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Inteligencia NBQ: La amenaza del terrorismo nuclear

NBC Intelligence: The Nuclear Terrorism Threat


RENÉ PITA Y ÓSCAR NOGUÉS
Escuela Militar de Defensa NBQ del Ejército de Tierra.
Madrid. España.
E-mails: renepita@telefonica.net y onogsan@et.mde.es

Resumen: Un análisis preciso y actualizado de la An accurate and updated nuclear terrorism threat
amenaza del terrorismo nuclear es la base esencial para analysis is the essential base to establish the neces-
determinar las acciones antiterroristas y contraterro- sary antiterrorism and counterterrorism actions
ristas necesarias, tanto a nivel nacional como a nivel needed to mitigate this threat, at the national and
internacional, para mitigar esta amenaza. La diferen- also international level. The difference between a
cia entre un dispositivo nuclear y otro radiológico, la nuclear and a radiological device, the importance
importancia del grado de enriquecimiento del mate- of the level of enrichment of fissionable material,
rial fisionable o las distintas consecuencias de una or the different consequences of an attack against
agresión a una instalación nuclear o a un transporte a nuclear facility vis-à-vis a nuclear material trans-
de material nuclear es información que debe ser co- port, is the kind of information that must be
nocida y compartida por todos los analistas que parti- known and shared by all the analysts in the NBC
cipan en el ciclo de inteligencia NBQ. La trayectoria intelligence cycle. The trajectory of terrorist
de grupos terroristas, en especial Al Qaeda, en su aspi- groups (especially Al Qaeda) in their aspirations
ración a utilizar el terrorismo nuclear y el «terror nu- to use nuclear terrorism and «nuclear terror» to
clear» para alcanzar sus intereses, obliga a las agencias achieve their objectives necessitates collaboration
de inteligencia de todos los países a colaborar con- between intelligence agencies of all nations, cre-
juntamente creando una arquitectura global que ating a global architecture that allows appropriate
permita un adecuado intercambio de información. interchange of information.

Palabras clave: Inteligencia NBQ, Defensa NBQ, Keywords: NBC Intelligence, NBC Defence, nuclear
terrorismo nuclear, armas de destrucción masiva terrorism, weapons of mass destruction (WMD), Al
(ADM), Al Qaeda. Qaeda.

1. INTRODUCCIÓN

La existencia de países con armas nucleares, biológicas o químicas (NBQ) en


el siglo XXI sigue suponiendo una amenaza potencial para la paz en diferentes
regiones del mundo. Algunas de estas armas, con capacidad de destrucción
masiva, pueden estar no sólo en poder de las grandes potencias, sino también

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de potencias regionales y países del Tercer Mundo, pero incluso podrían llegar
a manos de organizaciones terroristas. No es raro, por tanto, que la Doctrina
del Ejército de Tierra de España y de la OTAN incluya la Inteligencia NBQ
como uno de los principios de la Defensa NBQ1. Esto se debe a que sólo un
análisis preciso y actualizado de la situación NBQ en un área de operaciones
militares permitirá a una unidad militar llevar a cabo las acciones necesarias
para hacer frente a dicha amenaza. Para ello, todo mando de unidad deberá
contar con la suficiente información previa y el asesoramiento de un equipo
multidisciplinar experto —que incluya desde especialistas en Defensa NBQ
hasta personal sanitario y jurídico, entre otros— que le permita un correcto
análisis de la información para posteriormente tomar todas las decisiones rela-
cionadas con los aspectos de Defensa NBQ de su unidad.
A lo largo de la historia, grupos terroristas han empleado o han amenaza-
do con utilizar agentes o materiales NBQ. Sin embargo, y a pesar de la am-
plia publicidad que se le ha dado a esta amenaza, pocos atentados terroristas
de este tipo han conseguido causar un elevado número de víctimas. Entre
estos pocos casos destaca la secta Rajneeshee, que buscaba incapacitar a la
población mediante el uso de un agente biológico, con el fin de influir así en
las elecciones locales del condado de Wasco (Estados Unidos) que se cele-
braban en noviembre de 1984. Esta secta llegó a hacer una prueba antes de
las elecciones, que consistió en contaminar alimentos de distintos restau-
rantes de la ciudad de The Dalles, dando lugar a varios brotes de salmonelo-
sis entre septiembre y octubre que provocaron al menos 751 afectados —
ninguna víctima mortal— (Pita y Gunaratna, 2008). Pero quizá el caso más
conocido es el de la secta Aum Shinrikyo, que en 1994 y 1995 llevó a cabo di-
versos atentados con agentes neurotóxicos de guerra que en total causaron
algo menos de veinte muertos y unos dos mil intoxicados (Pita, 2008: 437-
460). El resto de casos descritos en fuentes abiertas sobre el uso de agentes
biológicos o químicos suelen referirse al uso de los mismos con intenciones
criminales en atentados selectivos o con fines de extorsión, así como a enga-
ños en los que los grupos terroristas hacían creer que disponían de estos
agentes (Pita, 2008: 405-436; Pita y Gunaratna, 2008).

