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dad, del conocimiento social fragmentado y disperso y de la
acción humana con un propósito otro do conceptos rele-
antes de la teoría au triaca nece itan er introducido . E -
tos dos tema el concepto de catalaxia y wer/frei (neutrali-
dad alórica) de la investigación nos permiten tener una
mejor compren ión de la crítica austríaca.
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conocimiento haría si nuestra tarea deb er la de hacer
el m jor u o del conocimiento qu la p rana exi ten-
te tienen (Hayek 1948 p. 104).
El concepto de catalaxia
ero por ejemplo, Paul amuelson (1954 . "La Teoría Pura del G lO Público:'
Review 01Ecollomics Q"d StQtjstics DO iembre. p. 3 9 [usando el lénnino "eataláltia')
362
triaca. Una catalaxia se distingue de una economía --que
implica una ola mente que puede optimizar la a ignación
de lo recur o . E un orden ocial en el cual ariados indi-
iduo y organizacione persiguiendo u propio fmes de
mercado pro een la coordinación de lo r cur o .
Hay k como todo lo economi 13 au tríaco u a el in-
di iduali mo metodológico como una ba e para u análi i .
Él o ti ne que la catalaxia e coordinada a pe ar de la
variada e aluaciones subjeti a del mercado.
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1966 p. 881). De becho, la neutralidad valórica relaja el
cometido praxeológico corno observa Mis :
E te po tulado d I wertfrei puede er fácilmente ati fe-
cho en el campo de las ciencia apriori tica -lógica
mat mática y praxeología-y en el campo d la ci n-
cia naturale experimentale . Lógicamente no e dificil
trazar una línea precisa entre un tratamiento científico e
imparcial de 13 di ciplinas y un tratamiento distor io-
nado por la uper tición la ideas preconcebida y la pa-
ión. E mucho más difícil cumplir con lo r querimi n-
to de la neutralidad evaluati a en la historia. Para el u-
jeto materia de la historia el contenido concreto acciden-
tal y ambiental de la acción humana e un juicio d alor
y una proyección hacia la realidad del cambio. En cada
paso de us actividades el historiador está preocupado de
lo juicios de valor. Estos juicios de valor de lo hombres
cuya acciones él describe son el sustrato de u inve ti-
gación (Mi es 1966 p.48).
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arrollada de una manera wertfrei. A í Y todo la econo-
mía e pecialmente de la variedad del biene tar' está
llena de moralización implícita--eon no-analizadas de-
claracione ética ad hoc que on de lizada dentro del
i tema deductivo ya ea ilencio amente o bajo un ela-
borado camuflaj (Rothbard 1977 pp. 2 -259).
36
tido n la formulación de proposicione ética y (2) la
posible falta de significación existencial y la incoheren-
cia interna de los objetivos mismo . Si un objetivo ético
puede er demostrado en contradicción con igo mismo y
conceptualmente imposible de cumplirse ntonce el ob-
jetivo e claramente absurdo y debiera er abandonado
por todo (Rothbard977 p. 203).
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ción de la drogas a la legislación antimonopolio, al pro-
teccionismo y al repudio de su deuda por el gobierno. Mi-
es e tablece que las políticas inspiradas ideológicamente
han ido mal encaminadas. De hecho lo má ignificativos
daño a la annonia acial han provenido de mala ideas y
mala ideología.
El daño inferido por la malas id ología con eguridad
e mucho má pernicioso tanto para 1 indi iduo como
para la ociedad como un todo, que el qu han provocado
las droga narcóticas (Mise 1966 p. 734).
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l
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ra que puedan participar en los juegos utilizando la real
riqueza y vida real (Rockwell 2008a).
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malhechores, para aumentar la familia para subvencio-
nar las formas de vida para crear eguridad en conb.-a de
nemigo extranjeros, para hacer coherente la cultura,
para ir a la guen'a y así darnos un sentido de identidad
nacional...
Entonce , ¿cómo se resuelven estos conflicto de in-
tere es? Lo llaman democracia. La izquierda y la dere-
cha acuerdan pennitir que cada uno tenga u camino, a
condición de que no se haga nada para perjudicar lo in-
tere e de la una o de la otra. El truco e tá TI mantener
el equilibrio. Quien está en el poder ¿ ab realmente pa-
ra donde gira el rodillo? Y a í e tiene en poca pala-
bra el stado moderno.
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mentale . Le' encanta porque les entrega golosinas a través
de la capitalización de las presiones de GIP , la búsqueda
de renta y las estrategias de captura.
El concepto de sociedad
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clan acial aunque los individuos frecuentemente fallan en
reconocer u rol en el mercado y terminan d forma ma-
oqui ta u ando la política pública para dañarlo. Como
Mi e dice:
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aquéllo o agregarlos para producir funcione de preferen-
cia o biene tar sociales.
Por lo tanto. cualesquiera política proactiva aprobadas
para hacer a la ociedad má compa iva o para realzar el
int ré público (o la preferencia ocial on e pecio a . Una
oci dad no tiene preferencia y no el ige; no pu de actuar
con un propó ito o compasión porque no e un indi iduo.
o hay interé público' todo lo intere e on pri ado e
indi iduale . En cambio la políticas para promo er el
interé público realmente imponen la preferencia d uno
poco actore políticos o grupo de int re e e p ciales
obre el re to de la sociedad.
Por con iguiente de de la per pecti a au tríaca, no hay
una co a tal como una política proacti a benéfica. Como
fu anotado por High antes 'hablando e trictamente no
hay una co a tal como una política económica austríaca'
(High 1984 p. 40). Incluso los esfuerzo mejor intenciona-
do meramente sirven para coercionar a un grupo a con-
formar e con (o a pagar por) lo intere e e peciale de otro
grupo. En un mundo pluralista con actore preocupado de
su propio interés sólo las política pública reactivas pue-
den posiblemente proporcionar' beneficio 'sociales, dada
la premisa de que toda la gente actúa con un propósito de
eliminar la incomodidad y buscar protegerse de los agentes
depredadores. Sin embargo, aun la políticas reactivas de-
ben er ometidas a escrutinio desde que no exi te la ga-
rantía de que estén libres de los problema de la búsqueda
de r nta . Y una política reactiva debe basar e en revelar
la preferencias para preservar sus vidas.
El tema de la escasez
Otro tema que los intervencionistas alguna v ces fracasan
en tratar adecuadamente es el de la esca ez. Toman la de-
ci ione de política como si vivie en en un mundo de abun-
dancia. Por el contrario todo los indi iduo están forzado
a economizar lo recursos escasos porqu no I uno en un
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mundo de abundancia. En este e fuerzo, el i tema de pre-
cio sirve como una invaluable guía para que los actores
humano a ignen los recursos efectiva y eficient mente.
