Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
I 6
/
•
•
•
•
,.
CONTROL FISCAL
EN EL VIRREINATO PERUANO.
EL T.~ . ,UNAL DE CUENTAS
'
• •
•
•
•
•
•
•
•
1886-1986 v"<.
DEREC\\O
•
COMITÉ ASESOR:
NICASIO SALVADOR MIGUEL
SANTOS SANZ VILLANUEVA
• •
•
ona
•
•
~antro
1sca
en e virreina to eruano .
•
ri una e uen s
•
----------------
•
am ra.
,
-
•
Delegaciones:
08008 Barcelona. Enrique Granados, 61
•
48014 Bilbao. lruña, 12
18009 Granada. Pza. de las Descalzas, 2
15005 La Coruña. Pasadizo de Pernas, 13
28002 Madrid. Saturnino Calleja, 1
33006 Oviedo. Avda . del Cristo, 9 •
38004 Santa Cruz de Tenerife. General Porlier, 14
41012 Sevilla. Reina Mercedes, 35
46003 Valencia. Cabillers, 5
4 7 014 Valladolid. Gavilla, 3
50005 Zaragoza. Concepción Arenal, 25
México
Editorial Alhambra Mexicana, S.A. de C.V.
Calle Amores, 2027
Colonia del Valle
03100 México, D.F.
Argentina
EDICLE, S.A .
Juncal, 4649/ 51 •
ne 13010306
ISBN 84-205-1346 -6
D.L. M. 16793- 1986
© Es propiedad del autor
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad, ni
•
parte de este libro pueden reproducirse o transmitirse,
utilizando medios electrónicos o mecánicos, por · •
fotocopia , grabación, información, anulado, u otro
sistema, sin permiso por escrito del editor.
•
•
•
ÍNDICE
Capirulos Páginas
Introducción • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •• • • • • • • • • • • • 1
•
•
VI ÍNDICE
Capítulos Páginas
xvm, 225.
•
•
• •
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
~- •
-----
•
•
• •
•
• • •
•
•
INTRODUCCION
1
Sánchez Bella, Ismael, La Organización financiera de las Indias, siglo XVI (Sevi-
lla, 1968). Esta obra cuenta con un interesante repertorio bibliográfico sobre la historia
de la Hacienda indiana. Desde su publicación en 1968, la lista puede engrosarse con nue-
vos e importantes títulos. Otra muestra de las buenas perspectivas que tiene esta parcela
histórica es el que el IV Congreso Venezolano de Historia le dedicara en exclusiva una
de sus secciones de estudio.
2
Céspedes del Castillo, Guillermo, <<Reorganización de la Hacienda peruana en el si-
·glo XVIlI>>, en Anuario de Historia del Derecho Espa:ñol, núm. 23 (Madrid, 1953), pági-
nas 329-369.
'
•
tino reemplazo por otros menos eficaces, más ano~inos situación pro-
piciada en gran parte por la extensión de la política de ventas de oficios
que, como en otros muchos casos, dejó también sentir sus perniciosos
efectos en la institución que ahora estudiamos , marca ese límite po-
co definido entre la primera <<época fundacional>> y un largo segundo
tiempo que se extiende 11asta las refor1nas borbónicas, en el que se acen-
túan los defectos de la Contaduría y su fuerte tendencia a la inercia.
Las actitudes y defectos de los ministros del Tribunal de Cuentas de
3
Sánchez Bella, Ismael, La organización... , p. 6.
•
•
•
•
INTRODUCCIÓ N 3
Los Reyes no les son privativos porque en gran parte son las notas ca-
racterísticas del resto de los funcionarios coloniales. ¿La explicación
estará quizá en que se han dor1nido los grandes ideales de la Monar-
quía hispánica y que la sociedad se ha aburguesado en el sentido más
peyorativo del tér1nino ? Sólo hay un breve paréntesis cerca de dos
décadas durante el reinado de Carlos fil en el que los ministros de
la Contaduría limeña parecen despertar de su aletargamiento, para caer
nuevamente en sus defectos inveterados. Está por hacerse todavía la obra
que estudie en profundidad la mentalidad de los esta1nentos sociales
indianos, más concreta1nente de los sectores burocráticos. Material no
falta. En esta monografía, aunque no es ni mucho menos su primera
intención, podrán encontrarse esbozados algunos de sus rasgos y abun-
dai1tes ejemplos que podrían contribuir a esa obra en profundidad.
Uno de esos rasgos es el desmedido afán de privilegios, preminen-
cias y ostentación. Defectos con los que se ha querido singularizar al
Tribunal de Cuentas. Ciertamente los tuvo, pero no en exclusiva; eran,
insisto, notas distintivas no sólo del resto de los servidores del Estado,
sino de la sociedad de la época. Lo que ocurre, en mi opinión, es que
la Contaduría se instala tardía1nente, cuando el resto de las principales
instituciones indianas ya lo estaban perfectamente, y en la pugna por
ocupar el sitio jerárquico que le corresponde, dichas notas destacan de
for1na particular. Muchas de sus pretensiones, qué duda cabe, son jus-
tas y fundadas en Derecho, más aún, necesarias para el buen funciona-
miento del Tribunal; otras no tanto, como en el caso, por ejemplo, del
nombre de la institución: Según los contadores, las primeras ordenan-
zas de 1605 le dieron el título de Tribunal o Contaduría Mayor de Cuen-
tas, y a sus principales ministros, el de contadores mayores; pero ni
en las manuscritas del libro de Registro del Consejo de Indias ni en
las que poco después se i1nprimieron aparece tal denominación. De to-
das formas, a instancias del marqués de Montesclaros, con quienes los
auditores limeños mantuvieron . una larga y desagradabl e
disputa, en las segundas ordenanzas de 1609 se les negó expresamente
4 5
el calificativo de mayor • Pese a la protesta corporativa del Tribunal ,
•
se llamen contaduría mayor, ni sobre escriban los unos ... nombrándose de mi Consejo
y mis contadores mayores, sino solamente se llamen y deban llamar contadores d~ ~uen
tas, y a los tribunales de contadurías de cuentas, y que en las cartas que ellos escr1b1eren
por el Tribunal a oficiales reales o cabildos de ci.udad, corregido~es y ~tras. personas y
en las que a ellos se escribieren ... se haga lo nusmo que con rms aud1enc1as reales y
con el rrJ.smo estilo.>> Capítulo de las ordenanzas de 1609. En la Recopilación de leyes
1
•
-
•
de los Reynos de Indias, última ed. (Madrid, 1973), VIII, I; Solórzano, por su parte~
añade: <<Y aunque por un capítulo de sus segundas ordenanzas se declara que no sella-
men contadores mayores, ni Contaduría Mayor, ni consejeros, todavía se llaman conta-
dores mayores, por haber suplicado de él y decir se les dió este título en la cabeza de
las primeras, como ya se ha referido.>> Política Indiana, VI, XVI, 18 (Madrid, Buenos
Aires, 1930).
5
Carta de los contadores de cuentas, 30 de marzo de 1610, Archivo General de In-
dias de Sevilla (AGI), Audiencia Lima, 141.
-•
6
En efecto, t;l artículo 214 de las Ordenanzas de Buenos Aires dice: << • •• pues aun-
que he resuelto darles nueva planta uniformándoles en lo posible y conveniente con mi
real Tribunal y Contaduría de Cuentas de estos reinos, por haber cesado los motivos que
obligaron a dictar en parte la ley 93, título 15, libro 3>>. Confrontado este críptico texto
con la Recopilación, resulta que se refiere al nombre de la institución: <<Mandamos que
los Contadores de Cuentas no se intitulen Contadores Mayores ni el Tribunal Contaduría
Mayor.>>
Las ordenanzas de intendentes se citarán por la magnífica y útil edición comparativa
de las tres, Buenos Aires, Nueva España y General, de Gisela Morazzani de Pérez Enci-
so (Caracas, 1972).
7
Capítulo 23 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, l, 47. En el an-
tiguo régimen fiscal de Castilla existían dos contadurías mayores, la de Hacienda y la
de Cuentas. La creación en tiempos de Carlos V del Consejo de Hacienda absorbió en
la práctica a la primera, oscureciendo sus antiguas atribuciones, mientras que la segunda
mantuvo, aunque supeditada al Consejo, un campo de acción propio (Ramón Carande,
Carlos Vy sus banqueros, Madrid, 1949, pp. 47-76). Lógicamente cuando en este traba-
jo me refiero a la Contaduría Mayor de Castilla pienso siempre en la de Cuentas .
•
•
-
• •
•
INTRODUCCIÓN 5
8
en la Alta Edad Media • Evoluciona desde los antiguos mayordomos
del Rey a formas institucionales más modernas. El 2 de julio de 1437,
Juan II erige la Contaduría Mayor de Cuentas, que con las refo1·1nas
de los Reyes Católicos en 1476 obtiene las características que más o
menos tiene en los tiempos de la creación de las indianas. En otro Rei-
no peninsular, Navarra, la institución había tomado forma en el siglo
anterior, cuando en 1365 Carlos II el Malo fundó en Pamplona la Cá-
mara de Comptos para la fiscalización de las cuentas del Reino, con
atribuciones judiciales privativas.
Las contadurías indianas, como otras muchas instituciones hispáni~
cas en su trasplante al Nuevo Continente, modificaron algunas de las
características de su modelo original, adquirieron otras distintivas y en
general incrementaron su importancia. En efecto, los tribunales de cuen-
tas llenaron de alguna for1na el vacío que dejaba la inexistencia de otros
altos organismos de Hacienda con facultades consultivas y decisorias;
por ejemplo, algo similar al Consejo de Hacienda de Castilla o a los
que intentaron crear en el siglo anterior el marqués de Cañete y el con-
de de Villar, con muy escasa oportunidad y fortuna. Es cierto que el
lla1nado <<gobierno por mayor de la Real Hacienda>> y más tarde la su-
perintendencia estuvo dentro de las facultades de los virreyes, y que
éstos se asesoraban con las juntas o acuerdos de Hacienda, pero sus
consejeros en general, particular1nente los oidores, carecían de los co-
nocimientos técnicos profesionales de los contadores de cuentas, quie-
nes de esta for111a se constituyen en asistentes imprescindibles del
gobernante; hecho que se hace más relevante si se considera que los
tribunales centralizaron en sus oficinas la más importante información
de la marcha económica de sus respectivos territorios jurisdiccionales.
La bibliografía específica dedicada a las contadurías indianas se co-
rresponde, sólo en parte, con la importancia de la Institución. El Tri-
bunal de Los Reyes tiene en su haber un artículo de Luis Ramírez Díaz
9
publicado en 1964 en la ReWsta Histórica, de Lima , con interesantes
aportes documentales y un estudio esquemático de su organización y
atribuciones, glosando principalmente las ordenanzas fundacionales de
· 1605 y 1609. La Contaduría en el Nuevo Reino de Granada ha sido es-
tudiada por Manuel Lucena Salmoral en su artículo- Creación del Tri-
8
Espejo de Hinojosa, Cristóbal, <<Antecedentes de la Contaduría Mayor de Cuentas
hasta las ordenanzas de 1478>>, en Boletín de la Sociedad Castellana de Excursion.es, nú-
meros 3, 4, 5 (Valladolid, 1907-1908, 1910 y 1911-1912).
• 9 Ramírez Díaz, Luis, <<El Tribunal y Audiencia Real de Cuentas>>, en Revista Histó-
rica, nú~. Z7 (Lima, 1964).
•
10
bunal de Contadores de Cuentas en Santa Fe de Bogotá , en el que
destaca de for1na preferente las dificultades que hubieron de enfrentar
los primeros contadores con las autoridades establecidas; artículo que
de alguna manera sirvió de base para el Capítulo Sexto del tomo que
11
corresponde al mismo autor en la Historia Extensa de Colombia • Sán-
chez Bella presentó en el W Congreso Venezolano de Historia una pe>-
nencia sobre el Tribunal de Cuentas de la Ciudad ,, de México, que ha
11
sido publicado en la respectiva Memoria ª. Ultima111ente también ha
aparecido un nuevo estudio sobre la Contaduría mexicana, la del profe- •
sor Luis Navarro García, referido a los primeros años del siglo xvm • 12
10
Lucena Salmoral, Manuel, «Creación del Tribunal de Contadores de Cuentas en
•
Santa Fe de Bogotá», en Boletín Cultural y Bibliográfico, vol. V, núm. 8 (Bogotá, 1962).
11
Lucena Salmoral, Manuel, Historia Extensa de Colombia. Nuevo Reino de Gra-
•
nada. Real Aui:liencia y Presidentes, 1 (Bogotá, 1965), pp. 81 y ss. José Gabriel Rojas
defendió en la Universidad de Navarra su tesis doctoral sobre la Contaduría de Santa
Fe que completará cuando se publique la visión de la institución en esas latitudes.
ª Sánchez Bella, Ismael, <<El Tribunal de Cuentas de M~xico (siglo XVII)>>,. en Me-
11
moria del IV Congreso Venezola110 de Historia, III (Caracas, 1983), pp. 63-121.
12
Navarro García, Luis, <<El Real Tribunal de Cuentas de México a principios del si-
glo XVIII>>, en Anuario de Estudios Americanos, XXXIV (AEA) (Sevilla, l<J77), pági-
nas 517-535.
13
Pillado Ford, César, «El Tribunal Mayor de Cuentas de Buenos Aires», en Archi-
vo General de la Nación. Papeles del Archivo (Buenos Aires, 1942), pp. 319-326.
14
Mariluz Urquijo, !osé María, <<El Tribunal Mayor y Audiencia Real de Cuentas de
Buenos Aires», en Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, número 23
(Buenos Aires, 1951).
15
Silva Vargas, Femando, «La Contaduría Mayor de Cuentas del Reino de Chile»,
en Estudios de Historia de las Instituciones políticas y sociales (Santiago de Chile, 1968),
pp. 103-179.
•
•
•
•
•
INTRODUCCIÓN 7
16
En el incendio del 6 de diciembre de 1884 nos infor·ma Jorge Basadre que des-
truyó la parte<< ... izquierda de la fachada y edificios adyacentes del Palacio ... se perdió
casi por completo el antiguo archivo del Tribunal Mayor de Cuentas, que databa de la
segunda mitad del siglo XVI». Historia de la República, I (Lima), p. 199.
Cuando hace algunos años, con ocasión de investigar sobre este tema para un trabajo
universitario, acudí al presunto Archivo histórico del Tribunal de Cuentas de Lima me
di con la ingrata sorpresa de que éste se reducía a un montón de papeles sucios, maltre-
chos y desordenados; por supuesto, sin ninguna clasificación. Uno de los <<responsables»
me dijo que los papeles viejos le había preguntado por los documentos del XVII ya
no existían. . . Por pudor histórico omito el resto del diálogo. Sólo resta lamentarse de
que haya desaparecido así, por incuria, una fuente tan rica para la historia económica
• peruana y de los países vecinos .
17 Escalona y Agüero, Gaspar de, Gazophilacium Regium Perubicum (Madrid, 1647),
ed. boliviana: Gazofilacio Real del Perú (La Paz, 1941); Solórzano Pereira, Juan de, Po-
lítica iridiana; López de Caravantes, Francisco, ,Noticia General del Perú, Biblioteca de
Palacio Real de Madrid, núms. 1.631 a 1.634.
18 Menwria de Gobierno del Vi"ey Amat, edición de Vicente Rodríguez Casado y Flo-
•
•
•
20
más de Ballesteros, las recogen entre sus textos jurídicos • Casi sin
alterar el orden fueron incorporadas íntegrarnente a la Recopilación de
21
1680 • Podría decir, por lo tanto, con Solórzano: <<no las inserto ... por
22
evitar prolijidad y por andar como andan impresas ... » .
Termino esta introducción agradeciendo a don César Albiñana y
en su persona al Instituto de Estudios Fiscales el aliento moral y ·la
ayuda económica que se me otorgó para la investigación de la obra;
y a don Mario Hernández Sánchez-Barba, quien con su amable acogi- ·
da ha hecho posible su publicación en esta importante editorial. .
•
•
•
• • •
•
20
Escalona, Gazophilacium, Apéndice III, y Ballesteros, Tomás de, Tomo Primero
de las Ordenanzas del Perú, 1 (Lima, 1685, reedición: Lima, 1972).
21
Recopilación, VIII, l.
22
Solórzano, Política Indiana, VI, XVI, 13.
•
•
•
•
I. PROLEGÓMENOS Y FUNDACIÓN
DE LAS CONTADURÍAS EN INDIAS
-
Las altas instancias del Poder en Indias no demostraron excesiva
confianza en los administradores del Tesoro Real; perspectiva desde
la que se entiende perfectamente el interés de la Corona <<en la for1na-
ción de un completo sistema legal de garantías que debía asegurar el
perfecto funciona1niento de la Hacienda indiana mediante la doble fun-
ción de control de la actuación de los funcionarios del Fisco y el casti-
go de las transgresiones que se originaran>>, como dice el historiador
1
del derecho indiano Sánchez Bella • Este sistema de garantías, siguien-
do al mismo autor, puede resumirse en los siguientes aspectos:
a) Fianzas. Los oficiales reales estaban obligados, antes de tomar
posesión de sus ministerios, a presentar fianzas <<llanas y abonadas>> por
un monto determinado, que varía con el tiempo, lugar y circunstancias.
b) Juramentos. Del mismo modo debían comprometerse, bajo so-
le1nne juramento, a guardar secreto de sus oficios y a servir fielmente,
procurando siempre el incremento de la Real Hacienda.
c) Libros. En procura de establecer una contabilidad segura, se
obligó a los administradores fiscales a anotar todas las operaciones de
sus ejercicios en diversos libros; aunque con este afán se sacrificó mu-
chas veces <<la claridad y simplicidad de la máquina administrativa>> .
•
•
1
Sánchez Bella, Ismael, La Organiz.ación, p. 257.
•
•
9
•
• •
2
Schafer, Ernesto, op. cit., II, p. 173.
3
Gutiérrez de Santa Clara, Pedro, Quinquenarios o Historia de las guerras civiles
del Perú (1544-1548), Biblioteca de Autores Españoles (BAE), núm. 165, p. 155; Fernán-
dez, Diego, Historia del Perú, BAE, núm. 164, p. 7~ Calvete de Estrella, Juan Cristóbal,
Rebelión de Pizarra en el Perú)' vida de don Pedro de la Gasea, BAE, núm. 167, p. 242 .
• •
•
•
•
•
zalo Pizarro hacía y teniendo las cuentas del tesorero Alonso Riquelme
muy al cabo, no osó concluirlas, y Gasea le hizo después de alcance
al tesorero ochenta y cuatro mil pesos de oro>> 5 •
4
Cfr. los comentarios de Juan Pérez de Tudela Bueso a la Relación de las cosas del
Perú desde 1543 hasta la muerte de Gonzalo de Piz.arro, BAE, núm. 168 (Madrid, 1963),
pp. 245 y SS.
5
Calvete de Estrella, Juan Cristóbal, op. cit., p. 242. Agustín de Zárate, como afir-
ma Sánchez Bella (La Organización, p. Z70, cjtando a AGI, Contaduría, 1452) en su es-
tancia en Panamá, junto al primer virrey peruano, antes de embarcarse hacia su sede,
debió tomar las cuentas de esa Caja. La fama de Zárate, no obstante, se debe más que
a su celo como funcionario de la Corona, a la redacción de una de las crónicas más co-
nocidas sobre ese turbulento período de la historia peruana: Descubrimiento y Conquista
de la Provincia del Perú, BAE, núm. 26, pp. 459 y ss.
6 Valladolid, 10 de mayo de 1554. Cedulario Indiano, Encinas, Diego (Madrid,
2. WS VISITADORES
por Pacheco, Cárdenas y Torres Mendaz.a (Madrid, 1864-1884) (CODOIN, 1), t. 18, pp. 330 ·
y ss., 342 y ~s.; Caravantes, Noticia General, IV, 4, 1 a 8; Sánchez Bella (La Organim-
ción, p. 60, n. 157) hace una relación de las diversas copias existentes en AGI: Indiferen-
te General, 415, 195; ibídem 352, 71 v. Contaduría, 1382, 1, 4. México, 323. «Fue
refrendada en 12 de junio de 1559 (AGI, Lima, 568, 1, 180 v.); 29 de julio de 1560 (AGI,
lnd. Gral., 472, 11, 110 v.); 2 de febrero de 1562 (AGI, Lima, 568, 11, 220 v.) y 26 julio
1563 (AGI, Contaduría, 1382, 1, I)» Otra reiteración aparece en Codoin, I, 18, pp. 341
y ss. dirigida a la Audiencia de Charcas el 26 de junio de 1564, en la que en las conside-
raciones preliminares se reprende a los funcionarios altoperuanos, porque pese a << ••• la
dicha nuestra Provisión, suso incorporada, no hay el recaudo que se requiere, a cuya
causa
. no se tiene con ,
nuestra Hacienda la cuenta y razón que sería justo, porque del año
cincuenta y nueve aca, no parece haber vosotros enviado cuenta alguna ni relación del
estado en que las dichas cuentas están».
7
López de Caravantes, apostilla que en esta disposición no se incluía a los gober-
nadores perpetuos (Noticia General, IV, IV, 30), pero no dice por qué razones; quizá
la explicación se encuentre en que la Corona desconfiaba de quienes ostentaban el cargo
por ¡rivilegio y no por designación suya o de sus representantes.
En algunas ocasiones para hacer más intelegibles las cantidades o facilitar su com-
•
•
•
paración con otras, se convierten a la moneda real y de uso más corriente, el peso de
a ocho reales.
9
«El envío de contadores desde España dice Sánchez Bella fue práctica acos-
tumbrada durante todo el siglo XVI. En La Española actuaron Gil GonzáJez Dávila, Pe-
dro de Isasaga y los licenciados Juan de Vadillo y Gaspar de Espinosa. En Nueva España,
Gonzalo de Aranda y Martín de Yrigoyen. En el Virreinato peruano, Agustín de Zárate,
?edro Rodríguez Portocarrero, Juan de Vivero y Fernando Sierralta (además de Ortega
de Melgosa, que a diferencia de los anteriores, enviados por el Consejo de Indias, lo
fue ~or el de Hacienda)». La Organización, pp. T73 y ss.
«Índice de los Documentos del Consejo de Indias», en la Colección de documen-
tos inéditos relativos al descubrimiento, conquista y organización de las antiguas pose-
siones españolas de Ultramar, publicada por la Real Academia de la Historia (CODOIN
II), t. 15 (r 1adrid, 1885-1932), p. 192.
11 1 de
febrero 1558, Tl de enero de 1559 y 19 de mayo de 1560, AGI, Lima, 1, fo-
lios 29 v. y 441.
12
-Sánchez Bella, Ismael, <<El Gobierno del Perú, 1556-1569>>, en Anuario de Estu-
dios Americanos (AEA), núm. 17 (Sevilla, 1960), pp. 4ITT-524.
• 13 4 de noviembre de 1557, AGI, Indiferente General, 738, 14. Cfr, Heredia Herre-
ra, Antonia, Catálogo de las Consultas del Consejo de Indias, 1 (Madrid, 1972), pp. 98 y ss.
•
14 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
dolos enviado tan lejos os parece que conviene se vengan, dejando aque-
llas cuentas en el estado que tuvieren, es de creer que estaréis enterados
de que no proceden como conviene y así es bien lla1narlos y las cédu-
• 14
Caravantes, Noticia General, 4, IV, 9 y 10; Sánchez Bella: El gobierno, pági-
nas 66 y ss.
15
Sánchez Bella, La Organización, pp. Zl9 y ss.
16
Vid. supra (nota 9).
17
Sánchez Bella, La Organización, p. 281.
18
Loe. cit.
•
•
•
•
•
•
las van firmadas y ved si se podrán proseguir allá las cuentas y por
19
quién y cómo>> • Las sorpresas continúan. Muy poco tiempo después
el contador Vivero es rehabilitado por el Consejo y propuesto nueva-
mente al Rey para visitar la Audiencia de Panamá acompañando al li-
•
•
23
Vid Sánchez Bella, I.a Organiwción, el epígrafe ~La acción de los virreyes en
materias de Hacienda», pp. 36 y ss. ·
•
16 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
tenderse como un deseo mal encauzado más por la forma y las inten-
•
ciones que por el contenido de llenar un hueco en la ad1ninistración
del Fisco. Algo muy parecido puede predicarse del Consejo de Cáma-
ra y Estado para el asiento y quietud de las provincias del Perú y bene-
ficio de la Real Hacienda, que en su tiempo instauraron el conde de
Nieva y los comisarios, también de forma efímera, con facultad para
despachar con el sello y registro de la Real Audiencia 26 • En ca111bio,
la iniciativa que algunos años antes había tomado el licenciado don
Pedro de La Gasea de reunir semana1111ente bajo su presidencia una
Junta de Hacienda, con la concurrencia de representantes de la Audien-
cia, Caja Real de Lima y mucho más tarde, el decano del Tribunal
de Cuentas , sí fructificó; recibió la aprobación real y su práctica in-
cluso se extendió al Virreinato de La Nueva España Z7. Francisco Ló-
pez de Caravantes resalta la importancia de esta Junta o Acuerdo de
Hacienda, comentando que <<aunque en ninguna cédula se dice sean los
votos consultivos ni decisivos, pero la costumbre y conveniencia de los
virreyes han introducido sean decisivos y se guarda lo que parece a la
mayor parte>> •28
• •
24
Sánchez Bella, El Gobierno, pp. 23 y ss.
25
Lohmann Villena, Guiller1110, Las Compañías de Gentiles Hombres lanz.as y
arcabuces de la Guardia del Virreinato del Perú, en AEA, XXVII (Sevilla, 1970),
pp. 131-194, pp. 141 y SS.
26
Solórzano, Política Indiana, VI, :X.'V, 4.
TT Ibídem VI, XV, 3.
?.S Caravantes, Noticia General, IV, I, 60.
29
. Solór~no, Política Indiana, VI, XV, 4. Relación de gobierno del príncipe de Es-
qu1lache. Vid. Los Virreyes españoles en América durante el Gobierno de la Casa de
A~stria. Perú, edición. de Lewis Hanlce con la colaboración de Celso Rodríguez, BAE,
nums. 280-286 (Madrid, 1978-1980), núm. 281, pp. 184 y ss. y Colección de las Memo-
•
•
•
•
•
PROLEGÓMEN OS Y FUNDACIÓN DE LAS CONTADURÍAS EN INDIAS 17
rías o Relaciones que e~·cribieron los Virreyes del Perú, acerco del Estado en que deja-
ban las cosas generales del Reino, editadas por Ricardo Beltrán y Rozpide (Madrid, 1921).
°
3 Carta de don Pedro de La Gasea, 15 de noviembre de 1541. Cfr. Levillier, Ro-
berto, Gobernantes del Perú. Cartas y papeles, siglo XVI, t. 1 (Madrid, 1921-1926), p. 688.
31
Levillier, Roberto, Ordenanza.s de don Francisco de Toledo, Virrey del Perú,
1569-1581 (Madrid, 1929), t. VII de Gobernantes del Perú, pp. 1-13, Cuzco, 28 de julio
de 1572.
32 Escalona y Agüero; Gazophilacium, 1, XXIl.
33 Archivo de Simancas, Estado Milán, leg. 1281, núm. 56: <<regreso del Virrey del
34
Capítulo 23 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VIII, 1, 78.
• •
'
•
•
PROLEGÓMENOS Y FUNDACIÓN DE LAS CONTADURÍAS EN INDIAS 19
•
•
35
Vid. supra. Introducción (n. 19).
36
Carta del contador Rodríguez Portocarrero, 1 de febrero de 1557. Cfr. Levillier,
Gobernantes el Perú, II, p. 459.
'57 <<Su Majestad ha proveído por su Contador de Cuentas de estos reinos a Pedro Ro-
dríguez Portocarrero, el cual ha de tomar las cuentas de todos los oficiales reales y a
otras personas que han recibido cualesquier cosas de que deban dar cuenta y se le ha
-señalado casa donde resida y tome las dichas cuentas, mando y ordeno que el dicho Pe-
dro Rodríguez Puertocarrero a desde luego COnVence a entender en tomar las dichas cuentas
•
20 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
sino que acabado con el uno, entre el otro, porque no pierdan el tiempo •
sin que se ocupe en ellas cada día que feriado no sea, excepto los martes, jueves y sábado
en la tarde que se le reserva para hacer y ordenar cosas que de las dichas cuentas resul- -
•
tan, según uso de la Contaduría Mayor de Castilla.,.,. Ordenanzas del marqués de Cañete
para el Consejo de Hacienda del Perú, 1 de agosto de 1556; Archivo General de Siman-
cas, Diversos de Castilla, leg. núm. 46, fol. 34, Cfr. Sánchez Bella, El Gobierno, apén-
dice documental 1, p. 516.
38
Ibídem. ·
39
Escalona, Gazophilacium, 11, 11, dice al respecto: <<El Virrey don Francisco de
Toledq,_ .q ue divinamente alumbrado, dispuso el gobierno de aquellas provincias, y ade-
lantó el de la Hacienda en grado considerable, previno la necesidad que había del Tribu-
nal, que sólo entendiese de esta materia, sin dependencia de otro ejercicio». El contenido
del proyecto de don Francisco, en sus palabras, es el siguiente: «Encarece la mala admi-
nistración que hay por ser cabeza de todos los oficiales y no se conocen unos a otros,
y las cuentas se. les toma por la audiencia y corregidores a quien ellos pagan sus salarios,
por el no acudir a todo convenía hacer un Tribunal de Hacienda y residiese donde él,
de dos contadores que fuesen superiores a los demás desde Tierra Firme a Chile y orde-
nasen en general y en particular lo necesario a lo de la administración y acrecentamiento
de. la Ha~ienda y r~ver las cuen~s cada año y cobrar las deudas y ordenar lo que cada
caJa hubiese de enviar a estos remos, y de no lo hacer recibe mucho daño, y del aprove-
•
•
•
•
•
chamiento de las minas se les enviase la razón, y de la provincia de Tierra Firn1e se hi-
ciese lo mismo de lo que se cobra y administra, para que no haya fraude en lo que se
trae y lleva, y por apelación conozca de todos los pleitos y no la hubiese de ellos para
otro Tribunal; y presidiese el gobernador y para las dudas nombrase un oidor o alcalde,
que de ordinario asistiese y pudiese dar finiquit<?s, sin ser necesario llevar a los del Con-
sejo, por delación como las hubo en las cuentas de lza:zaga, y hubiese correspondencia
de unos mismos libros con los del Consejo... » Cfr. Ramírez Díaz, Luis, op. cit., p. 363.
40
Escalona, Gazophilacium, II, 11.
41
Caravantes, Noticia General; Cfr. Engel Sluiter, «Francisco López de Caravantes
historical sketch of fiscal administration in colonial Perú, 1533, 1618~, en The Hispanic
American Historical Review, núm. 25 (Baltimore, 1945), pp. 235 y 2'37.
42 <<En todas las cartas que hasta aquí he escrito a Vuestra Majestad en esta materia
43
Cartas de 8 de febrero y 16 de abril de 1598, 5 de mayo de 1600 y la citada en
la nota anterior; Levillier, Gobernantes del Perú, XIV, pp. 77, 98 y 251. En los respecti-
vos decretos reales, al margen, se anotan observaciones muy parecidas: ~que se apunte
PCU:ª lo de .I~s contadurías de cuentas y se junte con los papeles que tocan a esto y se
traigan»; ~Juntese todo lo que hay en esto y sobre las contadurías de cuentas».
:: Cartas ,de 20 de diciembre de 1592 y 20 de enero de 1595; AGI, lima, 112.
Cfr. Sanchez Bella, Úl Organización, p. 62 .
•
•
• •
visitador hacía siete años que había iniciado su misión; cuando se cumplió la década,
«lo que seguramente habrá constituido un récord, Velasco y la Audiencia recomendaron
conjuntamente al Rey que la visita fuera ter1ninada. El visitador fue tardío en todas las
cosas, pues finalmente anunció en octubre de 1599 que dejaría el Perú en diciembre,
y falleció en enero de 1600, después de haber pasado más de doce años examinando el
gobierno de la audiencia~. BAE, núm. 281, p. 10. El inquisidor general de México, tal
era su cargo cuando fue designado para la Visita, fue nombrado arzobis¡}b de la capital
~e Nueva España en 1592, aunque absorbido por su larga función fiscalizadora, no llegó
a tomar posesión de su sede. ' ·
48
Vid supra (nota 39) .
•
•
•
•
del modelo final: los contadores podrían entender de todos los casos •
49
Vid supra (nota 4 7).
50
Informe del contador Tomás Ayardi, 3 de enero de 1596, AGI, Indiferente Gene-
ral, 734.
51
Schafer, (op. cit., 1, pp. 117, nota 2 . y 371) nos proporciona algunos datos de este
funcionario extractados del Indice General de los papeles del Consejo: corttador de Re-
sultas fue promovido a contador mayor de cuentas de la Contaduría del Consejo el 5 de
feprero de 1578. Entre 1580 y 1590 estuvo ausente de Sevilla prosiguiendo las cuentas
de Francisco Duarte. El 11 de enero de 1603 se le promoció a la Contaduría Mayor de
Castilla. Cfr. CODOIN, 11, t. XIV, pp. 147 y 157; t. XVI, p. 151; t. XVIII, pp. 215 y 219.
52
Diatriba que para enjuiciarla debidamente no puede olvidarse que procede de un
funcionario de la administración central, enfrentado profesionalmente con sus colegas
•
•
de las provincias de Ultramar. Más tarde los contadores del Consejo, guiados, supongo,
por similares sentimientos, solicitarán la supresión de los tribunales de cuentas indianos
y la vuelta al sistema anterior.
•
sonancia con este últi1110 pensamiento añadía que las futuras contadurías
deberían gozar de la misma autoridad y atribuciones que la castellana.
Y como si todavía no estuviera satisfecho de su ardoroso alegato, ad-
junta final111ente una lista de otras ventajas que se desprendería n de la
erección de las nuevas instituciones:
•
53
R~sulta curiosa la inclusión de este aspecto tan particular y concreto e infunde
la sospecha de algún interés personal.
Biblioteca de Palacio Real, ms. 251, 55, fols. 243-249. Cfr. Hanke Lewis: ~An
54
•
•
Cañete, pero como ya se dijo (vid. supra, nota 33) el ex virrey no llegó a España hasta
después de 1600, porque se entretuvo en Panamá tomando cuentas por encargo del Rey
y por enfermedad de su mujer; por lo que de ser cierta la hipótesis de su participac~ó~
se reduciría a las postrimerías de la primera parte de la Junta; en la segunda, esta partlc1-
pación, como lo veremos poco más adelante, junto a la del marqués de Villamanrique,
está documentada.
57 José Joaquín Real Díaz e Ismael Sánchez Bella explican un poco más en profun-
didad la naturalez.a de estas disensiones que se habían producido entre los miembros del
Consejo de Indias y que lógicamente debieron r,epercutir en la Junta. <<El Consejo de
Cámara de Indias: génesis de su fundación», AEA, núm. 19 (Sevilla, 1962), pp. 742
y ss. y 746 y ss. la Organiuzción, p. 64 (nota 174).
• -
•
•
•
58
seguían insistiendo en su solicitud del contador de cuentas estable .
Estas nuevas debieron de llegar a Lima en los primeros años del si-
glo XVII, junto con el peclido de información del estado administrativo
y financiero del territorio. El encargado de trasladar personalmente a
la península dichos papeles fue el futuro contador del Tribunal, Fran-
cisco López de Caravantes • 59 •
Al iniciarse el siglo, el nuevo Monarca, Felipe m, ordenó que pro-
siguieran las reuniones de la Junta con las mismas personas, pero aho- •
..
58
Vid. supra, el epígrafe anterior. .
59
Vid. infra, cap. ill, 1.1.2.
60
Real Díaz y con él Sánchez Bella, apoyados en la cédula fundacional de la Cá-
mara de Indias y Junta de Guerra de Indias, de 25 de agosto de 1600, distinguen lo que
no estuvo claro para Schafer: que esta Junta de Hacienda y la anterior fueron diferentes
Y que, en virtud de la mencionada cédula, llegaron a funcionar paralelamente, por algún
tiem~; ~~al Díaz, ?P· cit., pp. 733 y ss.; Sánchez Bella, La Organiuidón, p. 65 (nota
175); Schafer, op. cit., 1, p. 171.
61
Schafer, op. cit. , 1, p. 205. Lo mismo afirma Real Díaz, op. cit., p. 734.
•
•
•
en Indias. Orden.anzas que incluían una novedad sustancial sobre los pro-
yectos estudiados, la erección de una nueva sede, la de Santa Fe de Bo-
gotá en el Nuevo Reino de Granada, además de las de Lima y México.
La creación de las contadurías, por lo que hemos visto, no llegó
a efectuarse por la Junta de 1596, que por las razones apuntadas por
el secretario Ledesma, o las que fueran, ya había cesado; ni por la de
1600, que igualmente se había disuelto. En consecuencia, por estas fe-
chas no actuaba ningunajunta general de Hacienda a la que pueda atri-
buirse la paternidad mmediata de las nuevas instituciones americanas;
sin embargo, Solórzano nos habla de una junta en la que se tomó esta
resolución y a la que asistieron los contadores mayores Luis de Alar-
cón y Juan de Gamboa y <<Otros ministros de grande inteligencia y en-
tre ellos el doctor Bernardo de Olmedilla, que era del Consejo Real
de las Indias, a quien se cometió la nota e impresión y les puso por
título: Ordenanzas Reales para el Gobierno de los tribunales de Con-
taduría Mayor que en los reinos de las Indias ha mandado fundar el
63
Rey nuestro Señor • Fuerza es pensar que debió congregarse esta Jun-
ta con el fm específico de dar vida a las contadurías indianas, muy pro-
bablemente por iniciativa del propio Monarca. Este primer cuerpo de
ordenanza~ fue aumentado y en parte corregido por las que firmó Feli-
pe ID el 17 de agosto de 1609 en San .
Lorenzo del Escorial .
