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Am I

Wrong ?
Am I
Wrong?

"No es así como quiero que sea" dijo con la voz apagada.
"Debía ser diferente."
"Te equivocas, siempre fue diferente..." Jungkook susurró
apoyando su frente en la de Taehyung...
By: thalia

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1
Cuando JungKook pensó en regresar a Corea, nunca se le cruzó
por la cabeza volver a su antigua vida. No lo necesitaba, había
cortado todos los lazos que lo unían a su pasado al momento en que
decidió irse a Estados Unidos. Pero acá estaba nuevamente,
recorriendo las calles de Seúl como si el tiempo no hubiera pasado.
Sonrió débilmente. El cerebro trabajaba de forma interesante al
recordarle los caminos y los lugares con los que se cruzaba, incluso
cuando él se sobre esforzaba por ignorarlo.
Podía sentir el aire frío de invierno mientras caminaba hacia la
automotora, golpear la piel de su rostro, haciéndole sentir un pequeño
hormigueo.
Hacía frío, pero estaba disfrutando en verdad.
Si alguien le preguntara el por qué había decidido volver,
Jungkook no hubiese encontrado una respuesta realmente buena. No
extrañaba nada de Seúl —no a consciencia al menos—, pero la oferta
de trabajo había sido lo suficientemente interesante para llamar su
atención; nada lo ataba tampoco en Estados Unidos, como nada lo
había atado a Corea años atrás…
~•~•~
—Aquí están sus llaves. Disfrútelo—. El vendedor le entregó el
pequeño dispositivo que encendía el vehículo de lujo frente a él,
sonriéndole luego de que firmasen todos los papeles
correspondientes.
—Seguro que lo haré—. Sonrió como sólo él sabía hacerlo, pero
sus ojos no demostraron más que el fastidio de haber tardado más de
lo necesario en su nueva adquisición.
La compra del auto era necesaria pues comenzaría a trabajar el
lunes que seguía y no estaba con ánimos de estar gastando en taxis a
diario. Si es que había sido necesario elegir aquel deportivo negro de
lujo, pues no realmente. Pero para Jungkook el vivir de banalidades
se había convertido en pan de cada día.
Condujo por horas, deslizando sus manos por el cuero del volante
y aspirando el suave aroma que desprendía el interior de su nuevo
vehículo. Disfrutando de aquel gusto que producía en él estar en ese
automóvil.
—Increíble —murmuró mientras hundía su pie en el acelerador.
Los autos eran una de sus pasiones; autos y mujeres, no estrictamente
en ese orden en verdad.
Iba sumido en su nuevo romance con el deportivo, probando su
velocidad en los tramos que los semáforos se lo permitían y
disfrutando de las caras de asombro de las pocas personas que aún
transitaban por la calle cuando veían pasar el vehículo frente a ellos.
Era divertido, porque muchos de ellos no comprenderían aquella
forma de vida.
Lo bueno de estar probándolo ya cerca de las tres de la madrugada
era que no corría el riesgo de encontrarse filas de otros autos ni
accidentes con terceros, simplemente debía concentrarse en volverse
uno con su deportivo.
O al menos eso pensó, hasta que una sombra salió de la nada en su
camino.
Taehyung no supo cómo ni de dónde, pero aquel auto había
aparecido más rápido de lo que su cabeza alcanzó a procesar y su
cuerpo se paralizó en el lugar.
Linda forma de morir. Pensó al momento en que las luces lo
encandilaron. Y entonces, antes que siquiera pudiese reaccionar, el
ruido de las ruedas frenando en el pavimento y el olor a neumáticos
quemados lo hizo volver a la realidad. Dio un salto hacia atrás y el
peso de su cuerpo cayó violentamente al suelo. El susto había sido
más grande que su instinto de supervivencia y no estaba demasiado
orgulloso de eso.
—Pero qué... —dijo con su labio temblando ligeramente. La
adrenalina bombeando a mil y sus pensamientos hechos un enredo.
— ¡Qué mierda crees que haces! ¡Casi me matas, grandísimo hijo de
puta!
Las palabras salieron por fin, atropelladas y violentas; más agudo
de lo que le hubiese gustado. Intentó levantarse, pero sus piernas
seguían sin responder. Todo un debilucho. Se dijo a sí mismo
intentando ordenarle a su cuerpo que se levantara a exigir al menos,
una disculpa.
—Pero no te he matado—. La voz tenuemente rasposa del
conductor llegó a sus oídos, casi como un ronroneo; sus oídos
seguían zumbando por el latido de su corazón, mas su voz sonó
molestamente familiar. —Tal vez ahora podrías correrte de mi
camino.
La furia subió por su cuerpo. Casi lo mataba y ahora lo trataba
como el imbécil que cruzaba sin mirar, claro que no iba a dejarlo así.
—Mira, tú y tu deportivo de mierda pueden irse a la mis... —alzó
sus ojos y las palabras quedaron colgando de su lengua. Fríos y
profundos ojos lo observaron con sorpresa por unos segundos; la
boca del hombre estaba ligeramente abierta, pero su expresión fue
reemplazada en unos segundos con una sonrisa que, a ojos de
Taehyung, no tenía más que burla.
—Taehyung... —otro suave susurro—, ha sido un largo tiempo,
¿No es así? —. Sentenció por fin, deslizando una de sus manos por
su cabello. Pero Taehyung seguía en shock, incapaz de reaccionar
luego de verlo. Tirado en el suelo y con sus ojos fijos en el otro. De
todas las personas que pudieron haberlo casi matado, ahora y después
de largos seis años, Jeon Jungkook se volvía a cruzar en su camino
violentamente. De la misma forma en que había dejado su vida.
Taehyung se levantó, intentando que sus piernas no temblaran. No
podía imaginarse algo peor que volver a caer humillado frente a
Jungkook, pero no iba a demostrarlo.
—Taehyung... —se tensó al escuchar su nombre de la boca de
Jungkook, respirando profundo—, esto es inesperado... Realmente.
—Bueno, supongo que lo es—. Alzó la vista finalmente y se
enfrentó a los ojos de Jungkook. Dios… Jodido imbécil…
Éste sonrió con cansancio, como si comprendiera lo que cruzó la
mente del castaño. —No me mires de esa forma, no quise atropellarte
a propósito. Fue una desafortunada coincidencia.
— ¿Desafortunada? —Se maldijo internamente por haber
pronunciado esas palabras con un dejo de decepción. Así que
encontrarlo era desafortunado. Maldito imbécil. Pensó, sosteniéndole
la mirada—, como sea, querías que me moviera, ya está. Ahora
ignoremos esta desafortunada coincidencia y puedes seguir tu
camino.
Jungkook frunció el ceño por unos segundos al escuchar las
últimas palabras marcadas con deliberación. Vio al joven hombre
caminar serio hasta la acera a la que previo accidente se dirigía y
detenerse ahí; dándole la espalda. Lo observó por unos segundos
antes de regresar a su vehículo con la intención de irse de una vez.
Golpeó la puerta más fuerte de lo que le hubiera gustado y aceleró
apenas se encontró en su automóvil, dejando la estela de su presencia
en el pavimento.
Condujo con los puños cerrados en el volante hasta que sus
nudillos se blanquearon y con la cabeza dándole vueltas. Estaba
confundido; claro que no se había esperado encontrar a Taehyung
apenas llegase a Seúl, y menos de esa forma, la primera impresión al
verlo ahí tirado hubiese sido de terror luego de casi atropellarlo.
Sí. Él también se había sentido aterrorizado de haber sido él quien
causara daño a esa persona. Pero luego una oleada de irritación lo
azotó así que mientras antes se alejara, mejor… Entonces frenó de
golpe como si todos sus pensamientos no tuviesen más sentido. Su
cabello cayó sobre su rostro y su boca se torció en una mueca de
molestia, respirando con pesadez.
—Mierda... Mierda, Mierda ¡Mierda!
Golpeó con violencia el volante con su puño y sin entender bien
la razón, giró y volvió a tomar la dirección contraria. Sus ojos
recorrían la acera en búsqueda de Taehyung y cuando por fin
vislumbró la figura del joven castaño caminar con los hombros
caídos, disminuyó la velocidad hasta quedar junto a él. Bajó la
ventanilla y avanzó lentamente, siguiéndolo con la mirada.
–Sube —ordenó; pero Taehyung lo ignoró por completo, como si
su voz hubiese sido inaudible—, Kim Taehyung.
Escuchar su nombre lo hizo chasquear su lengua con molestia.
Estaba esforzándose por ignorarlo, pero ahora Jungkook lo llamaba
para captar su atención pese a que era claro que no tenía intención de
seguir interactuando con él. No, no iba a perder ante él.
—TaeTae—. Esta vez, sus piernas se detuvieron y antes de
pensarlo, su cuerpo se giró hacia el auto que ahora se detuvo frente a
él. No podía ser que ese idiota estuviera llamándolo de esa forma.
— ¡TaeTae y una mierda!
—Sube al auto —volvió a repetir, sintiendo la irritación ir en
aumento ante la actitud del castaño.
—No.
—Sube al maldito auto y deja las estupideces. No tengo paciencia
para esto—, Jungkook instó, perdiendo toda la calma que venía
demostrando—, sube.
En ese momento, Taehyung podría haber encontrado mil y una
razones por las cuales acatar esa orden estaba mal. Casi te mata.
Había escuchado su propia voz repetir de forma burda, pero
rápidamente desechó esa idea; era más que obvio que la intención de
Jungkook no había sido esa. Había sido un simple accidente…
Y para colmo, la mirada irritada que recibía como respuesta a su
negativa lo estaba poniendo nervioso. ¿Por qué tenía que clavarle
esos ojos? No eran nada, no tenía razón para este siquiera sopesando
la idea de subir.
No somos nada.
Éste último pensamiento lo hizo sentir pequeño y sin ánimo de
reprocharse a sí mismo, dio un par de pasos y sostuvo la puerta por
unos segundos antes de entrar y hundirse en el asiento del copiloto.
Se cruzó el cinturón en silencio y abrazó su portafolio como escudo.
Una mueca cruzó sus labios, porque no tenía sentido sentirse tan
jodidamente a la defensiva con él.
Protegerte de qué, estúpido.
Cuando el auto partió, no dijo ni una palabra. Mantenía la cabeza
baja, sin deseos de enfrentarse a su acompañante incluso aunque
pudiese pensar que habían muchas cosas que hablar luego de años;
sin embargo, murmuró simplemente su dirección y volvió al silencio
que se transformaba en una densa atmósfera de incomodidad.
¿Qué podía decir? Nada tenía sentido en ese momento. Estaba
absorto y sin ganas de comenzar una conversación casual. No tenía
algo que decir…
—Ha pasado un tiempo, TaeTae—. Escuchó el apodo y presionó
sus dedos en el cuero del portafolio antes de mirarlo. La forma en que
había pronunciado el nombre era un claro intento de llamar su
atención, y la peor parte es que realmente funcionaba.
—Te lo dije, ése no es mi nombre.
—Lo sé. El silencio me estaba adormeciendo y es la única forma
que hables—. Taehyung quiso protestar, pero Jungkook ni siquiera
lo miraba cuando hablaba. Sus ojos seguían fijos en el camino,
cruzando la ciudad para llevarlo a su apartamento—. ¿Qué hacías tan
tarde?
— ¿Te importa?
Jungkook guardó silencio unos segundos, suspirando al fin. —No
realmente.
Ahí estaba. La actitud de autosuficiencia que Taehyung tan bien
conocía; la forma en que todo parecía importar nada frente a su vista.
Se sintió un imbécil; en una parte, él había guardado la ligera
esperanza de que su invitación hubiese sido algo así como una tregua,
pero para Jungkook no era más que mera cortesía. Al menos eso
sintió Taehyung, como si las cosas siguieran siendo las mismas.
—Déjame en la esquina, mi edificio es el que sigue—. No obtuvo
respuesta, y como si no lo escuchara, Jungkook paró el deportivo en
el mismo frontis de su edificio. Quiso abrir la puerta para salir de una
jodida vez, pero los seguros estaban aún puestos y el pelinegro no
parecía tener la intención de permitirle la salid—. La puerta...
—No has cambiado, Taehyung —dijo suavemente, más para él
que para su acompañante—, es... Supongo que es sorprendente en
verdad.
— ¿El qué? —Taehyung preguntó confundido. Jungkook lo miró
al fin, con una expresión que Taehyung no supo descifrar. ¿Dolor,
quizás? No, eso no era posible.
—No creí que te encontraría luego de tanto tiempo.
—Bueno, no es que lo hayas hecho –su voz sonaba a la defensiva,
sintiendo su estómago anudarse al seguir tan cerca de él— fue algo
desafortunado, tal como dijiste.
Jungkook rió. Una risa relajada que terminó en una sonrisa que
dejó ver sus dientes asomarse ligeramente entre sus labios. Por
primera vez desde el casi accidente, Taehyung lo observó con
detenimiento. Su rostro ya no tenía aquella expresión juvenil, se veía
mucho más adulto de la última vez. Su cabello negro caía con un
estilo casual sobre su rostro. Sus facciones seguían ahí, pero
claramente ya no era el mismo chico de años atrás. Tragó saliva.
Por primera vez en esa noche, se daba cuenta de que el auto estaba
plagado de un aroma que ahora se le hacía familiar, mezclándose con
el olor a auto nuevo. Mordió su labio al darse cuenta que pese a esos
seis años, inconscientemente su cuerpo volvía a rememorar aquella
compañía.
—Lo lamento—, Jungkook lo observó, analizándolo con
detenimiento—, no fue a eso a lo que me refería.
—Debo irme. Tú... —su tono de voz sonó débil, Jungkook esperó,
pero ninguna otra palabra salió de la boca de Taehyung.
—Seguro. Adiós.
Las puertas se desbloquearon y Taehyung salió con un ‘gracias’
que no llegó a los oídos de Jungkook. Su cabeza daba vueltas y los
recuerdos de años atrás amenazaban con consumirlo en ese
momento. Sin darse cuenta, las lágrimas comenzaron a brotar de sus
ojos marcando su camino por sus mejillas.
Después de seis años, Taehyung descubría que al final del día,
siempre lo había esperado.
2
—Hey, Taehyungie.
— ¿Hmm?
—La reunión fue un desastre, ¿No?
—Hmm... Supongo que sí —respondió sin ánimo.
—Ah, qué molesto. Al menos podrías explicarme qué te pasa,
llevas días así y he intentado darte espacio, pero ya es suficiente de
eso—, Taehyung suspiró llevando el té a su boca sin prestarle
atención a Jimin, su mejor amigo, que lo observaba fastidiado—.
Kim Taehyung, ahora mismo me explicarás qué fue lo que te pasó
que te trae así. Sin excusas.
—No es algo importante... –comenzó, tanteando terreno de esa
conversación—, nunca te ha pasado que...
—–Ah... ¡Dios! –Jimin golpeó la mesa con sus manos, al borde de
su paciencia—, ¡Sólo dime!
—Ya sabes, nunca has sentido que tienes todo organizado en tu
vida. Todo es perfecto, de la forma en que siempre has querido… Y
entonces llega esto a arruinarlo todo de golpe...
— ¿"Esto"? —La mirada de Jimin se posó en su amigo. Lo conocía
hace casi tres años y Taehyung siempre era la persona más chispeante
y alegre del lugar en que se encontraran, sin embargo, llevaban casi
dos semanas en que lo más animado que le había oído decir era un
“voy por algo de beber”. Jimin se sentía atado de manos; había
intentado de todo para mejorar el ánimo de su amigo, pero estaban
en un hoyo; ni siquiera sabía de qué hablar porque todos sus temas
terminaban con un “hmm” o una sonrisa fingida.
—Jimin, creo que iré a ver a mi hermano —musitó sin despegar
sus ojos de la taza frente a él.
— ¿Qué? —Eso fue la gota que rebasó el vaso; por lo que sabía,
Taehyung sólo hablaba con su hermano en ocasiones especiales y no
porque no se llevaran, sino porque la preocupación de Kim Seokjin
por él era, por lo bajo, excesiva. Nunca había comprendido bien
aquello, pero Taehyung solía bajarle el perfil—, no, no... Tienes que
explicarme.
—No es nada—, le aseguró, aunque su mejor amigo realmente
estaba determinado a averiguarlo—, ya hablaremos, lo prometo—.
Sin decir más, agitó su mano y desapareció de la cafetería, dejando a
su amigo desconcertado. Sí, primero necesitaba ver a su hermano…
~•~•~
Jungkook pasaba su mirada de su reloj a su vaso de whisky de
manera alternada. Estaba sentado cómodamente en el sofá de su
amigo, jugando con el hielo dentro del vaso para distraerse. La
verdad, es que su viaje a Corea iba planeado como un nuevo
comienzo y lo último que había planeado era recuperar su vida de
forma rápida, pero todo el asunto de ese encuentro con Taehyung lo
había desestabilizado por completo.
Lo primero que había pensado después de dejarlo en su
apartamento, era en que necesitaba una catarsis de sus emociones,
entonces la imagen de Seokjin había volado a su cabeza de forma
instantánea. Por eso, después de todos esos días, terminaba a diario
sentado en el mismo sofá, bebiendo con él y conversando como si el
tiempo no hubiese pasado.
La primera vez que había aparecido frente a su puerta, Seokjin
había suspirado profundamente y lo había dejado entrar sin pedir
explicaciones. Pero ahora, no necesitaba palabras para entender así
que lo había pseudo adoptado en su apartamento.
—Jungkookie, estás tan serio que es molesto tenerte aquí como si
no pudieras comportarte con normalidad —Seokjin dijo apoyando su
cabeza en el hombro de su amigo, suspirando profundo ante el poco
ánimo del pelinegro—, qué hiciste estos seis años que te has vuelto
así.
Jungkook dio un sorbo a su vaso tragando lo que quedaba de
whisky de una sola vez. —Ya sabes, debiera ser una linda mujer la
que estuviera buscando apoyo en mí.
— ¿Y qué haces acá entonces? Me siento usado —Seokjin frunció
el ceño, fingiendo enojo.
—Lamentablemente el tipo de compañía que necesito ahora, no es
sexual sino emocional —explicó como si fuese algo obvio.
—Oh~ —su mejor amigo sonrió, abrazándolo—, estoy honrado y
preocupado, ¿Sabes?
Rió de manera apagada, cerrando sus ojos por un momento para
calmarse. —Siento ponerte en esta situación.
—No es así. Te escucho porque somos amigos desde los quince
años y te conozco; incluso estos años en lo que más supe de ti eran
tus respuestas a mis correos, sabía que estabas bien. Me alegré al
verte en mi puerta porque eso sólo significaba que yo para ti también
estaba presente. Puedo escuchar, tal vez hasta aconsejarte, pero... —
hizo una pausa, meditando sus palabras—, no puedo entrometerme
porque aunque te quiero, Jungkook, TaeTae es mi hermanito.
—Ya lo sé.
—Y lo vi todos estos años superarse. Intentar seguir adelante.
—También lo sé—. Jungkook suspiró ante la imagen del hermano
de su amigo—. Estoy ebrio, Jin, creo que hoy me quedaré en este
lindo sofá que me llama.
—Sabes que puedes contar con eso. Lo que es yo, necesito dormir
con urgencia —Seokjin se levantó y besó la cabeza de Jungkook
antes de irse por el pasillo hacia el dormitorio, esperando que su
amigo pudiese pensar con calma.
Jungkook hubiese podido jurar en ese instante que el destino
jugaba de forma curiosa. Tres golpes en la puerta captaron su
atención, miró el reloj y murmuró algo sobre la educación de quien
visitaba tan tarde un lugar ajeno; pero antes de que pudiera hacer
cualquier movimiento, Seokjin corrió a la puerta y sostuvo el
picaporte con firmeza, dándole una mirada de disculpa. Jungkook
comprendió fácilmente… Ya nada podía hacer, ¿Verdad?
—–Jinnie... —Escuchó la voz que siguió el sonido de la puerta al
abrirse. Ah, por qué todo tenía que ser tan complicado—, estoy hecho
una mierda en verdad.
—TaeTae...
—Quise venir antes, pero... —–sus palabras murieron en su boca
en el instante en que sus ojos se clavaron en el hombre que estaba
hundido en el sofá, apoyado en sus rodillas y observándolo fijamente.
Sus ojos volaban entre Seokjin y Jungkook, su boca entreabierta sin
poder ordenar sus ideas—, yo no...
—TaeTae... Siempre llamas antes, esto...
—Mierda, Jin, ésa no es forma de recibir a tu hermano—.
Jungkook se levantó y se acercó a los dos con total normalidad; se
detuvo a unos cuantos centímetros de Taehyung y estiró su mano para
estrechar la del castaño, exageradamente formal…
El menor sopesó las opciones. Pensó en estirar su mano y saludar
con normalidad, pero estaba confundido todavía. Ni siquiera se
movió y Jungkook sólo atinó a bajar la mano ante la nula respuesta
que recibió, sacudiendo su cabeza con diversión.
—Bueno... Recordé que Yoongi necesitaba ayuda con el orden de
su casa—, soltó una risa nerviosa al verse en medio de su hermano y
su mejor amigo—, quedas en tu casa, Jungkookie... TaeTae…
Taehyung lo observó suplicante, comprendiendo lo que su
hermano quería decir. —No...
—Ánimo.
Sin decir más, Seokjin tomó sus llaves y el abrigo, saliendo mucho
más rápido de lo que los otros dos hubieran querido. Sabía que tal
vez estaba forzando una situación incómoda, pero ambos necesitaban
hablar de una vez por todas.
— ¿Quieres beber algo? —Jungkook preguntó por fin, yendo a
servirse otro trago; había perdido la cuenta ya de cuántos llevaba,
pero en ese instante hubiese bebido toda la botella si con eso hubiera
podido relajarse.
—Debo irme en verdad... Buenas noches.
— ¿Te escapas? —Bromeó, sirviendo dos vasos y entregando el
otro a Taehyung.
—No—, su voz sonó firme y su mirada perdió toda emoción al
hablarle—, no soy yo quien escapa, Jungkook.
Ahí estaba. Había tirado aquello que se había jurado nunca decir.
Podía ver la sorpresa en la cara de Jungkook, pero ya estaba hecho.
Y aunque era algo honesto, no sintió alivio, sino el miedo a la
respuesta tan esperada.
Recibió el vaso y como una válvula de escape, tomó de un sólo
trago el alcohol. Sintió el líquido quemar ligeramente su garganta,
pero al menos de esa forma podía alejar la tensión.
Bendito whisky, maldito Jungkook, pensó. Nuevamente con su
cabeza corriendo a mil por hora. Maldijo a su hermano también por
esa jugada sucia de dejarlo allí.
Su visita había sido netamente por necesidad de consuelo ante su
confusión y Seokjin lo había abandonado a su suerte. Peor aún. Él
había recibido a Jungkook ahí y ni siquiera le había enviado un
miserable mensaje advirtiéndole de su presencia.
Quizá hace cuánto lo sabe... Se preguntó mientras comenzaba a
dar vueltas por el departamento bajo la atenta mirada de Jungkook.
Taehyung sólo recordaba haber sentido esa ansiedad una vez en su
vida, y curiosamente también involucraba al pelinegro que lo
acompañaba.
—Me mareas con todas esas vueltas —Jungkook dijo con fastidio,
tomando el brazo de Taehyung para detenerlo—, basta de esto.
—Basta de qué...
—De esto —suspiró profundo—, querías ver a Jin y terminamos
los dos acá; al menos debiéramos conversarlo, ¿No?
—No. No veo por qué deberíamos hacerlo.
—Taehyung, siéntate —ordenó, sosteniendo el brazo del menor
para detener su ir y venir en el apartamento.
—Por qué mejor no te vas a la mierda... —, cerró sus ojos
apoyando sus dedos en su cabeza, intentando razonar y controlar su
molestia—, no entiendo... No sé qué debemos conversar, no sé qué
haces acá y no sé por qué mierda estoy tan molesto… Maldición,
odio esto.
Taehyung tiró su brazo para soltar el agarre del pelinegro, pero él
era mucho más fuerte y no movió ni un centímetro su mano. Sus ojos
se cruzaron con él y su corazón latió acelerado ante la cercanía.
Jungkook lo observaba en silencio, sus ojos clavados en él y su mano
firme evitando que se alejara. El mayor podía sentir el aroma a
alcohol emanando de su propio aliento y sabía que haber bebido esa
cantidad de alcohol había hecho que éste se fuera demasiado rápido
a su cabeza, pero no lo suficiente como para borrar aquel momento.
Ahora que estaba allí, recordó a la perfección lo natural que era
tener a Taehyung a su lado. Soltó su agarre y su mano se dirigió hasta
su cabeza, desordenando suavemente el cabello castaño del menor.
Sonrió ampliamente y Taehyung se paralizó por ello.
Sin poder evitarlo, Taehyung pudo sentir cómo la sangre se iba
directamente a su rostro y supo que estaba sonrojado, mas no apartó
la vista. Frente a él ya no estaba el altanero y soberbio hombre que
se había ido seis años antes, ni aquel que casi lo embistió con su auto
de lujo; ahí, acariciando su cabello con afecto, estaba el Jungkook
de antes.
Aquel Jungkook que había conocido un día gracias a su cercana
amistad con su hermano. Ése, al que acudía en busca de consejos
cuando Seokjin no estaba y aquel con el que había pensado que
siempre estaría, fuera como fuese.
Su corazón latía tan rápido y su mente daba vueltas por la cercanía.
Sin siquiera pensarlo, rompió la poca distancia que tenían y recostó
su cabeza en el hombro de Jungkook. Sus brazos estaban caídos en
sus costados, todavía sosteniendo el vaso vacío mientras sentía la
respiración calma del pelinegro. El mayor se quedó estático en su
lugar y cerró sus ojos; aspiró el aroma que provenía de Taehyung de
manera instintiva: Olía dulce y se mezclaba con el olor a alcohol,
dándole un toque que lo embriagaba aún más. Se separó de él y vio
la sorpresa en los ojos de Taehyung que seguía sonrojado ante tal
acercamiento, mas simplemente le quitó el vaso y depositó ambos en
la mesa.
Le dio la espalda y no pudo advertir en qué momento el hermano
de Seokjin lo alcanzó y rodeó con sus brazos su cuerpo, presionando
su cabeza en su espalda. Sabía que aquello era por la valentía que el
alcohol le había entregado, así que sostuvo sus manos dispuesto a
separarse.
—No... —Taehyung susurró y Jungkook sintió que aquellos seis
años no habían pasado en absoluto—, Yo sólo... Quiero estar así un
momento.
Mierda... Sólo Dios podía saber lo bien que se sentían esos brazos
alrededor de su cuerpo. Había perdido la cuenta de aquellas personas
que habían pasado por su cuerpo, pero estaba seguro que ninguna
podía acercarse a la sensación que ese inocente abrazo le entregaba.
Eres tan débil. Se dijo a sí mismo al momento en que se giró sin
soltar aquel abrazo y rodeó con los suyos el cuerpo de Taehyung,
maximizando la cercanía y haciendo que el castaño se estremeciera.
Sonrió ante esto; no porque ignorara lo que le producía, sino porque
dentro, muy dentro de él, se sintió admirado de que esos seis años
hubiesen sido incapaces de borrar todo aquello que Taehyung
sentía… Todo es que él también había decidido ignorar.
En ese momento, sin embargo, lo único que podía pensar era en
lo bien que se sentía tener a Taehyung allí, y aunque intentó evitarlo,
lo deseó. No como amigo ni como familia como muchas veces antes
de irse se había intentado convencer. Tal vez era el alcohol que
nublaba su raciocinio, pero su cuerpo lo llamaba de la peor forma.
—Hey —dijo para llamar su atención y antes de que Taehyung
pudiera responder, su boca aprisionó la del menor, tomando el labio
inferior del castaño entre los suyos y saboreando aquello que se había
negado probar tiempo atrás.
Cuando Taehyung sintió la boca de Jungkook tomar la suya de
forma ansiosa; como si intentase recuperar el tiempo perdido en algo
que nunca comenzó, se sintió débil. La necesidad de cercanía lo
estaba desarmando totalmente mientras dejaba que la lengua de
Jungkook recorriera libre el interior de su boca, enredándose con la
suya con un ritmo que a segundos lo dejaba sin aire.
Separó su cabeza, pero las manos de Jungkook lo obligaron a
volver a aquel beso. El pelinegro sujetaba con firmeza su nuca y
ahora lo besaba con brusquedad. Su corazón parecía querer escapar
de su cuerpo y su respiración se aceleraba con cada segundo, pero se
forzó a corresponder esa intensidad.
El pelinegro succionó ligeramente el labio inferior de Taehyung
haciendo que éste gimiera contra su boca, y ya sin pensar, sostuvo al
castaño por la cintura y lo alzó sobre la mesa, comenzando a recorrer
su cuello, humedeciendo cada centímetro de piel hasta llegar a su
lóbulo; succionó y lamió con lentitud mientras que con una de sus
manos tiraba de su cabello para abrirse paso fácilmente. Su mano
libre se movía con ritmo lento por sobre la ropa de Taehyung,
logrando que su cuerpo reaccionara de manera inevitable. Sólo Dios
sabía lo mucho que lo deseaba; lo angustiado que se sentía en ese
momento por sentir a Taehyung enloquecer bajo sus manos.
Con una habilidad que desconcentró a Taehyung, volvió a tomar
sus labios, introduciendo su lengua en su boca otra vez para
apoderarse de cada centímetro; desabotonó el pantalón del menor e
introdujo su mano, presionando por sobre la tela de su ropa interior
sin pensar demasiado en sus acciones.
—Jungkook... —Taehyung gimió, deslizando sus manos por sobre
el pecho del pelinegro, sintiendo las oleadas de placer que
aumentaban conforme pasaban los segundos y las manos del mayor
seguía recorriéndolo—, Dios...
Jungkook sonrió ligeramente al escucharlo, dejando las manos del
menor bajar hasta su pantalón, intentando torpemente deshacer la
hebilla de su cinturón. El pelinegro lo sostuvo por las caderas y lo
tiró hasta que sus cuerpos se encontraron, arrancando un gemido del
castaño, quien liberó el agarre de su cinturón. La mano de Jungkook
presionó el miembro de Taehyung aún sobre su ropa y con algo de
brusquedad, volvió a tirar del castaño; con el movimiento, uno de los
vasos resbaló de la mesa explotando junto a ellos en el suelo.
—Mierda.
Como si el sonido del cristal rompiéndose lo hubiera sacado de
aquel placentero trance, Jungkook se separó jadeante de Taehyung,
deslizando su mano por su cabello y sosteniendo su rostro unos
segundos. Cuando volvió a enfrentar al castaño que seguía estático
sobre la mesa, con los labios enrojecidos y su respiración agitada, su
ropa a medio sacar y una expresión que no supo interpretar, se sintió
una basura. Dejarse llevar por el alcohol había estado mal y ahora
sentía la culpa azotarlo. Ignoró su propia erección que se volvía
dolorosa, pero que no daba señas de desaparecer, más todavía viendo
a Taehyung allí. Se veía frágil, como si estuviera esperando por
continuar…
Quiero tanto, tanto, follarlo. Pensó, relamiendo sus labios e
intentado razonar en aquella situación que ahora parecía irreal.
—Taehyung, lo lamento —dijo al fin, respirando profundo. El
mentón del castaño tembló al escucharlo, porque de todas las cosas
que pudo decirle, una disculpa no era lo que deseaba escuchar.
— ¿Es una broma? ¿Lo lamentas? —Taehyung bajó de la mesa,
riendo con amargura—, lamentas casi coger conmigo o lamentas que
sea yo… —Quería que la tierra se abriese y lo tragara. No había sido
él quien comenzó y ahora se sentía completamente humillado. Para
empeorarlo, la mirada de Jungkook estaba fija en él; intentó arreglar
su ropa, pero sus manos parecían no funcionar—, ¡Dime algo! Puto
imbécil...
—Lo lamento —repitió.
— ¡Basta! Por qué mierda no te quedaste lejos, por qué no
desapareciste por completo y tenías que volver a romper mi calma.
Te odio... Te odio tanto.
Jungkook sonrió cansado. —Lo mejor es que me vaya. Hablaré
con Jin luego; adiós, TaeTae.
Taehyung escuchó la puerta del apartamento cerrarse y en ese
instante, todo el peso cayó sobre sus hombros; se sentó en el suelo y
golpeó con su puño. —Maldita mierda. Kim Taehyung eres el
estúpido más grande de toda Corea... Qué dices, de todo el puto
universo.
Encima le dices que lo odias. Se reprendió mentalmente por esto.
No era verdad, no lo odiaba en absoluto, pero la vergüenza de
haber sido rechazado lo frustraba. La excitación y el deseo
desbordando de su sistema, había pasado en tan poco tiempo a una
situación incómoda, por lo que Taehyung no pudo controlar su propia
decepción y las palabras salieron de su boca sin darle tiempo de
pensarlo.
No lo odiaba, y quizá eso era lo peor.
Cuando su hermano regresó, Taehyung seguía en el suelo,
desanimado y confundido.
Para Seokjin no fue la mejor imagen y luego del sobresalto inicial
y las maldiciones previas a darse cuenta que aquel cuerpo inmóvil en
su apartamento era Taehyung, lo había levantado y llevado al
dormitorio en silencio.
No podía negar que estaba molesto y tampoco había pasado
desapercibido para él que la ropa de su hermano estaba a medio sacar,
pero omitió todo comentario cuando el castaño simplemente se ovilló
en la cama y se refugió bajo las sábanas como si hubiese sufrido la
peor experiencia de su vida.
Y tal vez sí; pero Seokjin había jurado no entrometerse pese a lo
mucho que tenía por decir en ese momento.
—Tus juramentos son una basura —se dijo a sí mismo mientras
deslizaba su dedo por la pantalla de su móvil hasta llegar a lo que
buscaba. Su dedo presionó con suavidad al llegar a Jeon Jungkook—
, contesta el condenado teléfono...
Escuchaba el sonido de la llamada y golpeaba su pie impaciente.
Repitió el proceso al menos cinco veces antes de suspirar. Entonces
las dudas cruzaron su cabeza, porque si su hermano estaba así, ¿Tal
vez Jungkook estaba en similares condiciones?
Suspiró audiblemente y volvió a marcar hasta que la grabadora del
buzón que ignoró en todas las llamadas anteriores, sonó. —Hey,
Gukkie, no sé qué mierda pasó... O no pasó… Pero al menos dígnate
a responder el maldito teléfono; me preocupas, ¿Sabes?
Cortó el mensaje y caminó hacia la habitación, su boca se deformó
en un pequeño puchero. Por qué terminaste en medio de todo esto,
eres un estúpido Kim Seokjin. Pensó, presionando el puente de su
nariz con estrés.
Iba a ser una larga noche…
3
Jungkook revisaba las carpetas que se encontraban ordenadas
sobre su escritorio por completo concentrado; abría y comparaba la
información de los terrenos que cada una contenía y anotaba en ellas
pequeños números y preguntas que luego expondría en la junta de
selección. Había llegado a su oficina casi a las seis de la mañana
después de un paso rápido por su nuevo apartamento. Necesitaba con
urgencia volver a llenar su mente con trabajo tal como había decidido
años antes y pese a que, tal como se sabía, era el mejor en su área y
tenía el trabajo casi terminado, sus recuerdos volaban al
departamento de su amigo, específicamente a lo sucedido con su
hermano.
Su teléfono volvió a vibrar, otro mensaje de Jin. Éste último había
pasado del ataque de voz al ataque escrito y podía ver todas las
notificaciones acumulándose. Dejó caer el lápiz sobre las carpetas y
echó su cabeza hacia atrás, respirando profundo.
— ¿Arrepentido de aceptar el trabajo? —La voz de Jisoo lo hizo
enderezarse. La observó hacer su camino hasta su escritorio con una
sonrisa seductora, por completo consciente de su efecto sobre el
pelinegro—. Tal vez debiste quedarte con tus casitas eco-
sustentables, Jungkook.
— ¿Y perderme la oportunidad de trabajar contigo? Imposible—.
El pelinegro sonrió mientras se levantaba para recibir a la bella mujer
como correspondía—. ¿Necesitas algo?
—Sí, el Jefe Namjoon quería saber si ya habías decidido qué
terreno elegirás en la junta —ella dijo mientras leía con interés los
papeles sobre el escritorio.
— ¿La junta no es, según entiendo, quien elige?
Jisoo sonrió y se apoyó en el escritorio, peligrosamente cerca de
Jungkook, quien pudo sentir el aroma de su perfume envolverlo
rápidamente. Definitivamente podía imaginarla en su cama.
—No pagaríamos tanto por tener al mejor arquitecto de Corea, si
quisiéramos que sus proyectos fueran decididos por un grupo de
mediocres, ¿No es así?
—Interesante—, Jungkook se movió ligeramente, con controlada
lentitud hasta que su cuerpo quedó de frente a Jisoo—, ¿Algo más?
El pelinegro le sonrió seductor. Su apariencia siempre le había
resultado su mejor arma y esta mujer le parecía perfectamente de su
gusto. La vio sonrojarse y relamer sus labios, expectante, pero él
simplemente la observó.
—Bueno... Tal vez... ¿Una bienvenida?
Era el mejor. Se acercó triunfante y deslizó sus dedos suavemente
por su mejilla hasta bordear el filo de su delicada mandíbula. —Ah,
seguro me gustaría tu bienvenida.
—Perfecto... —Jisoo se estremeció cuando la mano de Jungkook
rozó su cuello—, ¿Hoy?
—Lo esperaré ansioso —respondió esto, y sin más, se separó de
ella para volver a su escritorio; la escuchó exhalar profundamente
antes de que Jisoo volviera a caminar hacia la salida. Jungkook sonrió
divertido al verla mover sus caderas rítmicamente con cada paso,
mucho más que a su entrada.
Apenas la mujer dejó el lugar, su mirada volvió a dirigirse hacia
su teléfono, suspirando con fastidio. Demasiados mensajes y él
realmente no tenía ganas de enfrentar a su amigo… Decidió ignorarlo
nuevamente, ese día volvería a su pasatiempo favorito y olvidaría
todo.
~•~•~
Jungkook había escogido el lugar estratégicamente. Podía ver lo
emocionada que Jisoo estaba mientras miraba por los cristales del
Sky Bar. Que éste se encontrase en lo más alto de un lujoso hotel no
era una casualidad y sabía por el apasionado beso que habían
compartido en su deportivo, que a Jisoo esto no le molestaba en
absoluto.
La escuchaba reír y de hablar de cosas que en verdad no le
interesaban; intercambiándole miradas seductoras y pequeños roces
en su cuerpo. De vez en cuando, la veía relamer sus labios y sabía
que la anticipación de su encuentro hacía las de juego previo con ella.
Después de unas cuantas copas, Jungkook dejó su tarjeta y pagó todo
el consumo con la tranquilidad que sólo tenía un avezado cazador y
con naturalidad, tomó a Jisoo de la cintura para dirigirla al elevador.
Minutos más tarde, la puerta de la suite se cerró tras ellos.
La noche había sido interesante. Mientras bebía su café, observaba
a Jisoo terminar de arreglarse. Agradeció silenciosamente cuando
ella hubo terminado. Nunca había tenido arrepentimientos de ser de
la forma en que era; gustaba de las mujeres, pero odiaba tener que
amanecer junto a ellas. Sin embargo, con Jisoo había tenido que hacer
una excepción porque pese a que había deseado acostarse con ella
desde el primer momento en que se había presentado, no quería
situaciones incómodas en su trabajo.
Caminaron charlando de los proyectos como si no hubiesen
compartido esa noche de intimidad y dentro del elevador, le dedicó
unos minutos a besarla nuevamente hasta que el sonido indicándoles
el primer piso los interrumpió. Jisoo enredó su brazo en el de
Jungkook y le sonrió ante su mirada; al menos podía regalarle aquella
ilusión de cercanía.
—Vaya, al parecer harán algunos cambios—. Jisoo apuntó con su
cabeza a un grupo de personas que analizaba el hall del hotel.
—Tal vez necesitan modernizarse—. Jungkook se encogió de
hombros.
—Yo lo encontré hermoso—. La observó y sonrió ante el doble
sentido que la mujer le dio a sus palabras, revoleando sus ojos para
restarle importancia—. Oh, qué chico tan joven...
El pelinegro rió intrigado. Venían saliendo de una habitación y ella
miraba a otro hombre, era interesante. Curioso, giró su rostro hacia
el gran grupo de hombres y sus ojos se clavaron en el que, al parecer,
era el más joven de todos. Lucía un traje y asentía mientras los otros
le mostraban lo que supuso eran los planos de remodelación. Jisoo
comentó algo sobre lo increíble que era que aquel chico fuese el
gerente, tal como decía la pequeña placa dorada en su pecho, pero
Jungkook seguía allí observándolo de forma descarada.
De pronto, el chico que ahora sonreía y estrechaba las manos de
todos en forma de despedida, cruzó su mirada con él. Lo vio fruncir
el ceño y a esa distancia pudo claramente distinguir como su labio
inferior desaparecía al ser mordido mientras lo veía fijamente.
—Wow... Sí que es joven—. Jisoo hizo una leve reverencia al
darse cuenta que eran observados, pero el pelinegro soltó su brazo y
caminó hacia la puerta principal del hotel sin dirigirle otra mirada.
Tenía que ser una jodida broma.
Taehyung lo vio desaparecer junto a esa hermosa mujer sin otra
mirada, intentando mantener su expresión impasible frente a las
personas que lo acompañaban… Realmente su día había empezado
de horrible forma.
~•~•~
—Nos vemos en la junta.
Había sido lo único que salió de la boca de Jungkook al dejar a
Jisoo frente a su edificio. Aceleró rápidamente sin alcanzar a
escuchar su respuesta y llegó a su propio apartamento, tirando su
chaqueta y sus llaves sobre la mesa. Cogió su móvil y marcó primero
a su oficina para cerciorarse de que el horario de su reunión con la
junta de selección siguiera en pie a la misma hora y luego comenzó
a leer los mensajes.
Todos iban desde un "dónde estás" hasta un "Voy a matarte si no
apareces". Torció la boca y marcó el número de su mejor amigo a
tiempo que se sentaba en el sofá.
—Dios, Jungkook, tanto cuesta contestar el maldito teléfono.
—Jin, tenemos que hablar.
—Claro que tenemos que hablar, dónde mierda estás.
—En casa, puedes escoger un lugar o venir, no importa, sólo
veámonos—. Jungkook cortó luego de que Seokjin decidiera verlo
en el pequeño café que frecuentaban de jóvenes, lo que al menos le
daba un poco de tranquilidad.
No tardó demasiado en llegar, mirando su reloj mientras pedía un
café para esperar a su acompañante. Su amigo llegó a los minutos y
se sentó frente a él, sin sacarle la vista de encima y tamborileando sus
dedos sobre la mesa, impaciente.
— ¿Te acostaste con mi TaeTae? —Jungkook se paralizó, mas se
mantuvo en silencio. La camarera apareció de improvisto y dejó el
café, dándole tiempo a su amigo para que ordenara y esperó a que la
chica se perdiera en el mesón antes de volver a mirar a Seokjin—,
Jeon Jungkook ¿Te cogiste a mi hermano como una de tus
conquistas?
— ¿Es una broma? —Jungkook dijo demasiado serio.
—No. Dije que no iba a entrometerme, pero al menos merezco
saber qué mierda fue lo que hiciste.
—Mierda, Jin... ¡Es Taehyung!
—Por eso, dime la verdad.
—Dios... —Jungkook suspiró—, No. No me acosté con él, Jin...
Jungkook se sintió culpable de aquella respuesta; omitir algunos
detalles no mataría a nadie, al menos eso pensaba.
—Y si no es así por qué no contestabas. Encontré a Tae como un
muerto en el apartamento. A penas y lo hice salir porque debía
arreglar unos asuntos en su trabajo.
Jungkook sonrió. —Así vi.
— ¿Eh?
—Te llamé porque lo vi, ¿Sabes? Fue una casualidad, pero terminé
en su hotel. No sabía que era gerente allí... Dijiste que trabajaba en
un sitio así, simplemente no creí que iba a cruzarme con él
nuevamente.
—Espera —Seokjin lo detuvo—, lo viste, ¿En el hotel? ¿Qué
hacías...? ¡Ah! —. La comprensión del incidente golpeó a su amigo
con claridad. Si su pelinegro amigo estaba en un hotel, claramente no
había estado solo y si lo había visto, su hermano también.
—No sé qué hacer, Jin. No volví para esto; no quiero problemas—
. Seokjin lo observó en silencio, porque Jungkook se veía angustiado
bajo esa fría careta de desinterés que intentaba forzar—. Tengo un
buen trabajo y volví por ello, pero... ¿Fue un error?
— ¿Por qué?
—Jin... Sabes perfectamente porqué me fui de este lugar.
—Y si estabas tan claro cuando dejaste todo para comenzar
nuevamente, entonces acá nada cambia. Gukkie. Eres mi mejor
amigo y te quiero, pero tu propia confusión está causando estragos
en mi hermano y es realmente me deja en una posición incómoda.
—Yo lo siento... Lo siento tanto.
Si Seokjin hubiese podido evitar lo que sobrevino a esas palabras,
lo hubiera hecho. Quería a Jungkook como a su propia familia y era
difícil para él también tener que escoger.
Era extraño, porque el Jungkook que ahora se encontraba con sus
codos apoyados en la mesa y su rostro hundido entre sus manos, le
recordó al momento exacto, seis años atrás, en que con la misma
angustia que podía sentir ahora le había anunciado que se iría con sus
padres a Estados Unidos a pesar del promisorio futuro que tenía en
los estudios acá en Corea.
“No puedo seguir acá, tengo miedo.”
Le había confesado entre lágrimas inocentes. Se habían abrazado
y a la semana de esa conversación, Jungkook había desaparecido.
Aún podía sentir el dolor que le había transmitido su amigo... Aún
podía sentir el dolor de Taehyung al descubrirlo.
—Ya no somos niños... —musitó con afecto.
— ¿Entonces porque sigo teniendo miedo, Jin? —Jungkook lo
miró, suplicante por una respuesta que le transmitiera la tranquilidad
que tanto anhelaba—, dime, qué tengo que hacer para dejar esto.
—Jungkookie... —Jin acercó su silla y sostuvo su frente contra la
de su amigo, llamó la atención de algunos clientes, pero no le dio
mayor importancia—, no es este Kim al que debieras estar diciéndole
esto. Lo sabes, ¿No es verdad?
Sonrió, masajeando el puente de su nariz por un instante, con todo
el estrés acumulándose en sus músculos. —Te equivocas, estoy
haciendo lo que es mejor para todos.
~•~•~
Concretar su elección de proyectos resultó fácil; lo que Jisoo había
dicho era completamente cierto, ninguno de los seis hombres sin
contar a su jefe directo, había protestado al momento en que había
explicado con lujo de detalles los alcances de su elección, tanto como
económicamente como de forma social; la plusvalía de ese terreno
aumentaría considerablemente gracias a ellos y eso significaba
dinero bien invertido.
—Jeon Jungkook, mi MVP—. La voz de Namjoon, su Jefe, lo sacó
de su ensimismamiento—. Hoy es un día hermoso, terminamos
nuestra junta y tendremos una cena para celebrar. Tienes claro que
está prohibido negarse.
Jungkook sonrió. —Supongo que una cena me vendría bien.
Claro que no quería y de igual forma terminó sentado entre ese
grupo de gente que hablaba demasiado alto para su gusto. La comida
al menos había sido bastante decente y Jisoo no había parado de
coquetearle durante la noche, así que aquello sirvió como una
distracción; sin embargo, conforme avanzaba el tiempo todo se había
vuelto agotador.
Se levantó y por cortesía ofreció pagar por todos, pero Namjoon
desestimó la oferta; al final, se despidió de todos, dispuesto a
abandonar lo más pronto aquel restaurante.
— ¿Vamos? —El suave tirón de su ropa captó su atención; casi sin
pensarlo sonrió mientras negaba.
—Lo siento, hermosa, hoy paso —dijo despidiéndose de Jisoo y
dirigiéndose a su deportivo que lo esperaba fuera.
Agradeció a su sensatez al subir a su auto sin ninguna gota de
alcohol en su cuerpo y manejó lentamente por la ciudad, rodeando
parques y calles que rememoraban de su niñez. En un minuto, se
percató que nuevamente estaba en plena ciudad y que en la calle
siguiente se erigía el imponente Intercontinental. Tragó saliva al
notarlo, maldiciendo mentalmente por su idiotez.
¿En qué momento había conducido hasta allí?
Estás demente... Se dijo mientras llegaba y dejaba su auto al valet.
Minutos más tarde se encontraba nuevamente sentado en el Sky Bar
de aquella noche, con un vaso de whisky en su mano y con su
teléfono sobre la mesa.
Definitivamente estás demente, Jungkook.
4
—Señor Kim, lamentamos haber tenido que llamarle, pero...
—Está bien, de todos modos es mi trabajo resolver todos los
asuntos dentro del hotel—. Taehyung caminaba rápidamente
mientras terminaba de arreglar el botón de su manga, sonriendo
cordial al chico que lo acompañaba—. Pero no entiendo por qué no
pudiste llamar a la policía antes; nuestro trabajo no es cuidar
borrachos.
—Esto... Jefe... —el chico que lo acompañaba se incomodó, sin
saber cómo explicarle a su jefe la situación en la que se
encontraban—, la verdad…
Cuando estuvieron ya a metros, Taehyung podía escuchar las
carcajadas venir del bar y frunció el ceño. Era muy tarde y lo último
que había querido era volver de su casa para arreglar asuntos de
borrachos. No era primera vez que debía enfrentar una situación así,
pero eso no quitaba lo desagradable que se volvía tener que hacerlo.
—Me dijeron que pedía por mi presencia, estimado cliente—dijo
al entrar. Trató de disimular su sorpresa y manteniéndose impasible
a lo que veía, sonrió. Quiso pensar que sus ojos habían recibido la
señal de su cerebro, pero al parecer esto no había sido así.
— ¡Señor Gerente! —Aquellas palabras resonaron en todo el
lugar. Taehyung lo observó levantarse y trastabillar producto del
alcohol, pero evitó acercarse.
—El mismo...
—Esto... —la voz del pelinegro sonaba divertida y una sonrisa
adornaba su rostro. Estaba completamente ebrio y reía a ratos sin
dejar de mirar a Taehyung—, estoy orgulloso, TaeTae... Ah,
perdóneme, Señor Gerente… ¿Debiéramos celebrar con una copa?
—Creo que usted ya ha tenido suficientes copas por hoy, así que
por esta vez tendré que declinar su ofrecimiento—. Se volteó hacia
el cantinero del lugar, sonriéndole comprensivo ante su incomodidad
por lo que sucedía—. Llama un taxi.
—No, no... ¿No es esto un hotel? —Jungkook cuestionó con una
de sus cejas arqueadas—, quiero una habitación.
El castaño hizo una mueca y el cantinero esperaba con el teléfono
en la mano. Suspiró, alzando su mano para indicarle al otro hombre
que todo estaba bien. —Llévenlo a una habitación...
—Sí, señor.
Observó en su lugar hasta que Jungkook desapareció por el pasillo
del elevador y suspiró agotado, sintiendo su cuello anudarse por la
tensión. —Creo que necesito esa copa ahora.
~•~•~
La luz que entraba por el ventanal de la habitación le impedía
seguir durmiendo, pero necesitaba recuperar energía. Se revolvió en
la cama y buscó con su mano su teléfono sobre la mesa de noche. La
falta de éste lo hizo sentarse violentamente en la cama y abrió sus
ojos, analizando el lugar. La imagen del bar llegó a su mente; el bar
y Taehyung.
Hizo un chasquido con su lengua. Ya tendría tiempo de pensar en
eso, en este momento necesitaba urgente sus cosas. Miró el pequeño
reloj digital y maldijo; debía irse a trabajar y su ropa apestaba a
alcohol.
—Ah, qué molestia.
Se levantó y se dirigió al baño; si no tenía ropa limpia, al menos
su cuerpo debía estarlo. Se quitó la ropa y entró a la ducha con
esperanzas de que su resaca disminuyera; cuando el agua comenzó a
caer sobre su cuerpo se sintió recuperado y terminó gastando más
tiempo del necesario. Al salir, se cubrió con una bata a medio poner
y con una pequeña toalla comenzó a secar el exceso de agua de su
cabello que ahora caía sobre su rostro. En ese momento, tres suaves
golpes en la puerta lo interrumpieron.
Odiaba el servicio a la habitación sin haberlo pedido, pero su
educación le impidió ignorarlo. Caminó hasta la puerta y sostuvo
suavemente la manija con dudas.
¿Habían anunciado el servicio? No en verdad; abrió la puerta con
seriedad. —Lo lamento, no he pedido ningún servi... ¡Ah!
Jungkook abrió completamente la puerta por completo; frente a él
y vestido impecablemente, Taehyung lo observaba con su mejor cara
de gerente sosteniendo un traje negro y lo que reconoció como sus
pertenencias.
—Nuestra política es dar el mejor servicio—. Le extendió el traje
y el resto de las cosas, esperando que Jungkook lo recibiera, mas éste
simplemente se apartó para dejarlo entrar.
La orden tácita lo irritó. Y su enojo aumento contra sí mismo
cuando se vio parado dentro de la suite en la que había dejado a
Jungkook la noche anterior. Ya dentro, analizó el lugar; seguía tal
cual la noche anterior así que claramente el pelinegro sólo se había
dedicado a dormir.
Y a qué más... Se maldijo internamente por sentirse aliviado y ahí
se dio cuenta de la situación. Jungkook lo observaba fijamente,
todavía secando su cabello; contuvo la respiración unos segundos
cuando una gota cayó desde su flequillo hasta su pecho, deslizándose
hasta perderse dentro de la bata.
En qué momento de la vida Jeon Jungkook había conseguido que
sus músculos se marcaran de aquella forma. Injusto fue la primera
palabra que cruzó su mente. Al menos la primera a la que prestó
atención.
—Pensé que necesitarías esto.
—No quiero ser una molestia, cárgalo a mi cuenta, Taehyung.
Revoleó sus ojos. —Planeaba hacerlo de todos modos.
Jungkook rió y tomó el traje de las manos de Taehyung, su billetera
y teléfono, dejándolos sobre una pequeña mesa de cristal. —Creo que
causé algunos problemas anoche. Lo lamento.
—Así es —dijo con fastidio—, que el gerente tuviera que venir a
altas horas de la noche porque un preciado cliente está teniendo una
borrachera, no es común.
—Este hotel ha conseguido un buen elemento —dijo sonriendo y
acercándose al castaño, dejando una distancia prudente—, hablemos.
—No hay algo que hablar.
—De verdad lamento lo que sucedió en casa de Jin.
—Y yo de verdad lamento que lo único que has dicho desde que
volvimos a cruzarnos sean disculpas. Dios, no sé qué esperaba de
todos modos.
—No sé qué más decir.
Taehyung frunció el ceño. —En ese caso, no veo por qué razón
debiéramos hablar. Jungkook... Me alegra haber podido verte otra
vez, la verdad es así, pero yo...
Jungkook se acercó a él y por instinto, Taehyung se tensó. El
recuerdo de la otra noche seguía fresco en su memoria y perdió toda
la seguridad que tenía.
—Tranquilo, no haré algo más—. Taehyung relajó su cuerpo al
sentirse rodeado otra vez por los brazos del pelinegro y sin siquiera
darse cuenta, todo el dolor guardado salió en forma de lágrimas.
Jungkook sintió la húmeda calidez chocar contra su torso y mordió
su labio. En todo ese tiempo jamás se había detenido a pensar en
alguien más. Se había ido a Estados Unidos pensando en que, de esa
forma, Taehyung estaría mejor, pero ahora que lo tenía entre sus
brazos se daba cuenta del daño que tal vez le provocó.
"Creo que te amo." Recordaba esas palabras golpearlo como un
balde de agua fría y en vez de decir algo, había escuchado la risa
nerviosa de Taehyung hasta que la alegría que lo caracterizaba
desapareció por completo de su rostro.
Pero Jungkook ni siquiera ahí expresó algo; y ahora que lo
mantenía abrazado, se daba cuenta del error que cometió en ese
instante. Queriendo salvarlo del dolor había provocado algo peor y
recién ahora lo entendía.
Cuando Taehyung sintió que las lágrimas dejaron de brotar, se
mantuvo quieto en el mismo lugar, con su rostro hundido en
Jungkook y con la sensación de que en cualquier momento éste
desaparecería.
Aún recordaba el rostro de su hermano al intentar explicarle que el
pelinegro había decidido marcharse, y también podía sentir
vívidamente el vacío que se formó en su pecho. Pasó bastante tiempo
cuestionando las razones, pero al final había terminado por aceptarlo:
sus palabras habían detonado el "escape" de Jeon Jungkook.
Luego de eso había pasado otro lapso de tiempo en que ignorar lo
que sentía, había sido su elección hasta que un día sin darse cuenta,
el recuerdo del pelinegro no era más que un dato en el anecdotario de
su vida. O por lo menos eso pensó.
Encontrarse nuevamente con él implicó un desborde de intensidad
que no controlaba; tanto físico como emocional. Ya no era un niño y
al igual que su forma de ver las cosas cambiaba, la forma en que se
relacionaba con sus propias emociones también. Por supuesto que lo
quería, después de todo gran parte de sus momentos felices tenían
escrito su nombre en ellos, pero también estaba seguro que aquel
acercamiento a solas en el departamento de su hermano no tenía otra
explicación que la de ser una necesidad pasional. Una reacción a
estímulos.
Nunca tuvo dudas de su orientación sexual y por ende, tampoco
nunca tuvo muchos complejos en cuanto a parejas; el apoyo de su
hermano siempre fue clave también. Pero Jungkook distaba de todo
aquello. Sus sentimientos por el pelinegro siempre habían sido algo
diferente.
Soltó un suspiro.
—Debo seguir trabajando—murmuró para auto convencerse al
momento en que se deshacía de los brazos de Jungkook. No quería
enfrentarlo.
Jungkook lo observó con la sonrisa en su rostro y de forma
cariñosa deslizó el dorso de su mano por la mejilla del menor.
Como un hermano.
Jungkook se dijo a sí mismo. Sólo eso podía ser y no quería que
cambiara, ¿O sí? El pelinegro separó su mano al descubrirse
relamiendo sus labios y con ideas poco fraternales nuevamente;
Taehyung se sonrojó al darse cuenta de esto y retrocedió.
—Hyung —. Taehyung llamó intentando poner sus propios
pensamientos en orden.
— ¿Sí?
—Quise decirte esto hace mucho... Tenías razón, tal vez estaba
equivocado... —dijo el castaño, sintiendo la punzada en el pecho ante
sus propias palabras; realmente era un imbécil al negar sus
sentimientos por Jungkook, pero no encontraba otra salida.
