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Hola Misionero!

Queremos contarte cómo comenzó esta gran aventura


que es la MAJ… Después de compartir el CAM V (Congreso Americano
Misionero) en julio del 2018, con el equipo arquidiocesano de OMP,
volvimos con la idea de organizar la primer Misión Arquidiocesana
(MAJ). Sentíamos que era nuestra manera de transmitir la experiencia
que habíamos vivido como referentes de la diócesis. Esta Misión tuvo la
particularidad de ser Juvenil, respondiendo a la necesidad particular
que nos convocaba.

Conformamos un equipo donde, por medio de la experiencia que


teníamos y, unidos en un mismo Espíritu que se fortalecía en la oración,
pusimos con mucho entusiasmo, todo lo que teníamos en común para
poder llevar adelante esta obra.

Con el apoyo de nuestro arzobispo, Monseñor Sergio Fenoy, el equipo


hizo llegar la propuesta al párroco de Barrancas, de ser su comunidad
la tierra elegida para ser misionada. Todo se encaminaba con la
respuesta del padre misionero que nos decía que “saltó de la alegría,
cuando recibió nuestro mensaje”. El entusiasmo se acrecentaba en cada
pequeña etapa que íbamos superando, contagiando a sacerdotes, a los
jóvenes que se inscribieron y también, a muchos hermanos de distintas
comunidades, que nos apoyaron y quisieron ser parte, ayudando a la
MAJ con sus donaciones.

Del 9 al 13 de enero de 2019, se llevó adelante la primer MAJ bajo el


lema: “Testigos de la comunión y la reconciliación”.

Esa experiencia, y todos los frutos obtenidos en los días de misión,


fueron el punto de partida para seguir creciendo y planear una segunda
MAJ en 2020.
Nuevamente, con nuestro Obispo y con mucho fuego misionero
encendido en la MAJ de Barrancas, en enero de 2020 pudimos realizar
la MAJ en Sastre y San Jorge bajo el lema “Con María, sembradores
de la Esperanza”, dos localidades de nuestra diócesis que recibieron a
más de 100 misioneros que se dispusieron a contagiar la alegría y el
amor de Dios.

A lo largo de todo el 2020 muchos miembros de nuestra arquidiócesis


con corazones misioneros se reunieron, pensaron, rezaron y prepararon
cada detalle de la misión 2021. Y con todas las sorpresas que se
desprendieron, nos encontramos con un modo que no es el tradicional,
pero que no deja de ser misión por eso.

Así es que hoy estamos acá, nuevamente en otra misión no tan


particular, la MAJ 2022 bajo el lema “CAMINANDO JUNTOS CON
UN OÍDO EN EL PUEBLO Y OTRO EN EL EVANGELIO”, la cual nos
encontrará nuevamente repartidos en muchos puntos de nuestra
arquidiócesis. No podemos dejar de pensar cuán magnífica es la
voluntad de Dios que, en vez de dividirnos ante las adversidades, nos
multiplicó y nos puso ahí donde Él quiso.

Ofrecemos como equipo organizador, las vidas de todos los misioneros


los que participaron anteriormente, los que es su primera vez, los
sacerdotes, los seminaristas, las familias que van a recibir a los
misioneros, a los laicos, a las hermanas religiosas, al obispo y a todos
los grupos parroquiales. Porque todos somos uno solo por la gloria de
Dios. Y como sabemos... la MAJ somos todos.

EQUIPO DE ORGANIZACIÓN MAJ 2022


LECTIO DIVINA

<<Lectio Divina>> significa, “lectura divina” en Latin. Es una antigua


práctica que nos enseña a leer, meditar y vivir la Palabra de Dios. Este
ejercicio puede hacerse individualmente o en grupo. Las "etapas más
importantes" de la lectio nos irán guiando hacia un encuentro con el
mensaje personal de Dios hacia nosotros a través de la Sagrada
Escritura

Estas etapas son cuatro: La lectura de la Palabra de Dios: la meditación


de aquello que hemos leído; la oración (que es ese momento en que
entramos en diálogo con Dios), y finalmente, la contemplación, etapa en
la que nos abandonamos a los pensamientos santos. Es la etapa en la que
dejamos atrás nuestros propios pensamientos y nos disponemos a
escuchar la voz de Dios que habla dentro de nosotros.

