MINISTERIO APOSTOLICO PROFETICO

RIQUEZAS DEL PLENO ENTENDIMIENTO

“12 VERDADES SOBRE EL MINISTERIO PROFETICO DESDE LA EXEGESIS

BIBLICA Y CULTURA HEBREA”
 
1. Profeta es un hombre inspirado por el Eterno que expresa sus palabras por que
conoce, percibe y comprende lo que acontece en determinados escenarios más allá
de la realidad física.
 
2.  Abraham es la primera persona que la Biblia llama “profeta” (Gen 20:7), no por
predecir el futuro (cosa que nunca hizo) sino porque podría interceder por
Abimelec. El fundador del ministerio profético y prototipo para todo profeta en
Israel; era Moisés (Deut 18:15), pero él tampoco se dedicó a predecir el futuro.
Moisés fue profeta porque trajo al pueblo la Palabra de Dios, con todas sus
implicaciones y exigencias éticas. Amós no profetizó nada del futuro remoto, más
allá de la destrucción de Samaria por su corrupción e incumplimiento del pacto.
Los verdaderos profetas no siempre vaticinaban el futuro, porque eso no era su
tarea esencial, pero ningún profeta nunca se calló la voz ante la injusticia. ¡Eso es
ser profeta
 
3. Un verdadero profeta es aquel que ha sido privilegiado por el mismísimo
Anciano de Días para entrar y penetrar en sus recamaras mas secretas(Jeremías
23:22) a fin de ser enseñado e instruido en los mas sublimes niveles de la
sabiduría, la inteligencia y el conocimiento divino. Para que imparta bajo la
inspiración del el Espíritu de la profecía palabras de vida y libertad al pueblo,
abriéndoles las escrituras y mostrándoles como aplica a cada escenario de la vida,
proveyendo así una salida certera a cada situación desafiante y critica de la
existencia.
 
 4. Los profetas fieles no perdían tiempo en simples predicciones; dejaban eso a
los adivinos. Profecía predictiva sin mensaje ético profético, huele muy
fuertemente a profecía falsa. Casi seguro es adivinación en vez de profecía fiel.
Cuando Dios habla proféticamente, es para algo serio, no para entretenernos o
impresionarnos con predicciones triviales.
 
 5. Los profetas bíblicos profetizaban a partir de un profundo conocimiento de la
realidad de su nación y generalmente daban razones bien fundadas para su
mensaje. Cuando uno lee a los profetas hebreos con una óptica socio-política,

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resulta sumamente impresionante su dominio analítico y crítico (o sea, profético)

de las condiciones imperantes de la sociedad y de la historia de su tiempo. Los
profetas eran los sociólogos, economistas y politólogos de su tiempo, aunque por
la inspiración divina eran más que sólo eso. La profecía bíblica no ocurre en el
vacío, sino en medio de la historia y vinculada esencialmente con la historia de la
salvación. Cualquier “profecía” desconectada de la historia, y de la voluntad de
Dios para nosotros  probablemente es profecía falsa.
 
 6.  Ninguna persona tiene la prerrogativa de autoproclamarse o constituirse
profeta a si mismo como profeta del Eterno, por mucho conocimiento que posea al
respecto. Igualmente, no existe una institución religiosa sobre la faz de la tierra, ni
ha existido jamás que tenga la facultad de constituir a su conveniencia y antojo
profetas o entregar capacidades proféticas a sus miembros.
 
 7. Debe quedar claro que ver visiones proféticas, sonar sueños proféticos, tener
facultades de discernir espíritus o interpretar sueños no necesariamente hacen que
una persona deba ser catalogada como un profeta de Dios.
 
 8. Un verdadero profeta no anda manipulando a su antojo el mundo espiritual,
como persiguiendo la profecía, ni anda por las trochas espirituales buscando
obtener revelaciones del Eterno, como lo hacia Balaam y los demás agoreros que
quisieron apartar al pueblo de Israel del corazón del Eterno.
 
