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Índice
I. Introducción
II. Consumo de alcohol y drogas en el mundo juvenil
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1. Una introducción al alcohol y las drogas psicoactivas
Clasificación y tipos de drogas o sustancias psicoactivas
2. El consumo de alcohol y drogas
La dependencia y el consumo perjudicial de sustancias psicoactivas
3. Riesgos y daños asociados al consumo de alcohol y drogas
Efectos específicos del alcohol
Efectos específicos de la cannabis (marihuana)
Efectos específicos de la cocaína
Efectos específicos de las anfetaminas (y otros estimulantes)
Efectos específicos de los inhalantes
Efectos específicos de los tranquilizantes (y pastillas para dormir)
Efectos específicos de los alucinógenos
Efectos específicos de los opiáceos
III. Síntesis
I. Introducción
2
Se proveen elementos que permitirán tener una visión general de algunos
elementos centrales para comprender el tema: definiciones, tipos de drogas,
formas de consumo, problemas asociados, panorámica en Latinoamérica y
aspectos específicos relacionados con el consumo en el mundo juvenil y la
relación entre drogas y delitos.
3
II. Consumo de alcohol y drogas en el mundo juvenil
4
Clasificación y tipos de drogas o sustancias psicoactivas
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Otra clasificación, habitualmente usada, es la que diferencia entre las llamadas
drogas duras y drogas blandas. Se pretendía con esto distinguir las drogas
altamente adictivas que provocan serios daños a la salud (“duras”), de aquellas
menos adictivas y que no representaban mayores riesgos grave para quienes las
consumían (“blandas”). Se ha acordado que esta clasificación es poco precisa
científicamente, ya que algunas drogas consideradas “blandas” como los
tranquilizantes, pueden ser tan peligrosas y adictivas como cualquier droga ilegal,
considerada “dura”.
Drogas estimulantes
Drogas depresoras
Drogas alucinógenas
Opiáceos
Drogas estimulantes
• Cocaína/Pasta base/Crack
• Anfetaminas
• Nicotina
• Xantinas (cafeína)
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Drogas depresoras
• Alcohol
• Inhalantes
• Benzodiazepinas
• Barbitúricos
Drogas alucinógenas
• LSD (ácido lisérgico): dietilamina
• Peyote: mezcalina
• “Hongos”: psilocibina
Opiáceos
• Morfina
• Codeína
• Heroína
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Las sustancias opiáceas y sus análogas sintéticos también pueden provocar
estupor, coma y depresión respiratoria cuando se consumen en dosis altas
(Organización Mundial de la Salud, 2005).
Aunque para cada grupo, las diferentes sustancias psicoactivas tienen efectos en
común, existe una considerable variabilidad entre las diversas clases de drogas,
en términos de sus efectos físicos y psicológicos, mecanismos de acción,
desarrollo de tolerancia y abstinencia y efectos a largo plazo, riesgos relacionados,
etc.
Por otro lado, las diferencias en la disponibilidad, costo, legalidad,
comercialización y actitudes culturales hacia las drogas también afectan su uso,
impacto y problematización (Organización Mundial de la Salud, 2005).
Será fundamental entonces, considerar en un análisis específico, las
características de cada tipo de droga psicoactiva, el tipo de consumo que se
realiza, la población comprometida, etc.
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experiencia personal, la cultura, aspectos educacionales, religiosos, familiares,
legales, políticos, etc.
En este marco, la experiencia del consumo, de una persona, puede comprenderse
si se consideran al menos los siguientes elementos propios de la persona, el
ambiente y la droga:
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El daño ocasionado por el consumo de sustancias puede resultar del uso a corto
plazo, generalmente asociado a la intoxicación, incluyendo las sobredosis, y del
uso a largo plazo, que puede conducir a la dependencia o bien a problemas
crónicos sociales y/o de salud.
La forma en que los usuarios administran la sustancia también puede tener
consecuencias en la salud. Muchos usuarios, particularmente aquellos que usan
drogas inyectadas y comparten el equipo de inyección, están en un riesgo mayor
de contraer y transmitir el Virus de Inmuno deficiencia Humana (VIH), Hepatitis B y
C, y de desarrollar infecciones en el área de inyección y lesiones en las venas.
