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RESUMEN
Introducción
En ese contexto, la definición estratégica del objeto de estudio consiste en tejer algunas
reflexiones sobre las implicaciones específicas de la formulación de políticas científicas
y tecnológicas implementadas durante los dos periodos en estudio y bajo las cuales, se
desarrolló una comunidad científico técnica en Venezuela representadas éstas en un
sector científico y tecnológico, que hacen posible tener una historia local de la ciencia.
Se considera en lo que se refiere a la selección del periodo, cuatro aspectos que
adquieren relevancia: uno, es alrededor de la década de los años 60, cuando puede ser
identificado el comienzo de la institucionalización de la ciencia y de la política científica,
que regula el encuentro de la ciencia con el Estado; es a partir de ese periodo que
comienza a estructurarse fomentada desde el Estado en articulación con los postulados
“internacionales” la relación del papel de la ciencia en el desarrollo y la institucionalidad
básica que dio paso a la producción de conocimiento científico sistemático, financiado y
con cierto reconocimiento social.
Otro posible elemento a considerar es la creación de organizaciones científicas y el
planteamiento de políticas incipientes de fomento a la ciencia y, casi de manera
marginal, a la tecnología, también estudiaremos la aparición de nuevos modelo
científicos, que desde la óptica política, producto de la crisis, significó para el año 1999,
el fin de una era política y el comienzo de otra.
Se estudiaran y analizaran las políticas públicas públicas desde 1999 hasta el 2020 y su
impacto para la sociedad venezolana. Con base en lo expresado, este articulo trata de
aportar algunas ideas sobre la temática en un intento de aproximarse a la ciencia y la
tecnología como productora de conocimiento.
Innovación
Sistemas de innovación
Los estudios que existen sobre los sistemas de innovación constituyen un marco
conceptual o enfoque, más que una teoría como tal. Así mismo, el análisis sistémico del
proceso de innovación presenta una fundamentación conceptual ecléctica, derivada de
varias teorías o corrientes de pensamiento económico, entre ellas: la economía
evolucionista e industrial, la nueva teoría del crecimiento o crecimiento endógeno y la
economía institucional.
El sistema de innovación es una manera de articular diversas instituciones,
organizaciones y actividades. Este conjunto de instituciones y organizaciones, al
interactuar, comparten conocimientos y habilidades que contribuyen al desarrollo y a la
difusión de nuevas tecnologías creando un ambiente de innovación. La estructura de
los sistemas de innovación ayuda a explicar por qué los procesos de innovación difieren
de unos países, regiones a otros.
La primera definición académica de Sistema Nacional de Innovación (SIN) conocida por
el autor de este trabajo, la establece Freeman (1987) quien la define como una red de
instituciones públicas y privadas, cuyas actividades e interacciones van encaminadas a
iniciar, importar, modificar y difundir nuevas tecnologías. La idea de SNI fue inventada
por el economista sueco Lundvall (1992), quien se basó en el concepto de Friedrich List
contemplado en su obra “The National System of Political Economy”, publicado en
1841, y puso el acento sobre las relaciones entre usuarios y productores, dentro de la
economía nacional.
En este sentido, se puede señalar que un SNI comprende elementos y relaciones que
interactúan en la producción, difusión y uso de conocimiento nuevo y económicamente
viable, localizado dentro de las fronteras de un Estado o nación. Las finalidades
principales de un SNI son contribuir a que las instituciones y organizaciones que formen
parte de él obtengan fácilmente la transferencia de conocimientos, facilitar la resolución
de problemas y reducir los riesgos y costos derivados de la innovación.
El concepto de SNI pone de manifiesto la importancia fundamental de las redes de
actores y los entornos institucionales dentro de los cuales se desarrollan los procesos
innovadores. La importancia de este nivel se explica porque, en un contexto de
liberalización de los mercados internacionales, se genera un fuerte aumento de la
competencia. La adaptación a las nuevas condiciones de las firmas se ve enormemente
facilitada por el aprovechamiento de la infraestructura tecnológica, lo cual será más
eficaz mientras mayor sea el esfuerzo de colaboración entre empresas y otros actores
(Montero y Morris, 1999).
Ciencia y tecnología
En los países del denominado “Tercer Mundo”, a la zaga del desarrollo, los SNI se han
instalado de manera formal, existiendo solamente, en el mejor de los casos, como una
meta a alcanzar enunciada en los planes y políticas de los gobiernos nacionales. Entre
estos casos, se encuentran Argentina, Chile, México, Venezuela, entre otros. En los
países latinoamericanos, es fundamental la intervención del Estado, para crear las
condiciones necesarias que hagan posible la instalación de un ambiente propicio para
la consecución de los procesos generalizados de innovación y la inserción competitiva
de estos países dentro de los escenarios internacionales (Genatios y Lafuente, 2004).
En el trabajo editado por Oro y Sebastián (1993), se describen los sistemas de ciencia y
tecnología de los países iberoamericanos, pudiendo observarse un diferente grado de
desarrollo, debido no sólo a la heterogeneidad real presente en el espacio
iberoamericano, sino también al diferente compromiso político de los propios países en
relación con el desarrollo científico y tecnológico.
En dicho trabajo, puede evidenciarse que en la mayor parte de los países de América
Latina, el sistema de ciencia y tecnología se organizó inicialmente de manera bastante
semejante, de acuerdo con un modelo organizativo en el que un consejo o comisión
nacional se ocupa de la promoción del desarrollo científico a través de centros de I+D
públicos, esencialmente universidades y organismos de investigación, asociados al
mismo, que suele complementarse con algunas organizaciones de I+D de carácter
sectorial.