En orden a ' proveer" bienes para la compa Ión social o
para el interés público las políticas proactiva de interven-
ción deben confiscar recursos escaso de un grupo y dár e-
los a otro. El saqueo legal e justifica en las mente de los
intervencioni tas como resultado del biene tar octal. To-
davía de acuerdo con Mises, el mayor fraca o de la eco-
nomía del biene tar es u negligencia para apreciar la e ca-
ez de lo bienes de capital.
La fábulas de Santa Claus de la e cuela del bienestar se
caracterizan por su completo fraca O en dominar el proble-
ma del capital. E precisamente por e te defecto que se
hac imperativo negarles el apelati o de economía del
biene lar con el cual ellos describen us doctrinas. Aquel
que no tiene en consideración la escasez de los bienes de
capital disponibles no es un economista, sino un fabulador.
Él no trata con la realidad sino con un mundo fabuloso de
la abundancia. Todas las efusiones de la e cuela del bienes-
tar contemporánea son, como aquellas de los autores so-
cialistas, basadas en la presunción implícita de que hay
una abundante ofeIta de bienes de capital. Entonces, por
supuesto, parece fácil encontrar remedio para todos los ma-
le , dar a todo el mundo "de acuerdo a sus necesidades' y
hacerlo a todos felices (Mises 1966 p. 848).
El ju lo valor de mercado
La importancia del individualismo metodológico conduce a
los teórico au macos a criticar la política intervencionis-
tas que requieren valuaciones de la propiedad privada. Por
ejemplo, un valor de "mercado justo para la tierra puede
ser designado por el Estado, y una persona puede ser com-
pen ada de acuerdo con él cuando su propiedad real e
tomada n ara del interés público via el dominio eminente.
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Así Y todo es imposible para el Estado determinar el valor
de e a propiedad para el individuo. Todo valor es subjetivo
y el Estado es completamente incapaz de determinar tal
valor.
El hecho de que tilla persona no venda u propiedad al
mejor po tor es una evidencia de que él la valoriza más que
el dinero o la propiedad por los cuale ella podría ser inter-
cambiada en el momento presente. Por consigui nte cuan-
do el ju to valor de mercado es asignado por el mercado
por lo general no es habitualmente uperior a un egundo
mejor. El Estado no compensa a la per ona ba ado en su
valor subjetivo o en su criterio del co to de oportunidad.
Las valoraciones de un mercado justo pueden crear injus-
ticia cuando los activistas judiciale y lo planificadores
social fallan en reconocer el subjetivismo y la importan-
cia d I i tema de precios en la asignación d recur os es-
casos. De acuerdo con ello la economía del biene tar y las
políticas proactivas destruyen los enfoques praxeológicos
en la práctica. Ellos implican que las comparaciones cardi-
nales a la Bentham pueden ser convertida en tale que los
planificadores puedan manejar los recur os más efectiva-
mente que la catalaxia y el sistema de precios. Ellos lo
hacen a pesar del estimulante argumento d Liouel Robbins
(proveniente de Menger y otros marginalistas) de que los
escalafones de utilidad son sólo ordinales, y por tanto las
comparaciones interpersonales de utilidad deben ser recha-
zadas (ver Rowley 1993, pp. 11, 32 40 58). En cuanto
concierne a los teóricos austríacos, cualquier intento de ana-
lizar y alterar el fenómeno social sobre la ba e de tal racio-
nalidad es especioso y peligroso.
Análisis co lo-beneficio
Otra herramienta o política intervencioni ta que los teóricos
au tríaco han criticado es el análisis costo-b neficio crea-
do por lo políticos. A nivel individual cada uno utiliza el
análi i co te-beneficio o el comportamiento para economi-
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zar, para determinar si o no, para actuar de una manera de-
temunada o invertir en un determinado mercado o idea. Los
teórico austriacos entienden que las personas realizan este
cálculo. Sin embargo el análisis costo-beneficio no e po-
sible, dicen cuando un grupo o la ociedad es el punto fo-
cal de la acción. Con el propósito de mejorar la eficiencia
de la políticas los planificadores frecuentemente recurren
a tale herramientas. Sin embargo estas herrami ntas no
elud n o a1i ian lo problemas que se d rivarán d u ofi-
cio a causa d 1subjetivismo. Como yo he puntualizado:
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Sigo adelante para demostrar la imposibilidad de determi-
nar el verdadero costo de una decisión pública:
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testar. .. Más aún, hay una diferencia de incentivos entre
los que toman las decisiones públicas, que redistribuyen
los recursos, y los individuos o fim1as que asignan sus
propios recursos y generan productos para el intercambio
(Cobin 1997, p. 210).60
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de sólo un pequeño grupo ha tenido muy grandes ganancias
de utilidad positiva, mientras la vasta mayoría de la gente
ha experimentado pequeñas pérdidas.
Podemos ver que hay pérdidas sociales en la teoría, mi-
rando los triangulos de Harberger y los rectángulos de Tu-
llock (ver capítulo tres) y deduciendo por que están perdi-
dos o disipados. Pero no podemos saber el costo exacto de
cada uno, individualmente, incluso si somos capaces de
medir los beneficios que corresponden a una persona o de
un GIP.
Nótese que es concebible que la actividad de búsqueda
de rentas pueda producir ganancias agregadas positivas, en
los cálculos de un planificador, pero que en realidad tenga
efectos deletéreos para el conjunto. Esto podría ocurrir si
hubiera beneficios concentrados mientras que los costos
dispersos fueran confusos, no mensurables o no pecunia-
rios, permaneciendo por eso inadvertidos o no. contabiliza-
dos en el cálculo.
En efecto, Mises argumenta que los métodos y presun-
ciones de los hacedores de políticas intervencionistas con-
tienen las semillas de su propia anulación:
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La política pública proactiva es simplem nte incapaz de
mejorar la calidad de vida, porque los planificadores care-
cen de conocimi ntos necesarios para actuar en el interés de
lo d má y porque fallan en la apreciación lógica de us
método.
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La política intervencionistas, del modo en que han sido
practicadas por muchas décadas por todo lo gobiernos
del occidente capitalista han traído con igo aquello
efecto que los economistas predijeron. Hay guerras y
guerra civiles desconsiderada opre ión de la ma as por
puñado de dictadore autodesignado, depre ione eco-
nómica desempleo ma ivo con unción del capital
hambruna. in embargo no son e to entos catastró-
fico )0 que han llevado a la cri i del intervencioni mo.
Las doctrinas intervencionistas y u eguidore explican
toda e ta indeseadas consecuencia como ra gos inevi-
table del capitalismo. Como ellos lo ven on precisa-
mente e tos desastres lo que claramente demuestran la
necesidad de intensificar el intervencioni 010. Lo fraca-
o de la politicas intervencionistas no impiden en lo
má mínimo la popularidad de la doctrina implicada.
