Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Jorge Sierra
1
Popper, Karl, La Lógica De La Investigación Científica, Madrid: Tecnos, 1977, Pág. 40
2
Weinberg J.R. Examen del positivismo lógico, Pág. 192-193.
1. El problema de la inducción
Popper introduce el problema de la inducción, haciendo referencia Bohr, quien afirmó
que el problema lógico de la inducción surge a partir de tres tesis fundamentales.
(...)El problema lógico de la inducción surge de: 1) el
descubrimiento de Hume (que tan bien expresó Bohr)de que es
imposible justificar una ley mediante la observación o la
experimentación, ya que “trasciende la experimentación”; 2) el
hecho de que la ciencia propone y utiliza leyes “por todas partes
y todo el tiempo”. (Como a Hume, a Bohr le impresiona “el
escaso material”, es decir, los pocos casos observados en que la
ley puede fundamentarse.) A esto podemos agregar: 3) el
principio del empirismo, que asevera que, en la ciencia, solo la
observación y la experimentación pueden decidir sobre la
aceptación o el rechazo de los enunciados científicos, incluyendo
las leyes y las teorías. Estos tres principios, 1), 2), 3) parecen a
primera vista chocar unos con otros; y este choque aparente
constituye el problema lógico de la inducción.3
Para resolver el problema de la inducción, Bohr propone suplantar la tercera tesis por un
principio metafísico. Sin embargo, Popper no está de acuerdo con el planteamiento ni
con la solución que brinda Bohr del problema, pues, las teorías científicas son
conjeturas e hipótesis que pueden ser remplazadas o validadas sin tener que desechar el
principio del empirismo. En consecuencia, no debe haber un choque entre tales tesis,
puesto que las teorías se apoyan en la observación y en la experimentación para ser
aceptadas o remplazadas.
3
Popper K., El problema de la inducción, En: Miller David (comp.), Popper: Escritos Selectos, México:
Fondo de cultura Económica, 1995, Pág. 114.
4
Popper K., El problema de la inducción, Pág. 116.
Ahora puedo formular mi tesis central a saber: en cuanto nos
damos cuenta cabal de las implicaciones de la índole conjetural
del conocimiento humano, el problema de la inducción cambia
radicalmente de aspecto: no hay necesidad de que nos inquieten
los resultados negativos de Hume, puesto que no existe ya la
necesidad de atribuir al conocimiento humano una validez
derivada de repetidas observaciones. El conocimiento humano
carece de tal validez. Por otra parte, podemos explicar todos
nuestros logros en términos del método de prueba y eliminación
de error. Para decirlo en pocas palabras: nuestras conjeturas son
nuestros globos-sonda, y las probamos criticándolas y tratando
de sustituirlas, tratando de demostrar que puede haber mejores o
peores conjeturas, y que pueden mejorarse. 5
5
Ibidem, Pág. 117
6
Ibidem, Pág. 120
psicológico de la inducción fue: “por costumbre o hábito” o, en otras
palabras, por el irracional pero irresistible poder de la asociación.
Estamos condicionados por la repetición; es un mecanismo de
acondicionamiento sin el cual, dice Hume, apenas podríamos
sobrevivir.7
La respuesta al problema lógico de la inducción que ofreció Hume es correcta, pero la
respuesta al problema psicológico de la inducción es falsa: si las inferencias inductivas
son producidas por un efecto psicológico, ello implicaría aseverar que el conocimiento
científico es sólo hábito y costumbre. En consecuencia, el conocimiento científico
carece de racionalidad, pues su “fundamentos” son claramente irracionales. Por ello,
Popper reformula el problema lógico de la inducción. Dicha reformulación consiste en
no sólo tomar en cuenta hechos o instancias tal como lo formuló Hume, sino también
tomar en cuenta las regularidades de las leyes. En consecuencia, al tomar en cuenta la
regularidad de las leyes, también se toma en cuenta las contra-instancias. Por
consiguiente, la reformulación del problema lógico de la inducción de Hume se presenta
del siguiente modo:
¿Estamos justificados al razonar a partir de instancias o de contra
instancias de las que hemos tenido alguna experiencia, para descubrir
la veracidad o falsedad de las correspondientes leyes, o llegar a
instancias de las que antes no hemos tenido ninguna experiencia? 8
10
Ibidem, Pág. 126