Así, el nivel de daño que cada sustancia ocasiona es distinto y hay múltiples
factores involucrados en ese proceso: la sola droga no lo determina, no sólo la
cantidad del consumo, ni la manera de consumir, sino la interacción de los
factores, en un contexto social y cultural particular.
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El consumo repetido de las sustancias psicoactivas puede generar trastornos de
salud relacionados con el uso: dependencia o consumo perjudicial.
La dependencia corresponde a un conjunto de manifestaciones fisiológicas,
comportamentales y cognoscitivas en la que el uso de drogas adquiere la máxima
prioridad para el individuo, mayor incluso que cualquier otro tipo de
comportamiento de los que en el pasado tuvieron el valor más alto.
Los síndromes de abstinencia varían dependiendo de la droga implicada pero
generalmente incluyen “craving” (un deseo urgente de la sustancia psicotrópica o
sus efectos), ansiedad, irritabilidad, molestias gastrointestinales y problemas para
dormir. Los síntomas son más severos en unas drogas que en otras. La
abstinencia del alcohol, benzodiazepinas y opiáceos puede requerir manejo
médico mientras que la abstinencia sin complicaciones por otras drogas
normalmente se puede manejar con tratamiento paliativo.
La dependencia requiere siempre de una evaluación clínica profunda y detallada,
donde se exploran los siguientes indicadores (Organización Mundial de la Salud,
2003).
Tres o más de las siguientes manifestaciones, en los últimos 12 meses:
Deseo intenso o vivencia de una compulsión a consumir la sustancia.
Disminución de la capacidad para controlar el consumo (el comienzo o
el cese del consumo).
Síntomas somáticos de un síndrome de abstinencia cuando se reduce o
cesa el consumo de la sustancia.
Tolerancia (aumento progresivo de la dosis para conseguir los mismos
efectos).
Abandono progresivo de otras fuentes de placer o diversiones.
Persistencia en el consumo de la sustancia a pesar de sus evidentes
consecuencias perjudiciales.
Por otro lado, el consumo perjudicial es aquel consumo que de manera directa o
indirecta produce consecuencias negativas para la persona o para terceros, en las
áreas de la vida de la persona, como las relaciones familiares, el trabajo, las
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actividades regulares (laborales, escolares), la seguridad personal y el
funcionamiento social en general.
Pautas para el diagnóstico del consumo perjudicial son (Organización Mundial de
la Salud, 2003)1.
Salud mental o física afectada por el consumo de alcohol.
2 signos son centrales:
o La forma de consumo ha tenido como resultado
consecuencias sociales adversas de varios tipos (ruptura
matrimonial, por ejemplo)
o La forma de consumo es reprobada (criticada) por terceros o
por el entorno en general.
Note, a partir de estos elementos mencionados, que no todo uso de sustancias
implica dependencia, o dicho de otra manera, no todos los consumidores son
dependientes, “drogadictos” o “alcohólicos”. La dependencia se define cuando un
consumo cumple ciertas características muy específicas (arriba mencionadas) y
no porque alguien usa alguna droga, o porque consume mucho, o bien, porque
consume muy frecuentemente. Ninguno de esos elementos es suficiente por sí
solo.
A propósito de ponderar correctamente la magnitud del problema, vea el grafico
presentado a continuación, elaborado en 1998 a partir de datos de la Encuesta
Nacional de Drogas de México. Se estimaba entonces que para el total de las
drogas había un 95% de no usuarios en la población general. Del 5% de usuarios,
el 4.3% no presentaba síntomas de algún daño o afección, 0.3% presentaba
algunos síntomas, pero no calificaba con diagnóstico de dependencia, y sólo el
0.4% parecía cumplir criterios para un diagnóstico de dependencia.
1 Otro término homólogo es “abuso de sustancias”, que define el mismo patrón, desde el sistema de clasificación DSM-
IV, de la Asociación de Psiquiatría Americana. “Abuso” es un adjetivo que puede ser confuso, cuando la interacción no
da por entendida que se trata de una formalidad diagnóstica en salud.
