces, mediante una les concepciones del alma, porque estas no
reflexión segunda, o sea, cuando la concien permitirían explicar la unidad que hemos
cia se percata de la unidad de la percepción observado (Llambías. 1966: 228).
interna. El yo aparece, así, como la causa de
esta unidad. Sabemos que existe un yo por Los SENTIMIENTOS DEL ALMA
que percibimos que es uno el origen de las
percepciones del aima-propio-corporal Las sensaciones no nacen del yo ni son orien
{Leibseele). Este nuevo nombre nos permite tadas hacia un objeto: éstas siempre son
aclarar lo que entendemos por 'alma', que localizables en el cuerpo biológico {Korper).

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En ellas, por tanto, no podemos encontrar al Tal vez la falta de sistematización, bien co
yo como lo hemos concebido (Stein, 1964; nocida en Scheler, sea la causa de tal defec
46). Max Scheler distingue ios varios nive to. Sin embargo, se podría afirmar que los
les de sentimientos a fin de ubicarlos correc sentimientos del alma son los más próximos
tamente en relación con el yo. En el primer al yo y. en esta forma, salvar el escollo. La
peldaño están ios sentimientos sensoriales acción de la voluntad es menor que en el
o sentimientos de sensación, según califica caso anterior.
tivos de C. Stumpf,^ Observemos que el yo Finalmente encontramos —más allá del
tiene una relación lejana con éstos; el placer 'alma' scheleriana— el espíritu, que tiene
sensible (el dulce en la lengua) o el dolor sus manifestaciones propias. La distinción
(herida o quemadura). En segundo lugar apa entre ambos permite conocer mejor el alma
recen los sentimientos propio corporales, y atribuir al espíritu todas las facultades que
como estado, y ios sentimientos vitales, como le son propias: la inmortalidad, por ejem
función (la persona realiza actos; no así el plo, ya que el alma sí es mortal en este sis
yo y el alma, que sólo cumplen funciones). tema de pensamiento.
Expliquémonos: las funciones son psíquicas, La voluntad no tiene ninguna acción so
implican un cuerpo y un medio; los actos son bre los sentimientos personales o espiritua
ejecutados por la persona y son independien les. es decir, los sentimientos de la persona
tes del cuerpo. La euforia es uno de estos lidad (la beatitud o la desesperanza pertene
sentimientos como estado; la pasión, como cen a esta categoría). La relación de éstos
función. Si, a nivel de meras sensaciones, la con el yo es secundaria, ya que este último
voluntad puede intervenir y afectarlas, olvi es sólo un sustrato que permite a la perso
darlas, por ejemplo, en los sentimientos vi na tener acción y manifestarse. En este sen
tales o propio corporales (es decir, en los dos tido. si el yo es afectado por dichos senti
casos acto o función), la acción del hombre mientos, por corresponder éstos a un nivel
es reducida, superior, debemos partir de un centro de
Gracias a esta distinción y descripción que mayor importancia en el hombre; la 'perso
hace el autor, nos acercamos a una relación na', que manda finalmente sobre el todo
más profunda con el yo. En efecto, cuanto humano. Tocamos aquí un punto medular
más cerca del yo se encuentre la sensación, de la antropología scheleriana y su vocación
el hombre en su totalidad podrá tener menor hacia la 'persona'. Si ésta había sido consi
influencia sobre ella. Faltaría la distancia sin derada anteriormente desde Tomás de
la cual, a causa de la imbricación resultante Aquino, en Scheler vuelve a ocupar el centro
de la cercanía, el "control" de las sensacio de nuestras inquietudes y a ser la resolución
nes no es posible. Domina, así. la unidad de de muchas dificultades filosóficas en consi
la que nos percatamos al reconocer la esen deraciones menos sintéticas y de menor al
cia del alma. tura, De esta forma, nos adentramos tam
Identificamos, luego, los sentimientos del bién al nivel ontológico. desde el cual se
alma llamados también sentimientos puros percibe y conoce al ser humano. Por estas
del yo. El gozo es uno de ellos. Es preciso razones puede considerarse a Scheler el fun
hacer aquí una crítica al autor. Parecería ésta dador del personalismo moderno, tratado
una contradicción con lo que analizábamos
antes, ya que aparentemente el yo no tiene 3 Cari Scumpf (Wiesentheid. 1848-Berlín. 1936), filó- ¿
sentimientos propios, pues los unifica todos. sofo y psicólogo alemán. -J

