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DE
SEGUIMIENTO
AGAPE
1
Año: 2009
Categoría: Eclesiología
Todos los derechos reservados.
Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra con ánimos de lucro
sin la autorización de su editor.
INDICE
Prólogo…………………………………………………………………………….Pág. 5
Introducción ........................................................................................................ Pág. 11
PRÓLOGO
REFLEXIONANDO
Y ni hablar de las telecomunicaciones. Este seria otro conducto por el cual estarían
también difundiendo el evangelio y dándoles un seguimiento a las personas. Me atrevo
a pensar que, hasta fundarían un centro de operaciones, donde se les estaría llamando
por teléfono a sus hogares para ofrecerles el amor de nuestro Señor. Sin duda muchos
rechazarían tal ofrecimiento, pero también sin duda, muchos lo aceptarían. Cuántas
personas afligidas y destruidas por el enemigo, no se encuentran en este momento
encerrados en sus hogares pensando como salir de las garras de ese cruel verdugo de la
depresión, de la soledad, de la ansiedad, etc., que los tiene destruidos; verdugo tan cruel
que muchos, no lo soportan y hasta están considerando el suicidio. Pero que de pronto,
en medio de aquellas densas tinieblas, timbre un teléfono y que al contestarlo el ya
desahuciado por el enemigo, escuche la voz de Priscila que le dice: “yo tengo la
solución para tu vida, se llama Jesucristo”. ¡Que alivio y que alegría para esta persona,
saber que su problema tiene solución y saber que, el Señor lo ama tanto que le habló
por teléfono por medio de su siervo para mostrarle su amor y misericordia!
El correo postal, seria el otro medio que sin duda también tomarían para llegar a
todos los hogares con el evangelio del Señor. Puedo imaginar las miles de cartas que
mandarían al azar semanalmente llenas de tratados y de otros materiales evangelisticos.
Imagine a un hombre o mujer que, arrastrando sus pies, por todos los golpes que le ha
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dado la vida, se dirige a su buzón, y al abrir un sobre, que se le hace desconocido, pero
atractivo, de pronto, se encuentra ante un texto bíblico que le dice “porque de tal
manera amo Dios al mundo… etc. ¡Pueden imaginar el impacto que este sobre le
traería!
La razón por la cual decidí bautizar con el nombre “AGAPE” (amor) a éste plan de
seguimiento, es porque a mi juicio, el amor es el principal propulsor de todas las cosas.
Así como la gasolina y otros combustibles mueven maquinaria pesada de un lugar a
otro, o la electricidad hace funcionar todos nuestros aparatos electrónicos y máquinas
industriales, así mismo he analizado, que el amor mueve, y hace que todo funcione,
incluyendo aún, el mismo universo. Si no lo cree observe: A la mujer, el amor la mueve
a que no le de importancia, si su novio o esposo tenga una buena posición económica, si
no lo ama, olvídese de que eso suceda; al hombre en cambio, el amor lo mueve a
trabajar duramente para que su esposa é hijos no les falte la comida y el vestido. El
amor hace que mujer y hombre se enfrenten con coraje a los diversos problemas y
aflicciones que atacan su matrimonio y venzan. Con relación a Dios, el amor, fue lo
que lo impulso para que hiciera todos los cuerpos celestes para nuestro deleite, también
por amor, dio a su único hijo, y ese mismo amor, fue el que llevó a nuestro Señor
Jesucristo, hasta aquella temida y escalofriante Cruz.
ti, en vano es que lo leas, pues sólo aprenderás la dinámica del programa y se te hará
muy pesado y aburrido, te faltará esa hermosa sustancia (amor) que te empuja a hacer
algo por el perdido, esa hermosa sustancia que te ayuda a perseverar, aún cuando tus
emociones emotivas se nieguen a ir contigo. Tirado y angustiando allí en el monte de
Getsemaní, a nuestro Señor Jesucristo, sus emociones emotivas lo abandonaron no
queriendo seguir mas con él, pero el amor hacia el Padre, y el amor por ti y por mí lo
tomó en sus brazos y cargó con él hasta la muerte en la cruz.
Ahora, si tú dices, “es que fui muy lastimado(a) y no siento amor hacía mi
prójimo, solo siento amor por mi Señor”. Bueno, este es un buen principio, si dices que
amas al Padre, no dudes en que Él pondrá amor en ti, para el perdido. Sólo pídele con
sinceridad de corazón, que ponga en ti, ese gran amor que Él tiene para la humanidad, y
como es tan bueno, lo más seguro es que, te lo concederá. En una ocasión, relativamente
al poco tiempo de haberme llamado el Señor, con todas las ganas de ser más, como él,
recuerdo que le pedí que me permitiera sentir por un momento lo que Él sentía por el
mundo, especialmente por aquellos que no lo conocían. Al estar escribiendo esto, no
pude evitar mis lágrimas. Una noche mientras oraba, recuerdo como llegó a mi corazón,
un gran amor, pero a la vez un dolor y un pesar profundo e inmenso por todo el mundo.
Entendí que mi Padre me había concedido mi petición. Con un gran llanto y muy
conmovido por ese gran sentimiento, con voz en cuello, casi le grite postrado, mirando
al exterior por una ventana: “¡Señor espera, yo iré por ellos! Ese fue mi clamor ante Él.
