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El art. 1 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios los conceptúa como órganos federales
dotados de plena jurisdicción y autonomía para dictar sus fallos, a los que corresponde, en los
términos de la de la fracc. XIX del art. 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
Son parte de la organización política de la administración pública federal, pero con plena
autonomía, entendida esta como la facultad de gobernarse por sus propias normas, respecto del
Ejecutivo y las secretarias del estado, con la función específica de impartir justicia en el ámbito
social agrario en todo el territorio nacional.
Dentro de la función jurisdiccional se halla la competencia, como una limitación impuesta a los
órganos del Estado, sea judicial, administrativa o legislativa.
En el ámbito jurisdiccional, la competencia la hay en formas diversas; así, puede ser por ámbito
federal o local, por materia, instancia o grado, por cuantía o por territorio.
Por materia. En materia agraria, la potestad para conocer, dirimir y resolver las
controversias se ha otorgado a los tribunales agrarios, según la fracc XIX del art. 27 de la
Constitución. Ahí se establece que son de jurisdicción federal todas las cuestiones que por
límites de terrenos ejidales y comunales, cualquiera que sea el origen de estos, se hallen
pendientes o se susciten entre dos o más núcleos de población, así como las relacionadas
con la tenencia de los tierras de los ejidos y comunidades, para lo cual y, en general, para
la administración de justicia agraria, la ley instituyo los tribunales agrarios, a los que doto
de autonomía y plena jurisdicción.
De esta manera, la competencia de dichos tribunales se circunscribe a todo el territorio
nacional, para conocer de todos los asuntos de naturaleza agraria.
Por grado. Al Tribunal Superior Agrario le compete conocer acerca de los asuntos a que
se refieren los arts. 198 de la Ley Agraria y 9 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios,
es decir, de los recursos de revisión interpuestos en contra de sentencias dictadas por los
tribunales unitarios agrarios.
Competencia territorial. La competencia territorial se surte en todo el territorio nacional a
favor del Tribunal Superior Agrario, para conocer, en primera instancia y a través de la
facultad de atracción, de los juicios que por sus características especiales deban de ser
resueltos por dicho Tribunal, así como en general de aquellos a que se refiere el art 9 de
la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios.
La competencia territorial otorgada a los tribunales unitarios agrarios se circunscribe a los
“distritos de impartición de justicia agraria”, conforme al art 5 de la Ley Orgánica de los
Tribunales Agrarios, el cual precisa que el territorio de la Republica se dividirá en distritos,
cuyos límites determinara el Tribunal Superior Agrario, que podrá modificarlos en
cualquier tiempo. Asimismo, señala dicho artículo que para cada uno de los referidos
distritos habrá el número de tribunales unitarios que determine el propio Tribunal
Superior.
Por cuantía. Los tribunales unitarios agrarios no tienen una competencia de mínima o
máxima cuantía, por lo que no hay distinción al respecto.
Competencia Ordinaria
La competencia ordinaria de los tribunales unitarios agrarios es otorgada por la Ley Orgánica de
los Tribunales Agrarios, que dispone en su art. 18:
Los tribunales unitarios conocerán, por razón del territorio, de las controversias que se les planteen con
relación a tierras ubicadas dentro de su jurisdicción, conforme a la competencia que les confiere este
artículo.
I. De las controversias por límites de terrenos entre dos o más núcleos de población ejidal o comunal,
y de éstos con pequeños propietarios, sociedades o asociaciones;
II. De la restitución de tierras, bosques y aguas a los núcleos de población o a sus integrantes, contra
actos de autoridades administrativas o jurisdiccionales, fuera de juicio, o contra actos de
particulares;
III. Del reconocimiento del régimen comunal;
IV. De juicios de nulidad contra resoluciones dictadas por las autoridades agrarias que alteren,
modifiquen o extingan un derecho o determinen la existencia de una obligación;
V. De los conflictos relacionados con la tenencia de las tierras ejidales y comunales;
VI. De controversias en materia agraria entre ejidatarios, comuneros, posesionarios o avecindados
entre sí; así como las que se susciten entre éstos y los órganos del núcleo de población;
VII. De controversias relativas a la sucesión de derechos ejidales y comunales;
VIII. De las nulidades previstas en las fracciones VIII y IX del artículo 27 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos en materia agraria, así como las resultantes de actos o contratos que
contravengan las leyes agrarias;
IX. De las omisiones en que incurra la Procuraduría Agraria y que deparen perjuicio a ejidatarios,
comuneros, sucesores de ejidatarios o comuneros, ejidos, comunidades, pequeños propietarios,
avecindados o jornaleros agrícolas, a fin de proveer lo necesario para que sean eficaz e
inmediatamente subsanadas;
X. De los negocios de jurisdicción voluntaria en materia agraria; y
XI. De las controversias relativas a los contratos de asociación o aprovechamiento de tierras ejidales,
a que se refiere el artículo 45 de la Ley Agraria;
XII. De la reversión a que se refiere el artículo 97 de la Ley Agraria;
XIII. De la ejecución de los convenios a que se refiere la fracción VI del artículo 185 de la Ley Agraria,
así como de la ejecución de laudos arbitrales en materia agraria, previa determinación de que se
encuentran apegados a las disposiciones legales aplicables; y
XIV. De los demás asuntos que determinen las leyes.
También, dentro de esta última fracción podemos englobar las hipótesis contenidas en los arts.
