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T6tyySecretaría : Criminal

Materia : Acción constitucional de Amparo


Amparado 1 :
Pasaporte :
Amparado 2 :
Pasaporte :
Abogado patrocinante 1 :
Cédula de Identidad :
Abogado patrocinante 2 :
Cédula de Identidad :
Abogada patrocinante 3 :
Cédula de Identidad :
Domicilio :
Recurrida :
Domicilio :

En lo principal: Acción constitucional de amparo. En el primer otrosí: Acompaña documentos. En


el segundo otrosí: Orden de no innovar. En el tercer otrosí: Solicita informe. En el cuarto otrosí:
Patrocinio y poder.

ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO

Manuela Campos de Andrade, cédula nacional de identidad N° 24.551.657-6, abogada de la Clínica


Jurídica de Migrantes de la Universidad de la Alberto Hurtado, por sí y a favor deXXXXXXXXXX,
(en adelante denominados conjuntamente como “los amparados”), todos con domicilio para estos
efectos en calle XXXXXXXXXXX, comuna y ciudad de Santiago, a S.S. Ilustrísima con respeto
decimos:

Que, por el presente acto, venimos en interponer acción constitucional de amparo en contra de la
Intendencia Regional de Santiago, con domicilio en calle Morandé N°93, Santiago, la que mediante
resoluciones exentas que se individualizan a continuación, han decretado la expulsión del territorio
nacional de los amparados, constituyendo dichas resoluciones una vulneración a su derecho a la
libertad personal, consagrado en el artículo 19 N° 7 letra a) de la Constitución Política de la República
y cautelado por la acción de amparo establecida en el artículo 21 de la misma Carta Fundamental,
solicitando que esta acción sea admitida a tramitación, acogida y que, en definitiva, se restablezca el
imperio del derecho, dejando sin efecto las referidas resoluciones, en virtud de los antecedentes de

1
hecho y fundamentos de derecho que a continuación se expondrán.

A. Antecedentes de hecho

1. Yohancy Peña Pérez

Yohancy Peña ingresó a territorio nacional en junio de 2018, por un paso no habilitado entre la
frontera de Perú y Chile, desde República Dominicana.
La razón principal que llevó a Yohancy Peña a viajar a Chile fue el poder optar a mejores
oportunidades laborales y de vida en general, frente a lo problemas económicos que vivía en su país y
que le hacían imposible poder sustentar a su familia.
Luego de ingresar a territorio nacional, Yohancy Peña se traslada a la ciudad de Santiago,
acercándose voluntariamente a dependencias de Policía de Investigaciones dónde realizó su auto
denuncia el 18 de junio de 2018.
El 24 de octubre de 2019, la Intendencia Metropolitana de Santiago interpuso un requerimiento en
contra de Yohancy Peña Pérez ante la Fiscalía Regional de la mencionada ciudad, desistiéndose
posteriormente de esta acción penal.
Posteriormente, el 9 de noviembre de 2018, mediante Resolución Exenta N°1877 la misma
Intendencia dictó una orden de expulsión sin que mediara un proceso penal previo.
La expulsión se encontraba fundada en lo dispuesto en el artículo 69 del Decreto Ley N° 1094, que
establece normas sobre extranjeros en Chile, de 1975, y en el artículo 146 del Decreto Supremo N°
597, que contiene el Reglamento de Extranjería, de 1984. La referida orden de expulsión fue
notificada personalmente el 13 de diciembre de 2018 en dependencias de PDI en la ciudad de
Santiago.
Es preciso señalar que Yohancy Peña no cuenta con antecedentes penales ni en Chile ni en su país de
origen, tal como indica documentos que se acompañan, como también actualmente realiza labores de
construcción, tal como consta en contrato de trabajo que se acompaña.