Al terminar de orar y de llorar por esa gran impresión, esa conmoción ya se había
diluido. Nunca olvidaré ese día, fue increíble. Ahora, desde ese momento, lo cuestioné,
y en este momento escribiendo este párrafo e inundado en lágrimas lo cuestiono una vez
más, ¿por qué no me dejó ese sentimiento en mi corazón para siempre? si hubiera sido
así, mi vida en estos 7 u 8 años de cristiano, con seguridad no hubiera sido tan
mediocre. Pero como siempre no me quiso decir el por qué. Lo único que sé, basado en
aquella experiencia, es que el amor, la angustia y dolor de mí Padre por todos los que se
pierden es muy grande. Ahora que medito en esto, pienso que tal vez, esa fue la razón
por la cual no me permitió cargar con algo tan pesado. Tal vez esa angustia (como es
tan grande) solo la puede soportar nuestro Padre celestial. Pero, aunque no me dejó
cargar con esa angustia en mi corazón, no obstante, esa experiencia me quedó bien
marcada en mi mente y corazón, y cada vez que lo recuerdo, todas las cosas, aparte de
su amor y su Reino se me hacen verdaderamente triviales. Además ha compartido
conmigo, en parte, como también lo ha hecho con muchos otros de sus hijos, esa gran
carga que tiene por la humanidad.
Una cosa importante que tenemos que saber, es que el amor, hacía el prójimo,
también puede venir a raíz de cumplir el mandamiento del Señor. Este principio lo
podemos ver cuando Jesús dijo: “ama a tu enemigo y oren por quienes los persiguen”.
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¿Acaso yo puedo decidir amar a mi enemigo? Pues según Cristo si, y yo lo creo. Hoy en
día pecamos de negligentes, y la causa se la atribuyo a la enseñanza contemporánea,
pues no pocos de nuestros líderes espirituales, nos han enseñado a que tenemos que,
hacer las cosas cuando lo sintamos de corazón. Si no tenemos ganas de hacerlo, nos
dicen, no lo hagas, pues para algunos, el que no tengas ganas, ellos lo traducen como
señal de que Dios no quiere que lo hagas. Y para el colmo de males, en mucho de los
casos en su ignorancia tergiversan la Santa Palabra de Dios y sacándola de contexto se
apoyan en las palabras del Señor cuando le dijo a Saúl: “yo quiero obediencia y no
sacrificios”, diciendo con esto, que si para nosotros algo es de sacrificio, mejor no lo
hagamos. 1 Se han olvidado de las palabras de nuestro Señor Jesucristo cuando dijo: “el
que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo y síganme”. Negarnos a nosotros
mismos consiste en no obedecer nuestras emociones, deseos, etc., y hacer lo que el
Señor nos ha mandado nos guste o no, tengamos ganas de hacerlo o no tengamos ganas
de hacerlo, y, ¿quién puede negar que, para esto, no se necesita un acto de sacrificio?
También al parecer ignoran las palabras que el Señor le dijo enfática y múltiples veces a
Josue: “esfuérzate y se valiente. Todo esfuerzo posee cierto grado de sacrificio.
Ignorando estos principios, se nos ha enseñado a vivir por las emociones y no por
obediencia, y tristemente muy poco se nos ha enseñado o motivado para que nos
esforcemos o sacrifiquemos por la causa del Señor (Y pienso que esta, es la causa
principal por la cual un bajo porcentaje de los miembros, son los que solamente están
activas en nuestras congregaciones). Hay que recordar que, la obediencia va junto con
la fe, nos hace caminar, aún cuando ya no tenemos fuerzas para hacerlo, nos hace hacer
cosas, aún cuando no tengamos ni el más mínimo deseo de hacerlas. Las emociones por
el contrario, te hacen caminar o a hacer cosas, sólo si te sientes motivado. Por lo tanto,
así como las emociones tienen que seguir a la fe y no al adverso, de la misma manera,
las emociones tienen que seguir a la obediencia y no al revés.
Si usted que lee este manuscrito es pastor, co-pastor, maestro, evangelista, etc., o si
trabaja en el ámbito secular como Jefe de una compañía, maestro, ejecutivo, o
simplemente es un empleado común, contésteme una pregunta: aún con el poquito o
mucho amor que tiene por lo que hace ¿Cuántas veces no ha sentido el deseo de aventar
todas sus responsabilidades por un tubo? Si somos honestos, reconoceremos que no han
sido pocas las veces que, hemos sentido esas ganas de hacerlo, cuando hemos estado
cansados, llenos de estrés o tenemos los ánimos por los suelos. Pero lo que hace que aún
con ese estado de ánimo, sigamos llevando a cabo nuestras labores cotidianas, es porque
sabemos que tenemos una responsabilidad y de no cumplirla en muchos de los casos
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En este pasaje, el sacrificio al cual alude el Señor, es el sacrificio de animales que ellos les ofrendaban.
Y se yerra cuando alguien por ejemplo dice que no va a la iglesia, no lee la biblia, no ora, no predica, etc.,
por el hecho de que no siente ganas y hacerlo y lo considera como un sacrificio, y como el Señor no
quiere sacrificios, según él, no hay que hacer nada lo cual representa un esfuerzo para nosotros. ¡Esto es
totalmente antibíblico.
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nos traerá consecuencias negativas. De la misma manera hacer lo que el Señor nos
manda, es nuestra responsabilidad y nuestro deber es ser obedientes pase lo que pase.