—Creo que es lo mejor. No me arrepiento de haberme ido, te has
vuelto un hombre con todas sus letras, aunque tampoco creo que
encontrarte haya sido desafortunado.
— ¿Pero?
—No hay peros —se encogió de hombros.
—Mientes. Siempre hay un “pero”.
Jungkook rió con tristeza. —Tal vez...
—Pero, ¿Qué?
—Pero, Taehyung, lo que creas sentir por mí... Lo que dijiste que
sentías, no puedo darte lo que quieres.
Taehyung sintió su estómago revolverse y sobre la decepción que
se negaba a desaparecer, sintió algo más. Sus cejas se fruncieron en
un gesto de molestia. —No recuerdo haber pedido algo, ni ahora ni
nunca.
—No debes pedirlo, lo sé sólo al verte. Eres demasiado honesto.
—Lo que sea que creas que pido, te equivocas. No pido nada de ti,
y sí, tal vez sentí la otra noche la atracción física y reaccioné, fue sólo
eso. Yo sé, Jungkook, que te acuestas con cualquier mujer que te
guste y tal vez sólo quise aprovechar eso. Y de todos modos qué
mierda piensas que quiero de ti... —soltó todo tan rápido que incluso
Jungkook fue tomado por sorpresa—, dímelo, qué crees que espero
de ti.
—Amor.
Ouch... Taehyung lo maldijo internamente. Sin siquiera pedirlo
había sido rechazado y esta vez, a diferencia de seis años antes, con,
todas sus letras y directamente.
—No... No quiero amor.
Jungkook arqueó una de sus cejas, su rostro no demostraba
ninguna expresión. — ¿No?
—No —aseguró.
— ¿Qué quieres? —Preguntó el pelinegro acercándose a
Taehyung quien comenzó a retroceder automáticamente—, dime.
—Yo no...
—Dime Taehyung, qué buscas. ¿Sexo? —.El menor retrocedió
hasta que su espalda chocó contra la pared, tragó saliva ante la
situación—. Respóndeme. ¿Quieres que te folle? ¿Eso?
—S-Sí —su respuesta sonó débil, pero esto a Jungkook no le
importó, rompiendo toda distancia y aprisionando a Taehyung entre
la pared y su propio cuerpo; rozó su boca que ahora temblaba,
sintiendo el aliento del menor cosquilleando sobre sus labios—, sólo
sexo...
—Bien. Puedo concederte eso, TaeTae.
Y sin algo más que decir, tomó su labio inferior entre los suyos,
succionando y obligando a Taehyung a abrir su boca y darle paso a
su lengua, ávido de él. Sintió las manos del castaño recorrer su pecho
apartando la bata y delinear cada músculo, así que profundizó el beso,
presionándose contra él. Las manos hábiles de Jungkook se
deshicieron de la chaqueta de Taehyung, tirando de su corbata y
soltando uno a uno los botones de la camisa hasta que su torso quedó
completamente desnudo. Su boca voló a su cuello, succionando y
enrojeciendo cada lugar que tocaba; escuchaba la respiración de
Taehyung volverse irregular, reaccionando a cada estímulo.
Con brusquedad, se separó de él y lo tiró de uno de sus brazos,
arrastrándolo el corto tramo que los separaba de la cama. Lo tiró
sobre ésta y lo escuchó quejarse, mas simplemente se puso sobre él,
separando sus piernas para volver a tomar su boca con urgencia.
Taehyung jadeaba y cuando la mano del pelinegro presionó sus
pantalones al momento que su lengua profundizó su exploración, el
primer gemido escapó de su boca.
Para Jungkook esto fue suficiente y con excesiva habilidad
terminó de deshacerse del traje de Taehyung, dejándolo desnudo bajo
él. Sus ojos parecieron oscurecerse aún más por el deseo. Lamió sus
labios y con su mano se hizo del miembro de Taehyung, presionando
suavemente para comenzar a deslizarse por toda su longitud, ayudado
del propio fluido del castaño.
—Jung... —gimió, arqueando su espalda y estirando sus manos
para tomar al pelinegro por el cuello y buscar su boca, pero Jungkook
se separó lamiendo su lóbulo. Lo escuchaba gemir más fuerte con
cada roce y cuando las manos de Taehyung tiraron de su cabello para
acercarlo, su mente se desconectó por completo.
—Gírate —ordenó, dejando el miembro de Taehyung y tirando
ahora de uno de sus brazos.
Taehyung obedeció y apoyando sus antebrazos alzó sus caderas.
Jungkook se deshizo de su bata dejando a la vista su erección; se
lamió los labios y acercó uno de sus dedos a su boca, deslizando su
lengua y humedeciendo por largos segundos.
—No voy a detenerme —advirtió de forma ronca mientras
afirmaba a Taehyung con una de sus manos. Buscó con su dedo
humedecido la entrada del castaño y presionó lentamente contra la
resistencia que Taehyung producía inconscientemente. La voz del
castaño resonaba entre quejidos por el dolor, pero siguió hundiendo
y sacando rítmicamente su dedo—. Quédate quieto... —. Cuando el
segundo dedo se unió, Taehyung intentó separarse, pero poco a poco
el dolor se convertía en urgencia y las sensaciones comenzaron a
transformarse en placer.
Necesitaba ser penetrado por Jungkook de una vez, pero éste ahora
movía tres dedos, dilatando su cuerpo cada vez más. Cuando sintió
que ahora nada hacía contacto con su interior, gimió en protesta.
Jungkook se masturbó por un momento y contuvo un profundo
gemido; cuando su propio miembro estuvo humedecido con su
propio fluido preseminal, sostuvo a Taehyung de las caderas y con
su mano, se ayudó a posicionarse en su entrada.
Sin siquiera detenerse a pensar, embistió bruscamente contra el
cuerpo de Taehyung. Lo escuchó gritar, mezcla de dolor y placer y
sin soltar sus caderas siguió moviéndose dentro de él. Mordió su
labio inferior, extasiado ante la sensación de estar dentro de él y
embistió cada vez más profundo, aumentando el ritmo con el que se
movía.
—Jung... Jungkook...—lo escuchó gemir su nombre y no se
detuvo. El volumen de los gemidos aumentaba con cada penetración.
Sin dejar de moverse, una de sus manos buscó el miembro de
Taehyung y comenzó a masturbarlo al mismo ritmo de sus
embestidas. Su cuerpo chocaba contra el del menor, su voz
entremezclándose con sus propios jadeos lo estaba enloqueciendo—
, no... No aguanto más...
Taehyung rogó, pero Jungkook no se detuvo y en un par de
segundos, sintió una corriente recorrer su cuerpo. Gimió
violentamente ante el orgasmo que le sobrevino y sintió la mano de
Jungkook moverse ahora, dejando salir todo el fluido.
El pelinegro volvió a sostener a Taehyung por las caderas
ensuciando su suave piel y con un par de embestidas más, acabó
dentro de él. Cerró sus ojos unos segundos y luego, ágilmente se
separó de él dejando su propia estela caer por las piernas de
Taehyung. Se levantó y lo observó girarse sobre su costado, sudado
y sonrojado ante la actividad.
Jungkook se quedó ahí, sintiendo como el deseo volvía a
incrementarse al verlo sobre su cama. Lo vio morder su labio e
intentar recuperar el aire. Deseaba volver a sentirlo, poseer aquella
boca que ahora, inocente, estaba produciendo una lujuria que lo
sobrepasaba.
Tenía claro que era incapaz de darle amor, pero no era estúpido y
sabía que deseaba ese cuerpo.
—Sólo sexo… —Se recordó, tomando su bata y dirigiéndose al
baño.
5
—Taehyung, necesitas un auto—. Jimin suspiró, golpeando su
reloj para indicarle lo tarde que era para comenzar su día; encontraba
insólito que el gerente del hotel se movilizara caminando por todos
lados, sobretodo pudiendo hacer un gasto tan necesario como un
vehículo propio.
—Lo sé, pero antes necesito una licencia, ¿No? —Torció la boca,
porque aprender a manejar realmente nunca había estado en su lista
de prioridades.
Cuando entró a su oficina, su mejor amigo se levantó de su lugar
instantáneamente. En sus manos, sacudía lo que supuso eran los
informes contables del mes que recién pasaba. Con lo de la
remodelación del hall central, su atención se había fijado en que el
presupuesto designado no se escapara de las manos. Un hotel de lujo
no lograba ese estatus sin cuidar sus intereses.
—Con todo esto no hemos podido conversar, Taehyungie, tal vez
deberíamos ir a tomar algo y... —sus ojos se estrecharon aún más y
una sonrisa de burla adornó su rostro. Después de días sin ver a su
amigo y comunicarse con llamadas cordiales, ahora lo tenía frente a
frente y podía notar un pequeño detalle que sobresalía en su
apariencia pulcra de siempre—, Gerente Kim...
— ¿Eh?
—Su camisa no cubre aquello.
— ¿Aquello? —. Taehyung estaba confundido y el índice de su
amigo hizo el gesto de golpear su propio cuello, cerca de la línea de
la mandíbula.
Los ojos de Taehyung se abrieron tanto, que Jimin temió que
estuviera sufriendo algún ataque. Lo vio correr a su baño privado y
escuchó el grito ahogado antes de acercarse él mismo a donde su
amigo. Intentaba contener la risa, pero se le estaba haciendo difícil.
—Detalles, ahora —dijo observando a Taehyung, quien seguía
sorprendido por no haber notado aquella marca—, y por favor, no
vayas a dejarme con la curiosidad como el otro día...
—Mierda, me he paseado con este maldito chupetón por todo el
hotel...
—Taehyungie, dímelo.
El castaño se giró hacia Jimin y con su mano cubriendo su cuello,
dudo unos minutos. Tenía planeado contarle a su amigo,
eventualmente… Pero no se sentía preparado aún; un par de días atrás
había dejado todo su profesionalismo de lado y había hecho lo que, a
su juicio, era la estupidez más grande que pudo cometer.
La rabia y el enojo eran muy malos consejeros en realidad.
—Yo... Yo me acosté con alguien—. Jimin llevó su mano a la
boca, simulando un shock antes de soltar una carcajada que dejó a
Taehyung pasmado—, ¿De qué te ríes?
—Bueno, me parecía más extraña tu actitud de: quiero alguien que
me ame, pero me escapo cuando tengo que follar.
— ¡No es cierto!
—Taehyungie—, Jimin sujetó a su amigo por los hombros—,
estoy orgulloso de ti.
—Jimin, eres un imbécil en verdad—. Se quitó las manos de su
amigo y caminó molesto a su escritorio, abriendo las carpetas de
balances y moviendo sus pies, incómodo. Sin querer seguir con aquel
tema.
—Bueno, pude imaginar que si permitiste que alguien se acercara
lo suficiente para marcarte como de su propiedad, habías terminado
acostándote con aquel... Personaje misterioso —Jimin volvió a
hablar, porque no era eso lo que deseaba saber en realidad.
Taehyung seguía con la vista fija en sus informes, por supuesto
que no era como Jimin decía; por qué todos lo veían como una
persona que necesitaba amor de forma exacerbada y por qué...
¿Marcarme como su propiedad?
Este pensamiento lo paró en seco. No era posible, después de todo
él mismo se había encargado, sin quererlo en verdad, de que aquel
encuentro con Jungkook fuera algo netamente físico. No hubo
palabras de amor entremedio y tampoco caricias luego.
— ¿Por qué de su propiedad?
—Es un lugar visible, para qué más sería.
—No lo sé, ¿Calentura? ¿El fervor del momento?
Jimin rodó los ojos. —Taehyungie, ¿Lo conozco?
—No.
— ¿Lo conocías antes? Porque tú no eres de esos que intiman con
alguien así…
—Sí—. El rostro de Jimin se iluminó; recordaba vagamente sus
conversaciones de borrachera, esas donde su mejor amigo terminaba
balbuceando sobre alguien.
— "El amigo"
—No le digas así... Dudo que ahora sea un amigo, en verdad dudo
que alguna vez lo hayamos sido. Soy simplemente… Una persona
conocida.
— ¿Taehyung?
—Esa vez que preguntaste qué pasaba... Pasó que vi a alguien que
pensé que no iba a volver nunca más y sentí... —frunció el ceño,
intentando ordenar sus ideas—, sentí que daba igual cuánto tiempo
pasó, me quedé estancado en el momento en que Jin me dijo que él
se marchó. Me siento muy, muy decepcionado de mí mismo... Es
patético, ¿No?
—Pero si esta persona estuvo contigo así... Si te entregaste así, es
porque te importa y tú también a él. —Jimin dijo con excesivo
positivismo.
—Ése es el problema. "Sólo sexo"... Estaba molesto, así que me
dejé llevar y dije cosas que no sentía.
—Ah, Taehyungie, eres todo un ingenuo —Jimin suspiró—,
quieres decirme que te entregaste a este hombre que lleva años en tu
cabeza y por lo que veo, también en tu corazón, y fuiste tan estúpido
para hacerlo disque sólo por sexo... No, peor aún... ¡No le dijiste que
en todo este tiempo jamás te habías acostado con alguien!
—Cómo iba a decirle eso...
Si Jimin hubiese visto su propio rostro, su risa no hubiera tardado.
Estaba molesto y murmuraba cosas sobre la importancia de que la
primera vez de su amigo inocente y bueno, fuera con alguien que
mereciera todo lo que él podía entregar y no un hombre que al
parecer, se preocupaba más por él mismo que por lo que sucedía
alrededor.
—TaeTae, necesito con urgencia irme de esta oficina llena de
estupidez; creo que tu ingenuidad me está asfixiando.
Hizo un gesto dramático de molestia y abandonó a su amigo con
sus papeles, y aunque Taehyung podía comprender la reacción que
Jimin tuvo al enterarse, la verdad es que él no podía arrepentirse de
lo que sucedió con Jungkook.
—Pero... Fui feliz de todos modos ChimChim...
~•~•~
Cuando Seokjin entró en el edificio de Hive Constructions, sonrió
ampliamente. Era una, si no la mejor constructora de todo Corea y se
encontraba en expansión; entendía que si habían considerado a su
mejor amigo, era porque él era el mejor. Sonrió orgulloso por
Jungkook y se acercó a la recepción donde una chica luchaba con las
muchas luces que parpadeaban en el intercomunicador.
—Disculpe, Señorita—sonrió mientras se apoyaba casualmente en
el mesón—, la oficina de Jeon Jungkook, por favor.
— ¿Tiene una cita por agenda? —dijo sin mirar siquiera.
—No.
—Lo siento, el Señor Jeon no recibe a nadie sin una cita previa.
—Linda, podríamos hacer una excepción a las reglas, ¿No?
La recepcionista alzó la mirada dispuesta a refutar el intento de
coqueteo, pero quedó maravillada ante el apuesto hombre que estaba
frente a ella; Seokjin le guiñó el ojo, aprovechando de su apariencia
para conseguir lo que deseaba.
—Veré si el Señor Jeon puede recibirlo...—. Tomó el teléfono,
pero Seokjin lo cortó sin dejar de sonreírle.
— ¿Dónde? Será nuestro secreto.
—Piso veintitrés, última oficina por el pasillo.
—Perfecto preciosa, luego te veo —. Le mandó un beso y un guiño
antes de caminar hasta el ascensor con una sonrisa triunfante,
haciendo su camino hacia el lugar que la recepcionista le indicó,
entrando sin siquiera tocar en la oficina—. Hey, lindo lugar.
— ¿Cómo entraste?
—Gukkie, sabes lo persuasivo que son mis encantos —lanzó un
beso a su amigo, logrando sacar una carcajada.
—Te creo. Pensaba pasar por ti en un rato.
—Pues ya lo ves, estamos conectados —dijo de forma animada,
arqueando una de sus cejas—, vamos a beber, estoy sufriendo una
crisis existencial de proporciones. Y ya son las ocho y algo, estoy
seguro que tu jornada laboral terminó hace mucho, obsesivo.
Jungkook meditó unos segundos antes de asentir y levantarse.
Cinco minutos más tarde, bajaba junto a su amigo hasta la recepción;
lo vio guiñarle el ojo a la recepcionista de Hive y rodó los ojos,
Seokjin no era conocido por sus filtros y mientras fuera de su interés
para él, no importaba si era hombre o mujer. Quizá era sus similitudes
las que siempre los habían unido.
Seokjin había dicho que necesitaba beber, así que asumió que su
vehículo sería el elegido. Caminaban conversando de sus días y
riendo hasta que la figura de Jisoo llamó la atención de su amigo.
—Mierda... Creo que te esperan.
—Olvídalo, ya me comprometí contigo —. Jungkook sacó la
alarma de su deportivo mientras Jisoo sonreía y analizaba
exhaustivamente a Seokjin.
—Jungkookie, ¿No me presentas a la hermosa dama? —Seokjin
preguntó con una sonrisa apenas se encontraron frente a Jisoo.
—Las formalidades no son lo de Jeon Jungkook —. Jisoo estiró su
mano y Seokjin la besó suavemente, sin perder el contacto visual—.
Kim Jisoo. Un gusto.
—Kim Seokjin, una coincidencia interesante.
—Lo siento Jisoo, hoy salgo—, Jungkook interrumpió aquella
presentación, haciendo una seña a Seokjin para que terminara sus
juegos—, tal vez otro día.
—Ah, Jungkookie, no dejarás a Jisoo, ¿Puedo tutearte?, sola en
este lugar. Estás cordialmente invitada.
— ¿En serio? —Jisoo miró a Jungkook y sonrió, divertida ante la
forma en que la expresión del pelinegro cambió—, no creo que
Jungkookie esté de acuerdo.
—Como sea, sólo vámonos.
Sin saber por qué, terminó sentado en un bar de mala muerte donde
sólo consiguió whisky barato que no estaba siendo en absoluto de su
agrado. Seokjin y Jisoo conversaban de la vida y entre sus pausas,
ella aprovechaba de recorrer su muslo con sus dedos de manera
sugestiva. Después de un rato, aquel juego lo tenía cansado y el
ambiente aquel no era el que hubiese elegido para ese tipo de
coqueteo.
—Ya vengo —dijo levantándose bajo la atenta mirada de Jisoo.
Caminó hasta fuera del bar, necesitaba aire limpio y no el viciado
que se acumulaba en aquel bar. Se apoyó en la pared y cerró sus ojos;
se sentía extraño, en cualquier otro momento los coqueteos de Jisoo
lo hubiesen tenido cogiéndola en el baño sin preocuparse de algo
más, pero ahora sólo había pensado lo burdo que se sentían sus
intentos.
No como él. Se repetía en su mente una y otra vez, recreando cada
movimiento, cada roce y cada gemido en esa habitación de hotel.
¿Estaba mal? No lo sabía, sólo tenía claro que Taehyung, sólo por
respirar el mismo, aire provocaba que algo en él se descontrolara.
Relamió sus labios al recordar sus palabras; había dicho que no
buscaba algo emocional y con eso había sacado la culpa de, en
apariencia, sólo desear su cuerpo. Porque eso era lo que Jungkook
seguía repitiéndose mientras sentía que su cuerpo reaccionaba al
simple recuerdo de Taehyung siendo sometido bajo sus manos.
Su teléfono vibró y lo sacó de sus recuerdos, aunque quizá debía
agradecerlo pese a la decepción de tener que volver a enfocarse, pero
aun así sacó su móvil.
—Pero qué mierda... —observó el teléfono en su mano. En
apariencia era el suyo, pero la imagen de Super Mario en el fondo de
pantalla, dejaba claro que ése no era su teléfono. Pensó en entrar,
pero vio el nombre en la notificación del mensaje y se detuvo:
TaeTae; deslizó el dedo y la pantalla numérica le pidió el pin de
desbloqueo. Tecleó rápido aquella fecha y sonrió con burla cuando
la numeración del cumpleaños de Seokjin, le permitió entrar en el
teléfono—, maldito ególatra.
Cuando la pantalla se desbloqueó, abrió el mensaje sin una pizca
de culpa.

TaeTae
Hyung, voy cargadísimo, búscame en el hotel, porfa~

Sonrió y sin dudarlo caminó hasta su auto, pues podía imaginar


perfectamente al menor. Ya Seokjin podría encontrar un taxi y Jisoo
seguramente lo disculparía también.
Encendió el deportivo y como si fuese algo de vida o muerte, llegó
al Intercontinental en tiempo récord. Al llegar, vio a Taehyung
esperando con una cantidad impresionante de carpetas en sus brazos;
sonrió al verlo y una sensación de ternura lo invadió. Estacionó el
auto y se dispuso a caminar hasta él para ayudarlo, pero paró en seco
antes de alcanzarlo; Taehyung se había girado con una gran sonrisa
a recibir a un hombre que le devolvía el gesto y le tomaba parte de su
carga.
Estaba molesto, pero siguió caminando hasta él y con uno de sus
dedos soltó uno de los botones de su camisa, irritado. Cuando llegó
a ellos, el otro hombre que sonreía ampliamente, lo miró, cambiando
su expresión. Sus ojos se estrecharon y en ese momento, Taehyung
se volteó, ahogando un grito de sorpresa.
— ¿Qué haces aquí? —Preguntó, pasando sus ojos entre Jimin y
Jungkook, incómodo.
— ¿Y éste? —Jimin preguntó sin ningún tapujo, logrando que la
irritación de Jungkook aumentara—, ¿Te ayudamos en algo amigo?
Jungkook lo observó fríamente para ignorarlo; luego sacó el móvil
y le mostró el mensaje a Taehyung.
—Pero si lo envié a Jin, qué haces acá...
—Jin estaba ocupado.
—Debió decirme, pude tomar un taxi.
—Hey, hey... ¿Y éste quién es, Taehyungie? —Jungkook sintió
uno de sus ojos temblar ligeramente ante tanta familiaridad.
—Éste es Jeon Jungkook —el pelinegro se presentó, irritado,
intentando mantener la calma—, me imagino que trabajas con
Taehyung; gracias, pero ya puedes marcharte—, Jungkook tomó los
papeles que Jimin sostenía de forma brusca y sin quitarle los ojos,
esperando poder salir de ese sitio de una jodida vez.
—Hey, amigo, no parece que Tae quiera marcharse, creo que
tomaremos un taxi.
—Escucha amigo, no te metas.
Taehyung se mantenía en silencio; era una situación incómoda y
la discusión entre Jimin y Jungkook se estaba volviendo foco de
atención entre las personas que pasaban.
—Tomaré un taxi, gracias —dijo por fin—, puedes avisarle a Jin.
—Kim Taehyung, no dejaré que te vayas en un taxi con esta
cantidad de papeles, nos vamos—. Jungkook ordenó.
—Pero qué irritante, si ya dijo que se iría en taxi, vete de una vez,
hombre—. Jimin alzó la voz y se puso frente a Taehyung. El tal
Jungkook le había caído como patada en los testículos y ni aunque le
pagaran, iba a dejar a su amigo irse con él. Su actitud pasivo agresiva
lo había hecho sentir en demasía enojado.
Jungkook en cambio había optado por ignorarlo, o al menos eso
intentaba, porque las ganas de romperle la cara se hacían cada vez
más grandes.
¿Por qué trataba a Taehyung como si fuera de su propiedad? ¿Qué
rayos se pensaba? ¿Y por qué le molestaba tanto la íntima cercanía
que ambos irradiaban? Jungkook maldijo internamente. Por su parte,
Taehyung pasaba de la incomodidad a la vergüenza.
—Lo lamento, ni siquiera sé tu nombre así que lo que diré sonará
algo rudo... Pero por qué no te metes en tu puta vida y te largas —
dijo a Jimin—, Taehyung, nos vamos—, la voz de Jungkook sonó
furiosa y ambos, Jimin y Taehyung quedaron en silencio,
observándolo.
Casi de forma automática, el pelinegro se giró y comenzó a
caminar hasta su auto. Taehyung miró a su amigo con expresión de
disculpa y bufó antes de salir disparado tras Jungkook. Cuando
guardó los papeles en el auto, se subió en el asiento del copiloto. El
pelinegro lo esperaba golpeando el volante del auto con impaciencia.
— ¿Y ése quién era?
—Chimchim.
— ¿Chimchim? Me estás jodiendo...
—No, no te estoy jodiendo —rodó sus ojos con fastidio por la
actitud del mayor.
— ¿Y pensabas irte con él? —siguió con sus preguntas, sintiendo
el enojo ir en aumento; manejaba demasiado rápido y Taehyung
inconscientemente se sujetaba del asiento—, es un imbécil.
—No, Jimin es mi amigo... Qué mierda te pasa...—Taehyung dijo
molesto—, vas muy rápido.
Jungkook lo miró de reojo, pero lo ignoró. Taehyung tenía razón,
no sabía qué le pasaba y esto lo molestaba aún más. Suspiró,
disminuyendo la velocidad hasta que vio al castaño suspirar aliviado.
—Te veías feliz—. Al decir esto, el pelinegro se sorprendió de sí
mismo; que estuviera feliz no era algo malo, por qué le molestaba.
—Él me hace feliz. No pienso en cosas malas con él y me alegra,
cuál es el problema con eso.
Cuando llegaron al apartamento, Jungkook se bajó y tomó todas
las cosas esperando por Taehyung. El castaño comprendió la orden y
avanzó delante de él indicándole el camino hasta su propio hogar. Ya
dentro, vio como Jungkook depositaba los papeles sobre su mesa y
comenzaba a recorrer todo el lugar.
Se sintió avergonzado. Su hogar no era muy grande, sólo tenía una
habitación y un pequeño baño. El living era una sala compartida con
el comedor. A pesar de que sus muebles eran elegantes, nunca había
gastado más de lo necesario.
—Supongo que no es... Lo que te imaginas del gerente del
Intercontinental—. Jungkook caminó hasta el sofá y se sentó sin ser
invitado, con sus ojos fijos en el menor.
—No llevo mucho en ese puesto.
—Es una broma, TaeTae, me gusta esto, es como tú.
Taehyung se sentó junto a él, dudando un momento. — ¿Simple?
—No, acogedor—. Jungkook se giró y lo observó, sonriendo con
honestidad—. Estoy molesto en verdad.
— ¿Por la discusión con Chimchim?
La sonrisa de Jungkook desapareció y la sensación de molestia
volvió a aparecer. Taehyung esperaba su respuesta con expectación;
sus labios entreabiertos y con expresión de genuina curiosidad, sin
embargo Jungkook sólo podía recordar aquella radiante sonrisa en su
rostro y lo más importante; el motivo de ésta sonrisa no era él.
Estaban tan cerca, que Taehyung podía sentir el aroma del perfume
golpearlo. Era sutil, mas destacaba ante otros olores. Tragó saliva.
El pelinegro no le quitaba los ojos de encima y él seguía esperando
la respuesta a su pregunta.
Sabía que estaba molesto, su sonrisa había desaparecido, pero no
entendía muy bien la razón. Se removió en el sofá incómodo, porque
la presencia de Jungkook siempre había causado ese efecto en él,
incluso ahora después de todos esos años.
— ¿Quieres beber algo?
—No.
Genial, ahí va mi oportunidad de salir del sofá. Pensó Taehyung,
intentando no sentirse intimidado. Desde ese día no había hablado
con Jungkook, ni siquiera se habían cruzado y ahora por motivos que
desconocía, en vez de tener a Seokjin, lo tenía a él a su lado.
Solos.
Se sonrojó al recordar y esto captó la atención de Jungkook.
—Estoy irritado Taehyung.
—Ya lo dijiste —dijo aún sonrojado.
—Y si te sonrojas me haces desearte.
Santa mierda, él dijo, ¿Qué? Taehyung parpadeó. El pelinegro se
acercó a él y el menor dio un salto hacia atrás.
—Tienes razón, debería irme—. Jungkook seguía serio, pero Tae
en ese momento sostuvo el brazo de Jungkook y evitó que se
levantara, mordió su labio dándose ánimo para continuar, sin querer
demostrar su nerviosismo.
—Si te vas ahora... —murmuró, no convencido de lo que diría—,
si te vas ahora, ¿Irás a ver a alguien más?
— ¿Si me voy ahora llamarás a ese imbécil que te hace feliz?
—Por qué hablas de Chim... Espera, qué tiene que ver él acá.
—Te lo dije. Estoy molesto—. Jungkook volvió a acercarse, pero
esta vez el castaño se mantuvo en su lugar; lo sostuvo por el cuello y
enredó sus dedos en su cabello, obligando a Taehyung a mantenerse
frente a él; el suave tirón hizo que el castaño dejara escapar un débil
jadeo—. Me lo estás haciendo difícil TaeTae, muy difícil.
—El qué...
—El sacarte de mi cabeza.
Y sin más palabras, aprisionó la boca de Taehyung con la suya,
introduciendo su lengua y enredándola con la de él, produciendo
húmedos sonidos mientras aumentaba la profundidad. Taehyung
intentaba separarse en busca de aire, pero Jungkook no se lo permitía.
La lengua de Jungkook se movía con destreza en su boca, como en
un baile con la suya y no dejando lugar sin explorar. Ciertamente era
experimentado y sólo con aquel beso, su cuerpo había reaccionado;
lo necesitaba con vehemencia. Estaba abandonándose a aquel beso
cuando su teléfono comenzó a sonar; Jungkook se separó y antes de
dejarlo levantarse a coger el móvil, succionó su labio arrancando otro
gemido.
Taehyung miró el teléfono y contestó, intentando respirar
normalmente.
—Hola... —Musitó, viendo a Jungkook por un instante—, Sí…
No, no te preocupes—, suspiró, sintiéndose demasiado observado
por el pelinegro—, nos vemos, ¿Sí?
Jungkook alzó una ceja; había sido una conversación extraña. Se
movió ligeramente y cerró sus ojos para enfocarse, su pantalón lo
estaba matando y Taehyung parecía no tener demasiada prisa.
— ¿Jin? —Preguntó, levantándose y evidenciando el bulto que
gracias a ese beso había aparecido en su ropa.
—Jimin.
—Grandísima puta...
Antes que Taehyung pudiera siquiera responder ante las palabras
de Jungkook, se encontró a sí mismo siempre inclinado sobre la mesa
y con su cabello siendo jalado con violencia. Sintió el cuerpo de
Jungkook apegarse y sintió la presión en su trasero. Gimió cuando el
pelinegro embistió nuevamente mientras se encargaba con una
facilidad perturbadora de bajar pantalones y ropa interior.
Taehyung estaba semi desnudo, la ropa había caído a sus pies y
quiso protestar, pero la mano del pelinegro se apretó en su miembro
haciéndolo gemir. Jungkook comenzó a masturbarlo allí contra la
mesa y sus manos buscaron apoyo ante la debilidad que embargó su
cuerpo. Sintió la lengua de Jungkook mojar su lóbulo y comenzar a
succionar de él aumentando la sensación de placer; quería decir algo,
pero sus palabras eran reemplazadas por gemidos y jadeos mientras
con movimientos suaves buscaba que sus caderas se rozaran contra
la erección de Jungkook.
El pelinegro volvió a empujarlo, pero esta vez con sus dedos, se
encargó de prepararlo; Taehyung gimió aún más cuando sintió que
Jungkook introducía ya tres de sus dedos intercalando los ritmos y
presionando por dentro aumentando contra su próstata, su necesidad
de ser penetrado.
Jungkook tomó uno de los brazos de Taehyung y lo dobló contra
su espalda para darse apoyo y sin aviso, embistió ahora con su
miembro, penetrándolo con profundidad. El castaño contuvo el
gemido de dolor, pero con cada estocada del mayor, la angustia de
la penetración iba siendo reemplazada por reacciones de placer.
Mordía su labio y lo lamía intentando controlarse, arqueó su
espalda buscando más profundidad y con la única mano que
Jungkook le dejaba, libre comenzó a masturbarse.
—No... Sube esa mano... —ordenó Jungkook entre profundos
jadeos; quiso protestar, pero su cabeza estaba nublada de placer así
que obedeció. Jungkook entonces soltó su brazo.
—Por qué... Por qué paras... —. Taehyung intentó girarse, pero
Jungkook lo obligó a apoyar sus manos contra la mesa.
—Voy a follarte duro —. Jungkook relamió sus labios y cumplió
su amenaza, comenzando a embestir con fuerza y violencia el cuerpo
de Taehyung; cada vez que hundía su miembro en él, hacía que el
cuerpo del castaño se estremeciera y que su propia lujuria aumentara.
Escucharlo pedir más lo estaba enloqueciendo y claro que podía darle
más.
—Jungkook... —intentó hablar, pero nuevamente el pelinegro se
separó de él y con brusquedad lo llevó al sofá. Sus piernas no
respondían y cayó pesadamente. No entendía muy bien qué sucedía
y menos entendió cuando el pelinegro separó sus piernas y llevó su
boca entre éstas. Gimió al sentir la lengua de Jungkook usar la misma
habilidad sobre la punta de su miembro y sus labios succionar. Lo
introdujo por completó en su boca, aumentando el ritmo—. No doy
más... detente... —pidió, pero Jungkook no escuchaba y seguía en su
tarea. Sintió el calor recorrer su cuerpo y levantó sus caderas al
momento en que con una última succión, expulsaba todo en la boca
del pelinegro —Lo... Lo siento...
Intentó hablar, pero Jungkook parecía en trance. Tragó sin quejas
y sostuvo las piernas de Taehyung contra sus hombros, éste lo
observaba gimiendo aún y otra vez, sin aviso, lo penetró una y otra
vez. Las manos del castaño buscaron apoyo en el sofá hasta que
Jungkook hundió una última vez su miembro en él, estremeciéndose
y gimiendo profundamente.
Jungkook lo observaba fijamente, cubierto de sudor con su camisa
pegada a su torso tonificado y su lengua paseándose por sus labios al
ver a Taehyung allí, casi indefenso.
—Jungkook... —dijo en un débil gemido; deseaba más, su cuerpo
seguía exigiéndolo como si de esa forma pudiese compensar sus
emociones—, te necesito...
—Mierda, TaeTae...
—No me hagas repetirlo —dijo desviando la mirada, molesto y
avergonzado de su propia actitud.
—Mírame —ordenó y Taehyung se sintió doblegar, aquella voz lo
volvía loco—, mírame y repítelo.
—Yo... Te necesito en mí, dentro de mí.
Jungkook cerró sus ojos respirando profundamente. Su cabeza le
ordenaba a gritos detenerse, recordándole lo mal y equivocado que
eso era, pero eliminó aquellos pensamientos; podía mentirse, pero en
ese momento lo único que deseaba era volver a penetrarlo una y otra
vez, sin descanso. Equivocado o no, no iba a detenerse. Al menos no
esa noche.
~•~•~
Jungkook se removió en la cama ante el cambio de temperatura.
Tanteó con su brazo antes de abrir los ojos y quedarse quieto unos
minutos; una sonrisa burlesca cruzó su rostro. Generalmente, era él
quien se iba a mitad de la noche dejando a una bella mujer sola.
Se sacudió el cabello y se sentó en la cama, buscó alrededor y vio
que su ropa estaba pulcramente doblada a los pies de la cama; se puso
los pantalones y caminó por el corto pasillo que llevaba a la sala.
Sus ojos volaron a la altura del suelo para luego mirar su reloj y
suspiró, 4.52 AM. Se acercó a Taehyung, quien estaba sentado en el
suelo entre varias carpetas y con una taza de café que, sospechó, se
encontraba frío.
Se paró a su lado, pero el castaño lo ignoró completamente, algo
en su orgullo se removió por la falta de atención. Dios, estaba
actuando como un imbécil…
—Buenos días —dijo con calma, arqueando una ceja al no recibir
siquiera una mirada.
—Ajá.
— ¿Trabajando a esta hora?
—Llevó un par de horas ya, casi termino. Ve a dormir.
— ¿Dormir? —Jungkook rió, logrando esta vez que Taehyung lo
observara. Sus ojos subieron lentamente, desde sus piernas hasta su
pecho que estaba sin cubrir. Sus músculos se acentuaban cada vez
que el pecho del pelinegro se levantaba con la respiración y sus
brazos estaban cruzados despreocupados, marcando cada centímetro.
Cuando llegó a su cuello, tragó saliva al notar la marcada mandíbula
de Jungkook. Maldijo internamente su debilidad cuando descubrió
que el pelinegro sonreía con burla ante su inspección.
—No pensé que madrugaras.
—No duermo mucho, Jungkook. El hotel es gran parte de mi vida.
—Esta es la primera vez que me dejan solo en una cama —bromeó
ante la situación.
—Bienvenido al mundo de las primeras veces... —Susurró, pero
sus palabras terminaron de forma abrupta al ver la atenta mirada de
Jungkook.
— ¿Qué?
—Que... Nunca es malo... Expermentar una primera vez... Creo...
—Taehyung —Jungkook estaba serio, su rostro pálido y sepulcral
ante el pensamiento que cruzó su mente—, ¿Te habías acostado con
alguien antes?
— ¿Es broma? —Taehyung rió, intentando parecer despreocupado
aunque dudaba que estuviera funcionando—, ¿Por qué pensarías
que...? Claro que sí —rió con incomodidad—, en seis años conocí
varias personas y...
—Detente—. Jungkook levantó uno de sus dedos para silenciarlo,
por alguna extraña razón, no deseaba escuchar el historial sexual de
su acompañante, mucho menos después de haber degustado de su
cuerpo más de una vez esa noche.
Taehyung bebió de un sorbo el café, pero lo escupió asqueado ante
su temperatura. Miró a Jungkook y dudó sobre lo que diría después.
—Debo llevar esto al hotel.
—Dúchate y alístate, te llevo.
—Pero tú...
—Lo siento TaeTae, no suelo extender mis visitas sexuales.
Claro, sólo es sexo para él. Taehyung pensó mientras comenzaba
a reunir los papeles en una sola torre. Estiró uno de sus brazos y
Jungkook sonrió mientras tomaba su mano y alzaba al castaño,
quedando a unos centímetros. Se estaba volviendo una placentera
costumbre el tener esa cercanía con Taehyung.
—G-Gracias.
— ¿Por qué? —Una de sus comisuras se alzó.
—Imbécil —Odiaba esa costumbre del pelinegro de tergiversar
todo a su conveniencia.
Luego de un rato; Taehyung salió vestido y perfumado. Su cabello
aún húmedo por la ducha caía con gracia sobre su frente. Se mordió
el labio al ver a Jungkook vestido también y se cuestionó la justicia
del mundo al descubrir que él, incluso sin una ducha, seguía luciendo
demasiado atractivo.
Cuando se vio nuevamente en el lujoso deportivo camino a su
hotel, quiso que el silencio que los rodeaba no fuera tan incómodo,
por lo menos él se sentía devorado por el tenso ambiente. Presionó
sus dedos sobre sus rodillas antes de hablar.
— ¿Radio? —Ah, qué infantil había sonado aquello, la mirada
curiosa y divertida del pelinegro lo confirmaba. Sus largos dedos
recorrieron el panel hasta que el sonido comenzó a llenar el interior.
Maldito bastardo millonario.
Realmente sonaba bien, música pegajosa y... Por qué sólo yo estoy
enamorado...
—Mierda... —murmuró al escuchar la letra de la canción que
sonaba como burlándose de él.
—Linda letra —Jungkook bromeó mientras comenzó a golpear sus
dedos siguiendo los acordes—, I need you girl... Interesante.
El resto del viaje fue una tortura. Escuchar aquella canción por
completo y las que siguieron, no ayudó a Taehyung a dejar de pensar
en sus sentimientos. El universo parecía conspirar en su contra hasta
que llegaron al hotel.
—Dobla acá, vamos al subterráneo. Tengo un espacio designado
para mí que Jimin... —Se calló al ver los ojos del pelinegro
entrecerrarse. Minutos después, el deportivo estaba en la plaza con la
pequeña placa que indicaba Kim Taehyung, CEO.
Jungkook le entregó la pila de papeles y lo observó unos segundos.
Taehyung sonrió y estuvo listo para despedirse. —TaeTae...
—No me digas así, no... —pero sus palabras fueron acalladas por
la boca de Jungkook quien lo besó lentamente por un instante—, ¿Y
eso?
—Estoy molesto —dijo antes de volver al asiento del conductor y
encender el deportivo. Últimamente le estaba costando controlar su
carácter con Taehyung alrededor y quizá podía volverse un
problema.
6
—Por alguna razón que desconozco, Jeon Jungkook, me
abandonaste con tu amigo en ese bar de mala muerte.
Jungkook soltó un profundo suspiro ante la voz de Jisoo, que
sonaba mucho más aguda que hace unos días.
Irritante.
— ¿Me estás escuchando al menos?
—Jisoo, tuve un asunto urgente y Jin es bastante confiable.
—Pero no eres tú.
—Supongo que esperabas que termináramos en algún hotel—. Su
voz sonaba irritada y no medía la forma en que sus palabras salían,
pero en verdad no estaba de humor.
—No, pensé que al menos tendrías la sutileza de llevarme a mi
apartamento y sí, pensé que tal vez podríamos pasar tiempo a solas
luego de eso.
Jungkook suspiró. Realmente no quería gastar más tiempo de
trabajo en enredos sentimentales. —Jisoo, tal vez hoy podríamos
beber algo.
—Eso está bien, me gustó ese hotel.
Antes que Jungkook pudiera decir algo, Jisoo abandonó su oficina
dejándolo confundido.
¿Sería ético ir a coger con ella en el hotel de Taehyung?
Entonces en su lucha psicológica entre lo correcto e incorrecto,
decidió que en verdad nunca había prometido nada a Taehyung,
guardar reservas por un revolcón no era lo que él acostumbraba y no
cambiaría su forma de ser porque se hubiese acostado.
Suspiró, recordando el intercambio de teléfonos.
—Jin, almuerzo a las dos donde siempre —habló apenas la
llamada a su propio teléfono conectó; sus cejas de juntaron al ver su
nombre grabado como Kookie con demasiados corazones para una
persona normal; pero luego recordó que su amigo distaba mucho de
ser normal.
Había decidido salir nuevamente con Jisoo, pero necesitaba
recuperar su móvil antes. Se sorprendió que al llegar, Seokjin ya
estuviera sentado en la mesa de siempre.
—Ya ordené —dijo saludando a su amigo con un ademán de
cabeza.
—Gracias.
— ¿Y? Dónde están mis flores de disculpas.
—Para qué querría una flor tener otra—. Jungkook vio el rostro de
su amigo iluminarse ante su comentario; lo conocía perfectamente y
sabía que podía zafar de un problema con las palabras precisas—.
Toma.
Extendió su teléfono y tomó el que Seokjin le entregaba; por
supuesto que todas sus notificaciones estaban intactas pues su amigo
no sabía su clave y no pudo evitar centrar su mirada en la pantalla del
móvil cuando escuchó la comprensión de su mejor amigo salir en
modo de grito.
— ¡Revisaste mi teléfono! —dijo en tono acusatorio—, ¡Mi pobre
TaeTae necesitaba de mí!
—No de ti, sólo un aventón.
— ¡Y yo no estuve allí! ¡Soy el peor! —Seokjin dijo dejando caer
su cabeza sobre la mesa; repentinamente se levantó y miró fijo a
Jungkook, frunciendo el ceño—, ¿Fuiste?
El pelinegro dudó. —Necesitaba tu ayuda y tú no estabas
disponible, Taehyung es... Es como mi familia.
— "Como mi familia" —Seokjin remedó con curiosidad—,
¿Debería volver a preguntar lo de nuestra conversación anterior?
— ¿Por qué asumirías eso?
—Porque, Jungkookie, si tuviera que definirte en una palabra sería
promiscuo.
— ¿Y eso tú me lo estás diciendo?
—Jungkook, el problema no es que te guste el sexo en demasía,
sino que te gusta el sexo en demasía con mujeres—. Seokjin comenzó
su discurso, alzando un dedo para callar cualquier respuesta—. Y mi
hermano, como podrás darte cuenta, no entra en esa categoría. ¿Me
molesta que a él sí le gusten los hombres? Por supuesto que no, pero...
Si tú decides cogerte a mi TaeTae por lástima, entonces eso sí sería
muy, muy molesto.
—Y quién dijo que fue lástima... —Se arrepintió en el mismo
instante en que esas palabras escaparon de su boca; había caído en la
treta de Seokjin para sacar información como un imbécil.
—Hijo de puta... ¡Te tiraste a mi hermano!
—Guarda silencio—. Jungkook observó como todo el lugar dirigía
su atención a ellos.
—Seguro, déjame pedir algo para celebrar que entre mis amigos,
el más mujeriego y promiscuo se cogió a mi TaeTae...
—Jin, basta, baja la voz.
— ¿Te gusta?
— ¿Qué?
—Que si te gusta, lo quieres, algo... Porque créeme que no
entiendo.
Jungkook se quedó helado. El punto de sexo sin compromiso había
llegado como un bálsamo a sus confusiones, ayudando a que dejara
de pensar en todo. Se había dicho que sólo era algo físico pero nunca
pensó más allá.
¿Taehyung le gustaba? No especialmente, después de todo
Jungkook en verdad gustaba de las mujeres y eso siempre había sido
de esa forma. Lo que lo atraía a Taehyung estaba fuera de lógica y
eso lo confundía.
Taehyung simplemente era Taehyung, no era específicamente su
físico o su cuerpo lo que hacía que terminara deseándolo
salvajemente cada vez que se encontraban, pero entonces… ¿Qué
era?
—Estás jugando, Jungkookie.
—Pensé que dijiste que no te entrometerías.
—Sí, porque pensé que toda esa mierda de la confusión impedía
que pusieras tus promiscuas manos sobre mi hermanito.
—Deja de hablar de él como si fuera un pobre niño indefenso.
—Es un niño indefenso frente a ti y tú te aprovechas de eso—. Se
sintió molesto ante esto, no se estaba aprovechando si el mismo
Taehyung había dicho que sólo quería probarlo, ¿O sí?
—Si te deja más tranquilo, no se repetirá.
—Dios, Jungkook, claro que no me deja tranquilo… Pero si dices
que no va a repetirse, voy a confiar en ti —Seokjin suspiró agotado,
pero su sonrisa volvió cuando los platos llegaron a la mesa—, ahora
escúchame, anoche no pudimos hablarlo, pero quería tu consejo.
—Desde cuándo...
—Cállate y escucha. Yoongi tiene este amigo que bueno, no es
precisamente su amigo.
—Fóllalo —dijo llevando un trozo de carne a su boca ante la
atónita mirada de Seokjin—, ¿Qué? Querías mi consejo; el único
consejo que conseguirás de este promiscuo, será sexual.
—Gran amigo.
— ¿Cuál es el problema? No es como si no te acostaras con todo
lo que se mueva tampoco.
—Pero él es distinto —musitó con tristeza —Es...
— ¿Puro y casto?
—No, es demasiado lindo.
Jungkook soltó una carcajada. — ¿Es lindo?
—Ya sabes, dan ganas de presentarlo a la familia.
—Wow... En mi mundo eso se llama tenerte agarrado de allí abajo.
—Tu mundo es un lugar oscuro y horrendo, Gukkie.
Ambos rieron ante esto, logrando distender el ambiente. El
almuerzo con Seokjin había resultado bastante ameno y durante lo
que duró, se olvidó por completo de sus problemas; escucharlo hablar
de su enamoramiento fulminante era un relajo así que se sintió algo
apenado cuando tuvo que volver a su rutina. Sabía que Jisoo esperaba
con ansias lo de la noche, él no estaba muy seguro de ello.
Su mejor amigo había terminado abrazándolo y diciéndole lo
mucho que había extrañado esas charlas durante el tiempo en que
estuvo fuera de Corea y Jungkook no pudo negar que en el fondo,
esto era parte de su vida y también lo había extrañado.
Lamentablemente, tampoco pudo negar que parte de esos
sentimientos de añoranza iban dirigidos hacia el menor de los Kim.
~•~•~
Jungkook observaba su reloj con impaciencia, Jisoo llevaba cerca
de quince minutos en el baño y estar allí sentado en el hall central del
Intercontinental lo tenía estresado. Por una razón estúpida, había
decidido darle en el gusto a la mujer llevándola nuevamente allí y
ahora tenía ésta molesta sensación de estar irrumpiendo en trincheras
enemigas.
—Hey, Jeon Jungkook —se volteó molesto ante la voz que lo
llamaba, frente a él se encontraba aquel molesto tipo amigo de
Taehyung, observándolo con su irritante sonrisa.
— ¿Te conozco? —Preguntó con fastidio.
—Claro, amigo... Estaba con Taehyungie anoche.
—Ah, ya veo... —Jungkook se levantó, quedando frente a él—, ¿Y
qué haces ahora? No veo a Taehyung por acá para que estés
molestándome.
—Lo mismo digo, no veo a mi TaeTae como para que andes por
estos lados.
La boca de Jungkook se cerró en una línea de molestia al escuchar
a aquel tipo llamar a Taehyung así.
— ¿Jungkook?
Ambos se voltearon al escuchar a Taehyung, quien los observaba
confundido. Vio la sonrisa de Jimin y entendió que éste sólo estaba
divirtiéndose, en cambio Jungkook parecía al borde de un ataque.
—TaeTae, al parecer tu amigo vino a verte y no supo dónde
encontrarte.
— ¡Pero qué interesante reunión de caballeros! —La voz de Jisoo
sacó a Jungkook de su estado de molestia hacia Jimin, pues de todos
los momentos en que ella pudo volver, había escogido precisamente
cuando Taehyung estuviera presente. Tenía una suerte de mierda, se
dijo a sí mismo en el momento en que Jisoo enredó sus dedos en su
brazo con una amplia sonrisa.
—Oh, Taehyung, supongo que fue mi error y Jeon Jungkook no te
buscaba a ti—. Jimin dijo sonriendo, realmente lo divertía la actitud
de molestia del pelinegro; en cambio Taehyung, había adoptado una
seriedad que calaba mientras observaba a la pareja fijamente.
Sentía ganas de vomitar allí mismo; cada latido de su corazón
parecía retumbar dolorosamente en su pecho.
— ¿Se conocen? —la mujer preguntó sorprendida al reconocer al
joven gerente de su visita anterior; miró extrañada, Jungkook no
había dicho nada aquella vez—, ¿Jungkook?
—Jisoo —Jungkook habló al fin—, él es Kim Taehyung. Hermano
de uno de mis amigos.
— ¿Kim? ¡Ah! ¡Eres hermano de Jin!
—Así es —Taehyung estrechó su mano lo más formal que sus
emociones le permitieron—, y mi compañero acá, Park Jimin, el
encargado de relaciones públicas.
—Oh~ Qué amigos tan influyentes. No dijiste nada antes
Jungkookie, siempre tan misterioso.
¿Jungkookie? Tenía que estar bromeando. Por qué esa mujer lo
trataba como si fueran así de cercanos y por qué él no decía nada de
aquello. —Bueno, espero que disfruten su estadía. Con el Señor Park
debemos seguir con nuestro trabajo. Un placer conocerla,
¿Señorita..?
—Kim Jisoo —ella se presentó con una sonrisa, estrechando la
mano de Taehyung.
Ja, monstruosa casualidad.
Taehyung se despidió y tomando a Jimin sutilmente de su traje, lo
alejó de allí. Quería golpearlo en ese instante, pero su imagen siempre
debía estar antes que todo incluso cuando ahora su amigo reía
abiertamente ante la extraña situación.
—Ese Jungkook sí que sabe hacerlo.
—Cállate… Dios, en serio eres insoportable…
~•~•~
Jungkook estaba quieto sentado en la cama de la suite, Jisoo
recorría su cuello y con sus manos se encargaba de desabotonar la
camisa. El pelinegro se dejaba hacer en silencio y en un momento,
ya no era Jisoo quien sobre él se movía seductora sino el castaño
gerente del hotel.
—Taehyung... —Gimió débilmente, pero supo que algo andaba
mal cuando Jisoo frente a él lo observó sorprendida.
— ¿Cómo fue que me llamaste?
—No he dicho nada.
—No, claro que sí—. Se levantó, dejando ver su cuerpo cubierto
solo por un conjunto de ropa interior de encaje—, me acabas de
llamar Taehyung.
—No lo hice—. Mierda.
—Taehyung, como el lindo CEO de este hotel que acabas de
presentarme, el hermano de Seokjin.
—Jisoo, exageras, no he dicho nada.
Jungkook se levantó, pero la mujer dio un paso atrás. Tenía que
estar equivocada, nunca cometía un error tan básico como llamar a
alguien más estando a punto de coger y este no iba a ser ese momento,
menos con un hombre.
— ¿Eres gay?
— ¿Qué? ¡No!
—Claro que no, es decir, te he visto alrededor de hombres y no te
gustan, también sé que la forma en que me tocaste era pleno deseo...
Espera, no entiendo. Por qué entonces...
—Cálmate, ¿Quieres? Sigamos en lo nuestro, creo que estás
equivocada.
—Equivocada y una mierda Jungkook, me llamaste Taehyung.
Olvídalo, creo que me iré a mi casa, podemos hablarlo otro día...
Ahora realmente quiero estar sola. No te preocupes, tomaré un taxi.
Tenía que ser una broma cruel. Había cometido un error
imperdonable y ahora se figuraba solo en esa habitación. Irritado,
salió con sus cosas y se acercó a la recepción, entregando la tarjeta y
sonriendo impaciente a hacer el check out.
—Necesito hablar con Kim Taehyung.
—Lo siento, las quejas y sugerencias se dejan estipuladas en el
libro. Podemos facilitárselo si lo desea.
—No es una queja, es un asunto... Personal.
—Lo lamento, el Señor Kim sólo recibe personas según agenda.
—Bien, dame una cita —la chica lo observó apenada—, ¿Ahora
qué?
—La agenda del Señor Kim la maneja el mismo, no está abierta a
público.
—Me estás jodiendo... Mierda.
—Pero si desea, el Señor Park podría...
— ¿Park? ¿Park Jimin? Olvídalo.
Aún más molesto de lo que estaba, caminó hasta los sillones de la
sala de espera. Se quedaría allí hasta que lo viera, aunque tuviese que
hacer guardia toda la maldita noche.
~•~•~
— ¡Jungkook! ¡Jungkook!
—TaeTae, detente que despertarás a todos en el vecindario.
El joven pelinegro dijo sonriendo mientras el hermano de su mejor
amigo lo abrazaba sin reparos. Su relación era íntima y ambos
disfrutaban de la confianza mutua.
Se suponía que Seokjin iría por él a sus prácticas con el equipo,
pero en sus planes se había atravesado una hermosa chica de la
clase y ahora él acompañaba al pequeño chico castaño hasta su
casa, a pesar de que a los dieciséis años no necesitaba un niñero,
pasar ese tiempo con él le parecía divertido.
— ¿Así que Jin Hyung está ocupado?
—Algo así.
—De todos modos no me molesta; pasar tiempo contigo es
increíble también —dijo con una gran sonrisa mientras se colgaba
de los hombros del mayor.
—TaeTae, muero de hambre, vamos por algo de comer antes de
volver.
— ¡Sí, Hyung!
Jungkook observaba comer a Taehyung y sonreía de manera
inevitable; estuvieron cerca de tres horas y el rostro del castaño
comenzaba a mostrar el cansancio acumulado tras su práctica.
Decidió que era hora de volver a casa y pagó, tomando el pesado
bolso del menor para evitarle un peso extra.
Hacía frío al salir y como siempre, cruzó su brazo por sobre los
hombros de Taehyung. Le gustaba pasar tiempo con los hermanos
Kim, se habían vuelto tan unidos como una familia y Taehyung era
especialmente importante para él; ser hijo único apestaba a veces,
se decía cuando lo veía hablarle emocionado y con esa sonrisa que
iluminaba todo el lugar.
Llegaron a casa de Taehyung y usó las llaves que Seokjin le
entregó luego de decirle que llevaría a aquella chica algún lugar
donde las estrellas se vieran. “Voy a hacerle realidad sus sueños”,
había dicho y Jungkook sólo había reído ante tal afirmación; su
amigo era conocido por su personalidad chispeante.
—Veamos alguna película, recién son las diez.
—Dúchate primero y ahí vemos —Jungkook ordenó sonriendo. El
menor hizo un puchero y se dirigió al baño obediente; el pelinegro
tenía aquella facilidad para ordenarle las cosas que lo sorprendía;
ni siquiera Jin lograba hacer que obedeciera.
Después de un rato, Taehyung salió de la ducha con una camiseta
holgada y un short, echándose en el sofá junto a Jungkook,
colocando su cabeza sobre su regazo, totalmente agotado y
esperando que éste eligiera algo en la tv.
—Hoy fue del terror, el entrenador nos está exprimiendo.
—Significa que son buenos—Jungkook dijo acariciando la frente
de Taehyung mientras cambiaba los canales sin prestarle demasiada
atención al televisor. Concentrado en sacar el flequillo húmedo de
la frente de Taehyung.
—Dijo que tú eras bueno también.
—Lo soy, sólo que no me gustan las órdenes.
—Te gusta mandar a ti—. Taehyung rió.
—Algo por el estilo—. Jungkook sonrió golpeando con su índice
la nariz del castaño.
Conversaban de todo un poco hasta que los bostezos de Taehyung
comenzaron a ser frecuentes. Jungkook rió al verlo restregar sus
ojos, luchando contra el sueño. Casi automáticamente, se levantó y
le ofreció su espalda. Lo cargó como si fuera un niño y Taehyung
apoyó su mejilla sobre el cabello sedoso de Jungkook mientras se
encaminaban a su cuarto.
—Hueles bien.
—Tú también.
— ¿A qué? Seguramente es el shampoo, lo he cambiado.
—No es eso.
— ¿A qué entonces? —preguntó riendo.
—Tienes olor a hogar —respondió entrando a la habitación y
depositando al menor sobre su cama. Taehyung lo observó fijamente,
con sus piernas cruzadas y rostro iluminado por una gran sonrisa
somnolienta.
—Jungkook... —dijo mientras le hacía un ademán al pelinegro
para que se sentase a su lado. Jungkook obedeció y Tae se enfrentó
a él, sin cambiar de posición sus piernas—, conocerte es genial.
—También para mí, TaeTae—. Desordenó su cabello y
correspondió la sonrisa.
—No. Lo que quiero decir... —rió nervioso, pensando que quizá
era un buen momento para decir aquello que venía guardándose
durante mucho tiempo—, creo que te amo.
Jungkook carcajeó, pero el menor sólo lo observaba todavía
sonriendo. — ¿De qué hablas? Eres divertido.
—No es broma. Eso... Creo que te amo... No como un hermano,
¿Sabes?... Es... Es distinto.
—Taehyung... —su tono de voz cambió a uno severo, esperando
que el menor detuviera sus palabras.
—Yo sólo... Pensé que debía decirlo. Cuando estoy contigo soy
feliz y haces que mi corazón enloquezca y...
— ¡Taehyung! —gritó sin querer en verdad—, basta... Por favor.
—Jungkook, te amo—. Taehyung soltó nuevamente, expectante de
una respuesta.
El pelinegro se quedó observándolo. Vio cómo la sonrisa de
Taehyung desaparecía lentamente y cómo sus ojos comenzaban a
brillar, lágrimas silenciosas resbalaban por sus mejillas. Se sintió el
peor, pero las palabras simplemente no salían.