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3. Riesgos y daños asociados al consumo de alcohol y drogas
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Agresión y violencia.
Prácticas sexuales no seguras.
Conducta impredecible.
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con la aparición de violencia manifiesta en riñas callejeras, asaltos, violaciones,
suicidio o violencia familiar. También se ha vinculado con la conducción temeraria
e imprudente, el mal manejo de maquinaria, errores de procedimiento, etc.,
incrementando el riesgo de accidentes, así como a conductas de riesgo como
relaciones sexuales sin protección, aumentando el riesgo de enfermedades de
transmisión sexual y VIH.
La abstinencia severa del alcohol complicada por delirium tremens es una
emergencia médica. Los síntomas de la abstinencia incluyen temblores, sudor,
ansiedad, náusea, vómito y diarrea, insomnio, dolor de cabeza, hipertensión,
alucinaciones y convulsiones.
Riesgos más comunes del consumo de alcohol (de menos a más severos)
Resacas, conducta violenta y agresiva, accidentes y lesiones, náusea y vómito
Reducción en el desempeño sexual, envejecimiento prematuro
Problemas digestivos, úlceras, inflamación del páncreas, alta presión
sanguínea
Ansiedad y depresión, dificultades en las relaciones, problemas económicos y
laborales
Dificultad para recordar cosas y resolver problemas
Deformidades y daño cerebral en los bebés de mujeres embarazadas
Lesión cerebral permanente que lleva a la pérdida de memoria, déficits
cognitivos y desorientación
Apoplejías, lesión cerebral permanente, daño en los músculos y los nervios
Enfermedad hepática, enfermedad del páncreas
Cáncer en la boca, la garganta y de mama, aumento del riesgo de suicidio
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tetrahidrocannabinol (TCH). Los efectos van a depender de la cantidad de THC
contenida.
Se presenta básicamente en tres formas: hierba, resina (hashish) y aceite. Sus
vías de consumo son fumada (cigarros hechos a mano o pipas) o ingerida. La
dosis necesaria para producir efectos farmacológicos se encuentra entre 2 y 22
mg. Un cigarro promedio contiene aproximadamente 20mg.
Aunque es posible experimentar sobredosis e intoxicación de cannabis, la
probabilidad de muerte por únicamente intoxicación de cannabis es muy baja,
aunque la combinación con otras drogas puede resultar en sobredosis y muerte.
Sin embargo, el consumo de cannabis se asocia con consecuencias negativas en
la salud y su uso en el embarazo tiene efectos semejantes en la madre y el bebé
que el tabaco y puede aumentar la severidad y complicaciones de enfermedades
existentes como alta presión sanguínea, enfermedades cardíacas, respiratorias y
ciertos tipos de cáncer.
Riesgos más comunes del consumo de cannabis (de menos a más severos)
Problemas de atención y motivación
Ansiedad, paranoia, pánico, depresión
Disminución de la memoria y de la capacidad para resolver problemas
Presión sanguínea alta
Asma, bronquitis
Psicosis en aquellas personas que tienen historial familiar de esquizofrenia
Enfermedades cardíacas y enfermedades crónicas de obstrucción de las vías
respiratorias
Cáncer en la parte superior de las vías respiratorias y en la garganta
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La cocaína incrementa la concentración de la dopamina, una sustancia química
del cerebro (neurotransmisor) asociada con el placer y el movimiento. Este exceso
de dopamina es el responsable de los efectos eufóricos de la cocaína. Asimismo,
la cocaína contrae los vasos sanguíneos, dilata las pupilas e incrementa la
temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la presión arterial (NIDA, 2009).
Formas de consumo de cocaína son:
• Cocaína (clorhidrato de cocaína): Generalmente aspirada, aunque también
puede inyectarse, que es una práctica poco común en América Latina, con
excepción de Brasil.
• Pasta base / pasta básica de cocaína (“basuco” en la región Andina, “paco”
en algunos países del Cono Sur). Se fuma, muchas veces mezclada con el
tabaco del cigarrillo.