Recuerdo en una ocasión que sentí del Señor formar un grupo de evangelismo con
diferentes denominaciones. Fui hablar con varios pastores y me dieron un sí, al plan que
les propuse. Como en ese tiempo, una de las iglesias con las que hablé estaba un poco
ocupada, me dijo que, en tres o cuatro meses más o menos, ellos me hablaban para
avisarme que ya estaban listos para salir a predicar. Como en ese entonces, yo
estudiaba y las tareas eran pesadas, en parte me pareció bien, pues así me iría
preparando para ese día. Paso el tiempo, y recuerdo que, entre más se acercaba la fecha
establecida, ese fuego, ese deseo por llevar a cabo el programa de evangelismo se iba
apagando en mi interior. Cuando se llegó el tiempo acordado ellos fueron muy puntales
y me hablaron diciéndome que ya estaban listos para empezar cuando yo lo dispusiera.
Pero para ese entonces, ya no sentía el mismo deseo de continuar con dicho programa.
Dejé pasar como unas dos semanas más, después de la llamada, y el líder de una de las
iglesias invitadas a evangelizar me llamó nuevamente para preguntarme qué, cuándo
empezaríamos. Todavía recuerdo aquella tarde, terminé de hablar, me recosté en mi
cama pensando en lo que haría. Una gran frialdad recorría todo mi cuerpo y no tenía
ganas de continuar con el evangelismo. Después de pensarlo, por un buen rato me
postré ante mi cama y medité de corazón con el Señor. Con lágrimas en los ojos le
dije: Señor, tú sabes lo que siento y pienso, pero te lo voy a decir con mis propios
labios, ¡la verdad no tengo ganas, ni deseos de continuar con esto! ¡No quiero
evangelizar! Después de decirle esto, me quedé sollozando un poco. Cuando terminé de
hacerlo, una tranquilidad me inundó y sentí como el Señor me dijo por medio de su
Espíritu… “éste es el problema con ustedes, que hacen las cosas, sólo cuando las
sienten hacer. Esto no se trata de emociones se trata de obediencia”. Al instante entendí,
si yo amaba al Señor tenia que ser obediente y no dejarme llevar por mi estado pésimo
emocional. Inmediatamente, trajo a mi mente pasajes bíblicos y me mostró varios
personajes donde tuvieron que actuar en contra de lo que aún ellos sentían, por amor a
su Dios. Entre estos no podía faltar el pasaje del monte del Getsemaní, donde Cristo no
obedeció a sus emociones por amor al Padre y a nosotros (de haberlo hecho, tal vez no
estaría hoy escribiendo esto), sino que aún, en contra de sus deseos fue obediente hasta
la muerte en la Cruz. Le pedí perdón al Señor, por tal conducta y me levanté con nuevas
fuerzas, que adquirí no gracias a mis emociones, sino, gracias al amor que le tengo a mi
Padre Celestial. El amor a Él fue el propulsor que me ayudó a continuar.
Hay dos opciones, nosotros escogemos: (1) Si por amor a nuestro Señor cumplimos
el mandamiento de predicar, cuidar e instruir, un amor genuino por el perdido, vendrá
por consecuencia (y en sentido figurado, este amor será el aceite para que nuestros
motores no se averíen); (2) La segunda opción es ésta: si en verdad deseamos hacer la
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voluntad de nuestro Padre, pero lastimosamente, no poseemos amor por los perdidos y
por ende no sentimos deseos de rescatarlos del infierno, tomemos el consejo de Ken
cuando nos dice: “Si desea ver crecer a su iglesia, pero no tiene pasión por los perdidos,
necesita ponerse sobre sus rodillas hasta que sienta una carga, que le impulse a ir por los
caminos y por los callejones y obligar a las gentes a venir, para que su casa se llene”
(1996,137).
Como ven, al final, el amor sigue siendo el promotor de todo, el amor por el Padre,
te lleva, y te pone al servicio de los demás, posteriormente un gran amor y mucha
pasión por el perdido inunda tu ser, o a través de tus rodillas el Señor vaciará en ti, un
gran amor y una gran pasión por las almas.
Si tú eres alguien a quien el Señor, por amor rescató de las garras del enemigo, si
antes de llegar a Él, tu vida iba directamente al fuego, ten en cuenta que, así como tú
estabas, hoy en día hay muchos viviendo esa agonía. Con mucho respeto, escribo lo que
sigue: dejemos de ser egoístas, dejemos de ver nuestro propio bien, dejemos de buscar
la comodidad y riquezas, las cuales solo nos llevan, a una vida vacía y sin propósito.
Por lo tanto, te insto para que te involucres por amor Al Señor, en su Reino. Te
motivo para que, pongas a disposición de los demás, esos dones y talentos que te dio.
Él te dio esos regalos, no para que te quedaras sólo con ellos, sino, por su gran amor, los
puso a tu disposición para beneficiar a otros. Por lo tanto únete al ejército activo de
Cristo y deja de permanecer a los miles que están en la banca.
“No podemos taparnos los oídos espirituales para no oír el llanto y los suspiros de
miles de millones de almas en la tierra, que no conocen el camino que conduce al hogar
celestial” (Orlando, 2001, 132)
Mi oración al Señor es, que sature de amor este escrito, y a todo aquel que lo
estudie, para que, al leerlo y ejecutarlo no se le vuelva tedioso, sino al contrario, que
disfrute del material y disfrute del privilegio que el Señor nos da, al compartir con
nosotros la oportunidad de convivir, alentar, ayudar y rescatar (con su ayuda), a todas
esa almas oprimidas que vienen a nuestras iglesias, a todas esas almas, que vagan sin
Cristo por esos caminos que conducen a la destrucción
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INTRODUCCION
Las estadísticas señalan que un alto índice de personas circulan por nuestras
iglesias anualmente, y muy pocas de éstas son las que deciden quedarse, perdiendo
totalmente contacto con el resto. Otra situación, a la cual nos enfrentamos es al hecho de
que algunos creyentes desaparecen de la noche a la mañana sin dejar rastro y en muchos
de estos casos, nunca reciben una llamada telefónica o visita a sus hogares para saber
porque dejó de congregarse.