1 En la doctrina del Ejército de Tierra de España, la «R» (radiológica) está incluida en la «N»
(nuclear), de ahí que a día de hoy se siga utilizando el concepto de Defensa «NBQ» y no el de Defensa
«NRBQ» (Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército de Tierra Español, 2007).

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Por el contrario, el número de casos relacionados con armas nucleares o


radiológicas es mucho menor. Se han producido algunos ataques aislados a
instalaciones nucleares con mínimas consecuencias y que en ningún caso su-
pusieron una amenaza grave para la seguridad de las mismas. También se
han producido amenazas de uso de dispositivos nucleares que nunca se han
materializado, y en ningún caso se confirmó que la organización terrorista
dispusiera de dicho dispositivo. El primer grupo terrorista que decide poner
en marcha un programa nuclear fue Aum Shinrikyo, cuyo interés por estas
armas provenía de la experiencia japonesa de los ataques de Hiroshima y
Nagasaki en la II Guerra Mundial; del fin de la Guerra Fría, acompañada de
las discusiones sobre el futuro y la seguridad de los arsenales nucleares de la
antigua Unión Soviética; y de la información sobre el programa nuclear ira-
quí tras el inicio de las inspecciones de la Comisión Especial de la ONU
(UNSCOM) y del Organismo Internacional de la Energía Atómica
(OIEA)2. En 1992, Aum intentó sacar provecho de su influencia en el Go-
bierno ruso con el fin de adquirir un arma nuclear. Se sabe que Kiyohide
Hayakawa, ministro de la Construcción de Aum, realizó diversos contactos
en Rusia con este objetivo (Bunn et al., 2005; Daly et al., 2005: 6-21; Ka-
plan y Marshall, 1996: 190). Tras su fracaso para adquirir un arma nuclear,
la secta se planteó la opción de fabricarla con sus propios medios, para lo cu-
al estudió la posibilidad de construir una mina de extracción de uranio en
Banjawarn (Australia). Finalmente, la dificultad que suponía la fabricación
de este tipo de dispositivos hizo que Aum abandonase su programa nuclear y
centrase sus esfuerzos en los programas de armas químicas y biológicas.
Hasta el día de hoy y según fuentes abiertas, los terroristas chechenos son
los únicos que han llegado a fabricar un artefacto de dispersión radiológica
(RDD) del tipo «bomba sucia», si bien la composición del artefacto no está

2 El OIEA es el inspector nuclear del mundo y la autoridad de verificación, según lo establecido


en el artículo III del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) y los acuerdos de salva-
guardias nucleares. Tras la Guerra del Golfo en 1991, el descubrimiento del programa de armas nu-
cleares iraquí, a pesar del acuerdo de salvaguardia, obligó a este Organismo a buscar un nuevo sistema
de inspección de materiales y actividades no declaradas. En 1997, la Junta de Gobernadores del OIEA
aprobó el Protocolo Adicional para los acuerdos de salvaguardia, proporcionando al OIEA la autori-
dad legal para llevar a cabo misiones de verificación más robustas en los países que han acordado fir-
marlo. Existen también distintos acuerdos para controlar el posible desvío de material de «doble uso»
hacia la producción de armas nucleares, es el caso del Comité Zangger o el Grupo de Suministradores
Nucleares.

