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Jorge Andrés Estebaranz Martínez

Análisis Cinematográfico
Tronco Común
Profesor: Carlos Bernardo González Soto
Ensayo: El séptimo sello
Desde el inicio de esta cuarta película, se siente un aura completamente
distinto, no sólo por la época que representa sino por la miriada de referencias
religiosas que se nos presentan dentro de la trama y otras que constituyen a la
misma. A mi parecer, la interpretación que se le dá a esta película será similar en la
mayor parte de los individuos, en el sentido en el que el tema que se nos presenta
contundente y sencillo: la tendencia del hombre por buscar a Dios y su irremediable
encuentro con la muerte.
Se nos presenta a uno de nuestros protagonistas, Antonius Block, que junto con su
acompañante de cruzadas Jöns y sus caballos, yacen en una playa. Block se levanta y
se incorpora, creyendo ver a un hombre a lo lejos. Para su sorpresa, ese hombre es la
muerte, y tiene intenciones de llevarse su alma. Pero antes, el caballero menciona un
acto de buena causa que necesita cumplir y, porque no, para entretenerlo, lo reta a
una partida de ajedrez, y entonces, se desencadenan los eslabones de la trama. El
primero de ellos, contiene a nuestro otro protagonista Jof y su esposa Mia, que
discuten sobre una extraña alucinación que tuvo él al despertar sobre la virgen María
y su hijo Jesucristo.
El caballero y su acompañante de cruzadas visitan una iglesia en donde encuentran a
un artista pintando un mural de la Danza macabra, un género artístico de la época.
Este último se entretiene con el artista, alivianado como es que suele demostrar serlo
siempre. Block se adentra un poco más a la iglesia para toparse con un confesionario,
a través del cual confiesa su angustia ante la muerte y su incesante lucha al tratar de
mantener viva la fe. El sacerdote a quien cuenta sus pecados resulta ser la misma
muerte, quien le asegura que su partida no ha terminado aún.
El caballero sufre al enterarse de que, muy probablemente, la muerte busca mucho
más que solo su alma, al reaunudar su juego de agedrez después de compartir un
almuerzo con Jof y Mia. En un viaje a través del bosque, Jof despierta para ser
sorprendido por otra de sus alucinaciones, en donde esta vez puede ver a Block
jugando ajedrez con la muerte. Lleno de miedo, toma a Mia y a su hijo y sale
corriendo del lugar, tratando de no llamar la atención. Permaneciendo en calma,
Block distrae a la muerte y, cuando esta le pregunta si siente que ha cumplido con su
obra de buena causa, asiente sin dudarlo.
Después de un camino lleno de dificultades y obstáculos, que Jof interpreta como la
muerte persiguiéndolos, se despiertan ambos actores a la luz de un amanecer divino,
lleno de paz y armonía.. Mientras se incorporan y comienzan a alistarse para seguir
su camino, Jof tiene una visión por última vez, y está ocasión, ve a todos juntos,
tomados de la mano, persiguiendo la oscuridad de la noche ahogada por un nuevo
amanecer.

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