Ilos son interpretados de tal manera de fortalecer, no
debilitar, el prestigio de e ta enseñanza. Como una teo-
ria económica llena de vicios no pu de er simplemente
refutada por la experiencia histórica, lo propagandistas
del intervencionismo han estado en condiciones de con-
tinuar u tarea a pesar de toda la confusión que ellos han
provocado (Mises 1966, p. 855).
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lo con'ecto al culpar al capitalismo por la in eguridad.
Pero ello distorsionan los hechos al implícar que lo in-
tere e goístas de los capitalistas y 10 mpre ario son
10 respon ables. Lo que daña a lo intere e creados es
la urgencia de lo con umidores por con guir la mejor
ati facción po ible de sus necesidad . o la codicia de
10 pocos ricos, sino la propensión de todo a sacar ven-
taja de cualquier oportunidad ofrecida para un mejora-
miento de u propio bienestar es lo que genera la insegu-
ridad del productor (Mise 1966 p. 852).
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banda de rufianes. Ellos rechazan todas las nociones tra-
dicionales de ley y legalidad en el nombre de una "más
alta y más noble" idea de justicia. Lo que sea que eUos
hagan por sí mismos está siempre bien porque lesiona a
aquello que egoí tamente desean retener para si mi mas
10 que desde el punto de vista de e te má alto concepto
de justicia debería pertenecer a otro . La nociones de
egoí IDO y altruismo empleada en tal raciocinio son au-
to-contradictorias y vanas. Como ha sido destacado toda
acción apunta a la consecución de un e tado de los nego-
cios que acomoda al actor mejor que el Estado que pre-
alecería en ausencia de esta acción. En e t entido toda
acción debe ser calificada como egoísta... El politico e
en este sentido, siempre egoísta no importa i él apoya
un programa popular en orden a conseguir un cargo o si
él firmemente se aferra a sus propias-impopulares-
convicciones y así e priva a sí mi mo de los beneficios
que podría cosechar traicionándolas... Desafortunada-
mente los tenedores de cargos y su taff: no son angéli-
cos. Ellos aprenden muy luego que sus decisiones signi-
fican para los hombres de negocio ya ea considerables
pérdidas o-algunas veces--eonsiderables ganancias.
Ciertamente hay también burócratas que no aceptan so-
bornos' pero hay otros que están ansiosos de sacar venta-
jas de cualquier oportunidad 'segura" de "compartir"
con quienes son favorecidos por us decisiones (Mises
1966, pp. 734-735).
383
bi 'n tiende a hacerlo ex post, porqu tien un m ani mo
fici nte para rápidamente con ertir la pre I lone en
realizaciones. Con la intervenci ' n. un grup gana dir c-
tam nt a e p n a de otro, y por lo tanto la utilidad
cial no ma 'imizada y ni iqui ra incr m ntada; no h.ay
m cani mo para la rápida tra lación d la pre i Ión n
fruición. ino d h cho lo contrario; y finalment , como
remo la con ecuencia indire ta d la int n ión
cau arán a mu ho de lo propio que intervi n n una
pérdida de utilidad ex post (Rothbard 1970 p.777)."1
hI En Pod r y ,lJereudo (pp. 10-11), Rothbard o "'a~ ,. no d lo mas lucido anuli 'is
de la di tinclón enln: Estado}" m,m:arlo fue pn: 'nlad por mnz Oppenheim 'r. El
apunt que hll) fundam nltllmenle do manctm' d
o li. facer 1115 ne.: id t.I€S de un
pcrso~ (J) por la producción}' el inleTCamblO \oluntano c n olJUs en el mercado y (2)
por la expropl3ción \ lol~l1la d In riqueza de tro. [) primer método Oppcl1h':lmer lo
calificó como -los medIO económi - para la li:facción de las ne«'Sidad .: el c-
gundo método d ~Io mcdi politices-o El Est d agudament" d linid c mo "la
orJ:jani7i1 ión de I . medio Iilj~ Un ¡¿rmin gen' ri
o •• necesano parn dignar
un mdividuo o grupo qu' c mele "iolencia iO' ¡va en la ~iedad. Podero IlJmar
inten'crtlor o IIII'amr al que inleniene \'iolemam"mc en una relación libre. l. I o eL:
mercado. Ellérmin se uphca u cualquicr indi\ ¡duo o grupo que 10] ia una 1I11crvención
violenta en la acclone~ de las persona o de lo' ducllo de la, propiedad .
384
H lcomb argumenta que, en adición a lo problcmas de
elección pública., 1probl ma del nocimi nto y la natura-
leza ubjcti a d l alar pr luyen una eficiente y efectí a
int rv nción:
3 -
terminado mediante la elección de la solución de una
per ona por obre la de otra sino más bien una transac-
ción que torna partes y piezas de las soluciones de todos
y la combina. Esto puede ser deseable en algunas ins-
tancia pero en otros casos la tran acción in alida la
propo icione de política de tal manera que la políticas
de compromiso operan peor que si otra opción hubiese
ido adoptada. En un sistema de gobierno de la mayoría
in embargo la tran acción es necesaria en orden a ob-
tener la aprobación de la mayoría de lo otante. El go-
bierno no e un benevolente dictador monolítico ino
má bien una colección de individuo vinculado por
institucione políticas en que la tran acción e nece aria
para implementar las medidas. A í al final nadie pro-
bablemente obtendrá las medidas que él o ella habría de-
eado.
Tercero, el gobierno no siempre sabe cuál e la solu-
ción correcta para un problema. Es má fácil identificar
problemas que encontrar la manera de lidiar exitosamen-
te con eso problemas, y, tal vez por algunas de las ra-
zone recién anotadas, el gobiemo no siempre encuentra
la solución correcta y frecuentemente toma las cosas
peores en lugar de mejores. Ésa sola es una buena razón
para echar una mirada de cerca a las maneras de las cua-
les las políticas públicas pueden mejorar la calidad de
vida.
Cuarto, por la forma cómo el gobierno está estructu-
rado los que están en el poder no siempre tienen los in-
centivo para resolver los problemas. Sus preocupacio-
nes per onales pueden anteponerse al interés público
cuando ello toman decisiones que afectan a las políticas
pública (Holcombe 1995 pp. 4-5).