•
bada por el Rey como se verá con más detalle en el capítulo dedica-
do a los ministros de la Contaduría es Francisco López de Caravantes,
quien por entonces se encontraba en la península a la expectativa de
la creación de los tribunales. Sin embargo, el primero en llegar a su
sede es el contador Alonso Martínez de Pastrana. La Audiencia de Li-
ma, en aquel tiempo en funciones de gobierno por el repentino fallecí-·
miento del conde de Monterrey y bajo la presidencia de su oidor decano ,
Juan Femández de Boán, le dispensó, el 17 de noviembre de 1606, un
lucido y solemne recibimiento oficial, considerándolo en palabras de •
los propios contadores como uno de los suyos 64 • Pese a que el en-
tusiasmo primerizo de los oidores se enfrió rápidamente, la recepción
de Martínez de Pastrana sentó el precedente para ocasiones semejan-
tes, cuando llegaba desde la península un contador de cuentas con nom-
bramiento real. Un testimonio notarial 65 del escribano de Cámara del
Tribunal de la Contaduría, Gonzalo de Vargas, nos per1nite hacernos
una idea de cómo eran tales ceremonias: El día de la recepción del con-
tador Fernando Bravo de Laguna una representación de los notables de
la ciudad se reunió en su casa, para marchar desde allí en procesión
a las casas reales. A sendos lados de don Fernando iban, en sus respec-
tivas cabalgaduras, los alcaldes ordinarios y por delante el alguacil ma-
yor y demás capitulares de Los Reyes. La comitiva se completaba con
sus colegas de la Contaduría, criados del virrey y otros muchos caba-
lleros principales de la ciudad. El conde de Chinchón los recibió en
los aposentos del Real Acuerdo; mandó por el Sello Real que poco des-
pués entró en la sala custodiado por la guardia virreinal y con el·acom-
pañamiento y solemnidad protocolarios. El contador, después de que
-
se leyera el nombramiento de S.M. y de jurar de la forma estipulada •
•
•
•
66
Capítulos 2, 3 y 4 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VIII, 1, 59,
60 y 61.
67
Con fechas de 2 y 7 de abril de 1606 se despacharon tres cédulas, dos para el con-
de de Monterrey y la otra para la Audiencia de Lima, por las que se daba aviso de la
creación de las contadurías en Indias, a la vez que se recomendaba al virrey y a los oido-
res facilitaran la instalación del Tribunal en esa ciudad y se encarecía el buen entendi-
miento con los nuevos funcionarios, Provisiones reales, número 258, pp. 328-331, BNM,
ms. 2989. El 5 de octubre de 1607, medio año después de que el Tribunal de Cuentas
entrara oficialmente en funcionamiento, se despachó otro documento conteniendo el agra-
decimiento regio por la colaboración de los' oidores en esta tarea. Provisiones reales,
. núm. Zl2, pp. 352 y ss., BNM, ms. 2989.
68
Lucena Salmoral, Manuel, Historia Extensa de Colombia, t. 1, vol. VIII, p. 8.
69
7 de diciembre de 1607, AGI, Santa Fe, 52. Cfr. Lucena Salmoral, loe. cit .
•
•
-
•
-
•
11 E
sta es un~ fecha perfectamente apoyada en la documentación, sin embargo, Ca-
ravantes da otra ligeramente diferente, la del 23 de febrero, Noticia General, I, m, 50.
•
•
•
•
'
•
l. ATRIBUCIONES FINANC
-
Como clara111ente se expresaba en las ordenanzas fundacionales de
las contadurías indianas, la creación de los Tribunales se hizo con el
propósito funda111ental de « .•• tomar y fenecer todas las ·c uentas que
por cualquier causa, razón o for1na, tocaren y pertenecieren a nuestra
. Real Hacienda, así a los tesoreros como a los recaudadores, ad111inis-
tradores, fieles y cogedores de nuestras rentas reales, derechos, tasas,
quintos, azogues y otros cualesquiera efectos que nos pertenezcan o pue-
1
dan pertenecer» • Es decir, en definitiva, la fiscalización absoluta del
movirniento financiero oficial del Vrrreinato. En esto radica precisa-
mente la novedad de la institución y, 111ás en concreto, en la capacidad
de dar finiquito o, lo que es lo 111ismo, en cerrar el proceso contable
sin necesidad, como hasta entonces, de remitir para este propósito los
libros y cuentas a la metrópoli.
La creación de las contadurías en Indias se presenta como el últirno
ca111bio ad,rninistrativo relevante hasta que lleguen las refor1nas borbó-
nicas, pero, es irnportante subrayarlo, no altera el resto de la adrninis-
2
tración hacendaría que venía rigiendo hasta ese momento , aunque
•
1
Capítulo 5 de las Ordenanuts de 1605. En la Recopilación, VID, 1, V.
2
Así lo expresa claramente la misma ordenanza quinta de 1605: ~ ... no es de nues-
. tra vol11ntad alterar Di innovar en la cobranza y administración de nuestra Real Hacienda,
como hasta ahora se hace por los oficiales reales•. Loe. cit.
33
•
•
como dice Sánchez Bella 3 , fueron los oficiales ·reales. Por sus manos
circuló el grueso de los bienes pecuniarios de la Corona. Desde esta
perspectiva se entiende perfecta111ente que la legislación y las autorida-
des obligaran a los tribunales de cuentas a centrar su atención preferen-
te en el control contable de dichos funcionarios. Con gran opti111ismo
que la realidad se encargaría de desmentir larga111ente, la ordenanza
veintidós de 1605 advertía a los contadores que sin dilación a princi-
pios de cada año debían tomar las cuentas finales del año precedente.
A los oficiales reales se les advertía del mismo modo para que acudie-
ran, persona11nente· o por procurador, a la sede del Tribunal para
4
rendirlas • Con este fin y como un medio de control se recurría a la
conciencia de los oficiales reales y a la de cuantos estuvieran obligados
a rendir cuentas, conminándolos a presentar relaciones juradas de su
gestión bajo la arnenaza, en caso de infracción, de la pena del tres tan-
to: una para el denunciante, otra para los jueces y una últirna para la
Cámara Real 5 • •
Los contadores de cuentas para el cumpli1niento de esta rnisión fue-
ron revestidos de los más a1nplios poderes y jurisdicción, que podrían •
3
Sánchez Bella, La Organización, p. 129. En esta obra se estudia ampliamente la
figura y actuación de tan contravertidos personajes; aunque el enfoque esté reducido al
siglo XVI, puede ampliarse sin grandes modificaciones para los posteriores.
4
Capítulo 22 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 25. En el ca-
pítulo 11 de las mismas ya se prefigura esta disposición.
5
Capítulo 14 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 14.
• •
• •
•
1
•
CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
vieran para contrastarlos con los de los oficiales reales y las cuentas
fmales 12 • El contador de Lima Francisco López de Caravantes expli-
ca que tal disposición tuvo en realidad poca eficacia, porque los corre-
gidores y gobernadores no se tomaron muy en serio esta obligación,
bien porque no les iba mucho en ello, bien porque no querían enfrenta-
mientos con los oficiales reales. Lo cierto es que cuando enviaban es.:
13
tos tanteos adolecían de muchos defectos de for111a y fondo • Para el •
•
•
• ,
38 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
del arzobispo de México y visitador de las audiencias y cajas reales del Perú, licenciado
Alonso Fernández de Bonilla, con el próposito primordial de administrar los almojari-
fazgos del puerto. La propuesta del visitador aconsejaba la creación de dos plauis de
oficiales reales, con 1.000 pesos de salario cada uno, que se pagarían de los 2.000 que
ganaba el factor de la Caja de Lima, cargo que debía extinguirse. La propuesta fue acep-
tada, pero se mantuvo al factor limeño. Cuando se suprimió la Caja del Callao y se vol-
vió a la forma anterior se creó una nueva plaza para la de Lima, la de veedor. En
•
consecuencia, quedaron cuatro oficiales reales, de los cuales uno, por tumo, debía asis-
tir al puerto para atender a la administración de los almojarifazgos, la visita a los navíos
y desempeñar las funciones de contador, veedor y proveedor de la Armada. Vid., tam-
bién Sánchez Bella, La Organiz.ación, p. 99 (nota. 44). La caja porteña, según el testi-
monio de la Contaduría, fue creada en 1598 y suprimida en 1613. Chaunu proporciona
las listas de recaudación por almojarifazgos del puerto desd~ 1568 hasta 1605; Séville
et l:Atlantique (1504-1650) (París, 1955-1959), VIII, 1, p. 1140. Marie Helmer ha dedicado
tambi.é n un interesante artículo: «Le Callao (1615-1618)» en Jahrbuch für geschichte...
Lateinamerikas, 2 (Koln, 1965) a la actividad económica del primer puerto virreinal.
19
Las rentas por este concepto en Lima, Callao y Chancay, dicen los contadores,
estuvieron arrendadas en realidad estuvieron encabezonadas por 58.000 pesos de a
ocho reales cada año. El contrato se frrmó en 1613, pero el Cabildo quebró al año si-
guiente y, en consecuencia, se encargaron de su administración los oficiales reales. En
abril de 1616 se hizo el primer asiento con el Tribunal del Consulado, por los mismo
58.000 pesos anuales. Vid., Escobedo, Ronald, La alcabala en el Perú bajo los Austrias,
en AEA, núm. 33 (Sevilla, 1976), p. 269.
20
Vid. Escobedo, Ronald, «El tributo de los negros, mulatos y zambaigos libres en
el Virreinato peruano,., en Revista de Indias, núms. 163-164 (Madrid, 1981), pp. 43-54.
• -
•
•
•
21
pecial de indios • Y todo ello en detrimento directo de la Real Ha-
cienda.
•
Vid. Escobedo, Ronald, El tributo indígena en el Pero, siglos XVI y XVII (~lo
21
24
Silva, Femando, op. cit. . pp. no y SS.
I
•
40 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
25
Carta de los contadores de cuentas Martínez de Pastrana, López de Caravantes
y Garro, 30 de marzo de 1610, AGI, Lima, 105.
26
Ibídem.
•
•
cias y maestr es de navíos; de todas ellas resulta ron unas deudas líqui-
das por un total de 336.381 reales y medio, de los cuales se habían
cobrad o 150.265 reales y medio; .p ara hacer lo propio con los 186.265
restantes se estaban hacien do las diligencias oportunas. Inform aba ade-
más que al cu111plirse el tiempo de su co1nisión 21 de abril de 1635-
dejaría en el estado en que estuvie ran algt1nas que faltaban de provee-
dores y otros ministr os. En razón de la eficacia mostra da por el conta-
dor, el Acuerd o de Hacien da aconsejó prorrog ar el plazo hasta finalizar
el año natural y que, en caso de que tern1inara con esas cuenta s y le
sobrara tiempo , tomara las de los oficiales reales corresp ondien tes ·
27
a 1634 •
En las cuenta s de Santiag o se aplicab a estrictarnente el régime n es-
pecial previst o por la legisla ción. De todas for111as, como corresp ondía
al Tribun al de Lima la revisió n final de las mencio nadas cuentas, en
alg11nas ocasio nes quiso hacer valer su jurisdi cción. En primer lugar,
los contad ores se quejan de la ineptit ud de los oidore s para estos me-
nestere s y echan e~ falta que no haya allí una person a inteligente para
28
este ministe rio • No se toman, dicen, las cuenta s con el estilo pres-
crito por las ordena nnis de los tribuna les, porque lo oidores hacen car-
go a los oficiale s reales de lo que entra en la Caja y no de lo que debe
entrar; como toda conces ión a este princip io, los oidores consig nan al
final de las cuenta s una relació n de las deuáas , que hasta 1626, según
estas misma s relacio nes, montab an 26.820 pesos de a ocho. Con este
motivo los contad ores limeño s escribi eron una carta al fiscal de la
Audiencia de Santiago para que las hiciera cobrar sin más dilación, ya
que tenían entendido que los oidores comisarios de las cuentas habían
conminado a los oficiales reales para que liquidaran esas deudas en el
plazo de veinte días, plazo que había vencido ya el 17 de febrero de
1633 sin ningún resultado positivo. Sin acordarse de sus amargas pro-
testas de cuando se usó una medida similar con ellos, los contadores
solicitaron al virrey que ordenara a los oficiales reales de la Caja de •
Lima en donde se pagaban los salarios de los oidores y fiscal de San-
tiago por no existir los fondos necesarios en la Caja de su sede que ·
suspendieran el pago de sus salarios hasta que no liquidaran total1nente
29 •
las deudas pendientes
La situación de la Caja de Pana111á era muy similar a la chilena,
pero por estar situada en lugar de paso importantísimo en las comuni-
caciones del Virreinato con Madrid, sus relaciones con el Tribunal de
la Contaduría son de alguna forma más estrechas; al menos existe una
mayor información. Así, por ejemplo, en 1626 los contadores de cuen-
tas informan al Consejo de Indias que en las cuentas que se han tomado
a los oficiales reales de esa Caja hay un descubierto de 2.499 pesos
de a nueve que se va corriendo de un año para otro, sin que se arbitre
ninguna solución, por lo que piden la intervención del Monarca para
que los inste a ingresar esa cantidad en la Caja y se cobren las deudas
en diversos géneros de la Real Hacienda, especialmente en el de
30
almojarifazgo •s
La dependencia de la Caja de Panamá al Tribu·naJ de Lima tendió
a hacerse cada vez más laxa. López de Caravantes en este sentido in-
for1na de una orden real por la que se dispuso que las cuentas tomadas
por los oidores se enviaran directamente a la Contaduría del Consejo,
obviando la .revisión previa en la Contaduría de Los Reyes 31 , aunque
lamentablemente no ofrece la oportuna y exacta referencia legal y en
la Recopilación no se registra ninguna modificación al respecto, más
aún, se mantiene el texto de la ordenanza veinticinco de las Ordenan-
zas de 1609 32.
29
Carta de los contadores de cuentas, 24 de mayo de 1635 · AGI lima 105
30 ' ' ' .
Carta de los contadores de cuentas, 26 de febrero de 1626; AGI, lima, 105. Al
margen una anotación del Consejo: «que se escriba a los oficiales reales», 13 de septiem-
bre de 16Z7.
31
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 36.
32
Capítulo 25 de las Ordenanzas de 1609, reiterada en cédula de 16 de abril de 1618.
En la Recopilación, VID, 1, 80.
-
•
•
OR GA NI ZA CI ÓN , RÉGIMEN Y FU NC IO NA MI EN TO 43
1.3. O tr as obligaciones
a) Cuentas ordinarias
l. Cuentas de corregidores;
34 de pr ov ee du ría s y de m ae st ro s
2. de tenedores de basti1nentos , •
de navíos de la A rm ad a y de averías;
3. de pagadurías de gente de gu er ra ;
4. de cargos qu e re su lta n co nt ra pa rti cu la re s, de ej ec ut or es y de
venta de tie rr as baldías;
5. de comisiones para co m pr ar ba st im en to s y m un ic io ne s pa ra m ar
y tierra.
b) Burocráticas
l. Reconocimiento de lo s lib ro s de m em or ia s or di na ria s y ex tra or -
dinarias, de los de cargos y ej ec ut or ia s y de lo s de la s pe rs on as qu e
35
de be n re nd ir cuentas •
2. H ac er los lla1nar ni en to s y au to s pa ra qu e la s pa rte s rin da n cu en -
tas. A se nt ar los despachos en lo s lib ro s an ot an do dí a, m es y añ o y el
no m br e de la pe rs on a a qu ie n se en tre ga . C on su m id os lo s pl az os re gl a-
36 •
mentarios, ha ce r nu ev os de sp ac ho s y ap er ci bi m ie nt os de pe na s
3. Sa ca r lo s cargos de la s cu en ta s qu e se rin de n y es ta bl ec er la s
de ud as qu e de ella s se de riv en pa ra de sp ac ha r lo s au to s, m an da m ie nt os
y pr ov is io ne s pa ra su co br an za n. -
•
•
les reales.
13. Revisión de las cuentas tomadas por los oficiales reales a los
corregidores de sus distritos de los tributos real~s a su cargo, por ape-
lación de las partes.
14. Preparar las causas que deben verse judicialrnente en el Tribu-
nal con los jueces de la Audiencia; y llna vez sentenciados sacar los
cargos y actuar en consecuencia .
•
38
Ibídem.
: Cap~tulo 44 de las OrdenanUJs de 1605. En la Recopilación, Vlll, 1, 49.
Capitulo 17 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 17.
-
•
41 Lohmann Vtllena, Guillermo, Historia Marítima del Perú, siglos XVII y XVIII, tí-
tulo N, vol. 1 de la colección del mismo nombre (Lima, 1973), pp. 35 y ss.
42
Carta de los contadores, 28 de febrero de 1626; AGI, Lima, 105.
43
•
Ibídem. ,
44
Capítulo 5 de las Orden.an:zas de 1605 y 25 de las de 1609. En la Re.copilación,
VIII, 1, 5 y 78.
•
46 CONTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
rrespon de tomar todas las cuentas del Real Erario, pero sin alterar las
for1nas administrativas hasta entonces vigentes. La mayor parte de las
rentas estaban encargadas a los oficiales reales o en su defecto a adrni-
nistradores especiales, al Tribun al en consec uencia sólo le corresp on-
de un control indirecto a través, princip alment e, de la rendici ón de
cuentas de los funcionarios responsables. No obstante, los contad ores
no cesaron en su empeñ o de inrniscuirse en cuanto podían en la admi-
nistración hacend aría, reclarnando, a veces con éxito, nuevas atribu- ·
ciones. Hecho del que se desprenden consecuencias tanto positivas como .
negativas. Positivas en el sentido de que sus interve ncione s sirvier on
para denunc iar irregul aridade s dolosas, a veces con beneficios iinpor-
tantes para el Erario, y negativas porque otras mucha s sólo sirvier on
para distrae r la atención que debían a sus debere s más perento rios.
Los siguientes son ejempl os ilustrativos de ese afán interve ncionis -
ta de los contad ores liineños: En 1610 dieron cuenta al Rey de cómo
no se cumplí an las órdene s sobre las avaloraciones de las mercan cías,
en orden a la cobran za de los al111ojarifazgos, y aunque el virrey había
ordena do a sus admini strador es que se hiciera n las avaloraciones con
las formalidades de rigor contem pladas en las ordena nzas del iinpues to
-tanto en el Callao como en los demás puertos y que se remitie sen
los papeles de lo actuado a la Contad uría, no había constan cia de que
se hubiera alterado esa pernici osa costum bre • En otra carta de la
45
misma fecha que la anterior, los contad ores de cuenta s solicitan al Mo-
narca autorización para asistir, como lo hacían los oidores , a los rema-
tes de los diezmos eclesiásticos y a otras operac iones en que se
encabezonan, arriend an, venden o compr an bienes del Estado, por ser
ellos los más entendidos en estos menest eres y no otros <<que no han •
•
do en estas materias>> 46 •
profesa
En 1626 los contadores inform an al Consej o de Indias sobre el in-
cump1:imiento de la orden de que cuando vaque un reparti miento d~ in-
dios en los que el Rey tuviera alguna parte se inc~rporen inmediatarnente
los tributos a la Corona . Esto ha sucedid o concreta111ente, dicen, con
los repartimientos de Cala111arca y Ayo Ayo, que pertene cían a un tal
Juan Ramón y a la Compa ñía de los Lanzas, que han sido nuevamente
47
encomendados a pa1·ticulares • En la misma carta se infor1na sobre las
•
45
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y Garro, 30
de marzo de 1610; AGI, lima, 105.
46
Ibídem. .
47
Carta de los contadores de cuentas, 26 de febrero de 1626; AGI, lima, 105.
Anotación al margen: «Véalo el Sr. Fiscal».
-
•
•
•
•
•
•
• •
•
caz del Trib~al de Cuentas, como el que años 1nás tarde intentó el conde
de Chinch ón. En efecto, en 1632, a solicitud de los contadores, el vi-
rrey deter1ninó que los mercad eres autorizados para este comerc io de-
bían, antes de empren der el viaje, dar fianzas suficientes de las que
48
Escobedo, El tributo indígena, pp. 179 y ss.
49
Ibídem, pp. 100 y ss.
5
°
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, Suárez y Oléaga, 31 de mayo de
1635; AGI, lima, 105.
51
Rodríguez Crespo, Pedro, «Aspectos del comercio Perú-México en la Adminis-
tración del virrey marqués de Montesclaros: 1607-1615>>. en Cuadernos del Seminario de
Historia, núm. 8, Instituto Riva Agüero (Lima, 1965), pp. 11-33.
52
Cédula de 24 de septiembre de 1626. Recopilación, VIII, 1, 103.
48 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
53
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes, Suárez y Mo-
rales, 15 de mayo de 1633; AGI, lima~ 105.
54
Carta de los contadores López de Caravantes y Meneses, 18 de abril de 1621; AGI,
lima, 105.
•
•
•
•
•
55
• Carta de los contadores Mmtínez de Pastrana., López de Caravantes y Garro, 10
de abril de 1617; AGI, lima, 105.
•
".
•
•
50 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
Por una real cédula se ordenó que el Tribunal del Santo Oficio acla- _ •
55
ª Caravantes, Noticia General, IV, IV, 144 y 145.
56
Solórzano, Política Indiana, VI, XVI, 20.
-
•
•
•
ORGANIZACIÓN, RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO 51
•
dad y fuera de ella generando rentas de las que se pagan a los fJnciona-
rios que se han ido incrementando.
Enterado el Consejo de Indias de la situación, ordenó que el recep-
tor de la Inquisición diese cuentas de las condenaciones y demás ha-
cienda que había manejado el Tribunal del Santo Oficio desde su
fundación, cosa a la que se negaron los inquisidores diciendo que ellos
sólo estaban obligados a rendir cuentas ante su instancia superior, el
Consejo General de la Inquisición. El marqués de Guadalcázar suspen-
dió la ejecución de la real orden hasta que el Rey tomara nueva resolu-
ción. Poco después en un capítulo de carta del Monarca al virrey se
le comunicó que mientras se trataba el asunto con el Consejo de la In-
quisición se siguieran satisfaciendo los salarios por la Caja de Lima,
previa presentación por el Santo Oficio de un <<testimonio auténtico,
particular y singular>> de que no existían los fondos suficientes para pa-
gar de las condenaciones los me.n cionados salarios. Por dos años con-
secutivos se negaron a presentar tal certificación, por lo que se optó
por suspender los pagos en la Caja, hasta que llegó el inquisidor doctor
Juan Gutiérrez Flores, en calidad de visitador de la Audiencia, quien
<<tomó la mano de ello>> solucionando aparentemente el conflicto: se pre-
sentó la certificación firmada por el contador y secretario del Santo
57
Oficio y se pagaron los salarios en la Real Caja • El enfrentatniento
entre el Tribunal de la Inquisición y las autoridades hacendarias tuvo
sus secuelas de roces y fricciones personales que se prolongaron por
más tiempo y que afectaron principal1nente a los contadores del Tribu-
58
nal de Cuentas, como tendrer11os oportunidad de verlo más adelante •
2. WS LIBROS DE LA CONTAD
•
<<Siendo como es cierto que cualquiera que administra hacienda ajena está obligado a
tener libro y razón de ella, y dar cuenta siempre que se pidiere, bien se hecha de ver
cuánto más apretada y necesariamente correrá esta 9bl igación con los que administran
la Real de las Indias>> . Política Indiana, VI, XVI.
1
•
52 CO NT RO L FIS CA L EN EL VIRREINATO PERUANO
60
Capítulo 34 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 38.
61
Capítulo 8 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 7.
62
Capítulo 6 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 6.
63
Capítulo 9 y 10 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 9 y 10.
•
•
•
0RGANIZACIÓN, RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO
1
53
3. ATRIBUCIONES JUDICIALES
contadores de cuentas, estos dos últimos sólo eón voto consultivo y con
la obligación del secreto judicial. El fiscal de la Audiencia debía defen-
der los intereses del Erario. Estaba prevista una segunda instancia por
apelación de las partes, pero ante los 1nismos jueces que habían fallado
en la primera; con esto se cerraba el proceso, salvo en dos supuestos:
que el caso <<Se re111itiera en discordia>> por empate de votos y el
virrey nombrara lJn cuarto oidor para que junto con los otros deter111i-
nara el asunto, o que a los encausados se les concediera la segunda
suplicación, es decir, la elevación del expediente a la Corona, guar-
dándose en tal caso lo dispuesto para estas ocasiones <<en el tiempo,
•
•
54 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
,
67
Capítulo 32 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, Vlll, 1, 36.
68
Capítulo 6 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VID, 1, 63.
69
Capítulo 33 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, TI.
70
Capítulo 20 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VID, I, 75.
71
Capítulo 29 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VIIl, 1, 84.
n Capítulo 29 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, Vlll, I, 33. •
•
•
•
•
ORGANIZACIÓN, RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO 55
73
la ciudad en con1ún • Los contadores estaban autorizados además pa-
ra enviar jueces ejecutores o ji1eces-comisarios contra los ausentes y
rebeldes que no se hubieran avenido a los llamamientos formales del
74
Tribunal • Contrariarnente les estaba vedado ordenar la libertad de los
•
73
Capítulo 9 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VIII, 1, 66.
74
Capítulos 35 y TI de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VID, I, 38 y 41.
75
Capítulo 18 de las Ordenanzas de 1609. En la Recopilación, VIII, 1, 73.
76
• Carta de los contadores Martínez de Pastrana,, Suárez y Oléaga, 30 de mayo de
1630; AGI, Lima, 105.
•
•
•
•
77
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 157.
78
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 169.
79
Carta de los contadores de cuentas Suárez, Martínez de Mor ales e Ibáñez de Po-
za, 31 de mayo de 1637; AGI, Lima, 106. Esta carta de los cent ador es que nos prop orcio -
na algunas luces sobre el origen del ases or y su post erior mantenimiento por sucesivos
virreyes, mere ce un comentario aparte. En efecto, no está en la línea de defensa que he
descrito, porque, aunq ue dice n escr ibir a simp le título infor111ativo, se desliza una peli-
grosa crítica sobre un presunto origen espúreo, en un desacato a la voluntad regia. Se
me escapa el sentido total de la carta. Sólo se me ocur re com o explicación una desave-
nencia temporal y circunstancial entre los ministros de la Con tadu ría y su asesor. De
todas ~ormas, este cambio de actitud no pare ce habe r tenido mayores consecuencias; las
anotaciones al margen hacen supo ner una actitud inhibitoria de la Cort e: «Tráigase lo
que está mandado.>> «Tráese una cédu la que había en esta razón, y copi a de un capítulo
de carta escrita al virrey en 16 de abril de 1618, y no se halla la que citan los cont ador es
ni hay carta ni cédula de este día 17 de marzo>>. '
'
•
•
ORGANIZACIÓN, RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO 57
1637; AGI, Lima, 106; Caravantes, Noticia General, IV, IV, 137, 138.
81 Con este mismo afán reglamentista el visitador había dispuesto que el asesor asis-
tiera las tardes de los miércoles a la Contaduría para cumplir su cometido en otros aspec-
tos que requirieran de sus conocimientos. En este mismo sentido ordenó que los juicios
en el Tribunal de la Contaduría se vieran los martes y viernes por la mañana. Caravan-
tes, Noticia General, IV, IV, 137 y 138, y Relación núm. 5 del contador José Suárez;
AGI, Lima, 106. Suárez insiste en el último documento citado, que de la puntual asisten-
cia a estas reuniones depende la buena marcha de la Hacienda y por eso debe ser <<lo
primogénito de las obligaciones de cada uno>>.
•
•
82
Carta al Rey de los contadores Martínez de P-astrana, López de Caravantes y Ga-
rro, 22 de abril de 1611; AGI, Lima, 105.
83
; Carta al virrey de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y
Párraga y del asesor Alberto de Acuña, 15 de septiembre de 1626; AGI, Lima, 105.
•
•
•
ORGANIZACIÓN, RÉGIMEN Y FUNCIONAMIENTO 59
84
Relación núm. 5 del contador Suárez; AGI, Lima, 105.
85
Respuesta del marqués de Guadalcárnr a la carta de los contadores de 22 de abril,
Palacio, 23 de septiembre de 1526; AGI, Lima, 105.
• 86 Relación núm. 3 del contador José Suárez. Los Reyes, 28 de mayo de 1630; AGI,
,
Lima, 105.
•
•
CO NT RO L FI SC AL EN EL VI RR EI NA TO PE RU AN O
60
Pero no pa re ce qu e se hi ci er a de m as ia do pa ra so lu ci on ar la si tu a-
Sa lv at ie rr a in fo r1 na ba a su su ce so r qu e de s-
ción. E n 1655 el conde de
l de C ue nt as lo s pl ei to s po r de te r1 ni na r
de la fundación del Tribuna
sumaban ya 2ITT 'tfl.
Atrasos judiciales qu e naturalm en te in ci dí an en pe rj ui ci o de la R ea l
re la ci ón de Su ár ez , la m as a pe cu ni ar ia en .
Hacienda. Según la citada
m ar av ed ís o, lo qu e es lo m is m o ex pr es a-
litigio ascendía a 158. íf73.759
on ed a ci rc ul an te , 58 4. 46 2. L 6g ic a1 ne nt e
do en pesos de a ocho, la m •
su pu es to de un a ju st ic ia di lig en te , la
er a ilusorio pretender, au n en el •
ad de di ne ro . E n pr im er lu ga r ha bí a
cobranza de tan importante cantid
le s re du cc io ne s en la s se nt en ci as de lo s ju e-
que co nt ar co n las probab
an te , co n la s di fi cu lta de s in sa lv ab le s pa ra
ces y, lo que es más import
su cobranza .
-
•
87
de Salvatier1a a su su ce so r, BA E, nú m . 28 3, pp . 66 y ss .
Relación del virrey conde
•
•
•
•
•
les de cuentas indianos los dotaba con carácter general de los siguien-
tes funcionarios: tres contadores de cuentas, dos contadores u oficiales
ordenadores y un portero; paulatinamente se fueron erigiendo nuevas
plazas de funcionarios auxiliares. En 1629 se introduce una de las no-
vedades más importantes con la creación de los contadores de resultas.
En un próximo capítulo se analizará más detenidamente cómo el pri-
mer medio siglo de existencia del Tribunal limeño se caracteriza por
la insuficiencia de personal y la lucha de los contadores de cuentas por
conseguir su incremento. Situación que sólo se modificará en el último
tercio del siglo, cuando las plazas de los ministros del Tribunal entren
decididamente en el mercado de la venta de oficios.
•
1. CONTADORES DE CUENTAS •
•
1 Capítulos 5 y 11 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 5 y 12.
61
•
CO NT RO L FI SC AL EN EL VI RR EI NA TO PE RU AN O
62
2 de bí a
vio a la to m a de po se si ón es ta ba pr ev is to un ju ra m en to , qu e
ha ce rs e ante el C on se jo si el re ci én no m br ad o se en co nt ra ba en la pe -
3
nínsula o an te el virrey o pr es id en te si re si dí a en el N ue vo M un do •
m uc ha s veces tu vi er on qu e cu m pl ir m is io ne s es pe ci al es po r en ca rg o
de los gobernante s vi rr ei na le s. C on el pr op ós ito de no te ne r at ad ur as
qu e i.mpidieran el lib re ej er ci ci o de su s fu nc io ne s te ní an pr oh ib id o co -
m o norn1a general recibi r dá di va s de lo s qu e di er an o pu di er an da r cu en -
tas del Tesoro Real 8
; te ne r <<. • • pa rte ni ng un a en lo s ar re nd am ie nt os ni
2
Capítulo 2 de las Or de na nzas de 16 05 . En la Re co pil ac ión , VI II, 1, 2.
3
Capítulo 1 de las Or de na nz as de 1605 . En la Re co pil ac ión , VI II, 1, l.
4
1607 y 31 de ma rzo de 1632 . Re co pil ac ión , VI II, II,
Cédulas de 5 de octubre de
5 y 6.
Cédula de 12 de junio de 1640. Recopilación, VIII, 11, 2.
5
6
Cédula de 17 de febrer o de 161 1. Re co pil ac ión , VI II, 11, 3.
7
Cédula de 13 de septiem br e de 16 27 . Re co pil ac ión , VI II, I, 108.
8
Capítulo 50 de las Or de nanz as de 16 05 . En la Re co pil ac ión , VI II, 1, 55.
•
•
•
•
•
BNM, ms. 2989. Cédula de 2 de abril de 1648, Recopilación, VID, II, 18.
11 En San Martín de Rubiales el 17 de abril de 1610 se despachó cédula para Mon-
tesclaros en la que se le decía que había llegado a la Corte la noticia de las bodas de
ambos contadores <<y que sus mujeres están emparentadas con personas que tienen en
·aquel Tribunal dependencias forzosas de negocios de mi Hacienda Real, de que han de
dar cuenta ... », por lo que se le pedía informes sobre la verdad de estas acusaciones y
de los presuntos inconvenientes que han resultado o podían resultar. Provisiones reales,
núm. 570, pp. 639 y ss. BNM, ms. 2989.
12 Cédula de abril de 1648. Recopilación, VIII, II, 13.
12ª Caravantes, Noticia General, I, IV, 124. En los primeros años hubo la costum-
bre de pagarles los salarios en pesos ensayados uso muy extendido por la escasez de
moneda acuñada , de lo que los contadores protestaron enérgicamente ante el Rey, por-
. que consideraban que los ensayados podían considerarse una mercadería que sube y baja
y que en principio perdían alrededor del 7 por 100 en el cambio. Piden, por tanto, que
•
• •
se les pague en ducados, como estaba ordenado. El Monarca solicitó más información
a su virrey, el marqués de Montesclaros, el 2 de marzo de 1608. Provisiones reales,
núm. 389, pp. 454 y ss. BNM, ms. 2989.
13
Cartas de los contadores de cuentas de 2 de abril de 1609 y 30 de abril de 1610,
AGI, Lima, 105.
Carta del marqués de Montesclaros al Rey, 14 de abril de 1609. Cfr~ Moreyra Paz
14
Soldán, Manuel, «Cartas y un info1·1r1e ~obre el Tribunal Mayor de Cuentas del virrey
maraués de Montesclaros>>, en Revista Histórica, núm. TI (Lima, 1949), p. 315.
Caravantes: Noticia General, 1, IV, 124.
•
•
•
•
•
16
Carta de los contadores, 14 de mayo de 1619·; AGI, Lima, 105.
17
Carta de los _contadores, 24 de marzo de 1650; AGI, Lima
17ª Cartadel contador Francisco Gómez de Pradeda, 15 de mayo de 1636; AGI, In-
•
)
• '
66 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
Y esos c~atro conta~ores últimos son los que actualmente [1650] están ejerciendo en propiedad por
las sucesiones referidas.
•
•
19
Memorial de Pedro de Pastrana sobre los méritos de su padre el contador Alon-
so Martínez de Pas·t rana; s/f. aprox. 1638. Las peticiones de mercedes para la familia
del contador debieron de ser atendidas de alguna forma. Una anotación al margen fir111a-
da por Antonio de León Pinelo, relator del Consejo <<Lo acordado. En veinte de marzo
de 1641» y los infor1nes favorables, que también se insertan en el documento, parecen
así insinuarlo; AGI, Lima, 106. ~
20
• El nombramiento se hizo el 30 de octubre de 1605. Cfr. Indice General de los
papeles del Consejo de Indias, CODOIN, II, 18, p. 241.
'
•
•
•
•
pero ante los intentos de éste de rehusar a esta nueva plaza en aquellos
territorios tan distantes, hubo de usar de ciertas presiones: el <<conde
de Lemos por orden expresa de Su Majestad>>, dice su hijo, le obligó
a aceptar con las promesas de futuros ascensos en el Consejo de Ha-
cienda o en la Contaduría Mayor de Castilla. Ascensos que, dicho sea
de paso, no llegaron a materializarse pese a las instancias que don Alonso
dirigió al Monarca en 1617.
En la ciudad de Los Reyes, Alonso Martínez de Pastrana fue recibi- ,
21
Memorial de Pedro de Pastrana; AGI, Lima, 105.
22 •
«Partida de casamiento de D. Alonso Martínez de Pcistrana con D.ª Inés de Rive-
ra>> en Papeles ·de justificaciones de mayorazgos, filiaciones, grados, servi.cios y otros
pertenecientes a los apellidos de Manrique de Lara, Dávalos y otros naturales de la ciu-
dad de Los Reyes en el Reino del Perú. Año, 1739; BNM, ms. 7750, fols. 502 y ss. ~stos
documentos nos proporcionan algunos otros datos de relativo interés sobre la vida priva-
da del contador Martínez de Pastrana: que sus padres fueron Pedro Martínez de Pcistrana
e Isabel de Villadiego, naturales de Santa Cruz de la Saria; que probablemente nació
en la villa de Estilonera, en Toledo; que uno de los testigos de su boda fue un personaje
estrechamente relacionado con la Contaduría, el contador del Tribunal de la Santa Cru-
zada, Gonzalo de la Maza; que tuvo tres hijos, Juan, Rafael e Isabel, el segundo de los
cuales profesó en la orden de los agustinos y que, muerta su primera mujer, contrajo
segundas nupcias. Estos últimos datos extractados del testamento del contador no hablan
de Pedro, el hijo fir1nante del memorial varias veces citado. Esto, pienso, puede deberse
a que se trate del primogénito, pero con un nombre compuesto, Juan Pedro o, quizá,
aunque menos probable, a que sea un hijo del segundo matrimonio.
23
AGI, Lima, 15, y Papeles de justificaciones ... ; BNM, ms. 7750, Testamento del
contador, fols. 878-943.
•
•
• •
24
Carta del marqués de Montesclaros. Callao, abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz Sol-
dán, op. cit., p. 314.
24
ª Carta de los contadores Suárez, Morales e Ibáñez de Poza, 31 de mayo de 1637;
AGI, Lima, 106. El ya citado testamento de Alonso Martínez de P4astrana precisa que
los bienes se reducían, en fechas cercanas a su fallecimiento, a 30.000 pesos del valor
de su casa y a dos esclavos.
25
Vid. infra, cap. IV, 2.1.
26
Relación del príncipe de Esquilache a su sucesor; BAE, núm. 281, p. 198.
• Z1 El conde de Chinchón infortna al Rey el deceso del contador pocos meses des-
pués; AGI, Lima, 48.
•
•
•
70 CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
a puerta abierta, con una mujer principal , a título de mal estado con
ella, siendo de 84 años>> , y todo por motivos personales, por la enemis-
tad que le profesaba el alcalde, <<por unos aprietos que había hecho en
la cobranza de los alcances que han resultado de ·las cuentas de Lean-
dro de Valencia, contador que fue de esta Caja~ padre del dicho don
28
Juan>> . •
28
1.1.2. FRANCISCO LÓPEZ DE CARAVANTES ª •
• •
28
Carta de los contadores de cuentas (vid. supra, nota 24).
2
8a Los datos biográficos sobre el contador López de Caravantes fueron también uti-
lizados para mi artículo antes citado (supra, nota 18a) sobre~ su personalidad y su obra.
Cuando este irabajo estaba ya en la imprenta llegó a mis manos la comunicación del
profesor Lohmann Vi llena <<El contador López de Caravantes y sus obras», publicada
en la Memoria del W Congreso Venezolano de Historia, II (Caracas, 1983), pp. 159-188,
que complementa los datos aquí aparecidos; por ejemplo, que nació en Sigüenza, que
su padre fue Andrés López de Benita y que se inició en los papeleos de la Hacienda en 1590.
29
Carta de los contadores de cuentas, 16 de marzo de 1630; ANP, leg. Cartas y cé-
dulas del Tribunal de Cuentas de Lima. Cédula en San Martín de Rubiales, 17 de abril
de 1610. Provisiones reales, núm. 570, pp. 639; BNM, ms. 2989.
29
ª «Lista preliminar de gobernadores Potosí>>, por G. Mendoza, en la Historia de
la Villa Imperial de Potosí, ID, p. 428.