En silencio, abandonó el cuarto, escuchando los sollozos
ahogados del adolescente. Tomó su mochila y salió de la casa
sintiendo el pecho apretado, necesitaba aire y antes de que pudiera
abandonar la propiedad, la figura de Seokjin se interpuso. Era el
peor momento para enfrentarlo.
Su amplia sonrisa despareció al ver la expresión de Jungkook.
Estaba pálido y con una expresión de dolor que lo destrozó.
—Gukkie... ¿Qué...?
—Tengo que irme, Taehyung está... Está dormido, creo —. Sus
palabras salían atropelladas y confusas.
—Jungkook, me asustas... Dime algo, por qué...
El cuerpo de su amigo cayó pesadamente al suelo y abrazó sus
piernas, estaba al borde de la hiperventilación; lo único que Seokjin
atinó a hacer fue acercarse y rodearlo con sus brazos. En ese
momento, Jungkook estalló en un llanto desesperado.
— ¿Qué hago, Jin? —dijo entre lágrimas, mirando angustiado a
su mejor amigo—, no está bien, lo que siento no está bien... Y estoy
aterrado... Tengo miedo, Jin. Tengo miedo de no poder controlarlo...
Tengo miedo, no puedo seguir acá, Jin...
Y nuevamente comenzó a llorar. Su amigo estaba en shock, no
entendía nada y por un momento analizó sus palabras; la repentina
comprensión de lo que sucedía lo hizo sentir horrible. Claro que
sabía, lo había presenciado muchas veces antes y ahora entendía que
lo que para él era normal en ellos, para Jungkook era la tortuosa
realidad.
—Lo siento, Jin... Debo irme.
Quiso hablar, pero no podía, no tenía qué decir. Lo observó irse y
corrió donde su hermano. El cuarto estaba oscuro y podía escuchar
los sollozos de su hermano.
—TaeTae...
—Lo arruiné en serio...
—Shh, está bien TaeTae, no sufras —el mayor dijo sin saber que
pasaría mucho tiempo antes que Taehyung pudiera olvidar aquella
noche.
~•~•~
Taehyung salió de su oficina agotado; había tenido numerosas
reuniones y el tema de la mejora del hotel lo tenía colapsado. No
entendía qué tan difícil podía ser que la empresa encargada hiciera
sólo lo pedido sin meter sus propias ideas aumentando el presupuesto
de forma desmesurada. Para Taehyung se estaba convirtiendo en un
dolor de cabeza y el contrato millonario ya firmado le impedía poner
término unilateral si no estaba dispuesto a pagar la multa
multimillonaria.
El equipo jurídico le había advertido y por otra parte, el equipo de
relaciones públicas, encabezados por su amigo, ya tenían en vista la
reinauguración del ala en remodelación.
Suspiró y sacudió su cabeza. Mañana sería otro día.
Se despedía de todos los empleados que se le cruzaban, era
estimado por todos por su personalidad y esto lo había llevado a
donde estaba. Tae sonrió a las muchachas encargadas de recepción
cuando una de ellas se levantó y con sutileza le indicó que lo
esperaban. Sus cejas de movieron con confusión mientras seguía con
la mirada hasta donde la chica indicaba.
Si dijera que no sintió su corazón sacudirse en felicidad hubiera
estado mintiendo. Jeon Jungkook lo esperaba sentado en el amplio
sofá del hall, su cabeza se mantenía afirmada entre sus manos.
El castaño agradeció a la chica y se dirigió hacia donde Jungkook
esperaba; quiso tocarlo pero antes que sus dedos alcanzaran siquiera
a rozar su brillante cabello negro, retiró su mano. Su presencia no
pasó desapercibida y pronto se encontró con los profundos ojos del
pelinegro.
—Tardaste —dijo con su voz ronca. Sonaba agotado.
—Debiste irte entonces, podías haber llamado.
—No tengo tu número.
—Jin...
—Cierto—. Jungkook se levantó y comenzó a caminar
lentamente; por costumbre Taehyung lo siguió—. Te llevo.
— ¿Esperaste por mí para llevarme?
—No.
—Oh—. Jungkook notó el tono de decepción en la voz del menor,
pero no respondió.
Taehyung se subió al deportivo sin chistar; no tenía motivos para
negarse y después de todo lo que había pasado entre ellos no seguirle
era una hipocresía. Se abrochó el cinturón y observó a Jungkook.
Estaba serio y ni siquiera hacía un esfuerzo por dirigirle la palabra.
El castaño suspiró confundido.
—Hace frío—. Murmuró, esperando una interacción pero lo más
que consiguió fue que Jungkook encendiera la calefacción y siguiera
en silencio. Iba a ser un viaje entretenido.
No supo cómo, pero se encontró en unas calles que no le
parecieron conocidas y en un edificio que no era el suyo. Miró a
Jungkook desconcertado y éste simplemente estacionó y bajó.
Odiaba esa actitud; sus órdenes implícitas y su débil voluntad para
obedecerlas. Lo seguía por el ascensor hasta un largo pasillo; era un
edificio nuevo y elegante.
Muy de su estilo.
Cuando llegó al último apartamento de aquel piso, Jungkook
tecleó la clave y esperó a un costado, dejando entrar primero al
castaño.
Dentro era increíble. Todo pulcramente ordenado, casi a un nivel
obsesivo. Caminó directo al gran ventanal que le daba una vista
privilegiada de Seúl; se veía surreal. Tanto como el hecho de estar en
el departamento de Jungkook.
— ¿Qué hacemos acá?
—TaeTae, tenemos que hablar.
Taehyung tragó saliva. Habían estado evitando esta conversación
y al ver la seriedad en el rostro del pelinegro se sintió abrumado. Si
éste decidía que el juego sexual que habían estado llevando llegaba a
término no podía quejarse, después de todo él mismo había aceptado.
—He estado viendo a Jisoo.
—Lo tengo claro. No es la primera vez que los veo allí.
—Ella es... Absolutamente mi tipo.
—Me imagino—. Taehyung respondía de forma mecánica; esas
palabras dolían y no comprendía por qué Jungkook estaba hablando
de esto—, ¿A qué viene esto?
— ¿Quieres algo de beber? —Taehyung negó con la cabeza, sin
confiar en su voz—, yo sí necesito algo...
—No entiendo por qué hablamos de esa mujer.
—Hoy estaba allí, con una hermosa mujer a la que me siento
atraído totalmente y entonces recordé que no eras tú.
— ¿Qué?
—Lo que quiero decir, Taehyung, es que me encantaría haberla
follado toda la noche en toda esa puta habitación, pero en vez de eso,
terminé sentado en el maldito hall esperando por ti.
—Bueno... ¿Lo siento?
—Estoy enloqueciendo.
—Escucha, Jungkook... Si te sientes culpable o lo que sea, puedes
olvidarlo. Yo también puedo hacerlo y seguimos como siempre—.
Taehyung se detuvo, sus propias palabras estaban rompiendo su
corazón—. No creas que es importante por lo que dije años atrás...
Estaba confundido.
—Ese Jimin... ¿Son algo?
— ¿Huh? —El castaño parpadeó, aún más confundido—, qué
tiene que ver él en esto.
—No lo sé TaeTae, dímelo tú.
—Mierda... Detente, ¿Quieres? Todo esto es... Es una mierda.
— ¿Una mierda dices? Crees que me gusta todo esto, que me gusta
haber perdido la tarde porque en vez de centrarme en Jisoo, terminé
imaginando que eras tú quien gemía mi nombre, que me gusta sentir
unas terribles ganas de asesinar a ese imbécil cuando se te acerca o
que odié verte sonreírle como si nada importara. No, Taehyung, eso
es una mierda. Tú sigues con tu vida y perturbas la mía con tu
presencia. Por eso me fui, me largué porque dijiste... Porque tú...
Taehyung estaba pasmado. Era primera vez que escuchaba
aquello, porque Seokjin siempre había dicho que su viaje era algo
planeado y ahora él decía que siempre fue por él. —Te fuiste...
¿Porque dije que te amaba?
—Sí.
—Pero... ¿Por qué?
—Taehyung... —Jungkook se acercó a él, acorralándolo contra el
ventanal y apoyando su frente en la del castaño, angustiado—, eres
tú. No entiendo por qué, simplemente me haces sentir... Confundido.
Dijiste que sólo querías sexo y me aproveché de eso, pensé que tal
vez... Sólo tal vez podría sacar de mi cabeza esa idea—. Jungkook
relamió sus labios, podía sentir su cuerpo comenzar a reaccionar ante
la cercanía. —TaeTae, no sabes lo mucho que te deseo en este
momento y me mata...
—Hazlo entonces.
Se sentía un imbécil. Jungkook estaba allí diciéndole el error que
sentía que era desearlo y él sólo quería sentirse otra vez deseado por
el pelinegro.
—No entiendes, Taehyung. Es aterrador.
— ¿Por qué?
—Porque no sé cómo controlarlo.
Taehyung sopesó las dos opciones que un angustiado Jungkook
ponía en la mesa. Podía irse de allí dignamente y olvidar todo o
quedarse y asumir las consecuencias. Claramente para el pelinegro
era algo físico, al menos eso creyó Taehyung, pero lo que sentía por
él lo consumía.
Sólo Dios sabía lo mucho que amaba a Jungkook, lo mucho que
había esperado por él, sin siquiera darse cuenta; y ahora que lo tenía
allí, negarlo era estúpido. No tenía claro cuánto podría aguantar sin
querer más, pero en ese preciso instante no importaba.
Taehyung recorrió el pecho de Jungkook con sus manos y buscó
su boca, dubitativo. Sus movimientos eran cautelosos y cuando sus
labios tocaron los del pelinegro estaba preparado para el rechazo, mas
no fue así.
Besó lentamente a Jungkook, acariciando su pecho y subiendo sus
manos hasta su cuello, regalándole suaves caricias en su cabello al
tiempo que sus lenguas se encontraron en esa lenta danza. Se separó
de Jungkook y empujó su cuerpo cuidadosamente hasta el sofá.
El pelinegro se sentó sin quitarle la vista al menor, mordió su labio
cuando éste último se sentó a horcajadas sobre él y volvió a besarlo.
Taehyung se deshizo de la camisa del mayor y comenzó a besar y
lamer su cuello. Los ojos de Jungkook se cerraron dejando que fuera
su cuerpo el que reaccionara a cada toque.
Jadeó cuando sintió a Taehyung comenzar a moverse lento sobre
él, rozándose rítmicamente de forma enloquecedora. Estaba excitado
y podía haberlo penetrado ahí mismo, pero se contuvo. Dejó que el
mismo castaño siguiera con sus juegos. Sus manos se deslizaban por
su erección intentando soltar el broche de su pantalón. Lo ayudó
levantando su cuerpo ligeramente para que su ropa bajara, quedando
completamente desnudo bajo Taehyung. Podía ver en su rostro las
dudas; minutos antes había dicho lo mal que todo esto le parecía y
ahora se dejaba hacer por el menor como si sus palabras no tuvieran
el menor peso.
Pero tenerlo allí le quitaba toda la racionalidad.
Gimió cuando las manos de Taehyung rodearon su miembro y
comenzaron a moverse sobre él.
—Usa tu boca —le ordenó ya sin pensar en lo contradictorio de
desearlo. Vio la sorpresa en Taehyung antes de que obedientemente
se arrodillara en el suelo y comenzara a acercar su boca. Lamió
lentamente hasta llegar a donde debía. Jungkook sujetó con una de
sus manos el cabello del menor y lo guio.
Observó cómo su erección se iba hundiendo en la boca de
Taehyung y gimió excitado, mientras la cabeza del castaño
comenzaba a moverse lentamente; deslizando su lengua y
succionando a ratos antes de volver a penetrarlo. Movía sus caderas
llegando tan dentro que lo sintió quejarse con pequeñas arcadas mas
no se detuvo.
Podría haber observado aquella imagen toda la noche sin cansarse
pero quería estar dentro de su cuerpo completamente. Con un suave
tirón al cabello del menor, quitó su miembro de su boca gimiendo
ante el brusco roce y lo ayudó a desvestirse, sujetando sus caderas y
empujando su cuerpo hacia él, lamiendo hasta que volvió a tenerlo
sentado sobre sus piernas. Taehyung hundía su cara en el cuello de
Jungkook, su cuerpo pedía ser penetrado por aquel hombre.
—Va a doler —dijo el pelinegro advirtiendo, no tenía ni el ánimo
ni la paciencia para prepararlo.
Con su mano se ubicó y ayudado por la gravedad, entró de golpe
en Taehyung. Éste gritó, había sido mil veces más doloroso que las
anteriores y Jungkook lo sabía. Se movía lentamente y buscó la boca
de Tae, besándolo con hambrienta lujuria, atrapando cada gemido
desde su fuente.
Lo sintió comenzar a mover sus caderas y sonrió ante esto; tomaba
el cuerpo de Taehyung y lo ayudaba con el movimiento mientras
succionaba su cuello dejando marcas enrojecidas. Gemía cada vez
más fuerte y sus propios jadeos se mezclaban con los del menor
cuando sentía los dedos de Taehyung hundirse en sus hombros,
rasgando la piel en busca de más agarre ante cada profundo
movimiento.
Separó sus manos y tomando el miembro desatendido de
Taehyung comenzó a masturbarlo dejando que todo el movimiento
fuera hecho por éste. El rostro del menor estaba enrojecido y perlado
por el sudor, mordía sus labios intentando guardar sus gemidos sin
lograrlo.
Siguió masturbándolo y presionó con brusquedad una última vez.
Su mano se empapó de fluidos y de con el último movimiento
tembloroso de Taehyung sintió su propio orgasmo azotarlo con
fuerza. El menor respiraba con dificultad y con piernas temblorosas
se levantó. Gimió ante el último roce, separando sus cuerpos pero las
manos de Jungkook lo rodearon por la cintura y lo atrajeron a él.
—Quédate así —dijo mordiendo la mandíbula de Taehyung
logrando que este suspirara.
—Lamento confundirte.
—Taehyung, por esta noche olvidemos todo.
Jungkook hundió su cabeza en el pecho de Taehyung mientras este
lo acariciaba lentamente. En ese momento lo único que deseó fue
abandonarse en esos brazos aunque fuera por esa noche.
7
Si le hubiesen preguntado, Jungkook hubiera dicho la verdad.
Nunca prometió nada. Aun así, se había hecho una rutina el pasar
ratos con Taehyung de vez en cuando; terminaban acostándose y eso
seguía confundiéndolo, pero no lo suficiente para detenerlo.
Después de aquella noche en que por primera vez durmió con
alguien después del sexo por propia voluntad, había marcado una
diferencia tácita entre ambos. Los términos seguían siendo los
mismos, sólo sexo; pero Jungkook era perceptivo y podía darse
cuenta de que ya no estaba esa horrible presión sobre sus hombros.
Taehyung lo excitaba y no podía negar aquello más.
—Paso por ti en media hora—dijo el pelinegro al teléfono, pero la
respuesta que vino al silencio lo molestó.
—Lo siento, saldré con Jimin.
Respiró profundo, alejando cualquier pensamiento inadecuado por
esto. —Como quieras.
Quiso sonar amable, pero su tono de voz evidencio su enojo.
Seguía sin entender qué parte de la relación del castaño con aquel
irritable hombre le molestaba. En gran parte, sabía que el hecho de
que Taehyung se sintiera tan feliz junto a alguien más además de él,
hería su orgullo. Cerró sus ojos y respiró con pesadez mientras se
descubría analizando cada encuentro con Taehyung, fuera sexual o
no, el menor jamás lucía una expresión como la que tenía junto a su
amigo, sólo le dedicaba sonrisas cansadas.
¿Estaba Taehyung siendo infeliz?
No podía ser así, no había razón para que se callara algo así. Podía
elegir libremente cortar con aquellos encuentros porque no lo estaba
obligando, ¿Cierto?
Esa idea lo hizo estremecer; era imposible que Taehyung estuviera
mintiendo en algo así.
~•~•~
— ¿Por qué tengo que estar yo, Hyung?
—TaeTae, por favor.
—Es estúpido, nunca has preguntado mi opinión.
—Ahora es diferente, tienes que conocerlo.
Seokjin hizo un puchero a su hermano. Estaban sentados en el
departamento del mayor, preparando una cena excesivamente
sofisticada y se estaba poniendo nervioso. Miraba la hora una y otra
vez. Cuando el timbre sonó, Taehyung rodó los ojos antes de abrir la
puerta.
Frente a él un hombre con una sonrisa bastante tierna lo observaba;
traía una botella de vino que le extendió.
—Supongo que tú eres el famoso hermanito.
—El mismo, adelante.
Ya dentro, el hombre saludó a su hermano con nerviosismo. Para
Taehyung no pasó desapercibido el torpe intento de beso; no eran
niños y se comportaban como quinceañeros.
—TaeTae, él es Kim Namjoon.
— ¿Kim? Sí que han proliferado... —bromeó.
—Mucho gusto, Seokjin me ha hablado maravillas de ti, partiendo
por tu puesto en el Intercontinental. Grandes ligas en verdad.
—Pues creo que sí... ¿Y tú?
— ¿Yo? nada del otro mundo, tengo una constructora.
— ¿Tengo? —Taehyung sonrió, no era posible que ese hombre
dijera tengo como si fuese algo sin importancia... — ¿Tienes? ¿Como
el dueño?
—Así es; comenzamos desde abajo y ahora, bueno, somos los
mejores.
—Namjoon, ¿No dijiste que eras arquitecto? —Seokjin preguntó
igual de confundido.
—Lo soy. No ejerzo en verdad, tengo mi equipo e incluso este año
logré traerme al mejor de Estados Unidos, sus proyectos son oro
puro.
— ¿Incluso trajiste un extranjero? Ah, Namjoon qué orgullo me
haces sentir con estas cosas.
—No, no... No es extranjero, es coreano. Seguro lo conocen, Hive
Constructions es bastante conocido.
— ¿Hive constructions? —Taehyung sonrió aún más confundido;
no conocía bien el mundo del que el pretendiente de su hermano
provenía y ya se le hacía tarde para ver a Jimin. Tomó su abrigo y
sus llaves—, bueno, Namjoon, un placer en serio conocerte, yo ahora
debo dejarlos. ¿Jin? —Miró a su hermano —Disfruta.
El mayor vio a su hermano irse del apartamento y se preguntó si
había sido correcto omitir lo que sabía. Iba a ser una agradable
sorpresa para Taehyung cuando descubriera que la gran adquisición
de su Namjoon no era otro sino Jungkook. Sonrió.
—Ven, vamos a comer.
~•~•~
Taehyung bebía su tequila a sorbos pequeños, no tenía intención
de emborracharse a pesar de que por primera vez en mucho, el día
siguiente estaba libre.
Era un lugar agradable a pesar de que la música estaba demasiado
fuerte para su gusto. Jimin volvió de la barra con una cerveza para él
y se sentó riendo.
—Este lugar es increíble, debemos venir más seguido.
—Chimchim, mi tiempo es limitado.
—Lo sé, aguafiestas—. Jimin bufó antes de acercarse a su mejor
amigo y abrazándolo—. Este lugar es perfecto para encontrar un
hombre guapo que te ame.
—No estoy buscando a nadie.
—Claro, porque tirarte a ese imbécil narciso es lo que te hace feliz.
Sexo casual con el amor de tu vida, súper—. Jimin vio el rostro de
Taehyung ensombrecerse y se arrepintió al instante de sus palabras.
Dios, había sido un idiota—. Lo siento, Taehyungie, no quise decir
algo así.
—Está bien, tienes razón de todos modos.
—Me molesta Taehyungie, no te merece.
Taehyung bebió de golpe el tequila y se levantó. —Voy por algo
más fuerte.
— ¿Más que un tequila? Bueno...
Lo vio perderse en el mar de gente, en su mayoría oficinistas.
Recorría con la mirada el lugar moviendo su cabeza al ritmo de la
música cuando se quedó paralizado. Tenía que ser una broma
macabra. Inmediatamente buscó por Tae, tenía que sacarlo de allí
pronto antes que...
—Mierda... —Ahí estaba su amigo, con una botella de vodka y dos
vasos, pegado mirando en dirección de la mesa donde tres hombres
y una mujer reían—, Tae, vámonos, ¿Quieres?
—No, estamos pasándolo bien, a la mierda Jeon Jungkook.
A Jimin le hubiese encantado que esas palabras fueran dichas con
una expresión distinta a la que su amigo tenía, pero no dijo nada. Tal
vez emborracharse con vodka puro no era tan mala idea.
— ¡Es la peor idea del mundo! —Taehyung reía muy fuerte y
arrastraba las palabras, su lengua estaba casi dormida, secuela de una
botella completa de vodka y otros tragos que le siguieron—, ¿Por qué
mezclarías kimchi y suero de leche?
—Tae... Dije "comería kimchi, ¿Te parece?" —Otra risa
exacerbada. Taehyung estaba completamente ebrio.
Eso fue el pie para que Jimin se levantara y tomara a su amigo por
la cintura y lo ayudara a caminar. Se sorprendió de lo liviano que su
amigo era y agradeció que al menos sus piernas siguieran
funcionando. Intentó pasar desapercibido al darse cuenta que en la
mesa de la discordia seguían las personas no gratas pero la risa de
Taehyung los traicionó.
Levantándose abruptamente, Jungkook se acercó a aquel hombre
que arrastraba un bulto. Estaba tan molesto de ver al castaño al borde
del coma etílico que intentó arrancarlo de los brazos de Jimin, para
su sorpresa Taehyung se alejó.
—Suéltame—. Taehyung observó a Jungkook y luego a sus
acompañantes, los conocía. Que Yoongi y Hoseok estuvieran allí no
le extrañó, después de todo junto a su hermano eran amigos de la
vida, pero, ¿Ella? una sonrisa cruzó su rostro—. Sigue en lo tuyo.
—Tae, deja que te lleve a casa, estás borracho.
—Hey amigo, déjalo, iremos a mi casa así que puedes
despreocuparte.
—Por qué mierda te metes —Jungkook fulminó con la mirada a
Jimin—, está intoxicado, ¿Y lo permitiste?
—Cállate Jeon Jungkook, mi Chimchim me está cuidando —rió
nuevamente apuntando con su dedo a Jungkook—, y sí estoy
borracho... ¿Vas a acusarme con mi hermano?
—Taehyung, nos vamos.
—Taehyung, Taehyung —remedó con enojo—, Taehyung y una
mierda, no eres mi dueño. Además... Vas a dejar nuevamente a la
señorita con las ganas, no es de caballeros.
Jungkook sujetó su cabeza al borde del colapso nervioso; Jisoo
observaba seriamente, sabía que no podía dejarla allí, pero tampoco
quería dejar a Taehyung con ese amigo.
—Chimchim larguémonos de acá, quiero vomitar...
Jungkook intentó sostener a Taehyung, pero éste sacudió su brazo
con violencia. Jimin lo observó fríamente antes de sujetar a su amigo
nuevamente; si quería evitar el escándalo que sabía estaba por llegar
tenía que pensar rápido. Tomó un largo respiro y guiado por no supo
qué energía, se acercó al oído de su amigo y lamió su lóbulo. Pudo
sentir el aura asesina del pelinegro, pero no lo miró.
—Vamos, TaeTae, sigamos en casa.
Observó a Taehyung asentir confundido y lo guio hasta la salida.
En toda la borrachera, en la mente del castaño sólo seguía la imagen
de Jeon Jungkook. Esta vez no estaba enojado y podría jurar que sólo
vio dolor en su expresión.
~•~•~
—Me siento fatal, Chimchim
—Te ves fatal —dijo sonriendo.
Jimin bebía su café mientras su amigo descansaba en la cama.
Habían llegado a su apartamento y éste, luego de una sesión de
vómito extensa, se echó a dormir; así que Jimin había optado por
acostarse también, dejando de lado su actuación de la noche.
Taehyung se giró en la cama hasta quedar frente a su amigo, su
cabeza palpitaba.
—Es un buen momento para que aclaremos lo de anoche, ¿No? —
murmuró dispuesto a poner los puntos sobre las íes.
—Dios mío, TaeTae, porque no eres de esos borrachos sin
memoria, me apenas en verdad.
—Yo debería ser el apenado; qué fue esa demostración de cariño
frente a Jungkook; no es como si en serio hubieses querido terminar
lamiendo mi oreja.
—Ya sabes, ese amigo tuyo no me cae muy bien y pensé en
demostrarle quién es el macho alfa, ya que no se estaba comportando
como un buen hombre.
— ¿Macho Alfa?
—Así es, marcar territorio. Demostrarle que no eres su propiedad.
— ¿Y yo soy el territorio?
—Tú eres la damisela —Jimin soltó una carcajada—. Lo siento,
quiero decir, anoche eras el trofeo y le gané. Su cara fue impagable.
Taehyung se sentía más relajado, aunque le seguía dando vueltas
en su cabeza el rostro de Jungkook. En verdad no importaba si
después de todo él debía haberse ido con esa Jisoo y todo quedaba en
un simple mal rato, pero sentía la necesidad de verlo y hablarle;
explicarle al menos.
—Haré algo que odiarás —dijo Taehyung mirando a su amigo con
decisión.
—Ya me parecía extraño que no hubieras corrido donde el
príncipe.
Agradeció a su amigo y se levantó apresurado, su estómago
resentía todavía el alcohol pero debía salir pronto si es que no quería
que se malentendieran aún más las cosas.
— ¡Ánimo, TaeTae!
~•~•~
—Jungkook, despierta—. La voz de Jin lo sacó de su sueño; había
terminado allí luego de dejar a Jisoo en su casa cómodamente
acostada en su cama.
— ¿Hnm? —Se quejó, tallando sus ojos para despertar.
—Tu teléfono lleva sonando hace un buen rato.
—Déjalo, no tengo que volver a la oficina hasta las cuatro.
—Esto Jungkookie... No es trabajo.
—Si es Jisoo, déjala, no puede quejarse después de anoche.
— ¿Dormiste con ella? —Preguntó con seriedad—, ya veo, por
eso es entonces...
— ¿Eso es qué?
—Es TaeTae.
En automático, Jungkook tomó el teléfono y observó las llamadas
perdidas del menor. Cuando volvió a sonar, deslizó su dedo antes de
que pudiera sonar dos veces, ansioso. — ¿Taehyung?
— ¿Estás en casa? —Escuchó la voz al otro lado de la línea.
—Donde Jin.
—Oh... ¿Podrías salir de allí? Necesito... Necesito hablarte. Ve a
mi apartamento, es más fácil.
— ¿En tu casa? Pensé que ese tal Jimin pasó la noche allí— suspiró
con fastidio—, en una hora estoy.
Seokjin observaba a su mejor amigo conversar; su actitud era
cautelosa y parecía molesto. La curiosidad lo mataba. — ¿Sucedió
algo? Por favor dime que no tiene que ver con que te lo hayas follado.
—No voy a responder eso, Jin. Pensé que habíamos quedado
claros.
—Oh, me queda claro, pero recuerda que no es cualquiera. Cuánto
más vas a jugar con mi hermanito, ¿No que te acostaste con Jisoo
anoche? Qué esperas de él y por qué hablas de Jimin, es demasiada
información. Ah, esto me da jaqueca.
— ¿Lo conoces? —Preguntó el pelinegro denotando toda su
molestia e ignorando el ataque de colapso fingido de su amigo.
— ¿A quién? ¿Jimin? Claro, es un buen chico y lo principal es que
se preocupa por Taehyung—. Remarcó las últimas palabras con
sorna. No porque pensara que Jungkook no se preocupaba, sino
porque encontraba interesante la forma en que su pelinegro amigo se
refería a Jimin.
—Seguro, tanto que se lo llevó quizá dónde intoxicado de alcohol.
—Si es que eso es cierto, que en verdad lo dudo, no es lo que
piensas. No todos buscan coger con Tae. —Otra sonrisa burlesca
curvó sus labios.
—Por favor, Taehyung es un adulto y vi la forma en que ese
imbécil se le acercó...
—Oh, Jungkookie, estás sacando conclusiones apresuradas... Que
tú, muy a mi pesar, lo estés viendo como un trozo de carne, no vuelve
al pequeño Chimchim en alguien como tú.
—No es así, maldita sea Jin, Estoy cabreado y no ayudas.
—Jungkook... —Seokjin se sentó despreocupado en el sofá—,
Jimin no es así, tampoco Taehyung, aunque te cueste creerlo dada las
circunstancias. ¿Por qué se acostaría con su mejor amigo de un día
para otro si en seis años no lo hizo con alguien más? Es ilógico.
—Espera... ¿Qué? —La cabeza de Jungkook dejó de trabajar en
ese momento. ¿Había escuchado bien?
—Que no iba a follar con su amigo si esperó todo ese tiempo y
decidió que su primera vez fuera contigo. TaeTae es un romántico en
verdad—. Jungkook tenía los ojos abiertos en sorpresa, su boca
estaba ligeramente separada e intentaba atar los cabos que Seokjin
había dejado en el aire—. Me extraña que desconfíes así de mi
TaeTae si sabes que llevaba un largo tiempo de castidad... —Seokjin
miró a su amigo y llevó su mano a la boca, ahogando el grito—. Es
porque... Tú en verdad no lo sabes... Mierda, mierda, mierda...
Jungkook no daba crédito a lo que oía. Tenía que ser una maldita
broma; se había estado follando a ese chico de las formas más
salvajes que podía imaginar sólo para quitarse de su cabeza su
imagen y ahora descubría que, no sólo se había equivocado
horriblemente al tratarlo como el contenedor de sus deseos, sino que
también Taehyung había mentido.
¿Su primera vez? Tenía que ser una joda.
Salió casi volando en su auto hacia el departamento de Taehyung,
estacionó y casi corriendo, llegó hasta el lugar. Había pasado a su
casa por ropa y ahora su cabello caía mojado entre sudor y humedad
post ducha.
Presionó el pequeño botón metálico en el costado del umbral más
veces de las necesarias hasta que la puerta se abrió lentamente. No
tenía tiempo para ninguna formalidad así que se hizo paso hasta el
interior, esperando al menor con el rostro serio y su cuerpo estático.
—Mentiste—. Soltó de golpe.
— ¿Qué? ¡No! Jimin en verdad sólo es mi amigo, anoche él quería
molestarte, lo que hizo estuvo mal, pero no es tanto así que... Bueno,
tal vez creas que terminamos follando o algo así pero... ¿Jungkook?
—Detuvo su explicación al darse cuenta que el pelinegro lo
observaba sin siquiera mostrar un mínimo de interés en su parte de
la historia.
—Claro que no te follaste al hijo de puta ese, aunque no debiera
ser diferente que conmigo, con toda tu experiencia.
Taehyung sonrió nervioso, exasperando todavía más a Jungkook,
odiaba que no pudiera verse tan feliz como con Jimin. — ¿De qué
hablas? No lo haría con él, es mi mejor amigo, no lo veo así.
—Pero sí conmigo—, Jungkook dijo frunciendo sus cejas—,
¿Debería cogerte ahora?
— ¿Ah?
—Eso. Si debiera tirarte sobre algún mueble y follarte hasta el
cansancio, sólo sexo, ¿No?
—No... No entiendo, pensé que venías a hablar.
—No tengo ganas de hablar —avanzó un paso—, de hecho, no
creo que debamos hablar, lo hace personal y dijiste que querías follar
sin compromisos.
—Bueno... Sí... —Taehyung sintió los brazos de Jungkook
aprisionarlo y su lengua recorrer su cuello, gimió débilmente.
—Mierda, Taehyung... —Jungkook se alejó bruscamente dejando
al castaño confundido—, ¡Dime algo maldición!
Taehyung lo miraba aterrado; no entendía qué es lo que había
hecho mal y por qué Jungkook ahora lo trataba de esta forma. —
Basta, no entiendo...
— ¿Te ilumino? —Jungkook rió con sarcasmo—, que tal si me
respondes cuándo mierda ibas a decirme que nunca te habías
acostado con alguien más y que me concediste el honor de ser el
primer hombre que te follas.
Oh... Ahora entendía. Taehyung sintió sus mejillas enrojecer y
desvió la mirada, por supuesto que entendía. Su experiencia sexual
nula era el problema.
—Eso no cambia nada... Yo quería... Tú también y...
— ¿No cambia? —Jungkook suspiró con pesadez—, mierda,
Taehyung, estás perdiendo tu tiempo con alguien como yo que no
puede ofrecerte nada más que revolcones esporádicos, no debiste...
Maldita sea, yo no debí. Si hubiese sabido...
—Si hubieses sabido, ¿Qué? Nada cambia porque de todos modos
eres tan jodidamente cobarde, que la sola idea de que pudiese
significar algo para mí, te aterra igual que hace seis años. A quién
mierda le importa si alguien más me folló antes, qué importa si voy
con Jimin y hago lo mismo que contigo, si voy con algún tipo en un
bar y me lo follo tal como tú haces con esa Jisoo. No importa, porque
al final nada hará que esto cambie, nada hará que tú... —tragó saliva,
angustiado ante la forma en que sus sentimientos se descontrolaron—
, nada de lo que diga o haga... Nada hará que tú me ames como yo lo
hago.
Se sentía claustrofóbico en su propio departamento. Llevaban más
de media hora en silencio. Jungkook seguía afirmado contra una
pared y Taehyung había hecho su camino hasta el sofá.
No sabía de qué forma arreglar la situación; haber mentido no era
lo importante sino que había lanzado aquella bomba emocional.
Nuevamente había hecho lo que Jungkook le advirtiera muchas veces
que no, pedir algo más no era correcto, soltarle sus sentimientos era
el peor error que podía cometer con alguien como Jeon Jungkook.
—Debo ir al trabajo, Taehyung —dijo por fin, no sabía cómo
reaccionar.
—Sé... Sé que dije que no pediría más...
—Detente.
—Pero Jungkook, no me arrepiento.
El pelinegro mordió su labio. Taehyung mantenía la cabeza gacha
y sus dedos se sujetaban en sus rodillas con excesiva presión. Dolía
verlo así, pero no podía hacer algo más, no tenía nada más que
ofrecerle. —Cuídate, Taehyung.
Dijo dispuesto a marcharse. Necesitaba salir de allí, su cabeza daba
vueltas en las palabras del menor. Había sido un imbécil al priorizar
su propio deseo por sobre los sentimientos del castaño, había elegido
ignorarlo.
Amor y deseo no eran lo mismo, no en su mundo. Seokjin tenía
razón al decirle que su mundo era un lugar horrible. Siempre había
sido así, no existía espacio para las emociones.
—No me arrepiento, Jungkook porque me haces feliz... —Se
detuvo ante esto, sosteniendo la manija de la puerta.
—Cómo puedes decir eso si las únicas veces en que te ves pleno
es cuando estás con ese imbécil. No eres feliz conmigo y
definitivamente no soy yo lo que necesitas.
— ¡Qué mierda sabes tú sobre lo que me hace feliz, sobre lo que
necesito! Maldición Jungkook, no soy un niño, deja de tratarme como
a uno. Dios...
—TaeTae...
— ¡Taehyung! ¡Mi maldito nombre es Kim Taehyung!
Jungkook exhaló; no sacaba nada quedándose en el lugar, ambos
necesitaban pensar.
8
Jungkook observó la carpeta con la información del nuevo
proyecto residencial. La semana entrante tendría la excusa perfecta
para olvidar todo. Podría volver a centrarse en su trabajo y dejar de
lado el asunto: Taehyung.
Aquella junta había sido corta y precisa y ahora se encontraba
sentado en solitario. Había descartado a Jisoo y sabía que en la
oficina su jefe seguía dando vueltas. Se levantó de su silla y caminó
en dirección a la salida. Estaba cansado y necesitaba beber algo pero
no quería ahogar sus problemas en alcohol, no esta vez.
Sonrió.
Bienvenido a las primeras veces había dicho Taehyung. Sí, había
mucho que estaba conociendo por primera vez, como la horrible
sensación de estar destrozándole la vida a alguien sólo por su
presencia y la angustiosa necesidad de poseer algo por sobre sus
propias convicciones.
Luego de dejar la carpeta en su oficina, decidió que seguir
escondiéndose no era lo mejor y que tal vez debería responder las
llamadas de Seokjin. Era obvio que ya lo sabía y por algo su
búsqueda desesperada de comunicación.
Estaba a punto de llamar a su amigo cuando un mensaje captó su
atención: ¿Estás con TaeTae? Arqueó una ceja.
¿Por qué estaría con él? Más aún, ¿Por qué tendría que saber dónde
él se encontraba? Por lo que sabía, había estado en su departamento
cuando él...
—Mierda, Taehyung...
Corrió a su auto, se sentía extraño. Su estómago se había apretado
y la incertidumbre de la situación lo enfermaba, lo había dejado
molesto en su departamento y con una clara necesidad de apoyo.
Pensó en el amigo de Taehyung, pero desechó esa idea; Seokjin
obviamente ya había descartado esa opción pues sino ni siquiera le
habría enviado ese mensaje. Dónde podía estar... Dónde...
Una idea iluminó su mente. Recordó a Taehyung molesto por sus
temas de escuela escapar a altas horas de la noche. Manejó a la
velocidad máxima que el tumulto de la ciudad le permitió hasta llegar
a la ribera del río Han. Comenzaba a anochecer y hacía frío; busco
con su mirada hasta que la figura del castaño llegó a su visión.
Gracias a Dios... Pensó, soltando un suspiro. Se sorprendió a sí
mismo aliviado de sólo verlo.
— ¿Tae? —Se acercó a él y vio la intención del castaño de pararse
y escapar pero luego volvió a observar el río.
— ¿Qué haces acá?
—Están todos buscándote, incluso el imbécil.
—Por favor deja de llamar a Chimchim de esa forma.
Jungkook se tensó ante esto. Cómo le molestaba aquella cercanía
incluso en un momento así. —Hace frío, volvamos a casa.
—Volveré luego, puedes irte.
—Jin está preocupado, me imagino que el... Tu amigo también.
—Ya los llamaré, ahora déjame solo.
—Creo que tienes razón... —susurró—, fui un cobarde hace años
y estoy siéndolo ahora.
—No importa, Jungkook.
—Ése es el problema... Trato de olvidar todo, de abandonar la idea
de tu presencia en mi vida, pero no puedo. Soy un egoísta de mierda
por quererte cerca de mí y tal vez.... Te estoy presionando, ignorando
lo que sientes por mis propias ganas de ti.
—Olvídalo, fue algo físico.
— ¡Ese es el maldito problema! Mierda, Taehyung—. Jungkook
tiró del brazo del castaño, levantándolo a la fuerza—. Cuando te veo,
Taehyung, no controlo nada. Cuando te veo feliz, sonreír de esa
manera con alguien más me molesta... Porque... Sonríes así, tan
brillante y a mí me miras y sólo veo tristeza. Odio ser quien te haga
tener esta expresión.
Taehyung lo escuchaba en silencio, podía ver la contradicción en
su rostro y de verdad no entendió cómo podía decir aquello. Sí, era
feliz con Jimin, pero en un nivel diferente. Jimin era su escape, pero
no era él en quien pensaba primero ante los problemas.
—Jungkook... —su brazo seguía firmemente sujeto por el
pelinegro y dolía, pero aguantó. Sentía que si no hablaba en este
momento iba a arrepentirse luego, fuera lo que fuera se sucediese—,
te amo...
Lo observó sonreír, su rostro estaba pálido y sus ojos se veían
cansados, tristes. La mano de Jungkook se deslizó por su brazo hasta
su mano, el castaño aprovechó de enredar sus dedos con los del
mayor, tomando su mano suavemente. Ese hombre frente a él lo hacía
sentir infinitas emociones diferentes sólo con un roce.
—Jungkook... de verdad te amo—. Repitió juntando fuerzas para
que su voz no temblara.
—Lo sé, TaeTae... Lo supe en tu cuarto esa noche hace seis años...
Lo supe al volverte a ver... Sé lo que sientes.
— ¿Y tú?
Jungkook sostuvo su mirada. No iba a escapar otra vez, le debía al
menos eso. Sopesó la situación, no deseaba dañarlo ni mentirle; no
podía. La pregunta de Taehyung implicaba un antes y un después, lo
sabía.
—Lo siento Taetae... No creo que... No lo sé—. Vio como la
expresión de Taehyung se mantenía impasible ante sus palabras y sin
soltar su mano, apoyó su cabeza en su hombro, se sentía tan
cansado—. Realmente no lo sé...
Sintió la mano de Taehyung apretar su agarre; el pelinegro deslizó
su mano libre por la espalda del menor hasta su cabello, acariciándolo
lentamente.
—Esto es una mierda —el menor susurró, estremeciéndose ante el
roce. Quería llorar, pero ninguna lágrima brotó de sus ojos.
—Lo es...
—Pero esta mierda es lo mejor que me ha pasado en mucho
tiempo, Gukkie.
Jungkook cerró sus ojos; sentía su corazón latir tan fuerte que
dolía, no podía decir que lo amaba, pero sí podía aceptar lo mucho
que lo necesitaba consigo en ese instante. —Volvamos a casa.
Con una sonrisa, el menor asintió, dejado que el mayor lo llevase.
Cuando llegaron al apartamento del castaño, se encontraron de frente
junto a Jimin y Seokjin dentro del living; los ojos de Jungkook
volaron hasta el acompañante de su amigo que lo sostenía de forma
protectora por los hombros.
Soltó un suspiro. El amigo de Yoongi había terminado siendo Kim
Namjoon, su jefe; recordó la descripción y quiso reír: es demasiado
lindo, había dicho. En verdad tenía mucho que hablar con su amigo
y sabía, por la forma en que su jefe lo observaba, que tenía la misma
cantidad de dudas.
Seokjin corrió a abrazar a su hermano sin pasar por alto el hecho
de que sus dedos se encontraban entrelazados a los de Jungkook. Éste
último lo liberó de su agarre, dejando que los hermanos Kim
concretaran su reencuentro; rodó los ojos ante la mirada atenta de su
mejor amigo, no tenía demasiadas ganas de explicaciones.
— ¡Taehyungie! —la voz de Jimin paró en seco el abrazo
fraternal—, ¡Me tenías enfermo de preocupación! Cuando Jin hyung
llamó diciendo que estabas perdido, pensé lo peor.
Taehyung le dio una mirada de desapruebo a su hermano. —No
estaba perdido, salí por aire.
— ¿Y por qué sin aviso? Te llamé para saber... —Jimin miró a
Jungkook—, Te llamé para hablar temas pendientes y saltaba el
buzón, tú nunca apagas tu teléfono.
—Dios, tanto drama—. Jungkook deslizó sus dedos por la espalda
de Taehyung mientras avanzaba hasta quedar cerca de Namjoon.
Pudo ver el deseo de su mejor amigo por cuestionarlo.
—Jungkook, es en verdad una sorpresa descubrir que conoces a
Jin y su familia—. La voz de su jefe lo salvó del interrogatorio.
—Bueno, Namjoon, es una sorpresa para mí también verte acá.
— ¿Se conocen? —Taehyung se acercó a Jimin mientras
observaba a los tres mayores en su burbuja de "adultez"
—Creo que Jin Hyung dijo algo sobre que su Namjoon había traído
al mejor arquitecto o lo que fuera, supongo que éste es ese "mejor"
—Jimin dijo en forma de burla mientras se acercaba más de lo
necesario a Taehyung al darse cuenta que el pelinegro lo observaba
de vez en cuando, fulminándolo.
—Esto... En verdad me gustaría descansar...
—TaeTae, no digas más. Con mi Namjoon nos iremos ahora,
¿Jungkook? —dijo enganchando su brazo en su amigo al ver que no
se movía.
—Bueno, creo que también me voy.
—Espera, Jimin... Tú quédate.
Jungkook abrió la boca atónito. Taehyung lo estaba pateando
educadamente de su casa. Quiso hablar, pero Seokjin lo sostuvo antes
de que pudiera decir algo que arruinara el ambiente. En menos de
cinco minutos, la puerta se cerró en su cara y toda la irritación de
saber al castaño solo con su amigo del otro lado lo embargó. Se
volteó dispuesto a reprochar, pero se encontró con los ojos de su jefe
y la sonrisa estúpida de su mejor amigo.
Mátenme, Por favor... pensó antes de largarse a pisotones del
lugar. Escuchó la risa de su amigo a su espalda.
Qué puta mierda.
~•~•~
—Suelta todo, ahora mismo—, Jimin saltó en la cama expectante;
Taehyung secaba su cabello despreocupado.
—Se enteró que nunca estuve con alguien más.
— ¿Le dijiste?
—Claro que no... Supongo que eso se lo debo a mi amado
hermano.
— ¿Y?
—Y nada.
—Kim Taehyung, te vi —dijo entrelazando sus propias manos
logrando que su amigo se sonrojara.
—Yo... Le dije que lo amaba... ja... Qué vergonzoso...
— ¿Y él?
—Él... —Taehyung se sentó en la cama junto a su amigo—, él no
me ama.
—Me estás jodiendo.
—No.
—Pero el muy imbécil te traía de la mano.
—No le digas así.
— ¡Síndrome de Estocolmo! El bastardo te ha SEXcuestrado.
Taehyung rodó los ojos. —Pero estoy feliz, en verdad que sí.
— ¿Por qué?
Sonrió a su amigo, sabía que las cosas seguían en un punto
complicado, pero haber dicho sus sentimientos abiertamente le quitó
un gran peso. —Porque pasé seis años pensando que tal vez me había
equivocado y confundí las cosas, pero cuando lo veo, Jimin... Cuando
lo veo, siento que es donde tengo que estar. Me hace feliz.
Jimin sonrió con ternura y se acostó con su amigo, abrazándolo;
era primera vez que veía aquella expresión en el rostro del castaño.
—Estás tan grande mi Taehyungie.
—Ojalá él pudiera verme de otra forma también…
~•~•~
Jungkook marcaba puntos en un gran mapa, haciéndolos coincidir
con el modelo a escala del nuevo proyecto residencial.
Estaba dando los últimos detalles antes de entregar los planos y
permisos para la obra; trabajaba más animado que de costumbre.
—Es interesante verte trabajar—. La voz de Jisoo resonó en la
oficina pero no levantó su cabeza—. Has estado perdido.
—Tengo una vida, tal cual todos.
—Esa vida... ¿Implica al pequeño Kim?
Jungkook alzó la mirada para encontrarse con el rostro serio de
Jisoo. — ¿Disculpa?
—Te vi en ese bar, Jungkook... Y en el hotel.
—Sigo sin entender.
Jisoo se acercó a él y abrazó la espalda de Jungkook. —Es un
hombre.
— ¿Sí? Realmente no lo había notado, gracias por la aclaración.
—Jungkook...
—Escucha, Jisoo... La pasamos bien, realmente bien, pero era eso,
no recuerdo haber prometido nada.
— ¿Es por él?
Jungkook soltó un audible suspiro, dejando de lado los planos y
enfrentándose a Jisoo que parecía querer llorar en cualquier
momento.
—No, Jisoo, no es por él. Es por mí, en este momento necesito
enfocarme en esto; es el primer gran proyecto desde mi vuelta a
Corea, no quiero problemas.
—Es un buen chico, si no lo quieres entonces deja de jugar con él,
hazlo por tu amigo si no lo haces por él.
Jisoo lo dejó solo en la oficina; estaba molesto. Por qué todos
asumían que era un maldito juego. Por supuesto que no era así,
Taehyung era por mucho más especial que cualquiera de sus
conquistas.
¿Pero era una conquista? Mordió su labio ante este pensamiento;
no quería verlo como un objeto. Sacudió ese pensamiento de su
cabeza y siguió trabajando, ya tendría tiempo para pensar.
9
Taehyung miró su reloj. Era medianoche exacta y recién terminaba
de firmar todos los papeles de la jornada. Bostezó agotado y apoyó
su cabeza sobre el escritorio, cerrando sus ojos. Se sobresaltó cuando
el móvil que descansaba cercano a su cabeza vibró sobre el escritorio.
—Kim Taehyung, buenas noches—dijo poniendo el teléfono cerca
de su oído sólo para darse cuenta que había sido un mensaje—, idiota.
Se dijo antes de levantarse y mirar el teléfono. Sus ojos se abrieron
de par en par y demasiado emocionado para su gusto, tomó su
portafolio y corrió a la salida del hotel, bajando el paso al ver a sus
empleados y sonriendo cordial. Ya en el frontis del hotel, buscó con
la mirada hasta encontrar el deportivo negro estacionado en un lugar
para discapacitados. Torció la boca molesto, si alguien veía aquello
tendría mucho papeleo que llenar. Caminó al auto y se subió al
asiento del copiloto, abrochando su cinturón.
—Mueve el auto, es un preferencial.
—Te lo dije en el mensaje.
Taehyung levantó el teléfono donde la palabra ocupaba un
pequeño espacio en la pantalla: Sale. —Si hubieras dicho que hacías
mal uso de los estacionamientos, podría haber mandado a la policía.
—Ya, ya señor Gerente, ya moví el maldito auto, recordaré no usar
el preferencial la próxima vez.
Taehyung lo observó mudo.
¿Habría una próxima vez? Podría haber muerto allí mismo de la
felicidad que esa idea le provocó.
— ¿Estás cansado?
—Algo.
—Oh, entonces vamos a tu departamento, o al mío—. Jungkook
barajó las opciones.
— ¿Querías hacer algo más?
—En verdad sí, quiero mostrarte algo. Vamos y luego te dejo sano
y salvo.
Taehyung hizo un puchero inconsciente; quería estar sano y salvo
mas no que lo dejara. — ¿Dónde es?
— ¿Hmm? Un secreto—. Jungkook sonrió dejando ver sus dientes
mientras pasaba el cambio del deportivo, acelerando. Taehyung se
hundió en el asiento, relajado. Realmente estaba feliz.
—Despiértame al llegar.
—Hecho—. Taehyung cerró sus ojos; el pelinegro lo observó de
reojo y siguió manejando en silencio. Tras un tiempo considerable,
Jungkook paró el auto en un gran terreno con maquinarias de
construcción. Movió a Taehyung suavemente y el menor se quejó al
ser despertado—. Llegamos.
—Ya... —Jungkook bajó del auto y caminó hacia dentro del
terreno. Taehyung lo siguió en silencio, observando con curiosidad.
El lugar era bastante horrendo, no era más que una construcción—.
Apresúrate.
Jungkook se había detenido un par de metros más allá así que
corrió el tramo que quedaba hasta él. Iba a quejarse por el extraño
viaje hasta que su expresión cambió a una de asombro.
Aquella construcción estaba emplazada en una pequeña colina y
ellos ahora estaban en lo más alto. A lo lejos, las luces de Seúl
brillaban como pequeñas estrellas. Era una vista maravillosa y la
oscuridad le daba un aire de romanticismo que no pudo pasar
desapercibido para el castaño.
—Es increíble, ¿Dónde estamos?
—Es mi proyecto. Todo esto serán casas rodeadas de parques, el
entorno quedará intacto y esto... —dijo apuntando a las bellas luces
a lo lejos, con una sonrisa que Taehyung no había visto nunca—, será
su sello.
—Increíble...—. Aquel lugar quedaba emplazado en una ubicación
espectacular y Jungkook se veía orgulloso de aquello. Realmente
amaba su trabajo. Taehyung sonrió mientras se maravillaba de aquel
lugar. Se sentía feliz, estaba viendo un lado distinto del pelinegro;
Jungkook le estaba permitiendo ver una parte que hasta el momento
era un misterio. Le apasionaba lo que hacía, por eso era el mejor.
—No se trata de construir por construir. Cualquiera puede hacer
un gran edificio... Esto es... —Meditó un momento las palabras que
quería usar—, planear la estructura con base en su entorno.
—Eres bueno, Jungkook.
El pelinegro lo observó fijamente y sin decir nada, lo tomó del
cuello, acercando su boca a la de Taehyung. Lo besó lentamente,
saboreando cada centímetro y lamiendo con suavidad sus labios.
Cuando se separó, Taehyung seguía con sus ojos cerrados, sujetando
sus manos y con el rostro sonrojado. Volvió a tomar sus labios esta
vez con más urgencia; mordió su labio inferior y tomándolo por la
cintura, apegó su cuerpo en busca de más cercanía. Lo sintió temblar
y quejarse débilmente por aire, mas siguió en su hambrienta
búsqueda por su boca.
Cuando se separó, Taehyung gimió bajito en protesta. Mordió su
labio y lo tomó de la mano; llevándolo de vuelta al deportivo. Ahí,
presionando su cuerpo contra el de Taehyung y aprisionándolo contra
el vehículo, succionó su labio inferior y con su lengua recorrió su
lóbulo, humedeciendo por donde pasaba y arrancando gemidos del
castaño. Sus manos recorrían ansiosos el cuerpo del menor y
sosteniéndolo firmemente de las caderas acercó su cuerpo haciéndole
sentir lo excitado que estaba.
El castaño movió su cuerpo, restregándose placenteramente para
ambos y gimiendo cuando Jungkook sacaba los botones de su camisa
y empezaba a succionar por todo su cuerpo. Enredó sus dedos en el
oscuro cabello del mayor y lo atrajo buscando su boca mientras
Jungkook se deshacía del pantalón de Taehyung, dejándolo con su
ropa interior humedecida. Sus dedos se perdieron en la tela y lo
tocaba con deseo mientras volvía a profundizar aquel húmedo beso.
Se agachó frente a Taehyung y llevó su erección a su boca,
saboreando y humedeciendo con su lengua.
—Jungkook... —Lo escuchaba gemir y aumentar su propia
erección. Se separó de él succionando una última vez y arrancando
un gemido más fuerte que los anteriores y lo volteó contra el capó del
auto.
Taehyung gimió ante el cambio de temperatura; su cuerpo ardía y
el auto estaba frío bajo su piel desnuda. Jungkook sonrió antes de
deslizar su lengua por toda su columna, erizándolo y obligando al
menor a arquear su espalda. Llevó su mano a la boca de Taehyung e
introdujo sus dedos uno a uno, dejando que la saliva del castaño
actuara de lubricante. Después de un rato disfrutando de aquel juego
perturbadoramente sexual, Jungkook introdujo uno de los dedos,
presionando el interior del menor y moviendo en círculos, haciendo
espacio para más.
Su segundo dedo se deslizó con facilidad también, escuchaba los
gemidos de Taehyung y lo enloquecía.
—Dios... Jungkook... Hazlo pronto...
Estaba tan excitado, que se halló a sí mismo rogando por ser
penetrado; Jungkook gimió mientras con su miembro embestía en
forma de juego contra Taehyung; también quería sentirse dentro de
él pero le encantaba la forma en que la voz del castaño rogaba por
sentirlo. Se separó ligeramente, pero Taehyung pegó su cuerpo; lo
estaba pidiendo ansioso y mordía su labio ahogando los gemidos del
roce. Jungkook decidió parar sus juegos y ayudado con su mano de
guía, hundió lentamente su miembro en Taehyung. Contuvo la
respiración ante la estrechez.
—Tae... Eres increíble... —Gimió cuando estuvo por completo
dentro del menor; esperó la señal para seguir y cuando el castaño
entre gemidos comenzó a moverse lo sostuvo firme y empezó a
penetrarlo lentamente otra vez, sacando y hundiendo a distintos
ritmos.
—No pares —rogó entre gemidos, deslizando su lengua por sus
propios labios, con la mente nublada de placer. Jungkook aceleró el
ritmo y ahora lo penetraba con controlada violencia; lamiendo la
espalda de Taehyung y su lóbulo, aumentando las placenteras
descargas eléctricas que el menos sentía ante cada penetración.
El pelinegro embistió otra vez antes de separarse.
—Gírate, quiero verte —dijo con la respiración entrecortada.
Taehyung obedeció y ayudado por el pelinegro, levantó sus piernas.
Las manos de Jungkook se cerraron en su miembro y comenzó a
masturbarlo antes de embestirlo nuevamente. Gritó abrumado de
placer y enterró sus dedos en la espalda de Jungkook quien
nuevamente aceleraba y lo masturbaba al mismo ritmo. No le sacaba
los ojos de encima y Taehyung luchaba contra la necesidad de
cubrirse mas se mantuvo allí.
Volvió a morder su labio, pero esta vez Jungkook introdujo su
lengua en la boca, provocando sonidos húmedos que se mezclaban
con los gemidos.
—No... No pares...
—No pienso hacerlo...
Jungkook siguió hasta que una oleada de calor recorrió su cuerpo,
sintió el cuerpo de Taehyung temblar y dejando su miembro dejó que
todo su semen cayera sobre sus abdominales mientras que él, con una
última embestida, terminó dentro del cuerpo del menor.
Lo escuchó gemir cuando se separó y con ayuda lo bajó del
deportivo; sus piernas temblaban así que lo sostuvo por la cintura y
volvió a besarlo, esta vez con una suavidad que ni él sabía que
pudiese tener.
—Tae...
— ¿Hmm? —respondió separándose.
—Es la primera vez que alguien de fuera ve mi trabajo... Pensé que
tal vez...
—Oh... —Taehyung sonrió y apoyó su cabeza en su pecho—, ya
veo, una primera vez.
Sonrió, porque el menor había comprendido lo importante de
aquel gesto. Quizá, podía bajar un poco sus propias defensas…
~•~•~
Cuando abrió sus ojos, se encontraba recostado sobre el pecho de
Jungkook. La imagen de ambos entrando al departamento llegó a su
mente; sonrió al recordar la ducha y la forma en que él había insistido
en que debían descansar. Pensó en ese instante que tal vez Jungkook
se marcharía como otras veces, pero simplemente se había hecho
espacio en la cama, extendiendo su brazo para darle apoyo.
Presionó su mejilla aún más cerca del cálido y tonificado cuerpo;
la respiración del pelinegro era estable y podía escuchar sus latidos.
—Te mueves mucho—. Escuchó la ronca voz de Jungkook y alzó
su cabeza para observarlo.
—No es cierto.
—Por cosas así no me quedo a dormir con alguien después —
murmuró en broma.
— ¿Estuvo mal?
Jungkook se giró moviendo a Taehyung en el proceso. —No,
Taehyung.
Se sorprendió de lo frágil que parecía ser la confianza con él; muy
probablemente debido al detalle de que ahora estaba en conocimiento
de lo que Taehyung sentía. Lo estaba tratando con un cuidado único;
no quería que sus ilusiones se alzaran más de lo necesario, pero
tampoco quería alejarse de él.
Se estaba permitiendo ser egoísta porque es lo que nacía y a pesar
de no tener la brutal claridad con la que Taehyung veía sus
sentimientos y de no poder corresponderlo de una forma más clara,
decidió quedarse.
Había meditado y en verdad no tenía no puta idea de cómo debía
sentirse alguien que sintiera amor tal como el castaño había dicho.
Suponía que debía partir con algún gusto físico, mas Taehyung no
entraba en su canon, ni siquiera dentro del género. No significaba que
no produjera cosas en él porque tenía más que claro que podía
follárselo hasta en las situaciones más extremas.