 9. En vista de su honorabilidad, virtud, grandeza y esplendor, los verdaderos
profetas del Eterno no recibían ningún titulo eclesiástico ni humano que pudiera
hacer mención a su posición, ósea no existen títulos para los profetas,
simplemente se les llamaba por su nombre, como sucedió con Elías y Eliseo. Debe
quedar claro que la mas alta distinción de un profeta era ser llamado por su
nombre, sin mas agregados.
 
10. El profeta del Eterno pertenecía a la categoría de los hombres
sabios(entendidos en el conocimiento del Eterno), piadosos (Prácticamente de ese
conocimiento), temperantes(que dominaban y controlaban sus impulsos y deseos),
prudentes (entendidos en cual momento hablar y en cual callar), talentosos
(Fortaleza mental, anímica, espiritual y física) y libres económicamente(sin ningún
tipo de carencia material). De allí que lo maestros en Israel declararon que no
calificaban para ser un profeta aquellas personas necias, ignorantes, hipócritas,
inconstantes, los que se dejaban arrastrar por diferentes vicios o pecados, los

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imprudentes, los de frágil carácter, aquellos que tenían flaqueza intelectual, falta
de dominio en sus pasiones, los torpes de visión,  pereza o flojera para la
adquisición de conocimiento y prisa por obtener ganancias terrenales, en resumen
aquellos que presentaban debilidades en su carácter, ya que los profetas se
reconocían por su carácter.  Nuestro Mesías lo afirmo en Mateo 7:15 cuando dijo:
“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos(carácter) los conoceréis ¿Acaso
se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Asi todo buen árbol da
buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar
malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos. Todo árbol que no da buen fruto,
es cortado y echado en el fuego. Asi que, por sus frutos los conoceréis”.
 
11.  Un verdadero profeta entre una de las cosas que dominaba era los nombres
de Dios y su influencia en el mundo natural y espiritual. En si era parte de las
materias que se daban en la escuela a de los profetas.  En Éxodo 3:15 Dios le
manifestó lo siguiente a el profeta Moises  después de haberle revelado un nombre
único; “Este es mi nombre por la eternidad” . Sin embargo, en función de las
distintas influencias ejercidas por Dios, decidió destinar a tales efectos diferentes
nombres. Y Dios decreto e instituyo que al pronunciar las criaturas Su Nombre
produzcan sobre ellas una iluminación y una autoridad, como esta dicho: “En todo
lugar donde recuerdes Mi Nombre Me presentare y te bendeciré” (Éxodo 20,21).
De acuerdo al Nombre que se pronuncie y utilice de Dios, se originara la
emanación y la influencia correspondiente. Esto significa, que el tipo de influencia
en cada caso estará relacionada específicamente con el Nombre que Dios, Bendito
Sea, designo en virtud de los misterios de dicha influencia.
 
12. No había ceremonia de unción con aceite para los profetas. De acuerdo al
texto de la Torá, los únicos que recibían unción especial eran; el rey de Israel en
casos particulares y el Sumo Sacerdote. Solo hay un solo caso en la biblia donde se
unge a un profeta y fue a Eliseo por mandato de Dios a Elías, fue la excepción.   1
Reyes 19:16. Incluso hay uno de los 613 mandamientos de la Torá que
expresamente prohíbe ungir a otros que no sean estas dos funciones que hemos
mencionado (en Shemot / Éxodo 30:32). El profeta, por su parte, era llamado por
una divina Voz para cumplir su función. No hay que confundirse, esta Voz no era
audible, ni siquiera se solía expresar con palabras o sonidos de lenguaje humano.
Más bien, era un mensaje en forma de impulso irresistible que inundaba el espíritu
del profeta y provocaba en él diversas reacciones. A esto no se lo debe considerar
una unción, sino un llamamiento a cumplir con la divina misión que se le ha

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encomendado personalmente, para trasmitir el mensaje que ha recibido como

intermediario. Nadie vertía aceite sobre la testa de ninguno para convertirlo en
profeta, pues no se entra a funcionar como profeta por propia elección, o por
enlazarse místicamente con el Eterno, sino solamente cuando Él en Su Sabiduría
escogía a la persona para tal fin.