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UNIVERSIDAD MICHOACANA DE

SAN NICOLÁS DE HIDALGO.

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES

HISTORIA UNIVERSAL
DEL DERECHO
MOVIMIENTO CODIFICADOR EN AMÉRICA.

Mtra.: Alejandra Juskdivia Mendoza Vázquez.

Alumna: Vianey Medina Díaz. Matricula: 1727213b

Sección: 02

Ciclo Escolar 2021 - 2022

Morelia, Michoacán a noviembre del 2021.


El movimiento codificador en América.
Al hablar del término general, movimiento codificador se hace referencia a esa actividad
jurídica de carácter intelectual, que de alguna u otra manera buscó un fin en específico, el
cual, trata de una manera sistematizada, ordenada y coherente, unificar el derecho existente,
incorporando una obsesión por la sistemática que no solo va a proyectar la división
inequívoca entre la diferencia de lo que es el derecho privado y el derecho público, en dado
caso se dará una marcada especialización de cada una de las ramas jurídicas. Desde una
perspectiva, haciendo alusión a la metodología, el movimiento codificador, después de la
publicación del Código francés de 1804, produjo un desarrollo del tradicional método, de
glosas o de las exegesis, que anteriormente se habían utilizado para la recopilación del
derecho romano-canónico, es decir, por otro más estructurado y ordenado como tal.

Dicho movimiento se realizó con un determinado propósito, ya que se necesitaba que


respondiera tanto adecuadamente como satisfactoriamente a las necesidades que
aquejumbraban a la sociedad, en ese momento, cabe mencionar y recalcar que se desarrolla
de manera simultánea con el proceso codificador de Europa.

La fuerza motriz de este proceso fue el racionalismo jurídico, además de este, fue la
búsqueda de la vertebración del orden jurídico del nuevo Estado surgido tras ya, la caída
del Antiguo Régimen o también conocida comúnmente como la sociedad estamental o el
advenimiento de la Independencia de las trece colonias, en la parte occidental del mundo,
las cuales estaban sometidas bajo el imperio de Inglaterra. Esto quiere decir, que el mismo
movimiento, estuvo subyugado bajo la influencia del pensamiento individualista liberal.

Por ende, la codificación supone una manifestación de índole histórica, de amplio alcance,
que suele residenciar la configuración del Derecho, señala Ascerelli que el fenómeno
codificador responde a dos cuestiones fundamentales: la primera que es la unificación
legislativa, como instrumento de cohesión al servicio del Estado nacional centralizado, y
otra, la necesidad de una sistematización y profunda renovación.

Entonces, resultado de esto se puede decir que la codificación, es el proceso decimonónico


que heredado de los sistemas ideológicos del siglo XVIII, llevo a los gobiernos nacionales,
a buscar la unidad, por medio de la elaboración de códigos, la cual dejaron en manos de los
juristas de más prestigio. Esta devino como un símbolo de la época moderna, y más en el
mundo occidental, así también como expresión de derecho nacional que intento ser más
vigoroso y eficiente que el ius comune o también llamado derecho común, el cual está
constituido tanto por el derecho romano como por el canónico, aunado a esto se encuentra
el racionalismo jurídico, que como resultado nos lleva a lo que se conoce hoy en día como
Estado de Derecho.

Por ende, en América, el movimiento codificador, utilizo varios mecanismos para poder
plasmar sus leyes en libros, los cuales serían de suma importancia, para cada Estado del
continente occidental.

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, y en razón a su contenido un código, es por


tanto ese conjunto de normas legales sistemáticas que regulan unitariamente una materia en
específico, dicha regulación estará materializada en un libro ordenado, debiendo tener
capítulos y artículos que tengan un estrecho vínculo, así como también que se encuentren
relacionados entre sí, no dejando de lado que sean interdependientes, siendo de esta manera
que compartan algún punto en común. Desde entonces la palabra código ha sido utilizada
para designar a una muy variada tipología de obras jurídicas, y vinculada a la idea de
fijación escrita, única y totalizadora.

