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10 Intervencionismo:

una crítica austríaca

La teoría austríaca proscribe las políticas intervencio-


nistas

La Economia Au tríaca es notoria por su oposición a la


intervención del gobierno en la economía. De este modo
tal ez apropiado en un libro que pre nta la teoría austría-
ca incluir una mu ra de su critica al intervencionismo. La
investigación relevante para las política en la economía
frecuentemente implica motivación reiterada para ¡mi lar
crítica contra la políticas proactiva a lo largo del tiempo.
Correspondientemente muchos de los fracasos explicados
y predichos por pa ados teóricos austríacos frecuentemente
continúan siendo aplicados con lo mi mos defectos por los
hacedores de política, en su forma original o en alguna
modificada.
Si bien e te libro es sobre los ternas modernos de la
economía de Ji bre mercado un número de temas au tríaco
más antiguos-d lo últimos cincuenta años-son toda ía
relevante para la investigación contemporánea sobre la
políticas. Así, e t capítulo proporciona una per pecti a de
algunas crítica cla e de teórico austríacos importante
tanto del pasado como del presente. Para empezar, aparte
de los importante temas austríacos acerca de la subjetivi-

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dad, del conocimiento social fragmentado y disperso y de la
acción humana con un propósito otro do conceptos rele-
antes de la teoría au triaca nece itan er introducido . E -
tos dos tema el concepto de catalaxia y wer/frei (neutrali-
dad alórica) de la investigación nos permiten tener una
mejor compren ión de la crítica austríaca.

Peligros que han evolucionado a partir de la aplicación de


los modelos neoclásicos

Como se señaló en los capítulos precedentes los au tríacos


son críticos de los modelos de equilibrio estáticos. Tales
modelos no pueden explicar la rivalidad dinámica del pro-
ceso del mercado y el espíritu empre arial ni facilitar una
mejor compren ión de la coordinación en el mercado vía el
conocimiento ocial disper o y fragmentado. Adicional-
mente lo upu stas que requieren, p. ej., perfecta informa-
ción y perfecta competencia no on benignos' eso modelos
on usado para justificar mucha intervenciones. De
acuerdo con e o Hayek ha ido crítico del modelo de com-
petencia perfecta: ' la competencia es por su naturaleza un
proceso dinámico cuyas caracterí ticas esenciales on deja-
das de lado por los supuestos que subyacen en el análisis
estático"· (Hayek 1948, p. 94). Má aún, "el argumento en
favor de la competencia no reside en las condiciones que
existirían si ella fuera perfecta" (Hayek 1948 p. 104).
Hayek se preocupa de que la políticas proactiva no e tén
basadas en condiciones perfecta.

El problema conómico es un problema de hacer el me-


jor u o d lo recursos que tengamo y no uno d qué es
lo que deberíamos hacer si la ituación fuera diferente de
lo que actualmente es. o tien entido hablar de un uso
de lo recur o como si' un m rcado perfecto e i tiera,
si esto significa que los recur o tendrían que ser diferen-
tes de lo que on, o discutir lo que alguien con perfecto

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conocimiento haría si nuestra tarea deb er la de hacer
el m jor u o del conocimiento qu la p rana exi ten-
te tienen (Hayek 1948 p. 104).

Hayek aplica de igual modo u crítica a la preocupacione


d la política proacti as que den an de e to mod lo :

La lección práctica de todo e to creo e qu no otro


d beríamo preocupamo mucho meno de i la compe-
tencia n un ca o dado e perfecta y mucho má de i hay
ompetencia en lo ab oluto. Lo que nue tro modelos
t órico de indu tria eparada ocultan que en la
práctica una br cha mucho mayor di ide la competencia
de la no competencia que la competencia perfecta de la
imperfecta. A í y todo la tendencia actual bajo di cusión
e a er intolerante sobre las imperfeccione y ilencio-
os obre los impedimentos a la competencia. o otro
todavía probablemente podemo aprender má obre el
ignificado real de la competencia e tudiando lo re ul-
tado que regularmente ocurren allí donde la comp ten-
cia es deliberadamente suprimida que concentrándonos
en la insuficiencias de la actual competencia compa-
rándola con un ideal que es irrelevante para los hechos
como e tán dados (Hayek 1948, p. 105).

El concepto de catalaxia

Má que el término economía' lo teóricos austríacos


prefieren u ar el término catalax,;a cuando de criben la
dinámica coordinadoras del proce o de mercado. E te tér-
mino y u deri aciones no on únicamente u ado por los
teórico au tríaco 5 si bien uno podría argumentar que ello
tienen u hogar má significativo dentro de la teoría aus-

ero por ejemplo, Paul amuelson (1954 . "La Teoría Pura del G lO Público:'
Review 01Ecollomics Q"d StQtjstics DO iembre. p. 3 9 [usando el lénnino "eataláltia')

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triaca. Una catalaxia se distingue de una economía --que
implica una ola mente que puede optimizar la a ignación
de lo recur o . E un orden ocial en el cual ariados indi-
iduo y organizacione persiguiendo u propio fmes de
mercado pro een la coordinación de lo r cur o .
Hay k como todo lo economi 13 au tríaco u a el in-
di iduali mo metodológico como una ba e para u análi i .
Él o ti ne que la catalaxia e coordinada a pe ar de la
variada e aluaciones subjeti a del mercado.

Cuando trabajamo in embargo con una ituación en la


cual un número de per ona e tá tratando de He ar a ca-
bo u plan eparado no podemo eguir pr umiendo
que lo dato on lo mismo para toda la mente pLani-
ficadora . El problema se convierte en uno de cómo los
dato de diferente indi iduos en lo cuale é tos ba an
u plane on aju tados a hecho objeti o de u entorno
(lo que incluye acciones obre otra p r ona ) (Hayek
1948 p. 93).

De acuerdo con Mises, 'la competencia cataláxica e emu-


lación entre personas que quieren sobrepa arse las unas a
la otra (Mi es 1966, p. 274). Así la catalaxia contiene la
rivalidad dinámica (más que el reposo e tático) que condu-
ce a una coordinación efectiva, pero no planeada de las
accione humanas. De hecho, la idea de catalaxia natural-
m nt e pre ta a í misma para un análi i dinámico de las
po ibilidades y resultados de la poUtica pública.

El compromi o con la investigación' wertfrei


Lo au tríaco u an el término wertfrei para de cribir u
programa praxeológico de in e tigación. E to e la teoría y
el análi i au tríacos on neutrales con r lación a todo los
juicio de alor. Mi e sostiene la ciencia no valúa ino
que pro ee al hombre en acción de toda la información que
él pu da n ce itar en relación con u e aluacione (Mi es

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1966 p. 881). De becho, la neutralidad valórica relaja el
cometido praxeológico corno observa Mis :
E te po tulado d I wertfrei puede er fácilmente ati fe-
cho en el campo de las ciencia apriori tica -lógica
mat mática y praxeología-y en el campo d la ci n-
cia naturale experimentale . Lógicamente no e dificil
trazar una línea precisa entre un tratamiento científico e
imparcial de 13 di ciplinas y un tratamiento distor io-
nado por la uper tición la ideas preconcebida y la pa-
ión. E mucho más difícil cumplir con lo r querimi n-
to de la neutralidad evaluati a en la historia. Para el u-
jeto materia de la historia el contenido concreto acciden-
tal y ambiental de la acción humana e un juicio d alor
y una proyección hacia la realidad del cambio. En cada
paso de us actividades el historiador está preocupado de
lo juicios de valor. Estos juicios de valor de lo hombres
cuya acciones él describe son el sustrato de u inve ti-
gación (Mi es 1966 p.48).

La inve tigación relevante para las política pu de envolver


una combinación de la economía y del trabajo hi tórico.
Así en la medida en que el trabajo sobre las políticas invo-
lucre a la historia una tensión natural se produce entre la
investigación wertfrei y una intrusión de postulados norma-
tivo dentro de las recomendaciones de política. Los teóri-
cos au tríacos comprenden que es imposible er puramente
objetivos al escoger áreas de investigación para la políti-
cas pero también sostendrían que la inve tigación relevante
para la políticas debería ser conducida tan wertfrei como
fuera posible. Por ejemplo Murray Rothbard ugiere que se
debe tener cuidado para garantizar que los programas de
inve tigación permanezcan ajenos a valore en una medida
con iderable.
Como hemo reiterado la economía no puede por sí
mi ma e tablecer juicios ético y puede y d be er de -

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arrollada de una manera wertfrei. A í Y todo la econo-
mía e pecialmente de la variedad del biene tar' está
llena de moralización implícita--eon no-analizadas de-
claracione ética ad hoc que on de lizada dentro del
i tema deductivo ya ea ilencio amente o bajo un ela-
borado camuflaj (Rothbard 1977 pp. 2 -259).

onsecu nt mente, en término d r com ndacione de


política Rothbard ugiere:

Br emente el economi ta wertfrei pued hacer do co-


a: 1) puede enzarzar e en una crítica pra eológica de
lo programa 'tico incoherente o carent de ignifi-
cado... y (2) puede explicar analíticamente toda la miría-
da de con cuellcias de los diferent i tema político y
diferente método de intervención del gobierno (Roth-
bard 1977 pp. 260-261 .

Rothbard adicionalmente argumenta que pe e a u método


deductivo la inve tigación praxeológica pued criticar las
finalidad ética de las políticas pública de tacando los
en-ore en la lógica y la deficiencia o inadecuaciones
praxeológicas.

La praxeología -en la economia-no proporciona jui-


cio ético [male: simplemente entrega lo dato indis-
pen able necesario para fonnular tales juicio . E una
ciencia formal pero univer almente válida ba ada en la
exi tencia de la acción humana y en deduccion lógica
a partir de tal existencia. Y todavía la prax ología puede
er t ndida má allá de su e fera pre nte para criticar
10 propó ito éticos. E to no ignifica que abandonemos
la neutralidad alórica de la ciencia praxeológica. Mera-
mente ignifica que inclu 010 objeti o 'tico deb n ser
nmarcado dentro de un significado y, por tanto que la
pra eología puede criticar (1) error i tenciale come-

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tido n la formulación de proposicione ética y (2) la
posible falta de significación existencial y la incoheren-
cia interna de los objetivos mismo . Si un objetivo ético
puede er demostrado en contradicción con igo mismo y
conceptualmente imposible de cumplirse ntonce el ob-
jetivo e claramente absurdo y debiera er abandonado
por todo (Rothbard977 p. 203).

Por jemplo Rothbard sugiere tre propo ¡Clone que pue-


den ser e aluada por el praxeologista:

Lo iguiente on breves re úmenes d muy comunes


crítica al libre mercado que pued n er refutada
praxeológicamente ... (1) El libre mercado oca iona ci-
e/o en los negocios y desempleo... (2) E probable que
el libre mercado traiga con igo el monopolio y la fija-
ción monopó/ica de los precios... (3) El gobierno debe
hacer lo que la gente por si mi ma no puede hacer
(Rothbard 1977 pp. 204-205).

E te capítulo proporciona algunos ejemplos de esta clase de


crítica y una explicación de políticas (proactivas) interven-
cionistas.

Muestras de la críticas austríacas al intervencionismo

Lo teóricos austríacos criticaron el intervencionismo mu-


cho ante de que la teoría de la elección pública se convir-
tiera en la fuerza dominante en la moderna inve tigación
obre el libre mercado. De hecho tantos análi i de potiti-
ca e inve tigación obre políticas han sido realizado por
lo teórico au triacos que un capítulo como éste difícil-
mente puede siquiera empezar a hacer ju ticia al tema. Sin
embargo e puede proporcionar unas poca mue tras para
ilu trarlo. Por ejemplo los au tríaco han vituperado la
política pertinentes a ideologías fracasada a la prohibi-

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ción de la drogas a la legislación antimonopolio, al pro-
teccionismo y al repudio de su deuda por el gobierno. Mi-
es e tablece que las políticas inspiradas ideológicamente
han ido mal encaminadas. De hecho lo má ignificativos
daño a la annonia acial han provenido de mala ideas y
mala ideología.
El daño inferido por la malas id ología con eguridad
e mucho má pernicioso tanto para 1 indi iduo como
para la ociedad como un todo, que el qu han provocado
las droga narcóticas (Mise 1966 p. 734).

ongruente con lo resultado entregados en el capítulo


dos Rothbard es escéptico sobre la efectividad y los verda-
dero propósitos de la legislación antimonopolio:
La leyes antimonopolio y lo encausamjentos mientras
e tán aparentemente diseñados para 'combatir el mono-
polio y 'promover la competencia" de hecho hacen lo
opue to, porque coercitivamente penalizan y reprimen
formas eficientes de estructura del mercado y de activi-
dad (Rothbard 1970 p. 790).

Los austríacos también han sido estricto opositores del


proteccionismo, como observa Mises:
Mucha gente simplemente no se da cuenta de que el úni-
co efecto de la protección es desviar la producción de los
lugares en los cuales se podría producir má por unidad
de capital y de trabajo empleados a lugares en los cuales·
e produce menos. Hace a la gente má pobre, no más
pró pera (Mises 1966 p. 317).

Mi es es de igual manera crítico coo la política para debi-


litar la ba e monetaria aprobada con el fin de eliminar l~
deuda del gobierno:

La má imple y más antigua variedad del intervencio-


ni mo monetario es el debilitamiento de la monedas o la

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l

disminución de su peso o tamaño con el objeto de reducir


deuda...Los deudores son favorecidos a expensas de los
acreedores. Pero al mismo tiempo las futuras transaccio-
nes de créditos se hacen más onerosas para los deudores
(Mises 1966 p. 783).