29
b Testimonio de López de Caravantes en la Información oficial de Escalona y Agüe-
ro, 18 de mayo de 1630; AGI, Lima, 236, 1?, 2 v-4 v.
•
•
•
•
•
•
tir>>. Los servicios del contador y los infortnes favorables de sus com-
pañeros decidieron al Rey a dar plena satisfacción a la solicitud por
34
cédulas de 4 y 8 de abril de 1628 ; por ellas se le concedía el goce
completo de su salario si pertnanecía en el Perú y la mitad si optaba
por viajar a la península. Todo parece indicar que no llegó a hacer uso
de la licencia, porque a la recepción de las cédulas la salud del peticio-.
nario había mejorado ostensibleme nte respondiendo de for1na satisfac-
toria a <<la cura que se puso>>. El Acuerdo de Hacienda en consideración •
34
Cédulas de 4 y 8 de abril de 1628; AGI, Indiferente General, 486. Y Caravantes:
Noticia General, IV. fols. 362 y 362 v.
35
Carta del marqués de Guaclalcázar al contador López de Caravantes, Palacio, 6
de septiembre de 1628~ Caravantes, Noticia General, IV, fol. 363.
36
Carta del conde de Chinchón al Monarca, 26 de marzo de 1629; AGI, Lima, 42.
n Caravantes: Noticia General, IV, fol. 363 v.
38
Carta al marqués de Montesclaros, Callao, abril de 1609. Cfr. Moreyra P<lz Sol-
dán, op, cit., p. 314.
•
•
•
•
•
39
Carta del contador López de Caravantes al Rey, 21 de abril de 1618; AGI,
lima, 105.
40
Cédula de 9 de mayo de 1651; AGI, Lima, 106, e Indiferente General, 486.
41
Memorial de Pedro de Pastrana; vid. supra, (nota 19).
42
Carta del marqués de Montesclaros al Rey, 4 de abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz
Soldán, op. cit., p. 314. .
43
López de Caravantes, Francisco, Relación de las provincias que tiene el Gobier-
no del Perú, 1614; BPR. de Madrid, mn. 1278.
44
Caravantes, Noticia General. La obra recibió cédula aprobatoria en San Lorenzo
de El Escorial el 6 de agosto de 1616 y debió ser ter11unada hacia 1630.
45
• Lohmann Villena, Guillermo, Las relaciones de los virreyes del Perú, AEA, 16
(Sevilla, 1959), p. 79. En 1942 Fran~ois Chevalier advertía ya la importancia de la obra
•
•
cuatr o tomos de que cons ta la obra estuv ieron por algú n tiem po en las
libre rías del Cole gio Mayor de Cuen ca, de dond e pasa ron a la <<Biblio-
, y no ha mere cido aún el favor de las pren -
46
teca parti cular del Rey>>
47
sas, salvo los redu cidís imos extractos de Mau rtua y Sluit er • En el
IV Congreso Venezolano de Historia, el doctor Lohm ann ofreció la grata
prim icia de que por fin próx imar nente la BAE edita ría ínteg rame nte
este instr umen to básic o para cuan tos investigamos aspe ctos de la Eco-
nom ía peru ana de los prim eros siglos virre inale s. •
Otro s manu scrit os de impo rtanc ia del cont ador Lópe z de Cara van- •
del contador de Lima: «Notes d'hist oire economique. Les manuscrits inedits de López •
•
•
•
\
•
•
Así como entre los otros dos primeros contadores, Martínez de Pas-
trana y López de Caravantes, se puede establecer una serie de parale-
lismos, Don1ingo de Garro se nos ofrece con una figura. diferente,
opacada por !a brillantez profesional de sus compañeros, aunque esto
no quiere decir, ni mucho menos, que fuera un mal funcionario. Mon-
tesclaros destacaba en él dotes de inteligencia, honradez y fidelidad sic.
Era vecino de Lima. Su formación, experiencia y trayectoria profe-
sional debieron desarrollarse exclusiva1nente en el marco virreinal. Do-
mingo de Garro contó con el favor de don Francisco de Toledo, quien
52
lo nombró receptor general de la Visita , y poco después, de forma
interina como contador de la Caja Real de Los Reyes, en sustitución
de Lope de Pila 53 • Favor que por obvias razones le negó el sucesor de
Toledo, don Martín Enríquez, quien en 1583 escribía al Rey que el tiem-
po concedido a Garro para servir interinarnente la plaza había vencido
y que era conveniente <<mandar proveer contador en propiedad si Lope
de Pila no ha de volver, porque Domingo de Garro está rico demasia-
5Ja
Memoria y gobierno de las minas de azogue del Perú, su descubrimiento y be-
neficio en diversos tiempos; BNM, ms. 3041, tols. 242 y ss.
51
b Gayangos, Pascual, Catalogue of the manuscripts in the Spanish langitage in the
British Library, 2 (Londres, 1976), p. 376. G. Lohmann, en la citada obra sobre el conta-
dor (supra. nota 28a), ofrece amplios y minuciosos datos sobre el conteni'd o y caracterís-
ticas de estas obras.
5 tc Carta del marqués de Montesclaros, 4 de abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz Sol-
Hacienda, Los Reyes, TI de noviembre e 1579. Cfr. Levillier, Roberto, Gobernantes del
Perú, VI, p. 181. En esta carta el virrey se expresaba elogiosamente del futuro contador
de Cuentas: .e. • • es trabajador y hábil y entiende bien lo que a vuestra Real Hacienda
toca ... ». Deferencias del virrey que después serían mal pagadas por el contador; así en
1583 hizo causa común con sus compañeros de la Real Caja Francisco Manrique de
Lara y Antonio de Avalos para, como dice Sánchez Bella, «malévolamente» inforn1ar
al Rey que Toledo había puesto una cuarta llave en la caja, que entregó a un criado suyo
«para tener mano en vuestra Real Hacienda y tener supeditados los dichos oficiales rea-
les»; AGI, Lima l12. Cfr. La Organiz.ación, pp. 44 (nota 108) y 226 (nota 35).
• 53 Carta de don Francisco de Toledo en recomendación del doctor Alonso Criado
y Donúngo de Garro, 3 de abril de 1580. Cfr. Levillier, Gobernantes del Perú, VI, p. 285.
•
•
54
Carta del virrey don Martín Enríquez, Los Reyes, .17 de febrero de 15 83; AGI,
LJma, 30.
55
AGI, Indiferente General, 740, 173. Cfr. Heredia Herrera, op. cit., 1, núm. 1164,
p. 453.
56
Carta del marqués de Montesclaros, 4 de abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz Sol-
dán; op. cit., p. 314. Así hacia 1577 se desempeñaba como notario del Santo Oficio, co-
mo infor1nador.
57
Cédula de 8 de diciembre de 1588. Índice General de los papeles del Consejo de
Indias,,, CODOIN .11, 15, p. 314.
58
Indice ... CODOIN II, 18, p. 143; BRAH, mn. d. 95. Su nombramiento está fe-
chado el 15 de septiembre de 1606.
59
Carta del marqués de Montesclaros, 4 de abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz Sol-
dán, op. cit., p. 314.
•
•
•
•
•
•
reales, y Do1ningo de Ga1·ro, con la salud muy delicada <<por sus mu-
62
chos años>> . Achaques que efectivamente produjeron su muerte un
año después, aproxi1nada1nente en los primeros meses de 1619 . 63
2. CONTADORES DE RESULTAS
60
Sentencias dadas a la residencia hecha al virrey don Luis de Velasco, 1 de febre-
ro de 1613; AGI, Escribanía, 1, 185, pp. 1-8. Cfr. BAE, núm. 281, pp. 66 y ss.
61
Caravantes, Noticia General, 1, N, 124.
62 Carta de L6pez de Caravantes al Monarca, Los Reyes, 21 de abril de 1618; AGI,
LJma,ID5. ·
63
En una carta de 14 de mayo de 1619 el contador López de Caravantes infor1naba
al Rey cómo el vicesoberano peruano, contradiciendo las ordenanzas, había nombrado
como sustituto a una persona ajena a la Contaduría para reemplazar al fallecido Domin-
go de Garro; AGI, Lima, 105.
• 64 Cédula de 5 de octubre de 16CJ7. Provisiones reales, núm. 2983, pp. 371 y ss.
BNM, ms. 2989.
-
•
•
tes, del visitador Jua n Gut iérr ez Flo res, movió, por fin, al Con sejo de
Indias a crea r dos plazas de con tado res de resultas par a el Trib una l de
Cue ntas de Lim a, con un sala rio anu al de 1.500 duc ado s 65 •
No he enc ontr ado el texto legal de la crea ción de esto s fun cion a-
rios, que deb e tene r com o año más pro bab le el de 1629, aun que la
Recopilación 66 los incluya en la dota ción inicial del per son al de ·las
contadurías, dan do la falsa imagen de ser ord ena do así por las ord e-
nanzas fundacionales.
Según una céd ula de juli o de 1630, la obli gac ión prim ord ial de los .
con tado res de resultas era enc arga rse de las cue ntas atra sad as <<sin al-
zar las man os de ellas has ta acabar>>, bajo la estr icta a1nenaza de sup re-
sión de oficio y sue ldo 66ª. Caravantes, des de su ópti ca esp ecia l de
con tado r de cuentas, sup erio r jerá rqu ico de los de resultas, defi ne el
ejercicio de los nuevos fun cion ario s en <<tomar y fenecer las cue ntas
que les remiten y ofreciéndoseles dud as las pro pon en al Trib una l y ab-
sueltas éstas por él pro sigu en has ta hac er el alca nce y adic ione s en las
que se provee lo conveniente>> 67 • Aun que inte resa da, la defi nici ón del
con tado r se apro xim a más a la real idad , por que los con tado res de re-
sultas, ade más de las atrasadas, aten dían otra s cue ntas corr ient es, co-
•
mo tend rem os opo rtun idad de ana liza rlo más detenida1nente en un
pró xim o capítulo 68.
Los dos prim eros con tado res de resultas fuer on Alo nso Ibáñ ez de
Poza y Gre gor io Pérez de And rade , a quie n pro nto suc edió Fra ncis co
Góm ez de Pra ded a 69 • En 1632 se dete rmi nó que par a cub rir las pla-
zas vacantes de con tado res de cue ntas en cali dad de inte rino s se dier a
preferencia a los con tado res de resultas y en su defecto a los oficiales
ordenadores <<porque son min istro s que tienen más noticias de las cue n- .
tas», per o que los así des igna dos no tenían der ech o a voto, asie nto en
el Tribunal, ni incr eme nto de salario~. En efecto, a los prim ero s con -
tadores de resultas se les incluyó en su títu lo el der ech o a ocu par inte ri-
namente el carg o sup erio r al susc itar se una vacante. En esta cali dad
sucedió a Lóp ez de Caravantes el con tado r Alo nso lbáñ ez de Poza. El
24 de octu bre de 1637 ocu pó ofic ialm ente su plaz a el titu lar Rem and o
65
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 161.
66
Recopilación, VIII, I, 1.
66
ª Caravantes, Noticia General, IV, IV, 166.
67
Caravantes, Noticia GeneralIV, IV, 161.
68
i . 1'nfra, cap. IV, 1.3.
V'd
69
Caravantes, Noticia General, 1, IV, 128.
"X> Cédula de 31 de mayo de 1632. Recopilación, VIII, 11, 6. •
•
•
-
•
• •
•
•
71
Carta de los contadores Suá.rez, Morales e Jbá,ñez, 31 de mayo de 1637; AGI,
Lima, 106. Carta a los contadores Morales, Santa Cruz, lbáñez y Gómez, 31 de mayo
de 163 8; AGI, Lima, 106. .
72
Vid. infra, cap. IV, 1.3.
•
80 CO NTR OL FIS CA L EN EL VIRREINATO PERUANO
forcejean en la obe die nci a de sus órd ene s, sie ndo enc am ina das al ser -
vicio de V.M.>>; cua ndo se ofr ece jun tar se en una mi sm a sal a con los
contadores de cuentas pre ten den igu al asiento que ellos, cua ndo tien en
que sal ir en for ma de Tri bun al par a bes ar las ma nos del vir rey se han
negado. Po r lo tanto, y po r no est ar reg lam ent ado el pro toc ol.o par a ca-
sos semejantes, rue gan al Rey pro vea lo nec esa rio 73 • •
•
3. OFICIALES ORDENADORES
•
Co mo se ded uce del mi sm o nom bre , la obl iga ció n pri mo rdi al de
los oficiales ord ena dor es es ord ena r las cue nta s <<. • • po r no con ven ir
a nuestro servicio que quien las hub ier e de tom ar las ordene>> 74 • A ren-
gló n seguido, la ord ena nza est ipu la que por la ordenata no pue den lle-
var der ech o alguno, ya que tien en un sal ari o fijo en la Ha cie nda Real,
1.200 duc ado s anu ale s 75 • Lo s con tad ore s de cue nta s se opo nen , sin
embargo, a la gra tui dad del ser vic io por que alienta a los adn1inistrado-
res fiscales a pre sen tar sus cue nta s des ord ena das con lo que se rec arg a
de tra baj o a la Co nta dur ía y con trib uye al atr aso de las cue nta s; a los
que no pre sen tar an los pap ele s seg ún el ord en y est ilo del Tri bun al de
Cuentas 76 debería cobrárseles, en consecuencia, los derechos per tin en-
tes. Las obligaciones de los ord ena dor es no se ago tan en estas tar eas ,
seg ún las mi sm as ord ena nza s deb ían aux ilia r a los con tad ore s de cue n-
tas en cua nto fue re me nes ter 77 •
Lo s dos pri me ros oficiales ord ena dor es des ign ado s par a la Co nta -
dur ía lim eña fueron Jua n de Co rta ber r.í a y Jua n Mo ren o 78 , que has ta
ese mo me nto hab ían des em peñ ado sus ser vic ios en la Ha cie nda pen in-
sular, el pri me ro com o oficial de la Sec ret arí a de Ha cie nda y el otr o ~
com o con tad or de relaciones 79 • El ma rqu és de Mo nte scl aro s en su va-
ria s veces cita da car ta sob re los mi nis tro s del Tri bun al exp res a tatn bié n
'
73
Car ta de los contadores Suárez, Mo rale s e Ibáñez de Poza, 31 de mayo de 1637;
AGI, Lima, 106. Obsérvese que uno de los firrnantes es el con tado r lbáñ ez de Poza, que,
com o ya se ha dicho, servía interinamente en el ministerio de con tado r de Cuentas.
74
Capítulo 44 de las Ordenanzas de 1605. En la Rec opil ació n, VII I, 1, 49.
75
Caravantes, Noticia General, I, IV, 127.
76
El capítulo 46 de las Ordenanzas de 1605 contemplaba ya este caso, obviando el
trab~)º a l~s ordenadores. En la Rec opil ació n, VII I, 1, 51.. .,
Capitulo l de las Ordenanzas de 1605. En la Recopzlaczon, V·IJ;I, 1, l.
78
Los nombramientos tienen fecha de 30 de octubre de 1605. Índice General de los
pap eles del Consejo de Indias, CO DO IN, 11, 18, p. 241.
79
Caravantes, Noticia General, 1, IV, 127.
•
•
•
LOS MINISTROS DE LA CONTADURÍA 81
•
,
4. CYfROS FUNCIONARIOS· DE LA CONTAD
° Carta del marqués de Montesclaros, 4 de abril de 1609. Cfr. Moreyra Paz Sol-
8
cados, pagaderos del Real Erario. El marq ués de Mon tescl aros de pro-
pia iniciativa creó una segunda plazá de portero, para que se e~ca~gara
principalmente del orde n de los libros y papeles y de proporc1onarse-
los a los contadores cuando éstos se los solicitaran. Tenía, igual que
su colega, un salario anual de 200 ducados, pero que se debí an paga r
del fondo procedente de penas de cáma ra fr7. •
En un principio como secretario del Tribunal, para el refrendo de
las provisiones, actuaba el secretario de Gobierno, quien nor1nalmente
ponía un teniente para que atendiera el desp acho de los negocios pro-
pios de la Contaduría de Cuentas. Posteriormente, el cargo, con el títu- ·
lo de escribano de cámara, se puso a la venta y fue adqu irido por
Gonzalo de Vargas, a quien se le asignó 300 peso s ensayados anuales
•
sobre las rentas prop ias del Tribunal: gastos de estra do y pena s de
cá1nara 88 • De una forma similar, con la asistencia de funcionarios de
otros organismos, se cubr ían las necesidades de la Cont adur ía. Es el
caso del fisca l de la Audiencia auxiliado por un solic itado r a quie n se
le asignaba una ayuda de 300 pesos, el del canciller y registro de la
Audiencia y del alguacil de la ciud ad que ejecu taba los mand amie ntos
de los contadores de cuentas 89 • En este apart ado podría1nos inclu ir de
alguna mane ra al asesor e incluso a los oido res que acud ían a admi nis-
trar justi cia en la sede de la Cont adur ía, aspectos en los que no insisto
por haberlos tratado con relativa amplitud al estud iar las facultades ju-
diciales de la Cont adur ía de Los Reyes 90 •
En la Cont adur ía limeña, además de los funcionarios ya menc iona -
dos, trabajaron otros que en tér1ninos actuales deno1ninaría1nos pers o-
nal contratado. Eran designados por los virreyes, unas veces por
iniciativa propia, otras, con autorización de la Coro na, para palia r en _
algo la grave insuficiencia de personal en la Contaduría y el consecuente
trabajo acumulado. De esta mane ra el prínc ipe de Esqu ilach e proveyó
a dos oficiales <<por necesidad que de ellos habí a y por cons ecue ncia
de México>> para que se enca rgara n exclusiva1nente de escri bir y copi ar
•
87
Ibídem.
88
El interés por esta plaza se manifestó muy pronto, así el 12 de octub re de 1608
el Rey se dirigía a Montesclaros: <<he sido infor111ado, le decía, que algunas perso nas
tratan de comp rar el oficio de escrib ano de cámar a del Tribu nal de la Conta duría Mayo r
de Cuentas ... », pero, aunqu e no encon traba ninguna objec ión de princi pio, recom enda-
ba se espera se aún tres o cuatro años antes de poner lo a la venta, para saber exacta mente
lo <\~e s~ podía pedir por él. Provisiones reales, núm. 367, pp. 440, BNM , ms. 2989.
lb1dem, 1, IV, 126, 131 y 132. ·
90
Vid. supra , ca. 11, 3.
•
•
•
•
•
LOS MINISTROS DE LA CONTADURÍA 83
las cuentas. Se les dotó con 300 pesos ensayados cada año sobre los
alcances de cuentas, es decir, sobre el producto de las cobranzas de
91
las deudas morosas • En 1628 el marqués de Guadalcázar dio curso
a la real orden para que se designaran dos o tres personas que ayudaran
a los contadores en la rendición de cuentas ordinarias y atrasadas. El
virrey nombró en esta ocasión a Juan Rosel, Luis Báez Carnina y Bal-
92
tasar de Soria • Muy poco después se crearon las dos plazas de con-
tadores de resultas; al tomar posesión sus propietarios, el conde de
Chinchón suprimió la de los entretenidos; no obstante, ante la insisten-
•
91
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 129. ·
92
Caravantes, Noticia General, da dos fechas distintas para esta cédula, 12 de fe-
brero de 1626en1, IV, 127, y 30 de marzo de 1627 en IV, IV, 186. El auto de Guadalcá-
zar~ue, que da curso a las disposiciones regias, tiene fecha de 9 de octubre de 1628.
3
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 157.
94
En el estado actual de la investigación hay que matizar mucho esta afir1nación:
efectivamente la prohibición legal no se levantó hasta las fechas señaladas por Schafer,
pero son numerosos los ejemplos de que en años anteriores se hizo caso omiso de la
misma. Cfr. Tomás y Valiente, Francisco: La venta de oficios en Indias (1492-1606) (Ma-
drid, 1972), pp. 109 y ss. En este mismo capítulo se ha consignado el caso del contador
de la Caja de Lima, Tristán Sánchez, quien en 1583 <<sirvió» con 14.000 ducados. Vid.
supra, l. l. 3.
95
Schafer relaciona de forma estrecha la política de otorgamiento de <<mercedes» y
favoritismo como una prolongación de los favores al valido a los demás estamentos-
con la de oficios vendidos. 1, p. 177.
96
• Consulta del 27 de abril de 1633; AGI, Indiferente General, 757. Cfr. Schafer, 11,
p. 187 (notas 91 y ss.) .
•
•
vendido otra vez sin su con ocim ient o un oficio de Hac iend a, el de con -
tador de Castrovirreina>> y los consejeros reiteraron sus objeciones, que
tampoco fueron aceptadas por el Rey, en con side raci ón a las graves ne-
cesidades del Tesoro, más aún , en esta oca sión ord enó la venta <<de los
oficios de plum a que hub iere vacos y vacaren, pro cur and o que sea n
personas ben emé rita s a los que se dier en>>; selección y venta que par a
lo sucesivo se encargó al pro pio Con sejo de Indias rn.
Schafer no dud a de las buenas intenciones de los con seje ros de In-
dias, pero insinúa también unas motivaciones más prosaicas en esta opo-
sición a los designios del Mo narc a: la des azó n de hab er sido pret erid os •
nos nar ra Ma ría Enc arn ació n Rodríguez Vicente, en 1641 com pró <<Un
cargo de con"tador en el Tribunal de Cue ntas por 9.000 pes os, renu11cia- ·
ble en su hijo, deb iend o des emp eña rlo has ta que el hijo tuv iese eda d
competente. Per o pro nto ta1nbién se vio que el pad re tam poc o lo era,
pue s no sab ía escribir, y lo que era más grave, contar. El hijo sí sab ía
escrib}r y contar, pero no tenía inteligencia suficiente para el cargo. Me -
dina Avila alegó que hab ía perd ido la mem oria y se le hab ía olv idad o
hac er cuentas, pero que en dos mes es las volvt?ría a recordar. Al pas ar
•
CJJ Consulta del Z7 de juni o de 1648; AGI, Indiferente General, 765. Cfr. Schafer,
op. cit., 11, p. 189 (notas 99 )' ss.).
98
Schafer, op. cit., 11, p. 191. ·
99
Caravantes, Noticia General, 1, IV, 130.
•
•
•
•
•
•
LOS MINISTROS DE LA CONTADURÍA 85
•
100
Rodríguez Vicente, María Encamación, El Tribunal del Consulado de Lima en
la primera mitad del siglo XVII (Madrid, 1960), p. 388.
1º1 En AGI, Lima, 51, 52 y 53, se encuentra la doclimentación del marqués de Man-
gando méritos y servicios, hace relación de muchas cosas particulares que obró en el
tiempo que fue vi"ey del Perú, 4 de diciembre de 1653; AGI, Lima, 610. Cfr. BAE, núm.
282, pp. 224-278. El memorial ha sido calificado por L. Hanke como de extraordinario,
por ser el ~único caso conocido de un virrey que presentó dos relaciones». Ibídem, p. 100.
103
• Memorial ... Ibídem, p. 268 y ss.
04
• Ibídem, p. 100 (nota 2). · ·
•
•
•
105
Carta del fiscal de la Audiencia y juez de Residencia, Pedro Vázquez de Velas-
co, 15 de marzo de 1650; AGI, Lima, 100; BAE, núm. 282, pp. 196-199.
106
AGI, Lima, 54. Cfr. BAE, núm. 283, p. 78.
107
.Advertencias que hace el conde de Lemos a la relación del estado del Reino que
le entregó La Real Audiencia de Lima del tiempo que gobernó en vacante de virrey, que
fue de ~ño y más de.ocho meses, dirigida a la Reina nuestra señora, en el Real Supremo
Conse10 de las Indzas, s/f. c. 1668; AGI, Lima, 466; BAE, núm. 283, pp. 251-273. ·
•
•
•
108
Ibídem, pp. 266 y ss.
109
Ibídem, p. 267.
no Schafer: op. cit., 1, p. 327.
• lll Relación de don Melchor de Liñan y Cisnero~ al duque de la Palata, 8 de diciem-
bre de 1681; BAE, núm. 284, pp. 212 y ss.
•
•
112
Ibídem.
tn Domínguez Ortiz, Antonio: «Un Virreinato a la venta», en Mercurio Peruano
núm. 453 (Lima, 1965), pp. 43-51, Lohmann Villena, Guiller1no, «Un virrey desconoci:
do 1«;1 Perú», en Revista Histórica, núm. 14 (Lima, 1941), pp. 115-122.
Relación de don Melchor de N av&rra y Rocafull, duque de la Palata, a su suce-
sor, el duque de la Monclova, 12 de diciembre de 1689; BAE, núm. 285, p. 132.
•
•
•
•
•
1 OS MINISTROS DE LA CONTADURIA 89
•
dar preferencia a los más antiguos, mientras que los afectados queda-
ban a la expectativa de las vacantes que se fueran produciendo, <<según
sus clases por la antigüedad de cada uno en los mismos tribunales>>,
disfrutando en el entretanto de la mitad del salario, salvo aquellos que
hubieran adquirido sus derechos por la venta de oficios, a quienes se
les aseguraba la percepción íntegra de sus sueldos 115 •
Tres años más tarde se concretaron estas disposiciones para el Tri-
bunal de la Contaduría de Los Reyes, en una cédula que en la sumilla
de Matraya reza: <<que el virrey dé las órdenes correspondientes para
que se verifique en el Tribunal de Cuentas de Lima se componga preci-
samente de sólo cinco plazas de contadores, quedando la sexta en futu- ·
ra para la primera vacante, asistiéndose al inter~sado, en el entretanto,
116
con todo el sueldo>> •
Efectivamente, la reforn1a de la Contaduría en el número de sus mi-
nistros superiores se hizo y se mantuvo en el siguiente siglo, pero no
sucedió lo mismo en el de los subalternos, que siguió creciendo hasta
hacer irreconocible la planta primigenia de las ordenanzas.
-
115
Cfr. Muro Orejón, Antonio, Cedulario Americano del siglo XVIII, t. 1 (Sevilla,
1956), pp. 454-456, núm. 2'if/, y Matraya, núm. 296.
• 116 Cédula del 22 de octubre de 1694. Cfr. Matraya, núm. 214 .
•
•
DE LA CONTADURIA* •
* Parte sustancial de este capítulo sirvió para elab ora r mi pon enc ia al W Congreso
Venezolano de Historia, publicada ya en la correspondiente Memoria (Caracas, 1983),
t. I, pp. 455-500.
90 • •
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 91
•
l. LA RENDICIÓN DE CUENTAS
En 1630, En 1636,
Caja
atraso desde atraso desde
Los Reyes 1622
Huancavelica 1595 1634
Castrovirreina 1619 1619
Arequipa 1606 1606
Arica su fundación 1601
Cuzco 1610 1610
Caravaya su fundación 1604
Trujillo 1612 1612
Paita 1611 1611
Chachapoyas 1617 1617
Huánuco su fundación 1604
La P<lz 1605 1605
Oruro 1617 •
1617
Potosí 1617 -1627
Tucumán su fundación ?•
Santa Cruz de la Sierra su fundación ?
Buenos Aires 1612 ?•
Guayaquil . 1612 1612
Puerto Viejo su fundación 1612
Quito 1605 1695
Loja ?• 1605
Cailloma . 1635
Bombón y Nuevo Potosí ?• 1620
•
1
Relación de las cuentas por tomar en el Tribunal de la Contaduría de Cuentas de
las provincias del Perú, sacados de los libros de ella por el contador Joseph Suárez.
Relación núm. l. Los Reyes, 24 de mayo de 1630; AGI, Lima, 105. Del mismo autor:
. Relación de las cuentas atrasada.s hasta finales de
•
1636. Los Reyes, 15 de junio de 1637;
AGI, Lima, 106.
•
•
•
•
2
Lohmann Villena, Guille1100... , las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII
(Sevilla, 1949), p. 2ITT.
3
La visita del contador López de Caravantes se realiza a finales de 1627; sin em-
bargo, en la relación de Suárez correspondiente a 1630, las cuentas de la Caja de Huan-
cavelica todavía no se encuentran actualizadas. Esta aparente contradicción puede salvarse
pensando que para esta última fecha Caravantes las hubiera ter11rinado de tomar, pero
no de formalizar. Cfr. Lohmann, op. cit., p. 268. Para la visita del contador los despa-
chos del visitador Juan Gutiérrez Flores de 3 de diciembre de 1627 y 11 de mayo de 1629;
AGI, Lima, 276.
4
Infor111e del contador de resultas Francisco Gómez de Pradeda; Lima 15 de mayo
de 1636, AGI, Lima, 106.
•
•
Los libros de la Villa Imperial habían sido revisados hasta 1617 por Alon-
so Martínez de P-astrana en cumplimiento de la ordenanza 28 de 1605.
Ante la reiterada negativa de los contadores a continuar estas inspec-
ciones reglamentarias, el Gobierno envió a Julio de Carvajal, quien ade-
lantó diez años más, dejando los retrasos en 1627.
Algunas de las cajas periféricas Tucumán y Santa Cruz de la
Sierra , que en la primera relación aparecen con la vaga expresión
atrasos desde su fandación, en la segunda son expresa1nente elimina-
das porque, dice Suárez, por su lejanía no se tiene razón de que se haya
tomado cuenta alguna, ni cuáles son sus gastos ni cuáles sus ingresos.
De otras por lo menos agrego por mi cuenta , aunque en decenas
de años no se hayan rendido cuentas con las formalidades de rigor, se
tiene una idea aproximada de su marcha financiera, gracias a los tan-
teos que enviaban los corregidores y oficiales reales. Otra caja alejada
de la sede del Tribunal es la de Buenos Aires, de relativa importancia
económica, de la que Suárez no proporciona la fecha del atraso, pero
en catnbio ofrece la noticia de que sus cuentas han sido ajustadas <<Últi-
mamente>> por el licenciado León Garavito.
En 1636 las cuentas por tomar, con las exclusiones mencionadas,
hacen un total de 447. El contador Suárez, en la comunicación que ve-
nimos citando, infor1na de otra carta similar dirigida al Monarca; en-
tonces, dice, las cuentas acumuladas sumaban 395. En la primera
relación no se ofrece la suma total, pero suponiendo que las fechas de
fundación de las cajas son las que aparecen en la relación de 1636, he-
cho que no he comprobado en todos sus extremos, daría un t~tal de
430 cuentas atrasadas. Los adeudos teóricos de los oficiales reales son
también impresionantes; nuestro informante dice que las deudas acu-
muladas sumaban 8.500.000 ducados (11.485.000 pesos de a ocho reales).
Y todas estas cuentas y deudas morosas se refieren exclusivamente
a las finanzas de la Real Hacienda administrada por los oficiales reales
-ciertamente la parte más importante cualitativa y cuantitativa111ente ,
pero no incluyen otras muchas que estaban de la misma fortna bajo la
5
jurisdicción del Tribunal de Cuentas :
a) Las del factor Cristóbal de Ulloa y las del contador Leandro
de Valencia por lo que recibieron para la Ar1nada del Callao.
b) Las del Receptor de penas de Cámara y gastos de· justicia.
e) Las de los tenedores de bastimentos de la Ar1nada: todas desde
que se formó el rribunal, excepto las de Francisco Ronquillo .
•
5 Relación núm. 1 de Suárez. Vid. supra (nota 1).
•
94 CO NT RO L FI SC AL EN EL VIRREINATO PE RU AN O
d)
Todas las cuentas de capitanes de Artillería de la A rm ad a, ex-
cepto la de Domingo de Loaysa.
e) Las de capitanes y maestres de galeones.
f) Las de proveedores de la A rm ad a, desde 1627.
g) Las de los asientos de fábrica de pólvora del tiempo del mar-
qués de Guadalcázar. ·
h) Las del transporte del azogue desde las minas de Huancavelica
al puerto de Chincha, desde febrero de 1625.
i) Las del receptor del impuesto de la Avería de la Ar1nada, de sd e
•
1626.
j) Las de la caja de almojarizazgos, cr ea da po r el virrey do n Luis
de Velasco en 1600 y extinguida en 1613 6 •
El virrey don García Sarmiento de Sotomayor, conde de Salvatie-
rr a, nos ofrece en su Relación de Gobierno un interesante cuadro del
estado de las finanzas de territorio virreinalicio hasta el año de 1650 7 :
19.000 cobrables.
Z74.223 perdidos. •
•
110.000 du ca do s, en de ud as du do sa s.
210.105 Total
•
6
Co n este nombre de caja de almojarifazgos Su áre z de be referirse a la efí me
ra Ca ja
Real del Callao, qu e tuvo co mo función pr im or dia l la ad mi nis tra ció n de es
a ren ta en el
pr inc ipa l pu ert o pe ru an o. Vid. su pr a, cap. 11 (nota 18).
7
Relación de l co nd e de Salvatierra a su su ce so r el co nd e de Al ba de Aliste,
22 de
marzo de 1655; BAE, nún1. 283, pp. 51 y SS. En la colección de Altolaguirre, n,
8 p. 267 y SS.
Según un testimonio del Tribunal de Cu en tas de l qu e el vir rey ex tra cta es
tos da -
tos, las cu en tas atrasadas se rem on tan antes de 1630, lo qu e resulta so rp ren de
nte po r co n-
tradecir no sólo el an ter ior testimonio del co nta do r Su áre z, sino los resultados
de la Visita
a Potosí de M art íne z de Pastrana, ya qu e se incluyen on ce cu en tas de l pe río
do ex am ina -
do en es a op or tun ida d. La ún ica ex pli ca ció n pa ra sa lva r es ta co ntr ad icc ión
es pe ns ar qu e
el co nd e de Salvatierra se ref ier a en este ca so a las de ud as o alc an ce s no
satisfechos y
no a las cuentas revisadas.
9
Es ta Ca ja fue visitada en 1639 po r el co nta do r de resultas Al on so Ib áñ ez de
Poza~
•
•
•
, ,
CUENTAS Y ANALISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURIA 95
pero no pudo liquidar las cuentas revisadas porque tuvo que bajar a la capital virreinal
por orden del Gobierno. Algunas de las sumas de este cuadro, recogidas textualmente
y como sucede con cierta frecuencia con otros casos, no se ajustan con la comprobación
del cálculo.
10
Las cuentas de esta Caja desde 1627 fueron tomadas por el contador Ibáñez de
Poza y Femando Quijano, en calidad de jueces comisarios.
11
Las cuentas de la C.,¿ja de La Paz de <<1629 hasta 1641 se tomaron por el contador
Die~o Rodríguez Urbán de la Vega, según consta de dicho testimonio ... >>.
2
<<Aunque está a cuidado de la Real Audiencia el tomar los tanteos de cuentas de
cada año y remitirlos a este Tribu~al, no lo ha hecho, con lo que están 19 por tomar
desde 1632 hasta 1650, según parece por dicho testimonio>>.
13
El marqués de Mancera nombró a José de la Vega Alvarado visitador de las !TlÍ-
nas de Huacavelica y le encargó tomar el tanteo de las cuentas de la Real Caja. Fueron
tantas las irregularidades que comprobó, que condenó a fuertes penas a sus oficiales rea-
les, Alonso de Tineo Solís y Diego de Paredes y Solís.
14
En su tiempo, el marqués de Mancera envió como visitador de las cajas reales
de Buenos Aires y Tucumán a Cristóbal de Becerra. El gobernador, a petición de los
oficiales reales, suspendió el ejercicio del visitador con la excusa de que en Lima había
un nuevo virrey, de quien necesitaba confir1nación. Becerra regresó a Los Reyes y obtu-
. vo la confianza del conde de Salvatierra, pero has~ el momento de redactar la relación,
el virrey no tenía noticias de los resultados de su misión, aunque sí se podía afir1nar
que en dichas cajas se habían cometido muchos fraudes.
•
•
18
Carangas •
Lima A excepción de unos alcances que
se hicieron a sus administradores, de
los que restan unos 15.000 pesos, de
cobranza segura, la caja está al día .
todo estaba atrasado << ••• y las provincias son tan distantes y las últimas •
15
En este caso se refiere a los tanteos que tenía que enviar la Audiencia, según el
régimen especial de la Caja de Santiago.
16
Lo mismo que el caso anterior.
17
Desde que en 1632 el conde de Chinchón envió a Andrés Ruiz de Guevara a la
Caja de la Concepción de Chile, donde anualmente se ingresaban los 212 .000 ducados
del situado, no se tenía más inforrnación sobre su gestión económica. Salvatierra, urgido
por el Monarca, envió otro visitador, al doctor Juan de Huerta Gutiérrez, con las atribu-
ciones <<que en tales casos se acostumbra>>. otorgadas por el Tribunal de Cuentas de Lima.
18
La Caja era de reciente fundación, 1652, posterior incluso a la techa límite de la
relación, 1650.
• •
•
mismo inicial se mantuvo aún por algún tiempo. En 1610 los tres pri-
meros contadores de cuentas escriben al Rey satisfechos de su labor;
adjuntan el tarzteo de la Caja de Lirna <<; ••• por el .cual se echará de ver,
dicen~ cuan ajustada anda esta caja después que este Tribunal se asentó
y que hay diferente cuenta y razón que en lo pasado, respecto que los
oficiales reales no tienen otro freno mayor que nuestra presencia>>20 .
Pero como ya por entonces comienzan a llegar a la Corte las primeras
quejas sobre la Contaduría tratan de ponerse en guardia, atribuyéndo-
las al odio y emulación <<de todos>> contra el Tribunal por querer cum-
plir fie.lmente sus obligaciones y sin respetos humanos, porque su único
objetivo era <<poner cobro e ir recogiendo tanta hacienda perdida como
11ay en este reino, aunque son pocos los que nos ayudan a ello>>.
No sé si éstas eran las verdaderas razones de los enfrenta1nientos
<<de todos>> contra el Tribunal. Pero lo que sí resulta evidente es que
para los oficiales reales, especialmente para los de la Caja de Los Re-
yes, resultaba verdaderamente molesta la cercanía de un organismo fis-
calizador aunque sorprendentemente se encuentren entre los que unos
años antes solicitaron su creación . Sus instancias al Monarca son ahora
21
de signo contrario al pedir la supresión • La solicitud es oída en el
Consejo de Indias y, por una cédula dirigida al príncipe de Esquilache
el 16 de abril de 1618, se pide los pertinentes informes y pareceres antes
de adoptar tan drástica medida. El virrey~ después de consultar con el
contador de la Santa Cruzada Gonzalo de la Maza <<ministro de mu-
cha noticia y experiencia en la administración de la Real Hacienda>> se-
gún el ~juicio de López de Caravantes , redacta su respuesta 22
•
•
•
9
t Sol6rzano, Política Indiana, VI, XVI, 13.
2
°
Carta de los contadores Martínez de Pastrana , López de Caravantes y Garro al
Rey. Los Reyes, 10 de mayo de 1610; AGI, Lima, 105.
21
Sin llegar a los extremos de los oficiales reales de Lima, algunos funcionarios de
los Tribunales de México y Bogotá solicitaron urgentes refor1nas: «El del Nuevo Reino
ha escrito ingenuamente que convendría se refor1nase; de México ha dicho aiguno de
los que allí ha servido, no mal entendido, diciendo lo hacía por descargo de su cor1c1en-
cia», Solórzano, Política lndiana, VI, XVI, Tl. Ya veremos más adelante cómo tambiér1
· se dieron de alguna fo1·1na esas voces disidentes en el Tribunal de Lima .