386
de la propiedad y tener éxito en el proce o político requiere
de una acción diferente de la que e habría e perado en el
proce o del mercado:
3 7
Las objeciones que las variadas escuelas de "sozialpoli-
tik" levantan contra la economía de mercado están basa-
das en muy mala economía. Ellos repiten una y otra vez
todos los errores que los economistas de largo tiempo
atrás explotaban. Ellos culpan a la economía de mercado
por las consecuencias de las muy anticapitalistas políti-
cas que ellos mismos impulsan como reformas benefi-
ciosas y necesarias. Ellos fijan en la economía de merca-
do la responsabilidad por los inevitables fracasos y frus-
traciones del intervencionismo. Estos propagandistas de-
ben finalmente admitir que la economía de mercado no
es después de todo tan mala como sus doctrinas "inorto-
doxas" la pintan. Ella proporciona los bienes. De día en
día incrementa la cantidad y mejora la calidad de los
productos. Ha traído consigo una riqueza sin preceden-
tes. Pero, objeta el campeón del intervencionismo, es de-
ficiente desde lo que él llama el punto de vista social. No
ha barrido con la pobreza y la necesidad. Es un sistema
que brinda privilegios a una minoría, una clase superior
de gente rica, a expensas de la inmensa mayoría. Es un
sistema injusto. El principio del bienestar debe sustituir
al de los beneficios (Mises 1966, p. 833).
388
con el consumo se engañan a sí mismos cuando soslayan
10 que desdeñosamente llaman el aspecto filosófico del
problema. Ellos inadvertidamente apoyan la causa de la
censura, la inquisición, la intolerancia religiosa y la per-
secución de los disidentes (Mises 1966, p. 734).
Henry Hazlitt también ha criticado a los hacedores de
políticas por utilizar mala economía, haciendo caso omiso
de las premisas económicas. Al proclamar su famosa "Lec-
ción," Hazlitt sostiene que el principal problema de los
hacedores de políticas económicas es que ellos son miopes
y tienen una visión estrecha de las consecuencias de sus
políticas:
En esto reside el total de la diferencia entre la buena
economía y la mala. El mal economista sólo ve lo que
salta a la vista en lo inmediato; el buen economista mira
más allá. El mal economista sólo ve las consecuencias
directas del curso propuesto; el buen economista mira
también a las consecuencias de largo plazo e indirectas.
El mal economista sólo ve qué efecto ha tenido o tendrá
una política dada sobre un grupo en particular; el buen
economista inquiere también qué efecto tendrá sobre to-
dos los grupos... Pese a ello, cuando entramos en el cam-
po de la economía pública estas verdades elementales
son ignoradas. Hay hombres que son mirados hoy día
como brillantes economistas, que desprestigian el ahorro
y recomiendan el .derroche a escala nacional como el
camino de salvación económica; y cuando alguien apun-
ta hacia las consecuencias de estas políticas en el largo
plazo, ellos replican sin ninguna seriedad, como lo haría
el hijo irresponsable ante el padre que le advielte: "En el
largo plazo estaremos todos l11Ueltos." Estas ingeniosi-
dades de poca profundidad pasan como epigramas devas-
tadores y como la más madura sabiduría. Pero la tragedia
es que, por el contrario, ya estamos sufriendo las conse-
cuencias de largo plazo de las políticas del pasado remo-
389
to o reciente. Hoy día es ya el mañana que el mal eco-
nomista de ayer nos urgía a ignorar. Las consecuencias
de largo plazo de algunas políticas económicas pueden
hacerse evidentes en unos pocos meses. Otras pueden no
hacer e evidentes en varios año . Todavía otra pueden
no hacer e evidentes por décadas. Pero en cada ca o esas
consecuencias de largo plazo están contenida en las po-
líticas tan seguramente como que la gallina estuvo en el
hue o la flor en la semilla. Desde este aspecto en con-
secuencia el todo de la economía puede er reducido a
una ola lección y esa lección puede ser reducida a una
ola frase. El arte de la economía con i te en mirar no
solamente a lo inmediato, sino a los efecto más prolon-
gados de cualquier acto o política; con iste en proyectar
las consecuencias de esa polftica no meramente para un
grupo, sino para todos los grupos (Hazlitt 1979 pp. 16-
17)."2
390
da n la primera edición que no e té todavía iendo apli-
cada, habitualmente con obstinación acrecentada. Los
gobiernos de todas pa11es están todavía tratando de curar
mediante obras públicas el de empleo que traen consigo
u propias políticas. Están imponiendo impuestos más
pe ado y más expropiatorio que nunca. Todavía reco-
miendan la expansión del crédito. La mayoría de ellos
todavía hace del pleno empleo su meta predominante.
Continúan imponiendo cuota de importación y arancele
protectore . Tratan de incrementar u exportaciones de-
preciando u circulantes aún má . Lo agricultore to-
da ía iguen 'yendo a la huelga" por "precios de pari-
dad. ' Los gobiernos aún pro een de e pecial estímulo a
industrias que no arrojan ganancia. Todavía hacen es-
fuerzos por 'estabilizar' alguno precio e peciales de
materias primas. Los gobiernos empujando bacia aniba
lo precios de las materia primas al inflar liS monedas,
continúan culpando de Jos precios más altos a los pro-
ductores privados, a los vendedores y a los' aprovecha-
dores." Ellos imponen precios máximos sobre el petróleo
y el gas natural, para desalentar la nueva exploración
precisamente cuando está más necesitada de estímulo, o
reCUlTen a fijaciones generales de precios y salarios o a
"monitorearlos." Ellos continúan controlando los arrien-
dos pese a la obvia devastación que ello ha provocado.
Ello no sólo mantienen leyes de salario mínimo sino
que siguen incrementando su nivel, pese al desempleo
crónico que ellas claramente traen consigo. Continúan
aprobando leyes que otorgan privilegios especiales e in-
munidades a los sindicatos laborale . que obligan a los
trabajadores a hacerse miembro de ello . que toleran la
formación de piquetes masivos y otra forma de coer-
ción; y para obligar a los empleadore a negociar colec-
ivamente de buena fe con tales sindicatos -i.e., para
que hagan al menos algunas concesione a sus deman-
da . La intención de esas medidas es 'ayudar a los traba-
391
jadores. Pero el re ultado es el de una ez más crear y
prolongar el de empleo y rebajar el total de los pago d
alarios comparado con el que podrían haber sido (Haz-
litt 1979 pp. 207-208).
392
marxi tao Conforme con B.F. kinner's Wa/den Dos
(1948) lo criadores de hombre quieren desarrollar a los
hombres tal como un ranchero cría u ganado' ello e pro-
ponen de arrollar un Va/ero o uevo Mundo vía la políti-
ca proacti a que ellos aprueban. Evidentemente u
creencia fundamental es que la gente es como lo niños
incapaz de cuidar de sus propio mejores intere e y necesi-
tan un hermano mayor que lo guíe, tal como Mi es lo des-
cribe arriba.
Un intervencionista o un marxista podrían so tener que
bajo el capitali mo la gente es perennemente engañada por
productores astutos que consiguen un poder negociador
superior. En el proceso del mercado la gente e ane te iada
por super ticiones que la incitan a er complaciente ante sus
victimario capitalistas. Pero puede que todavía haya espe-
ranza dicen.