Por otro lado son muy pocos los que no necesitan de alguien que los esté
empujando para hacer lo que ellos de antemano, saben que tienen que hacer y son
muchos los que necesitan de una estructura y de mucha motivación para realizar la tarea
que el Señor les encomendó.
El siguiente escrito presenta cuatro áreas de trabajo bajo los cuales abarca el
seguimiento para los diversos tipos de personas que llegan o están en nuestra iglesia. Y
no sólo eso, sino que, además presenta un plan de discipulado llamado: “El Circulo de
Cristo”, él cual, nos enseña los pasos que nuestro Señor Jesucristo llevó con sus
discípulos. La intención es que todo aquél que llegue a nuestras iglesias camine en el
Círculo de AMOR que Dios con anterioridad ya trazó para él.
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GRUPO DE SEGUIMIENTO
Hay cuatro áreas de trabajo donde todo nacido de nuevo puede ser instrumento
para que el Señor canalice la carga y el amor inmenso que él tiene para la humanidad,
Cuatro fuentes de trabajo por donde el creyente mostrará, el gran amor de la nueva
simiente que hay en Él. Estas áreas son:
1. Recibimiento
Primera impresión. Todo empieza cuando la persona llega por primera vez a la
iglesia. En su mente tal vez se preguntará ¿Cómo serán esos fanáticos religiosos? Y ya
dice el conocido refrán “la primera impresión es la que cuenta”. Por lo tanto es
necesario que, a toda persona que visite la iglesia del Señor, se le dé una cordial
bienvenida llena de amor. El recibimiento puede empezar desde los estacionamientos,
por ejemplo, a las personas que vigilan el estacionamiento, se les entrena para que, en
el momento de que miembros o visitantes lleguen en sus carros, además de dirigirlos
hasta sus respectivos lugares, cordialmente, les abran las puertas de sus coches,
especialmente si son damas o personas de la tercera edad. También en la entrada del
edificio, se puede poner a personas carismáticas, para que, después de un saludo y un
amoroso abrazo, abran las puertas para que, el visitante pueda entrar.
Tarjeta apta para esta labor. La tarjeta con la que se trabaje debe de satisfacer las
necesidades del grupo, por lo tanto las preguntas serán más o menos así:
5 ¿Te gustaría que te visitaran en tu hogar? Si es así, ¿con qué fin? Para orar,
para aprender más sobre la Biblia, (otros).
7 Al final o al dorso de la tarjeta, dejar para que el líder, bajo su propio criterio
escriba algo peculiar sobre el visitante (algo así como un perfil o algo que crea que es
importante, que sepan los demás a la hora de leer la tarjeta). 3
Ahora, alguien puede objetar: “si haces eso sin sentirlo en tu corazón, ¿no es
hipocresía?, o que, ¿esto no es una estrategia para retenerlos? Por lo tanto, donde queda
el Espíritu Santo, ¿no es él quien lo tiene que retener”? A la primera objeción puedo
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Esta lista esta sujeta a modificaciones, según se requiera.
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contestar: “claro que no es hipocresía saludar y charlar con alguien cuando tu intención
principal es obedecer al Señor”. Él, con su misma voz dijo: “y si saludan a sus
hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto, hasta los
gentiles? (Mat. 5:47). Por lo tanto, no es un sentimiento saludar y conversar con los
demás, es un mandamiento. A la segunda objeción digo: “claro que, es el trabajo del
Espíritu retener y salvar las almas, no obstante, es el deber de nosotros como cristianos
recibir a todos con una sonrisa y a través de la charla mostrarles el amor de Cristo,
haciéndoles sentir que son personas que estaban siendo esperadas, y que nos importan”.
No es una estrategia, es la conducta que, todo nacido de nuevo debe de tener con todos,
especialmente con los que no conocen del amor de nuestro Señor, para que así ellos
vean que en verdad el amor de Cristo está con nosotros (Jn. 13:35). Además, y por si
fuera poco, Cristo mismo nos enseña y motiva para que nosotros interactuemos con los
pecadores. Pues como él mismo lo dijo: “No son los sanos lo que ocupan el médico,
sino los enfermos” (Mat. 9:12). No siempre tendremos ganas de juntarnos con los
pecadores, pero no es una opción, es un mandamiento.