Lew Rockwell es uno de los líderes-y el más prolífi-


co-de los críticos austríacos de la intervención. Sus artícu-
los aparecen en variadas publicaciones, las más notorias de
las cuales son The Free Marlcet y Policy Review, en las
cuales él ofrece divertidas y provocativas vituperaciones
contra la intervención. Por ejemplo, de un modo caracterís-
tico, él comenta: "Cada día nuestros mercados son menos
libres, nuestra propiedad menos segura, nuestras leyes más
arbitrarias, nuestros funcionarios más corruptos y nuestra
libeliad más diluida" (Rockwell 1994). También prohíbe el
uso de cualquier política intervencionista, independiente-
mente de la razón, buscando las políticas gubernamentales
destinadas a luchar contra la recesión (de la cual el banco
central es responsable en última instancia), o el tenorismo.

Hay lecciones aquí. Una es la de nunca permitir al go-


bierno discernir la relación entre causa y efecto. Invalia-
blemente el gobierno descalia la posibilidad de que la
estructura del propio sector público es el culpable de es-
te problema, siendo este problema el terrorismo o la re-
cesión.
Otra lección es que tenemos que cerrar la maquinaria
que permite a los gobiernos que promulguen sus planes.
Si continúa habiendo un tramo de la población que ob-
tiene beneficios desde la expedición de órdenes y tratan-
do de hacer que el mundo se ajuste a ellos, estas perso-
nas deberán recibir una consola de videojuegos para que
jueguen. El juego puede ser llamado "Sociedad del Gran
Robo." Lo que está en juego es demasiado alto corno pa-

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ra que puedan participar en los juegos utilizando la real
riqueza y vida real (Rockwell 2008a).

En la introducción a su libro La Izquierda, la Derecha y el


Estado (2008), Rockwell explica cómo se logra el interven-
cionismo ideológico.

En la cultura política americana, y en la cultura de la po-


lítica mundial, la división se refiere a la manera en que
el poder del Estado debe ser ampliado. La izquierda tie-
ne una lista de lavandería, así como también el derecho.
Ambas representan una grave amenaza para la única po-
sición política verdaderamente beneficiosa para el mun-
do y sus habitantes: la libertad. ¿Qué es el Estado? Es el
que actua en forma agresiva en contra de la persona y la
propiedad. Es el grupo de la sociedad que reclama para
si el derecho exclusivo a estar bajo la misma regla y bajo
el mismo conjunto de leyes, que permiten hacer lo que
para otros está prohibido.
¿Por qué las sociedades permiten a cierto grupo un
privilegio legal indiscutible? Aquí es donde entra en
juego la ideología. La realidad del Estado es que se trata
de un saqueo y de una máquina de matar. Entonces, ¿por
qué tantas personas se alegran por su expansión? En
efecto, ¿por qué tolerar su existencia? .. El Estado de-
mocrático en el mundo desanollado es más complejo [en
la labor de su justificación]. Utiliza una amplia gama de
razones ideológicas-Orep311idas entre izquierda y dere-
cha-que reflejan las prioridades sociales y culturales de
los nichos de los grupos, aun cuando muchas de estas
razones son contradictOlias.
La izquierda quiere al Estado para distribuir la rique-
za, para lograr la igualdad, para frenar a las empresas,
para dar un impulso a los trabajadores, para satisfacer a
los pobres, para proteger el medio ambiente... La dere-
cha, por otra parte, quiere al Estado para castigar a los

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malhechores, para aumentar la familia para subvencio-
nar las formas de vida para crear eguridad en conb.-a de
nemigo extranjeros, para hacer coherente la cultura,
para ir a la guen'a y así darnos un sentido de identidad
nacional...
Entonce , ¿cómo se resuelven estos conflicto de in-
tere es? Lo llaman democracia. La izquierda y la dere-
cha acuerdan pennitir que cada uno tenga u camino, a
condición de que no se haga nada para perjudicar lo in-
tere e de la una o de la otra. El truco e tá TI mantener
el equilibrio. Quien está en el poder ¿ ab realmente pa-
ra donde gira el rodillo? Y a í e tiene en poca pala-
bra el stado moderno.

ientra u trabajo tiende a er de análi i de políticas


más que de investigación relevante para las políticas
RockweIl e un ejemplo notable d alguien que ha sido
profundamente influenciado por los teórico au tríacos co-
mo Mise y Rothbard. Como sus mentore él ha continua-
do criticando fuertemente las política interv ncioni taso
Adicionalmente, O'Rourke por cierto revela que recibió
una considerable influencia de los teóricos del libre merca-
do:

Usted sabe, si el gobierno fuera un producto, venderlo


ría ilegal. El gobierno es un riesgo para la alud. Los
gobiernos han matado a mucho más gente de la que los
cigarrillos o los cinturones de segulidad desabrochados
jamá han matado... Y la más somera mirada al presu-
puesto federal es suficiente para condenar al gobierno
por perjmio extorsión y fraude ... el gobierno debería ser
contra la I y. Los plazos limitados no on suficientes.
ecesitamos la cárcel (O Rourke 1993 p.38).

Sin embargo muchas personas aman al E tado. Le encan-


ta porqu se les en eñó a amarlo en la e cuela gubema-

370
mentale . Le' encanta porque les entrega golosinas a través
de la capitalización de las presiones de GIP , la búsqueda
de renta y las estrategias de captura.

Una crítica subjetivista del intervencionismo

El concepto de sociedad

Una de la principales fallas en la ba e filo ófica de las


política proacti as e la de su frecuentemente abenante
noción de ociedad. Se supone que lo grupo tienen prefe-
r ncias ligen y actúan. Las política públicas e articulan
en tomo a la idea de hacer algo en el int rés público co-
mo i la opinión pública o la sociedad hubieran estableci-
do un objetivo para saber la pI' ferencia y valor .
Los teóricos austriacos rechazan esta idea. Basándose
en la práctica, el concepto austriaco de ociedad persigue
un fin común, una civilización o un gmpo de objetivos en
común por individuos económicos que viv n cerca entre si
(o en la mismas fronteras políticas) y a vec s con un len-
guaje común. Los objetivos de la política para la sociedad
están limitados a la acción colectiva para instituir un orden
legal estable y para proveer la defensa contra los depreda-
dores externos e internos (i. e., políticas reactivas).
Sin embargo, el concepto de la sociedad austriaca pue-
de el' má ampliamente construido ha ta incluir cualquier
clase de acción colectiv'a en la cual los participantes creen
que ello ganarán promoviendo el bienestar de otros. Como
ob erva Mises "la sociedad es la acción conjunta y la co-
operación en la cual cada participante mira al éxito de su
ocio como un medio para alcanzar el uyo propio (Mises
1996, p. 169). De hecho tornado como un todo el mercado
mismo es un proceso social y la praxeología es una ciencia
social. Innumerables acciones humanas individuales com-
binadas para estructurar la catalaxia y facilitar la coordina-

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clan acial aunque los individuos frecuentemente fallan en
reconocer u rol en el mercado y terminan d forma ma-
oqui ta u ando la política pública para dañarlo. Como
Mi e dice:

El mercado e un cuerpo social· e el principal cuerpo


acial. Lo fenómenos del mercado on fenómenos so-
cial . Ello son el re ultado de la activa contribución de
cada indi iduo. Pero ellos on difer nte d cada una de
tale contribucione. Ellos le par c n al individuo como
algo dado que él por í mismo no pu de alterar. Él no
iempr e que él mi mo e una parte i bien una peque-
ña parte del complejo de elemento determinantes de
cada e tado momentáneo del ID rcado. Porqu él falla en
dar e u nta de este hecho, él e iente a í mi mo libre
d criticar los fenómenos del mercado de condenar en
relación con us prójimos un modo d conducta que él
con idera como perfectamente bueno con r lación a sí
mi mo. Él culpa al mercado por u in ensibilidad y su
de atención a las personas y demanda control acial del
mercado en orden a "humanizarlo' (Mise 1996 p.315).

La noción del interés público

En efecto, los teóricos sociales y los analistas o investiga-


dore de la políticas son inclinados a caer en una falla fatal
cuando hablan de los intereses sociales. Afirmaciones co-
rno: o está en el mejor interés de la ociedad continuar
con e ta política o el interés público no es beneficiado
por e a política son telTenos de análi i incomprensibles y
especia o . Como unidad de análisis la 'sociedad no tiene
entimientos ni preferencias· sólo lo individuo la tienen.
Mientra puede er cierto que la o iedade e tán hecha
de indi iduos con tale preferencia y entimi nto e im-
po ibl para lo planificadores aberlo hac r e calafone
interper onale de acuerdo a valuacione cardinale de

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aquéllo o agregarlos para producir funcione de preferen-
cia o biene tar sociales.
Por lo tanto. cualesquiera política proactiva aprobadas
para hacer a la ociedad má compa iva o para realzar el
int ré público (o la preferencia ocial on e pecio a . Una
oci dad no tiene preferencia y no el ige; no pu de actuar
con un propó ito o compasión porque no e un indi iduo.
o hay interé público' todo lo intere e on pri ado e
indi iduale . En cambio la políticas para promo er el
interé público realmente imponen la preferencia d uno
poco actore políticos o grupo de int re e e p ciales
obre el re to de la sociedad.
Por con iguiente de de la per pecti a au tríaca, no hay
una co a tal como una política proacti a benéfica. Como
fu anotado por High antes 'hablando e trictamente no
hay una co a tal como una política económica austríaca'
(High 1984 p. 40). Incluso los esfuerzo mejor intenciona-
do meramente sirven para coercionar a un grupo a con-
formar e con (o a pagar por) lo intere e e peciale de otro
grupo. En un mundo pluralista con actore preocupado de
su propio interés sólo las política pública reactivas pue-
den posiblemente proporcionar' beneficio 'sociales, dada
la premisa de que toda la gente actúa con un propósito de
eliminar la incomodidad y buscar protegerse de los agentes
depredadores. Sin embargo, aun la políticas reactivas de-
ben er ometidas a escrutinio desde que no exi te la ga-
rantía de que estén libres de los problema de la búsqueda
de r nta . Y una política reactiva debe basar e en revelar
la preferencias para preservar sus vidas.

El tema de la escasez
Otro tema que los intervencionistas alguna v ces fracasan
en tratar adecuadamente es el de la esca ez. Toman la de-
ci ione de política como si vivie en en un mundo de abun-
dancia. Por el contrario todo los indi iduo están forzado
a economizar lo recursos escasos porqu no I uno en un

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mundo de abundancia. En este e fuerzo, el i tema de pre-
cio sirve como una invaluable guía para que los actores
humano a ignen los recursos efectiva y eficient mente.
En orden a ' proveer" bienes para la compa Ión social o
para el interés público las políticas proactiva de interven-
ción deben confiscar recursos escaso de un grupo y dár e-
los a otro. El saqueo legal e justifica en las mente de los
intervencioni tas como resultado del biene tar octal. To-
davía de acuerdo con Mises, el mayor fraca o de la eco-
nomía del biene tar es u negligencia para apreciar la e ca-
ez de lo bienes de capital.
La fábulas de Santa Claus de la e cuela del bienestar se
caracterizan por su completo fraca O en dominar el proble-
ma del capital. E precisamente por e te defecto que se
hac imperativo negarles el apelati o de economía del
biene lar con el cual ellos describen us doctrinas. Aquel
que no tiene en consideración la escasez de los bienes de
capital disponibles no es un economista, sino un fabulador.
Él no trata con la realidad sino con un mundo fabuloso de
la abundancia. Todas las efusiones de la e cuela del bienes-
tar contemporánea son, como aquellas de los autores so-
cialistas, basadas en la presunción implícita de que hay
una abundante ofeIta de bienes de capital. Entonces, por
supuesto, parece fácil encontrar remedio para todos los ma-
le , dar a todo el mundo "de acuerdo a sus necesidades' y
hacerlo a todos felices (Mises 1966 p. 848).
El ju lo valor de mercado
La importancia del individualismo metodológico conduce a
los teórico au macos a criticar la política intervencionis-
tas que requieren valuaciones de la propiedad privada. Por
ejemplo, un valor de "mercado justo para la tierra puede
ser designado por el Estado, y una persona puede ser com-
pen ada de acuerdo con él cuando su propiedad real e
tomada n ara del interés público via el dominio eminente.

374
Así Y todo es imposible para el Estado determinar el valor
de e a propiedad para el individuo. Todo valor es subjetivo
y el Estado es completamente incapaz de determinar tal
valor.
El hecho de que tilla persona no venda u propiedad al
mejor po tor es una evidencia de que él la valoriza más que
el dinero o la propiedad por los cuale ella podría ser inter-
cambiada en el momento presente. Por consigui nte cuan-
do el ju to valor de mercado es asignado por el mercado
por lo general no es habitualmente uperior a un egundo
mejor. El Estado no compensa a la per ona ba ado en su
valor subjetivo o en su criterio del co to de oportunidad.
Las valoraciones de un mercado justo pueden crear injus-
ticia cuando los activistas judiciale y lo planificadores
social fallan en reconocer el subjetivismo y la importan-
cia d I i tema de precios en la asignación d recur os es-
casos. De acuerdo con ello la economía del biene tar y las
políticas proactivas destruyen los enfoques praxeológicos
en la práctica. Ellos implican que las comparaciones cardi-
nales a la Bentham pueden ser convertida en tale que los
planificadores puedan manejar los recur os más efectiva-
mente que la catalaxia y el sistema de precios. Ellos lo
hacen a pesar del estimulante argumento d Liouel Robbins
(proveniente de Menger y otros marginalistas) de que los
escalafones de utilidad son sólo ordinales, y por tanto las
comparaciones interpersonales de utilidad deben ser recha-
zadas (ver Rowley 1993, pp. 11, 32 40 58). En cuanto
concierne a los teóricos austríacos, cualquier intento de ana-
lizar y alterar el fenómeno social sobre la ba e de tal racio-
nalidad es especioso y peligroso.