48, 61, 96 y 160 de la Ley Agraria, entre otros asuntos.
Acciones Agrarias
Los criterios de clasificación de las acciones procesales agrarias son:
En razón del fundamento jurídico, las acciones son socializantes y socializadoras y, por
consiguiente, se lucha por la supresión del régimen de explotación del hombre por el hombre.
— En atención a los sujetos, la acción procesal agraria puede clasificarse en individual y colectiva,
con la salvedad que ya hicimos al respecto. En individual, cuando la hacen valer los campesinos
en defensa de su interés personal, y colectiva cuando la ejercen en grupo.
— Con respecto al estado de hecho o de derecho, como causa de la acción procesal agraria, ésta
es de naturaleza social, económica y jurídica.
— En relación con el objeto que se persigue, las acciones procesales agrarias pueden ser:
declarativas, de condena, y constitutivas, según se desprenda del fenómeno social o económico.
Son declarativas las que persiguen el reconocimiento de un derecho, con fuerza de cosa juzgada,
o la existencia o inexistencia de una relación jurídica o económica. De condena, las que ordenan
el cumplimiento de un derecho y el mandato de pago, susceptible de ejecución forzosa.
Constitutivas las que tienen por objeto obtener la modificación de las relaciones jurídicas y
económicas en el campo y la creación de nuevas y mejores condiciones de trabajo y producción
de los campesinos, a fin de alcanzar su reivindicación total y sin amarras de ninguna especie, esto
es, políticas, sociales, etcétera.
Las acciones agrarias pueden clasificarse desde otro punto de vista: por razón del proceso que
originan, y en esta virtud, tales acciones son de tres clases: jurídicas, especiales y económicas. Las
primeras son las que se ejercen con sujeción al procedimiento establecido en casi todo el título
décimo de la Ley Agraria, en tanto que para las dos restantes, la ley es omisa en cuanto a su
tramitación, pudiendo llegarse a pensar que éstas prácticamente no existen en el derecho
procesal agrario mexicano, no obstante que están en el derecho patrio.
En el art 18 de la Ley Orgánica de los Tribunales Agrarios se encuentran las figuras jurídicas que
podrán ejercitar los sujetos agrarios para defender sus bienes inmuebles. Entre otras, se incluyen
la controversia por límites entre ejidos, comunidades y pequeños propietarios; la restitución; el
reconocimiento del régimen comunal; los juicios de nulidad contra resoluciones dictadas por
autoridades agrarias; los conflictos relacionados con la tenencia de las tierras ejidales y
comunales; las nulidades previstas en las fracs. VIII y IX del art 27 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos en materia agraria, además de las resultantes de actos o contratos
que contravengan las leyes agrarias; las omisiones en que incurra la Procuraduría Agraria y que
deparen perjuicio a ejidos y comunidades, así como a pequeños propietarios, avecindados o
jornaleros agrícolas; las controversias relativas a los contratos de asociación o el aprovechamiento
de tierras ejidales; la reversión y la ejecución de convenios y laudos arbitrales.
Excepciones Agrarias
Estas constituyen la oposición a las prestaciones reclamadas por el actor y su efecto es dilatar el
juicio o ponerle fin. Las primeras se llaman dilatorias y las segundas, perentorias.
Entre las excepciones acordes con la materia agraria tenemos:
Asimismo, el tribunal podrá acordar en todo tiempo, cualquiera que sea la naturaleza del negocio,
la práctica, ampliación o perfeccionamiento de cualquier diligencia, siempre que sea conducente
para el conocimiento de la verdad sobre los puntos cuestionados.
En la práctica de estas diligencias, el tribunal obrará como estime pertinente para obtener el
mejor resultado de ellas, sin lesionar el derecho de las partes, oyéndolas y procurando siempre
su igualdad (Art. 186, L.A).