Dudaba que eso fuera amor... Porque, ¿No era el amor aquella
sensación de plenitud y felicidad romántica y rosa que mostraban en
las películas?
Jungkook se maldijo internamente, en su mundo esas cosas no
existían y darle aquello a Taehyung sonaba ilógico. Aun así, su ego
se elevaba cuando lo veía vulnerable hacia él y no podía sacar de la
ecuación lo irritante de verlo feliz junto a otros...
No junto a otros, junto al imbécil.
Una voz le reprendió con sorna. Su estómago se apretó en un nudo
ante la pizca insistente de celos que reconoció... Algo nuevo en lo
que meditar.
—Tae, tu hotel espera. Mis casas esperan —dijo rompiendo su
burbuja. Lo escuchó murmurar algo ininteligible antes de levantarse
en dirección al baño; una punzada de deseo ardió entre sus piernas,
pero decidió que lo más sensato era esperar por su turno de la ducha.
Un largo rato después, Taehyung lucía impecable en su traje y
arreglaba la placa con su nombre; Jungkook había optado por no usar
la chaqueta del traje y dejar su camisa con las mangas dobladas, de
esa forma al menos no sería tan notorio el uso de la misma ropa del
día anterior.
Jungkook estacionó el deportivo en la plaza reservada para
Taehyung y éste soltó el cinturón e inconscientemente se acercó al
pelinegro, pero al darse cuenta rió nervioso y se alejó.
—Bueno... ¿Gracias? —Se sentía un imbécil por el impulso de
besarlo.
— ¿TaeTae? —Jungkook dijo casi en un susurro y aprovechando
que el menor se giró para contestarle, deslizó su mano por debajo de
su barbilla, sosteniendo su rostro y acercándose. Depositó un beso
lento y suave. Se separó y observó el rostro sonrojado de Taehyung.
Deslizó su mano por su mejilla, sonriendo—, ten un buen día.
—Sí... Tú... Tú también... —Descendió del auto y esperó a que
Jungkook saliera del estacionamiento, observando fijamente el lugar
donde antes estuvo—, estás tan jodido Taehyung...—.
Suspiró ante su propio estado de enamoramiento, consciente de
que sus emociones eran peligrosamente intensas.
~•~•~
Cuando Jungkook miró al cielo, vio que rápidamente comenzaba
a anochecer; veía a los hombres comenzar a dejar las maquinarias y
suspiró; había estado supervisando toda la obra y realmente estaba
agotado; antes de ahí había tenido que pasar por una aburrida reunión
con la junta de selección. Su día había sido intenso.
Salió en su auto directo hacia su apartamento; necesitaba urgente
una ducha y ropa limpia. Una media sonrisa curvó sus labios al
recordar la noche con Taehyung; sí que había sido interesante,
incluyendo la parte donde dormían abrazados la gran parte de la
noche, bueno, al menos cuando no estaba penetrándolo salvajemente
otra vez.
Gimió débilmente al sentir su cuerpo reaccionar al recuerdo.
—Cálmate, no está cerca para cuidar de ti —dijo hablándole a su
erección mientras bajaba del auto y hacía el camino hasta su hogar.
La primera idea que cruzó por su mente fue la ducha y mientras
dejaba que el agua cayera sobre él, cerró sus ojos deslizando su mano
por su terca erección que se negaba a desaparecer.
—Ah, Taehyung, realmente necesito tu boca en este momento.
Movía su mano imaginando al castaño enloquecido de placer con
él pero repentinamente se detuvo.
No es igual...
Suspiró adolorido y liberó su miembro, no estaba de humor para
masturbarse; cerró el agua y se cubrió sólo con una toalla. En verdad
no estaba de humor para nada. Su mano no era Taehyung y realmente
odiaba aquella realidad.
—Mierda, estoy cabreado y caliente…
Bufó antes de echarse en su cama a maldecir el destino que lo tenía
extrañando al inocente castaño.
10
Taehyung corría de un lado al otro en el hotel. Después de tres
semanas, el hall remodelado estaba listo para ser estrenado y como
publicidad para el hotel se había decidido una fiesta privada de
reinauguración.
Lo encontraba una estupidez, después de todo no era que el hotel
tuviera un cambio, simplemente habían ampliado un enorme
ventanal que de noche daba contra la ciudad dando la ilusión de una
noche estrellada.
El tema de la fiesta también le había parecido bastante cursi y
barato: Noche Estrellada en Intercontinental; se cuestionó la cantidad
de dinero gastada en el departamento de publicidad para recibir
aquellas ideas.
Esa noche estaría atestado de gente demasiado rica como para
contabilizar y eso, aunque le incomodara, era un beneficio para él al
final.
—Taehyungie, ¿Ya estás listo para esta noche? Sí que será en
grande.
El castaño suspiró. —Por mí, me quedaría en mi cama abrigado en
vez de pasearme saludando con una enorme sonrisa.
—Pero también vienen los peces gordos, cómo sabes y gracias a
tu gran trabajo te ceden parte de las acciones del hotel.
—Uff... Podría estar en casa mientras un pobre diablo maneja todo
por mí.
—Ahora eres tú ese pobre diablo así que tengo fe en tu
organización—. Jimin rió, dejando a su amigo solo frente al gran
cristal que sería protagonista esta noche.
Podría haber sido todo mejor, pero debía sumarle al cansancio el
hecho de que esas tres semanas lo más que había sabido de Jungkook
era lo que Seokjin hablaba gracias a Namjoon.
Tres semanas de silencio tortuoso.
~•~•~
La música suave llenaba el lugar, aumentando el glamour de aquel
imponente hotel; Taehyung se paseaba en su impecable traje negro
saludando cortésmente a cada uno de los invitados VIP. A su lado,
uno de los "peces gordos" como había dicho Jimin, saludaba y lo
presentaba con una amplia sonrisa, halagando el buen manejo que su
joven CEO le daba a su hotel.
Se sentía agotado y sus pies dolían, deseaba un respiro entre
elegantes damas con olor a perfume francés y caballeros demasiado
preocupados del dinero. Odiaba aquellas fiestas, se sentía fuera de
lugar.
—Kim, ven un momento—. El anciano y millonario dueño del
Intercontinental se acercó a él, palmeando su espalda y sonriendo;
Tae devolvió la sonrisa ocultando todo su cansancio—. Sé que sabes
que pretendemos abrir un nuevo Intercontinental...
—Así he oído, que la familia Intercontinental se amplíe es, para
todos nosotros sus empleados, una alegría.
—Avanzar con nuevas generaciones es nuestro lema.
¿Lo era? ¿No era paga mucho y haznos ricos?
Taehyung sonrió. —Estoy seguro que aquel proyecto será un éxito
también.
—Y sabes que todo proyecto necesita infraestructura de lujo, hoy
te presentaré a quienes espero liciten nuestro proyecto.
Taehyung no pudo ocultar la sorpresa. La lista de invitados había
pasado por sus manos y no recordaba haber visto algún nombre que
no fuera de ancianos millonarios o herederos malcriados.
Confundido, se dejó llevar por su jefe hasta un rincón apartado en
el salón donde un pequeño grupo de personas observaba interesada
el hotel.
—Caballeros, hermosa dama, me gustaría presentarles a mi cara
visible, el encargado de mantener a flote mi preciado hotel—.
Taehyung hizo una pequeña reverencia, sonrojado ante los halagos;
en verdad le gustaba que su trabajo fuera reconocido después de todo
se deslomaba por aquel hotel.
Cuando se levantó, se sintió aún más confundido. Frente a él, Kim
Namjoon, dueño de Hive Constructions, le sonreía ampliamente y a
su lado un grupo de hombres que no reconoció comenzaba a
murmurar algo sobre la organización. Le hubiese encantado estar
atento pero todo su interés se encontraba ahora frente al pelinegro
empleado de oro de Kim Namjoon.
Alzó su barbilla intentando que todo su orgullo se mantuviera
inamovible al ver como aquella mujer que tan bien conocía se
mantenía sujeta al apuesto hombre de cabello azabache.
—Kim Taehyung —estiró su mano hacia todos con la mejor
sonrisa en su rostro.
—Para agrado nuestro —Namjoon comenzó—, conocemos a este
fantástico caballero en otras circunstancias; en verdad me alegra
saber que usted también lo tiene en alta estima.
Taehyung sonrió; su hermano sí que había conseguido un buen
hombre.
No como tú.
Una horrible voz en su mente le repitió mientras intentaba contener
las ganas de separar a Jisoo de SU pelinegro.
La conversación avanzaba bien en lo estrictamente profesional
pero por dentro lo único que quería era largarse. Agradeció
infinitamente cuando llegó el momento de presentar el estúpido
ventanal cursi porque pudo alejarse de aquella escena de pareja feliz
que al parecer Jisoo disfrutaba restregarle.
Después de un largo rato que se le hizo eterno, cada y uno de los
invitados se habían retirado a sus habitaciones; gajes de ofrecer un
evento privado.
Jimin había ofrecido llevarlo pero para su desgracia, Taehyung
debía hacer acto de presencia hasta que el último maldito invitado
decidiera sacar su trasero del hotel.
Y eso, lamentablemente, incluía a Jungkook.
Caminó hasta su oficina y se echó en el sofá que tenía allí. —
Mierda, qué cansado estoy...
Se masajeó la cabeza y deseó haber podido tomar algo en el
estúpido evento, de esa forma no hubiera sido tan jodidamente
patético; pero ahí estaba, sobrio y cansado, odiando al pelinegro por
haber desaparecido por tres semanas y aparecer del brazo de aquella
mujer.
Dos golpes en su puerta antes de que se abriera sin haber dado el
pase hicieron que Tae se levantara en el acto; frente a él, Jungkook
se adentraba con su hermosa estampa de siempre.
Taehyung sintió su corazón desbocarse. Se sentía estúpido por
sentirse tan feliz por alguien que, al parecer, le daba tan poca
importancia.
—Vaya, y yo que pensaba que debía informar tu desaparición a la
policía ya —Taehyung dijo fingiendo una sonrisa.
—Tae, he estado ocupado, lo sabes.
— ¿Lo sé? Oh, claro... Porque cuando no soy gerente de este
maldito lugar, me dedico a ser psíquico.
Jungkook suspiró acercándose a él y sacando un mechón de su
cabello de su frente. —Lamento el tiempo.
— ¿Por qué?
—Porque sé que debes estar molesto.
— ¿Me estás jodiendo? —Taehyung retrocedió un paso—, ¿Lo
sientes porque "debo estar molesto" y no porque de verdad importe
no haber sabido nada de mí estas semanas?
—Tae, me enviabas mensajes todos los días, supe de ti.
—Es una broma... —El castaño rió amargamente—, entonces,
bajo tu lógica, todo está bien porque me dediqué a enviarte mensajes
mientras tú me ignorabas, súper.
Jungkook avanzó el espacio que Taehyung retrocedió. Sabía que
enfocarse de esa forma en su trabajo había estado mal, realmente lo
sabía.
—Pensé en ti... Todo el tiempo.
—"Pensé en ti" —Remedó, alzando la voz más de lo que le hubiera
gustado, Jungkook sólo escuchaba—, ¿Pensaste en mí? ¿Cuándo?
¿Cuando recibías los mensajes? ¡Ah! ¡Ya sé! cuando decidiste
aparecer en mi trabajo del brazo de esa... Esa... Jisoo.
—No es así, Taehyung.
—Lo peor de todo es que sé que no debo esperar nada de ti pero...
Mierda...
—TaeTae...
—Estaba todo perfecto antes de estas tres semanas.
—Tae, todo sigue igual... Sigo acá y sigo queriendo...
— ¿Qué? ¿Follarme? —Jungkook guardó silencio. La actitud de
Taehyung era completamente comprensible para una pareja, pero
ellos no lo eran, ¿Verdad?—, dime qué tan difícil era... Una
llamada... Algo...
—No es lo que hago, Taehyung.
—Lo sé.
—Entonces por favor no hagas esto, realmente quería verte—.
Jungkook comenzaba a sentirse angustiado; todo dentro de él se
sentía revuelto. No estaba mintiendo, todos los días pensaba en él aún
mientras trabajaba, pero trabajo era trabajo. En ese momento quería
acercarse, pero su cuerpo no parecía querer obedecer su mente.
Estaba asustado.
—No es así como quiero que sea... —Taehyung dijo con la voz
apagada. Angustiado—, debía ser diferente.
Jungkook estaba al borde del colapso; todo en esa situación se
sentía mal. Sólo Dios sabía que hubiese querido besarlo allí mismo
en esa maldita fiesta, pero no podía, Taehyung estaba trabajando y
no podía arruinarle todo.
—Ansiaba tanto que fuera distinto... Sé... Sé que dijiste que no me
amabas pero pensé... Yo creí... Mierda, Jungkook, necesitaba que
fuera distinto para ti...
El pelinegro empuñó sus manos, estaba asustado. Por primera vez
la posibilidad de que Taehyung desapareciera de su lado estaba allí.
—Te equivocas, siempre fue diferente... —Jungkook susurró
rompiendo la distancia y apoyando su frente en la de Taehyung—,
mierda, Taehyung... No sabes lo que dices... Sé que soy lo peor, que
lo que tú necesitas es algo que jamás le he dado a nadie... Pero Dios,
no sabes lo jodidamente difícil que han sido estas semanas sin ti... No
es tu cuerpo, Tae, eres tú... Siempre has sido tú...
Santísima mierda... ¿Eso era lo que creía que era? Taehyung se
sintió débil, todo le daba vueltas y necesitaba aire. No podía ser
cierto, ¿O sí?
Taehyung se mantenía inmóvil. El rostro de Jungkook estaba tan
cerca que su cálido aliento golpeaba directamente; tragó saliva
incapaz de articular palabras.
—Te equivocas... Siempre fue diferente...
Lo escuchó repetir esas palabras una y otra vez con un tono que
rozaba la angustia. Se sentía sobrecogido por sus propios
sentimientos hacia Jungkook y por lo que el pelinegro intentaba
decirle ahora.
Su corazón latía a mil por hora; todo parecía darle vueltas.
—Jungkook...
—Escúchame TaeTae... No, Taehyung... Sé muy bien lo que
sientes y también sé que nunca he sido alguien que se haya
preocupado por amar y también sé perfectamente que lo que tú
quieres, lo que tú necesitas de mí no es lo que te he dado pese a que
haya comenzado de una forma... Complicada... —Jungkook se
separó de él pero mantuvo sus manos firmes en el rostro de
Taehyung, obligándolo a no apartar su mirada—, y está bien, Tae...
Querer ser amado es bueno...
—Pero yo no quiero ser amado... Yo sólo quiero que tú me ames...
Jungkook sonrió. —Yo no sé cómo debe sentirse aquello, pero lo
que tú necesitas... Taehyung, tratemos.
— ¿Qué...?
—Decir que te amo ahora sin tener claro lo que siento sería
mentirte y no quiero eso... Pero estar sin ti ahora, no quiero eso. Te
quiero en mi vida, conmigo... —rió débilmente —, y no sé qué es lo
que debo hacer, cómo debo actuar, sólo sé que si no estás yo te
necesito; Dios Tae, no sabes cuánto te he necesitado... Así que si
debo decidir qué es lo que siento, es que quiero intentarlo, quiero
entregarte más de lo que te he dado... Que seas feliz Taehyung, por
favor... Sé feliz conmigo... Sigue amándome así como haces y no te
alejes...
Taehyung lo observó fijamente. El pelinegro se veía angustiado.
Podía ver lo difícil que era para Jungkook dejar de lado todo lo que
significaba ser él. Mordió su labio, porque había anhelado desde el
fondo de su alma más y ahora Jungkook se lo ofrecía; no era un “te
amo”, sin embargo podía ver claramente lo honesto de aquellos
sentimientos.
Veía con claridad que aquel "te necesito" no tenía implícito aquel
deseo sexual que muchas veces antes caía sobre sus hombros al estar
juntos, era más profundo que eso.
Había pedido más, había rogado por más y ahora podía tenerlo.
—Dios... Creo que moriré... —dijo con voz temblorosa, vio la
sonrisa brillante del pelinegro borrar la expresión de tristeza
anterior—, mi corazón duele...
—No mueras —bromeó, acariciando la piel suave de sus mejillas
—, yo no quiero que alguien más te haga sentir así... No quiero que
alguien más escuche un ‘te amo’ de tus labios—. Jungkook acercó su
rostro, rozando sus labios y presionando sus labios suavemente sobre
los de Taehyung. Sabía lo egoísta de su actitud, pero no le importaba.
—Nadie más.
Jungkook deslizó su lengua por sus labios mientras Taehyung los
separaba por instinto. Cómo había extrañado aquella boca esas
semanas. Profundizó el beso, enredando su lengua con la del castaño;
su mano se deslizó por la espalda del menor, presionando su cuerpo.
Un gemido que murió contra la boca de Jungkook lo hizo separarse
por aire; estaba sonrojado y podía sentir como su cuerpo había
reaccionado a aquel beso despertando una erección. Sabía que el
pelinegro se encontraba en las mismas condiciones.
—Lo siento, Tae... No quiero que pienses que lo que dije no es
cierto.
Taehyung negó con la cabeza, le creía en verdad. —Yo también te
he necesitado... Tanto
Desvió la mirada y sus manos inconscientemente volaron delante
de su entrepierna como si con eso pudiese esconder la realidad.
Jungkook relamió sus labios y sus ojos brillaron con profundo deseo.
—Tae... No hagas eso—. Murmuró rompiendo nuevamente la
distancia y tomando las muñecas de Taehyung con fuerza
controlada—, no te cubras.
El castaño mordió su labio. Jungkook jadeó ante esta imagen;
cómo lo excitaba aquella inocencia natural en el menor, pero quería
darle más tal como el castaño pedía y debía controlarse.
—Yo sólo vine a decirte esto... Debes estar cansado.
Taehyung parpadeó confuso; Jungkook nunca paraba una
situación así. —Pensé que... ¿No quieres?
Se odió por preguntar aquello denotando su propia necesidad,
Jungkook sonrió.
—Mierda, Tae, no sabes cuánto quiero, pero...
—Entonces hazlo —soltó repentinamente—, fóllame. Yo también
quiero.
El pelinegro suspiró profundamente mientras sujetaba a Taehyung
nuevamente por la cintura y lo apegaba a él. Lo escuchó jadear
suavemente cuando su erección chocó contra sus caderas. Su boca se
movió por su mandíbula hasta su lóbulo.
—No, Taehyung... No voy a follarte ahora —succionó su lóbulo
arrancándole un gemido; sus manos comenzaron a acariciar el pecho
de Taehyung, desabotonando su camisa para tocar libremente su piel.
El castaño no entendía nada; decía que no iban a coger, pero lo
tocaba excitándolo aún más. Repentinamente, se dejó guiar hasta el
sofá de la oficina quedando bajo el cuerpo de Jungkook que lo
aprisionó entre sus piernas mientras comenzaba a sacar su propia
ropa.
Gimió ante la presión que ejercía Jungkook sobre su erección y la
vista de su torso desnudo con cada músculo marcado en el lugar
preciso lo estaba volviendo loco. Amaba cada centímetro de ese
hombre.
—No te follaré como algo de una noche —Jungkook se acercó a
su boca otra vez, penetrando con su lengua hambrienta y comenzando
a deslizar sus manos por el cuerpo de Taehyung—, así que dime,
TaeTae... Dime que es lo que quieres que haga contigo...
Estaba enloqueciendo, quería ser tocado y besado por aquellas
manos expertas. Lo necesitaba tal cual esas tres semanas.
—Dímelo Tae... —Su lengua ahora se movía en círculos por cada
uno de sus pezones, humedeciendo y facilitando que sus dedos se
deslizaran sobre ellos. Escuchaba los gemidos escapar del castaño
ahora más seguido.
—Jungkook... —Buscó con sus manos el botón de los pantalones
del pelinegro, sintió su duro miembro bajo su ropa pero Jungkook
sostuvo sus manos deteniéndolo.
—Dímelo; qué quieres de mí.
Entonces la respuesta llegó a Taehyung con una claridad que no
pensó podría tener en un momento así; era cierto. No quería ser
follado como aquellas tantas que habían estado con él, no quería ser
un objeto ni alguien que sólo viera como el revolcón de turno.
Él siempre había querido más.
Siempre.
—Jungkook —dijo intentando controlar su respiración, sonrojado
y luchando contra la urgencia de cubrirse al ser observado por esos
ojos llenos de deseo.
—Dilo, Taehyung. Dime qué estás esperando de mí ahora. —su
voz sonaba profunda y ronca, con lujuria contenida.
—Yo... Yo no quiero que me folles... No quiero... —dijo,
sintiéndose extasiado ante sus propias emociones—, hazme el amor.
Jungkook sonrió. Podía ver el rostro del castaño completamente
enrojecido y sintió su propio corazón enloquecer. Él era distinto y
pondría todo de él para demostrárselo.
Hazme el amor.
Esas palabras se habían escuchado jodidamente dulces dichas por
Taehyung e inevitablemente, Jungkook había sentido algo en su
interior removerse. Una sonrisa se formó en su rostro al escucharlo.
Sus ojos estaban fijos en el menor, recorriendo con la mirada todo en
él; su rostro estaba sonrojado y mordía su labio de forma nerviosa,
era realmente hermoso y eso lo abrumaba.
Se deshizo con manejada lentitud de la ropa de Taehyung y se
acercó a sus labios; succionaba con suavidad su labio inferior y
deslizaba la yema de sus dedos lentamente por su piel. Lo sintió
estremecerse bajo sus manos. Profundizaba el beso mientras su
lengua tomaba posesión de la contraria. Comenzó a deslizar su boca
por la comisura de sus labios, avanzando con suaves besos por la
línea de su mandíbula. El castaño ladeó su cabeza, permitiéndole el
libre paso hasta su cuello.
Jungkook avanzaba succionando y lamiendo lentamente
consiguiendo que los jadeos que arrancaba de Taehyung, aumentaran
de intensidad. Enredó su lengua en su lóbulo y comenzó a descender
con ansiedad. El menor enredó sus dedos en el cabello de Jungkook,
atrayéndolo aún más a su cuerpo; sintió la lengua del pelinegro trazar
lentos círculos sobre su piel y sus dedos pellizcar uno de sus pezones.
Su cuerpo ardía y aquel juego lo estaba enloqueciendo.
Su cuerpo se tensó al sentir que los besos de Jungkook seguían
bajando; besaba cada parte de su cuerpo, erizándolo con cada toque.
Las manos del pelinegro separaron delicadamente sus piernas y
lamió la parte interna de sus muslos mientras que comenzaba a
deslizar su mano por su miembro. Gemía completamente entregado
a cada caricia, sentía la mano de Jungkook subir y descender
rítmicamente hasta que presionó con su pulgar la punta de su
miembro. En un momento la humedad de la lengua del pelinegro se
apoderó de su erección, por lo que tiró del cabello de Jungkook
deseando sentirlo aún más.
—Jungkook... Detente... —Intentó detenerlo pero el pelinegro
simplemente se separó y continuó ahora con su mano, masturbándolo
con mayor rapidez. Se irguió sobre Taehyung mientras lo tocaba sin
quitarle los ojos de encima. El menor se sentía cohibido, lamió su
labio, extasiado, mientras ahora movía sus caderas siguiendo el ritmo
de la mano de Jungkook. Lo vio sonreír ante esto pero no podía
detenerse—, Para... Voy a...
Jungkook presionó con algo más de fuerza y el cuerpo de
Taehyung tembló en sus manos. Sintió las palpitaciones seguidas del
cálido y espeso líquido escurriendo por sus dedos. Los llevó a la
boca, lamiendo el exceso de fluidos sin separar sus ojos del castaño.
Taehyung se estremeció, esta vez era completamente distinto; no
había presiones y Jungkook se tomaba su tiempo para acariciarlo.
Sus ojos estaban vidriosos y su piel cubierta por una capa de sudor;
Jungkook sentía su erección al límite. Dolía endemoniadamente pero
se mantuvo impasible ante la situación.
—Dios... Jungkook... Por favor
—Sé paciente, mi amor...
Taehyung quiso decir algo, su mente había filtrado aquellas
palabras y su corazón se había acelerado aún más. Podía ser paciente
aunque su cuerpo rogaba por ser penetrado. Jungkook lo sabía.
Comenzó a masturbarse sobre Taehyung, pero las suaves manos del
menor lo detuvieron.
—Déjame a mí —susurró con la respiración entrecortada.
Intentando que su ansiedad no fuera notoria, empujó a Jungkook
cambiando la posición, quedando esta vez montado sobre él. Lo besó
profundamente antes de bajar imitando lo que momentos antes su
pelinegro había hecho sobre su cuerpo.
Introdujo el miembro de Jungkook lentamente en su boca; y lo
escuchó gemir. Se sentía increíble ser él quien provocaba aquello en
Jungkook, por lo que siguió jugando con su lengua sobre el miembro
erecto del pelinegro hasta que éste lo sostuvo por el cabello y lo
obligó a separarse.
—Basta —dijo mientras lo ayudaba a sentarse sobre él,
afirmándolo por las caderas y hundiendo sus dedos por la piel de sus
caderas; Jungkook alzó su cuerpo, haciéndole sentir su erección y
arrancando un gemido suplicante.
Lo quería sentir dentro de su cuerpo de una forma desesperada.
—Hazlo... —gimió, levantando su peso y ubicando el miembro de
Jungkook; tenía claro que no habían hecho ninguna preparación, pero
no importaba, lo deseaba.
Jungkook lo guio mientras alzaba sus caderas; su miembro se
hundía lentamente dentro de Taehyung y el menor ahogó un quejido
de dolor mientras bajaba hasta que el pelinegro estuvo
completamente dentro de su cuerpo. Se movía en pequeños círculos
buscando acostumbrarse a la dolorosa penetración antes de apoyar
sus manos sobre el abdomen de Jungkook y comenzar a moverse
entre gemidos que ahora sólo mostraban el placer incontrolable que
le producía.
—Tae... Sigue así... —Estaba al borde del clímax y recién caía en
lo terrible que esas tres semanas sin él habían sido realmente.
Una de sus manos liberó sus caderas y aprisionó la nueva erección
que había conseguido el cuerpo del castaño. Lo masturbaba con
velocidad y sabía que estaba sensible así que no duraría mucho esta
vez.
Y él tampoco. Cada vez que el cuerpo de Taehyung bajaba sobre
su miembro, su cuerpo cedía ante la explosión de sensaciones.
Bastaron sólo un par de movimientos más hasta que la electricidad
recorrió su columna. Arqueó su espalda y sostuvo firme a Taehyung
mientras su orgasmo lo golpeaba de forma más intensa que veces
anteriores.
Jadeaba y respiraba con dificultad; no se percató en que momento
su mano se había encargado nuevamente de hacer llegar a Taehyung
al orgasmo. El cuerpo del castaño se estremecía sobre él sin moverse.
Cuando el cuerpo de Taehyung se deslizó sobre el suyo aún
fundidos el uno con el otro, llevó su mano por su espalda hasta su
cabello y lo obligó a levantar su rostro. Lo besó lentamente,
saboreando aquella boca que tanto anhelaba, sonriendo contra su
boca.
—Tenemos que movernos...
—No quiero.
—Tae, no podemos simplemente quedarnos desnudos en tu
oficina.
—Pero...
—Tae, no en tu oficina—. Su voz sonaba dulce; el rostro del
castaño se iluminó al entender a lo que se refería—. Termina lo que
debes hacer.
— ¿Y tú?
Jungkook lo besó nuevamente. —Yo esperaré ansioso.
—Podría morir...
—No, TaeTae —suspiró mientras comenzaba a moverse—, ya no
lo tienes permitido.
~•~•~
Jungkook observó su reloj con impaciencia. Había ido a la
habitación asignada en el hotel y después de una ducha se encontraba
sentado en la cama, esperando. Suspiró mientras su pie golpeaba
rítmicamente el piso, intentando no darle atención a la tardanza que
estaba experimentando el menor.
Eran las cuatro de la mañana y estaba seguro que el castaño debía
seguir paseando por el hotel en su posición de CEO y también sabía
que debía estar puntualmente a las siete de la mañana para despedir
a los invitados que se hubiesen quedado.
Torció la boca con fastidio. Repentinamente, la cerradura de la
eléctrica sonó y la puerta se abrió lentamente.
— ¡Por fin! —Se levantó instantáneamente a recibir a Taehyung,
quien entraba arrastrando sus pies y soltaba su corbata—, pareces un
zombie.
Bromeó mientras observaba al castaño caminar lentamente hacia
la cama; estaba a punto de moverse para darle espacio, pero no tuvo
el tiempo suficiente y Taehyung cayó pesadamente sobre él. Sonrió
cuando el castaño hundió su cabeza en su pecho. Sus manos lo
rodearon y acarició su cabello suavemente.
—Estoy cansado...
—Lo sé.
—Eres cómodo...
—Estás pesado —dijo con cierta burla, mas no se movió ni un
centímetro para no incomodar a Taehyung.
—Sólo un poco más, prometo que voy a levantarme.
Jungkook rió suavemente antes de girar sobre su cuerpo, dejando
a Taehyung bajo él. Realmente parecía cansado y no hizo ningún
intento por incorporarse. Pasó sus manos bajo Taehyung y lo
acomodó correctamente en la cama para luego desvestirlo.
—Pervertido... —murmuró bajito.
—Pues sí.... Pero lo dejaremos para otra ocasión; duerme.
—No te vayas.
—Tae, no voy a irme, sólo duerme—. El pelinegro se ubicó junto
a Taehyung y sintió el cuerpo del castaño pegarse al suyo. Lo rodeó
con uno de sus brazos para darle apoyo—. Tardaste—murmuró, pero
Taehyung había caído profundamente dormido sin siquiera alcanzar
a contestar—. Supongo que puedo conformarme con esto por hoy.
Sonrió, cerrando sus ojos mientras dejaba que el castaño durmiera
abrazado a él. Quizá, dormir junto a alguien más no era tan
desagradable de todos modos.
11
Taehyung observaba su agenda semanal; llevaba dos días sin ver
a Jungkook debido a su trabajo y a pesar de que se habían hablado
constantemente el no verlo se sentía especialmente mal. Desde que
Jungkook le dijera que también quería intentar más habían pasado
casi dos semanas y media. En todo ese tiempo, Taehyung se sentía
sobre una nube.
Suspiró, encerrando en un círculo el día siguiente. Había esperado
aquel libre emocionado por descansar tranquilo, pero ahora que su
pseudo relación comenzaba a avanzar, quiso que aquel día hubiese
coincidido con alguno del pelinegro, por lo que tomó su teléfono y
marcó a Jungkook, esperando en vano por la respuesta.
—Imbécil Taehyung, no todo puede cambiar tan pronto...
Desmotivado, ordenó sus cosas y se marchó del hotel, debía correr
antes que algún imprevisto lo demorara. Al menos tendría un día para
descansar y eso siempre era algo bueno.
—Taehyungie~ —Se volteó a tiempo de ver el auto de Jimin
aparecer frente a él—, vamos, hoy te llevo —dijo sonriendo mientras
Taehyung subía en el asiento del copiloto. Lo observó un momento
antes de partir—, así que mañana nos abandonas.
—Necesito un día libre de vez en cuando.
—Bueno, eso sí... —Jimin reafirmó pensativo—, necesitas tiempo
con el príncipe antipático también.
—Ah, sí.
— ¿Y eso?
—Bueno... Es jueves, Jimin.
— ¿Y?
—Que él no estará libre; probablemente estará en las obras y,
bueno... tampoco hemos hablado hoy.
—Cuando dijiste que lo "intentarían", no imaginaba esto... Sigue
igual, ¿No?
—No es así... No puedo esperar que cambie su trabajo por mí,
pero...
—Pero su trabajo implica el factor Kim Jisoo. Al menos él puede
pasar tiempo con un Kim—. Soltó una carcajada que murió
rápidamente al ver el rostro de su amigo—. Lo siento.
—No creerás que... —frunció el ceño ante la idea—, no puede ser,
¿Cierto?
—Ah, Dios Taehyung, era una broma, cómo podría engañarte tan
pronto.
Taehyung mordió su labio. — ¿Tan pronto?
—Esto... No quise decirlo así... No lo hará, ¿De acuerdo? Puede
que sea el bastardo más insensible y desagradable del universo, pero
he visto la forma en que te mira y le importas.
Taehyung suspiró. —Es cierto, yo creo en él.
Jimin lo observó de reojo y sonrió. Agradeció mentalmente que su
broma no hubiese mermado en su amigo; realmente debía empezar a
medir sus palabras.
~•~•~
El edificio de Hive Constructions estaba frente a él, imponente.
Por alguna razón estúpida, se había levantado muy temprano y
arreglado con demasiada emoción; antes de siquiera pensarlo, había
tomado el taxi que lo dejó en el lugar y ahora, esperaba frente a las
grandes puertas de cristal con los puños cerrados firmemente y con
ganas de tirarse de la azotea por su impulso.
Pero en verdad lo extrañaba. Deseaba verlo aunque fuera un
momento.
—Taehyung, ya estás acá... Sé un hombre valiente, maldita sea.
Se dijo a sí mismo, golpeando sus mejillas y entrando en la gran
recepción. Vagó con sus ojos por el lugar hasta que sin darse cuenta,
se encontró frente al mesón de recepción. La bella joven lo analizó
de pies a cabeza con una ceja arqueada y en ese momento cayó en
cuenta de que sus jeans rasgados y su gran sudadera de color rojo lo
hacían ver como un estúpido mocoso perdido.
— ¿Lo ayudo en algo, joven?
¿Joven? No tienes más que mi edad... Pensó mientras abría su
boca, pero sin articular las palabras le sonrió y se volteó en dirección
a unos mullidos sillones que hacían de sala de espera.
Se sentó en el lugar y decidió que lo mejor sería marcarle. Si no
estaba, al menos lo habría intentado y... Su dedo quedó suspendido
sobre la pantalla sin alcanzar a presionar y sus ojos volaron al
ascensor que ahora se abría, dejando ver a Jungkook junto a dos
hombres vestidos en trajes y, sorpresa, Jisoo.
Se levantó con rapidez y cubrió su rostro con su mano mientras
caminaba en dirección a la salida antes que le vieran.
— ¡Kim Taehyung! —La voz de Jisoo resonó amigable a través
del lugar. Inconscientemente sus hombros se elevaron antes de que
girara hacia ellos, queriendo hundirse en el lugar—, es una grata
sorpresa.
Se volteó con el rostro enrojecido y una sonrisa que más pareció
una mueca. Vio los labios de la mujer curvarse por uno de sus
costados en burla; Jungkook lo observaba fijamente.
—Señorita Kim, como siempre un agrado encontrarnos —dijo
haciendo una reverencia. Se presentó con ambos hombres y estrechó
la mano de Jungkook, quedando luego desplazado ante la
conversación del resto.
Observaba como un niño castigado hasta que los dos hombres que
dijeron ser algo de otra empresa subcontratista se despidieron. Ni
siquiera había prestado atención, pero su tampoco fue capaz de atinar
a marcharse del lugar. Su orgullo había fallado vilmente.
— ¿Y? Pequeño Kim, esa ropa seguro te hace lucir joven... —Jisoo
dijo con notoria burla.
— ¿Qué haces acá? —Jungkook le dirigió la palabra al fin, mas
sonando ligeramente irritado—, debiste llamar, pudiste no
encontrarme.
—Ah...
—Déjalo, Jungkookie, no es un niño para que lo trates así—. Jisoo
dijo en un irritante tono—. Y bueno, debemos irnos ya, el jefe
Namjoon debe estar esperándonos y...
—Oh... Van de salida, claro...
—Jisoo —Jungkook dijo soltando un suspiro—, ¿Puedes ir en
taxi?
— ¿Qué? —Jisoo y Taehyung preguntaron al unísono.
—Ya lo llamaré yo luego, ahora debo llevar a Taehyung a casa.
Taehyung frunció el ceño. No era un niño malcriado al que debían
llevar castigado, no quería ser tratado así. —Olvídalo, Jungkook,
puedo ir solo. Lo siento, no pensé que estarías así de ocupado. Ve
con Namjoon, estás trabajando, fue mi error.
—Ya ves, Jungkookie, puede ir solo.
Jisoo sonrió triunfante, pero Jungkook se acercó a Taehyung y lo
sostuvo por el brazo. —Lo siento, no puedo dejar que ande solo por
ahí, ve sin mí.
Jungkook comenzó a caminar arrastrando a Taehyung por el brazo.
El castaño miró por sobre su hombro a la mujer que había quedado
atónita tras ello; y aunque sabía que no era una jodida competencia,
sus emociones le ganaron y antes de voltear, sacó su lengua en forma
de burla.
Se encontraban afuera, frente al deportivo aparcado de Jungkook.
Sintió la presión de la mano del pelinegro aflojar sobre su brazo, sin
soltarlo. Cuando alzó su mirada, Jungkook lo miraba de forma
severa.
— ¿Sabes que este es mi trabajo? No estoy jugando, Taehyung.
—Lo siento.
—Tal vez creas que, por mi actitud, las cosas no me importan o
algo así, pero todo esto es mi vida.
Taehyung sintió su pecho anudarse ante esto. —Ya, Jungkook, lo
siento. Me iré a casa ahora, sigue con "tu vida".
Sacudió su brazo violentamente para soltarse. Jungkook entonces
cayó en cuenta de sus palabras. Se maldijo internamente por su
estupidez.
—Escucha, Taehyung, no quise decir eso, no me refería a... —. Lo
miró por primera vez en todo ese tiempo. La ropa de Taehyung era
completamente distinta a lo de siempre, distando de la seriedad que
solía demostrar cuando se encontraba trabajando en el hotel.
Entendió entonces lo que sucedía; había sido un completo imbécil.
—Estás libre —dijo el pelinegro dando un paso hacia Taehyung,
su expresión se suavizó—, y estás acá. Lo siento Tae, soy un imbécil.
—Lo eres... —. Miró a Jungkook y se acercó a él apoyando su
frente en su hombro—. Pero realmente quería verte. También soy un
imbécil por extrañarte así...
Jungkook se quedó quieto por unos segundos; Taehyung se veía
mucho más frágil vestido de esa forma, buscando refugio en su pecho
como un niño asustado. Sonrió y pasó sus brazos por sobre sus
hombros, rodeándolo y rompiendo toda la distancia con un abrazo.
Sintió una punzada de culpa al haber actuado de esa forma distante
con él. Había caído nuevamente en su actitud soberbia al dar por
hecho a Taehyung.
—También te extrañé, TaeTae... Estoy feliz de verte acá… Vamos
a algún lado, ¿Sí?
El menor sonrió, asintiendo mientras seguía su camino. Mientras
caminaban, Jungkook iba escuchando lo mucho que había esperado
este día libre. Lo observaba de pies a cabeza y sonreía ampliamente
cuando el castaño desviaba su mirada apenado ante su mirada.
— ¿Estás seguro que puedes irte así de tu trabajo?
—No te preocupes de eso.
—Pero dijiste que estabas ocupado.
—Lo estoy. Contigo—. Respondió recorriendo con la mirada el
interior del restaurante al que llegaron luego de un rato, hasta que
posó sus ojos en una mesa desocupada al centro— vamos.
Taehyung lo siguió en silencio y se ubicó en su silla. Rápidamente
le entregaron la carta. Sus ojos vagaban por la lista, por completo
absorto en la lectura sin percatarse de la mirada intensa del pelinegro
sobre él.
—Por cierto, TaeTae...
— ¿Sí?
—Linda ropa—. Taehyung se sonrojó y agradeció al chico que
llegaba a tomar su orden antes de volver su atención a Jungkook.
—Jisoo dijo que parecía un niño.
—Tiene razón—. Jungkook rió, viendo el rostro de Taehyung
debatirse entre la molestia y la vergüenza—. Pero me gusta.
Su conversación era variada. El pelinegro se sentía cómodo con él
y contaba sus avances mientras comían. Estaba relajado y feliz en ese
momento; la molestia de verlo irrumpir sin aviso en su trabajo
rápidamente había sido reemplazada por alegría. Que Taehyung
quisiera gastar su descanso con él lo enternecía.
— ¿Sabes que Jin Hyung lleva días pidiendo que coma con él y
NamJoon? En verdad no quiero estar de sobra allí, qué incómodo.
—Bueno, es tu hermano. Es normal que quiera compartir su
felicidad contigo, lo entiendo —Jungkook enredó la pasta en su
tenedor pero su movimiento se detuvo, observando como la actitud
de Taehyung había cambiado ante su comentario—, Tae
— ¿Sí?
—Creo que entiendes lo que Jin siente.
— ¡Cómo crees! —rió nervioso—, Jin Hyung exagera, no es
necesario que me incluya en su vida con NamJoon y...
—Él no busca incluirte en su vida de pareja, él quiere compartir su
felicidad. Jin es extrovertido y alegre, lo de Namjoon es nuevo para
él y... Sé que también te gustaría poder hablarlo con él.
— ¿Hablarlo?
—Esto —Jungkook dejó a un lado la comida y le sonrió—, lo
nuestro.
—Pero nosotros... —su tono de voz bajó y sus mejillas ardieron
ante lo que eso significaba—, no somos algo... Formal.
El pelinegro lo observó. Se había dado cuenta que al sentarse,
Taehyung movió ligeramente su silla lejos de él y que cada vez que
sus manos se rozaban él las escondía bajo la mesa. También podía
notar que aquellos gestos no tenían que ver con un miedo propio sino
a lo que el menor pensaba que sería lo correcto para Jungkook.
Suspiró. —Sé que sientes que no he sido claro contigo y que crees
que evito darle la importancia que tú le das a estar juntos; pero Tae,
no pienses mal, nunca ha sido un problema.
Taehyung abrió su boca para hablar pero el brusco movimiento de
su silla lo hizo perder toda su concentración. La mano de Jungkook
se había posado bajo la silla y con fuerza jalaba de él haciendo un
estruendo. Cuando su boca aprisionó sus labios intentó separarse
pero Jungkook lo sostuvo firme por la nuca, profundizando aquel
beso. Cuando se separó, sus mejillas habían tomado un color rojo y
sentía su cara arder. Lo había besado sin reparos en medio de toda la
gente que, gracias al chirrido de la silla al arrastrarse, se volteaban
curiosos y ahora murmuraban debido a la acción.
Jungkook deslizó su dedo por los labios del menor limpiando la
pequeña estela brillante y húmeda de la comisura de sus labios. Le
sonrió seductoramente. —Estamos juntos, Tae, puedes decirlo
libremente.
Jungkook depositó un último beso en sus labios con todos en el
restaurant de espectadores antes de volver su atención a la comida.
Cuando salieron del lugar; Taehyung se sentía completamente
observado; se sorprendió la naturalidad con que Jungkook actuaba
después de haber sido el centro de atención.
Volvieron a caminar y el menor se adelantaba emocionado al ver
alguna cosa que llamaba su atención. Jungkook lo seguía con sus ojos
y lo miraba con intensidad abrasadora. Repentinamente, el pelinegro
se detuvo y frunció el ceño. Taehyung lo miró confundido por el
repentino cambio de actitud.
— ¿Estás bien?
—No.
— ¿Estás molesto?
—Terriblemente irritado.
—Oh...
—No puedo creerlo, Kim Taehyung.
El castaño parpadeó confundido y mordió su labio. — ¿Hice algo
mal?
—Sí, realmente mal —Jungkook se acercó a él con seriedad—,
¿Me sacas en una cita y me tienes así—, dijo al momento en que alzó
su mano delante de su rostro, moviendo sus dedos. Taehyung lo
observó confundido—, mierda, Taehyung, eres realmente lento—.
Soltó un sonoro suspiro de fastidio y agarró la mano de Taehyung,
entrelazando sus dedos y volviendo a levantar la mano con una
sonrisa enorme que dejaba ver sus blancos dientes de conejo—. Así
está mejor.
Y sin decir más comenzó a caminar sin soltar su mano. Taehyung
observó aturdido, su corazón latía a mil por hora. Una sonrisa se
apoderó de su rostro. Él realmente lo estaba intentando.
Cuando llegaron frente al departamento de Taehyung, Jungkook
bajó del automóvil y cerró para acompañarlo hasta su puerta; sus
manos nuevamente estaban entrelazadas. Había sido una tarde
perfecta y se sentía totalmente feliz.
—Ya está, sano y salvo en la puerta de su casa.
—No soy un niño.
— ¿De verdad? —Jungkook arqueó una ceja, sonriendo con
ironía—, creo que me gustaría cerciorarme.
—Te lo aseguro.
—Bueno, supongo que no funcionó.
Jungkook fingió tristeza mientras dejaba la mano de Taehyung. El
castaño rió y golpeó suavemente su frente.
—Per-ver-ti-do—. Mordió su labio para evitar reír.
—Escucha, TaeTae... No hagas eso.
— ¿Hacer qué?
—No muerdas tu labio —su voz sonó seria—, en verdad me
calienta que lo hagas y me dan muchas ganas de ser yo quien lo haga.
Taehyung se sorprendió ante el cambio de actitud y sintió el calor
recorrerlo hasta su ingle. —Dios, Jungkook, no me mires como si
fuera un trozo de carne...
Dijo antes que Jungkook lo empujara contra la puerta y tomara su
boca de forma hambrienta. La suavidad del beso del restaurante había
desaparecido y ahora era puro deseo lo que lo estremecía. Jadeó en
busca de aire pero en ese momento Jungkook se separó de él,
respirando con dificultad.
—Entra, Tae... Es mejor que me vaya.
Si Taehyung dijera que no se sintió decepcionado ante el repentino
cambio hubiese mentido, pero obedientemente abrió la puerta. Se
volteó y buscó otra vez sus labios, pero el pelinegro desvió su rostro
y lo empujó con suavidad, poniendo el umbral de distancia.
—Voy a llamarte, ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
—Descansa, Tae.
Taehyung lo observó desaparecer y cerró la puerta tras de sí; cayó
al suelo contra la superficie de la puerta y sus ojos volaron hasta su
entrepierna. Su tarde había sido perfecta y ahora estaba solo con una
erección que le recordaba el repentino rechazo.
~•~•~
"No me mires como a un trozo de carne"
Esas palabras le daban vueltas en su cabeza mientras bebía
directamente de la botella de whisky. No podía evitarlo. Lo deseaba
y habría querido acariciar todo su cuerpo nuevamente, pero
Taehyung había dicho eso.
¿Eso era lo que él pensaba? ¿No estaban siendo suficientes sus
intentos? Maldijo y tomó otro sorbo.
Llevaba dos horas echado en su sofá. Nunca había recorrido la
distancia hasta su casa con tal rapidez, pero necesitó escapar de allí
antes de haber perdido el control.
—Mierda Jeon Jungkook, eres un maldito sexópata—. Se dijo
molesto mientras la imagen de Taehyung mordiendo su labio volvía
a su mente.
No lo hacía a propósito y él, todo un maldito obseso sexual, había
deseado follar aquella boca en ese instante. Había arruinado la
perfecta tarde con sus deseos carnales. Estaba a punto de abandonar
la botella e irse a dormir cuando escuchó los fuertes golpes en su
puerta.
—Mierda, ni que el maldito presidente quisiera entrar al
apartamento... —murmuró irritado y abrió de golpe—, qué mierda te
crees para estar destrozando mi maldita puerta... —Sus ojos se
posaron en la figura frente a él. Mejillas rojas y respiración
entrecortada; cabello pegándose con sudor a su frente y manos
apoyadas en sus rodillas, recuperando el aliento—, ¿Taehyung?
—Yo... Yo subí corriendo... El ascensor... Escaleras... —Intentaba
hablar, pero se notaba sin aire por el ejercicio.
— ¿Cómo es que...?
—Taxi... Yo...
Se apartó para dejarlo pasar y lo siguió aún con la botella en la
mano. Tae al verlo, se la arrancó y bebió un largo trago. El alcohol le
quemó la garganta, limpió su boca del exceso y lo miró fijamente.
Antes que Jungkook pudiera decir algo, se quitó la sudadera
quedando semi desnudo.
— ¿Qué haces?
—Creo que... Creo que mal entendiste... —decía mientras se
deshacía del resto de su ropa.
—Tae...
—Yo nunca dije que no quisiera esto.
Se acercó a Jungkook y lo besó ansioso mientras pegaba su cuerpo
a él. Jungkook lo alejó, confundido.
—Dijiste que no querías que te viera como un trozo de carne,
Taehyung... Y tienes razón.
—No... Yo quiero... Quiero ser sólo yo... No busques a nadie más...
Hazme el amor o fóllame duro, no me importa mientras no toques a
nadie más. Yo quiero que seas mío, Jungkook.
El pelinegro parpadeó sorprendido. Dejó la botella sobre la mesa
y deslizó sus dedos por su cabello. Lamió sus labios y sonrió. —
¿Qué debería hacer, TaeTae? Ahora realmente quiero cogerte muy,
muy duro.
—Aquí estoy.
Jungkook lo tiró de su antebrazo para acercarse a él y lo besó
apasionadamente. Empujó su cuerpo hasta dejarlo pegado al
ventanal. Taehyung gimió ante la intensidad y pegó sus caderas al
pelinegro, frotando su cuerpo para sentir su erección contra la de él.
El menor lo ayudó a desvestirse y liberando su miembro de la
prisión de telas, arrodillándose frente a Jungkook para comenzar a
lamer su miembro, mezclando su saliva con sus fluidos. Gimió
cuando las caderas del pelinegro comenzaron a embestir contra su
boca buscando profundidad y sus jadeos aumentaban su propia
excitación.
—Mierda, Tae... Sigue así... —. Tiró de su cabello moviendo sus
caderas y sintiendo la succión en su erección. Aceleró su propio ritmo
y escuchaba a Taehyung gemir con su miembro en su boca; podía ver
el reflejo de Taehyung por el cristal y era totalmente erótico. Podría
haber tenido su duro miembro en esa boca por siempre. Taehyung
lamió la punta y volvió a succionar por una última vez cuando
Jungkook sujetó su cabeza, liberando todo dentro de su boca.
Tragó y limpió el exceso antes que Jungkook volviera a levantarlo.
Lo besó succionando su labio e introduciendo su lengua, saboreando
su propia salinidad aún en la húmeda boca de Taehyung. Lo giró
ágilmente y lo obligó a apoyar sus manos contra la ventana. El
castaño observó su propio rostro, no podía reconocer aquel hombre
que sólo con su expresión suplicaba por ser penetrado; se sentía
avergonzado y a la vez esa imagen aumentaba su deseo.
Jungkook lamió su espalda y comenzó a masturbarlo mientras
embestía contra su trasero en forma de cruel juego. Taehyung gemía
y buscaba más cercanía.
Lamió sus dedos y comenzó a introducirlos uno a uno dentro del
castaño, moviéndolos para prepararlo. Pronto, su miembro estuvo
nuevamente duro y listo para reclamar lo que le pertenecía.
—Fóllame—. Taehyung rogó ansioso.
—Mierda Tae, eres un pervertido—. Sonrió entre jadeos e
introdujo su miembro en Taehyung, embistiendo una y otra vez. El
menor se retorcía de placer y sus manos se presionaban contra el
cristal para buscar mejor apoyo. La mano de Jungkook seguía
deslizándose por su erección y no duraría mucho así pero quería
sentirlo tanto como fuera posible.
—Jung... —Gimió mientras el pelinegro aumentaba el ritmo. Su
cuerpo ardió y no pudo contenerse. La mano de Jungkook recibió de
lleno el orgasmo del menor.
Se separó de él y lo volvió a dejar de frente.
—Vamos a la ducha —dijo besándolo con menos intensidad pero
aún deseoso de más—, no creo que pueda tener suficiente de ti esta
noche.
~•~•~
Taehyung escuchó su alarma sonar; su mano se estiró con pereza
hasta alcanzar el móvil junto a la mesa de noche.
Quiso moverse pero el brazo de Jungkook lo mantenía firmemente
sujeto por la cintura. Deslizó sus dedos trazando sus músculos y se
giró hacia el pecho de Jungkook procurando que su cuerpo rozara
completamente el del pelinegro. Lo escucho gemir de forma ronca y
pegó aún más su cuerpo a la creciente erección bajo las sábanas.
Estiró su rostro y beso lentamente el cuello de Jungkook, su lengua
se movía cuidadosa sobre su piel.
—Tae... No necesitas hacer esto para despertarme... —dijo
estirando su cuello para permitirle al castaño seguir con su juego
matutino—, Ya estoy despierto—, Taehyung succionó suavemente
al tiempo que frotaba sus caderas contra Jungkook haciéndolo gemir.
—Lo sé—. Jungkook sonrió ante la respuesta de Taehyung y de
forma automática se giró sobre su espalda dejando al menor sobre su
cuerpo a horcajadas. Deslizó sus dedos por sus muslos hasta su
trasero, presionando con más fuerza de la necesaria arrancando un
gemido de Taehyung.
El menor sonrió, moviéndose con ritmo pausado y tortuoso sobre
la erección de Jungkook quien ahora lo observaba relamiendo sus
labios. Taehyung se acercó a su boca con lentitud deliberada y besó
suavemente.
No pudo contener sus gemidos cuando la mano de Jungkook aún
con pereza se deslizó por su miembro y con sus dedos se encargaba
de esparcir sus propios fluidos para ayudar el movimiento.
Tomó una de las manos de Jungkook y llevó uno a uno sus dedos
a su boca, introduciéndolos y lamiendo para lubricarlos sin romper el
contacto visual. Jungkook apartó sus dedos y lentamente lo deslizó
hasta su entrada, presionando y hundiendo, arrancando gritos
ahogados y gemidos del castaño.
Siguió con su juego exploratorio sin apartar la vista de Taehyung
quien mordió su labio para acallar un gemido.
—Mierda, Tae, te he dicho que no hagas eso —murmuró mientras
presionaba con sus dedos el interior de Taehyung. Ver al castaño
morder su labio le provocaba un placer morboso, adoraba saberlo
enloquecido y sin control de sus sensaciones, esto hacía que el mismo
se nublara de deseo. Gimió cuando Taehyung presionó su cuerpo aún
más contra su miembro, ansioso.
—Quita tus dedos —rogó entre gemidos.
Jungkook obedeció y lo afirmó con firmeza, ayudándose con su
mano mientras Taehyung alzaba sus caderas y volvía a caer. Sus
movimientos aumentaban intensidad y Taehyung se movía
lentamente para que cada penetración llegara profundamente en él.
El pelinegro lo ayudaba diligentemente a moverse mientras con su
mano libre seguía masturbándolo. Le encantaba que Taehyung lo
montara, la perspectiva de su cuerpo y su rostro lo excitaban en
demasía. Sintió los dedos de Taehyung enterrarse en su abdomen,
dejando marcas rojizas en sus músculos. El miembro en su mano
comenzaba a emitir suaves palpitaciones y él tampoco duraría mucho
más. El menor se movió una vez más hasta que su cuerpo se
estremeció. El fluido blanquecino se esparció por el abdomen
tonificado de Jungkook que con un par de embestidas más también
sintió el calor desbordarse; terminó dentro de Taehyung, que
lentamente se separó de él mientras por sus muslos comenzaron a
escurrir los restos de tibios fluidos de Jungkook.
Se acercó nuevamente a sus labios, besándolo de forma húmeda y
ávida.
—Ducha—. Taehyung murmuró contra su boca, tomando su mano
y tirando de él suavemente; Jungkook sonrió mientras se dejaba
guiar.
Llevaban un par de semanas compartiendo sus noches y Jungkook
había descubierto lo grato que era despertar con el cuerpo cálido de
Taehyung a su lado; eso sin contar lo mucho que le gustaban sus
sesiones de sexo matutino y duchas compartidas.
Mejor que su horrible despertador.
~•~•~
Taehyung soltó su cinturón y se acercó a despedirse de Jungkook.
Lo besó apasionadamente y dejó escapar un gemido cuando la boca
del pelinegro se cerró sobre la piel de su cuello, haciendo succión.
—Me dejarás otra marca, pervertido.
—De esa forma nadie podrá tocarte.
—Nadie podría de todas formas—. Se separó de Jungkook y bajó
del auto, dándole la vuelta hasta la ventanilla del conductor—. Ve
con cuidado.
—Por cierto, Tae, esta noche no podremos vernos... Tal vez me
escape un momento pero no te ilusiones; está del terror la maldita
constructora.
Taehyung sonrió malicioso. —De todos modos Chimchim me ha
insistido en salir.
—Maldito imbécil —murmuró tirando de la corbata de Taehyung
y acercando nuevamente su boca a su cuello, succionando con más
brusquedad esta vez—, con eso basta.
Taehyung se separó y frunció el ceño mientras cubría la mancha
roja donde antes la boca de Jungkook había estado. —Idiota.
—Es un recordatorio. Cuídate TaeTae.
Vio el auto perderse del estacionamiento antes de entrar. En el
ascensor que llevaba a las oficinas lo esperaba Jimin, cruzando de
brazos y sonriéndole de forma burlona.
—Sí que se ha pasado esta vez el muy bestia.
—No le ha gustado algo que dije. —Se encogió de hombros.
— ¿Qué dijiste?
—Que saldría contigo, Chimchim.
Jimin rió a carcajadas. —Tal vez debiera tomarme en serio sus
celos infantiles y llevarte a alguna habitación para que pruebes mis
encantos.
Taehyung rodó los ojos. —Antes es capaz de cortarte todo ahí
abajo.
—Quién sabe, tal vez te sorprenda—, Jimin volvió a reír antes de
entrar al ascensor con su amigo. No podía negar que le divertía la
actitud de Jungkook. Al menos algo bueno había sacado de que su
mejor amigo comenzara aquella relación—, y por cierto —dijo
cuándo el ascensor paró en su piso y se dispuso a salir—, en serio,
tus camisas no cubren eso.
Taehyung suspiró irritado.
Maldito Jeon Jungkook y tus pornográficas manías.
12
Estaba agotado.
Llevaba trabajando más de lo de un día normal y el tráfico de gente
era demasiado y por alguna razón el número de papeleo pendiente
sobre su escritorio le parecía demasiado.
Soltó un largo suspiro.
—Toc, toc, Señor Gerente~ —La voz de Jimin lo hizo alzar la
mirada. Su amigo entraba con una gran sonrisa.
— ¿Sabes que decir "toc toc" no equivale a golpear la puerta?
—Lo sé, pero me gusta ser creativo.
Jimin sonrió haciendo su camino hasta la silla de visitas. Apoyó
sus codos sobre el escritorio y descansó su cabeza en sus manos sin
quitarle los ojos de encima.
— ¿No deberías estar trabajando?
—No, algo bueno de ser jefe de sección es que tienes mucha gente
que trabaje por ti—. Sonrió con autosuficiencia.
—Hey, no hables así.
—Lo siento, es una broma. Ya terminé mis cosas. Vine a cobrar la
invitación.
— ¿Qué invitación?
— ¿No que estarás solo?