22
En carta fechada en Lima el Z7 de mayo de 1619.
•
•
nes del virrey peruano, porque objetaban que sin grandes dificultades
se podían suprimir los Tribunales a1nericanos y volver al régimen an-
terior enviando los consabidos visitadores. Eso sí, en caso de acceder-
se a su propuesta, anota con picardía López de Caravantes, solicitan
aumento de personal, por lo pronto seis entretenidos 23 . Esta carencia
de funcionarios para atender el atraso de las cuentas se presenta como ·
el telón de fondo en la historia de los primeros años del Tribunal de
Cuentas; por ello, y por considerar que no ~s una simple disculpa de
los contadores, se dedica a este tema, más adelante, un epígrafe espe- •
cífico.
El fiscal del Consejo de Indias trasladó a los contadores de cuentas
limeños el parecer de sus colegas metropolitanos para que ellos tarn-
bién tuvieran la oportunidad de expresar sus opiniones en un asunto
que les incumbía de for1na directa. Como era de esperar, la respuesta
de la Contaduría peruana fue de rechazo absoluto a dicha proposición,
24
a1nparándose en los siguientes argumentos :
a) Suprimir los tribunales de cuentas indianos no sólo supondría
volver al caótico estado de cosas anterior a la creación de las contadu-
rías, sino a otro mucho peor, ya que la Hacienda había crecido en el
entretanto.
b) Las actuaciones de las contadurías práctica1nente caerían en saco ·
roto porque tendría que comenzarse todo de nuevo.
e) Faltaría en las cuestiones judiciales, atendidas por las audien-
cias americanas, la opinión profesional de los contadores de cuentas.
d) Volver al sistema anterior acrecentaría las dificultades para co- •
Pudo ser que esta última razón hiciera desistir a los consejeros de
Indias en seguir adelante, pero lo más probable es ~que llegaran a esta
conclusión por sus propios medios, más aún, que nunca se hubiera to-
mado demasiado en serio medida tan desproporcionada 25 • Lo cierto es
23
Caravantes, Noticia General, IV, 1'', 166 a 173.
24
Carta de los contadores de cuentas, 1 de noviembre de 1626. Caravantes, Noticia
General, IV, IV, 180.
25
Solórzano describe las perplejidades del Consejo ante este difícil asunto los con-
sejeros, die~, era°: ~onscientes de las dificultades para « ... innovar en negoci~ de tanto
peso y cons1derac1on y refortnar lo que tanto tiempo se tardó en pensar y resolver por
•
•
•
•
• •
ministros de tanta experiencia y celo del servicio real, así del Consejo de Indias como
del de Hacienda y Contaduría Mayor de ella, especialmente no se ofreciendo otros me-
dios que mejoren las cosas de la Hacienda Real de Indias y sintiendo que será rematarla
de todo, si se vuelve a poner en el estado que tenía antes de la erección de los Tribuna-
les>>. Política Indiana, VI, XVI, 28.
26
La carta de los contadores está fechada el 26 de abril de 1628 y la del virrey el
Í5 de marzo del mismo año; Caravantes, Noticia General. IV, IV, 187.
n Ibídem, IV, IV, 188 a 191 .
•
•
•
de 1631. Con gran pesar suyo el virrey se decide a darle curso, pero
haciendo notar que lo hace sólo por <<las palabras tan apretadas>> con
que se insta a su cumplimiento; no obstante, deja entrever que si la Real
Audiencia y el Acuerdo General de Hacienda se mostraran decididos
a aconsejar una nueva suspensión, probablement e la secundaría, por-
que seguía convencido de la inocencia de los contadores, basándose so-
bre todo en las siguientes raz9nes que expone al Monarca 28 :
•
28
Carta del conde de Chinchón al Rey, Lima, 6 de abril de 1631. Cana de Hacien-
da núm. 66; AGI, Limn. 105.
29
Carta al Rey de los contadores de cuentas Martínez de Pastra11a, Jose Suárez y
Juan de Oleaga; AGI~ Lima , 105.
•
•
3
31
° Caravantes, Noticia General, IV, IV, 205.
La fecha de esta cédula parece ser la de 9 de julio de 1630, aunque Caravantes
ofrece una fecha diferente, la del 5 de abril de 1630; puede tratarse de dos documentos
· diferentes o de un simple error del contador que t?n estos pasaj·es ofrece una cronología
confusa. Noticia General, IV, IV, 196.
•
•
•
año las cuen tas prese ntes ... sin dejar las atrasadas>>, y así se sigui era
en lo sucesivo. .
b) Que para las cuen tas atras adas se nom brase n perso nas que al
tér111ino de un año llevasen los resul tados al Trib unal dond e qued arían
regis trado s los pape les y recau dos.
e) La orde n debí a come nzar se a ejecu tar con el inici o de un año
natur al, el que al virre y le pare ciera más conv enien te.
d) Que si en el cump limie nto de esta orde n hubi ese omis ión por ,
parte de los conta dore s de cuen tas no se les debí a per11útir serv ir en
•
sus ofici os ni pagá rsele s los salar ios. La mism a pena se hacía exten si-
ble a los ofici ales reale s que debi endo acud ir al Trib unal no lo hicie ran
en el tiem po en que estab an oblig ados .
e) Los enca rgad os de form a expr esa por las orde nanz as del Tribu -
nal de fenec er las cuen tas atras adas eran los conta dore s de resul tas, por
lo tanto debe rían ocup arse de esta tarea <<sin alzar la man o de ellas has-
ta acabar>>, acata ndo las órde nes que el virre y les diera en este senti do.
En caso contr ario se les arnen azab a con las mism as pena s que a los
conta dore s de cuen tas y ofici ales reale s.
f) Que se cump liese el capít ulo 28 de las prim eras orde nanz as re-
lativ as a la visita de la Caja de Poto sí; mand ato que en los veint icinc o
años de exist encia del Tribu nal sólo se habí a acata do una vez, con gran
prov echo para la Real Haci enda .
El cond e de Chin chón se dispu so a dar cump limie nto a las órde nes
regia s. Por prov isión de 11 de ener o de 1632 deter minó que a parti r
de ese año come nzar á a corre r el nuev o régim en orde nado por el Mo- ·
narca . Los conta dore s de cuen tas <<suplicaron en for1na>> y se remi tió
como caus a conte ncios a a la Real Audi encia por auto de 13 de febre ro •
de dicho año .de 1632 32 • No obsta nte, el virre y insis tió en las órde nes.
El 15 de marz o de 1632, el fisca l de la Audi encia , Andr és Bara ona En-
cinil las, entre gó la prov isión del cond e al escri bano de cáma ra de. la
Cont adur ía ~on la expr esad a oblig ación de prese ntarl a a los cont ador es
e insta rlos a su cump limie nto, quie nes aper cibid os form alme nte dije-
ron que acata ban con respe to las órde nes reale s, pero que no podí an
dejar de anot ar las sigui entes razon es que obsta culiz aban su cump li-
mien to:
a) No se pued en toma r las cuen tas en el mism o año de su ejerc i-
cio: es nece sario prim ero toma r los tante os y lueg o de que los ofici ales
32
Carta de los contadores de cuentas. Los Reyes, 12 de mayo de 1634; AGI, Lima,
106. Caravantes, Noticia General, IV, IV, 206.
• •
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 103
•
reales den st1s relaciones juradas ordenar las cuentas, duplicarlas y, por
último, tomarlas propiamente; y todo esto conforme a las ordenanzas.
b) La extensión del territorio en donde a lo largo de 1.500 leguas
hay 24 cajas reales y en donde la más cercana con la excepción lógi-
can1ente de la de Lima está a 60 leguas.
33
e) Sólo hay tres contadores de cuentas para el fenecimiento de
las cuentas y en las de Lima se emplean seis meses para ordenarlas
34
y otros tres para duplicarlas • Se ocupan además de otras muy diver-
sas tareas: las últimas horas de la mañana en la atención al público;
toda la mañana del miércoles con los oidores; las tardes de los miérco-
les y viernes en el despacho de los negocios ejecutivos y cobranzas,
asistidos por el asesor, conforme a las órdenes y autos de los virreyes.
Muchas otras horas se ocupan en atender a las consultas del virrey, <<que
son muchas>>, porque en sus oficinas se encuentra <<la razón de Hacien-
da de todo el reino». El contador más antiguo acude semanalmente al
Acuerdo de Hacienda. Hay, por otra parte, que satisfacer y dar respuestas
a las cartas que escriben los corregidores y oficiales reales, en razón
de lo que se les encarga y manda. También se ocupa algún tiempo en
ver las cuentas que vienen por apelación, principalmente la de los tri-
butos de los indios que los oficiales reales deben tomar a los corregi-
dores de su distrito.
d) En cuanto a que los contadores de resultas se encarguen sólo
de las cuentas atrasadas, ta1nbién se ofrecen muchas dificultades. En
principio son muy pocos para pechar con tan vasta tarea, ni diez oficia-
les más podrían absorber todas las acumuladas. Por cumplir estricta-
mente las últimas disposiciones reales descuidarían sus obligaciones con
las cuentas corrientes: ministros de la Arn1ada proveedores, pagador
y tenedor de bastimentos, ar1nas y artillería; maestres y patrones de
embarcaciones , condestables, receptor de penas de cámara y de ave-
ría, entre ·otras muchas. Se encargan además del despacho de la mesa
de libros y en tomar la razón de los despachos del Gobierno y otros
muchos; encargo este último que lo cumplen por turnos alternándose
35
con los oficiales ordenadores •
•
33
En realidad servían en ese momento cuatro contadores de cuentas, los que fir-
man el documento, pero uno en calidad de supernumerario; mas para el objetivo que
se proponen era más efectiva tal elusión jurídica.
34
Ni por las ordenanzas del Tribunal ni en la práctica ordinaria los contadores de
cuentas se dedicaban a estos menesteres reservados al personal subalterno.
35
• Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes, Suárez y
•
•
104 CON TRO L FISC AL EN EL VIRR EINA TO PER UAN O
líneas arri ba. Por otra parte, las exigencias de la céd ula son más benig-
nas para ellos, sólo les obliga a <<no levantar la pluma>> y no se les pon e
plazos perentorios y acuciantes com o a los de cuentas.
Las súplicas y razones de los contadores de cuentas mov iero n al
virrey a trat ar el terna en el Acuerdo Gen eral . Se resolvió, que sin que
la cédula en cuestión perd iera vigor, se ord ena ra a los oficiales reales
el pago nor mal de los sueldos a los ministros del Tribunal; eso sí, se
establecía una condición: que en el laps o de tres años trae rían la apr o-
bación real, y en caso de no con seg uirl a se com pro met ían a la
devolución r1.. Es de ima gina r los días de angustia, de <<desconsuelo>>, .
según sus palabras, que pas aría n los contadores de cuentas en esp era
de la contraorden salvadora, que se materializó en una céd ula despa:.
cha da en Ma drid el 2 de abri l de 1634, gracias, sob re todo, seg ún se
expresa en el mismo documento, a un mem oria l que hab ía diri gido al
Consejo el contador José Suárez 38 •
36
Actas levantadas por el escr iban o de Cám ara Gon ulo de Vargas, Los Reyes, 12 .
de juni o de 1632; AGI, Lima, 106.
n Cart a al Mon arca de los contadores de cuen tas Mar tínez de P<lstrana, Suár ez y
Mor ales; Los Reyes, 12 de mayo de 1634; AGI, Lima, 106. ·
38
<<En diferentes cartas que me ha escrito el Tribunal de· Cuen tas de esa ciud ad, y
últimamente en una de quin ce de mayo del año pasa do de seiscientos trein ta y tres me
representan los contadores el desc onsu elo que les caus a ver que no se les paga sus sala-
rios, por ocas ión de una de mis cédulas, en que man dé que si no toma sen cada año todas
las cuentas de su distrito, no se les paga sen, ni deja sen ejerc er sus oficios, supl icán dom e
fuese serv ido de susp ende r la ejec ució n de la dich a cédu la, pues el toma r t0das las di-
chas cuentas, habiendo tantas atrasadas y con tan poco s que ayuden es impo sible , y ha-
bién dose visto en mi Con sejo de Indias he resuelto de remitiros a vos un mem orial que
por· parte de Joseph Suárez, uno de los dich os cont ador es de cuentas, se ha pres enta do
en el dich o mi Consejo, para que habi endo visto todas las razones que así en gene ral
com o en parti cula r refieren los dich os contadores, y juzg ando vos que son ciert as y legí-
timas, hagáis que se les pague lo que se les debi ere de sus salar ios atras ados , orde nand o
•
•
•
• •
que en lo de adelante guarden la for111a y orden que por mi cédula he mandado última-
mente se observe en el dicho Tribunal, con lo cual se podrá continuar el pago de los
dichos sus salarios, que así es mi voluntad», Madrid, 2 de abril de 1634; ANP, Canas
y Cédulas del Tribunal de Cuentas de Lima., l. Esta cédula, como se desprende también
del texto, está relacionada con otra de la misma fecha y que da pie a las actuaciones del
conde de Chinchón, objeto de estudio del próximo epígrafe. Vid. nota siguiente.
39
También se le autorizaba para que nombrara 4<0tros dos contadores de inteligen-
cia y satisfacción~ para tomar las cuentas de Potosí y las de las otras cajas aledañas, con
tiempo y salarios limitados. Se dejaba al arbitrio del virrey el decidir si la cobranza de
. las deudas se reservaba para el Tribunal de Cuentas o si se otorgaba a los contadores
comisarios jurisdicción para ello. Las cuentas corrientes seguían, en todo caso, como
obligación de los contadores de cuentas, con quienes el Monarca recomendaba utilizar
<<penas y otros gravámenes apretados» para obligarlos a rendir satisfactoriamente. Cédula
de 2 de abril de 1634: en carta de Gómez de Pradeda~ 15 de mayo de 1636; AGI, Lima,
106. y ANP, leg. citado. En la Recopilación, VIII, I, 100.
4D Relación de los días que el Señor virrey conde de Chinchón vino al Tribu11al de
la Contaduría Mayor a tratar de la forma de toma.r las cuentas atrasadas de las cajas
del Reino. Firn1ada por el escribano de Cámara Gonzalo de Vargas, 28 de mayo de 1638;
· AGI, Lima, 106, en carta de los contadores de cuentas Francisco Marcos de Morales,
Ibáñez de Poza y Gómez de Pradeda de la misma fecha; AGI, Lima, 106.
•
-
41
Asistieron a esta pri me ra reunión los oidores doctores Galdós de Valencia, Ga -
briel Gómez de Sanabria y Ma rtín de Arriola; el fiscal An dré s Baraona Incinillas; los
contadores de cuentas Martínez de Pastrana, José Suárez y Francisco Ma rco s de Mo ra-
les; los contadores de resultas Alonso lbá ñez de Poza y Francisco Gómez de Pra ded a
y los contadores ordenadores Pedro de Gordezuela Ca stro y Francisco Ga rcí a de Collan-
tes; los entretenidos Alonso Ibáñez (homónimo del con tad or de resultas), Ferrnín de Es-
pinal y Pedro de los l,líos; el relator doctor Bartolomé de Salazar y el secretario Gonzalo
de Vargas.
42
Los contadores de cuentas par ece n hab er olvidado sus objeciones contra esta cé-
dula y sus peticiones de derogación (vid. supra) .
•
•
oficiales reales designan una para que exclusivamente asista a los con-
tadores de cuentas con los libros y recaudos, <<¿cómo se podrán orde-
nar y tomar las de oficiales reales ausentes sin persona suya ni recaudo?>> .
•
Miércoles 9 de abril
Tres meses después, e] conde volvió a reunirse con los miembros
43
del Tribunal • Les preguntó qué se había obrado desde la última vi-
sita y cada contador dijo lo que había hecho en ese lapso. El virrey
tomó la palabra y ordenó que de allí en adelante sólo se tomaran las
cuentas de las cajas reales, obviándose por el momento todas las de- •
más: Armada, Avería, etc. A las doce del mediodía, <<por ser tarde>>,
se suspendió la reunión y se fueron todos a comer, sin poder hablar
más de la materia y sin que los contadores dieran su asentimiento formal.
Miércoles 9 de julio •
Miércoles 16 de julio
44
El conde fue por tercera vez al Tribunal de Cuentas • A instan-
cias suyas, cada uno de los contadores explicó lo que había hecho des-
de la visita anterior. El virrey insistió en que los contadores de resultas
.o rdenasen las cuentas de la forma que había propuesto en su primera
visita. Tomó la palabra lbáñez de Poza y opuso los argumentos que ya
se había hecho constar por escrito. Chinchón, contrariado, le ordenó
que callase y no replicase. Volvió a reiterar sus criterios, aunque reco-
noció que era justo proporcionarles el personal auxiliar necesario, pe-
ro sólo para que escribiesen las cuentas que los de resultas fueran
ordenando. Estos ayudantes con el tiempo aprenderían las tareas de or-
43
En esta oportunidad se hallaban presentes los oidores Gald6s, Torres de Altami-
rano y Enríquez, el fiscal, los contadores de cuentas y de resultas, el ordenador Collan-
tes, los tres ayudantes, el secretario y los dos porteros, Miguel del Castillo Talavera y
Cristóbal Páez de Car111ona.
44
Se hallaron presentes los oidores Galdós, Altamirano, Gabriel Gómez de Sana-
bria, Cristóbal Cacho de Santillana y Martín de Arriola; el fiscal; los contadores de cuentas
y de resultas, a excepción de Gómez de Pradeda, que se encontraban enfermo; los orde-
nádores y los ayudantes, además de los relatores doctores Bartolomé de Salazar y N ico-
lás Polanco y el secretario.
1
•
•
El co nd e de Ch in ch ón m an dó llamar, a las on ce de la m añ an a, a .
los co nt ad or es de cu en tas Su ár ez , M or ale s e Ibáñez de Poza, y en un a
sala ju nt o a la Se cr eta ría los re un ió co n los oi do re s Ga ld ós y Ar rio la ,
el alcalde del cr im en Fe rn an do de Saavedra y el fiscal Ga rc ía de Ca rri -
llo. Pr op us o qu e po r lo m uc ho qu e in ter es ab a al se rv ici o de S. M .
se hi cie se todo lo po sib le pa ra to m ar las cu en tas de las ca ja s reales,
m uy es pe cia lm en te las de l Cu zc o y La Paz, pa ra ca lc ul ar po r ell as lo
qu e se da ría en <<premio>> a las pe rs on as qu e se de sig na ra n pa ra to m ar
las cuentas atrasadas, según las ór de ne s reales. Añ ad ió qu e au nq ue es-
.to lo ha bí a or de na do repetidarnente en sus visitas a la Co nt ad ur ía , no
se había he ch o na da po r obedecer. Su ár ez re sp on di ó en no m br e de sus
co m pa ñe ro s co n las ra zo ne s co ns ab id as . El m ar qu és , de sa ni m ad o an te
la resistencia de lo·s funcionarios, or de nó , co m o da nd o po r ter rn in ad o
el asunto, qu e el re lat or Ba rto lo m é de Sa la za r <<lo pu sie se po r es cr ito
co n la m em or ia de las de m ás veces>> pa ra en vi ar lo al M on ar ca . Su ár ez
suplicó qu e se ad ju nt as e el de sc ar go es cr ito de l Tr ib un al de Cu en tas ,
a lo qu e convino el virrey. Co n es to ter111inó la re un ió n a la un a. .
Au nq ue po r lo ''is to el proyecto de l co nd e de Chi11chón fra ca só al
es tre lla rse an te el m ur o de ob jec io ne s y pa siv id ad de l Tr ib un al de Co n- -
tad ur ía, pa re ce qu e alg un os as pe cto s pa rc ial es se in ten tar on llevar a la
pr ác tic a; as í, en la Relación del co nd e de Sa lv ati er ra se da no tic ia de
có m o el co nt ad or Al on so Ib áñ ez de Poza intentó liq ui da r las cu en tas
de la Ca ja del Cu zc o ha sta 1639, co sa qu e no pu do ha ce r <<por ha be r
ba jad o a esta ciu da d po r or de n de l Go bi er no >;45 •
45
Relación del conde de Salvatierra, en la BAE, núm. 283, N, p. Z75, y en Altola-
guirre, p. 56.
•
•
tas, concibe un sorprendente plan que pasa nada menos que por la
46
supresión de la Contaduría • En efecto, comienza por plantear que las
soluciones tradicionales son insuficientes; y esto por dos razones: no
'
hay en esas tierras personas aptas y expertas fuera de las que ya labo-
ran en el Tribunal y los problemas de la institución no se solucionan
con el nombramiento de dos o tres personas. Una solución en esta lí-
nea tendría que ser más radical: aumentar el personal en por lo menos
ocho contadores de resultas, 12 ordenadores, un fiscal de capa y espa-
da y un solicitador, todos ellos <<criados y ejercitados en los colegios
de los contadores mayores de Hacienda y cuentas de esa Corte>>. Pero
como esto se ha solicitado muchas veces y nunca ha recibido respuesta
satisfactoria, propone la supresión de los tribunales de cuentas en In-
dias y la adopción de su proyecto, apoyado en· las siguientes razones:
En primer lugar se ahorrarían los 15.000 ducados anuales que
a)
demanda el funciona1niento ordinario del Tribunal de Cuentas de Li-
ma, o 40.000 si se extiende la medida a los otros dos de México y Santa
Fe. Estos gastos serían mucho mayores si atiende debida1ne11te el aumen-
to de personal.
b) No existirían las crónicas deudas a la Real Hacienda.
e) Se obviarían las dificultades que encuentran los oficiales reales
para acudir a la sede de la Contaduría, dada la enoi·me extensión del
territorio.
d) Las contadurías indianas no pueden cumplir eficazmente su co-
metido por la poca autoridad con que se las ha revestido.
e) En definitiva, es necesaria esta reforma por las innumerables
dificultades que existen para cobrar las deudas acumuladas: inestabili-
dad de las haciendas, pobreza de los habitantes ... , pero, sobre todo,
porque muchos de los oficiales reales responsables, lo mismo que sus
garantes, han muerto, y los bienes de unos y otros han pasado ya a ter-
ceras personas.
•
• 46
Carta al Rey del contador Francisco Gómez de Pradeda, l,ima, 15 de marzo de
1636; AGI, Lima, 106.
•
110 CO NT RO L FI SC AL EN EL VIRREINATO PE RU AN O
• •
•
'Más~ .treinta años después del Memorial, Gómez de Pradeda seguía sirviendo
47
en el Tribunal de Cuentas. En una reforma del personal que el virrey conde de Lemos
propone al Rey en orden a una mayor eficacia, dice del contador« ... podrá quedar Fran-
cisco Gómez de Pradeda, supernumerario, por lo mucho y bien que ha servido, aunque
su edad es tanta que no le pe1·mite trabajar lo que quisiera». Advertencias que hace el
conde de Lemos a la Relación del estado del Resino que le entregó la Real Audiencia
de Lima del tiempo que 1gobemó vacante de virrey, que fue un año y más de ocho meses,
dirigida a la Reina nuestra señora en el Real y Supremo Consejo de las Indias,
s/f. c. 1668, en BAE, núm. 284.
48
Pese a estas notas megativas, hi&tor.iográ1ñcamente el memorial de Gómez de Pra-
deda es enormememte sugesf.i.vo sobre diversos aspectos de la vida de la Contaduría lime-
ña y en general del estado de las finanzas peruanas.
•
•
•
-
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 113
•
49
Carta del contador de cuentas José Suárez al Rey, 15· de junio de 1637; AGI, Li-
ma, 105.
•
5
°
Carta de los contadores de cuentas Martínez d~ Pastrana, Suárez y Oléaga. Li-
ma, 8 de octubre de 1630; AGI, Lima, 105.
114 CONTR OL FISCAL EN EL VIRREIN ATO PERUAN O
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 115
•
•
•
55
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y Garro. 30
de marzo de 1610; AGI, Lima, 105.
•
•
•
56
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, Suárez y Oleaga, 8 de octubre de
1630. AG!, Lima, 105.
57
Arzans de Orsua y Vela, Bartolomé, autor de la Historia de la Villa Imperial de
Potosí (Providence, Rhode Island, 1965), fija como año del inicio de la Visita el de 1620.
Gunnar Mendoza, uno de los editores comentaristas de la obra, refuta el error y rastrea
documen-ente la presencia del contador Martínez de Pastra,na en diciembre de 1618
(Libros de Acuerdo del Cabildo de Potosí, t. XVI, fol. 90 del Arc-hivo Nacional de Boli-
via, Sucre), y sin duda este es el año en que el contador-visitado,r hizo su entrada a la
ciudad minera, porque ·aunque iniciQ su viaje en 1617 tardó un año en llegar a la Villa
Imperial según el testimonio de su hijo Pedro: «Por orden particular del Consejo de In-
dias y comisión del príncipe de Esquilache, virrey, fue a la visita de las cajas de aquel
Reino, en cuyo camino gastó un año, y llegó a la de Potosí... » (Memorial de los servicios
prestados a la Corona por Alonso Martínez de Pastrana, presentado por su hijo Pedro
de Pastrana, s/f., AGI, LJma, 106). En cuanto a la fecha de terminación de la misma
1
59
Madrid, 20 de marzo de 1620. Provisiones reales, núm. 885, pp. 1014 y ss.; BNM,
ms. 2989.
60
Nota de Hanlce Lewis, en la Historia de la Villa Imperial de Potosí, 1, p. 318.
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 119
•
La Visita de Alonso Martínez de Pastrana a la Caja Real de Potosí,
ya se ha dicho, constituye un hecho aislado en la historia de la Conta-
duría en el XVII. La tozudez de los contadores de cuentas en el incum-
plimiento de esta disposición reglarnentaria pese a la insistencia del
Consejo de Indias y de las autoridades virreinales, a las multas y
amenazas :. .obedece a muchas causas, que en principio podemos resu-
mirlas en dos motivos principales: a) la resistencia de la Corona a ofre-
cerles las debidas compensaciones económicas, y b) a proporcionarles
el personal auxiliar que garantirnra la eficacia y autonomía del visitador.
a) En el terreno de las compensaciones económicas, los auditores
-basan su argumentación en la bien conocida carestía de las tier_ras alto-
peruanas, especialmente en la Villa Imperial de Potosí, donde los pre-
•
cios alcanzaban cotas extraordinarias, y en los forzosos gastos de
desplazamiento por tan extenso y accidentado territorio. Poco después
de haber iniciado oficialmente sus labores, los contadores se dirigieron
al Monarca para plantearle sus inquietudes: sus salarios, ya de por sí
cortos, eran insuficientes para afrontar los gastos extraordinarios de la
Visita; solicitan, por lo tanto, que antes de iniciarla, se les conceda una
competente <<ayuda de costa». Como respuesta a esta carta, el Rey se •
64
Además de las obras ya citadas puede consultarse la de Gunnar Mendoza, Gue-
rra civil entre vascongados y otras naciones de Potosí. Documentos del Archivo Nacio-
nal de Bolivia (1622-1641) (Potosí, 1954).
65
-cédula, San Lorenzo, 6 de mayo de 1609. Provisiones reales, núm. 516, pp. 590
y ss.; ' BNM, ms. 2989.
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 121
66
Carta de los contadores de cuentas Martínez de Pastrana, Suárez y Oleaga, 8 de
octubre de 1630; AGI, Lima, 105.
67
Vid. supra, 1.5.
68
Carta del conde de Chinchón, 6 de abril de 1631; AGI, Lima, 105. .
6
8a Vid. supra. (núm. 29).
69
«Cargo 'ifl.º Y en cuanto al cargo 'ifl, de que señaló 2 250 pesos ensayados de sa-
lario al contador mayor Alonso Martínez de Pastrana cuando salió a visitar las cajas rea-
les de la Villa de Potosí, teniendo dicho contador otra tanta cantidad de salario ordinario
por razón de ·su oficio, cuya dete1·1ninación y acompañado remitieron al ochenta y ocho
siguiente. Confirmamos dicha sentencia./ Cargo.88.0 Y en cuanto al cargo ochenta y ocho,
de que habiendo recibido una real cédula por la que se le ordenaba que rebajasen del
salario de contador mayor a Alonso Martínez de Pastrana lo que pareciese haber cobrado
sin pertenecerle, se tuvo secreta y no la entregó al acuerdo hasta que se vino a estos rei-
nos, por ser amigo suyo dicho contador, y así se le pagó enteramente dicho salario./ Por
lo cual, ya el ochenta y siete a este remitido, el juez y acompañado le declararon culpable
y le condenaron en 200 pesos para la cámara de S.M. Y en el ochenta y ocho mandaron
se guarde y cumpla lo proveído por el juez en el cargo primero. Confir111amos dicha-sell'"'
tencia en cuanto por ella se impone culpa al príncipe, y en lo demás en ella contenido;
la revocamos y atento a la cédula que sobre esto está despachada por este Consejo,' reser-
varemos su derecho a salvo al fiscal de S.M. para que en razón de los salarios que cobró
Alonso Martínez de Pastrana no perteneciéndole, pic;la y siga contra él su justicia, como
viere que conviene./ Y asimismo mandamos que se dé cédula de S.M1 para que los ofi-
•
ciales reales de la dicha ciudad de los Reyes cobren del alguacil y escriban o que fueron
con dicho Alonso Martínez de Pastrana, y de los que tuvo en el tiempo que se ocupó
en dicha visita, los salarios que se le pagaron de la Real Haciend a, y no teniendo los
susodichos de que pagarlos, se cobren de dicho Alonso Martínez de Pastrana, y hasta
que este hecho no se le pague su salario.» Sentencias a la residencia del príncipe de Es-
quilache, 7 de enero de 1626. Cfr. BAE, núm. 281, p. 230 y ss.
70
Caravantes, Noticia General. .
71
AGI, Lima, 106.
72
Carta de los contadores de cuentas, Lima, 31 de mayo de 1631; AGI, Lima, 105.
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 123
13
Ibídem.
•
74 Carta del conde de Chinchón, Limai, 6 de abril de 1631; AGI, Lima, 105.
75 Vid. supra. (nota 1). .
•
•
•
76
Recopilación, VIII, 1, 100. La fecha que consigna el encabezamiento es la de 20
de abril de 1634.
77
Vid. supra, 1.3.
78
Memorial del contador de resultas Francisco Gómez de Pradeda, 15 de mayo de
1636; AGI, Lima, 106.
79
Relación de gobierno del conde de Salvatierra, en la Colección de Altolaguirre,
pp. 268-273, y en la BAE, núm. 283, pp. 51-55 .
•
•
ella más claridad que la que podía constar por algunos papeles y libros
corrientes que tenían esc,r itos hasta el año de 644 y que los años de
45, 46, 47 y 48 no estaban fo1·mados>>.
Francisco de Nestares Marín, presidente y visitador de la Audien-
cia de Charcas, escribió a Salvatierra el 29 de 1ene~ro de 1649, confir-
mando las apreciaciones anteriores. Existía la certeza de que encubierto
por el desbarajuste administrativo se habían cometido muchas irregu-·
laridades y fraudes con los bienes del Estado. El virrey comunicó el
caso al Monarca proponiendo a la vez una solución: nombrar un conta-
dor para la Caja con la obligación expresa de llevar los libros de razón,
por los que se pudieran controlar más fácilmente las finanzas de la Ca-
ja. Por cédula de 13 de noviembre de 1653, el Consejo de Indias se mos-
tró predispuesto a tal nombra1niento a condición de que se explicitara
más su utilidad y se estipulara su salario. Punto este último que cons-
tituyó un escollo para el proyecto. Ni el virrey ni el presidente de
Charcas, consultado por éste, se decidieron a fijar el salario del
contador.
Para lo que sí sirvió todo este asunto, las comunicaciones del virrey
al Consejo, los infor1nes de los visitadores, Tribunal de Cuentas y pre-
sidente de Charcas~ fue para hacer recordar a los consejeros de Indias
el incumplimiento de la visita ordinaria. Y así, por cédula de 26 de
abril de 1653~ se urgió a los contadores el cumplimiento del capítulo
28 de sus primeras ordenanzas y se ordenó al virrey el nombra1niento
de un contador para que subiera a las cajas altoperuanas a tomar las
cuentas de su obligación. El conde de Salvatierra antes de tomar deci-
sión alguna en este punto escribió a Nestares Marín por si el cumpli-
miento de las ordenanzas del Tribunal interfería con su labor como
visitador de las cajas reales; la arnbigua respuesta del presidente-
visitador: <<por ahora no era precisamente necesario, pero que sin em-
bargo convenía que subiese en todo caso para que cumpliéndose en pri-
mer lugar lo mandado por S.M. quedase entablado el subir uno de los
dichos contadores por turno ·Y ta1nbién para reveer las cuentas que en
su visita había ajustado, que se podría hacer sin estorbo», sirvió como
disculpa al virrey para diferir el cumplimiento de la orden; decisión
en la que imagino jugaría un papel importante la oposición del Tribu-
nal y sus consabidas razones. ·
Su sucesor y pariente, el conde de Alba de Aliste, no pudo o no
supo vencer la resistencia de los contadores y la visita se siguió poster-
gando: «Y aunque S.M. ha ordenado, dice el virrey en su Relación de
· gobierno, que se envíe un contador del. Tribunal de Cuentas a tomar
las de la Caja de Potosí, y ta1nbién ha mandado que tome las del Cuz-
•
•
co, los accidentes que se han ofrecido por falta de person as, me han
80
obligado a sobres eer en ambas visitas>> •
Son mucho s los factores que se conjuga.n para estable cer el larnen-
table estado de las fmanzas estatales en el Virreinato peruan o. Algunos •
81
en el períod o que estudia1nos, de 19 a 24 cajas • Es cierto que algu-
•
80
Relación del virrey Luis Enríquez de Guzmán, conde de Alba de Aliste, en la
BAE, núm. 283, p. 125.
8
ºª
81
Capítulo 26 de las Ordenanzas de 1605. En la Recopilación, VIII, 1, 30.
No se puede fijar con exactitud el número de cajas reales bajo la jurisdicción de
la Contaduría porque en el transcurso de la etapa que estudiamos se crean unas y se su-
•
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 127
primen otras, y porque, como dice Ismael Sánchez Bella, «. • . no coinciden las distintas
relaciones, una vez por el traslado de la sede de los oficiales reales y, sobre todo, por
la inclusión o no de las cajas subordinadas para las que el Rey no provee oficiales propie-
ta.rios» (La organiza.ción, p. W); aunque también es cierto que esta última afrrmación
va perdiendo vigencia en el transcurso del XVII. Vid. supra, la relación de las cajas bajo
. el control del Tribunal de Cuentas en las primeras páginas de este capítulo.
82
Schafer, op. cit., 11, p. 176. ·
1
•
cetera. •
Las visitas debiero n constit uir una ocupac ión import ante y ordina -
ria en la vida del Tribun al de Lima, especia lmente la de la Caja de Po-
tosí, pero ya hemos visto como la resistencia de los contadores convierte
este aspecto en algo extraor dinario : la Visita a la Villa Imperi al por •
82
ª Asesoramiento que por otra parte había sido recomen dado por la autorida d real
y muchas veces gustosamente solicitado por la virreinal , como claramen te se infiere de
estas palabras del príncipe de Esquilache: ~En confor1nidad de una cédula de S.M. del
año 1608, he comunic ado muchos negocios con el Tribunal de la Contadu ría por la gran
satisfacción que tengo de los ministro s que hay ahora en ella». Relación de Gobierno,
BAE, núm. 281, p. 195.
83
Lohman n, Guiller1no, Las minas... , pp. 253, 265 y 271.
84
Ibídem, p. 268.
•
•
•
85
Relación de gobierno del conde de Salvatierra. En la Colección de Altolaguirre,
II, ~· L75, y en la BAE, 283, p. 56.
6
Caravantes, Noticia Gene raí, IV, IV, 19.
87
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes e Ibáñez de
· Poza, 1 de mayo de 1627~ AGI, Lima, 106.
88
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 25 y 26.
•
•
tos personales 89 ; tenían tiempo más que suficiente para hacerlo fuera
de las horas habituales de oficina. (Ocio que, dicho sea de paso, es en
algún caso fructífero. Me refiero al de Francisco López de Caravantes,
a quien le permite legarnos sus magníficos tratados sobre la Hacienda
peruana.)
89
Ibídem, IV, IV, 184.
90
Schafer, op. cit., Il, pp. 178 y ss. Decreto del 31 de marzo de 1627; AGI, Indife-
rente General, 859.
•
•
•
•
•
•
•
91
El marqués de Tarralbo, por ejemplo, se queja desde la capital novohispana del
atraso de las cuentas ocasionado por la insuficiencia de personal, 31 Je marzo de 1631.
(AGI, Indiferente General 1692). La misma queja desde Bogotá, 31 de enero de 1641
(ibídem). Basándose en este último documento Schafer (op. cit., II, p. 178, nota 55) hace
un interesante resumen del estado de las cuentas y del personal de la Contaduría de Santa Fe.
92
Schafer, op. cit., TI, p. 179.
93
Esta tendencia sin solución de continuidad, proseguirá, inclt\so con caracteres más
graves, en la primera mitad de la centuria siguiente, tal como lo estudiaremos detenida-
mente en el próximo capítulo.
94 Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y Garro, Los
•
-
96
Ca rta de los contadores de cuentas, Los Reyes, 25 de abril de 1619; AGI, Lima ,
105. P"arece .que no obstante esta declaración, subsistió aún por algún tiem po el cargo
de Aseso1·, que durante muchos años lo desempeñó el oid or Alberto de Acuña, com o
se vio en el capítulo anterior.
<J7 Pro pue sta que de alg una for1na nos rec uer da los fallidos intento
s del ma rqu és de
Cañete y del con de de Nieva por establecer organismos similares, en el siglo anterior.
Vid. supra.
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 133
•
1620 puede considerarse como la respuesta oficial al proyecto del virrey. Solórzano acepta
los lineamientos generales del príncipe de Esquilache como una idea b,rillante; agrega
por su parte: <<Y yo para facilitar más lo contenido, añado con el contador Francisco Ló-
pez de-Caravantes, que fue hombre muy entendido de estos puntos y celoso del servicio
real, que para escusar nombramientos y salarios de nuevos ministros para esta Junta o
Consejo, se podría mandar que se formase del virrey o presidente, oidor, contador y ofi-
cial real más antig_u os, de los que se hallaren al tiempo de su formación y así en adelante
sucesivamente y que fuera el fiscal de ella, el de lo civil de la misma Audiencia.>> Sus
principales reparos al proyecto de Esquilache se centran en la supresión de los oficiales
reales.
99 Relación de gobierno del príncipe de Esquilache; en la Colección de Beltrán y
•
•
•
13 4 CO NT RO L FIS CA L EN EL VIRREINATO PE RU AN O
102
Ca rta de los con tad ore s de cuentas, s/f. aprox. 1626-1627; AGI, lim a, 105.