Cuerpo, alma, espíritu Juan María Parcnt Jacquemin


por Marítain''en su forma esencial y por reza y, por consiguiente, más cercanía al yo
Mounier^en su forma exiscencial. (psíquico). Al llegar a estos estados, los sen
Atendamos ahora la tercera especie de sen timientos del alma se unen con los conteni

timientos. que es lo más cercana al "alma". dos de conciencia del individuo; es decir que
Son nombrados también sentimientos los fenómenos son "residuo" de la reducción
anímicos (la alegría o la tristeza son ejem fenomenológica.
plo de éstos). Son sentimientos puros del yo. Por eso. por esta imbricación, la acción
pero su "unión" con el yo no debe conside de la voluntad es muy reducida y estos sen
rarse uniforme, Scheler indica que puede timientos difícilmente pueden ser orientados
haber mayor o menor cercanía con el yo. Por para felicidad nuestra; más aiin, si aplico en
otra parte, es esencial notarlo, los sentimien ellos mi voluntad mediante la atención, los
tos vitales pueden influir sobre ellos, pero desarticulo, los destruyo. Por ejemplo, el ale
no dependen de ellos. Hablamos de motiva jarse voluntariamente de un sentimiento sen
ción pero no de causalidad, lo que corres sorial (quemadura), atendiendo otros asun
ponde con la forma cómo se desarrolla la tos, produce el olvido y "desaparece" el do
ciencia. Las ciencias sociales buscan la mo lor; sin embargo, a un sentimiento del alma
tivación, es decir, el futuro; ¿a dónde vamos? positivo (gozo), que si no le pongo atención
Las ciencias de la naturaleza, que tratan el crece, lo aniquilo al aplicarle mi voluntad.
determinismo, buscan las causas. Existe la Contrario al caso anterior, cuando los senti
posibilidad real de que. efectivamente, un mientos del alma son negativos (tristeza),
sentimiento del alma pueda modificarse, des si aplico lo mencionado, la acción reduce los
aparecer o dejar lugar a otro por influencia efectos negativos.
de un sentimiento vital. Un dolor lancinante Es posible ir más lejos en este análisis y
desplaza, a la larga, la alegría de un éxito proyectarse hacia modos de actuar que po
obtenido. Estas anotaciones y descubrimien drían llamarse perversos. Scheler insiste en
tos deben integrarse en la visión ética del ello diciendo que los sentimientos sensoria
hombre. Scheler. en efecto, es eticista, im les son creables por la voluntad: puedo pro
pulsado por una antropología definida por ducir en mí sensaciones con la sola volun
los planteamientos y preguntas de la ética. tad; ahora bien, propiciarlas mediante el des
La distancia psíquica del yo puede me cuido de mi salud física representa dificulta
dirse de acuerdo con la calidad de dichos sen des psíquicas sin solución real o aparente.
timientos. La presencia inevitable de los sen Este modo de tratarse a sí mismo es lo más
timientos vitales afecta a los sentimientos degradante que puede darse, ya que las ener
del alma: si la relación es muy íntima se gías superiores están orientadas y son pues
podría hablar de menos pureza en los senti tas al servicio de lo más superficial del hom
mientos del alma y, por consiguiente, de ale- bre. Voluntad, inteligencia, razón ancillae del
= jamiento del yo; por el contrario, cuando el placer o del dolor (psicopatía), esclavas del
= sentimiento del alma está desligado total- hedonismo pedestre.
I mente de los sentimientos vitales (felicidad Los sentimientos del alma son, pues, es
I a pesar del dolor físico) se logra mayor pu- tado o función del yo (la función aquí es el
lazo entre perspectiva interior y exterior, en
B 4 Jacques Maritaln (París, 1882-1973). ncoiomista. tre alma y cuerpo, Lcib). En síntesis, para el
¿ 5 Emmanuel Mounier (Gtenoble, 1905-París. 1950). cuerpo se dan las funciones vitales, para el
J personalista comunitario. yo las funciones psíquicas, para la persona