Cuando he hablado con personas que por una razón u otra han asistido a una
iglesia cristiana, y me cuentan lo que les gusto más, me doy cuenta que todas estas
personas dicen algo en común. En sus palabras más o menos dicen “me gusta porque
ahí todos son muy atentos y amables y todos te saludan. No es como la iglesia
(tradicional) a la cual voy, donde nadie te toma en cuenta”. Un caso de la vida real fue
una historia que no hace mucho escuché, la cual testifica a favor de lo que estoy
diciendo. Javier (es su verdadero nombre) es un joven que, unos años atrás empezó a
asistir a nuestra iglesia. Hablando con él, me contó la forma como llegó a los pies de
nuestro Señor. Estas fueron más o menos sus palabras:
“A muy corta edad empecé asistir a la iglesia con mi mamá, cuando radicaba en
México, pero nunca le entregué mi vida a Cristo. Cuando emigre a los Estados Unidos
deje de ir por completo a la iglesia por un tiempo. Andando vagando por el mundo,
entré a trabajar a un rancho donde mi jefe, me enteré era cristiano. Se llamaba Daniel
(su nombre verdadero). Daniel me invitaba persistentemente a su iglesia, pero yo nunca
quería ir, pues los placeres del mundo me llamaban mucho más, la atención. Hasta que,
un día pasando unos problemitas, Daniel me invitó, a un concierto que su iglesia iba a
tener. Creo que iba a llegar un tal Rabito. Pues decidí, ir sin saber lo que me esperaba.
Al llegar a la iglesia me recibió Daniel, el cual muy contento por mi asistencia me dio
un amoroso abrazo y me dijo: “me alegra que estés aquí”. Yo me sentí muy bien porque
supe que alguien se preocupaba por mí. A partir de ese momento mi vida ya no fue la
misma y con el tiempo gracias a ese abrazo decidí entregarle mi vida a Cristo”.
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¿Qué increíble testimonio verdad? ¡Un solo abrazo de Daniel fue todo lo que
necesitó para que, se canalizara el gran amor y preocupación que el Señor tenía por
Javier! ¡Era el Señor mismo, directa o indirectamente, quien le estaba diciendo: “yo me
preocupo por ti, bienvenido a mi casa”! Pero hay algo más todavía, Javier me dijo algo
que me llamo la atención y creo que le llamará la atención a usted también, dijo: “antes
ya había asistido a muchas otras congregaciones, pero nunca me saludaban y mucho
menos me daban un abrazo”. ¿Pudo notar lo mismo que yo? El ya había visitado a otras
iglesias, pero en éstas, nunca hubo nadie quien le diera un abrazo. Tal vez, en mi propia
hipótesis, El Padre ya había estado buscando a este muchacho para mostrarle su infinito
amor, pero nadie se había prestado para ser el instrumento por el cual el Señor
canalizaría su gran ternura y preocupación. ¿No te gustaría ser el próximo instrumento
del Señor?
Por todo lo dicho, es menester que, todo el grupo de seguimiento sin excepción,
tenga siempre los ojos en busca de los nuevos visitantes o de los que tienen pocas
semanas de asistencia, pero se aclara que la responsabilidad principal de hacer esto le
pertenece al que este encargado del ministerio de recibimiento. Los demás sólo entrarán
como auxiliares.
d. Citas. Tal vez por el momento no puede volver, pero nos dice que le
gustaría que se le visitara, porque quiere conocer un poco más del evangelio o
desea que oren en su hogar, etc., entonces se resolverá una fecha específica para
que sea visitado. Es aquí donde se activa el ministerio de visitación a los hogares
(en el siguiente punto hablaremos de este ministerio).
¡NOTA! Algo muy importante, en todo esto, hay que tener mucha prudencia,
pues no queremos fastidiar a nadie. Queremos ser de bendición y no lo contrario,
por esto hay que considerar las siguientes recomendaciones:
ese momento se lo pierde. Ya habrá otra ocasión para ofrecérselo y tal vez las
circunstancias para ese tiempo ya lo ablandaron.
Sea prudente con el tiempo. Con esto quiero decir que no abusemos del tiempo
de los demás. Tal vez la persona tenga tiempo para hablar, solo unos minutos y usted
se pase de largo hablando como loro. Si esto sucede, la persona con seguridad,
quedará tan enfadada, que no le contestará a su siguiente llamada y quedará con una
mala impresión del embajador de Cristo.
No discuta con nadie. En muchas de las ocasiones la persona dirá que ella es de
X religión y que no está interesada en ninguna otra. Es aquí donde se debe de tener
mucho cuidado y no empezar una contienda religiosa. Nunca haga contraste entre su
iglesia y la de él, ya sea católico, testigo de Jehová, etc. Usted sabiamente le dirá que
no se trata de religión, sino de establecer una comunión con Dios. Si la persona se
muestra inflexible y cerrada de mente, despídase amablemente haciéndole saber que
el Señor le ama tanto como lo ama a usted.
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Estas iglesias se exhiben como diciendo: vengan a mí, que yo tengo algo mejor que darles. Esto me
recuerda a hace un tiempo atrás cuando andaba en busca del anillo de compromiso para mi novia. Yo
había escuchado por un medio donde anunciaban los diamantes, de muy buena calidad y un muy buen
precio. Cuando quisimos saber más acerca de esta joyería, intentamos buscarla por el Internet, pero como
no teníamos la página web, recuerdo que le dije a mi novia, “ellos dijeron que tenían los mejores
diamantes”, a si que, pongamos como palabras claves “los mejores diamantes”. Cuando hicimos eso para
nuestra sorpresa aparecieron no pocas páginas de joyerías donde afirmaban que ellos solamente tenían los
mejores diamantes. Ahora ¿a cual iríamos si todas decían tener lo mejor? Esto es análogo a unas iglesias
contemporáneas, afirman que solo ellas tienen lo mejor y se jactan de sus predicaciones, estudios, danzas,
lenguas, etc. Se jactan de lo que ofrecen o dan, más que de nuestro Señor Jesucristo. Como hace falta
vivir las palabras de Pablo cuando inspirado por el Espíritu Santo dijo: “Mas el que se gloria, gloríese en
el señor, Porque no es aprobado el que se alaba a si mismo, sino aquel a quien Dios alaba (2 Cor. 10:10).