103
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 186-187.
104
Est e es un caso mu y cla ro de cóm o la Recopilación de 1680 deb e ser util iza da
con sum a cautela com o fuente histórica: al recoger la com pos ició n de los trib una les de
cuentas indianos seg ún la ord ena nza pri me ra de 1605 (VI II, I, 1) int erp ola a los con tad o-
res de resultas; hecho por otr a par te com pre nsi ble por su intención jur ídi ca y no histórica .
•
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 135
•
105
Caravantes, Noticia General, IV, IV, 164.
106
AGN (Perú), Cartas y cédulas del Tribunal de Cuentas de Lima. Recopilación,
VIII, I, 100. Cédula del 2 de abril de 1634.
• 107 Relación de gobierno del conde de Chinchón; en la Colección de Altolaguirre,
•
•
•
108
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y Francisco
de Párraga; 15 de mayo de 16Z7, AGI, Lima, 105.
109
Solórzano: Política indiana, VI, XVI, 16.
110
Haring, Clarence H., El Imperio Hispánico en América (Buenos Aires, 1966),
p. 309.
•
•
•
•
•
113 '
Ca~ del marqués de Montesclaros a los contadores. 18 de enero de 1608; AGI,
Lima, 105.
114
Carta del marqués de Montesclaros al Rey, 31 de enero de 1608; AGI, Lima, 35.
115
Caravantes, Noticia General, IV, IV, J7.
116
El texto al que se refiere el marqués dice: «. . . estén y residan siempre tres con-
tadores, que sean y se intitulen de cuentas», Ordenanza 1 de 1605; AGI, Indiferente Ge-
neral 1691. Recopilación, VIII, 1, l.
117
Caravantes, Noticia General, IV, IV, J7.
118
Cartas de los contadores de cuentas de 31 de enero de 1608 y 30 de abril de 1610·
AGI, Lima, 105. En otra carta de Martínez de Pastrana se protesta por este tratamient~
de vos, haciendo constar expresamente la vulneración del capítulo 17 de las Ordenanzas
de 1609 (Recopilación, VIll, 1, 72); AGI, Lima, 141.
-
-
•
Es muy probable q,ue la reprensión real a los contadores limeños, en la cédula de 1609
·citada anterio1·1nente, tenga su origen en esta carta del Virrey.
122
Caravantes, Noticia General, IV, IV, lITT.
1
•
•
cierto, una excepción a los conflictos del Tribunal con las autoridades
establecidas; Manuel Lucena Salmoral ofrece cumplida cuenta de las
tirantes relaciones de los primeros contadores con el presidente Juan
123
de Borja •
En. la misma línea ·ae ·10 expueste, si descendemos a las causas más
tangibles, encontramos que la creación de los tribunales de cuentas im-
plica un teórico control para todos los que manejan fondos oficiales;
control más efectivo cuanto más cerca se encuentren física111ente de su
vigilancia; y este es el caso de los virreyes. Los contadores de Lima .
solicitaron, por ejemplo, ;e l ·cumplimiento de la cédula de 29 de diciem-
bre de 1593 por la que se impedía a los virreyes librar sobre la Hacien-
da, salvo casos de guerra o alteraciones del orden público, y siempre
con acuerdo de la Audiencia y, desde 1607, con el de la Contaduría 124 •
Poco después los mismos escriben al ·Monarca infor111ando del daño
que se sigue a la Hacienda de que los maestres de la Armada sean cria-
dos de los virreyes 125 • Ejemplos que dan suficiente razón de la animad-
versión comentada, pero que conviene no desgajarlos del todo de la
guerra particular que mantuvieron el marqués y el Tribunal de Cuen-
tas. No todo, sin embargo, parece haber sido discordias y enfrenta1nien-
tos. Así, por ejemplo, en una carta de abril de 1609, el marqués se
expresa muy elogiosamente de los ministros de la Contaduría 126 y más
tarde en su Relación de gobierno elogia particular1nente la figura de
Caravantes: <<Ministro muy inteligente y muy fiel, y sobre. quien tam-
bién se empeña mi confianza y aprobación» 127 • Contador que le había
dedicado, por su parte, en 1612, su .primera obra sobre la Hacienda pe~
ruana: Relación de las provincias que tiene el Gobierno del Perú 128 ,
como ya se ha tenido oportunidad de comentar.
•
•
123
Luce na Salmoral, 1Nfanuel, Creación del Tribunal de contadores de ci,entas en
Santa Fe de Bogotá e Historia Extensa de Co'lombia, pp. 81 y ss.
124 ' .
Cart a de los contadores de cuentas, 15 de mayo de 1613; AGI, Linll l, 105.
125
Cart a de los contadores, 1 de abril de 1614; AGI, lima , 105. López dé Caravan-
tes en su Noticia General es más explícito al tratar de esta materia: <<Que, sin embargo,
de la prohibición que tienen los virreyes de ocup ar en oficios a sus criad os y allegados
en general, ha sido dárselos sin adve rtir las más de las :veces si son a propósito para ellos
o no, con que todo se astraga y por más que los mism os virreyes proc uren enfrenar, la
codicia los desenfrena, y así a esta caus a se atrib uye generalmente la quiebra en que vie-
nen los asientos de las minas y libranzas xie tasas ... >> Cfr. Sluiter, Engel, op. cit., p. 253.
126
Cfr. Mor eyra y Paz Soldán, Man uel, op. cit., pp. 314 y ss.
127
Relación de gobi erno del marq ués de Montesclaros, en la Colección de Beltrán
y Rózdide, p. 187, y en la BAE, 281, p. 125. ·
128
BPR, mn. 1278.
•
• •
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 141
•
se sentó. El alcalde ordinario, Julio de los Ríos, le envió una nota por
• 129 Carta del marqués de Montesclaros, 21 de febrero de 1608; AGI; Lima., 35.
°
13
Caravantes, Noticia General, N, N, 126. ·
•
•
•
131
Carta de los contadores Martínez de Pastrana , Suárez y Oleaga en 1630; AGI,
Lima, 105. . ~
132
Caravantes, IV, IV, 131. La asistenci a a estos certámen es privados no está sufi-
cientemente clara. Ya se ha visto cómo Montesc laros aduce una cédula de 1599 para im-
pedirlo: <<Pues ni aun a los oidores les está defendido el hacerlo, sino en los días de tabla.>>
(Vid. supra, nota 100). La Recopilación recoge un texto de 1 de abril de 1636 (VIII, II,
12) remitiendo a otros de 30 de marzo de 1634 y 30 de septiemb re de 1647 (II, XIII,
50) que dice: <<Ordenamos y mandam os que ninguno de nuestros presiden tes, oidores,
alcaldes del crimen, fiscales de nuestras reales audienci as, vayan, asistan ni puedan ir,
ni asistir como particula res en ninguna iglesia, ni convento ... >>, salvo en ocasione s seña-
ladas y en cuerpo de Audiencia.
133
Solórzano, Política Indiana, VI, XVI, 20. Carta de los contador es, 10 de abril
de 1617, AGI, Lima, 105.
• •
,
•
•
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBUNAL DE LA CONTADURÍA 143
•
133
ª Vid. supra, cap. 11, 1.4.
134
Carta de los contadores Martínez de Pastrana, López de Caravantes y Meneses,
28 de febrero de 1626. Anotaciones al margen fechadas en el Consejo el 13 de septiembre
de 1627; AGI, Lima, 105. .
135
Cédula de 11 de febrero de 1640; AGI, Lima, 106.
1
•
136
Carta ·de d0n !Francisco de Borja, príncipe de Esquilache, al ~tonarca, 23 de abril
de 1620; AGI, lim a, 105.
137
Esta resolución se tomó con el acuerdo de cuatro oidore~ los doctores Juan Ji-
ménez de Montalvo, Alberto de Acuña, Francisco de Alfaro y Jt1a.n de Solórzano Perei-
ra, quienes en su informe coinciden en líneas ·generales con to dispuesto por el virrey,
s/f . ; AGI, lim a, 105.
•
•
CUENTAS Y ANÁLISIS DEL TRIBtJNAL DE l!.A C8NTADURÍA 145
4. A RA DE CONCLUSIONES
cipalmente por los tanteos de cuentas, por los que los contadores tie-
nen un conocimiento aproximado de la administración de las cajas de
su jurisdicción.
e) Se ejerce un efectivo control financiero sobre otros muchos ad-
ininistradores de la Real Hacienda: funcionarios de la Ar1nada, corre-
gidores, etc.
• •
•
•
l. CONT
, ~D Y PASIVll>AD EN LAS P
DECADAS DEL XVIII •
1
Escobedo Mansilla, Ronald, <<Las Refortnas de Carlos III y la reestructuración de
la Hacienda americana>>en Estudios de Hacienda: de Ensenada Mon, Instituto de Estu-
dios Fiscales (Madrid, 1984), pp. 141-155. La versión completa del original en Quinto
Centenario, 8 (Madrid, 1985), pp. 61-81.
147
•
14 8· CO NT RO L FIS CA L EN EL VIRREINATO PE RU AN O
2
Navarro Ga rcí a, Lu is, El Real Tribunal de Cuentas de México, p. 518.
3
Vid. sup ra.
4
Mu ro Or ejó n, Cedulario Americano, 1, pp. 454-456, nú m. 2'irl, y Matraya, nú m.
29 6; Cé du la del 22 de oc tub re de 1694 en Matraya, nú m. 314.
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 149
a) Contadores de cuentas
5
AGI, Lima., 1, 123.
6
• No llegó a ocupar la plarn .
7
Vid. supra, cap. III, 5.
•
poses1on.
24. José Pardo; 24-IX-1681; 16.000 pesos; supe rnum erari o.
25. Francisco de Oyagüe; 24-V-1688; 20.000 pesos ensayados, ade-
más de contribuyente en diversos prést amos a la Coro na; supe rnum e-
rario con salario entero.
26. Diego Quin t Tello; 31-XII-1692; 20.000 pesos ensayados; con-
tado r de núm ero 9 •
TI. José Barna!; 9-IX-1693; futura 10 •
28. Pedro Carnacho de Corr o y Zegarra; 3-ill-1695; 20.000 pesos;
renunciable en quien se case con su hija.
29. Garc ía de Híja r y Mendoza, cond e de Villanueva del Soto; ex
gobe rnad or y capitán general de Chil e; 14-IV-1698; renu nciab le en su
hijo mayor.
•
8
El 5 de junio de 1660 se expide una cédula para que el virrey le devuelva el car-
go, f rev io pago de otros 2 .000 pesos de a ocho.
Con el nombramiento de Quint Tello se crean dos nuevas plazas de contadores de
cuentas, dando lugar al embrollo de no saberse si hace sobre las cuatro existentes, que
sumaría11 seis, o sobre las primigenias, co~ lo que sólo serían cinco. Poco después se
decantaría la voluntad real en este último sentido.
'º En esta cédula no se habla del servicio que pagó, pero sí en otra, 9 de septiem-
bre de 1695, dirigida al virrey para que no lo admita si no abona previamente 5.000 pesos .
•
•
'
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 151
11
Por real cédula, 20 de marzo de 1795, se ordenó a los oficiales reales de Lima
le devolvieran los 9.000 pesos que había pagado, por haberse extinguido su plaza con
la reforma de 1720.
12
Además del servicio pecuniario la cédula considera sus servicios como goberna-
dor de Buenos Aires y le concede el gobierno del Cuzco.
13
En lugar de su padre, Francisco (el núm. 33 de la lista), quien no cobró los 9.000
pesos que se mandó se le devolvieran. Poco más adelante se explica con detalle el com-
plicado caso que suscitaron.
14
Se le otorga la plaza, se dice, por sus méritos y los de su he1·1nano, que tiene un
cargo togado en los consejos de Guerra y de Castilla.
15 Para que uno de los dos sirva en la minoría de edad del beneficiario (vid. infra).
nardo Hurtado).
54. Antonio Chac ón ; 28-V-17'J7 (por jubil ación del marq ués de
18
Lara). .
55. Gasp ar Carr illo, marq ués de Valdelirios; 16-V-1807 (por muer-
19
te del marqués de San Felipe) • •
20
56. Matías de la Cuesta; 25-X-17'J7; cont ador mayor hono rario .
57. León de Altolaguirre; 18-III-1815; supe rnum erari o. •
b) Contadores de resultas
17
Ex director de la Renta de Tabacos en Buenos Aires. ·
18
Ex administrador principal de Aguardientes y Naipes en Panamá, con la mitad
de salario mientras viviera el marqués de Lara, quien a su vez goz.aba de una jubilación
de dos terceras partes de su sueldo.
19
El marqués de San Felipe había sido jubilado como el de Lara con dos tercios
de su sueldo. Por su jubilación entró en la plaza numeraria José González de Prada y
Valdelirios en la supernumeraria, con todo el sueldo.
20
La cédula habla de los mismos honores que los numerarios, pero no del sueldo;
sin embargo, debía pagar el 18 por 100 por los gastos del traslado del valor de la media
anata a España.
21
Fue el primer contador de resultas en entrar a servir su plaza.
22
No se habla de servicio pecuniario. El mérito que se aduce es el de ser sobrino
del barbero de Corp.
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 153
c) Contadores ordenadores
•
d) Regentes
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 155
-
•
24
Recopilación, VIII, XXI.
25
Vid. supra, nota ll.
26
Vid. supra, nota 13.
71
Este es un personaje muy conocido y de gran incidencia en la vida de la villa Im-
perial de Potosí, que llegó a ocupar entre otros cargos el de contador de sus cajas reales.
Arzans de Orsúa lo menciona reiteradamente en su Historia. U na pieza de esta obra,
de singular significación para nuestro propósito, es la siguiente: <<Llegó un expreso de
Buenos Aires a 15 de marzo de 1735... de que su primogénito, nacido en esta Villa y
. de pocos años, obtuviese la plaza de alguacil mayor de corte de la ciudad de La Plata,
con la renta de 3.000 pesos ... ltem, que pudiese beneficiar a quien quisiese y cuando
-
•
sus hijas. Todo pare ce indic ar que el dese o de Herv oso era el de reti-
rarse cuan to antes, ya que medi ante una nueva cédu la 24 de novi em-
bre de 1740 se le conc edió que mien tras los hijos del cond e llega ban
a la edad de servi r pudi era ocup ar la plaza , inter inarn ente, uno de los
tíos, don Juan o don Marc elo de Figu eroa . Con la cédu la en la man o
requ irió al virrey, pero éste, indec iso por la nove dad del asun to o no
gusta rle dema siado lo que sosp echa ba en el fondo, cons ultó con el fis..:
cal y la Audiencia. El voto cons ultiv o de los oido res reco nocí a los de- •
rechos del demandante, pero, no obstante, acon sejab a recu rrir a la Cort e
en busc a de una nueva decla ració n. Así lo hizo, en efecto, mas prev i- •
niend o posib les objec iones ofrec ía paga r <<la pena que fuere del agra do
de V.M.» para allan ar cualq uier dific ultad . Prev enció n inúti l, porq ue
tanto el fiscal como la Cám ara del Cons ejo de India s reco noci eron en
28
pleni tud los derec hos del cont ador • Así se decla ró en la cédu la de
22 de dicie mbre de 1744, pero aquí los suple ntes no son los menc iona -
dos anteriorn1ente, sino los que figuran con el núm ero 46 en la lista
29 • No tengo los datos sufic iente s para esta-
de conta dore s de cuen tas
blece r el dese nlace de esta histo ria. Lo que sí pare ce evide nte es que
José Herv oso, en los años poste riore s, hasta su mue rte el 31 de agos to
de 1770, siguió actuando como conta dor mayor del Tribunal de Cuentas.
Perm ítase me una últim a reflexión sobr e el caso : No es difícil admi -
tir que el dine ro del <<servicio» paga do por Herv oso para el trasp aso
prov inier a del cond e de San Migu el de Ca1·1na, princ ipal bene ficia rio
de la trans acció n. Podr ía supo ner adem ás otros arreg los econ ómic os
entre las parte s, pero me detengo aquí , lo cont rario sería llevar el jui-
cio dema siado lejos. Lo ciert o es que era una oper ación suma111ente
bene ficio sa para Astorayca, tanto porq ue la adqu isició n del carg o lesa -
lía de esta forn1a muc ho más econ ómic a, com o más rápid a y efica z al
•
acce der direc tame nte a la plaza num erari a, sin pasa r por las supe rnu- .
mera rías o futurarias. Podr ía objet arse que las autor idade s centr ales tu-
•
fuese su voluntad la plaza de contador juez oficial de esta villa; ítem, que estuviese.inhi-
bido de la Real Audiencia de La Plata por los justos motivos representados por su parte;
ítem, que daba por buenas todas sus operaciones ... cuand o vino el año de 1732 a recau-
dar la cantidad de los expolios del señor arzobispo Queipo, injustamente, como allí dije.
Demás de estas reales mercedes le vino otra a su cuñado, cura del beneficio de Puno,
de una canongía, que de todo tuvo mucho regocijo este ministro, al paso que sus émulos
en Lima tuvieron mucha parte de pena, cosa ordina ria en el mundo>>, 111, p. 386.
28
Informe del fiscal del Consejo, Madrid, 15 de noviembre de 1744, y Resolución
de la Cáma ra, 18 de ese mism o mes y año; AGI, Lima, 426.
29
Poco después Hervoso recurría nuevamente al Consejo para pedir copia de la cé-
dula de traspaso que había perdido en <<Un barco apresado por el enemigo>>. Se le conce -
dió el 21 de mayo de 1745; AGI, Lima, 426.
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 157
de 1615.
•
•
• •
•
•
32 Cédula a la Audiencia de Lima, El Pardo, Zl de marzo de 1776; AGI, lima, 1.123.
33 Carta de los contadores de cuentas de 28 'de junio de 1736 y del regente de 24
•
•
•
34
Carta al Rey de los oidores marqués de Casa Concha, Solano, Álvaro Cavero, con-
de de las Torres, José Ignacio Ortiz, Gregorio Núñez y Lorenzo de la Puente, 20 de julio
de 1736; AGI, Lima, 425.
35
Carta al Rey del marqués de Villagarcía, 26 de julio de 1736; AGI, Lima, 425.
36
Carta al virrey, 28 de junio de 1737; AGI, LJma, 425.
•
•
n Cédula, Buen Retiro, 10 de agosto de 1748; AGI, Lima, 1.122 .
38
Cédulas dirigidas al virrey y a la Audiencia·de Lima, 10 de octubre de 1756; AGI,
Lima, 1.122.
•
•
•
seg uir ía int err um pir la ser ie y gra du ac ión de los asi en tos de un Tr ibu -
na l tan for ma l co mo el de Cu en tas de Lirna y qu e vin ies e mi nis tro de
otr o inf eri or y distinto a eje cu tar est o; a qu e no se de be da r lug ar po r
se r Cu erp o ce rra do y Tr ibu na l completo>> 39 • Po r últ im o, co nc luí a de -
sec ha nd o el an tec ed en te de un a sen ten cia de la Au die nc ia de Li ma en
1673, po rqu e en es a fecha no existían su pe rnu me rar ios , sin o só lo futu-·
rar ios sin ejercicio. El Co ns ejo co nf mn ó la de cis ión de su fiscal 40 •
•
2. W S NUEVOS ST ER IO S
•
La sen cil la pla nti lla de los tri bu na les de cu en tas ind ian os , ins tit uid a
po r las ord en an za s fun da cio na les de 1605: tre s co nta do res de cu en tas ,
do s oficiales ord en ad ore s y un po rte ro co n va ra de jus tic ia, a la qu e
en 1629 de ntr o de lo qu e tod av ía co ns ide ro eta pa fun da cio na l se
le ag reg an los co nta do res de resultas, se fue mo dif ica nd o mu y len ta-
me nte en el siglo XVII. El siglo xvm, qu e se ini cia ba jo el mi sm o sig-
no, pro nto en tró en un pro ce so de ac ele rac ión : se cre an nuevos ca rgo s;
se cre an y mo dif ica n ca teg orí as; se au me nta co ns ide rab lem en te el nú -
me ro de servidores, etc., hasta ha ce r prácticarnente irreconocible la plan-
ta pri mi ge nia de la Co nta du ría .
•
El cre cim ien to cuantitativo tiene, sin lug ar a du da s, en tre su s mo ti-
vaciones el co nv en cim ien to de las au tor ida de s ce ntr ale s de la ins ufi -
cie nc ia de pe rso na l pa ra qu e la Co nta du ría se en fre nte co n un mí nim o
de ga ran tía s y efi ca cia al en or me nú me ro de cu en tas atr asa da s y co -
rri en tes de tan extenso ter rit ori o jur isd icc ion al. Pe ro al me no s en ese
mi sm o nivel de im po rta nc ia est á esa otr a ca us a qu e he señ ala do rep eti - -•
da me nte : la venta de oficios. Es est a po lít ica la qu e pre cis am en te en -
co ntr am os en ·el ori ge n de l má xim o ca rgo jer árq uic o de l Tr ibu na l de
Cu en tas , el regente, cu ya ac tua ció n de sd e 1711 ha sta su de sap ari ció n,
ce rca de me dio siglo, ca rac ter iza co n su pre sen cia la vid a de la ins titu -
ción. El lo jus tif ica el epígrafe especial. Lo s restantes funcionarios, nue-
vos y viejos, ser án est ud iad os en or de n cro no lóg ico en las su ce siv as
mo dif ica cio ne s y reformas qu e su fre la Co nta du ría en est e siglo.
39
De que esto fuera así no cab e la me nor dud a; en las cartas, informes, etc ., los
supernumerarios firman conjuntamente con la Mesa Mayor. Co mo en ésta, de 15 de agosto
de 1732, en la que el interesado est am pa su firm a jun to al regente y a los con tad ore s
Pedro Ca ma cho del Lomo, Fer nan do Fernández Ob reg ón, Cayetano Ga spa r de Ma nsi -
lla, Jos é de Bo rda y Ma nue l de Sosa; AGI, Lima, 425.
40
Inf orm e del fiscaJ, Ma dri d, 13 de noviembre de 1731 y con firm aci ón del Co nse -
jo el día 16; AGI, Lima, 425.
•
•
•
2.1. El regente
41
Fue alcalde ordinario de Lima; <<casó este caballero en Santiago de Chile, en 3
de agosto de 1699, con doña Rosa Garcés de Marcilla y Lisperguer>>, cuyo padre fue en-
comendero, alcalde ordinario y corregidor de Santiago. Entre sus descendientes destaca
el tercer conde de Vistatlorida, José Baquijano y Carrillo; Diccionario Heráldico y Ge-
nealógico de Alberto y Antonio García Carraffa, XXIll, p. 230 (Madrid, 1926); Mendi-
buru, Manuel de, Diccionario Histórico Biográfico (Lima, 1885).
41
ª Como en la mayor parte de este tipo de cédulas, el precio pagado por el oficio
se consigna como algo secundario. El primer párrafo del título de Carrillo quiere dar
a entender que son otros los méritos que se toman en consideración:· <<Por cuanto aten-
diendo al dilatado tiempo que me habéis servido vos don Agustín Carrillo de Córdoba
en calidad de soldado, alférez, capitán de infantería y caballería, en diferentes partes del
Reino del Perú, y últimamente con el empleo. de comisario general de la caballería del
Ejército de Chile y lugarteniente de capitán general del Reino de Chile, con la agrega-
ción del corregimiento de Ja ciudad de Santiago y a los dilatados méritos de vuestros
pasados que fueron los primeros conquistadores de aquel Reino, he venido haceros la
merced por decreto de 9 de abril de este año, de regente de la Contaduría Mayor... >> El
salario anual que se le asigna es el equivalente al de un oidor: 3.000 pesos ensayados,
Zara~oza, Z7 de abril de 1711; AGI, Lima, 1.123.
4
- En 17(]7 se vendió una plaza de contador a don Antonio Peña quien llegó al Tri-
bunal precedido de la fama de ser hombre de gran inteligencia para solucionar los pro-
blemas que agobiaban a la Real Hacienda, pero todo resultó ser un grosero fraude-
otorgándole la preferencia sobre los demás ministros. En 1710 se vendió otra a don Nico-
. lás Pardo, por 4.000 pesos. En 1710, a la muerte .de Peña, se nombró como regente a
Rivera Santa Cruz. Navarro García, El Real Tribunal de Cuentas, pp. 531 y ss.
•
43
Cédula, Zl de abril de 1711; AGI, Lima, 1.123.
44
Lohmann Villena, Guillermo, Las relaciones de los virreyes del Perú; AE A (Se-
villa, 1959), XVI, pp. 315-532; pp. 461 y ss.
45
Amat, Memoria, p. 694 y ss.
46
Atribución que se expresó claramente en el decreto del Su per ior Gobierno de 11
de jul io de 1748, en carta de los contadores de 21 de agosto de 1748; AGI, lim a, 426.
• •
•
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 165
47
Además de las atribuciones generales reseñadas en el cuerpo del trabajo, los re-
gentes del Tribunal de Cuentas tuvieron otras atribuciones o encargos menores, como
por ejemplo la tarea que les encomendó Castelfuerte de intervenir en el pago de todos
los gastos ordinarios de los oficiales reales de la Caja de Lima y de enviar al virrey cada
mes una relación de los gastos e ingresos y el saldo existente. Confirmado después por
cédula de 25 de julio de 1725 (Relación de Gobierno del marqués de Villa García, 24
de julio de 1745; BNM, ms. 3.107). Unido al cargo de regente corrió la Superintendencia
del real derecl10 de Sisa. Vid., por ejemplo, Carta de Carrillo de Córdoba, de 30 de
diciembre de 1726; AGI, Lima, 425.
48
• Carta de los contadores, 21 de agosto de 1748; AGI, Lima, 426.
49
. Ibídem.
..
•
•
16 6 CO NT RO L FI SC AL EN EL tV IR RE IN AT O PE RU AN O
ado
po r dos co nt ad or es y co n exclusión de todos los de m ás y, po r últim
o,
la de cl ar ac ió n ex pr es a de co m pe te rl e el go bi er no y di re cc ió n del
T ri -
bunal. Atributos con los qu e se ro m pí a la tr ad ic io na l co le gi al id ad
de
la M es a Mayor.
C on esto se en ce nd ió la m ec ha de un pr ob le m a qu e es ta ba en la
m is m a raíz de la re ge nc ia , pe ro qu e la pr ud en ci a de C ar ri ll o de C ór
do -
ba ha bí a mantenido larvado. L os co nt ad or es pr ot es ta ro n en pr im er
lu-
ga r po r lo qu e ellos en te nd ía n la co nc es ió n de un po de r si n lím
ites,
<<de cuya ge ne ra li da d to m ó motivos Rara co ns ti tu ir se en tal su pe ri
or i-
da d qu e le co nf ie re ar bi tr io pa ra al te ra r la pr ác ti ca del T ri bu na l, im
pe -
ra nd o a sus 111inistros co n de sp re ci o de la bu en a co rr es po nd en ci a
.. . >>,
así, po r ejemplo, co nt in úa n exponiendo los contadores, revestido de
es a
au to ri da d extendió la facultad de re pa rt ir la s cu en ta s a lo s in fe ri
or es
-q u e er a, di ce n, lo qu e le co nc ed ía el de cr et o de 1713 a los m in
is -
tr os su pe ri or es , di st ri bu yé nd ol es personal111ente las cu en ta s qu e de
bí an
liquidar.
Pese a qu e los co nt ad or es te ní an pr es en ta do re cu rs o an te el virrey
, -
ponderando <<las perniciosas consecuencias qu e podían resultar>> del cu
m-
pl im ie nt o del· decreto, es cr ib ie ro n ta m bi én al Rey ad el an tá nd os e a
los ·
inforrnes de l regente, pa ra qu e antes de qu e se to m ar a re so lu ci ón
se
evaluaran ta111bién sus ra zo ne s y ar gu m en to s 51 • N o an da ba n de sc am
i-
nados; el m ar qu és de C as a C al de ró n, po r estas m is m as fechas, es
cr i-
° Carta de los contadores de cuentas 6 de enero de 1744; AGI, Lima, 1.122. Jorge
5
• •
•
•
'
52
Carta del regente, s/f (aprox. la misma ·que las anteriores); AGI, Lima, 426.
53
Resolución del Consejo, 16 de marzo de 1750; AGI, Lima, 426.
54
Todo ello da lugar a un voluminoso expediente: Autos seguidos en el Superior Go-
bierno del Excmo. Señor Virrey del Perú, conde de Superunda, entre los señores conta-
dores y el señor Regente del Tribunal de Cuentas, sobre el despojo de repartir cuentas
entre los ministros, que se les ha hecho a dichos señores contadores por el dicho señor
Regente. 1752-1753; AGI, Lima, 426.
55
Inforn1e del fiscal, Madrid, 7 de agosto de 1757, y resolución del Consejo el día
9; AGI~ Lima, 426.
56
Lohmann: Los americanos ... , p. 438. Don Simón de Ontañón y Lastra y Jimé-
nez Lobatón obtuvo su título de regente futurario y contador de cuentas el 13 de junio
de 1745, por medio del más alto servi.cio que se pagó en el Tribunal: 31.200 pesos fuer-
tes; AGI, Lima, 1.123.
•
•
•
57
El conde describe a Hurtado como un sujeto <<que apenas llega a la edad de 20
años, entró hallándose de colegial a servir la plaza de contador por muerte de su padre,
don José .Hurtado, en cuarta futura sin renta; es de un genio sumamente inquieto y liti-
gioso y la experiencia de su conducta en esa Corte donde se halla al presente acreditará
la realidad de este informe>>. Continúa diciendo que el año que Hurtado sirvió el empleo
asistió rara vez y sólo en caso de interés para sus propios negocios; Carta del regente,
Lima, 30 de noviembre de 1755; AGI, Lima, 426.
58
Pedro de Laras servía como sustituto de Manuel de Laras; en el auto en que se
cesa al portero se insta a Manuel a ocupar su plaza; AGI, Lima, 426.
• -
•
e)Por las prisas con que habían actuado utilizaron papel de oficio
y no sellado.
•
•
61
En otras comunicaciones del virrey se da cuenta por1nenorizada de las relacio-
nes que mantuvo con el regente. En una de primero de febrero de 1759 remitió los autos
sobre las disputas en el repartimiento de cuentas y las disposiciones que había dictado
para el caso. El primero de julio remite el infor111e que por real despacho se le pidió
sobre las quejas del regente sobre los demás ministros de la Contaduría. En otra de sep-
tiembre satisfizo a otra petición real de infor111es sobre la pretensión del regente de deci-
dir privativamente las sustituciones de los ordenadores y proposiciones para la provisión
de porteros. En Cédula, Aranjuez, 20 de mayo de 1768; AGI, Lima, 1.122.
62
Amat: Memoria, pp. 694 y ss.
63
Cédula, 20 de mayo de 1768; AGI, Lima, 1.122.
64
Ibídem.
•
• •
•
•
3. LA REFO DE 1720
•
• •
•
Dos que creó la Ord ena nza fundacional, con 1.000 pesos ensayados
de salario. Las sirven Bias de Alc anta rilla y Bias Ma lo de Ma lina .
Dos que creó el virrey con de de Salvatierra y autorizadas por capí-
tulo de cart a del Rey de 3 de noviembre de 1652.
Cuatro. creadas por el duq ue de la Palata en 1682, con 1.000 pes os
de salario sob re los alcances de cuentas; reso luci ón de la que se hab ía
infor1nado oportunarnente al Rey. En esta oca sión se nom bró en pri-
mer lug ar a Juan de Egiluce, que fue reco men dad o por el Rey, cua ndo
todas las plazas esta ban ocu pad as.
Tres entretenidos que fueron crea dos por el con de de Chi nch ón en
aca tanu ento de la céd ula de 30 de mar zo de 1627 y cap ítul o de cart a
de 5 de abri l de 1630, con un sala rio de 986 pes os de a ocho, en alca n-
ces de cuentas. Estas plazas, que en un prin cipi o fuer on <<para esc ri-
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 173
mer inforrne del fiscal, que servía interina111ente el oidor Alvaro Cave-
ro, fue poco afortunado para sus pretensiones; pero felizmente, casi de
inrnediato, se hizo cargo el nuevo titular, José de Cevallos Guerra, quien
aconsejó la suspensi~n de la real disposición <<hasta dar cuenta a S.M.,
ponderando muy por menor los daños [ ... ] que se ocasionarían>>. El
virrey-arzobispo, don Diego Morcillo, se avino en todos sus términos
con el dicta111en del magistrado.
Conseguida esta primera victoria, pero conscientes de su precarie-
dad y provisionalidad, los ministros acudieron a la Corte en búsqueda
de la confirn1ación real. El 4 de julio de 1721, en sendas cartas, el re-
gente y el Tribunal en pleno pidieron el sobreseimiento de la cédula;
cartas que iban acompañadas además del volun1inoso expediente con
los autos. Se atrevieron incluso a dar un paso más al solicitar el aumento
de personal, que en carta posterior se concreta en dos ordenadores y
tres entretenidos más. Los subalternos, más directarnente afectados, ta1n-
bién se dirigen al Consejo por medio de un procurador en la Corte:
temerosos de que las autoridades centrales no transijan, sugieren una
solución alternativa, mantener seis ordenadores con el salario comple-
72
to de 1.000 pesos ensayados y dos con sólo la mitad • Solución que
en la práctica había adoptado el virrey-arzobispo.
•
La carta del regente Carrillo de Córdoba merece singularizarse, por-
que a los argumentos de sus compañeros une lo que para él constituía
•
•
un éxito per son al: el adelantamiento en la ren dic ión de cue nta s, que
ent re otr os efectos positivos hab ía tenido com o res ult ado prá cti co el es-
cla rec im ien to de un a deu da a la Real Ha cie nda sup eri or a los dos mi -
llones de pesos. Tan seg uro está del pes o esp ecí fic o de su arg um ent o
que en tono intimista aña de <<que ser ía de gra ndí sim o sentimiento>> par a
él se sig uie ra ade lan te con la me did a. ·
El expediente pas ó a ma nos del fiscal del Co nse jo de Indias, a qui en
le parecieron <<dignos de atención>> los motivos po r los que se hab ía sus- ·
pen did o la céd ula , per o no se atreve a dic tam ina r sob re el asunto, ya .
que la pro vid enc ia se hab ía tom ado po r la vía reservada y po r ello, de-
cía , el Tri bun al deb ía dir igi rse al Rey, aun que , añade: <<Si al Co nse jo
le par eci ere que antes se vea sob re lo pri nci pal , dis pen san do la cir cun s-
• tan cia de que se acu da a S.M . lo ma nda rá vol ver al fiscal>>. Est e es un
bue n eje mp lo de la dua lid ad de ma ndo y de las ten sio nes en el gob ier -
no de las Indias, que se cre ó con la ins tau rac ión de la Sec ret arí a; y
así, pienso que la res pue sta del fiscal, con lógica cau tela , enc ier ra un
toq ue de iro nía . Lo s con sej ero s con un lac óni co <<vuelva al señ or fis-
cal>> se hic ier on res pon sab les de la res olu ció n del pro ble ma 73 •
Co n est a seg uri dad el fiscal exp uso a1nplia1nente sus pun tos de vis -
ta, que fueron recogidos en su totalidad po r el Co nse jo, y que en sus
aspectos esenciales son los siguientes:
a) Se apr ueb a la sus pen sió n de la céd ula y la act uac ión del virrey.
b) No se deb e hacer, po r lo tanto, novedad alg una en el núm ero
de em ple ado s del Tribunal <<ni en la forn1a en que est á hec ho el rep art i-
miento de cuentas par a su ordenata y fenecimiento, ni en el señalarniento .
de salarios, ni en otr a cos a alguna>> .
•
e) A los con tad ore s ord ena dor es se les pag ará el sal ari o entero,
sie mp re que no hub ier an dec aíd o en su tra baj o dur ant e el tiem po que
cob rar on la mitad; a cri ter io del regente. ,
á) No se ace pta el aum ent o solicitado del núm ero de fun cio nar ios
y se ord ena al virrey que antes de cre ar una nueva pla za rec urr a al Mo -
nar ca exponiendo la urg enc ia y motivos 74 •
•
73
Respuesta del fiscal, Ma drid , TI de jun io de 1722, y resolución del Con sejo el
día 30; AGI, Lima, 425.
74
Dictamen del fiscal, 11 de juli o de 1722; AGI, Lima, 425. Céd ula, Balsain, 31 de
juli o de 1722; AGI, Lima, 1.122.
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 175
75
Relación de Gobierno del virrey José Antonio Manso de Velasco, conde de Su-
perunda; BNM, ms. 3.133, fols. 209 a 219. La suspensión de pagos fue decretada por
el marqués de Villagarcía el 15 de febrero de 1740. Los sueldos de los funcionarios vi-
rreinales en la década de los veinte pasaron por la experiencia de ser gravados con el
10 por 100. Los ministros de la Audiencia, Contaduría y Cajas Reales de Lima escribie-
ron para que no se les cobrara esta imposición, antes se les aumentase el salario. Se les
d.enegó la petición por cédula de 12 de febrero de 1724. El 9 de noviembre de ese mismo
año, los ministros superiores encabezados por el virrey recurrieron nuevamente ante la
•
•
•
Corte. La acogida de su protesta fue en esta ocasión más auspiciosa: el fiscal expidió
un dictamen muy favorable el 18 de agosto de 1725~ AGI, Lima, 425.
76
Relación de Gobierno de Superunda, BN M, ms 3.133, fols. 209 y ss. La situa-
ción de los funcionarios pes e a todo no cambió radicalmente. Al con tin uar los problemas
de liquidez hacendaria los salarios no se pagaban con puntualidad. El problema se agra-
vó con la actt1ación de los oficiales reales, quienes «no guardaban igualdad, prefiriendo
algunos y postergando a otros, o por sus inclinaciones o por el respeto y relaciones partí- .
cu lares de los interesados y, lo que es peor, porque convenía muchas veces a su utilidad,
y no alcanzando regular111ente los fondos de la caj a ... ». Para cor tar estas arbitrariedades
el virrey ordenó que se librase sólo con su aprobación; que las pagas se hicieran por
tercios a un mismo tiempo a todos los ministros, a los demás empleados y a la tropa
con igualdad y sin privilegios (Ibídem, fols. 232 y v.). Los sueldos atrasados tardaron
mucho tiempo en ser cobrados. Fernando VI manifestó sus deseos de satisfacerlos, per o
la muerte le sobrevino antes de cum pli r sus proyectos. Ca rlo s 111 extinguió los causados
en España y por real cédula de 29 de jul io de 1760 ord enó se confeccionasen relaciones
con los de las Indias, pero al con clu ir el conde de Superunda su Relación, no se habían
satisfecho (Anexo a la Relación, Lima, 12 de octubre de 1761; BN M, ms. 3.133, fols.
