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MÓDULO 1

¿Por qué la historia de la matemática en la enseñanza


de la matemática?

Introducción: Espacio y tiempo.

Orígenes lejanos de la matemática: Prehistoria.

Introducción
El Paleolítico
Arte: ¿origen de la Geometría?
El Neolítico
Geometría en acción.
Si de contar se trata…
Ordinales y cardinales, ¿cuál primero?

Integrando la Matemática con su Historia en los procesos de enseñanza 1


Profesores: Mario Dalcín – Mónica Olave
¿Por qué la historia de la matemática en la enseñanza de la
matemática?

A partir de la década del 90 se ha empezado a investigar acerca del uso y valor de la


historia de la matemática en la enseñanza de la matemática. Prueba de ello es el
trabajo que se empezó a hacer a partir del ICMI 2000 (International Commission on
Mathematics Instruction) abordando el estudio del rol de la historia de la matemática
en la enseñanza y aprendizaje de la matemática.

Según algunos estudios se evidencia el interés creciente entre los profesores de


matemática en la historia de la matemática; al mismo tiempo señalan las dificultades
de los docentes en acceder a materiales que permitan un uso real de la historia en sus
clases. En muchos países europeos se formaron grupos de investigación en torno al
tema (por ejemplo los IREM en Francia)

Los trabajos sobre este tema apuntan a que el uso de la historia de la matemática en
la clase no debería ser realizado desde una perspectiva ingenua, esto es, que usar la
historia no significa enseñar matemática tratando de que el alumno reproduzca las
distintas etapas del desarrollo de la disciplina. Tampoco significa que el uso del
conocimiento histórico consista en contar con un conjunto de anécdotas e historias
que sirvan de entretenimiento a nuestros estudiantes. Enseñar matemática
integrándola con su historia significa enfrentar a los estudiantes a los problemas que
se plantearon matemáticos de otras épocas, buscarles solución con las herramientas
que tenemos hoy, conocer las soluciones que se les fueron dando, la creación y
evolución de conceptos e ideas que conforman las respuestas de las distintas épocas.

Con respecto a la historia de la matemática y a la necesidad o conveniencia de


estudiarla, de Guzmán (1993, págs. 107-110) dice:

A mi parecer, un cierto conocimiento de la historia de la matemática, debería formar


parte indispensable del bagaje de conocimientos del matemático en general y del
profesor de cualquier nivel, primario, secundario o terciario, en particular. Y, en el caso
de este último, no sólo con la intención de que lo pueda utilizar como instrumento en
su propia enseñanza, sino primariamente porque la historia le puede proporcionar una
visión verdaderamente humana de la ciencia y de la matemática, de lo cual suele estar
también el matemático muy necesitado.
La visión histórica transforma meros hechos y destrezas sin alma en porciones de
conocimiento buscadas ansiosamente y en muchas ocasiones con genuina pasión por
hombres de carne y hueso que se alegraron inmensamente cuando por primera vez
dieron con ellas. Cuántos de esos teoremas, que en nuestros días de estudiantes nos han
aparecido como verdades que salen de la oscuridad y se dirigen hacia la nada, han

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cambiado de aspecto para nosotros al adquirir un perfecto sentido dentro de la teoría,
después de haberla estudiado más a fondo, incluido su contexto histórico y biográfico.
La perspectiva histórica nos acerca a la matemática como ciencia humana, no
endiosada, a veces penosamente reptante y en ocasiones falible, pero capaz también de
corregir sus errores. Nos aproxima a las interesantes personalidades de los hombres
que han ayudado a impulsarlas a lo largo de muchos siglos, por motivaciones muy
distintas.

Más adelante afirma:


Pero el profesor debería saber cómo han ocurrido las cosas, para:
- comprender mejor las dificultades del hombre genérico, de la humanidad, en la
elaboración de las ideas matemáticas, y a través de ello las de sus propios alumnos
- entender mejor la ilación de las ideas, de los motivos y variaciones de la sinfonía
matemática
- utilizar este saber como una sana guía para su propia pedagogía.”

“La historia debería ser un potente auxiliar para objetivos tales como:
- hacer patente la forma peculiar de aparecer las ideas en matemáticas
- enmarcar temporalmente y espacialmente las grandes ideas, problemas, junto con su
motivación, precedentes, ...
- señalar los problemas abiertos de cada época, su evolución, la situación en la que se
encuentran actualmente, ...
- apuntar las conexiones históricas de la matemática con otras ciencias, en cuya
interacción han surgido tradicionalmente gran cantidad de ideas importantes.

La discusión actual está centrada en analizar aspectos teóricos y metodológicos para


la integración de la historia en la enseñanza de la matemática.
¿Por qué usar la historia? La respuesta al por qué usar la historia ha sido respondida
desde distintos ángulos, uno de ellos (principio histórico-genético) sostiene que la
génesis del conocimiento en el individuo sigue el mismo curso que la génesis del
conocimiento en la Humanidad. Hoy en día se discute el alcance de esta concepción
en la enseñanza; sin negar la posibilidad de ciertos puntos de encuentro en el
desarrollo histórico y las dificultades que enfrenta un estudiante al momento de
conceptualizar ideas matemáticas.
Según algunos autores existe una conexión entre los errores de los estudiantes, los
obstáculos cognitivos y los problemas en el desarrollo histórico de la matemática.
Dichos autores afirman que conocer momentos importantes de la historia pueden
proveer al docente de herramientas para anticipar algunos obstáculos
epistemológicos en el aprendizaje de la matemática y ayudarlos a entender mejor los
errores y concepciones erradas en ciertos temas y también a ayudar a explicar y
entender qué es lo que los estudiantes encuentran más difícil.
Se menciona la necesidad de estudiar historia de la matemática en los cursos de
profesorado en el sentido de afectar las actitudes del futuro docente y enriquecer su
repertorio didáctico.

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Una mirada a los ‘viejos métodos’ puede ayudar a los profesores y estudiantes a
evaluar sus propias ideas matemáticas, al mismo tiempo que conocer formas
alternativas de concebir un problema, enriquecerse en dicho proceso.

Por ejemplo, a través de re-examinar el desarrollo de los conceptos, métodos y


demostraciones, los estudiantes pueden ver que los que hoy consideramos grandes
matemáticos también tuvieron sus dudas y sus errores, incertidumbres y aciertos.
Comparar trabajos matemáticos de distintas épocas permite ver que frente a un
mismo problema se crearon distintas respuestas, que la matemática cambia.