Análisis co lo-beneficio
Otra herramienta o política intervencioni ta que los teóricos
au tríaco han criticado es el análisis costo-b neficio crea-
do por lo políticos. A nivel individual cada uno utiliza el
análi i co te-beneficio o el comportamiento para economi-

375
zar, para determinar si o no, para actuar de una manera de-
temunada o invertir en un determinado mercado o idea. Los
teórico austriacos entienden que las personas realizan este
cálculo. Sin embargo el análisis costo-beneficio no e po-
sible, dicen cuando un grupo o la ociedad es el punto fo-
cal de la acción. Con el propósito de mejorar la eficiencia
de la políticas los planificadores frecuentemente recurren
a tale herramientas. Sin embargo estas herrami ntas no
elud n o a1i ian lo problemas que se d rivarán d u ofi-
cio a causa d 1subjetivismo. Como yo he puntualizado:

Mientras la inclu ión del análisis costo-beneficio... puede


ayudar a lo reguladores a usar su ti mpo y recur os más
efectivamente por proporcionar una m lodología analíti-
ca organizada. o es claro qu semejant análisis pueda
realmente generar ninguna detelminación concluyente (o
siquiera útil), palticulalmente por el problema del cono-
cimiento. Un problema analítico es compaltido por todas
la organizaciones públicas que toman decisiones sobre
recur o que no son poseídos por individuo haciendo
efectivamente el análisis costo-beneficio dudoso en el
mejor de los casos. No hay manera de saber el verdade-
ro ca lo de una decisión pública, y es de la misma mane-
ra imposible saber la medida de sus beneficios. Por tan-
to, la metodología del costo-beneficio puede difícilmente
ser Llna justificación para apoyar la regulación de la edi-
ficación por parte del gobierno (u otro ente). En efecto,
es po ible que todo el análisis público de co to-beneficio
en último término caiga en una de dos categoría: (1) e
un esfu IZO para er más eficiente y sincero pero tenue o
incluso mal encaminado que fallará debido al problema
del conocimiento. o (2) es simplemente un medio de ra-
cionalizar la búsqueda de rentas o las políticas sociales.
n cualquiera de e os casos su método no nece aria-
roent hacen que la regulación de la edificación ea cien-
tífica o ficiente (Cobin 1997 pp. 209 210).

376
Sigo adelante para demostrar la imposibilidad de determi-
nar el verdadero costo de una decisión pública:

Por ejemplo si un gobierno asigna S$500 millones pa-


ra imponer un código nacional de difica ión por ese
hecho elimina toda las otras oportunidad de usar esos
fondos. En consecuencia, el costo de e ta decisión no es
500 millones sino el valor de la oportunidad más
valiosa entre las que se desaprovecha. Así y todo ¿quién
puede medir el alor de la oportunidad de apro echada?
¿Qué i lo USS500 millones fueran entregados a un
grupo que a su tumo desarrollara un ro 'todo popular y
bara o de anitizar hogares yedificio públicos (haciendo
a los norteamericanos un 50% más saludables y produc-
ti .o ) o qué si ese dinero fuera dado a un grupo de pen-
amiento de inventores que de alTollaran un barato y
atractivo estuco a prueba de incendio (que disminuyera
en 40% el número de edificios consumidos por el fuego)
ninguno de cuyos proyectos tendría lugar sin los US$500
millones? Altemativamente, ¿qué si los US$500 millo-
ne no fueran recaudados de los contribuyentes, de modo
que ellos tuvieran más para gastar en la prevención de
incendios hogareños (y así hubiera un 25% menos nor-
teamericanos víctimas del fuego)? (Cobin 1997, p. 210,
nota al pie).

Más aún concluyo también que es imposible determinar los


beneficios de una decisión pública:

En efecto no hay tampoco manera de aber o de medir


los beneficios de una política. Murray Rothbard hace no-
tar qu no es posible decir que alguien se beneficia con
una acción si no hay intercambio voluntario entre indivi-
59
duos. ••• Lo que a una persona le gusta otra lo puede de-
59 Ver Rothbard 1956. En su critica a la economía del biene tar y las políticas respectivas.
ROlhbard propicia usar las preferenci.as reveladas y la regla de la unanimidad. defen-
diendo el libre mercado.

377
testar. .. Más aún, hay una diferencia de incentivos entre
los que toman las decisiones públicas, que redistribuyen
los recursos, y los individuos o fim1as que asignan sus
propios recursos y generan productos para el intercambio
(Cobin 1997, p. 210).60

Rothbard continúa con este tema:

El "beneficio," entonces, es simplemente supuesto de


manera al'bitraria por los funcionarios del gobiel110. Más
todavía, aun si el beneficio fuera libremente demostrable,
el principio del beneficio no se aproximaría al proceso
del libre mercado. Pues, una vez más, los individuos pa-
gan un precio unfforme por servicios en el mercado libre,
sin consideración a la cuantía de sus beneficios subjeti-
vos. El hombre que "caminaría una milla por un Camel"
no paga más, ordinariamente, que el hombre al cual no le
podría importar menos. Gravar con impuestos a todo el
mundo de acuerdo con el beneficio que cada cual recibe,
entonces, es diametralmente opuesto al principio del
mercado. Finalmente, si el beneficio de todos es extraído
mediante un impuesto, no tiene razón la persona para
hacer 1m intercambio o para recibir el servicio del go-
bierno (Rothbard 1970, p. 804).

Debido a que los planificadores carecen del requisito del


conocimiento, y debido a que la utilidad no es interperso-
nalmente comparable, los planificadores no pueden deter-
minar si es que hay un beneficio social neto a raíz de una
política pública. Más aún, un problema inherente a los da-
tos agregados es que ellos fallan en dilucidar los costos y
los beneficios para los individuos. Por ejemplo, es posible
tener ganancias agregadas o sociales con una política, don-

60 Adicionalmente, Henry Hazlitl (1979/1946, pp. 72-73, 31 Y sigtes., 61 y igtes.) hace


una motivadora observación acerca de las insuficiencias del pleno empleo y olras plani-
ficaciones cstatales, con implicancias para el análisi costo-beneficio.

378
de sólo un pequeño grupo ha tenido muy grandes ganancias
de utilidad positiva, mientras la vasta mayoría de la gente
ha experimentado pequeñas pérdidas.
Podemos ver que hay pérdidas sociales en la teoría, mi-
rando los triangulos de Harberger y los rectángulos de Tu-
llock (ver capítulo tres) y deduciendo por que están perdi-
dos o disipados. Pero no podemos saber el costo exacto de
cada uno, individualmente, incluso si somos capaces de
medir los beneficios que corresponden a una persona o de
un GIP.
Nótese que es concebible que la actividad de búsqueda
de rentas pueda producir ganancias agregadas positivas, en
los cálculos de un planificador, pero que en realidad tenga
efectos deletéreos para el conjunto. Esto podría ocurrir si
hubiera beneficios concentrados mientras que los costos
dispersos fueran confusos, no mensurables o no pecunia-
rios, permaneciendo por eso inadvertidos o no. contabiliza-
dos en el cálculo.
En efecto, Mises argumenta que los métodos y presun-
ciones de los hacedores de políticas intervencionistas con-
tienen las semillas de su propia anulación:

La proclama de la civilización occidental consiste preci-


samente en el hecho de que la gente seria puede recurrir
a tales figuras silogísticas sin encontrar aguda refutación.
Hay sólo dos explicaciones posibles. Ya sea estos eco-
nomistas del bienestar de estilo propio no están ellos
mismos al tanto de la inadmisibilidad lógica de su proce-
dimiento, en cuyo caso ellos carecen del poder de racio-
cinio indispensable; o ellos han elegido este modo de ar-
gumentar a propósito, para encontrar refugio para sus fa-
lacias detrás de una palabra que está dirigida de antema-
no a deSalmar a todos sus oponentes. En cada caso su
propio acto los condena (Mises 1966, p. 834).

379
La política pública proactiva es simplem nte incapaz de
mejorar la calidad de vida, porque los planificadores care-
cen de conocimi ntos necesarios para actuar en el interés de
lo d má y porque fallan en la apreciación lógica de us
método.

Algunos resultados adversos del ¡nter encionismo

Los teórico au triacos han proporcionado mucha críticas


al intervencioni mo relevantes para la política durante los
último cincuenta año . Esta sección pro ee una mue tra d
esa crítica. 1 intervencioni mo e coerción de tinada a
alterar las condiciones cataláxicas. Rothbard caracteriza la
monopolización de la fuerza por el E tado como contraria a
la voluntariedad del proceso de mercado:

La intervención es la intrusión de una fu rza física agre-


siva d ntro de la sociedad; ella significa la sustitución de
las accione voluntarias por la coerción. Debe er recor-
dado que praxeológicamente, no hace diferencia qué in-
dividuo o grupo ejercita esta fuerza· la naturaleza eco-
nómica y las consecuencias de la acción siguen siendo
las mismas. Empíricamente, el grue o del volumen de las
intervenciones es llevado a cabo por los E tados, desde
que el Estado es la única organización de la sociedad le-
galmente equipada para usar la violencia y desde que es
la única agencia que legalmente deriva u ingre o de una
recaudación obligatoria (Rothbard 1970, p. 766).

Como materia de primera preocupación, Mi e anota que


el intervencioni mo alimenta el cao económico y ocial.
Sin embargo los hacedores de polítlca continuamente ig-
noran la advertencias de la pra, eología y culpan al merca-
do por u propio desaguisados:

380
La política intervencionistas, del modo en que han sido
practicadas por muchas décadas por todo lo gobiernos
del occidente capitalista han traído con igo aquello
efecto que los economistas predijeron. Hay guerras y
guerra civiles desconsiderada opre ión de la ma as por
puñado de dictadore autodesignado, depre ione eco-
nómica desempleo ma ivo con unción del capital
hambruna. in embargo no son e to entos catastró-
fico )0 que han llevado a la cri i del intervencioni mo.
Las doctrinas intervencionistas y u eguidore explican
toda e ta indeseadas consecuencia como ra gos inevi-
table del capitalismo. Como ellos lo ven on precisa-
mente e tos desastres lo que claramente demuestran la
necesidad de intensificar el intervencioni 010. Lo fraca-
o de la politicas intervencionistas no impiden en lo
má mínimo la popularidad de la doctrina implicada.
Ilos son interpretados de tal manera de fortalecer, no
debilitar, el prestigio de e ta enseñanza. Como una teo-
ria económica llena de vicios no pu de er simplemente
refutada por la experiencia histórica, lo propagandistas
del intervencionismo han estado en condiciones de con-
tinuar u tarea a pesar de toda la confusión que ellos han
provocado (Mises 1966, p. 855).

Problemas de elección pública y de conocimiento

Mi es argumenta que los grupos de interés e benefician


con el intervencionismo de manera que no e tán disponi-
bles en el proceso de mercado. Él está apenas sorprendido
de qu las personas practiquen la búsqueda del privilegio.

Un rasgo característico de la sociedad de mercado sin


impedimentos e la de que no se reverencia a los inter-
e e creados. Los pasados logros no cuentan i ello on
ob tácuJo para mejoramientos adicionale _Quienes abo-
gan por la eguridad están por con iguiente bastante en

381
lo con'ecto al culpar al capitalismo por la in eguridad.
Pero ello distorsionan los hechos al implícar que lo in-
tere e goístas de los capitalistas y 10 mpre ario son
10 respon ables. Lo que daña a lo intere e creados es
la urgencia de lo con umidores por con guir la mejor
ati facción po ible de sus necesidad . o la codicia de
10 pocos ricos, sino la propensión de todo a sacar ven-
taja de cualquier oportunidad ofrecida para un mejora-
miento de u propio bienestar es lo que genera la insegu-
ridad del productor (Mise 1966 p. 852).