Afortunadamente hay uno pocos intelectuale ilumina-
dos que no han ido atrapado como los plebeyo por la
anestesia de la uperstición. Para contrarre tar e ta i ion
del mundo Thoma Sowell llama al primer grupo el ungi-
do' y el último grupo el ignorante' (Sowell, 1996). Sin
embargo ha prevalecido la vi ión. Estos ungido intelec-
tuales, aunque on al menos tan astutos como los capitalis-
tas, no sucumben a la tentación de enajenar y secuestrar a
su prójimo en orden a beneficiarse. Sus intencione pueden
ser plausible . ello pueden tener motivos cuasi-altruistas.
Ellos condenan a gobernante nefastos como Adolf Hitler,
José Stalin, Mao Tse-tung PoI Pot, y otros como horren-
das aberracione intervencioni ta antes que como g numos
camarada del intervenc10ni mo ugiriendo que el socia-
ti mo puro el marxismo o el intervencionismo no deberían
redundar en las d bacles bárbara que esos hombre prohi-
Jaron.
Pero la barbarie y el caos son precisamente lo que Mi es
y otros au tríacos predijeron que 1 intervencioni mo pro-
duciría. El hecho histórico concreto es que el fin de todo
393
intervencioni mo ideológico e igualitario tennina en el caos
y la tiranía. Reflexionando sobre La Granja de los Anima-
le (1946) de George Orwell los' cerdo ' abusivos y bus-
cadores de rentas no pueden ser serenamente expurgados
del proce o político una vez que están enqui tados en él.
Lo GIP e atrincheran en la demo clero i er capítulo
uno). De pué de que un proceso de intervencionismo ha
comenzado e dificil si no imposible volver atrá . Los
beneficios crecientes ganados por los bu cadore de rentas
resultarán minimizados en comparación con lo co tos lesi-
vos oportado por los mal informados lo ingenuo y los
cándidos.
Mi e y otros au triacos rechazan la idea de una econo-
mía mixta El único dominio útil del gobierno i e que
hay alguna utilidad en este ámbito es el de llevar a cabo
politica reactiva . La intervención puede ser in talada en la
forma de uaves agendas política proactiva o insidiosa-
mente corno el comunismo totalitario. Pese a ello en uno u
otro caso o en cualquier punto entre ambos el sistema es
una economía intervencionista y no una economía de mer-
cado.
Más aún, la fuerza impulsora detrás de cualquier forma
de manipulación del desarrollo del hombre llámese socia-
lismo, fascismo o intervencionismo del Estado benefactor,
nunca es el altruismo. Siempre reside en el impulso de do-
minación, del propio interés y de la búsqueda de rentas por
un individuo o por un GIP. Los privilegio del gobierno
para ciertas firmas o individuos hacen po ible el surgimien-
to del monopolio lo que le propina el peor golpe a los con-
sumidores (Mise 1996 pp. 360-361 387 Ycf. p. 395). Las
nociones éticas o valóricamente neutrale en la confección
de política y el cientifismo objetivo en el análisi de las
política on manifiestamente espurios y meramente contri-
buyen a la desintegración del razonamiento económico y a
63
fraca o adicionales de las politicas.
dos y tres, como también utter 19 3. p. 47. Alternativamente, utter
394
A la inver a, el proceso de mercado sirve al consumidor
y elimina a las firmas de mala reputación. Lo mercado en
lugar de la políticas activas y la política de pre tación
ineficiente traen un aumento de la pro peridad y la mejora
de la calidad de vida. Son las políticas proactiva y las di -
tor ione económicas que ella crean ante que lo capita-
li ta la mayores amenaza para la ociedad. Son los go-
bierno intervencionistas no la fmna, lo que a ignan
mal lo recur o e caso en la oci dad para detrimento de
lo consumidore. Mise e burla de la fachada de la polí-
tica proactiva ubrayando el problema del conocimiento:
El propagandi ta del bienestar en cuya opinión el con-
trol del gobierno es sinónimo del cuidado providencial
d Dio que abia e imperceptiblemente conduce a la es-
pecie humana a má alto y má perfecto e tadio de un
proce o e olucionario ine capabl fraca a n er lo in-
trincado del problema y us rarnificacione (Mi e 1966
p. 46 cf. Kirzner 1992b pp. 1 0-192).
dice que ello deberían "tTatar de con tTUir una buena soclcdad en lugar de tratar de
hacer el bien para la ocicdad:' p. 4 .
395
Como una alternativa al uso de políticas intervencionis-
tas, la lne tabilidad de la catalaxia y la incertidumbre pue-
den er mitigadas empleando política que promuevan el
apego a las reglas y una mayor dependencia de las institu-
cione . Por ejemplo la gente encuentra e trategias óptimas
que economizan conocimientos y luego la r piten (t.e. las
rutina minimizan el volumen de conocimiento requerido
tales como las señales tráfico). Además hay cierta reglas
supletoria en la sociedad y la cultura que on frecuente-
ment facilitadas por las políticas públicas reactivas si bien
también pueden er generadas por otro medios. Las leyes
in titucionalizada obre conductas ju tas He an a uprimir
la incomodidad prestando respaldo a lo acuerdo contrac-
tual s y pre ervando la propiedad privada.'"
64 Hayek di lingue las órdenes de las organizacíones. Las órdenes son reglas abstractas
que facilitan la metas en la catalaxia ---como el si tema legal--quc forman parte del
telón de fondo de la ociedad. El proceso de mercado incorpora un "orden espontáneo."
sin el di eño de un planificador humano. Mientras las instituciones y las reglas pueden
ser cuestionadas en el margen, los cambios radicales de las politica proacti a cau a-
rán a í de estabilización, desde que es imposible saber cuánto conocimiento encierran
tales instiruciones y regla.
396
140. ¿Qué es el Estado el gobierno? ¿Qué crítica hace Mi-
ses de la anarquía (pp. 237-238) Y ¿cuál es el rol del
Estado? (pp. 397,418-419 430-432).
141. ¿Qué relación tienen las teocracia y los Estados socia-
li ta ? (pp. 239-240) Y ¿por qué Mi e dice que ambos
traen conflicto y el intento de malcriar al hombre (p.
261 mientras el liberalismo tra paz y pro peridad a
tra és de un proceso democrático y la per ua ión en
vez de la fuerza? (pp. 241-244) 'Hay problemas de
I cción pública que no están considerado ahora por
Mi e ? (pp. 482-483).
142. ¿Cuále on la meta del liberali mo y qué nexo tie-
nen con la praxeología? (p. 244). ¿ uáles on las dos
doctrina fundamentales del liberali mo? (pp. 244-
245) Y ¿cómo es tratada la religión por el liberalismo?
pp. 246-249).
143. ¿Qué crítica hace Mises sobre la economía del bienes-
tar la crianza del hombre por 10 ingenieros ociales
(pp. 376-377) la economía mixta (pp. 398-399) Y la
ponderación de la riqueza y la r nta social? (p. 389).