La historia de la matemática puede ayudar a estudiantes y profesores a tomar


conciencia de que el aprendizaje no es lineal. El desarrollo de las ideas matemáticas
no es tan lineal como lo presentan en general los libros de texto. La matemática como
producto final –como aparece en general en los libros– puede ser muy diferente al
hacer matemático. La mayoría de las ideas matemáticas nunca han sido presentadas
en los libros en la forma en que fueron creadas. Cuando un problema ha sido
resuelto la solución se transforma en una teoría que los profesores enseñamos sin
ninguna referencia al problema que les dio origen.

La historia de la matemática nos permite plantearnos la relación entre rigor e


imaginación, relación que deberemos manejar en nuestra propia formación como
profesores de matemática, y a tener en cuenta además en nuestra tarea como
docentes en el trabajo con estudiantes.
Permite ver que la matemática no es sólo producto de la cultura occidental sino que
han habido aportes de las distintas culturas a través del tiempo.
Da la posibilidad de realizar trabajos interactivos con otras disciplinas porque les
permite ver a los estudiantes su interconexión y mutua influencia.
Puede ayudar a explicar el rol de la matemática en la sociedad desde el momento en
que es una actividad humana y dinámica influenciada por factores sociales y
culturales.
Da la posibilidad de apreciar que la matemática se desarrolla no sólo por razones
utilitarias, sino también motivada por la curiosidad intelectual, propósitos
recreacionales o criterios estéticos.

¿Por qué razones considera que la Historia de la Matemática puede ser útil en la
enseñanza de la Matemática?
En sus clases, ¿ha utilizado la Historia de la Matemática?

Una reflexión sobre la enseñanza de la historia de la matemática puede hallarse en


Relatos sobre historia de la matemática como recurso didáctico del Prof. Gustavo
Franco, trabajo ganador del concurso organizado por la Revista Conversación,
disponible en la página http://gfrancoc.googlepages.com.

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Introducción: Espacio y tiempo.

Vea la presentación “Potencias de diez”.

Luego de ver esta presentación podemos tener una idea más cabal de nuestro lugar
en el cosmos. Ese “puntito” que es la Tierra tiene al menos cinco mil millones de
años. En ese “puntito” que es la Tierra se dio un proceso más que peculiar que es la
vida que tuvo su inicio hace dos mil millones de años. La vida, en su evolución, dio
origen hace alrededor de cincuenta mil años al Homo Sapiens.

Si consideramos el tiempo transcurrido desde los orígenes de la vida en la Tierra hasta


el presente como 24 horas, ¿qué tiempo trascurrió desde la presencia del Homo
Sapiens al día de hoy?

Descargue e instale el programa Google Earth de la siguiente dirección:


earth.google.com/intl/es/download-earth.html

Ahora puede explorar a gusto ese “puntito” del espacio en este preciso instante.

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Orígenes lejanos de la matemática: Prehistoria.

Introducción

“Hace aproximadamente medio millón de años, Europa y Asia fueron azotadas por
períodos de intenso frío –las llamadas Edades de Hielo- que duraron millares de
años.1 En ese tiempo existían varias especies de elefantes, antecesores de los
modernos elefantes africanos e hindúes. Al sufrir los rigores de la Edad de Hielo, en
algunos elefantes se desarrolló un abrigo de pelos lanudos, convirtiéndose por
último en lo que llamamos mamuts. (…) Durante las Edades de Hielo, ya existían
varias especies de hombres, contemporáneos del mamut: ellos cazaron estas bestias y
dibujaron sus imágenes en las cavernas. Pero no heredaron abrigos de pieles, ni
desarrollaron cosa semejante para hacer frente a la crisis… En lugar de someterse a
los lentos cambios físicos que acabaron por hacer capaces a los mamuts de resistir el
frío, nuestros ancestros descubrieron la manera de controlar el fuego y el modo de
hacerse abrigos de pieles. Así fueron capaces de enfrentarse al frío con tan buenos
resultados como los mamuts. (…) Los mamuts trasmitían sus abrigos a su progenie,
por herencia. Cada generación de hombres, en cambio, tenía que aprender por entero
el arte de mantener el fuego, lo mismo que el de hacer abrigos, desde sus rudimentos
mismos. (…) Tanto el hombre como el mamut, se adaptaron con éxito al medio
ambiente de las Edades de Hielo… No obstante, su historia diverge al final. La
última Edad de Hielo pasó y, con ella, se extinguió el mamut. El hombre ha
sobrevivido (El examen de los hábitos de los esquimales, es el mejor camino para
entender cómo vivían los hombres bajo las condiciones reinantes en Europa durante
las Edades de Hielo). El mamut se había adaptado demasiado bien a un conjunto de
condiciones en particular; estaba especializado en exceso. Con la aparición de
condiciones más benignas… la bestia se encontró desvalida… El hombre, por su
parte, se encontraba en libertad de abandonar su abrigo, si sentía demasiado calor, de
inventar otras herramientas y de optar por la carne de vaca, en lugar de la de mamut.
(págs. 28-32)

“Al controlar el fuego, el hombre dominó una fuerza física poderosa y un destacado
agente químico. Por primera vez en la historia, una criatura de la naturaleza pudo
dirigir una de las grandes fuerzas naturales. Y el ejercicio del poder reaccionó sobre
quién lo ejercía. El espectáculo de la brillante flama desintegrando a su vista una
rama seca, cuando era introducida en las ascuas ardientes, y de su transformación en
finas cenizas y en humo, debe haber estimulado al rudimentario cerebro del hombre.