• “Crack”: Resulta de ‘hervir’ cocaína en una solución de bicarbonado de
sodio. Se consume inhalando los vapores que produce su combustión en
una pipa o cucharilla metálica.
Riesgos más comunes del consumo de cocaína (de menos a más severos)
Dificultad para dormir, aceleramiento del corazón, dolores de cabeza, pérdida
de peso
Aletargamiento, hormigueo, piel húmeda, rascarse o tirar de la piel
“Craving” intenso, estrés por el estilo de vida
Accidentes y lesiones, problemas financieros
Cambios de estado de ánimo: ansiedad, depresión, manías, paranoia
Pensamientos irracionales, dificultad para recordar cosas
Conducta agresiva y violenta
Psicosis después del consumo repetido de altas dosis
Muerte repentina por estrés cardiovascular
Efectos específicos de las anfetaminas (y otros estimulantes)
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consumo puede llevar a una amplia gama de problemas de salud mental y física.
Existe una creciente evidencia de que algunos estimulantes de tipo anfetamina
dañan células cerebrales. Además hay una alta prevalencia de problemas sociales
asociados con el consumo regular de anfetaminas incluyendo problemas en las
relaciones, problemas económicos y problemas relacionados con el trabajo y el
estudio. Los cambios en el estado de ánimo también están asociados al consumo
regular de estas drogas y se reporta en algunos casos un empeoramiento en los
problemas de salud mental como la depresión e irritabilidad con el paso del
tiempo.
Riesgos más comunes del consumo de anfetaminas (de menos a más
severos)
Dificultad para dormir, pérdida de apetito y peso, deshidratación, reducción de
la resistencia a las infecciones
Tensión en la mandíbula, dolores de cabeza, dolor muscular
Cambios de estado de ánimo: ansiedad, depresión, agitación, manías, pánico,
paranoia
Temblores, latido irregular del corazón, falta de aliento
Dificultad para concentrarse y recordar cosas
Conducta agresiva y violenta
Psicosis después del consumo repetido de altas dosis
Daño permanente a las células del cerebro
Daño hepático, accidente cerebro vascular, muerte repentina por estrés
cardiovascular
Los inhalantes cubren todas las sustancias que pueden inhalarse o respirarse, a
pesar que por sí mismas puedan tener una variedad de acciones farmacológicas
diferentes o usos distintos a su consumo para efectos psicoactivos. Las
sustancias volátiles más comúnmente usadas incluyen la gasolina, solventes,
pegamentos, aerosoles, lacas que contienen benzina y pegamentos o disolventes
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que contienen tolueno. El nitrito de almidón (Popper) y el óxido nitroso (gas de la
risa) también han sido usados. La forma más común en la que se utilizan es
aspirarlas de un recipiente o a través de una bolsa de plástico.
Los efectos a corto plazo incluyen náusea, vómito, dolores de cabeza y diarrea.
Las dosis más altas pueden causar pronunciación inarticulada, desorientación,
confusión, falsas ilusiones, debilidad, temblores, dolores de cabeza y
alucinaciones visuales. Finalmente, el consumo puede causar coma o la muerte
por un infarto.
En general, los inhalantes tienden a ser consumidos por jóvenes, por su fácil
accesibilidad y su consumo puede no continuar en un período largo de tiempo.
Sin embargo, hay algunos grupos que usarán inhalantes hasta la edad adulta, a
veces por falta de disponibilidad de otras sustancias y presiones culturales. Es
poco probable que los usuarios se vuelvan físicamente dependientes, sin
embargo, el consumo de inhalantes se asocia a una variedad de efectos agudos y
crónicos graves.