En todos los códigos a partir del siglo XIX, se pretendía de manera concreta consagrar los
principios que en su momento tomaron de inspiración; los cuales eran la igualdad ante la
ley es decir, el respeto ante la misma, como segundo se encuentra el respeto irrestricto a la
propiedad y no menos importante, en tercer lugar se puede observar que se encuentra la
consagración y el respeto hacia los derechos humanos del hombre frente al Estado.

En los diversos países, y en este caso puntualizare lo que corresponde al movimiento


codificador en América Latina, se llevó a cabo a partir del siglo XIX, esto con la tarea de
sustituir aquellas compilaciones que en su momento eran obscuras, complejas, llenas de
arcaísmos y costumbres en desuso.

La mayoría de las naciones latinoamericanas, alcanzaron su independencia entre 1810 y


1825, como es lógico, las leyes que vinculaban a las excolonias fueron derogadas o
simplemente quedaron sin efecto. Después de declarada la independencia, los Estados no
tuvieron esa urgencia en dedicarse a una elaboración de leyes, que reemplazaran a la
legislación civil española. En la búsqueda de modelos se puede observar claramente la
homogeneidad en todas la republicas latinoamericanas, es decir, se sigue al modelo francés.

Posteriormente surgió, entre los nuevos juristas, políticos e intelectuales, en general que
formaban parte de los estratos dirigentes de los nuevos estados, la pretensión de reformar
el viejo Derecho que era heredado, mediante una sustitución por una legislación nacional.

Desplegó una fuerte resonancia en un país de common low como, en este caso es Estados
Unidos de América, en el año de 1811, el destacado filosofo ingles Jeremy Bentham,
escribió al presidente en curso James Madison, en una epístola, en la que se cuestionaba y
atacaba a la incertidumbre del common low, ofreciéndose el, cómo redactor y así
emprendiendo la nueva codificación del derecho norteamericano, pero dicha acción fue
rechazada por el mismo mandatario nacional. No es hasta tiempo después, que el tenaz
abogado David Dudley Field, retoma esta enmienda codificadora, el cual, realiza un código
civil (1858-1865) siendo este rechazado, pero con la novedad de que fue acogido por
algunos estados, de Norteamérica, como es el caso de Dakota, California, Idaho y por
último Montana, dentro del principal objetivo del autor, del ya mencionado código, era
condensar al common low, en fórmulas que fueran sistemáticas y accesibles, tratando de
eliminar anacronismos, y que el mismo se adaptará a las condiciones sociales de la época.

Se puede afirmar que en la primera mitad del siglo XIX, el modelo más prestigioso fue el
Código Napoleónico; de hecho las primeras codificaciones que aparecieron en el territorio
americano fueron meramente imitaciones y hasta en su caso traducciones del mismo.

En América Latina, el código civil francés, apareció como el símbolo de la revolución, es


decir, como el producto del siglo de las luces.

Por esta razón la doctrina y la jurisprudencia francesa han sido la base principal para la
construcción del Derecho Civil, en la nuevas republicas. Y cuando los países
latinoamericanos ya se habían independizado, en su uso de soberanía nacional, optaron por
acoger el modelo napoleónico, sin ningún problema, ya que los ideales de la Revolución
Francesa eran simultáneos a los de la Independencia, englobando a los principios de
libertad, igualdad, libre mercado, seguridad económica, de estabilidad monetaria, que
estaban establecidos en el código civil de Napoleón.
Bajo la influencia de Andrés Bello, varios códigos del continente americano, adoptaron una
posición ecléctica como el modelo francés; de una parte el respeto a las normas del
Derecho español en materia de familia y por otro lado una fuerte influencia individualista
en materia patrimonial.

Los países que mayor influencia han recibido, han sido en principio los europeos, por la
invasión napoleónica, pero también los países latinoamericanos, no como invasión sino
como bajo un proceso de recepción voluntaria del Derecho.