1La primera parte de este Módulo está basada en Los orígenes de la civilización de V. Gordon Childe.
Las citas del mismo aparecerán entre comillas y se indicará la página, obviándose mencionar el texto
para facilitar así la lectura.
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No podemos saber qué cosas le hayan sugerido esos fenómenos. Pero, alimentando y
apagando el fuego, transportándolo y utilizándolo, el hombre se desvió
revolucionariamente de la conducta de los otros animales. De este modo afirmó su
humanidad y se hizo a si mismo.” (pág. 66)

No estamos lejos de creer que el fuego es, justamente, el primer objeto, el fenómeno
primero sobre el cual el espíritu humano ha reflexionado. Entre todos los fenómenos, sólo
el fuego merece, para el hombre prehistórico, el deseo de conocer, por lo mismo que
acompaña el deseo de amar. Sin duda, se ha repetido a menudo, que la conquista del
fuego aparta al hombre del animal, pero, acaso, no se ha visto que el espíritu, en su
destino primitivo, con su poesía y su ciencia, estaba formado en la meditación del fuego.
El homo faber es el hombre superficial, su espíritu se fija en algunos objetos familiares, en
algunas groseras formas geométricas. Para él, la esfera carece de centro. Significa,
simplemente, el gesto circulante que solidariza con el hueco de las manos. El hombre que
sueña frente a su hogar, es, al contrario, el hombre de las profundidades y el hombre del
futuro. O todavía, por mejor decir, el fuego otorga al hombre que sueña la lección de una
hondura que tiene un futuro: la llama surge del corazón de las ramas.

Gastón Bachellard, Psicoanálisis del Fuego (pág. 101)

Era un tiempo en el que existían los dioses, pero no las especies mortales. Cuando a éstas
les llegó, marcado por el destino, el tiempo de la génesis, los dioses las modelaron en las
entrañas de la tierra, mezclando tierra, fuego y cuantas materias se combinan con fuego
y tierra. Cuando se disponían sacarlas a la luz, mandaron a Prometeo y a Epimeteo que
las revistiesen de facultades distribuyéndolas convenientemente entre ellas. Epimeteo
pidió a Prometeo que le permitiese a él hacer la distribución. «Una vez yo haya hecho la
distribución, dijo, tú la supervisas». Con este permiso comienza a distribuir. Al
distribuir, a unos les proporcionaba fuerza, pero no rapidez, en tanto que revestía de
rapidez a otras más débiles. Dotaba de armas a unas en tanto que para aquéllas, a las
que daba una naturaleza inerme, ideaba otra facultad para su salvación. A las que daba
un cuerpo pequeño, les dotaba de alas para huir o de escondrijos para guarnecerse, en
tanto que a las que daba un cuerpo grande, precisamente mediante él, las salvaba.
De este modo equitativo iba distribuyendo las restantes facultades. Y las ideaba
tomando la precaución de que ninguna especie fuese aniquilada.
Cuando les suministró los medios para evitar las destrucciones mutuas, ideó defensas
contra el rigor de las estaciones enviadas por Zeus: las cubrió con pelo espeso y piel
gruesa, aptos para protegerse del frío invernal y del calor ardiente, y, además, para que
cuando fueran a acostarse, les sirvieran de abrigo natural y adecuado a cada cual. A unas
les puso en los pies cascos y a otras piel gruesa sin sangre. Después de esto, suministró
alimentos distintos a cada una: A unas hierbas de la tierra; a otras, frutos de los árboles; y
a otras, raíces.
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Y hubo especies a las que permitió alimentarse con la carne de otros animales. Concedió
a aquéllas escasa descendencia, y a éstos, devorados por aquéllas, gran fecundidad;
procurando, así, salvar la especie.
Pero como Epimeteo no era del todo sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las facultades
en los brutos. Pero quedaba aún sin equipar la especie humana y no sabía qué hacer.
Hallándose en este trance, llega Prometeo para supervisar la distribución. Ve a todos los
animales armoniosamente equipados y al hombre, en cambio, desnudo, sin calzado, sin
abrigo e inerme. Y ya era inminente el día señalado por el destino en el que el hombre
debía salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio de salvación
para el hombre, Prometeo roba a Hefesto y a Atenea la sabiduría de las artes junto con el
fuego (ya que sin el fuego era imposible que aquélla fuese adquirida por nadie o
resultase útil) y se la ofrece, así, como regalo al hombre. Con ella recibió el hombre la
sabiduría para conservar su vida, pero no recibió la sabiduría política, porque estaba en
poder de Zeus y a Prometeo no le estaba permitido acceder a la mansión de Zeus, en la
acrópolis, a cuya entrada había dos guardianes terribles. Pero entró furtivamente al
taller común de Atenea y Hefesto en el que practican juntos sus artes y, robando el arte
del fuego de Hefesto y las demás de Atenea, se las dio al hombre. Y, debido a esto, el
hombre adquiere los recursos necesarios para la vida, pero sobre Prometeo, por culpa de
Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo de robo.
El hombre, una vez que participó de una porción divina, fue el único de los animales
que, a causa de este parentesco divino, primeramente reconoció a los dioses y comenzó a
erigir altares e imágenes de dioses. Luego, adquirió rápidamente el arte de articular
sonidos vocales y nombres, e inventó viviendas, vestidos, calzado, abrigos, alimentos de
la tierra. Equipados de este modo, los hombres vivían al principio dispersos y no había
ciudades, siendo, así, aniquilados por las fieras, al ser en todo más débiles que ellas. El
arte que profesaban constituía un medio, adecuado para alimentarse, pero insuficiente
para la guerra contra las fieras, porque no poseían aún el arte de la política, del que el de
la guerra es una parte. Buscaron la forma de reunirse y salvarse construyendo ciudades,
pero, una vez reunidos, se ultrajaban entre sí por no poseer el arte de la política, de
modo que, al dispersarse de nuevo, perecían. Entonces Zeus, temiendo que nuestra
especie quedase exterminada por completo, envió a Hermes para que llevase a los
hombres el pudor y la justicia, a fin de que rigiesen las ciudades la armonía y los lazos
comunes de amistad. Preguntó, entonces, Hermes a Zeus la forma de repartir la justicia
y el pudor entre los hombres: «¿Las distribuyo como fueron distribuidas las demás
artes? Pues éstas fueron distribuidas así: Con un solo hombre que posea el arte de la
medicina, basta para tratar a muchos, legos en la materia; y lo mismo ocurre con los
demás profesionales. ¿Reparto así la justicia y el pudor entre los hombres, o bien las
distribuyo entre todos?». «Entre todos, respondió Zeus; y que todos participen de ellas;
porque si participan de ellas sólo unos pocos, como ocurre con las demás artes, jamás
habrá ciudades. Además, establecerás en mi nombre esta ley: Que todo aquél que sea
incapaz de participar del pudor y de la justicia sea eliminado, como una peste, de la
ciudad».
Platón, Protágoras (320a)
http://www.filosofia.org/cla/pla/protbil.htm

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Mitos sobre el fuego de distintas culturas pueden hallarse en Internet (un
ejemplo: http://es.wikipedia.org/wiki/Natchez_(pueblo)), en G. Bachellard
(Psicoanálisis del Fuego, pág. 61, pág. 67), E. Galeano (Memorias del fuego).