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a. A los que nos visitan por primera vez. Que bonito seria, para algunos,
visitar una iglesia, y al poco tiempo recibir la visita de un hombre o mujer en
nuestro hogar con la intención de conocernos, enseñarnos, u orar por nuestras
necesidades. Dios nos hizo, para que nos relacionemos unos con otros y no para
que estemos aislados. Además por naturaleza nos gusta ser tomados en cuenta, y
nos sentimos bien cuando alguien toma de su tiempo para hablar con nosotros.
Esta acción la traducimos como: “soy o somos importantes”. Tal vez para muchos
de nosotros, estas palabras, suenan sin sentido, pues estamos tan acostumbrados a
que nos visiten constantemente a nuestros hogares diversas personas, o estamos
tan ocupados con las diferentes actividades que nos agobian, que no tenemos el
tiempo o la necesidad para desear una visita. Es más, muchos desean más tiempo
para estar a solas. Esto sucede especialmente con los que están más activos en la
iglesia y en otras actividades, y estoy seguro que la mayoría que leerá este escrito,
son personas como las que describo. Pero no todos están en nuestros zapatos, no
todos están saturados de cosas por hacer, así que en la mayoría de los casos tienen
mucho tiempo disponible. Por todo esto, ellos se sentirán muy contentos cuando
alguien con previo aviso llegue a su hogar. Ahora, esta visita, solo se efectuará si
señala en la tarjeta, que es lo que él desea, o si al hacer contacto por medio del
teléfono, él mismo la requiere. De ninguna manera ésta será forzada.
Un caso reciente que me pasó, y el cual me inspiró para que añadiera esta sección,
es el siguiente:
“Hace unos días atrás, en el servicio del miércoles por la tarde, al concluir el
estudio me llevé una sorpresa, pues miré a una persona que hacía ya mucho tiempo no
la veía en la iglesia. Ésta, unos días antes de que le perdiera el rastro, había entregado
su vida a Cristo. Todavía recuerdo, estaba muy emocionada. Fue uno de esos casos
donde, no queda duda de que, la confesión la hizo de corazón. El brillo de sus ojos, su
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amplia sonrisa y todo lo que salía de sus labios lo testificaban. Después le perdimos la
pista y no supe nada por alrededor de un año. Yo llegué a pensar que, se había ido a
otra congregación, lo cual, me dio tranquilidad. Pero ahora estaba allí una vez más, la
saludé y con mucho entusiasmo la llené de preguntas: ¿cómo te ha ido? ¿Qué has
hecho? ¿Dónde te congregas? etc. Esta persona, sólo me miró y con una voz
quejumbrosa solo exclamó: “!ay Juan, no sabes por las que he pasado!”. ¡Esos ojos que
vi, la última vez no eran los mismos; esos ojos que anteriormente, brillaban como el Sol
por el gozo del Señor, ahora estaban tristes y oscuros como una noche sin luna; esa
sonrisa que antes llenaba su rostro, ahora estaba opacada! Con lágrimas en los ojos me
contó parte de lo que le había ocurrido. Por ética no puedo contar con detalles lo que le
pasó, lo único que puedo decir, es que, a raíz de su conversión el enemigo, la atacó por
diferentes frentes, a tal grado que no pudo resistir. Por lo que me contó, fue algo muy
fuerte, tanto que, hasta para un creyente maduro no hubiese sido fácil soportar”.
Por todo esto considero que, es necesario visitar a los nuevos creyentes, al menos
hasta que se consoliden. Ellos son literalmente niños espirituales y necesitan a alguien
que los enseñe a caminar. No seamos padres espirituales desnaturalizados. Yo se que,
estamos muy ocupados, pero también se que, nos guste o no, un día daremos cuentas
de este descuido que, como iglesia estamos teniendo (Rom. 14:10-12, 2 Cor. 5:10)
A los que han faltado 2 a 3 veces seguidas. Por otro lado tenemos a personas que ya
son miembros de nuestra iglesia, pero que por x razón ya tienen algunos domingos que
no asisten al servicio. El motivo puede variar, pero mientras no les preguntemos
personalmente, nunca lo sabremos, sólo estaremos especulando, y en muchas ocasiones
criticando la ausencia del hermano, sin saber la verdadera razón o motivo. Puede ser
que tenga un problema familiar, o que, por la situación económica, se vio en la
necesidad de tomar dos o tres trabajos; tal vez solo perdió las ganas de volver; o algo
más dramático, puede que hasta ya haya fallecido y nosotros no nos enteramos. En
última instancia, cualquiera haya sido el motivo o circunstancia por la cual él ya no se
congrega, seria bonito que nosotros sus hermanos le hiciéramos una visita (se le puede
hablar por teléfono pero es mejor verlo cara a cara) para saber cuál es su problema. Con
esta acción estaremos mostrando el amor de Cristo que tenemos y le estamos diciendo a
la vez que nos interesa lo que pasa con su vida. Después de convivir y de darle aliento,
según el problema que tenga, se le motivará para que, vuelva a congregarse,
recalcándole que nos interesa que él retorne, no por el hecho de que, queremos un
miembro más en el templo, sino porque le amamos y nos preocupa su vida. Jesús nos
enseña este principio explícitamente en su parábola de la oveja perdida: “¿no dejará las
noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada? (Mat. 18:12) ¡haa
Señor Jesús, cuánta falta hace tu presencia, en carne en la iglesia actual!