—Bueno... No era algo seguro en verdad...
—Espero entonces —Jimin ladeó su cabeza —Llama.
Tardó unos segundos antes de entender lo que su amigo decía.
Tomó su móvil y marcó a Jungkook, esperando bajo la atenta mirada.
Su rostro se iluminó al escuchar la respuesta, Jimin ahogó una risa.
—Esto... Lamento llamarte pero... Pero me preguntaba si hoy
pasarás por mí al final y... —escuchó la negativa en la otra línea y no
pudo contener la decepción—, oh... Ya veo, sí... No hay problema,
trabaja duro. Te quiero...
Jimin lo vio respirar profundamente mientras dejaba su teléfono
sobre el escritorio. — ¿Y?
— "Lo siento, debo quedarme, hubo problemas, cuídate" —dijo
imitando el tono de voz de Jungkook.
—Wow y... ¿Te quiero? —Taehyung hizo un gesto de desagrado
ante la pregunta.
—Supongo que... Fui un tanto demasiado.
—Ah, TaeTae, sí serás estúpido... ¡De todos modos! Bebamos
hasta desmayarnos hoy. Iré a tu casa y mañana vendremos juntos al
trabajo.
Taehyung sonrió. —Es un buen plan.
~•~•~
Se cambió su ropa por un amplio pantalón deportivo y una
camiseta. Se acercó a donde Jimin estaba sentado y lo esperaba
sonriente, recibiendo la lata de cerveza que su mejor amigo le
entregaba.
— ¡Ah! Hace cuánto no bebemos juntos...
—Desde que decidiste beberte el bar completo frente a tu príncipe.
—Cierto— sonrió ante el recuerdo—, te he descuidado, lo siento.
Jimin fingió un gesto de tristeza y tomó de una vez la lata antes de
abrir otra. —Te perdono. Después de todo, es la primera vez en años
que veo que estás comprometido de esta forma con alguien. Quién
diría que sería con un idiota ególatra y posesivo.
—Me alegra poder hablarlo contigo al menos.
—Pero sabes... No estoy de acuerdo.
— ¿Con qué?
—El secretismo.
—No es... No es un secreto —dijo sin estar realmente convencido.
—Sí, dijiste que habló sobre decirle a Jin Hyung, pero... ¿No
debería haber sucedido ya?
Taehyung tragó su cerveza como si fuera agua y así dos más, como
si el alcohol lo ayudara a no pensar en aquello. —No me deprimas.
—Sí, sí.
No supo bien cuántas cervezas después el cansancio los venció.
Tambaleándose y apoyados mutuamente, caminaron al cuarto y
cayeron ebrios y agotados sobre la cama.
—Buenas noches Chimchim.
—Sí, Tae... Cierra la boca.
~•~•~
Cuando llegó al apartamento de Taehyung y utilizó la llave que el
castaño le entregó, no demoró en abrir la puerta y sin encender la luz
caminó cuidadoso; un crujido lo hizo detenerse. Sus ojos volaron al
suelo, entre la poca luz que entraba por la ventana, montones de latas
y bolsas de comida se apilaban en el suelo. Demasiadas para
contarlas.
Frunció el ceño antes de dirigirse al cuarto.
—Desaparezco un par de jodidas horas y te emborrachas—
murmuró empujando con su pie la puerta, manos en los bolsillos.
Cuando entró, un músculo se tensó cercano a su mandíbula.
Lentamente sacó sus manos de sus bolsillos, cruzó sus brazos sobre
su pecho y se recostó contra el umbral de la puerta.
Observó detenidamente la escena.
En la cama, Taehyung dormía con una de sus piernas sobre su
amigo, quien a su vez lo mantenía firmemente rodeado con uno de
sus brazos. La comodidad y confianza que denotaban le dejó un nudo
en su estómago.
Mierda, Taehyung.
Sin darse cuenta, su pie golpeó con fuerza contra la superficie del
suelo. Los dos hombres en la cama se sobresaltaron y Taehyung se
sentó, asustado, Jimin simplemente se removió.
—Pero qué... —Restregó sus ojos pero su mano cayó sobre el
colchón al ver al pelinegro observándolo fijamente con expresión
fría—, Chim... Jimin, Despierta... —dijo golpeando a su amigo—,
despierta de una vez...
—Deja, aún es tempra... —siguió con la vista lo que Taehyung
observaba e instintivamente se separó de su amigo—, ¿Buenos...
Días?
—Jimin, no...
Jungkook se enderezó y salió del cuarto sin decir palabra
Taehyung saltó tras él, tropezando con la sábana. Cuando lo alcanzó,
Jungkook estaba sentado en el brazo del sofá.
— ¿Sabes? —Comenzó antes de que Taehyung pudiera siquiera
hablar—, hice todo el trabajo acumulado y pensé que sería bueno
venir por ti ya que llamaste. Supongo que no necesitabas de mí esta
vez.
—Jungkook, creo que estás malinterpretándolo.
— ¿El qué? ¿Que haya llegado a tu casa y estés tirado en tu cama
con ese imbécil? Es tu casa, puedes traer a quien te plazca y meter a
quien te plazca a tu cama.
—Jungkook, sabes que no es así...
El pelinegro sonrió pero sus ojos seguían mostrando molestia. —
Bueno, quería ver cómo estabas y ya lo sé, ten un buen día.
Se acercó a Taehyung y acarició suavemente su rostro,
depositando un beso sobre su frente.
—No te vayas.
Jungkook dirigió su mirada al pasillo donde esperaba Jimin. —
Estás ocupado, la próxima vez, tocaré.
—Hey, amigo, sea lo que sea que piensas, estás equivocado—.
Jimin aclaró alzando su barbilla—. Deja esa actitud de mierda con
TaeTae, no tienes que celarlo conmigo.
— ¿Celos? Te equivocas. No tengo razón para sentir celos—.
Taehyung se volteó sorprendido. Podía ser que Jungkook estaba
molesto, pero lo que decía se estaba pasando—. Como sea, sigan en
lo suyo. Dejé mi trabajo y debo volver.
Taehyung lo vio salir y automáticamente se agachó, abrazando sus
rodillas, Jimin suspiró molesto al verlo. —Mierda.
Taehyung ya había perdido la cuenta de cuántas veces había
marcado el número de Jungkook sin obtener respuesta; luego del
desastre de la mañana, Jimin había intentado por todos los medios
animarlo pero sin resultados.
Por su parte, el castaño odiaba sentir que estaba siendo
malinterpretado y que Jungkook simplemente hubiese preferido
actuar de esa forma lo hacía sentir mucho más triste de lo que se
hubiera imaginado.
Marcó nuevamente y esperó hasta que, como las veces anteriores,
su llamada cayera al buzón de mensajes. Sopesó la idea de buscarlo
personalmente pero la desechó con rapidez; si ni siquiera contestaba
tal vez tampoco querría verlo.
~•~•~
El pelinegro se encontraba fuera del apartamento de Seokjin,
esperando a que éste abriera la puerta. Había logrado terminar el
trabajo que dejó pendiente por ir por Taehyung, pero ahora estaba sin
ganas de seguir pensando en el castaño. Cuando la puerta se abrió,
sin decir nada caminó hasta el pequeño bar de su amigo y tomó dos
vasos y el whisky.
—Tendrás que traer uno nuevo la próxima vez.
—Quizá diez...
Seokjin caminó hasta donde su amigo le ofrecía ahora el vaso
servido, miró con detenimiento el que Jungkook mantuvo en su
mano.
—Eso es como un whisky quíntuple, algo exagerado.
—No jodas, ha sido un día de mierda.
— ¿Algo mal con el terreno residencial? —dijo bebiendo un sorbo
de whisky y tragando con rapidez para hablar—, espera, estás aquí y
no haciendo quizá qué con TaeTae así que... ¿Algo mal con mi
hermano?
— ¿Por qué asumes que he estado "haciendo algo" con Taehyung?
—Porque no sé, ¿Tal vez que si te llamo y luego lo llamo a él
ninguno, coincidentemente, está disponible? O ¿Tal vez porque
cuando pregunto "Hey, Tae, qué tal anda Jungkookie" él me
responde antes de darse cuenta?
Jungkook sonrió. —Actitud muy Taehyung... —su sonrisa se
borró al recordar la imagen del castaño junto a Jimin.
—Wow... Ése sí que fue un cambio de actitud...
—Como dices, he estado viéndolo.
—Por viéndolo te refieres a...
—Viéndolo; como... ¿Pareja? —el pelinegro dijo analizando.
—Siento que voy a arrepentirme de esto pero... ¿Cuál es el
problema? Y por favor, sin detalles de cómo terminaste seduciendo
a mi pequeño Tae.
—Sin detalles, tampoco esperaba ventilar mi vida sexual contigo.
—No sería la primera vez.
—Corrijo entonces: no espero ventilar mi vida sexual junto a
Taehyung contigo.
Seokjin hizo una mueca de asco y bebió otro sorbo de su whisky.
— ¿Y el problema es...?
—Hoy fui a verlo, use la maldita llave que me entregó y cuando
llegué estaba en la cama con el hijo de puta ése. Así que punto uno,
no debí entrar así porque no es mi maldita casa y punto dos, verlo ahí
me hizo querer romperle la cara a ese imbécil.
—Ese imbécil... ¿Chimchim?
—No le digas así.
Rodó los ojos. —JIMIN es especial para Taehyung, Jungkook. Y
sí, sé cómo deben haber estado pero, dudo que sea lo que piensas.
—No pienso nada, Jin. Sé que no se acostó con él.
— ¿Qué hay con esta visita entonces?
—No lo sé... Estoy confundido. Verlos así... Él realmente lo hace
feliz y eso me hace sentir incómodo.
— ¿Incómodo? Eso me dice mucho en verdad —respondió con
sarcasmo.
— ¿Qué hay de malo con sentirse incómodo?
— ¿Malo? Nada, sólo que tienes la inteligencia emocional de una
piedra.
—Fui un imbécil; no sé por qué fui hasta allá... debí seguir
trabajando como tenía planeado.
— ¿Y por qué no lo hiciste? Tal vez nos estaríamos ahorrando
ahora tu incomodidad.
—Yo no lo sé—. Jungkook apoyó su rostro en sus manos—. Él
llamó... sonó decepcionado cuando dije que no. Yo quería estar para
él.
—Estúpido.
— ¿Qué?
—Que eres un estúpido; sigues sin ver más allá de tu nariz. ¿Jimin
lo hace feliz? Sí, porque con él se olvida de las cosas complicadas—
, suspiró agotado—, ¿Crees que siente algo más por él?
—No lo sé.
Seokjin se levantó molesto, dejando de lado su vaso. —Terminarás
rompiendo el corazón de TaeTae... No quiero ver eso, Jungkook—se
acercó al pelinegro y acarició su cabello de forma fraterna—, y
tampoco quiero verte a ti sufrir, eres mi hermano.
—Esto realmente me asusta.
—Lo sé, espero que ahora no escapes antes de descubrir lo que
sientes. No te equivoques Jungkookie, el error nunca será intentarlo
sino abandonar.
Jungkook pasó toda la noche sin dormir; en su cabeza se repetía
una y otra vez la imagen de Taehyung junto a Jimin; recordaba
también la forma en que sonreía y parecía olvidar todo junto a él.
Cubrió su rostro con una de sus manos; lo que le producía la situación
lo hacía sentirse paralizado.
Tomó su teléfono y vio las llamadas perdidas; una sonrisa triste
cruzó su rostro. —Realmente quería verte...
~•~•~
Taehyung estaba sentado en el amplio sofá de Jungkook,
esperándolo ansioso. Seguía marcando sin obtener respuestas. Se
ovilló y siguió esperando hasta que escuchó la puerta desbloquearse.
Saltó y esperó arrodillado.
Sus ojos se encontraron con Jungkook y suspiró aliviado.
—Dónde estabas, esperé mucho tiempo. Vine del hotel hasta acá
y no estabas y encima... Encima te fuiste así y yo...
—Taehyung...
— ¿Estás molesto por Jimin? ¿Es porque nos viste en casa?
—Taehyung, no estoy molesto.
—Entonces... Entonces por qué no respondías los llamados... Por
qué no me buscaste... Por qué...
Jungkook vio cómo los ojos de Tae se llenaban de lágrimas. No
quería que llorara... No quería ser él quien causara sus lágrimas.
— ¿Me quieres? —Preguntó con la voz quebrada—, Jungkook...
Cuando dijiste que no había necesidad de celos... ¿Fue porque no te
importo?
— Dios... Me importas... Me importas tanto Tae, pero yo...
—No huyas de mí, sé que es algo nuevo, que jamás pensaste en
que alguien más formara parte de tu vida, pero... —Taehyung bajó el
tono de su voz intentando que ésta no se quebrara ante sus deseos de
llorar—, pero por favor no huyas... Si te alejas de mí ahora...
—No llores... —Se acercó a Taehyung y lo rodeó con sus brazos.
Taehyung hundió su cabeza en Jungkook.
—También me asusta... Me asusta que un día decidas que no valió
la pena cambiar todo... No ser suficiente.
Jungkook deseó poder explicarle lo que sentía sin embargo su
propio desconocimiento lo golpeaba. ¿Cómo podía explicar algo que
jamás había sentido? ¿Cómo decirle que le aterraba pensar en que
alguien más le diera felicidad? Sentía el pecho oprimido.
No había ignorado a Taehyung por no querer saber de él; lo había
evitado porque por primera vez en su vida había experimentado la
necesidad de alguien en su vida.
Lo había evitado porque escapar era más fácil que aceptar que sus
sentimientos por Taehyung habían estado seis años en un limbo y
ahora, por fin se mostraban tal cual eran.
Sin darse cuenta, era él quien necesitaba más de Taehyung y eso
era desgarradoramente aterrador.
Mientras abrazaba a Taehyung, revisaba su reloj. Pronto sonaría la
alarma del castaño para ir a su trabajo, pero el menor se había
dormido después de un largo rato llorando silenciosamente y él, sin
saber cómo reaccionar, simplemente había optado por quedarse
abrazado a Taehyung.
Se sentía mentalmente destruido, en menos de dos días una
situación mínima había detonado una bomba de emociones que
jamás pensó siquiera podían ser sentidas.
Peor aún, ni siquiera sabía de qué forma aquellas emociones
totalmente nuevas y desconocidas debían ser canalizadas.
Y para rematar, no habían salido las palabras cuando Taehyung
preguntó si lo quería; y Jungkook sabía que decirle lo importante que
era para él no era igual a decir te quiero.
Deslizó sus dedos por el flequillo de Taehyung, despejando su
frente. El menor suspiró y se acomodó más cerca, enredando sus
piernas con las de Jungkook. Sus mejillas seguían marcadas por
lágrimas.
Cuando la alarma por fin sonó, el pelinegro alcanzó el móvil y la
descartó.
—Taehyung, despierta —dijo removiendo suavemente al castaño
y separándose levemente—, tu alarma sonó.
—Hmn...
—TaeTae.
—Buenos días... un poco más —se acomodó nuevamente—,
puedo retrasarme un poco...
—Sé que sí, pero no está bien—. Tiró con suavidad de un mechón
de su cabello—. Vamos a la ducha.
—Eso me retrasará aún más—. Taehyung se sentó en la cama;
seguía usando ropa y lo único que había desaparecido eran sus
pantalones—. Creo que me llevé el último traje de recambio...
Una mueca de molestia cruzó su rostro; Jungkook se levantó y
revolvió su cabello. —Pasaremos primero por tu departamento y
luego al hotel.
—Ya...
Taehyung se levantó y caminó hacia el baño; Jungkook le siguió y
esperó a que Taehyung se desnudara por completo y entrara. Lo
observó minuciosamente mientras el agua caía por su cuerpo antes
de desvestirse y entrar.
—Hazme espacio—. Murmuró poniéndose tras él y rodeó su
cintura con ambos brazos. El agua lo golpeó como cálidas caricias
mientras se apegaba a la espalda de Taehyung.
Lo sintió estremecerse entre sus brazos y pese a que en su cabeza
no tenía planeado algo sexual, su cuerpo reaccionó instintivamente.
—Mierda —Susurró contra su cuello, depositando un suave beso,
Taehyung jadeó, enterrando sus dedos en los brazos de Jungkook.
Su lengua trazó lentos círculos sobre la piel húmeda de Taehyung
y sus manos recorrían ahora su cuerpo.
—Jungkook... —gimió débilmente buscando apoyo contra el
pecho del pelinegro.
Repentinamente, Jungkook se separó de él. —Iré a vestirme, es
tarde... No demores.
Taehyung se quedó allí, confundido. Su boca se torció en un
puchero y agradeció estar bajo el agua, de esa forma sus lágrimas
pasaron desapercibidas.
13
Firmaba papeles y ordenes en su oficina; ni siquiera se había
levantado a almorzar, no tenía hambre ni ganas de ver a otros.
Luego de aquel rechazo en la ducha, se puso un pantalón y una
camiseta de Jungkook. Miró el baño, necesitaba lavarse los dientes y
una sensación de angustia lo invadió sin razón aparente. Cualquiera
hubiese pensado que sufría de algún trastorno obsesivo compulsivo.
El viaje en auto hasta su departamento no fue mejor; Jungkook
había esperado dentro del deportivo así que Taehyung se había
sentido algo presionado a apurarse. Por alguna razón, agradeció el
silencio que siguió en el trayecto hasta el hotel. En verdad, no sabía
qué decir y no estaba seguro de querer oír lo que Jungkook podría
pensar. Un rechazo había sido suficiente.
Su despedida, en cambio, había sido aparentemente normal. Un
beso suave mientras acariciaba su rostro.
Pudo haber pasado desapercibido, pero su sonrisa… Jamás había
visto a Jungkook sonreír de esa forma tan triste.
La alegría soberbia que siempre lo caracterizaba no estaba presente
en su sonrisa.
— ¿Taehyungie? —Jimin golpeó la puerta antes de entrar; levanto
una pequeña bolsa de papel y un vaso.
—Huele increíble.
—Pensé que tendrías hambre, no apareciste a comer.
—Sí, mucho trabajo.
—Tal cual otros días—. Jimin suspiró con fastidio—, ¿El príncipe
sigue molesto?
—No está molesto.
— ¿Y por qué esa cara?
—Yo dormí en su casa.
—Lo supuse cuando corriste del hotel ayer.
— ¿Sabes? Me dio su clave cuando le entregué la llave de mi
departamento. Dijo que así era más fácil para cuando quisiera ir.
—Bueno... Eso está bien, ¿No?
—La verdad, es que creo que estoy forzándolo a hacer cosas que
él no siente y eso es una mierda, Chimchim, porque yo lo amo... Y
cuando hace cosas por mí me hace tan feliz... Pero, ¿Y él?
—Él es un adulto, hace lo que quiere, nadie lo está obligando... Y
si por alguna razón él siente que está haciendo algo que no va con
sus convicciones morales extrañas, entonces debiera decirlo...
Maldito príncipe pasivo agresivo.
Jimin frunció el ceño. Encontraba increíble que una situación tan
normal y rutinaria para ellos como dormir juntos hubiese hecho
retroceder todo lo que en apariencia Taehyung había avanzado con
esa persona.
—Ni siquiera me tocó.
— ¿Qué?
Taehyung bajó su cabeza, avergonzado de su confesión. —Hoy.
Pensé que después de hablarlo estaba bien, pero ni siquiera me tocó.
Al menos antes podía decir que me deseaba, después de que nos vio,
cambió.
—Tae, no estés triste. Tal vez necesita tiempo o algo así, todo
estará bien.
Taehyung sonrió más aliviado. Jimin tenía eso, todo lo malo
parecía tomar un mejor color. Cómo le hubiera gustado que Jungkook
también pudiera ver lo que él veía en Jimin sin pensar que estaba mal.
~•~•~
Dos semanas.
Dos semanas en las cuales Taehyung y Jungkook se habían
relacionado con una tensa normalidad. Jungkook lo buscaba, comían
o bebían algo y luego lo dejaba sano y salvo en la puerta de su
departamento.
Nada de contacto excesivo.
Como todos los días, esperaba en su estacionamiento a que el
lujoso deportivo se estacionara.
Subió y le sonrió ampliamente antes que la mano de Jungkook
apresara su barbilla para besarlo.
Su cuerpo, como siempre, se estremeció con deseo.
— ¿Comemos fuera? —Preguntó el pelinegro separándose.
—Oh, pensé que tal vez podríamos pedir algo a casa.
Jungkook lo miró unos segundos y soltó una carcajada. —También
me gustaría. Vamos.
Taehyung se acomodó en su asiento; tal vez sólo había estado
cuestionándose demasiado la situación y su percepción lo engañaba.
Cuando llegaron a su departamento; Jungkook tomó de la cajuela
del deportivo un traje y siguió tras Taehyung quien lo esperaba. Ya
en el lugar, dejó de lado sus cosas y sostuvo al castaño quien ahora
buscaba el número para pedir comida.
—Oye, me desconcentras—. Rió nervioso, dejando de lado el
teléfono.
—Mejor así—. Jungkook beso lentamente el cuello de Taehyung,
subiendo hasta su lóbulo para lamerlo.
Taehyung gimió débilmente. Ahora que lo pensaba, en esas dos
semanas el contacto más cercano que habían tenido eran profundos y
angustiosos besos que lo dejaban totalmente necesitado de más. Y
Jungkook lo sabía. Había evitado tocarlo y sólo Dios sabía lo difícil
que había sido, pero en ese momento su autocontrol estaba
sobrepasando sus límites.
—Vamos al cuarto, TaeTae.
—Pero... —sus palabras se interrumpieron con un gemido cuando
la mano de Jungkook se abrió paso hasta la erección que aquel
recorrido por su cuello lograra.
—Han sido dos largas semanas, TaeTae...
Taehyung se las arregló para girarse; sus ojos se clavaron en
Jungkook y su boca se abrió pero la pregunta simplemente no salió.
Había fantaseado tanto despierto como dormido, tal cual un
adolescente con este momento. Imagino y recordó cada roce y ahora
que por fin después de largos días de espera sentía esta urgencia por
saber.
Y miedo de escuchar.
Jungkook se separó y deslizó sus dedos por su cabello. —Dímelo.
— ¿Ah? —dijo con sorpresa.
—Que me preguntes la mierda que tienes en tu cabeza en este
momento para que pueda volver a tocar todo de ti—. Su voz sonaba
molesta y se odió por eso.
—Yo... Creo que si digo lo que quiero tus ganas de tocarme
terminarán de irse.
—Mierda, Tae, dímelo de una vez.
— ¿Por qué no me tocabas? Dos semanas, Jungkook, dos semanas
de mierda donde sólo pensaba qué podía hacer para ayudarte a
olvidar que me viste con Jimin.
Jungkook se quedó en silencio. Había esperado esta pregunta
desde ese primer día en la ducha. Lo que jamás imagino fue el
malestar que le produjo ver las dudas en el rostro de Taehyung.
¿Cuántas veces había desaparecido después de cogerse a alguna
mujer? ¿Cuántas veces quisieron saber la razón? No lo recordaba
porque, de hecho, nunca hubo razones. Simplemente dejaban de darle
lo que necesitaba de ellas.
Pero Taehyung... Había evitado tocarlo porque el descubrimiento
de la importancia y necesidad de éste en su vida lo tenía con un
enredo mental y emocional de proporciones.
Sólo besarlo le hacía perder el control. Respirar el mismo aire que
él respiraba era asfixiante porque su necesidad por Taehyung lo
estaba sobrepasando.
Sí, había evitado todo contacto sexual y como una maldita epifanía
había descubierto que aun así, lo necesitaba a su lado.
¿Pero cómo explicar eso? Sentirlo y decirlo eran dos palabras con
un océano de distancia.
Lo miró esperando por su respuesta.
—Yo he estado cansado, TaeTae.
Imbécil... Pensó Jungkook.
— ¿Cansado? —Taehyung retrocedió—, ¿De mí?
—No, Taehyung, nunca de ti.
— ¿Entonces...?
Quiso seguir hablando, pero Jungkook interrumpió su pregunta
besándolo apasionadamente, haciendo que perdiera el equilibrio, mas
sujetándolo por la cintura. Su lengua exploraba con avidez y con sus
manos presionó su trasero, atrayéndolo hacía sí. Un gemido escapó
de la boca de Taehyung.
La única forma que conocía para relacionarse era ésta. Y llevaba
mucho tiempo conteniéndose.
Y aunque quisiera negarlo, el castaño también ardía de deseo. Se
dejó guiar al cuarto mientras Jungkook succionaba su labio inferior.
—Espera... —gimió débilmente evitando que Jungkook lo
tumbara en la cama.
—Dios... Basta de esperar
—Quiero... —tembló al sentir la lengua de Jungkook en su piel.
— ¿Qué quieres?
—Quiero montarte.
—Oh... —Jungkook se separó de Taehyung. Arqueó una ceja
mirando de pies a cabeza al castaño—, hazlo entonces.
Se desnudó completamente dejando a la vista su tonificado cuerpo;
se sentó en la cama y deslizó su mano por su miembro. Taehyung se
acercó ayudado por el pelinegro, se deshizo de su ropa. Se subió
sobre el regazo de Jungkook mientras éste lamía su abdomen y
hundía sus dedos en la piel de sus caderas y trasero. Taehyung
comenzó s moverse sobre él, friccionando su miembro contra su
cuerpo pero fue detenido por las manos de Jungkook. A pesar de
disfrutarlo, dos semanas era demasiado tiempo.
Sus dedos se hundieron de uno en uno en el castaño, encontrando
resistencia. Taehyung gimió y comenzó a mover sus caderas contra
los dedos de Jungkook, no eran sus dedos lo que quería sentir.
Cuando Jungkook alejó sus dedos y sostuvo el cuerpo de Taehyung,
buscó su boca nuevamente. Penetró con dolorosa lentitud en el
castaño mientras su lengua se movía produciendo húmedos sonidos
en su boca; Taehyung gimió separándose; una delgada estela de
saliva se deslizó por la comisura de sus labios. Se sostuvo sobre los
hombros del pelinegro aumentando el movimiento de su cuerpo.
Jungkook bajó con su boca hasta uno de sus pezones, mordiendo
y succionando; Tae arqueó su espalda dándole mejor acceso. Gimió
profundamente cuando los dedos de Jungkook se cerraron sobre su
miembro.
Comenzó a acelerar el ritmo de sus penetraciones junto con el de
su mano que ascendía y descendía sobre la erección de Taehyung. El
pelinegro gimió cuando las uñas del menor rasgaron su piel al
momento en que un escalofrío recorrió toda su espina. Estaba usando
toda su concentración para esperar por Taehyung; cuando su mano
presionó una última vez, sintió el fluido espeso y cálido escurrir y
golpear sus manos y abdomen. Dejó su agarre y se acomodó contra
la cama, recostándose y ayudando al castaño que ahora buscaba
tembloroso apoyo en su tonificado abdomen.
Sus dedos presionaron sus muslos al momento en que las caderas
de Taehyung volvían a moverse rítmicamente. No necesito
demasiado tiempo más cuando su propio cuerpo se estremeció.
Gimió y sostuvo firme a Tae contra sí, eyaculando dentro de él
plenamente. El menor esperó unos segundos antes bajarse de sobre
Jungkook. Su cuerpo estaba sudado y pegajoso; deliberadamente,
rozó el miembro de Jungkook al bajar y caminó hasta el baño con
cierta dificultad.
—Necesitas ayuda—. La profunda voz de Jungkook lo sorprendió
al tomarlo por la cintura y voltearlo. Se dejó tomar y enredó sus
piernas en él, tomándolo por el cuello y buscando sus labios, todavía
necesitándolo.
Taehyung se acomodó contra el pecho de Jungkook. Desnudos
después de la ducha, cubiertos por las sábanas. Trazaba cada músculo
de su pecho bajando hasta su abdomen y a su vez, Jungkook recorría
su espalda con su mano abierta, presionando suavemente.
—Cómo extrañé esto... —murmuró en un suspiro. Taehyung
sonrió.
—Eras tú quien optó por la abstinencia.
— ¿Abstinencia? —Jungkook dijo bromeando. Taehyung intentó
separarse, pero lo mantuvo firmemente sujeto.
—Jeon Jungkook...
—Fue una broma, Taehyung. No me cogí a nadie estos días. Tu
confianza en mí es realmente lo peor.
—No es así.
— ¿Confías en mí? —Taehyung guardó silencio unos segundos,
lo suficiente para dar una respuesta tácita—, no estás obligado a
darme tu confianza, después de todo llevo años tirándome mujeres
por diversión; objetivamente...
—Mierda... Estamos acá... por qué no confiaría en ti si te he
entregado todo incluso sabiendo que eres un maldito mujeriego.
¿Dices que yo no confío? ¿Qué tal tú? —Taehyung se separó y se
sentó en la cama, su rostro tenso e irritado—, ¿Confías en mí?
—Sí lo hago, Taehyung.
— ¡Wow! Confías tanto en mí que por dos malditas semanas no
pudiste superar el hecho de verme abrazado a mi maldito mejor
amigo. Dudo que incluso ahora lo hayas olvidado...
Jungkook se destapó y caminó hasta donde su ropa seguía tirada.
— ¿Qué haces?
—Tienes razón. No lo olvido y puedo ver claramente a ese imbécil
demasiado cerca y a ti tan feliz como si el puto mundo valiera una
mierda.
Se vistió rápidamente y observó el rostro descolocado del castaño.
Esto está mal...
—Tal vez tienes razón y no confío en ti. Tal vez todo esto no es
más que una calentura del momento.
Cállate...
—Tal vez estas dos malditas semanas sirvieron para que nos
diéramos cuenta de lo absurdo que es intentar más.
Cállate, maldita sea, cállate...
— Y tal vez tardé mucho...
No lo hagas...
— ¿Querías una respuesta?
Dios, Jeon Jungkook, calla tu puta y estúpida boca...
—No, Taehyung. No te amo, creí... Creí que tal vez lo que sentí
por ti antes y ahora era parecido al amor, pero no es así.
Cállate, cállate, cállate...
—No te amo, Kim Taehyung. Esto fue un error.
No... Maldita sea... Dios, no... hijo de puta...
Jungkook abandonó el departamento sin escuchar nada más. Entró
en su auto y sus manos se aferraron al volante; golpeó su cabeza
contra él repetidas veces hasta que el ardor de su frente lo aturdió.
Había escuchado aquella voz en su mente intentar parar lo que hacía,
pero su boca se había movido antes que su mente.
Sus palabras salieron sin pensar y por sobretodo sin sentir.
Mantuvo su cabeza gacha, sintiendo el dolor punzante en su pecho.
—No es así, TaeTae... Yo realmente te amo.
Su voz se quebró en la soledad de su auto y las lágrimas
comenzaron a caer sin control. Había cometido un error
imperdonable y sabía que no tendría una oportunidad de remediarlo.
~•~•~
Lo escuchó salir del apartamento y sólo pudo quedarse ahí sentado.
Su cuerpo estaba entumecido y su cabeza daba vueltas. Podía sentir
su corazón a mil. Respiraba más rápido de lo que debía, intentando
alcanzar el aire con su boca, sentía que cada segundo su respiración
se dificultaba aún más.
Estiró su mano y temblando levantó su móvil.
¿Eran sus ojos los que se nublaban? No supo a ciencia cierta.
Marcó con dificultad.
—Chimchim... ¿Ayúdame?
Su voz sonó en un tono deplorable; no escuchó ni las preguntas de
su amigo, simplemente dejó el móvil y se abrazó a sus rodillas.
Estaba en shock. Su cabeza era incapaz de procesar lo que minutos
antes había sucedido. Más bien, su cabeza se negaba a aceptar lo que
escuchó.
"No te amo"
Siempre estuvo aquella posibilidad y Taehyung lo sabía, pero... La
certeza dolía más de lo que podía soportar.
Su puerta sonó violentamente; aturdido se levantó, envuelto en la
sábana, dejando sólo su rostro visible. Abrió y se encontró a su
amigo, jadeando como si el trayecto lo hubiese corrido.
No había tardado más de media hora.
—Tae... Pero qué...—. Intentó preguntar, pero Taehyung
simplemente apoyó su cabeza en su hombro y comenzó a llorar.
Sintió el dolor de su amigo atravesarlo. Sus brazos rodearon el
cuerpo de Taehyung y lo ayudó a entrar, quedando ambos en el sofá.
—Háblame, Taehyungie, por favor.
Quería decirle, pero pronunciar aquellas palabras lo hacía
horriblemente real.
—Taehyung, maldita sea, háblame... Llamaste pidiendo ayuda y
ahora estás acá como un maldito bulto.
—Yo sabía... Pero duele de todos modos.
— ¿Sabías qué?
Taehyung hundió todavía más su cabeza en Jimin. —Él dijo... Él
dijo que era un error, que no me ama.
—Hijo de puta... ¿Es una broma?
—Dijo que no me ama, Chimchim... Y yo... Yo muero por él...—.
Nuevas lágrimas mojaron el hombro de Jimin, empapándolo—.
Duele tanto.
—No, es que yo lo mato al muy imbécil... Por qué... ¿Me estás
jodiendo? Viene, te folla, ¿Y decide que fue un error? Tiene algo mal
en su puta cabeza ese subnormal... ¡Si te dijo que lo quería intentar
el muy bestia! Oh... Maldita sea... Estoy tan molesto...
—Chimchim... Tengo que trabajar.
— ¿Ah? —Jimin lo observó fijamente mientras Taehyung se
levantaba. Sus ojos estaban hinchados, pero ahora sonreía con
cansancio.
—Es tarde...
Incapaz de reaccionar, se perdió en el cuarto dejando a Jimin con
la boca abierta. —No... Es que yo lo mato...
~•~•~
—Esto... Señor Jeon... —. La voz en la otra línea sonaba
aterrorizada.
—Te he dicho que no tengo tiempo de llamados ni visitas.
—Lo sé... Pero el Señor... Esto... Park Jimin dijo que sí tenía una
cita con usted... Le dije que no encontraba la cita anotada, pero...
— ¿Park Jimin?
Me estás jodiendo...
—Sí, Señor.
—Dile que suba, cinco minutos es lo más que puedo entregarle.
La chica colgó el teléfono y con una sonrisa nerviosa miró a Jimin.
Era realmente extraño que Jeon Jungkook hiciera estas excepciones
y en verdad quedaba media hora para la salida así que tampoco
entendía por qué.
—El señor Jeon dijo que puede recibirlo pero solamente por cinco
minutos...
—Perfecto, no necesito más—. Interrumpió antes de volar a los
ascensores.
Cuando estuvo frente a la puerta con su nombre, empujó y entró
sin tocar. Jungkook tenía la mirada puesta en unos papeles y ni
siquiera hizo el intento por levantarse.
—Supongo que sabes por qué estoy perdiendo horas de trabajo por
estar acá.
—Sí, porque tal como pensé, eres más imbécil de lo que aparentas.
Por fin se levantó y rodeó el escritorio, quedando frente a Jimin.
Lo observó fríamente sin pronunciar más palabras.
—Eres un hijo de puta en verdad, estás acá haciendo tu vida como
el bastardo arrogante que eres mientras TaeTae está como un
zombie... Ah, qué molestia... Al menos pudiste cortarle las malditas
alas antes de dejarlo subir tan alto.
Jimin lo observó. Podría haber jurado que por rostro una expresión
de dolor y tristeza se extendió por unos segundos... No lo suficiente
para estar seguro.
—Escucha, Chimchim, no es mi problema si Kim Taehyung no
entiende... —tragó saliva intentando que su voz sonara firme—, si él
no entiende que no funcionó. Le dije que lo intentaría y en verdad
sólo eso, es un adulto. Follamos porque quiso, no le puse una maldita
pistola en la cabeza.
Pudo esquivarlo.
Tenía claro que si hubiese querido, pudo ser más rápido que el
puño de Jimin. Pero se quedó allí, esperó su trayectoria y
simplemente esperó hasta sentir el impacto contra su rostro.
Mierda, cuánta fuerza tiene este imbécil...
Perdió el equilibrio y buscando apoyo dio contra su escritorio.
Cuando se levantó, sentía que la habitación daba vueltas. ¿Eran putas
estrellas lo que giraba en el aire? Realmente dolía.
—Eres un hijo de puta, desaparece de la vida de Taehyung...
Pudiste alejarte antes y decidiste... Hijo de puta...
Jungkook metió una de sus manos a su bolsillo, sacando un
pequeño llavero con forma de conejo y una sola llave. Se la extendió
a Jimin. —Supongo que no vale la pena seguir guardando esto.
Entrégasela por mí, ya que son tan cercanos.
Nuevamente Jimin sintió aquella incomodidad. ¿Celos? No... No
podía ser cierto... Él había hecho todo esto a su amigo, con qué
derecho podía celarlo.
Jimin le arrancó violentamente la llave y salió de la oficina
fulminándolo con la mirada. Presionó el botón del ascensor y dirigió
su mirada hacia el pasillo que llegaba a la oficina.
Se sentía extraño.
—Pudo esquivar el golpe... ¿Por qué no...?
El sonido de las puertas abriéndose lo sacó de sus pensamientos.
No tenía caso seguir dándole vueltas; miró la llave en su mano y su
boca se torció en un puchero inconsciente, las lágrimas comenzaron
a brotar.
—Ay, TaeTae... De verdad se acabó...
Lloró en silencio por su amigo y deseó poder hacer algo para sanar
su dolor a pesar de saber que sería imposible.
14
— ¿Estás en casa?
—Sí, pero... Está NamJoon
—No te preocupes —guardó silencio unos segundos—, Jin, ve con
TaeTae.
— ¿Por...?
Antes de que pudiera terminar su pregunta; el sonido de la línea
sin comunicación lo interrumpió. Se volteó hacia NamJoon.
— ¿Jungkookie está bien?
—Bueno, llegó muy temprano y no salió de la oficina. Tampoco
fue a supervisar su proyecto, Kim tuvo que ir por él. Tampoco
recuerdo haberlo visto comer.
—Ay, mierda...
— ¿Pasó algo?
—Creo que llegó el apocalipsis...—. Seokjin se levantó y corrió
por su abrigo y sus llaves—. Quédate acá, vuelvo en un rato... Ya
sabes, es tu casa.
—Seokjin, te llevo...
—No, no... Quiero estar con él un momento; por favor espérame.
Seokjin se acercó a Namjoon y lo besó con ternura antes de dejar
el apartamento. Namjoon suspiró; sacando una pequeña caja de su
chaqueta. —Otro día será...
~•~•~
Taehyung daba vueltas la comida en el plato. Jimin tuvo que correr
de urgencia al hotel así que después de prepararle algo que comer se
había marchado. Miró el llavero sobre la mesa y su estómago se
anudó. Ni siquiera había tenido la deferencia de entregarle frente a
frente la llave. Había cortado definitivamente a través de su amigo.
La puerta abriéndose captó su atención. Un atisbo de ilusión se
apoderó de él, pero el llavero sobre su mesa destruyó
instantáneamente la esperanza. Siguió volteando la comida hasta que
la voz de su hermano lo hizo detener.
—TaeTae...
— ¿Qué haces acá?
—Jungkookie...
—Ah... No debiste venir.
— ¿Qué sucedió? —Se sentó junto a él en la mesa, sosteniendo su
mano.
—Nada.
—Taehyung, ¿Has llorado?
—No.
—Ya basta, no te cierres así otra vez. Pasaste meses escondiendo
lo que sentías hace seis años hasta que colapsaste en clases. ¿Ahora
esperarás a estallar en tu trabajo?
Taehyung retiró su mano y las escondió bajo la mesa. —No voy a
llorar más; no está bien porque... No tienes que llorar por alguien que
no vale la pena, ¿Verdad?
—Dios, dime qué sucedió.
El mayor no entendía nada. Había hablado con Jungkook muchas
veces y sabía que lo que sentía por su hermano era real; tal vez podía
asustarlo pero jamás hubiera hecho algo para dañarlo.
—Hyung, cómo puedo hablar de tu amigo.
—Pero tú eres mi hermano...
Taehyung levantó la mirada y enfrentó a Seokjin. —Él también lo
es, Hyung. Ustedes dos son hermanos, lo que haya pasado con... Con
Jungkook... Eso es algo entre nosotros dos. Por favor, no te
entrometas.
Seokjin mordió su labio frustrado. Taehyung tenía razón, no quería
tomar partido y sabía que terminaría eligiendo a su pequeño hermano
porque la sangre era mucho más espesa. Sintió la falta de aire, no
quería que sus lazos con Jungkook, su hermano de vida, se
rompieran.
—Mi Tae... Estás tan triste...
Taehyung sonrió. —Jimin está conmigo; es mi amigo y... ¿Jin?
— ¿Sí?
—Él no tiene a nadie.
Por un momento, Seokjin pensó que se refería a Jimin, pero
entendió rápidamente que no era así. Era verdad, Jungkook sólo lo
tenía a él. Tenía amigos, pero no del tipo al que corres por tus
problemas.
Eran ellos dos solamente desde la adolescencia y ahora, el
pelinegro había decidido enviarlo con Taehyung por sobre su propio
bienestar.
—Está solo... Mierda... —. El rostro de Seokjin se llenó de
confusión, porque tampoco quería dejar a su hermano solo en esa
situación.
—Puedes ir, Chimchim volverá pronto.
Despidiéndose del menor con un beso en su frente, salió del lugar
hasta llegar al apartamento de su mejor amigo; tocó el timbre de
Jungkook y esperó impaciente. Volvió a tocar una y otra vez hasta
que su amigo abrió la puerta.
—Mierda, Jungkookie, qué es ese olor. Y... ¡Wow! ¿Qué mierda
le pasó a tu cara? —dijo presionando su dedo en el pómulo
enrojecido que empezaba a tomar un matiz violáceo.
— ¿Qué haces acá?
Seokjin empujó la puerta y se abrió paso. Arrugó su nariz con
desagrado. —Cuánto alcohol puede tomar un adulto de tu estatura y
peso antes de caer en un coma etílico. Podría sacar la cuenta con
todas esas malditas botellas vacías...
—No he tomado lo suficiente...
—Claro, claro... Díselo al asqueroso olor que expeles. Al menos
no fumas...
—Pensé que dije que fueras con tu hermano.
—Mi TaeTae tiene a Chim... Jimin con él, pero tú...
—Park Jimin... —rió antes de echarse en el sofá con una botella
de whisky a medio tomar—, hasta el final metiendo su puto trasero
entre nosotros.
— ¿Entre nosotros? Ya... Entiendo qué pasó en tu cara, ¿Qué
hiciste?
—Yo respondí su pregunta.
—Mierda... —musitó, presionando su sien y comenzando a
irritarse—, ¡Jeon Jungkook! ¡¿Qué mierda fue lo que le hiciste a mi
hermano?!
—Yo... Dije que no lo amaba...
—En verdad... —respiró profundo para tranquilizarse, pero estaba
costando muchísimo conseguirlo—, eres el imbécil más denso que
he conocido...
—Al final, era lo mejor.
— ¿Por qué? ¿No lo amas? —Preguntó mirando al pelinegro,
seguía parado en el mismo lugar con su abrigo puesto, sin saber
realmente cómo comportarse—, porque, mierda, si no lo amas... Si
no lo amas entonces es genial, aléjate ahora antes que hubiese
acabado peor. Si no lo amas, puedo aguantar las ganas de partirte tu
linda cara promiscua por haber abusado de mi Taehyung, pero... —
Se detuvo dubitativo, analizando cada palabra que estaba a punto de
pronunciar.
Entonces, el sonido de la cerradura los interrumpió. Sonaba tres
veces indicando que la clave numérica era introducida erróneamente.
Jin caminó hacia la puerta pero Jungkook fue más rápido y lo detuvo,
negando con su cabeza.
— ¡Abre la maldita puerta! ¿Cambias tu puta clave? ¿De nuevo
vas a escapar?
Jungkook caminó hasta la puerta y sostuvo la manija, sin moverla.
Su frente cayó contra la pesada puerta.
—Sé que estás ahí, y sé que tal vez esté mi hermano así que...
Aprovecha ahora que no estás solo y dímelo en la cara—. Seokjin
observaba silencioso, intentando entender lo que su mejor amigo
estaba planeando—. Ya dímelo... No me envíes la maldita llave con
Jimin y no cambies tu maldita clave como si escaparas de mí...
Cobarde... Abre la puerta... Por favor...
Seokjin mordió su labio. Vio a Jungkook presionar la manija con
tanta fuerza que sus nudillos perdieron todo color. Podía imaginar
claramente a su hermano al otro lado de la puerta. Se sentía agobiado.
—Olvídalo... Pensé que eras menos cobarde que hace seis años.
Jungkook escuchó los pasos de Taehyung perderse del otro lado
de la puerta, pero no soltó la manija. Entonces, Seokjin suspiró
profundo antes de hablar nuevamente: —Pero si tú lo amas... Si tú lo
amas, no hagas esto... Ni a ti ni a Tae...
Concluyó la frase que quedó a medias antes de que su hermano
llegase, sin el valor suficiente de acercarse a lo que quedaba de su
amigo.
15
Jungkook bebía lentamente su vaso de whisky. Escuchaba hablar
a Jisoo sin real interés y de vez en cuando sonreía ante algún chiste
ocasional. Llevaba exactamente dos meses y tres días sin ver a
Taehyung y pese a que su vida continuaba, la incontrolable sensación
de vacío lo había hecho perder el control con el alcohol en más de
una ocasión.
Más de una vez había manejado hasta el Intercontinental y a lo
lejos, podía ver a Taehyung salir con una sonrisa junto a su amigo.
Más de una vez, Seokjin lo había encontrado semi consciente por
haber vaciado sus botellas de alcohol tras aquellas visitas.
Y cada una de esas veces, su respuesta era la misma: Se merece
algo mejor.
Tantos años estuvo aterrado de aquellas emociones que lo
aplastaban estando cerca de Taehyung sin saber cómo explicarlo y al
final había escapado otra vez.
—Jungkook, podemos ir a mi casa hoy.
— ¿Qué?
—Que podríamos rememorar nuestros encuentros—. Jisoo sonrió,
deslizando sus dedos por su muslo, rozando su entrepierna. Su
sonrisa desapareció cuando la mano de Jungkook sujetó su muñeca y
la apartó.
—Es hora de volver a casa. Tú a la tuya, yo a la mía, Jisoo.
—Me traes a este horrible bar y... ¿No quieres ir a mi casa?
—Quería beber, no coger.
—Y desde cuándo Jeon Jungkook se niega a un revolcón.
Jungkook dejó dinero extra sobre la mesa y se levantó. —Toma un
taxi, preciosa.
Caminó balanceándose entre la gente; al llegar a su auto, con
dificultad lo encendió. Miró la hora; aún era temprano, podría seguir
bebiendo en su departamento, después de todo al día siguiente era
sábado, no debía volver a trabajar.
Al llegar, fuera de su apartamento lo esperaba Seokjin; su rostro
era una máscara de severidad. —Estás borracho, otra vez.
—Estoy bien, no eres mi padre, maldita sea... —tecleó la clave y
entró seguido por su amigo—, tienes que dejar de controlarme, papá.
— ¿Y llegar un día y encontrarte muerto? Peor aún, ¿Que me
llamen de la maldita morgue porque estrellaste tu auto por estar
intoxicado de alcohol?
—Créeme, manejo excelente.
—Entonces podrías manejar tu vida de esa forma también.
—Jin... —Se acercó al bar, estaba vacío luego de días donde su
rutina se basaba en llegar y beber—Mierda, no tengo...
—Vaya, no me sorprende...
— ¿Qué haces acá?
—Taehyung se ha estado esforzando... No ha tomado ninguno de
sus libres.
—Y me lo dices porqué...
—Porque mientras tú te borras tomando, él se castiga trabajando
sin descanso.
Jungkook se detuvo a observar a Jin, suspiró. —No somos nada,
Jin. Lo que él decida hacer...
—No es de tu incumbencia; sí, me lo has dicho.
—Entonces por qué mierda sigues viniendo cada puto día a
hablarme de Taehyung.
—Porque... Él te ama, Jungkook—. No hubo respuesta—. Y tú lo
amas a él... Pero eres tan imbécil que en vez de demostrarlo como la
gente normal, hiciste eso...
— ¿No te molesta?
— ¿Eh?
— ¿No te jode que me haya cogido a tu hermano y lo haya dejado
así?
Seokjin frunció el ceño. Sí, lo enojaba y mucho, pero no era eso lo
que más le molestaba. —Tal vez...
— ¿Qué haces acá tocándome las putos cojones? Me cogí a tu
hermano de todas las formas que puedes imaginarte y me reí de sus
sentimientos. Que estés acá es ilógico.
Tomó un largo respiro para controlar las ganas de golpearlo.
Estaba ebrio y sabía que lo que decía no era verdad. —Tal vez si no
supiera que estás sufriendo tanto como él... Si no viera que te
autodestruyes por tus decisiones —Seokjin se echó en el sofá,
respirando profundo—, ni siquiera has vuelto a follar con alguien;
teniendo la oportunidad.
Jungkook se sentó en el suelo contra la pared, apoyando sus brazos
en sus rodillas. —Cómo podría hacerle algo así por no estar juntos
es... Cómo podría hacerlo.
—Deja el alcohol, Jungkookie... Y piensa lo que haces; sigues
equivocándote horriblemente.
~•~•~
Namjoon entró en la sala de juntas del Intercontinental
acompañado por Jisoo. Saludó cordialmente a todos los miembros de
la junta y le sonrió a Taehyung, quien se encontraba sentado justo al
lado del dueño.
Jisoo lo miró fijamente antes de pasar a su lado hasta su silla.
—Bueno, estimados. No tengo más que felicitarlos por el hermoso
proyecto presentado para la licitación del nuevo Resort en Ganwon-
do. Y Hive Constructions va ad hoc con nuestra visión.
—En Hive estamos realmente honrados en poder realizar este
proyecto; definitivamente será ganancia para ambos—. Namjoon
sonrió mostrando los hoyuelos en sus mejillas—. La señorita Kim
estará personalmente encargada de este gran proyecto y claramente
mi mejor hombre estará supervisándola también.
—Oh, el joven Jeon Jungkook... He oído que el proyecto
residencial del que se ha encargado está casi en su última etapa.
Taehyung se tensó al escuchar el nombre de Jungkook. Recordar
aquel terreno lo hizo sentir perdido.
—Señorita Kim, aquí mi CEO Kim Taehyung ha estado
preparando junto al equipo legal todos los papeles referentes al
Resort, queda en sus manos para cualquier duda.
—Oh, para mí será un verdadero placer trabajar con el joven
Taehyung, siempre he admirado sus capacidades. Tan corta edad y
tantos logros, es simplemente... Maravilloso.
Taehyung observó a Jisoo con una ceja arqueada.
—Bueno, esta reunión ha sido fantástica; pero ya debo volver a mi
oficina. Jisoo, te encargas. —Namjoon se despidió de todos y cada
uno personalmente. Al llegar a Taehyung, susurró un ánimo sólo para
que él lo escuchara—. Mantente fuerte, TaeTae.
Taehyung sonrió. Namjoon realmente se había ganado su respeto
a pulso. Estaba feliz de que fuera él quien se mantuviera al lado de
Seokjin.
Cuando todos los accionistas y abogados se marcharon, fue su
turno de abandonar la sala de juntas del hotel. Iba sosteniendo
carpetas con información pero éstas cayeron al suelo ante la sorpresa.
—Lo esperaba, Gerente Kim—, Jisoo sonrió—, estar a cargo de
este proyecto es, sin duda, un plus para mi carrera.
—Felicidades—dijo agachándose a recoger los papeles
desparramados por el susto.
—Jungkook también estará ligado al proyecto—sonrió maliciosa
al ver la reacción —, siempre es bueno pasar tiempo juntos.
Jisoo lo imitó y recogió papeles junto a Taehyung. Se levantaron
al mismo tiempo y la mujer le tendió los documentos. —Espero que,
como estaremos viéndonos, no vuelvas a acercarte a Jungkook.
Taehyung abrió sus ojos ampliamente con sorpresa. — ¿Disculpa?
—No creas que no me di cuenta antes de qué tipo de relación
sostenían. Pero estos últimos dos meses, Jungkook volvió a la
normalidad. Aléjate, sólo le arruinas su vida.
—Yo no...
—Sí, Kim Taehyung. Con tu carita de niño bueno y responsable
sólo causas problemas. Al menos me tiene a mí para sacarlo de los
problemas, pero por favor... —Jisoo acarició la mejilla de Taehyung
suavemente—, no te entrometas entre nosotros, sabes que a él no le
gustan los hombres, fuiste algo así como... Su experimento por
curiosidad.
Taehyung estaba atónito; ¿Realmente le estaba diciendo eso?
Tenía que ser una broma...
—Bueno, estamos hablando. Espero que sólo de trabajo.
Jisoo se despidió y abandonó el lugar moviéndose sensualmente
hasta perderse de la vista de Taehyung. Pasos detrás de él lo hicieron
volver a la realidad.
— ¿Y ésa? —Jimin preguntó, abrazando a su amigo por los
hombros.
—Kim Jisoo
—Ah, la zorra.
—No hables así... —Taehyung seguía pálido ante la breve
conversación—, ella dijo... "no te entrometas"
— ¿En qué tendrías que entrometerte...? ¡Oh! Me estás...
—Supongo que, realmente fui un error.
—Ah, maldita sea... debí darle más duro... —Jimin palmeó la
cabeza de su amigo—, como sea, con esto ya sabes lo que debes
hacer.
Taehyung suspiró cansado. —Sí... Tengo trabajo, Jimin.
—Ya...
~•~•~
Taehyung caminaba alrededor de todo el departamento de su
hermano; Seokjin lo observaba realmente irritado.
—Recuérdame por qué tengo que ir a pisar ese lugar... —soltó
nuevamente.
—Por décima vez, es la fiesta de preinauguración del proyecto
residencial. Namjoon está feliz y yo, por si no lo recuerdas, soy su
pareja así que tengo que estar allí. Tú vas como el maldito gerente
del Intercontinental para relacionarte con la maldita constructora del
maldito Resort—suspiró—, ¿Es suficiente razón?
—Dios... Debí escapar de ese proyecto, pudieron enviar a
cualquier abogado o lo que sea...
—Eres la cara visible, vas a dar la cara por la nueva sociedad o
algo así. Compórtate.
—Al menos Chimchim estará allí...
—Sobre eso... ¿Estarás bien? A Jungkookie no le gustará verte con
él...
Taehyung detuvo su marcha. —Y eso a mí qué...
—Ya... No te importa entonces.
—Hyung, ¿Sabes que fue esa Jisoo al hotel junto a Namjoon?
—Sí, lo supe.
—Pensé que me lo dirías antes, pero ella se encargó de
iluminarme.
—De qué hablas...
—Hablo de que ella amablemente se encargó de decirme que tu
amigo lleva dos lindos meses como su pareja o lo que sea.
—Tae...
—Así que no me digas que Chimchim será una molestia porque
mientras me pasaba los días pensando en él, Jungkook está volviendo
a sus gustos de siempre.
—Creo que... Le estás dando demasiada importancia a lo que ella
dijo y tal vez...
—Basta.
Taehyung volvió a caminar por el lugar. No quería interponerse
entre su hermano y Jungkook y llevaba todo este tiempo intentando
no inmiscuirse. Sin contar lo mucho que dolía saber de él.
~•~•~
Si pudiera elegir una palabra para describir el lugar, sería utópico.
Taehyung admiraba aquel lugar. Las casas tenían una estética que se
adaptaba con una increíble facilidad al entorno. Todo el lugar había
quedado perfecto y la vista; la panorámica de ese lugar le daba una
hermosa sensación de tranquilidad. No necesitaban estrellas con
todas las pequeñas luces de Seúl iluminando a lo lejos.
Daba vueltas por aquel lugar, evitando a la gente y admirando el
trabajo que Jungkook dedicó a su proyecto.
—Vaya, el bastardo tiene una visión única—Jimin dijo
acercándose a Tae con una copa de champagne—, es un lugar casi
romántico. Irónico, para ser el hijo de puta menos emocional del
mundo.
—Es hermoso en verdad. El Resort quedó en las mejores manos.
—Eso sí, es una lástima que te hayan colgado ese proyecto justo
ahora.
—Creo que... Voy a delegar. No tengo interés de tratar con él.
—Hablar de la gente a sus espaldas, no recuerdo que tuvieras ese
tipo de educación.
Tanto Jimin como Taehyung se voltearon sobresaltados. Jimin
escupió el contenido de su copa, irritado. —Vaya, si es el rockstar de
esta noche.
Jungkook ignoró por completo a Jimin, su mirada fija e intensa
sobre el castaño que, inconscientemente, sintió su corazón acelerarse.
Dios... Maldito Jeon Jungkook...
—Ha sido un tiempo ya —murmuró Jungkook, sintiendo las ganas
de abrazarlo, conteniéndose—, ¿Y? ¿Ves lo que yo?
—Es... Un lugar increíble y sí, ahora entiendo a lo que te referías
esa noche—. Taehyung se maldijo por nombrar aquella noche en que
Jungkook lo llevara a la obra. El pelinegro sonrió.
—Te ves bien.
—Claro, amigo, después de soltar el lastre que traía es obvio que
esté mejor.
Jimin rodeó la cintura de Taehyung, acercándolo a él. Las cejas de
Jungkook se juntaron en un profundo ceño, quiso separarlos en ese
mismo momento.
Pero su boca nuevamente habló antes.
— ¿Están juntos? —Su pregunta tomó por sorpresa a los dos
amigos. Jimin fue más rápido en reaccionar.
—Es obvio —dijo con controlada arrogancia—, nos hiciste un
favor largándote.
—Taehyung... —Jungkook volvió a ignorar a Jimin, mirando
fijamente al castaño—, ¿Están juntos?
Tragó saliva. —No tengo por qué explicarte a ti lo que haga o deje
de hacer con mi vida, lo dejaste claro.
Jungkook rió e instantáneamente tiró del brazo de Taehyung,
alejándolo de Jimin. —Quítale tu brazo de encima, maldita sea.
—Hey, amigo, calma.
—Jungkook, suéltame.
—Respóndeme —dijo sin soltar su brazo—, ¿Estás con él?
—Sí —soltó antes de siquiera pensarlo—, estamos juntos, ¿Feliz?
Jungkook lo observaba fijamente. Su mano apretando su brazo con
tanta fuerza que Taehyung sentía el dolor de sus dedos contra su piel,
mas no se quejó. Los ojos del pelinegro, profundos e intensos, lo
fulminaban. Estuvo tentado a negar su afirmación anterior al ver la
expresión de decepción en el rostro de Jungkook.
¿Por qué? ¿Por qué lo miraba de esa forma si había sido él quien
decidió?
—Tae, vámonos ya—. Jimin lo instó. A pesar de que la idea de
responder aquello nació de él, no quería hacerlo más doloroso para
su amigo.
—Por favor, Jungkook, paremos esto.