144. ¿Qué es la libertad bajo el libre mercado? (pp. 438
440). ¿Cuándo la impide o la ayuda el gobierno? (pp.
429-440, 441-442).
145. Mi es dice que "la disparidad [de los individuos con
relación a sus] ... rentas y patrimonios constituye [un
rasgo o una] nota típica de la economía de mercado"
(p. 440). ¿Por qué este hecho no es espantoso?
146. ¿Qué e un gerente y qué problemas surgen a causa de
la tructura de sus incentivos? (pp. 464-468). ¿Cuáles
on 10 problemas adicionales que surgen en la admi-
ni tración pública? (pp. 469-471).
147. ¿Cómo es posible eliminar la erosión de la tierra o el
deterioro de los bosques? (p. 956) Y ¿por qué esta so-
lución no parece funcionar a vece n pai es con libre
mercado? (p. 957).
397
148.¿Qué razones teóricas apoyan los ub ¡dio agrícolas y
quiénes lo buscan? (pp. 960-961) y ¿cuáles son los
do maneras de obtener exenciones de decreto o privi-
I gio legales? (pp. 964-965).
149. ¿Cuál e el conflicto de fondo entre economía e inter-
encioni mo? (p. 1099). ¿Qué d bería hacer el gobier-
no para e itar los precios monopólico ? (p. 1107) y
¿por qué exi tió 'el ocaso de la ci ilización clásica de
Roma? (pp. L108 1109 1111).
150. ¿ uál e la consecuencia típica de la intervención me-
diante fijación de precios? (pp. 11 02, 1104) Y ¿cuále
00 la do excepciones a ella? (pp. 1105 1106).
151.¿Qué re ultado tenemo de legi lar obre lo salarios
mínimo? (pp. 1112 1124 L126). ¿Qué pen aron
arx y u discípulos lógico de ello? (pp. 1113-1114)
Y ¿por qué tenemos tales legi lacione conforme a los
intervencionistas? (p. 1114).
152. ¿Por qué no su tituye la maquinaría al obrero? (pp.
1118-1119) y ¿es valiosa la asistencia ocial a los sin
trabajo' para disminuir el desempleo? (p. 1121).
153 .. Cuál s la única manera de aumentar lo a1arios en
términos reales? (p. 1120).
154. ¿Por qué tenemos planes de redistribuir la tierra, quié-
ne lo pagan y cuáles son las consecuencias de ello?
(pp. 1160-1161).
155. ¿Quiénes sufren directa e indirectamente lo el101l11eS
impuestos e imposiciones a caLlsa de ' la fiscalidad ex-
poliadora y por qué? (pp. 11 65, L166) Y ¿qué mal
efecto le pasará a la competencia a causa de ellos? (p.
1165).
156. ¿Qué crítica hace Mises sobre la ' tributación progresi-
va (p. 1163) Y de 'los impu sto que gravan las
tran mi iones mort;s causa? (p. 1164).
157. egún Mises, ¿cuál e La tragedia de Occidente' en
término ideológicos y por qu '? (p. 1205 Y ¿cuáles
on las tres razone en la que e ba an alguna perso-
398
na , para decir que el capitalismo es malo? (sólo en la
versión en inglés p. 835) [1. la pobreza 2. La des-
igualdad del ingreso y de la riqueza y 3. la inseguri-
dad].
158.. Por qué hay masas desgraciada y pobreza en algunas
parte del mundo? (pp. 1207, 1216-1217).
159. ¿Qué sistemas existen en el mercado para combatir la
pobreza y por cuáles dos defecto' on criticados?
(pp. 1208-1210 1212).
160. ¿Qué le pasaría al mercado sin la d igualdad del in-
gr o y por qué la gente se queja obre ella y pugna
por má igualdad? (pp. 1212, 1214) Y ¿qué le parece a
mucha gente que el gobierno puede hacer para comba-
tir tal desigualdad y qué problema teórico e encuen-
tran en e a idea? (pp. 1219 1220 1226).
161. ¿Cómo e posible que lo fabuladore nieguen la esca-
ez egún Mises cuále on las do cosas que no
comprenden? (pp. 1222 1226) Y ¿qué no traen "los
heraldos de la regresión económica ' a cau a de sus
errores? (p. 1230).
162. ¿El capitalismo lleva a inseguridad? y ¿son malos los
efectos del capitalismo en la sociedad? (p. 1228). ¿Qué
tiene que ver la idea de tener certidumbre con marxis-
1110? (p. 1257) Y ¿cuáles son las dos cosas que el capi-
talismo ha hecho claramente en ]a historia y en la épo-
ca del intervencionismo? (pp. 1231 1239-1240 1249-
1250). .
163. ¿Cuál es el intervencionismo y adónde no lleva y por
qué 'ha de desaparecer?' (pp. 1234, 1239 1238
1268).
164. Según Mises ¿cuáles son lo fruto del intervencio-
nismo? (p. 1233).
165. ¿Por qué el trabajo hecho por lo hombre e desigual
y tiene un carácter no específico y pued n obtener
además rendimiento en cualquier vocación lo cual
399
imp ibilita con iderar el trabajo c 010 una cal goría
g n ral? (pp. 214-215 .
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403
11 El ciclo de los negocios
austriaco y la libertad
bancaria
404
din ro será la mercancía que tenga "comerciabilidad pre-
eminente," con su función como medio de intercambio pre-
dominando sobre toda otra función (Menger 1994, pp. 271
280).
Como Armen Alchian señala el dinero es "el bien in-
termedio con los más bajos costos generales de identifica-
ción" Alchian 1977, p. 120 . A í un i tema monetario
maduro y e table puede conferir ben ficio económicos
ustanciale en una variedad de áreas. Por ejemplo los aus-
triacos sostienen que la e tabilidad en lo dominios moneta-
rio alimenta el desarrollo al poner en línea la "aproxima-
cione en la formación del capital. Lo hace al ayudar a la
gente a con ervar el tiempo (un componente clave del capi-
tal) y permitiendo el benéfico 'alargamiento del período de
producción (Skousen 1990, pp. 136 139-140, 153,226).
D sde una per pectiva austríaca el din ro emerge desde
una mano invisible i.e. de un resultado no buscado de la
acción humana. Es el surgimiento de una convención so-
cial. En el mundo moderno la gente comercia los servicios
de su trabajo por pedazos de papel y de metal intrínseca-
mente inútiles y, por lo tanto, estos biene ganan un valor
6s
de intercambio positivo.