Como un preludio de lo que sería má tarde popularizado


como la teoría de la búsqueda de rentas o de lo grupos de
interés i es apunta que las políticas paternali tas sujetas
a incenti o perversos y a la venalidad inher nte en el pro-
ce o político producirán resultados sociales dañino :

Dificilmente hay algún acto de interferencia d 1gobiemo


con el proceso de mercado que, visto desde el punto de
vista de los ciudadanos afectados, no pueda ser califica-
do ya sea como confiscación o regalo. Como regla, un
individuo o grupo de individuos es enriquecido a expen-
sas de otros individuos o grupos de individuos. Pero en
muchos casos el daño inferido a algunas personas no co-
rresponde a llinguna ventaja para otras per ona . No hay
una cosa tal como un justo y equitativo método de ejer-
cer el h'emendo poder que el intervencionismo pone en
las manos de la legislatura y el ejecutivo. Los abogados
d I int rvencionismo pretenden su tituir los- egúll
ellos ocialmente" peljudiciales---efectos de la propie-
dad privada y los intereses creados por la ilimitada dis-
creción del perfectamente sabio y desillter ado legi la-
dar y u concienzudos e infatigable servidore lo bu-
rócratas. A los ojos de ellos el hombre común es un in-
fante desvalido, malamente necesitado d lill guardián
paternal que 10 proteja contra lo sucio trucos de una

382
banda de rufianes. Ellos rechazan todas las nociones tra-
dicionales de ley y legalidad en el nombre de una "más
alta y más noble" idea de justicia. Lo que sea que eUos
hagan por sí mismos está siempre bien porque lesiona a
aquello que egoí tamente desean retener para si mi mas
10 que desde el punto de vista de e te má alto concepto
de justicia debería pertenecer a otro . La nociones de
egoí IDO y altruismo empleada en tal raciocinio son au-
to-contradictorias y vanas. Como ha sido destacado toda
acción apunta a la consecución de un e tado de los nego-
cios que acomoda al actor mejor que el Estado que pre-
alecería en ausencia de esta acción. En e t entido toda
acción debe ser calificada como egoísta... El politico e
en este sentido, siempre egoísta no importa i él apoya
un programa popular en orden a conseguir un cargo o si
él firmemente se aferra a sus propias-impopulares-
convicciones y así e priva a sí mi mo de los beneficios
que podría cosechar traicionándolas... Desafortunada-
mente los tenedores de cargos y su taff: no son angéli-
cos. Ellos aprenden muy luego que sus decisiones signi-
fican para los hombres de negocio ya ea considerables
pérdidas o-algunas veces--eonsiderables ganancias.
Ciertamente hay también burócratas que no aceptan so-
bornos' pero hay otros que están ansiosos de sacar venta-
jas de cualquier oportunidad 'segura" de "compartir"
con quienes son favorecidos por us decisiones (Mises
1966, pp. 734-735).

Del mismo modo, Rothbard condena los juego de su-


ma cero o negativa que son inherente al proceso político y
que eventualmente podrían ser calificados como pérdidas
de la búsqueda de rentas por los economistas de la elección
pública --mientras alaba al mercado por precluirlos:

En mua, el mercado libre siempre beneficia a todos los


parti ipaute y maximiza la utilidad acial ex ante' tam-

383
bi 'n tiende a hacerlo ex post, porqu tien un m ani mo
fici nte para rápidamente con ertir la pre I lone en
realizaciones. Con la intervenci ' n. un grup gana dir c-
tam nt a e p n a de otro, y por lo tanto la utilidad
cial no ma 'imizada y ni iqui ra incr m ntada; no h.ay
m cani mo para la rápida tra lación d la pre i Ión n
fruición. ino d h cho lo contrario; y finalment , como
remo la con ecuencia indire ta d la int n ión
cau arán a mu ho de lo propio que intervi n n una
pérdida de utilidad ex post (Rothbard 1970 p.777)."1

demás, 1 trabajo de académico de libre mercado


ecléctico com Hol ombe refleja el p rmanent al r de la
crítica au triaca d la interven ión, junto con lo entl que
d la elección pública que pro an imilar inqui tud
Él ob eTVa gu lo re!!Uladore tienen un ¡nc nti o p rv r o
para r in ñ tivo:

El obierno nunca d jará de ganar por el hecho d cr un


mal regulador; en el hecho lo opue to lo má proba-
bl ment erdadero. Si comienza a circular la informa-
ción de que I gobiemo está haci ndo un pobre b-abajo al
regular una indu tria, típicamente hay allí un llamado al
g bi mo para que haga más regulación, Jo que proba-
blemente 'jgnifica mayores prc upuc tos para la agcncia
r gulatoria (Holcombe 1995, p. 103).

hI En Pod r y ,lJereudo (pp. 10-11), Rothbard o "'a~ ,. no d lo mas lucido anuli 'is
de la di tinclón enln: Estado}" m,m:arlo fue pn: 'nlad por mnz Oppenheim 'r. El
apunt que hll) fundam nltllmenle do manctm' d
o li. facer 1115 ne.: id t.I€S de un
pcrso~ (J) por la producción}' el inleTCamblO \oluntano c n olJUs en el mercado y (2)
por la expropl3ción \ lol~l1la d In riqueza de tro. [) primer método Oppcl1h':lmer lo
calificó como -los medIO económi - para la li:facción de las ne«'Sidad .: el c-
gundo método d ~Io mcdi politices-o El Est d agudament" d linid c mo "la
orJ:jani7i1 ión de I . medio Iilj~ Un ¡¿rmin gen' ri
o •• necesano parn dignar
un mdividuo o grupo qu' c mele "iolencia iO' ¡va en la ~iedad. Podero IlJmar
inten'crtlor o IIII'amr al que inleniene \'iolemam"mc en una relación libre. l. I o eL:
mercado. Ellérmin se uphca u cualquicr indi\ ¡duo o grupo que 10] ia una 1I11crvención
violenta en la acclone~ de las persona o de lo' ducllo de la, propiedad .

384
H lcomb argumenta que, en adición a lo problcmas de
elección pública., 1probl ma del nocimi nto y la natura-
leza ubjcti a d l alar pr luyen una eficiente y efectí a
int rv nción:

1 llamado a la regulación d l gobi mo para re 01 er


problema fr cuentement ri a d la idea d qu algo
d b ha r, aparejada con la d qu, en t aria. ería
po ibl para alguno con una gran abiduría on la habi-
lidad de poner el interés público por delante d cuale-
qui fa intere personale., y con 1 poder ab oluto del
dictador, implementar la oJu ión apr piada. n la prác-
tica la lucione implementada por I gobi rno rara-
ment r ultan como u pr piciadore 10 habían p ra-
da. on idére e por qué:
Prim ro. fácil en ontrar ca as n el mundo real
que no on p nectas decir qu algo debería hace e pa-
ra con-egir lo problema. in mbargo. por ada diez
per: ona que ven el mi mo pI' blema habrá di z dife-
l' nt lu i n ideal. í, la acción d l gobierno no
podri po iblernente re 01 r la mayor parte d lo pro-
blema a ati facción de todo el mundo porque mientras
la gent tiend a coincidir en lo problema, ella está en
desacuerdo acerca de cuáles deberían ser la oJuciones
apropiada. Esta es la naturaleza de la política. Con la
acción colectiva una olución e implementada para to-
do I mundo y, cualquiera ea la olución, a alguna per-
on no 1 gu tará. A í, la p rana qu argum nta que
l gobierno debiera hacer algo ara olucionar Wl pro-
bl ma d b , r al i tament, tar preparada para ncarar
l hecho d que si el gobi mo emprende una acción u
ac ión probablemente no erá la qu lo indi iduo
habrían cogido.
gundo la olucion olítica on nece ariamente
el pr du to d la tran a ión a í e qu n mu ha ca-
o 1 Uf o de acción qu el gobierno adopta no e de-

3 -
terminado mediante la elección de la solución de una
per ona por obre la de otra sino más bien una transac-
ción que torna partes y piezas de las soluciones de todos
y la combina. Esto puede ser deseable en algunas ins-
tancia pero en otros casos la tran acción in alida la
propo icione de política de tal manera que la políticas
de compromiso operan peor que si otra opción hubiese
ido adoptada. En un sistema de gobierno de la mayoría
in embargo la tran acción es necesaria en orden a ob-
tener la aprobación de la mayoría de lo otante. El go-
bierno no e un benevolente dictador monolítico ino
má bien una colección de individuo vinculado por
institucione políticas en que la tran acción e nece aria
para implementar las medidas. A í al final nadie pro-
bablemente obtendrá las medidas que él o ella habría de-
eado.
Tercero, el gobierno no siempre sabe cuál e la solu-
ción correcta para un problema. Es má fácil identificar
problemas que encontrar la manera de lidiar exitosamen-
te con eso problemas, y, tal vez por algunas de las ra-
zone recién anotadas, el gobiemo no siempre encuentra
la solución correcta y frecuentemente toma las cosas
peores en lugar de mejores. Ésa sola es una buena razón
para echar una mirada de cerca a las maneras de las cua-
les las políticas públicas pueden mejorar la calidad de
vida.
Cuarto, por la forma cómo el gobierno está estructu-
rado los que están en el poder no siempre tienen los in-
centivo para resolver los problemas. Sus preocupacio-
nes per onales pueden anteponerse al interés público
cuando ello toman decisiones que afectan a las políticas
pública (Holcombe 1995 pp. 4-5).

La int rvención produce incentivos perver o , entre otros


problemas de elección pública. Como apunta Rothbard la
propiedad pública crea un in.centivo divergente para cuidar

386
de la propiedad y tener éxito en el proce o político requiere
de una acción diferente de la que e habría e perado en el
proce o del mercado:

No ólo el gobierno carece de un te t exito o para elegir


a los experto adecuados no ólo el otante e má igno-
rante que el consumidor, ino qu el gobierno mi mo tie-
ne otro mecani mas inherentes que conducen a más po-
br lecciones de expertos y funcionario . De partida, el
político y el experto de gobierno reciben u ingre os no
del rvicio oluntario comprado en el mercado pero de
una exacción obligatoria a los habitante . E to funciona-
rio entonces carecen por completo del incentivo pecu-
niario directo para cuidar de ervir al público de manera
apropiada y competente. Má aún el relativo a censo de
lo 'má aptos e aplica en el gobierno como en el mer-
cado pero el criterio de la aptitud e aquí muy diferen-
te. En el mercado los más aptos on aquellos más capa-
ces de ervir a los consumidores. En el gobierno los más
apto son ya sea (1) los más capaces de ejercitar la coer-
ción o (2) i son funcionarios burocráticos los más aptos
para obtener favores de los líderes políticos o (3) si son
políticos los más expertos en las apelaciones al público
votante (Rothbard 1970, pp. 775-776).

Fracasos costosos y repetitivos

Mienh'as los austriacos no sostienen que lo mercados produ-


cen utopías ellos sí categóricamente creen que lo mercados
proporcionan la mejor forma de organización económica y
acial n un mundo imperfecto Mises e burla de lo teóricos
y hacedore de políticas que confian en una economía obsole-
ta y errónea para justificar el intervencioni mo porque su
mal razonamiento produce más daño que bien.

3 7
Las objeciones que las variadas escuelas de "sozialpoli-
tik" levantan contra la economía de mercado están basa-
das en muy mala economía. Ellos repiten una y otra vez
todos los errores que los economistas de largo tiempo
atrás explotaban. Ellos culpan a la economía de mercado
por las consecuencias de las muy anticapitalistas políti-
cas que ellos mismos impulsan como reformas benefi-
ciosas y necesarias. Ellos fijan en la economía de merca-
do la responsabilidad por los inevitables fracasos y frus-
traciones del intervencionismo. Estos propagandistas de-
ben finalmente admitir que la economía de mercado no
es después de todo tan mala como sus doctrinas "inorto-
doxas" la pintan. Ella proporciona los bienes. De día en
día incrementa la cantidad y mejora la calidad de los
productos. Ha traído consigo una riqueza sin preceden-
tes. Pero, objeta el campeón del intervencionismo, es de-
ficiente desde lo que él llama el punto de vista social. No
ha barrido con la pobreza y la necesidad. Es un sistema
que brinda privilegios a una minoría, una clase superior
de gente rica, a expensas de la inmensa mayoría. Es un
sistema injusto. El principio del bienestar debe sustituir
al de los beneficios (Mises 1966, p. 833).