Jungkook quiso hablar, tenía las palabras en la punta de la lengua
pero no salían. Liberó el brazo de Taehyung, terminando en una
suave caricia; el castaño mordió su labio, luchando contra su propio
cuerpo que anhelaba seguir manteniendo ese roce —Escucha,
Taehyung... Hay algo que he querido decirte, por favor.
—No, Jungkook, en verdad basta... Esto... Me alegro en verdad
por tu primer logro aquí en Corea, realmente eres el mejor en lo que
haces. El Resort quedará increíble también... La señorita Kim y tú...
Sí que lucen juntos.
Jungkook observó a Jimin llevarse a Taehyung en silencio; sus
puños firmemente cerrados y tomando profundas respiraciones para
controlarse. Repentinamente, las palabras de Taehyung hicieron
sentido.
¿Jisoo y él?
—Mierda...
Se giró y buscó con la mirada a la mujer y de forma mecánica
caminó hasta ella. Con una sonrisa de disculpó con el grupo en el que
se encontraba y la alejó.
—Jungkook, eso no fue educado.
— ¿Viste a Taehyung?
—Sí, con su adorable, ¿Amigo? y al novio del jefe.
—Mierda, Jisoo, me entiendes. ¿Viste a Taehyung a solas?
—Oh.
— ¿Oh?
—Bueno... Puede ser que lo haya encontrado en la junta con los
accionistas del Intercontinental.
—Mierda... —Inhaló profundo—, ¿Qué fue lo que le dijiste?
—Bah, nada en verdad.
— ¡Mierda, Jisoo! —sus gritos llamaron la atención de más de
alguno—, ¿Qué mierda hiciste...?
—Jungkook —Jisoo pronunció su nombre con calculadora
frialdad, sorprendiéndolo—. Te hice un favor. Estabas arruinándote
con ese capricho tuyo. Tú lo dijiste antes, no eres gay, las mujeres te
encantan y sabes lo mucho que disfrutamos; deja los juegos con el
tierno CEO y enfócate; nosotros podemos ser felices.
—Jisoo...
—Es la verdad, no puedes negar que fuiste feliz en mi cama.
—Tienes razón—Jungkook acarició su rostro suavemente—, eres
increíble y sí, las mujeres me fascinan, tú incluida. Pero... ¿Feliz,
Jisoo? —Rió con frialdad—, te sobreestimas.
— ¿Qué?
—Eso. Eres hermosa y sí, me calientas, pero ¿Feliz? No, Jisoo...
No eres tú quien me hace feliz. Ni tú ni cualquier otra que me haya
follado.
—Estás... —Jisoo intentó separarse, pero Jungkook la mantenía
firmemente sujeta por la cintura ahora—Estás diciendo que...
—No eres tú a quien necesito para ser feliz; ése sería Taehyung,
Jisoo. Y sí, me gustan las mujeres para cogerlas un rato, como
contigo; pero la persona que me hace feliz, la persona que no necesito
estar cogiéndome para alegrarme y que tan sólo estando allí
respirando mi mismo aire me da felicidad, esa persona es Kim
Taehyung—, Jungkook besó suavemente la frente de Jisoo y deslizó
su pulgar por su mejilla—, Eres linda Jisoo... Pero no eres él.
—Cómo... Cómo puedes decir que... ¿Te gusta?
—No —Jungkook se separó de ella, irritado—, o me gusta, Jisoo.
Taehyung es... Taehyung es la persona que amo; si tuviera que elegir,
siempre sería él, por sobre todo. Lo siento.
Jungkook sonrió. Estaba seguro de sus palabras. Observó a lo lejos
a Tae sonriendo con Jimin. Cómo dolía.
Siempre será él, incluso si no está a mi lado.
~•~•~
Taehyung estaba tirado en su cama, con la almohada entre sus
piernas y sus ojos fijos en el techo.
— ¿Vas a seguir así?
—Hyung... Dije una mentira.
—Tae...
—Él preguntó y estaba muy molesto.
Taehyung se giró hacia su hermano que ahora movía su cabeza de
un lado a otro.
—Taehyung, hagas lo que hagas, siempre voy a estar contigo.
—No quiero estar entre tu amistad.
—Jungkookie... Es imposible que mi amistad con él se rompa por
algo así, tal vez si él hubiese... —Seokjin se detuvo al darse cuenta
de que estaba a punto de decir algo que no debía—, ah, Tae... Lo que
sea que hayas dicho... Lo que importa es lo que sientes.
— ¿No quieres saber lo que dije?
— ¡Claro que quiero! Pero las cosas contadas por Jungkookie me
entretienen más...
— Jungkook... Él se veía bien.
Suspiró. —Seguro, por fuera es un encanto, por dentro está...
Olvídalo.
Taehyung volvió a envolverse con la sábana, dejando de lado a su
hermano.
16
Namjoon caminaba por su oficina con el ceño fruncido. Frente a
él, Jungkook esperaba impaciente por su respuesta.
—Así que, esperas que cambie todo el maldito proyecto porque...
—No veo la necesidad de mi presencia en Gangwon-do.
—Escucha, Jungkook, te traje de EE.UU porque eres el mejor, el
Resort del Intercontinental llevará nuestra marca muy, muy lejos...
Yo necesito que el mejor esté allí.
—El proyecto es de Jisoo.
—Sí y ella es buena, por algo la tengo en Hive; pero necesito al
mejor. Ése eres tú. Me cuestas millones, mierda, hazlos valer.
Jungkook suspiró. —Jefe... Namjoon, estás abusando, para esto
sabes que no es necesario que...
—Bueno... Taehyung es un lindo niño.
— ¿Qué?
—Que Seokjin ha estado preocupado. Hay dos cosas que
realmente odio: ver a Seokjin preocupado y perder dinero;
curiosamente, estás al borde de cometer ambas faltas.
Jungkook parpadeó aturdido. Su jefe, el maldito dueño de su
trabajo lo estaba, ¿Castigando?
Mierda...
—De todos modos, Jungkook, será un viaje corto. Sólo debes
supervisar el terreno, verificar que todo esté en orden, que el
emplazamiento elegido sea el óptimo tal como le prometimos al
Intercontinental y revisar los permisos de construcción.
—Sí, jefe.
— ¿Ves? Vales tu peso en oro, Jungkook.
Una gran sonrisa se posó en su rostro; quiso maldecirlo allí mismo
pero, tenía un problema, era su jefe.
Y también estaba Seokjin... Tocar a "su Namjoon" sería desatar el
apocalipsis en Seúl.
—Me marcho entonces, debo salir temprano mañana.
—Tómalo como unas mini vacaciones.
Jungkook arqueó una ceja. —Sí, señor.
~•~•~
Jimin tomaba lentamente su cerveza sin quitarle los ojos a
Taehyung. Su amigo llevaba bastante tiempo jugando con su ramen.
— ¿Tengo algo en mi puta cara?
—No, Tae, no tienes nada en tu puta cara.
—Entonces por qué me miras así.
—Porque... ¿Recuerdas la reunión a la que amablemente me
lanzaste en tu lugar?
—Ajá.
—Dijeron algo interesante.
— ¿Sobre el hotel? No llegó nada a mi oficina.
—Sí y no.
— ¿Cómo?
Jimin sonrió con burla. —Sí, porque es referente a la marca. No,
porque no es precisamente de nuestro hotel.
— ¿El resort?
—Sip —Taehyung soltó los palillos y esperó atento—, ¿Te
cuento?
—Jimin
—Escuché que mañana van a hacer el reconocimiento del lugar y
toda esa mierda de arquitectos.
— ¿La señorita Jisoo?
—Nop, si escuché bien, el gran Dios de la arrogancia es el elegido
para tal importante acción.
—Pero no es su proyecto...
—Ni idea, tal vez debieras averiguar con tu nuevo padre...
Taehyung soltó una carcajada ante el comentario.
—¡Al fin! Pensé que seguirías con esa actitud después de la
preinauguración.
—Eres un imbécil, Chimchim.
~•~•~
Odiaba la nieve cuando manejaba.
Su deportivo avanzaba hasta el lugar de la obra nueva del Resort y
sentía las ruedas hundirse en el terreno. Deseó haber elegido algún
SUV.
Había llegado a las 11.00 AM en punto a Pyeongchang y hacía un
frío de los mil demonios. Suspiró.
—Un puto bello lugar para un Resort.
El trabajo avanzó bastante rápido y terminó todo el papeleo antes
de lo esperado. Podría regresar a Seúl el mismo día.
Encendió el deportivo y enchufó su móvil que llevaba un buen rato
descargado. Comenzó a descender por el camino escarchado
lentamente mientras revisaba el móvil. Los iba pasando de uno en
uno hasta que llegó a uno que captó su atención:

Jisoo
Pierdes tu tiempo.

Traía un archivo adjunto que abrió sin mucho interés. Sus ojos se
fijaron en la fotografía adjunta: Taehyung abrazando a Jimin,
demasiado cerca. Su pecho se anudó. La felicidad que tenía la
atmosfera entre ellos era visible incluso en aquella fotografía.
—Mierda, cómo duele...
Se sentía mareado, sin poder apartar la vista del móvil.
Inconscientemente aceleró sin darse cuenta de la curva que seguía.
Las ruedas patinaron en el camino escarchado y su teléfono cayó
de sus manos, las que se aferraron con firmeza al volante intentando
cambiar la dirección. Escuchaba el chirrido de las ruedas al frenar
pero afuera el frío había hecho estragos en el camino.
—Mierda, mierda, mierda... Para... ¡Para!
Cerró sus ojos al darse cuenta que el auto avanzaba sin su control
contra la curva. Sintió el primer golpe contra su puerta y un agudo
dolor en su cuerpo. El movimiento lo sacudió violentamente, su
cabeza azotó contra la bolsa de aire y el ardor de la quemadura de
este al abrirse lo hizo ahogar un grito.
Ramas de árboles rompieron los cristales y se colaron dentro.
Luego todo se detuvo. No había más sonido. Había quedado volcado
junto al camino, sus brazos caían pesados ante la posición y la sangre
comenzaba a aposarse bajo él, deslizándose por su cabeza. Quiso
moverse pero el dolor en su abdomen lo hizo vomitar.
Ah... Realmente odio la nieve... TaeTae...
Sonrió débilmente ante la imagen en su mente del castaño; luego
todo fue oscuridad.
~•~•~
Hace frío... Pensaba mientras, en su inconsciencia, sentía personas
gritar y escuchaba la sirena a lo lejos.
No dolió cuando alguien lo liberó del amarre de su cinturón y lo
bajaron con cuidado, deslizando su cuerpo por la ventanilla
destruida.
Entreabrió sus ojos y vio caras cubiertas con mascarillas, no pudo
distinguir sus facciones.
—Rápido, está hipotérmico y... Mierda, la hemorragia no se
detiene.
— ¿Cuánto tiempo lleva? —Un jalón en su ropa y presión sobre
su cuerpo.
—No sé, un auto que pasaba lo vio volcado. El hielo lo hizo perder
el control supongo.
Cerró sus ojos nuevamente.
Ah, me volqué... Cierto...
— ¡Mierda! Trae la maldita camilla, está perdiendo el pulso—
presionó su pecho rítmicamente mientras hablaba—, vamos, amigo,
no creo que quieras morirte acá... No te me mueras, respira.
No estoy muerto... En serio te escucho, pero...
—Vamos... Mierda... ¡Súbelo! Amigo, juro que si te mueres, te
reviviré para volver a asesinarte...
El paramédico siguió haciendo compresiones en su pecho hasta
que la ambulancia partió, pero el pelinegro seguía inconsciente sobre
la camilla.
~•~•~
— ¿Alguien viene?
—Nada, el automóvil en el que venía quedó destruido. La policía
está buscando alguna identificación, todo voló... Es increíble que siga
acá.
La enfermera aumentó el goteo de calmantes mientras el doctor
revisaba una última vez el respirador.
—Vaya chico, un paro en la ambulancia y dos más en pabellón,
seguro que se aferra a algo—. El doctor sonrió cansado—. Avísame
cuando sepan algo; quiero estar acá para informar.
El doctor dejó el cuarto de la UCI dejando a la enfermera a cargo
de cualquier novedad; estaba agotado, casi tres horas de cirugía para
detener la hemorragia. Dos de sus costillas se habían partido
fácilmente ante el golpe y el fluido se había colado en sus tórax con
rapidez. Era una suerte que alguien hubiese visto el auto allí ya que
su cuerpo no hubiese resistido más tiempo entre las heridas y el frío.
El sonido de las máquinas era lo único que se escuchaba y el pecho
de Jungkook subía y bajaba con pausado ritmo, ayudado por el
respirador. La enfermera suspiró.
Sería una larga noche.
~•~•~
— ¿Supiste algo? —Namjoon interrogaba a su secretaria mientras
Jisoo mordía su pulgar, ansiosa.
—No, jefe... Llamamos al ayuntamieto, el Señor Jeon terminó
todos los trámites a tiempo y su teléfono se encuentra desconectado...
—Mierda, voy a matarlo... No tenía que tomar literal lo de las
vacaciones.
— ¿Jefe? —Jisoo murmuró ansiosa.
— ¿Qué?
—Jungkook... Él nunca apaga su teléfono.
—Lo sé, eso es lo que más me incomoda... Dónde mierda se
metió… —Namjoon golpeó su escritorio. Jungkook debería haber
vuelto hacía dos días de su visita de planeación. Dos días en los que
debería haber, al menos, llamado a informar; pero nada. En lo que
refería a Jeon Jungkook, estaba desaparecido. Namjoon bufó irritado.
Cómo mierda iba a decirle a Jin que su mejor amigo había
aprovechado su viaje para largarse... —Sigue llamando, quiero a
Jeon Jungkook ubicable este mismo día.
Jisoo frunció el ceño. Era imposible que él se hubiera marchado,
¿Verdad?
Después de lo sucedido en la preinauguración no creía posible que
desapareciera dejando de lado al joven CEO del Intercontinental.
Y ella lo había visto incontables veces en sus visitas de planeación.
Incluso...
—Imposible... —dijo saliendo de la oficina de Namjoon—, no
puede ser que... ¿Por la foto?
Un dejo de culpa se apoderó de ella. Si él había decidido irse sin
aviso ahora tenía claro que ella misma era la culpable.
~•~•~
—Namjoon... ¿Podrías hacerme el favor de detenerte? Vas a hacer
un agujero en el departamento—. Seokjin sonrió algo mareado ante
las muchas vueltas que daba el rubio en el lugar. Llevaba bastante
tiempo molesto por algo que, pese a todos sus intentos, se negaba a
contar—. Dios... Y yo que pensé que tendríamos una noche
romántica...
—Jin... Necesito preguntar algo que tal vez suene extraño, pero...
Seokjin abrió sus ojos pero el teléfono de Namjoon los
interrumpió.
—Desconocido... —dijo mirando el número—, Kim Namjoon —
dijo suavemente, pero serio—, ¿Hive Constructions? Sí... Correcto,
sí... Es empleado... ¿Qué? —El rostro de Namjoon palideció y miró
fijamente a Seokjin. Cortó el silencio con un gracias a penas audible.
— ¿Quién era?
—Seokjin... Primero necesito que me prometas que, sea lo que sea
que diga, vas a mantenerte calmado.
—Me asustas.
— ¿Jin?
—Sí, Sí, habla...
Namjoon se sentó a su lado y tomó su mano suavemente. —Era...
la policía de Pyeongchang... Ellos... —tragó saliva buscando las
palabras.
—Dios... Me estás asustando... Jungkook no... ¿No es el lugar del
resort?
—Sí.
—Ah... —el castaño cubrió su boca—, mierda, habla de una vez...
—Su automóvil volcó hace unos días... Hasta ahora encontraron
documentos de Hive Constructions y pudieron comunicarse.
— ¿Está...?
—Dios, Jin, no... No me dieron detalles sólo que está en el Hospital
Dong-In.
—Mierda, Tae... Tengo que decirle.
— ¿Estás loco? Iré primero yo y tú esperarás tranquilo mis
noticias.
Namjoon abandonó el departamento, dejando a Seokjin al borde
del colapso nervioso.
~•~•~
—Disculpe, señorita—. Namjoon recargó su cuerpo contra el
mesón de informaciones—, busco a Jeon Jungkook... Llamaron y...
La enfermera alzó su vista. — ¿Jeon Jungkook? —tecleó y buscó
en la pantalla—, ah, el accidente en la carretera. El Doctor Lee Dong
Wook lo estaba esperando hace un tiempo, la policía no podía ubicar
a ningún familiar o cercano y...
— ¿Dónde está? —interrumpió impaciente.
—Tercer piso, última ala a la izquierda del ascensor.
—Gracias.
Namjoon llegó frente a las puertas de cristal con el letrero de UCI.
Buscó con la mirada hasta que encontró el timbre que llevaba a la
estación de enfermeras. Una linda mujer se le acercó y lo observó de
pies a cabeza.
— ¿Sí?
—Estoy buscando al Doctor Lee...
— ¿El Doctor Lee? Oh, usted viene por el joven de la 305,
¿Verdad? ¿El del accidente?
—Sí, Jeon Jungkook.
—Espere un momento.
La mujer desapareció y volvió al rato con un hombre de mediana
edad. Le sonrió mientras estiraba su mano para saludar al rubio.
—Buenas tardes, mi nombre es Doctor Lee, estoy a cargo del
paciente... ¿Jeon Jungkook? Sólo hoy en la mañana supimos su
identidad, me alegro que hayamos encontrado respuesta pronto.
— ¿Qué sucedió?
—A ciencia cierta, no sabría decirle. Su automóvil se volcó en la
carretera y dio un par de tumbos, lo trajeron en estado crítico.
Supongo que en la estación de policía podrán darle más información
del accidente.
— ¿Y él?
El doctor cambió su expresión. —Él está estable.
Namjoon botó un largo respiro. —Eso nunca es bueno.
—La verdad, no sabemos cuánto tiempo estuvo accidentado. La
ambulancia lo encontró hipotérmico y con un shock hemorrágico. Él
ahora está sedado y ayudado con respirador; hizo un paro
cardiorrespiratorio en su traslado y en cirugía entró dos veces más.
Tenía varias fracturas de costillas, hemotórax, una perforación en su
cavidad abdominal por objeto cortante y un TEC abierto... Tiene
suerte de estar vivo.
— ¿Puedo verlo?
—Sólo un momento, avisaré para que lo preparen.
Namjoon entró en la habitación. Se cubrió la boca intentando
contener su propia sorpresa. El doctor había hablado claramente pero
en aquella cama y conectado a esas máquinas se veía todo mucho
peor.
Pensó en Seokjin, debía llamarle y dar aviso, pero, ¿Cómo
explicarle que su amigo de toda la vida estaba tirado en una cama de
hospital sin siquiera ser consciente de su alrededor?
"Hubo un accidente" habían dicho al teléfono, pero ahora que
estaba allí, todo se veía horriblemente mal.
—Dios, Jin... —Murmuró. Contarle sería la peor parte… Así que
tomó su teléfono apenas salió de la habitación—, Jin, necesito que
me escuches.
— ¿Lo viste? ¿Está bien? ¿Puede hablar por teléfono? Dime algo
maldición...
—Kim Seokjin, escúchame—. Namjoon hablaba bajo y pausado
para no incomodar al resto de las personas en la sala de espera—, no
creo que deba decirlo por teléfono, necesito que tomes tu auto y
vengas ahora. Y por favor, no hables de esto aún.
—Hablas como si... Mierda... —. La voz de Seokjin tembló—,
¿Está... Está muerto?
—Dios, Seokjin, no —Un sonoro suspiro de alivio acopló
ligeramente la línea telefónica—, Por favor Jin, y no corras. Esperaré
acá con él, no apresures.
—Sí...
~•~•~
Seokjin buscó sus llaves. Sus manos temblaban y no podía dejar
de pensar en su amigo. La imagen de su hermano cruzó su mente,
pero desechó la idea de llamarlo; si ni él estaba seguro de cómo
reaccionar.
El viaje se hizo eterno. Las tres horas más largas de su vida;
mientras más se acercaba al hospital, sentía sus manos sudar frío. Se
estacionó tan rápido que sus ruedas patinaron ligeramente.
Corrió hasta la entrada y vio a Namjoon sentado en una silla, con
la cabeza apoyada en su pecho.
— ¿Y Jungkook? —Preguntó empujando ligeramente la cabeza de
Namjoon. Lo vio pestañear varias veces, aturdido.
—Jin...
—Sí, ya sé... ¿Dónde está Jungkookie?
Namjoon lo tomó del brazo y lo sentó a su lado. Meditó primero
sus palabras ya que no quería alterar aún más a Seokjin. Pero era
bastante difícil. —Seokjin... Jungkook se encuentra... Él está en estos
momentos en la UCI. Lo vi un momento, pero no puede recibir visitas
extensas en su estado y...
— ¿Su estado? —su voz se alzó.
—Su estado es grave, Jin. Realmente no quiero mentirte... Está en
coma inducido.
— ¿En coma?
—Sí—. Namjoon acarició suavemente la mano de Seokjin—. Fue
un golpe feo... Hablé con el oficial que llamó, también vi el auto...
Me sorprende que haya salido vivo de ahí, está como chatarra.
—El maldito auto no me importa, quiero saber cuál es exactamente
el estado de Jungkook.
—Amor... Tuvo más de un paro y varias fracturas... Sin contar que
una parte de la carrocería dio contra su estómago y...
El castaño palideció; sintió la bilis subir por su garganta. Todo lo
que decía Namjoon sonaba realmente horrible. —Quiero verlo.
—Jin... Está en cuidados intensivos, no puedes llegar y entrar.
— ¡Pero es mi hermano! Es más que sólo mi mejor amigo... No
puedo dejar que esté solo ahora...
—Pero no podemos ayudar en nada. Ni siquiera los doctores—.
Suspiró al pensar en el pelinegro—. Ya hicieron todo lo médicamente
posible, de aquí en más es la pelea de Jungkook.
—Tae va a estar destrozado...
—Jin, no vamos a decirle a Taehyung, Jungkook necesita
tranquilidad ahora y sabes bien todo lo que ha sucedido; un paso a la
vez.
—Pero...
—Tranquilo, va a estar todo bien.
Namjoon lo abrazó. —Quiero ver a mi Jungkookie...
—Lo sé, esperemos...
17
Taehyung corría de un lado a otro por el hotel; había terminado de
entregar unos papeles del Resort a los abogados y ahora debía correr
a una reunión con Marketing para la nueva temporada estival. Estaba
a punto de llegar a su oficina cuando vio a Jimin afirmado contra su
puerta.
—Taehyungie, escuché algo y...
—Ahora no, estoy demasiado ocupado, Chimchim
—Taehyung...
Taehyung se volteó; rara vez su amigo lo llamaba por su nombre.
— ¿Qué pasa?
—Esto... Estaba viendo unos detalles con el equipo legal y...
¿Conoces a Mina? Ya sabes que es como Inteligencia Nacional...
—Al grano...
—Ya... Mina dijo... Ella dijo que hubo un problema con el Resort.
— ¿Problema? Pero si está todo listo.
—No... Ah, cómo mierda te explico esto...
—Suéltalo de una vez.
Jimin frunció el ceño. —No es un problema estrictamente
relacionado al Resort sino... Con Hive.
— ¿Eh?
—Es que... Estaban diciendo que hubo un accidente en la visita de
planeación y... —Jimin tomó aire violentamente—, dijeron que el
representante de Hive tuvo un accidente automovilístico.
Las manos de Taehyung dejaron caer las carpetas con papeles. Sus
piernas temblaron y sintió su peso intentar doblegarlo. Tenía que ser
una broma. —Chimchim... Eso no es posible porque... Porque Jin
Hyung sabría y... Por qué están diciendo esas cosas tan horribles de
alguien...
—Tae...
—Ah... Mi teléfono... —buscó en sus bolsillos, demasiado
ansioso. Lo sacó y casi cae de sus manos—, Jin... Jin... Contesta...
Escuchaba el tono y con cada segundo sentía su pecho oprimirse
aún más. — ¿Y?
—Nada, no contesta...
—Jimin... Voy saliendo...
Taehyung se agachó y recogió las cosas, entregándoselas a Jimin.
Era imposible que su hermano le hubiese ocultado algo así... Era
imposible que Jungkook...
Por favor, tienes que estar bien...
~•~•~
Seokjin miraba su teléfono. No quería negarse a contestarle pero
no estaba seguro de poder guardar el secreto de la situación. Seguía
esperando a poder ver a Jungkook. Saltó de su silla cuando Namjoon
volvió junto al doctor. Lo miró de pies a cabeza.
— ¿Y éste pre púber es el encargado de mi Jungkookie? —Dijo
irritado.
—Jin, el Doctor Lee te explicará las cosas; le pedí por favor que
lo hiciera antes de que pudieras verlo. Creo que lo mejor es que seas
tú también quien escuche de su boca.
—Ya...
—Doctor Lee Dong Wook —dijo sonriendo, indicándole que se
dirigieran a una oficina.
Dentro, Seokjin se sentó frente al escritorio, Namjoon se sentó a
su lado y tomó su mano, sonriéndole para tranquilizarlo. —Entonces,
qué mierda le pasó a mi Jungkookie...
—Seokjin...
—Ya, lo siento...
—No se preocupe, entiendo que en estas situaciones el círculo del
paciente reaccione de forma visceral. Es natural —sonrió—, como le
expliqué al Señor Kim, nuestro paciente...
—Jungkook —Seokjin dijo irritado.
—Sí, Jungkook... Él tuvo este accidente en el que su automóvil se
volcó y en el proceso azotó contra algunas cosas. Parte del metal del
vehículo le ocasionó heridas superficiales y otras unas de
consideración. Una de ellas fue el desgarro abdominal que le provocó
una hemorragia. Su cabeza, por obvias razones, sufrió un golpe
bastante severo y su cuerpo, que recibió la mayoría del impacto,
sufrió fracturas de distinta consideración. La que nos preocupaba al
ingresarlo fueron las de algunas de sus costillas. La hemorragia
interna se alojó en su caja torácica. Y bueno, lo encontraron un
tiempo después del accidente y la temperatura, sumado a sus heridas,
provocaron una reacción hipotérmica. Debido a esto, tuvo que entrar
en trabajo de resucitación en tres oportunidades. Afortunadamente,
Jungkook tiene una voluntad de vivir formidable y ahora sólo
esperamos poder quitar la sedación para verificar su estado y retirar
el respirador. Y bueno... Esperar que la falta de oxigenación no haya
provocado algún problema; pero de eso ya nos preocuparemos luego.
Seokjin contenía la respiración; quería vomitar. Se sentía mareado
y demasiado angustiado. —Por favor... Tengo que verlo.
El doctor sonrió. —La razón por la que explico esto, es que su
amigo ahora no está en la mejor condición. Puedo permitir la visita,
pero por no más de 5 minutos.
—Con eso basta... Gracias.
Luego de unos minutos de espera, lo guiaron hacia la habitación
en donde su mejor amigo se encontraba. Entró y se sentó junto a
Jungkook, quiso tomar su mano, pero le daba terror lastimarlo.
—Dios... —Sus ojos estaban llenos de lágrimas que resbalaban y
se perdían en la mascarilla—. Despierta, imbécil... Qué haces acá
durmiendo... Estás llevando muy lejos tu escape, despierta,
Jungkook. Mierda... Despierta... Hazlo por TaeTae...
Seokjin sujetó su rostro entre sus manos; verlo así lo destruía.
Se sobresaltó cuando el sonido de las máquinas comenzó a
acelerarse; en menos de un minuto, la sala estuvo llena de enfermeras
y el Doctor Lee.
—Está entrando en paro. Sáquenlo.
—No, esperen, no voy a... —La puerta se cerró en su rostro sin que
pudiera hacer algo por evitarlo—, Mierda Jungkook... No puedes
morirte ahora... Tienes que volver a arreglar tu error maldito, hijo de
puta... No te mueras.
~•~•~
Taehyung caminó directamente donde Jisoo. La tomó del brazo y
la sacó de la sala de reuniones, sin importarle que hubiesen personas
observando. —Habla.
— ¿Disculpa?
—Que hables, maldita sea, dónde está Jungkook —exigió.
Jisoo se tensó, sorprendida por la actitud que estaba tomando
Taehyung. —Por qué te diría.
—Escucha, maldita loca enferma, me importa poco si te acuestas
con quien sea, sólo responde: dónde está —Taehyung la fulminaba
con la mirada, sin soltar su brazo, sintiendo la ansiedad por saber si
lo que Jimin había dicho era real o no—, ¡Que me digas dónde está!
—Me está lastimando, Gerente.
—Oh, vamos... No vengas con esa actuación de mierda ahora, si
tú misma viniste acá a exigirme que me alejara de él. Pero ahora
mismo vas a decirme dónde mierda está Jeon Jungkook.
—Yo... —Jisoo mordió su labio, resignándose—, yo no lo sé...
Taehyung soltó su brazo. — ¿Qué?
—Que no lo sé, debía volver hace días y no lo hizo. Nadie sabe
dónde está.
— ¿Nadie?
—Nadie. Desapareció y... Y es tu culpa.
— ¿Ah?
—Si Jungkook no está, es porque te metiste en su vida. Yo sólo le
abrí los ojos.
Taehyung la miró, furioso. — ¿Le abriste los ojos?
—El seguía repitiendo toda esa basura y yo... Sólo le mostré lo
bien que ese chico y tú se ven juntos. Una imagen vale más que mil
palabras, ¿No?
—Mierda... Estás enferma, ¿Sabes? Eres una perra psicópata...
Cómo mierda no estás internada en algún hospital...
—No lo soy, yo lo quiero y sé que podemos ser felices, pero tú...
Siempre tú.
Taehyung chasqueó su lengua; Jisoo no le estaba dando ninguna
respuesta y tampoco tuvo suerte con su hermano. Golpeó en la
oficina de Jimin y entró sin esperar respuesta.
— ¿Mañana estás libre?
—Sí...
—Bien, necesito que me lleves a un lugar.
— ¿Huh?
—Pyeonchang.
—Wow wow... Espera.
—Jin no contesta, la maldita loca no responde mis preguntas y el
móvil de Jungkook suena apagado.
—Ya pero... No sabes si él está allá y según Mina...
—Que se joda Mina, tengo que ir allá.
Al día siguiente, Taehyung había aparecido a primera hora en el
apartamento de su mejor amigo y ahora, Jimin manejaba al borde del
límite legal; los dedos del castaño golpeaban insistentemente el
vidrio y ya lo estaba irritando.
— ¿Hablaste con Jin?
—No.
—Cómo sabes dónde ir...
—Vamos al terreno del Resort.
—Maldita sea, Taehyungie, estás actuando impulsivamente.
Taehyung miró de reojo a Jimin y suspiró, meditando la situación
por un instante.
—De acuerdo—. Tomó su teléfono y escribió: Estoy en
Gangwondo, voy a recorrer todo el puto lugar hasta encontrarte.
Esperó con su teléfono en sus piernas hasta que comenzó a vibrar.
Una sola línea lo hizo palidecer: Hospital Dong-In.
—Chimchim... —Jimin orilló el auto al ver a su amigo; Taehyung
bajó con dificultad y cayó de rodillas contra la fría superficie.
Escupió en el suelo saliva y bilis. Jimin corrió a ayudarlo; lo levantó
con dificultad y lo volvió a subir al auto.
—Vamos pronto, Tae... Estamos cerca.
El viaje pareció eterno; al llegar, Jimin sostuvo su mano con
firmeza. Taehyung se acercó a su hermano y Namjoon, sus ojos
expectantes sin recibir respuesta. Namjoon hizo el amague de
acercarse, pero Seokjin negó con la cabeza.
Se acercó a Taehyung intentando sonreír, pero sus ojos irritados
denotaban la situación.
—TaeTae... —Intentó acariciar su rostro, pero Taehyung retiró su
mano con violencia.
— ¿Qué haces acá? —Preguntó sin darle tiempo a continuar,
sonaba acelerado, asustado—, Por qué están acá... En el hotel dicen
algo ridículo porque... Porque Jungkook... Él está bien...
—Tae... Hubo un accidente por la escarcha, Jungkookie está mal.
—Basta, Hyung... —sonreía nervioso, pero su mentón temblaba
ligeramente.
—TaeTae.
—Es mentira —. Sus ojos se nublaron. No entendía por qué Jin lo
observaba con esa cara, no era posible—. Por qué... ¿Por qué me
mientes?
—Taehyungie... —Jimin lo rodeó por los hombros.
El castaño estaba paralizado. Las lágrimas caían por sus mejillas y
su mentón temblaba. Intentaba controlar su respiración pero un
profundo sollozo escapó de su garganta. Abrazó a su amigo; sentía
su pecho oprimirse ante la noticia; su estómago se apretaba como con
un gran nudo y sus manos temblaban.
Si le hubiesen preguntado, la única forma de explicar lo que sentía
hubiera sido decir que su alma dolía profundamente.
—Por qué... —intentaba hablar pero su voz se quebraba en
llanto—, mi Jungkook...
Jimin mordió su labio y abrazó aún más fuerte a su amigo. Ni
siquiera cuando las cosas habían empeorado con Jungkook lloró de
esta forma; ahora parecía que su dolor le partía su propio corazón.
Seokjin limpiaba sus propias lágrimas al observar a su hermano.
Cómo quería azotar a Jungkook por hacerlo llorar.
~•~•~
—Hey... —Taehyung acarició su mano. Pequeños espasmos post
llanto sacudían su cuerpo—. Lamento haber venido tan tarde... Pero
acá estoy—. Sus dedos recorrieron ahora su rostro; despejó su frente
de su oscuro cabello y nuevas lágrimas cayeron—. Es... Es increíble
que estés tan callado... Siempre tienes algo que decir, incluso las
cosas más horribles—. Taehyung cerró sus ojos, conteniendo un
sollozo—. Así que abre tus ojos... Mírame de esa forma arrogante,
sonríeme con tu maldita perfecta sonrisa... Dime... —tragó saliva—,
dime que no me amas... Que fui un error... Que estás feliz con alguien
más... Dime lo que sea y estará bien, pero por favor, Jungkook,
despierta. Por favor... —su voz perdió toda la fuerza entre las
lágrimas—, no importa si escapas otra vez, pero por favor despierta
y mejora... Si tú estás mal nada en el puto mundo tiene sentido,
Jungkook. Sólo con que estés bien... Mi amor, despierta, ¿Sí?.. Se
levantó y presionó sus labios en su frente, humedeciendo con sus
lágrimas—. Jeon Jungkook, te amo con todo de mí.
18
Estar en el hotel se sentía mal. Quería volver al maldito hospital y
no separarse del lado de Jungkook; llevaba tres semanas sabiendo de
él sólo por teléfono gracias a Seokjin.
Todos los días, sagradamente, llamaba esperando noticias; y
todos los días la respuesta seguía siendo la misma: no hay cambios.
¿Por qué no despertaba? El día siguiente de su visita habían
retirado la sedación, pero él simplemente se había quedado allí; algo
dentro de Taehyung se había roto a darse cuenta de que Jungkook
simplemente estaba allí respirando y, muy a su pesar, parecía hacerlo
sólo por el respirador que se mantenía fielmente a su lado.
Quería estar a su lado, pero no podía dejar el hotel abandonado por
motivos personales. Era lo suficientemente profesional como para
saber que su vida no podía detenerse por algo así, pese a que día a
día, sintiera que parte de él estaba rompiéndose de a poco al saber
que el hombre que amaba estaba tirado en esa cama de hospital sin
saber del mundo.
Dejó escapar un profundo suspiro... —Dios, doy pena…
~•~•~
Seokjin se dejó caer pesadamente sobre la silla junto a Jungkook;
Namjoon había regresado a Seúl y gracias a la negativa de hospital
de realizar un traslado en las condiciones de Jungkook, había
decidido quedarse allí. Recordaba haber escuchado las quejas de su
socio al decirle: trabajas poco. Dio un respingo; no importaba trabajar
poco después de todo, era su maldita tienda de ropa, ya podría
Yoongi tomar sus días de vacaciones.
Miró a Jungkook y golpeó suavemente con su índice sobre su
frente. —Cuándo vas a reaccionar...
Por un lado; se imaginó lo mucho que debían doler sus heridas
físicas aún; por otro, a él también le dolía en el fondo de su alma ver
a su mejor amigo así, sin contar que sabía que su hermano lo estaba
pasando peor. Pensó en Taehyung; había regresado de mala gana y
sus llamados constantes simplemente empeoraban la situación.
Le dolía tener que decirle todos los días que Jungkook seguía ahí,
sin reacciones. Pero ahora no quedaba más que esperar…
Una punzada de dolor agudo lo recorrió; quiso moverse y la
sensación de estar siendo golpeado volvió a él con demasiada
violencia. Su garganta ardía; necesitaba aire.
Escuchó el sonido de las máquinas enloquecer y su cuerpo
comenzar a convulsionarse. Se ahogaba y ni siquiera podía moverse
debido a dolor. Estaba terriblemente asustado.
—Señor, debe salir.
¿Había alguien ahí?
—Señor Seokjin, debe abandonar la habitación; le llamaremos
cuando termine.
Jin...
Una sensación de alivio lo recorrió. No estaba solo...
—Señor Jeon, esto dolerá un poco... —Escuchó a una mujer
advertir antes de que el ardor en su garganta aumentara
violentamente por unos segundos. Entonces sus pulmones se llenaron
dolorosamente de aire.
Inhaló angustiado y lentamente su pulso comenzó a normalizarse.
Parpadeó un par de veces, veía la sonrisa de alivio del tipo que supuso
era un doctor y la linda mujer que ahora sostenía las mangueras del
respirador.
—Bienvenido de vuelta—. El doctor Lee dijo con una sonrisa.
— ¿Dónde...? —Tosió. Su voz sonaba terrible y el ardor en su
garganta persistía.
—Calma, no debe hablar aún. Está en la Clínica Dong-In, tuvo un
accidente bastante feo, ¿Recuerda?
Jungkook se mantuvo en silencio unos segundos. Su ceño se
frunció con preocupación. No tenía ni puta idea por qué estaba tirado
en esa cama con todo su cuerpo molido como si lo hubiese arrollado
un puto tren. Negó con la cabeza en respuesta.
—Es normal, en verdad—. El doctor tomó su barbilla y con una
pequeña luz comenzó a revisar sus pupilas—. En casos así, donde el
trauma encéfalo craneal es de consideración, la memoria puede tardar
en adaptarse. No debe preocuparse, si algo llegara a estar mal, lo
sabremos.
De puta madre... Pensó mientras cerraba sus ojos, cómo dolía su
maldito cuerpo.
—Maldita sea, quiero entrar.
La voz fuera de la habitación lo obligó a abrir sus ojos nuevamente.
—Supongo que el Señor Seokjin está ansioso; lo dejaré entrar unos
minutos, tampoco debemos sobrecargarlo de emociones.
La puerta se abrió de golpe dejando ver a Jin con los ojos
empapados. Una media sonrisa cruzó su rostro.
—Te ves... Horrible... —murmuró ronco. El doctor palmeó el
hombro de Seokjin antes de dejarlos.
—No, tú te ves como un jodido pedazo de mierda—. Jungkook
intentó reír pero su cuerpo se tensó en dolor, el castaño se acercó y
observó las bolsas de analgésicos—. Quizá deban aumentar la dosis.
—Déjalo... —miró fijamente a su amigo, intentando ordenar sus
pensamientos—, ¿Qué pasó?
— ¿No te acuerdas?
—No... No lo sé—. Jungkook frunció el ceño; intentaba ordenar
sus ideas pero le resultaba imposible recordar qué sucedió, cómo
había terminado en ese lugar.
—Tu auto se volcó. Quedó como un maldito acordeón y quedaste
atrapado dentro de él—, su mejor amigo apuntó su propio abdomen
por un momento—, y quedaste con un bello recuerdo.
—Oh...
—Entre otras cosas, te diste un gran, GRAN golpe en tu cabeza...
Eso me preocupa... ¿Puedes quedar más imbécil de lo que ya eres?
Debo hablarlo con el doctor...
—Gracioso...
Seokjin sonrió y se acercó a su amigo; presionó su boca contra la
frente del pelinegro. —Estaba tan malditamente preocupado...
Cerró sus ojos. Repentinamente, su cuerpo sintió la familiaridad
de aquel gesto. Estaba casi seguro de que ya había vivido algo así...—
¿Ya... Ya has hecho esto antes?
— ¿Eh?
—Esto... Acercarte así... Creo que sentí algo así estando dormido.
No lo sé.
No... No es igual... antes fue cálido y húmedo... Qué mierda...
— ¿De qué hablas? Con suerte podía verte ahí tirado y además,
soy un hombre comprometido, por qué crees que estaría
aprovechándome de tu inconsciencia para besarte——, el castaño se
sentó nuevamente, pensativo—, ¡Ah! Tal vez...
—Tal vez, ¿Qué?
—Es que... Hemos estado preocupados, Namjoon ha mantenido
cuidado con la noticia del accidente, pero ya sabes, los rumores
vuelan y TaeTae...
Jungkook frunció el ceño.
— ¿Tae? ¿Le dijiste a Taehyung? —Suspiró irritado ante esto,
porque lo que menos deseaba era que Taehyung tuviera un motivo
para preocuparse—, ¿Vino a verme?
—Es que él estaba preocupado así que Chimchim tuvo que traerlo
y...
Oh... Taehyung y Park Jimin... Escuchar aquello fue como revelar
parte de su memoria. Claro que recordaba ahora la razón por la cual
su auto había volcado... Su atención se había posado completamente
en la imagen de su teléfono y no en el camino. Había perdido el
control de su auto porque aquella fotografía lo había dejado
confundido.
Otro dolor se apoderó de él; uno peor que el físico.
—Ya veo... ¿Seokjin?
— ¿Sí?
—Sé que no puedo pedirte que le ocultes que desperté. Pero... Pero
dile que no venga.
— ¿Por qué?
—Porque él está bien, no necesita más problemas.
—Creo que debo hablar con el doctor, definitivamente quedó algo
mal en tu cabeza.
Jungkook suspiró. —No voy a seguir haciéndole daño, él me
importa y da igual lo mucho que duela ahora, si él está bien... Todo
está perfecto.
—Par de putos imbéciles... En serio que sí...
~•~•~
—Ah... Se siente bien estar de vuelta.
—Tómalo con calma—. Su amigo dejó el bolso de Jungkook en
el suelo de su apartamento, ayudándolo luego a buscar un lugar para
descansar.
—No hace falta, ya estoy listo—. Sonrió con autosuficiencia.
Seokjin arqueó una ceja, pero no dijo nada; lo había visto moverse
bien y su respiración ya parecía ser regular. Lo único que se dejaba
ver como secuela del accidente era el corte en su cabeza que
comenzaba a cicatrizar sin puntadas ya y las vendas en su mano por
la quemadura de la bolsa de aire.
—Namjoon dijo que podías tomarte lo que queda de semana.
— ¿Y dejar que sigan hablando? No, gracias.
—Al menos espérate hasta mañana.
—Sí, papá Jin.
—Eso es, hazle caso a tu padre.
Jungkook rodó los ojos. —De todos modos no pensaba salir hoy.
—Perfecto. Entonces voy de salida, en la tarde me pasaré a
controlarte. Duerme mientras.
—Pase varios días durmiendo...
—Sí —la expresión de Seokjin cambió por una seria—, ahora
asegúrate de despertar.
Escuchó al castaño abandonar el departamento y esperó el tiempo
suficiente para salir de ahí; no le gustaba la idea de mentirle a su
amigo, pero necesitaba aclarar unas cosas con Jisoo. Tomó su
chaqueta y con dificultad se la puso. Agradeció al primer taxi que
cruzó en su camino.
Cuando bajó en el hotel, se sentía mareado. Tenía la sensación de
estar cometiendo un error al estar allí. Había esperado que Jisoo
estuviese en Hive, pero ahora obligatoriamente corría el riesgo de
encontrarse con Taehyung.
Entró y caminó a través de la recepción hasta el pasillo de
empleados; sabía perfectamente dónde se encontraban. Tocó el
ascensor y esperó, tentado a seguir de largo por el elegante pasillo
que daba a la oficina del CEO del hotel. Pero las puertas del ascensor
se abrieron antes de llevar a cabo aquel acto.
Bajó del ascensor y se acercó a la sala de juntas; golpeó dos veces
y la voz de Jisoo lo invitó a entrar. Al verlo, corrió a abrazarlo.
— ¿Dónde te habías metido? Estaba tan preocupada...
—Jisoo.
—Y el jefe Namjoon dijo que tuviste un pequeño accidente, pero...
Estuviste tanto tiempo fuera.
—Jisoo, qué mierda fue esa foto.
Jisoo tragó saliva. —No sé de qué hablas.
—Hablo —Jungkook la arrinconó contra la pared, respirando
pesadamente para controlar su enojo—, de la foto que, casualmente,
sacaste de Taehyung con su amigo.
—No me digas que... Dios, Jungkook. Después de todo este tiempo
sigues con tus juegos con ese niño; ya ha pasado tanto tiempo... ¿Por
qué sigues haciendo esto...?
—Jisoo, cuántas veces tengo que repetir esto... —Jungkook dijo
fríamente—, Taehyung no es un maldito juego; no me importa si está
con alguien más; no me importa lo mucho que me haga mierda la
idea de él junto a ese imbécil; da igual cuánto intentes porque no es
un puto juego.
—Sigues hablando de algo que jamás has conocido; dices que lo
amas pero, ¿Realmente sabes lo que es significa?
Jungkook apoyó sus manos a los lados de la cabeza de Jisoo,
encerrándola. —Me importa una mierda lo que es el amor; lo que
significa amar para el resto del puto mundo; lo que amor significa
para mí es Taehyung. Si me preguntas una y otra vez, mi respuesta
seguirá siendo esa, amor para mí es sinónimo de Taehyung.
Se quedó observándola unos segundos, Jisoo soltó un suspiro y se
acercó a él, besándolo lentamente, sin conseguir una respuesta.
Cuando se separó, sonreía y con su mirada fija en la puerta.
Automáticamente se giró, su boca se abrió al ver a Taehyung
observando. A su lado, como siempre, Jimin lo afirmaba del brazo
de forma protectora.
—Vamos, Tae. La señorita Jisoo se encuentra ocupada.
—Taehyung, espera.
Los vio salir de la sala. Su mirada voló a Jisoo. — ¿Lo viste antes?
Ella sólo se encogió de hombros y sonrió con algo de decepción.
—Era mi última opción supongo.
—Mierda...
Salió de la sala y buscó por el pasillo. Sentía el dolor en las
costillas que aún no estaban sanas por completo y la presión en su
herida abdominal. El aire le faltaba. Su mano se deslizó sobre la
pared cuando vio a Taehyung abrazado a Jimin. Ninguno de los dos
parecía percatarse de su cercanía.
Mierda, estoy mareado...
Intentó seguir avanzando, pero su cuerpo cayó contra sus rodillas.
No podía respirar y dolía.
—Tae... —. Intentó que su voz sonara fuerte, pero el dolor al
respirar se lo impedía—. Mierda... Tae...Taehyung...
Comenzó a sudar frío; estaba demasiado mareado como para
levantarse. Taehyung se volteó soltando a su amigo. Vio a Jungkook
afirmado de la pared intentando levantarse sin resultado. Sintió su
corazón detenerse al verlo así y corrió hacia él, agachándose frente a
Jungkook e intentando ayudarlo.
—Jimin... Ayúdame, no puedo levantarlo.
—Mierda... No, no me toques, maldita sea...
—Jungkook deja que te ayudemos.
Jimin suspiró y lo tomó por el brazo para intentar levantarlo otra
vez.
—Que me saques las manos de encima—. Jungkook sujetó a
Taehyung por el cuello, angustiado por la falta de aire y la necesidad
de hablar—. Tienes... Tienes que escucharme...
—Basta... Por favor, basta y deja que te ayudemos...
—Jisoo... Ella no...
Taehyung se soltó. Jungkook soltó un quejido de dolor. —
Mierda... Por qué estás así... Hyung dijo que estabas bien...
—Lo estoy... —intentó seguir hablando pero el agudo dolor físico
lo estaba haciendo perder el conocimiento. Taehyung sintió el peso
de Jungkook sobre él; lo escuchaba respiras con dificultad.
—Ji... ¡Jimin!
—Ah maldito estúpido arrogante... —Jimin lo sacó de sobre
Taehyung y lo tomó; se dio cuenta que el cuerpo de Jungkook estaba
demasiado caliente y su frente cubierta de una capa de sudor. Miró a
Taehyung dubitativo—, Taehyungie... Deberíamos llevarlo a un
hospital... Creo que tiene fiebre...
— ¿Fiebre? —Taehyung acercó su mano a Jungkook; ahora estaba
semiconsciente—, Ah... Está ardiendo...
Jimin acomodó mejor el cuerpo de Jungkook entre sus brazos y lo
llevó hasta el estacionamiento. Lo recostó sobre el asiento trasero de
su auto mientras Taehyung se acomodaba en el asiento del copiloto,
sin dejar de observar al pelinegro.
—Es...Escucha... Tae... —Jungkook intentaba pronunciar palabras
que se perdían entre dificultosos jadeos, ansioso de aire.
—Jimin, se está ahogando... Jin Hyung dijo que estaba bien...
Con toda la prisa que pudo, Jimin condujo hacia el hospital más
cercano. En el lugar, no tardaron en llevarse a Jungkook luego de
que, a grandes rasgos, el castaño les explicara que había sufrido un
accidente semanas antes y que ahora estaba descompensándose.
Taehyung esperaba afuera de urgencias y Jimin se mantenía apoyado
en la pared de brazos cruzados, percibiendo claramente el estrés que
su mejor amigo estaba sintiendo.
—Llama a tu hermano.
—No.
—Maldita sea, Tae, llama a tu hermano.
—No —Taehyung miró a Jimin con molestia—, no voy a llamar a
Jin porque si lo veo, voy a romperle su linda y presumida cara.
— ¿Por qué? ¿Por decir que el imbécil éste estaba bien cuando
anda colapsando en público? —Taehyung guardó silencio—, no has
pensado... ¿Que no es Jin el que decide? Qué tal si... Que pasa si fue
Jungkook el que quiso dejarte fuera de esto. Tae, en verdad no me
gusta decir esto pero, ambos lo vimos; tal vez la zorra esa tenía razón.
Taehyung liberó sus puños que hasta el momento estaban
apretados dolorosamente; Jimin se sintió arrepentido de sus palabras
al ver la profunda tristeza en los ojos de su amigo. Lo quería feliz,
mas toda la situación con Jungkook estaba repleta de complicaciones.
Nada que fuera así de doloroso podía terminar bien y eso le dolía. Su
amigo se merecía lo mejor y no estaba seguro que Jeon Jungkook lo
fuera.
—Tae... Llama a tu hermano y por favor vámonos, esto no te hace
bien... Por favor...
—Sí... Llamaré a mi hermano.
~•~•~
Seokjin subió a su amigo al asiento del copiloto en calidad de
bulto. Su boca estaba cerrada en una línea y su mandíbula se apretaba
más de lo que debía, provocando un ligero sonido. Miró de reojo a
Jungkook que jadeaba aún luego de su colapso. Apretó el volante y
aceleró en dirección al apartamento del pelinegro sin pronunciar
palabras.
Cuando lo acostó en su cama, lo escuchó quejarse débilmente.
—Ahora te quejas, imbécil...
—Jin...
—Me mentiste. Soy tu maldito mejor amigo, estuve ahí contigo
mientras te morías, estuve ahí hasta que pudiste levantarte de esa puta
cama de hospital y me mentiste.
—No era necesario que te preocuparas.
—Me estás jodiendo...
—Jin...
—Jin, Jin... La única puta cosa que puedes decir ahora. Qué mierda
se cruzó por tu cabeza al ocultarme que seguías con síntomas.
—Necesitaba salir.
— ¿A qué?
—Tenía que hablar con Jisoo.
— ¿Kim Jisoo? —Arqueó una ceja.
—Tenía... Un tema que aclarar con ella, era importante, pero...
Supongo que fue peor —Jungkook cubrió su rostro con su brazo—,
ella me besó y Tae nos vio.
— "Ella me besó" —remedó — ¿Es broma?
—No, lo hizo a propósito. Sabía que él estaba allí y... Estoy jodido.
— ¿Por qué todo es tan complicado entre ustedes? Desde
siempre... Siempre todo tan... Horriblemente jodido.
—Quizá eso es y simplemente no debo acercarme a él; Jimin es un
buen chico... Es un imbécil, pero es quien más se preocupa por él, y
yo... Yo quiero, yo necesito que Taehyung esté bien—. Jin observaba
en silencio a su amigo. —Todo esto es una mierda... ¿Sabes? Cuando
dicen que cercano a la muerte ves toda tu vida... ¿Lo has escuchado?
—Sí...
— ¿Sabes lo que vi? —Jungkook rió amargamente—, vi a
Taehyung, sonriéndome como si todo estuviera bien...
—Jungkookie...
—Yo lo vi a él —Seokjin vio como las lágrimas de su amigo
comenzaban a resbalar ocultas bajo su brazo—, yo lo vi a él porque
Taehyung es mi maldita vida... Y fui tan, tan imbécil... Me demoré
seis malditos años en darme cuenta de eso...Y ahí tirado y
muriéndome lo único que podía pensar era mierda, tengo tanto
miedo... Tanto miedo de no volver a ver su sonrisa.
Seokjin se dio cuenta que llevaba conteniendo la respiración ya
unos largos segundos cuando sus propias lágrimas mojaron sus
mejillas.
Se quedó sentado en silencio, escuchaba los sollozos de Jungkook
clavarse muy dentro de su pecho.
~•~•~
Namjoon observaba nervioso su reloj; llevaba quince minutos
esperando y Seokjin no entraba por la puerta de aquel restaurante
que, según su novio, era el mejor. A él no le gustaba especialmente,
pero Seokjin era un buen comedor; disfrutaba de la gastronomía así
que era un buen lugar para lo que debía decir.
Cuando por fin lo vio entras con su estampa de siempre,
sonriéndole a medio mundo y coqueteando descaradamente con
quien se le cruzase, su corazón se aceleró y sus manos sudaron. No
sentía celos porque estaba seguro de él y eso, después de años de
soltería, lo había sorprendido. Podía decir sin errores que Seokjin
había llegado a completar su vida en el momento preciso. Estaba
completamente consciente que en otro momento tal vez habría
pasado desapercibido, ahora sentía que el castaño complementaba los
aspectos que él carecía. Y quería eso en su vida siempre.
—Lo lamento, esperé que mi Jungkookie se durmiera...
—Lo supuse, pero ya estás acá... —rió nervioso, pues ahora no
tenía excusas para detenerse—, siéntate. Pedí por ambos.
—Sip, muero de hambre— respondió con una sonrisa, sentándose
para tomar la copa de vino que Namjoon le extendía—, oh,
romántico... Me gusta.
—Esto... Jin... No, Seokjin.
—Dime —mordisqueó un trozo de pan que había sobre la mesa,
sonriéndole ampliamente luego a su novio, quien parecía estar
bastante tenso.
—Pensé que necesitábamos un lugar especial y a ti te gusta acá así
que por qué no y...
—Namjoon, hablas mucho hoy —bromeó—, ni que fueras a
pedirme matrimonio—. Soltó una sonora carcajada, pero Namjoon
no rió. Lo miró directamente a los ojos, frunciendo el ceño luego de
un instante cuando comprendió—. Oh... tú...
—Seokjin... Matando momentos mágicos desde siempre...
—Espera, espera... ¡Otra vez!
—Olvídalo—. Los platos de comida llegaron a su mesa, Namjoon
agradeció y rellenó las copas.
— ¿Cómo que olvídalo?
—Eso —Namjoon dijo seriamente, viendo la mueca de decepción
en el rostro de Seokjin. Sonrió—, ah, creo que no podría vivir sin ver
esos cambios de expresión tuyos... Kim Seokjin, he querido decirte
esto desde hace mucho y siempre hubo algo que nos interrumpió, tal
vez sea una señal, pero...
—Acepto —Interrumpió demasiado fuerte—, acepto, acepto,
acepto.
—No he dicho nada.
—No me importa, acepto —dijo apoyando ambas manos sobre la
mesa y mirando fijo a Namjoon—, acepto antes que te arrepientas.
Namjoon rió divertido y sacó la pequeña caja que llevaba desde
hace mucho junto a él como silencioso amigo. Dentro, dos argollas a
juego brillaban ante las luces del restaurante.
— ¿Quisieras interrumpirme impulsivamente por toda la vida?
—Ya dije que sí, claro que sí, por supuesto que sí... Mierda, que sí
quiero—. Namjoon deslizó la argolla en su dedo y luego dejó que
Seokjin hiciera lo propio. Observó sus manos ahora entrelazadas y
besó suavemente el anillo que ahora resplandecía en la mano de su
prometido.
—Me alegra haber aceptado la oferta de Yoongi después de toda
esa insistencia… No creí que salir con su ex fuera algo bueno, pero
supongo que él sabía mejor que nadie que ibas a hacerme muy feliz,
Seokjin.
—Bueno... Humildemente... Ganaste el premio mayor—. Seokjin
sonrió y le lanzó un beso con su mano libre, logrando otra
carcajada—. Hey, es en serio.
—Lo sé, lo sé —Namjoon sonrió y sin soltar la mano de Jin,
comenzó a comer de su plato. Se sentía infinitamente más tranquilo
y sí, realmente estaba seguro de que Kim Seokjin era a quien
necesitaba en su vida.
—Por cierto, Namjoon.
— ¿Hmn? —dijo masticando.
—Te amo.
El castaño comenzó a comer tranquilamente con una gran sonrisa
en su rostro; Namjoon intentó no ahogarse ante las palabras
repentinas de Seokjin. Tosió un par de veces y suspiró. —También
yo.
~•~•~
—Sí que es un lindo anillo.
—Lo es.
—Así que... Te casas con mi jefe.
—Así es.
Jungkook apoyó su brazo sobre los hombros de Seokjin. — ¿Dirás
algo más?
—Puede ser.
—No pareces alguien al que acaban de proponerle matrimonio.
Con seriedad miró a Jungkook y chasqueó la lengua irritado. —
Estoy feliz, maldita sea.
—Wow...
—Estoy muy feliz, Namjoon es el amor de mi vida y me acaba de
pedir que pase el resto de mi vida con él; así que yo, como lo amo,
acepté. Estoy que muero de felicidad, podría saltar por todo el
maldito lugar como una puta bailarina —frunció el ceño—, pero mi
estúpido mejor amigo está a mi lado ignorando su propia estúpida
felicidad, cómo podría demostrarte lo feliz que estoy... Es injusto.
Jungkook resopló. —No tienes que preocuparte por mí. Yo estoy
muy feliz por ti, Jin. Eres el mejor amigo que pude haber conocido,
eres mi hermano y te quiero, te amo Kim Seokjin, que seas feliz es
lo mínimo que mereces.