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Visita pastoral. Por motivos especiales también dentro de la visitación estarán las
visitas por parte del pastor, pues como expongo a continuación es imprescindible. Por lo
tanto la visita pastoral se hará:
resolver y los más difíciles se le transferirán al pastor. Será esto un gran descanso para los
pastores que, día a día viven llenos de tareas.
El seguimiento por correspondencia, es otro medio por el cual nos podemos poner en
contacto con las personas, ya sean miembros activos, nuevos creyentes o personas que
nos visitan por primera vez.
a. Tarjeta de agradecimiento. Para las personas que nos acaban de visitar por
primera vez, sería muy adecuado mandarles una tarjeta donde se les agradezca su visita.
También se le puede hacer saber que nos agradó mucho tenerlo en nuestra iglesia y que
nos encantaría volver a verlo.
A la iglesia general:
CUERPO MINISTRANTE
Dentro de este cuerpo están las personas que se requieren para llevar a cabo el
trabajo en las diferentes áreas: coordinador, líderes y asistentes de líderes.
I. Coordinador-supervisor
b. Tomar el lugar vacío, cuando no haya quien lo ocupe. Otra cosa que el
coordinador tendrá que hacer, es ayudar en los lugares que, por falta de personal no este
trabajando.
Programar juntas con los líderes. Se designarán juntas, en fechas específicas para
hablar sobre todo lo que se ha estado haciendo o todo lo que ha estado pasando con el
seguimiento. Es en este momento, cuando todos los líderes llevaran el reporte.
II. Lideres.
1. ¿Cómo se seleccionarán?
a. Por medio directo. La forma primaria para escoger a los líderes principales, es
por medio de la selección directa. Al criterio del pastor, junto con el coordinador (si es
que decidió tomar a alguien más para que lleve esta tarea), seleccionarán a los hombres
o mujeres más propicios para que lleven a cargo estos privilegios. Después de una
entrevista individual a cada uno de los escogidos se decidirá si estas personas, son aptas
para llevar a cabo tal tarea. Recordemos que la base de este grupo estará en estos
hombres o mujeres, por lo tanto es necesario que con ayuda del Señor sean
seleccionados.
b. Por medio indirecto. Ahora, si estas personas, ya sea por otras ocupaciones que
tengan dentro de la congregación o por falta de interés, no desean o no pueden llevar
este ministerio, se tendrá que hacer un llamado a la congregación en general, para que
de ésta salgan los líderes. Tal vez nos llevemos una sorpresa al ver que no pocos, de
aquellos que nunca hacen nada, se levanten en forma valiente, queriendo con todas sus
ganas servir al Señor. Tal vez, sólo están esperando a que se les abran medios por los
cuales ellos puedan servir.
c. Asistencia a las juntas. Otro de los deberes del líder es que tiene que
estar presente (en cuanto le sea posible) en cada reunión que se lleve a cabo. 6
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Esta nomina se encuentra al final
6
La frecuencia de éstas se decidieran según el tiempo y la disposición del grupo, pero es muy importante
que se haga a menudo, un mínimo es una vez al mes
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1. ¿Cómo se escogerán?
a. Deberes del asistente. Su principal deber se da por sobre entendido, pues como
ya se dijo, realizarán el trabajo que su líder les encomiende. Otro deber de estos es,
asistir a las diferentes clases de preparación que se llevaran a cabo y a las diferentes
juntas que se realizaran.
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GRÁFICA
La siguiente gráfica muestra cómo será la estructura de este grupo:
Pastor
coordinador
O líder
Coordinador
Hasta aquí hemos visto ya las diferentes áreas de trabajo y al cuerpo de miembros
que se necesitan, para dar un seguimiento organizado y satisfactorio. Ahora, ¿qué se
hará con aquellas personas que por diferentes medios vengan a nuestras iglesias y
decidan ser parte del cuerpo de Cristo? ¿Se quedarán sentados como un miembro más,
estériles y sin fruto? ¡Claro que no! Nunca debe pasar eso. El Señor a nadie llama para
que se quede sentado como espectador, Él tiene un propósito para cada uno, y no hay
excepciones. Por lo tanto, ya una vez hayan dado ese gran paso hay que prepararlos
como a soldados que se alistan a las filas del ejército del Señor para que sean guerreros
fructíferos en el Reino de nuestro Padre Celestial. No lo pudo decir mejor Carlos
Spurgeon cuando expresó las siguientes palabras:
“Deberíamos contemplar a la Iglesia Cristiana, no como a un hotel de lujo donde los
caballeros cristianos pueden morar cómodamente en sus aposentos, sino como un
cuartel en cuyo interior se apiñan los soldados para ser adiestrados y preparados para
la guerra. Deberíamos mirar a la Iglesia Cristiana, no como a una asociación para la
admiración recíproca el mutuo consuelo, sino, como a un ejército que marcha hacia la
pelea precedido por sus estandarte, para ganar victorias para Cristo, para tomar por
asalto las fortificaciones enemigas y para añadir provincia tras provincia al reino del
Redentor” (1984, 216)
Con esto en mente, a continuación hablaremos de un programa que se ha
denominado el Círculo de Cristo. En éste seguiremos los pasos que nuestro Maestro
realizó cuando en carne estuvo en la tierra: El Llamó, Discipuló y Envió.