“Dentro de una perspectiva amplia, lo que es ventajoso es la capacidad de adaptarse


a las circunstancias cambiantes. Tal adaptabilidad obliga al desarrollo de un sistema
nervioso y, por último, de un cerebro. (…) Mientas más nos elevamos en la escala
evolutiva, encontramos que se hace más complicado el sistema nervioso… En los
organismos superiores, se desenvuelve un mecanismo que conecta, con creciente
finura, los nervios sensoriales, afectados por los cambios ocurridos en el medio
ambiente, y los nervios motores que controlan los movimientos de los músculos.”
(págs. 32-33)

“Desde la época en la cual aparecen por primera vez los esqueletos de Homo sapiens
en los testimonios geológicos, tal vez hace 25.000 años, la evolución corpórea del
hombre se ha detenido, al parecer, aun cuando es justamente entonces cuando se ha
iniciado su progreso cultural… En la familia humana, el progreso en la cultura ha
ocupado, en realidad, el lugar que tenía anteriormente la evolución orgánica.” (pág.
47)

El Paleolítico

“En la ‘Antigua Edad de Piedra’ (período paleolítico), los hombres vivían


enteramente de la caza, la pesca y la recolección de granos silvestres, raíces, insectos
y mariscos. Su número estuvo limitado a la provisión de alimentos ofrecida por la
propia naturaleza… En la ‘Nueva Edad de Piedra’ (época neolítica), los hombres
controlaron su abastecimiento de alimentos, cultivando plantas y criando animales.
Debido a las circunstancias favorables, una comunidad puede producir ya más
alimentos de los que necesita consumir, y puede aumentar su producción para
satisfacer las exigencias del aumento de la población.” (pág. 48)

“La Edad Paleolítica, al menos en el sentido económico, todavía perdura en la parte


central de Australia y en la región ártica de América. La revolución neolítica inició la
Nueva Edad de Piedra, en Egipto y en Mesopotamia, hace unos 7000 años. En Gran
Bretaña y en Alemania sus efectos empezaron a hacerse perceptibles tres milenios y
medio después, es decir, hacia el año 2500 a.C… La Nueva Edad de Piedra no
terminó en Dinamarca antes del año 1500 a.C. En Nueva Zelandia, todavía no
terminaba cuando desembarcó el capitán Cook; los maoríes aún empleaban
utensilios de piedra pulimentada y practicaban una economía neolítica, cuando

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Inglaterra estaba en los albores de la Revolución Industrial. La economía de los
australianos era todavía ‘paleolítica’.” (pág. 59)

Busque información respecto a pobladores paleolíticos en la región que hoy es su


país.

“Se supone que los hombres más primitivos cazaban animales salvajes y aves;
atrapaban peces y lagartos, recolectaban frutas silvestres, moluscos y huevos, y
extraían raíces y larvas… Algunos se refugiaban, con seguridad, en las cavernas y,
otros, deben haber levantado refugios rudimentarios de ramas. El éxito en la caza
sólo se pudo lograr por una observación prolongada y cuidadosa de los hábitos de
las presas; los resultados deben haber formado una tradición colectiva de
conocimientos sobre cacería. Asimismo, la distinción entre plantas nutritivas y
venenosas, es de creer que también fue aprendida por experiencia y, luego,
incorporada a la tradición comunal… el hombre descubrió por medio de
experimentos, cuáles eran las mejores piedras para fabricar utensilios y en donde los
podía hallar.” (pág. 68)

http://sahara-news.webcindario.com/prehistoriaafricaysahara2.htm

De acuerdo con los testimonios disponibles, durante la Edad Paleolítica, los únicos
métodos practicados por el hombre para asegurar su subsistencia, fueron la
recolección y la caza.

www.sofiaoriginals.com/julio21paleolitico.htm es.wikipedia.org/wiki/Arte_prehist%C3%B3rico

“El arco se trata, tal vez, de la primera máquina inventada por el hombre… El lanzador de
venablos multiplica ingeniosamente la energía que el brazo humano puede impartir al
proyectil.” (págs. 77-78)
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Arte: ¿origen de la Geometría?

“El aspecto más sorprendente y notable de las culturas del paleolítico superior, es la
actividad artística de los cazadores. Tallaron figuras redondeadas en piedra o en
marfil, modelaron animales en arcilla, decoraron sus armas con dibujos
representativos y formales, ejecutaron bajorrelieves en las paredes de roca de las
cavernas en que se guarnecían, y grabaron o pintaron escenas en los techos de las
cuevas.” (pág. 79)

Cueva de Altamira Cueva de las manos


www.happy-nomads.nl/la-ruta-cuarenta.html

“El arte paleolítico tuvo un propósito práctico, habiendo sido concebido para
asegurar la provisión de aquellos animales de los cuales dependía la tribu para
alimentarse. Así, los arunta australianos y otros modernos recolectores de alimentos,
ejecutan danzas y otras ceremonias, tratando de promover la multiplicación de los
dromeos, de las larvas de la acacia y de otros animales y plantas comestibles. Si ellos
pudieran comprender las implicaciones que tiene, repudiarían indignados el
calificativo de ‘recolectores de alimentos’, utilizado para contrastarlos con los papúes
‘productores de alimentos’, los cuales cultivan ñame. ‘Nuestros ritos mágicos’, diría
un arunta, ‘son tan necesarios y eficaces para mantener el abastecimiento de dromeos
y larvas, como la excavación y el desyerbe ejecutados por los despreciables
labradores’.” (pág. 81)

“Otras producciones del arte paleolítico pueden ser consideradas


también como mágicas… se han hallado pequeñas figuritas
femeninas, talladas en piedra o en marfil. Generalmente, los
cuerpos son excesivamente gruesos y están exagerados los rasgos
sexuales, pero tienen el rostro casi sin tallar. Se supone que estas
figuritas eran amuletos de la fertilidad. El poder generador de la
mujer sería inherente a ellas y, a través de ellas, se encauzaría el
suministro de alimentos para la tribu, asegurando la fertilidad de la
caza y de la vegetación.” (pág. 82)
Venus de Wilendorf
http://www.pepe-rodriguez.com/Dios_mujer/Dios_mujer_catalogo_imag.htm