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Efectos específicos de los tranquilizantes (y pastillas para dormir)
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Síntomas de abstinencia severos
Sobredosis y muerte si se consume con alcohol, opiáceos y otras drogas
depresivas
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Náusea y vómito
Taquicardia y alta presión sanguínea
Cambios en el estado de ánimo
Ansiedad, pánico, paranoia
Visiones retrospectivas
Aumento en los efectos de enfermedades mentales como esquizofrenia
Los opiáceos son agentes depresivos del sistema nervioso central. Hay opiáceos
ilegales (sin receta) como la heroína y el opio, sin embargo, los opiáceos
comúnmente se presentan como sustancias recetadas, en especial con el objeto
de palear el dolor asociado a algunas enfermedades.
El consumo de opiáceos ilegales o sin receta genera problemas anexos a la
sustancia misma, puesto que generalmente se inyectan o se fuman. El consumo
de opiáceos con receta también puede causar muchos problemas, particularmente
cuando se usan con más frecuencia o en dosis más altas que las recetadas.
Los opiáceos recetados incluyen la morfina, codeína, metadona buprenorfina,
petidina (meperidina), dextropropoxifeno y oxycodone. Los opiáceos se pueden
inyectar, como es a menudo el caso con la heroína, se pueden fumar (heroína y
opio), tomar oralmente, intramuscularmente, por vía intravenosa o sublingual o
como supositorio anal (opiáceos farmacéuticos). La inyección de heroína resulta
en la respuesta inmediata de la droga y en un rápido inicio de los efectos que
pueden resultar en una sobredosis (ya sea fatal o no fatal), particularmente si se
combinan con otras drogas como alcohol o benzodiazepinas.
Riesgos más comunes del consumo de opiáceos (de menos a más severos)
Comezón, náusea y vómito
Aletargamiento, constipación, caries, períodos menstruales irregulares
Dificultad para concentrarse y recordar cosas
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Depresión, reducción del impulso sexual, impotencia
Dificultades económicas y conflicto con la ley
Estrés en las relaciones
Problemas para conservar el trabajo y la vida familiar
Tolerancia y dependencia, síndrome de abstinencia
Sobredosis y muerte por paro respiratorio
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Tipos de problemas: Modelo de Thorley
United Nations Office on Drugs and Crime (ONODUC). Treatnet: Training package
materials. 2010
Ya sabe que las sustancias son distintas y deben ser analizadas particularmente
(y en relación a los contextos de uso). Reflexione acerca de los tipos de sustancia
presentados, intentando evaluar la magnitud de los problemas que presentan,
determinando qué drogas presentan mayores problemas o menores problemas,
en relación con algunos elementos específicos. Por ejemplo:
¿Qué drogas tienen alto riesgo de muerte por intoxicación o sobredosis?. ¿Qué
drogas no parecen tener un alto riesgo de provocar muerte por intoxicación?
¿Qué drogas presentan alto compromiso de dependencia (alta posibilidad de
dependencia)?, ¿Qué drogas presentan bajo compromiso de dependencia (baja
posibilidad de dependencia)?
¿Qué drogas presentan síndromes de abstinencia más complejos?
¿Qué drogas se relacionan con conductas violentas o agresivas?, ¿Qué drogas
no se relacionan con conductas violentas o agresivas?
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población mundial de 15 a 64 años (United Nations Office on Drugs and Crime,
2008).
Además del consumo de alcohol, la droga más consumida en el mundo es la
marihuana, seguida muy de lejos por el resto de las sustancias.
De los
que
Marihua Anfetamin Éxtasi Cocaín Opiáce
consum
na as s a os
en
heroína
Número de
consumidor
165,6 24,7 9,0 16 16,5 12,0
es (en
millones)
Porcentaje
de la
población
mundial de 3.9% 0.6% 0.2% 0.4% 0.4% 0.3%
15 a 64
años de
edad
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Prevalencia vida y año de consumo de drogas en algunos países
latinoamericanos
Organización Panamericana de la Salud. Epidemiología del uso de drogas en
América Latina y el Caribe: Un enfoque de salud pública. 2009
En las diferentes regiones del continente Americano como en el resto del mundo la
droga ilegal más empleada es la marihuana, seguida de la cocaína. En tercer lugar
se encuentran los estimulantes de tipo anfetamínico. El cuarto lugar presenta
variaciones, en Asia y Europa los opiáceos son la cuarta droga más consumida,
pero en Latinoamérica y el Caribe los solventes inhalables ocupan esa posición.