Pero el dinero no se desarrolló de inmediato en su forma
moderna. El primer dinero que aparece, en cualquier civili-
zación tiene que ser un dinero-mercanCÍa. Será hecho de un
bien intermedio que pueda ser usado para el intercambio y
que sea ampliamente;; comerciable y tenga co tos pequeños
asociado con su tenencia y transporte. De pués de que un
bien apropiado ha sido encontrado, habrá convergencia
cataláxica (o un proceso de bola de nieve) ha ta que el bien
se convierte en el medio de intercambio generalmente acep-
tado (i.e., dinero). Eventualmente la gente comenzará a
6S Algo de e ta ección y unas pocas otras panes de csle capítulo, fueron adaptados de las
do conferencia de revi ión sobre el dinero y la banca de Larry While en el Seminario
de Economía Au lrÍaea, junio 12 y 14 de 1994, en la Fundación para la Educación
Económica,lrviJlgton-on-Hud oo. ueva York.
405
dar cu nta d qu mejor mantener una re rva d
bien a mano c m m dio de int rcambio. lo larg d I
tiempo, la unidad d cuenta (í... libra, nza. ctc. para el
din ro. urgirá pontáneament. o requi r la ación
la política pública.
on I ti mp. I bi n u ado como dinero ufrirá una
e olución adicional. u divisibilidad, durabilidad unifor-
midad rificabilidad . y portabilidad erán m j rada. Por
ejemplo, la mon da on un a ance te nológico en la ma-
n ra en qu e fabrica el dinero n lugar de limitars a er
una útil). na moneda mejora la unif! nnidad eliminando
la nece idad d prueba de fino o d pc o. Lo m rcado
han propor ¡onad hi tóricam nt prueba de acuña i' n, tal
como la fábri a d mon da acuñaban pieza o mon da
uni orme en ár as en que pro p raba la min ría d loro.
Billete d banco empleado pri adament han tambi' n
m JOTado la portabilidad del din ro (dado qu t dio o
a arr ar m tal. dicionaJm nt la ban a n í merg rá.
Lo cambi ta d din ro y lo j y ro ti nen una t nd ncia
natural a con ertir en banco d din ro e pecialment en
la medida en qu onviert n n j cutore de órdelle de
Ji nt gu impl mente cambian la propiedad de u de-
recho al oro d un tenedor de cuenta a otro para ati facer
alglll1 acuerdo privado entre ambos. La moderna ext 11 ión
de cheque bace la misma cosa. Lo cheque no on dinero,
ino ólo el derecho sobre el aldo d la cuenta bancaria de
alguien.
La e olu ión d I dinero e un proc o eficient. in em-
bargo, o urr n probl mas cuando la emi ión d l din ro
monopolizado por I gobi mo. Bru K tI r argum nta que
I din ro un fenómeno de mercado -no un ti n . m no
d 1 gobi roo- que la regula ion mon taria ia co
tal omo leye de moneda d urs I al cau an di tor-
IOn económic
La I gi la ión d moneda de curso I gal una fonna de
interfi r ncia conómica. Tal legi lación dire tam nte
406
limita lo contratos e interfiere e n lo derech d pro-
pi dad. 1 dinero no e una reación del gobierno i
puede el gobi roo garantizar u alar. El dio ro un fe-
nómeno d mercado Ketl r 1992, p. 213).
407
y los austríaco también llaman crédito,' significando los
medios fiduciario ). El banco central controla la oferta mo-
netaria, regula los tipos de interé y emplea a ciento de eco-
nomistas. A diferencia de los teórico austríacos la mayoría
de los economista tienden a ser meno críticos de la polí-
ticas pública que promueven la monopolización y el con-
trol por el gobierno de la oferta d dinero. Uno de los bene-
ficios de política de tener un banco central es el de que ali-
via al mundo de tener que cavar más en busca de oro nue-
vo. Sin embargo, los problemas de elección pública y los
costos asociados con el sistema de banca central segura-
mente desafiarán (y superarán) a cualesquiera beneficios.
Los teóricos austríacos han sido unánimes en su crítica a
la banca central. Por ejemplo, culpan a las políticas moneta-
rias y proteccionistas de causar y perpetuar la Gran Depre-
ión de la década de 1930 y la cri is fmanciera a partir de
2008. Considére e la critica de Rockwell del cometido de la
banca central en lo Estados nido:
408
velt--desd cartel izar la industria y la fuerza d trabajo
ha ta erigir balTera al comercio intemacional-
tran formaron lo que debió haber sido una caída de un
año en una pesadilla de una década (Rockwell 1992 p.
75).
409
países como Panamá, Ecuador, Bolivia, y Argentina, el
circulante preferido es el dólar norteamericano mientra en
otra partes on u ados sustituto de la moneda legal.
La Unidad de Fomento de Chile (UF)
410
•
411
h cho vuel atrá pue lo proy t qu no pu d n r
completado on abandonado :~
aturalm m i determina que una e pan ión mone-
taria ha ido artifi iaL la finnas darán p o para r ducir
in ntario cerrar plantas a fin de di minuir la pr du -
ción. El efecto a umulati o de ta fi ión g n ra r
ione o depre ion i.e.. la caída." ormalm nt tas
t nd n ia a la baja on br e y auto orrectora. in m-
bargo la política pública dañina p. J. 1 proteccioni -
mo pu d n prolongar la tendencia a la baja infligiendo
otra dañina y di tor ionadora medid n la catala ia.
Tal política peIjudiciale fu ron prorno ida por lo
pre idente Franklin D. Roose It y Barack Obama.
ás aún ta concepción austria a d I ciclo d n go io
pued r ampliada por la teoría de la ele ción pública Tal
ez lo actor político tienen un in enti o para timular
o p rp tuar lo problemas económico en orden a on guir
fine de u propio interés: p. ej. apoyar oto pre upu to
o poder para legi lar. Ellos pueden ha r prom a d 'arr-
glar lo probl ma conómico u probablement fu-
ron creado por la políticas pública n primer lugar para
r alzar nocion d fracaso del m rcado n el crit rio del
público (cr ando a í una demanda artificial por má go-
bierno). Los problemas económicos también podrían utili-
zar para r compen ar a las firma bu cadora de r nta
xito as a tra é del daño a sus competidore má luchado-
re o nue o .
n 1 pro o del mercado lo probl mas econórni o
erán liquidado por un frecuent m nt doloro o proce o
d autocorr cción entonces el crecimi nto genuino 11 ga-
rá-ha ta qu la pró ÍIna intervención d 1 banco central
gatille otro ci lo d negocio. Pero la teoría de la 1 ión
pública uo-i r que lo actore político pueden ten r un
412
incenti o pe er o para crear y aun prolong r t nd ncias
económic a la baja, dep ndi ndo d dónd n u ntren
110 n 1ci lo electoral.