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Para mayor información en torno al arte rupestre le sugerimos visitar:
http://www.rupestre.com.ar/imagenes/index.htm
http://www.rupestreweb.info/index.html#comienzo
http://www.siarb-bolivia.org/esp/principal.htm

La gráfica indígena tiene rasgos originales en lo que respecta a las proporciones y a la


armonía de las figuras y las composiciones. Conviene aclarar que la iconografía indígena
no es meramente ornamental, sino que toda ella es simbólica, como un lenguaje figurado,
por lo que su función específica llega más allá del simple ideograma.
En la gráfica aborigen se presenta una unión indivisible entre el hombre y su medio
ambiente como parte de la armonía universal, en donde todos y todo está formado por
elementos químicos del mismo conjunto y sujeto a las leyes naturales que regulan fecun-
didad, nacimiento y muerte. El hombre de los antiguos pueblos americanos, en su
incipiente evolución, sentía la necesidad de explicar los fenómenos naturales cuyas
verdaderas causas ignoraba, por lo tanto los consideraba recompensas o castigos según
se producían a su favor o en su contra. Un acontecimiento ventajoso, como la lluvia en
época de sequía, bien podía ser la recompensa por una buena conducta o ser el fruto de
la veneración e invocación de las fuerzas naturales mezclándose en armonía perfecta. Por
el contrario, un acontecimiento desfavorable no era otra cosa que el castigo por una mala
acción o por la falta de veneración e invocación de las fuerzas naturales. El buscar
explicaciones al mundo que lo rodeaba, al mundo con el cual tenía un contacto
permanente es una forma de apropiarse de él, es decir, que ese mundo pasaba a ser "su"
mundo.
Es en esa búsqueda por encontrar la manera de apropiarse del mundo que lo rodeaba
que logró retener y fijar las cosas que en su entorno pasaban en forma veloz y temporal.
Logró fijar y retener en su memoria también su experiencia y su imaginación, en defi-
nitiva, logró detener y retener las cosas en el espacio y el tiempo. Ese es un proceso de
socialización, pues el hombre al realizar la retención del mundo donde vivía, lograba
compartir lo que sabía, lo que pensaba, lo que había visto. Por lo tanto, es
indudablemente un proceso de comunicación. Esa comunicación estaba dada por lo que
los miembros de la comunidad tenían en común, creándose una convención en forma
inconsciente. En los pueblos primitivos existían concepciones colectivas, donde el
espíritu de cada individuo era parte del espíritu del pueblo al que pertenecía, por lo tanto
tenían un repertorio de imágenes e ideas tan indeformables como la lengua y que se
transmitía de generación en generación. El afán del hombre de la antigüedad por
expresarse y comunicarse conlleva un esfuerzo de abstracción que finaliza con la fijación
material de fragmentos de sus percepciones y experiencias sobre un soporte físico. El
hombre comenzó a darse cuenta de que la incidencia de una piedra o un elemento duro
sobre una superficie dejaba una señal, un trazo. Este trazo al ser provocado podía ser
desarrollado en forma intencional. Por ejemplo, si el trazo seguía el contorno de la mano,
ésta se inmovilizaba y se conservaba, independiente de la matriz.

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Las pinturas y grabados rupestres explican seguramente historias, hechos o propician
acciones sobre la caza y la fecundación, es decir que sus funciones son sin dudas mágicas
e invocatorias. El hombre prehistórico, operaba sobre las "imágenes de lo real" para
operar indirectamente sobre "lo real". Con la invocación de un espíritu que representaba
a un fenómeno natural, se ejercía presión sobre él, para que "mágicamente" se presentara
ese fenómeno. La magia responde a fines tales como los de someter los fenómenos
naturales a la voluntad del hombre, y, sobre todo, protegerlo ya sea de sus enemigos
como de todo peligro que lo aceche.
La magia, desde la antigüedad se ha caracterizado por dos principios fundamentales:
uno es el de "analogía" y el otro es el de “parte por el todo". El principio de analogía,
también llamado magia imitativa, se basa en que igual produce igual.
Si queremos que llueva debemos imitar todo lo relacionado con la lluvia (las nubes, los
rayos, el agua y los animales que tienen ciertas costumbres relacionadas con la lluvia, por
ejemplo el sapo, que tiene el hábito de croar incesantemente antes, durante y después de
un aguacero).
El otro principio, de parte por el todo, se basa en la substitución del todo por una parte de ese
todo. Por ejemplo, un guerrero debía comer aunque más no sea un bocado de carne de
tigre para tener la ferocidad de éste, es decir que comiendo parte de un animal se
adquieren todas las cualidades del mismo.
Una forma de plasmar la "magia" es la representación de elementos mágicos en forma
gráfica, ya sea pintados en una vasija, grabados en la roca o representados en los tejidos.

Eduardo Pepe, Diseño aborigen (pags. 17-19)

El diseño de la derecha fue creado a partir del diseño original a la izquierda,


originando una versión actual del diseño nativo. Se trató de mantener la
relación y la coherencia morfológica con el diseño aborigen.

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¿Cómo diseñarías una versión actual para cada uno de los diseños originales que siguen?

Busca diseños nativos y bosqueja una posible versión actual de los mismos.

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El Neolítico

El etnólogo Lévi-Strauss vive un breve período, antes de 1940, entre los nambikwara,
una población primitiva asentada en el altiplano entre el Mato Grosso y Bolivia.
“Los indígenas, que viven completamente desnudos, duermen sobre la tierra desnuda e
ignoran el uso de las mantas, sean de piel o de tejido”. Durante la estación de las lluvias,
que dura de octubre a marzo, la temperatura puede subir a más de 40 grados durante el
día para bajar notablemente por la noche. Pero en la estación seca, la temperatura
nocturna desciende a 8-10 grados. Durante las lluvias brotan flores y crecen hierbas
altas; luego todo se seca: la tierra requemada y la arena recuperan el terreno.
Durante la estación de las lluvias, los nambikwara se establecen en las alturas, en los
alrededores de un río, y allí construyen toscas cabañas; luego roturan pequeños claros
más abajo, en la floresta, y los utilizan como huertos para cultivar mandioca, tabaco,
judías, algodón, cacahuetes y calabazas; los productos son en parte conservados.
Durante la estación seca el grupo se desintegra y emigra en grupitos, formados por un
número reducido y variable de individuos (de 4 a 40). “Vagan a través de la sabana, en
busca de caza, de animalitos como larvas, arañas, langostas, roedores, serpientes,
lagartijas… frutos, semillas, raíces”. Los refugios provisionales “están construidos por
palmeras o por ramas fijadas en semicírculo en la arena y atadas en la cima. Es la época
en que la búsqueda de alimentos absorbe todas las actividades”.
La descripción de la vida de esta población puede hacer comprender mejor al menos una
parte de las dificultades encontradas por nuestros antepasados. Y se debe tener también
presente que éste no es el ‘nivel cero’ de la humanidad. Está fuera de duda, sin embargo,
que una población perennemente afligida por el hambre, perseguida por el clima,
diezmada periódicamente por las epidemias y por las incursiones enemigas, no tiene
amplios espacios para elaboraciones culturales; es más, a causa de esas catástrofes, corre
el riesgo de ver destruidos en pocas horas los progresos realizados en el curso de varias
generaciones.