El Círculo De Cristo
1. Los llamó. Las Santas Escrituras nos narran de una ocasión en que, Jesús
caminaba por el mar de Galilea. De pronto ve a dos hombres pescadores, a los cuales les
dijo: “vengan, síganme, y al momento lo siguieron” (Marcos 1:17-18). Así mismo
muchas de las personas a las cuales se les dará seguimiento, decidirán aceptar el
llamado de Cristo. Ya arrepentidos y como nuevas criaturas se quedarán y formarán
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partes, muy contentos y felices, del cuerpo de Cristo. Pero, esto no termina aquí, viene
el siguiente paso.
Afirmación Cristiana. Esta es una clase que enseñará lo básico del evangelio. En
ésta aprenderán:
Esta primera parte es, para los que se acaban de convertir (y también para los que
ya tienen mucho tiempo de cristianos pero que aún no han tomado estas enseñanzas), es
la leche de todo bebé, que necesita nutrirse. Las siguientes clases que deben de tomar
posteriormente serán:
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Dicho de autor desconocido
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ciertas reglas; reglas que, ella misma nos impone para que la entendamos con más
claridad y coherencia. Conociendo sus reglas, ayudará a no sacar un texto de contexto.
Hoy en día tristemente depredadores y aun hermanos de buen corazón dicen o enseñan
herejías por pasar por alto o ignorar estas hermosas reglas. No por nada, alguien dijo
que este maravilloso libro (la Biblia) era uno de los libros mas atacados en la tierra,
pues según él, no sólo lo atacaban sus adversarios, con intención de desprestigiarlo, sinó
también, era atacado por muchos que lo amaban al no interpretarlo correctamente.
Homiletica (arte de preparar un mensaje). Hasta aquí hay un orden lógico,
dentro de las tres últimas clases, para alguien que desea enseñar la Palabra. Pues todo
buen predicador estará de acuerdo conmigo, de que antes que cualquiera se pare ante un
grupo de personas para enseñar, tiene que conocer al menos un poco de la Biblia, su
contenido, autoridad, mensajes centrales, etc., y también tiene que estar al tanto de las
reglas de interpretación de la misma. Pues sus enseñanzas, estarán limitadas a su
conocimiento que tenga sobre la Biblia y estará gobernada por la interpretación personal
que éste le de. Por esto a mi juicio personal la homilética debe de ser precedida por
Bibliología y hermenéutica Bíblica.
Historia de la iglesia. Aquí el creyente aprenderá las raíces del cristianismo. Esta
es una hermosa clase que ningún hijo de Dios puede prescindir.
¿Pero qué pasa si no hay maestros capacitados en la iglesia? Este párrafo decidí
añadir, después de una charla que mantuve con un pastor. El me decía que su iglesia
tenía un sistema de discipulado estructurado, pero que, por no tener maestros
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2. Los envió. Ya en el último paso Jesús, una vez que se dio cuenta de que sus
discípulos habían obtenido cierta preparación, los envió a predicar (Mat. 10). Con
él, la cosa no terminó solo en el llamado y la preparación, sino que además los
envío. Así mismo, nuestra obligación no es sólo preparar o discipular a todo aquel
que llegue a la iglesia y le rinda su vida a Cristo, también tenemos que ponerlos a
trabajar en la obra de Dios. Es por esto que el grupo dará seguimiento y una vez
que, el visitante decida quedarse, se le instruirá y ya discipulado entonces se
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motivará para que se haga parte de este grupo y nos ayude con el seguimiento de
los que están por llegar.
La cosa es no quedarse con los brazos cruzados esperando a que algo suceda sin hacer
nada. Cristo viene pronto y dichosos serán todos los que trabajan arduamente en la
viña del Señor.
Un día Pedro llega a la iglesia por primera vez. Tania, que está encargada del
recibimiento, le da una grata sonrisa y con mucha amabilidad le pide que llene una
tarjeta, haciéndole saber que se le mandará una cartita de cortesía. Tania y sus
ayudantes socializan con él, antes o después del servicio y éste se siente muy
confortable por el gran amor y amabilidad de estas personas. Después de esto Tania le
da directamente esta tarjeta a Jenny y a Omar (Jenny está encargada del seguimiento por
correo y Alex de las llamadas telefónicas). Jenny esa misma semana, le envía una tarjeta
agradeciéndole su visita y un folleto evangelistico. Alex por su parte, por vía telefónica,
se pone en contacto con Pedro y después de un amable protocolo le hace una cordial
invitación para que asista de nuevo a nuestra iglesia. Tal vez Pedro desee que le visiten
para que oren por él y su familia, o para que le enseñen mas sobre la Biblia. Entonces,
Omar se pondrá en contacto con Alejandro, quién lleva acabo la visitación a los
hogares. Ya Alejandro sabiendo el día de la cita, va personalmente, o manda a alguien
de sus asistentes a visitar a Pedro. Éste, contento por la grata visita decide seguir
asistiendo a la iglesia y un día es tocado por el Espíritu Santo y le entrega su vida al
Señor. Ya como nuevo miembro y con muchas ganas de servir a su Dios, toma las
diversas clases de discipulado que se están dando. Una vez que las concluye, contento y
muy gozoso se integra al grupo de seguimiento para recibir y servir a los que están por
llegar. Así el círculo de Cristo continúa hasta que el Señor venga.
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MINISTERIO DE SEGUIMIENTO
Nombre:|_______________________________________________________________
Teléfono: Cel: ( ) __________ Casa: ( ) ____________ Trabajo: ( ) _________
Dirección: _____________________________________________________________