Compartimos a continuación, una forma de llevar a cabo esta


meditación, con el fin de que nos ayude en el crecimiento de nuestra
relación con Dios.

«La lectura busca la dulzura de la vida bienaventurada, la meditación la


encuentra, la oración la pide, la contemplación la saborea. La lectura es
como un manjar sólido que uno se lleva a la boca, la meditación lo
mastica y tritura, la oración le coge gusto, la contemplación es la
misma dulzura que alegra y restablece la lectura toca la corteza, la
meditación penetra en la médula, la oración consiste en la expresión
del deseo, y la contemplación radica en la delectación de la dulzura
obtenida» (Beato Guigo el cartujo - Fragmento Sobre la vida
contemplativa).
Sugerimos el ejemplo, con los Evangelios propuestos para cada dia de la
misión

- Nos preparamos: Antes de empezar la Lectio es importante buscar


el Evangelio que quieras meditar. Podés complementarlo con citas y
comentarios que te ayuden a profundizar en su comprensión y algunas
preguntas para la reflexión personal. Luego de esto disponete a la
oración, buscando un lugar y una posición adecuados para la oración.

- Empezamos con una oración inicial: Existen muchas oraciones con


las que podemos dar apertura a la Lectio Divina. Una sugerencia es
invocar al Espíritu Santo para que nos ilumine y permita escuchar el
mensaje que Dios nos quiere dar a través de su Palabra. Aquí te
dejamos un ejemplo, pero a la oración inicial la puedes construir con
tus propias palabras.

“Señor mío, puesto en tu presencia quiero disponer mi corazón para


este momento de oración. Envía tu Espíritu Santo para que me ilumine
y abra mi mente y corazón a todo lo que Tú me quieras decir hoy.
Gracias Señor, por alimentarme con tu Palabra”

- Lectura bíblica: Es en este punto se lee el Evangelio que previamente


seleccionaste. Es bonito hacer la lectura directamente de la Biblia y
hacerlo pausadamente para comprender lo que está escrito Lee la
Palabra, date tiempo para hacerlo lentamente, dejando que una simple
palabrita o frase, o una imagen o idea quede resonando en tu interior.
Volvé a dar lectura del Evangelio, reflexionando sobre él, ó
complementando con los textos que hayas seleccionado para
profundizar su sentido y predisponerte cada vez más a escuchar la voz
de Dios.

- Meditación personal: En este punto se hace silencio interior y


empezamos con la meditación. La idea es que puedas profundizar en lo
que este Evangelio tiene que ver con tu vida y acogerlo en el corazón.
Aquí te dejamos algunas preguntas que pueden ayudarte en este paso:

1. ¿Qué dice la Palabra?

2. ¿Qué me dice el Evangelio a mí? ¿Cómo ilumina mi vida? ¿Qué


mensaje particular Dios me quiere hacer llegar?

3. ¿Qué me hace decir el texto? ¿Qué le respondo yo a Dios?

- Acción de gracias y peticiones personales: Luego de haber


meditado en la lectura bíblica, damos gracias a Dios por el momento
vivido y le pedimos por nuestras intenciones. Es un momento libre, en el
que elevas una oración a Dios desde la experiencia de encuentro que
acabas de tener con Él, reconociendo como tu corazón está en sintonía
y dejándose transformar con Su Palabra.

- Oración final y consagración a Maria: llegamos al final de nuestra


Lectio. Como este ejercicio no es rígido, podemos terminar con una
oración de acción de gracias. Una linda manera de cerrarla es
consagrándonos a Maria y pidiendo su intercesión en todo lo compartido
en este momento con Dios.
EXAMEN DE CONCIENCIA

En relación a Dios

¿Sólo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo regularmente


en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comenzo y termino mi
jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la
Virgen de los santos? Mc he avergonzado de manifestarme como
católico? ¿Qué hago para crecer espiritualmente, cómo lo hago,
cuándo lo hago? ¿Me rebelo contra los designios de Dios? ¿Pretendo
que Él haga mi voluntad?

En relación al prójimo

¿Se perdonar? ¿tengo comprensión? ¿ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo sin


piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado,
robado, despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Sey envidioso,
colérico, o parcial? ¿Me avergüenzo de mis hermanos, me preocupo de
los pobres y de los enfermos? ¿Soy honesto y justo con todos o
alimento la cultura del descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal?
¿Observo la moral conyugal y familiar enseñada por el Evangelio?
¿Cómo cumplo mi responsabilidad en la educación de mis hijos? ¿Honro
a mis padres? ¿He rechazado la vida recién concebida? ¿He
colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?