Pero implementar tal sistema de bienestar no sería sin


costo, y esa política activa no ha mejorado la calidad de
vida. El sistema de bienestar social ha sido previsto por
muchos para mejorar el capitalismo, pero requerida políti-
cas proactivas de redistribución y restricciones sobre el
consumo y otras libertades. Como comenta Mises:

Es lID hecho que ningún gobierno paternalista, ya fuere


antiguo o moderno, jamás se abstuvo de regimentar las
mentes, las creencias y las opiniones de sus súbditos. Si
uno suprime la libeliad de un hombre para determinar su
propio consumo, uno le quita todas sus libertades. Los
ingenuos que abogan por la interferencia del gobierno

388
con el consumo se engañan a sí mismos cuando soslayan
10 que desdeñosamente llaman el aspecto filosófico del
problema. Ellos inadvertidamente apoyan la causa de la
censura, la inquisición, la intolerancia religiosa y la per-
secución de los disidentes (Mises 1966, p. 734).
Henry Hazlitt también ha criticado a los hacedores de
políticas por utilizar mala economía, haciendo caso omiso
de las premisas económicas. Al proclamar su famosa "Lec-
ción," Hazlitt sostiene que el principal problema de los
hacedores de políticas económicas es que ellos son miopes
y tienen una visión estrecha de las consecuencias de sus
políticas:
En esto reside el total de la diferencia entre la buena
economía y la mala. El mal economista sólo ve lo que
salta a la vista en lo inmediato; el buen economista mira
más allá. El mal economista sólo ve las consecuencias
directas del curso propuesto; el buen economista mira
también a las consecuencias de largo plazo e indirectas.
El mal economista sólo ve qué efecto ha tenido o tendrá
una política dada sobre un grupo en particular; el buen
economista inquiere también qué efecto tendrá sobre to-
dos los grupos... Pese a ello, cuando entramos en el cam-
po de la economía pública estas verdades elementales
son ignoradas. Hay hombres que son mirados hoy día
como brillantes economistas, que desprestigian el ahorro
y recomiendan el .derroche a escala nacional como el
camino de salvación económica; y cuando alguien apun-
ta hacia las consecuencias de estas políticas en el largo
plazo, ellos replican sin ninguna seriedad, como lo haría
el hijo irresponsable ante el padre que le advielte: "En el
largo plazo estaremos todos l11Ueltos." Estas ingeniosi-
dades de poca profundidad pasan como epigramas devas-
tadores y como la más madura sabiduría. Pero la tragedia
es que, por el contrario, ya estamos sufriendo las conse-
cuencias de largo plazo de las políticas del pasado remo-

389
to o reciente. Hoy día es ya el mañana que el mal eco-
nomista de ayer nos urgía a ignorar. Las consecuencias
de largo plazo de algunas políticas económicas pueden
hacerse evidentes en unos pocos meses. Otras pueden no
hacer e evidentes en varios año . Todavía otra pueden
no hacer e evidentes por décadas. Pero en cada ca o esas
consecuencias de largo plazo están contenida en las po-
líticas tan seguramente como que la gallina estuvo en el
hue o la flor en la semilla. Desde este aspecto en con-
secuencia el todo de la economía puede er reducido a
una ola lección y esa lección puede ser reducida a una
ola frase. El arte de la economía con i te en mirar no
solamente a lo inmediato, sino a los efecto más prolon-
gados de cualquier acto o política; con iste en proyectar
las consecuencias de esa polftica no meramente para un
grupo, sino para todos los grupos (Hazlitt 1979 pp. 16-
17)."2

Reflexionando sobre su trabajo previo Hazlitt comentó en


1978 que u lección y todas las aphcacione que él había
delineado previamente habían sido ignoradas por los hace-
dores de políticas. Y dadas las polítiacas intervencionistas de
2009 promulgada para combatir la recesión en todo el mun-
do, todavía no ha aprendido su lección. Hazlitt había expli-
cado y predicho con anticipación los fracasos de las malas
politica . Pe e a ello los intervencionistas no estaban dis-
puesto , y posiblemente nunca lo estarán, a poner atención
a sus propuestas:

En suma basta donde los políticos están preocupados, la


lección que este libro trató de instilar más de treinta años
atrás no parece haber sido aprendida en ninguna parte. Si
recorremo los capítulos de este libro uno después de
otro no encontramos ninguna forma de gobierno critica-

62 También ver Schansberg 1996, pp. 41-45. Él da un exccleme re umen aplicado de la


Lección de Hazlill a las modernas y miopes políticas públicas.

390
da n la primera edición que no e té todavía iendo apli-
cada, habitualmente con obstinación acrecentada. Los
gobiernos de todas pa11es están todavía tratando de curar
mediante obras públicas el de empleo que traen consigo
u propias políticas. Están imponiendo impuestos más
pe ado y más expropiatorio que nunca. Todavía reco-
miendan la expansión del crédito. La mayoría de ellos
todavía hace del pleno empleo su meta predominante.
Continúan imponiendo cuota de importación y arancele
protectore . Tratan de incrementar u exportaciones de-
preciando u circulantes aún má . Lo agricultore to-
da ía iguen 'yendo a la huelga" por "precios de pari-
dad. ' Los gobiernos aún pro een de e pecial estímulo a
industrias que no arrojan ganancia. Todavía hacen es-
fuerzos por 'estabilizar' alguno precio e peciales de
materias primas. Los gobiernos empujando bacia aniba
lo precios de las materia primas al inflar liS monedas,
continúan culpando de Jos precios más altos a los pro-
ductores privados, a los vendedores y a los' aprovecha-
dores." Ellos imponen precios máximos sobre el petróleo
y el gas natural, para desalentar la nueva exploración
precisamente cuando está más necesitada de estímulo, o
reCUlTen a fijaciones generales de precios y salarios o a
"monitorearlos." Ellos continúan controlando los arrien-
dos pese a la obvia devastación que ello ha provocado.
Ello no sólo mantienen leyes de salario mínimo sino
que siguen incrementando su nivel, pese al desempleo
crónico que ellas claramente traen consigo. Continúan
aprobando leyes que otorgan privilegios especiales e in-
munidades a los sindicatos laborale . que obligan a los
trabajadores a hacerse miembro de ello . que toleran la
formación de piquetes masivos y otra forma de coer-
ción; y para obligar a los empleadore a negociar colec-
ivamente de buena fe con tales sindicatos -i.e., para
que hagan al menos algunas concesione a sus deman-
da . La intención de esas medidas es 'ayudar a los traba-

391
jadores. Pero el re ultado es el de una ez más crear y
prolongar el de empleo y rebajar el total de los pago d
alarios comparado con el que podrían haber sido (Haz-
litt 1979 pp. 207-208).

Además de todo lo e fuerzos ga tado por generar crítica


contra la intervención la Escuela Au tríaca también provee
una olución al problema. Esta solución emana tanto de su
teoría deductiva como de sus estudio de historia económi-
ca relativos al colap o del socialismo alrededor del mundo.
Má todavía, la oposición al intervencionismo es una fuerza
significativa de vinculación entre la E cuela de Virginia y
la Escuela Austríaca en la investigación relevante para la
politicas. Holcombe resume su propo ición de poUtica de
forma sincera:
La poUtica óptima para un gobierno es definir e imponer
los derecho de lo individuo y dejar a los mecanismo
del mercado operar en orden a mejorar la calidad de vi-
da... El colap o de las economías centralmente planifica-
das en Europa en 1989 y la extinción de la Unión Sovié-
tica en 1991 trajeron consigo una clara evidencia de que
la planificación gubernamental e contraproducente y de
que rebaja el nivel de vida y daña la calidad de vida. Las
lecciones tan dolorosamente aprendidas en Europa se
aplican con la misma fuerza a los Estados Unidos. La
manera de mejorar la calidad de vida es confiar menos en
el gobierno no más (Holcombe 1995 p. 180).

na explicación austríaca del intervencionismo

Como se anotó en el capítulo anterior Mises a anza una


poderosa pregunta para lo hacedore de políticas proacti-
vos: "¿Qué tipo de hombres quieren lo criadores de hom-
bres desanollar?" (Mises 1966 p. 243). En su esencia, toda
política económica proactiva es intervencionista si no

392
marxi tao Conforme con B.F. kinner's Wa/den Dos
(1948) lo criadores de hombre quieren desarrollar a los
hombres tal como un ranchero cría u ganado' ello e pro-
ponen de arrollar un Va/ero o uevo Mundo vía la políti-
ca proacti a que ellos aprueban. Evidentemente u
creencia fundamental es que la gente es como lo niños
incapaz de cuidar de sus propio mejores intere e y necesi-
tan un hermano mayor que lo guíe, tal como Mi es lo des-
cribe arriba.
Un intervencionista o un marxista podrían so tener que
bajo el capitali mo la gente es perennemente engañada por
productores astutos que consiguen un poder negociador
superior. En el proceso del mercado la gente e ane te iada
por super ticiones que la incitan a er complaciente ante sus
victimario capitalistas. Pero puede que todavía haya espe-
ranza dicen.
Afortunadamente hay uno pocos intelectuale ilumina-
dos que no han ido atrapado como los plebeyo por la
anestesia de la uperstición. Para contrarre tar e ta i ion
del mundo Thoma Sowell llama al primer grupo el ungi-
do' y el último grupo el ignorante' (Sowell, 1996). Sin
embargo ha prevalecido la vi ión. Estos ungido intelec-
tuales, aunque on al menos tan astutos como los capitalis-
tas, no sucumben a la tentación de enajenar y secuestrar a
su prójimo en orden a beneficiarse. Sus intencione pueden
ser plausible . ello pueden tener motivos cuasi-altruistas.
Ellos condenan a gobernante nefastos como Adolf Hitler,
José Stalin, Mao Tse-tung PoI Pot, y otros como horren-
das aberracione intervencioni ta antes que como g numos
camarada del intervenc10ni mo ugiriendo que el socia-
ti mo puro el marxismo o el intervencionismo no deberían
redundar en las d bacles bárbara que esos hombre prohi-
Jaron.
Pero la barbarie y el caos son precisamente lo que Mi es
y otros au tríacos predijeron que 1 intervencioni mo pro-
duciría. El hecho histórico concreto es que el fin de todo

393
intervencioni mo ideológico e igualitario tennina en el caos
y la tiranía. Reflexionando sobre La Granja de los Anima-
le (1946) de George Orwell los' cerdo ' abusivos y bus-
cadores de rentas no pueden ser serenamente expurgados
del proce o político una vez que están enqui tados en él.
Lo GIP e atrincheran en la demo clero i er capítulo
uno). De pué de que un proceso de intervencionismo ha
comenzado e dificil si no imposible volver atrá . Los
beneficios crecientes ganados por los bu cadore de rentas
resultarán minimizados en comparación con lo co tos lesi-
vos oportado por los mal informados lo ingenuo y los
cándidos.
Mi e y otros au triacos rechazan la idea de una econo-
mía mixta El único dominio útil del gobierno i e que
hay alguna utilidad en este ámbito es el de llevar a cabo
politica reactiva . La intervención puede ser in talada en la
forma de uaves agendas política proactiva o insidiosa-
mente corno el comunismo totalitario. Pese a ello en uno u
otro caso o en cualquier punto entre ambos el sistema es
una economía intervencionista y no una economía de mer-
cado.
Más aún, la fuerza impulsora detrás de cualquier forma
de manipulación del desarrollo del hombre llámese socia-
lismo, fascismo o intervencionismo del Estado benefactor,
nunca es el altruismo. Siempre reside en el impulso de do-
minación, del propio interés y de la búsqueda de rentas por
un individuo o por un GIP. Los privilegio del gobierno
para ciertas firmas o individuos hacen po ible el surgimien-
to del monopolio lo que le propina el peor golpe a los con-
sumidores (Mise 1996 pp. 360-361 387 Ycf. p. 395). Las
nociones éticas o valóricamente neutrale en la confección
de política y el cientifismo objetivo en el análisi de las
política on manifiestamente espurios y meramente contri-
buyen a la desintegración del razonamiento económico y a
63
fraca o adicionales de las politicas.
dos y tres, como también utter 19 3. p. 47. Alternativamente, utter

394
A la inver a, el proceso de mercado sirve al consumidor
y elimina a las firmas de mala reputación. Lo mercado en
lugar de la políticas activas y la política de pre tación
ineficiente traen un aumento de la pro peridad y la mejora
de la calidad de vida. Son las políticas proactiva y las di -
tor ione económicas que ella crean ante que lo capita-
li ta la mayores amenaza para la ociedad. Son los go-
bierno intervencionistas no la fmna, lo que a ignan
mal lo recur o e caso en la oci dad para detrimento de
lo consumidore. Mise e burla de la fachada de la polí-
tica proactiva ubrayando el problema del conocimiento:
El propagandi ta del bienestar en cuya opinión el con-
trol del gobierno es sinónimo del cuidado providencial
d Dio que abia e imperceptiblemente conduce a la es-
pecie humana a má alto y má perfecto e tadio de un
proce o e olucionario ine capabl fraca a n er lo in-
trincado del problema y us rarnificacione (Mi e 1966
p. 46 cf. Kirzner 1992b pp. 1 0-192).

En el último análisis, los intervencioni ta no pueden asig-


nar o coordinar mucho de nada. Ello no pueden mejorar
los males sociales como un todo y por cierto no pueden
hacerlo eficientemente. En Camino de Servidumbre (1944),
Hayek advielie sobre los peligro totalitarios derivados de
incautar el "control de los medios de producción' que está
normalmente "dividido entre gente que actúa independien-
temente es decir, la.limitación intervencioni ta del dere-
cho de propiedad privada, en favor de aparentemente al-
tlUi tas políticas proactivas (Hayek 1944 p. 104). Lo egu-
ro e que la historia y la teoría económica ponen de mani-
fiesto la naturaleza precaria y el desenlace de la políticas
gub mamentales centralizadas de coordinación.

dice que ello deberían "tTatar de con tTUir una buena soclcdad en lugar de tratar de
hacer el bien para la ocicdad:' p. 4 .

395
Como una alternativa al uso de políticas intervencionis-
tas, la lne tabilidad de la catalaxia y la incertidumbre pue-
den er mitigadas empleando política que promuevan el
apego a las reglas y una mayor dependencia de las institu-
cione . Por ejemplo la gente encuentra e trategias óptimas
que economizan conocimientos y luego la r piten (t.e. las
rutina minimizan el volumen de conocimiento requerido
tales como las señales tráfico). Además hay cierta reglas
supletoria en la sociedad y la cultura que on frecuente-
ment facilitadas por las políticas públicas reactivas si bien
también pueden er generadas por otro medios. Las leyes
in titucionalizada obre conductas ju tas He an a uprimir
la incomodidad prestando respaldo a lo acuerdo contrac-
tual s y pre ervando la propiedad privada.'"

Apéndice: Mises y el intervencionismo


Pregunta del capítulo 10

Conte tar las siguientes preguntas para utilizar 1 texto ba-


se: Ludwig von Mises (1980) La Acción Humana: Tratado
de Economía tercera edición revisada, traducido del inglés
por Joaquín Reig Albiol, Unión Editorial, S.A.: Madrid.