B. Fundamentos de derecho

1. El derecho a la libertad ambulatoria y su protección constitucional

2
De conformidad al artículo 19 N° 7 letra a) de nuestra Carta Fundamental, “[l]a Constitución asegura
a todas las personas: El derecho a la libertad personal y a la seguridad individual. En consecuencia:
a) Toda persona tiene derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de la República,
trasladarse de uno a otro y entrar y salir de su territorio, a condición de que se guarden las normas
establecidas en la ley y salvo siempre el perjuicio de terceros.

El artículo 21 de la Constitución Política de la República señala en sus incisos 1° y 3° que “[t]odo


individuo que se hallare arrestado, detenido o preso con infracción de lo dispuesto en la Constitución
o en las leyes, podrá ocurrir por sí, o por cualquiera a su nombre, a la magistratura que señale la ley,
a fin de que ésta ordene se guarden las formalidades legales y adopte de inmediato las providencias
que juzgue necesarias para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del
afectado.

El mismo recurso, y en igual forma, podrá ser deducido en favor de toda persona que ilegalmente
sufra cualquiera otra privación, perturbación o amenaza en su derecho a la libertad personal y
seguridad individual. La respectiva magistratura dictará en tal caso las medidas indicadas en los
incisos anteriores que estime conducentes para restablecer el imperio del derecho y asegurar la
debida protección del afectado.”

Tanto la doctrina como la jurisprudencia constante de los tribunales superiores de justicia en los
últimos años dan cuenta que esta acción constitucional, conocida como habeas corpus, resulta ser la
vía idónea para garantizar la libertad personal de las personas extranjeras frente a órdenes de
expulsión, por entenderse que dicha sanción afecta el derecho a la libertad ambulatoria consagrado en
el artículo 19 N° 7 letra a) de la Carta Fundamental, en su dimensión de libertad ambulatoria 1.

2. Ilegalidad y arbitrariedad de los actos administrativos por los que se expulsa a los amparados

A continuación se desarrollarán los argumentos por los que las resoluciones que ordenan la expulsión
del país de los amparados, todas ellas emitidas por la Intendencia Metropolitana de Santiago,

1
HENRÍQUEZ VIÑAS, Miriam, “El habeas corpus como un recurso idóneo para garantizar la libertad personal de
los migrantes. Análisis jurisprudencial (2009-2013)”, Revista Ius et Praxis, Año 20, N° 1, 2014, pp. 365-376.

3
constituyen actos ilegales y arbitrarios que amenazan y perturban gravemente el ejercicio de su
derecho a la libertad ambulatoria protegido constitucionalmente.

En efecto, el Decreto Ley N° 1.094, que establece normas sobre extranjeros en Chile, de 1975, sólo
autoriza la expulsión de los extranjeros que han hecho ingreso al territorio nacional por un paso no
habilitado una vez que éstos hayan cumplido la condena impuesta por un tribunal competente respecto
del delito contemplado en el artículo 69 de dicho cuerpo legal, lo que no ha ocurrido en el caso de
ninguno de los amparados, de manera tal que sus expulsiones son ilegales.

El fundamento de lo anterior descansa sobre una base constitucional relacionada con la garantía del
debido proceso consagrada en el artículo 19 N° 3 inciso 6° de la Carta Fundamental. En efecto, la
intendencia recurrida, antes de aplicar la sanción migratoria de la expulsión, no sometió el caso de
ninguno de los amparados a una investigación o a un proceso previo legalmente tramitados que se
exigen para el procesamiento de las personas a quienes se les imputan delitos, lo que permite además
calificar el actuar de la Administración de inconstitucional.

Por otra parte, los actos administrativos que ordenan la expulsión de los amparados del país no
contienen una debida fundamentación fáctica, de acuerdo a los estándares establecidos en los artículos
11 inciso 2° y 41 inciso 4° de la Ley N° 19.880, que establece las bases de los procedimientos
administrativos que rigen los actos de los órganos de la administración del Estado, sino que se
sustentan en una mera afirmación de autoridad, lo que convierte a los actos de expulsión de los
amparados en arbitrarios.