—Esto me enoja muchísimo...
— ¿Qué?
—Dices que me amas como si fuera lo más normal y con quien
realmente deberías hacérselo saber terminas cagándola en grande.
— ¿Cuánto más repetiremos este tema?
—No lo sé... Tal vez hasta que agarres ese par de pelotas que tienes
y hagas las cosas bien—. Seokjin se giró para enfrentarlo
directamente—. Ya sé, tal vez te las cortaron en el accidente. Ah no,
cierto, de antes ya las tenías de adorno.
Jungkook alzó sus cejas, sorprendido y algo divertido ante las
palabras de su mejor amigo. —Jin, eres un hijo de puta.
—Y me lo dice el maldito que se folló a mi hermano.
Jungkook rió. —Felicidades, te mereces lo mejor.
—También tú, idiota, por eso es tan frustrante.
19
—Al final la muy zorra es per... perrr... perfecta... —Taehyung dijo
al tiempo que terminaba bebiendo su sexta cerveza. Jimin suspiró.
—Es hora de que te duermas.
— ¿Estás loco? —Rió—. Tengo mucho por beber aún.
—TaeTae, deja de beber como un alcohólico.
— ¡No me digas TaeTae! —Hizo un puchero—, él me dice así...
No me gusta... Si me dice así es como verme como un maldito niño...
No soy un niño, soy un hombre adulto.
—Seguro; eres un adulto y estás borracho—. Jimin se levantó y
tomó a Taehyung hasta el cuarto. Se quedó allí un momento; estaba
tan ebrio que tan sólo tocar la almohada había caído dormido—.
Suspiró. Odiaba dejarlo así, pero al otro día debía trabajar. Taehyung
en cambio tenía su día libre y podría recuperarse de esa borrachera
en total tranquilidad—. Descansa Tae, mañana hablamos.
—Jungkook... —susurró entre sueños, Jimin hizo una mueca triste
al ver las lágrimas caer por el rostro dormido de su amigo.
Cuando Taehyung abrió sus ojos, se sentía mareado y con náuseas;
no le costó entender demasiado que seguía ebrio, por lo que tomó su
móvil y leyó el mensaje de Jimin; se disculpaba por no poder
quedarse, y aunque hubiese preferido poder pasar tiempo con él,
agradecía todos sus intentos por animarlo luego de lo sucedido con
Jisoo y Jungkook.
Vio la hora: 2.45 AM. Y un pensamiento persistió en su cabeza.
De verdad quería verlo. Se levantó y tropezó, aún mareado avanzó
hasta la puerta.
Afuera hacía un frío de los mil demonios; se sentó en la orilla de
la acera y esperó abrazándose a sí mismo hasta que un taxi pasó.
Se levantó y agitó sus brazos. El taxi paró y subió a penas. El
conductor lo miró desconfiado, pero aceptó la dirección y terminó
llevándolo. Al llegar, pagó y salió sin recibir el cambio; volvió a
tropezar con sus propios pies y rió de su propia torpeza.
Y ahí estaba. Fuera de la puerta de Jungkook, intentando
mantenerse en pie pero cayó contra la puerta.
—Ay... —se quejó ante el golpe, pero se mantuvo allí golpeando
rítmicamente contra la puerta con su palma.
Jungkook se levantó sobresaltado. Miró la hora antes de avanzar
hasta la puerta. Qué mierda hacía el maldito conserje del edificio que
dejaba entrar a maniáticos a esa hora. Abrió la puerta notoriamente
enojado, casi de un portazo.
— ¿Quién mierda te crees para azotar mi maldita puerta así? —Se
quedó paralizado al verlo, su ceño frunciéndose en confusión.
—No sé... —Taehyung rió—, no sé qué me creo... Yo sólo...
—Estás borracho.
Otra carcajada escapó de su boca. —Sí... Hace frío...
Jungkook se dio cuenta que Taehyung sólo vestía jeans y camiseta.
Se hizo a un lado y dejó pasar a un tambaleante Taehyung, sin querer
que siguiera enfriándose ahí afuera. — ¿Qué haces acá a esta hora...?
—Vine a decirte que te odio —dijo con molestia, dejando que toda
la tristeza que sentía, comenzara a desbordarse.
—Tae...
—Te odio porque... Porque estabas ahí... Muriéndote... Y yo
esperé por ti... Muérete de una vez... —Taehyung dijo ahora
sollozando, angustiado. Jungkook tomó del brazo al castaño y lo
sentó en el sofá.
—Prepararé café.
—No quiero tu maldito café.
—Taehyung... —Taehyung afirmó su camiseta y evitó que se
alejara. El pelinegro sentía la mano del menor temblar en su agarre,
pero se mantuvo quiero en espera de lo que él quisiera decir.
—No quiero café... No quiero alcohol...
Se levantó de donde Jungkook lo sentara y hundió su cabeza en el
pelinegro. Sus brazos rodearon la cintura del mayor, sujetando con
fuera su ropa. Aspiró su aroma con una necesidad que lo abrumaba.
Había soñado tanto con volver a estar así con Jungkook y se sentía
tan patético.
Se separó levemente y acercó sus labios a los del pelinegro; con su
lengua los recorrió tan suavemente como su estado le permitía. Dios,
había extrañado tanto sentirlo, poder decir que era real y que estaba
ahí…
—Estás ebrio... —Jungkook jadeó. Podía sentir su cuerpo arder
ante aquel roce mas no quería aprovecharse del estado de Taehyung.
El menor deslizó sus manos por la espalda de Jungkook, mordió su
labio inferior, haciendo ligeras succiones.
—Taehyung...
Intentaba controlarse, gimió contra la boca del castaño cuando su
lengua temerosa se adentró en su boca y su cuerpo, aun temblando,
se pegó a él. Tanto tiempo deseándolo que evitarlo se volvía
imposible. Sus manos volaron al cabello de Taehyung, enredándose
en él y tirando de él para separarlo.
Sus ojos se encontraron y Taehyung pudo ver el deseo contenido
en ellos. Volvió a tomar sus labios con violencia; mordiendo y
succionando, irrumpiendo hambriento en la boca del menor; su
lengua se enredaba con la de Taehyung buscando fundirse.
Se separó en busca de aire, robando un gemido de queja por parte
del castaño que ahora respiraba con dificultad.
—No pares...
—Mierda, Tae... En verdad estás tan ebrio...
Jungkook bajó su mirada. Aquel beso le provocó una erección que
se estaba volviendo dolorosa; sentía su cuerpo arder en deseo y
Taehyung lo sabía.
Tomó la mano de Jungkook cuidadosamente y lo guio al cuarto
que tan bien conocía. Lo hizo recostar en la cama y subió sobre su
regazo, besando lentamente su rostro; bajaba desde su frente hasta su
barbilla, volviendo a reconocer a aquel hombre que era el dueño de
los peores y mejores momentos de su vida. Levantó la camiseta del
pelinegro y la sacó lentamente, observando cada lugar. Sus dedos
trazaron su pecho que aún tenía marcas violáceas por el accidente;
bajo hasta la cicatriz que terminaba de sanar en su abdomen y su
pecho se oprimió. Dolía verlo y saber que no había estado allí con
él...
—Duele tanto... —murmuró sin referirse a lo físico—, Taehyung...
Jungkook se acercó a su cuello, lamiendo lentamente, arrancando
gemidos del castaño que se movía cuidadosamente buscando fricción
contra su erección. Se giró sobre él, sintiendo el dolor de sus heridas
físicas pero no se detuvo. Su mano recorrió el cuerpo de Tae sin dejar
de besar su cuello bajando hasta su clavícula. Sostuvo las manos de
Taehyung al lado de su cabeza, pero sabía que el menor no estaba
consciente de lo que hacía en verdad...
Taehyung mordía su labio, luchando por contener sus reacciones
ante cada estímulo.
—Tan deseable...
—Por qué paras entonces...
—Taehyung... Estás tan jodidamente borracho...
—Pensé que eso te gustaba. Emborrachar mujeres y follártelas.
¿Qué diferencia hay? Estoy acá... Fóllame de una vez.
—No, Taehyung, no así.
Jungkook se levantó; respirando pesadamente intentando
controlarse. Se dirigió al baño y mojó su cara. Bajo su ropa, sentía su
erección torturarlo.
No así... No contigo.
~•~•~
—Mierda...
Jungkook estaba sentado en el sofá. Su mente le jugaba trucos;
recordaba cada encuentro con Taehyung y tenerlo ahora durmiendo
en su cama lo enloquecía. Su mano bajó hasta su entrepierna y un
gemido escapó de su boca; controlarse debido al estado de Taehyung
había costado toda su fuerza de voluntad y ahora su cuerpo le pasaba
la cuenta de aquello.
—Jungkook... —Se sobresaltó ante el llamado.
—TaeTae, ve a dormir, por favor.
—Ven, estás herido...
Suspiró. La excusa era tan absurda y aun así obedeció. Caminó tras
Taehyung hasta el cuarto y esperó que éste se acostara para tomar su
lugar.
Jungkook sintió al castaño pegar su cuerpo al suyo y cruzar su
pierna entre las de él. Sentía la imperiosa necesidad de besarlo por
completo y volver a sentir su cuerpo temblar bajo su toque. Y su
erección no cedía.
—Jungkook... —La mano de Taehyung recorrió su cuerpo y sus
dedos presionaron su ingle sobre la ropa; sintiendo la dureza bajo la
tela. Lo escuchó gemir roncamente y sin decir una palabra deslizó el
pantalón, liberando el miembro de Jungkook y deslizando su mano
por toda su longitud. Mordió su labio al darse cuenta de lo mucho
que necesitaba sentir al pelinegro.
Jungkook cerró sus ojos, dejándose llevar por las rítmicas caricias
de Tae sobre su erección; quería penetrarlo. Hundirse en él como
antes y hacerlo gritar su nombre; no importaba si ahora estaba con
alguien más, quería volver a poseer su cuerpo y, por ese tiempo, ser
el dueño de todas sus emociones.
—Taehyung... Desnúdate—. Ordenó con voz ronca. Sintió el
movimiento en la cama y vio como el castaño se iba quitando una a
una sus prendas; su cuerpo aún no estaba cien por ciento recuperado,
pero poco importaba ahora—. Móntate.
Sosteniéndolo por las caderas, lo obligó a moverse contra su
erección; Taehyung gemía y arqueaba su espalda, necesitando más.
Sus manos volvieron a apoderarse del miembro de Jungkook y
esparcía el fluido pre seminal por toda la tersa piel.
Ayudado por Taehyung, ubicó su miembro y comenzó a penetrar
con lentitud; la estrechez del castaño lo dejaba sin aliento y los gritos
ahogados de dolor ante la penetración le daban una morbosa
necesidad de seguir. Su miembro se iba hundiendo en Taehyung
dolorosamente. Lo sabía, veía su rostro y las lágrimas caer, pero no
se detuvo; era imposible ahora parar y Taehyung tampoco lo deseaba
en verdad.
Siguió moviéndose e ignorando el dolor, aumentando el ritmo
hasta que pudo sentir el placer de tener el miembro de Jungkook
dentro de su cuerpo. Sus gemidos aumentaban y su cuerpo se iba
cubriendo de una capa de sudor.
Jungkook también gemía y enterraba sus dedos en su piel,
buscando mejor agarre. La mano de Taehyung intentó sujetar su
desatendida erección pero Jungkook se lo impidió; afirmando sus
muñecas y obligándolo a acelerar. Llegaba tan dentro de él, que
sentía su cuerpo arder en busca del clímax que le estaba siendo
tortuosamente negado.
—Jungkook... No pares... —rogó gimiendo e intentando
profundizar aún más aquella incesante penetración.
El pelinegro volvió a afirmar sus caderas y ahora lo movía con
rapidez; estaba al borde y sintió el cálido estremecimiento recorrerlo.
Su miembro palpitaba dentro de Taehyung y sin ser capaz de
contenerse, eyaculó en su interior. Bajó a Taehyung sin importar que
el espeso fluido comenzara a deslizarse por sus piernas y lo volteó en
la cama; bajando ahora y succionando su cuerpo.
Se llevó con una mano el miembro de Taehyung a su boca,
succionó su punta antes de introducirlo a su boca. Una y otra vez lo
envolvió con su lengua y su boca se apoderaba de él. El castaño
afirmó su cabello, rogando porque continuara.
La cabeza de Jungkook se movía haciendo que su boca subiera y
bajara entre lamidas y succiones. Siguió así hasta que Taehyung
empujó su cabeza y gritó de placer. Su boca se llenó con su semen y
tragando sin quejas se levantó. Relamió de sus labios el exceso y
volvió a subir hasta sus pezones, mordiéndolos y mojando con su
lengua.
Quería más, hacerlo enloquecer de placer tal como él había perdido
el control; escucharlo gritar su nombre, rogar por ser penetrado una
y otra vez. Subió por su cuello y lóbulo, lamiendo para volver a
tomar su boca, ávido de él.
—Date vuelta —dijo ya sin pensar en el dolor. Taehyung gimió
excitado y obedeció, apoyando sus antebrazos en la cama y alzando
sus caderas. Sintió la creciente nueva erección de Jungkook
presionarse contra su trasero e inconscientemente comenzó a
moverse buscando la cercanía.
Jungkook separó sus nalgas y penetró de una vez, chocando sus
caderas y gimiendo. Siguió embistiendo una y otra vez. Taehyung
intentaba mantener firme su apoyo mientras sentía como su interior
ardía; el miembro duro y caliente de Jungkook hacía una deliciosa
fricción con sus paredes internas hasta llegar a su punto sensible.
Gimió pidiendo por más y una de las manos de Jungkook comenzó a
masturbarlo al mismo ritmo que sus violentas penetraciones. Sus
brazos temblaban intentando mantener la firmeza.
—N-No puedo... —intentó hablar pero sus palabras eran
interrumpidas por oleadas de placer en forma de gritos. Jungkook
mordió su labio ahogando sus propios gemidos—, Jung...
Jungkook...
El castaño arqueó su espalda y apoyó su cabeza contra la
almohada, mordiendo la suave tela, ajeno completamente al mundo,
sólo sintiendo cada vez que el miembro de Jungkook se hundía
profunda y completamente en él.
Jungkook presionó con fuerza la erección de Taehyung; la
almohada detuvo sus gemidos cuando Jungkook con deliberada
malicia comenzó a presionar la punta de su miembro, extendiendo
aún más los abundantes fluidos. No podía aguantar más, se sentía
sobre estimulado, ebrio ahora por algo distinto al alcohol.
Un gemido profundo brotó de su boca cuando sintió nuevamente
su cuerpo perder ante la intensidad del pelinegro. Jungkook soltó su
miembro y separándose él mismo, y girando ágilmente a Taehyung.
Separó sus piernas y las enganchó en sus brazos.
—No voy a parar —susurró casi inaudible, vio a Taehyung asentir
débilmente y morder su labio.
Cómo amaba aquel rostro enrojecido y perlado por el sudor, tan
necesitado como él. Lo amaba por completo.
Volvió a entrar en Taehyung, esta vez consciente de que no podría
aguantar mucho más con aquel ritmo. Siguió embistiendo, extasiado
sólo de ver el rostro del castaño que mordía su labio. Se acercó a él e
irrumpió con su lengua dentro de su boca, tomando los gemidos
desde su fuente y moviéndose en su húmeda lucha con la lengua de
Taehyung.
—Tae... —gimió su nombre, Taehyung rasgó la piel de su espalda
y con un último movimiento, el nuevo orgasmo lo hizo temblar.
Cerró sus ojos intentando controlar la respiración y apoyó sus brazos
a ambos lados de la cabeza de Taehyung; incapaz de separarse de él.
No quería sentir que sus cuerpos se alejaban; pero era necesario.
Despegó sus caderas, su miembro húmedo se separó de Taehyung
y bajando nuevamente contra su boca, lo besó ahora con menos
intensidad. Respirar se volvía doloroso aún pero nada de eso
importaba.
—Estoy cansado... —Taehyung dijo susurrando, con sus ojos
cerrados, pero sin poder evitar sentirse pleno luego de aquel
encuentro.
—Taehyung...
—Hmnn...
—No duermas...
—No... —musitó, aunque realmente ya no estaba consciente de lo
que escuchaba.
—Taehyung... —Apoyó su frente con la del castaño, suspirando
profundo—, te amo... —. Se quedó en silencio unos segundos para
luego sonreír derrotado. Taehyung estaba profundamente dormido—
. Mierda...
Movió su cuerpo y se recostó junto a él. Ya podría otra vez decirlo,
supuso.
~•~•~
Taehyung se removió entre las sábanas; estiró su brazo y sus dedos
se entrelazaron en la tela. Sus ojos se abrieron de golpe.
—Santísima mierda...
Las imágenes de la noche lo azotaron. Llegar ebrio, besar a
Jungkook hambriento y necesitándolo con angustia, las caricias...
—Ah... —Sintió su entrepierna reaccionar ante la imagen de
Jungkook penetrándolo con pasión.
Se levantó y buscó su ropa; se vistió sin siquiera ducharse y
caminó hasta la sala. Jungkook se apoyaba contra la mesa, respirando
con dificultad y sosteniendo con uno de sus brazos sus costillas. Se
acercó con rapidez, preocupado.
— ¿Estás bien? —Su voz sobresaltó al pelinegro. Cuando sus ojos
se cruzaron, Taehyung sintió su rostro arder hasta las orejas—. No te
ves... Muy bien.
—Mis fracturas siguen curándose.
—Mierda... —Recordaba perfectamente a Jungkook moverse con
violencia. Eso no podía ser sano en su estado—. Lo lamento... De
verdad no quise...
— ¿No quisiste qué?
Taehyung frunció el ceño, confundido. —Ya sabes...
— ¿Coger?
—No hables así...
—Lo siento... Y no es tu culpa, TaeTae, tú llegaste y pude
negarme, pero no lo hice, te toqué porque quise... —Se detuvo un
segundo—, incluso estando consciente de que ahora estás con Park
Jimin.
Taehyung sostuvo su mirada unos segundos.
Claro... Esa mentira... Pensó avergonzado. No sabía cómo aclarar
aquello y aún tenía en su mente el beso de Jisoo y Jungkook en la
sala de juntas.
—Escucha Jungkook...
—Está bien, Taehyung... Te mentiría si dijera que no ansiaba
sentirte, recorrer tu cuerpo completo. Quería penetrarte duro y
hacerte gritar mi nombre como si toda la mierda que pasamos no
hubiera existido.
El castaño ahogó un jadeo ante las directas declaraciones de
Jungkook. Desvió la mirada sin saber qué hacer. —Tengo... Tengo
que hablar con Jimin...
Jungkook suspiró cansado y dolido. —Te llevo, tengo que
ponerme al día con el proyecto del Resort—, repentinamente, lo miró
fijo, esperanzado—, ¿Lo recuerdas?
— ¿El qué?
Jungkook esperó y luego le sonrió negando con su cabeza. —
Nada... dormías. Puedes ducharte.
Luego de un rato; Taehyung salió con el cabello húmedo y su
misma ropa. Caminaba ligeramente más atrás del pelinegro y cuando
éste hizo parar el taxi, Jungkook lo dejó subir sosteniéndole la puerta.
Se sentó a su lado, con demasiado espacio entre ellos. Taehyung
miraba de reojo y se volteó para mirarlo directamente. Lo vio allí,
afirmando sus rodillas con demasiada fuerza, lastimándose.
Su expresión era de terror. Jungkook intentaba mantenerse
tranquilo pero podía ver sus manos temblar.
El accidente...
Se acercó a él y posó su mano sobre la de suya presionando
ligeramente; no lo miró, simplemente se quedó allí en silencio.
Bajaron en el hotel y Jungkook caminó lentamente.
—Bueno... Voy donde Jimin...
—Lamento lo del taxi —dijo tranquilo ahora—, no es igual subirse
a un auto ahora.
—Es normal.
Jungkook sonrió. —Gracias.
— ¿Por qué?
—Por estar ahí; nada es igual si estás ahí conmigo. Todo mejora.
Jungkook rozó con la yema de sus dedos su cabello pero retiró su
mano instintivamente. No era el momento, Taehyung había ido
específicamente a ver a Jimin, lo que pudiera estar sintiendo en este
momento y lo que había sucedido en la noche no importaba.
Lo dejó allí; él tenía que seguir también su vida, y su trabajo era
parte importante. Cuando llegó al ascensor, se volteó; Taehyung
seguía en el mismo lugar con su mano donde antes sus dedos
acariciaban.
~•~•~
Jungkook se sentó en la silla más alejada de Jisoo, escuchaba
atentamente los avances del Resort durante el tiempo que estuvo
alejado. Profesionalmente, no había razón por la que dudar de Jisoo,
era bastante buena. Namjoon escuchaba atento junto a los miembros
del equipo legal del hotel.
—Aún con el improvisto, la construcción del Resort avanza a
pasos acelerados. Como marca, estamos impresionados de Hive
Constructions.
—Como dije en un principio, tengo al mejor equipo y terminando
la obra gruesa, es cosa de semanas para que podamos hacer la
entrega.
—Señor Kim Namjoon, podemos asegurarle que en cada
licitación, siempre esperaremos sus propuestas.
Namjoon sonreía con orgullo; realmente adoraba estar siendo
blanco de tales elogios. Su mirada pasó desde Jisoo a Jungkook; eran
los mejores sin dudas.
Sin embargo, sus ojos se fijaron en el pelinegro que ahora parecía
en otro mundo. Incluso cuando la reunión hubo terminado, Jungkook
se despedía con fingida simpatía de todos.
~•~•~
— ¿Que hiciste qué? ¿Saliste?
Taehyung soltó un quejido. —Que anoche desperté aún ebrio
después de que te fuiste y yo sólo... Tuve esta necesidad de verlo.
Tomé un maldito taxi y llegué a su apartamento en plena madrugada.
— ¡Taehyung!
—Ya lo sé... Pero de verdad quería verlo... —musitó avergonzado
por su debilidad.
—Y supongo que ahora aclararon las cosas, ¿Cierto? —Jimin
entrecerró los ojos esperando, pero Taehyung bebió un sonoro sorbo
de su café—, me tienes que estar jodiendo... Fuiste y follaron...
¿Cierto?
—Bueno... ¿Tal vez?
—Kim Taehyung.
—Está bien, fui y lo besé y dijo que no... Pero luego sí... Y
terminamos en su cama y... —su rostro enrojeció al relatar—, como
que nos acostamos... Un par de veces...
— ¡¿Un par de veces?!
—Un par... Tal vez más...
—Mierda... ¿Eres un maldito conejo? Ni siquiera están juntos, ni
siquiera sabes si se está acostando con la zorra malvada esa y... Dios,
Taehyung... Él piensa que tú y yo estamos juntos.
—Eso... Eso sí es un problema...
— ¿No aprendiste nada? ¿Crees que porque fuiste allá y follaron
toda la noche todo se soluciona?
—No creo eso. Sé que tal vez ahora todo esté incluso peor, pero...
Ha sido mucho tiempo alejados, mucho tiempo extrañándolo junto a
mí y no hablo del sexo... Sino de lo mucho que sigo amándolo pese
a todo. Hoy vi lo mucho que sufrió por el maldito accidente y lo único
que pude hacer fue tomar su mano para darle apoyo... Quería decirle
tantas cosas.
— ¿Se te olvida que él dijo que no te amaba?
— ¡Ya lo sé! —Taehyung dijo furioso, golpeando la mesa con
ambas manos. Su mentón temblaba—, ya sé que dijo eso y sé que lo
que hice, lo que hicimos estuvo mal pero no puedo controlar lo que
siento, no puedo ignorar el hecho de que muero por él, de que con
sólo verlo mi estúpido corazón late como loco. No puedo dejar de
amarlo, Chimchim.
Jimin apoyó su mejilla en su mano y sonrió. — ¿Tal vez es
momento de que te sientes y pongas tus cartas sobre la mesa?
—No quiero escuchar otra vez que no me ama. Follar no es amar.
Jimin lo observó fijamente, meditando la situación. Recordaba
claramente el rostro de Jungkook al ser golpeado; recordaba aquella
expresión de dolor que creyó ver y recordaba también haber visto el
mismo sufrimiento justo antes de que terminara en urgencias.
Sí, estaba seguro de que lo que había visto en los ojos de Jungkook
mientras intentaba hablar ese día en el hotel era dolor.
No dolor físico, no por sus heridas. Jeon Jungkook había estado
sufriendo tan profundo en su alma que Jimin había sentido la tristeza
calarlo.
Taehyung tenía razón; follar no era amar pero ahora dudaba que
aquello de la noche que su amigo le confesara hubiese sido sólo follar
como el castaño ingenuamente decía.
Podía ser que, después de tantos problemas, el único problema
entre su amigo y la persona que amaba fuera un terrible malentendido
causado por otros. —Taehyungie... Creo que cometimos un error
bastante feo.
— ¿Eh? —Taehyung dejó su café y observó confundido a Jimin.
Su mejor amigo parecía honestamente afectado, pero en ese
instante era incapaz de pensar en la forma correcta de explicarle a
Taehyung.
20
Jungkook tamborileaba los dedos sobre el escritorio; Namjoon
mantenía su cabeza sujeta en sus manos. Por fin levantó la vista con
expresión preocupada; conteniendo palabras que eran demasiado
difíciles de pronunciar.
— ¿Jin lo sabe? —dijo finalmente, su voz sonaba dolida.
—No aún, primero necesitaba arreglar las cosas acá, no era seguro.
— ¿Y ahora sí?
—Jefe... No, Namjoon... Creo que eres lo suficientemente cercano
a la situación; sabes que es algo inaplazable.
Namjoon suspiró. —Jin no va a estar contento cuando lo sepa.
—Lo sé. En verdad me asusta su reacción pero ya no puedo
esperar.
—La fiesta de compromiso es el sábado, Jungkook.
—Estaré allí. Kim Seokjin es mi amado hermano, jamás me
perdería la oportunidad de estar con él en ese día tan importante.
También... Eres alguien a quien estimo, sólo puedo estar agradecido
y feliz porque seas tú quien estará junto a Jin y porque sé también —
tragó saliva—, también sé que cuidarás a Taehyung. Ellos dos están
en las mejores manos.
—Entiendo la situación, pero me cuesta aceptarlo. Jin no cree
que...
—Jin está en medio, Namjoon. Ya ha sido suficiente de eso, no
puedo seguir siendo una piedra de tope entre Jin y TaeTae; no es
justo.
Namjoon hizo una mueca de desacuerdo. —En ese tema poco
puedo opinar. En cuanto al trabajo; tienes razón, tu presencia no es
estrictamente necesaria en el proyecto de Jisoo y pese a que tu
contrato sigue vigente, como cortesía hacia ti y Jin, dejaré nula la
cláusula de salida este mismo día. Jungkook, oficialmente quedas
liberado de tus obligaciones para con Hive Constructions.
Jungkook sonrió y estrechó la mano de Namjoon con firmeza y
afecto. —De verdad, muchas gracias... Esto es lo mejor.
—Jungkook, sé que acabo de decir que poco o nada puedo opinar
pero... como la familia de Jin puedo decirte que estás cometiendo un
error. Espero que tengas la certeza de lo que harás.
Jungkook se levantó y salió de la oficina; cerró la puerta y llegó al
ascensor. Apoyó su espalda contra la pared y cerró sus ojos, no podía
echar pie atrás; el día en que había dejado a Taehyung en el hotel se
dio cuenta de que, pese a que anhelaba la felicidad de Taehyung más
que la suya misma, saber que era otro el encargado de darle alegría a
su vida lo destruía. No era capaz de estar ahí sabiendo que había
perdido a Taehyung por sus miedos absurdos.
Abandonó el edificio de Hive y caminó lentamente; su cuerpo
sanaba por completo ya y el único vestigio del accidente era la
sensación de angustia al sentir acelerar los vehículos; no se creía
capaz aún de conducir. Había decidido alejarse, pero eso no era lo
mismo a desaparecer.
Miró el reloj y mordió su labio; debía hablar con Seokjin y
retrasarlo solo aumentaba la dolorosa sensación de despedida. Esperó
fuera del edificio. Sabía que el castaño llegaría pronto, pero no quería
subir aún. Vio el auto de su amigo estacionarse y empuñó sus manos.
Lo siguió con la mirada hasta que llegó frente a él sonriendo.
—Hey, pensé que ya te habías olvidado de mí.
—Eso nunca—sonrió—, quería hablarte.
—Vamos entonces, debiste esperar arriba, está helando acá.
Jungkook siguió a Seokjin mientras escuchaba sus historias de la
fiesta de compromiso que llevaría a cabo en tres días más. Sonreía
honestamente al escucharlo así de feliz.
Arriba, lo acompañó mientras cocinaba y bebían una copa de vino;
comieron tranquilos, intercambiando comentarios sobre ambos.
Jungkook mordió su labio. Era tan difícil.
— ¿Cuánto más hablaremos de cosas vanas? —El castaño bajó su
copa, sonriendo ampliamente.
— ¿Cómo?
—Tu expresión te acusa, Jungkookie. ¿Pasó algo con mi TaeTae?
El rostro del pelinegro se llenó de tristeza. —Voy a regresar a
América, Jin.
La boca de Seokjin se abrió por unos segundos, luego, observó a
Jungkook en silencio antes de que la sorpresa y la frustración
abandonaron su mente. — ¿Cuándo?
—El sábado.
— ¿El día del compromiso?
—Sí... Iré a la fiesta y de allí me marcho—. Jungkook frunció el
ceño confundido—. No preguntas la razón...
—Sé la razón, mi pregunta es, ¿Tú la sabes? ¿Sabes por qué te
marchas a la mitad de tu maldita pelea?
—Ya no hay pelea, Jin —Jungkook bebió su copa para buscar
calma—, sé que amo a Taehyung con mi alma y quise pelear por él
cuando ya era demasiado tarde; soy un cabrón, Jin; ambos lo
sabemos... Taehyung lo sabe. Me repetí tantas veces que lo que sentía
estaba mal que lo creí, así que cuando me fue imposible negarlo no
supe cómo manejar todos esos sentimientos. Lo arruiné.
—Jungkook, ¿Peleaste? Me decepciona pensar que creí que
cuando llorabas por Taehyung era de verdad... Ahora veo que
simplemente fue un juego.
—Nunca fue un juego.
— ¿No? ¿Acaso te has dado el tiempo de pensar en lo que él
siente?
—Jimin lo hace feliz. Que estén juntos es lo mejor. Incluso si
nunca pude decirle lo que sentía porque no tuve la valentía suficiente.
— ¿Sí? Pues me alegro entonces que Taehyung se deshaga de
alguien como tú. Ahora puedo decírtelo libremente, Jungkook... Me
alegro que no seas tú el que esté junto a mi hermano. Se merece a
alguien capaz de luchar por él y no un hijo de puta sin las pelotas
suficientes.
Jungkook sonrió tristemente. No había nada que pudiera decir, Jin
tenía la razón.
—Te pediré algo, Jungkook.
—Lo que sea.
—No se lo digas. Sigue tal cual, si te lo cruzas, haz como si nada
y por favor, desaparece de su vida sin más daños; ambos se merecen
algo mejor... Por favor deja de hacerle daño y deja de lastimarte a ti
mismo. Mierda... Mis dos malditos hermanos, las dos personas que
amo... Qué mierda...
Jungkook acercó su silla a la de su amigo y tocó su mano; Seokjin
la retiró bruscamente. Pudo ver que ahora, con su rostro escondido
bajo una de sus manos, Seokjin lloraba en silencio. Se levantó de su
silla y acercándose a él, lo rodeó con sus brazos; sentía sus propias
lágrimas luchando por salir, pero se negó a derramarlas.
No había vuelta atrás.
~•~•~
Seokjin sonreía ampliamente al ver a su hermano junto a Jimin.
Hablaban animados sobre cuando Taehyung había dejado caer su
almuerzo por tropezar.
—Eres torpe—. Había dicho Jimin despeinando su cabello y
Taehyung simplemente se había reído infantilmente.
—Al menos te tiene a ti para cuidarlo siempre —dijo en un suspiro.
— ¿De qué hablas? No necesito que me cuiden —Taehyung rió
ante el extraño comentario de su hermano.
Repentinamente, el mayor vio cómo Jimin golpeaba
disimuladamente a Taehyung con su codo; instándolo a algo
desconocido para Seokjin, el menor murmuraba negativas e intentaba
detener a su amigo.
—Bueno, par de tórtolo, basta de eso frente a mí —dijo
deliberadamente, sabía que era la mejor forma de sacar una
información que, con claridad, Taehyung se negaba a compartir.
— ¿Tórtolos? ¡Qué dices, Hyung! Sabes que Chimchim y yo
somos como hermanos.
—Sí, imposible que alguien como yo se fije en alguien tan torpe
como Tae.
— ¿Sí? Según recuerdo, ustedes dos estaban juntos.
Taehyung tragó saliva. Era obvio que Jungkook hablaría con su
hermano, lo sabía de antes y aun así había mentido de esa forma para
alejarlo. Pensaba que era lo mejor, al menos en ese momento en el
que sufría; ahora sentía que había cometido un error demasiado
grande para corregirlo y le asustaba no poder lograrlo.
—No estamos juntos, no como pareja.
Ladeó su cabeza pensativo. —De todos modos, no es algo que me
incumba—sonrió—, hay cosas que sólo deben escuchar las personas
correctas, pero bueno... Qué sé yo.
— ¿Las personas correctas? —Taehyung preguntó con la viva
imagen de Jungkook en su mente; Jimin volvió a codearlo.
—Esto... Jin Hyung... Recordé que tengo que ir a ese lugar, sí.
—Chimchim... —Taehyung negó con la cabeza.
—Pero estoy seguro que un tiempo de calidad antes de que te
pierda en las garras del amor es bueno para ambos.
—Espera... Chimchim.
El mayor arqueó una ceja a su hermano. Era notorio que Jimin
quería que Taehyung hablara sobre algo y sentía que su presencia allí
lo evitaba. Taehyung se levantó siguiendo a Jimin y se quedó en la
puerta discutiendo de algo que no alcanzaba a escuchar.
Cuando la puerta de su departamento se cerró y los pasos de su
hermano volvieron a sonar a su lado, se giró y palmeó en el sofá,
invitándolo a sentarse junto a él. Taehyung, como un niño pequeño,
se sentó junto a él con sus hombros hundidos y sus brazos cayendo
entre sus piernas. Bufó irritado y Seokjin supuso que se debía a la
traición recibida por Jimin. Sonrió; sí se amaban pero de una forma
totalmente diferente a la que su pelinegro mejor amigo suponía.
Tan ciego e imbécil. Pensó mientras se acomodaba contra el
respaldo del sofá y apoyaba uno de sus brazos para hacer de soporte
de su cabeza.
— ¿Por qué Chimchim insistía tanto?
—Porque es un idiota —dijo, bufando irritado—, y porque cree
que yo soy un idiota.
—Bueno, puedo entenderlo; también tengo un mejor amigo
bastante estúpido.
Seokjin sonrió al ver a Taehyung tensarse ante la mención del
pelinegro. No entendía cómo ambos podían estar tan ciegos a lo que
tenían frente a sus ojos.
—Hyung... —Taehyung habló bajito, casi susurrando—, ¿Has
sabido algo de él?
— ¿De quién? —Fingió ignorancia a su pregunta.
—Hyung...
—En serio, ¿De quién?
Suspiró derrotado. —De Jungkook.
—Oh... Bueno, siempre sé de él. Es mi amigo, ¿Recuerdas?
—Por eso preguntaba... Como es tu amigo y siempre hablan...
— ¿Por qué? ¿Debo saber algo?
Nuevamente la espalda de Taehyung se tensó, lo vio entrelazar sus
dedos y apretarlos con fuerza.
—Nunca me gustó hablar de esto contigo, es raro.
—Con "esto" ¿Te refieres a Jungkook?
—No... Sí.
—No tienes que hablarlo si no quieres; desde siempre has sabido
lo que opino de inmiscuirme entre ustedes y por lo demás... Es
desgastante.
— ¿Desgastante?
—Sí, así que puede seguir siendo así si quieres, no voy a obligarte
a decir algo que no quieres.
—Es que sí quiero —Taehyung se enderezó y miró directamente
a su hermano—. Sí quiero que sepas...
Seokjin parpadeó, saliendo del pequeño estado de asombro en que
había quedado con las palabras de su hermano.
—Hablemos entonces —dijo sonriendo ahora—, ¿Qué sucedió?
Taehyung tomó una bocanada de aire como dándose valor. —Me
acosté con él.
—Eso ya lo sé.
—Sí... Me imagino que sí, pero... —su rostro enrojeció ante el
recuerdo—, digo que... Me acosté con él ayer... De madrugada...
Seokjin alzó sus cejas; Jungkook no había mencionado ese detalle
en su visita, eso cambiaba todo. —TaeTae... No daré una charla de
actividad sexual.
—No es eso. No sólo hablo de sexo, Hyung...
— ¿Cómo?
—Que me emborraché y simplemente fui a verlo y terminamos...
Haciendo eso.
— ¿Ebrio?
—Ya no estaba ebrio... Pero no estuvo bien porque él está con la
señorita Kim... Realmente odio esa idea pero los vi en el hotel y
bueno, él cree que Jimin y yo somos una pareja... Si hasta te lo dijo a
ti.
—Ah, mierda... —exhaló cansado de todos esos malentendidos
que los tenían tomando las peores decisiones—, tengo que decirte
esto al menos...
— ¿Eh?
—TaeTae, lo que sea que creas que hay entre Jisoo y Jungkook...
Te equivocas. Bueno, en parte.
— ¿Qué?
—Digo que es Jungkook, se cogía hasta los muebles si le ponías
tacones y sí se acostó con ella, pero eso fue antes...
— ¿Antes de qué?
Seokjin frunció el ceño. —Realmente no soy yo quien debe
decirlo...
—Hyung, ¿Antes de qué? —Repitió irritado y confundido.
—Antes, Tae... Antes de todo esto. Antes de ustedes.
—Pero ella dijo...
—Ella dijo, tú dijiste, él dijo... A quién mierda le importa de
cuántas formas diferentes puedas conjugar el maldito verbo...
— ¡Hyung!
—Ya, ya... Lo que quiero decir, TaeTae, es que le das crédito a
una mujer despechada; las peores cosas salen de la boca de una
persona que ha perdido.
Taehyung sintió la débil esperanza en su pecho. Un dolor punzante
lo golpeó entonces. —Pero... Aunque eso no sea verdad... Él sigue
creyendo que Chimchim y yo...
—Bueno, eso es algo que tú debes solucionar; yo simplemente te
estoy aclarando un punto que, al parecer, desconocías. No puedes
actuar sin saber la situación por completo.
El mayor mordió su labio. Tenía razón, no podía actuar si no sabía
las cosas tal y como eran. Y existían dos cosas que él aún desconocía.
—TaeTae...
— ¿Sí?
Seokjin guardó silencio. Las dos cosas más importantes... No era
él quien debía decirlas, sino Jungkook. — ¿Estás seguro de lo que
quieres?
Taehyung mordió su labio y sus cejas se fruncieron. —Sí... No
importa si lo único que él siente es algo físico; quiero decírselo.
Aclararle que nada de lo que cree de Jimin es cierto porque... Porque
es imposible que esté con alguien más porque a quien amo es él. No
importa si vuelvo a ser rechazado... Sólo quiero que él tenga claro
que pase lo que pase, es él a quien necesito y que no quiero volver a
alejarme... Ni a sentir lo horrible de verlo herido... Me da tanto miedo
de no volver a verlo sonreír...
Un dejó de culpa cruzó por el pecho de Jin antes de sonreírle a
Taehyung y acariciar su cabello. Jungkook había pronunciado las
mismas palabras al hablarle de Taehyung. —Es curioso...
— ¿Qué es curioso?
—Ya había escuchado eso antes.
Seokjin abrazó a su hermano y golpeó suavemente su espalda; él
le había desnudado sus sentimientos y él no podía decirle lo más
importante.
No puedo decirle... Ése tiene que ser Jungkook...
—Taehyung...
— ¿Hmn? —Taehyung se separó y recostó su cabeza en el regazo
de su hermano, mirándolo desde abajo mientras Seokjin acariciaba
su cabello.
— ¿Sabes que cuando estás muriendo, ves tu vida?
— ¿Ah?
—Eso... —Seokjin sonrió—, escuché una historia interesante...
Taehyung rió. —Entonces deberías contármela.
Seokjin lo observó. —Quién sabe... Tal vez un día.
~•~•~
— ¿Y?
—Bueno...
—Vamos, sabes que te acabas de enamorar de mí al verme con
este traje—. Seokjin le guiñó el ojo mientras alisaba una pequeña
arruga con sus manos. Jungkook soltó una carcajada mientras bebía
su whisky sentado en aquel cuarto de hotel.
—No quería decirlo, pero sí... Si fueras una mujer ya te tendría en
la cama gimiendo mi nombre.
Seokjin sonrió burlón. —O Tae...
—Imbécil —Jungkook sonrió—, pero sí.
Observar a su amigo prepararse para lo que venía en las siguientes
horas le causaba una felicidad extraña. Acompañarlo era lo que
quería y verlo feliz lo hacía sentir una calidez especial.
—Con esto ya sabemos cuál de los dos es el más apuesto.
—Siempre he sabido que ese título te pertenece, Kim Seokjin.
Seokjin le lanzó un beso y otro guiño antes de sentarse junto al
pelinegro. —Me alegro que al menos te quedes a esto.
—Jin, te lo dije.
—Igual creo que me arrepiento.
— ¿De?
—De pedirte que ocultaras el viaje; deberías hablar con Tae. Que
hayas estado evitándolo durante los preparativos me hace sentir mal
por él.
—Pensé que estaba todo claro.
—Bueno... Tal vez no tan claro—sonrió de forma sugestiva—, de
todos modos, sé algo interesante que deberías conocer, pero me niego
a ser yo quien lo informe.
— ¿Tienes un chisme y no lo sueltas?
—No es un chisme; pero estoy siendo pro fair play.
— ¿Fair play?
—Así es. Para que ambos estén en igualdad de condiciones. Si
quieres saber de qué estoy hablando, entonces ve y habla con mi
TaeTae y pregúntale; tal vez así puedas volverte un hombre grande,
Jungkookie.
Jungkook arqueó una ceja; le daba curiosidad la actitud de Seokjin,
había cambiado en ciento ochenta grados y ahora parecía bastante
interesado en que su hermano tuviese la oportunidad de hablarle.
No podía negar que también moría de ganas de volver a ver a
Taehyung pero temía ser incapaz de controlarse.
El teléfono de Jungkook sonó interrumpiéndolos.
— ¿Ya está todo listo? Sí, Jin igual... No, yo me encargo que se
apresure—. La llamada se cortó y bebió el resto de su whisky—.
Están todos los invitados y Namjoon te espera allá; le preocupa que
te tardes. Qué bien te ha llegado a conocer, me conmueve. Me
pregunto si ya sabe que llevas tus malditos palillos como un obsesivo
a todos lados... Tal vez se espante.
—Ja... Y yo era el imbécil.
—Jin, ¿Nos vamos? —Jungkook se levantó y le ofreció su brazo
con una media sonrisa—, el novio no debe retrasarse, nada de
divismos.
—Ciertamente eres un imbécil.
Tomó su brazo luego de golpearlo; Jungkook rió y le presionó con
su mano libre en forma cariñosa. Salieron de la habitación en
dirección a uno de los salones de eventos del Intercontinental.
Entraron por las amplias puertas y Jin tosió nervioso; el pelinegro
ahogó una risa mientras lo llevaba al lugar donde Namjoon lo
esperaba golpeando uno de sus pies contra el suelo.
—Seokjin... —Namjoon tosió y luego sus ojos se posaron sobre
Jungkook quien, soltando el brazo de Seokjin se puso frente a él y lo
tomó por el cuello, besando su frente.
—Sé feliz, hermano. En serio, gracias por ser mi amigo, no sabes
cuánto te quiero.
—Claro que lo sé, ahora suéltame antes que pienses que quieres
secuestrarme.
Jungkook liberó a su amigo y abrazó a Namjoon. —Sabes que
tienes que cuidarlo, ya no eres mi jefe, puedo venir y romperte el culo
si lo haces sufrir.
—Yo no... Jamás dejaría que Seokjin sufriera —Namjoon dijo con
seriedad; Jungkook entrecerró sus ojos.
—Eso espero.
Jungkook se posicionó algo alejado, dejando que Namjoon y
Seokjin tuvieran su propio espacio. Recorrió el lugar con los ojos
hasta que su mirada se posó sobre el pequeño de los Kim. Podía ver
incluso a la distancia la felicidad que expresaba por su hermano.
Se sintió observado y al girarse, vio la intensa mirada de Jungkook.
Lo había visto dejar a Seokjin, cada detalle mientras le decía algo
imperceptible a su hermano; había visto su sonrisa al separarse de
Namjoon y el profundo afecto que el pelinegro profesaba por su
hermano, que a fin y al cabo, era mucho más que un amigo para él.
Lo amaba.
Su corazón había latido tan rápido que pudo jurar que lo
escucharían todos en ese salón.
Amaba su rostro; su expresión de aparente desinterés que escondía
emociones tan profundas que ni él era capaz de alcanzar.
Sus ojos se habían encontrado después de tanto tiempo y ahora a
la distancia, todas sus emociones peleaban por desbordarse. Lo vio
sonreírle como sólo él sabía y mover su cabeza suavemente en
saludo.
Algo dentro de él se recogió. Cómo dolía aquella distancia; tenía
que terminar con aquel malentendido de Jimin incluso cuando
terminara siendo un amor unilateral.
No importaba. Lo amaba profunda y honestamente. Junto a él,
Jimin observó la escena. Ahora que lo veía claramente, se daba
cuenta que lo que había creído ver era cierto.
Entre ellos existía un lazo tan fuerte que todo alrededor pareció
desaparecer; sólo siendo un espectador de aquella declaración tácita
se sentía sobrecogido.
Se preguntó cómo era posible que ninguno de los dos pudiera
verlo; estaba claro incluso entre toda esa gente; se amaban pero
ninguno había sido capaz de comprenderlo en su totalidad.
Par de imbéciles...
Jimin vio cómo Jungkook lo observaba por unos segundos con
tristeza antes de voltear y caminar hacia Jin para felicitarlo por el
compromiso. Apoyó su mano sobre la espalda de Taehyung y con
una sonrisa que encogió aún más sus ojos, presionó con suavidad,
empujándolo.
Taehyung se volteó confundido ante el empujón.
— ¿Estás esperando una invitación? Deja de perder el tiempo.
—Pero...
—Ah, Dios Taehyung... Eres tan denso que me pregunto si tu
cabeza es normal... Ve.
Taehyung asintió y caminó hasta donde su hermano reía junto a
Namjoon. Sentía que sus piernas pesaban toneladas mientras
avanzaba. Cuando llegó junto a ellos, se acercó a Seokjin primero,
abrazándolo y felicitándolo.
—Esto... Hyung... —murmuró mirando de reojo a Jungkook.
—Oh~... —dijo alargando más de lo necesario la expresión—, con
Namjoon debemos irnos a saludar a nuestros importantes invitados,
esperen acá.
—Sí... —Taehyung asintió y formuló un inaudible gracias sólo con
sus labios.
Jungkook tomó dos copas de la mesa y le extendió una a
Taehyung; sus dedos se rozaron suavemente y sintió su cuerpo
estremecerse. Sólo Taehyung era capaz de provocar aquello en él.
—Todo ha salido perfecto.
—Sí... Es que como ellos dos se aman así, el lugar o la ceremonia
era una mera formalidad; lo perfecto son ellos juntos.
—Juntos... —Jungkook lo miró con abrumadora intensidad, el
menor desvió la mirada sintiendo el calor subir por su rostro.
— Jungkook... ¿Podemos hablar?
—Sabes que siempre, TaeTae.
Taehyung tomó de un sólo sorbo su copa, sintió las pequeñas
burbujas ir reventando por su garganta. Tenía que ser ahora.
—Escúchame —rió nervioso—, yo...
— ¡Jefe! —la voz de Mina llegó a sus oídos, maldijo internamente
por la interrupción.
—Mina, juro que si vienes con alguno de tus chismes yo...
— ¡No! Está un tipo exigiendo por usted, dice que si no habla con
el Gerente demandará al hotel por daños y perjuicios.
—Tienes que estar putamente jodiendo... Mierda... —se giró hacia
Jungkook. El pelinegro medio sonrió.
—Ve, Taehyung. Trabajo es trabajo.
—Mierda... Tú no te muevas. Espera acá, lo digo en serio—.
Taehyung caminó con rapidez tras Mina pero se detuvo a medio
camino—. ¡No te muevas!
Salió corriendo del salón, esperando poder solucionar el problema
para poder llegar y decirle a Jungkook todo lo que sentía.
—Lo siento, Tae.
Jungkook bebió otra copa y se acercó a Seokjin; le susurró algo al
oído y luego lo abrazó lo más fuerte que pudo. Seokjin acarició su
cabello antes de soltarlo y negó con su cabeza, tristemente.
~•~•~
—Mierda, Mina... Para qué trabajas en relaciones públicas si no
puedes encargarte de un borracho —.Taehyung arreglaba su traje
mientras caminaba de vuelta a la fiesta luego de haber solucionado
aquel inconveniente.
—Pero jefe... Él hablaba de demandas.
—Si me hubieras dicho que quería demandar por no encontrar la
maldita marca de licor que acostumbra a beber, no hubiese perdido
mi tiempo; Dios... Estaba en algo importante —dijo con exasperación
al recordar que antes de su interrupción, estaba a punto de decirle a
Jungkook la verdad sobre Jimin y volver a aclararle sus sentimientos,
ahora sin mentiras de por medio.
—Lamento haberlo interrumpido en el compromiso de su
hermano.
—Sí...
—Por cierto, fue una hermosa ceremonia y... ¡Oh! Señorita Kim!
Tiene que ser una maldita broma.
Taehyung se detuvo. —Mina, vuelve a tu puesto.
—Sí, señor.
Jisoo salía de la oficina en la que llevaba trabajando a la par con
Taehyung y lo observó unos segundos. —Kim Taehyung, ¿No
deberías estar con tu hermano?
—No es algo que te incumba—. Siguió avanzando, pasando de
largo a la mujer que había sido parte de los peores dolores de cabeza
que había tenido.
—Por cierto, es una lástima que tanto tú como yo hayamos sido
usados por Jeon Jungkook.
— ¿Usados? Dios... Inventaste que estaban juntos.
Jisoo sonrió y se encogió de hombros, despreocupada. —Qué
importa, después de todo él ya no formará parte ni siquiera de mi
trabajo. Es lo mejor que vuelva a hacer su vida en Estados Unidos—
. Taehyung palideció al escucharla, logrando captar la atención de
Jisoo por su reacción—. Vaya, supongo que no lo sabías. Bueno, me
marcho ya. Felicidades a Seokjin.
Taehyung se volteó y caminó aturdido de vuelta al salón. No podía
creer que lo que Jisoo dijera fuera cierto; no podía creerle después de
que ya había mentido antes. Se intentaba de convencer que era una
nueva mentira, porque él volvería al salón y Jungkook estaría allí,
esperándolo con su sonrisa y podrían aclararlo todo. Podría decirle
que Jimin simplemente era su amigo, que sus palabras fueron
producto de la rabia y los celos.
Tenía que ser mentira...
Se vio corriendo hacia el salón y al entrar más de alguno de los
invitados lo observó con curiosidad. Se detuvo y recorrió el lugar con
la mirada, sentía su corazón bombear a mil.
—Mierda, no lo encuentro... Dónde estás, dónde estás... Ppor
favor, tiene que ser una mentira más de esa enferma... Dónde estás
Jungkook...
Vio a su hermano y mecánicamente se acercó a él; lo sujetó por el
brazo, tirándolo, sus manos temblaban y sus ojos se encontraban
vidriosos.
— ¿Tae?
— ¿Dónde está? —dijo con voz quebrada, deseando una respuesta
que desmintiera lo que Jisoo había dicho.
Seokjin in frunció el ceño al entender. —Lo siento.
—Hyung, ¿Dónde está? Le dije... Le dije que esperara, dónde
mierda está... Por favor dime dónde.
Estaba alterado y Seokjin sólo lo llevó a un lugar alejado donde
pudiesen hablar tranquilos. —Tae... Él decidió...
Su hermano no pudo acabar la frase, porque aunque también dolía
para él, sabía que para su hermano menor significaba algo distinto el
saber que Jungkook ya no estaba en ese sitio.
—No puede. No puede decidir una puta cosa sin escucharme
primero. No puede irse así otra vez... No ahora—. Taehyung se zafó
del agarre de su hermano e intentó mantenerse firme, sus piernas le
flaqueaban. La frustración se mezclaba con la tristeza y su estómago
se anudaba con angustia—. No puede irse sin saber que lo de Jimin
era mentira. No puede... Iba a explicarle... Hyung...
—Ay, mi TaeTae... Lo siento tanto. Debí decirte, debí hacerlo
antes pero yo... Mierda... Él es tan obstinado... —Intentó abrazar a su
hermano, pero el castaño lo alejó. Estaba molesto, Seokjin debía
habérselo dicho y quizá las cosas no estarían cayendo en picada
ahora… Y aunque deseaba culparlo, la verdad es que al final estaban
siendo víctimas de sus propias decisiones equivocadas.
Taehyung salió del salón y caminó hasta el hall; quería entender.
Estaba sumido en sus pensamientos cuando Jimin lo sujetó por el
brazo para detenerlo; venía seguido por Seokjin.
—Taehyungie, necesitas calmarte.
—Estoy calmado.
—TaeTae...
— ¡Estoy jodidamente calmado! —Se cubrió el rostro con una
mano intentando pensar—, ¿Cuándo se va?
—Taehyung, basta —dijo sintiéndose sobrepasado por todo, pues
su hermano no estaba pensando las cosas con claridad.
—Que me digas cuándo se va.
—Hoy. Da igual si sabes o no, ya debe estar en el aeropuerto a
punto de tomar su vuelo. TaeTae, por favor...
¿Hoy? Tiene que ser una broma... No puedes irte así, no puedes...
—Taehyungie, vamos—. Jimin lo sostuvo de la mano y comenzó
a tirar de él—, quieres verlo, ¿No? Entonces deja de perder el tiempo
y reacciona.
—Chimchim...
— ¡Que te muevas, maldita sea!
Taehyung asintió y se dejó guiar hasta el estacionamiento. El auto
partió tan rápido que tuvo que sostenerse para no azotar su cabeza.
Observó a Jimin que afirmaba el volante y maldecía a los otros autos.
—Maldita gente, ¿No pueden viajar otro día? —Murmuró al verse
rodeado de otros autos en su misma dirección.
—Chimchim...
—Cállate.
—Escúchame.
—No quiero. Quiero llegar a ese maldito aeropuerto y lanzarte de
una patada donde ese imbécil... Así que cállate, porque creo que
desde acá también podría atinarle a su avión si te golpeó.
Taehyung guardó silencio. El camino se hacía eterno; tenía la
horrible sensación de que no llegaría y todo quedaría en nada.
Cuando por fin llegaron, Jimin cruzó el automóvil en pleno tránsito
para dejar bajar a Taehyung. El castaño caminaba lo más rápido que
sus piernas le permitían. Miró las pantallas buscando y sintió como
si algo dentro de él se rompiera. Leía cada uno de los vuelos que iban
dirigidos hacia EE.UU y en todos podía leer departure.
Caminó hasta los asientos y echó su cuerpo pesadamente sobre
uno; su mirada fija en las pantallas. Sintió a Jimin sentarse a su lado
pero no habló; simplemente estiró su mano para abrazar a Taehyung
por los hombros.
—Fue bastante ingenuo de mi parte creer que después de todo,
podía cambiar las cosas —Taehyung dijo con una calma que hizo
estremecer a Jimin, su voz sonaba vacia—, creo que él lo sabía...
Creo que... —Sus lágrimas comenzaron a caer una tras otra ahora,
sin poder contener el dolor.
Se quedaron allí por largo rato, en silencio. Jimin se sentía incapaz
de decir algo, sabía que nada de lo que pudiera decir cambiaría el
hecho de que Jungkook se había ido; nada cambiaba que los
esfuerzos de Taehyung se habían destruido tan rápido que ni siquiera
hubo tiempo para hacer algo.
Se sentía impotente.
—Taehyung... Vamos a casa.
Lo ayudó a levantarse y caminó junto a él sin soltarlo del brazo.
No podía cambiar las cosas, pero permanecería a su lado hasta que
aquel sufrimiento fuera sólo un mal recuerdo.
21
Jimin condujo por varios lugares en silencio en un intento por
distraer a su mejor amigo; Taehyung se mantenía observando por la
ventanilla; había dejado de llorar, pero no pronunciaba palabra desde
el aeropuerto y eso comenzaba a ser preocupante. Miró su teléfono,
porque Seokjin llevaba horas intentando comunicarse, mas no quería
forzar a Taehyung. Sabía que en este momento sería
contraproducente; sintió algo de culpa por preocuparlo en aquel día
tan importante, pero en ese momento, que Taehyung pudiera
recuperarse de aquel feo golpe a su ánimo era lo más importante.
Ya de madrugada, Jimin se detuvo en un parque y salió. Al rato,
subió con una bolsa con comida para que el castaño recuperara en
algo la energía gastada en el llanto.
—Muero de hambre —Jimin dijo abriendo una bolsa. Taehyung
se giró hacia él y frunció el ceño.
—No tienes que preocuparte.
— ¿Cómo?
—Comeré. No llegaré a beber ni me echaré a llorar abandonando
todo.
Jimin sonrió. —Lo sé, TaeTae, eres fuerte —agarró uno de los
bollos que tomó de la bolsa y lo metió en la boca del castaño—, pero
ahora, comer es lo mejor. La comida sana el alma.
Taehyung comenzó a masticar lentamente; sabía que Jimin estaba
preocupado y que aguantaba las ganas de hablar sobre lo sucedido y
de contestar a su hermano. Y no podía negar que agradecía aquello;
no se sentía lo suficientemente fuerte como para enfrentar la realidad
en ese momento.
—Taehyung.
— ¿Hmn?
—Júrame que no harás algo estúpido como encerrarte en ti mismo.
Puedes llorar... Sería ilógico pensar que esto no te afecte así que,
llora. Llora todo lo que debas llorar y entonces supéralo.
— ¿Superarlo?
—No malentiendas. No digo que dejes de amarlo ni que lo
olvides... quiero decir... Que no dejes que esto opaque lo que eres.
—Chimchim... Creo que necesito dormir.
Jimin asintió y encendió el auto. Condujo hasta el departamento
de Taehyung y estacionó el auto frente al edificio, cuando iba a sacar
las llaves, Taehyung sostuvo su mano.
—Voy a estar bien —le aseguró, esperando que su mejor amigo
comprendiera que en ese momento sólo necesitaba estar solo.
—Pero...