Por ej mplo. podría er p Iíti aro nt e p dito para un
Pr idente cr ar un problema conómico al comi nzo de su
ciclo electoral, implementar entonce lo p o para r ol-
er 1 probl ma y fmalmente hac r del cr' dito p r re ol-
er pr bl ma mientra e a cina la ti cba d u reelec-
ción. E ta acti idad puede er u tentada n la m nte del
público ncontrando teórico erio (o lo qu bu qu n ren-
ta ) que apoyen la noción d qu lo mercado cau a11 lo
ciclo económico nece itando la política pública para
arregl r I probl ma del ID rcado y tabilizar la cono-
mía. Para lo t órico au tria o dar el control de la oferta
mon taria al gobierno e peligro o. R k\ 11 ti ne que
]0 au tría o ti nen la receta COIT eta para mitigar I ciclo
d nego io patrocinado por 1 obi mo :
41
trabajar en contra de tal aproximación, pero 'sta es la
única man ra de asegurar que la próxima recuperación
comience a partir de una base ana (RockweU 1992, p.
77).
414
determinar i hay un genuino incremento en la demanda por
dinero en razón del conocimiento descentralizado. Una
xpan ión puede ser genuina o altificial pero al nivel local
el banco difícilmente lo puede saber. Cuando lo bancos
perciben una reducción en el flujo d din ro ello pueden
concluir que la demanda por dinero e ha incrementado
llevándolos a expandir lo pré tamo para la construcción
d biene de capital. Así hay un nexo entre lo ahorro y la
oferta de fondo prestable .
De de que el conocimiento nece ario para e te proce o
e tran mitido de de el fondo hacia arriba, i.e. de de las
accion s de numeroso indi iduo con fragmento de cono-
cimiento ocial la estructura del capital e reada espontá-
neamente vía eleccione individuale. Debido al problema
del conocimiento es imposible para la banca central mejo-
rar en fomla óptima la e truetura del capital en una econo-
mía. Por lo tanto las políticas del banco central pueden lle-
ar a di torsiones dentro del istema. Altemativamente, una
banca libre en cuestiones de observación i.e. puede mane-
jar in un banco central la tran mi ión del conocimiento
disper' o.
416
De de que lo billete de banco son pagaderos al porta-
dor conh-a pre entación ellos on como los cheques a
pmeba de rechazo. NormaLmente estos billetes no serían
circulantes ni usados ampliamente como dinero, pues ellos
no tendrían nada que ver con otro bancos. Sin embargo si
fuera e tablecido un acuerdo entre una red de bancos en eL
entido de aceptarlos por u valor nominal entonces los
billete podrían servir como circulante. Lo duelos entre
billete se convielten en una actividad muy costosa, porque
la amenaza de raids de redención sorpresiva llevará a los
bancos a mantener mayore reserva . Así, la cooperación se
conviette en un resultado natural, junto con eL mecanismo
de compensación. Todo los banco tendrán un incentivo
para cooperar ya que de ean maximizar lo beneficios. La
compensación multilateral OCUlTe cuando todos los bancos
privados se unen y juntan sus billetes y, debido a la ley de
los grandes números, les es permitido mantener menores
reservas. Este sistema e un beneficio espontáneo e invo-
luntario de la competencia.
En consecuencia una ca a de campen ación de billetes
representa la organización institucional d un orden spon-
táneo un sistema unificado en el cual las especies unitarias
son aceptadas a la par. El trabajo de Se1gin ha sido instru-
mento para demostrar cómo un sistema eficiente y efectivo
de banca libre evolucionaría en un mercado libre (ver Sel-
gin 1988 Y 1996). White también ha contribuido en esta
área de in estigación (v r Selgin y White 1987).
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como Rockwell y Griffm argumentan que el i terna ban-
cario de re erva fraccional de cualquier cla e e fraudulen-
ta-incluyendo la banca libre. El fraude e produc dicen
porqu todo lo depositante no pueden recup rar u dine-
ro (oro) al demandarlo de de que ha sido pr tado a otros.
A í, I banco no e está comportando como una ca a de
depó ito como debería.
De de e ta per pectiva tomar lo depó ito d 1cliente es
equi alente en un entido al robo. El dinero d lo depo itan-
tes ha ido tomado para otros u os (alguno de los cuale
pueden no er aprobado por lo depo itant ) para mejorar
las ganancia del banquero. La debilidad de e ta vi ión es que
bajo un i tema de voluntari mo con un mercado Libre la
gente debería poder entrar en cuale quiera acuerdo que eUa
deseara. Por ejemplo i ella quiere permitir a otro usar su
dinero a cambio de un cobro (i.e. interé) entonce debería
a umir lo ri sgo a ociados con el istema de re erva frac-
ciona!. Para apoyar la visión del 100% de la re erva de oro
e debe apoyar la política pública que prohíbe la contratación
voluntaria de lo servicios de la banca de la r serva fraccio-
na!. Los con umidores deben estar protegidos de la natmale-
za fraudulenta e inherente del mal sistema.
Adicionalmente, quienes abogan por el i tema de banca
de 100% de reserva se oponen al de reserva fraccional por-
que tiene una inestabilidad incorporada relacionada con la
inestabilidad cau ada por el problema del conocimiento.
Rothbard critica severamente el sistema de re erva fraccio-
nal y al mismo tiempo advierte contra la banca libre:
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en oro a la mano todo el tiempo. Pero el banco sí prome-
te el re cate a pedido de modo qu cuando emite cuales-
quiera recibo imulados está ya cometiendo fraude
pue to que inmediatament e torna impo ible para el
banco cumplir su promesa de re catar todo u billetes y
depó ito . El fraude por con iguient e tá inmediata-
mente iendo cometido cuando el acto de emitir p eudo-
recibo tiene lugar. Cuáles recibo en particular son
fraudulento puede ólo er de cubierto de :pué de que
una corrida al banco ha sucedido (pue todo lo recibo
e en iguales) y los demandante qu lleguen tarde son
burlado. i el fraude va a ser pro crito en una ociedad
libre entonces la banca fraccional deb ría correr la mis-
ma uerte. Supóngase in embargo que I fraude y la
banca fraccional sean permitido con lo banco iendo
ólo r queridos de cumplir su obligacione de redimir el
oro a pedido. Cualquier falla en hacerlo ignificaría la
bancarrota instantánea. Tal istema ha pa ado a conocer-
como banca libre. ¿Habría entonces una cuantiosa
emisión fraudulenta de sustitutos del dinero, con la con-
iguiente creación artificial de nuevo dinero? Mucha
gente lo ha supuesto así y ha creído que' la banca selvá-
tica" simplemente inflaría la oferta de dinero astronómi-
camente. Pero al contrario, "la banca libre" conduciría a
un sistema monetario mucho má "duro' del que tene-
rnos hoy (Rothbard 1990 pp. 50-51 Y ver Rothbard
] 970 pp. 708-709).
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La libertad bancaria como políticafimcional
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ción y la eguridades de 01 encia para mejorar u e tabi-
lidad aun con re ervas fraccionale . Karen Vaughn re ume
el de arrollo de la idea de la libertad bancaria de White y
Selgin:
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