Finalmente, no puede eludirse la circunstancia particular que afecta a Venezuela, país de procedencia
de una parte importante de los amparados y al que se los pretende expulsar, situación que ha sido
denunciada por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas y la
Organización de Estados Americanos. La República Bolivariana de Venezuela, en efecto, atraviesa por
una crisis profunda en la que se han constatado violaciones masivas a los derechos humanos de las
personas, y precisamente esta situación es la que ha llevado a los amparados escapar de su país con el
propósito de poder desarrollar sus vidas con dignidad. La eventual materialización de una expulsión
del territorio nacional para devolver a dichos amparados a la miserable situación de la que han huido
constituirá un acto desproporcionado y cruel, si se tiene en cuenta que implicaría poner nuevamente en
riesgo sus derechos fundamentales.

4
3. El Decreto Ley N° 1.094 sólo autoriza la expulsión de los extranjeros que hayan hecho ingreso
al país por un paso no habilitado una vez que éstos hayan cumplido la pena penal impuesta por un
tribunal competente

De acuerdo a lo señalado por el artículo 69 del Decreto Ley N° 1094, “[l]os extranjeros que ingresen
al país o intenten egresar de él clandestinamente, serán sancionados con la pena de presidio menor
en su grado máximo. Si lo hicieran por lugares no habilitados, la pena será de presidio menor en sus
grados mínimo a máximo. Si entraren al país existiendo a su respecto causales de impedimento o
prohibición de ingreso, serán sancionados con la pena de presidio menor en su grado máximo a
presidio mayor en su grado mínimo. Una vez cumplida la pena impuesta en los casos
precedentemente señalados, los extranjeros serán expulsados del territorio nacional.”

El tenor literal de esta norma permite comprender que el legislador ha establecido un requisito
obligatorio para que pueda expulsarse del territorio nacional a un extranjero, que es el cumplimiento
de la pena impuesta por un tribunal competente en razón de haber sido condenado el infractor por
alguno de los delitos tipificados en el mismo artículo.

En el presente caso, respecto de ninguno de los amparados se inició una investigación penal por haber
ingresado al país por pasos no habilitados, dado que, según se señala expresamente las resoluciones
que se impugnan, existió un desistimiento de parte de la autoridad migratoria lo que, conforme al
artículo 78 inciso 2° del Decreto Ley N° 1094, tiene el efecto de extinguir la acción penal respecto
de tal hecho.

A este respecto, debe tenerse presente el criterio sostenido por la Corte Suprema en numerosos fallos,
que considera ilegales las resoluciones administrativas cuyo fundamento o motivación fáctica “no fue
eficazmente investigada por las autoridades llamadas a hacerlo con el objeto de establecer su efectiva
ocurrencia”.2

En efecto, “el hecho de haber formulado la autoridad competente el correspondiente requerimiento


(...) para en seguida desistirse de él, extinguiéndose consecuencialmente la acción penal hecha valer
y luego decretar su expulsión del país (...) requieren de una carga argumentativa superior a la
2
CORTE SUPREMA, sentencia rol 11650-2017, de 10 de abril de 2017, considerando 3°.

5
meramente formal, como la expuesta en la decisión atacada, que se funda únicamente en las
disposiciones legales y reglamentarias que cita, así como en la circunstancia no controvertida del
ingreso [del amparado] al territorio nacional por un paso no habilitado”.3

Además, es importante tener presente lo señalado por la Corte de Apelaciones de Santiago en


sentencia rol Amparo-1058-2015, confirmada luego por la Corte Suprema mediante sentencia rol
8435-2015, cuyos considerandos quinto y sexto se reproducen a continuación:

