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Madres 4 Características que las Hacen Únicas

Una madre es comprensión: sus palabras calman, sus


caricias sanan y sus besos reconfortan. Nadie conoce mejor a
sus hijos que su propia madre; ella tiene la capacidad de
entender los distintos factores que influyen en su estado de
ánimo y comportamiento. El alto nivel de percepción de una
madre, desarrollado por ese fuerte vínculo que hay con el
hijo, la hace, en definitiva, la portadora por excelencia del
valor de la comprensión.

Una madre es responsabilidad: una madre vela por el


bienestar de sus hijos y de su hogar cueste lo que le cueste,
asume su rol con entereza, cumple con sus deberes y
reconoce la gran responsabilidad que se la ha sido asignada al
consignarle la crianza de unos seres humanos para hacer de
ellos, maravillosas criaturas.

Una madre es paciencia: paciente ante las situaciones


arduas e ineludibles de la vida, paciente ante los conflictos
naturales que se presentan en el núcleo familiar, paciente
ante las incansables enseñanzas para hacer de sus hijos
personas íntegras y valerosas: obra que realizará sin tregua
durante años y que tal vez nunca verá terminada. Una madre
vive la paciencia en grado excelso.

Una madre es amor: el amor a los hijos es único y


particular, perpetuo, transparente, carente de egoísmo y de
ambición personal. Por este amor la madre desafía hasta sus
propias capacidades y realiza actos verdaderamente increíbles
para proteger o beneficiar a los hijos.

Proverbios 1:8 «Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y


no abandones la enseñanza de tu madre».

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