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del todo clara —aunque el radioisótopo utilizado parece haber sido el cesio
137— (Jenkins, 2008: 78-79, 384 [nota 19]). El artefacto fue colocado por
un grupo liderado por Shamil Basayev en el parque Izmailovsky de Moscú,
en noviembre de 19953. Los motivos por los que no se hizo explotar no es-
tán claros, pero el que llamasen a un medio de comunicación para informar
de su colocación, además de la falsa información sobre la colocación de otros
artefactos en Moscú, indica que buscaban publicidad, intentando quizá for-
zar las negociaciones con el Gobierno ruso. De hecho, Basayev ya lo había
conseguido en junio de ese mismo año, al secuestrar un hospital en la ciudad
de Budyonnovsk. Lo que está claro es que, como demuestran sus acciones
terroristas en el teatro de Dubrovka o en una escuela en Beslan, entre otras,
los terroristas chechenos no tienen reparos a la hora de cometer atentados
que causen un elevado número de víctimas. Tras el incidente en el parque
Izmailovsky, las autoridades rusas han hecho público en varias ocasiones el
hallazgo de explosivos y material radiactivo que hace pensar que no han
abandonado la idea de utilizar un RDD (Jenkins, 2008: 82-83; Leader,
1999). Igualmente, se ha informado de intentos de robar o atacar instalacio-
nes nucleares rusas (Bunn et al., 2005).
Actualmente es difícil hacer un análisis real de la amenaza nuclear del te-
rrorismo yihadista, lo que dificulta a su vez la elaboración de los análisis del
riesgo y el diseño de las respuestas apropiadas. La propia Al Qaeda se apro-
vecha de este hecho, utilizando el «terror nuclear» —algo muy distinto al
«terrorismo nuclear»—, es decir, amenazando con utilizar este tipo de armas,
para crear una sensación de inseguridad en la población, incluso aunque no
dispongan de una capacidad real. El empleo de un arma nuclear o un RDD
dependerá no sólo de las intenciones de uso, sino de las capacidades de pro-
yección de un arma nuclear o de los medios de diseminación de material ra-
diactivo.
Todo lo anterior nos muestra la necesidad crucial de entender la exten-
sión de la amenaza nuclear y nos lleva a hacernos una serie de preguntas no
sólo sobre las intenciones sino sobre las capacidades de un grupo terrorista:
¿sería fácil para un individuo o para un grupo de personas obtener o fabricar
3 También en 1995, el líder checheno Dzhokhar Dudayev y su Estado Mayor habían planeado
robar un submarino ruso con el fin de extraer una de sus cabezas nucleares (Bunn et al., 2005). Parece
que la intención de Dudayev era amenazar con utilizar estos dispositivos si Rusia no retiraba sus tro-
pas de Chechenia.

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un arma nuclear o un RDD? Pero, todavía más importante, una vez obteni-
das, ¿sería fácil su empleo? Hoy en día es raro el foro relacionado con temas
de seguridad y defensa, e incluso en otros de diferente índole, en el que no
se traten las «armas de destrucción masiva» (ADM). Sin embargo, sorprende
el gran desconocimiento que tienen muchos analistas sobre las armas NBQ,
a pesar de la supuesta importancia que se les da a las mismas. Este descono-
cimiento y el interés mediático de tratar la amenaza NBQ suponen, en mu-
chos casos, que el resultado final sea la desinformación del gran público. Pe-
ro el analista de Inteligencia NBQ no puede caer en este error y debe tener
una preparación específica, así como acceso a diferentes fuentes no sólo mi-
litares o policiales, sino científicas, que permitan una correcta elaboración de
inteligencia. Muchos malos productos de inteligencia realizados sobre la
amenaza NBQ y difundidos a las autoridades políticas han tenido conse-
cuencias muy negativas, puesto que su elaboración no tuvo en cuenta cues-
tiones básicas para la comunidad de Defensa NBQ. Pero para poder abarcar
todas estas cuestiones es necesario que en la elaboración de la información
trabajen equipos multidisciplinares, ante la imposibilidad de que un único
analista sea capaz de conocer todos estos aspectos. Sirva como ejemplo la
Estimación de Inteligencia Nacional (NIE) de 2002 sobre el peligro que su-
ponía Irak y sus armas NBQ, que indicaba que Irak estaba volviendo a po-
ner en marcha su programa de armas nucleares y calificaba esta conclusión
como de «moderada confianza». Se basaba, en parte, en la evaluación de in-
formación sobre los intentos iraquíes de adquirir tubos de aluminio para ser
utilizados en centrifugadoras de enriquecimiento de uranio. Posteriormente
se comprobaría que los tubos de aluminio eran para producir cohetes, lo cu-
al indica un fallo técnico en el análisis de la información —incluida una
mala interpretación de los informes científicos sobre dichos tubos— (The
Commission on the Intelligence Capabilities of the United States regarding
Weapons Of Mass Destruction, 2005: 52-73).