Juan María ftrcntJacqucmin Cuerpo, alma, espíritu


los actos espirituales. Ei yo, así comoei aima- Confirmamos, así. ia relación del yo con
propio-corporai es ia emanación de ia per un tú que, en este caso, se expresa de un
cepción interna del cuerpo propio. Su acción modo claro. La relación con ei tú no es sim
es independiente de ia del cuerpo-propio-cor- plemente exterior, ya que existe una
porai. La tristeza no necesita de un cuerpo interreiación mediante la vivencia —si es
físico {Kórper) para darse, no es extensiva. propiciada— de los sentimientos propios del
El alma se distingue del cuerpo en que los yo del otro. Esta relación no se limita sola
fenómenos captados por ella son inextensos, mente al conocimiento del tú, pues también
en oposición a los del cuerpo que sí tienen se comparten íntimamente ios sentimientos
extensión y, por consiguiente, ubicación físi dei alma, que son casi ei nivel más alto de
ca en alguna parte. Lo inextenso de las sen sentir en ei hombre. Hago míos tus senti
saciones del alma le procura una manera muy mientos. Se nota, así, que ia simpatía no es
peculiar de relacionarse con el yo. Pero la una relación sencilla: exige de parte de los
extensión no, únicamente, está determinada interesados un movimiento del alma que re
por tres dimensiones, como enseñan ia geo cree los sentimientos dei otro. No es un fe
metría y la física, existe también ei tiempo. nómeno pasajero, no intencional o espontá
Los fenómenos del alma son extensivos tam neo. Existe un primer contacto visual que es
bién en el tiempo; en efecto, en ellos se da sólo una introducción a ia simpatía. No se
cierta durabilidad que permite hablar de una debe confundir este primer acercamiento, aún
extensión temporal. La tristeza está presente superficial, con ei sentimiento que sigue si
muy cerca del yo. es propia del yo. Hablar le damos vida: ia simpatía. La cercanía en
de cercanía en este caso es inadecuado, pero tre dos personas que viven ia simpatía es
las palabras son insuficientes para expresar profunda, lo cual produce gozos generosos y
este fenómeno psíquico. tristeza verídica.

Se abre ante nuestros ojos una perspecti Existe una tradición filosófica que consiste
va que nos ubica, de mejor modo, ante un en oponer ia percepción interna a la percep
sentimiento muy común entre seres humanos: ción externa. Descartes® manifestó que la in
la simpatía. Efectivamente, puedo crear en mí terna no puede engañar. Husserl vuelve a esta
(imaginar y hacer real) un sentimiento que yo misma posición, origen de su método
no he vivido de! alma de otro. Puedo co-sen- fenomenológico, cuando ia externa no es
tir, es decir, sentir con él, experimentar la confiable; de ahí las reducciones, es decir, ei
misma pena (Scheler: 342). La etimología de trabajo de "limpieza" dei objeto por conocer,
simpatía ya lo indica: sentir con o sufrir con. envuelto en razones sociológicas, históricas
La fenomenología indica con mayor profun o religiosas. Scheler. por ei contrario, consi
didad en qué forma es posible hacer de este dera las dos opciones igualmente válidas:
"con" una realidad. Para entender ios valores dos formas eficaces de conocer-, sin embar
propios del alma del otro, recurro a ios fenó go. admite que pueden darse errores o ilu
menos de expresión. Si no he vivido nunca siones que no radican en ei camino de ia bús
los sentimientos del otro, si no los he capta queda sino en la debilidad del hombre, ma
do nunca en mi interior, me resulta imposible nifiesta tanto en una como en otra manera
establecer contacto con ellos. Sin embargo, de enfrentar ia realidad.
ia demostración exterior de tales sentimien
tos me ubica en una actitud receptiva para 6 René Descartes (La Haya, 1596-Estocoimo. 1650), ¿
compartir ios contenidos del alma del otro. racionalista, creador de la filosofía moderna.