En relación a mí mismo

¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Como, bebo, fumo o me


divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis
bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser
servido? ¿Amo y cultivo la pureza de corazón de pensamientos, de
acciones? ¿Nutro venganzas, alimento rencores? ¿Soy misericordioso,
humilde, y constructor de paz?
BIENAVENTURANZAS DEL MISIONERO

Bienaventurado el misionero que vive enamorado de Cristo, que se fía


de Él como lo más necesario y absoluto, porque no quedará defraudado.

Bienaventurado el misionero que cada mañana dice "Padre nuestro",


llevando en su corazón todas las razas, pueblos y lenguas, porque no se
conformará con una vida mezquina.

Bienaventurado el misionero que mantiene su ideal e ilusión por el Reino


y no pierde el tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los
que siguen su ritmo.

Bienaventurado el misionero con un corazón puro y transparente, que


sabe descubrir el amor y la ternura de Dios sin complicaciones, porque
Dios siempre se le revelará.

Bienaventurado el misionero que reconoce y acepta sus limitaciones y


debilidades y no pretende ser invencible, porque Dios se complace en
los humildes.

Bienaventurado el misionero que sabe discernir con sabiduría lo que


conviene callar y hablar en cada circunstancia, porque nunca tendrá que
arrepentirse de haber ofendido a un hermano.

Bienaventurado el misionero que no puede vivir sin la oración y sin


saborear las riquezas de la Palabra de Dios, porque esto dará sentido a
su vida.
Bienaventurado el misionero que anuncia la verdad sobre Jesucristo y
denuncia las injusticias que oprimen a los hombres, porque será llamado
profeta de los signos de los tiempos.

Bienaventurado el misionero que sabe asumir y valorar la cultura de los


pueblos, porque habrá entendido el misterio de la Encarnación.

Bienaventurado el misionero que tiene tiempo para hacer felices a los


demás, que encuentra tiempo para los amigos, la lectura, el
esparcimiento, porque ha comprendido el Mandamiento del Amor y se
conoce humano y necesitado.

ORACIÓN DE ENTREGA

Jesús, no tienes manos.

Tienes sólo nuestras manos para construir un mundo donde habite la


justicia.

Jesús, no tienes pies.

Tienes sólo nuestros pies para poner

en marcha la libertad y el amor.

Jesús, no tienes labios.

Tienes sólo nuestros labios para anunciar

por el mundo la Buena Noticia de los pobres.

Jesús, no tienes medios.


Tienes sólo nuestra acción para lograr

que todos los hombres y mujeres seamos hermanos.

Jesús, nosotros somos tu Evangelio,

el único Evangelio que la gente puede leer,

sí nuestras vidas son acciones y palabras eficaces.

ORACIÓN PARA EL AÑO VOCACIONAL ARQUIDIOCESANO

Padre nuestro

Tú nos diste la vida y la salvación

por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.

Él, compadecido de la multitud,

le enseñó tu Palabra y sació su hambre

con los panes y los peces

que pusieron en sus manos.

De la misma manera, ahora nos asocia

en la construcción de su Reino

cuando nos entregamos a Él confiando en su gracia.

Danos tu Espíritu Santo

para que vivamos nuestra vocación

escuchando tu Palabra y el clamor de tu Pueblo,

ofreciendo tus dones, tu amor y tus gestos.

Que Nuestra Madre de Guadalupe


nos guíe como hermanos

y nos enseñe a poner cada día

nuestra vida en tus manos.

Amén.

ORACIÓN DE INICIO DE ACTIVIDADES

Padre, vos que sos rico en amor y misericordia,

que nos enviaste a tu Hijo

para nuestra salvación,

escuchanos ahora que vamos a …

(completar con la actividad que se va a realizar.

Ej: visitar casas, ayudar en el comedor, visitar abuelos, etc.)

Que sepamos responder al llamado de Jesús que dijo:

"Vayan y hagan que todos los pueblos

sean mis discípulos".

Fortalece con el fuego de tu Espíritu

a todos los misioneros de nuestra arquidiócesis,

que en tu nombre anuncian la Buena Nueva del Reino.