]38. ¿Qué crítica hace Mises sobre el tema de la "ingeniería


social?" (p. 184).
139. ¿Por qué dice Mises que no podemos "efectuar compa-
racion s, que no sean meramente arbitrarias entre las
mutuas valoraciones de personas distintas" (p. 202) Y
¿cuáles son las implicaciones para la política pública
que pueden ser conocidas apodícticamente?

64 Hayek di lingue las órdenes de las organizacíones. Las órdenes son reglas abstractas
que facilitan la metas en la catalaxia ---como el si tema legal--quc forman parte del
telón de fondo de la ociedad. El proceso de mercado incorpora un "orden espontáneo."
sin el di eño de un planificador humano. Mientras las instituciones y las reglas pueden
ser cuestionadas en el margen, los cambios radicales de las politica proacti a cau a-
rán a í de estabilización, desde que es imposible saber cuánto conocimiento encierran
tales instiruciones y regla.

396
140. ¿Qué es el Estado el gobierno? ¿Qué crítica hace Mi-
ses de la anarquía (pp. 237-238) Y ¿cuál es el rol del
Estado? (pp. 397,418-419 430-432).
141. ¿Qué relación tienen las teocracia y los Estados socia-
li ta ? (pp. 239-240) Y ¿por qué Mi e dice que ambos
traen conflicto y el intento de malcriar al hombre (p.
261 mientras el liberalismo tra paz y pro peridad a
tra és de un proceso democrático y la per ua ión en
vez de la fuerza? (pp. 241-244) 'Hay problemas de
I cción pública que no están considerado ahora por
Mi e ? (pp. 482-483).
142. ¿Cuále on la meta del liberali mo y qué nexo tie-
nen con la praxeología? (p. 244). ¿ uáles on las dos
doctrina fundamentales del liberali mo? (pp. 244-
245) Y ¿cómo es tratada la religión por el liberalismo?
pp. 246-249).
143. ¿Qué crítica hace Mises sobre la economía del bienes-
tar la crianza del hombre por 10 ingenieros ociales
(pp. 376-377) la economía mixta (pp. 398-399) Y la
ponderación de la riqueza y la r nta social? (p. 389).
144. ¿Qué es la libertad bajo el libre mercado? (pp. 438
440). ¿Cuándo la impide o la ayuda el gobierno? (pp.
429-440, 441-442).
145. Mi es dice que "la disparidad [de los individuos con
relación a sus] ... rentas y patrimonios constituye [un
rasgo o una] nota típica de la economía de mercado"
(p. 440). ¿Por qué este hecho no es espantoso?
146. ¿Qué e un gerente y qué problemas surgen a causa de
la tructura de sus incentivos? (pp. 464-468). ¿Cuáles
on 10 problemas adicionales que surgen en la admi-
ni tración pública? (pp. 469-471).
147. ¿Cómo es posible eliminar la erosión de la tierra o el
deterioro de los bosques? (p. 956) Y ¿por qué esta so-
lución no parece funcionar a vece n pai es con libre
mercado? (p. 957).

397
148.¿Qué razones teóricas apoyan los ub ¡dio agrícolas y
quiénes lo buscan? (pp. 960-961) y ¿cuáles son los
do maneras de obtener exenciones de decreto o privi-
I gio legales? (pp. 964-965).
149. ¿Cuál e el conflicto de fondo entre economía e inter-
encioni mo? (p. 1099). ¿Qué d bería hacer el gobier-
no para e itar los precios monopólico ? (p. 1107) y
¿por qué exi tió 'el ocaso de la ci ilización clásica de
Roma? (pp. L108 1109 1111).
150. ¿ uál e la consecuencia típica de la intervención me-
diante fijación de precios? (pp. 11 02, 1104) Y ¿cuále
00 la do excepciones a ella? (pp. 1105 1106).
151.¿Qué re ultado tenemo de legi lar obre lo salarios
mínimo? (pp. 1112 1124 L126). ¿Qué pen aron
arx y u discípulos lógico de ello? (pp. 1113-1114)
Y ¿por qué tenemos tales legi lacione conforme a los
intervencionistas? (p. 1114).
152. ¿Por qué no su tituye la maquinaría al obrero? (pp.
1118-1119) y ¿es valiosa la asistencia ocial a los sin
trabajo' para disminuir el desempleo? (p. 1121).
153 .. Cuál s la única manera de aumentar lo a1arios en
términos reales? (p. 1120).
154. ¿Por qué tenemos planes de redistribuir la tierra, quié-
ne lo pagan y cuáles son las consecuencias de ello?
(pp. 1160-1161).
155. ¿Quiénes sufren directa e indirectamente lo el101l11eS
impuestos e imposiciones a caLlsa de ' la fiscalidad ex-
poliadora y por qué? (pp. 11 65, L166) Y ¿qué mal
efecto le pasará a la competencia a causa de ellos? (p.
1165).
156. ¿Qué crítica hace Mises sobre la ' tributación progresi-
va (p. 1163) Y de 'los impu sto que gravan las
tran mi iones mort;s causa? (p. 1164).
157. egún Mises, ¿cuál e La tragedia de Occidente' en
término ideológicos y por qu '? (p. 1205 Y ¿cuáles
on las tres razone en la que e ba an alguna perso-

398
na , para decir que el capitalismo es malo? (sólo en la
versión en inglés p. 835) [1. la pobreza 2. La des-
igualdad del ingreso y de la riqueza y 3. la inseguri-
dad].
158.. Por qué hay masas desgraciada y pobreza en algunas
parte del mundo? (pp. 1207, 1216-1217).
159. ¿Qué sistemas existen en el mercado para combatir la
pobreza y por cuáles dos defecto' on criticados?
(pp. 1208-1210 1212).
160. ¿Qué le pasaría al mercado sin la d igualdad del in-
gr o y por qué la gente se queja obre ella y pugna
por má igualdad? (pp. 1212, 1214) Y ¿qué le parece a
mucha gente que el gobierno puede hacer para comba-
tir tal desigualdad y qué problema teórico e encuen-
tran en e a idea? (pp. 1219 1220 1226).
161. ¿Cómo e posible que lo fabuladore nieguen la esca-
ez egún Mises cuále on las do cosas que no
comprenden? (pp. 1222 1226) Y ¿qué no traen "los
heraldos de la regresión económica ' a cau a de sus
errores? (p. 1230).
162. ¿El capitalismo lleva a inseguridad? y ¿son malos los
efectos del capitalismo en la sociedad? (p. 1228). ¿Qué
tiene que ver la idea de tener certidumbre con marxis-
1110? (p. 1257) Y ¿cuáles son las dos cosas que el capi-
talismo ha hecho claramente en ]a historia y en la épo-
ca del intervencionismo? (pp. 1231 1239-1240 1249-
1250). .
163. ¿Cuál es el intervencionismo y adónde no lleva y por
qué 'ha de desaparecer?' (pp. 1234, 1239 1238
1268).
164. Según Mises ¿cuáles son lo fruto del intervencio-
nismo? (p. 1233).
165. ¿Por qué el trabajo hecho por lo hombre e desigual
y tiene un carácter no específico y pued n obtener
además rendimiento en cualquier vocación lo cual

399
imp ibilita con iderar el trabajo c 010 una cal goría
g n ral? (pp. 214-215 .

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403
11 El ciclo de los negocios
austriaco y la libertad
bancaria

Dinero, banca central y el ciclo de los negocios

Al igual que con otras fonTIa de intervencioni mo el del


banco central ha sido poderosamente criticado por lo teó-
rico au tríacos. Lo austríacos han estado intere ados en
saber cómo el dinero se desanolla en una catalaxia y cómo
las política que promueven una banca central del gobierno
afectan tanto la oferta de dmero como la catalaxia. Los teó-
ricos austríacos argumentan que si bien el dinero no se ma-
neja a si mismo, instituciones coordinadoras surgirán en el
mercado para regular tanto la emisión de dinero como los
servicios financieros. Las autoridades monetarias S011 me-
ramente una fuente de desestabilización. Así, los austríacos
están interesados en encontrar altemativas de mercado a la
banca central.

El de arrollo del dinero

De acuerdo con Menger el dinero 'no e una in ención del


Estado, ino que evoluciona debido a una necesidad acial
de contar con un bien más vendible y má comerciable para
facilitar el intercambio (Menger 1994, pp. 261 258-259
268). Aparte de la intervención monetaria del gobierno el

404
din ro será la mercancía que tenga "comerciabilidad pre-
eminente," con su función como medio de intercambio pre-
dominando sobre toda otra función (Menger 1994, pp. 271
280).
Como Armen Alchian señala el dinero es "el bien in-
termedio con los más bajos costos generales de identifica-
ción" Alchian 1977, p. 120 . A í un i tema monetario
maduro y e table puede conferir ben ficio económicos
ustanciale en una variedad de áreas. Por ejemplo los aus-
triacos sostienen que la e tabilidad en lo dominios moneta-
rio alimenta el desarrollo al poner en línea la "aproxima-
cione en la formación del capital. Lo hace al ayudar a la
gente a con ervar el tiempo (un componente clave del capi-
tal) y permitiendo el benéfico 'alargamiento del período de
producción (Skousen 1990, pp. 136 139-140, 153,226).
D sde una per pectiva austríaca el din ro emerge desde
una mano invisible i.e. de un resultado no buscado de la
acción humana. Es el surgimiento de una convención so-
cial. En el mundo moderno la gente comercia los servicios
de su trabajo por pedazos de papel y de metal intrínseca-
mente inútiles y, por lo tanto, estos biene ganan un valor
6s
de intercambio positivo.
Pero el dinero no se desarrolló de inmediato en su forma
moderna. El primer dinero que aparece, en cualquier civili-
zación tiene que ser un dinero-mercanCÍa. Será hecho de un
bien intermedio que pueda ser usado para el intercambio y
que sea ampliamente;; comerciable y tenga co tos pequeños
asociado con su tenencia y transporte. De pués de que un
bien apropiado ha sido encontrado, habrá convergencia
cataláxica (o un proceso de bola de nieve) ha ta que el bien
se convierte en el medio de intercambio generalmente acep-
tado (i.e., dinero). Eventualmente la gente comenzará a

6S Algo de e ta ección y unas pocas otras panes de csle capítulo, fueron adaptados de las
do conferencia de revi ión sobre el dinero y la banca de Larry While en el Seminario
de Economía Au lrÍaea, junio 12 y 14 de 1994, en la Fundación para la Educación
Económica,lrviJlgton-on-Hud oo. ueva York.

405
dar cu nta d qu mejor mantener una re rva d
bien a mano c m m dio de int rcambio. lo larg d I
tiempo, la unidad d cuenta (í... libra, nza. ctc. para el
din ro. urgirá pontáneament. o requi r la ación
la política pública.
on I ti mp. I bi n u ado como dinero ufrirá una
e olución adicional. u divisibilidad, durabilidad unifor-
midad rificabilidad . y portabilidad erán m j rada. Por
ejemplo, la mon da on un a ance te nológico en la ma-
n ra en qu e fabrica el dinero n lugar de limitars a er
una útil). na moneda mejora la unif! nnidad eliminando
la nece idad d prueba de fino o d pc o. Lo m rcado
han propor ¡onad hi tóricam nt prueba de acuña i' n, tal
como la fábri a d mon da acuñaban pieza o mon da
uni orme en ár as en que pro p raba la min ría d loro.
Billete d banco empleado pri adament han tambi' n
m JOTado la portabilidad del din ro (dado qu t dio o
a arr ar m tal. dicionaJm nt la ban a n í merg rá.
Lo cambi ta d din ro y lo j y ro ti nen una t nd ncia
natural a con ertir en banco d din ro e pecialment en
la medida en qu onviert n n j cutore de órdelle de
Ji nt gu impl mente cambian la propiedad de u de-
recho al oro d un tenedor de cuenta a otro para ati facer
alglll1 acuerdo privado entre ambos. La moderna ext 11 ión
de cheque bace la misma cosa. Lo cheque no on dinero,
ino ólo el derecho sobre el aldo d la cuenta bancaria de
alguien.
La e olu ión d I dinero e un proc o eficient. in em-
bargo, o urr n probl mas cuando la emi ión d l din ro
monopolizado por I gobi mo. Bru K tI r argum nta que
I din ro un fenómeno de mercado -no un ti n . m no
d 1 gobi roo- que la regula ion mon taria ia co
tal omo leye de moneda d urs I al cau an di tor-
IOn económic
La I gi la ión d moneda de curso I gal una fonna de
interfi r ncia conómica. Tal legi lación dire tam nte

406
limita lo contratos e interfiere e n lo derech d pro-
pi dad. 1 dinero no e una reación del gobierno i
puede el gobi roo garantizar u alar. El dio ro un fe-
nómeno d mercado Ketl r 1992, p. 213).

Otro au triaco on inclu o má critico acerc eL omo el


gobi rno man ja los banco centrale obre todo cuando
emiten papel moneda sin el r pald d loro. En la i ión
de Rocl0: eH la política monetaria e inlplement un me-
dio para una p lítica de gobierno mal voL nte:

La política monetaria e -aparte de la gu ITa-la herra-


mi nta primaria de agigantamiento del E tado. Ella ase-
gura el crecimiento del gobi m ,lo déficit financiero
lo pr mio a los intere peciale y arregla la elec-
cione ... u tTO i tema m n tario no ólo poLítica-
m nt abu i o ino que también pro oca inflación y ci-
lo n lo n gocio (Ro Jl 1990 p. 7 de 'Introduc-
ción n Rothbard 1990).