—Por favor, quiero estar solo. Llamaré a Jin Hyung, lo prometo,
pero quiero estar solo, todo esto... Necesito pensar, procesarlo... No
sé, siento que si me apoyo en alguien más, quedaré estancado igual
que hace años.
—Tae...
—Te llamaré si necesito algo. Descansa Chimchim—. Taehyung
bajó del auto y antes de cerrar la puerta, se asomó y le sonrió
ampliamente a su amigo—. Gracias por todo, Chimchim; que
estuvieras ahí fue importante.
—Llámame.
—No te preocupes.
Taehyung esperó a que Jimin se perdiera en la calle antes de entrar
al edificio. Se quedó un momento apoyado contra la pared junto al
ascensor, respirando profundamente. Golpeaba suavemente su
cabeza contra la fría superficie, mordiendo su labio e intentando
ignorar todo el dolor que ahora, en soledad, caía sobre sus hombros
como una pesada carga.
Le había dicho a su amigo que no se preocupara porque no quería
ser una carga y no quería que Jimin pasara por lo mismo que su
hermano hacía años; no era justo.
Pero dolía tanto que sentía que el aire le faltaba.
—Basta, Taehyung... Ya no eres un niño.
Se enderezó y subió al ascensor; dormiría toda la noche y a la
mañana volvería a su vida. Las puertas se abrieron frente a él y
caminó con la cabeza gacha, jugando con el pequeño llavero en
forma de conejo que aún llevaba con él; se acercó a su puerta,
dispuesto a entrar, pero la llave tembló entre sus dedos.
El piso pareció temblar bajo él cuando su mirada se fijó en el
rincón contrario a su departamento. Sintió su corazón latir
dolorosamente fuerte y su mentón tembló.
No es cierto...
Lo vio sentado en el suelo y su boca se torció en una mueca
inconsciente entre tristeza y confusión.
Se levantó del suelo y sacudió su ropa; con pasos calmados se
acercó al castaño hasta quedar frente a él, sin quitarle los ojos de
encima. Veía las lágrimas luchar por escapar de sus ojos ya brillantes
y su boca en un puchero tembloroso.
Había estado allí; parado listo para embarcar y sus piernas se
habían negado a avanzar por la puerta de embarque; no era ése el
lugar al que debía dirigirse.
—Yo te esperaba —murmuró tan suavemente que su voz se perdió
al final de la frase.
—Por qué estás...
Jungkook se acercó a Taehyung y estiró su mano, acariciando su
rostro suavemente y quitando las lágrimas rebeldes que comenzaban
a escaparse sin consentimiento.
—Yo iba a irme. Iba a abandonar todo esto y seguir con mi vida,
dejar que tú fueras feliz con quien decidieras serlo y desaparecer...
No volver a hacerte daño—dijo sintiendo sus latidos reventando en
su pecho—, estaba allí, a punto de subir a ese avión y entonces... —
tomó un profundo respiro para continuar—, entonces, TaeTae... Mi
Taehyung... Me di cuenta que, pasara lo que pasara, hiciera lo que
hiciera... Que daba igual en que parte del puto mundo me encontrara,
no podía seguir mi vida.
Taehyung guardaba silencio, sentía las suaves caricias de
Jungkook en su rostro y era incapaz de articular palabras. Su corazón
latía con tanta fuerza, que temía que todo esto estuviera siendo un
cruel sueño.
—Taehyung... No pude subirme a ese avión y seguir con mi vida
como si nada de esto hubiera pasado porque mi vida está acá. Mi
vida, Taehyung... Ésa eres tú; y hace seis años escapé porque no quise
aceptar esto que siento y cuando te volví a encontrar todo mi mundo
se volteó... —sonrió, acercándose al menor—, no... Mi mundo estuvo
seis años dado vuelta y esa noche volvió a tener sentido. No puedo
escapar de algo que está profundamente dentro de mí.
Jungkook acercó su rostro; rozando suavemente su nariz contra la
de Taehyung, sintiendo el cálido aliento del castaño, sus lágrimas
humedeciendo su piel. Todo dentro de él ahora calzaba como un
puzzle que llevaba años incompleto.
—Taehyung —presionó suavemente sus labios contra los del
menor mientras secaba sus lágrimas—, voy a decirte algo que debí
decirte mucho antes... Te amo, Taehyung. Dios... No sabes cuánto te
amo...
Escuchó el sollozo escapar de la boca de Taehyung; rodeó su
cuerpo con sus brazos, presionándolo tan fuerte como si temiera que
el castaño fuese a desaparecer de su lado.
—Jungkook... —su voz sonaba entre lágrimas y sollozos, incapaz
de creer lo que estaba escuchando luego de tanto tiempo anhelando
esas dos palabras—, repítelo una vez más...
Jungkook sonrió. —Te amo... Te amé antes y si tuviera que elegir
nuevamente, volvería a amarte.
Taehyung cruzó sus brazos alrededor de la cintura de Jungkook.
Había pasado de sentirse completamente desolado a experimentar
algo que jamás sintió antes. La felicidad que creyó sentir en otros
momentos no se comparaba a estar ahora escuchando las palabras
que tanto quería oír.
Había esperado años.
Sostuvo con firmeza la tela de la camisa de Jungkook pero éste se
separó. Acercó su rostro al de Taehyung y tomó entre sus labios,
hambriento, el labio inferior de Taehyung, mordiendo para obligarlo
a separarlos. Su lengua acarició suavemente donde antes sus dientes
presionaron antes de comenzar a explorar el interior de su boca.
Su cuerpo se presionó contra el de Taehyung obligándolo a
retroceder hasta quedar pegado a la dura superficie de la puerta.
Eliminó toda distancia y profundizó el beso con intensidad.
Necesitaba sentirlo casi con angustia.
Taehyung intentaba llevar el ritmo de aquel apasionado beso, pero
comenzó a necesitar el aire; se separó relamiendo sus labios para
volver a besarlo. Sintió la presión entre sus piernas y jadeó, dándose
cuenta de lo mucho que extrañaba la cercanía de Jungkook; el
pelinegro enredó sus dedos en el cabello de Taehyung y sostuvo con
firmeza su cabeza.
Gimió, abandonándose a aquel beso ansioso.
—Taehyung... —dijo contra su boca, haciendo suaves succiones
en sus labios, avanzando por la línea de su mandíbula, dejando que
su lengua marcara su camino. El castaño se estremeció y ladeó su
cabeza, ampliando la superficie que Jungkook podia recorrer—,
entremos.
Asintió y Jungkook besó suavemente su cuello una última vez;
esperó que el castaño entrara para seguirlo y cerrar la puerta tras él.
Volvió a tomarlo firmemente contra su cuerpo, continuando el
recorrido que dejara pendiente; Taehyung acariciaba su pecho, con
la respiración acelerada; sus dedos fueron soltando uno a uno los
botones de la camisa de Jungkook y sus dedos se enfrentaron a la
cálida piel, bajando por su tonificado abdomen y deslizándose por la
cicatriz que adornaba su cuerpo. El pelinegro detuvo sus muñecas y
lo separó; mirándolo con la lujuria que por tanto contuvo.
Lo levantó por las caderas, haciendo que Taehyung se sujetara con
sus piernas para llevarlo a la cama. Quería tomarse todo el tiempo
que pudiera para recorrerlo, grabar en su memoria cada centímetro
de su cuerpo.
Se quitó la camisa que Taehyung dejara a medias y con su rodilla
separó las piernas del menor, presionando contra la erección que su
ropa aprisionaba; sonrió cuando el menor mordió su labio ahogando
un gemido. Sus ojos se encontraron con los de Jungkook y su rostro
enrojeció. Estiró sus brazos y lo sostuvo por el cuello atrayéndolo
hasta él.
El pelinegro rió cuando Taehyung jadeó contra sus labios, incapaz
de pronunciar palabras. Con su mano se deshizo de la camisa del
castaño y volvió a besarlo, bajando lentamente. Sus labios atraparon
uno de sus pezones mientras su mano se encargaba del otro;
Taehyung gimió y arqueó su espalda; cada roce hacía su cuerpo
arder. Bajó sus manos y desabrochó el pantalón de Jungkook, sus
dedos presionaron la tela ya húmeda de la ropa interior y movió con
ritmo lento, logrando arrancar roncos gemidos de Jungkook. La ropa
no tardó en desaparecer y su mano se cerró por completo en el
miembro del pelinegro, presionando y deslizándose por toda su
longitud; humedeciendo con sus propios fluidos para ayudar a que su
mano se moviera sin problemas; Jungkook se alejó y tomó sus manos
deteniéndolo y con un ligero tirón, lo obligó a sentarse en la cama.
—Usa tu boca, Tae, quiero verte —dijo en un tono de voz mucho
más grave que el normal; Taehyung mordió sus labios y se acomodó,
sujetándose de los tonificados músculos de Jungkook; la punta de su
lengua rozó tímida al principio, saboreando la salinidad del líquido
que cubría la punta del miembro y luego extendió su toque,
enredándose y bajando—, Así es perfecto... —Jungkook sostuvo la
cabeza de Taehyung y esperó que fuera él mismo quien aceptara su
erección dentro de su boca. Taehyung separó sus labios
amoldándolos al contorno del miembro y dejó que se hundiera
ayudado por la humedad que su lengua y su boca le entregaban. Su
cabeza se movió lentamente y pronto las caderas del pelinegro se
adecuaban a sus movimientos, profundizando con cada embestida y
adueñándose de la boca suave y cálida del castaño.
Gimió y tiró del cabello de Taehyung, quien se quejó entre dolor
y placer. Jungkook observaba la escena aturdido por la deliciosa
lengua que jugaba entre sus piernas. Volvió a tirar más fuerte de su
cabello para alejarlo, sintió la succión de protesta y se estremeció.
—Jungkook... Aún podía... —dijo con una estela de saliva
resbalando por la comisura de sus labios; se veía vulnerable y eso
enloquecía al pelinegro.
—Pero yo no —respondió agachándose a la altura de Taehyung y
pasando su lengua por su boca, quitando el exceso de humedad que
había ocasionado. Gimió angustiado—, gírate.
Ordenó y el castaño diligentemente obedeció, apoyando sus manos
en el respaldo de la cama. Jungkook lo desvistió por completo y pegó
sus caderas a las del menor, acercándose a su cuello, succionando y
marcando la piel canela de Taehyung. Sus manos presionaban
siguiendo la línea de su columna, subiendo y bajando; Taehyung
gemía y arqueaba su espalda.
Aún presionando su erección contra el menor, afirmó a Taehyung
del cabello para levantar su cabeza. Su otra mano acarició su cuello,
subiendo hasta su boca e introduciendo sus dedos.
Taehyung supo inmediatamente qué debía hacer, lamiendo y
succionando como si fuera una extensión del miembro de Jungkook
y humedeció sus dedos.
—Dios, Jungkook... Hazlo ya —gimió en protesta al sentir como
el duro miembro de Jungkook se movía friccionándose. Sentía su
propia erección volverse dolorosa ante la falta de atención.
—Impaciente... —El pelinegro bajó sus manos y sujetó a
Taehyung, masturbándolo—, aún no.
—Jung... —intentó hablar pero los gemidos se volvían constantes.
No sabía cuánto más podría aguantar siendo excitado y estimulado
de esa forma—, por favor... No puedo...
Una sonrisa se formó en los labios de Jungkook; amaba la forma
en que el cuerpo del castaño reaccionaba, quería extender lo más
posible aquel encuentro. Sabiendo que si seguía masturbándolo no
podría ser así, soltó su miembro, negándolo el ansiado orgasmo a
Taehyung. Un quejido escapó de su garganta, el menor estaba al
borde de la locura y lo necesitaba urgentemente.
Jungkook lo sabía y siguió negándose a otorgarle lo que su cuerpo
tanto ansiaba. Lamió sus dedos nuevamente y los deslizó por toda la
curva de su trasero sin llegar a tocarlo, produciendo sólo un roce.
Uno de sus dedos buscó lentamente hasta encontrar la estrecha
entrada de Taehyung; hundió poco a poco, moviendo en lentos
círculos.
Lo escuchaba gemir y jadear, su voz quebrada por el deseo.
Aumentó el número de dedos con ritmo pausado, girando y
penetrando, dilatando lo suficiente. Taehyung ladeó su cuello y el
pelinegro entendiendo, se acercó a tomar violentamente su boca. Su
lengua se movió dentro jugando con la del castaño, simulando los
movimientos que tanto deseaba sentir. Ahogó un gemido con su boca
cuando sacó sus dedos y sus manos se aferraron a la piel del castaño,
ayudándose a abrir paso.
Todavía besándolo, penetró tan lento como pudo, disfrutando la
apretada fricción que el cuerpo de Taehyung le proporcionaba. Se
separó de él y apoyó su palma abierta sobre el final de su columna y
tiró de su cabello con su mano libre. Aumentó la velocidad y embistió
con violencia; entrando con distintas profundidades a cada vez.
—Tae... Eres increíble... —Gimió con sus pensamientos nublados;
deleitándose con cada penetración que arrancaba deliciosos gemidos
de Taehyung. Su cuerpo cada vez se sentía más caliente y pronto
comenzó a sentir las palpitaciones en su miembro. Tiró más fuerte
del cabello de Taehyung para sostenerlo y embistió quitándole toda
la fuerza de sus brazos. El calor lo recorrió por completo como una
corriente eléctrica. Acabó dentro de él pero se separó
inmediatamente; volteándolo para dejarlo sobre su espalda.
Taehyung gimió, sintió la calidez de los fluidos que ahora
escapaban de su cuerpo.
—Lo siento, amor... —dijo relamiendo sus labios—, me encargaré
de ti ahora...
—Espe... Qué... Dios... —intentó hablar pero la boca de Jungkook
aprisionó su miembro que rogaba atención; succionó tan
bruscamente sobre la sensible zona que un grito escapó. Una de sus
manos buscó apoyo contra las sábanas, enredándolas. Levantó sus
caderas e inconscientemente comenzó a moverlas al ritmo que la
boca de Jungkook le marcaba.
—Jungkook... No puedo... No aguanto más...
Todo su cuerpo se convulsionó y sus fluidos explotaron dentro de
la hábil boca del pelinegro; que con tan sólo un poco de succión había
terminado dándole aquel orgasmo que le negaba antes. Jadeaba y
respiraba con dificultad.
Su cabello se pegaba a su piel por el sudor y sus labios temblaban
ligeramente. Jungkook tragó y limpió el semen que escapó de su boca
con su lengua, subió besando su abdomen y su pecho, deteniéndose
nuevamente en sus pezones antes de llegar a su boca. Pegó su cuerpo
al de Taehyung, un estremecimiento azotó el cuerpo del menor ante
el roce. Buscó la lengua de Jungkook con la suya y se fundió en un
lento y profundo beso.
Jungkook con una de sus manos recorrió todo el brazo que
Taehyung mantenía a la altura de su cabeza, todavía sosteniendo las
sábanas. Sus dedos buscaron los del castaño, entrelazándolos y
acariciando con su pulgar, recuperando lentamente el aliento.
—Quédate así... —Taehyung murmuró contra su boca—, no te
atrevas a irte de mi lado...
Jungkook movió su nariz sobre la del menor y sonrió. —No hay
otro lugar donde deba estar, sólo aquí contigo entre mis brazos.
Se recostó junto a Taehyung y lo rodeó por la cintura, pegando su
cuerpo que estaba aún cubierto por una delgada capa de sudor. No le
importó, todo en su cuerpo le recordaba cuánto lo amaba y que ahora
era real.
Taehyung cerró sus ojos. —Realmente te amo, Jeon Jungkook.
Suspiró y hundió su rostro en Jungkook; todo el dolor y la tristeza
habían sido reemplazadas por una sensación incontenible de
felicidad.
—Realmente te amo, Kim Taehyung.
~•~•~
Taehyung abrió sus ojos y apegó su cuerpo al de Jungkook. Hacía
frío y las sábanas habían resbalado de su cuerpo; sintió un escalofrío
cuando la mano del pelinegro se deslizó por su espalda bajando hasta
perderse bajó la poca tela que aún lo cubría.
—Estás helado... —dijo contra el cabello castaño. Tomó la sábana
y la subió— buenos días...
—Buenos días —Taehyung se removió entre sus brazos y alzó su
cabeza, mirando el rostro de Jungkook que aún mantenía sus ojos
cerrados, descansando. Soltó un profundo suspiro.
Los ojos de Jungkook se abrieron y los fijó en los del castaño, una
sonrisa tiraba de sus labios de manera inevitable. — ¿Qué?
—Nada...
—TaeTae, dime qué sucede.
Taehyung frunció el ceño un momento antes de estirar su cabeza
y besar suavemente el mentón de Jungkook. —Nada, sólo me
aseguraba.
Jungkook rió. — ¿De qué?
—De que estaba despierto.
Una carcajada resonó en la habitación; Jungkook estrechó su
abrazo y no pudo contener un débil gemido cuando Taehyung
entrelazó sus piernas para hacer desaparecer la mínima distancia que
quedaba.
—Estás despierto —murmuró sonriéndole—, también yo.
—Sé que... Oh...
Taehyung relamió sus labios al sentir la presión que comenzaba a
ejercer la erección de Jungkook; maliciosamente se movió haciendo
que su cuerpo se frotara contra el del pelinegro. Lo vio cerrar sus ojos
y jadear.
—No hagas eso, mi amor.
— ¿Qué? —mordió su labio y volvió a moverse, sintiendo su
propio cuerpo reaccionar—, ¿Esto?
Jungkook giró sobre su cuerpo, quedando sobre Taehyung, se
sentó a horcajadas y sosteniendo sus muñecas contra la cama lo besó
lentamente. —Suelta mis manos, quiero tocarte.
—No.
—Jungkook... —se quejó, fingiendo un puchero—, lo siento, no
volveré a moverme así.
—No... —Jungkook frunció el ceño, meditando—, hazlo... Me
gusta. —Taehyung sonrió y relajó sus manos que hacía segundos
intentaban liberarse del firme agarre. — ¿Te rindes?
—Sí.
—Eso fue fácil.
— ¿Jungkook?
— ¿Sí?
—Me gusta esto.
Jungkook soltó sus manos sin bajarse de encima. — ¿Esto? Tae...
Tan pervertido. —Bromeó deslizando su mano por el cuello de
Taehyung.
—Idiota...
—También me gusta, Taehyung.
Las manos de Taehyung se dirigieron al cuerpo de Jungkook,
acariciando cada músculo y deteniéndose sobre su cicatriz, la
observó minuciosamente, trazándola con su índice. Jungkook lo
observó mientras lo hacía; podía ver un dejó de curiosidad en él.
—Vi algo que me desagradó y perdí el control del auto. —
Respondió antes que siquiera fuera capaz de formular la pregunta.
Frunció el ceño al recordar.
— ¿Me dirás qué?
—No, no vale la pena.
—Oh... —siguió deslizando sus dedos, bajando por su ingle,
haciendo pequeños círculos sin acercarse totalmente a donde,
definitivamente, quería llegar—, hay algo que aún no te he dicho...
—Dímelo... —cerró sus ojos al sentir las suaves manos de
Taehyung juguetear sobre su piel.
—No te gustará.
—Entonces no lo digas.
El menor rozó con dos de sus dedos la tersa piel del miembro de
Jungkook que seguía completamente erecto; endurecido bajo sus
caricias.
—Tengo que... —presionó con su pulgar la punta, robando un
gemido de Jungkook.
—Dilo de una vez—. Intentó mantenerse consciente de lo que
hablaba.
—Es sobre Chimchim y yo... —Su mano comenzó a moverse
rítmicamente de arriba a abajo, sintió la protesta de Jungkook ante
sus palabras ser cortadas por un gemido.
—Qué mala idea la tuya de estar hablando de otro justo ahora...
—Es importante... —Presionó aumentando la velocidad, relamió
sus labios; quiso que fuera su boca la que arrancara esos gemidos,
pero la necesitaba desocupada—, Chimchim y yo...
—Mierda...
Taehyung sonrió sin dejar de masturbarlo. —Lo siento.... Jimin y
yo en verdad...
—Tae... Taehyung... Deja de meter a ese imbécil... Intento
concentrarme en lo que haces...
—Jimin y yo en verdad nunca hemos estado juntos. Ni una sola
vez—, dijo por fin, Jungkook lo miró fijamente y sostuvo su mano,
deteniéndolo.
—Mierda... —dijo jadeando—, y yo que pensaba robarte.
—Eres un idiota.
—Lo sé —dijo soltando la mano de Taehyung y dejando que
volviera a moverla sobre su miembro.
~•~•~
Seokjin maldecía entredientes mientras buscaba las llaves; abrió
la puerta y caminó por el pasillo con expresión preocupada.
— ¿Por qué mierda no contestas el maldito teléfono? Chimchim
dijo que llamarías... —sus palabras fueron desapareciendo
lentamente apenas puso un pie en el lugar—, hijo de la grandísima
puta... Mierda...
Se quedó paralizado en la puerta del dormitorio de su hermano con
la mandíbula abierta, las llaves en su mano. Sintió uno de sus ojos
comenzar a palpitar nerviosamente. Pensaba encontrarlo de cualquier
forma; pero aquello superaba cualquier escena. Era surrealista y por
alguna razón era incapaz de quitar los ojos de ambos.
Jungkook se encontraba sentado sobre su hermano... su pequeño
hermano, que a su vez, mantenía una de sus manos entre sus piernas.
Agradeció mentalmente que desde esa posición sólo tuviera una vista
parcial.
El pelinegro soltó un sonoro suspiró de decepción mientras
deslizaba sus manos por su cabello. Taehyung estaba en shock, con
el rostro enrojecido y al igual que Jin, incapaz de reaccionar.
—Mierda... Yo quería coger… —Jungkook murmuró antes de
bajarse de Taehyung y levantarse para tomar su ropa interior que
seguía tirada donde mismo había caído la noche anterior. Tiró la
sábana sobre Taehyung, cubriéndolo.
—Yo esperaré en la sala... ¿Hay whisky? ¿Vodka? ¿Ácido
sulfúrico? Olvídenlo... Sólo... Nada… —Seokjin abandonó la
habitación; Jungkook suspiró y miró a Taehyung.
— ¿Una rápida en la ducha?
— ¡Jeon Jungkook! —Taehyung le aventó una almohada,
conteniendo la risa.
—Mierda... —el pelinegro miró su rebelde erección y volvió a
suspirar.
Luego de quince minutos, Jungkook y Taehyung aparecieron en la
sala. Jin caminaba por todo el departamento, pero detuvo su paseo
carcelario para observar a los dos que ahora se sentaban uno al lado
del otro en el sofá. Podía ver a su hermano hundir su cabeza,
avergonzado mientras que su mejor amigo sacudía su cabello.
—Jin, primero que todo... —Jungkook comenzó, pero su amigo
llevó uno de sus dedos a su boca en señal de silencio.
— ¿No deberías estar volando a Estados Unidos?
—Pues...
— ¿No que habías decidido dejar todo? —Seokjin interrumpió.
—Verás...
— ¿Entonces por qué mierda llego donde mi hermano que, gracias
a ti, estaba pasando por el peor sufrimiento de su vida y te encuentro
a ti, encima de MI TAETAE, haciendo... Haciendo...?
Jungkook bufó. —No es que no me hayas visto antes con alguna
mujer, y tampoco es que no me hayas visto sin ropa—Taehyung alzó
la vista y golpeó a Jungkook para callarlo—, ¿Qué?
—Hyung... Iba a llamar, pero...
—Jin, iba a contarte después de...
El rostro de Seokjin se contrajo en una mueca de asco antes de que
su mente se aclarara.
—Mierda... ¡Están juntos! —dijo saliendo del shock inicial.
— ¿Sorpresa? —Jungkook dijo, recibiendo un nuevo golpe por
parte del castaño—, lo siento. Lo que quiero decir, es que me quedé
e hice lo que debí haber hecho hace mucho.
— ¿Tirarte a mi hermano? —Soltó impulsivamente.
— ¡HYUNG!
—Lo siento, TaeTae... Creo que... Estoy feliz por ustedes, pero...
Dios, Jungkook ¡Es mi hermano! Agh... Cómo sacaré esa imagen de
mi cabeza...
El mayor de los Kim apoyó su mano en su rostro. Jungkook soltó
una carcajada y Taehyung se hundió en el sofá. Pensaba decirle,
realmente deseaba compartir aquello con Seokjin, pero ahora quería
cavar un hoyo y hundirse...
— ¿Realmente no hay whisky?
Jungkook tomó la mano de Taehyung y sonrió. Debía tener una
conversación con Seokjin, pero primero dejaría que saliera del
impacto.
Luego de un rato, Seokjin se mantenía sentado frente a su amigo;
los ojos fijos en él y con sus brazos apoyados sobre sus piernas. Sus
manos caían entre éstas y sus dedos se movían nerviosos.
Sus labios torcidos en una mueca que Jungkook no podía descifrar.
Taehyung se había marchado al hotel hacía exactos treinta minutos
y desde ese momento, los ojos de Seokjin lo habían estado
fulminando.
—Mira, Jin, la verdad es que...
—Cállate un momento —dijo con un suspiro—, explícame
primero en qué momento terminaste en el apartamento de mi
hermano...
—Si quieres los detalles, entonces...
Seokjin abrió su boca para protestar cuando la imagen matutina
llegó nuevamente a su mente. —Dios, no... Sólo... Sólo lo principal.
Jungkook medio sonrió. —Llegué al aeropuerto y me di cuenta
que tenías razón, no podía escapar otra vez. Así que pensé en volver
al hotel pero... lo que debía decirle a TaeTae era algo sólo de
nosotros, sin interrupciones. Llegué acá y... Esperé... Esperé tanto
tiempo que pensé que tal vez había tardado demasiado en decidirme
y entonces lo vi, con sus hermosos ojos hinchados por el llanto y sus
hombros caídos; fue como sentir su tristeza atravesarme... Dios, no
creí que algo pudiese sentirse así —Jungkook frunció el ceño—, yo
sólo... No pude irme y dejarlo acá.
—Tardaste tanto en aceptar que lo amas que, en verdad, no creí
que fueras a hacerlo alguna vez.
—Pero acá estoy, Taehyung es, en definitiva, la persona que
necesito y quiero junto a mí —sonrió con burla a su amigo—, o bajo
mí...
—Mierda, Jungkook, no me lo recuerdes... No sabes la cantidad
de terapias que tendré que pagar para borrar esa imagen de mi pura
imaginación. No se compara en nada a las veces en que estabas
haciendo tus demostraciones de flexibilidad con tus conquistas.
—Lo sé... Él es todo menos una conquista.
Seokjin suspiró y luego sonrió ampliamente. El Jungkook que
tenía frente a él con una sonrisa era distinto al que había vuelto
después de su estadía en América. Este Jungkook que irradiaba
tranquilidad y felicidad era su amigo de toda la vida.
Si el pelinegro hubiera visto lo que Seokjin veía cada vez que se
relacionaba junto a Taehyung incluso antes de que se marchara, tal
vez antes hubiera llegado a este resultado. Seokjin lo sabía desde
siempre; lo había presenciado en primera fila. Se habían amado desde
siempre.
—Jungkookie...
— ¿Sí?
—Si vuelves a hacer llorar a mi hermano, voy a agarrarte y
terminar lo que el accidente no pudo hacer y créeme, ahora sí que
verás toda tu puta vida cruzar para que puedas arrepentirte —dijo con
una amplia sonrisa.
—Si lo dices así...
—Fuera de eso, me siento tan feliz de que por fin haya terminado
todo esto.
Jungkook frunció el ceño. —No, recién es un comienzo.
22
Taehyung saludaba a cada uno de sus empleados que se cruzaban
en su camino mientras avanzaba en dirección al departamento de
Relaciones Públicas. Golpeó y se asomó con una amplia sonrisa.
Jimin arqueó una ceja al voltearse y verlo allí.
—Mierda... Enloqueció...
Se levantó de su escritorio y caminó hasta Taehyung, sujetándolo
del brazo para sacarlo de las miradas curiosas que comenzaban a
murmurar por su extraña actitud.
—Kim Taehyung, Seokjin Hyung dijo que no llamaste en toda la
puta noche y estaba preocupado. Mierda... Yo también estaba con los
nervios de punta, subiste hecho un trapo sucio... Y ahora llegas así...
Algo se zafó en tu cabecita, ¿No?
—Chimchim...
—Pobre criatura... —Jimin abrazó a su amigo y acarició su
cabeza—, no tienes que esconder tu dolor, no actúes como si
estuviera todo bien...
—Chimchim... —Taehyung intentó separarse.
—Shh... Mi Taehyungie, sé cuánto lo amas y todo estará bien, por
favor no me espantes así... No actúes tan endemoniadamente feliz en
una situación así.
—Park Jimin —dijo irritado, Jimin lo soltó sorprendido—, no
estoy "actuando" feliz, estoy jodidamente feliz... Si me dejaras hablar
podría contarte, ¿No?
Jimin se separó y se cruzó de brazos, esperando con ansiedad lo
que Taehyung quería decir. —Escúpelo.
—Venía endemoniadamente feliz porque anoche cuando llegué a
casa... Jimin, si pudieras sentir lo que sentí...
— ¿Y...?
—No se fue, Chimchim. Jungkook se quedó, por mí.
Jimin parpadeó un par de veces antes de soltar un suspiro de alivio.
—Con lo mal que ese imbécil me cae... Pero me hace sentir tan feliz
por ti, Tae—Jimin sonrió y luego sujetó su propia barbilla,
acariciándola pensativo—, pero Jin Hyung dijo que iría a revisar que
todo... Oh... —sus ojos se abrieron de par en par—, ¡Oh por Dios!
—Sí, lo vi —Taehyung sonrojó hasta las orejas—, más bien, nos
vio.
Una carcajada resonó en todo el lugar; Taehyung miraba a su
alrededor esperando que nadie estuviera prestándoles atención.
—Hubiera pagado por ver sus caras.
—Mi cara... Jungkook... Él se veía bastante acostumbrado...
—Wow... El príncipe sí que se las trae, ¿Eh?
—Chimchim, creo que moriré de felicidad... ¿Puedes morir de
felicidad?
—Dios, espero que no. Tantos problemas para que te mueras, eso
sería tragicómico.
Terminaron su conversación y Jimin volvió a su puesto, no sin
antes acariciar el cabello de su amigo; estaba feliz en verdad por él.
Taehyung pasó el resto del día terminando su trabajo; incluso la
parte donde debía compartir junto a Jisoo había resultado amena.
Estaba tranquilo. Había salido de su oficina a dejar papeles al equipo
legal y estaba listo para ir por sus cosas; abrió la puerta de su oficina
y ahogó un grito de sorpresa.
Cerró la puerta tras de él y caminó hasta Jungkook que lo esperaba
sonriendo en el sofá.
— ¿Qué haces acá?
—Vine a trabajar.
— ¿El resort? No te vi en la reunión.
—No, vine por papeles, trabajaré desde Hive—. Jungkook tomó
su mano y lo sentó a horcajadas sobre sus piernas—, si tuviera que
hacerlo acá, nos demandarían por no entregar a tiempo. ¿Tenerte
cerca y no poder tocarte? Imposible.
Deslizó sus manos por los muslos de Taehyung, quien contuvo un
jadeo. —Jungkook... No hagas esto acá...
— ¿Por qué? Este sofá me trae buenos recuerdos... —Besó
suavemente sus labios—. Podría hacerte el amor acá otra vez si me
lo pidieras.
Taehyung gimió débilmente. Aquellas palabras sonaban mucho
mejor que follar. —Jungkook... —presionó su cuerpo contra el del
pelinegro.
—Además, Jin nos interrumpió —Se acercó a su oído y succionó
su lóbulo suavemente—. No quiero esperar más.
Taehyung gimió cuando las manos de Jungkook recorrieron sus
muslos, presionando al llegar a su ingle y aumentando el tamaño del
bulto que comenzaba a notarse en su pantalón.
—Tae, ¿Cerraste?
—Sí... —Gimió débilmente, sus manos comenzaron a jugar con la
camisa de Jungkook.
—Tae... He pensado todo el día en esto...
—Pervertido...
—Culpa a Jin... Si no fuera por él no tendría estas ganas asfixiantes
de estar dentro de ti...
Taehyung mordió su labio y dejó que su pantalón fuera
desabrochado, se movió ligeramente buscando fricción pero el
pelinegro lo detuvo, acariciando su erección por sobre la delgada tela
de su ropa interior.
—Sostente —Jungkook se levantó con Taehyung en brazos y lo
llevó hasta el escritorio; vació la superficie dejándolo sobre él y
buscó su boca con ansias.
Su lengua se enredó dentro de la boca de Taehyung, produciendo
un húmedo sonido que lo hacía desearlo aún más.
Se separó de él y se quitó la parte superior de su ropa, dejando a la
vista su torso tonificado; una media sonrisa curvó sus labios al ver
como Tae tragaba saliva al verlo. — ¿Te gusta?
—Mierda, sí...
—También me gusta tu cuerpo, Taehyung.
Lo vio sonrojarse y negar con la cabeza. —Claramente... Salí
ganando.
—No digas eso —Se acercó a Taehyung y deslizó su pulgar por
sus labios, hundiéndolo dentro de su humedad y sintiendo la lengua
del castaño moverse alrededor de su dedo—, me gustas... Tu boca
es... totalmente perfecta; no sabes lo mucho que disfruto sentirla en
mi cuerpo.
Siguió recorriendo con sus manos, deshaciendo la camisa y
tirándola lejos mientras mordía y lamía su lóbulo.
—Aquí —dijo succionando en su cuello—, me gusta porque hace
que te estremezcas... —Jungkook bajó sus manos y pellizco entre dos
de sus dedos los pezones de Taehyung, gemidos escapaban sin
control de su garganta, totalmente excitado—. Y acá... Me gusta
porque gimes deliciosamente, Tae.
Jungkook siguió bajando sus manos y se arrodilló frente a
Taehyung, soltando su pantalón y deslizándolo junto a su ropa
interior por sus piernas; quitó sus zapatos y lo desnudó por completo,
sin levantarse.
Acercó su boca hasta el abdomen plano de Taehyung; su lengua se
movió haciendo círculos sobre su piel y su mano se acopló a su
miembro erecto.
—Acá, Taehyung... También me gusta.
—Jungkook... —gimió ante los movimientos que ahora la lengua
del pelinegro hacía sobre la punta de su miembro, sacando de la
fuente el fluido pre seminal que se esparcía.
—Y sobretodo, Taehyung... Lo que más amo de tu cuerpo, es que
reacciona a mí...
—Dios... —Taehyung buscó apoyo sobre la superficie de la mesa
cuando la boca de Jungkook aprisionó completamente su miembro.
Entraba y salía de su boca con lentitud tortuosa, llevándolo
lentamente al borde.
— ¿Dios? —Jungkook sonrió separándose y levantándose;
bajando a Taehyung del escritorio y volteándolo. Dobló su cuerpo y
lo sujetó por la cintura, empujando sus caderas y frotándose contra
él—, no lo soy, amor, pero sí puedo hacerte llegar al cielo...
Gimió ante las palabras del pelinegro y se estremeció por la
cercanía. Jungkook bajó el resto de su ropa y deslizó entre las nalgas
de Taehyung su miembro. —Jungkook... Deja de jugar...
—No es un juego, amor —Sus dedos volvieron a rozar la tersa piel
de la erección del menor—, quiero que sepas que tu cuerpo también
me enloquece.
Llevó su mano libre a su boca y lamió sus dedos; llenándolos de
saliva. Comenzó a masturbarlo a tiempo que hundía de uno en uno
sus dedos. Taehyung se estremeció y arqueó su espalda y los gemidos
pronto fueron simplemente de placer.
Cuando estuvo lo suficientemente preparado, Jungkook retiró sus
dedos y embistió con fuerza, hundiendo su miembro en Taehyung.
—Tae... Eres perfecto así... No dudes... Mierda... Eres delicioso...
Masturbaba a la vez que penetraba una y otra vez, sus gemidos se
mezclaban con los del castaño y su cuerpo sudaba y se pegaba con la
suave piel de Taehyung. No supo cuánto tiempo pasó hasta que el
ardor en su cuerpo se volvió incontrolable y un escalofrío lo recorrió.
Con un profundo gemido su mente se nubló ante el intenso orgasmo;
su mano se cerró en el menor, haciéndolo terminar igualmente.
Soltó a Taehyung con su mano pegajosa y tibia, se separó de él y
lo ayudó a girarse. Lamió su mano y saboreó el salino fluido que se
escurría por sus dedos.
— ¿Qué haces...? —preguntó agitado aún.
—Te lo dije, Taehyung... Amo todo de ti...
Taehyung sostuvo su mano evitando que siguiera lamiendo y tomó
entre sus labios la boca de Jungkook. La salinidad de su propio semen
seguía en su boca pero su lengua se apoderó de la de Jungkook. Lo
escuchó gemir ante la cercanía.
—También amo todo de ti.
Jungkook lo sostuvo de la cintura y su mano se pegó a su piel, pero
poco le importó; profundizó el beso y saboreó con deleite cada lugar
de su boca. Nunca se cansaría de sentirlo, en verdad amaba cada parte
de Taehyung.
23
Jungkook se paseaba ya irritado; llevaba esperando por Taehyung
frente al hotel cerca de una hora y no había señales del castaño aún.
Miró su teléfono y nada. Ningún mensaje que explicara la razón
por la que pudiese estar retrasado.
—Mierda...
—Mira qué tenemos acá, Jeon Jungkook en persona.
El pelinegro se giró para enfrentar al dueño de esa voz que pese a
todo, seguía irritándolo.
Sonrió, pero su mandíbula estaba tan tensa que lo último que
pareció fue una sonrisa. —Park Jimin, cómo siempre es un placer...
—Seguro que sí.
—No lo dudes.
Jimin sonrió, le encantaba irritar a Jungkook; si pudiese elegirlo
como deporte, Jimin por sobretodo lo hubiera practicado de forma
profesional. — ¿Esperas a mi Tae?
Un pequeño latido bajo el ojo de Jungkook hizo a Jimin sonreír
aún más amplio. — ¿TU Tae? Me estás jodiendo...
—Estaba en una reunión, seguro ya está por salir... Ah, pero... Tal
vez lo lleve hoy, ¿No te lo dijo?
La sonrisa desapareció por completo del rostro de Jungkook. —
Chimchim, no pelees.
—Tae... —Sus palabras se vieron interrumpidas por el efusivo
abrazo de Jimin a Taehyung. Jungkook tomó un profundo respiro—,
Olvídalo.
Mierda, Jimin... No hagas esto.
—Ya, ya... Era una pequeña broma; te veo mañana Taehyungie...
Adiós querido Jungkook; deberías ir a un spa o algo así, me preocupa
ese tic en tu ojo.
Taehyung frunció el ceño a su amigo quien, riendo feliz, volvió a
entrar al hotel. —Ignóralo... No lo dijo en serio...
—Seguro...
— ¿Estás molesto?
—No.
—Vaya, no se nota.
Taehyung cruzó sus brazos por la cintura de Jungkook y se acercó
a él, el pelinegro quiso besarlo, pero Taehyung se separó
repentinamente.
— ¿Y eso?
—No quiero besarte si estás molesto.
Jungkook rió. —Tú ganas... Ahora sí puedes besarme.
—Si lo pones así... —Taehyung se acercó nuevamente con una
sonrisa y besó lento los labios de Jungkook, el pelinegro jadeó
queriendo más, pero el castaño se separó otra vez—, ¿Vamos?
Taehyung tomó su mano y comenzó a caminar donde algunos taxis
se agrupaban pero Jungkook lo detuvo.
—Espera, tengo una sorpresa.
Sacó de su bolsillo un pequeño dispositivo y presionó. Un sonido
llamó la atención de Taehyung que se volteó sorprendido.
— ¡Auto nuevo! —Dijo feliz, mas su sonrisa cambió
automáticamente por un gesto de desaprobación—. Mierda,
Jungkook, el maldito estacionamiento preferencial.
—En mi defensa... Debiste salir hace una hora—. Lo guio hasta el
lindo SUV que esperaba en el estacionamiento preferencial; dejó que
subiera en el asiento del copiloto y rodeó el vehículo. Al subir, se
tensó unos segundos pero la mano de Taehyung sobre la suya lo hizo
relajarse—. Estoy bien... Sólo debo acostumbrarme.
—No tenías que volver a manejar aún si no te sientes seguro.
Jungkook encendió el auto. —Créeme, estoy seguro.
Cuando llegaron al departamento de Jungkook, Taehyung lo miró
confundido. Desde que habían vuelto a estar juntos, nunca fueron a
ese lugar. La última vez que estuvo allí, fue golpeando la puerta y
rogando por un término frente a frente; su estómago se apretó ante el
recuerdo.
Jungkook lo observó al bajar del auto y durante todo el camino
hasta su puerta; podía suponer qué pasaba por su mente. Sonrió y
acarició su cabello cariñosamente.
—Abre —dijo besando suavemente la cabeza de Taehyung. Tomó
la mano del castaño y presionó junto a él los dígitos. Vio su cara de
sorpresa cuando se volteó.
— ¿Y eso?
—Pudiste abrir esa vez también.
Jungkook se encogió de hombros y empujó la puerta, esperando
que Taehyung lo siguiera.
— ¿Cómo iba a saber que la clave nueva era mi cumpleaños? —
Aún estaba sorprendido, pero se sentía más feliz que en cualquier
otro momento de su vida.
—Ya ves... La gente enamorada hace cosas sin sentido.
Taehyung sonrió y besó a Jungkook; todo el mal recuerdo fue
reemplazado por una felicidad plena. Incluso en aquel horrible
momento, Jungkook había pensado en él.
— ¿Comamos algo? —El pelinegro preguntó caminando hasta la
sala.
—Sí... Sacaré algo de tu armario, me siento demasiado formal...
Jungkook cabeceó afirmativamente y lo siguió hasta la habitación,
esperando bajo el umbral.
—No tienes que vigilar... —Taehyung mantenía abierto el
armario, con la boca abierta en sorpresa. Dentro del armario,
meticulosamente ordenado tal cual le gustaba a Jungkook, se
encontraban varios de sus trajes del trabajo, camisetas, pantalones y
algunos zapatos—, ¿Por qué están mis cosas...?
—Taehyung... —se acercó y lo rodeó por la cintura, apoyando su
cabeza sobre el hombro del castaño—, no creí que fuera cómodo
seguir yendo a ambos lados, mi departamento es más grande y... Sé
que antes no te sentías en casa...
Taehyung se giró. — ¿Antes?
—Antes... Escúchame, Taehyung, quiero que sepas que ésta es tu
casa... No, nuestro hogar; no tiene caso seguir estando separados,
estamos juntos y quiero poder despertar contigo siempre y mierda...
Odio tener que ir de un lado a otro.
Taehyung se separó y caminó hasta el baño; junto al cepillo de
dientes de Jungkook se encontraba el suyo junto a su esterilizador.
—Nuestro hogar...
—Eso dije.
—Yo...
— ¿No quieres?
—No es eso... —Taehyung volvió a acercarse para abrazarlo—,
Estamos juntos.
—Lo sé, ésa era la idea.
—No, idiota... Jungkook, hazme el amor, ahora.
Taehyung lo llevó la cama y se sentó sobre él. — ¿Todo por un
cepillo de dientes?
Jungkook rió antes de que Taehyung lo besara apasionadamente;
introduciendo su lengua en su boca y frotando su cuerpo contra el
suyo.
—Cállate, ¿Sí?
—Tae...
—Que te calles...
—Realmente me calienta cuando actúas así...
Taehyung gimió cuando Jungkook lo sostuvo por sus caderas
obligándolo a restregar aún más su cuerpo; rápidamente se encontró
desnudo sobre Jungkook que mantenía su ropa a medio sacar. El
pelinegro comenzó a masturbarlo pero Taehyung estaba realmente
ansioso.
—Tae, calma... —Jungkook reía entre gemidos ante la ansiedad
del castaño.
— ¿Pero entonces?
—Mierda, por supuesto que no...
Lo giró en la cama y enganchó las piernas de Taehyung sobre sus
hombros; se masturbó un momento y mojó su miembro con fluidos
para ayudar la primera penetración. El menor mordió su labio
aguantando el dolor mientras Jungkook se movía lentamente para
minimizar el dolor de haberlo penetrado sin ninguna preparación.
Luego de un rato, Taehyung comenzó a gemir, sintiendo su cuerpo
arder. Embestía una y otra vez contra el cuerpo de su novio,
ayudándolo con su mano para aumentar el placer.
—Tae… No sabes cuánto te amo…
—También yo… —asintió, gimiendo cuando Jungkook lo sostuvo
con fuerza; afirmó sus manos contra el respaldo de la cama, buscando
un apoyo más firme cuando Jungkook comenzó a embestir su cuerpo
con violencia. Jungkook seguía bombeando en su erección y
azotando por dentro hasta llegar a su punto de máxima sensibilidad.
Jadeó extasiado cuando sintió como su miembro ardía y palpitaba
bajo los toques de Jungkook. Todo el blanquecino fluido cayó sobre
su cuerpo y Jungkook liberó sus piernas.
—Ven, amor... —Lo tomó por la cintura y lo sentó sobre sí,
cambiando la posición y volviendo a penetrarlo. Taehyung se abrazó
a Jungkook y sus uñas rasgaron la piel ante la hipersensibilidad de su
cuerpo. Subía y bajaba con ayuda del pelinegro que tras una última
penetración, hundió sus dedos en la piel de su trasero para
profundizar y acabar en él.
—Debo traer tu ropa y tu cepillo otra vez...
Taehyung rió ante el comentario del pelinegro. —Idiota...
—Sí, Taehyung, estamos juntos.
24
—Mierda, Jin... Por qué tengo que hacer esto, es estúpido.
—No, no lo es.
Jungkook bufó con molestia mientras su amigo corría alrededor
del verde y amplio terreno con platos y cubiertos. —Podía
simplemente traerlo y ya, exageras
Seokjin ordenó los cinco puestos meticulosamente en una pequeña
mesa de madera rústica. —Jungkookie, llevas meses ocultándolo y
ahora que por fin está, ¿Quieres "simplemente traerlo"? Olvídalo, mi
TaeTae se merece lo mejor.
—Deja de decir "MI" TaeTae. No es tuyo, maldita sea—.
Murmuró posesivo, recibiendo en respuesta una media sonrisa.
—No empieces...
—Ahora explícame... ¿Por qué mierda hay cinco puestos?
—Porque no creerás que Chimchim iba a quedar fuera.
—Detesto a ese imbécil...
—Y él te detesta a ti, ahora trae la maldita botella de vino y arregla
esa cara.
—Esto es una estupidez.
Jungkook volvió a bufar antes de dirigirse a su SUV y bajar las
cosas que aún faltaban. Se sentía molesto consigo mismo por estar
nervioso, no le importaba estar siguiendo las órdenes de Seokjin sino
que temía que todo terminara siendo motivo de risas.
Mierda, Jungkook... Eres un cobarde incluso ahora.
Se reprendió mentalmente y volvió donde su amigo se encontraba,
ayudándole a ordenar la comida sobre la mesa.
—Muy bello en verdad—la voz de Namjoon los interrumpió—,
me alegra por ambos.
Jungkook asintió serio, intentando ocultar el nerviosismo. —
Creo... Creo que es lindo también.
—No puedes opinar tú, debes dejárselo al resto, idiota—. Seokjin
rodó los ojos.
—Por cierto, Jin—. Namjoon rozó cariñosamente su mejilla—.
Tae llamó, viene en camino.
— ¿Viene con Chimchim?
—Sí, Jimin logró convencerlo, seguía diciendo que esperaría a que
Jungkook terminara de trabajar.
—Idiota—. Rió con burla; Jungkook frunció el ceño y lo golpeó
suavemente en desapruebo al calificativo—, ya, lo siento... De todos
modos, lo tienes mal acostumbrado a andar de aquí para allá
trayéndolo.
Jungkook se encogió de hombros despreocupadamente. —
Mientras más cerca, mejor.
—Posesivo—. El ruido de un motor entrando al lugar captó la
atención de Jungkook; se volteó ansioso y sacudió su cabello un par
de veces; Seokjin vio como una gran sonrisa se curvaba en sus labios
y como, al ver a Jimin rodear con un brazo a Taehyung, chasqueaba
su lengua, molesto—. Y celoso...
—Cállate.
Taehyung se acercó a ellos y dándole una mirada a Jimin, logró
zafarse de su abrazo. Su amigo rió con burla mirando a Jungkook
antes de dirigirse donde Seokjin y Namjoon, comentando sobre el
lugar.
Jungkook lo rodeó por la cintura y lo atrajo hacia él, besándolo
lentamente. Tae se separó con la cara enrojecida y mirando a su
hermano que ahora se atragantaba con un trozo de fruta.
—Jungkook...
—Bah... Si de todos modos ya nos vio...
Taehyung suspiró antes de que la estructura tras Jungkook llamara
su atención. Se soltó de su abrazo y caminó hasta lo que, supuso, era
la entrada de lo que sería una casa. La estructura simplemente tenía
los muros perimetrales y algunas separaciones; nada de puertas ni
ventanas aún, pero se veía que el diseño era, sin lugar a dudas, una
marca Jeon Jungkook.
—Wow... ¿Y esto? ¿Podemos estar pasando el rato en una de tus
obras? Namjoon Hyung sí que se ha vuelto permisivo...
Jungkook lo observó adentrarse en el lugar, mirando encantado.
—Bueno, sí se ha vuelto permisivo, pero...
— ¿Hmn?
—Sí es mi trabajo, pero nada tiene que ver con Hive.
— ¿En serio? No me habías dicho que seguías haciendo trabajos
freelance.
El pelinegro rió y se acercó a Taehyung; acariciando su nuca y
observando junto a él cada parte del lugar. —No es un trabajo.
— ¿No?
— ¿Te gusta? Bueno, no está terminada todavía así que entiendo
que no puedas visualizarla, pero...
—Me gusta, puedo imaginar que será increíble; además siempre
eliges lugares increíbles para tus emplazamientos. Creo que a quien
le entregues tu trabajo será feliz acá. Eres el mejor.
—Taehyung, no es un trabajo, te dije.
Taehyung se volteó a él confundido. — ¿De verdad? Pero...
—Pensé que, quería estar contigo siempre y no hay nada que no
tengas o que no puedas conseguir gracias a tu propio esfuerzo—.
Jungkook frunció el ceño nervioso—, y lo mejor que tengo, además
de ti, es lo que hago. Taehyung, me he esforzado en esto porque es
tuyo; nuestro en verdad...
Taehyung rió haciendo que Jungkook palideciera; había tenido
tanto miedo de que fuera excesivo y ahora él reía, sintió una
incómoda sensación antes que Taehyung se calmara y lo mirara
sonriendo.
—Lo siento... Dios, cambia esa cara...
— ¿Te reíste?
—Yo... Estoy nervioso, ¿Sabes?
—También yo...
—Entonces... ¿Has estado construyéndonos una casa?
—No—. Jungkook desvió la mirada intentando ocultar lo
avergonzado que se sentía—. Nos he estado construyendo un hogar,
Taehyung.
Taehyung se acercó a Jungkook y lo tiró donde la notoria
vigilancia de sus tres acompañantes no pudiera seguirlos y lo apoyó
contra una de las paredes; tomó uno de sus labios entre los suyos y
con su lengua incursionó jugueteando dentro de la boca de Jungkook.
Sonrió contra sus labios cuando el pelinegro gimió ante la cercanía.
—Par de conejos, ¿Podrían esperar a que nos larguemos?
El castaño se separó abruptamente y Jungkook soltó un bufido
irritado. —Chimchim...
— ¿Estás seguro que es necesario tenerlo en tu vida?
—Aw, Jungkookie... Rompes mi corazón—. Jimin tomó el brazo
de Taehyung y lo llevó donde el resto, dejando a Jungkook con una
molesta erección.
—Perdimos... —murmuró apoyando sus manos en su cintura y
mirando su entrepierna.
Caminó lento hasta el grupo; veía a Taehyung sonreír ampliamente
junto a su amigo y pese a que sí sentía una pizca de celos ante esto,
no podía evitar sentir gratitud hacia el molesto mejor amigo de
Taehyung.
Pasó junto a él y lo golpeó en la cabeza, sonriendo burlón al ver la
cara de sorpresa de Jimin y Taehyung.
—Gracias.
— ¿Por qué?
Jungkook sonrió y tomó una de las copas de vino que estaban
servidas ya en la mesa. —Ahí te lo dejo.
Jimin miró a Taehyung confundido; realmente odiaba esa actitud
soberbia del novio de su amigo. — ¿Y a éste qué le dio?
—Ni idea...
—Niños, dejen de perder el tiempo y vengan a sentarse de una puta
vez a la mesa —Seokjin dijo impaciente.
—Seokjin, el lenguaje...
—Sí, amor, el lenguaje.
—Ja... Papá Jin encontró quien lo controle—. Jungkook rió burlón,
empujó a Jimin de su silla y se sentó junto a Taehyung sonriendo
triunfal.
—Imbécil...
—También te quiero, Chimchim.
Jungkook tomó la mano del castaño y deslizó su dedo,
acariciándola. —Después seguimos donde nos quedamos.
Taehyung sonrió. —Pervertido.
25
Jungkook se levantó de la cama al no sentir el cuerpo de Taehyung
apegado al suyo como todas las noches; miró la hora y frunció el
ceño. Sólo traía puesto un delgado pantalón de pijama que caía de
forma grácil de sus caderas. Hacía frío así que buscó la sudadera que,
horas antes, había quedado regada por el suelo. Caminó en la
oscuridad de la habitación con sus manos escondidas dentro del
bolsillo canguro de su ropa y siguió el pasillo hasta la sala. Pestañeó
un par de veces hasta acostumbrarse a la luz y recorrió en busca del
castaño.
Sus ojos se posaron en la puerta principal que estaba ligeramente
abierta; dio un suspiro de alivio y se dirigió hasta ese lugar.
— ¿Tae? —dijo abriendo la puerta, afuera estaba aún más helado.
—Acá estoy.
La voz de Taehyung lo guio hasta la pequeña escalera que daba a
la entrada principal de la propiedad; estaba envuelto en una gruesa
manta y sólo se veía su rostro. Sonrió y lo destapó, quitándole la
manta.
—Hace frío—. Se quejó al ser descubierto, Jungkook se sentó tras
él, tomándolo por la cintura para acercarlo y luego envolverse a
ambos con la manta.
—Así está mejor—. Apoyó su cabeza en el hombro de Taehyung,
el castaño abrazó las manos de Jungkook que lo rodeaban
firmemente, suspirando relajado—. ¿Qué haces acá?
—Miraba.
— ¿Qué?
—Todo.
Jungkook presionó aún más el cuerpo de Taehyung contra el suyo,
sonriendo al escucharlo. — ¿Todo?
—Ya sabes, es increíble todo esto... Cuando despierto y te veo
ahí... Todo.
—A mí también me gusta despertar y verte, Tae. Si te escabulles
en plena madrugada, esa parte no se cumple—. Besó su cuello y
Taehyung se estremeció, una sonrisa curvó sus labios, sintiéndose
pleno.
—Lo siento; no quise molestarte.
—No eres una molestia, me gusta saber en qué lugar te encuentras,
es molesto si no lo sé...
— ¿Molesto?
—Te lo dije, mi amor, mi vida está donde tú estés; incluso en el
accidente...
— ¿El accidente? —Taehyung se giró levemente para ver a
Jungkook que ahora miraba fijamente el cielo nocturno.
—No quiero volver a sentir que te pierdo, Tae... Por nada del
mundo.
—Eso es imposible, sabes que estoy acá... Pasé años esperando por
ti... —susurró al recordar los años que pasó amándolo.
—Debió ser duro —Jungkook sonrió cuando volvió a mirarlo—,
pero me alegro que no te hayas rendido.
—Me gusta este Jungkook también.
— ¿Oh? —El pelinegro arqueó una ceja—, ¿Cómo sería eso?
—Ya sabes, el que no esconde las cosas que siente. Me gusta.
—Taehyung, no tengo nada que esconder de ti.
Jungkook lo movió entre sus brazos y acomodó su cuerpo de modo
que quedara sentado sobre su regazo, sus manos se deslizaron bajo la
ropa de Taehyung haciéndolo temblar por el roce de sus dedos fríos
sobre su cálida piel. Tae se apegó a Jungkook y rodeó su cuello,
rozando con sus labios la comisura de su boca.
—Todo es perfecto ahora, Jungkook. No puede ser mejor, nuestra
casa, nosotros juntos... Cuando dije que podía morir de felicidad, me
equivoqué... No moriré porque eso sería dejar de estar contigo.
—No mueras, TaeTae, quédate así conmigo siempre y más.
Jungkook besó lentamente a Taehyung, saboreando el interior de
su boca con suavidad y deslizando sus manos por debajo de su ropa
en delicadas caricias; adoraba cada vez que Taehyung se estremecía
bajo sus toques.
—Podría quedarme por siempre besándote y sintiendo tu cuerpo
junto a mí.
—Eres un pervertido, Jeon Jungkook...
—Lo sé, ¿No te encanta?
Taehyung rió bajito y depositó un beso fugaz en sus labios. —Me
encanta.
— ¿Quién es el pervertido ahora?
Jungkook apoyó su frente en la de Taehyung y suspiró
profundamente; de los cuatro meses que llevaban en la casa que había
construido para Taehyung, no pasaba ni un sólo día en que no se
sintiera completo al verlo allí junto a él.
Había escapado por años de aquel sentimiento, aterrado de
equivocarse y ahora que podía vivirlo plenamente junto al castaño,
no tenía ninguna intención de dejarlo.
Seis años alejados habían sido suficientes y ahora estaba seguro de
que una vida no era suficiente para estar junto a él.
—Jungkook...
— ¿Hmn?
— ¿Te arrepientes de haberte ido?
Jungkook acariciaba su espalda mientras pensaba. —No, Tae... No
me arrepiento de haberme ido, pero...
— ¿Pero?
—Quizá sin ese tiempo lejos jamás hubiese tenido la oportunidad
de enfrentar lo que sentía... Pero sí me arrepiento de no haber sido
suficientemente valiente para hacerlo antes. Te hice llorar, Tae...
Duele verte sufrir.
—Estoy feliz.
—También yo, soy el hijo de puta más jodidamente feliz de todo
el mundo.
—Exageras —rió, sintiendo los brazos de Jungkook cerrarse con
firmeza en su cintura—, te amo tanto...
—Te amo, Taehyung. Así que quédate así junto a mí por siempre
y mírame con esos hermosos ojos tuyos por siempre, porque de lo
único que estoy jodidamente seguro es que si estás conmigo todo es
perfecto...
Taehyung se apegó a Jungkook, escuchaba su respiración calma y
sentía sus propios latidos volverse uno con los de él. Sonrió tranquilo
y feliz ante la sensación.
—Tienes razón. Junto a ti, todo es perfecto.

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