En el área de desarrollo científico y tecnológico latinoamericano, el desiderátum
organizativo fue la construcción y el fortalecimiento del sistema (sector) científico y
tecnológico en donde se ubican las instituciones encargadas de generar y transmitir los
conocimientos eventualmente requeridos por la sociedad. Dicho sistema o sector queda
entendido como un espacio institucional ubicado fuera del ámbito económico. El
sistema o sector, en fin, representa la oferta y la sociedad la demanda. Se ignora la
ubicuidad de las capacidades que entran en juego en el proceso innovativo e
igualmente se concibe a éste como un hecho científico y no como un hecho
eminentemente económico (Ávalos, 1992).
En las décadas de los años de 1950 y 1960, en un número significativo de países de
América Latina tiene lugar una mejora sustancial en la institucionalización de la ciencia
y en la creación de infraestructura para el desarrollo científico. Sin embargo, el modelo
generalizado de política industrial y económica propició más la compra de tecnologías
en el exterior que el incentivo nacional por desarrollar una capacidad de generación de
tecnologías o, al menos, para asimilar mejor y rentabilizar las tecnologías adquiridas.
Por lo tanto, la mayor parte del esfuerzo en el ámbito de la investigación se centró en la
ciencia básica, siguiendo un modelo de oferta, dedicando una escasa inversión en el
campo de I+D por parte del sector productivo y, en consecuencia, con una mínima
vinculación entre ambos campos. Estas características confieren cierta debilidad
estructural a los sistemas de ciencia, tecnología e innovación de los países
latinoamericanos.
A esta debilidad se unió en los años de 1980 cierta reducción en el financiamiento y en
el apoyo institucional y político al desarrollo científico, como consecuencia de la crisis
económica general en los países de América Latina. Esta evolución, que afectó en
términos generales a los países más desarrollados de la región, apenas incidió en los
de menor desarrollo, en los que todavía persisten dificultades para consolidar
capacidad nacional para desarrollar la I+D.
A partir de finales de los años 80 y comienzo de los 90 se vislumbran ciertos cambios
en esta tendencia. La ciencia, la tecnología y la innovación reaparecen en las agendas
políticas y el desarrollo científico y tecnológico se asocia con la imprescindible
modernización y con la necesaria incorporación a la economía internacional. Sin
embargo, los problemas estructurales y financieros de la I+D en América Latina siguen
siendo serios.
Recientemente, se ha comenzado a difundir el concepto de sistema nacional de ciencia,
tecnología e innovación (SNCTI), el cual ha sido incorporado en algunas leyes
nacionales de ciencia y tecnología aprobadas en América Latina, como la de Argentina
(marzo de 2001) y Venezuela (agosto de 2001 y reformulada en 2005).
La intención primaria que se persigue es tornar explícitamente la importancia de la
ciencia, la tecnología y la innovación como espacio de promoción de la política pública.
Por lo tanto, los objetivos de política deben considerar la innovación en el centro de la
política al mismo nivel de otras prioridades sociales; no se trata de colocar, o no, la
innovación en el centro de la política, se trata de impulsarla con fines de brindar
bienestar a la sociedad (Mercado y colaboradores, 2002).
Política científica y tecnológica
La política científica y tecnológica adquiere importancia argumentativa para los
gobiernos, porque precisamente trata de un factor decisivo e imprescindible para el
desarrollo socioeconómico y el bienestar de las naciones. Tal afirmación se puede
evidenciar cuando se revisan los planes de la nación y todos los debates, agendas y
encuentros que han tenido lugar promovidos por agentes internacionales y posturas
críticas de las escuelas de pensamiento latinoamericano en favor de la misma.
En esa perspectiva desde la Conferencia promovida por Naciones Unidas (1979), o la
de Budapest (Unesco, 1999), se puede vislumbrar el papel preponderante que podría
desempeñar la ciencia y la tecnología en el desarrollo. De igual manera, el Banco
Mundial (1999) plantea que el conocimiento era lo que hacia la diferencia entre el
desarrollo de unos países y el rezago de otros, lo que explicaba, al menos
parcialmente, las diferencias de ingreso per cápita entre uno y otro país, de hecho
afirma que la distancia que separa a los países ricos de los pobres era mayor respecto
de la generación de conocimientos que de los niveles de ingreso.
De igual forma el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el que se
intenta establecer una relación entre el nivel de desarrollo científico y tecnológico y el
nivel de desarrollo social de las naciones para tratar de establecer un complejo índice
de desarrollo humano.
Desde la perspectiva económica también se han establecido líneas argumentativas que
precisan su preponderancia en la agenda pública, destacando el vínculo existente entre
actividades científicas y tecnológicas y los objetivos de desarrollo nacional.
En esta dirección Licha (1994) señala la importancia de considerar las estadísticas e
indicadores de ciencia y tecnología como parte de las estadísticas del desarrollo,
sugiriendo la importancia de establecer valoraciones de estas actividades que permitan
medir las estimaciones del impacto de la investigación sobre la productividad.
Con respecto a este propósito lamayoría de las estimaciones han mostrado tasas de
retorno positivas, además de los beneficios en relación a un nuevo conocimiento útil
que está incorporado en los procesos o productos, el reclutamiento por la industria de
investigadores y posgraduados o el papel y función que pueden cumplir las redes de
investigadores financiados públicamente.
En estos términos conviene subrayar que las actividades científicas y tecnológicas se
podría considerar como un bien público, las cuales tienen un efecto en el desarrollo y
generan beneficios públicos, su relevancia como la importancia de preservarla y
financiarla con recursos; se trata entonces de una actividad que se origina a partir de
una necesidad o un problema advertido y definido como público.
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