A. Campiglio y V. Eugeni, De los dedos a la calculadora (págs. 34-35)

“La primera revolución que transformó la economía humana dio al hombre el control
sobre su propio abastecimiento de alimentos. El hombre comenzó a sembrar, a
cultivar y a mejorar por selección algunas yerbas, raíces y arbustos comestibles. Y,
también, logró domesticar y unir firmemente a su persona a ciertas especies de
animales… Existe una enorme variedad de plantas susceptibles de suministrar una
dieta importante cuando se les cultiva. El arroz, el trigo, la cebada, el mijo, el maíz, el
ñame y la batata, respectivamente, sostienen todavía en la actualidad a poblaciones
considerables. (págs. 85-86)
…los niños se hacen económicamente útiles. Para los cazadores, los niños
representan una carga. Tienen que ser alimentados durante muchos años, antes de
que puedan empezar a contribuir efectivamente al sustento de la familia. En cambio,
Integrando la Matemática con su Historia en los procesos de enseñanza 15
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desde su infancia, los hijos de los agricultores pueden ayudar a desyerbar los
campos, y a espantar los pájaros y otros animales destructores. Si hay ovejas y vacas,
los muchachos pueden atenderlas. Entonces, a priori, la probabilidad de que la nueva
economía trajera aparejado un incremento de la población, es muy elevada… No
debe confundirse la adopción de la agricultura con la adopción de una vida
sedentaria… (pág. 89) Para muchos campesinos de Asia, África y América del Sur,
todavía en la actualidad, la agricultura significa simplemente despejar un lugar de
monte bajo o de matorrales, escarbarlo con una azada o estaca, sembrarlo y, luego,
recoger la cosecha. La parcela no es barbechada, ni menos abonada, pero se vuelve a
sembrar al año siguiente. Por supuesto, en tales condiciones, el rendimiento declina
notablemente después de un par de temporadas. Luego, se despeja otra parcela y se
repite el proceso hasta que también se agota. Bien pronto, toda la tierra disponible
cercana al poblado ha sido cultivada hasta su agotamiento… (págs. 92-93) La
naturaleza planteó pronto un problema a los agricultores: el problema del
agotamiento del suelo. El modo más sencillo de entendérselas con el problema fue el
de eludirlo, trasladándose a otro sitio… (pág. 93) Una alternativa: las mejores tierras
para la agricultura se encuentran, con frecuencia, en los suelos de aluvión
depositados cuando los torrentes intermitentes fluyen de las colinas hacia las
llanuras, y en los valles de los ríos que se desbordan periódicamente… las crecidas
de los ríos, no sólo riegan los cultivos, sino que crean un suelo nuevo. El sedimento
dejado por las aguas de las avenidas contiene los elementos químicos que los cultivos
del año anterior tomaron del suelo, de tal manera que este es renovado y vuelto a
fertilizar. Bajo estas condiciones de irrigación natural el agricultor no necesita ser
nómada. Puede cultivar año con año, la misma parcela que es inundada por la
avenida entre cosecha y cosecha. (pág. 95)
Prácticamente en todos los antiguos poblados productores de alimentos se criaban
animales. Los animales domesticados para alimentación no eran muy variados:
ganado vacuno, ovejas, cabras y cerdos… (pág. 96) Posteriormente también se
descubrió el proceso de ordeñar convirtiéndose la leche en otro producto principal,
que podía obtenerse sin sacrificar a la bestia, sin mermar el capital. Los animales se
ponían a pastar en el rastrojo, después de la cosecha, y en las otras temporadas en
pastos naturales, cerca del poblado. Si se añade que algunos jóvenes eran dedicados a
vigilar el rebaño, se puede considerar ya descrita la economía comunal.” (pág. 100)

Actividad: Busque información respecto a pobladores neolíticos en la región que hoy


es su país.

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Geometría en acción. A finales del neolítico muchas culturas dejaron huellas de
grandes construcciones en piedra. Muchas de estas construcciones se conservaron
hasta hoy día y las podemos ‘ver’ Internet mediante.

Cromlech de Mendiluze, España.

Carnac, Francia.

1.- Busque en Internet bajo los siguientes términos:


Dólmenes, Anitas, Menhires, Cromlech, Petroglifos, Geoglifos, Megalitos.
Observe las características de los diferentes diseños a los que responden dichas
construcciones.

2.- Visite con el Google Earth alguno de dichos sitios.

El hombre neolítico también hizo grandes diseños sobre las laderas de algunos cerros
que pueden apreciarse en su totalidad desde el aire.

Nazca, Peru.

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Gigante de Atacama, Cerro Unita, Chile.

Investigue acerca de otras obras de estas características y ‘visítelas’ con el Google


Earth.
Por ejemplo:
Geoglifo de Chirgua: 10º 15’ N, 68º 10’ W
Pintados, Chile: 69º 39’ 56’’ W, 20º 37’ 37’’ S (al SE de Iquique)

Los pobladores de las islas del Pacífico, desde Nueva Zelanda a Hawai, tienen un
origen común y se remonta a una migración que partió del Sudeste asiático.
Alrededor del año 3000 a.C. habían desarrollado la agricultura, herramientas de
pesca y un método eficiente para transportar agua en sus canoas que permitiría su
posterior expansión.
El tatuaje para estas sociedades fue una práctica cotidiana.
Significó para todos ellos un signo de pertenencia que
representaba la existencia del hombre como tal. El tatuaje
tenía diferentes fines: religioso, como signo de honor;
guerrero, como armadura y rasgo intimidatorio; y de
atractivo sexual. A través de sus tatuajes un hombre daba
cuenta de su valor y de su virilidad, siendo usualmente los
jefes los más profusamente tatuados.
Los hombres de la Polinesia se tatuaban hasta tal punto que
no quedaba un trozo de piel desnuda en su cuerpo. Es la
Polinesia el lugar que tiene la reputación del tatuaje más
artístico en el mundo antiguo, caracterizado por figuras
geométricas.
Para el hombre de Samoa, el tatuarse es un evento crucial en su vida, a partir del cual
se fechan los otros sucesos relevantes de su existencia. Hasta que es tatuado, sin
importar cual sea su edad, el hombre de Samoa es considerado y tratado como un
niño.