Cuerpo, alma, espíritu Juan María Parcnt Jacquetnin


El origen de estos dos modos de estar en dad y de la unidad de este cuerpo. Si veo un
el mundo para el ser humano (del alma-pro- paisaje, si piso una piedra y si oigo el soni
pio-corporal y del cuerpo-propio-corporal) es do del aire al mismo tiempo o en momentos
uno. El cuerpo propio {Leib) es, en efecto, sucesivos, sé que es un solo cuerpo el que
anterior a las dos maneras de percibir. La capta de modo diverso el mundo exterior.
existencia de estos dos puntos de vista que Estas dos percepciones mencionadas son las
permiten al hombre relacionarse con el mun que nos permiten conocer el cuerpo propio.
do, de las dos perspectivas de encuentro, está Entonces, el cuerpo es la animación para
fundada, por consiguiente, en la preexisten el hombre y el alma es la coordinación de
cia del cuerpo propio. los hechos del alma (los relaciona y orde
El alma no es una sustancia localizable na). Aclaremos que no se puede confundir
en un cuerpo: no se puede decir que existe alma con conciencia. Aquí hablaremos de
algún lugar donde ésta tenga sede (ni siquie saber conjunto, de asir en forma coordinada
ra existe un centro único de los procesos ner los hechos anímicos. Importante es compren
viosos). Sin embargo, lo psíquico, que podría der cómo el alma es la fuerza que permite la
ser característico de lo que produce el alma, conjunción de las sensaciones y le propor
coincide con la vida. Tocamos, así, la otra ciona su carácter de percepción global. De
dualidad propia de Scheler; vida-impulso y ahí, el descubrimiento de que esta doble per
espíritu. No nos detenemos en esta nueva cepción está fundada en el encuentro total e
dualidad, que enriquece enormemente nues inmediato, es decir, sin intermediario, del
tro conocimiento dei ser humano, porque abre hombre consigo mismo. Este hecho funda
una ventana hacia un mundo muy amplio que mental logrado mediante el contacto entre
debe ser tratado de manera independiente. Nos dos perspectivas distintas se conoce como el
limitamos a considerar estos dos aspectos "cuerpo propio".
como parte de un mismo proceso vital. El pri Dicho reconocimiento es esencial para la
mero es el Leibkórpcr (cuerpo propiamente creación de la 'persona', la cual surge del en
corporal), este cuerpo tal como lo percibimos cuentro del ser consigo mismo en forma di
desde fuera (me descubro a mí mismo y me recta, la que aquí se muestra. Ahora bien, este
ubico en el espacio y en relación con los otros encuentro se da a través de los contactos ex
objetos que me rodean gracias a mis sentidos teriores: tú. ustedes, cosmos y Dios, dice Mar
de la vista o el olfato). El segundo es el alma, tín Buber,^ para todo ello se requiere esta cap
captación desde dentro. tación concentrada, sintética; de tal suerte que
A pesar de sus diferencias esenciales, sigamos como unidad característica primera
existe una característica común entre cuerpo del individuo. Esta unidad es óntica, como di
y alma: la unidad que mantienen en torno a ría Scheler; es decir que el factor de unidad es
un centro de referencia. Para el alma o para la vida, que alimenta tanto el cuerpo como el
las sensaciones orgánicas, el yo congrega las alma. La vida es una realidad superior a esta
vivencias o relaciones sensoriales, a fin de oposición, y en ella se resuelve la dificultad
edincar, así, una unidad específica. Para el encontrada al separar, por motivos de estu
cuerpo, la unidad se da por el sentir orgáni dios, el cuerpo y el alma. Ésta es el elemento
co conjunto. Aunque las sensaciones orgáni central e indispensable que faltaba para que
cas son localizables en el cuerpo en torno a
los órganos respectivos, el conjunto de to 7 Manín Buber (Viena, 1878-Ierusalén. 1965), filósofo
das ellas nos da el conocimiento de la totali dei diálogo, yo-tú.