34 y v.). En este ambiente de penuria, tan gravoso par a los funcionarios, no deja de ser
cur ios o y laudable el cel o de los contadores: por cédula de 30 de jul io de 1748 se ord enó
que todos los sueldos se redujeran de pesos ensayados a pesos de a ocho. El Tribunal
representó a las autoridades, que en la ope rac ión la Ha cie nda perdía 35 pesos y 2 reales
por cada 1.000 (carta al virrey, 15 de abril de 1749). En consecuencia se dispuso en la
real orden de 12 de ene ro de 1751 que la conversión se hiciera sin pér did a par a el Era rio
(AGI, Lima, 1.127).
•
•
•
• LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 177
77
Real orden de 12 de julio de 1789; Matraya, núm. 1557; véanse también los nú-
meros 1246, 1607 y 1704. .
•
•
5. LA SALA DE ORDENANZA
La Sa la de Ju sti cia de l Tr ibu na l de Cu en tas en la qu e conjunta111en-
te res ue lve n oid ore s y co nta do res los co nte nc ios os de la Real Ha cie n-
da , ma nti en e en esta ép oc a la mi sm a fortna y el mi sm o rég im en qu e en
el siglo anterior. Se co ns erv a tam bié n, co n la pa sm os a rut ina y co nti -
nu ida d qu e co me ntá ba mo s en los pri me ros epígrafes, los mi sm os de -
fectos: la más ab so lut a inc uri a que, tanto o má s qu e los atr aso s en la
rendición de cuentas, pe rju dic an en orm em en te los int ere ses de l Fisco,
co n aq ue llo s jui cio s cuyos expedientes se em po lva n en los an aq ue les
de l archivo sin qu e na die los pro mu ev a y, co ns ec ue nte me nte , las de u-
das a la Ha cie nd a qu ed an pendientes, mi en tra s sus má s inm ed iat os res -
ponsables, los oficiales rea les y sus fiadores , lo mi sm o qu e los .
de ud ore s pa rti cu lar es, de sap are ce n de l mu nd o de los vivos. Lo ún ico
qu e ca mb ia es el no mb re. En este siglo co mi en za a ge ne ral iza rse el us o
de Sala de Ordenanza.
La res po ns ab ilid ad en este ca so no es exclusiva de los co nta do res
de cuentas, lo qu e éstos aprovechan pa ra tra tar de de sem ba raz ars e de
la pa rte de cu lpa qu e les cabe. De sd e el pri nc ipi o, dic en , hu bo dif icu l-
tades pa ra for ma r la Sa la en los día s de la se ma na qu e pr es cri be n sus
estatutos, po r falta de dis po nib ili da d de los jue ce s togados; pe ro ca da
día ha ido a peor, en pe rju ici o de las gra nd es ca nti da de s qu e se de jan
78
En cédula, Aranjuez, 20 de mayo de 1768; AGI, Lima, 1.122.
79
Su actividad en la Sala de Ordenanza se refleja claramente en su Relación de Go-
bierno, tal como la veremos en el próximo epígrafe.
•
•
• LA CONTADURIA EN EL SIGLO XVIII 179
8
° Carta del regente y los contadores Borda, Hervoso, Manrique de Lara y Espino-
sa Carvajal, Lima, 2 de enero de 1745; AGI, Lima, 426.
• 81 lb1"'d em. .
••
18 0 CO NT RO L FIS CA L EN EL VIR RE IN AT O PE RU AN O
•
82
Di cta me n del fiscal, 18 de agosto de 1747. El Co nse j9 lo ap rue ba el día 21, co n
una ap ost illa «renútase al virrey co pia de esta car ta (la de los co nta do res ) pa ra qu e sob
re
todo torne providencias>>; AGI, Lim a, 426.
83
Relación de Superunda, anexos, fols. 30 y v.; BN M, rns. 3.133.
84
Ibí de m, pa rte ge ne ral , fols. 23 3 y v.
85
Decreto del virrey, Lim a, 24 de mayo de 1757. Ibídem . anexos, fols. 30 y 31. Lo s
co nta do res pre ten die ron , co mo lo tenían pla nte ad o de sde antiguo, qu e el relator no mb
ra-
do po r el virrey qu ed ara fijo en la plantilla de la Co nta du ría , pero el ma rqu és se neg
ó:
«He tenido po r oc ios o este mi nis tro y la paga del pe rpe tuo sal ari o qu e ha bía de sit uá rse
-
le, cu an do las cau sas qu e oc urr an las pu ed en tra er en rel aci ón el relator, de los cu atr
o
de esta Real Au die nc ia, a quien toc a y co n qu ien se ha ma ne jad o est a sal a de sde su cre
a-
ción>>. Ca rta al Rey de 1 de dic iem bre de 1759, en Ibí de m, fols. 32 y v.
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 181
•
•
86
Ibídem, fols. 31 v. a 32 v.
't:l Ibídem 32 v.
•
88 Cédula, Aranjuez, 20 de mayo de 1768, AGI, Lima, 1.122 .
89 Relación de Superunda, anexos, fol. 32 v. ·
,
•
l. AMAT, EL P R VIRREY DE CA RW S ID
•
1
1
Navarro García, Luis, Intendencia en Indias (Sevilla) 1959), p. l.
18 2
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 183
•
2
Amat, Memoria, p. 348.
3
Vargas Ugarte, op. cit., N, pp. 302 y ss.; Rodríguez Casado en la introducción
a la Memoria, de Amat, destaca también encomiásticamente esta faceta de su gobierno,
pp. LV y SS.
•
4
Cédulas de Z7 de agosto de 1747 y 30 de juni~ de 1751, Amat, Memoria, p. 345;
Matraya, núm. 316 y Beleña, p. 353 .
•
•
5
Amat, Memoria, p. 688.
6
Ibídem, p. 693. Cédulas de 20 de mayo de 1768 y 25 de octubre de 1771.
7
Ibídem, pp. 691 y ss.
8
Ibídem, p. 689.
•
9
Ibídem, p. 693.
10
Ibídem, pp. 362 y ss.
..
•
Salarios Total
Cinco contadores mayores ................ . 3.645 18.225
Un alguacil mayor ............ " ......... . 3.645 3.645
Dos contadores de resultas . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.025 4.050
Un contador de la razón . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.025 2.025
Ocho contadores ordenadores . . . . . . . . . . . . . . 1.620 12.960
Dos contadores ordenadores de Potosí n . . . . . . 1.350 2.700 •
11
Vid. infra, cap. VID, 4.
•
12
~En virtud de auto de la Real Audiencia de 6 de noviembre de 1775~, Loe. cit .
Relacionado con la suprimida visita a Potosí.
13 En 1751, por real título de Zl de noviembre, se le concedió este oficio a Francis-
co de Santisteban, por juro de heredad y pago de 30.000 pesos. En 1772 el oficio pasó
a Ignacio de Alarcón, quien pagó 40.000 pesos (30.000 a su al}tiguo propietario por
especial providencia del Rey y 10.000 a la Real Hacienda). Este renunció a favor de
su hijo Ignacio, quien pagó 20.000 pesos (valor de la primera renuncia) más 2.413 pesos
de media anata. Ignacio renunció en José de Maurtua (quien pagó la tercera parte de
su valor, 13.333, más 2.867 pesos de media anata) y, por último, éste renunció en su hijo
•
•
mente distintas, a necesid ades reales del servici o en el Tribun al. Por •
r1ores.
El contad or de la Mesa de la Razón es un funcion ario que se intro-
duce en la plantill a del Tribun al desde la segund a mitad del siglo XVII.
Su princip al misión fue la de atende r la mesa de registro de la Conta-
duría, en donde se tomaba razón de los títulos de funcion arios, de los
tanteos y cuenta s de los ad111inistradores fiscales que ingresa ban en las
oficinas de la institución, de los <<títulos, despac hos y libra1nientos que
Manuel José Mariano, quien pagó los mismos derechos. Cuando Areche extinguió el oficio
ordenó que se le devolvieran los 30.000 pesos iniciales, pero Maurtua , insatisfecho, pre-
sentó recurso ante el Consejo por los 10.000 pesos restantes y demás gastos que le habían ·
demanda do l~ adquisic ión del oficio. Por cédula de 1787 se ordenó que se le abonara
los 10.000 pesos, además del 5 por 100 anual desde el día que cesó hasta que se le hiciera
efectiva dicha cantidad. (Cédula, San Lorenzo, 23 de octubre de 1787; AGI, lima, 1.122).
Es sorprend ente el estricto sentido de justicia y respeto a los comprom isos contraíd os
en esta materia por parte del Estado, cuando con cualquie r <l!gucia legal se pudiera haber
obviado la devolución.
14
Matraya, núm. 247.
15
Decreto de Reforma del Tribunal, Lima, 28 de agosto de 1780; AGI, Lima, 1.124.
16
El salario inicialmente se fijó en un derecho llamado de tiras, que cobraban los
oficiales del Tribunal de Cuentas a los corregid ores en el moment o de formar sus cuen-
tas. Por cédula de 9 de noviemb re de 1736 se ordenó que cesara tal exacción. Suprimi do
ese ingreso, el sueldo del archiver o pasó al rubro de alcances de cuentas. Por cédula del
20 de mayo de 1768 se ordenó al virrey Amat «se pague el sueldo del referido archiver o
de cualesqu iera ramos de mi Real Haciend a, en la misma fo1·1na y tiempo que se satisfa-
cen los suyos a los demás individu os y dependie ntes de ese Tribunal de Cuentas>> (AGI,
Lima, 1.122). En AGI, Lima, 1.123, el título de Pedro Grillo 11 de noviembre de 1788-
sustituyendo a Andrés de Castellan os, difunto.
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVI 11 187
•
• •
17
Instancia del contador de la Mesa de la Razón Juan Andrés Carpfanger quien
entró a servir la plaza en 1714 acompañado de dos infor1nes fechados el 22 de diciem-
bre de 1722 del virrey marqués de Castelfuerte y Tribunal de Cuentas, respectivamente;
AGI, Lima, 425.
18
Amat: Memoria, p. 363.
18
ª Decreto de Refo1·111a de Areche y extracto del plan, 28 y 29 de agosto de 1780,
respectivamente; AGI, Lima, 1.124.
19
• Rodríguez Ovalle, Estado General de la Real .Hacienda del Reino del Perú, Li-
ma, 20 de junio de 1776, publicado por José Jesús Hemández Palomo, en Historiografía
•
•
•
ble estado del Erario peruano debía pasar, necesariarr1ente, para el autor
de la denuncia, Rodríguez Ovalle, por la Visita General 20 •
•
pañola había hecho uso intensivo. Pero las que ahora nos interesan se
diferencian funda111entalmente de las precedentes, no tanto por la for-
ma o la autoridad de los visitadores, de los que no sería difícil encon-
trar paralelismos, sino por su contenido y por la idea que las inspira
y las metas que se esperan alcanzar: su íntima conexión con el espíritu
refor1nista que culmina con la implantación del régimen intendencia!.
Ya en 1743, Carnpillo, en su Nuevo Sistema, de Gobierno que aunque
no se editó hasta 1789, en la autorizada opinión de Miguel Artola 22 ,
influyó decisivarnente en la política de Carlos III , planteaba la Visita
General como elemento funda1nental y previo a la refor1na en Améri-
ca, que debía concretarse principalmen te en la implantación de las in-
tendencias y el régimen de libre comercio. La Visita en Carnpillo era
una consecuencia inmediata del pensa11ti.ento de las luces: la necesidad
del conocit11iento de América a través de los hombres ilustrados>> 23 •
Pocas líneas antes anoté cómo Rodríguez Ovalle, después de denun-
ciar las gravísimas anomalías en la administració n hacendaría perua-
na, solicitaba ta1nbién como una necesidad impostergabl e la Visita
General. Pero cuando él la plantea, la Visita ya no era una entelequia, .
sino un hecho cierto que había dado abundantes frutos en el Virreinato ·
de la Nueva España bajo la dirección de don José de Gálvez como
lo pudo comprobar personalmen te Ovalle en su experiencia
novohispana , y a quien precisa111ente, ahora como ministro de In-
dias, dirige sus comentarios y petición: «Así el l>erú como el Reino de
•
y Bibliografía Americanistas XXII (Sevilla, 1978), pp. 3-58, p. 52, núm. 117. Cita: AGI,
Indiferente General, 1.565, y BPRM, ms. 2.860, fols. 122-170.
20
Ibídem, núm. 114.
21
Céspedes del Castillo, Guille1·1110, La Visita como institución indiana, en AEA,
ID (Sevilla, 1946), p. 924.
Artola, Miguel, ~campillo y las refonnas de Carlos ID», en Revista de Indias (Ma-
22
drid, 1952), núm. 50, pp. 685-714, pp. 691, 697 y ss.
23
Escobedo, Las refonnas. . . pp. 65 y ss.
•
•
Chile y provincias del Río de la Plata, necesitan otro Ilmo. Señor don
José de Gálvez para el mejor a1·reglo y dirección, porque en todo y por
todo pide el más pronto remedio» 24 • ·.
- •
res de la Contad uría, que llegaron a vencer todos los atrasos y llevar
al día la contabilidad a su cargo.
Dos artículo s de las Instruc ciones de Hacien da de la Visita Genera l
hablan específicarnente del Tribunal de Cuentas. El tercero, sobre el
régime n, emplea dos y labores de la institución, y el cuarto, sobre la
Sala de Ordena nza. Al comen tar el primer o de ellos, el visitad or Esco-
bedo dice: <<Yo lo recono cí tan irnportante que puedo asegur ar a V.E.
que no había pasado un día solo que no esté señalad o con alguna provi-
26
dencia de mi cuidad o sobre el arregla do ejercic io de este Tribunal>> • •
anos 28 •
en el tercer Anuario de Estudios Americ
Palacio Atard describ e en estas pocas líneas la person alidad del per-
sonaje: <<Gálvez se dejó influir, al hacer la elecció n, por la probid ad
de Areche. En el mundo de venalidades en que habría de moverse quien
•
acomet iera la reforma administrativa del Perú, se requer ía una perso-
26
Ibídem.
n Vargas Ugarte, op. cit., V, p. 30.
28
Palacio Atard, Vicente; Areche y Guirior, Observaciones sobre el fracaso de una
Visita al Perú en ABA III (Sevilla, 1946), pp. 269-376, y Guillerm o Céspede s del Casti-
llo, Lima y Buenos Aires: Repercusiones económi cas y políticas de la creación del Vi-
"einato del Plata, en AEA, m, pp. 667-'ifl4. Editados también ambos como separatas-libros
independ ientes.
•
•
•
29
Palacio Atard, op. cit., pp. 7:18 y ss.
•
3
°
Céspedes, lima y Buenos Aires, vid. especialplente el capítulo IV, y en él los epí-
grafes: «La situación económica en 1778-1785» y «Labor de la Visita General», pp. í99-840.
•
•
31
El territorio panameñ o con la primera creación del Virreina to de Nueva Granada
no perdió su depende ncia del peruano, pero se suprimió su Audienc ia. Los contador es
del Tribunal de Cuentas de Lima solicitar on que por las nuevas circunsta ncias los oficia-
les reales de esa Caja enviaran sus cuentas a Lima para ser revisada s normalm ente
•
(5 de febrero de 1722; AGI, Lima, 425). Petición que no tuvo curso porque ese mismo
año, 1722, se restituyó la Audiencia a Panamá, con los mismos privilegios que había g01.ado.
•
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 193
'
cuentas liquidadas, pero que ni el gobernador ni los oficiales reales de
aquella provincia se habían dado por enterados y que ya habían perdi-
32
do toda esperanza de que sus órdenes tuvieran efecto •
En este marco de desorganizac ión e impotencia, los contadores li-
meños proponen al Consejo una sorprendente solución: que las cuen-
tas de los oficiales reales de Buenos Aires se re1nitan directa111ente para
su revisión a la Contaduría del Consejo, en consideración sobre todo
a que las medidas de presión de los contadores metropolitano s «serían
más atendidas que las de ese Tribunal que carecía de las fuerzas y fa-
cultades para el desempeño de su obligación». La respuesta del Conse-
jo, oídos los infor1nes del fiscal y la Contaduría General, fue la creación
de un contador mayor para la atención de las cuentas de Buenos Aires,
33
Tucu111án y Paraguay , y otro de la misma calidad y título para el Rei-
34
no de Chile • Respuesta que iba acompañada de 11na severísirna re-
primenda a los rninistros limeños. En primer lugar, por no haber
utilizado con los oficiales reales las facultades que les otorgan sus esta-
tutos, y después, por haber postergado las cuentas antiguas para tomar
las modernas, sin tener en cuenta, se dice, la conexión de las deudas
que se ar·rastran de unas a otras« ... de esto se reconoce la falta de ins-
trucción metódica con que procedéis, contraviniend o a lo que previe-
35
nen las leyes, ordenanzas y reales disposiciones» •
Don Manuel de Guirior, en su relación de gobierno informa, desde
su perspectiva de gobernante peruano, de la creación del Virreinato del
Río de la Plata : Por real cédula de 8 de agosto de 1776 se le comu-
36
32
Las finanzas de Buenos Aires, explica el virrey Amat «estuvieron primeramente
pendientes de varios visitadores que nombraba S.M. remitiendo sus cuentas al Real y
Supremo Consejo de las Indias, lo que en realidad no ejecutaban, y dio lugar a t1n rezago
considerable. Posterior1nente se mandó 0011 iesen a cargo de este Tribuna] Mayor de Cuen-
tas», sin que tampoco se consiguiese los resul~dos apetecidos. Memoria, p. 641.
33
«Cédula de 24 de enero de 1768,., Revista de la Biblioteca Nacional, IX, núm.
294 (Buenos Aires, 1943). Cfr. Zorraquín Becú, Ricardo, La organiw.ción judicial ar-
gentina en el periodo hispánico (Buenos Aires, 1981), p. 96 (nota 61). La Contaduría
se instaló en Buenos Aires en 1769. Ibídem.
Amat dice en su Memoria que el primer contador mayor de Buenos Aires fue don
Cándido Ramos <<con total independencia y única subordinación al Real y Supremo Con-
sejo de las Indias y sólo la obligación de remitir al virrey una entrada y estado de los
caudales y ajustamientos intervenidos», p. 641.
34
Silva Vargas, op. cit.
35
Cédula, El Pardo, 28 de febrero de 1768; AGI, lima, 1.122.
36
• El título del primer virrey, don Pedro de Cevallos, está fechado el 1 de agosto de
1776; AGI, Buenos Aires, 30, publicado por Mauriua, op. cit. IV, pp. 16-18.
•
19 4 CO NT RO L FI SC AL EN EL VIRREINATO PERUANO
La co nr no ci ón en el Pe rú al co no ce rs e es ta s no tic ia s no pr ov en ía n
de la cr ea ci ón de l V irr ei na to en sí , qu e a na di e m ed ia na 1n en te in te li-
ge nt e se le es ca pa ba su im pe rio sa ne ce si da d, si no de la se gr eg ac ió n
de un os te rr ito rio s, lo s al to pe ru an os , íntin1a y sólida1nente un id os po r
la ge og ra fía y la hi st or ia , lo qu e en té rm in os m ás ac ad ém ic os C és pe -
de s de l Ca st ill o lla1na <<la co he re nc ia de l si st em a Pe rú -C ha rc as » TI. La
re la tiv a tra nq ui lid ad co n qu e se ha bí a ej ec ut ad o en un pa sa do ce rc an o
m ed id as si m ila re s, qu e ce rc en ab an el te rr ito rio vi rr ei na l o lim ita ba n
su ju ris di cc ió n, co nt ra st an , ah or a, co n el se nt im ie nt o co nt en id o y la s
pr ot es ta s de di fe re nt es esta1nentos qu e pr od uj o la in te m pe st iv a de ci si ón
re al .
G ui rio r, po r de cr et o de 24 de oc tu br e, or de nó el cu m pl im ie nt o de
la re al cé du la . El Tr ib un al de C ue nt as en su re sp ue st a al vi rr ey ex pr es a
su so lid ar id ad co n la s pr ot es ta s de l Tr ib un al de l Co ns ul ad o, C on ta du -
rí a de Re ta sa s, ad m in is tra do r ge ne ra l de A du an as , etc. , <<cada un o po r
su s m ot iv os », pe ro qu e ap un ta n to do s a lo s pe rju ic io s qu e re su lta rá n -
de la se gr eg ac ió n. Lo s co nt ad or es qu ie re n añ ad ir po r su pa rt e el qu e
se de riv ar á de qu e no se ce nt ra lic en lo s fo nd os en la ca pi ta l pe ru an a,
de sd e do nd e si em pr e se ha bí a so co rr id o a la s pr ov in ci as qu e lo ne ce si -
ta ba n, co m o ha si do te st ig o el pr op io Bu en os A ire s, di ce n, co m o es e
1.500.000 pe so s co n qu e el vi rr ey «p or su pe ri or ar bi tr io ha lló pr on to
lo s co ra zo ne s de es to s fie le s va sa llo s, pa ra qu e la s ar111as de S. M . se
so co rr ie se n y co nt uv ie se n la s in va si on es en em ig as ». Pe ro an te la ir re -
ve rs ib ili da d de la de ci si ón de l Rey, re fle xi on an resignada111ente, no ha y
3
6aRelación de Gobierno, de do n M an ue l de Guirior, Lin1a, 23 de agosto de 17
80,
BNM, ms. 3.144, fols. 'ir7 y ss. núm. 105.
J7 Cé sp ed es , lim a y Buenos Ai re s, pp. 92-95.
•
-
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 195
•
38 Infor1ne del Tribunal al virrey, 15 de ener0 de 1779; AGI, Lima, 1.124.
•
•
19 6 C O N TR O L FI SC AL EN EL VIRREINATO PERUANO
39
Informe de l fiscal de la Nueva España y co nt ad or general de
l Consejo, 21 de agos-
to de 1786; AGI, li m a, 1.124.
40
Relación, de G ui rio r, BNM, ms. 3.114, fol. 88, núms. 106 y
41 107.
Ib íd em .
42
Ib íd em . ·
43 •
Vid. su pr a, cap. Il , 1.2. O rd en an za s de 1605 ca pí tu lo s 24
y 25.
• •
'
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 197
44
Carta de los contadores, Lima, 26 de octubre de 1718. Resolución del Consejo,
19 de· octubre de 1719; AGI, Lima, 425.
45 Carta de los contadores, Lima, 5 de febrero de 1722; AGI, U.ma, 425.
46 Silva Vargas, op. cit., p. 110. ·Cita: Informe del contador del Consejo Tomás Or-
yor a Silvestre García (Amat, Memoria, p. 491) con un ·salario de 4.000 pesos superior
al que ganaban los de Lima y la asistencia de ~~s oficiales con 6~ y 400 d~ sueldo
(ibídem, p. 494). La fecha de la cédula de creac1on de la Contadur1a es la nusma, 19
de abril de 1768, que la del título de García, sin embargo, en la cédula de 28 de febrero
de 1768 antes citada (nota 35), ya se anunciaba al virrey Guirior esta creación como un
hecho. Probablemente esta divergencia cronológica se explique por las circunstancias que
. na1·ra Silva Vargas en el nombramiento del primer contador chileno (op. cit., pp. 124 y ss.)
48
Amat, Memoria, p. 490.
•
• •
19 8 CO NT RO L FI SC AL EN EL VIRREINATO PERUANO
•
Salarios
C O N TA D O R ES
C O N TA D O R ES D E RESULTAS
C O N TA D O R ES D E RESULTAS
SU PE R N U M ER A R IO S
l. Santiago Le ur o; as ci en de de co nt ad or or de na do r
1.800
2. Diego de la Vega; er a co nt ad or entretenido, en es te rno-
-
49
Decreto, 29 de agosto de 1780. Extracto del plan fechado al día sigui
ente; AGI,
lim a, 1.124. '
•
•'
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 199
Salarios
mento en comisión de servicio en las cajas reales, por eso no
se consigna su salario 50
.3. Juan de Oyarzábal; era contador entretenido 1.800
4. José Ignacio Lequanda 1.800
5. Ignacio Bonet; era meritorio del Tribunal en una plaza
auxiliar de la oficina del Callao 1.800
CONTADORES ORDENADOR ES
,
l. José Antonio Barrón; asciende de entretenido 1.000 •
CONTADORES ORDENADOR ES •
•
SUPERNUME RARIOS
OFICIALES DE LIBROS
OFICIALES ENTRETENID OS •
ARCHIVERO
50
Al parecer debió ser un funcionario eficaz, cuyos servicios eran necesarios en
otras oficinas, por lo que su situación en el Tribunal, en años sucesivos, siguió siendo
irregular. (Vid. supra, por ejemplo, notas 56 y 83.) •
•
Salarios
ESCRIBANO
.
•
PORTERO
•
,,
CO NT AD OR DE LA M ES A DE LA RA ZO N
l. Matías de la Cu es ta 51 l.OU,4
•
51
•
Este cargo se mantuvo en el plan de Areche con carácter provisional. Do n Ma-
tías de la Cuesta debía seguir en él con el salario consignado más los derechos de aran-
cel, sólo mientras ~se reduce a efecto el que po r los respectivos contadores de resultas
se tome la razón, cada uno de lo que toque a su mesa, estableciéndose desde luego los
oficiales de libros». (Vid. supra, nota 49.)
52
Ibídem.
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 201
•
carga la pensión
1. C. de resultas José Bra-
vo de Lagunas José Sánchez 600
2. C. ordenador Juan Ma-
nuel Ureta Santiago Leuro 53 500
3. C. ordenador Juan de
Santibáñez Juan de Oyarzábal 500
4. C. ordenador Jt1an Lu-
que Mármol José Ignacio Lequanda 500
5. C. ordenador Manuel •
53
De los 500 pesos, 400 se cargan sobre el salario de Leuro y 100 sobre la Real
Hacienda.
54 Carta de Escobedo a Gálvez, núm. 396, Lima, 20 de enero de 1785; AGI,
Lima, 1.103.
55
Ibídem.
•
•
•
•
por la desa paric ión de tres funcionarios con sueldos altos: la dism inu-
ción de dos contadores mayores y la extinción del empl eo de alguacil
58
mayor , que representan en conjunto un ahor ro para el Erar io de
10. 935 pesos. ,
56
Aunque en el plan se enumeren cinco contadores de resultas supernumerarios, se
prevé que sólo cuatro sean efectivos. Areche dispone que cuando vaque una de estas pla-
zas <<por muerte, ascenso o promoción>> no se cubra, para que entre cuando convenga
don Diego de la Vega, quien por entonces servía en las Cajas Reales.
57
El único que aparentemente no recibe un salario mayor es el escribano, para quien
sólo se consigna sus haberes en la Real Hacienda, pero no los derechos que devengue
por sus actuaciones. .
58
Vid. supra (en este capítulo, 5.1). 1
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 203
63
Es co be do a Gálvez, 5 de mayo de 1785, nú m. 474: AG I, lim a, 1.104.
64
Relación de Gobierno de do n Agustín de Jáu reg ui, ed ici ón y est ud io de Re me -
dio s Co ntr era s (M ad rid , 1982), p. 202. Vargas Ug art e nos tra sla da est a de cla rac ión
de
Cro ix. : ~comprometida mi au tor ida d y div idi da la jur isd icc ión , se mo dif ica ba n
. . , . . . . mi s arb i-
tno s, s1 no se entorpec1a en su eJerc1c10 y era n ne ce san os los acu erd os de mi pru de nc
ia
pa ra cau tel ar la div ers ida d de sentimientos co n el sag rad o interés de la justicia~, op. cit
.,
V, p. 80.
65
Es co be do a Gá lve z, n\í m. 396, Lim a, 20 de en ero de 1785; AGI, lim a, 1.103.
66
Palacio Atard, op. cit ., pp . 34 4 y ss .
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 205
• •
67
Escobedo a Gálvez, núm. 396, Lima, 20 de enero de 1785; AGI, Lima, 1.101 y
1.103. En esta misma carta, a instancias de Madrid, da su opinión sobre los ascensos
propuestos por Areche. De Ordozgoyti dice no ver méritos suficientes, lo mejor sería
trasladarlo a México para que viva ~al lado de su honrada madre y familia» porque así
viviría con más sujeción. Por lo contrario, avala la recomendación a Oyarzábal: «Si estu-
viera en mis manos for111ar este Tribunal de Cuentas pondría en las tres plazas al conta-
. dor general de Alcabalas don Nicolás Sánchez Sirgado, al administrador de la Aduana
don Joaquín Arrese y a Oyarzábal y muy en breve se verían los frutos de esta elección>>.
•
-- .
•
20 6 CO NT RO L FI SC AL EN EL VIRREINATO PE RU AN O
se rv ic io a cu at ro co nt ad or es de re su lt as 68 y su pr im ir al co nt ad or
de la
M es a de la R az ón . D is tr ac ci ón de l pe rs on al de la C on ta du rí a en un
m o-
m en to in op or tu no , po rq ue a la in ge nt e la bo r or di na ri a se ha bí a ve
ni do
a su m ar la s cu en ta s or ig in ad as en la pa ci fi ca ci ón de la re be li ón de
Tú-
pa c A m ar u. Si no se po ní a, en co ns ec ue nc ia , re m ed io in rn ed ia
to , la
co nt ab il id ad ar ne na za ba co la ps ar se y vo lv er al es ta do an te ri or . Su
s p¡ i-
m er as actuaciones, po r lo tanto, es tu vi er on encarninadas a su bs an ar
estos
er ro re s: re st itu yó a lo s co nt ad or es de re su lt as y re st ab le ci ó al co nt
ad or
de la M es a de la R az ón 69 •
N o ob st an te , la do ta ci ón de la re fo rm a de l oc he nt a, in cl us o co n
el ·
pe rs on al re st itu id o, le pa re cí a in su fi ci en te pa ra at en de r co n ef ic ac
ia la
co nt ab il id ad vi rr ei na l. So lic itó en to nc es al T ri bu na l qu e ef ec tu ar
a un
es tu di o co m pl et o de l ci ta do regla1nento y qu e infor111ara so br e <<
el nú -
m er o y cl as e de em pl ea do s qu e ju zg ar a pr ec is o pa ra el m ás pr on
to y
ca ba l cu m pl im ie nt o y de sp ac ho de su s fu nc io ne s, ex pr es an do el
de st i-
no y trab~jo de ca da un o» . L a M es a M ay or sa tis fi zo el de se o de l
vi si ta -
do r, pi di ó a su s su ba lt er no s infor1nes in di vi du al iz ad os so br e el es
ta do
de su s la bo re s y so br e es te <<sólido pr in ci pi o» el ab or ó un la rg o in
for1ne
fe ch ad o el 8 de en er o de 1785, en el qu e se ll eg ab a a la si gu ie nt
e co n-
clusión: se necesitaban tr es oficiales y seis arnanuenses. Escobeclo
ac ep tó
la pr op ue st a y la hi zo efectiva po r de cr et o. E n la ca rt a en la qu e el
vi si -
ta do r in fo rm a a G ál ve z de l su st an ci al au m en to de pe rs on al , se ad
el an ta
a de sb ar at ar el pr in ci pa l ar gu m en to qu e pu di er a de sa ut or iz ar su
ac tu a-
ci ón : el co st e pa ra la R ea l H ac ie nd a.
N o es gr av os o pa ra el Rey, ar gu m en ta , en pr im er lugar, po rq ue co
n
el lo se ev ita n lo s re tr as os y se co br an pu nt ua lm en te lo s al ca nc es
, qu e
cu an do se de ja n co rr er se ha ce n in co br ab le s y, en se gu nd o, po rq
ue no
su po ne m ay or es em ol um en to s pa ra el E ra ri o po rq ue lo s sa la ri os •
de lo s
nuevos se sa tis fa rá n co n el di ne ro ah or ra do co n el ce se de la pe
ns ió n·
de l di fu nt o co nt ad or mayor, m ar qu és de L ar a, y el de l co nt ad or
de re -
•
68
La crítica de Escobedo, aunque no exenta de razón, es necesario m
atizarla: la es -
casez de personal suficientemente pr ep ar ad o en estas materias ha cí
., a inevitables en oc a-
siones estas transferencias o préstamos de personal. El mismo tuvo qu
e recurrir nuevamente
a los servicios de Diego de la Vega pa ra so lu ci on ar lo s pr ob le m as
de las ca ja s re al es
de la capital. Cfr. Es co be do a Gálvez, núm. 565, 20 de oc tu br e de
1785; AGI, Li.ma,
1.102, y el Infor1ne Ge ne ra l de la m ism a fecha, BR A H , 9 - I, 662.
69
Escobedo a Gálvez, núm. 396, 20 de en er o de 1785; AGI, lim a, 39
6. Es co be do
a Gálvez, núm. 416, 20 de febrero de 1785; AGI, lim a, 1.103, e In fo
rm e Ge ne ra l de Es -
cobedo, 20 de oc tu br e de 1785; BR A H , ms. 9-1.662.
·
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 207
•
70
Escobedo a Gálvez, 20 de febrero de 1785, núm. 416; AGI, Lima, 1.103.
71
Escobedo a Gálvez y expediente adjunto, núm. 564, 20 de octubre de 1785; AGI,
Limo., 1.102 y 1.124. No parece admisible que los contadores ordenadores no se ocupa-
ran
•
de otras tareas cuando no tenían que ordenar. Pienso que las expresiones de Escobe-
do deben entenderse más como un recurso retórico una exageración para dar fuerza
•
a su solicitud.
l
•
•
•
•
•
208 CO NTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
72
•
Carta de los contadores Borda, Hervoso, Manrique y Espinosa y del regente Cal-
derón, Lima, 2 de enero de 1745; AGI, lim a, 426.
73
Informe del fiscal, Madrid, 18 de agosto de 1745; AGI, Lima, 426.
74
Carta de los contadores, 18 de septiembre de 1765; AGI, Lima, 1.122 .
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 209
•
75
Recopilación, VIII, 1, 19.
75
ª Ibídem, VIII, II, 4.
76
Ibídem, VIII, I, 55.
77
Cédula, Madrid, 14 de marzo de 1766; AGI, lima, 1.122. La misma cédul·a re-
cordaba al Tribunal la obligación de enviar a Madrid los duplicados de las cuentas, glo-
sas y fenecimientos, como lo ordenaban las leyes desde el principio y como últimamente
se reafi1·1naba en la cédula de 15 de junio de 1765.
78
Uno con su sueldo, de 800 pesos, en una plai,a de esa renta ~más acomodada a
su edad avanzada~ y el otro en la primera vacante de.contador del mismo rubro. Escobe-
do a Gálvez, 20 de octubre de 1785, núm. 564; AGI, Lima, 1.102 y 1.124 .
•
•
De pron to el visit ador cae en la cuen ta de que quizá esté inter firien -
do en los plan es del Gobi erno de Mad rid, <<no se me ocult a, dice, que
S.M. en el artíc ulo 214 de las reales Orde nanz as de Inten dente s indic a
pens aba dar nueva plant a ... >>, por lo que pasa a defenderse de las posi-
bles objeciones: la refor ma no es-sustancial y ahor ra dine ro al Erar io,
por eso, dice, juzg ó nece sario no difer irla, más aún cuan do ésta satjs -
facía las aspir acion es del Tribu nal 79 •
La reest ructu ració n del visit ador apre suró la refor ma de la plan ta
del Tribunal prometida por las Ordenanzas de Intendentes 80 • La cédu la
por la que ésta se decre ta inclu ye la desa prob ación expr esa de lo obra - ·
do por Esco bedo , repit iéndo se las mism as cons idera cione s que en la
de 1766, aunq ue en ésta se expr esa con un poco más de clari dad el prin-
cipio sustancial de la legis lació n vigente que se conc ulcab a con la pre-
tensi ón de los subalternos: el de las atrib ucion es en la rend ición de
cuentas, en las que el exam en y el juici o de éstas <<toca princ ipalm ente
a los conta dore s mayores con el auxil io de los de resultas, y no a éstos
sola1nente, sino en el caso de falta de ellos>>. Pero se quie re dejar a sal-
vo las respo nsab ilida des del visit ador recar gand o las culpa s sobr e los
mini stros de la Cont adur ía, de esta for111a se reco mien da a Esco bedo
<<no se deje sorp rend er cont ra las leyes y cont ra la anter ior y justa prác -
tica del Tribunal>> 81 •
,
3. EL REGIMEN DE INTENDENCIAS
Y LA REF O DE 1786
La Refor1na anun ciada por las Orde nanz as de Inten dente s defra udó .
las expectativas que se tenía sobr e ella. No es otra cosa que la reafrr-
maci ón de .la ejecu tada seis años antes por el visit ador Arec he; salvo
algunos mati ces se mant ienen las mism as clase s y núm ero de servi do-
res, con idénticos salar ios 82 : ·
•
79
Ibídem.
80
Ordenanzas de Buenos Aires. En los considerandos de la refor1r1a se dice : <<Por
la importancia de este asunto, por las diversas y contrarias providencias qt1e en él se han
dado en el corto tiempo que se advierte en ellas, quiso el Rey le inform aran ministros
de su satisfacción e inteligencia acerca de todos los particulares que comprenden ... >>; real
orden , San Lorenzo, 6 de noviembre de 1786. Colección Mata Linares, t. ll3 BRAH,
ms. 9-1768, y AGI, Lima, 1.124.
81 Ib 1'd em.
•
82 1
Ibídem.
•
Pesos
Tres contadores mayores 4.000 12.000
Tres contadores de resultas numerarios 2.400 7.200
Cuatro contadores de resultas supernumerarios 1.800 7.200
Dos ordenadores numerarios 1.200 2.400
Tres ordenadores supernumerarios 1.000 2.400
Dos oficiales de libros 82 ª 600 1.200
Cuatro amanuenses 500 2.000
Un archivero 800 800
Un archivero ayudante 500 500 •
82
ª Se les sube el salario asignado por Areche de 500 a 600 pesos.
83
La misma crítica que hacía Escobedo a su antecesor, de haber distraído el per-
sonal de la Contaduría en otros menesteres ajenos, se vuelve ahora contra él; en la real
orden se lee en efecto: «Ha sido reparable a S.M. que V. S. al mismo tiempo que ponde-
raba los atrasos>> sacase los brazos tan necesarios, y justamente los más aptos, para lle-
. varios a otro destino. Se le pide, por lo,,.tanto, res~ituya inmediatamente a Diego de la
Vega, destinado a la Caja de Lima y a Angel Rueda en la Renta de Tabacos (ibídem) .
•
•
21 2 CO NT RO L FIS CA L EN EL VIRREINATO PE RU AN O --
84
Vid. supra en este capítulo, l. ~
85
Decreto de Areche y extracto del plan, 29 y 30 de agosto de 1780, respectivamen-
te; AGI, Lima, 1.124.
86
El salario del contador de la Mesa de la Raz.ón había sufrido variaciones a lo largo
de su existencia: 400 pesos en el siglo XV lI; 1. 248 pesos en las pri me ras déc ada s del
nuevo siglo 648 en Real Ha cie nda y el resto en comisos, residuos y alcances ; des de
1733, al ser resuelta favorablemente la solicitud del con tad or Carpfanger, se sube a 1.620
pesos; en tiempos del virrey Am at se incrementa hasta los 2 .025; que al ser nom bra do
De la Cuesta com o interino sólo per cib e la mitad, 1.012 pesos y cua tro reales, que es
la cantidad que asigna Are che a su provisional con tad or de la Raz.ón. Escobedo, cua ndo
restituye a De la Cuesta en su cargo y dar le nombramiento definitivo, le otorga la paga
completa de 2.025 pesos.
