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HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ANTIGUA Y MEDIEVAL

Máster en Filosofía Teórica y Práctica

TEXTOS DE FILOSOFÍA

San Agustín (textos seleccionados en Pedro Langa, San Agustín y la


cultura, Revista Agustiniana, Madrid, 1998)

1. No se debe tener por mala muerte, aquella a la que precedió una


buena vida, porque no hace mala a la muerte, sino lo que sigue a
la muerte. Así que no deben curar mucho los que necesariamente
han de morir, de qué accidente morirán, sino del paradero adonde
la muerte los empujará. (La ciudad de Dios I, Lib. I, 11, 3)

2. Mas si el culto de los dioses, después de esta vida, da la felicidad


como premio, ¿por qué calumnian estos tiempos cristianos
diciendo que le vino a Roma la calamidad consabida porque
desistió de dar culto a sus dioses, siendo así que, aún
venerándolos con la más diligente reverencia, hubiera podido ser
tan feliz como Régulo lo fue? (La ciudad de Dios I, Lib. I, 15, 5)

3. Con todo la misma autoridad divina señaló algunas excepciones al


precepto de que no es lícito matar al hombre, conviene a saber:
aquellos que Dios manda matar, ora sea por ley que Él haya dado,
ora por expresa orden ocasional intimidada a alguna persona. En
hecho de verdad no mata aquel que debe prestar servicio a quien
se lo manda, como la espada debe servir a quien la maneja. Por
esto, en manera alguna infringieron el mandamiento que dice “NO
matarás” los que por mandado de Dios guerrearon guerras… (La
ciudad de Dios I, Lib. I, 21, 1)

4. Los sentidos del cuerpo perciben las cosas temporales. El mismo


sentido exterior no puede sentirse a sí mismo: el sentido interior
percibe los objetos corporales a través de los sentidos externos del
cuerpo, hasta los mismos sentidos corporales. Y en fin, la razón
conoce todas estas cosas y a sí misma y hace objetos de la ciencia
a todos estos conocimientos. (De quantitate animae 33)

5. No te extrañes de que los hombres desprecien los números y


aprecien la sabiduría por el hecho de que les es más fácil contar
que ser sabios. (De libero arbitrio II, 127)

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6. ¿Cómo me obligas a creer lo que no veo? Vea yo algo, y creeré.
Mandasme creer a ciegas, mas yo quiero que la fe me entre por
los ojos, no por los oídos. Pues habla el profeta: Si no creyereis,
no entenderéis. Tú quieres subir, y te olvidas de las escaleras […]
Las intimidades y honduras del divino reino demandan su creencia
primero de llevarnos a su inteligencia: la fe, en efecto, es el
peldaño de la intelección, y la intelección es la recompensa de la
fe. (Sermo 126, 2)

7. Cuando Dios da la fe, ilumina una iluminaria medio apagada,


haciéndole que vuelva a dar luz abundante iluminándola él mismo
de tal manera que no sólo vea las cosas que por la verdad se
manifiesta sino que vea la misma verdad. […] Luego nuestro
entendimiento sirve para entender lo que ha de creer, y la fe para
creer lo que ha de entender. (Enarrationes in Psalmos 118, 18-4)

8. Si lo comprendes no es Él, y si es Él no lo comprendes. (Sermo 52,


16)

9. Fe que no sea pensada no es fe. El creer no es otra cosa que


pensar con asentimiento. (De praedestinatione 2,5)

10. Luego nuestro entendimiento sirve para entender lo que ha de


creer, y la fe para creer lo que ha de entender, y para que se
entienda más y más estas mismas cosas. (Enarrationes in Psalmos
118, 18)

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