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Los 10 primeros factores de riesgo para la carga de morbilidad en las
Américas, 2000 (en % aVaD)
Organización Panamericana de la Salud. Alcohol y salud pública en las Américas:
un caso para la acción. 2007
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Principales factores de riesgo para la carga de morbilidad en el año 2000 en
diferentes regiones de las Américas, clasificadas por porcentaje de años de
vida ajustados a la discapacidad (aVaD) perdidos atribuibles a cada factor.
Organización Panamericana de la Salud. Alcohol y salud pública en las Américas:
un caso para la acción. 2007
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Consumo percápita de alcohol (litros de alcohol puro) en adultos
Organización Mundial de la Salud. Global status report on alcohol and health. 2011
29
Patrones de consumo de alcohol
Organización Mundial de la Salud. Global status report on alcohol and health. 2011
El mapa anterior, esta vez muestra los patrones de consumo de alcohol, desde los
patrones de “mayor riesgo” (most risky driking pattern) a los de “menor riesgo”
(least risky drinking pattern). El patrón de consumo se refiere a la forma de beber,
que determina los riesgos asociados al consumo. Sus factores son la cantidad que
se bebe (más es mayor riesgo), la velocidad a la que se bebe (más velocidad es
mayor riesgo), la distribución de los días de consumo en la semana (más
concentrado en pocos días el consumo, mayor riesgo), el consumo de cualquier
tipo en ciertas situaciones, como la conducción de vehículos y el embarazo, etc.
Revise el consumo, entonces, en los países de la región. Note que, si numeramos
los niveles de riesgo (menor riesgo es 1, mayor riesgo es 5), la mayoría de los
país de América del Sur están en el nivel 3, con la excepción de Argentina, en el
nivel 2 (menor riesgo). En México y otros país de Centroamérica, además de
Ecuador, es posible encontrar países con un nivel de riesgo 4 (mayor riesgo).
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Vea, por último, los países europeos. La gran mayoría de los países europeos se
ubicaban en los 2 niveles más altos de “consumo percápita” (mapa anterior), es
decir, bebiendo más de 10 litros de alcohol percápita. Sin embargo, cuando
revisamos el mapa de patrones de consumo, los países están en el nivel de menor
riesgo. Es decir, beben mucho, pero en bajo riesgo.
¿Cómo se explica esto?. Como decíamos anteriormente, el riesgo del consumo es
resultado no solo de beber mucho, sino de cómo se bebe. En los países de
nuestra región, en general, “no se bebe mucho” (consumos percápita), pero sí, “se
bebe mal”: a gran velocidad, en tragos muy grandes (unidades de bebida
estándar), muy concentrado en pocos días a la semana, en situaciones de mayor
riesgo por sí mismas, como la conducción de vehículos y el embarazo, etc.
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5. Juventud y consumo de alcohol y drogas
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comisión de delitos, a menudo aparecen antes incluso que el uso de sustancias,
como la marihuana.
¿Cómo llega un joven a consumir drogas?. Es posible identificar una serie de
factores de riesgo que influyen en la iniciación del consumo, así como en el
aumento del consumo de drogas.
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Factores de riesgo que explican el consumo de sustancias psicoactivas
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tendrán consecuencias distintas en función de sus condiciones de vulnerabilidad.
Un joven en situación de mayor riesgo social tendrá más daños asociados al
consumo, en la medida que estará menos conectado a redes de ayuda, tendrá
menos información disponible, por ejemplo.
Pero además, la atención sobre estos grupos nos abre el campo al daño social
provocado por el consumo de sustancias, hasta aquí no mencionado. El daño
social se traduce en exclusión social, que más allá de la gravedad del consumo
mismo en términos de salud física y mental, es uno de los efectos más
perjudiciales del uso de sustancias.
Recuerde que este efecto, la marginación por el consumo, no requiere
dependencia, un consumo regular o ciertas drogas particulares para ser aplicado.