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 213
•
•
89
Ordenanzas Intendentes de Buenos Aires, artículos 96 a 102.
Los artículos 104 y 105 recuerdan a las contadurías americanas el deb er que tienen
de formar el Libro de la Razón General de la Rea l Hacienda, que propuso el virrey Tole-
do y se ord enó por la cédula de 12 de febrero de 1591, y después por la Recopilación
(VIII, VII, 1), sin que tuviera efecto alguno. En estos artículos se des crib e el contenido,
estructura y propósito del libro. Sólo dos contadurías, que se sepa, cum plie ron el man-
damiento real, las de México y Caracas: Historia General de La Rea l Hac iend a de Nueva
España, de Fabián de Fonseca y Car los Urr utia (México, 1845-1855), y Lib ro de la Ra-
zón General de la Rea l Hacienda del Departamento de Caracas, de 1806 (Caracas, 1962)
del contador José de Limonta .
•
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 215
•
90
Ordenanzas de Buenos Aires, artículo 91.
91
La nueva administración tributaria está considerada en las Ordenanzas de Buenos
Aires, de for1na especial en los artículos 116 al 128.
92
U na deter1ninación en este sentido se tomó más tarde también con el ministro del
Tribunal de Cuentas: que no tuviera voto decisivo en los negocios en que hubiera infor-
mado; real orden de 28 de abril de 1797 dirigida al Reino de Chile, en <<Notas Anónimas
a la Real Ordenanza de Intendentes del Virreinato de Buenos Aires>>, de José María Ma-
riluz Urquijo, en Revista del Instituto de Historia del Derecho Ricardo Levene, núm. 20
(Buenos Aires, 1969), pp. 182-235, p. 193.
93
• Ordenanza de Buenos Aires, artículo 3; en la de Nueva España, 4.
94
Vid. supra, cap. IV, 3.3. .
•
216 CONTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUA NO
4. EL RÉGIM EN DE INTENDENCIAS
Y LA SALA DE ORDENANZA
•
95
Ordenanzas de Buenos Aires, art. 5.
96
Ibídem, art. 214 que en la de Nueva España corresponde al 242, pero en el que
no ~arece el párrafo citado.
Informe general de Escobedo, 20 de febrero de 1785; BRAH, ms. 9-1662 .
• •
•
•
•
98 Ibídem. ·
99
• Escobedo a Gálvez, núm. 389, 5 de enero de 1785; AGI, Lima, 1.102.
100
Ibídem.
•
•
,
101
Informe de la Contaduría General, Madrid, 22 de diciembre de 1790, firma por
ausencia del contador general, don Lorenzo de Usiz; AGI, Lima, 1.102~
102
Ordenanza General de 1803, art. 12. 1
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 219
•
103
Ibídem, art. 17. Escobedo, que fue uno de los principales mentores de las Orde-
nanzas Generales, comenta: «Para cortar las dudas que ocasionaban los artículos 214 y
243 de las Ordenanzas de Buenos Aires y Nueva España se mandó en reales órdenes
de 7 de agosto de 1786 y 3 de junio de 1791 que la Sala de Ordenanza en los tribunales
de cuentas debían continuar y for1narse con arreglo a las leyes y práctica anterior al esta-
blecimiento de intendencias y Junta Superior, pero, sin embargo, se ha promovido des-
pués nuevas dudas, cuyo expediente se halla en el legajo 17, reservado para su final
resolución con el general de Intendentes, y considerando que si en la única Junta Supe-
rior creada al principio pudo haber justos motivos 'que la excluyeran de los negocios de
la Sala de Ordenanza, en la Contenciosa concurren ahora todas las calidades necesarias
para serlo, se declara así, y da en este artículo regla general, como la más adecuada para
cortar las disputas del citado expediente y que no se remuevan otras, siendo fijos los vo-
cales que la han de componer y muy indiferente para su acierto que se llame junta o
sala». Manifiesto de las razones en que está fandado cada uno de los artículos de la
nueva Orderuinzti de Intendentes de Indias, Madrid, 2 de agosto de 1802; BNM, ms. 3.U73.
104
Vid. supra, cap. V, 5.
105 Amat, Memoria, pp. 348 y ss. En los salarios y pensiones de los funcionarios
de Hacienda, Amat consigna «Un protector fiscal en la Real Hacienda>> con 1.718 pesos
y cinco reales de sueldo; ibídem, p. 361. .
106
Beleña, op. cit., 3 ?, núm. 106.
•
•
parece que se llegara a crear un tercer fiscal con esta titularidad; sólo
la función, cuya responsabilidad recae sobre el de lo Civil, como, por
107
otra parte y bien lo sabemos, era práctica inveterada • En 1788 se re-
cordó al virrey de Lima que debía vigilar se cumpliera <<la real resolu-
ción de que en lo sucesivo correspondan a la Fiscalía civil de aquella
Audiencia, los negocios tocantes a los ramos de Real Hacienda, Taba-
cos, Cruzadas y Temporalidades>> ios.
La creación de la Fiscalía de Hacienda, con las notas que se han •
señalado, debió significar más un estorbo que una ayuda para la reso- •
5. LA <<REBELIÓN>> DE WS CONTADORES
DE RESULTAS
yores. Pero .e n estas sus soluciones coyunturales, olvidó que estaba vul-
nerando leyes centenarias y apoyar sus acciones con una reflexión seria
y profunda para recibir el beneplácito de las autoridades de Madrid,
quienes con mentalidad excesiva1nente legalista y desconocedoras de
'
107
En Buenos Aires se llegó a proponer que en consideración a las frecuentes en-
fermedades del fiscal de lo Civil y Real Hacienda, José Márquez de la Plata, se quedara
sólo con la fiscalía de Hacienda y unir las obligaciones de la Civil aJ fiscal del Crimen.
Proposicjón que no tuvo acogida positiva en Madrid. Cfr. Levaggi, Abelardo, Los escri-
tos del fiscal de La Audiencia de Buenos Aires Manuel Genaro de Vi/lota (Buenos Aires,
1981)' p. 19.
108
Cédula de 22 de septiembre de 1788. Cfr. Matraya, núm. 1.510.
• •
•
109
Vid. supra, 2.2.1.
110
Vid. supra, 2.1.2 y 2.2.
111
Vid. supra, 3.
• 112 Informe del contador general Francisco MacP.ado, Madrid, 8 de octubre de 1791;
AGI, Lima, 1.122 .
•
•
112
ª Escobedo a Gálvez, núm. 561, Lima, 20 de octubre de 1785; AGI, Lima, 1.103.
113
Navarro, Luis, Intendencia en Indias, pp. 145 y ss.
•
•
•
116
Ibídem, 49 y 60.
117
Ibídem, 47, 49, 60 y 66.
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 225
En consecuencia solicita:
l. Desestimar todas las pretensiones de los contadores de resultas.
2. Ratificar los decretos del virrey de 22 de noviembre de 1788
y 21 de marzo de 1789 y la real orden de 6 de septiembre de 1786.
3. Amonestar, por inter1nedio del virrey, a los subalternos, para
que se instruyan mejor de las leyes y no hacerse así sospechosos de
<<intentos nada puros».
4. Sólo en casos de atrasos y que no basten los mayores, se distri-
buirán las cuentas de menor importancia a los subalternos, siempre ba-
jo la dirección de los contadores de cuentas. Si se ajusta a estas normas,
concede, puede aprobarse la disposición del Tribunal de Cuentas de
17 de marzo de 1780.
5. Advertir a los contadores mayores el respeto que deben a su pre-
sidente, el virrey.
•
•
118
Cédula, Aranjuez, 21 de marzo de 1792; AGI, Lima, 1.122.
•
119
Vargas Ugarte, op. cit., V, p. 133. O'Higgins había efectuado su entrada oficial
en junio de ese mismo año.
120
lnfor111e de la Contaduría de 29 de noviembre de 1796, en carta del regente pre-
sidente de la Audiencia de Lima, Manuel de Arredondo, al ministro de Real Hacienda,
Lima, 23 de julio de 1801; AGI, Lima, 1.124.
121
Carta de los contadores marqués de San Felipe, Gálvez y Chacón al ministro de
• Real Hacie~da, Lima, 26 de abril de 1800; AGI, Lima, 1.124 .
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XVIII 227
122
Extraña que se consigne como nuevas cuentas las de diezmos, cuando muchos
años atrás fueron atendidas por un contador del ramo, agregado a la Contaduría Mayor,
quien, con la refor1na de Areche, se i11corporó a la plantilla del Tribunal como un subal-
terno más y, con él, las cuentas respectivas. Esta misma extrañeza la expresa la Junta
Superior de Hacienda que, después de estudiar el tema, declara que las nuevas cuentas
no son tales. Informe del regente Arredondo (vid. supra, nota 120).
123 Intorme del Tribunal de 2 de junio de 17íJ7, en el Informe del regente Arredon-
124
Recopilación, VIlI, 1, 100.
125
Los contadores mayores presentaron a los gobiernos de Lima y Madr id un nue-
vo plan para la Contaduría, cuyas principales novedades son el aumento de tres contado-
res de resultas supernumerarios y cuatro amanuenses (Lima, 20 de septiembre de 1799;
-
AGI, lima, 1.124). No sé exactamente si se trata del plan «menos malo~ al que se refiere
el regente Arredondo, pero las fechas son las mismas en las que el marqués de Osorno
dictaba sus providencias:
•
Miguel Pizarro _
Marqu és de San Felipe
Juan Estani lao Peña
Pedro Dionis io Gálvez Migue l Cebriá n
Antoni o Chacó n P-ablo Terón
C. DE RESULTAS NUME RARIO S C. ORDE NADO RES NUME RARIO S
Juan Domin go Ordozgoyti Miguel García de la Vega
Manue l Salvi Pedro Grillo
Santia go Leuro
C. ORDE NADO RES SUPE RNUM ERAR IOS
C. DE RESULTAS SUPE RNUM ERAR IOS
Lino de la Barrer a .
Juan Ignaci o Vidaur re •
Domin go Moren o
Diego de la Vega (una vacante ya propue sta en consul ta, 23-V-1798) .
•
•
•
LA CO NT AD UR ÍA EN EL SIGLO XV III 22 9
AM AN UE NS ES AR CH IVE RO •
. cua tro que con tem pla el dec reto fue de esc asa ayu da, ya que <<a pen as pod ían exp edi r las
copias que se les daban, sin poderles confiar otra labor alguna>>. (Ibídem.)
•
.
•
l. co DAD D E W S PR O BL EM A S
•
23 0 -
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 231
•
1 Carta del regente al ministro de Hacienda, Lima, 23 de julio de 1801; AGI, Li-
ma, 1.124. ·
• 2 Recurso de los contadores marqués de San Felipe, Gálvez y Chacón, Lima, 7 de
septiembre de 1802; AGI, lima, 1.124. ·
•
•
2. LA .REFO DE 1812
Por fin en 1812 en una época sumatnente azarosa, tanto para las
provincias peninsulares como americanas se decreta la ansiada re-
for1na del Tribunal Mayor de Cuentas de Lima, ateniéndose, expresa
el decreto de la Regencia, al infor111e que en 1805 presentó el conde
de Casa Valencia, como contador general del Departament e Meridio-
4
nal de Indias •
La reforma consiste básicamente en el aumento de personal: Prácti-
camente se mantiene el número de contadores mayores, de resultas y
ordenadores, con la sola excepción del incremento de un ordenador nu-
merario. Lo mismo sucede en las categorías inferiores, en las que sólo
se elimina al ayudante de archivero. Se mantienen ta1nbién los sueldos ~
5
del plan de 1786 , con dos nuevas excepciones, la reducción del sala-
rio de los oficiales de libros de 1.000 a 600 pesos y el aumento sustan-
•
3
Carta del Tribunal Mayor de Cuentas, Lima, 23 de enero de 1808: AGI, Lima,
1.124.
4
AGI, Lima, 1.124.
5
La situación beligerante que desde entonces vive el Continente hace sumamente
precaria la de la Hacienda pública y, con ella, la de los sueldos de los fi•ncionarios. El
19 de junio de 1816, el virrey don Joaquín de la Pezuela decreta «que para evitar que
las tropas repitiese su insubordinación ... que en lo sucesivo se pagase con preferencia
el haber de la tropa de la Guarnición». Memoria, ed. y prólogo de Vicente Rodríguez
Casado y Guillern10 Lohmann Villena (Sevilla, 1947), pp. 80 y ss.
Los sueldos de todos los empleados de la administración fueron gravados con im-
puestos personales para la guerra, primero con uno con el nombre de <<soldados~ y des-
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 233
•
a)
La solicitud del Tribunal Mayor, reiterada en distintas épocas,
por considerar que la Refor1na del 86 no lo dotó suficientemente para
llevar con la puntualidad requerida la contabilidad a su cargo.
b) La arnpliación de su territorio jurisdiccional, primero la inten-
dencia de Puno 6 y después, entre 1802 y 1803, los gobiernos de las
provincias de Quijos, Maynas y Guayaquil 7 •
pués otro porcentual según la cuantía de los salarios del que se descuenta el de
~soldados~ (ibídem, pp. 31 y 37-39).
•
5 por 100 hasta 500 pesos
6 por 100 de 500 a 1,.000 pesos
•
8 por 100 de. 1.000 a 2 .000 pesos
12 por 100 de 2 .000 a ·5.000 pesos
15 por 100 más de 5.000 pesos
5
• ª Generalmente estos servidores no integran la plantilla propiamente dicha y, por
lo tanto, no se consigna la «cantidad proporcionada~ que debían ganar. En la Memoria
del virrey Pezuela al trasladar la nómina de la Contaduría se recoge a los dos ordenanzas
con un salario de 96 pesos cada uno, p. 22.
6
Vid. supra, cap. VI, 6 (nota 121).
7
Por cédula de 15 de julio de 1802 se creó la Gobernación de Maynas y se agregó
a la jurisdicción del Virreinato peruano (Vargas Ugarte, op. cit., V, p. 157). La anexión
d~ Guayaquil se dispuso por real orden de 8 de julio de 1803 (ibídem, p. 161) .
•
•
•
Salarios
CONTADORES MAYORES
8
Carta del marqués de la Concordia al secretario de estado y del Despacho de Ha-
cienda, Lima, 31 de agosto de 1813; AGI, Lima, 1.124.
9
AGI, Lima, 1.124.
10
En julio de 1816, según la Memoria del virrey Pezuela servían en el Tribunal cuatro
agregados, con sus respectivos salarios, que iba11¡ de los 500 a los 1.147 pesos, p. 39.
•
• •
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 235
•
OFICIALES DE LIBROS
11
• Procede de la Contaduría General de Tributos.
12 ·
Ex meritorio de la «Secretaría de España».
•
•
OTR OS •
1. José Mar ía V arel a (Archivero) ... ... ... ... ... .. . 800
2. And rés Cale ro (Escribano de Cám ara) .. .... .... .. . 1.60 0
3. Ped ro N oel (Portero) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
El sust anc ioso aum ento de per son al deja a los min istr os de la Con -
taduría Ma yor sin su tradicional argu men to de falta de man os par a aten-
der la mul titu d de cue ntas . Con opti mis mo pro met en pon er al día los
con side rabl es atra sos 16 • Opt imi smo que la exp erie ncia inm edia ta se
enc arg ará de des men tir. La sosp ech a de que éste no era ni el úni co
ni fundamental mot ivo del retr aso con tabl e se confir1na amplia1nente.
El recr ude cim ient o de las disc ord ias inte rnas se pre sen ta aho ra com o
el prin cipa l esco llo par a cum plir los bue nos pro pós itos , per o a la vez
nos serv irá par a des cub rir las des idia s, omi sion es e irre gula rida des va-
rias de los min istr os en el cum plim ient o de sus labo res, al ech arse en
car a uno s a otro s sus pro pias deb ilid ade s.
•
3. LUCHAS PARTID SE N LA
CO NT AD , MA YO R
•
Cas i sim ultá nea men te con la apro bac ión de la Reforn1a de 1812 y
la imp lem enta ción de la nueva plan tilla , surg e en la Con tadu ría Ma yor
de Lim a el más gra ve con flic to inte rno de su ya larg a hist oria , al es-
13
Era meritorio del propio Tribunal de Cuentas.
14
Procede de la Secretaría del virrey.
15
Meritorio del propio Tribunal.
16
Consulta de la Contaduría Mayor de Lima, 4 de junio de 1813, en carta del vi-
rrey al secretario de Hacienda, 31 de agosto de 1813; AGI, Lima, 1.124 .
•
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 237
17
Lima, 17 de marzo de 1813; AGI, Lima, 1.124.
•
18
Vid . supra .
19
Citan Recopilación III. 11. V a 40, especialmente la ley 38.
• •
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 239
•
° Carta de Cebrián, Ruiz de Ortega y Manuel del Burgo a los directores generales
2
curre n las notas más feas de inmo ralid ad, mala versación de sus em-
pleos, juga dore s abandonados, tramposos y... con otros horre ndos vi-
cios que son impropios de decirlos a V. A. >>23 •
En abril de 1814 los acontecimientos se precipitan. A las nueve de
la maña na del día 16 el virre y se prese ntó inesperadarnente en la sala
de trabajo de los contadores de resultas y orde nado res, acom paña do
de la Guardia de alabaderos y de los contadores mayores Chac ón y Leu-
ro. En versión de Cebr ián, Ruiz y Del Burgo, Abas cal se dirig ió a to- .
dos los empleados tratándolos de insubordinados ~con las expresiones
más hu1nillantes», para volverse después en parti cular hacia Riva Agüe- ·
ro, a quien incre pó su <<conducta, nacimiento y servicios~, sin admi tir-
le répli ca y amenazándole con quita rle el empleo, lo mism o que a los
demá s servidores indisciplinados. Don José de la Riva Agüe ro, dicen
los contadores citados, «renunció por este insulto [ ... ], la renu ncia se
admitió con un decreto injurioso e improbado» 24 • En efecto, dos días
después el cont ador Riva Agüe ro prese ntab a su renu ncia y con gran
dignidad exponía que él habí a aceptado el carg o <<para serv ir al Esta do
y no para ser vejado ni insultado» 25 • El día 22 el virrey acep tó la re-
nuncia, en cons idera ción , decía, de su dese o de corta r con las disen-
ciones, disputas y espír itu de parti do que se habí a apro piad o ·de la
Cont adur ía lime ña, y de los cuales Riva Agüe ro es uno de los princ i-
pales animadores 25 ª. ·
La renu ncia del cont ador orde nado r no apac iguó los áni1nos, antes
al contrario, ambos bandos, con renovado ardor, cont inua ron con sus
acaloradas disputas. Abascal decid ió exacta1nente un año desp ués de
23
Recurso de Riva Agüero, Lima, 12 de marzo de 1812; AGI, lima., 1.125.
24
Carta ·de los contadores subalternos (vid. supra , nota 20). •
25
Renuncia de Riva Agüero; AGI, lima, 1.125.
25
ª «Es copia de la toma de razón que se halla en este Tribunal, Lima, mayo 1814.
Miguel Cebri án/Pe dro Ruiz/Manuel del Burgo»; AGI, lima, 1.125.
Las protestas por la actitud del virrey se hicieron llegar inmediatamente al Gobie rno
de Cádiz , como la ya citada comu nicaci ón a los directores generales (nota 20), que ter-
mina pregonando la inocencia de Riva Agüe ro y la de ellos mism os, a quienes, dicen ,
se les quiere hacer culpables de todos los males del Tribu nal, cuand o lo cierto es que
«las contradicciones recaen entre los contadores mayores, no siendo nosotros otra cosa
que sus víctimas indefensas de las intrigas y de la falta de audie ncia a nuestr as reclama-
ciones~. Riva Agüer o escrib e también perso nalme nte en parec idos térnrinos para terrni-
nar solicitando que por las circunstancias especiales que rcxle.aron su renuncia, ser agraciado
con otro destino «en consideración a sus servicios, a los de su padre , y al partic ular de
estar sosteniendo a su anciana madre y viuda , sin otros arbitr ios que su propio trabajo».
(Cartas de Riva Agüero, s/f. en el expediente fo11nado por el conta dor gener al de ·Ha-
ciend a José Manu el Apari ci, Madr id, 10 de mayo de 1816; AGI, lima, 1.125).
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 241
•
28
José de la Riva Agüero, de alguna manera, fue beneficiario de esta política; se-
gún propia confesión su ascenso se debió a una carta de recomendación de la Regencia
al virrey. Lima, 12 de marzo de 1812; AGI, lima , 1.124.
29
Cart a de los contadores Ceb rián, Ruiz, Riva Agüero y del Burgo, s/f., en el In-
for1ne del contador general José Manuel Aparici, 16 de mayo de 1816; AGI, lima , 1.125.
30
Según los nuevos contadores del Tribunal, León de Altolaguirre y Joaquín Bo-
net, el contador mayor interino Zambrano fue uno de los prim eros en ser captado por
el partido de los subalternos ~rebeldes~, incluso antes que Valdelirios. Inforn1e al virrey,
22 de juni o de 1816; AGI, lima , 1.125.
31
El marqués de Valdelirios en carta de 4 de agosto de 1814 infor111a sobre el asun-
to y expone su opinión que la intransigencia de sus compañeros de la Mes a Mayor está
motivada por su actitud con las cuentas de tributos de Leuro. En el citado Inforn1e del
contador general (nota 29). ·
•
•
31
cioso abierto sobre las de 1807 • Dieciocho meses han transcurrido
escribe Abascal en octubre de 1814, sin que se haya adelantado nada, '
a no ser e~ la for111ación de un voluminoso expediente repleto de <<recu-
saciones y arbitrios para entorpecer el real servicio, fundada en la ene-
mistad de aquellos empleados, los que postergando el cumplimiento de
sus deberes a los particulares resentimientos, han incurrido en las no-
tas más degradantes, llenando el papel de sátiras y de expresiones in-
decentes y nada análogas al punto que se ventilaba>>. Por decreto de
29 de agosto de 1814, el virrey separó a Valdelirios del entendimiento
de las mencionadas cuentas y comisionó a Chacón y a los contadores
de resultas Miguel Pizarro y Juan Estanilao Peña. Valdelirios apeló la
decisión de Abascal; pero éste se mantuvo fir1ne y confir111ó su deci-
sión , previa consulta al asesor y al fiscal de Hacienda, por entender
que era una orden gubernativa encaminada a contener los desórdenes
32
en el Tribunal •
Las acusaciones contra los <<rebeldes>> no se quedan simplemente
en las descalificacio nes genéricas, que antes apuntaba, sino que des-
cienden al terreno concreto. Abascal, basándose en el informe de los
dos últimos ministros nombrados para la Contaduría, aparentemente
inconta11linados de sus discordias, León de Altolaguirre y Joaquín Bo-
net, escribe al secretario de Hacienda una severa crítica de las últimas
actuaciones del Tribunal, en el momento en que por muerte de Chacón
33
ha ascendido al decanato el marqués de Valdelirios • Aunque aparen-
temente la crítica del virrey se sitúa encima de los partidismos que de-
voran al Tribunal, en realidad los dardos apuntan al marqués y a sus
seguidores. La situación de la Contaduría Mayor, resume Abascal, es
desastrosa; hecho que se presenta con más gravedad por la situación
militar del Virreinato, cuando las necesidades de la guerra y el mante-
nimiento de los ejércitos su principal preocupación requiere de una
Hacienda saneada y, por lo tanto, de una atenta vigilancia de la ad11li-
nistración fiscal, de la que el Tribunal de Cuentas es una pieza maes-
tra. Y la realidad es muy otra: de 38 cuentas principales cada año hay
138 acumuladas sin liquidar; sin que el aumento de personal haya ser-
vido para nada. Y lo que es peor, no hay esperanzas de pronta solución
•
mientras que el gobierno interior de la Contaduría esté en manos de
32
Carta de Abascal, 4 de octubre de 1814, en el Info1·111e del contador general
(ibídem).
33
Info1111e de los contadores Altolaguirre y Bonet al virrey, Lima, 22 de junio de
1816, y carta de Abascal al secretario del Despacho .Universal de Hacienda, Lima, 28
de junio de 1816; AGI, Lima, 1.125.
'
•
34Carta del virrey. En ·infor1ne del contador general (vid. supra, nota 25).
• 35 El contador general Aparici dice que de los tres sustitutos en condición de gra-
vantes, sólo Bravo podría ser considerado como tal. Aizco.r be, por lo contrario, no, por-
•
•
•
genc ia en 1812 36 . Vald elirio s prese ntó una prop uesta parti cular que se
ajust aba exac tame nte al crite rio de antig üeda d en todo s los estam entos
laborales; la prop osici ón de nuevos nomb res se intro duce exclusivamente
al final para cubr ir las vaca ntes de meri torio s de dotac ión.
Las prote stas de los empl eado s suba ltern os, que se sient en desp laza-
dos y herid os en sus derec hos, menu dean a parti r de este mom ento ..El
más insistente y ambicioso es el oficial de libros Dom ingo More no, quien
en carta s de 22 de marz o, 1 y 29 de novi embr e de 1814 y 20 de julio .
del siguiente año, se queja de habe r sido prete rido en los ascen sos, y
no sólo en este últirno, sino desd e 1785, fecha desd e la cual han pasa do ·
sobre él más de 28 comp añero s, much os de los cuale s, dice, han sido
colocados <<Sin obse rvar el orde n de escala, mayor1nente cuan do los agra-
ciado s eran extra ños al Tribu nal y algun os impo sibili tados de obte ner
desti no en el mism o, como suce de a don Lino de la Ba1·rera ... en perju i-
cio de todos los oficiales que les excedían en antig üeda d, intel igenc ia
y desempeño>>. De habe rse segu ido en los sucesivos ascen sos el orde n
estric to del escalafón, conc luye, él estar ía en el lugar gue ocup a el con-
•
tador de resul tas de prim era clase don Migu el Cebr ián, y éste es, preci -
samente, el grad o y antig üeda d que solicita, adem ás de los sueld os que
por este motivo ha dejad o de percibir'57.
El archi vero Varela pide el ascen so a orde nado r de segu nda clase ,
ampa ránd ose en el prece dente de su antec esor en el cargo, Pedr o Grill o,
que fue prom ovid o por real orde n en 1802 y en que ya lo había servi do,
en ocasiones, interinamente 38 • El mini stro hono rario de la Audi encia de
la Plata y agen te fiscal de la de Lima , José de Arriz , mani fiesta su indig-
nació n porq ue su hijo, José Mari ano, haya sido prete rido en los ascen -
sos. Pide se apru ebe el plan de Valdelirios 39 • Y así otros 40 , aunq ue
•
todavía se está lejos del cúmu lo de solic itude s que se regis trará , como ·
verem os, en el lustr o siguiente.
que ocupa la oficialía séptima de la Renta de Tabacos; ni Valdivieso, que tiene un destino
como oficial primero en las cajas reales de Paseo. Informe del contador general (vid.
supra, nota 25).
36
Vid. supra, epígrafe 2.
n Carta de Domingo Moreno en info1·1ne del contador general (vid. supra, nota 25).
38
Carta s/f. Ibídem.
39
Carta s/f. Ibídem.
40
Pablo Terón solicita la plaza vacante de contador de resultas por la muerte de Mi-
guel Pizarro, con el mismo sueldo y antigüedad que Cebri án, porque, dice, en 1801 fue
preferido en el ascenso por un error del marqués de Osorno. La misma plaza es pedid a
por Alejandro Morales Duárez. Este ú!timo es un agregado gravante en el Tribunal y
procede de la extinta Caja de Jauja. Ibídem.
•
•
41
• Ibídem.
•
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 249
5. LA REFO DE 1820
•
La ejecución del proyecto del contador único tuvo que esperar cua-
tro largos años. El efecto inmediato del dictamen y sorprendente pro-
puesta de Aparici parece ser la de aletargar toda acción de las autoridades
en relación con la Contaduría de Lima. Desde esa fecha ni un solo car-
go de los que vacan en la Contaduría se cubre oficialmente desde la
Corte. Las luchas internas en el Tribunal parecen también sosegarse.
Las únicas voces que llegan a Madrid desde la Contaduría Mayor, o
relacionadas con ella, son las que piden ascensos o cargos ante la pers-
pectiva de una nueva reforma. De 1816 a 1820, el Tribunal de Cuentas
•
42 •
Vid. supra (nota 33).
•
43
Estado expresivo de los arreglos que se ha hecho en el Tribunal de Cuentas de ·
Lima en los q,ños 1780, 1786 y 1812, y de los empleados que los ocuparon. Noticia de
los que existen actualmente y propuesta de la Contaduría General de Ultramar por or-
den de escala en las vacantes ocurridas desde abril de 1814; Madr id, 1 de julio de 1820;
firmado por Vicente Romero; AGI, Lima, 1.125.
Al parecer, al final de la décad~, Pedro Ruiz fue de alguna manera rehabilitado, así
al menos parece desprenderse del Indice de los documentos y expedientes que integran
el que se pasó a infor1ne del Consejo de Estado sobre el arreglo del Tribunal de Cuentas
de lima: «Expediente sobre el reintegro de sueldos devengados a don Pedro Ruiz Ortega
para que con la multa impuesta a los contadores mayores del Tribunal se entregue a los
comisionados de la Comp añía de Filipinas en aquella capital y su reposición en el em-
pleo que obtenía, al que también va unido una nota sobre la comisión en que está enten-
diendo en Puerto Rico, con retención de destino en el Tribunal de Cuentas de Lima».
Madr id, TI de julio de 1820; AGI, Lima, 1.125.
44
Estado expresivo ... , vid. nota anterior.
45
Solicitud de jubila ción del decano Chacó n en Inform e del conta dor general Apa-
rici (vid. supra, nota 25). ,
•
•
•
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 251
rario (AGI, Lima, 1.123). El virrey en 1616, ca~ núm. 165, informa que por muerte de
Chacón le ha otorgado la plaza efectiva. En Indice... (vid. supra, nota 43), núm. 19.
47 Ibídem, núm. 20; carta de TI de septiembre de 1817.
48
• Ibídem núm. 22; cartas de 2 de marzo de 1818.
49 Ibídem: núm. 23; cartas de 5 de agosto de ·1817 y 12 de diciembre de 1818.
'
•
50
Ibídem, núm. 25; cartas de 5 de julio de 1818 y 15 de febrero de 1819.
51
Ibídem, núm. 30; carta de 9 de septiemb re de 1819.
52
Ibídem, núm. 28; carta de 10 de noviembre de 1819.
53
Ibídem, núm. 32.
54
Real orden, Madrid, 14 de noviembre de 1820, al virrey del Perú; AGI, Lima,
1.125.
55
Ibídem, inforrnes de la Contadu ría General y del Consejo de Estado, Palacio, 21
de octubre de 1820; AGI, Lima, 1.125.
• •
LA CONTADURÍA EN EL SIGLO XIX 253
CONTADORES DE RESULTAS
Joaquín Bonet
Juan Estanilao Peña
56 •
Domingo Moreno
Lino de la Barrera
José Mariano Arriz
Julián Sar1niento •
Juan Zapatín
Tomás Ugarte
Bernardino Albornoz •
OFICIALES DE LIBROS
•
Manuel de Rojas
Vicente Falcón
•
Juan Cigarrán
José Camporredon do
•
La aplicación estricta del criterio de antigüedad hace dar este salto impresionan-
56
•
•
An ge l Ca lde rón
Ag us tín Hu rta do •
AR CH IV ER O
•
Jo sé M arí a Varela •
' •
PO RT ER O •
•
Fr an cis co Ca1nina
•
•
• •
•
•
•
•
•
,,
vm. RENDICION DE CUENTAS
•
•
255
•
nuevas cuentas sin liquidar, que se acumulan sobre las antiguas que
se arrastran desde el siglo anterior. Un solo dato, suficientemente
expresivo, sirve para hacerse cargo de la situación: en la Armada
de 1707 se enviaron a la Contaduría del Consejo de Indias las cuentas
de la Caja de Lima correspondientes a los ejercicios de 1690 a 1700 1 •
Si tal era la puntualidad en la Caja Matriz sujeta por más cer-
cana y por su importancia económica a un control más directo de la
•
Contaduría y el virrey ya nos podemos imaginar el estado de las
demás. •
2. LA ACCIÓN DEL P •
1
Carta de los contadores, Lima, 15 de agosto de 1732; AGI, Lima, 425.
2
Carta del regente Carrillo Córdoba, Z7 de marzo de 1718; AGI, Lima, 425.
-
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 257
•
•
3 Vid. supra, cap. IV, 1.2. (nota 31).
•
•
3
ª Estas cifras proporci onadas por los contador es no coincide n sin embargo con los
totales del cuadro, confecci onado con los datos que ellos mismos ofrecen. Al hacer las
comprob aciones matemát icas nos encontra mos muchas veces con este tipo de sorpresa s.
No son evidentemente sumas fiables. Quizá a estos errores se refiere la Contadu ría del
Consejo , cuando años más tarde, en 1786, alabando la inusual puntuali dad de los conta-
dores observe algunas <<pequeña s imperfecciones>>.
4
Por cédula de 16 de septiemb re de 1719 se felicitó al Tribunal , a la vez que se le
solicitaba aplicar todo su celo en la cobranza de los alcances. En informe del fiscal del
Consejo de Indias, Madrid, 11 de julio de 1722; AGI, Lima, 425.
•
•
•
•
5
Por auto del Tribunal de 1 de enero de 1717 se dio autorización al corregidor de
Arica para que cobrara otros 20.641 pesos y tres reales de alcances suspendidos en las
rentas de alcabalas y otras que allí se administran, según consta de la relación jurada
de los oficiales reales, desde 1681 hasta 1714.
6
En la Caja de Loja existe además un alcance de siete castellanos de oro, dos to-
mines y siete granos.
7
Esta Caja estaba atendida por un factor a quien se le hizo responsable de las deu-
das sólo desde que entró a servir en la plaza de 1691. Faltaban libros desde hacía mucho
tiempo.
8
Corresponde principalmente a deudas contraídas en los ajustes y liquidaciones de
azogues. El 6 de febrero de 1718 se dieron las órdenes oportunas al corregidor para que
procediera contra los oficiales reales propietarios, que ya se encontraban suspendidos
de sus funciones.
9
Alcance suspendido que afecta a los oficiales en ejercicio y a sus antecesores, y
al que hay que sumar 1.673 libras de pólvora. Por auto de 6 de febrero de 1718 se dio
comisión al corregidor para su cobranza.
10
No incluye otros 847 castellanos de oro, un to.m ín y cuatro granos.
11
Cuentas ajustadas por la visita del conde de Vista Florida. Los alcances no in-
cluyen 221 castellanos de oro; 19.778 toneladas de pólvora, más 26 quintales; 19 toneladas
de azogue; 86 mantas; además de otros 61.270 pesos que habían ingresado en esa Caja
por orden del visitador. Por auto de 22 de febrero se autorizó al oidor José Japequilla
de la Audiencia de Quito para que continuase las diligencias en la cobranza de las creci-
das deudas.
12
• La deuda corresponde sólo a los <<oficiales pretéritos».
•
Con las cuentas recientes
no se pudo completar la liquidación porque el oficial propietario murió antes de te1·111inarla.
•
resu ltar e de ellas dar é noticia a V.M. en pro secu ción de lo que se con -
. ,, ""
tiene en esta>>.
Efectivamente, la Con tadu ría siguió trab ajan do con el mis mo entu -
siasmo has ta 1721. Aun que no tengo una rela ción circ uns tanc iada , por
una cart a de los con tado res y el regente se sab e que de las cue ntas aj11s-
tadas entr e 1718 y 1721 hab ía resultado una nueva deu da al Era rio de
1.811.198 pesos y 4 reales, más 139 castellanos de oro y a las que hab ría
que sum ar los 280.793 pesos que se deb en en la Caj a de Potosí, seg ún .
el tanteo que hizo Gon zalo Trelles 13 •
La tran quil idad que dio a los con tado res la céd ula de 1722, con fir- ·
man do a todos los sub alte rno s en sus puestos, par ece sum ir al Trib u-
nal, com o se dijo en su opo rtun idad 14 , en un nuevo letargo. El
entu sias mo del regente se apa ga, los con tado res vuelven a su iner cia
improductiva. La pro mes a de pon er al día la con tabi lida d se trun ca.
Salvo Lim a y Cay llom a, que en la campaña de 1714 a 1717 hab ían que-
dad o al día, los restantes, pes e al pro gres o con side rabl e, que dan con
notables retrasos, com o en el Cuzco, don de no se pas a de 1694, aun-
que cier tam ente este es el caso más llamativo. Lo más lam enta ble del
caso es que sob re estos atra sos se volverán a acu mul ar paulatina1nente
nuevas cue ntas sin liquidar.
•
3. VUELTA A LA INEFICACIA
En los año s pos teri ores a la inte nsa acti vida d del rege nte Car rillo
de Cór dob a la aten ción de los con tado res se redu ce práctica1nente a
la Caj a de Lim a, con lo que al men os se recu per a la trad ició n del siglo
anterior, de llevar ésta con relativa pun tual idad . Así cua ndo la Cor ona •
llam a la aten ción a los con tado res, en céd ula de T7 de agosto de 1730,
se escu dará n con este hec ho: la Caj a de Lin1a es la más imp orta nte del
Reino, a la que vienen a par ar los cau dale s de todas las dem ás; y sus
cuentas, dicen, está n glosadas y fenecidas has ta 1627. Arg ume nto al que
une n el sub terf ugio de esta r muy ocu pad os en la cob ran za de los alca n-
ces des cub iert os, com o el mej or serv icio a S.M . 15 • La situ ació n no
13
Carta del regente 4 de julio de 1721; en real cédula, Balsain, 31 de julio de 1722;
AGI, Lima, 1.122. En la misma fecha otra de los contadores.
Aparte de los oficiales suspendidos que se expresa en las notas precedentes, también
se hizo lo propio con los de Huancavelica y otro de Quito.
4
l Vid. supr a, cap. V, 4, y notas 73 y 74 de ese capítulo.
15
Carta de los contadores, Lima, 15 de agosto de 1732; AGI, Lima, 425.
•
16
Llama la atención que las cuentas liquidadas en la <<campaña>> del regente no se
hubieran enviado todavía a la Contaduría del Consejo. Son los propios contadores quie-
nes ofrecen la explicación: << ... porque se interrumpió el curso de las armadas poi· mu-
chos años y la primera que se despachó después de aquel largo intervalo, que fue el de
1732, con grande celeridad y concurrencia de otros graves expedientes, no pudo enton-
ces continuarse la remesa de las cuentas atrasadas ... todas las demás cuentas de esta Ca-
ja de Lima ... están glosadas y fenecidas y copiados los duplicados de la mayor parte
de ellas, desde el referido año de 1700 hasta el de 17n... >> que irán en la primera oportu-
pidad, Lima, 15 de agosto de 1732; AGI, Lima, 425.