“Que, en efecto, el inciso primero del artículo 69 del Decreto Ley N” 1.094 dispone, en lo que
interesa, que los extranjeros que ingresen al país clandestinamente serán sancionados con la pena de
presidio menor en su grado máximo y agrega el inciso final que cumplida ésta, serán expulsados del
territorio nacional. No existe en la ley alguna otra disposición que se refiera a la materia y, como
aparece de su claro tenor literal, la regla prescribe que la expulsión del extranjero que ingresó
clandestinamente al territorio nacional debe hacerse efectiva sólo una vez cumplida la pena por el
delito cometido. En el caso de la amparada esa pena no sólo no ha sido impuesta ni menos cumplida,
sino que ni siquiera alcanzó a iniciarse investigación en su contra y, es más, su responsabilidad penal
se encuentra extinguida de acuerdo a lo previsto en el artículo 78 del Decreto Ley N° 1.094.

Ahora bien, para justificar su decisión el Intendente Regional invoca en el informe las disposiciones
del Decreto Supremo N° 597 de 24 de noviembre de 1984, que aprueba el Reglamento de Extranjería,
y, efectivamente, el inciso final del artículo 146 de este texto es en esencia idéntico al del citado inciso
final del artículo 69 de la ley, si bien agrega que se deberá disponer la expulsión del territorio
nacional del extranjero que hubiere ingresado clandestinamente no sólo una vez cumplida la pena
impuesta, sino también una vez obtenida su libertad conforme a lo dispuesto en el artículo 158. Este
último precepto establece, en lo pertinente, que el proceso respectivo se iniciará por denuncia o
requerimiento del Ministro del Interior o del Intendente Regional y que estas autoridades podrán
desistirse en cualquier tiempo, dándose por extinguida la acción penal, y que en tal caso, el Tribunal
dictará el sobreseimiento definitivo y dispondrá la inmediata libertad de los detenidos o reos (sic).
Esta última regla, con las adecuaciones de nomenclaturas propias del sistema de persecución
actualmente vigente, se encuentra también contenida en el artículo 78 del Decreto Ley N° 1.094.

Lo que interesa destacar de la transcripción de estas reglas es que sólo el Decreto Supremo N° 597
3
CORTE SUPREMA, sentencia rol 7147-2017, de 7 de marzo de 2017, considerando 4°.

6
ha contemplado la posibilidad de expulsar del país al extranjero que hizo ingreso al país de manera
clandestina -incurriendo con ello en una conducta constitutiva de delito- antes de que se determine
por quien corresponde que efectivamente se ha cometido ese delito y que se cumpla la pena que la ley
prevé al efecto. En otros términos, ha sido una normativa de carácter jerárquicamente inferior a la
ley la que ha creado una nueva causal que permitiría una forma de afectación del derecho a la
libertad personal y a la seguridad individual -como lo es por cierto la expulsión del territorio de la
República-, en circunstancias que, como se concluyó más arriba luego de la simple lectura de su
texto, esa determinación ha quedado entregada por Constitución Política al dominio de la ley.

Que esta Corte no desconoce las loables intenciones que pueden subyacer en la regla del artículo 146
del mencionado Decreto Supremo (evitar el proceso penal y la eventual imposición de una pena de
esta naturaleza) e incluso tampoco las indeseables consecuencias que puede también eventualmente
generar la determinación que aquí se adoptará, en orden a declarar contraria a la ley la expulsión
dispuesta en las condiciones descritas (que evidentemente desincentivará a la autoridad de desistirse
de la acción penal por el delito del artículo 69 del Decreto Ley N° 1.094), pero lo cierto es que la
sujeción irrestricta a la Constitución y a la ley no sólo de la misma autoridad, sino de esta propia
Corte, impide amparar el proceder del Intendente Regional y, en último término, avalar o respaldar
una expulsión del territorio nacional dispuesta, quiérase o no, en un caso que la ley no ha
contemplado.