María, Madre de la Iglesia, acompañanos y concedenos el don de la


perseverancia en nuestro compromiso misionero.

Amén.
ORACIÓN PARA BENDECIR UNA FAMILIA

Señor. ponemos la vida de esta familia en tus manos y corazón. Te


pedimos que les abraces a cada uno con tu afectuosa bendición: a...
(Pedir que cada uno vaya diciendo su nombre...) Cuida la vida de todos
ellos. Que te reconozcan como Padre de quien les viene la vida y todo
bien. Que se dejen guiar por tu Espíritu que les impulsa a crecer como
personas, a relacionarse con amor, a desarrollar sus capacidades y su
vocación, a abrirse a los demás en un servicio fraternal. Que sepan
apoyarse en Ti, y entre ellos, en los momentos de enfermedad, de
dificultad o de dolor. Que la paz y la alegría que viene de ti, reine en
esta casa. Amén.

ORACIÓN PARA BENDECIR UN HOGAR

Dios mío bendice esta casa, para que sea un hogar de amor y de paz.
Bendice la puerta abierta como dos brazos extendidos que dan
bienvenida y que siempre sean acogidos. Bendice las ventanas que dejan
entrar el sol cada mañana y por donde se asoman las estrellas que son
luces de esperanza. Bendice los muros que nos defienden del viento del
frío y que son nuestros amigos en las horas que pasan. Bendice esta
mesa para que sea compartida, los sitios de trabajo para que nos
ayudes y el lugar de reposo para que nos guardes. Bendice el techo que
cobija los afanes de hoy y los sueños del mañana y que guarda para
siempre entre los vivos la memoria sagrada de los que se han ido.
Bendice los sentimientos, las ternuras, los anhelos que florecerán en
nuestras vidas. Bendice nuestros pensamientos para que sean puros,
las palabras para que sean rectas, nuestros actos para que nos
conduzcan siempre hacia TI. Bendice nuestras horas de paz y de
silencio. pura que fortalezcamos juntos nuestro espíritu. Bendice
nuestros dolores y alegrías porque son el corazón de la familia. Señor
quédate con nosotros... en tu morada... en este hogar.

Amén
ORACIÓN POR UN ENFERMO

Oh Cristo, médico de cuerpos y de las almas!,


vela sobre nuestro hermano (nombre) que está enfermo y sufriente,
y como el Buen Samaritano derrama sobre sus heridas el aceite de
la consolación y el vino de la esperanza.
Con gracia sanante de tu espíritu,
ilumina la difícil experiencia de la enfermedad y del dolor, para
que sobrellevando en el cuerpo y en el alma esta enfermedad, se
una a todos nosotros en la gracia del Padre de la Misericordia. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos,
Amén

ORACIONES DE SANTOS MISIONEROS

San Francisco Javier:

¡San Francisco Javier!,

predicador incansable

y prodigioso misionero

que al servicio de Dios Padre

recorriste el mundo entero:

me alegro especialmente por las gracias

que te entregó en vida

y por la gloria que te concedió después de la muerte,

le doy gracias a Dios, y te pido,

con todo el afecto de mi corazón,

que mediante tu poderosa intercesión


puedas concederme, sobre todas las cosas,

la gracia de vivir una vida de Santidad.

Amén.

Santa Teresita del Niño Jesús: Teresita del Niño Jesús, junta

una rosa de los jardines celestiales y envíamela como mensaje de

amor.

Pedile hoy a Dios que me alcance las gracias

que ahora pongo con confianza en tus manos.

Santa Teresita, ayudame a creer siempre

-como vos lo hiciste- en el gran Amor que

Dios me tiene, de modo que pueda imitar

Tu caminito cada día.

Amén

ORACIÓN

Ven, Espíritu Santo.


Tú que suscitas lenguas nuevas
y pones en los labios palabras de vida,
líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo,
hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro.

Ven en medio nuestro,


para que en la experiencia sinodal
no nos dejemos abrumar por el desencanto,
no diluyamos la profecía,
no terminemos por reducirlo todo
a discusiones estériles.
Ven, Espíritu de amor,
dispón nuestros corazones a la escucha.
Ven, Espíritu de santidad,
renueva al santo Pueblo de Dios.
Ven, Espíritu creador,
renueva la faz de la tierra.

Amen.

Misión Arquidiocesana Juvenil 2022

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