Dentro de las múltiples clasificaciones que se pueden ofrecer; todas ellas válidas para
observar mayor o menor influencia del código civil de Napoleón en los códigos
latinoamericanos es factible poderlos separar en tres grandes grupos acorde a su contenido;
en efecto se encuentran los códigos afrancesados, los eclécticos y como último los códigos
autóctonos.

Los primeros los podemos ver reflejados en el caso del código de Haití, República
Dominicana, y Bolivia que adoptaron el código napoleónico literalmente, además se puede
percibir que el primer país latino comienza el proceso codificador en el año 1819, bajo la
influencia de este, por tanto Santo Domingo lo hace en el año 1824, traduciéndolo al
español sesenta años más tarde. Después siguiendo la secuencia sigue Oaxaca promulgando
su código civil, entre los años 1827 y 1828, que en rigor fue el primer código
latinoamericano.

En la década de los treinta en pleno siglo XIX, el general Santa Cruz, en su admiración por
Napoleón Bonaparte, dictaba para su natal país, Bolivia los códigos básicos, que fueron el
antecedente directo de los cuerpos legislativos con que contaron los territorios
confederados durante su breve existencia.

A estos códigos les sucede, el de Costa Rica del año de 1841, o también reconocido como
el Código General de Braulio Carrillo, escrito y redactado por el mismo presidente de la
república, es decir, tomo de referencia el Código de Napoleón, tomando en cuenta que tuvo
algunas modificaciones introducidas especialmente en el ambiente familiar, haciendo
referencia a las normas del derecho canónico, que en su momento fueron aprobadas por el
Concilio de Treinto.
Hay que dejar de lado, pensar que estos códigos ya mencionados, como es el caso de
Oaxaca, Bolivia y Costa Rica, fueron una copia natural de Código Civil, si no que dentro de
los mismos se introdujeron diversas modificaciones generales, que fueron basadas del
Derecho Castellano-Indiano, las cuales atendieron a cuadros de costumbres, tradiciones y
valores.

Por su parte el segundo grupo ya mencionado tomo como mayor inspiración el código
francés, pero a diferencia del primer grupo, estos tuvieron una inclinación por un estilo y
técnicas eclécticas, haciendo una innovada dosis significativa de originalidad a dicho
movimiento codificador.

En estas circunstancias adviene el código civil peruano de 1852, obra del jurista brillante
Andrés Bello, el cual entro en vigor no hasta el año de 1855, por consiguiente se encuentra
el código civil de Argentina que fue realizado por el jurista Dalmasio Vélez Sarsfield, que
rige desde 1871, y no menos importante el esbozo o código brasileño realizado por Augusto
Teixeira Freitas, que sustancialmente sirvió de base para el argentino. El código peruano
fue un instrumento que recogió, ciertos elementos del Código Civil, pero no los incorporo
esencialmente; por el contrario, se nutrió de elementos variados y en especial, de la antigua
legislación hispana integrada mayormente por las Siete Partidas, el mismo está inspirado en
la sistemática que solían seguir los españoles, también dentro de su contenido predomina
incontrastablemente la tradición romano-castellana.

El último grupo de códigos autóctonos; El código emblemático de Andrés Bello, habría de


tener una influencia en otros países de Iberoamérica como es el caso Ecuador (1861),
Venezuela (1863), Nicaragua (1867), Colombia (1873), El Salvador (1880) y Honduras
(1880), que lo copiaron al pie de la letra.

El Código Civil napoleónico, se presenta entonces dentro del movimiento codificador como
un parte aguas, es decir, se considera una de las recepciones más evidentes en el mundo del
Derecho, porque su naturaleza de propaganda revolucionaria, pero en especial
conservadora, lo llevaría a ser el predilecto de la recepción que operó en la codificación en
América.

 (Fernandez, 2018, págs. 151-160)


 (Ramos, 2015, págs. 157-166)
 (Bernal, 2010, págs. 161-199)

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