Esta sujeción irrestricta de los órganos del Estado a la Constitución y la ley se consagra en la propia
Carta Fundamental como la regla esencial del Derecho Público Chileno en los artículos 6° y 7°, en
especial cuando el inciso segundo de este último precepto dispone que ninguna magistratura, ninguna
persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias,
otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la
Constitución o las leyes. Así, si la ley no le confirió al Intendente Regional de manera explícita y
directa -expresamente, en los términos del texto constitucional- la autoridad para expulsar a un
extranjero que ingresó clandestinamente al país sino una vez cumplida la pena por el delito
cometido, simplemente no puede hacerlo y si lo hace, vulnera la Constitución y la ley. Esto es
precisamente lo que ha acontecido en el caso de la especie y, en razón de ello, el recurso de amparo
debe ser acogido.”

Todo lo señalado en este contundente fallo citado tiene plena vigencia respecto del caso de autos, toda

7
vez que respecto de cada uno de los amparados, la intendencia recurrida ha procedido de manera
exactamente igual, esto es, fundando jurídicamente su decisión de expulsar a los amparados en una
norma contenida en un reglamento (el artículo 146 del Decreto N° 597, del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, de 1984), la que resulta contraria a una norma legal de rango jerárquicamente
superior y que no autoriza la expulsión de un extranjero sin que haya cumplido antes con la condena
penal respectiva.

4. La autoridad migratoria, al aplicar esta sanción, no ha sometido el caso de los amparados a


una investigación ni a un proceso previos legalmente tramitados, de acuerdo a lo exigido por el
artículo 19 N° 3 inciso 6° de la Constitución Política de la República.

Según el artículo 19 N° 3 inciso 6° de la Constitución Política de la República, “[t]odo órgano que


ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado. Corresponderá al
legislador establecer siempre las garantías de un procedimiento y una investigación racionales y
justos”.

En relación a esto se puede mencionar que los actos administrativos por los que se expulsa a los
amparados se dictaron en el contexto de un procedimiento que no respetó el principio de
contradictoriedad establecido en el artículo 10 de la Ley N° 19.880, por lo que los amparados no
fueron sometidos nunca a un proceso que le permitiera ser oídos, defenderse y aportar pruebas para al
menos intentar justificar su actuar o atenuar su responsabilidad en los hechos que se les imputan, sobre
todo si se tiene en cuenta que la conducta que motivó su expulsión del país tiene el carácter de un
delito, por lo que no puede existir sanción que derive de una pena penal sin un previo examen de
culpabilidad que respete además el principio de la presunción de inocencia.

Es importante subrayar que este proceso debe ser previo a la dictación del acto administrativo
sancionador, de manera que en ningún caso se satisface el derecho de los imputados de ser oídos o de
aportar pruebas en contra de la autoridad con el sólo hecho de dárseles la posibilidad de interponer un
recurso, sea administrativo o judicial, una vez dictado el acto administrativo que puso término a sus
procedimientos sancionatorios de expulsión.

Por lo anterior, la intendencia recurrida, al sancionar a los amparados con esta medida de expulsión tan
gravosa, que acarrea además una prohibición de ingreso indefinida al país, ha infringido claramente la

8
norma constitucional citada, viéndose vulnerado su derecho a un debido proceso.

A mayor abundamiento, debe decirse que la Corte Suprema en un fallo reciente, para revocar una
orden de expulsión semejante a aquellas que afectan a los amparados de autos, ha considerado que “al
desistirse de la denuncia la Intendencia Regional impidió que el órgano persecutor pesquisara y
verificase los hechos constitutivos del delito de ingreso clandestino del que se le daba noticia, lo que
precisamente llevó al término de esa causa. Asimismo, tal proceder impidió a la amparada defenderse
y controvertir los hechos que fundaron la denuncia.” En razón de esto, la Segunda Sala de la Corte
Suprema concluyó que “el dictamen de expulsión se basa en la mera noticia de la autoridad policial,
antecedente del todo insuficiente para fundar la decisión de expulsión cuestionada”. 4