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Los maoríes eran un pueblo fundamentalmente guerrero, muchos de sus ritos están
relacionados con esta condición. Después de las batallas, el bando vencedor cortaba
las cabezas de sus enemigos. El número de cabezas que cada guerrero poseía
marcaba su jerarquía, siendo las más tatuadas las más apreciadas. Un tatuaje facial
elegante y elaborado brindaba a su poseedor fiereza en las batallas y funcionaba
como talismán y armadura, pero a la vez ponía a prueba su valor ya que su cabeza
sería sumamente codiciada en la batalla. Otra función del tatuaje facial era la de
actuar a modo de firma, así el moko no solo narra la iniciación del guerrero y su
desempeño en la batalla, sino que también funciona como marca de identidad. El
guerrero maorí llevaba su nombre grabado en el rostro.

A la izquierda el cacique maorí Te Pehi Kupe (la vestimenta se debe a su visita a


Inglaterra alrededor de 1826), a la derecha su moko.

http://www.ngatitoa.maori.nz/runanga/index.php?option=com_rsgallery2&Itemid=97&page=inlin
e&catid=8&id=7&limit=1&limitstart=0

http://www.tki.org.nz/r/maori/te_rauparaha/images/pages/pehi_moko.html

Los europeos escriben con una pluma su nombre, el de Te Pehi Kupe está aquí,
dijo señalando su frente. Y delineó sobre el papel las correspondientes marcas o
nombres de su hermano y su hijo. Cada línea, tanto de la cara como de otras
partes del cuerpo estaba firmemente registrada en su memoria. Dibujó el
retrato de su moko sin el auxilio de un espejo. (H. Robley, Conversaciones con Te
Pehi Kupo)

¿Cómo diseñarías tu propio moko? ¿Cuáles serían los significados que le


atribuirías a cada trazo?

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Si de contar se trata…

Lévi-Strauss afirma que esta población [los nambikwara], en sus distintos dialectos,
posee con seguridad nombres para los números 1 y 2, y un término para indicar
‘muchos’. Componiendo dichos términos, o de otros modos, consiguen formar nombres
de números hasta llegar a ocho.
Los nambikwara, sirviéndose de las manos, representan el número 1 manteniendo el
pulgar derecho levantado, mientras con la izquierda mantienen bajados todos los otros
dedos. Para el 2 levantan sólo el índice y el medio; el 3 es representado por el anular solo
extendido. Poseen también un término para expresar el par (ba). Obviamente no poseen
la escritura y tampoco una forma gráfica para expresar los números.
En la vida práctica, para las indicaciones numéricas recurren también a la repetición de
la palabra que indica la cosa o el evento. A un individuo que tiene la desdichada idea de
quitarle la mujer a otro, se le aconseja que desaparezca de la circulación por algún
tiempo en estos términos: “Cuando termine esta luna, y aquella, y aquella, y aquella, y
aquella, y aquella, y aquella, y aquella, y aquella, entonces podrás volver”.

A. Campiglio y V. Eugeni, De los dedos a la calculadora (págs. 34-35)

¿Es instintivo el acto de contar? ¿Es un aspecto del pensamiento humano tan familiar
y generalizado que nos lleva a considerarlo como una capacidad tan simple y obvia
que debe haber sido inventada por cualquier civilización que haya existido? Si tales
civilizaciones querían hacer algo –cultivar, comerciar, comprobar que nadie había
robado una res de su ganado– seguramente necesitaban contar. Esta línea de
razonamiento conduce hacia el punto de vista de que contar era una actividad que
fue inventada una y otra vez en todas y cada una de las sociedades primitivas. La
opinión alternativa que podríamos asumir es que el recuento es un concepto bastante
difícil de encontrar, que sólo fue inventado en un pequeño número de grandes
centros culturales y luego se difundió desde estos a otras culturas menos avanzadas
que interaccionaron con ellos. Si la idea de numeración se difundió de esta manera a
partir de una o dos fuentes, más que surgir en todas las partes del mundo, ello altera
nuestro juicio acerca de la ubicuidad de la intuición matemática humana sobre los
números, una idea que algunos matemáticos han tomado como una base para la
filosofía general de las matemáticas.
A pesar de nuestra intuición de que contar es la más elemental de las intuiciones que
asimilamos sin esfuerzo sólo por el hecho de estar en el mundo, existen muchos
grupos humanos primitivos que no pueden contar más allá de dos y no han
desarrollado ningún sentido de los números en absoluto.

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Sea lo que sea lo que tienen en su lenguaje, en la práctica ciertamente no utilizan un
número mayor que tres. Cuando desean expresar cuatro recurren a los dedos, que
son para ellos formidables instrumentos de cálculo como una regla de cálculo lo es
para un escolar inglés. Se desconciertan al llegar a cinco, porque no queda ninguna
mano disponible para agarrar y asegurar los dedos que se necesitan para las
unidades. Pese a todo, raramente pierden bueyes; si descubren la pérdida de uno
no es porque haya disminuido el número de reses del rebaño, sino por la ausencia
de una cara que conocen. Cuando se hace una transacción cada oveja debe ser
pagada por separado. Suponiendo, por ejemplo, que el valor de cambio de una
oveja es de dos barras de tabaco, constituiría un profundo enigma para un damara
que le diésemos cuatro barras y nos llevásemos dos ovejas. Yo lo he hecho así, y he
visto como un hombre separaba dos de las barras y lanzaba una ojeada por encima
de ellas a una de las ovejas que estaba dispuesto a vender. Después de haberse
asegurado que una estaba correctamente pagada, y encontrándose para su sorpresa
que le quedaban exactamente dos barras en la mano que equivalían a otra oveja, se
sintió preso de la duda; la transacción le parecía demasiado «oportuna» para ser
correcta, y miró de nuevo el primer par de barras, y luego empezó a sentirse
confundido y a pasear entre una oveja y otra, y suspendió la transacción hasta que
se le colocaron dos barras en su mano y se apartó una oveja, y luego se le dieron
otras dos barras y se apartó la segunda oveja.