17 Carta del regente y de los contadores, Lima, 21 de octubre de 1'"'/44; AGI,
Lima, l.122.
•
sor el ma rqu és de Vil lag arc ía, que la lab or de gob ier no se pod ía red u-
cir a la vig ilan cia sob re la Real Ha cie nda , mi nas de Hu anc ave lica y
Potosí, com erc io ilícito y adm ini stra ció n de jus tic ia. La vig ilan cia so-
bre el Era rio se con cre tab a pri me ro en el con tro l sob re los ofi cia les
rea les y en escar1nentar a los que no cum pli era n con sus obl iga cio nes
y des pué s en <<que las car tas -cu ent as se rem ita n a su tie mp o sin neg li-
gen cia , que en ella s ven gan con tod a dis tin ció n los ram os de la Real
Ha cie nda , sin me zcl ar ni con fun dir par tid as, par a que se les pue da re- •
con ven ir de la om isió n en rec aud ar los hab ere s rea les , cot eja das una s .
con otr as car tas -cu ent as, y que seg ún su aum ent o o dis mi nuc ión y la
raí z de que se ori gin a sea n ate ndi dos o cor reg ido s, y que cad a me s den
raz ón de todo>> is •
Per o cua ndo tod o par ecí a ind ica r que po r lo me nos en la Ca ja de
Li1na se llevaba con relativa pun tua lid ad las liquidaciones seg ún las nor -
ma s est atu tar ias de la Co nta dur ía y con sus tan teo s anu ale s llevados
con tod a ser ied ad, nos encontra1nos con la sor pre sa de que ta111poco
es ver dad tanta maravilla. Las cuentas de la Ca ja Ma triz , exp one el con de
de Su per und a a su suc eso r, est aba n sin aju sta r des de 1725, po r lo que ,
dice, <<no satisfecho con hab er exp edi do las má s efi cac es órd ene s al Tri -
bun al par a que cqí npl ies en en est a par te su obl iga ció n, pas é per son al-
me nte a pro mo ver las y asi stí a su sal a mu cho s día s, has ta que ven cid as
alg una s dif icu ltad es, se em pre ndi ó con vig or tom arl as de 18 año s que
com pre ndí a 725 a 743>> y de los que res ult ó un alc anc e de 422.550 pe-
sos , cuy a deu da pri nci pal cor res pon día a las liq uid aci one s de la ren ta
de alc aba las ; par a lo que se lib rar on los apr em ios con tra el úni co ofi -.
cia l rea l que viv ía y los fia dor es de los que hab ían ser vid o en ese tiem -
po. Se pro ced ió con tra los bie nes de est as per son as, lo que ori gin ó -
<<repetidos cla111ores, por que el tra nsc urs o de tan tos año s hab ía hec ho
olv ida r a mu cho s la obl iga ció n y, mu ert os otr os, sus alb ace as y her ede -
ros ten ían po r inj ust a la recla1nación y tod os pro cur aba n def end ers e y
cub rir los car gos con apa ren tes raz one s; y si lo eje cut ivo de los alc an-
ces no hub ier a cer rad o las pue rta s a los jui cio s ord ina rio s que se int en-
tab an ... >>; todavía est arí an po r cob rar se 18ª. Lo s alc anc es líq uid os, dic e
18
Relación de Gobierno del marqués de Castelfuerte, 14 de enero de 1736; BN M,
ms. 3.107.
18
ª En una real cédula circular para todos los tribunales de cuentas indianos, 2 de
julio de 1753, probablemente recogiendo la versi6n del virrey y las quejas de los deudos,
se culpaba a los contadores por el retraso contable que origina que en ocasiones se tomen
cuentas cuyas responsabilidades recaen sobre una tercera o cuarta generación, por lo que
•
•
se les urgía <<para que evitando este pernicioso abuso de que dimanaba la ruina y destruc-
ción de muchas familias y otros inmensos perjuicios, cumpliesen y observasen inviola-
blemente la ley». En Infor111e del contador general Tomás Ortiz de Landázuri, Madrid,
21 de noviembre de 1765; AGI, Lima, 1.122.
19 Relación de Gobierno del conde
de Superunda, BNM, ms. 2.133, fols. 215 v. a
iI6 v. Estas revelaciones del virrey ayudan a entender su preocupación, que analizamos
en un capítulo anterior (vid. supra, V, 5) por aligerar el trabajo de la Sala de Ordenanza.
•
del Tribunal. Son, dice, 250 las cuentas que se han fenecido 20 • Y des-
de la Corte se da respues ta un año despué s «que se han recibid o las
certificaciones del fenecimiento de las cuentas atrasadas>> 21 •
Si se acepta el testimo nio del regente nos encont raríam os ante la
enorm e sorpres a de que en muy poco tiempo, sin ningún tipo de apara-
to externo reflejado en la docum entació n, la contab ilidad virrein al se
ha puesto práctica1nente al día por primer a vez en la historia de la Con-
taduría. La experie ncia del conde de Superu nda con la Caja de Lima, •
pero, sobre todo, la certeza de que sin una acción extraor dinaria no po- .
día romper se la inercia de los contadores, me hace ser suma1nente crí-
tico con esta afir1nación. Matemática1nente tarnpoco encajan bien los
datos del regente: 250 cuentas, ciertam ente un esfuerz o consid erable,
represe nta un promed io de once años de atrasos de sólo las cajas rea-
les, sin contar las admini stracio nes autóno mas ni la multitu d de cuen-
tas de corregi dores. La actitud hostil de las autorid ades de Madrid no
parece avalar ta1npoco las afi1·1naciones del regente. Así, por ejempl o,
el 2 de julio de 1753 se expedí a una orden circula r para todos los tribu-
nales americ anos reconviniéndoles por su desidia en la rendici ón de
cuentas que había origina do los enor1nes atrasos 22 • Por cédula s de 2
de febrero y Z7 de mayo de 1758 se recuerd a nuevan1ente sus obligacio-
nes a los contad ores limeño s 23 •
¿Debe conclu irse, por lo tanto, que la infor1nación del regente es
deliberadarnente falsa? No me atrevería a afirma r tanto, pero sí que es
insince ra e incompleta. No mucho tiempo despué s, las autorid ades re-
prende rían a los contad ores por este tipo de actitud que debió conver-
tirse en nor1na de actuación: en 1768 se les echa en cara haber engañado
al virrey <<en algunos casos concre tos, como las cuenta s de Jauja, que •
Las cuentas debiero n fenecerse hasta los años que dice el regente,
¿pero qué entiend e él por fenecer? ¿Liqui dar las cuentas según las nor- ·
mas de la Contaduría? Esto parece imposi ble de un año para otro; re-
20
Informe del regente conde de Las Lagunas , Lima, 2 de diciemb re de 1751~ AGI,
Lima, 1.127.
21
1 de noviembre de 1752; AGI, Lima, 1.127.
22
Vid. supra (nota 18a).
23
AGI, Lima, 1.122.
~14 Ib'd
1 em.
• •
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 265
•
cardemos que escribe en diciembre de 1551 que las 1nás de las cajas
e~tánfenecidas hasta 1750. Esto hace sospechar que en algunos casos,
si no todos, se refiere a los tanteos o balances anuales, que es a lo úni-
co que estaban o~ligados en el ejercicio inmediatamen te posterior 2 s.
4. LA VISITA A P<YfOSÍ
25
Por otra parte no parece que se liquidaran los años anteriores. Así al menos pa-
rece desprenderse de una cédula de 1768: «para no retardar el recurso de las cuentas co-
rrientes y poder enviar sus duplicados ... determinasteis suspenderlo por lo tocante a
los años intermedios desde el de 1732 (en que estabais entendiendo) hasta el de 1766».
El Pardo, 24 de enero de 1768; AGI, Lima, 1.122.
26
Vid. supra, cap. IV, 2.
· v Carta de los contadores y del regente Carrillo, .Lima, V de octubre de 1718; AGI,
Lima, 425.
•
•
excepc ión, dicen, devien en todos los perjuic ios que se experim entan,
sobre todo el descon ocer el verdad ero alcance de las deudas al
Erario 28 • Si el Rey aproba ra su solicitu d, dicen, se pondrí an inmedi a-
tament e a trabaja r en ellas, aunque conoce n muy bien la dificul tad que
compo rtará revisar las cuentas de tantos años y que será <<muy dilatad a
y laborio sa la obra de su ordena ción y afinarn iento, hacién dose m(js
imposi ble por la falta de recado s que para su compro bación son nece-
sarios>>. En este supues to piden una declara ción real del año en que de- •
28
berían comen zar a revisar las ª. La Contad uría del Consej o y el fiscal
desestirnaron la solicitud del Tribunal; sus dictám enes recibie ron el visto •
de los princip ales escollo s que había ocasion ado la prolon gada rebel-
•
28
Según los tanteos que hizo Gonzalo Trelles, más o menos por estas mismas fe-
chas, las deudas de Potosí sumaban 280.793 pesos. Informe del fiscal del Consejo, Ma-
drid, 11 de julio de 1722; AGI, Lima , 425.
28
ª Carta de los contadores y del regente (vid. supra , nota Zl).
29
Contenida en otra de 19 de enero de 1769; AGI, Lima, 1.122.
30
En su Relación confidencial, Castelfuerte dice a su sucesor: <<para el mejor go-
bierno de ésta (la mina de Potosí) me pareció conveniente, y de hecho he tenido señalada
y asiste a este fin , un ministro de S.M. que unas veces ha sido un contador mayor de
este Tribunal y otras un oidor de Chuquisaca y lo es actualmente el señor don Simón
de Rivera>>. Lima, 14 de enero de 1736; BNM, ms. 3.107.
31
Esta resolución se hace aún más explícita en el contenido de la cédula de 19 de
enero de 1769; AGI, Lima, 1.122, Memoria , de Amat, p. 467.
'
•
•
• •
32
García Gallo, C.oncepción, Las notas a la Recopilación de Leyes de Indias de Sa-
las, Martínez de Rows y Boix (Madrid, 1979), p. 168.
33
Arzans, Historia de la Villa, m, p. 135.
34
• Ibídem, m, p. 189. El enor111e influjo y poder de este nombre en la Villa Impe-
rial se puso de manifiesto en una nota anterior, vid. supra (cap. V, nota TI) .
•
•
Tran scurr ió más de un año sin que el visit ador abrie ra ofici alme nte
la Visita y se aplic ara a su princ ipal come tido: la revisión y liqui dació n
de las cuentas de la Caja Real. Las otras oblig acion es que se le habí an
añadido, la gobe rnac ión de la mina y el juzg ado de extravíos, ocup aron
casi exclusiva1nente su atención. Sus cuid ados de la admi nistr ación fis-
cal poto sina se redu jeron a lo ordin ario y a ejecu tar las carta s-cue ntas
y tanteos de la Caja ; la prim era, el 4 de junio de 1725, de la que salie-
ron 648.216 peso s ensayados de saldo líquido, y la siguiente en abril
de 1726, con un saldo de 678.216 peso s ensayados 36 • •
Un nuevo incidente vino a turba r más las poco cord iales relac iones
del visit ador con los mini stros de la Caja , en junio de 1726. Uno de
los secre tario s de la Visita, Migu el Garc ía de Oría s y Men doza , no de-
bía ser muy grato a Bord a, así que aprovechó el prim er desa cato para
despedirlo. Aquél se fue a consolar con el tesor ero Fern ando de Alce-
do parie nte del virre y marq ués de Cast elfue rte, quien prec isam ente
le habí a conc edid o la plaza por mue rte del prop ietar io y éste le dio
el cons ejo de acud ir a Los Reyes a prese ntar perso nalm ente sus quejas. _
Info1·mado el visitador le echó en cara su intro misi ón al oficial real,
<<las palabras de suave que comenzaron se prosiguieron asperísimas, pues
el tesor ero le dijo que él estab a en su casa com o juez oficial real y que
él fuese a los cantos a ejerc itar su carg o de juez de extravíos, pues no
tenía todavía !lbierta la visita>>. Enco leriz ado Bord a orde nó la prisi ón
del tesorero. Este se hizo fuert e en su casa . El alcalde, Juan de Sant eli-
ces, lo convenció por fin para que se redu jera pacífica1nente en la cár-
cel. La única culp a, segú n Arza ns, que pudo enco ntrar el visit ador en
el poco tiem po que Alce do habí a ocup ado la Teso rería fue el de habe r-
se hech o un présta1no <<para su decencia>> sobr e unos marc os de plata
35
Ibídem , Arzans, Historia de la Villa, p. 191.
36
Ibídem , pp. 191 y 222.
•
•
•
•
se refugió en el cole gio de la Com pañ ía de Jesús. Mu cho s pod eros os,
dice Arz ans , escr ibie ron a su favor.
Con esto y la aus enc ia temporal de Astorayca que dó solo en la Caj a
el tesorero Alcedo. En consecuencia, según disp onía la legislación, una
de las llaves deb ía pas ar al corr egid or, que entonces lo era el gen eral
José Fer nán dez de Valdivieso. El fogoso teso rero se enfr entó repe tida -
men te al corr egid or, per o el nuevo visi tado r no quis o inte rven ir dan do
la razón a uno u otro en sus aca lora das disputas.
El 23 de juli o llegó de Lim a un sold ado con órd ene s del virr ey par a .
el visi tado r y el cor reg ido r de pon er en la cárc el <<al nob ilísi mo don
Antonio de Lizaraza (que de los reyes de Navarra tien e su prosapia) 39 ,
teso rero de la Cas a de la Moneda>>, y a otra s muc has pers ona s. Una s
pud iero n se enc arce lada s y otra s huy eron o se refu giar on en sagrado.
La cau sa de este albo roto fue la pro test a de varias nac ione s eur ope as
sob re la mon eda feble que no dab a el pes o exacto y la de plat a que se
enc ont rab a adu lter ada , <<por esto man do S.M . que se exa min ase esta
fábrica y si se hall ase cua lqu ier falta fues en castigados los min istr os
cooperantes>>. No viene al caso profundizar en este suceso 40 , sólo acla-
rar que todo term inó felizmente par a los emp lead os de la Cas a de la
Mo ned a 41 •
Liq uida dos estos pro blem as, el con de se dec idió abr ir ofic ialm ente
la Visita de la Caj a en dici emb re de ese mis mo año de 1729. En la ciu-
•
dad de La Plat a con sigu ió previa1nente de la Aud ienc ia cer rar las pue r-
tas a cua lqui er refugio que pret end iera n los pres unto s culp able s y sus
fiadores <<que en lo más de la Villa esta ba ligada>> 42 • Per o el visi tado r
regr esó de La Plat a a Pot osí indispuesto, <<motivado de un emp ach o y
otro s des órd ene s, y así se dio un bañ o antes de llegar. Agravóse su ac- ·
cide nte y s.o brev inié ndo le un taba rdil lo en och o días le quit ó la vida ,
des pué s de prev enir se par a tal tránsito con todos los sacr ame ntos , de-
jand o por sus albaceas personas de conciencia y por herederos a su muj er
e hijos, que esta ban en Lim a, ado nde pen sab a volver aña de mal icio -
sam ente pod ero so de riquezas, quiz á con grav ísim o dañ o de las de
esta Villa y sus entrantes y salientes, com o ya lo hab ía mostrado>>. Con -
39
Sobre Lizarazu y su linaje vid. Hacendistas navarros en Indias, de Alfonso de
Otazu y Llana (Bilbao, 1970), pp. 103 y ss.
40
Haring en nota a pie de página infortna que existe abundante material documen-
tal en AGI, Escribanía de Cámara, 871. (Arzans, Historia de la Villa, III, p. 2'J7).
41
Ibídem, pp. 295 y ss.
42
Ibídem, p. 299.
•
•
cluye el cronista diciendo que aunque enterraron al conde con gran pom-
pa, los potosinos suspiraron aliviados 43 •
Merece reproducirse la conclusión de Arzans sobre las tres visitas
frustradas: <<hízose muy notable ver que tres visitadores que por man-
dato del Rey nuestro señor (que Dios guarde) vinieron a las visitas de
sus reales cajas, ninguno la hizo, porque don Diego Quin Tello, conta-
dor mayor del Tribunal de Cuentas de Lima, murió en Puno, viniendo
a esta Villa y fue el primero nombrado; el segundo, el doctor don José
de la Boi:da y Echeverría, que de aquel mismo Tribunal vino y sucedió
todo Jo· que de él hemos dicho en los capítulos pasados ... , y su vuelta
a Lima sin abrir la visita; y don Pedro de la Fuente, conde la Fuente •
43
Loe. cit.
44
Ibídem, pp. 299 y ss.
45
• Ibídem, p. 234 (nota 1) .
•
•
46
Instancia de Feijóo, s/f. El certificado médico en Puerto de Santa María, 26 de
marzo de 1730. Se le concedió la demanda el 19 de abril de 1730; AGI, Lima, 425.
47
Dictamen del fiscal, Madrid, 20 de febrero de 1734. El Consejo lo aprobó el día
22; AGI, Lima, 425.
48
Amat en su Memoria centra la Visita de Hervoso alrededor del año 1747; p. 672.
49
Cédula, El Pardo, 19 de enero de 1769; AGI, Lima, 1.122, y Amat, Memoria,
pp. 469 y SS.. ·
. -
•
•
•
RENDICION DE CUENTAS 273
•
desastre, pese a que se les dotó de una Oficina estable para la Visita
con el personal subalterno necesario. Todo lo que se había recibido en
la Contaduría del Consejo eran testimonios y resúmenes de cuentas en-
viadas por Santelices hasta el año de 1758.
En consecuencia, se decidió volver al Tribunal parte de su perdida
jurisdicción sobre la Caja de Potosí. Por cédula de 13 de octubre de
1766 se le ordenó enviar los duplicados de las cuentas, infor1nación so-
bre el estado de la Visita, el estado de las cobranzas de los alcances
suspendidos, etc. Pero como era de suponer, el entendimiento entre la
Contaduría de Lima y la Oficina autónoma de la Visita en Potosí no •
fue nada fácil, sobre todo, como lo exponían los contadores, mientras
no se aboliera el contenido de la cédula de 1720. Lo único que consi-
guieron sus requerimientos fue que el visitador San Just les remitiera
las cuentas liquidadas por el contador mayor Hervoso. La respuesta
de la Corona fue una durísima e injusta admonición contra el Tribunal
de Lima, contenida en la cédula de 19 de enero de 1769: <<Ha sido muy
de mi desagrado vuestra morosidad y absoluto abandono con que ha-
béis procedido en la toma de las cuentas de la referida Caja de Potosí>>.
Pero los contadores la debieron dar por bien empleada, porque a conti-
nuación se declaraba la devolución de plena jurisdicción sobre la Caja
~<sin suscitar nuevas dudas y recursos acerca si os corresponde o a los
visitadores la toma de ellas, por ser constante que las obligaciones de
éstos en la Visita de Caja no os exime de que gloséis y fenezcáis como
de vuestra privativa obligación las cuentas que ellos examinen con el
único fin de saber el estado de caudales y el interino modo de su inver-
sión y manejo>>. Es deci-r, una verdadera inversión de funciones, aun-
que la cédula no lo exprese con suficiente claridad, el tanteo corresponde
al visitador y la liquidación al Tribunal. Y digo que no queda suficien-
temente claro porque no se dice expresamente cómo se ha de proceder
a la glosa y fenecimiento 50 •
Las noticias sobre malversaciones y ~recidas deudas al Fisco en la
Caja de Potosí eran alar1nantes. Por lo que el virrey Amat, con la cédu-
la comentada en la mano, decidió intervenir. Previa consulta al Tribu-
nal de Cuentas y al fiscal nombró como visitador al protector de
Naturales de la Audiencia de La Plata Miguel Martínez .de Escobar.
<<En el intermedio los oficiales reales hicieron su corte, tanteo y balan-
ce y resultaron cerca de 40.000 p·esos en que se hallaba descubierta la
Real Hacienda del caudal atesorado, atribuyendo esto a malversación
° Cédula,
5 El Pardo, 19 de enero de 1769; AGI, Lima, 1.122 .
•
•
•
51
La relación de Amat o su edición, por la que cito consigna en sólo
29.142 pesos y dos reales la deuda por cobrar, cantidad que me parece muy reducida
si se compara con cifras anteriores y se piensa en la situación de relativa excepcionali-
dad. De no ser un error habría que alabar la inusitada eficacia de sus administradores.
52
Amat, Memoria, p. 469. Carta de los contadores, Lima, 18 de marzo de 1772;
AGI, Lima, 1.122.
53
Amat, Memoria, p. 470. José Perfecto de Salas en sus Notas a la Recopilación
induce a error cuando fecha la orden del virrey Amat el 20 de marzo de 1765 y la real
cédula confirma toria el 11 de abril de 1766; García Gallo, op. cit., p. 168.
54
Amat, Memoria, pp. 362 y 692. .
•
-
•
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 275
DE C. S ID
55
Vid. supra, cap. VI, 2.1.l.
56
Recopilación, VIII, 1, 44 y 67.
57
Cédula, Aranjuez, 20 de mayo de 1768; AGI, Lima, 1.122. La cédula, cuya pri-
mera intención es impeler a los contadores al cumplill)iento de sus obligaciones y refor-
zar la acción del virrey, no quiere, sin embargo, sentar un precedente. Aprueba en
•
•
•
consecuencia los procedimientos de Amat en este caso concreto, pero <<para lo general>>
se reguarda el derecho de los contadores expresados en la Recopilación (vid. supra,
nota 56).
58
Cita Recopilación, VIII, XXIX, 4, 5, 13, 18 y TI; VIII, VIII, 26 y 64; VIII, IX,
14, 15 y 17; y la real cédula de 2 de julio de 1753 <<para cortar el envejecido abuso de
la dilación que había en la torna y fenecimiento de las cuentas>>.
59
Cédula, Aranjuez, 20 de mayo de 1768; AGI, Lima, 1.122. Infor1ne del contador
general del consejo Tomás Ortiz de Landázuri, Madrid\ 21 de noviembre de 1765; AGI,
Lima, 1.122.
60
Ibídem.
•
•
•
-
•
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 277
•
•
61
Cédula, El Pardo, 24 de enero de 1768; AGI, Lima, 1.122.
62
Carta de los contadores Juan José Rovira, Hervoso, marqués de Lara y Feijóo;
AGI, Lima, 1.122 .
•
•
Supera das las dificul tades iniciale s, la presión de las autorid ades
central es y virrein ales comien za a dar resulta dos positiv os. En abril de
1775 los contad ores inform an del sorpren dente adelan to de las cuenta s:
En el navío de registro El Buen Consejo, dicen, se envió a princip ios
del año las cuenta s de las cajas del Reino hasta 1773 y que en el Hércu-
les por demora de sus oficiale s se remiten ahora las del Cuzco y Piura,
de tal manera que todas quedan corrien tes a excepc ión de las de Potosí
64 • La satisfac ción ta1nbién se trasluc e en la Relació n
y sus subalte rnas
del virrey Amat: <<Yo he estrech ado cuanto ha sido imagin able a dicho
Tribun al, auxiliá ndole al mismo tiempo en cuanto ha sido conduc ente
al mejor éxito de los adelant amient os del Real Erario. Hallán dose las
cuentas de las cajas reales ajustad as y corrien tes, a excepc ión de algu-
nas, como las de la Casa de la Moned a de esta capital y de la de Potosí,
65
y otras en que están entendiendo>> • La falta de una relació n genera l
me impide precisa r más esta expres ión <<Otras que se están atendie n-
do>>, pero qué duda cabe que en los último s años de su gobier no se dio
un salto gigante sco en tan import ante materia .
La labor de los visitad ores José Antoni o de Areche y Jorge de Es- -
cobedo en ~l Tribun al de Cuenta s de Lima, ponder ada ya en otro lugar,
63 .
Advertencias, Lima, 24 de febrero de 1768; AGI, Lima, 1.122.
64
Carta de los contadores, Feijóo, Echeverría y Navarro, Lima, 1 de abril de 1775;
AGI, Lima, 1.122.
65
Amat, Memoria, pp. 691 y ss. En otros pasajes resalta también su propia labor:
<<El virrey ha de ser la cabeza que dirija la economía de los tribunales de Real Hacienda,
como también las manos mismas para su cobranza, y aún para el ajustamiento y liquida-
ción de todas las cuentas>> (p. 344) <<Los tribunales de Hacienda eran omisos y negligen-
tes, no tan solamente en la recaudación, sino en el ajuste y liquidación de las cuentas.
Con estas advertencias he procurado fomentar el Real Erario>> (p. 345). También infortna
de haber dado cumplimiento a las reales órden~s para que sea el virrey quien reparta
las cuentas y que no sean siempre los mismos quienes se ocupen de las mismas cuentas
(pág. 693).
• •
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 279
•
•
Núm. de Núm. de
Años cuentas pliegos
JUAN DE OYARZABAL •
•
MIGUEL SALVI
Caja del Cuzco (Guerra) 1780 a 1833 7 368
Caja del Cuzco (Hacienda) 1781 a 1783 5 463
Caja de Huancavelica 1781 a 1783 3 153
Caja de Huamanga •
1781 a 1783 4 126
Caja de Chiloé 1780 a 1783 2 78
JOAQUÍN BONET
Caja de Arequipa 1781 a 1783 3 . 526
Caja de Arica 1781 a 1783 3 152
•
Caja de ?asco 1781 a 1783 3 176
•
GARRÓN Y PEÑA •
•
•
66 Lima, 31 de mayo de 1786; AGI, Lima, 1.122'.
•
Núm. de Núm. de
Años cuentas pliegos
'
ADUANA DE LIMA e
•
Alcabala del viento 1775 a 1778 4 559
Data general de Tesorería 1775 a 1778 4 34
Nuevo impuesto 1777 y 1778 2 14
Pliegos sueltos 1775 a 1778 95
TarAL 25 1.392
•
Núm. de Núm. de
Años
cuentas pliegos
VIRREINATO DE
BUENOS AIRES
Carabaya 1775 y 1776 2 8
Chucuito 1775 y 1776 2 28
La Paz 1775 y 1776 2 210 -
Oruro 1775 y 1776 2 62
- Carangas 66ª
Cochabambas 1775 y 1776 2 165
Chuquisaca 1775 y 1776 2 278
Potosí 1775 y 1776 ' 2 60
VIRREINATO DE LIMA
Arequipa y Moquegua 1775 a 1778 4 464
Arica 1775 a 1778 4 74
•
668
Los contadores dicen que no consignan las cuentas de Carangas por haberse re-
mitido con los demás libros y papeles al nuevo tribunal erigido en Buenos Aires .
•
•
'
Restos
Años Alcances Cobrado
pendientes
•
TarAL 54 2.551
•
•
tima 1.122. .
67 Lima,
11 de julio de 1788; AGI, lima, 1.122.
•
•
282 CO NTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
Año s Restos
Alc anc es Cobrado
•
pen die nte s
- LIMA
Caja de Lima 1775 a 1785 111 .80 3,7 111 .80 3,7
•
C. extinta averías 1776 61. 918 41. 472 20. 446 .
Aduanas y receptorías 1775 a 1781 3.2 45, 7 598,1 2.6 47 ,6
TARMA
Caja de Paseo 1775 a 1785 105.791,1 105 .78 9,3 15 .
Caja extinta de Jauja 1775 a 1785 17. 057 ,4 16. 359 '
697 ,5
Alcabalas Paseo 1775 a 1781 396 ,2 396 ,2
Alcabalas Jauja 1775 a 1781 5.4 34, 2 1.5 10, 2 3.9 24, 2
TRUnLLO
Caja de Trujillo 1775 a 1785 67 .481 67 .34 3,6 137 ,2
Alcabalas Trujillo 1775 a 1781 897 ,4 204 ,7 692 ,5
Alcabalas Lambayeque 1775 a 178.1 479 479
Alcabalas Piura 1775 a 1781 .. 184,5 184,5
Alcabalas Paita 1775 a 1781 4.4 70, 5 4.4 70, 5
Caja de Saña extinta •
1775 a 1777 1.0 59, 1 1.0 59, 1 •
HUAMANGA
Caja de Huamanga 1781 16, 2 16, 2
Alcabala Huamanga
• 1785 171,5 171,5
HUANCAVELICA •
AREQUIPA •
126,1 126,1
Caja Caylloma extinta 1775 a 1780 145 .31 2 12. 847 ,5 132 .46 4,3
•
•
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 283
Restos
Años Alcances Cobrado
pendientes
67
ª Las pequeñas diferencias en las sumas de los totales se debe a que no se han con-
signado las fracciones de los reales.
68 Carta de los contadores marqués de Lara y Pedro Dionisio Gálvez, Lima, 11 de
70
Vid. supra (nota 61).
71
Santo s Martí nez, Pedro : <<Reforma a la Conta bilida d colon ial en el siglo xv111 (el
métod o de partid a doble)», en AEA (Sevil la, 1960), XVII, pp. 525-3 6; pp. 529-5 34.
72
Papeles de consideración en que se trata del método de cuenta _V razón que con-
viene establecer en aquellos dominios, por don Franc isco Mach ado, Madr id, 22 de junio
de 1780~ AGI, Indiferente General, 1.712, citado en Santo s Martí nez. op. cit .. p. 530.
-
•
•
•
• •
RENDICION DE CUENTAS 285
•
les de Guayaquil en la segunda mitad del siglo XVTII», en AEA (Sevilla, 1980) XXVII,
pp. 313-349; pp. 324 y SS. .
75
Limonta, José de, op. cit., p. 24, núm. 28.
•
•
286 CONTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUAN O
el de partida doble, los admini strador es continu aron sus cuentas con
el antiguo, sin modificaciones. A medida que fueron llegando las ins-
truccio nes de la Contad uría adapta ron el método mixto. La única ex-
cepción fue la Caja Matriz , a cuyos oficiales reales se les pudo dar
instrucciones verbales y demost racione s prácticas, con lo que se pudo
iniciar en la fecha prevista. En 1791 todas las cuenta s del Reino se h.i-
cieron confor me al formulario de la Contad uría: aunque hubo que sub-
sanar algunos errores y defectos, en la actuali dad, asegur an los •
Años Cuentas
EL MARQUÉ S DE S. FELIPE Y LOS CONTAD ORES DE •
Naipes •
1787 1
Papel seJlado (bienio) 1787 1
Caja de Chiloé 1787 y 1788 2
•
76
Carta de los contadores, Lima, Z7 de marzo de 1793 · AGI Lt·ma 1 122
77 ' ' ' . •
. , La ex~licació~ es similar a la que se ha dado en el párrafo anterior para la apli-
cac1on del met?do mlxto de la Contaduría: la cercanía de la Caja Matriz hizo que seco-
menzara a aplicar antes en ésta que en las cajas provinciales .
78
. Carta y relación de los contadores marqueses de San Felipe y Lara, Lima, 14 de
abril de 1790; AGI, Lima, 1.122.
• •
•
•
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 287
Años Cuentas
Caja del Cuzco 1787 y 1788 2
Alcabalas Cuzco y sus 10 receptorías principale~ 1783 a 1786 4
Admón. de alcabalas de Chiloé 1783 a 1786 4
Caja de Huamanga 1787 y 1788 2
Alcabalas Huamanga y 4 receptorías principales 1783 a 1786 4
Caja de Arica 1787 y 1788 2
Alcabalas de Arica 1783 a 1786 4
Alcabalas Ht1ancavelica y 3 receptorías principales 1783 a 1786 4
Caja de Arequipa 1787 1
Alcabalas Arequipa y 22 receptorías principales 1779 y 1786 8
Alcabalas Moquegua y 2 receptorías principales 1779 y 1786 8
• 79
Vid. supra, cap. V, 5. •
•
•
En el cua dro pue den obs erva rse tres datos excepcionales: las cuen-
tas de las rentas de Pólvora y Naipes y la general de la Caj a de Are qui-
pa que se quedan en el año 1787. El retraso de las dos primeras, explican
los contadores, se deb e a la resistencia de La Dir ecc ión y Contadu-
ría General de Tabacos, a las que están agregadas, a enviarlas al Tri-
bunal, pes e a las instancias ante el Gob iern o Sup erio r; y la de A~e
quipa, por que sus ministros todavía no han resp ond ido al pliego de
reparos sob re las cuentas de 1788 que se les anticipó en noviembre
de 1789, por lo que se está promoviendo par a juzg arla y fenecerla en
rebeldía. · •
La reláción del año 1791 es de sum a imp orta ncia , por que por fin
y por prim era vez en su ya larga historia el Tribunal de Cue ntas de Li-
ma log ra pon erse al día con toda la contabilidad virreinal. En efecto,
las cuentas de todas las cajas reales y administraciones separadas, in-
cluso las de alcabalas, se liquidan hasta el año 1789. Dos excepciones
emp aña n de alguna man era esta bril lant e gestión, una cue nta de alca-
balas de Paseo y otra de la aduanilla de Callao. En total, las cuentas
principales liquidadas por la Con tadu ría sum an 47, 21 de las cua les,
dicen, <<van completas en tres libros, man ual, mayor y caja , bajo el mé-
todo de part ida doble; seis en ord ena ción poi· pliego agu jere ado s y 20
testimonios de los fenecimientos de las cuentas de las adm inis trac ione s
de alcabalas ... >> correspondientes a los ejercicios de 1787 y 1788, <<Cu-
yos libros se .diri gier on a la Con tadu ría Gen eral del Sup rem o Con sejo
de las Indias en el de 1789>> 80.
En la de 1793 se con tinú a en la mis ma líne a de pun tual idad en la
liquidación de las cuentas y rem isió n de los duplicados a la Con tadu ría
81
del Con sejo • La rela ción de cuentas de este año mer ece rep rod ucir -
se por que expresa gráfica1nente, entr e otro s datos interesantes, el cum -
plimiento de las disposiciones de la Con tadu ría par a reem plaz ar al
extinguido método de par tida doble, por eso en unas se consignan li-
bro s y en otras las ord ena cion es de los pliegos del antiguo sistema sin
mod ific ar 82 •• .
•
80
Lim a, 31 de mayo de 1791; AGI, Lima , 1.122. Certificación del escríbano de cá-
mara qel Tribunal Antonio Gimeno y Amarita.
81
Indice y razón de cuentas enviadas en el navío de registro, Aurora, Lima, TI de
marzo de 1793; AGI, Lima , 1.122.
82
Ibídem. En general, estas cuentas, explican los contadores mayores, están divi-
didas en dos partes, una que corresponde a los cuatro primeros meses de 1790 y otra
en la que sucesivamente se fue aplicando el método ideado por la Contaduría, hasta que
definitivamente se generalizó su uso en 1791.
•
•
•
•
RENDICIÓN DE CUENTAS 289
Las cuentas se han repartido entre los tres contadores mayores obe-
deciendo el decreto del gobierno de 1789 ya comentado, pero ,haciendo
una interpretación sui generis, redistribuidas entre los subalternos:
•
•
J. er Departamento
1790 4 2
C. de Lima 1791 - 2
C. de resultas C. Gral. de 1790 1
Joaquín Bonet 2
Tributos 1791 2
Tesorería 1790 1
2
C. de resultas de Tar1na 1791 1
l. Vidaurre
Breas
1790 1 ,
2
1791 1
2. 0 Departamento
1790 3 1
Caja de Cuzco 2
1791 2 •
2
Agregado Juan N. Alcab. de Cuzco 1791 2
Rodríguez
1790 3 1
2
Alcab. de Areq. 1791 2
C. ordenador Alcab. de 1790 3 1
Pedro Ruiz 2
Moquegua 1791 2
•
C. de Huamanga
1790 3 1 •
2
1791 2
•
Azogues 1790 4
Huancavelica 1791 2
l
3. er Departamento
•
1790 3 1
C. de Trujillo 2
1791 2
C. ordenador
Miguel Cebrián 1789
C. de Paseo 1790 4 3
1791 1
1789
Alcab. de 4
1790 3
Paseo
C. ordenador
1791 1
Pedro Terón •
Alcab. de 1790 3
Pisco 1791 2 2
Alcab. de 1790 3 1 •
Trujillo 1791 2 2
Alcab. de 1790 5
Lambayeque 1791 2 2
C. de resultas
Miguel Pizarro Alcab. de 1790 3
•
Paita 1791 2 2
Alcab. de 1790 3 1
Piura 1791 2 2
1
•
•
7. DECADENCIA DE LA CONTABILIDAD
INAL
83
Vid. supra, cap. VI (nota 120).
84
Vid. supra, cap. VII.
85 Informe de Pedro Dionisio Gálvez, Lima, . 17 de octubre de 1807; AGI, Li-
•
ma, 1.124.
N
• 1 <D
N
•
,
' •
•
• •
-
• •
' e
Caja de Arequipa • 4 3 1
m
Alcabalas de Arequipa 3 24 3 24 z
Af·c abalas de Moquegua 4 8 3 6 ~
1 CfJ
Caja del Cuzco 3 1 • 2
Aduana del Cuzco 4 44 3 33 4 11
1 •
C. G. Azogues
Huancaveliva 3 3
Aduana de Huancavelica 4 u 4 12
TarALEs 121 . 294 58 162 7 15 56 117
•
<.o
""'úJ
I
N
e.o
.p.
¡ •
• •
N
e.o
(Jl
•
•
• .
•
•
86
Ibídem.
ff7 Lima, 14 de julio de 1816; Juan Estanilao Peña. Es copia. Altolaguirre. Bonet;
AGI, Lima, 1.125.
f
•
•
•
•
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
297
•
•
•
•
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES 299
•
300 CONTR OL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO
•
•
•
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES 301
Silva Vargas, Femando, <<La Contaduría Mayor de Cuentas del Reino de Chile>>
en Estudios de Historia de las instituciones políticas y sociales (Santiago
de Chile, 1968), pp. 103-179.
Sluiter, Engel, <<Francisco López de Caravantes historical sketch of fiscal ad-
ministratios in colonial Perú. 1553-1518>>, en The Historical American His-
panic Review, 25 (Baltimore, 1945), pp. 226-256.
Solórzano y Pereira, Juan de, Política Indiana (Buenos Aires, Madrid, 1930).
Tomás y Valiente, Francisco, La venta de oficios en Indias (1492-1609) (Ma-
drid, 1m).
Vargas Ugarte, Rubén, Manuscritos peruanos en las bibliútecas del extranjero
(Lima, 1935-1957).
- Historia General del Perú (Barcelona-Lima, 1971).
Zárate, Agustín de, Descubrimiento y Conquista de la provincia del Perú, BAE,
núm. 26 (Madrid, 1947).
Zorraquín Becú, Ricardo, La organización judicial argentina en el período his-
pánico (Buenos Aires, 1981).
•
FUENTES INEDITAS
Audiencia de Lima: legajos 25, 48, 100, 105, 106, 141, T/6, 425, 426, 1101, 1102,
1103, 1104' 1122' 1123, 1124' 1125 y 1127.
Indiferente General: legajos 428, 486, 734, 748 y 1692.
Contaduría: legajo 1468.
•
•
•
'
•
CONTROL FISCAL EN EL VIRREINATO PERUANO.
EL TRIBUNAL DE CUENTAS
•
•
• • •