Respecto de lo anterior, cabe tener presente que el Tribunal Constitucional, hace ya bastante tiempo,
viene sosteniendo la tesis dominante de la aplicabilidad de los principios y garantías inspiradoras del
Derecho Penal al Derecho Administrativo en lo que se refiere al poder sancionador del Estado,
señalando al efecto que “los principios inspiradores del orden penal contemplados en la Constitución
Política de la República han de aplicarse, por regla general, al derecho administrativo sancionador,
puesto que ambos son manifestaciones del ius puniendi propio del Estado”.5

Por su parte, la Corte Suprema también ha hecho suya esta postura en sus fallos, reconociendo una
“unidad del poder sancionador del Estado -más allá de las naturales diferencias entre las sanciones
administrativas y las penales-” y una “necesidad de someter a unas y otras a un mismo estatuto de
garantías”.6

En otro fallo, la misma Corte Suprema ha señalado que, “aun cuando se trate de actuaciones de
órganos que no ejercen jurisdicción, son exigibles los requisitos que garantizan un racional y justo
procedimiento, lo que se concreta en el respeto a principios fundamentales destinados a proteger al
individuo frente al poder estatal”7.
4
CORTE SUPREMA, sentencia rol 23172-2019, de 20 de agosto de 2019, considerando 2°. Ver también la
sentencia de la Corte Suprema rol 27633-2019, de 30 de septiembre de 2019, que confirma el fallo de la Corte de
Apelaciones de Arica rol Amparo-164-2019, de 9 de septiembre de 2019.
5
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, sentencia rol N° 244, de 26 de agosto de 1996, considerando 9°. Esta misma
jurisprudencia ha sido reiterada por fallos posteriores de este mismo Tribunal (sentencia rol N° 479, de 8 de
agosto de 2006, considerando 5°; sentencia rol N° 480, de 27 de julio de 2006, considerando 57°; y sentencia rol
N° 1518, de 2010, considerando 6°).
6
CORTE SUPREMA, sentencia rol N° 3357-2009, de 10 de septiembre de 2009, considerando 7°.
7
CORTE SUPREMA, sentencia rol N° 3990-2017, de 16 de febrero de 2017, considerando 4°.

9
En consecuencia, la Intendencia Metropolitana de Santiago, en la medida que ejercen un poder
administrativo sancionador, deben actuar con respeto a la garantía fundamental del debido proceso, no
sólo por los argumentos señalados, sino también por la vinculación directa de las normas
constitucionales consagrada en el artículo 6° de la Carta Fundamental, que obliga a todos los órganos
del Estado a “someter su acción a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella”.

5. Los actos administrativos que ordenan la expulsión del país de los amparados no contienen
una debida fundamentación fáctica, sino que se sustentan en una mera afirmación de autoridad.

La Ley N° 19.880, que establece las bases de los procedimientos administrativos que rigen los actos de
la Administración del Estado y contiene normas “aplicables a los ministerios, las intendencias, las
gobernaciones y los servicios públicos creados para el cumplimiento de la función pública” (artículo
2°), dispone en su artículo 4° que el procedimiento administrativo estará sometido, entre otros, al
principio de imparcialidad.

Este principio se encuentra descrito en el artículo 11 inciso 2° de la misma ley, que señala que “[l]os
hechos y fundamentos de derecho deberán siempre expresarse en aquellos actos que afectaren los
derechos de los particulares, sea que los limiten, restrinjan, priven de ellos, perturben o amenacen su
legítimo ejercicio, así como aquellos que resuelvan recursos administrativos.” Esta obligación de la
Administración también se encuentra consagrada en el artículo 41 inciso 4° del mismo cuerpo legal.