Concordando con lo anterior hite cue tiona la racidad


y la nece idad de la monopolización de la banca cen ral por
el gobiemo:

La má bá ica cuestión concerniente a la política del go-


bierno hacia el dinero y la banca no ha cambiado desde
lo d bate d 1 siglo pasad obre la banca libre. Ella es
toda ía tal coma lo fue entonce > impl m nt é ta:
¿Tiene 1 gobierno alguna razón bí n fundada para des-
empeñar un rol en producir din ro o en regular las fmuas
pri ada qu producen dio ro. (White 1992 p. 137).

onopolización del dinero por la banca centra!


J ciclo de lo negocios

En la edad moderna el medio d int [cambio normal-


m nt, 1dinero emitido por I banco central (10 qu Mi es

407
y los austríaco también llaman crédito,' significando los
medios fiduciario ). El banco central controla la oferta mo-
netaria, regula los tipos de interé y emplea a ciento de eco-
nomistas. A diferencia de los teórico austríacos la mayoría
de los economista tienden a ser meno críticos de la polí-
ticas pública que promueven la monopolización y el con-
trol por el gobierno de la oferta d dinero. Uno de los bene-
ficios de política de tener un banco central es el de que ali-
via al mundo de tener que cavar más en busca de oro nue-
vo. Sin embargo, los problemas de elección pública y los
costos asociados con el sistema de banca central segura-
mente desafiarán (y superarán) a cualesquiera beneficios.
Los teóricos austríacos han sido unánimes en su crítica a
la banca central. Por ejemplo, culpan a las políticas moneta-
rias y proteccionistas de causar y perpetuar la Gran Depre-
ión de la década de 1930 y la cri is fmanciera a partir de
2008. Considére e la critica de Rockwell del cometido de la
banca central en lo Estados nido:

La meta declarada por la Reserva Federal era proporcio-


nar crédito' a tasas de interés suficientemente bajas co-
mo para estimular, proteger y hacer prosperar toda clase
de negocios 1 gítimos." Aun cuando esta política expan-
sionista no redundó en un alza general de precio , ella
dañó a la economía en un nivel más profundo. Después
de que la expansión del crédito terminó en 1928 la eco-
nomía tambaleó. Pero como anota Jollnson 'todo e to
era 10 de e p raro era saludable· debió haber sido bienve-
nido. ' La rece iones y depre ione 'epararon a la ove-
jas de los chivo liquidaron a lo elementos poco a]u-
dables en la economía e hicieron alir a los parásito. La
xplicación au triaca de la Gran Depresión es que ste
proceso de elección fue innecesariamente prolongado.
Como Rothbard, Lionel Robbins Benjamin Ander 011 y
muchos otro han apuntado, la extraordinarias interven-
ciones en el mercado tanto por Hoover como por Roose-

408
velt--desd cartel izar la industria y la fuerza d trabajo
ha ta erigir balTera al comercio intemacional-
tran formaron lo que debió haber sido una caída de un
año en una pesadilla de una década (Rockwell 1992 p.
75).

De acuerdo con la teoría au tríaca el banco central de


hecho causa los ciclos de negocios i.e., periódicos ciclos de
"auge y caída" en la economía. Los austriacos rechazan
cualquier política que implique tener un banco central, por
esta razón y porque ella es un método traicionero en que el
gobiemo puede manipular y debilitar el circulante mediante
la inflación i.e., un medio de tributación implícita (frecuen-
temente para pagar el financiamiento del déficit). Por otra
parte, la teoría austríaca del ciclo de negocios dice que si el
banco central baja las tasa de interés mediante la política
monetari.a entonces la gente pedirá más prestado a las tasas
de interés má bajas. La gente e dejará engañar n un pri-
mer momento pero la expectativa se aju tarán un tanto si
hay repetida manipulaciones monetarias.

Los consejeros de los políticos buscadores de rentas usan


la politfea monetaria

Correspondientemente, la teoría de la elección pública su-


giere que los consultores políticos que buscan renta o em-
presario regresivos alertas a las oportunidades pueden al-
zarse en ayuda de los actore políticos para seleccionar el
nivel óptimo de política monetaria. Su meta sería obtener el
mayor monto de beneficio políticos a travé de la manipu-
lación monetaria sin alterar adver amente la e pectativas
del público.
En lo stados Unidos 1 gobierno federal ha ido gran-
demente exito o en alcanzar este nivel en el siglo veinte. En
otras naciones, especialmente en Sudamérica, el ojo público
se ha tornado más miope frente a la política monetaria. En

409
países como Panamá, Ecuador, Bolivia, y Argentina, el
circulante preferido es el dólar norteamericano mientra en
otra partes on u ados sustituto de la moneda legal.
La Unidad de Fomento de Chile (UF)

En Chile por ejemplo los contratos más sensibles al trans-


cm o del tiempo préstamos y cuentas de ahono son deno-
minados en UF ( unidades de fomento '). El valor cambian-
te de la UF en pesos es publicado diariamente en los diarios
chilenos y sirve como un medio efectivo de eliminar el
riesgo de la inflación y contener el poder político alcanza-
ble a travé de la política monetaria. Los precios de la ca-
sas y apartamentos son a menudo citados en UFS en lugar
de pesos, como son deducibles de seguros y los límites
máximos para los gasto cubiertos en las política . El uso
de la UF significa que la empresas no tienen que modificar
los contrato a fm de reflejar los cambios en el valor del
peso.
Actores políticos astutos en otras naciones seguramente
aborrecerán perder poder político debido a tales sustitutos
monetarios reales, como la UF. Vendrían como sorpr a
para lo au triaca . O para lo teóricos de la política públi-
ca, si tales actores, los austríacos o los teóricos de la elec-
ción pública trataran de vetarlos mediant la legi lación o
de mantener intrusiones monetaria ustantivas si bien
nunca tanto como para que se conviertan en objeto de mo-
lestia pública. De otro modo, si esto actore no protegieran
sus beneficios, se crearían las oportunidades para que em-
presarios progresistas desarrollen oluciones sustitutivas
que supriman la incomodidad de la gente generada por la
política monetaria (como fue el caso con la UF en Chile).

Cómo el ciclo económico es creado por el banco central

Por consiguiente en ausencia de cualquier innovación co-


mo la UF, i un banco central puede inflar de una manera

410

más o meno clandestina entonces capitalistas y empre a-


rios podrían ser engañados y concluir que la abundancia de
dinero es una señal de crecimiento económico real. Por
tanto, los beneficios de la política económica favorecerán a
los actores políticos ya los buscadores de rentas. La errada
conclusión de lo capitalista y empresarios lo llevará a
acumular inventarios y expandir su capacidad productiva.
Esta fase e llamada el "boom' o auge.

Roger Garrison, un estudioso de la economía austriaca,


argumenta que si la ta a de interé dice la verdad, mues-
tra cuántos proyecto pueden ser completado por los
ahon"os genuinos. Sin embargo el banco c ntral puede
crear un auge artificial. Un boom genuino provien de
gente que prefiere ahorrar más, generando así más inver-
sión.

Modelo del ciclo económico de Garrison

En el modelo de Ganison, a medida que la curva de posibi-


lidade de producción se traslada hacia afu ra la gente pre-
fiere ahorrar más (i.e. muestran que prefieren el consumo
futuro, que el pre ente). En consecuencia, la oferta de fon-
dos preestablecida se incrementa. Nonnalmente la tasa de
interés di ciplina la actividad cataláxica desalentando o
inhibiendo lo proyecto demasiado ambiciosos. Pero la
política monetaria expansiva, que tiende a er popular entre
los políticos buscadore de votos, puede causar el resultado
opuesto. Por ejemplo, los políticos buscadore de votos
tienen un incentivo para crear una bonanza para realzar sus
posibilidades de reelección. 'entra el cr cimiento genui-
no proviene de los ahorros una política monetaria expansi-
va para crear una bonanza artificial conduce a la contrac-
ción económica. La gente ahorrará menos debido a la baja
de la tasa de interé ya í con umirá más. Durante una de-
presión la front ra d posibilidades de producción de

411
h cho vuel atrá pue lo proy t qu no pu d n r
completado on abandonado :~
aturalm m i determina que una e pan ión mone-
taria ha ido artifi iaL la finnas darán p o para r ducir
in ntario cerrar plantas a fin de di minuir la pr du -
ción. El efecto a umulati o de ta fi ión g n ra r
ione o depre ion i.e.. la caída." ormalm nt tas
t nd n ia a la baja on br e y auto orrectora. in m-
bargo la política pública dañina p. J. 1 proteccioni -
mo pu d n prolongar la tendencia a la baja infligiendo
otra dañina y di tor ionadora medid n la catala ia.
Tal política peIjudiciale fu ron prorno ida por lo
pre idente Franklin D. Roose It y Barack Obama.
ás aún ta concepción austria a d I ciclo d n go io
pued r ampliada por la teoría de la ele ción pública Tal
ez lo actor político tienen un in enti o para timular
o p rp tuar lo problemas económico en orden a on guir
fine de u propio interés: p. ej. apoyar oto pre upu to
o poder para legi lar. Ellos pueden ha r prom a d 'arr-
glar lo probl ma conómico u probablement fu-
ron creado por la políticas pública n primer lugar para
r alzar nocion d fracaso del m rcado n el crit rio del
público (cr ando a í una demanda artificial por má go-
bierno). Los problemas económicos también podrían utili-
zar para r compen ar a las firma bu cadora de r nta
xito as a tra é del daño a sus competidore má luchado-
re o nue o .
n 1 pro o del mercado lo probl mas econórni o
erán liquidado por un frecuent m nt doloro o proce o
d autocorr cción entonces el crecimi nto genuino 11 ga-
rá-ha ta qu la pró ÍIna intervención d 1 banco central
gatille otro ci lo d negocio. Pero la teoría de la 1 ión
pública uo-i r que lo actore político pueden ten r un

le párrafo fue adapt da d la conferenci de Roger ani on b el ci 1 dc


negocio en el SemiJIGTio obre Economía ..IlIrio a. de 14 de junio d 1994 n la
Fundación para la Educación Econónúca, Irvingt n-on·Hud n, ueva York.

412
incenti o pe er o para crear y aun prolong r t nd ncias
económic a la baja, dep ndi ndo d dónd n u ntren
110 n 1ci lo electoral.
Por ej mplo. podría er p Iíti aro nt e p dito para un
Pr idente cr ar un problema conómico al comi nzo de su
ciclo electoral, implementar entonce lo p o para r ol-
er 1 probl ma y fmalmente hac r del cr' dito p r re ol-
er pr bl ma mientra e a cina la ti cba d u reelec-
ción. E ta acti idad puede er u tentada n la m nte del
público ncontrando teórico erio (o lo qu bu qu n ren-
ta ) que apoyen la noción d qu lo mercado cau a11 lo
ciclo económico nece itando la política pública para
arregl r I probl ma del ID rcado y tabilizar la cono-
mía. Para lo t órico au tria o dar el control de la oferta
mon taria al gobierno e peligro o. R k\ 11 ti ne que
]0 au tría o ti nen la receta COIT eta para mitigar I ciclo
d nego io patrocinado por 1 obi mo :

Lo marxi ta e taban equivo ado : no d b ríamo de-


rrocar I capltali mo para liminar lo Cl I d lo n-
gocio . Lo keynesiano e taban qui ocado : la admi-
ni tra i' n por el gobierno ólo emp ora la co as. Y los
mon laristas estaban equivocados: lo precio estables
corte ía del banco central pr ducen inestabilidades sub-
yacente. Lo ciclo de lo negocio pueden er elimina-
do pero ólo con reforma que barran con todo. Para
ternlinar e n lo ciclo de lo n gocio deb mo hacer
p dazo 1 barreras in titucionale al mercado libr en el
din r la banca-sal am nto por 1gobi mo, guro
a I dep' ito banco ntrale - tabl r dinero
ólido, ta as de interé determinada n I mercado un
r'giro n monetario de c ntralizado re i tent a la in-
t rferen ia políticas. in la int r\ nción del banco cen-
tral deb namo forzarno a no otro mí mo durante un
p Ti do corto, dolora o n qu la mala in r ione e-
rían limpiada hacia afuera d 1 j 'tema. La p Iíti a puede

41
trabajar en contra de tal aproximación, pero 'sta es la
única man ra de asegurar que la próxima recuperación
comience a partir de una base ana (RockweU 1992, p.
77).

G. Edward Grifflll, que escribe uno recuento hi tóricos


populares relevantes para las política pública concuerda
con que la banca central es la causa de muchas distorsiones
económicas:

E ampliamente creído que los pánico ,lo ciclo de au-


g -caída y la depresiones son cau ado por la compe-
tencia in freno entre los bancos' de ahí la necesidad de
la regulación del gobierno. La erdad e ju tamente la
opue tao E tas situaciones disruptivas en el mercado libre
son el resultado del impedimento de la competencia por
parte del gobierno mediante la concesión de poder mo-
nopólico un banco central. En ausencia de monopolio los
banco pueden operar de manera fraudulenta sólo limita-
damente y por corto tiempo. Inevitablemente ellos serán
denunciados por sus competidores más honesto y forza-
dos fuera del negocio. Sí, sus depositantes resultarán
afectados por la bancarrota, pero el daño quedará limita-
do a sólo unos pocos y ocurrirá nada más que de vez en
cuando...Pero cuando a un banco central se le pennite
proteger a los operadores fraudulentos y forzar a todos
los bancos a funcionar igual, las fuerzas de la competen-
cia no pueden ya morigerar el efecto. La expansión se
convierte en universal y gigantesca. Y por supuesto
tambi 'n la contracción. Excepto los banquero y los polí-
ticos, roda el mundo resulta perjudicado al mi mo tiem-
po' la depresión está en ladas partes' y la recuperación
es larga y demorada (Griffin 1994, p. 345).