2. ACTIVIDAD NUCLEAR

Antes de comenzar a analizar la amenaza del terrorismo nuclear, es necesario


conocer un factor determinante: la actividad nuclear. La actividad nuclear
tiene un ámbito de aplicación muy amplio, ya que su definición implica ac-

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tividades que se ocupan de la energía nuclear, de las aplicaciones médicas, de


los radioisótopos y de las fuentes radiactivas, entre muchas otras. Ahora
bien, si nos limitamos a aquellas actividades que pueden tener consecuencias
relevantes en el ámbito tecnológico, político o socioeconómico, el concepto
«actividad nuclear» se puede centrar en tres actividades: la energía nuclear,
así como su ciclo de combustible, para generar energía eléctrica; la aplica-
ción industrial y médica; y los sistemas de armas nucleares (Racana, 2006).
Estas tres actividades presentan, a su vez, tres grandes problemas: las accio-
nes terroristas, la contaminación ambiental y el «doble uso» del desarrollo de
la tecnología nuclear. En referencia a este último, la actividad nuclear es un
propulsor del crecimiento económico y tecnológico, pero su desarrollo habi-
lita y potencia su uso para desarrollar armas nucleares.
Las acciones que se suelen relacionar con el terrorismo nuclear incluyen
aquellas dirigidas contra instalaciones nucleares y radiactivas, sistemas de
transporte de material radiactivo, fuentes huérfanas y materiales nucleares
que se encuentran en los procesos del ciclo de combustible. El terrorismo
nuclear tiene como objetivo producir el caos, bien mediante la contamina-
ción del medio ambiente con la dispersión de material radiactivo, especial-
mente en escenarios urbanos, bien mediante la detonación de un dispositivo
nuclear (Racana, 2006). La amenaza del terrorismo nuclear constituye un
problema global, y la vulnerabilidad de un lugar concreto es una vulnerabi-
lidad en todas partes. Cada país posee diversas capacidades que en su con-
junto constituyen la arquitectura global necesaria para combatir el terroris-
mo nuclear, pero varían los recursos que se dedican al desarrollo de una
defensa contra esta forma de terrorismo.
El OIEA considera cuatro riesgos potenciales para la seguridad nuclear: el
robo de un arma nuclear; los peligros radiológicos producidos por un ataque
o una acción de sabotaje a una instalación nuclear o bien a un vehículo de
transporte; la adquisición de material nuclear y la creación de un artefacto
nuclear improvisado (IND), también denominados dispositivos de diseño
«crudo», y el uso malintencionado de fuentes radiactivas, es decir el uso de
RDD (Jopling, 2005).

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3. FABRICACIÓN DE UN ARMA NUCLEAR

Hoy en día no hay acuerdo entre los analistas sobre la factibilidad de adqui-
rir o fabricar un dispositivo nuclear por parte de una organización terrorista.
Las armas nucleares están compuestas de material fisionable capaz de desen-
cadenar una reacción nuclear, plutonio o uranio altamente enriquecido
(HEU)4 —o incluso de ambos elementos—. No hay duda de que la obten-
ción de cantidades suficientes de material fisionable es un obstáculo impor-
tante para la fabricación de un arma nuclear. De los 183 casos de tráfico ilí-
cito que tuvieron lugar entre el año 2001 y el año 2006 en territorios de la
antigua Unión Soviética —descritos en publicaciones del James Martin
Center for Nonproliferation Studies (CNS)—, la mayor parte de ellos se trata-
ba de pequeñas cantidades de material radiactivo, tales como fuentes radiac-
tivas abandonadas, radioisótopos de uso médico, uranio pobremente enri-
quecido (LEU) o uranio empobrecido (DU)5, que no tienen utilidad en la
fabricación de un arma nuclear. Sólo tres casos estaban relacionados con
HEU enriquecido al 80%, pero en cantidades pequeñas e insuficientes para
fabricar un arma nuclear (Ben Ouagrham-Gormley, 2007). Aunque en la
actualidad no hay datos evidentes de la implicación de una organización
criminal en el contrabando mundial de material para la fabricación de armas
nucleares —siendo a menudo perpetrados por delincuentes comunes—, en
febrero de 2004 el principal científico nuclear de Pakistán, padre del pro-
grama nuclear de dicho país, Abdul Qadeer Khan, reconoció que desde
1989 había sido responsable de una red internacional ilegal que proporcionó
tecnología y materiales nucleares a Corea del Norte, Irán y Libia (Rohde,
2004; Rohde y Sanger, 2004).
Sin descartar el hecho de la existencia de una gran cantidad de informa-
ción procedente de Internet que simplifica enormemente la fabricación de
un IND, la creación de tal artefacto requiere algo más que un simple diseño
o unas instrucciones escritas. Es necesario el know how adquirido a través de
la investigación aplicada (conocimiento explícito y tácito), así como el dis-
poner de un equipo multidisciplinar. La historia ha mostrado que incluso

4 Uranio que contenga el 20% o más del isótopo uranio 235. Por debajo se considera uranio po-
bremente enriquecido (LEU).
5 El DU contiene menos uranio 235 que el uranio natural.