En tal sentido, conviene subrayar la necesidad de que los actos administrativos contengan una
adecuada fundamentación fáctica, la cual debe ser el resultado de una investigación racional y justa,
además de estar respaldada por pruebas suficientes. Como se desprende de la lectura de las
resoluciones emanadas de la Intendencia recurrida que ordenan la expulsión de los amparados, este
requisito de fundamentación no se cumple, puesto que no explica suficientemente los hechos sobre los
cuales se funda la medida de expulsión dictada en contra de cada uno de ellos.

En efecto, ni durante el desarrollo del procedimiento administrativo seguido en contra de los


amparados ni al término de él se han puesto en su conocimiento el contenido de los informes policiales
a los que se refieren las resoluciones que se impugnan, en los que supuestamente se encontrarían
descritos los hechos que motivaron la expulsión y que en consecuencia, servirían de fundamento a la

10
misma.

A este respecto, es aplicable también al caso de los amparados lo expresado por la Corte Suprema en
un fallo reciente: “Que en el escenario descrito, resulta que la resolución que motiva el recurso,
carece de motivación fáctica, transformando el acto administrativo, en una mera afirmación de
autoridad, sin respaldo y sin dar al afectado posibilidad alguna de ejercer sus defensas, lo que resulta
inaceptable en cualquier actuación de la Administración Pública”.8

6. La situación actual por la que atraviesa Venezuela impide devolver a este país a un grupo
importante de los amparados, que han escapado de él

Finalmente, no puede dejar de mencionarse el contexto en el cual varios de los amparados, de


nacionalidad venezolana, están intentando ser expulsados por la autoridad administrativa y devueltos a
su país de origen. A este respecto, debe señalarse que tanto el Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos como la Organización de Estados Americano han declarado en
documentos que se acompañan la existencia de una crisis humanitaria que es producto de una
violación masiva de los derechos humanos de las personas en la República Bolivariana de Venezuela.
Esta situación es la que ha movido a millones de personas a escapar de dicho país con el objeto de
salvar sus vidas del hambre, la persecución, la violencia y la escasez de medicamentos, entre otras
graves circunstancias que hacen imposible desarrollar allí una vida de forma digna.

Como puede deducirse de la lectura del relato de los amparados de nacionalidad venezolana, esta
situación es precisamente la que los ha motivado a buscar desesperadamente la forma de ingresar a
nuestro país, en el que han visto una esperanza para desarrollar sus proyectos de vida, de trabajo y de
familia. Las órdenes de expulsión que han sido dictadas contra ellos, respecto de las cuales existe
además una posibilidad real de que se vean materializadas, constituye una amenaza grave no solo a la
libertad ambulatoria de los amparados, sino también una crueldad.

Lo que se afirma tiene que ver con que, si se pondera el interés estatal afectado por la conducta
antijurídica que se castiga en el caso de todos los amparados -el ingreso al territorio nacional por un
paso fronterizo no habilitado- con los demás derechos e intereses de aquellos amparados que están en
riesgo en caso de ser devueltos a Venezuela, no pueden sino preferirse éstos últimos. En efecto, la
8
CORTE SUPREMA, sentencia rol 7080-2017, de 7 de marzo de 2017, considerando 6°.

11
irregularidad en el ingreso de una persona al territorio nacional constituye principalmente una
afectación a la soberanía del Estado, la que debe ceder, por expreso mandato constitucional, frente al
respeto y la protección de los derechos fundamentales de las personas.

A lo anterior debe sumarse la consideración de aquello que la propia Administración ha querido


consagrar en el artículo 8° del Proyecto de Ley de Migración y Extranjería que fue impulsado este
Gobierno y que se discute actualmente en el Congreso Nacional (Boletín N° 8970-06), que señala que
“[l]a migración irregular no es, por sí misma, constitutiva de delito.”