Dentro de un sistema de banca central los banco indivi-


duale enfrentado a la incertidumbre encontrarán difícil

414
determinar i hay un genuino incremento en la demanda por
dinero en razón del conocimiento descentralizado. Una
xpan ión puede ser genuina o altificial pero al nivel local
el banco difícilmente lo puede saber. Cuando lo bancos
perciben una reducción en el flujo d din ro ello pueden
concluir que la demanda por dinero e ha incrementado
llevándolos a expandir lo pré tamo para la construcción
d biene de capital. Así hay un nexo entre lo ahorro y la
oferta de fondo prestable .
De de que el conocimiento nece ario para e te proce o
e tran mitido de de el fondo hacia arriba, i.e. de de las
accion s de numeroso indi iduo con fragmento de cono-
cimiento ocial la estructura del capital e reada espontá-
neamente vía eleccione individuale. Debido al problema
del conocimiento es imposible para la banca central mejo-
rar en fomla óptima la e truetura del capital en una econo-
mía. Por lo tanto las políticas del banco central pueden lle-
ar a di torsiones dentro del istema. Altemativamente, una
banca libre en cuestiones de observación i.e. puede mane-
jar in un banco central la tran mi ión del conocimiento
disper' o.

¿ Qué es una banca libre?

Los teóricos austriacos tienen do VI Iones divergentes


acerca de qué cosa debería reemplazar al banco central:
banca libre o banca con 100% de reserva . Lo banqueros
libre, liderados por White y Selgin, argumentan que en un
mercado libre la gente debería e tar en condicione de con-
tratar lo ervicio bancario sin restricción (ya fuere de la
variedad del 100% de reser a en oro o de una fracción) tal
como lo hacen con otros servicios in restricción. White
re lIme el tema:
La banca libre hablando genéricamente denota un si -
tema donde no hay restricciones ni regulaciones y permi-
tiría los bancos de almacén y los de reserva divisionarios
pero en todos los casos privados (White 1995, p. 1).

Bajo la política de la banca libre ninguna restricción ni


regulación por el Estado sería permitida. La gente estaría en
condicione de elegir libremente aceptar los riesgo de de-
po itar su fondos en un banco con reserva fraccional a cam-
bio de recibir algún interés sobr sus depó itas. Como resul-
tado, surgirán espontáneamente fIrmas bancarias para pro-
veer los típicos servicios bancarios, como también mitir mo-
neda o billete. En la banca libre hay una oferta monetaria
endógena-significando esto que el sistema es auton-egula-
do. La rivalidad entr las firma bancaria servirá para me-
jorar la calidad de los billete. La amenaza de pérdidas po-
tenciales derivada de "batirse a duelo" en la redención de
billetes llevará a lo banqueros a formar organizaciones
para compensar Los billetes de unos con los de otros.
La principal caracterí tiea de batir e a duelo con los bi-
lletes [o un guerra de emisión de billetes] es el almacena-
miento de la notas de banco causando e tragos en el ban-
co de la competencia (yen la opinión pública) tratando de
rescatar todos los fondos a la vez las reserves de impuesto
del banco y haciéndolo parece inestable. Desde que todos
los bancos se enfrentan a la misma amenaza la moderación
e aconsejable. En último ténnino los bancos cooperarán
entre sí porque está en sus mejores intereses crear servicios
bancarios 10 más convenjente po ible para los clientes.

Cuadro 11.1 La banca libre


La banca libre es:
, [Un] sistema monet3J.io sin un banco central, bajo el cual
la emisión de dinero y el dinero en depósito es entregado a
bancos privados que no son objeto de restricción legaL'
-LanyWhite

416
De de que lo billete de banco son pagaderos al porta-
dor conh-a pre entación ellos on como los cheques a
pmeba de rechazo. NormaLmente estos billetes no serían
circulantes ni usados ampliamente como dinero, pues ellos
no tendrían nada que ver con otro bancos. Sin embargo si
fuera e tablecido un acuerdo entre una red de bancos en eL
entido de aceptarlos por u valor nominal entonces los
billete podrían servir como circulante. Lo duelos entre
billete se convielten en una actividad muy costosa, porque
la amenaza de raids de redención sorpresiva llevará a los
bancos a mantener mayore reserva . Así, la cooperación se
conviette en un resultado natural, junto con eL mecanismo
de compensación. Todo los banco tendrán un incentivo
para cooperar ya que de ean maximizar lo beneficios. La
compensación multilateral OCUlTe cuando todos los bancos
privados se unen y juntan sus billetes y, debido a la ley de
los grandes números, les es permitido mantener menores
reservas. Este sistema e un beneficio espontáneo e invo-
luntario de la competencia.
En consecuencia una ca a de campen ación de billetes
representa la organización institucional d un orden spon-
táneo un sistema unificado en el cual las especies unitarias
son aceptadas a la par. El trabajo de Se1gin ha sido instru-
mento para demostrar cómo un sistema eficiente y efectivo
de banca libre evolucionaría en un mercado libre (ver Sel-
gin 1988 Y 1996). White también ha contribuido en esta
área de in estigación (v r Selgin y White 1987).

La vi ión del 100% de reservas en oro

Según la visión del 100% de reservas en oro, los bancos


privados reciben depó itos y lo retienen en sus bóvedas.
Ellos hacen ganancias cobrando por lo depósito y los
retiro o por guardar el dinero. Quienes abogan por la ban-
ca del 100% de reservas liderados por Rothbard y loe Sa-
lerno y fuertemente promovida por analistas de políticas

417
como Rockwell y Griffm argumentan que el i terna ban-
cario de re erva fraccional de cualquier cla e e fraudulen-
ta-incluyendo la banca libre. El fraude e produc dicen
porqu todo lo depositante no pueden recup rar u dine-
ro (oro) al demandarlo de de que ha sido pr tado a otros.
A í, I banco no e está comportando como una ca a de
depó ito como debería.
De de e ta per pectiva tomar lo depó ito d 1cliente es
equi alente en un entido al robo. El dinero d lo depo itan-
tes ha ido tomado para otros u os (alguno de los cuale
pueden no er aprobado por lo depo itant ) para mejorar
las ganancia del banquero. La debilidad de e ta vi ión es que
bajo un i tema de voluntari mo con un mercado Libre la
gente debería poder entrar en cuale quiera acuerdo que eUa
deseara. Por ejemplo i ella quiere permitir a otro usar su
dinero a cambio de un cobro (i.e. interé) entonce debería
a umir lo ri sgo a ociados con el istema de re erva frac-
ciona!. Para apoyar la visión del 100% de la re erva de oro
e debe apoyar la política pública que prohíbe la contratación
voluntaria de lo servicios de la banca de la r serva fraccio-
na!. Los con umidores deben estar protegidos de la natmale-
za fraudulenta e inherente del mal sistema.
Adicionalmente, quienes abogan por el i tema de banca
de 100% de reserva se oponen al de reserva fraccional por-
que tiene una inestabilidad incorporada relacionada con la
inestabilidad cau ada por el problema del conocimiento.
Rothbard critica severamente el sistema de re erva fraccio-
nal y al mismo tiempo advierte contra la banca libre:

Lo terrible efectos económicos del dinero de la banca


fraccional erán explorados en el próximo capítulo. Aquí
concluimo que moralmente tal banca no tendría más
der cho a existir en un mercado verdaderam nte libre
que cualquier otra forma de hurto. Es erdad que el bille-
te o depósito no dice en el hecho en· u anv r o que la ca-
sa de depó ito garantice mantener un completo re paldo

41
en oro a la mano todo el tiempo. Pero el banco sí prome-
te el re cate a pedido de modo qu cuando emite cuales-
quiera recibo imulados está ya cometiendo fraude
pue to que inmediatament e torna impo ible para el
banco cumplir su promesa de re catar todo u billetes y
depó ito . El fraude por con iguient e tá inmediata-
mente iendo cometido cuando el acto de emitir p eudo-
recibo tiene lugar. Cuáles recibo en particular son
fraudulento puede ólo er de cubierto de :pué de que
una corrida al banco ha sucedido (pue todo lo recibo
e en iguales) y los demandante qu lleguen tarde son
burlado. i el fraude va a ser pro crito en una ociedad
libre entonces la banca fraccional deb ría correr la mis-
ma uerte. Supóngase in embargo que I fraude y la
banca fraccional sean permitido con lo banco iendo
ólo r queridos de cumplir su obligacione de redimir el
oro a pedido. Cualquier falla en hacerlo ignificaría la
bancarrota instantánea. Tal istema ha pa ado a conocer-
como banca libre. ¿Habría entonces una cuantiosa
emisión fraudulenta de sustitutos del dinero, con la con-
iguiente creación artificial de nuevo dinero? Mucha
gente lo ha supuesto así y ha creído que' la banca selvá-
tica" simplemente inflaría la oferta de dinero astronómi-
camente. Pero al contrario, "la banca libre" conduciría a
un sistema monetario mucho má "duro' del que tene-
rnos hoy (Rothbard 1990 pp. 50-51 Y ver Rothbard
] 970 pp. 708-709).

Sin embargo no está claro por qué hay fraude cuando el


aspecto de la reserva fraccional de un banco e explica deta-
lladament en el contrato y e con entido por el cliente.
Ademá , el 100% de las re erva d oro bancario nunca
urgió por completo en la historia n tanto lo mercados
han generado espontáneamente la banca libre.

419
La libertad bancaria como políticafimcional

finales del iglo XX la idea de la banca libr recibió


re eñas fa arable en la corriente dominante de la pren a.
E cribiendo para Forbes Peter Brim 10\l proporcionó una
racionalidad más popular para abogar en fa or de la banca
libr citando a White Hayek y aun a Milton Friedrnan co-
mo proponente lidere de tal política ( er Brimelow ] 9
pp. 243-250).
Lo banqueros libres ostienen que la banca central co-
mo generalmente otras institucione reguladora d I go-
bierno en general tienen deficiencia inherente debido al
problema de] conocimiento. Má aún ituacione incula-
da a la elección pública tenderán a di minuir la efecti ¡dad
y la eficiencia de la regulación. En la indu trias bancaria
británica y norteam ricana de pre-guerra, la regulación u-
pue tamente di ñada para reducir la ine tabilidad n el
h cho pro ocó má de ella. La r gulación de los banco
falló en mejorar la calidad o la eguridad que fue ordenada
para proveer. Como anota White:

No debería e perar e que los fraca o bancario ocurran


en manada en la au encia de re triccione o de capitali-
zación bancaria adecuada rama bancaria y otro me-
dios de ab orb r o diversificar lo riesgo bancario . Ta-
I s restriccione fueron responsabl s de la inestabilidad
d los banco rural s ingleses y d lo de ciertos e tado
norteamericano (White 1995 p. 144).

En un i tema bancario libre la p 'rdida de re erva


(i .. cuando el oro demandado ía la casa de comp n a-
ción) sirven como eñal al banco de que debe reducir u
pa i o en circulación. Cuando lo banco logran adecuar
u capital se bac n a í mismos meno expue tos a corrida
y I sistema se torna junto con e o má e tableo Ademá lo
bancos tenderán a u ar mejora legale, la cláusula de op-

420
ción y la eguridades de 01 encia para mejorar u e tabi-
lidad aun con re ervas fraccionale . Karen Vaughn re ume
el de arrollo de la idea de la libertad bancaria de White y
Selgin:

El trabajo de Lawrenc hite en teoría monetaria e


arregló para alcanzar periódico ataque de la corriente
dominante (1984a 1987) i bien u trabajo má intere-
sante de d una perspectiva austríaca apareció más en
publicaciones especializada o en forma de libro (1984b·
1989). u libro Libertad Bancaria en Gran Bretaña:
Teoría, Experiencia y Debate (19 4b) exploró tanto la
hi toria de la banca libr en Inglaterra para mo trar que
de hecho había funcionado bien en Escocia en la última
parte del iglo dieciocho y en el diecinueve como la teo-
ría de la banca libre para mo trar u rele ancia cont m-
porán a para el debate obre la in titucione financiera
apropiada . El trabajo d White tu o la ntaja de er
capaz d incular e al debate contemporáneo obre lo
efectos tanto po itivo como nonnati os de la in titu-
ciones monetalias que no dependían exclusivamente de
las fuente austríacas. Después de la debacle inflaciona-
ria de los 1970s el diseño de la institucione monetarias
fue un importante tema económico. Sin embargo, la
aproximación de Whit fue claramente extraída de la tra-
dición au tríaca que enfatizó el rol del i tema de banca
central en la de e tabilización de la economia. Más aún
el en ayo de Hayek, La D nacionalización del Dinero'
(197 b ayudó a estimular al pensamiento au tríaco
acerca d la institucione monetarias. La i ión au tría-
ca obr e te terna con i tió en argüir en fa or de una
banca no regulada y libre amo remedio para la inesta-
bilidade cau adas por lo banco centrales y lo bancos
de re el a fraccional r guiado . Mediante 1 de arrollo
de un análi i acerca de cómo un verdadero i tema ban-
cario libre podría operar para beneficio de la economia,

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