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el hombre se descubriera uno en forma indis influencia del espíritu sobre los procesos vi
cutible. Asimismo, es ia diferencia con otras tales puede hacer dudar de esta dimensión.
especies en las que ia unidad no se presenta Eso quiere decir que en algunas manifesta
(aun cuando bioiógicamente las relaciones vi ciones mentales no es fácil distinguir el es
tales estén orientadas en un mismo sentido, pacio que ocupa el espíritu, ia presencia efi
jamás se genera el conocimiento de tal uni caz del espíritu, ya que lo psíquico, en algu
dad). Teilhard lo apunta, varias ocasiones, nas de sus demostraciones, puede estar muy
en su búsqueda de ios orígenes; cuando ha cerca de lo espiritual y confundirnos. Pode
bla de ia hominización afirma que lo nuevo mos aportar un ejemplo muy común en nues
es el conocer del conocer. El hombre, a dife tro medio judeocristiano. La fe y ia devo
rencia del animal, sabe que conoce. Ahí resi ción son dos manifestaciones de la religio
de la unidad. sidad. La fe es propiamente espiritual, ia
Nos adentramos a un nivel superior. La devoción es propia del alma, más cercana a
unidad vital tiene, para el ser humano, otro las emociones.
nombre y otra sustancia. El hombre puede
afirmar su yo, pues es el único que puede Conclusión
decir "yo". Scheler indica, así. que existe otra
realidad de orden superior en el hombre, cau No es posible concluir definitivamente este
sa de esta riqueza; "Ninguna unión entre ios análisis sobre el alma, según Max Scheler,
procesos 'del alma' y los procesos corpora porque la relación con el cuerpo, propiamen
les es posible ni comprensible sino porque te corporal en un extremo, y con el espíritu,
se realiza por ia intervención de la acción en el otro extremo, implican una visión más
eficaz, unitaria e indivisible, de la persona" global.
(Scheler: 484). Subrayemos el reencuentro con el pensa
Precisemos ahora las características que miento judeocristiano de los inicios de ia cris
diferencian alma y cuerpo. Ya hemos notado tiandad y su distinción tripartita (San Pablo,
ia orientación de las dos perspectivas, agre supra) del ser espiritual que es el hombre.
guemos ahora un nuevo dato. Lo psíquico es Tenemos el alma, aquí abordada, el espíritu
conocido doblemente: en forma objetiva, ha y el cuerpo propio, que no es material (en
cia fuera como ser vivo, y subjetiva, hacia oposición al Kórper. masa biológica). Nos ale
dentro como "alma" (Dupuy, 1959: 393). Yo jamos, de este modo, de ia visión aristotélica
rae conozco como ser vivo ai observarme impuesta por Tomás de Aquino en ia antro
desde fuera. Tengo ia capacidad de proyec pología cristiana, que sólo reconoce cuerpo
tar mi aptitud de conocerme en un objeto y alma sin lograr abarcar todas las mani
exterior a mí mismo, y por ello este conoci festaciones de que somos capaces, como se
miento se torna objetivo en el sentido de res humanos más compiejos.
que mi propio ser se transforma en objeto Al desgranar los sentimientos, las sensa
para mí. La vida del alma, por consiguien ciones, los actos y las funciones (todos con
te. es vida natural, si se opone a la vida ceptos analizados en este trabajo), Max
espiritual ya anunciada supra, que es de otro Scheler nos acerca a lo que realmente somos.
orden. Se abre, a partir de esta visión antropológica,
Ahora bien, la unión de la vida del alma un acceso a la ética. Esta antropología cambia
dXJaccor vital no es siempre de ia misma es la fisonomía de nuestra ética, pues Scheler
pecie, puede ser más o menos directa, y ia —lo sabemos— desarrolla a partir de este exa-

Cuerpo, alma, espíritu Juan María Farent Jacquemin


men una ciencia de los valores,
incluidos los valores éticos. LC

Bibliografía

Dupuy, Maurice (1959), La phüosophie


de Max Scheler: son évolution et son
uniré, París. PUF, 756 pp.
Llambías de Azevedo, Juan (1966), Max
Scheler, Exposición sistemática de su
JHosqpa, Buenos Aires, Nova, 495 pp.
Stein. Edilh (1964), On che Problem oj
Empachy. The Hague, Mariinius
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Teilhard de Chardin. Pierre (1956),
L'apparicion de l'homme. París, Le
Seuil, 375 pp.

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