Las partes asumirán la carga de la prueba de los hechos constitutivos de sus pretensiones. Sin
embargo, el tribunal podrá, si considerare que alguna de las pruebas ofrecidas es esencial para
el conocimiento de la verdad y la resolución del asunto, girar oficios a las autoridades para que
expidan documentos, oportuna y previamente solicitados por las partes; apremiar a las partes o
a terceros, para que exhiban los que tengan en su poder; para que comparezcan como testigos,
los terceros señalados por las partes, si bajo protesta de decir verdad manifiestan no poder
presentarlos (art. 187, LA).
En caso de que la estimación de pruebas amerite un estudio más detenido por el tribunal de
conocimiento, éste citará a las partes para oír sentencia en el término que estime conveniente,
sin que dicho término exceda en ningún caso de veinte días, contados a partir de la audiencia a
que se refieren los artículos anteriores (art. 188 LA).
En materia agraria, conforme lo dispone el art. 186 de la Ley Agraria, serán admisibles toda clase
de pruebas; en su numeral 185 se refiere a la confesional, testimonial, pericial y a la inspección,
así como a los careos entre las partes y los testigos.
Los principales medios probatorios contemplados por el CFPC, de aplicación supletoria a la Ley
Agraria, son los siguientes:
1. La confesión
2. Los documentos públicos
3. Los documentos privados
4. Los dictámenes periciales
5. El reconocimiento o inspección judicial
6. Los testigos
7. Las fotografías, escritos y notas taquigráficas y, en general, todos aquellos elementos
aportados por los descubrimientos de la ciencia
8. Las presunciones
Demanda
De conformidad con el art 170 de la Ley Agraria, el actor puede presentar su demanda por escrito
o por simple comparecencia; en este caso, es su coadyuvancia la Procuraduría agraria podrá
auxiliarlo en la formulación de la demanda por escrito y de manera concisa.
Los requisitos de la demanda, en supletoriedad, que establece el art. 167 de la Ley Agraria,
podemos darle seguimiento en el Código Federal de Procedimientos Civiles (CFPC), cuyo art. 322
señala que en la demanda se expresara: el tribunal ante el cual se promueve; el nombre del actor
y del demandado, con la salvedad si de que si se ignora quién es el propietario o contra el que
deba enderezarse la demanda, no será necesario indicar su nombre, sino que bastara con la
designación inconfundible del inmueble para que tenga por señalado al demandado, y el
emplazamiento será mediante edictos.
El promovente también deberá precisar los hechos en que el actor funde su petición, narrándolos
sucintamente, con claridad y precisión, de tal manera que el demandado pueda producir su
contestación y defensa, los fundamentos de derecho, y lo que se pida, designándolo con toda
exactitud, en términos claros y precisos.
Por su parte, el art. 323 del referido código requiere que con la demanda el actor presente los
documentos en que funda su acción, es decir, el promovente deberá, junto con la demanda,
exhibir los documentos que le acreditan el derecho para ejercitar su petición. Así, si se dice
propietario de un predio, deberá exhibir sus escrituras; si no las hubiera a no las tuviera a su
disposición, designara el archivo o lugar en que se encuentren los originales, para que, a su costa,
se mande expedir copia de ellas, antes de admitirse la demanda. Se entiende que el actor tiene a
su disposición los documentos, siempre que legalmente pueda pedir copia autorizada de los
originales.
El art. 181 de la Ley Agraria dispone que, presentada la demanda o realizada la comparecencia,
el tribunal la examinará y, si hubiera irregularidades en la misma o se hubiere omitido en ella
alguno de los requisitos previstos legalmente, prevendrá al promovente para que los subsane
dentro del término de ocho días.
Por otra parte, cabe mencionar que el escrito de demanda, al igual que el escrito de contestación
de la demanda, debe ser ratificado dentro de la audiencia de ley, ya que si bien la firma de un
documento reputa la autoría del mismo por quien los suscribe, también es cierto que el Tribunal
Unitario Agrario debe cerciorarse de que las partes efectivamente son quienes dicen ser para que
no sean afectados los derechos de terceros
Ampliación de la demanda
La Ley Agraria no prevé ampliar la demanda una vez presentada ante el Tribunal Agrario. Si bien
el CFPC contempla esta hipótesis en su art. 71, estableciendo que después de que un tribunal
haya admitido la demanda para la decisión total o parcial de un litigio, y en tanto éste no haya
sido resuelto por sentencia irrevocable, no puede tener lugar, para la decisión del mismo litigio,
otro proceso, ni ante el mismo tribunal ni ante tribunal diverso, salvo cuando se presente, dentro
del juicio iniciado, nueva demanda que amplié la primera a cuestiones que fueron omitidas en
ella. Dicho artículo agrega que la ampliación sólo puede presentarse una vez, hasta antes de la
audiencia final de la primera instancia, y se observarán las disposiciones aplicables como si se
tratara de un nuevo juicio.