Como daño, puede aparecer aún cuando el consumo sea incipiente o cuando en
otras áreas no aparezca como de un alto riesgo para la salud.
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la propiedad, hurtos y robos de tiendas. En Suecia se ha estimado que entre el
30% y 40% de los delitos registrados son causados por usuarios de drogas (Babor
et al., 2010).
En países con menor desarrollo y bajo consumo de drogas (comparativos), la
relación es menos importante. Grandes problemas, en estos países están
relacionados con el tráfico y producción para mercados como los antes referidos.
Para entender la relación entre consumo de drogas y delito – ampliamente
indagada, aunque no tratada con información científica y objetiva en todos los
casos – partamos mencionando que la vinculación puede tener, al menos, tres
lazos:
El consumo problemático de drogas lleva a la comisión de delitos.
El compromiso delictual lleva al consumo problemático de drogas.
El compromiso delictual y el consumo problemático de drogas tienen
algunas causas en común.
Los reportes de investigación en adolescentes han mostrado una relación entre
abuso de drogas y la actividad infractora de ley (MINSAL, SENDA, SENAME,
2007). Algunas hipótesis son:
Una hipótesis es que el abuso de drogas se relacione en los adolescentes
infractores con una parte importante de la imagen que creen deben
proyectar para ser aceptados por su grupo de pares, frecuentemente con
características antisociales.
Otra hipótesis, es que el adolescente puede hacer un consumo excesivo de
drogas para obtener una mayor atención por parte de sus padres o, por el
contrario, para actuar de un modo desafiante frente a la autoridad paterna.
Una manera de comprenderlo es el abuso de sustancias visto como un
escape del mundo real.
La explicación más biológica plantea que los infractores de ley adolescente
sufren de un estado de baja estimulación crónica, por lo cual usan las
drogas para elevar este estado.
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El vínculo, con todo, es complejo. Muchos jóvenes que delinquen, con frecuencia
usan drogas y esto puede asociarse a delitos. Sin embargo, tanto los delitos como
el consumo problemático de drogas están ligados a otros factores, incluyendo las
carencias socioeconómicas y afectivas, por ejemplo. Es decir, son ambos
resultantes de condicionantes sociales, y no elementos determinados
causalmente el uno por el otro.
Estos factores, de condicionantes sociales, deben ser individualizados en cada
adolescente, con el propósito de definir la mejor opción de abordaje, social e
individualmente. Los equipos y profesionales deben estar preparados para
comprender y conocer la asociación entre el acto transgresor de la ley, el perfil de
consumo de un joven y su historia de vida. La evidencia muestra que no hay un
único perfil del joven que se involucra en actos de transgresión, sino que grupos
muy heterogéneos de personas con una amplia diversidad, muestran
antecedentes e incursiones en una gran diversidad de delitos (Araya y Sierra,
2002).
La Pontificia Universidad Católica de Chile desarrolló un estudio que muestra la
asociación droga-delito observada en la población infractora adolescente,
concluyendo que (Pontificia Universidad Católica de Chile, 2007):
Existe un mayor compromiso de abuso de cocaína y/o pasta base con
delitos de mayor gravedad, como robo con violencia.
Existe una relación entre abuso de droga y reincidencia (medida según
número de detenciones o veces que ha ingresado a un programa del
Departamento de Responsabilidad Juvenil).
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quien se compromete en él (la dependencia no es una conducta) (Pontificia
Universidad Católica de Chile, 2007).
Ya habíamos mencionado antes que no todos los problemas vinculados al uso de
drogas se relaciona con la dependencia.
La dependencia a drogas está fuertemente asociada con trastornos de salud
mental. El abuso de drogas o uso excesivo está más significativamente
relacionado con la dependencia, la disposición al riesgo (temeridad) y la
irritabilidad.
Los factores asociados a esta conducta de consumo son varios. La edad de inicio
en el consumo de drogas es siempre un predictor sobresaliente, lo mismo que el
compromiso delictual relacionado con reincidencia delictiva (número de veces que
ha sido detenido), gravedad del delito imputado (robo con violencia) y régimen de
detención (privado de libertad).
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