John D. Barrow, La trama oculta del universo (pág. 49)

Ordinales y cardinales, ¿cuál primero? El aspecto cardinal se refiere al número


total de alguna colección o conjunto de cosas, por ejemplo «uno», «dos», y así
sucesivamente. El aspecto ordinal se refiere al orden de rango, por ejemplo
«primero», «segundo», y así sucesivamente.
El reconocimiento de esta distinción es fundamental en la evolución del
pensamiento humano respecto a la numeración, el primer paso hacia un punto
de vista abstracto de la esencia de la numeración como relación entre cantidades
más que como un simple listado de cantidades.

Algunas reliquias lingüísticas nos traen el recuerdo de una primitiva etapa de


nuestro desarrollo cultural cuando los términos numerales y el sentido de los
números eran contextuales. Existen muchas lenguas primitivas donde encon-
tramos una diversidad de palabras para, por ejemplo, cinco cosas. Hay una pa-
labra para cinco piedras planas, otra para cinco piedras lisas, otra para cinco
dedos y otra más para cinco personas. Aunque se ve claramente la afinidad entre

Integrando la Matemática con su Historia en los procesos de enseñanza 21


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piedras diferentes, o entre personas diferentes, la afinidad entre colecciones
diferentes de cincos no se ve.
Hay ejemplos de lenguas antiguas que poseen palabras para miembros
individuales de colecciones, o para colecciones de cosas particulares, pero no
palabras para la idea general de una colección, un conjunto o una cantidad.

Hemos distinguido entre el simple sentido de los números y la numeración. A


primera vista podríamos pensar que no puede darse el primero sin la segunda; es
evidente que nuestras mentes nos permiten mantener una sensación intuitiva para
cantidades pequeñas divorciadas de cualquier noción consciente de numeración.

Si damos una mirada rápida a colecciones de tres, cuatro o incluso cinco objetos,
podemos captar instantáneamente el número presente. Pero cuando hay más
objetos presentes perdemos esta facilidad y tenemos que recurrir a «contar»
conscientemente las cosas presentes si queremos saber cuántas hay.

Un conjunto especial de marcas, nuestros dedos, hicieron posible que el registro


pasase a números mayores y se pudiese dar el salto de los números cardinales a los
ordinales.
Según afirma T. Dantzig, “Dondequiera que exista una técnica de numeración digna
de ese nombre, se ha encontrado que el contar con los dedos la precede o la
acompaña.”

Hay culturas en las que se ha ido más allá de los dedos recurriendo a la anatomía
humana. Por ejemplo, en el siglo XIX en las islas del estrecho de Torres, sus
habitantes empezaban a contar por el lado derecho de su cuerpo, tocaban primero
sus cinco dedos para los números 1 al 5, luego la muñeca (6), el codo (7), el hombro
(8), el pecho (9), hombro izquierdo (10), codo izquierdo (11), y así sucesivamente,
hasta llegar a los dedos de la mano izquierda que les llevaban hasta 17. Luego
continuaban con el dedo pequeño del pie izquierdo (18), hasta el dedo gordo del pie
izquierdo que les llevaba a 22, el tobillo izquierdo (23), la rodilla izquierda (24), la
cadera izquierda (25), la cadera derecha (26), y luego bajaban por el lado derecho de
la misma forma, acabando en el dedo pequeño del pie derecho (33).
Una característica significativa de este método de contar, que lo distingue del uso de
otras colecciones fijas de marcas, es el hecho de que las partes del cuerpo permanecen
en posiciones fijas respecto a las demás (a diferencia de las piedras que se agitan en
una bolsa), y así es posible registrar la última parte del cuerpo que se utilizó en una
enumeración. Siempre será la misma cuando se enumere la misma cantidad. Esto le
capacita a uno para recordar el tamaño de la colección que está siendo contada
simplemente recordando la última parte del cuerpo a que se hizo referencia. Así, si
estuviéramos contando media docena de ovejas con nuestros dedos y siguiésemos
siempre el mismo orden, asociaríamos el primer dedo de la segunda mano con el

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número 6; ya no necesitamos asociarlos con todo el conjunto de seis dedos que había
sido utilizado. Este es un paso importante porque permite que se hagan
transparentes los aspectos complementarios de los aspectos cardinal y ordinal de los
números. Cuando se cuenta con piedras, esto no sucede. Cualquiera de las piedras de
la colección podría ser la sexta en las diferentes ocasiones en que se cuentan
conjuntos de seis.

Aunque se puede contar indefinidamente utilizando una palabra diferente para cada
nuevo número, este es un sistema incómodo y poco práctico que pronto sobrecarga
la capacidad de memoria. Resulta más eficaz adoptar alguna cantidad como unidad
colectiva. La cantidad que define el tamaño de la cantidad colectiva se denomina
base del sistema de numeración.
En los sistemas de numeración de las civilizaciones antiguas, salvo alguna
excepción, se han utilizado solamente las bases 2, 5, 10, 20 y 60.

Para el trabajo en clase en torno a los diferentes sistemas de numeración


recomendamos la lectura de Sistemas de Numeración – Poster, del Prof. Gustavo
Franco, disponible en la página http://gfrancoc.googlepages.com.

Como actividad obligatoria de este Módulo le pedimos que realice una


propuesta de clase en la que se integre la Matemática con su historia y
que esté referida a la época tratada. Se deberá detallar los contenidos
matemáticos e históricos, metodología de trabajo en la clase, a qué
estudiantes está dirigida la propuesta y todo lo que considere adecuado
para fundamentar su propuesta. Con respecto a los contenidos
matemáticos, estos pueden figurar o no en los programas vigentes,
siempre que usted considere que son adecuados para el público al cual
está pensada la propuesta. En relación a los contenidos históricos pueden
ser proporcionados por usted o solicitar a los estudiantes que investiguen.
Deberá figurar la bibliografía consultada así como las páginas de Internet
que se utilizaron en la elaboración de la propuesta.
Este trabajo deberá ser presentado en archivo de Word o PDF, con una
extensión de entre tres y cinco páginas.

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