En este mismo sentido, debe recordarse el criterio establecido también por la Corte Suprema, según el
cual “no puede soslayarse que la medida de expulsión responde a la necesidad de marginar del
territorio nacional a sujetos que representan un peligro para bienes jurídicos internos”. 9 Si se atiende
al hecho de que ninguno de los amparados tiene antecedentes penales ni en su país de origen ni en
Chile, y a que muchos de ellos presentan fuertes signos de arraigo e integración social en el país,
resulta que la medida de expulsión que se intenta en contra de todos ellos es desproporcionada, puesto
que no existen indicios de que su presencia en el país pueda constituir un peligro para algún bien
jurídico nacional.

Por tanto, en virtud de lo dispuesto en los artículos 6, 19 N°s 3 y 7 letra a) y 21 de la Constitución


Política de la República, del Autoacordado de la Corte Suprema sobre Tramitación y Fallo del Recurso
de Amparo de 1932, de los artículos 2, 4, 10 11 y 41 de la Ley N° 19.880, y de los artículos 69 y 78
del Decreto Ley N° 1094, de 1975, a S.S. Ilustrísima respetuosamente pedimos tener por interpuesta
acción de amparo constitucional en contra de la Intendencia Metropolitana de Santiago por haber
dispuesto la expulsión del territorio nacional de las siguientes personas, mediante las resoluciones que
se indica en cada caso:
1. Yohancy Peña Pérez: Resolución Exenta N° 1877, del 9 de noviembre de 2018, dictada por la
Intendencia Regional de Santiago.

solicitando que esta acción sea admitida a tramitación, acogida y que, en definitiva, se restablezca el
imperio del derecho, dejando sin efecto cada uno de los referidos actos administrativos.

Primer otrosí: A S.S. Iltma. pedimos tener por acompañadas copias de los siguientes documentos:

9
CORTE SUPREMA, sentencia rol 3990-2017, de 16 de febrero de 2017, considerando 10°.

12
Respecto de (1) Yohancy Peña Pérez
1. Copia pasaporte dominicano N° SE3143087, de don Yohancy Peña Pérez.
2. Copia de tarjeta de extranjero infractor, emitida por Policía de Investigaciones, de 18 de junio
de 2018.
3. Copia Resolución Exenta N° 1877, del 9 de noviembre de 2018, dictada por la Intendencia
Regional de Santiago.
4. Copia acta de notificación de medida de expulsión, emitida por Policía de Investigaciones, de
13 de diciembre de 2018.
5. Copia contrato de trabajo suscrito por don Yohancy Peña Pérez.

Por tanto, a S.S. Iltma. pedimos tenerlos por acompañados.

Segundo otrosí: Adicionalmente, con el objeto de asegurar la efectividad de la protección de la


garantía constitucional que se busca tutelar por la presente acción de amparo, y para que no se haga
ilusoria la providencia que S.S. Ilustrísima adopte en caso de acogerse la misma, solicitamos se
conceda orden de no innovar en términos amplios, ordenando la suspensión de los efectos de las
resoluciones impugnadas en lo principal de esta presentación en tanto no se resuelva la presente acción
constitucional, comunicando dicha resolución de manera inmediata a la Intendencia Metropolitana de
Santiago, así como también a Policía de Investigaciones de Chile, por ser este órgano policial el
encargado de ejecutar las órdenes dictadas por las autoridades migratorias en relación con el
cumplimiento de las medidas de expulsión de extranjeros.

Por tanto, a S.S. Ilustrísima pedimos acceder a lo solicitado.

Tercer otrosí: Asimismo, pedimos a S.S. Ilustrísima disponer que la Intendencia Metropolitana de
Santiago evacúe informes en relación con los hechos que se denuncian en esta presentación por la vía
más expedita posible y en el más breve plazo.

Por tanto, a S.S.Ilustrísima pedimos acceder a lo solicitado.

13
Cuarto otrosí: Por otra parte, pedimos S.S. Ilustrísima tener presente que el patrocinio en favor de los
amparados de autos será asumido por la abogada firmante Manuela Campos de Andrade, cédula
nacional de identidad N° 24.551.657-6
Por tanto, a S.S. Ilustrísima pedimos tenerlo presente.

14

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