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importantes programas nucleares puestos en marcha por distintos países —y


que contaban con importantes medios técnicos y económicos— se han en-
contrado con enormes problemas tratando de construir armas nucleares a
partir de proyectos obtenidos del exterior (Ben Ouagrham-Gormley, 2007).
El hecho de que no se hayan descubierto redes de tráfico de material fi-
sionable no quiere decir que este tráfico ilícito no tenga lugar. De hecho, la
baja radiactividad del HEU dificulta enormemente su detección. Diferentes
agencias de inteligencia y de control de aduanas en países de la antigua
Unión Soviética, especialmente en Asia central y en el sur del Cáucaso, son a
menudo ineficaces en la gestión del tráfico de materiales que podrían ser
utilizados en la fabricación de armas nucleares, debido a la falta de financia-
ción y preparación. También hay una evidente ausencia de intercambio de
información y coordinación entre estas agencias, particularmente entre Es-
tados que tienen disputas políticas, tales como Rusia y Georgia, o Armenia y
Azerbaiyán. Los conflictos «congelados» no hacen más que empeorar el pro-
blema, ya que las rutas de tráfico de armas y drogas de abuso por los territo-
rios afectados pueden ser empleadas también para materiales relacionados
con armamento nuclear. Por si todo esto fuera poco, algunos pasos monta-
ñosos de estas regiones, tales como el existente entre Tayikistán y Afganistán,
son prácticamente imposibles de controlar sin los medios adecuados.
El mercado negro relacionado con armas nucleares siempre ha estado ex-
puesto al engaño, debido a la enorme dificultad que tiene el comprador en
verificar el producto. Es necesario un laboratorio adecuado y cierto tiempo
para confirmar el resultado. Se han vendido materiales (DU, osmio 187 o
escandio, entre otros) que, aunque pueden ser radiactivos, son incapaces de
producir una detonación nuclear. Uno de los timos más conocidos, aunque
siempre rodeado por un misterio sobre su existencia real, es el «mercurio
rojo», un supuesto componente de las bombas de fusión diseñadas en los
años sesenta en la antigua Unión Soviética (Pita, 2005). Resulta curioso que
a pesar de que el OIEA, el Departamento de Energía de Estados Unidos
(DOE) y expertos rusos han desmentido su existencia, continúan las estafas.
Si bien algunos analistas piensan que se utiliza el nombre de este producto
para exportar de forma encubierta otros materiales para la fabricación de
armas nucleares, otros consideran que es una estrategia de las agencias de
inteligencia para fomentar la desconfianza entre organizaciones terroristas y
traficantes. Sin ir más lejos, en diciembre de 2004 en Cataluña y en no-

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viembre de 2005 en Alicante, fueron detenidos miembros de células terro-


ristas yihadistas que habían mostrado interés en adquirir este producto.
A pesar de la Iniciativa Global para combatir el Terrorismo Nuclear crea-
da en 20066, la inteligencia compartida entre Estados Unidos y Rusia sobre
el tráfico ilícito de materiales nucleares no es tan eficaz como cabría esperar.
Esta iniciativa nació como una declaración conjunta del presidente de Esta-
dos Unidos, George Bush, y el presidente de la Federación Rusa, Vladimir
Putin, en San Petersburgo, el 15 de julio de 2006 —a la que posteriormente
se han ido anexionando otras naciones— para mejorar las capacidades de
prevención, detección y respuesta a la amenaza del terrorismo nuclear7. Las
acciones se toman de forma voluntaria y basándose en la responsabilidad de
cada país respecto a las medidas que se toman en su jurisdicción, pero in-
tentando establecer una capacidad internacional para combatir la amenaza
global del terrorismo nuclear.
Los caminos para combatir el terrorismo nuclear son muchos, pero lo
más importante es que la suma de todos ellos dé como resultado el fortale-
cimiento de las diferentes líneas de defensa. Una primera línea, y quizá la
más evidente, se basa en evitar el acceso de actores no estatales a armas nu-
cleares ya fabricadas. A pesar de rumores sin confirmar sobre los denomina-
dos «maletines nucleares» —armas nucleares tácticas de entre 0,5 y 2 kiloto-
nes de potencia fabricadas por la antigua Unión Soviética8—, está
generalmente demostrado que las armas nucleares se encuentran custodiadas
y no hay ningún caso confirmado de robo9. A pesar de esto, los senadores
norteamericanos Richard Lugar y Samm Nunn, padres del programa Coope-
rative Threat Reduction (CTR)10, han mostrado su preocupación por el he-
cho de que Rusia todavía tenga desplegadas algunas armas nucleares tácticas

