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Historia del Arte (BCS2)

ARTE DEL RENACIMIENTO

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La Pietá (M. Ángel)
La Piedad del Vaticano representa la síntesis perfecta entre el clasicismo y los ideales renacentistas. Este
grupo consagró como escultor a Miguel Ángel a sus 23 años, y es un claro ejemplo de lo que él definía como
“el arte de sacar y no añadir”; es decir, el bloque de la figura ya contiene la figura… sólo hay que descubrirla.

1. Identificación.
Título: Piedad del Vaticano.
Autor: Miguel Ángel Buonarroti.
Estilo: Renacimiento (Cinquecento).
Técnica: talla.
Material: Mármol blanco de Carrara.
Cronología: 1498 - 1499.
Localización: Basílica de San Pedro del Vaticano
(Roma).
Tema: María sostiene, con expresión resignada de
quien acepta una voluntad superior, el cadáver de su
hijo, muerto para redimir a la Humanidad.

2. Análisis formal.
¿Puede una madre tener la misma edad que un hijo o
incluso ser más joven que él? Evidentemente, no a no ser
que estemos refiriéndonos a esta maravilla de la escultura
de todos los tiempos, concluida por Miguel Ángel cuando
sólo tenía veintitres años de edad, lo que demuestra a todas
luces la talla de genio de este artista del Cinquecento.

Composición.
Las dos figuras de la Piedad conforman una
pirámide cerrada. La Virgen, sentada y
erguida, sostiene a Jesucristo yacente en su
regazo. El cuerpo de Cristo está encuadrado
casi por completo dentro del contorno
dibujado por el cuerpo de María, lo que
enfatiza la unión íntima entre la madre y el
hijo.

La Virgen mantiene la mirada baja, acoge con


una mano al difunto, mientras que con la otra
parece invitarnos a adorarlo. Su vestido, actúa
como base de la pirámide.

El conjunto contrapone la desnudez del cuerpo estilizado de Jesús al ropaje de


profundos pliegues de María, la pesadez de la Virgen con la liviandad del
redentor, que sólo toca el suelo con el pie derecho. A partir de ello podríamos
indicar como el trabajo de esos pliegues y el interés por la anatomía humana
nos remiten al más puro clasicismo.

La excelencia en el tratamiento de los rostros y del cuerpo de Cristo provocó que Vasari opinara sobre esta
Piedad: “Es un milagro que una piedra, sin forma alguna, haya tomado tal perfección”. El escultor ha
pulimentado el conjunto hasta dejar las superficies completamente lisas. Un acabado perfecto que contrasta
con el non finito que Miguel Ángel adoptará en otras obras posteriores.

3. Análisis iconográfico.
La composición representa el instante posterior a la crucifixión, en el que el hijo muerto descansa en el regazo
de su madre. En contra de la tradición, decidió dar un aspecto juvenil a la Virgen, más adecuado a la pureza
de la madre de Dios. Como el propio artista reconoció. “La propia madre tiene que ser joven… más joven que
su hijo, para mostrarse eternamente joven. Mientras el hijo debe aparecer como un hombre cualquiera en sus
restos mortales”.

La Piedad del Vaticano es la única estatua firmada por Miguel Ángel, quien al firmarla se sintió profundamente
orgulloso de su trabajo. Así, en la cinta que cruza el pecho de la Virgen cinceló: “Michael Angelus florentin
faciebat”. No hay más obras de Miguel Ángel que él haya firmado. Cuando lo contrataron para hacer esta

1 IES Lacimurga C. I.
Javier Pérez (IES Lacimurga)
Historia del Arte (BCS2)
ARTE DEL RENACIMIENTO

escultura nuestro artista tenía poco más de veintitrés años. Algo más de un año después el joven escultor
quizás se sentó un momento para contemplar lo que había realizado. Un muchacho aún que eludió toda
referencia al dramatismo innecesario. Creo que debió sentirse en extremo orgulloso de lo que sus manos
habían sido capaces de esculpir. Sus manos y su cerebro. Por eso debió firmarla.

Antes de realizar una escultura Miguel Ángel solía dibujar un esbozo a escala reducida de lo que quería
plasmar. Posteriormente realizaba una maqueta y a continuación se trasladaba a la cantera para elegir el
bloque de mármol adecuad.

Empezaba a trabajar la piedra por la parte frontal, esbozaba los contornos y profundizaba en las formas.
Entendía el artista la escultura como el arte de sacar, no de añadir, es decir, extraer una figura que ya existía
dentro de la piedra.

Las características más sobresalientes de sus esculturas son: la grandiosidad de las figuras; sus facciones, que
reflejan interiores apasionados; sus anatomías rotundas, que reflejan una pasión vital y un dinamismo
contenido; y, por último, una gestualidad que sus contemporáneos llamaron “terribilitá”.

Miguel Ángel fue un creador y su principal enemigo fue el mismo, nunca estuvo satisfecho de su trabajo y ese
perfeccionismo exacerbado le hacía estar siempre en tensión y del mal humor. Este carácter particular hizo
que no terminara muchas esculturas, sobre todo las que inició en el último periodo de su vida.

2 IES Lacimurga C. I.
Javier Pérez (IES Lacimurga)

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