6 España está adherida desde el año 2007.


7 Véase http://www.state.gov/t/isn/c18406.htm. [Consultado: 16/01/2009.]
8 Estas armas «tácticas» no son diferentes de las armas nucleares «estratégicas» cuando son separa-
das de misiles u otro tipo de sistema de lanzamiento.
9 Además, las armas nucleares tienen dispositivos de seguridad para armarlas y detonarlas, deno-
minados Permissive Action Links (PAL) en Estados Unidos. En las armas más modernas, incluso el in-
tento de manipularlas sin los códigos puede provocar la autodestrucción del arma sin producir una
explosión nuclear. Sin embargo, parece que los dispositivos PAL no están presentes en todos los mo-
delos de armas tácticas.
10 Es una iniciativa cuyo principal objetivo es asegurar y desmantelar ADM y su infraestructura
asociada en Estados de la antigua Unión Soviética.

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en lugar de asegurarlas en almacenes con estrictos sistemas de control (No-


lin, 2008). De hecho, el programa CTR norteamericano ha permitido des-
mantelar armas nucleares y aumentar la seguridad de los arsenales existentes
en territorio de la antigua Unión Soviética. Los «maletines nucleares» salta-
ban a la palestra en 1997, cuando el general Alexander Lebed, ex secretario
del Consejo de Seguridad de Rusia, informaba a una delegación del congre-
so de Estados Unidos que visitaba Rusia de que habían «desaparecido» 84
maletines nucleares que más tarde, en una entrevista, elevaría a más de cien
(James Martin Center for Nonproliferation Studies, 2002; Jenkins, 2008:
171-179; Sokov, 2004)11. La preocupación aumentaría en 1999, cuando el
congresista republicano Curt Weldon —del Comité de Servicios Armados—
mostró una maqueta de un supuesto «maletín nuclear» para concienciar a la
Administración Clinton sobre la importancia de la Defensa Nuclear. De he-
cho, tras las declaraciones de Lebed aparecían las primeras informaciones en
medios de comunicación indicando que la red de Osama bin Laden intenta-
ba adquirir o que incluso se habría hecho ya con armas nucleares o con al-
gunos de estos «maletines» a través de sus contactos con terroristas cheche-
nos. Las autoridades rusas han negado desde el primer momento la
«desaparición» de armas nucleares.
Con motivo de los ataques terroristas de 2008 en Bombay han reapareci-
do los temores a la posibilidad de robo de un arma nuclear en la India o Pa-
kistán. Sin embargo, fuentes del Departamento de Defensa norteamericano
han indicado que la preocupación por el terrorismo en el sur de Asia no
afecta a la seguridad de las armas nucleares indias y pakistaníes12. Asimismo,
el general pakistaní en la reserva Talat Masood indicó que no es posible el
robo ni de material ni de armas nucleares en Pakistán, matizando: «Pakistán
ha llegado hasta el punto de comer hierba para adquirir armas nucleares, por
lo tanto no va a dárselas a militantes [terroristas]»13. Pero a pesar de estas de-
claraciones y otras en este mismo sentido realizadas por el Gobierno pakistaní,

11 El coronel Stanislav Lunev, disidente del Servicio de Inteligencia Militar soviético (GRU), in-
formó en 1998 de que algunas de estas armas nucleares tácticas podrían estar escondidas en Estados
Unidos y otros países de la OTAN (Lunev con Winkler, 1998: 22-27; Weldon, 1999).
12 Véase «U.S. not worried about nuclear security in India, Pakistan». Global Security Newswire.
10 de diciembre de 2008.
13 Citado en Kralev, 2008.

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